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“LA SITUACIÓN DE LA MUJER EN ROMA.

UNA MIRADA DESDE LA


PERSPECTIVA DE GÉNERO”
LOS EJEMPLOS DE LUCRECIA Y POMPEYA
Dra. Sara H. Durán *
Introducción
La situación de la mujer en Roma, es posible abordarla desde diversas ciencias,
aunque sin duda, cualquier estudio o investigación da por cierto el rol que tenía, un rol
que la posiciona en lugar de sumisión o naturalización de las asimetrías de poder
respecto del varón.1
Esto se refleja de la terrible historia respecto del rapto de las sabinas, por parte
de Rómulo, quien muy preocupado por la falta de mujeres en la recién fundada Roma, y
ante la negativa de que padres de pueblos vecinos entregaran a sus hijas, decide invitar
a la celebración de juegos ecuestres a los pueblos vecinos. A esta invitación,
acompañando a sus padres o hermanos, asisten las sabinas quienes -según la leyenda-
son mujeres “doncellas” del pueblo sabino, que fueron secuestradas para casarse con
varones romanos y darles descendencia a fin de hacer crecer a Roma.
Solo con este ejemplo, se permite afirmar desde los inicios de la civilización
romana, la mujer ha sido sometida y relegada a la casa, a las labores domésticas, a lo
privado, a la educación de los hijos hasta cierta edad (cuando se trata de varones) y a
ser el ejemplo para las demás matronas, sin tener en consideración su voluntad.
Para ello, la historia empleó los specula feminarum o ejemplos de mujeres ilustres,
que actúan conforme a los mores maiorum, donde se destaca la castidad, la prudencia,
la vergüenza, la discreción, y muchos de estos llegaron hasta la edad media y, en
algunos aspectos, esos “atributos” de estas mujeres ejemplares, han moldeado
estereotipos de género que sesgan la mirada del ser mujer y están presentes hasta
nuestros días.2

*Doctora en Derecho y Ciencias Sociales por la UdelaR, docente de la Facultad de Derecho (UdelaR) de Derecho
Penal, Historia del Derecho e Introducción al Fenómeno Jurídico, integrante de los Institutos de Derecho Penal y
Criminología y de Historia del Derecho de la Facultad de Derecho (UdelaR)
1RODRIGUEZ, R. (2021)

2 RODRIGUEZ, R. (2018). La violencia contra las mujeres en la Antigua Roma . Madrid: Dykinson L.S.
Por otro lado, nos enseña la Dra. Rodríguez López, tenemos a los anti-modelos,
como las magas, envenenadoras, prostitutas o meretrix, adúlteras, actrices, mesoneras,
borrachas, ambiciosas, oradoras, que se utilizan para reforzar los patrones culturales,
estos antimodelos suponen aniquilar a la persona y trae la deshonra a la familia a la cual
pertenece o al grupo donde actúa.
En ese sentido, en este trabajo se han seleccionado para analizar desde la
perspectiva de género, dos situaciones de mujeres en diferentes períodos históricos que
han sido referencia. La primera es la historia-leyenda de Lucrecia, la mujer violentada
que para salvaguardar el honor de la familia puso fin a su propia vida, no sin antes
reclamar la venganza de su honra.
El otro ejemplo, es el de Pompeya, la esposa de Julio César, a quien -según
cuenta la historia- después de haber sido acusada injustamente, su marido repudia y se
divorcia de ella. Vale recordar que el César, ante la defensa que realizan las mujeres
patricias respecto de la desventurada Pompeya, expresa que “la mujer del César no solo
debe serlo sino también parecerlo”.

El mundo romano desde la perspectiva de género

Antes de dar comienzo al análisis de los ejemplos seleccionados, resulta


ineludible hacer una síntesis de cómo era este mundo romano, aunque lo que hemos
recibido a través de la historia con un fuerte sesgo ha sido relatado por hombres, su
estudio posibilita la reflexión en cuanto a como se percibía el rol de la mujer en esa
sociedad arcaica y patriarcal.
A su vez, el derecho ese gran legado que Roma nos dejó, solo confirma el
estereotipo social respecto de lo femenino, con normas que llegan a nuestros días. Esto

La autora de esta obra respecto de los ejemplos de las mujeres ilustres reflexiona respecto de la historia siempre
contada por hombres y respondiendo a los patrones patriarcales y afirma que “Para ello se crean los specula
feminarum, esto es, ejemplos de mujeres conforme a mores que sirven de espejo a imitar para las demás
conciudadanas que cumplirán con sus deberes femeninos (officia mulieri); pero también se construyen los antimodelos
(magas, envenenadoras, prostitutas, adulteras, actrices, mesoneras, borrachas, ambiciosas, oradoras,…), que se
utilizan para reforzar los patrones culturales. Así, en el mundo romano la población aprende que el antimodelo
determina el aniquilamiento de quien lo prueba y pone en peligro al grupo en el que la persona, en este caso, la mujer,
actúa.”
es un insumo más para acreditar lo que se afirma en este trabajo y que es una realidad
que nos invita a reflexionar sobre ello.
Si bien algo ya se adelantó, cabe agregar que la mujer ocupaba un sitio de
subordinación, como el resto de la familia, al poder del Pater y su vida transitaba entre
las diversas formas de sumisión, ya sea por ejercicio de la pater potestas, la manu
ejercida por el marido o la tutela del tutor mulleris.3
Aunque es cierto que los demás integrantes estaban sometidos a las distintas
manifestaciones del poder del patriarca, también era real que los hermanos de las
mujeres, es decir, los hijos varones del pater lo estaban hasta que se transformaban en
cabeza de su propia familia o antes de ello, se emancipaban.
Al mismo tiempo, los varones una vez alcanzada la pubertad, podían ser titulares
de derechos y obligaciones, participar de la vida política, esto significa, gozar tanto del
estado de libertad como el de ciudadano.
La mujer en cambio no podía ejercer derechos políticos, era -como señala Mañas
Romero- una ciudadana de segunda, pues si bien ya en la época del imperio4 gozaba de
cierta autonomía patrimonial con la posibilidad de elegir al tutor que se le asignara llegado
el caso, igual carecía de la autorictas y tenía vedado tanto el ejercicio de la actividad
política, como -entre otras profesiones- la posibilidad de ejercitar la defensa de terceros
ante los tribunales.
Por otra parte, en cuanto a la familia, recién en esta época cae en desuso el
parentesco agnaticio que era aquél que unía solamente a los varones descendientes de
un mismo tronco5 y que daba origen a las familias, nada se decía en el derecho de la
maternidad en cuanto al derecho de la madre sobres sus hijos o herencia. Recordemos
que Roma desde su origen fue la agrupación de distintas tribus 6

3
(ARGÜELLO, 1998)
4 (MAÑAS, 2019, pág. 40)
En el cap. 3 de su obra, al referirse a las mujeres y el espacio público, Irene Mañas explica que “…en el ámbito político
las mujeres están relegadas a un segundo plano, ya que no poseen derechos como el desempeño de cargos políticos,
la asistencia a las asambleas o la representación de otros ante los tribunales. Por esta razón, están alejadas del
ejercicio autónomo y real del poder, que está restringido a los hombres (las mujeres están excluidas de todos los
oficios civiles y públicos propios de los hombres), como aparece reflejado en el tardío Digesto (50.17.2) (Pavón, 2018),
aunque no por causa de su naturaleza (natura) o falta de juicio (iudicium) (Dig. 5.1.12.2), sino debido a una convención
(mores).”
5 (ARGÜELLO, 1998, pág. 402)
6 (ARGÜELLO, 1998, pág. 36)
A su vez, Rodríguez López, refiere a la presencia de “Patrones culturales que
están tan enraizados en la sociedad que han llegado a normalizarse, por considerarse
“naturales”. Por ello, es importante analizar los variados prismas con los que se nos
presenta la mujer, no sólo en el ámbito jurídico, sino también en la literatura romana”7.
Y se reitera, muchos de esos patrones culturales a los que hace referencia la
autora, se encuentran presentes hasta nuestros días, por eso resulta de vital
trascendencia el abordaje desde la ciencia de la historia del derecho, puesto que nos
puede aportar y ser de gran ayuda al momento de desarticular los modelos
estereotipados de roles.
Sin duda, es mucho más lo que podría escribirse respecto de la situación de la
mujer en el mundo romano, esa imagen o personaje que dejó el imperio respecto de la
mujer confabuladora, capaz de ir más allá de cualquier límite para que su linaje tuviera
el poder, participante de las intrigas o autora de complots con ánimo de protagonismo,
en estos distintos ejemplos que desde la historiografía de la época nos han dejado los
autores, se reafirma la condición que tenía la mujer y el castigo que podía sufrir por
salirse de su rol.

La historia-leyenda de Lucrecia

Antes de ir de lleno al análisis de la situación de Lucrecia, conviene recordar quien


supuestamente fue esta mujer y el porqué de su importancia en la historia política de
Roma, así como desde el punto de vista jurídico.
Lucrecia era una mujer patricia hija del prefecto de Colacia, estaba casada con
Lucio Tarquinio Colatino, de la familia de los Tarquinios, pariente de Sexto Tarquinio, hijo
del último rey etrusco Tarquinio el Soberbio.
Cuenta Tito Livio, gran admirador de Lucrecia, que Lucio y Sexto Tarquinio
estaban en un campamento y se hicieron una apuesta acerca de cual sería la esposa
más virtuosa, entonces se propusieron ir a espiarlas para ver que hacían y resultó que
las esposas de los príncipes mientras creían que sus maridos estaban en la campaña
militar, habían organizado un banquete, todas a excepción de Lucrecia que estaba en su

7 (RODRIGUEZ R. , 2018, pág. 15)


casa tejiendo. Esto enalteció enormemente a Lucrecia, quien ya era conocida por su
castidad y virtud, y a su marido Lucio Colatino.
Al mismo tiempo nació en Sixto un gran deseo por ganarle a Colatino y hacer
perder la virtud a Lucrecia. Entonces, una noche ingresó al dormitorio de ella y la
amenazó diciéndole que si no accedía a sus deseos la mataría y la dejaría desnuda en
su cama junto al cuerpo de un esclavo degollado y diría que al encontrarla realizando tal
acto reclamó el honor familiar y le dio muerte a ambos.
Ante esa amenaza que haría caer en desgracia a toda la familia y sería razón de
deshonra, Lucrecia accede y es violada por Sexto Tarquinio, prefiere sacrificar su virtud
que hacer perder el honor a toda su familia. 8
Así pues, luego de ser víctima de tal violencia, Lucrecia convoca al Consillium o
Iudicium Domesticum (los autores no se ponen de acuerdo en el nombre de esta
institución encargada de juzgar los asuntos en el seno de la familia), hecho éste que
resulta sumamente discutido, puesto que Lucrecia era una mujer y no tenía la capacidad
para realizar la convocatoria, tomando entonces por cierta esta parte del relato, Lucrecia
reclama justicia y luego se suicida con un puñal, no sin antes pronunciar -según Tito
Livio- “…por mi parte, aunque me absuelvo de culpa, no me eximo de castigo; en adelante
ninguna mujer deshonrada tomará a Lucrecia como ejemplo para seguir con vida”
Como resultado de esto, el Consillium falla a favor de su inocencia y tanto el
marido -que estaba asistido por Bruto- como su padre obtienen grandes beneficios
políticos después de este episodio que concluiría con la monarquía y la expulsión del
último rey etrusco.
De la simple lectura de estos acontecimientos, y de otros similares como el de
Virginia quien resulta asesinada por su padre, además de responsabilizarla a ella debido
a su belleza y a la obligación que tenía su progenitor 9, se aprecia como ese modelo
ficticio de mujeres, totalmente adaptado a los mores maiorum, provenían del poder
masculino y resultaban funcionales a sus intereses.

8 VALLEJO, G. (2018). Métodos alternativos de resolución de conflictos en derecho romano. Especial referencia a la
mediación. Madrid: Dykinson S.L, pág. 31-37
9 CONESA, P La palabra concedida. Discursos y actitudes “transgresoras” femeninas en la antigua Roma monárquica

y republicana
El ejemplo de Lucrecia nos invita a reflexionar como estos estereotipos que
permean de manera transversal la realidad y que eran recogidos expresamente por el
derecho, están arraigados tan profundamente en la conciencia colectiva.
La violencia contra la mujer ya sea sexual o femicida, estaba justificada y en
ocasiones permitida por las propias disposiciones jurídicas.
Prueba de ello, es la redacción del art. 266 y siguientes de nuestro Código Penal,
delito de rapto, que, más allá de estar ubicado dentro de los delitos que vulneran las
buenas costumbres y el orden de la familia, y, si bien ha caído en desuso desde hace
más de un siglo, de todos modos, aún está vigente y menciona aspectos como la
honestidad de la víctima como requisito típico para la existencia del delito y como
atenuante del delito la deshonestidad de aquella.
Y se reitera, que, si bien felizmente no se aplican desde ya mucho tiempo, están
allí como testigos de estos ejemplos, de estereotipos de la mujer a punto tal de verse la
disputa académica acerca de la posibilidad de ser víctima de violación cuando la mujer
ejerce la prostitución o la posibilidad por parte del marido de exigir el débito conyugal.
Todas estas discusiones que se dieron en el siglo XX dentro de nuestra querida casa de
estudios.

Pompeya: la esposa caída en desgracia

Sin ánimo de extender el relato, solo vale recordar quién era Pompeya, esta mujer
casada con Julio César y que en su mansión ofrece el banquete a la Bona dea o buena
diosa, celebración a la que solo podían acceder las mujeres incluyendo a las vírgenes
vestales. Un político que podía causar gran daño al César, Publio Clodio Pulcro, con
intenciones de violar a Pompeya, asistió a la celebración disfrazado de mujer. Cuando
se lo descubre se inicia un juicio en el foro del que es absuelto, aunque queda
demostrado que no había conseguido sus fines.
Igualmente, Julio César repudia a Pompeya y ante la defensa de las matronas
patricias por la injusticia del acto jurídico, se dice -según el relato de Plutarco- que él
pronuncia esa frase “La mujer del César debe estar por encima de toda sospecha” y que
llegara hasta nuestros días como “no solo hay que serlo sino también parecerlo” o la
mujer del César “no solo debe ser honesta sino parecer honesta”10.
Siendo, así las cosas, la situación de esta mujer fue un instrumento para
convertirse en un contra ejemplo al resto de ellas. Y a su vez, al igual que Lucrecia se
entremezclan las conveniencias políticas y luchas de poder de los personajes masculinos
que no dudaban en utilizarlas para sus fines.
El hecho de ser culpable sin serlo, o de ser condenada debido a una situación
inexistente, el temor de Lucrecia que la lleva a la muerte, estos ejemplos reflejan la
violencia psicológica y emocional que trae consigo la negación del ser mujer, la sumisión
a la voluntad del varón, las asimetrías de poder existentes, en una frase, las
consecuencias de la violencia basada en género que se manifiesta en sus ejemplos y la
violencia reproducida por el derecho.
Resulta ineludible la mención a otra mujer que pasó a la historia como mujer
desafiante y también ejemplo negativo, y es lo acontecido con Hortensia y la Lex Opia11
en épocas de Augusto quien pretendió continuar con la prohibición para las mujeres de
bienes suntuosas o joyas, Hortensia esa gran oradora logró movilizar a las matronas
contra esta ley injusta hasta lograr su abrogación. Esta revuelta femenina, en el SII AC,
llevó al endurecimiento de las disposiciones augustas posteriores, en su intento de
moralizar a la sociedad, en especial, someter a las mujeres que se estaban saliendo del
control.
Para finalizar a modo de conclusión, las mujeres hemos sido sometidas desde la
antigüedad al poder patriarcal del varón dentro del seno de la familia y fuera de ella, el
modelo de mujer virtuosa funcional a los intereses masculinos ha contribuido durante
miles de años a crear una ficción respecto de como debe ser el comportamiento femenino
y ha naturalizado la violencia basada en género.
Estos patrones culturales han moldeado los estereotipos de género tanto para
mujeres como para hombres.

10
CONESA, P. ARENAL, 27:2; julio-diciembre 2020, 437-462
11
Alejandra Sentís Vicent Movimientos reivindicativos de las mujeres en Roma durante el s. II a.C.: el caso de la
derogación de la Ley Opia. Journal of Feminist, Gender and Women Studies 8:13-20, Marzo/March 2020
A lo largo de la historia, vale reiterar, historia que ha sido contada por hombres de
manera sesgada, se han reafirmado estos patrones culturales que reproducen estas
formas de violencia. Eso es lo que se recoge especialmente de los ejemplos
seleccionados para ilustrar algo que hoy día felizmente está comenzando a ver un
cambio en el paradigma de su tratamiento y lo que es necesario, de su abordaje integral.
Será recién en 1979, con la CEDAW, que el derecho internacional público
comienza a recoger los reclamos de las mujeres en cuanto al rol asignado por los varones
en la sociedad y a las violencias que ello supone. Después vendrá la Convención de
Belem do Pará en el sistema interamericano, y así seguiremos en nuestra región hasta
conseguir las leyes integrales que persiguen erradicar todas las formas de discriminación
y de violencia basadas en el género.
Todavía queda mucho camino para recorrer, pero, si nos detenemos a observar
todo el camino recorrido podemos vislumbrar que cada vez damos pasos agigantados
hacia esa sociedad ideal de igualdad y libre de violencia por el solo hecho de haber
nacido mujer.
Y para finalizar vale citar una frase de la Prof.Eva Cantarella que resume la situación de
la mujer romana al decir lo siguiente: “Mientras que su incapacidad jurídica se justificó
en la imbecilita, la infirmitas sexus, la levitas animi, la iuris ignorantia, o la fragilitas, las
romanas se afanaron en conservar un mundo de hombres, llegando a veces al heroísmo
más desgarrador”12.

12 https://polemos.pe/la-condicion-juridica-de-la-mujer-en-el-derecho-romano-clasico
ALTIERI, A (2003). Introducción al estudio del pensamiento romano. México: Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla
ARGÜELLO, L. (1998). Manual de Derecho Romano. Buenos Aires: Astrea.
BRAVO BOSCH, M. J. (2017). Mujeres y símbolos en la Roma republicana. Análisis
jurídico-histórico de Lucrecia y Cornelia. Madrid: Dykinson S.L
CARDINAUX, A. K. (2016). Investigar en Derecho . Buenos Aires: EUDEBA CONESA.
CONESA, P (2016). en Realidad en tiempos de Augusto. Realidad social e imposición
legal. Valencia:Tirant Humanidades
CONESA, P (2018). Lucrecia y Virginia como prototipos virtuosos de feminidad en la
antigua Roma: estereotipos para una educación Diferenciada Romanitas – Revista de
Estudos Grecolatinos, n. 11, p. 64-91, 2018. ISSN: 2318-9304.
CONESA, P. (2020). La palabra concedida. Discursos y actitudes “transgresoras”
femeninas en la antigua Roma monárquica y republicana. Granada: Universidad de
Granada
LIVIO, T. (1997) Historia de Roma desde su fundación, libro I, cap. 56-60.Trad. VILLAR,
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MAÑAS, I. (2019). Las mujeres y las relaciones de Género en la antigua Roma. Madrid:
Síntesis.
RODRIGUEZ, R. (2018). La violencia contra las mujeres en la Antigua Roma . Madrid:
Dykinson L.S.
RODRIGUEZ, R. (2021). Hilvanando "atributos" femeninos en la antigua Roma. La
Coruña: Universidad de la Coruña
SENTIS, A. (2020). Movimientos reivindicativos de las mujeres en Roma durante el s. II
a .C.: el caso de la derogación de la Ley Opia. Journal of Feminist, Gender and Women
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TRAVERSONI, A. (1965). Historia de Roma. Montevideo: Kapelusz.
VALLEJO, G. (2018). Métodos alternativos de resolución de conflictos en derecho
romano. Especial referencia a la mediación. Madrid: Dykinson S.L.

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