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TEMA 1: QUÉ ES LA HISTORIA DE GÉNERO.

La historia de género descansa sobre la simple idea que lo que significa ser definido como hombre o
mujer tiene su propia historia. Las historiadoras del género están interesadas en los cambios que
tienen lugar en el tiempo y en las variaciones que experimenta una única sociedad en un periodo
concreto del pasado con relación a las diferencias percibidas entre hombres y mujeres, la
construcción de sus relaciones, y la naturaleza de esas relaciones. Así como el impacto del género
en una variedad de acontecimientos y procesos históricos.
En este tema hemos de preguntarnos qué circunstancias históricas tuvieron que darse para que las
investigadoras comenzaran a pensar que el género tenía una historia o historias, y que era una
cuestión relevante para la historia. Esto lo trataremos en el siguiente apartado.
3.1. EVOLUCIÓN DE CÓMO SE FUE DESARROLLANDO LA HISTORIA DE LAS MUJERES.
El comienzo de la historia de género comenzó como repuesta a la investigación y debates que se
estaban dando sobre la historia de las mujeres.
En Europa y América Latina, en torno a los años 50 y 60 del siglo XX comenzó a evidenciarse la
ausencia de las mujeres en los libros, no obstante, en otros lugares como España que estaba bajo
dictadura franquista esto llegó más tarde. Una fecha importante es mayo del 68, cuando se dieron
las revoluciones en las que luchaban por los derechos civiles, momento en el que surge un
movimiento en Europa y América Latina, la profesionalización de una corriente historiográfica
llamada la historia de las mujeres, que comenzó a meterse así en la escritura de la “Historia
general” donde había más historia política y social y apenas se hablaba de las relaciones entre los
sexos.
Los antecedentes de escritura de la historia de las mujeres serían aquellas
mujeres que escribieron textos literarios, biografías, filosofas, matemáticas lo
que demuestra de que la mujer expresó su deseo de hablar en prácticamente
todos los ámbitos. Por tanto, las mujeres han escrito y escribieron historia,
pero se les consideró raramente como historiadoras o profesionales de la
historia, tan solo se quedó inscrito que podían escribir biografías o libros de
viajes como la obra de “Cartas desde Cuba” de Fredika Bremer donde se hace
una comparación de la esclavitud en Nueva Orleans con la Habana frente a
Alejandro Humbolt como gran referente de la descripción de la naturaleza
desde el punto de vista científico. Fredika Bremer

También escribían cosas costumbristas y periódicos escritos por y para


mujeres, habiendo prensa que estaba escrita por hombres en los que existían artículos para
mujeres firmados por estas con pseudónimos. En dichos artículos se hablaba de como debían ser
las relaciones entre ambos sexos, estableciendo como un hombre debía tratar a una mujer
(diferente en función del país en el que te encuentras). La razón por las que no se les consideró
como historiadoras fue que los historiadores tendían por ver la historia como aquello relacionado
casi únicamente con el ejercicio y la transmisión del poder en los ámbitos de la política y la
economía, espacios en los que los actores eran hombres. Además, se veían alejadas de la escritura
de la historia en un doble sentido: no escribirla y no verse reflejadas en ella, pues la mayor parte de

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la vida de las mujeres comunes fue ignorada, excepto por el trabajo de unas pocas predecesoras de
la historia contemporánea de las mujeres de la primera mitad del siglo XX cómo Alice Clark y Eileen
Power en Gran Bretaña o Mary Bear en Estados Unidos.
El momento fundacional en el que
comienza a escribirse la historia de la
mujer fue a raíz del movimiento
feminista de los años 60, pero no fue a
nivel mundial, ya que este movimiento
nació en fechas diferentes en función del
lugar, no obstante, podemos usar esta
fecha como corpus teórico que busca la
igualdad entre hombres y mujeres. En
estos años las mujeres de la calle comenzaron a demandar la historia de las de su sexo, empezando
a hacerse preguntas como el por qué no podían votar o su madre no podía sacarse el pasaporte, el
por qué el primer apellido del bebé tenía que ser el del padre, etc… De esta manera, estas mujeres
y hombres se cuestionaron por qué eran ciudadanas de segunda, pues no había nada que justificará
eso. De ahí, que se empiece a investigar en los archivos y a escribir y contar el 50% de la población,
es decir, comenzó a hacerse esa historia de la mujer, pero los inicios son muy vagos, el objetivo era
indicar la presencia y el reconocimiento de su existencia, ese era el objetivo político.
En los años 70 y 80 surge la llamada historiografía feminista un corpus teórico con bases filosóficas,
metodológicas que está siendo impulsada por la experiencia política del feminismo de los años
60,70 y 80. Por tanto, la historia de las mujeres como campo de investigación diferenciado sería
resultado de lo que ha sido llamado como “feminismo de la segunda ola”, para distinguirlo del
feminismo del siglo XIX y XX que básicamente reclamaba el voto para las mujeres y reivindicaciones
sobre la igualdad. Destacamos a Rosa Capel, investigadora que hizo un estudio sobre la educación
en los siglos XIX y XX en España para demostrar que las mujeres no habían podido acceder a la
formación. Una historiografía que el mundo académico rechazaba, debido a que consideraban que
eso no era historia.
Las primeras aproximaciones de las mujeres en la historia son imágenes prefijadas, se fijó el interés
en unos textos históricos que van a tener gran aceptación entre los o las investigadoras, los textos
misóginos o morales como las cartas pastorales (documento que escribe el obispo o arzobispo de
una diócesis para reconducir y normativizar los comportamientos de sus fieles) , donde queda
reflejado que la visión que se tenía de las mujeres era bastante mala, por ejemplo se decía que las
mujeres negras atraían a los hombres blancos y estas eran las culpables de que no se casaran . La
Biblia, Genesis o el Coram son textos misóginos, así como las obras de autores como Rousseau que
escribían textos que odiaban y despreciaban a las mujeres, esa fue la primera fuente. La segunda
eran los documentos que idealizaban a las mujeres como Isabel la Católica, Juana de Arco o las
mujeres santas que hacía que se vieran como mujeres excepcionales, lo que creó un problema para
los propios investigadores porque algunos no se preguntaban por qué existía esa visión en los
documentos y se creían todo lo que ponía en ellos, lo cual aumentó el problema ya que se tenía una
visión errónea de cuál fue el papel mujeres.

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El según nivel de aproximaciones fue una tendencia universalista que conocemos como “Historia
de la larga duración” insertándose a las mujeres en los distintos capítulos de la historia donde se
habla de reproducción, familia, trabajo o revueltas, pero matizado con una frase: “las mujeres
participaron en las revoluciones, pero menos” ¿Por qué menos? Es interesante saber esto, porque
tenían muchas otras funciones, de hecho, muchas fueron soldados y participaron en números
espionajes o realizaban los alimentos de estos hombres, pero se debe preguntar el por qué
participaron de esa manera.
Una de las tendencias historiográficas más autocriticas es esta historia de las mujeres del género y
del feminismo. Los problemas que empezaron a surgir en relación con esta historia de las mujeres
son:
1. Se dejó entrar a algunas mujeres, pero era necesaria una revisión para preguntarse cómo se
les había dejado entrar y ver de verdad si se habían analizado bien esas fuentes e
interpretado bien el papel de las mujeres.
2. Faltaba mucho para que se arraigase y se entendiese de que el cambio historiográfico debía
ser radical, es cierto que se habían convertido en un objeto de estudio, pero no era
suficiente. Nota curiosa, no se ha hecho la historia de los hombres, sino que se ha hecho en
los últimos años, antes se había contado la historia de lo político, económico y del
campesinado, pero esto último siempre en números y no su historia como seres humanos.
3. La conclusión a la que se llegó es que no apareció el catalizador que permitiera
reemprender la reescritura de la historia que contemplara hacer una buena historia. Hubo
un catalizador que fue una antropóloga que dijo que “la historia de las mujeres es básica
para lograr la emancipación de la mujer”.
En cuanto a cuáles fueron las primeras corrientes historiográficas que empiezan a acoger mejor esa
reinserción del 50% de la población debemos hablar de la Historia Social, ya que al estudiarse en
ellas las relaciones se entendió bien que las relaciones entre hombres y mujeres son relaciones
sociales, comenzando así a estudiarlas en el ámbito de la reproducción, los ámbitos femeninos
como las maternidades, el crecimiento o decrecimiento de la población, etc… También apareció un
nuevo sujeto que era la mujer en singular y nuevos temas que estudiar en esta corriente, como el
trabajo de la mujer, los espacios públicos, el poder doméstico, estudios sobre prácticas culturales
femeninas, etc… Sin embargo, esto dio lugar al descubrimiento de que había espacios femeninos
llamados como espacios de la cultura femenina para compensar esa ausencia de las mujeres en la
historia, espacios de reproducción, de socialización femenina, … los cuales comenzaron a
extenderse por todas partes.
Tras esto, se dio otra cuestión importante, que las mujeres no eran iguales entre ellas, de ahí que se
llegó a un momento de agotamiento historiográfico (una campesina no podía ser igual que una
noble, ni una mujer blanca igual que una negra), por ello se utilizó el termino de LAS mujeres y no
LA mujer.
Este asunto derivó al tema de las diferencias sexuales que había en la historia, construyéndose
discursos de género que regían los comportamientos entre ambos sexos y que explicaban cosas
como porqué las jefaturas del estado eran espacios masculinos. Sin embargo, la historiografía en los
años 80 y 90 carecía de instrumentos y herramientas para pensar en las diferencias sexuales,

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primero se tenían que eliminar los estereotipos de que todas las mujeres eran iguales para producir
un saber y conocimiento que mostrase el proceso histórico por el que se habían construido las
identidades y modos de vida de las mujeres y los hombres. La propuesta de las historiadoras era
investigar y mostrar la historicidad de las diferencias entre los sexos y ver los cambios del conflicto
y del cambio en esas relaciones.
Evidentemente, las relaciones de ambos a lo largo de la Historia han sido jerárquicas, porque las
relaciones entre ambos son relaciones sociales de poder. La Historia nos ha demostrado mediante
archivos, testimonios, trabajos de otros historiadores… y la experiencia del tiempo presente y
recurridas fuentes que la historiografía tradicional no ha mirado, los testimonios de mujeres (Cartas
a hombres)) que entre ambos sexos se da una relación de poder jerárquica desigualada. El objetivo
del género es llegar a sociedades en las que el género desaparezca y deconstruir ese género, ya que
los seres humanos debido a su sexo no deben de tener una relación desigual.
En los últimos 60 años se ha avanzado muchísimo en el camino hacia la igualdad, se ha avanzado
más que en 500 años. Hay que producir, pensar, crear un pensamiento crítico… un pensamiento de
los procesos históricos para ver cómo se han ido construyendo las relaciones, los modos de vida
entre los sexos y las respuestas a porqué se han construido de esa manera. Por lo tanto, la
propuesta de la historia es:

 Que las diferencias sexuales son historiables. Estas se pueden estudiar porque cambian en
su forma de organizar las relaciones entre los sexos a lo largo del tiempo.

 Ver los caminos del cambio en cómo se construyen esas diferencias sexuales en las
relaciones sociales. Tenemos que ver cuando surgen esas polémicas de los sexos, la política
de lo sexual, la cual se da siempre que hay revoluciones, cambios ideológicos, cambios en
las formas del estado, el acceso a los derechos políticos.
Preguntas de la profe:
o ¿Por qué Efialtes traicionó a Leónidas? La respuesta está en el género masculino y en el
mundo de los afectos.
Evolución de la historia de las mujeres en diferentes países (aparece solo en el manual)
Mientras que el movimiento de las mujeres generalmente despertó el interés por la historia de las
mujeres, los caminos tomados por las investigadoras feministas variaron en función del contexto
nacional en el que trabajaban.
En el caso Estados Unidos esta historia se desarrolló relativamente deprisa, pues las investigadoras
comenzaron a ganar apoyo institucional en algunas universidades hacia la década de 1970. Por otro
lado, en Gran Bretaña el apoyo institucional llegó más tarde, y las historiadoras inspiradas por el
feminismo comenzaron a escribir historia de las mujeres al margen de las universidades. Aun así,
tuvo un desarrollo más rápido que en Francia y Alemania, donde la aceptación de esta historia
sufrió un proceso más lento por parte de los hombres historiadores dentro de la profesión.
A pesar de que las investigadoras feministas socialistas en Gran Bretaña intentaran ampliar la teoría
marxista con el fin de incluir el tema de las mujeres y de la diferencia sexual, fue en Estados Unidos
donde el termino de “género” se volvió imprescindible para comprender la vida de las mujeres en

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el pasado. Y fue a raíz de aquí cuando las mujeres comenzaron a cuestionarse la expresión de
“cultura de las mujeres” o la existencia de un mundo femenino separado y trataron de tomar en
consideración cuestiones como la raza, la clase y la etnicidad.
3.2. EL ESTUDIO SOBRE LA HISTORIA DE GÉNERO.
Desde todas las premisas anteriores se propone una investigación desde el género. ¿Qué teoría y
categoría analíticas se utiliza para estudiar las relaciones entre los sexos como una relación social?
Fueron las mujeres cuya lengua matriz era el inglés quienes en los años 60 del siglo XX encontraron
en el diccionario ingles que la acepción de “género” mostraba una diferencia entre los sexos, sin
embargo, cuando ese término empieza a expandirse a otras lenguas crea conflictos. En la
actualidad, la definición aceptada y extendida de género alude a las relaciones entre hombres y
mujeres.
¿Por qué se propone el género? Primero se propone como categoría de análisis que trata las
relaciones entre los sexos como relaciones sociales, ya que tenemos un concepto que sirve para
nombrar y tratar dichas relaciones y como pensar en esa diferencia sexual. Segundo, ¿por qué
genero? Porque proyecta la investigación hacia la explicación y contextualización de cómo se
construye los significados de la diferencia sexual (ej.: qué significa en China tener un hijo o una
hija). De este modo, se descubre ese concepto y hay que dotarle de contenido. Este contenido es
que es una forma de referirse a la relación social entre las relaciones de ambos sexos.
La intervención en clave teórica de Joan W. Scott con su obra American
Historical Review de 1980 es la que tuvo un mayor impacto en el desarrollo de
la investigación académica de la historia de género. Según esta mujer, para
responder preguntas relativas a cómo actúa el género en las relaciones sociales
y como influye en el conocimiento histórico, era necesario conceptualizar el
género con el mayor rigor teórico. De ahí que no pusieran énfasis en la
recuperación de las actividades de las mujeres en el pasado, sino en definir el
género como: el conjunto de significados atribuidos a las diferencias percibidas
entre ambos sexos. También insistió en que el significado es construido y
comunicado a través del lenguaje o el discurso, lo que implica inevitablemente
diferenciaciones o contrastes.
En cualquier caso, el impacto del desafío inicial planteado por Scott y el giro hacia la historia de
género sería más profundo en el mundo angloparlante que en otros lugares. Esto no significa que
las historias del género se hayan escrito únicamente con relación a Estados Unidos, Gran Bretaña o
Irlanda, sino que es más probable que las historias de género en Asia, América Latina o la Europa
del este, por ejemplo, sean escritas por historiadoras que trabajan en países de lengua inglesa (lo
que incluye Australia y Nueva Zelanda).
Características de la historia de género
No se trata de saber lo que hicieron las mujeres o atribuirles poderes olvidados, sino que hay que
entender cómo se construye una cultura femenina en el interior de un sistema de relaciones
desigualitarias. Además, de cómo se enmascaran los fallos y se reactivan esos conflictos en un

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contexto espacio temporal determinado, buscando el mecanismo de poder de dichos conflictos (el
mecanismo que utilizaban muchos hombres es que la tradición o cultura establecía eso).
Otro aspecto importante es el analizar como aparecen y evolucionan esos roles de género, sin
olvidar de que en esa modificación de los roles sexuales existe la interseccionalidad (los hombres y
mujeres están atravesados por opresiones sobrepuestas que se retroalimentan así mismo).
¿Cómo se podría analizar en la historia la diferencia de los sexos? Primero historiando esa
diferencia de los sexos y sus relaciones. En segundo lugar, ver los caminos del cambio. En tercer
lugar, hacer una historia dinámica y ver cómo van cambiando a lo largo del tiempo. En cuarto lugar,
analizar las palabras de las propias mujeres, escucharlas, y también escuchar a los hombres. Y, en
quinto lugar, no trabajar temas específicos de las mujeres.
Las consecuencias para la investigación: las relaciones entre los sexos deben ser tratadas como
relaciones sociales y su estudio es el mismo tipo de estudio que otras relaciones sociales igualitarias
o desigualitarias, un ejemplo sería la relación entre un obrero y el dueño de una fábrica.
Las propuestas finales son reconstruir una historia de cualquier espacio tiempo, ya sea una historia
de los procesos de independencia, utilizando como categoría la diferencia sexual porque eso
enriquece y profundiza más en la calidad y conocimiento de la historia. Una segunda propuesta es
que se vaya conformando una historia relacional que implique ambos sexos. De esta forma la
tercera propuesta es que se priorice la relaciones entre los sexos en el mismo contexto espacio
temporal. ¿Como se estableció esa diferencia? ¿Cuál fue su significado? Esas son las preguntas que
debemos hacernos. Por ejemplo, ¿Como se estableció la diferencia en el hecho de que los hombres
podían votar y las mujeres no? Esto tiene un significado político, pues los hombres son los que
deciden quienes les gobiernan e integran los partidos políticos y redactan las constituciones
mientras que las mujeres no.
Objetivos de la historia de género
 Entender que el género busca designar esas relaciones sociales entre los hombres y las
mujeres que definen lo que fueron, son y pensaron el uno del otro. La forma para llegar a
comprender el significado de ambos sexos es visualizarlos (en qué espacios se pueden
observar), ver como se relacionan y a raíz de ahí interpretar el significado de esas relaciones.
 Descubrir el alcance de donde llegan esos roles y el simbolismo sexual en las distintas
sociedades para mantener el orden social o bien para promover el cambio, por ejemplo, el
pensamiento ilustrado una renovación de la desigualdad en principios laicos. Un verdadero
cambio se da con la construcción de las constituciones como la de 1978.
Las ventajas es que nos hace ver que no hay un mundo de las mujeres ni de los hombres, pues la
historia no se puede interpretar así, por lo que hay que intentar rechazar las esferas separadas
(mundo público y privado). La segunda ventaja es que se rechazan las explicaciones biologicistas
para explicar la subordinación de las mujeres, y el por qué por ejemplo deben ir los hombres a la
guerra.
El primer instrumento que debe utilizar una historiadora son los símbolos, los mitos culturalmente
disponibles que nos dan una representación de la fundación del mundo, cada sociedad tiene uno o
varios. En nuestro caso, al tener una tradición judío- cristiana encontramos el Génesis (la Biblia)

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3.3. DISTICIÓN ENTRE SEXO Y GÉNERO.
También hay que diferenciar las construcciones sociales de la biología, lo de que el hombre por
naturaleza es más fuerte y está destinado a salvar la patria, por ejemplo. Hay que diferenciar lo que
es sexo y género, pues a partir del determinismo bilógico se han construido esas relaciones. Es
decir, género no alude a mujeres sino a las relaciones entre mujeres y hombres.
Las características humanas estaban adquiridas en función del sexo que se le había asignado de ahí
su rol, pero el género no debe ser una derivación biológica, la única diferencia debe ser que los
hombres no pueden parir. El discurso hegemónico de género en España actualmente es el discurso
de la igualdad, habiendo en la constitución una ley de igualdad. No obstante, la mujer como ángel
del hogar (espacio privado) y el hombre el dueño del espacio público fueron los discursos
hegemónicos de antes.
Las investigadoras feministas detectaron un buen número de problemas con la distinción
sexo/género. Uno de esos problemas es que el sexo y el género son frecuentemente utilizados de
manera intercambiable en el discurso popular, habiéndose convertido el género en el sinónimo
políticamente de sexo. Por otra parte, a menudo el género también se ha interpretado como si los
“hombres” no fueran seres conformados por el género. Sin embargo, otros problemas más serios
con esta distinción están detrás de este tipo de confusión.
A medida que los científicos comenzaron a interesarse por la diferencia “real” entre las mujeres y
los hombres; la genitalidad, hormonas y cromosomas se entendieron como el fundamento de la
diferencia sexual a pesar de las múltiples variaciones existentes dentro de la categoría “mujer” y
dentro de la categoría “hombre”, y de la existencia de seres humanos cuya fisiología y anatomía no
concordaban exactamente con ninguna de las dos categorías.
No fue hasta el siglo XVIII cuando la visión de la mujer y el hombre como sexos opuestos comenzó
a dominar la forma en cómo se entendía el sexo. La cuestión de por qué hubo ese cambio en dicho
siglo todavía está abierta. Se sugiere que, como consecuencia de la Ilustración, la religión y la
metafísica fueron desplazadas por la ciencia como fundamento de la verdad. La agitación de la
Revolución Francesa también pudo ser una razón, ya que el cuerpo biológico comenzó a percibirse
como el origen último de las diferencias en cuanto a las capacidades sociales y políticas de hombres
y mujeres. Otro factor que contribuyó fue la expansión imperial europea, con el consiguiente
descubrimiento de aún mas variedades de plantas, animales y, sobre todo, de otros grupos
humanos.
No obstante, hemos de decir que los análisis históricos muestran que la revolución francesa tuvo
vital importancia para mostrar el simbolismo de los cuerpos como lugares con un significado
político. De hecho. el estudio de Dorinda Outram defiende que la representación de la masculinidad
heroica derivada del estoicismo griego clásica sirvió para validar la participación política de los
hombres, mientras se denigraba y excluía a las mujeres de la política.
Una cuestión que debemos mencionar es que la historia del cuerpo como un campo de estudio,
comparte intereses con las historias de la sexualidad y ambas están a menudo inextricablemente
conectadas. Pero, la sexualidad no tiene por qué ser necesariamente el centro de interés de las
historias del cuerpo. Éstas suelen interesarse por cómo se representan los cuerpos y por su

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utilización como símbolos, como son conformados a través de diversas prácticas sociales
organizadas y como se convierten en un objeto de la movilización política.
La conclusión de este apartado es que el sexo biológico tiene su propia historia y no se encuentra
en ningún caso al margen de la cultura. Además, los cuerpos determinados por el género tanto de
hombres como de mujeres, así como sus actividades sexuales, han sido utilizados como símbolos
políticos o símbolos al servicio de la nación.
3.4. HISTORIA DE LA HOMOSEXUALIDAD Y LA PROSTITUCIÓN. (Lo incluyo porque aparece en el
capítulo 2, aunque no haya hablado de esto en clase)
Los historiadores entienden ahora que homosexual es una categoría contemporánea, que en
ningún caso existió antes del siglo XIX. La actividad erótica con personas del mismo sexo sin duda
existió en todas las culturas, pero quienes practicaban no eran en ningún caso vistos como
homosexuales. La investigación histórica acerca de la actividad de personas del mismo sexo se trata
de clarificar la historicidad de la sexualidad y como era regulada.
Las relaciones sexuales no eran conceptualizadas en la Antigüedad como un acto mutuo. Además,
los compañeros sexuales no se identificaban como masculinos o femeninos, sino como dominantes
o sumisos, penetradores y penetrados; o, activos o pasivos.
En la Europa medieval y moderna, el comportamiento erótico orientado hacia personas del mismo
sexo era conocido como sodomía. En la Edad Media, la sodomía se asociaba a la herejía religiosa y
quienes eran acusados de esta resultaban normalmente ejecutados. Más tarde, durante las
reformas protestantes y católicas del siglo XVII, las autoridades trataron de restringir la sodomía,
pero al mismo tiempo, en Zurich y Lucerna existían culturas en las que la actividad sexual entre
hombres era común. En el caso de España e Italia, debemos recordar que la Iglesia católica a través
de la Inquisición, castigaba con dureza a quienes consideraba sexualmente inmorales.
En las primeras décadas del siglo XVIII, sin embargo,
las prácticas sexuales masculinas comenzaron a
percibirse como exclusivamente heterosexuales o,
por el contrario, de sodomía. Londres se entendía
como una ciudad habitada por hombres, mujeres y
“sodomitas”, estos últimos equivalían a un “tercer
género”. Además, en este siglo se creó una
subcultura de hombres homosexuales, encontrando
en Londres lugares denominados como “molly
house” donde estos practicaban sexo. De forma simultánea a esa transformación de la
normatividad sexual, se produjo un incremento de la prostitución. Las prostitutas ya no solo servían
como objetos sexuales comercializables, sino como recursos para garantizar su reputación
heterosexual. Cabe decir, que los sodomitas varones y las prostitutas eran denigrados por igual.
En los años noventa del siglo XIX emergió una subcultura gay en una zona conocida como el
Bowery, en la que residían trabajadores inmigrantes y que comenzaba a adoptar la apariencia de un
barrio rojo. Allí, los hombres que deseaban tener sexo con otros hombres eran definidos por
médicos y otros expertos de la época como “invertidos” pero conocidos popularmente como

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fairies, quienes adoptaban maneras exageradamente femeninas en público. Otros hombres de
respetable clase media que acudían a otras zonas de la ciudad para tener practicas homosexuales
eran llamados a sí mismos “queer”.1
A inicios del siglo XX, aparecieron los términos de “homosexual” y “heterosexual”, y entre las
décadas de 1910 y 1920 se dio una permisividad de esas culturas gays, así como la aparición de
lugares de actividad sexual para lesbianas. Sin embargo, coincidiendo con la renovación de la
prohibición del alcohol en el año 1931 se dio una intensa cruzada para reprimir a lesbianas y gays
que ahora eran vistos como degenerados.
Hemos de mencionar que el estudio de las relaciones entre mujeres ha resultado complicado tanto
por la carencia de fuentes como por las dificultades para su interpretación. La historiadora Martha
Vicinus defendió mediante un trabajo que las fuentes revelan como las mujeres representaban el
afecto erótico y la pasión que experimentaron unas por otras, utilizando como ejemplo, los diarios,
cartas y testificaciones en juicios de mujeres angloamericanas de las clases medias de los siglos XVIII
al XX.
Por otra parte, la prostitución también ha sido
objeto de análisis por los investigadores. En la
Inglaterra medieval la práctica de la prostitución
era tolerada como un “mal necesario”. En
Alemania y otras partes del continente existían
burdeles legales en apariencia para satisfacer las
necesidades de los pecadores y de esa forma
salvaguardar la virtud de las respetables esposas e
hijas en los pueblos. Además, en zonas como la
Augsburgo tardomedieval, los burdeles eran
servicios municipales especialmente para los
jóvenes como una especie de aprendizaje en su
camino hacia la edad adulta y matrimonio.
Mas tarde, en 1532 los burdeles fueron declarados ilegales por los predicadores luteranos, quienes
promovieron la creencia de que la naturaleza sexual de los hombres era controlable y, por tanto,
sus deseos sexuales podían canalizarse dentro del matrimonio.
La regulación de la prostitución no llegaría hasta la Inglaterra victoriana de los años 80 del siglo XIX,
en interés de los militares. Asimismo, esta regulación caracterizó la política de la Alemania nazi. No
obstante, a pesar de esa regulación los nazis denigraron a las prostitutas como seres “racialmente
inferiores”. Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, las prostitutas fueron registradas y
colocadas en burdeles y si huían de la policía y del control médico, eran enviadas a campos de
concentración.

TEMA 2: GÉNERO CÓMO CATEGORÍA Y TEORÍA DE ANÁLISIS HISTÓRICO.


1
En este contexto podría traducirse como marica.

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2.1. DEFINICIÓN DE GÉNERO.
El género como categoría de análisis nombra y trata las relaciones entre los sexos como relaciones
sociales y hay que pensar en cómo es esa diferencia sexual, siendo muy importante los contextos,
ya que en función de esto variará esa diferenciación.
Joan Scott dice que el género “es la forma primaria de relaciones de poder, cuando ha nacido un
niño y una niña en el largo proceso histórico las relaciones que se establecen entre ambos son de
poder (el niño se educará de una manera y la niña de otra)”. Esto se expresa a través de símbolos,
conceptos normativos, instituciones sociales y dentro de la psicología clínica, las identidades
subjetivas.
La definición detallada tiene dos partes analíticamente separadas, pero interrelacionadas:
- Primera parte: el género es un elemento central en la construcción y legitimación de las
relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos. Al mismo tiempo, el
género da legitimidad a como se relacionan hombres y mujeres a partir de esa diferencia, ya
que no son seres biológicamente iguales.
- Segunda parte: el género es un elemento central constitutivo fundamental de las relaciones
de poder que hay entre los sexos.
Explicación de la primera parte de la definición: relaciones sociales.
En la historia debemos fijarnos en cuatro elementos interrelacionados. Primero, símbolos y mitos
que culturalmente están disponibles en cada sociedad, los cuales sirven para entender o construir
las relaciones entre los sexos. En la tradición judío-cristiana tenemos el Génesis, uno de los peores
mitos. Segundo, los corpus normativos que son los que interpretan los significados de esos
símbolos, como las doctrinas religiosas, códigos civiles, penales, cartas pastorales, etc…. La biblia
interpreta lo que es ser mujer y después se lleva a una legislación en la que se impone que si la
mujer por ejemplo es adultera es asesinada. El tercer elemento en que debemos fijarnos son las
instituciones públicas, privadas y organizaciones sociales de las relaciones de género como la
familia, el sistema de parentesco, el mercado de trabajo. Ámbitos en los que tienen lugar las
relaciones entre los sexos como la política, la guerra o los sistemas reproductivos. Y, por último, la
identidad genérica una doctrina genérica desde la perspectiva histórica. ¿Hay una parte del género
con la que nacemos? Hay que recurrir a la antropología y a la medicina para determinarlo.
Todos estos elementos no se dan en todas las sociedades, porque hay algunas que no tienen
escritura o corpus normativos, o incluso no tienen símbolos y mitos debido a la desaparición de la
tradición oral.
Provencio ha dicho es que importante tener claro que: se trata de comprender el significado de las
actividades de los sexos en un contexto histórico determinado en el espacio y en el tiempo, primero
se explicarían los roles de cada género y los contextos del significado de esa diferencia sexual, para
saber qué papel jugó el género debemos saber todos los hechos. Luego, habrá que analizar los
corpus discursivos del poder, como se construye el poder, es decir, necesitamos los textos eso que
se escribió para ver que necesitabas hacer para ser hombre y mujer. Y todo esto, supondrá una
revolución en el quehacer histórico. Por tanto, para encontrar el significado del género se
estudiarán esos elementos mencionados anteriormente.

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¿Es el género útil para entender…? el análisis de los procesos de independencia, la circulación de
esclavos en la América del siglo XVII, el proceso de invasión de Hernán Cortés en México, para
entender las dictaduras de Mírela y Pinochil, el movimiento por la democracia en las últimas
elecciones brasileñas en las que salió Bolsenaro, la cueva del arco , el complejo arqueológico de san
esteban, la inquisición , la diplomacia de Napoleón, el surgimiento de los sindicatos, la Revolución
Industrial ….  PARA TODO ESTO ES ÚTIL EL GÉNERO
Según Joan Scott (la diosa a la que le reza la profesora): el género solo es útil como pregunta, algo
que dijo en un artículo de 1986. Hay que insistir en los significados identitarios de la categoría
mujer y hombre porque lo que significa ser hombre y mujer no es existencialista. No hay que dar
por sentado que mujer y hombre significa lo mismo. ¿El género es una categoría útil para el
análisis histórico? En 2008 dijo, que el género es útil para estudiar determinados aspectos. Por
tanto, lo importante es que el género en sí mismo es una pregunta que solo puede contestarse en
el proceso de investigación. Es una categoría útil si hacemos las preguntas correctas en nuestro
análisis histórico, siempre que se formule el cómo se establece los significados de las diferencias
sexuales. Otra de las preguntas que se hace es, ¿Es útil situar el género en el centro del análisis
histórico? La respuesta es que depende de las líneas de investigación. Para comprobar la validez de
esa pregunta respondo dos objetivos, responder el que quiere que decir que el género es útil como
pregunta, y segundo sugerir que preguntas sobre las diferencias sexuales podría realizar en los
procesos independentistas (por ejemplo) para saber si el género era útil.
2.2. EL PAPEL DEL GÉNERO EN LAS TRANSFORMACIONES POLÍTICAS.
2.2.1. Luchas entre colonizadores ingleses, franceses y los indios.
En primer lugar, vamos a hablar de las luchas que libraron los colonizadores ingleses, los indios y los
franceses en el siglo XVI y principios del siglo XVII.
La investigación desarrollada por An Little gira en torno a la diferencia de género compartida por los
ingleses, los franceses y los indios cuando luchaban en el norte de América entre 1636 y 1763. El
hecho de que cada grupo estuviera luchando por el control político y militar hacia visible la
confluencia en el valor otorgado a la masculinidad, y especialmente a ese gran desempeño de los
hombres en la guerra y en la política.
Dicha autora muestra por ejemplo que los ingleses capturados por los indios eran forzados a llevar
ropas indias para despojarlos así de su masculinidad. Y los ingleses por otra parte, utilizaban un
lenguaje de género para desacreditar a sus competidores franceses, asociando lo francés y su
catolicismo con feminidad y corrupción. De este modo, hasta el año 1763 en el que los ingleses
derrotaron a los franceses, Little sostiene que el lenguaje y los rituales de género fueron utilizados
para justificar la guerra, la rivalidad imperial y la subyugación en las fronteras de América del Norte.
2.2.2. Revolución Americana y Francesa.
En segundo lugar, tiene una especial relevancia los papeles desempeñados por las mujeres en las
revoluciones políticas como la Revolución americana y la Revolución Francesa.
En lo que se refiere a la Revolución Americana,
muchas mujeres siguieron a las tropas como

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miembros de las familias de los patriotas y las abastecieron de servicios domésticos. Además,
firmaron peticiones, se unieron a las protestas y fueron centrales en el boicot a los productos
ingleses como consumidoras y divulgadoras de los mensajes políticos. Sin embargo, no eran el tipo
de actividades que podían capacitarlas para la ciudadanía política en la nueva nación, a lo que se
suma que sus contribuciones a la causa militar nunca fueron reconocidas.
Un hecho importante es que, durante la Revolución, la imagen de un poder tiránico se expandió y
se hizo hipermasculina y brutal, siendo en este contexto cuando “la libertad” se representó como
una mujer frágil. Pero en la medida en la que la resistencia se convirtió en rebelión, la masculinidad
americana comenzó a asociarse al heroísmo juvenil y a la hombría.
Una vez que los norteamericanos consiguieron su independencia, en el momento de fundarse la
nueva nación, la Constitución ni siquiera tuvo que precisar que el derecho al voto correspondía en
exclusiva a los hombres. Se asumió simplemente, que las mujeres no eran susceptibles de participar
en elecciones o de desempeñar cargos públicos. Además, la nueva nación creó con la Iglesia
evangélica una fisionomía masculina, creando comités integrados por hombres únicamente,
dejando así marginadas a las mujeres de alcanzar cualquier cargo público relevante.
Con respecto a la Revolución Francesa, las
historiadoras feministas han explicado que las mujeres
fueron fundamentales en el curso del drama
revolucionario, sobre todo entre 1789 y 1793.
La agitación política en Francia vino precipitada por
una crisis económica producida por el endeudamiento
de la monarquía consiguiente a la guerra contra
Inglaterra que resultó de la participación de Francia en
la guerra de independencia americana. Hacia 1789 las
mujeres de París participaron en la toma de la Bastilla
para pertrecharse de munición, y organizaron por sí mismas, a medida que el precio del pan
aumentaba, una marcha hacia palacio de Versalles para exigir que el Rey y la Reina afrontaran las
consecuencias del empeoramiento de la crisis económica.
La historia del activismo de las mujeres, sus reivindicaciones y en especial, su exclusión de la política
es importante para entender la Revolución Francesa y sus consecuencias para el género. Pero no es
esta toda la historia en cuanto al significado del genero para la revolución. Es preciso señalar la
imaginería de género desplegada durante el transcurso de esta, una imaginería presente tanto en la
retórica como en las representaciones visuales. Un ejemplo de esta imaginería sería los panfletos y
tiras cómicas que circulaban en Francia para condenar a la reina María Antonieta y justificar su
ejecución, unas imágenes que mostraban sus excesos sexuales y perversidad. Lynn Hunt sugiere
que, para los revolucionarios esta reina “representaba la amenaza de lo femenino y del afeminado
a las nociones republicanas de masculinidad y virilidad”, es decir, lo opuesto a la nación virtuosa. De
este modo, se la refleja como una mala madre en contraste con “La Nación” que era representada
como una “madre masculina o un padre capaz de dar a luz”.
El temor a la participación de las mujeres en la política llevó a la Convención a prohibir los clubes de
mujeres y a garantizar que la esfera política fuera ocupada en exclusiva por fraternidades

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masculinas. De hecho, los revolucionarios a menudo representaron a las mujeres como una
influencia corruptora para la nación, considerándolas frívolas y taimadas. Por tanto, el eslogan
revolucionario compuesto de las palabras << libertad e igualdad>> dependía del significado literal
de la tercera palabra que lo integraba, “fraternidad”.
Las preguntas que podemos hacernos tras este análisis son varias. La primera, ¿por qué entonces
existieron tantas representaciones visuales femeninas de la República Francesa? La respuesta es
que la figura femenina representaba la libertad, la razón, la sabiduría, la victoria e incluso la fuerza.
Por eso, fueron escogidas para representar las virtudes de la nueva república por su distancia
respecto a la realidad, pues nunca se les permitió gobernar en Francia.
La segunda sería, ¿Quedaron las mujeres totalmente en desventaja por la Revolución? Los
historiadores continúan debatiendo esta cuestión. De forma muy clara, la Revolución rechazó la
idea de que las mujeres podían ser actores en el escenario de la política nacional. Pero, hay que ser
consciente que la Revolución desafió el patriarcado del Antiguo Régimen al instituir reformas en la
ley de familia que beneficiaban a las mujeres y a los niños, como es el caso de la ley del divorcio y la
herencia equitativa para los niños.
Por lo tanto, aunque las mujeres no lograron la igualdad con los
hombres en lo relativo a la participación política, durante el
periodo revolucionario en Francia, los debates sobre los
derechos le proporcionaron, aunque temporalmente, un
espacio desde el que cuestionar su posición tradicional en la
sociedad. De ahí, que encontremos ya mujeres que comenzaron
a no aceptar el rol y derechos que se le habían asignado,
destacando a Olympe de Gouges con su obra Declaración de los
Derechos de la Mujer y de la Ciudadanía , o Mary
Wollstoncecraft con su obra Vindicación de los Derechos de la
Mujeres, que defendía que las mujeres eran capaces de
contribuir al bien público, pero que las restricciones en su educación y actividad política habían
impedido que demostraran su potencial.
En conclusión con este subapartado de las revoluciones podemos decir que tanto la americana
como la francesa fueron levantamientos en los que las mujeres eran, o denigradas por simbolizar
los males de la monarquía y/o percibidas como potenciales madres republicanas. Además, las
concepciones de la masculinidad fueron fundamentales para reconfigurar la ciudadanía política.

2.2.3. La guerra y el género.


Una de las razones por las que el género era tan importante para los procesos revolucionarios del
siglo XVIII es porque “la era de las Revoluciones democráticas” tuvo lugar en un periodo en el que
las transformaciones políticas venían precedidas, resultaban o terminaban en guerra, ya que esta
ha sido una cuestión profundamente condicionada por el género.
No obstante, hay que recalcar que, aunque participar en la guerra fue un privilegio masculino en la
historia del mundo occidental también hay ejemplos de mujeres que fueron a batalla vestidas como

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hombres. Un ejemplo sería la batalla que se libró entre la Prusia germánica y las tropas de
Napoleón, desde 1806 hasta 1815, cuando al menos veintidós mujeres se alistaron en el ejército
vestidas como hombres. Sin embargo, estas despertaron ambivalencia por parte del público, a
pesar de sus logros en el campo de batalla.
La feminidad y el combate eran en apariencia tan irreconciliables que una exhibición de fortaleza
femenina resultaba más amenazante para el sentido de nación en guerra de lo que lo eran las
mujeres vestidas de hombres.
Pero la guerra no se libró únicamente en los campos de batalla, en particular hay que destacar las
dos guerras mundiales del siglo XX. A pesar de que se había negado a las mujeres su participación
en el combate, las guerras mundiales del siglo XX abrieron espacios para que ellas contribuyeran a
los esfuerzos de su nación. Las actividades de ser madres y esposas, su trabajo en la guerra y el
patriotismo exhibido públicamente hizo que en la Primera Guerra Mundial las mujeres quisieran
reivindicar, y en algunos casos, a conseguir los derechos políticos de ciudadanía, dada la estrecha
conexión en el pensamiento político entre la habilidad para librar una guerra y la cualificación para
la ciudadanía. Sin embargo, la lucha de las sufragistas por conseguir el voto
femenino fue larga y complicada. Así como, el conseguir el sufragio
universal masculino.
En el caso de Gran Bretaña no fue hasta 1918 cuando todos los hombres de
más de 21 años pudieron votar. Por otra parte, la Ley de Representación del
Pueblo de 1918 garantizó el voto solo de las mujeres de más de 30 años de
edad. Si bien, para la igualdad en el sufragio entre hombre y mujeres debía
transcurrir todavía una década.

2.2.4. Los imaginarios de género.


La imaginaría de género y los sentimientos de familia fueron cruciales en diferentes procesos de
construcción del Estado – nación en Estados Unidos, Francia, Egipto, Turquía, Irán, China y
Venezuela. Dicha imaginería se basaba en el empleo de términos para referirse al territorio como
“madre patria”, motherland o fatherland, y en Alemania, heimat, que significaba el hogar o el lugar
de origen. Esas imágenes femeninas de la nación según los investigadores despertaban en el
discurso nacionalista un tipo de adhesión emocional al país.
Por otra parte, el lenguaje familiar proporcionaba a la nación la creencia de ser una comunidad
“natural” orgánica. Como en una familia, los vínculos entre sus miembros se consideraban
instintivos basados en la sangre y/o historias ancestrales. Es decir, las imágenes familiares
proporcionaban a la nación un sentido de unidad, pero una unidad basada en jerarquías de género,
raza y clase. Así se legitimaba a la nación y sus divisiones jerárquicas por considerarlas “naturales”
al igual que lo eran las jerarquías de edad y género en las familias.
2.2.5. Conclusiones de Provencio sobre el tema de las transformaciones políticas.
1. Las preguntas de género solo pueden formularse en contextos específicos, por lo que no
existe un método de genero ni una respuesta sencilla con lo que se puede trabajar, es con

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los usos de género en el contexto que hemos elegido, y son estos los que tenemos que sacar
entre líneas de nuestras fuentes.
2. La segunda conclusión es que según la aportación historiográfica que hace Joan Scott, los
significados de género y política se construyen mutuamente. Ella entiende la idea de
política, en términos de distribución desigual de poder en la que todas las relaciones
desiguales se conciben como algo político. Esto quiere decir que la relación de género, entre
hombres y mujeres, teniendo en cuenta la interseccionalidad de esa construcción en la
política se concibe como algo político. Esto lo vemos muy claro en el derecho al voto,
cuando partir de los procesos de feminismo las mujeres acceden al voto y obtienen cargos.
Una de las preguntas que plantea Provencio es, ¿puedo entender las independencias como
expresión máxima de política sin analizar esa relación entre género y política? La respuesta es que
NO, ya que durante las revoluciones y las independencias se sexualiza más a los cuerpos; es decir se
comienza a pensar en lo biológico y en lo emocional, además de en los mandatos de genero para
tener claro cuál es el lugar de un hombre y una mujer.
Hay una bibliografía en la que se refleja la importancia del género en esos procesos de cambio e
independencias, esta es las cartas de Simón Bolívar de 1813 donde se habla sobre que las mujeres
guerreras que se enfrentan a los españoles en San Carlos están pisando la posición de los hombres,
ya que a los hombres se les ha estigmatizado como héroes y a las mujeres no, dando lugar a que no
puedan luchar por la libertad. Feminizando a los hombres para avergonzarlos, construyendo un
discurso de genero desde la política.
2.3. HOMBRES Y MASCULINIDAD.
La masculinidad es un concepto que empezó a utilizarse a finales del siglo XIX y principios del XX. En
cambio, la virilidad es un concepto que ha rodeado al ser humano varón desde sus inicios. Sin
embargo, el término de masculinidad no ha tenidos las mismas acepciones desde sus inicios, ya que
lo que en un principio (siglo XIX) era un término para designar lo que pertenecía al hombre y a la
mujer, después (siglo XX) se convirtió en la representación de la fuerza masculina y los atributos de
esta.
A lo largo de la Historia, se ha concebido a los hombres como seres fuertes y con mucho poder que
no entraban dentro de ninguna definición que abarcara el género. Sin embargo, en los últimos
tiempos, los historiadores se han encargado de renovar estos estudios y dotar a los hombres de
nuevas características, haciendo que estos fueran entonces abarcados y modelados por el género.
Como primera conclusión de como se han visto los hombres a lo largo de la Historia, se puede decir
que estos han sido concebidos como un cuerpo propio que solo se dedicaba a la política o a
aquellas funciones que se creían naturales de los hombres. De esta forma, y debido a lo que
también se conoce como “crisis de masculinidad”, los hombres se han centrado en mostrar esos
atributos que dependiendo del momento y de la situación social estaban obligados a demostrar. Sin
embargo, una característica común en todos los periodos es la de la imposición, ya que la
masculinidad se mostraba creyéndose superiores a personas más jóvenes o a persona del género
femenino, por lo que la única relación que había entre los dos sexos era el de subordinación hacía
el hombre por parte de la mujer.

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La segunda conclusión es que no se puede interpretar la historia y la historia de la masculinidad sin
pensar que los hombres tienen cuerpo. Cuando estudiamos la historia nos damos cuenta de que en
todas las épocas, en cada contexto, el cuerpo de la mujer ha sido reglamentado, usado como trofeo
o incluso en algunos casos como castigo. Además, se ha concebido el cuerpo de la mujer como algo
sagrado que no se puede profanar, ya que siempre se ha considerado que tiene que llegar virgen al
matrimonio. Sin embargo, el cuerpo de los hombres en la Historia no se concibe como una idea
individual, sino como algo que nos ayuda a interpretar procesos históricos y grupos humanos
machos. Para interpretarlo aquí usamos virilidad, masculinidad y hombría. Términos que a lo largo
de la historia se han ido utilizando para definir lo que es ser un buen y un mal hombre. Entonces no
se puede interpretar la masculinidad sin tener en cuenta el cuerpo de los hombres. Este problema
se ha tratado por los historiadores en los últimos tiempos, ya que defienden que el hombre
también se tiene que concebir como un ser individual con sus propias características, lo que nos
lleva a la tercera y última conclusión.
En cuanto a la tercera conclusión hay que poner sobre la mesa que los hombres son sujetos
emocionales y que al igual que las mujeres tienen sentimientos a la hora de afrontar diferentes
situaciones en su vida. Por tanto, como se ha dicho anteriormente, los hombre deben ser
concebidos como un ser individual y vistos con una visión más subjetiva de cómo se han visto
siempre (podemos destacar el caso del matrimonio, ya que siempre se ha puesto a la mujer como
el sexo que sufre cuanto es casada por obligación y no por amor, pero estos hombres también
sufrirían esta imposición).
2.4. MOVIMIENTOS FEMINISTAS.
La mayoría de las feministas de Latinoamérica cuestionan el patriarcado hegemónico, diciendo que
este se está convirtiendo en un sistema misógino. Además. También defienden que las oligarquías
incipientes están llevando a cabo un nuevo colonialismo que tiene como centro la lucha contra el
movimiento y las manifestaciones feministas, dejando a un lado las luchas por los derechos
laborales, en contra de las dictaduras, la lucha pro las viviendas, etc.
Hay una socióloga que se llama Lucía Álvarez Enríquez, que cataloga las movilizaciones de mujeres
como un movimiento in crescendo que es muy novedoso y que se puede catalogar como un nuevo
tipo de movimiento social que tiene su lenguaje propio: directo y confrontativo. Este fenómeno
además es novedoso, ya que hace participe a toda la población en la presencia en las redes
sociales, con la aparición de recursos como los hashtags, diferenciándolos así de los movimientos
feministas de la primera y la segunda hola. Ha sido la violencia contra las mujeres lo central de
estas protestas, ya que estos movimientos se han caracterizado por fuertes exabruptos de rabia
contra los hombres, las instituciones, el sistema capitalista y neoliberal, contra el racimo, etc.
Además, estas manifestaciones también tienen en el punto de mira la desigualdad laboral y los
abusos a mujeres en diferentes sectores laborales (por ejemplo, una mujer que condice un autobús
no será miurada igual que un hombre).
2.4.1. Movimientos de 2015 y 2016.
A partir del 2015 se nota un cambio de parte de las tecnologías y la información que a través de las
redes sociales se facilita, convocándose y se acompañando a las protestas. Todo esto posibilita la

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movilización en las calles, ya que los movimientos a partir del 2015 en este medio. El espacio
público es tomado por estas propuestas, así como el espacio virtual.
En argentina en 2015 empezaron a aparecer los primeros hashtags. Uno de los primeros fue el
#niunamas que se viralizó y ahora es muy usado. Aunque esta frase ya comenzó a ser usada en el
95 por las madres de Ciudad Juárez. En 2016 los movimientos se generalizaron y había carteles
contra el estado, contra las esterilizaciones, etc. El 8 de marzo y 25 noviembre de 2016 se plantean
las movilizaciones como unas movilizaciones contra el acoso laboral, la desigualdad y los abusos de
los sistemas patriarcales. El año 2016 se llamó la “primavera violeta”. La del 25 de noviembre fue la
mayor marcha que se había realizado hasta entonces en México y participaron una gran cantidad
de mujeres y hombres, aunque estos en segundo plano.
2.4.2. Movimientos de 2017 y 2018.
El 8 de marzo de 2017 las feministas volvieron a convocar un paro nacional que fue seguido por 55
países del mundo. Con esa huelga, uno de sus propósitos fue politizar la violencia contra las
mujeres, ya que el movimiento feminista es un movimiento político que lucha por la igualdad entre
hombres y mujeres, convirtiéndose el 8 de marzo en un movimiento político. Empiezan a participar
a partir del 2017 todo tipo de mujeres y hombres. El hashtag que se hizo más famoso fue
#yabastadetantaasesinada. Otro hashtag es #sitocanaunarespondemostodas. Se dice que el
hashtag #metoo es de ricos y los que utilizan este hashtag mezclan el aborto y la desigualdad
laboral.
En mayo de 2017 ocurrió el cado de Lesvy Berlín Osorio, una estudiante de la UNAM que apareció
estrangulada con un cable de teléfono en una caseta telefónica de la universidad. La fiscalía del
gobierno trato el caso como un suicidio. La madre de la chica se convirtió en una activista y va
recorriendo universidades y participando en manifestaciones.
En el año 2018 las huelgas fueron muy visuales ya que había niñas y hombres, mujeres con los
pechos al aire, encapuchadas pintando cosas, etc.

 PREGUNTAS DE EXAMEN.
Selección la opción correcta: tras el conflicto armado de Guatemala que papel jugó el género en los
procesos de transición.
a) El género no es útil porque los procesos de reinserción fueron iguales para ambos sexos.

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b) El género es útil porque se evidencia incluso en la actualidad que las mujeres que
participaron en las guerrillas no hubo programas para reinsértalas en la sociedad cosa que
si hubo para los hombres.
c) En los años no existían políticas públicas para insertar a hombres y mujeres.
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