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Las personas con padecimiento mental deben ser tratadas en hospitales comunes y no en
instituciones psiquiátricas. La internación debe ser breve y notificada al juez.
Ley 26.657
Salud
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Derechos
Internación
Comenzaremos por la etapa que se inicia con la fundación del Estado Nacional
(1853) y se extiende hasta el advenimiento del primer gobierno peronista, en el que
se refunda el sistema de salud argentino. En esta, el ideario iluminista, uno de los
soportes de las independencias en América Latina, confluyó con la configuración -
luego de fuertes conflictos- de un estado liberal clásico como herramienta de una
élite dominante gestada por la apropiación violenta de la tierra. En él, el sujeto era el
ciudadano que ostentaba derechos civiles y políticos individuales, pero había
cantidad de excepciones, aquellos que no podían o debían ejercer tales derechos por
sus falencias: pobres1, pueblos originarios, mujeres, niños, y locos o alienados;
entre ellos. Para aquellos que “fracasaban” o no estaban “habilitados” para la
competencia y el trabajo, el estado preveía formas de asistencia en aras del
ordenamiento social, fundadas en una lógica “filantrópica ”, ese mix “público-
privado” que se propone brindar ayuda sin generar derecho (Donzelot J, 1977). Se
trata de un período en que no existía la idea de derechos sociales en cuanto tales. La
mayoría de estas acciones eran ejecutadas por sociedades de beneficencia que
administraban, con bastante poca fiscalización, los recursos del Estado2. Bajo este
ideario se crean instituciones propias de los estados liberales nacientes: asilos,
orfelinatos, hospitales y, entre ello, los primeros hospitales psiquiátricos. Apenas
establecido el Estado, se inauguraron como tales los actuales Hospitales Borda y
Moyano, y a principios del siglo XX, con una lógica avanzada para la época, las
primeras colonias psiquiátricas basadas en la idea de cura moral por el trabajo y el
contacto con la naturaleza. Las instituciones de internación adquirían un enfoque
médico-científico con la introducción de principios de la psiquiatría europea y
anglosajona, y figuras emblemáticas como José Ingenieros, Lucio Meléndez y
Antonio Cabred, entre otros.
En el liberalismo clásico, no existían los derechos sociales como tales. Para aquellos que
“fracasaban” o no estaban “habilitados” para la competencia y el trabajo, el Estado
preveía formas de asistencia en aras del ordenamiento social, fundadas en una lógica de
brindar ayuda sin generar derecho.
En 1929 se creó la Liga Argentina de Higiene Mental , si bien sus objetivos eran muy
amplios formuló las primeras críticas a los manicomios, específicamente a su
hacinamiento y maltrato.
La crisis capitalista del 30 también tuvo sus efectos en la Argentina . Si la migración
masiva había creado una clase urbana de comerciantes, profesionales y trabajadores
calificados que serían la base social del radicalismo, la crisis promovió una
industrialización incipiente con desplazamiento del campo a la ciudad de quienes
pasaron a constituir una clase trabajadora urbana que se manifestaría como actor
social.
El Ministro Carrillo propuso designar como “enfermos mentales” a quienes hasta ese
momento se nombraba como “alienados”, a fin de que se los trate como “a cualquier
otro enfermo”. Inició una reorganización de los establecimientos de internación para
que los pacientes estuvieran más cerca de sus comunidades y familias a fin de evitar
la cronificación, propuso su internación en hospitales generales (Carrillo,1949).
También planeó una asistencia temprana en los Centros de Psiquiatría Preventiva
considerados órganos técnicos de profilaxis de las enfermedades mentales y espacio
de tratamientos ambulatorios (Chiarvetti, 2008). Durante ese período la importancia
dada por el gobierno a los desarrollos científicos incluyó a la psicología. Se realizó
el primer congreso argentino de esa disciplina en 1954 y se creó la primera carrera
de psicología universitaria. Por fuera de lo gubernamental un hecho de este período
tendría mucha influencia en el campo de la salud mental en el país: en 1942 se creó
la Asociación Psicoanalítica Argentina, institucionalizando la entrada de una teoría y
una práctica que se incorporaría de manera singular a la cultura.
El Ministro Carrillo propuso designar como “enfermos mentales” a quienes hasta ese
momento se nombraba como “alienados” e internarlos en hospitales generales.
Luego del golpe de 1955 se inició una etapa de alta inestabilidad política que se
manifestó en sucesión de golpes militares y breves períodos de gobiernos electorales
con proscripción del peronismo. Simultáneamente, hubo una creciente organización
popular de resistencia y oposición que influyó y se manifestó en la salud mental.
Comenzaba un progresivo desfinanciamiento del sector público en salud y la
descentralización del sistema. La Argentina no volvería a tener jamás la cantidad de
camas hospitalarias estatales que tuvo en el período anterior al golpe.
Pese a esta contramarcha, hubo actores que siguieron impulsando reformas en salud
mental. Hubo experiencias innovadoras en algunas provincias -por ejemplo San Luis
desde 1993- y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sancionó la ley 448 de Salud
Mental (2000) cuya ejecución choca con fuertes resistencias y se encuentra
pendiente.
Luego de la crisis económica, social y política en que culminó este período en el año
2001, durante los sucesivos gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, se
redefinió nuevamente la relación entre estado-mercado y sociedad, reasignándose al
estado un rol rector de la economía y tendiendo a un desarrollo basado en la
generación de empleo, ampliación del mercado interno y políticas sociales con
enfoque de derechos.
· Alicia Stolkiner ·
Derechos
A recibir la alternativa terapéutica más conveniente, que limite menos sus derechos
y libertades y que colabore para la integración familiar, laboral y comunitaria.
A ser acompañado antes, durante y luego del tratamiento por sus familiares.
Internación
Si se decide la internación de una persona con padecimiento mental, ¿dónde debe ser
internado?
En hospitales generales.
¿Una persona con padecimiento mental puede ser internada contra su voluntad?
No.
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