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Néstor U. Careaga
(Montevideo, Uruguay)
CALIFICACIÓN REGISTRAL, ACTO REGISTRAL Y MEDIOS
IMPUGNATORIOS; UNA RELACIÓN DIALÉCTICA. PANORAMA DE LA
LEGISLACIÓN ORIENTAL
SUMARIO
INTRODUCCIÓN
DISCUSIÓN
CONCLUSIONES
INTRODUCCIÓN
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La admisión del documento por el R, la inscripción registral, que lo hace
cognoscible por los terceros, está sujeta a requisitos jurídicos. La primera etapa
que debe entonces llevarse a cabo para la inscripción es una investigación que
contraponga al documento registrable a las reglas que gobiernan su admisión.
Asimismo se dará noticia del régimen recursivo que en esta materia rige
en la República Oriental del Uruguay, entendiéndose ser útil, dada la constante
e íntima relación entre ambos países, cuyo común origen histórico ha
determinado importantes semejanzas, que también involucran la dimensión
jurídica.
3
ese sentido coadyuva al fin público perseguido de seguridad (MILANO, 1994:
25).
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Polisemia más intereses contrapuestos dan como resultado el conflicto,
que el propio ordenamiento jurídico está llamado a resolver, de hecho la
resolución y la prevención de los conflictos en la sociedad son la ratio essendi
del derecho.
Surge así una pugna singular, que se plantea entre el Estado, titular del
deber de suministrar seguridad, in casu, jurídica “…capítulo ineludible de la
realización de justicia que al Estado compete.” (BRITO, 1979: 16) y el individuo
que quiere ver perfeccionado el proceso de inscripción registral. Como para
todo conflicto, existe una estructura jurídica preordenada a la cual se somete
necesariamente para su resolución.
“…pueden definirse como los distintos medios que el derecho establece para
obtener que la administración, en vía administrativa, revise un acto y lo
confirme, modifique o revoque.”
3
Es la denominación que a pesar de reparos de parte de la doctrina, ha hecho camino en la Banda
Oriental.
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Estos dos incisos del artículo citado, más allá de ciertas debilidades
terminológicas que no es del caso analizar aquí, establecen el procedimiento
general para recurrir los actos administrativos, que muestra dos instancias, si
se quiere, una ante la propia autoridad que haya dictado el acto, con el
propósito de que pueda revisarlo y otra ante la autoridad a la que la primera
esté subordinada.
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Aquellas particularidades están plasmadas en las disposiciones de la
Ley 16.871, Ley Orgánica Registral, de 28 de septiembre de 1997, que entró en
vigencia el 1º de mayo de 1998.
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En la jerga profesional, “levantar” las observaciones.
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Las dependencias de los Ministerios que forman parte del sistema orgánico Poder Ejecutivo se
denominan Unidades Ejecutoras.
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En este estadio se abre el procedimiento recursivo, en cuanto “Contra la
resolución de la Dirección General de Registros podrán interponerse los
recursos de revocación y jerárquico en subsidio.”
Entonces, si el profesional no se allana a la resolución de la DGR y
procede a subsanar las observaciones, debe interponer recursos.
El asunto queda sometido a las reglas propias del procedimiento
recursivo. Si la DGR desestima el recurso de revocación, se franquea el
jerárquico para ante el Ministerio de Educación y Cultura y si éste también lo
desestimara, queda expedita la acción de nulidad para ante el Tribunal de lo
Contencioso Administrativo, tal como se ha expresado supra.
Para finalizar este excursus por la legislación oriental parece importante
hacer notar los plazos máximos del accionamiento impugnatorio en sede
administrativa.
Los artículos 5º y 6º de la ley 15.869, de 22 de junio de 1987, substituidos por
el artículo 41 de la ley 17.292, de 25 de enero de 2001, establecen, i.a., que a
los ciento cincuenta días del siguiente a la interposición del recurso jerárquico y
a los doscientos días siguientes a la interposición conjunta de los recursos de
revocación y jerárquico en subsidio, de no haberse dictado resolución sobre el
último recurso, se tendrá por agotada la vía administrativa.
En caso de ser menester accionar de nulidad ante el Tribunal de lo
Contencioso Administrativo, la acción se instaura dentro de los sesenta días
corridos a partir del siguiente a la notificación de la resolución que desestima el
recurso jerárquico, o de configuración de la denegatoria ficta. En la práctica el
procedimiento correspondiente insume varios meses como mínimo.
DISCUSIÓN
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Resolución que desestima = Tesis Acción de nulidad = Antítesis
Sentencia del TCA = Síntesis
FIN
El proceso tiene un final predeterminado con la Sentencia del TCA, que
es el nec plus ultra de esa espiral dialéctica y debe serlo, habida cuenta del fin
de seguridad jurídica.
Habida cuenta de que el TCA sólo es competente para confirmar o
anular el acto, en el supuesto de anulación, el interesado, con sólo esgrimir la
sentencia ante el R no logra ipso iure que éste proceda a la inscripción que
había denegado. Puede ser necesaria una posterior acción ante la justicia
ordinaria de forma de obtener “una acción de condena al Registrador a
inscribir” (CAJARVILLE PELUFFO, 2000: 9).
Una apreciación de la situación ex praxi revela que deducida observación por el
registrador, el escribano actuante se encuentra en una situación
potencialmente embarazosa. Es claro que el requirente desea únicamente
tener su título inscripto, como corresponde a su interés. En ocasiones el
escribano percibe que tiene argumentos suficientes para oponerse a las
observaciones y así lo hace. Si la DGR mantiene las observaciones del
registrador, el notario se encuentra entre la Escila de allanarse, eventualmente
haciendo violencia a su formación jurídica y la Caribdis de entrar en la vía
azarosa6 de los recursos, con un escenario de incertidumbre en cuanto a su
resultado. En este sentido se ha afirmado (GARCÍA CONI, 1988: 1346):
“El notario, que tiene una obligación de resultado (y no de medios) en cuanto
a la inscripción de los títulos registrales, debe muchas veces allanarse a las
observaciones del registrador y renunciar a posturas principistas, ante el
clamor de quien necesita inscribir su derecho.”
6
Via crucis podría sin exageración denominársela.
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CONCLUSIONES
10. Esta sentencia solamente confirma o anula el acto del R. Para obtener la
inscripción denegada el rogante puede haber menester iniciar una acción
judicial ordinaria, tendiente a una sentencia que condene al R a inscribir.
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BIBLIOGRAFÍA
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