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AUTOGOBIERNO Y AUTONOMÍA EN EL PAÍS VALENCIANO CONTEMPORÁNEO

por Ferran Archilés

El pasado jueves 17 de noviembre tuvo lugar en la facultad de Geografía e Historia de la


Universistat de València, una conferencia titulada “Autogobierno y autonomía en el País
Valenciano contemporáneo” correspondiente a la asignatura Introducción a la historia del País
Valencià, del grado de Historia. Dicha conferencia fue oficiada por el profesor Ferran Archilés,
doctor especializado en historia contemporánea por la Universitat de València, que con motivo del
cuarenta aniversario de la aprobación del estatuto de autonomía de Valencia hizo un recorrido por la
historia autonómica del territorio valenciano desde els furs hasta 1982.

Como ya he mencionado, el profesor Archilés comienza su intervención señalando el año 1982


como fecha muy importante para el País Valenciano, debido a la aprobación del estatuto de
autonomía que a día de hoy continuamos manteniendo. Pero, no se puede entender la importancia
histórica que esto supone sin señalar otras fechas importantes que han precedido a la actual.
A continuación, nos remontamos al año 1707, fecha del decreto de nueva planta, que pone fin al
sistema foral valenciano de origen medieval, e introduce el territorio de Valencia dentro de las leyes
de la castilla borbónica, en un contexto como castigo bélico por pertenecer al bando perdedor,
acabando así con la autonomía de Valencia hasta siglos después. Sin embargo no debemos
confundir a los fueros de valencia como un sistema de autogobierno democrático como el que
tenemos ahora, los fueros eran exclusivos del reino de Valencia para tomar sus propias decisiones
sin participación democrática.

En 1812, con las Cortes de Cádiz se redacta la primera constitución liberal que introduce la idea
contemporánea de nación española como un estado nación unitario y centralista, concentrando el
poder en la monarquía y las cortes en Madrid, haciendo impensable la autonomía de los territorios
dentro de España. Años después, en 1833 da lugar a la reforma de Javier de Burgos, ministro que
propone dividir el territorio español en provincias, Valencia queda así dividida en las tres provincias
que hoy todos conocemos, estas provincias siguen dependiendo del poder central y unicamente
servirán como división administrativa.

Por otra parte, la constitución del 1876 adopta un punto de vista más directo con el peso del estado
unitario y centralista que impide un autogobierno propio, entonces pasan a llamar al marco
territorial, regiones, a pesar de que administrativamente seamos tres provincias. Todo este modelo
comienza a cuestionarse a finales del siglo XIX y principios del XX cuando surge el catalanismo
político, un movimiento social y político que aboga por un autogobierno catalán que no permite la
constitución. Este catalanismo político, señala el profesor Archilés, tenía como característica clave
una demanda por el reconocimiento de su lengua, el catalán. A su vez, este movimiento político
desembocaría en otros similares como el valencianismo político a principios del siglos XX.
Afirmando que sin el origen de estos movimientos políticos, dice el profesor Archilés, no se hubiese
planteado descentralizar el poder y la creación de autogobiernos a posteriori.

Llegados al 1931, con la caída de la monarquía y la llegada de la segunda república, la nueva


constitución debe resolver muchos problemas que el país arrastraba desde décadas, uno de ellos el
territorial. España ahora se define como un estado integral, lo que abre paso a la permisión por
primera vez en la historia contemporánea, de la autonomía de algunos territorios que así lo
demanden, como es el caso de Cataluña, Euskadi y Galicia. En el caso del País Vasco, hasta 1936
no se le concedió la autonomía, pero en el verano de ese mismo año tuvo lugar el golpe militar que
derivó en la guerra civil y por lo tanto la autonomía de Euskadi quedó en un mero recuerdo, algo
similar le pasó a Galicia, que hasta el 1936 no se le concedió la autonomía pero debido al control
del territorio por parte de los sublevados esta se frenó y nunca se llevó a cabo. En cuestión al
territorio valenciano, durante la segunda república surgió un movimiento para la elaboración de un
proyecto de autonomía, que comenzó a tomar forma a partir del verano del 36 contando finalmente
con su aprobación en junio pero que ante el golpe de estado jamás se puso en debate y por
consecuente nunca se aplicó.

Ante este contexto, después de la guerra civil, en el año 1939 nace en España una dictadura de
carácter nacionalista que a su vez, plantea un estado unitario y centralista, prohibiendo así cualquier
forma de gobierno autonómico. Sin embargo, al fallecer el dictador Franco en 1975, el país se
somete a un periodo de cambio hacia la democracia, con la redacción de una nueva constitución que
nuevamente vuelve a abrir el marco a la cuestión territorial de las autonomías, indicado en el
articulo 2 de la constitución, que define a España como una patria común que reconoce el derecho a
la autonomía de todas las regiones que la integren. Para esta, se presentarán dos vías por las cuales
acceder a la autonomía de una región. Para la opción que acceda por el artículo 151 de la
constitución, serán clave aquellas comunidades que hace cuarenta años ya presentaron su proyecto
de autonomía, otorgándoles una mayor rapidez en el proceso, será el ejemplo de Cataluña, País
Vasco, Galicia y Andalucía. Por otra parte, el resto de comunidades, incluyendo Valencia, aunque
esta si cumpliese con los requisitos para entrar por la vía del artículo 151, deberán acceder a la
autonomía por la opción más lenta que ofrece el artículo 143 de la constitución.

El marco político que encontramos en el contexto, es el de unas primeras elecciones democráticas


en el 1972 con dos grandes fuerzas políticas, por un lado, el partido más votado, la UCD y por otro
lado, el PSOE, ambos los principales redactores de la futura constitución del 1978. Mientras tanto,
en Valencia, ganó la izquierda, una izquierda que demandaba el acceso a la autonomía por el
artículo 151, al contrario que la derecha valenciana, que abogaba por la opción del artículo 143. Sin
embargo, este no fue el único debate que se estaba formando dentro de la esfera política valenciana,
la redacción de un estatuto de autonomía que cumpliese con las demandas tanto de la derecha como
de la izquierda, suponía todo un reto. Más tarde, se proponía y aprobaba en 1981 un estatuto de
consenso entre ambas partes políticas hasta que finalmente en 1982 el estatuto de autonomía
valenciano actual es aprobado en las cortes, recuperando su legado histórico de autogobierno
después de más de 300 años .

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