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CAP. 16.

ACTO ADMINISTRATIVO: declaración unilateral de alcance particular y formal hecha por el Estado, en
ejercicio de fc administrativas, que produce efectos jurídicos directos e inmediatos (concurrentes) sobre 3ros. Excluidos,
contrato x su carácter bilateral; reglamento x acto de alcance general; hechos y vías de hecho x ser comportamientos
materiales e informales; al silencio x decisión tácita y actos internos x no tener efectos directos sobre 3ros (relaciones
jurídicas). Es particular xq individualiza a los sujetos destinatarios, aun cuando se trate de un conjunto de individuos.
Elementos esenciales: deben interpretarse en conjunto, la invalidez de una cláusula accidental o accesoria de un acto
administrativo no importará la nulidad de este, siempre que sea separable y no afecte la esencia del acto emitido,
a) Competencia, será la que resulte de la CN, leyes y reglamentos. El acto es nulo, de nulidad absoluta e insanable cuando
es emitido mediando incompetencia en razón de materia, territorio, tiempo o grado, salvo en este último supuesto que la
delegación o sustitución este permitida. El acto adm. anulable puede ser saneado mediante ratificación por el órgano
superior x incompetencia en razón de grado y siempre q la avocación, delegación o sustitución sean procedentes. Organos
estatales deben ejercer obligatoriamente sus competencias, no pueden trasladarlas (obligatoria e improrrogable).
b) Causa, comprende los hechos y el derecho aplicable en que el Estado apoya sus decisiones (surgir claro y expreso de los
considerandos). Los antecedentes deben ser previos, claros, precisos y guardar relación con el objeto y el fin.
c) Objeto, aquello que el acto decide, resuelve o declara. Debe ser cierto y materialmente posible. El acto debe decidir
todas las pretensiones de las partes y resolver cuestiones no propuestas sin afectar derechos adquiridos.
d) Procedimiento, conjunto de actos previos, relacionados y concatenados entre sí. El Estado debe cumplir los
procedimientos esenciales que surjan de modo expreso e implícito del ordenamiento jurídico. Por otro lado, el dictamen
jurídico es obligatorio y debe adjuntarse como antecedente del acto cuando afecte derechos subjetivos o intereses
legítimos, comprende el análisis detallado y reflexivo del marco jurídico aplicable y tiene por finalidad garantizar derechos
de las personas y la juridicidad de las conductas estatales, evitando nulidades, xo no es de carácter vinculante (el órgano
puede resolver en sentido coincidente o no con el criterio del asesor jurídico).
e) Motivación, el Estado debe dar a conocer el acto y sus razones (ppio razonabilidad y publicidad), expresar en forma
concreta las razones que inducen a emitir el acto, consignando antecedentes de hecho y derecho.
f) Finalidad, el acto debe cumplir con el fin que prevén las normas, en general surge de las disposiciones normativas que
atribuyen las competencias. Debe ser siempre público, comprende la proporcionalidad entre medios y fines (objeto y fin).
g) Forma, acto administrativo se manifestará expresamente y por escrito; indicando lugar y fecha en que se dicta, con la
firma de la autoridad que lo emite, sólo por excepción y si las circunstancias lo permiten podrá utilizarse una forma
distinta. Ley de Firma Digital (25506), introdujo el concepto de acto administrativo digital (soporte y firma digital).
Ejemplo: Buenos Aires, 10 de agosto de 2017. (Forma) VISTO las actuaciones y expedientes... Y CONSIDERANDO: Que el
agente X se ausentó sin justificación del trabajo durante diez días y que, sin perjuicio de ser intimado a retomar sus tareas,
no se reintegró a su puesto de trabajo (antecedentes de hecho - causas); Que la ley 25.164 dice en su art. 32 que "son
causales para imponer cesantía: b) abandono del servicio, el cual se considerará consumado cuando el agente registrare
más de cinco inasistencias continuas sin causa que lo justifique y fuere intimado previamente en forma fehaciente a
retomar sus tareas" (antecedentes de derecho - causas); Que si bien el hecho pudo haberse encuadrado entre las causales
de exoneración —falta grave que perjudique materialmente a la Administración — cabe, sin embargo, ubicarlo entre las
situaciones de cesantía por su especificidad y, asimismo, en razón de que el agente no registra sanciones anteriores
(motivación); Que el servicio jurídico dictaminó en las presentes actuaciones (procedimiento); Que el Jefe de Gabinete es
competente en los términos del art. 100, CN, y normas complementarias (competencia). Por ello, el Jefe de Gabinete de
Ministros, RESUELVE. Artículo 1.— Ordenar la cesantía del agente X. (objeto) Artículo 2.— Notifíquese y oportunamente
archívese. Firmado: Jefe de Gabinete de Ministros (forma).
Elementos accesorios: no integran el objeto del acto, las nulidades de los aspectos accesorios no afectan la validez del
acto, siempre que sean separables de aquel y de sus elementos esenciales; a) Modo, obligación que cae sobre el
destinatario del acto y guarda relación con el derecho reconocido. El acto tiene efectos desde su dictado y siempre que el
Estado no declare su caducidad x incumplimiento del cargo; b) Condición, hecho futuro e incierto en virtud del cual el acto
se cumple o no; c) Plazo, hecho futuro y cierto, en razón del cual nacen/cesan los efectos del acto.
Notificación del acto: hecho por el cual se pone en conocimiento del interesado el acto y su contenido. Para que el acto
administrativo adquiera eficacia debe ser objeto de notificación al interesado. Los administrados podrán antes, no
obstante, pedir el cumplimiento de esos actos si no resultaren perjuicios para el derecho de terceros.
Caracteres: a) Presunción de legitimidad, el acto administrativo es legítimo (quien intente valerse de él, no debe probar su
validez porque el acto es por sí mismo válido). Esta presunción es iuris tantum, cede y se rompe si se prueba la invalidez
del acto, e incluso si sus vicios son manifiestos. Se impone al destinatario del acto, la carga de probar la ilegitimidad. El
juez no puede declarar la invalidez de oficio; b) Carácter ejecutorio, el Estado puede hacerlo cumplir aun contra la
voluntad del destinatario y sin intervención judicial, excepto i) cuando la ley dispone otro criterio, o ii) cuando la
naturaleza del acto exige la intervención judicial. Los medios de ejecución forzosa son embargo y ejecución cuando se
trate de sumas líquidas; cumplimiento subsidiario y astreintes; c) Carácter no retroactivo, actos administrativos tienen
eficacia desde su notificación. Excepciones, i) el acto administrativo podrá tener efectos retroactivos, siempre que no se
lesionen derechos adquiridos, cuando se dicta en sustitución de otro revocado o cuando favorece al administrado
(retroactividad con límites en el derecho de propiedad y el principio de seguridad jurídica); ii) actos administrativos de
alcance general podrán ser derogados, total o parcialmente, y reemplazados por otros, de oficio o a petición de parte y
aun mediante recurso en los casos en que este fuere procedente, todo ello sin perjuicio de los derechos adquiridos al
amparo de las normas anteriores y con indemnización de los daños efectivamente sufridos por los administrados.
Modos de extinción: las revocaciones proceden x inoportunidad y legitimidad, las nulidades solo por ilegitimidad. La
revocación es obra del Ejecutivo y la nulidad del juez. Tmb esta la caducidad
a) Revocación: dispuesto por el propio Ejecutivo ante sí mismo sin intervención del juez, y por razones de ilegitimidad o
inoportunidad. El objeto del Estado es la declaración de nulidad de sus propios actos (lesividad). Cuando el Estado revoca
por razones de ilegitimidad, no debe indemnizar a las personas afectadas en sus derechos; mientras que si retrocede y
extingue por razones de inoportunidad, sí debe hacerlo.
Acto regular: comprende al acto legítimo e ilegítimo (anulable de nulidad relativa). El acto administrativo regular, del que
hubieren nacido derechos subjetivos a favor de los administrados, no puede ser revocado, modificado o sustituido en
sede administrativa una vez notificado.
Acto irregular: acto administrativo afectado de nulidad absoluta, debe ser revocado o sustituido x razones de ilegitimidad
aun en sede administrativa. Si el acto esta firme y consentido y genero derechos subjetivos que se estén cumpliendo, solo
se podrá impedir su subsistencia y la de los efectos aún pendientes mediante declaración judicial de nulidad.
Excepciones (aplica x actos regulares e irregulares, fallo Almagro): i) el acto podrá ser revocado, modificado o sustituido
de oficio en sede administrativa si el interesado hubiere conocido el vicio, ii) si la revocación, modificación o sustitución
del acto lo favorece sin causar perjuicio a terceros, iii) si el derecho se hubiere otorgado expresa y válidamente a título
precario (precariedad, situación jurídica en que el Estado reconoce derechos a favor de terceros, sin estabilidad). El acto
también podrá ser revocado, modificado o sustituido por razones de oportunidad, mérito o conveniencia, indemnizando
los perjuicios que causare a los administrados.
Criterio: el principio es la estabilidad del acto administrativo, pero el Ejecutivo puede y debe revocar los actos viciados. Sin
embargo, no puede revocar sus propios actos si: (a) el acto irregular estuviese firme y consentido, y hubiere generado
derechos subjetivos que se estén cumpliendo; o (b) se trate de un acto regular que hubiese sido notificado. Sin embargo,
el Poder Ejecutivo puede y debe igualmente revocar el acto, en cualquier momento, cuando estuviese presente alguna de
las siguientes circunstancias: 1) cuando lo establece una ley especial; 2) cuando el titular del derecho subjetivo de que se
trate, hubiere conocido el vicio del acto; 3) cuando la revocación lo favorece y, a su vez, no cause perjuicios a terceros; 4)
cuando el derecho hubiese sido otorgado expresa y válidamente a título precario.
Revocación x inoportunidad, falta de mérito o inconveniencia: el Ejecutivo puede en cualquier momento más allá de la
notificación del acto o el ejercicio de los derechos subjetivos revocar y extinguir sus propios actos ante sí por razones de
inoportunidad. Si extingue derechos subjetivos debe necesariamente indemnizar.
b) Caducidad: el Estado puede declarar unilateralmente la caducidad (extinción) cuando el interesado no cumple con las
condiciones fijadas en él, dos condiciones, i) incumplimiento del particular y el acto de intimación estatal constituyéndolo
en mora y otorgándole plazo para su cumplimiento; ii) incumplimiento persistente del interesado y el vencimiento del
plazo suplementario. El Estado debe declarar la caducidad y el particular no tiene derecho a indemnización.
c) Nulidades: modo de extinción por el juez, en razón de vicios que impiden su subsistencia. 1) Actos nulos de nulidad
absoluta e insanable (irregulares) x vicios en sus elementos esenciales, voluntad de la Administración (error esencial, dolo,
violencia física o moral, simulación), competencia (en grado no si la delegación o sustitución estan permitidas), falta de
causa (inexistencia del derecho o hechos, falsedad del derecho o hechos), objeto (no cierto, oscuro, impreciso o ambiguo,
física o juridicamente imposible), violación de la ley aplicable, procedimiento, motivación (falta de razón, inexistencia de
relación adecuada entre antecedentes, objeto y fin; contradicciones o desproporcion), de las formas esenciales o de la
finalidad. 2) Actos anulables de nulidad relativa (regulares) que tienen un vicio, defecto o irregularidad que no impide la
subsistencia de sus elementos esenciales, será anulable en sede judicial y puede ser objeto de saneamiento.
Conversión del acto nulo: sustitución de un acto por otro cuando los elementos válidos de un acto administrativo nulo
permiten integrar otro que fue válido con consentimiento del particular. Ciertos elementos del acto nulo deben ser
válidos y permitir conformar junto con otros elementos un nuevo acto estatal no viciado; y el nuevo acto debe respetar el
objeto y el fin del acto inválido (estos elementos deben permanecer incólumes). Los efectos se producen desde el
momento en que el acto es perfeccionado y hacia adelante.
Saneamiento del acto anulable: a) Tecnica de ratificación, cuando fue dictado por órgano incompetente en razón del
grado y las técnicas de avocación, delegación o sustitución fuesen procedentes, el órgano superior jerárquico ratifica el
acto y salva sus vicios; b) Tecnica de confirmación, cuando adolece de cualquier otro vicio, el órgano que dictó el acto
defectuoso puede dictar otro acto confirmatorio de aquel. Los efectos son retroactivos a la fecha de emisión del acto.
Prescripción acciones de nulidad: xa actos nulos es imprescriptible, xa los actos anulables no.
Nulidad manifiesta y no manifiesta: según si el vicio surge de modo manifiesto del acto (si surge de una operación lógica
simple que consiste en confrontar el acto con el ordenamiento jurídico). Las nulidades manifiestas tienen dos
consecuencias, i) carece de presunción de legitimidad; ii) no goza de fuerza ejecutoria.
Hecho administrativo: comportamiento material que expresa una decisión estatal, no precedido de acto administrativo
alguno o precedido por acto inconexo con el hecho. En caso contrario, cuando el comportamiento está precedido por
actos, las conductas no constituyen hechos administrativos, sino ejecución material de aquellos.
Vías de hecho: comportamientos materiales ilegítimos estatales que desconocen derechos o garantías constitucionales
(cuando el Estado resuelve demoler edificio sin acto previo y de modo ilegítimo, pues el edificio no amenaza ruina). Tmb
puede ocurrir que el Estado ejecute un acto legítimo de un modo ilegítimo; en tal caso, el cumplimiento irregular de un
acto regular es constitutivo de vías de hecho. Tmb debe incorporarse como vía de hecho al cumplimiento del acto en los
casos en que este, según el criterio legal, no pueda ser ejecutado sin intervención judicial.
Silencio: debe ser interpretado en sentido contrario a la pretensión del particular, salvo que la ley establezca otro criterio;
i) silencio (material) como instituto de expresión de la voluntad estatal en términos generales y ii) silencio (formal) como
instituto en el marco de los recursos adm en particular luego de dictado el acto e impugnado este por el interesado, si en
tal contexto el Estado guarda silencio debe interpretarse como rechazo de las pretensiones de revisión. El silencio o la
ambigüedad de la Administración frente a pretensiones que requieran pronunciamiento concreto, se interpretarán como
negativa. Sólo x disposición expresa podrá acordarse al silencio sentido positivo.
Omisión estatal: inactividad material del Estado en el marco de una obligación a su cargo de contenido debido, específico
y determinado. En este contexto existe un derecho del particular ya reconocido por el ordenamiento jurídico.
Acto administrativo de alcance general y de alcance particular: el acto es particular si cumple con dos condiciones: a) este
dice quiénes son las personas destinatarias; b) el campo subjetivo es cerrados. El procedimiento de elaboración de los
actos de alcance general (reglamentos), paso a seguir, a) confección del proyecto que explique su objeto y fundamentos
(necesidad y oportunidad), acompañado por informe técnico, económico y jurídico; b) pedido e incorporación de
informes, consultas y dictámenes a otros órganos estatales; c) publicación y acceso a tales proyectos y sus antecedentes;
d) debate mediante la intervención de las áreas competentes del Estado y la participación de la sociedad civil;
e)respuestas fundadas del Estado; f) aprobación y publicación del reglamento.
Régimen jurídico de los reglamentos: a) postulado de la inderogabilidad singular (prohibición del Ejecutivo de dejar de
aplicar los actos de alcance general sobre un caso particular); b) aplicación o no de la ley 19.549 sobre procedimiento
administrativo; c) camino de impugnación de reglamentos; d) legitimación xa impugnar; e) efectos de la revocación x el
Ejecutivo o de la declaración judicial de nulidad de los reglamentos (absolutos o relativos).
Aplicación de la LPA a los reglamentos: actos administrativos de alcance general producirán efectos a partir de su
publicación oficial y desde el día que en ellos se determine; si no designan tiempo, producirán efectos después de los 8
días, computados desde el siguiente al de su publicación oficial. Los reglamentos sobre las estructuras orgánicas de la
Administración y las órdenes, instrucciones o circulares internas, entrarán en vigencia, sin necesidad de publicación.
Impugnación de reglamentos: personas interesadas pueden impugnar directamente el reglamento, interpuesto el
reclamo impropio y luego de transcurridos 60 días, se configura el silencio formal del Estado que debe ser interpretado
como rechazo de las pretensiones del reclamante. El reclamo que resuelve la impugnación directa contra el acto de
alcance general no es recurrible en sede administrativa. Sin embargo, si el Ejecutivo hubiere dado aplicación al
reglamento mediante actos individuales y definitivos el particular puede impugnar directamente estos últimos y de modo
indirecto el acto general que les sirve de sustento.
Legitimación en el trámite de impugnación: por quienes aleguen derecho subjetivo o interés legítimo
Efectos de la revocación y declaración judicial de nulidad de los reglamentos: i)efectos temporales (retroactivos o no); ii)
efectos relativos o absolutos (esto es, si la declaración de invalidez del reglamento solo comprende a las personas
recurrentes o debe extenderse sobre todos los afectados), aquí conveniente distinguir entre las impugnaciones directas
que ocurren cuando el recurrente decide cuestionar el reglamento por vicios o defectos inherentes a él y las indirectas
que tienen lugar cuando los interesados cuestionan el acto aplicativo con sustento en las irregularidades de aquellos (el
planteo se hace por medio de los actos particulares que aplican el reglamento supuestamente inválido). El cuadro a
analizar es el siguiente: 1) las impugnaciones indirectas y revocaciones en sede administrativa; 2) las impugnaciones
directas y revocaciones en sede administrativa; 3) las impugnaciones indirectas y declaraciones judiciales de nulidad; y
4) las impugnaciones directas y declaraciones judiciales de nulidad. En casos 1) y 2), los efectos extintivos son absolutos,
en el 3), sus efectos deben ser relativos (solo entre partes), en el 4), el decisorio debe tener efectos absolutos. Sin
embargo, cuando el fallo judicial crease o mantuviese un estado desventajoso respecto de quienes no fueron parte en el
proceso judicial, sus efectos no pueden desconocer el derecho de los terceros nacidos bajo ese reglamento.
ALMAGRO, GABRIELA Y OTRA C/ UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA. La Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba
hizo lugar al recurso directo deducido por dos agentes de la planta de personal no docente de la Universidad Nacional de
esa ciudad, y declaró la nulidad de la resolución n° 374/95 por la que el consejo superior había dejado sin efecto la
designación de aquéllas; en consecuencia, condenó a la universidad a reintegrarlas a los cargos y destinos que ocupaban.
La cámara sostuvo que el consejo superior no se hallaba habilitado para revocar los actos de designación porque éstos
estaban firmes, consentidos y habían generado derechos subjetivos en favor de las recurrentes, razón por la cual, si la
administración entendió que los actos tenían vicios que los tornaban nulos, debió acudir al auxilio judicial promoviendo el
proceso de lesividad. Dijo también que la instancia había sido abierta con el único alcance de examinar la legalidad de la
resolución n° 374/95; debido a ello y con los elementos de juicio existentes en autos, concluyó que no era posible
determinar si los actos de designación eran nulos y menos aún expedirse sobre el alegado conocimiento del vicio por
parte de las beneficiarias. El art. 17 de la ley 19.549 establece expresamente la obligación de la administración pública de
revocar en sede administrativa sus actos irregulares, salvo que el acto se encontrara firme y consentido y hubiera
generado derechos subjetivos que se estén cumpliendo, supuesto en el cual sólo se podrá impedir su subsistencia y la de
sus efectos aún pendientes mediante declaración judicial de nulidad. El art. 18 dispone que el acto regular del que
hubieren nacido derechos a favor de los administrados no podrá ser revocado en sede administrativa una vez notificado,
salvo -entre otras circunstancias- cuando el interesado hubiera conocido el vicio. Las excepciones a la regla de la
estabilidad en sede administrativa del acto regular previstas en el art. 18 -entre ellas, el conocimiento del vicio por el
interesado- son igualmente aplicables al supuesto contemplado en el art. 17. De lo contrario, el acto nulo de nulidad
absoluta gozaría de mayor estabilidad que el regular, lo cual no constituye una solución razonable ni valiosa. Si es válido el
ejercicio de la potestad revocatoria cuando el interesado hubiera conocido el vicio del acto, resulta entonces inadmisible
sostener que el tribunal (Camara) no se encontraba habilitado para examinar si las agentes tenían o no ese conocimiento,
pues ello comporta una interpretación parcial de las normas que rigen el caso o, dicho de otro modo, un estudio
incompleto sobre la legalidad del acto impugnado. Se hace lugar la queja, se declara procedente el recurso extraordinario
y se revoca la sentencia apelada.
KEK, SERGIO LEONARDO Y OTROS C/ MUNICIPALIDAD DE CORONEL DU GRATY S/ DEMANDA CONTENCIOSO ADM. Los
actores prestaban servicios como personal transitorio en la Municipalidad. Teniendo en cuenta esta situación, el Concejo
Municipal sancionó la ordenanza 375/03 que dispuso la creación de quince cargos de planta permanente y resolvió que
fueran cubiertos por los agentes municipales que venían desempeñándose como personal transitorio, entre ellos, los aquí
actores. Pocos meses después, el concejo sancionó la ordenanza 383/03, que dejó sin efecto la ordenanza 375 citada. Al
ser notificados de esta última ordenanza, los aquí actores impugnaron la decisión del Concejo Municipal. Agotada la vía
administrativa, interpusieron demanda con el objeto de que se declarara la nulidad de la ordenanza 383/03 y se les
indemnizaran al dejar sin efecto su incorporación a la planta permanente. El Superior Tribunal de Justicia de la Provincia
del Chaco rechazó la acción, consideró que la ordenanza 375/03 había sido correctamente revocada en sede
administrativa porque estaba afectada de nulidad absoluta. Contra esa decisión, los actores interpusieron recurso
extraordinario federal. Que esta Corte tiene dicho que los actos administrativos firmes, que provienen de autoridad
competente, llenan todos los requisitos de forma y se han expedido sin grave error de derecho, no pueden ser anulados
por la autoridad que los dictó si generaron derechos subjetivos que se incorporaron al patrimonio de sus destinatarios.
Que, de todas maneras, la regla no es absoluta, como tampoco son absolutos los principios, garantías y derechos
reconocidos por la CN (art. 14 y 28). La Corte ha manifestado reiteradamente que la estabilidad de los actos
administrativos cede cuando la decisión revocada carece de las condiciones esenciales de validez por hallarse afectada de
vicios graves y ostensibles en su forma, competencia o contenido; fue dictada la base de presupuestos fácticos
manifiestamente irregulares, reconocidos o fehacientemente comprobados; o, en otras palabras, fue dictada a raíz de un
error grave de derecho. En estos casos, la facultad revocatoria encuentra justificación en la necesidad de restablecer sin
dilaciones el imperio de la juridicidad, comprometida por aquellos actos administrativos irregulares. El superior tribunal
provincial ha interpretado y aplicado erróneamente la jurisprudencia de la Corte. El a quo no tuvo en cuenta que el
principio general es el de la estabilidad de los actos administrativos. Lo expuesto implica que la excepción -la facultad
revocatoria de la administración ante la existencia de un error grave de derecho debe interpretarse en forma restrictiva.
En este caso, no se encuentra probado que la ordenanza 375/03 exhiba vicios graves y ostensibles. Es que, en definitiva, la
ordenanza 375/03 tuvo la intención de cumplir con la manda constitucional del artículo 14 bis de la CN teniendo en
cuenta que la conducta de la municipalidad podría haber generado en los actores una legítima expectativa de
permanencia laboral, merecedora de la protección contra la ruptura discrecional del vínculo x parte de la administración.
Cabe concluir que la Municipalidad no podía dejar sin efecto la ordenanza 375/03 por no concurrir, en este caso, los
supuestos excepcionales que autorizan a la administración a revocar, en su propia sede, un acto que generó derechos
subjetivos incorporados al patrimonio de los particulares. Se declara procedente el recurso y se revoca la sentencia.
CASO PRACTICO N°1: Acto con vicio en la competencia. Un ministro se abocó a la competencia de una secretaría que ya
no le correspondía a su ministerio. ¿Como se subsanaría? Lo tiene que ratificar el órgano competente. Si no lo ratifica,
queda nulo por falta de voluntad del órgano superior. Lo que diría es que es que los que todavía los dos que no estan en
cumplimento, por el principio de ejecución, los revocaría y los otros dos los cuestionaría en sede judicial ya que ya están
haciendo uso del derecho que les concede el acto irregular. ACTO NOTIFICADO + DERECHO EN CUMPLIMIENTO - VICIOS
La oportunidad, mérito y conveniencia, como última instancia donde esté acreditado el interés público, la administración
puede revocar un acto administrativo indemnizando al perjudicado.
La causa está establecida pero lo que falla es que no se le hace el estudio a este Sr. Z en particular, el informe de UBA es
abstracto. A este se le afecta el derecho de defensa y por ello el procedimiento tiene un vicio, (en el debido proceso
adjetivo, que se basa en la debida defensa). Lo que puede hacer el juez está sujeto a dos argumentos posibles para fallar
según si: El juez declara nulo el acto por procedimiento aunque haya una causa que es demostrada luego. Acto es nulo y
por ello las cosas vuelven al estado anterior al dictado del acto. Teoría de la subsanación, igual es demasiado
contemplativa con los vicios del procedimiento. Lo vamos a contestar cuando veamos vía administrativa. No xq la decisión
es del presidente y en este caso no es necesario agotar la vía administrativa. El conflicto que se presenta es que el
presidente dicta un decreto que lo que hace es revocar un acto administrativo. El argumenta que por el vicio en el
procedimiento o en la causa del acto administrativo, puede revocar las asignaciones. El principio es que no, que como la
persona está notificada y el acto es irregular, no la pueden despedir. Pero una de las excepciones es que como el
particular sabía que la revocación es errónea, por un vicio manifiesto ACCIÓN DE LESIVIDAD si la persona NO sabía de la
irregularidad. Pero en la mayoría de los casos no se hacen los concursos necesarios para contratar, por eso no se si sería
tan contundente en decir que la persona conocía el vicio. No podemos defender la legalidad del acto si es la propia
administración la que no cumple. El acto es irregular, con la persona notificada y ejerciendo el cargo, el art 17 dice que si
se está ejerciendo la única forma de pedir la nulidad es a través de la vía judicial. Estabilidad del acto administrativo.
CASO PRÁCTICO N° 2: ¿Es necesario agotar la via adm? sin respuesta porque todavía no vimos “procedimiento”. Conflicto
del ejercicio: presidente dicta decreto revocando acto adm. (designaciones) con el fundamento de vicios en el
procedimiento (falta de concurso en la selección de agentes). Uno de estos empleados afectados quiere saber si se puede
hacer algo al respecto. El acto es irregular porque tiene un vicio en el procedimiento/causa, el agente estanotificada y
ejerciendo su derecho. Según art. 17 la adm. puede revocar este acto en sede adm si aun no se esta ejerciendo el
derecho, si se esta ejerciendo la única manera es x via judicial a través de la acción de lesividad.
CASO ACTO REVOCACION: Ministro se avoca en competencia de un Secretario que ya no se encontraba bajo su
jurisdicción. Dos de los actos están notificados y el derecho esta en cumplimiento y no se producen las excepciones, la
adm debe acudir al PJN a través de la acción de lesividad. Los otros dos actos adm están notificados xo todavía no
empezaron a ejercer el derecho, la adm puede revocarlo en sede adm (actos que iban a arrancar en julio)
ACCIÓN DE LESIVIDAD: la administración se presentan frente al juez para que este deje sin efecto o anule (nulidad) el acto
administrativo. Cuando la administración recurre a ella, está iniciando una acción judicial para dejar sin efecto un acto
administrativo. La provocación es desde la administración, no del poder judicial.
CAP. 17. CONTRATO ADMINISTRATIVO. Todos los convenios celebrados por el Ejecutivo son contratos administrativos
regulados por el derecho público, sin perjuicio de que en ciertos casos estén alcanzados por matices del derecho privado.
Cláusulas propias y distintivas (exorbitantes): a) interpretación unilateral, el Estado decide cómo interpretar el contrato y
hace valer su criterio; b) modificación unilateral del contrato por el Estado; c) dirección del contrato por el Estado, en el
trámite de ejecución del acuerdo; d) aplicación de sanciones por el Estado sobre el contratista x incumplimientos; y e)
revocación unilateral por razones de interés público y sin intervención judicial.
Presunción de legitimidad: actos que dicte el Estado sobre interpretación, modificación o extinción del contrato, es el
contratista quien debe alegar y probar su invalidez.
Principios: a) Interés público (razonabilidad del proyecto y eficiencia de la contratación), las contrataciones estatales
deben ser razonables y eficientes. El sentido es obtener los mejores bienes, obras y servicios, al menor costo posible; o
vender al mejor postor; y alcanzar los resultados requeridos por la sociedad.
b) Sustentabilidad y la protección de los derechos sociales (empleo e inclusión social) y los nuevos derechos
(ambiente, consumidores);
c) Concurrencia, impone el deber de garantizar la participación de la mayor cantidad posible de oferentes. Se
persigue que el Estado contrate en las mejores condiciones que el mercado pueda ofrecer. Es regla general para la
selección del contratante, la licitación pública o concurso público.
d) igualdad y no discriminación, se apoya en el art. 16 CN y es recogido por el decreto 1023/2001, extiende sus
efectos a la etapa de selección del contratista y a la ejecución del contrato. Consecuencia del deber de dispensar un trato
igualitario es la imposibilidad de modificar las bases de la licitación en el contrato ya celebrado.
e) Publicidad, hace referencia a la posibilidad de los interesados de acceder a la información acerca de la licitación,
tanto en lo relativo al llamado como al trámite posterior a la apertura de sobres. Fundamental medios electrónicos.
f) Transparencia, la contratación pública se desarrollará en todas sus etapas en un contexto de transparencia
que se basará en la publicidad y difusión de las actuaciones emergentes de la aplicación de este régimen, la utilización de
las tecnologías informáticas que permitan aumentar la eficiencia de los procesos y facilitar el acceso de la sociedad a la
información relativa a la gestión del Estado en materia de contrataciones (ppio transparencia).
g) Participación, el control y la responsabilidad de los agentes públicos, propio del Estado democrático de derecho.
Las contrataciones públicas deben apoyarse en la participación real y efectiva de la comunidad, lo cual posibilitará el
control social sobre las contrataciones públicas.
Bloque normativo en el ámbito contractual estatal: a) el decreto delegado 1023/2001, su decreto reglamentario
1036/2016, la disposición 62-E/2016 (Manual de Procedimiento) y la disposición 63/2016 sobre el pliego de bases y
condiciones generales; b) la ley 13.064 de obras públicas; c) la ley 17.520 sobre concesión de obras públicas;
d) la ley 22.460 de consultoría; e) la ley 25.164 de empleo público. El régimen general y básico sobre las contrataciones
del Estado está contemplado en el decreto delegado 1023/2001, es de aplicación obligatoria a los procedimientos de
contratación en los que sean parte la administración central y los organismos descentralizados (el resto esta excluido).
Aplica en , a) Compraventa, suministros, servicios, locaciones, consultoría, alquileres con opción de compra, permutas,
concesiones de uso de los bienes del dominio público y privado del Estado nacional, que celebren las jurisdicciones y
entidades comprendidas en su ámbito de aplicación y a todos aquellos contratos no excluidos expresamente, b) Obras
públicas, concesiones de obras públicas, concesiones de servicios públicos y licencias.
Quedan excluidos, a) los de empleo público, b) las compras de caja chica, c) los que se celebren con estados extranjeros,
con entidades de derecho público internacional, con instituciones multilaterales de crédito, los que se financien total o
parcialmente con recursos provenientes de esos organismos, d) los comprendidos en operaciones de crédito público.
Orden de prelación: a) el decreto delegado; b) el decreto reglamentario; c) las normas que se dicten en consecuencia del
reglamento; d) el Manual de Procedimientos del Régimen de Contrataciones de la Administración Pública que dicte la
Oficina Nacional de Contrataciones; e) el pliego único de bases y condiciones generales; e) el pliego de bases y
condiciones particulares; f) la oferta; g) las muestras; h) la adjudicación; y i) la orden de compra, venta o el contrato.
Elementos del contrato: dos concurrentes, i) competencia del órgano estatal y ii) capacidad de los contratantes, además
iii) objeto, obtener bienes, servicios y obras determinadas, con el menor costo y la mayor calidad posible. El principio de
autonomía de la voluntad es relativo, está subordinado al marco legal. La competencia resulta de CN, leyes y reglamentos.
Pueden contratar con el Estado las personas con capacidad para obligarse y que estén incorporadas en la base de datos
que lleve la Oficina Nacional de Contrataciones. Excluidos, a) las personas físicas y jurídicas que hubiesen sido suspendidas
o inhabilitadas en su carácter de contratistas del Estado; b) los agentes públicos y las empresas en que estos tengan una
participación suficiente para formar la voluntad social, en razón de la incompatibilidad o conflicto de intereses; c) los
condenados por delitos dolosos, por un tiempo igual al doble de la condena; d) las personas procesadas por delitos contra
la propiedad, la Administración, la fe pública y los delitos comprendidos en la Convención Interamericana contra la
Corrupción; e) las personas físicas y jurídicas que no hubieren cumplido con sus obligaciones tributarias o de previsión; f)
las personas físicas y jurídicas que no hubieren rendido cuentas respecto de fondos públicos otorgados como subsidios.
Procedimiento contractual: comienza con el 1) Plan anual y el acto de previsión presupuestaria, la afectación de los
recursos públicos necesarios;
2) Redacción de los pliegos: (documentos que contienen bases y condiciones del contrato y el tipo de selección del
contratista); i) pliego general, resolución reglamentaria y complementaria del decreto 1036/2016 (listado de detalles y
pormenores), aprobado por la Oficina Nacional de Contrataciones y de utilización obligatoria; ii) pliego de bases y
condiciones particulares, elaborado para cada procedimiento de selección, contiene especificaciones técnicas (cantidades
y características de los bienes o servicios), cláusulas particulares y requisitos mínimos que indique el pliego unico de
condiciones generales. Ambos deben ser exhibidos obligatoriamente en la sede de las jurisdicciones o entidades
contratantes, y difundidos en el sitio de Internet de la Oficina Nacional de Contrataciones.
Procedimiento de selección del contratista: debe hacerse por regla general mediante licitación pública o concurso público.
En los casos de excepción por, a) subasta pública; b) licitación o concurso abreviado o privado; c) contratación directa. Las
obras publicas nacionales, en principio, sólo podrán adjudicarse en licitación pública.
Criterios xa la elección de los tipos de contratación: 1. cumplimiento de los objetivos de economía, eficiencia y eficacia en
la aplicación de los recursos públicos; 2. características de bienes/servicios; 3. monto estimado del contrato; 4.
condiciones del mercado; 5. razones de urgencia o emergencia.
Licitación o concurso público: mecanismos de competitividad y ofertas múltiples entre los que aspiran a encargarse de
ejecutar las obras, proveer los bienes o prestar los servicios bajo determinadas condiciones, a fin de que el Estado elija la
propuesta más ventajosa. Debe hacerse el procedimiento de licitación cuando el criterio de selección recaiga en factores
económicos; y el concurso procede cuando el estándar cae en factores no económicos. El proceso —licitación o concurso
— es público cuando el llamado esté dirigido a un número indeterminado de oferentes.
El llamado es público cuando el contrato supere el monto que se fije por vía reglamentaria, el decreto reglamentario
establece que licitación o concurso público más de 6 mil módulos (M 6.000), el jefe de Gabinete puede modificarlo.
Las licitaciones y concursos pueden ser de etapa única (cuando la comparación de las ofertas y las calidades de los
oferentes se realice en un mismo acto), o múltiple (si la comparación se realice mediante dos o más fases de evaluación).
Licitación o concurso abreviado (privado): cuando el llamado está dirigido a personas inscriptas en la base de datos que
lleva la Oficina Nacional de Contrataciones y siempre que el monto de la contratación no supere el que se fije por
reglamentación (solo puede ser privado cuando sean inferior a M 6.000).
Subasta pública: método público de venta y compra de bienes y se hace al mejor postor. Procede en caso de
compras y ventas de bienes inmuebles, muebles y semovientes por el Estado.
Contratación directa: i) Adjudicación simple, cuando el Estado no puede contratar sino con determinada persona, o esté
facultado para elegir un contratante de naturaleza pública; a) realización o adquisición de obras científicas, técnicas o
artísticas; b) cuando se trate de la contratación de bienes o servicios cuya venta fuere exclusiva o que solo posea una
determinada persona física o jurídica (a marca no constituye de por sí causal de exclusividad, salvo que técnicamente se
demuestre la inexistencia de sustitutos convenientes -criterio de exclusividad-); c) reparaciones de maquinarias, vehículos,
equipos o motores cuyo desarme, traslado o examen previo sea imprescindible para determinar la reparación necesaria;
d) contrataciones de los órganos o entes estatales entre sí o con organismos provinciales o municipales y la CABA y con
empresas y sociedades de participación mayoritaria del Estado, siempre que tengan por objeto la prestación de servicios
de seguridad, logística o salud; y e) contratos que celebre el Estado con universidades nacionales.
ii) Compulsa abreviada, si existe más de un potencial oferente con capacidad para satisfacer la prestación; a) cuando el
monto no supere los 1.300 M; b) cuando la licitación o concurso hubiesen resultado desierto o hubiese fracasado; y c)
contrataciones de urgencia.
Podrán hacerse por adjudicación simple o compulsa abreviada: a) los contratos que se celebren con las personas físicas y
jurídicas inscriptas en el Registro Nacional de Efectores de Desarrollo Local y Economía Social, con o sin financiamiento
estatal; b) las contrataciones de emergencia; y d) las operaciones secretas por razones de seguridad o defensa nacional.
3) El llamado o convocatoria: debe realizarse mediante el dictado de un acto administrativo y cumplir con el
régimen de difusión y publicidad. Si se omiten estos requisitos dará lugar a la revocación inmediata del procedimiento.
4) Presentación de las ofertas: luego del llamado comienza a correr el plazo en el que los interesados deben presentar sus
ofertas (sus propuestas de contratación). Las ofertas que se presenten fuera de término deben ser rechazadas. Deben ser
presentadas por escrito, firmadas, en idioma nacional, con copias e indicación del domicilio especial. Las ofertas deben
contener la cotización conforme lo estipulado en los artículos del pliego e indicar las ofertas alternativas o variantes.
Tras el vencimiento del plazo de presentación de las ofertas, se extingue la posibilidad de modificarlas (si en forma previa
al vencimiento un oferente quisiera corregir, completar o reemplazar una oferta ya presentada se considerará como
válida la última propuesta presentada en término. Las ofertas deben mantenerse por el término de 60 días corridos a
partir de la fecha del acto de apertura.
5) Apertura de las ofertas: en acto público en el lugar, día y hora determinado, con participación de cualquiera que tenga
interés en presenciar el acto. La autoridad competente debe labrar el acta correspondiente.
Causales de rechazo de las ofertas: las propuestas que, a) fuesen presentadas por personas no incorporadas en el Sistema
de Información de Proveedores o no estuviesen habilitadas para contratar con el Estado; b) estuviesen escritas con lápiz;
c) contuvieren errores u omisiones esenciales; d) no cumpliesen con las garantías del caso; e) tuviesen condicionamientos,
raspaduras, enmiendas o cláusulas contrarias a las normas vigentes.
6) Preadjudicación: procedimiento de adjudicación de orden transitorio, luego tras el vencimiento del plazo de las
impugnaciones contra este, el órgano competente debe adjudicar el contrato con carácter definitivo. Tras abrir las
ofertas, debe labrar el acta, confeccionar el cuadro comparativo, y remitir las actuaciones a la Comisión de Evaluación que
debe dictaminar con carácter no vinculante en el trámite de las contrataciones. Este dictamen debe ser notificado a todos
los oferentes en el término de dos días luego de su dictado. A su vez, los oferentes pueden impugnarlo en el plazo de tres
días desde que fue notificado, y quienes no revistan tal calidad también pueden hacerlo en igual plazo desde su difusión
en el sitio de Internet o el sitio de la ONC; en ambos casos previa integración de la garantía correspondiente.
7) Adjudicación: el órgano competente debe resolver las impugnaciones presentadas contra el dictamen de la Comisión
Evaluadora y adjudicar el contrato de modo fundado y definitivo. Este acto debe notificarse al adjudicatario y al resto de
los oferentes, dentro de los tres días de su dictado. La adjudicación deberá realizarse a favor de la oferta más conveniente
para el organismo contratante, teniendo en cuenta" el precio, la calidad, la idoneidad del oferente y las otras condiciones
de la oferta. Podrá adjudicarse aun cuando se hubiera presentado una sola oferta.
El Estado puede dejar sin efecto el trámite de contratación en cualquier momento, antes del perfeccionamiento del
contrato, y sin indemnización a favor de los oferentes.
Perfeccionamiento del contrato: la notificación de la orden de compra o de venta al adjudicatario producirá el
perfeccionamiento del contrato. En los casos en que el acuerdo se perfeccionara mediante un contrato el mismo se
tendrá por perfeccionado en oportunidad de firmarse el instrumento respectivo.
Causa (antecedentes de hecho y derecho) y motivación de los contratos: antecedentes de hecho son la planificación o
programación de la contratación, y la previsión del gasto en el presupuesto estatal. El Estado solo puede contratar si
existe crédito presupuestario suficiente, salvo casos de excepción legal (Ley de Obras Públicas). Antecedentes de derecho,
está integrado por los principios generales; la ley; el decreto reglamentario; el Manual; los pliegos de condiciones
generales; los pliegos de condiciones particulares; y, en ciertos casos, el contrato en sí mismo o las órdenes de compra.
Finalmente, las contrataciones deben estar motivadas (elemento motivación)
Finalidad de los contratos: que persigue el Estado es alcanzar los resultados requeridos por la sociedad, coadyuvando al
desempeño eficiente de la Administración. El Estado debe interpretar el contrato según el interés público comprometido
y, a su vez, imponer su criterio sobre el contratista y con alcance ejecutorio (modo coactivo, sin perjuicio de que este
puede recurrir ante el juez), la regla hermenéutica básica es el interés colectivo. El Estado sí puede incumplir sus
obligaciones por razones de interés público, en cuyo caso el contratista no puede obligarlo, por sí o por medio del juez, al
cumplimiento de sus obligaciones (sin perjuicio del pago de las indemnizaciones).
Excepción de incumplimiento: empresario tiene obligación de cumplir las prestaciones por sí en todas las circunstancias,
salvo incumplimientos de la contraparte pública, de tal gravedad que tornen imposible la ejecución del contrato. En estas
circunstancias, el particular —además de oponer tal excepción— debe reclamar o reconvenir en sede judicial por rescisión
contractual, en razón del incumplimiento de las obligaciones contractuales del Estado. Téngase presente que el Estado
puede —por sí solo— rescindir el contrato por culpa del contratista, y ejecutar directamente el contrato, por sí o por otro.
Modificación del contrato por razones ajenas a las partes (revisión contractual):
1) Hecho del príncipe, acto u omisión de las autoridades públicas de carácter imprevisible que incide en el trámite de
ejecución del contrato. Las conductas estatales constitutivas del hecho del príncipe no son propias del sujeto contratante
sino de otros poderes, órganos o entes del Estado. Puede tornar más oneroso el cumplimiento de las obligaciones del
contratista particular (Estado debe compensar), o lisa y llanamente trastocar el contrato en un acuerdo de cumplimiento
imposible (debe indemnizadar). Cuando el contrato fuese de cumplimiento imposible por el hecho del príncipe, el
particular puede dejar de cumplir con sus obligaciones y reclamar judicialmente su resolución.
2) Teoría de la imprevisión, consiste en la existencia de hechos extraordinarios, imprevisibles, sobrevivientes y ajenos a las
partes que producen un excesivo sacrificio para cualquiera de estas en el marco de la relación contractual. No procede el
reconocimiento del daño emergente ni el lucro cesante, sino simplemente la compensación de los perjuicios entre las
partes —y no en términos igualitarios sino con miras a reequilibrar el vínculo original—.
3) Modificación del contrato por el Estado contratante (ius variandi), se funda en el carácter cambiante del interés
público y la necesidad de adaptar las conductas estatales en torno de este, se exige, a) que el cambio de las condiciones
sea objetivo; b) que las modificaciones del objeto contractual sean necesarias y razonables; y c) que no se altere el fin y la
sustancia del contrato, respetándose además los límites legales y el equilibrio económico del acuerdo.
4) Modificación del objeto (monto del contrato), si bien es verdad que el Estado puede modificar de modo unilateral el
contrato, el ejercicio de esta potestad no es ilimitado ya que el marco jurídico prevé ciertos límites cuantitativos (por caso
el veinte por ciento del convenio en más o menos); cualitativos (el órgano contratante no puede desvirtuar el objeto y el
fin del contrato); y, por último, el equilibrio entre las partes (el Estado, en caso de aumentos, debe compensar
económicamente al contratista según los precios convenidos originariamente).
Extinción de los contratos: a) Revocación, i) por razones de oportunidad, mérito o conveniencia: el contratista tiene
derecho a indemnización, pero no puede reclamar —en principio— el lucro cesante.
ii) por razones de ilegitimidad (vicios del acuerdo): el Estado decide resolver el contrato por los vicios que este tiene
en sus orígenes, o por aquellos que sobrevienen en su desarrollo. El Estado puede rescindir el contrato por
incumplimiento de las obligaciones del contratante ante sí y por sí, sin intervención judicial, pero no puede revocar el
acuerdo por razones de ilegitimidad cuando hubiesen nacido derechos subjetivos que se estén cumpliendo. En caso de
revocación o nulidad judicial del acuerdo, las partes deben restituirse las cosas y si no es posible devolver el equivalente.
b) Rescisión, i) por incumplimiento de las obligaciones del contratista: el Estado debe extinguir el contrato sin
necesidad de interpelación judicial o extrajudicial, salvo en aquellos casos en que optara por la aceptación de la
prestación en forma extemporánea. El Estado puede optar entre exigir el cumplimiento, aplicando las penalidades del
caso más los daños y perjuicios o rescindir el contrato por sí y ante sí sin intervención judicial. El particular no tiene
derecho a indemnización.
ii) por razones imputables al Estado: cuando el Estado no cumple con sus obligaciones contractuales.
iii) tambien puede rescindirse por acuerdo de ambas partes.
c) Resolución (hechos extraños a las partes), i) por caso fortuito o fuerza mayor: la Ley de Obras Públicas
establece que producida la rescisión del contrato, las pérdidas, perjuicios y daños serán soportados por la Administración
pero no se liquidará a favor del contratista suma alguna por concepto de indemnización o de beneficio que hubiera
podido obtener sobre las obras no ejecutadas (el Estado debe indemnizar, su alcance es el daño emergente, con exclusión
del lucro cesante).
ii) por actos del Estado no contratante (hecho del príncipe): cuando el hecho impeditivo del cumplimiento de las
obligaciones es cualquier decisión de otro órgano, ente o poder estatal, entonces, el caso debe ubicarse en el marco del
hecho del príncipe. Es decir, en este supuesto, existe imposibilidad de ejecución contractual, liberándose al deudor,
siempre que el hecho hubiese resultado imprevisible.
iii) por hechos naturales (imprevisión): en principio, obstaculiza o dificulta su cumplimiento pero que, en ciertos
casos, puede tornarlo de ejecución imposible. Las partes no tienen derecho a indemnización.
CAP. 18. RESPONSABILIDAD DEL ESTADO. En un principio, el Estado no era responsable patrimonialmente. Con el tiempo y
según principios propios del Estado de Derecho, el Estado se hizo responsable por los daños causados por sus actividades
ilícitas y, más adelante, por sus conductas lícitas. En el derecho civil, a diferencia de aquí, no existe responsabilidad por
conductas lícitas, sino únicamente por conductas lícitas. En este proceso, influyeron dos hechos jurídicos relevantes:
• La personificación estatal, entendiéndolo como una persona jurídica.
• La imputación o traslado de las conductas de los agentes al propio (teoría del órgano).
¿Cuáles son las normas en el Derecho Público?: 1. CN, art. 17 establece inviolabilidad de propiedad privada y la
responsabilidad estatal en caso de expropiación; art. 16 principio de igualdad.
2. Normas de rango inferior. El CCC afirma que las disposiciones no son aplicables a la responsabilidad del Estado de
manera directa o subsidiaria. Hay lagunas que deben recubrirse con reglas del Derecho Civil.
Ley 26.944: estudia, 1. Ámbito de aplicación. Responsabilidad del Estado nacional por los daños causados por sus
conductas (actividad o inactividad).
2. Los pilares de la responsabilidad estatal. La responsabilidad es objetiva y directa.
3. Los requisitos de la responsabilidad estatal por conductas ilegítimas. Son: a. El daño cierto y mensurable en dinero.
b. La imputabilidad material al órgano estatal. c. La relación de causalidad adecuada. d. La falta de servicio (actuación u
omisión irregular del Estado). A su vez, la omisión sólo genera responsabilidad cuando se verifica la inobservancia de un
deber normativo de actuación expreso y determinado.
4. Los requisitos de la responsabilidad estatal por actividades lícitas. Es excepcional y sólo comprende el lucro cesante. Los
presupuestos son: a. El daño cierto, actual y mensurable en dinero. b. La imputabilidad material al órgano estatal.
c. La relación de causalidad directa, inmediata y exclusiva. d. La ausencia del deber jurídico de soportar el daño. e. El
sacrificio especial, diferenciado del que sufre el resto y configurado por la afectación de un derecho adquirido.
5. Los eximentes de responsabilidad del Estado. El Estado se exime de responsabilidad por caso fortuito, fuerza mayor o el
hecho de la víctima o de un tercero por quien no debe responder.
6. La responsabilidad estatal por actividad judicial. Daños causados x actividad judicial legítima no generan indemnización.
7. La responsabilidad del Estado por la actividad de los contratistas y concesionarios de los servicios públicos. El Estado no
debe responder de modo directo ni subsidiario, por los perjuicios ocasionados por los concesionarios o contratistas de los
servicios públicos a los cuales se les atribuya o encomiende un cometido estatal, cuando la acción u omisión sea
imputable a la función encomendada.
8. El plazo de prescripción de las acciones. Son: para la responsabilidad extracontractual 3 años desde la verificación del
daño; responsabilidad de los agentes públicos 3 años; y la responsabilidad por repetición contra los agentes públicos
también de 3 años, desde la sentencia firme que estableció la indemnización.
9. La responsabilidad estatal derivada de la nulidad de los actos administrativos. El interesado puede iniciar la acción de
nulidad o inconstitucionalidad conjuntamente con la indemnización, o después de finalizado el proceso.
10. La responsabilidad de los agentes públicos. Los agentes y funcionarios públicos son responsables por los daños
causados por cumplir de manera irregular sus obligaciones.
11. La responsabilidad contractual. Si bien la responsabilidad estatal contractual se rige por sus propias normas, en caso
de ausencia de regulación, se aplica la ley 26.944.
Omisiones del legislador federal, su resolución por aplicación analógica del CCC.
Lagunas de LRE: a) La responsabilidad por las cosas viciosas o riesgosas de propiedad del Estado o que estuviesen bajo su
guarda. b) La responsabilidad del Estado central por los daños causados por los entes autárquicos y las empresas públicas.
c) La responsabilidad por los daños causados en los establecimientos educativos.
Cabe recurrir, en estos casos, por la vía analógica al Código Civil y Comercial: a) La responsabilidad por las cosas viciosas o
riesgosas está regulado en los arts. 1757 y 1758 del CCC. En efecto, toda persona responde por el daño causado por el
riesgo o vicio de las cosas, o de las actividades que sean riesgosas o peligrosas por su naturaleza, por los medios
empleados o por las circunstancias de su realización. La responsabilidad es objetiva. A su vez, el dueño y guardián son
responsables concurrentes. Y finalmente, en caso de actividad riesgosa o peligrosa, responde quien la realiza.
b) La responsabilidad del principal por el hecho del dependiente se encuentra en el art. 1753, en cuanto establece que el
principal responde objetivamente por los daños causados por los que están bajo su dependencia, o las personas de las
cuales se sirve para el cumplimiento de sus obligaciones.
c) A su vez, el art. 1767 dispone que el titular de un establecimiento educativo responde por el daño causado o sufrido por
sus alumnos menores de edad cuando se hallen o deban hallarse bajo el control de la autoridad escolar.
Presupuestos de responsabilidad del Estado por sus actividades ILÍCITAS: es responsable siempre que estén presentes los
factores: 1. Falta de servicio, acción u omisión irregular de parte del Estado. A su vez, la omisión sólo genera
responsabilidad cuando se verifica la inobservancia de un deber normativo de actuación expreso y determinado.
2. Imputabilidad material de la actividad o inactividad a un órgano estatal.
3. Daño cierto, debidamente acreditado por quien lo invoca y mensurable en dinero.
4. Relación de causalidad directa entre la conducta estatal (falta de servicio) y el daño cierto.
Fundamento de la responsabilidad estatal: es la conducta irregular, es decir, la falta de servicio. En Vadell (1984), el
Tribunal dijo que la idea objetiva de la falta de servicio encuentra fundamento en la aplicación por vía subsidiaria del art.
1112 del Código Civil que establece un régimen de responsabilidad por los hechos y omisiones de los funcionarios
públicos en el ejercicio de sus funciones, por no cumplir sino de una manera irregular las obligaciones legales que les
están impuestas. Por su parte, la LRE (2014) sigue el concepto de falta de servicio como requisito del deber estatal de
reparar, en el contexto de las actividades ilícitas.
Falta de servicio: funcionamiento irregular o defectuoso de las conductas estatales, según las normas vigentes. Debe
interpretarse como las actividades inadecuadas desarrolladas por el Estado (es decir, de modo incorrecto según los
criterios normativos) y siempre que, además, se hubiese causado daño. Es el incumplimiento de deberes legales.
En síntesis: a) En el caso de las acciones, el fundamento es el mandato jurídico de no hacer y su incumplimiento (falta de
servicio). b) En las omisiones, el fundamento es el mandato jurídico de hacer, siempre que éste sea expreso y
determinado, y su incumplimiento (falta de servicio).
Factor de imputación de las conductas dañosas (teoría del órgano y titularidad o guarda de las cosas). Teoría del órgano:
Estado es una persona jurídica y, por tanto, para responsabilizarlo no es suficiente con constatar las conductas de sus
agentes, sino que es necesario además imputarle tales acciones u omisiones. En el derecho civil, las conductas de las
personas físicas son propias y, consecuentemente, no se deben trasladar o imputarse a otras. En el Derecho Público, el
escenario es distinto, pues las conductas bajo análisis son siempre de los propios agentes (personas físicas) pero la
responsabilidad es del Estado (persona jurídica). Según el art. 2 de la Ley, la responsabilidad del Estado es directa. Las
conductas de los agentes públicos, son las conductas del propio Estado. De modo que no es necesario trasladar las
conductas de las personas físicas (órganos) al Estado (persona jurídica), sino que se superponen unas con otras,
expresando una sola y misma voluntad. Se trata de un mismo centro de imputación y de ahí su carácter de directo.
Sin embargo, no es posible trasladar e imputar cualquier conducta de las personas físicas al Estado, sino que sólo es
posible transferir ciertas conductas. ¿Cuáles? Los actos realizados en ejercicio, con motivo o en ocasión de las funciones.
La titularidad o guarda de las cosas. Otro factor de imputación es, además de la teoría del órgano, la condición del Estado
como dueño o guardián de las cosas y, en particular, de las cosas y actividades riesgosas. Por ejemplo, los daños causados
en un accidente de tránsito por un vehículo de propiedad del Estado; o por el uso de armas reglamentarias de las fuerzas
de seguridad; o por el mal estado de conservación de las veredas, entre otros. La ley 26.944 no reguló este supuesto, de
modo que se debe recurrir al Código Civil y Comercial por vía analógica. Son de aplicación los arts. 1757 y 1758 CCC.
Cabe distinguir entre dos supuestos. Por un lado, si el daño es causado por las cosas o por sus vicios o riesgos (el arma de
fuego o las locomotoras del ferrocarril, entre otros tantos casos). Por el otro, si el daño no es causado con o por las cosas,
sino por el uso de las cosas en mal estado de conservación (las calles y en general los bienes del dominio público). En el
primer caso, se irá por el art. 1757 del CCC, y en el segundo, por el art. 3 de la Ley 26.944.
Daño resarcible: debe ser cierto (actual o futuro), pero en ningún caso hipotético o meramente conjetural. El daño es:
a) Cierto, b) Debidamente acreditado y c) Mensurable en dinero. La Corte dijo que el daño no puede ser considerado
como cierto si el acreedor, supuestamente perjudicado por el error estatal, pudiese ejecutar otros bienes del deudor.
Nexo causal: vínculo entre los extremos señalados, es decir, la relación entre las conductas y el daño causado. Es
conveniente detenernos en la teoría de causalidad, porque el daño es no el resultado de un hecho puntual y singular, sino
de un conjunto de hechos y condiciones múltiples que pueden o no ser dependientes entre sí. El núcleo, pues, consiste en
desmenuzar esos hechos y discernir cuál es el poder causal de cada uno de ellos respecto del resultado bajo análisis (el
daño causado). Luego de diversas tesis, tomo lugar la causalidad adecuada o idónea, aceptada como estándar razonable
para explicar el nexo de causalidad. La causa es el antecedente que, según el curso natural y ordinario de las cosas, resulte
idóneo para producir el resultado dañoso. El resto de los antecedentes sólo constituyen factores concurrentes. No se trata
simplemente de los antecedentes que, según el curso normal y ordinario de las cosas producen el daño, sino el
antecedente jurídicamente idóneo. Entonces, la causa es idónea si nos lleva de modo irreversible y autónomo, en
términos de causalidad, al daño; es decir, por si sola y en las circunstancias del caso concreto. Cierto es que también
puede haber varias causas idóneas, esto es, causas concurrentes sobre el daño.
Criterio del legislador: la LRE establece como requisito la relación de causalidad adecuada (art. 3.d). Entonces, ¿el autor
del evento (antecedente jurídicamente idóneo) es responsable de todas las consecuencias o sólo respecto de algunas de
éstas? Por analogía al CCC, éste distingue entre consecuencias inmediatas, mediatas y causales. Las primeras, son las que
acostumbran a suceder según el curso natural y ordinario de las cosas. Las segundas, resultan solamente de la conexión
de un hecho con un acontecimiento distinto. Y, finalmente, las causales son aquellas mediatas que no pueden
preverse. Son imputables al actor del hecho las consecuencias inmediatas y mediatas cuando las hubiese previsto o al
menos podido haberlo con la debida atención y conocimiento de las cosas. Excepto disposición en contrario, se
indemnizan. En conclusión, el responsable debe responder por las consecuencias inmediatas y mediatas. Por ejemplo, si
un vehículo embiste a otro (causa idónea), el conductor debe responder por daños causados en el vehículo embestido
(consecuencia inmediata) y causados por el auto embestido sobre otros vehículos (consecuencias mediatas).
Circunstancias que quiebran el nexo causal: a) Caso fortuito o fuerza mayor. b) La culpa de la víctima. c) La culpa de un
tercero por quien el Estado no deba responder.
Factor de atribución objetivo y subjetivo: en el objetivo partimos del daño en sí mismo, prescindiendo de cuál es o ha sido
la voluntad de las personas responsables. El factor de atribución es objetivo cuando la culpa del agente es irrelevante a los
efectos de atribuir responsabilidad, y cuando de las circunstancias de la obligación, o de lo convenido por las partes, surge
que el deudor debe obtener un resultado determinado, su responsabilidad es objetiva. En el subjetivo, la culpa o
negligencia de las personas es el factor jurídicamente relevante (es decir, cómo actuó el autor del daño en términos de
previsión e intencionalidad). El factor de atribución subjetivo debe expresarse por los conceptos de culpa o dolo. En
conclusión, el sujeto es responsable porque obró de modo culposo o doloso. En el ámbito del derecho civil es claro que el
concepto básico es el subjetivo; sin perjuicio de los casos de responsabilidad objetiva, como ser los de por hecho de 3ros o
por la intervención de las cosas y actividades riesgosas o peligrosas, o por los daños en establecimientos educativos.
Objeciones al factor subjetivo: la dificultad de imputar subjetividad en el marco de estructuras estatales, es decir, de
individualizar a la persona física responsable y probar luego su culpabilidad.
La LRE establece que la responsabilidad del Estado es objetiva, y ello constituye una de las principales diferencias entre el
Derecho Público y Privado. El factor objetivo prescinde de las ideas de dolo y culpa, partiendo del concepto de daño. Pero,
el criterio objetivo plantea una debilidad: la impunidad de los agentes públicos en el marco del proceso judicial por daños
y perjuicios no debe ventilarse, en principio, la conducta de los agentes, sino sólo la responsabilidad objetiva del Estado.
Así, en el campo de la responsabilidad estatal, se debe complementar el factor objetivo con el subjetivo en los siguientes
supuestos: a) En primer lugar, cuando el deber estatal es claro y preciso, el factor debe ser objetivo. Por ejemplo, el error
del Estado en la expedición de los informes o certificados del Registro de Propiedad Inmueble. En este caso, el deber
estatal es claro, específico y de resultado; y por tanto, la responsabilidad es de corte objetivo. Sin embargo, en muchos
otros casos es más complejo en razón de que los deberes estatales son indefinidos, por lo que el factor de atribución debe
ser subjetivo, y analizarse cómo obró el Estado (es decir, si actuó de modo diligente o negligente). En particular, el juez
debe tener en cuenta: la previsión del daño, la naturaleza de la actividad y los medios estatales empleados. b) Cuando el
Estado causa un daño por el riesgo o vicio de las cosas de su propiedad, el factor también debe ser objetivo.
En conclusión, el factor de atribución es el siguiente: 1. La teoría general de la responsabilidad del Estado debe construirse
sobre el factor subjetivo y, en ciertos casos, objetivo. 2. Cuando el deber estatal es inespecífico, el operador debe analizar
cómo obró el Estado. 3. El concepto de subjetividad en el ámbito del Derecho Público no exige discernir cuál es el agente
directamente responsable. 4. El factor objetivo procede básicamente cuando el deber estatal es claro y preciso.
Omisiones estatales: la LRE regula por igual las acciones y las omisiones del Estado; sin embargo, sí distingue el alcance o
fundamento en tales casos. En efecto, en el marco de las acciones, la falta de servicio consiste simplemente en una
actuación irregular; mientras que tratándose de las omisiones, la falta de servicio sólo se configura cuando el Estado
incumple un deber normativo de hacer expreso y determinado. Por tanto, si el deber estatal de hacer es genérico, o
determinado pero implícito, y el Estado omite hacerlo, no debe responder. Por ejemplo, la obligación de garantizar la
asistencia sanitaria. Aunque, cree Balbín, debería responder siempre que hubiese hecho un uso irregular de los medios y
recursos de que dispone.
Evolucion criterio CSJN; i) Responsabilidad del estado en términos indirectos y subjetivos, en Devoto, un grupo de
operarios dependientes del Estado Nacional provocó un incendio a causa de chispas desprendidas de un brasero
deficiente que se usaba, en terreno cubierto de pasto seco y sin las precauciones suficientes. El Tribunal sostuvo que, por
un lado, el estrago de los autos ha podido ser previsto y evitado desde que él ha ocurrido por falta de atención de los
agentes de gobierno y en tanto éstos ejecutaban trabajos bajo su dependencia; y por el otro, el incendio como acto
reprobado por la ley, impone al que lo ocasiona por culpa o negligencia la obligación de reparar los daños ocasionados por
3ros, extendiéndose esa responsabilidad a la persona bajo cuya dependencia se encuentra el autor del daño o por las
cosas de que se sirve o que tiene a su cuidado.
ii) Responsabilidad en términos directos y objetivos, en Vadell, los hechos fueron los siguientes: el actor demandó a la
Provincia de Buenos Aires por los daños sufridos como consecuencia del error en los informes expedidos por el Registro
de Propiedad sobre el estado de dominio del inmueble. El tribunal resolvió que el Registro cumplió de manera defectuosa
las funciones que le son propias y que atienden sustancialmente a otorgar un conocimiento cabal de las condiciones de
dominio de los inmuebles. Cabe recordar que quien contrae la obligación de prestar un servicio, lo debe realizar en
condiciones adecuadas para llenar el fin para el que ha sido establecido, siendo responsable de los perjuicios que causare
su incumplimiento o su irregular ejecución. Finalmente, se dio lugar a la demanda. La Corte concluyó que no se trata de
una responsabilidad indirecta la que en el caso se compromete, toda vez que la actividad de los órganos o funcionarios del
Estado realizada para el desenvolvimiento de los fines de las entidades de las que dependen, ha de ser considerada propia
de éstas, que deben responder de modo principal y directo por sus consecuencias dañosas.
Entonces, el Estado es responsable: a) Si sus representantes obraron dentro de sus propias funciones.
b) Si el hecho ilícito fue cometido por el dependiente en ejecución de las tareas a su cargo, dentro de los límites y objeto
aparente de las mismas. c) Si el hecho fue cometido dentro de los límites y objeto aparente de las mismas. d) Si la relación
entre el principal y el dependiente ha dado motivo y no sólo ocasión para la comisión del hecho.
En definitiva, el Tribunal estableció 2 pautas que nos permiten definir el límite de la imputación de las conductas de los
agentes en el propio Estado, a saber: 1. Cuando el hecho fue ejecutado con motivo del desempeño del cargo y no de
modo ocasional. 2. Cuando el hecho fue realizado en el marco del objeto y dentro de los límites aparentes del cargo.
Responsabilidad del estado por omisión. El factor subjetivo en el pensamiento de la CSJN: respecto de las omisiones
estatales, conviene aclarar que la más común es el incumplimiento de las normas (obligaciones del Estado) y, aquí, cabe
distinguir entre los deberes estatales específicos e inespecíficos (omisiones de hacer). A su vez, el Estado puede omitir el
dictado de regulaciones (omisiones regulatorias) y, en su caso, omitir controlar el cumplimiento de las regulaciones
existentes, es decir, el cumplimiento de normas por terceros y no por el propio Estado (omisión en el control).
Responsabilidad del estado por omisión en el cumplimiento de sus deberes de seguridad vial: en este marco, cabe
distinguir entre la responsabilidad estatal en los casos en que las rutas han sido otorgadas en concesión, o cuando éstas
son explotadas directamente por el Estado. En general, la Corte no reconoció responsabilidad estatal, y sí del
concesionario en los precedentes más recientes. A su vez, es posible distinguir los supuestos ventilados ante la Corte por
responsabilidad estatal por el cruce de animales sueltos y por la falta de mantenimiento en las rutas. En el antecedente
Colavita, la omisión que se alega como sustento de la responsabilidad de la provincia no puede hacerla responsable de los
daños causados por un animal del que no era propietaria no guardadora. Además, el Tribunal sostuvo que no puede
imputársele al concesionario responsabilidad toda vez que éste no puede asumir frente al usuario mayores deberes que
aquéllos que corresponden al concedente. En el antecedente Bianchi, los actos demandaron por daños y perjuicios a la
Provincia de Buenos Aires, Camino del Atlántico S.A. y a quien resulte dueño o guardián de los animales causantes del
accidente que causó el litigio. La Corte rechazó los argumentos porque los actores no identificaron siquiera mínimamente
cuál es ese deber de seguridad especifico incumplido, señalando su objeto y fundamento normativo, definiendo su
alcance y grado de exigibilidad, y explicando cómo se configuró su inobservancia. Por otro lado, la Corte entendió que la
concesionaria sí era responsable, pues en el derecho vigente a la época del evento dañoso, el vínculo era contractual,
regulado por el Código Civil, ya que no cabe duda alguna que la relación entre el concesionario y el usuario es diversa a la
que el primero tiene con el Estado, y que este último paga un precio o canon para el uso de la ruta y los servicios
consiguientes. Luego, existiendo una relación contractual, cabe sostener que el concesionario no asume la obligación de
dar el uso y goce de una cosa, sino de prestar el servicio, por lo que constituye una prestación encaminada al
mantenimiento de la ruta en todos sus aspectos y, también, deberes colaterales con fundamento de buena fe. Entre
éstos, existe un deber de seguridad, de origen ilegal e integrado en la relación contractual, que obliga al prestador a la
adopción de medidas de prevención adecuadas a los concretos riesgos existentes en la ruta concesionada, en tanto
resulten previsibles. Concluyó que en el supuesto particular de accidentes ocurridos por ocasión del paso de animales por
rutas concesionadas, es claramente previsible para un prestador de servicios concesionados y que, en la mano que
transitaran, estaba prevista la colocación de un semejante cartel que indicaba la presencia de animales sueltos.
Responsabilidad estatal por sus actividades lícitas: Estado es responsable no sólo por sus actividades ilícitas, sino también
por las lícitas. Más aun, la responsabilidad por conductas lícitas es propia del Derecho Público. Los casos más comunes
sobre responsabilidad estatal por actividad legítima son, por ejemplo, los daños por expropiación; ocupación temporánea
de bienes y revocación de actos administrativos por razones de oportunidad, mérito o conveniencia. La Corte incorporó
como extremos peculiares, propios y específicos de la responsabilidad estatal lícita los siguientes: a) El daño especial
respecto de los otros y no simplemente general. b) La no obligación legal del damnificado de soportarlo.
Por otro lado, la LRE 26.944 establece que son requisitos de la responsabilidad estatal por actividad legítima: 1. Daño
cierto y actual, debidamente acreditado por quien lo invoca y mensurable en dinero. 2. Imputabilidad material de la
actividad en un órgano estatal. 3. Relación de causalidad directa, inmediata y exclusiva entre la actividad estatal y el daño.
4. Ausencia de un deber jurídico de soportar el daño. 5. Sacrificio especial en la persona dañada, diferenciado del que
sufre el resto dela comunidad, configurado por la afectación de un derecho adquirido.
Alcance de la indemnización. Daño emergente y lucro cesante: en casos de responsabilidad estatal por actividades ilícitas
el alcance de la indemnización es pleno (comprende daño emergente y lucro cesante). Por actividades lícitas, debe
reparar de modo integro y sólo debe indemnizar el daño (no el lucro) en caso de responsabilidad contractual por
conductas lícitas (decreto 1023/01). ¿Cuáles son los argumentos a favor o en contra del reconocimiento del lucro cesante
por responsabilidad extracontractual del Estado? El criterio estaba apoyado en los siguientes pilares:
1. El derecho de propiedad del cual nace el principio instrumental de que todo daño debe ser reparado íntegramente.
2. El silencio de al ley y su consecuente interpretación según los principios constitucionales.
3. La imposibilidad de aplicar por vía analógica y de modo extensivo un criterio restrictivo sobre derechos.
4. La aplicación analógica del Derecho Civil que establece el principio de reparación integral.
Por su parte, el criterio de reparación parcial (daño) se apoyaba en los siguientes argumentos: 1. La aplicación de la Ley de
Expropiación por vía directa o analógica. 2. La aplicación analógica de la ley 13.064 y el decreto 1023/01.
Marco en el campo del Derecho Público: a) Los tratados internacionales incorporados en nuestro ordenamiento jurídico,
por ejemplo la Convención Americana sobre Derechos Humanos establece en su art. 21.2, que ninguna persona puede ser
privada de sus bienes, excepto mediante el pago de indemnización justa, por razones de utilidad pública o de interés
social y en los casos y según las formas establecidas por ley. b) La CN en el art. 17 dice que la propiedad es inviolable, y
ningún habitante de la Nación puede ser privado de ella, sino en virtud de sentencia fundada en ley. La expropiación por
causa de utilidad pública, debe ser calificada por ley y previamente indemnizada. c) La LRE establece que respecto de la
responsabilidad por actividad legítima en ningún caso procede la reparación del lucro cesante. La indemnización de la
responsabilidad del Estado por actividad legítima comprende el valor objetivo del bien y los daños que sean consecuencia
directa e inmediata de la actividad desplegada por la autoridad pública. En el caso Malma, la actora promovió una
demanda contra el Estado Nacional con el objeto de que le indemnizaran los daños y perjuicios derivados de la “decisión
ilegitima” del último de no autorizar la importación de una cantidad determinada de motociclos usados. De manera
subsidiaria, fundó su reclamo en la responsabilidad del Estado por actividad legítima. Malma celebró un conctrato de
compraventa de 6.000 ciclomotores usados con la firma japonesa Sanka Industries. Por la actuación del Estado, generó en
la actora un pago de US$80.000. Posteriormente, el Ministerio de Economía dictó la resolución 790/92 mediante la cual
prohibió la importación de motos o ciclomotores usados. Otra resolución estableció excepciones. En este marco, la actora
solicito que se la tuviera contemplada entre las excepciones. Pidió que se la autorizara a importar, al menos, 2.800
ciclomotores. La petición fue rechazada. La Cámara de Apelaciones rechazó la demanda. Llegado el caso a la CSJN, se
consideró que “la responsabilidad del Estado por su accionar lícito no ha de ser entendida como dirigida a instituir un
régimen de responsabilidad de naturaleza objetiva, de conformidad con el cual bastaría la mera acreditación de la
existencia de nexo causal suficiente entre la actividad legítima de los órganos estatales y los perjuicios que
experimentasen los particulares, para suscitar la obligación de indemnizarlos”. En este sentido, la lesión de derechos
particulares susceptibles de indemnización en virtud de la doctrina mencionada, “no comprende los daños que sean
consecuencias normales de la actividad lícita desarrollada, puesto que las normas que legitiman la actividad estatal
productora de tales daños importan limitaciones de carácter general al ejercicio de todos los derechos individuales
singularmente afectados por dicha actividad. Por lo tanto, sólo comprende los perjuicios que, por constituir consecuencias
anormales (que van más allá de lo que es razonable admitir en materia de limitaciones al ejercicio de derechos
patrimoniales), significan para el titular un derecho de verdadero sacrificio desigual, que no tiene la obligación
de tolerar sin la debida compensación económica, por imperio de la garantía del art. 17 CN. Para la Corte, el anticipo a
cuenta no recuperado reúne las condiciones de especialidad necesarias, en tanto se trata de un daño sufrido
específicamente por la importadora, sin que exista el deber jurídico de su parte de soportarlo, razón por la cual cabe
reconocer el derecho a ser indemnizada en la medida que el perjuicio ha provenido de la ejecución de la resolución
cuestionada y reúne las características especiales. Corresponde entonces una indemnización, pero los respectivos a
inversiones en publicidad e infraestructura “constituyen riesgos propios del giro comercial, según el cual en el
ordenamiento jurídico no existe un derecho adquirido al mantenimiento de las leyes o reglamentaciones ni a su
inalterabilidad. De aquí se sigue que pueda afirmarse que de estos rubros no se encuentra comprendida la especialidad.
Responsabilidad por actividad judicial: en general, se distingue entre la responsabilidad estatal por los actos judiciales in
procedendo e in iudicando. El primer caso, está apoyado en el funcionamiento defectuoso del servicio de justicia durante
la sustanciación del proceso; y el segundo, ocurre cuando el fallo judicial es injusto (error judicial). Por ejemplo: 1. El caso
del sujeto privado preventivamente de su libertad durante el proceso (prisión preventiva) y, luego, sobreseído o absuelto.
2. El sujeto condenado y privado de su libertad por error.
Responsabilidad in procedendo: Estado es responsable por los errores en el proceso judicial, con fundamento en la falta
de servicio. La Corte entendió en el caso Hotelería Río de la Plata que de las condiciones resultaba evidente la
irregularidad de la orden judicial, que implicó el cumplimiento defectuoso de las funciones propias del magistrado y que
compromete la responsabilidad estatal. El Tribunal afirmó que es responsable la Provincia de Buenos Aires por la omisión
procesal en que se incurrió, toda vez que ello implicó el cumplimiento defectuoso de funciones que le son propias.
Otro aspecto bajo discusión en este tópico es la responsabilidad del Estado en los casos de resoluciones judiciales sobre
prisión preventiva respecto de personas que luego son absueltas, sobreseídas o desvinculadas del proceso por falta de
mérito. La Corte no reconoce la responsabilidad del Estado cuando la prisión preventiva ordenada por el juez es de
carácter legítimo. En el precedente Balda, se dieron los siguientes fundamentos: a) El Estado sólo puede ser
responsabilizado por error judicial en la medida en que el acto jurisdiccional que origina el daño sea declarado ilegítimo y
dejado sin efecto. b) Si para obtener el resarcimiento de eventuales danos derivados de un pronunciamiento judicial
firme, pudiesen otros jueces valorar nuevamente las circunstancias de la causa para determinar si hubo error en la
anteriormente tramitada no se verían estos últimos exentos de la posibilidad de cometer un nuevo error. c) Tampoco
podría responsabilizarse al Estado por su actividad lícita, pues los actos judiciales son ajenos por su naturaleza a este tipo
de resarcimiento, a la vez que se asegura a las ramas legislativa y ejecutiva la gerencia discrecional del bien común, se
tutelan adecuadamente los derechos de quienes sufren algún perjuicio con motivo de medidas políticas, económicas o de
otro tipo, ordenadas para cumplir objetivos gubernamentales que integran su zona de reserva. En el antecedente
Andrada, la Corte sostuvo que la indemnización por la privación de la libertad durante el proceso no debe ser reconocida
automáticamente a consecuencia de la absolución sino sólo cuando el auto de prisión preventiva se revele como
incuestionablemente infundado o arbitrario, más no cuando elementos objetivos hayan llevado a los juzgadores al
convencimiento de que medió un delito y de que existe probabilidad cierta de que el imputado sea su autor. De todos
modos, es cierto que el Tribunal admitió la procedencia de la responsabilidad estatal en los casos en que la prisión
preventiva se extendió por plazo irrazonable.
Responsabilidad in iudicando: . ¿Puede reconocerse responsabilidad estatal en los casos de errores judiciales en las
sentencias firmes? ¿Cómo debe jugar el principio de cosa juzgada? ¿Pueden revisarse sentencias firmes? En el fallo
Vignoni, la Corte sostuvo que en principio cabe señalar que sólo puede responsabilizarse al Estado por error judicial en la
medida que el acto jurisdiccional que origina el daño sea declarado ilegítimo y dejado sin efecto. Lo contrario importaría
un atentado contra el orden social y la seguridad jurídica, pues la acción de daños y perjuicios constituiría un recurso
contra el pronunciamiento firme, no previsto ni admitido por la ley. Pero, ¿cuáles son las vías procesales que permiten
revisar las sentencias firmes por errores judiciales? En el antecedente Egües, el Tribunal hizo lugar a la excepción de cosa
juzgada que opuso la Provincia de Bs As y argumentó que sólo cabe reconocer la posibilidad de responsabilidad al Estado
por error judicial en la medida en que el acto jurisdiccional que origina el daño sea declarado ilegítimo y dejado sin efecto.
Responsabilidad por demoras en la tramitación de los procesos judiciales: en Mezzadra, se planteó la responsabilidad del
Estado por la duración irrazonable del proceso penal; tiempo en el cual el actor estuvo procesado. Luego, los jueces
analizaron si la dilación fue o no razonable, según los siguientes estándares: a) La complejidad de la causa,
b) El comportamiento de la defensa, y c) La conducta de las autoridades judiciales.
Respecto de la complejidad, no se observó que los hechos investigados fueran extraordinariamente complejos o se
hallaran sujetos a pruebas difíciles o de complicada, costosa o tardía recaudación. En cuanto al comportamiento del
procesado, el Estado no identifica en forma suficiente las razones por la que ella pueda ser calificada como dilatoria.
Finalmente, en relación con la conducta de los jueces que intervinieron en el proceso, dijo que, por un lado, el carácter
irrazonable de los plazos fue reconocido por los propios jueces y que, por el otro, es posible apuntar algunas de las
ineficiencias en la dirección del proceso. En conclusión, la Corte responsabilizó al Estado.
Criterio legislativo: por un lado, el PDCyP prescribe que toda persona que haya sido ilegalmente detenida o presa, tendrá
el derecho efectivo a obtener reparación, y cuando una sentencia condenatoria firme haya sido ulteriormente revocada, o
el condenado haya sido indultado por haberse producido o descubierto un hecho plenamente probatorio de la
comisión de un hecho judicial, la persona deberá ser indemnizada, conforme a la ley. Por su parte, el PSJCR reconoce el
derecho a ser indemnizado en caso de ser condenado por sentencia firme mediante error judicial. Por su parte, la LRE
establece que los daños causados por la actividad judicial legítima del Estado no generan derecho a indemnización.
Por su parte, el Código Procesal Penal prevé la indemnización en caso de revisión de sentencias firmes. En efecto, se
podrá anular la sentencia remitiendo a un nuevo juicio cuando el caso lo requiera o pronunciar directamente la sentencia
definitiva. Si la sentencia fuera absolutoria o declarara la extinción de la acción penal, se ordenará la libertad del
imputado, la restitución de la multa pagada y de los objetos decomisados. El tribunal resolverá luego de oír a las partes, la
indemnización a favor del condenado o de sus herederos. Así, si a causa de la revisión del procedimiento, el condenado
fuera absoluto o se le impusiera una pena menor, será indemnizado en razón del tiempo de privación de libertad o
inhabilitación sufrida, o por el tiempo sufrido en exceso. La revisión por aplicación de una ley más benigna o amnistía, no
habilitará la indemnización aquí regulada (Procesal Penal). Por último, toda persona tiene derecho a ser indemnizada
conforme a la ley en caso de haber sido condenada en sentencia firme por error judicial. En caso de ser obligado a
reparar, el Estado repetirá contra algún otro obligado. Serán solidariamente responsables quienes hayan contribuido
dolosamente o por culpa grave al error judicial. La solidaridad alcanzará total o parcialmente al denunciante o al
querellante que haya falseado los hechos o litigado con temeridad (Procesal Penal).
FALLO DEVOTO: Que el recurso de apelación entablado por el Ministerio Fiscal en la notificación de fs. 296 vta., es el
ordinario de apelación a que se refiere el art. 3 ley 4055 como lo ha entendido la Cámara al concederlo. Que esta Corte ha
resuelto que el recurso ordinario es procedente aun cuando el Fisco o la Nación no se la parte actora. Que en cuanto al
fondo de la causa debe de entenderse que el apelante comprende en sus agravios no sólo el monto de la indemnización
fijado, sino también el derecho de exigirla y la obligación de reparar los daños y perjuicios por parte de la Nación. Que la
cuestión de hecho, a saber si el incendio producido lo fue por culpa o imprudencia de los empleados nacionales, ha
quedado resuelta afirmativamente, pues así lo revela la prueba de autos, estableciendo que el siniestro se originó en el
campamento de aquéllos a causa de chispas desprendidas de un brasero deficiente que se usaba, en terreno cubierto de
pasto seco y sin las precauciones suficientes. Que en nada influye para definir la responsabilidad del Estado por el
desempeño negligente de sus empleados, que aquellos, en el caso de autos, no hayan procedido intencionalmente, o que
la causa generadora del incendio sea causal, desde que la casualidad sólo puede equipararse al caso fortuito, en cuanto
en ambas circunstancias ocurren sucesos que no han podido preverse ni evitarse (art. 514 CCiv.). Pero el estrago de autos
ha podido ser previsto y evitado desde que él ha ocurrido por falta de atención de los agentes del gobierno y en tanto
éstos ejecutaban trabajos bajo su dependencia, (reparación de una línea telegráfica nacional). Esta Corte ha dicho en
casos análogos, "que el incendio como acto reprobado por la ley, impone al que lo ocasiona por culpa o negligencia, la
obligación de reparar los daños ocasionados a terceros, extendiéndose esa responsabilidad, a la persona bajo cuya
dependencia se encuentra el autor del daño o por las cosas de que sirve o que tiene a su cuidado". Que demostrada la
existencia de perjuicios reales de daño emergente, y posible lucro cesante, por la prueba pericial, de testigos e
instrumental que ha invocado la Cámara a quo, pero no habiendo sido aquellos demostrados en su extensión precisa, es
procedente la vía del juramento estimatorio para su fijación. Que respecto a la cantidad señalada, no puede ser ella
aumentada aun cuando el aumento fuera de justicia, toda vez que la parte actora ha consentido el fallo, apelado sólo por
la contraria. Que tampoco sería justo reducir dicha cantidad, dentro de las constancias que se han tenido en cuenta para
determinarla, ni los agravios expresados por el Ministerio Fiscal en esta instancia, se refieren a este punto de modo
particular. Por estos fundamentos y los concordantes de la sentencia apelada, se confirma ésta, sin costas.
FALLO VADELL: hubo un error en la inscripción de un terreno en el registro de la propiedad de la provincia de BA,
el escribano se equivocó y realizó la escrituración por el total de la chacra y el registro de la propiedad no realizo
observaciones. La corte hizo lugar a la demanda en tanto estimó que su participación en la producción de los daños fue
del 70%. A partir de este fallo se recepta la teoría del órgano las actividades que realizan los órganos del estado deben ser
consideradas como propias de este y ante algún daño deben responder de modo principal y directo, cualquier acto de un
funcionario es un acto del estado. El ‘Registro, pese a contar con medios para informar sobre anteriores transferencias
ponían en cabeza de Emiliano Abásolo la titularidad de un bien que nunca le había pertenecido totalmente. Que las
consideraciones precedentes demuestran la responsabilidad de la provincia toda vez que el Registro de la Propiedad, al
incurrir en las omisiones señaladas, cumplió de manera defectuosa las funciones que le son propias y que atienden,
sustancialmente, a otorgar un conocimiento cabal de las condiciones de dominio de los inmuebles. En este sentido cabe
recordar que “quien contrae la obligación de prestar un servicio lo debe realizar en condiciones adecuadas para llenar el
fin para el que ha sido establecido, siendo responsable de los perjuicios que causare su incumplimiento o su irregular
ejecución”. Esa idea objetiva de la falta de servicio encuentra fundamento en la aplicación por vía subsidiaria del art. 1112
del Código Civil que establece un régimen de responsabilidad “por los hechos y las omisiones de los funcionarios públicos
en el ejercicio de sus funciones, por no cumplir sino de una manera irregular las obligaciones legales impuestas”.
FALLO MALMA TRADING: promovió demanda contra el Estado Nacional (Ministerio de Economía Obras y Servicios
Públicos) con el objeto de que se le indemnizaran los daños y perjuicios derivados de la decisión "ilegítima" de este último
de no autorizar la importación de una cantidad determinada de motociclos usados. El Ministerio de Economía dictó la
resolución 790/92 mediante la cual prohibió la importación de motos o ciclomotores usados, luego emitió resolución
956/92 a través de la cual estableció excepciones a dicha prohibición. La actora solicitó se la tuviera contemplada entre
las excepciones establecidas. Alegó que, ante la demora de la Administración en contestar la presentación efectuada en
ese sentido, pidió se la autorizara a importar, al menos, 2.800 ciclomotores. La petición de acogimiento a la excepción fue
rechazada mediante la resolución 99/93 que fue confirmada por resolución 293/96 del Ministerio de Economía. En
cámara revocaron parcialmente la sentencia de 1a instancia, rechazó la demanda. La lesión de derechos particulares
susceptibles de indemnización en virtud de la doctrina mencionada no comprende los daños que sean consecuencias
normales de la actividad lícita desarrollada, puesto que las normas que legitiman la actividad estatal productora de tales
daños importan limitaciones de carácter general al ejercicio de todos los derechos individuales singularmente afectados
por dicha actividad. Por lo tanto, solo comprende los perjuicios que, por constituir consecuencias anormales significan
para el titular del derecho un verdadero sacrificio desigual, que no tiene la obligación de tolerar sin la debida
compensación económica, por imperio del art. 17 CN. La pretensión de ser indemnizada con fundamento en la
mencionada doctrina requiere que la apelante demuestre que los daños que alega haber sufrido constituyen un sacrificio
desigual, que excede las consecuencias normales derivadas del ejercicio de la actividad estatal lícita desarrollada. De los
agravios surge que la recurrente solo ha acreditado la condición de especialidad respecto del rubro "anticipo a cuenta no
recuperado" (U$D 42.000), el resto de los perjuicios que la recurrente manifiesta haber sufrido en concepto de daño
emergente constituyen riesgos propios del giro comercial. Tanto respecto de estos rubros como del lucro cesante no se
encuentra acreditada la condición de especialidad en los términos de la doctrina anteriormente señalada. Corresponde
rechazar la pretensión de que se repare el lucro cesante; ademas debe ser desestimada por no haberse demostrado la
condición de especialidad mencionada en el considerando anterior.
CAP. 19. SITUACIONES JURÍDICAS SUBJETIVAS. Legitimación. En materia de legitimación, los operadores del derecho
distinguieron en términos clásicos entre las ideas de:
a) Derecho subjetivo. Comúnmente definido como el interés del sujeto sobre un objeto determinado, con carácter
exclusivo y excluyente. Así, el derecho de propiedad es, entre otros, un derecho subjetivo típico y claro.
b) Interés legítimo. Es el interés o preferencia de corte personal y directo de un sujeto sobre un objeto determinado, con
carácter concurrente respecto de otros sujetos (interés de vecinos en que el Estado construya espacios públicos).
c) Interés simple. El interés común de todos los habitantes. Por ejemplo, el respeto por el principio de legalidad (es decir,
el interés común de todos en el cumplimiento de las leyes).
El cuadro, en el plano clásico, es el siguiente: 1. El titular de los derechos subjetivos puede recurrir en caso de lesiones
sobre éstos, por vías administrativas y judiciales. 2. El titular de intereses legítimos sólo puede recurrir por vías
administrativas, y 3. El titular de intereses simples no puede defender por judicial ni administrativa.
La LPA establece que el reclamo administrativo previo debe versar sobre los mismos hechos y derechos que se invoquen
en la eventual demanda judicial.
Criterio judicial: la Corte dijo tradicionalmente que los jueces sólo pueden ejercer sus poderes jurisdiccionales en el marco
de un “caso”. Sólo existe caso judicial cuando estén presentes los siguientes elementos de orden público: 1. El derecho
subjetivo, entendido como un interés exclusivo, concreto, inmediato y sustancial, 2. El acto u omisión lesiva,
3. El daño o perjuicio diferenciado, y 4. El nexo causal entre las conductas y el daño.
Además, el pronunciamiento judicial debe ser concreto y no simplemente abstracto. Otro criterio es que las sentencias
tienen efectos sólo entre las partes: es decir, alcance relativo. En Halabi (2009), la Corte modificó el criterio clásico y
distinguió entre las siguientes categorías en términos de legitimación y de conformidad con el nuevo texto constitucional
(art. 43 CN): a) El derecho subjetivo, esto es, el interés del titular sobre bienes jurídicos individuales. Es más, en caso de
pluralidad de personas se trata simplemente de obligaciones individuales con pluralidad de sujetos. Es decir, derechos
divisibles, no homogéneos, y con búsqueda de reparaciones de daños esencialmente individuales. b) El derecho de
incidencia colectiva que tiene por objeto bienes colectivos. Aquí, el objeto es indivisible, pertenece a todos y no admite
excepciones. Por un lado, existe pluralidad de sujetos y; por el otro, bienes colectivos (ambiente). Estos bienes pertenecen
a la esfera social. c) El derecho de incidencia colectiva sobre intereses individuales homogéneos. Tal sería el caso de los
derechos personales o patrimoniales derivados de afectaciones al ambiente y a la competencia, de los derechos de los
usuarios y consumidores como de los derechos de sujetos discriminados. No hay un bien colectivo, ya que se afectan
derechos individuales enteramente divisibles. Sin embargo, hay un hecho único o continuado, que provoca la lesión de
todos ellos y por lo tanto es identificable una causa fáctica homogénea. Así, la demostración de los presupuestos de la
pretensión es común a todos esos intereses, excepto en lo que concierne al daño. En este caso (supuestos en los cuales
derechos individuales se tornan en colectivos), deben estar presentes los siguientes presupuestos: 1. La existencia de un
hecho único o complejo que causa una lesión a una pluralidad relevante de derechos individuales. 2. La pretensión debe
concentrarse en los efectos comunes, y no en lo que cada individuo puede peticionar; y además, 3. El interés individual no
logra justificar, en el caso y por sí solo, el inicio de acciones judiciales, con lo cual podría verse afectado el acceso a la
justicia. A ello, deben sumarse aquellos supuestos en los que cobran preeminencia otros aspectos referidos a materias
tales como ambiente, consumo, salud o afectan a grupos que tradicionalmente han sido postergados o débilmente
protegidos. Luego, concluyó la Corte que en la pretensión deducida por Halabi existe un hecho único que causa una lesión
a una pluralidad relevante de derechos individuales. La pretensión está concentrada en los efectos comunes para toda la
clase de sujetos afectados, y finalmente hay una clara afectación del acceso a la justicia, porque no se justifica que cada
uno de los posibles afectados de la clase de sujetos involucrados promueva una demanda.
FALLO HALABI: abogado que promovió amparo contra la ley 25.873, modificatoria de la ley de telecomunicaciones 19.798.
En virtud de ello, el Ejecutivo había dictado el decreto 1563/04, que incluyó en el concepto de "telecomunicaciones" al
tráfico de datos por internet. La ley 25.873 decía que las telefónicas debían disponer los medios para que las
comunicaciones sean interceptadas a requerimiento del Poder Judicial y del Ministerio Público; que debían conservar por
diez años los registros de llamadas o conexiones; que el Estado se hacía responsable por los eventuales daños y perjuicios
derivados de todo esto. En el fallo, después de hablar de los derechos individuales y de los colectivos, la Corte ve en el
segundo párrafo del art. 43 C.N. "una tercera categoría conformada por derechos de incidencia colectiva referentes a
intereses individuales homogéneos". Tal sería el caso de los derechos personales o patrimoniales derivados de
afectaciones al ambiente y a la competencia, de los derechos de los usuarios y consumidores como de los derechos de
sujetos discriminados. Estos casos, según la Corte, se caracterizan porque: No hay un bien colectivo (como podría ser el
caso del ambiente) y se afectan derechos individuales divisibles. Sin embargo, hay un hecho, único o continuado, que
provoca la lesión a todos ellos y por lo tanto es identificable una causa fáctica homogénea. La demostración de los
presupuestos de la pretensión es común a todos esos intereses, excepto en lo que concierne al daño que individualmente
se sufre. Interín ello, aclara el Cons. 14, el vacío legal "no es óbice para que los jueces arbitren las medidas apropiadas y
oportunas para una tutela efectiva de los derechos constitucionales que se aducen vulnerados". La admisión formal de
toda acción colectiva requiere la verificación de ciertos recaudos elementales que hacen a su viabilidad tales como la
precisa identificación del grupo o colectivo afectado, la idoneidad de quien pretenda asumir su representación y la
existencia de un planteo que involucre, por sobre los aspectos individuales, cuestiones de hecho y de derecho que sean
comunes y homogéneas a todo el colectivo. Es esencial, asimismo, que se arbitre en cada caso un procedimiento apto
para garantizar la adecuada notificación de todas aquellas personas que pudieran tener un interés en el resultado del
litigio, de manera de asegurarles tanto la alternativa de optar por quedar fuera del pleito como la de comparecer en él
como parte o contraparte. Es menester, por lo demás, que se implementen adecuadas medidas de publicidad orientadas
a evitar la multiplicación o superposición de procesos colectivos con un mismo objeto a fin de aventar el peligro de que se
dicten sentencias disímiles o contradictorias sobre idénticos puntos. Se declaró inconstitucional: el problema encontrado
en el combo ley + decreto es que se las invalida "en cuanto autorizan la intervención de las comunicaciones”.
CAP. 20. PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO: conjunto de principios y reglas que sigue el Poder Ejecutivo, por medio de
actos preparatorios y actuaciones materiales, con el objeto de expresar sus decisiones. Así, las decisiones del Estado se
llevan a cabo formalmente por medio de procedimientos reglados y obligatorios impuestos por el legislador
(procedimientos administrativos). Entonces, se trata de un modo de elaboración de las decisiones estatales y constituye, a
su vez, un límite al ejercicio del poder estatal.
El sentido y finalidad del procedimiento tiene 2 aspectos: 1. Garantizar los derechos de las personas que interactúan con
el Estado, porque a través del procedimiento se controvierten y hacen valer los derechos. 2. Asegurar la legitimidad,
racionalidad, acierto y eficacia de las conductas y decisiones estatales mediante el cumplimiento de ciertas reglas.
Finalmente, el órgano competente para regular el procedimiento administrativo es el PL.
Procedimiento general y especial. LPA (19.549) y decreto reglamentario: LPA regla básicamente tres cuestiones:
1. El procedimiento administrativo (principios y reglas específicas). 2. El acto administrativo. 3. La impugnación judicial de
las decisiones estatales (cuestiones procesales). Por su parte el decreto reglamentario de la ley, 1759/72 regula el
procedimiento administrativo y el trámite de impugnación de las decisiones estatales. Respecto de procedimientos
especiales, el general que prevé la LPA es desplazado en ciertos casos por los mencionados (x ej el procedimiento especial
sumarial por el cual el Estado investiga irregulares cometidos por los agentes públicos en el ejercicio de sus funciones o el
trámite de contrataciones del Estado). El decreto 722/96 sólo reconoce como especiales los siguientes procedimientos:
a) Los correspondientes a la Administración Federal de Ingresos Públicos.
b) Los que regulan la actividad minera.
c) El régimen de contrataciones del sector público nacional.
d) Los procedimientos aplicados a fuerzas armadas, seguridad, policiales e inteligencia.
e) Los regímenes de los derechos de reunión y electoral.
f) Los procedimientos sumariales y aquellos relacionados con la potestad correctiva de la Administración Pública Nacional.
g) Los regímenes de audiencias públicas.
h) Los procedimientos ante los tribunales administrativos.
En estos casos, la LPA y el decreto 1759/72 se aplican con carácter supletorio. El decreto 722/96 derogó todos los otros
procedimientos especiales no reconocidos por él, pero mantuvo la vigencia de ciertos aspectos propios de estos trámites:
a) Cumplimiento de requisitos previos a la interposición del recurso.
b) Suspensión de los efectos del acto recurrido.
c) Existencia de recursos judiciales directos.
Finalmente, entre los procesos especiales es importante destacar el acceso y participación de las personas:
a) Audiencias públicas.
b) Publicidad de la gestión.
c) Reglamento para la elaboración participativa de normas.
d) Acceso a la información pública.
Principios generales: 1. Impulsión e instrucción de oficio (inciso a). Establece que el PE debe instar el trámite por sí
mismo, impulsarlo, darle curso y avanzar hasta su resolución, aún cuando la parte interesada no lo hiciese. Entonces, el PE
debe impulsar el procedimiento, por medio de la ordenación y ejecución de las medidas que considere pertinentes, con el
objeto de descubrir la verdad objetiva y concluir el trámite.
Caducidad del procedimiento. En principio, el PE debe instar el trámite y, en tal caso, no procede la caducidad. Sin
embargo, cuando el Estado, en el marco de un procedimiento, no persigue directamente intereses colectivos, es el
particular quien debe impulsarlo y, consecuentemente, aquí se produce el instituto de la caducidad (no cabe aplicarlo en:
trámites relativos a la seguridad social, trámites que según el Estado deban continuar por sus circunstancias y los tramites
en que esté comprometido el interés colectivo que sobrevino luego de iniciado el procedimiento).
La verdad jurídica objetiva. El Estado, por medio del procedimiento, persigue el conocimiento de la verdad real (es decir,
la verdad objetiva, material), y no simplemente la verdad formal, según los planteos, argumentos, hechos o derecho
alegado por las partes. De modo que, no se sigue el principio dispositivo que sí debe respetarse en el proceso judicial, sino
que el PE en el desarrollo del trámite puede resolver cuestiones no planteadas por las partes, siempre y cuando se
observe el derecho de defensa.
2. La celeridad, economía, sencillez y eficacia (inciso b). Por celeridad supone rapidez e inmediatez en el desarrollo y
resolución de las actuaciones, con dos herramientas. Por un lado, plazos breves, con sanciones para los que incumplan, y
la regulación del instituto del silencio, de modo que el vencimiento debe interpretarse como rechazo de las pretensiones
de las personas. Economía significa lograr los objetivos con el menor costo posible. Sencillez es la simplificación del
trámite. Finalmente, eficacia consiste en el logro de los objetivos propuestos.
3. El principio del informalismo a favor del particular (inciso c). Según este postulado, el particular está excusado de
observar las exigencias no esenciales, siempre que puedan ser salvadas posteriormente. Entonces, el trámite es válido,
aun cuando el interesado no cumpliese con las exigencias (sólo comprende la actividad del particular en el marco del
procedimiento administrativo, pero no el desempeño del Estado), y estas exigencias formales no esenciales deben
cumplirse posteriormente.
Recaudos formales no esenciales: la calificación errónea de los recursos administrativos, las presentaciones realizadas
ante el órgano incompetente por error excusable y los defectos formales insustanciales.
4. El debido proceso adjetivo (inciso f). La CN garantiza el derecho de defensa de las personas. Este derecho es
conocido como el debido proceso adjetivo, y su contenido:
a. Derecho a ser oído. Exponer pretensiones y explicar razones de manera amplia y oportuna. A su vez, puede hacerse
asesorar y representar profesionalmente. El patrocinio letrado no es, en principio, obligatorio en los trámites
administrativos, aún cuando estén bajo discusión los derechos de las personas.
b. Derecho a ofrecer y producir prueba, y controlar la prueba producida. El particular puede ofrecer todos aquellos
medios probatorios de que intente valerse y el Estado, en su condición de instructor del procedimiento, debe resolver
sobre la procedencia o no de tales medios. A su vez, el rechazo de los medios probatorios por el instructor debe ser
justificado. Este derecho también comprende el control de la prueba producida, trátese de los medios propuestos por las
partes y ordenados de oficio por el Estado.
c. El derecho a una decisión fundada. Una decisión fundada exige que el Estado resuelva los principales planteos del
interesado, previo análisis de sus argumentos y, a su vez, explicite cuál es su decisión y por qué decide de ese modo.
d. El derecho a una decisión en un tiempo razonable y oportuno. El Estado no sólo debe decidir y explicar cuáles son las
razones de sus decisiones, sino que debe hacerlo en plazos razonables.
e. El derecho a recurrir las decisiones estatales. Supone el acceso de las partes ante un órgano imparcial e independiente,
en términos sencillos y plazos razonables.
5. Otros principios, a. Legalidad. b. Igualdad. Cobra especial relevancia en los procesos colectivos, en donde pueden
plantearse intereses contradictorios entre los distintos actores. c. Pro acción y tutela judicial. d. Transparencia, publicidad,
participación y control sobre trámites administrativos. e. Gratuidad.
Órgano competente: para conocer y resolver el trámite es aquel que indican las normas respectivas, sin perjuicio de las
técnicas de delegación o avocación. Sin embargo, en ciertos casos, el agente público puede verse impedido de hacerlo con
ecuanimidad, objetividad e imparcialidad. En tal caso, debe ser sustituido por otro. Por eso, la LPA establece que el
funcionario puede ser recusado y, a su vez, excusarse.
Expediente administrativo: conjunto de documentos, escritos, resoluciones y actuaciones expuestos de modo ordenado y
concatenado en el marco del trámite administrativo. Así, el expediente es el soporte material del procedimiento
administrativo, que puede iniciarse de oficio o a pedido de parte, y cuyo objeto es expresar las decisiones estatales.
Presentación de escritos: a) Deben ser redactados a máquina o manuscritos. b) En la parte superior deben llevar un
resumen del petitorio e identificación del expediente. c) Contener nombre, apellido y domicilio real y constituido del
interesado, la relación de los hechos y, en su caso, el derecho aplicable, la petición en términos claros y precisos, el
ofrecimiento de los medios de prueba y acompañar la prueba documental. El escrito debe presentarse en la mesa de
entradas del órgano competente o por correo, y los escritos posteriores pueden presentarse o remitirse directamente a la
oficina donde se encuentre el expediente.
Firma y domicilio: los escritos deben estar suscriptos por los interesados, sus representantes legales o apoderados.
Asimismo, deberán denunciar su domicilio real en la primera presentación y constituir uno especial en el radio urbano del
asiento del órgano competente.
Partes: Estado es el instructor del trámite. Es decir, el órgano estatal debe intervenir y dirigir el procedimiento. Por otro
lado, intervienen los particulares, las personas físicas o jurídicas que interactúan con el Estado. Los particulares, deben
reunir dos condiciones: capacidad y legitimación. La capacidad de derecho es la aptitud de ser titular de derechos; en
tanto la capacidad de ejercicio o de hecho es el poder de ejercer esos derechos. Dicho ello, cabe recurrir al CCC para
definir la capacidad, de lo que se extrae lo siguiente: las personas por nacer, los menores que no cuentan con la edad y el
grado de madurez suficiente y la persona declarada incapaz por sentencia judicial, son incapaces de ejercicio.
Por su parte, el art. 25 CCC denomina adolescente a la persona menor de edad que cumplió 13 años, y el decreto
reglamentario de la LPA dispone que “los menores adultos tendrán plena capacidad para intervenir directamente en
procedimientos administrativos como parte interesada en la defensa de sus propios derechos subjetivos o intereses
legítimos”. En este contexto, el criterio interpretativo más razonable es que el menor adulto, en los términos del decreto
reglamentario, es la persona menor de edad que cumplió 13 años. El decreto reglamentario nada dice sobre los incapaces,
inhabilitados y penados. No pueden actuar por sí solos, sino que deben hacerlo por medio de sus representantes. En
relación con los penados, sólo pueden actuar en el marco del procedimiento por medio de sus curadores. La legitimación
es la aptitud de ser parte en el procedimiento administrativo. La ley y su decreto reglamentario sólo reconocen
legitimación a las personas titulares de derechos subjetivos e intereses legítimos. Cualquier persona física o jurídica,
pública o privada, que invoque un derecho subjetivo o un interés legítimo, será considerada parte interesada.
Suspensión e interrupción: principio básico es el carácter obligatorio de los plazos para el interesado y el propio Estado.
Reglas comunes: • El principio general es que los trámites deben realizarse y los actos dictarse en días y horas hábiles
administrativas. • El plazo para la realización de trámites, notificaciones y citaciones, y el cumplimiento de intimaciones o
citaciones y contestación de traslados, vistas e informes, es de 10 días, salvo plazo especial. • La LPA reconoce el poder de
la Administración de prorrogar los plazos antes de su vencimiento por un plazo razonable, según las circunstancias del
caso y siempre que no perjudique derechos de terceros.
Plazos propios del Estado: • Una vez recibida la documentación, debe remitirse a unidad competente en el término de
tres días hábiles. • La realización de informes y todo otro diligenciamiento de documentación, plazo máximo de 5 días.
Plazos de los interesados: • El incumplimiento del plazo muchas veces les hace perder su derecho. Por caso, los plazos
para la interposición de recursos administrativos.
Ahora bien, ¿los trámites suspenden o interrumpen los plazos obligatorios que debe cumplir el particular? El cuadro es el
siguiente: 1. Cualquier actuación ante el órgano competente suspende los plazos y, consecuentemente, una vez concluido
el trámite debe reanudarse el cómputo. 2. En el caso de la interposición de los recursos, el plazo debe interrumpirse y
luego volver al inicio. 3. Cabe recurar que el pedido de vista, con el fin de articular recursos administrativos o interponer
acciones judiciales, suspende el plazo para recurrir en sede administrativa y judicial.
Prueba: pueden ser ofrecidas por las partes u ordenadas directamente de oficio por el órgano instructor como medidas de
mejor proveer. En principio, el particular es quien debe probar los fundamentos fácticos de sus pretensiones.
Pero este postulado debe matizarse con otros presupuestos: a) El criterio de las pruebas dinámicas. b) El principio de
instrucción de oficio del procedimiento. c) El interés colectivo comprometido en el caso (es decir, la búsqueda de la
verdad material). El interesado debe: 1. Acompañar la prueba documental y ofrecer el resto en su primera presentación.
2. Ampliar e incorporar nuevas pruebas una vez que la Administración ordene la apertura a prueba y en el plazo que se
fije con este objeto. 3. ¿Qué ocurre si ya venció el plazo? El particular igualmente puede ofrecer nuevos medios, pero su
aceptación depende de la decisión discrecional del órgano instructor de incorporarlos como medidas para mejor proveer.
Prueba confesional: declaración de las partes sobre los hechos desfavorables; pero, en el marco del procedimiento, la
parte interesada y los agentes públicos no pueden ser citados para prestar confesión. No obstante ello, al declaración
voluntaria tiene los efectos que establece el Código Procesal Civil y Comercial.
Alegatos: sustanciadas las actuaciones, el órgano competente debe dar vista de oficio y por el término de 10 días a las
partes, para que éstas opinen sobre el valor de la prueba producida en el procedimiento.
Dirección del procedimiento: el órgano competente es el responsable de impulsar, instruir, dirigir y resolver el trámite
administrativo. Por otra parte, el órgano instructor ejerce el poder disciplinario en el marco del trámite.
Vistas y notificaciones: respecto de las vistas, la parte interesada, su representante y su letrado pueden tomar vista de las
actuaciones (esto es, acceder y conocer el expediente y sus anexos), con excepción de aquellos actos, informes y
dictámenes que sean reservados o secretos. La notificación, por su parte, es el conocimiento de determinadas piezas o
actuaciones de modo cierto y fehaciente, dando certeza de que el particular conoce el contenido del acto, que es objeto
de notificación, y cuál es la fecha de tal comunicación. Los medios de notificación son: a) El acceso directo. b) La
presentación espontánea de cualquier escrito, siempre que de ello resulte que el interesado tiene conocimiento
fehaciente de las actuaciones previas. c) La cédula. d) El telegrama con aviso de entrega. e) El oficio impuesto como
certificado expreso con aviso de recepción. f) La carta documento. g) Los medios que indique la autoridad postal. h) Los
edictos. Las notificaciones que no cumplan con los recaudos que establece la ley carecen de valor y, consecuentemente,
no tienen efectos jurídicos.
Medidas cautelares: los actos estatales gozan de presunción de legitimidad y fuerza ejecutoria de modo que el PE puede
hacerlos cumplir, aun mediando oposición del particular, y sin intervención judicial. En tal sentido, el legislador prevé que,
en principio, la interposición de los recursos administrativos e, incluso, las acciones judiciales, no suspende el carácter
ejecutorio de los actos. En otras palabras, el Estado puede ejecutar sus decisiones, incluso cuando el interesado hubiese
recurrido el acto mediante los recursos correspondientes; salvo que una norma expresa hubiese establecido el criterio
contrario. De todos modos, en el procedimiento administrativo el PE puede, con carácter preventivo, suspender los
efectos del acto. ¿En qué casos y con qué justificación? Por razones de interés público, o para evitar perjuicios graves al
interesado, o cuando se alegare fundadamente una nulidad absoluta.
Conclusión del procedimiento. Modos normales y anormales: el procedimiento puede concluir de un modo normal
(mediante el dictado de la resolución que le pone fin) o de modo anormal por desistimiento, renuncia o caducidad.
La conclusión normal puede ser por resolución de carácter expreso o tácito. El órgano competente puede resolver:
aceptar el planteo y dictar el acto consecuente; desestimar el planteo; o revocar, modificar o sustituir el acto de que se
trate. Por su lado, el desistimiento es la declaración de voluntad del interesado para dejar sin efecto la petición que dio
origen al procedimiento y debe hacerse de modo cierto y fehaciente. No importa dejar de lado el derecho de interesado,
que puede intentarlo en otro trámite posterior, salvo el supuesto de desistimiento del trámite de recursos. A su vez, el
desistimiento de unos no incide sobre los otros. La renuncia es el abandono no ya del trámite sino del derecho o
pretensión de fondo del interesado; de modo que ya no puede intentar otro reclamo con posterioridad, salvo que se trate
de derechos irrenunciables. La caducidad es otro de los modos anormales, que tiene lugar cuando transcurren más de 60
días desde que se paralizó el trámite por causas imputables al interesado, y el órgano competente hace saber que si
transcurren otros 30 días más y la parte no impulsare el trámite, archivará el expediente. La caducidad sólo opera en los
trámites iniciados por las partes (no por el propio Estado) y en donde el interés comprometido es básicamente el del
particular (interés privado), pues en el resto de los procedimientos el centro de discusión es el interés colectivo, en cuyo
caso el Ejecutivo debe obligatoriamente y por mandato legal impulsarlo y resolverlo.
Procedimientos de impugnación de las decisiones estatales: los pilares básicos del modelo de impugnación son, por un
lado, el contenido sustancial de las pretensiones del particular y, por el otro, el objeto de la impugnación. El particular,
salvo excepción, debe cuestionar las decisiones estatales ante el propio Ejecutivo, y sólo luego, ir por las vías judiciales.
Así, las personas deben primero cuestionar las conductas estatales por el andarivel administrativo, y sólo después en las
vías judiciales. Agotamiento de vías administrativas. El cuadro compuesto por el instrumento procesal y el objeto de
impugnación (conductas estatales), y sus plazos, es el siguiente:
1. El reclamo administrativo previo (vía o remedio procedimental). Para interposición: la ley no prevé nada. Para su
resolución: 90 días + pronto despacho y, luego, 45 días. Para impugnar: 90 días hábiles.
2. Los recursos administrativos con los actos administrativos de alcance particular. Para su interposición: 10 o 15 días
hábiles administrativos. Para resolución: 30 días. Para impugnar: 90 días hábiles judiciales.
3. El reclamo del art. 24 LPA es el camino de impugnación de los actos administrativos de alcance general. Para
interposición: la ley no prevé nada. Para resolución: 60 días. Para impugnación: 90 días hábiles judiciales.
Régimen general de los recursos: el Título VIII del decreto reglamentario de LPA regula los procedimientos de
impugnación de los actos estatales de alcance particular. En este caso, es necesario agotar las vías administrativas por
medio de los recursos que prevé el propio decreto reglamentario. El recurso procede contra los actos administrativos
definitivos y de mero trámite que lesionen derechos subjetivos e intereses legítimos; pero no es posible recurrir los actos
preparatorios, informes y dictámenes por más que fuesen obligatorios y su efecto sea vinculante. El escrito de
presentación de los recursos debe cumplir con los mismos requisitos que cualquier otro escrito presentado ante la
Administración ; y debe consignarse cuál es el acto estatal que es objeto de impugnación y, a su vez, cuál es la conducta
que el recurrente pretende en relación con el reconocimiento de sus derechos. A su vez, deben ofrecerse los medios de
prueba de que intente valerse el recurrente. Por su parte, el recurso mal calificado, con defectos formales insustanciales o
deducido ante órgano incompetente por error excusable interrumpe el curso de los plazos y debe ser corregido por el
propio Poder Ejecutivo. Los recursos pueden ser deducidos por los titulares de derechos subjetivos e intereses legítimos.
El recurso puede fundarse en las siguientes razones: a) La ilegitimidad. b) La inoportunidad, falta de mérito o
inconveniencia del acto impugnado.
¿Cuál es el órgano competente para su resolución? Aquél que establece el decreto en cada caso particular (esto es, el
órgano que dictó el acto o el superior jerárquico). Los plazos para plantear los recursos son obligatorios y breves, y
sabemos también que el interesado pierde el derecho de articularlos. A su vez, el plazo para interponer los recursos
administrativos se suspende cuando el interesado presenta el pedido de vista de las actuaciones a fin de interponer el
recurso respectivo. Por último, el plazo para presentar los recursos se prorroga, por ejemplo, si el acto de notificación no
indica cuáles son los recursos que puede interponer el interesado, en cuyo caso a partir del día siguiente de la notificación
se iniciará el plazo perentorio de 60 días para deducir el recurso administrativo que resulte admisible. El órgano
competente al resolver el recurso puede: desestimarlo, o aceptarlo. En cuanto al plazo para resolver, depende de cada
recurso en particular, y el silencio debe interpretarse como rechazo de la pretensión del particular.
Recurso de reconsideración: tiene por objeto la impugnación de los actos definitivos, asimilables a definitivos, e
interlocutorios o de mero trámite, que lesionen derechos subjetivos o intereses legítimos, sea por razones de ilegitimidad
o inoportunidad. Cabe señalar que el acto definitivo es aquel que resuelve la cuestión de fondo (por ejemplo, en el marco
de la solicitud de pensión, el acto de fondo es aquél que decide otorgar o rechazar la pensión y concluye así el trámite
definitivamente). Por su parte, el acto no definitivo es el que no resuelve la cuestión de fondo, pero es asimilable a aquél
porque impide continuar con el trámite administrativo (por ejemplo, el acto dictado en el marco de cualquier
procedimiento administrativo que resuelve el rechazo del planteo por falta de legitimación del recurrente). Para concluir,
el acto interlocutorio o de mero trámite es aquel que dicta el órgano en el marco del procedimiento con el propósito de
impulsarlo, pero sin expedirse sobre el planteo de fondo bajo debate (por ejemplo, el que ordena la citación de testigos).
El recurso de reconsideración también procede, además de los actos definitivos, asimilables a éstos o de simple trámite,
contra las decisiones que dicte el Presidente, el jefe de gabinete, los ministros y los secretarios de la Presidencia con rango
ministerial, en la resolución de los recursos administrativos. Los sujetos legitimados son los titulares de derechos
subjetivos e intereses legítimos. El plazo para interponer el recurso de reconsideración es de 10 días hábiles
administrativos, ante el órgano que dictó el acto que es, a su vez, quien debe resolverlo. Respecto del plazo para resolver
el recurso, el órgano competente debe hacerlo en el plazo de 30 días hábiles administrativos y, vencido este término, no
es necesario que el particular presente pedido de pronto despacho, sino que el vencimiento sin resolución del órgano
debe interpretarse como rechazo del recurso. El plazo para resolver debe contarse a partir del día siguiente al de
interposición del recurso; salvo que el órgano competente ordene la producción de medios probatorios, en cuyo caso el
plazo debe computarse desde que se presentó el alegato o, si la parte no alegó, desde que venció el plazo para hacerlo.
Peculiaridad del recurso: en caso de rechazo, debe interpretarse por mandato legal que el intereso interpuso el recurso
jerárquico de modo subsidiario.
Recurso jerárquico: recurso típico y más relevante en el procedimiento de impugnación de los actos administrativos,
porque es el camino que debe seguir necesariamente el interesado con el objeto de agotar las vías administrativas y,
consecuentemente, habilitar el sendero judicial. El recurso jerárquico sólo procede contra los actos administrativos
definitivos o asimilables a éstos, pero no contra los actos de mero trámite. Los sujetos legitimados son los titulares de
intereses legítimos, derechos subjetivos y derechos colectivos. A su vez, el recurso procede por razones de ilegitimidad e
inoportunidad. El plazo para su interposición es de quince días hábiles administrativos, contados a partir del día siguiente
al de la notificación del acto recurrido, y debe interponerse ante el órgano que dictó el acto. El recurso jerárquico es
autónomo, de modo que no es necesario que el interesado haya interpuesto previamente el recurso de reconsideración
contra el acto cuestionado, pero, si lo hizo, no es necesario fundar nuevamente el recurso jerárquico, sin perjuicio de que
puede mejorar y ampliar los fundamentos. El órgano competente para resolver el recurso son los ministros y secretarios
de la Presidencia, dictado por cualquier órgano inferior. El plazo que tiene el órgano competente para resolver es del 30
días hábiles administrativos. Se cuenta del mismo modo que en el caso del recurso de reconsideración. Si el recurso
jerárquico es subsidiario del recurso de reconsideración, el plazo para resolverlo debe contarse desde la presentación del
alegato o el vencimiento del plazo (igual que si fuese autónomo); pero si la cuestión es de puro derecho, desde que el
particular mejoró sus fundamentos o venció el plazo respectivo. El recurso jerárquico agota las instancias administrativas
y habilita, consecuentemente, el planteo judicial. Por ello, es obligatorio.
Recurso de alzada: así como el recurso jerárquico es expresión del vínculo jerárquico entre los órganos estatales, el
recurso de alzada es consecuencia del nexo de control o tutela entre los órganos centrales y los entes estatales. El recurso
de alzada procede, entonces, contra los actos dictados por los órganos superiores de los entes descentralizados
autárquicos. Ahora bien, ¿es necesario agotar las vías administrativas tratándose de actos dictados por los órganos
inferiores de los entes descentralizados autárquicos? Salvo norma expresa en contrario, los recursos deducidos en el
ámbito de los entes autárquicos se regirán por las normas generales que para los mismos se establecen en esta
reglamentación. Si el ente no establece cómo, se debe ir entonces por el régimen general de la LPA. Los sujetos
legitimados son el titular de derechos subjetivos o intereses legítimos, tal como prevé el decreto, debiéndose incorporar a
los titulares de derechos colectivos. El recurso debe interponerse ante el órgano superior del ente descentralizado
autárquico, quien debe elevarlo ante el órgano competente de la administración centralizada, para su resolución. El plazo
para presentarlo es de 15 días hábiles administrativos, contados a partir del día siguiente al de la notificación del acto que
el interesado pretende impugnar, y el plazo para su resolución es de 30 días hábiles administrativos.
En el marco del recurso de alzada es necesario hacer la siguiente distinción: a) En el caso de los entes creados por ley del
Congreso, el recurso sólo procede por cuestiones de ilegitimidad. b) En el caso de entes creados por decreto del PE, el
control es amplio, como si se tratarse de cualquier otro recurso (procede por ilegitimidad e inoportunidad).
El recurso de alzada es optativo y no obligatorio xa agotar las instancias adm. (interesado puede ir directo la vía judicial).
Recurso de queja: dice la ley que podrá ocurrirse en queja ante el inmediato superior jerárquico contra los defectos de
tramitación e incumplimiento de los plazos legales o reglamentarios en que se incurriere durante el procedimiento y
siempre que tales plazos no se refieran a los fijados para la resolución de recursos. El interesado debe presentar la queja
ante el superior jerárquico, quien debe resolverla en el plazo de 5 días y sin traslado.
Recurso de revisión: el acto firme no es susceptible de revisión, salvo revocación por el propio PE siempre que el acto no
fuere estable, y por decisión judicial en el marco de un caso concreto. Sin embargo, existen excepciones. Por un lado, la
denuncia de ilegitimidad (esto es, el recurso administrativo extemporáneo interpuesto por el interesado); por el otro, el
recurso de revisión que procede contra los actos firmes. ¿En qué casos puede interponerse el recurso de revisión? Dice la
LPA: a) Cuando resulten contradicciones en la parte dispositiva. En tal caso, el recurso debe interponerse en el plazo de 10
días desde la notificación del acto. b) Cuando después de dictado el acto se recobraren o descubrieren documentos
decisivos cuya existencia se ignoraba o no se pudieron presentar como medios probatorios por fuerza mayor o por
terceros; de modo que el interesado obro con diligencia, pero no pudo presentar oportunamente documentos relevantes
para resolver el caso. Debe plantearse en el término de 30 días contados a partir de que el particular recobró o
conoció los documentos. c) Cuando el acto hubiese sido citado basándose en documentos cuya declaración de falsedad se
desconocía o se hubiere declarado después de dictado el acto; debiéndose presentar el recurso en el plazo de 30 días
desde que se comprobó en legal forma la falsedad. d) Cuando el acto hubiese sido dictado mediante cohecho,
prevaricato, violencia o cualquier otra maquinación fraudulenta o grave irregularidad. En este caso, el plazo de
interposición también es de 30 días, contados a partir de la constatación legal de los hechos irregulares.
Solo sólo comprende los casos de ilegitimidad y no de oportunidad. Debe interponerse, en el plazo de 10 o 30 días, ante el
órgano que dictó el acto, pero debe ser resuelto por el superior. Por su parte, la resolución tiene un plazo de 10 días.
Recursos extemporáneos. Denuncia de ilegitimidad: interesado, según LPA, no tiene derecho a interponer los recursos
administrativos luego de vencido el plazo legal o reglamentario. Es decir, el particular debe interponer los recursos en
plazos breves y fatales con el propósito de agotar así las vías administrativas y, si no lo hizo, ya no puede hacerlo. En
síntesis, si el interesado no recurre, el acto está firme y ya no puede ser revisado en sede administrativa ni judicial. Por
tanto, el acto simplemente debe ser cumplido. Así, el recurso en términos extemporáneos es considerado, según la ley,
como denuncia de ilegitimidad y debe tramitar como tal. ¿Cuál es la diferencia? En el caso de recurso administrativo, el PE
debe tramitarlo y resolverlo y, por su parte, el interesado tiene el derecho de recurrir, luego, judicialmente la decisión
estatal. Por su parte, en la denuncia de ilegitimidad, el Ejecutivo solo está obligado a su tramitación y resolución siempre
que, según su criterio, no existan razones de seguridad jurídica que impidan su impulso, o que el interesado haya
excedido razonables pautas temporales. Además, los propios jueces consideran que las decisiones administrativas en el
marco del trámite de la denuncia de ilegitimidad no son revisables judicialmente. En el trámite de la denuncia de
ilegitimidad la secuencia es la siguiente: el PE debe dictar el acto sobre la procedencia del trámite (primero); y, en caso
afirmativo, continuar con el procedimiento hasta su conclusión mediante el dictado de otro acto que resuelve el fondo de
la cuestión (segundo). El principio es que una vez vencidos los plazos establecidos para interponer recursos
administrativos se perderá el derecho para articularlos; y la excepción es que, luego de vencidos, el interesado puede
plantear el recurso, pero con dos salvedades: a) La administración sólo debe darle trámite si no vulnera el principio de
seguridad jurídica y siempre que el interesado no haya excedido razonables pautas temporales. b) El particular ya perdió
el derecho a recurrir judicialmente en caso de rechazo. La Corte dijo, en el antecedente Gorordo (1999), que el rechazo en
sede administrativa de una denuncia de ilegitimidad no puede ser objeto de impugnación judicial. Finalmente, concluyó
que sería claramente irrazonable otorgar el mismo efecto a la denuncia de ilegitimidad que a un recurso deducido en
término. Por último, cabe agregar que el órgano ante el cual debe interponerse dicho recurso, así como el órgano
competente para resolverlo y el trámite que debe seguirse, son los mismos que en el caso del recurso administrativo
temporáneo respectivo.
Pretensiones de impugnación de los reglamentos: la ley establece claramente dos supuestos de impugnación de los actos
de alcance general: 1. Un camino directo de impugnación del reglamento (llamado reclamo impropio). El camino es el
reclamo. 2. Un camino indirecto a través de los actos de aplicación de aquél. El camino son los recursos administrativos
estudiados. Sin embargo, en este último caso, el recurso debe ser resuelto por el órgano que dictó el acto de alcance
general, y si no fuese el órgano máximo, deben interponerse los recursos del caso hasta agotar las instancias
administrativas. Por su parte, el reclamo impropio no procede contra los actos de alcance particular que resulten ser
aplicación de los actos de alcance general, sino sólo contra estos últimos. A su vez, la ley no prevé el plazo de impugnación
en este caso. De conformidad con el texto de las normas, cualquier sujeto titular de un derecho subjetivo o interés
legítimo puede plantear el reclamo impropio, el cual debe interponerse ante el órgano que dictó el reglamento,
agotándose así las vías administrativas.
FALLO BIOSYSTEMS: en 2004 empresa interpuso un reclamo administrativo previo ante el Ministerio de Salud a fin de que
le abonaran sumas de dinero, a causa del incumplimiento de pago de un contrato previo de provisión de insumos para un
hospital. Ante la falta de respuesta, en solicitó pronto despacho. Mas tarde, aún sin respuesta interpuso una demanda, en
1ra instancia, el juez declaró no habilitada la instancia judicial, por haberse entablado la demanda una vez vencido el
plazo del art 25 LPA (90 días hábiles judiciales).En Cámara revocaron el fallo declarando la inconstitucionalidad el art 31
LPA, por resultar contrario a los arts 10 y 26 LPA. Concluyó que condiciona el acceso a la justicia -por el reconocimiento de
un derecho- frente a la inactividad de la Administración, por encadenar los plazos para configurar la denegatoria por
silencio (cuya función en realidad es de garantía) con el plazo de caducidad del art 25 LPA (que tiene fundamento en
lograr la inmutabilidad de un acto administrativo que no existe en la denominada vía reparatoria). Contra esta sentencia
el Estado Nacional interpuso REF alegando que, según el art 31 LPA, a partir del pronto despacho, deben transcurrir otros
45 días para interponer la demanda, la cual debe ser interpuesta en los plazos perentorios y bajo los efectos del art 25
LPA. Por ende, sostuvo que en el caso, los 45 días vencieron el 26 de junio de 2007, y los 90 días vencieron el 2 de
noviembre de 2007, por lo que la demanda se interpuso “cuando estaban vencidos holgadamente los plazos legales
establecidos”. La CSJN decide confirmar la sentencia apelada. Es jurisprudencia de la CSJN -anterior a la modificación de la
LPA- que el plazo de caducidad previsto en el art 25 LPA no se aplicara a las acciones judiciales deducibles frente a las
denegatorias administrativas de reclamos, ya fueran expresas o tácitas. Frente al silencio de la Administración, el
particular puede esperar el dictado de la resolución o acudir a la instancia administrativa o judicial que corresponda,
puesto que cuenta con un medio idóneo para la protección de sus derechos frente a una actitud pasiva que lo
perjudica. Ello es así porque, en caso contrario, si para acceder a la vía judicial se requiriera un acto expreso, la autoridad
administrativa podría impedir las demandas judiciales con sólo no resolver las peticiones que se le plantearan. Es por eso
se creó el instituto del silencio de la Administracion como una garantía, para que el interesado cuente con la facultad de
recorrer la vía judicial como si hubiese una resolución expresa, aunque no exista. En este sentido, en el supuesto de la vía
impugnatoria, el silencio con carácter denegatorio es una opción del particular y, por ende, no rige el plazo de caducidad
del art 25 LPA para impugnar ante la mora administrativa. Y además, según el art 26 LPA, la demanda judicial podrá
iniciarse en cualquier momento, sin perjuicio de lo que corresponda en materia de prescripción, si se verifica el silencio
negativo del art 10 LPA. Puede decirse que una atenta lectura del art 31 da la pauta de que solo operará la caducidad de la
acción cuando se impugna el acto administrativo que deniega el reclamo administrativo. En cuanto a la constitucionalidad
del art 31, debe interpretarse en el sentido de que sólo rige cuando el reclamo sea resuelto expresamente en contra del
interesado, o sea cuando haya una resolución denegatoria, pero no cuando hubiere silencio de la administración. Por
ende, el art 31 no es lesivo de ningún principio constitucional, en tanto se debe integrar el art 31 con el art 26 LPA, que
admite la posibilidad de que ante el silencio de la Administración la demanda pueda iniciarse en cualquier momento, y sin
perjuicio de lo que corresponda en materia de prescripción. En síntesis, no corresponde declarar la inconstitucionalidad
de la norma impugnada ya que en el caso correspondía habilitar la instancia judicial al no existir acto administrativo que
denegara el reclamo de la empresa actora. Por ende, aun habiéndose interpuesto pronto despacho, ante el silencio de la
Administración, la empresa, por la concordancia de los arts. 31, 26 Y 10 de la LPA, podía interponer demanda judicial en
cualquier momento, sin perjuicio de lo que correspondiere en cuanto a los plazos de prescripción.
FALLO GORORDO: en Cámara se confirmó el pronunciamiento de 1a instancia por el cual se declaró no habilitada la
instancia por haber vencido el plazo previsto en el art. 25 de la ley 19.549. Al vencer los plazos legales para recurrir en
sede administrativa la resolución impugnada, la demanda resulta extemporánea, en tanto se encuentra excedido el plazo
establecido en el citado art. En lo que respecta al proceso contencioso administrativo el actor, además de las condiciones
de admisibilidad establecida en el Código Procesal debe cumplir con aquellos requisitos específicos de este tipo de
proceso previstos en el título IV de la ley 19.549, cuyo cumplimiento en cada caso concreto el juez está facultado a
verificar. La revisión de oficio in limine litis de los requisitos de admisibilidad antes de correr traslado de la demanda
también está establecida en diversas leyes federales que regulan procesos contencioso administrativos especiales. Dada
la condición de presupuesto procesal del plazo de caducidad establecido en la ley 19.549 el juez de 1ra instancia estaba
facultado para examinar de oficio su cumplimiento y rechazar en caso contrario in limine la pretensión. La decisión
administrativa que desestima en cuanto al fondo un recurso extemporáneo, tramitado en el caso como denuncia de
ilegitimidad, no es susceptible de ser impugnada en sede judicial porque, al haber dejado vencer el interesado el término
para deducir los recursos administrativos, ha quedado clausurada la vía recursiva, y, por ende, la posibilidad de agotar la
vía administrativa, requisito insoslayable para la habilitación de la instancia judicial. El criterio expresado no causa lesión
al derecho de defensa de la actora pues ésta, no obstante haber tenido la oportunidad para ejercerlo adecuadamente, no
lo hizo, en tanto omitió articular dentro del término perentorio fijado el recurso administrativo pertinente. La garantía de
la defensa no ampara la negligencia de las partes. Sería irrazonable otorgar el mismo efecto a la denuncia de ilegitimidad -
que no es más que una impugnación tardíamente interpuesta- que a un recurso deducido en término. Ello implicaría
colocar en pie de igualdad al particular que se comporta en forma negligente respecto de aquel que actúa con diligencia
para proteger sus derechos. Se hace lugar a la queja y se confirma la sentencia apelada.
CAP. 21. PROCESO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO. Trámite judicial xa impugnar las conductas estatales ante el juez con
el propósito de que revise su legitimidad y declare su invalidez u obligue al Estado a reparar daños. Otro supuesto es
cuando el Estado inicia acciones contra sus propios actos o particulares. Una de las partes es necesariamente el propio
Estado. El principio guía es el derecho de defensa (acceso al juez, al proceso y resolución) y control judicial.
Carácter revisor del proceso: juez solo puede revisar conductas estatales (actos administrativos), el particular debe
obtener el acto estatal y solo, entonces, recurrir a las vías judiciales. Debe plantearse y construirse desde las perspectivas
de las pretensiones de las personas y sus derechos, no desde el objeto impugnado (conductas estatales).
Representación del Estado en juicio (ley 12954): creó el Cuerpo de Abogados del Estado, asesoramiento jurídico y defensa
ante tribunales del Ejecutivo y organismos de la Administración. Se compone del Procurador del Tesoro y delegaciones en
cada uno de los ministerios, secretarías y entes autárquicos. Procurador es designado y removido por el presidente, rango
ministerial, debe evaluar su intervención directamente como apoderado o letrado en los procesos siempre que estos
tengan relevante significación económica (mayor a 30 millones) o institucional. En juicios cuyo monto es 10 a 30 millones
imparte instrucciones a los servicios jurídicos. Representa al Estado en juicios arbitrales ante el CIADI. Sus dictámenes no
son vinculantes xa los órganos de decisión, pero su doctrina es obligatoria para los abogados como miembros del Cuerpo.
Regimen jurídico aplicable: a) condiciones de admisión de la acción, agotamiento de vías administrativas y plazo de
caducidad; b) cautelares; c) ejecución de sentencias. Se sigue el Código Procesal de modo analógico
Legitimación: titulares de los derechos subjetivos y de incidencia colectiva.
Competencia: en razón del objeto (criterio material) o el sujeto (criterio orgánico). Según el criterio normativo, solo
conoce en casos propios del DA. Jueces federales conocen en causa del Estado federal sobre: a) impugnación actos adm;
b) contratos adm; c) servicios públicos; d) poder policía; e) respons del Estado; f) cuestiones bancarias y aduaneras.
Habilitación de instancia: personas que inicien proceso contra el Estado deben cumplir condiciones de admisibilidad, 1)
agotamiento vías administrativas; 2) interposición de acción judicial en plazo perentorio (caducidad). Las conductas no
recurridas en sede adm y judicial están firmes y consentidas, ya no es posible impugnarlas (incump. condiciones admis).
Admisibilidad acciones judiciales: jueces controla de oficio si las partes cumplieron los presupuestos de habilitación, 1.
remite copia de demanda y prueba documental a la Procuración; 2. luego corre vista al fiscal para que se expida sobre la
competencia y la procedencia de la acción; 3. contestada la vista, el juez se expide sobre su competencia y si la instancia
judicial está o no habilitada; 4. si cree que es competente, pero no se cumplieron los presupuestos de habilitación de la
instancia judicial, rechaza la acción; 5. si entiende que el proceso está debidamente habilitado corre traslado al Estado x
30 días o el mayor que corresponda xa oposición de defensas y excepciones
Supuesto innecesaria habilitacion judicial: cuando no es necesario agotar las vías administrativas o interponer la acción
judicial en el plazo de caducidad. Se cursará de igual forma y manera la notificación a la Procuración con una anticipación
no menor de 30 dh judiciales al traslado de la demanda.
Agotamiento de vía administrativa: las legitimadas deben recurrir primero ante el Ejecutivo y, solo luego, ante el Judicial.
Caducidad: la acción debe deducirse dentro del plazo de 90 dh. Los recursos directos a la Cámara el plazo es de 30 dh
judiciales desde la notificación de la resolución definitiva que agote las instancias adm. El plazo de caducidad es principio
general, el de prescripción excepcional (solo corre en el marco de las excepciones). Es decir, cuando no es necesario
cumplir con el plazo de caducidad, entonces, nace el plazo de prescripción. No rige el plazo de caducidad, 1) cuando no se
exige agotamiento de vías adm ni cumplimiento de caducidad (32 LPA); 2) en caso de silencio de la Adm. En actos
administrativos de alcance particular, el plazo se cuenta desde la notificación del acto que agotó las vías adm, en los de
alcance general, desde que se notificó el acto de rechazo del reclamo contra el acto de alcance general. Tratándose de
actos de alcance general cuestionados por medio de actos individuales de aplicación, comienza a contarse a partir del día
siguiente al de la notificación del acto que agotó las vías administrativas. En vías de hecho, desde que el comportamiento
fue conocido x el interesado. En las omisiones, desde el día posterior al de la notificación del rechazo expreso del reclamo.
Cuando el particular impugna un acto administrativo ilegítimo y finalizado el proceso judicial resuelve reclamar reparación
x daños no existe plazo de caducidad (si prescripción).
Suspensión e interrupción: la interposición de recursos administrativos interrumpe los plazos, aunque sean mal
calificados, tengan defectos formales o deducidos ante órgano incompetente. En la vista de actuaciones, se suspende el
plazo para recurrir y los previstos en el art. 25 (LPA). En recursos optativos, su interposición suspende, pero no interrumpe
el plazo del art. 25, lo mismo aplica xa actuaciones practicadas con intervención de órgano competente.
Excepciones y contestación demanda: el Estado tiene plazo de 60 días para oponer excepciones y contestar demanda.
Cautelares: xa garantizar el dictado de sentencia en términos eficaces. Son temporales, se extinguen cuando concluye el
proceso; y provisorias, pueden ser modificadas por pedido de parte u oficio o levantarse si cesan los hechos q la
sustentaron. Excepción, cuando se trate de sectores socialmente vulnerables (sujetos); vida digna, salud, derechos de
alimentos y ambientales (objeto), juez incompetente está autorizado a decretar cautelares, sin perjuicio de remitir las
actuaciones al competente, quien debe expedirse nuevamente sobre el mandato cautelar ya ordenado en plazo de 5días.
Conflicto de competencia entre fuero contencioso administrativo y otro fuero, resuelve la Cámara Contencioso
Administrativo Federal; cuando sea entre la Cámara Contencioso Administrativo y otro fuero, resuelve Cámara Federal de
Casación en lo Contencioso Administrativo Federal. Mientras no se cree la Cámara Federal de Casación, resuelve la Corte.
Vigencia cautelares: 6 meses, más otros 6 (procesos ordinarios) y de 3 meses, más otros 3, en los procesos sumarísimos y
de amparo. Plazo no rige en casos de excepción: sectores socialmente vulnerables; vida digna; salud; alimentos, ambiente
Pedido cautelar previo y obligatorio ante la Administración: el pedido de suspensión judicial de un reglamento o acto
general/particular, mientras está pendiente el agotamiento de la vía adm, solo será admisible si el particular demuestra
que solicito la suspensión de los efectos del acto ante la Administración y la decisión de esta fue adversa o que pasaron 5
días desde la presentación de la solicitud y no hubo respuesta. No es necesario agotar las vías adm xa peticionar cautelar
autónoma, pero sí realizar pedido previo ante la Adm cuando esté pendiente el trámite de agotamiento
Medida cautelar de suspensión de los actos estatales: procede la suspensión de una ley, reglamento, acto general o
particular, cuando sea pedido por parte interesada y se cumplan los siguientes requisitos: a) el cumplimiento cause
perjuicios graves de imposible reparación ulterior, acreditado sumariamente; b) la verosimilitud del derecho; c) la
verosimilitud de la ilegitimidad por existir indicios serios y graves; d) la no afectación del interés público; e) la suspensión
judicial no produzca efectos jurídicos o materiales irreversibles. Los requisitos deben concurrir simultáneamente.
Medidas cautelares de no innovar: requisitos simultaneos, a) los perjuicios graves e irreparables causados por la conducta
material de la Administración, acreditados sumariamente; b) la verosimilitud del derecho; c) la verosimilitud de la
ilegitimidad; d) la no afectación de un interés público; e) la suspensión no cause efectos irreversibles materiales o
jurídicos. Esta pensada frente a los hechos materiales supuestamente lesivos de derechos (vías de hecho). En la
suspensión de decisiones estatales formales (ley, reglamento y acto) aplica art. 13; xa las conductas materiales, el art. 15.
Medidas cautelares innovadoras (medidas positivas): consiste en imponer la realización de una determinada conducta a la
entidad pública demandada, carácter restrictivo. Requisitos, a) el incumplimiento —claro e incontestable— de un deber
jurídico concreto y específico; b) la fuerte posibilidad de que exista el derecho del solicitante a una prestación o actuación
positiva de la autoridad pública; c) los perjuicios graves de imposible reparación ulterior; d) la no afectación del interés
público; y, a su vez, e) la medida solicitada no tenga efectos irreversibles materiales o jurídicos. Deben ser concurrentes
Contracautela: obligatoria, real o personal y juratoria, la última solo procede cuando se trate del reclamo de sectores
socialmente vulnerables, vida digna, salud o derechos de naturaleza alimentaria o ambiental. Las cautelares tendrán
eficacia práctica una vez que el solicitante otorgue caución real o personal por las costas o daños y perjuicios que la
medida pudiere ocasionar. Se eximió de constituir contracautela, a) cuando sea parte el Estado nacional o un
ente descentralizado; y b) cuando el interesado actúe con el beneficio de litigar sin gastos.
Carácter declarativo de las sentencias condenatorias de dar sumas de dinero: las decisiones que se pronuncien en estos
juicios cuando sean condenatorios contra la Nación, tendrán carácter meramente declaratorio, limitándose al simple
reconocimiento del derecho que se pretenda. Es decir, tiene carácter declarativo y no ejecutivo; de modo que el Estado
podía o no cumplir con las sentencias, sin perjuicio de reconocer su validez y autoridad de cosa juzgada.
Carácter ejecutivo de las sentencias que condenan al Estado a dar sumas de dinero: la CSJN entendió que el caracter
declarativo de las sentencias contra el Estado debe ser interpretado en términos razonables y no simplemente literales.
Acción de amparo por mora: aquel que es parte en el expediente administrativo puede solicitar judicialmente que se libre
una orden de pronto despacho con el objeto de que se obligue al Ejecutivo a resolver las actuaciones en plazo perentorio.
No tiene por objeto revisar decisiones o resolver el fondo. Procede cuando, a) venció el plazo específico y el Ejecutivo no
contestó; o b) el Ejecutivo no contestó y no existe plazo especial, pero transcurrió el plazo razonable (60 dh adm).
No procede en los recursos administrativos, el transcurso de los plazos constituye por sí mismo el rechazo del planteo (el
silencio constituye incumplimiento de la Adm de dar respuesta, es interpretado como rechazo del planteo de fondo).

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