Art. 266: “Será reprimido con prisión de uno a cuatro años e inhabilitación especial de uno a cinco años, el funcionario público que, abusando de su cargo, solicitare, exigiere o hiciere pagar o entregar indebidamente, por sí o por interpuesta persona, una contribución, un derecho o una dádiva o cobrase mayores derechos que los que corresponden”. Delitos contemplados La doctrina nacional ha discutido largamente si la concusión, es decir la conducta venal del funcionario público que exige una dádiva para provecho propio, queda o no comprendida en el tipo descripto por el art. 266. Tal como adelantáramos al analizar el cohecho, creemos que la respuesta a tal interrogante es afirmativa, ya que el legislador ha tipificado en el art. 266 dos figuras distintas: las exacciones ilegales y la concusión. La exacción alude, en una primera acepción, a la "acción y efecto de exigir impuestos, prestaciones, multas, deudas, etc.", algo que se puede adeudar al Estado y que éste tiene derecho a cobrar, siempre que lo haga de manera legal; y en una segunda a un "cobro injusto y violento". La concusión, por su lado, implica una "exacción arbitraria hecha por un funcionario en provecho propio". En consecuencia, la exacción ilegal se presenta cuando el funcionario público exige al particular una contraprestación indebida, en nombre y a beneficio del Estado (art. 266), y se agrava si después la convierte en provecho propio (art. 268). La concusión, que es también una exacción según la segunda de las acepciones de esta última, se presenta cuando el funcionario exige arbitraria y violentamente la entrega de una dádiva, toda vez que, como el Estado no puede recibir dádivas, resulta evidente que desde el inicio el agente requiere para sí y no para la administración. En consecuencia, cuando el funcionario exige algo para sí de entrada, no puede haber exacción sino concusión. Si bien tanto las exacciones ilegales como la concusión tienen en común el abuso funcional por parte del sujeto activo -quien realiza una exigencia de manera arbitraria e injusta- que obliga a la víctima a hacer entrega de la cosa por el temor al poder público ("metu publicae potestatis''), el elemento diferenciador está dado por el objeto sobre el cual recae la acción típica: una contribución o un derecho en beneficio de la administración (en el caso de las exacciones) y una dádiva para provecho personal (en la concusión). Concluimos, entonces, en que el art. 266 prevé dos supuestos distintos: las exacciones ilegales y la concusión, que se analizarán conjuntamente, toda vez que, si bien recaen sobre objetos distintos, la acción típica del agente es la misma. Consideraciones sobre el bien jurídico protegido Tanto las exacciones ilegales como la concusión afectan, por un lado, a la administración pública, que resulta ofendida por el comportamiento corrupto del funcionario, y por otro al patrimonio del particular, que entrega algo por el temor que la autoridad pública infunde. Estructura típica TIPO OBJETIVO: a) Sujeto activo: Es un "delicta propia", ya que el sujeto activo debe ser un funcionario público, cualquiera sea su jerarquía, y aun cuando carezca de competencia funcional para exigir o recibir valores, siempre que haya mediado un abuso de autoridad de su parte. b) Sujeto pasivo: Es el particular que entrega lo exigido por el funcionario, ya que se ve afectado en su patrimonio. c) Acción típica: Las acciones típicas son las de solicitar, exigir, hacer pagar o entregar indebidamente, o cobrar mayores derechos que los que corresponden. Solicita quien pretende, pide o busca algo. Exige quien reclama o demanda imperiosamente. Hacerse pagar implica hacerse dar en pago dinero o documentos con poder cancelatorio. Hacerse entregar es hacerse dar algo que tenga valor o cumpla una función económica. Cobrar mayores derechos que los que corresponden implica que el funcionario perciba un derecho en forma excesiva, sea porque lo solicita o exige al particular o bien porque lo hace incurrir en error acerca de lo debido. d) Elemento normativo: indebidamente: Tanto lo solicitado, como lo exigido o lo pagado, es algo no debido o, al menos, no debido en la medida requerida por la ley, sea porque el funcionario carezca de facultades para realizar el cobro o porque se extralimite en sus funciones, exigiendo aquello que no correspondía. e) Abuso del cargo: La acción típica debe ser realizada mediante un abuso funcional del agente. Basta que el sujeto actúe en función de autoridad, invocando esa calidad, expresa o tácitamente, y que esa calidad exista, aunque no tenga competencia para exigirle al particular suma alguna. El abuso puede presentarse tanto en el momento de solicitar o exigir lo no debido, cuando se infunde temor en el administrado, como cuando se logra que el sujeto pasivo entregue o pague algo creyendo que lo debe, esto es que se lo hace incurrir en un error. f) Objeto: El objeto de la solicitud, exigencia, pago o entrega, en el caso de las exacciones ilegales, comprende todo aporte en dinero o en otro valor económico que se exija o se reciba por orden y cuenta de la administración pública, sea lo que el tipo llama contribución (impuesto) o derecho (pago de la prestación de determinados servicios, sanciones o cumplimiento de obligaciones fiscales). Cuando lo que el agente solicite o exija sea una dádiva, esto es, algo que nunca puede suponerse como adeudado regularmente al Estado, estaremos ante el delito de concusión. g) La persona interpuesta: Las acciones de solicitar, exigir, hacer pagar o entregar indebidamente pueden ser realizadas personalmente por el funcionario o por una persona interpuesta. Sostiene la doctrina mayoritaria que se trata de un cómplice primario. TIPO SUBJETIVO: Estamos ante un tipo doloso, que sólo admite dolo directo, toda vez que la exigencia del abuso funcional pareciera descartar el indirecto y el eventual. El autor debe conocer el elemento normativo de recorte, es decir que actúa indebidamente, superando o apartándose de las exigencias legales. Consumación y tentativa En los casos en que el autor solicite o exija una contribución, derecho o dádiva, estaremos ante un delito de actividad, que se consumará con la mera exigencia del funcionario. Si bien algunos afirman que en estos casos la tentativa resulta inadmisible, creemos que ello no es así, toda vez que pueden existir actos ejecutivos previos a que la solicitud o exigencia se consume (p. ej., el funcionario que solicita la dádiva a través de un tercero, quien luego denuncia el hecho ante la autoridad). Cuando se trate de hacerse pagar o entregar, cobrar, o aquellos casos en que se provoca error en el sujeto pasivo, estaremos ante un delito de resultado, toda vez que el autor tiene que haber logrado que el particular pague o entregue algo. En todos estos casos, la tentativa es perfectamente admisible. Agravantes. Art. 267: “Si se empleare intimidación o se invocare orden superior, comisión, mandamiento judicial u otra autorización legítima, podrá elevarse la pena hasta cuatro años y la inhabilitación hasta seis años”. Alcances de la disposición a) La pena: Este artículo no fue modificado por la ley 25.188 de ética, por lo que, si bien estamos ante una exacción agravada por el modo empleado por el autor, la pena privativa de la libertad ha quedado igual a la que ahora se establece para la figura básica. La agravante queda, entonces, limitada a la inhabilitación, que se eleva hasta seis años. Las razones por las que se agrava la exacción son dos: el autor emplea intimidación o se vale del engaño, cuando invoca orden superior, comisión, mandamiento judicial u otra autorización legítima. b) Intimidación: Es la amenaza de sufrir un mal más o menos determinado, que deberá ser idónea como para doblegar la voluntad del sujeto pasivo. La amenaza que emplee el autor puede estar relacionada con la imposición de un acto de poder que afecte al particular, como con cualquier otro perjuicio. El empleo de intimidación agravará tanto los supuestos de exacciones ilegales como los de concusión. c) El engaño: Se constituye cuando el autor invoca orden de una autoridad superior, comisión, mandamiento judicial u otra autorización legítima. Será necesario que el sujeto pasivo entregue algo al agente por creer que acata la orden de la autoridad, por lo que solamente agravará las hipótesis de exacciones. Concusión. Art. 268: “Será reprimido con prisión de dos a seis años e inhabilitación especial perpetua, el funcionario público que convirtiere en provecho propio o de tercero las exacciones ilegales expresadas en los artículos anteriores”. TIPO OBJETIVO: a) Sujeto activo: Debe ser un funcionario público. b) Acción típica: El delito presupone tanto la figura simple del art. 266, como la agravada del art. 267. Sólo puede convertir quien ha intervenido en alguna de las exacciones descriptas en los artículos mencionados. Convertir significa dar a lo obtenido un destino distinto al que se invocó ante el particular, esto es hacerlo entrar en el patrimonio propio en lugar de ingresarlo a la administración. Es requisito que el autor haya solicitado o exigido en nombre de la administración pública a la que representa, para luego convertir lo obtenido en provecho propio. En consecuencia, estamos ante una agravante de las exacciones y no de la concusión, donde el funcionario pedía desde un principio una dádiva para provecho personal. c) Resultado: Es necesario que el autor haya logrado convertir el producto de las exacciones, esto es poder disponer de ellas en su provecho o en el de un tercero. No alcanza con limitarse a no ingresar lo obtenido en la administración. TIPO SUBJETIVO: Es un delito doloso, que sólo admite dolo directo. No es necesario que la finalidad de convertir las exacciones en provecho propio haya estado presente al momento de solicitarlas, bastando con que el autor lo decida antes de ingresarlas a la administración. Consumación y tentativa El delito se consuma con la conversión en beneficio propio o de un tercero de lo obtenido ilegítimamente. La tentativa es admisible, siempre que hayan existido actos ejecutivos tendientes a la conversión de las exacciones. 2. Enriquecimiento ilícito de funcionarios y empleados. a) Utilización de informaciones o datos reservados. Art.268 (1): “Será reprimido con la misma pena que el art. 256, el funcionario público que con fines de lucro utilizare para sí o para un tercero informaciones o datos de carácter reservado de los que haya tomado conocimiento en razón de su cargo”. Bien jurídico protegido Se sostiene que el interés protegido por este delito es la imparcialidad de la administración pública, que resulta atacada cuando los funcionarios públicos se valen de la función para lucrar o hacer lucrar a terceros. Estructura típica TIPO OBJETIVO: a) Sujeto activo: Tal como sucede en otras figuras (p. ej., arts. 260 y 265), la referencia que en ésta se efectúa a que el funcionario público debe haber tomado conocimiento del dato o información de carácter reservado “en razón de su cargo” indicaría que aquí también existen dos requisitos que debe cumplir el sujeto activo de este delito: la condición de funcionario público y la competencia funcional, que en este caso lo ubica dentro del círculo de agentes que tienen acceso al dato o información señalados. b) Objeto de la acción: Está integrado por tres requisitos. Debe consistir en informaciones o datos, que tengan carácter reservado, y que hayan sido conocidos por el funcionario público en razón de su cargo. c) Acción: Consiste en utilizar con fin de lucro para sí o para terceros el objeto típico. Resulta relevante la distinción entre utilización y revelación. No necesariamente utilizar el dato o la información implica que éstos sean revelados, pues pueden presentarse formas de emplear el objeto sin que éste llegue a ser conocido por terceros. TIPO SUBJETIVO: El dolo de esta figura requiere el conocimiento y la voluntad de utilizar datos o informaciones que se los ha conocido en el ámbito funcional al que pertenece (o perteneció) el funcionario público. Además, contiene un especial elemento subjetivo distinto del dolo, que consiste en la finalidad de obtener un lucro para sí o terceros. Además, puede o no consistir en dinero, aunque sebe ser mensurable económicamente. Consumación y tentativa La utilización del dato consuma el delito, sin necesidad de que se obtenga el lucro o beneficio perseguido. Se admite la tentativa en la medida en que la acción pueda ser desarrollada en varios actos de carácter ejecutivo. b) Enriquecimiento ilícito. Art. 268 (2): “Será reprimido con reclusión o prisión de dos a seis años, multa del cincuenta por ciento al ciento por ciento del valor del enriquecimiento e inhabilitación absoluta perpetua, el que al ser debidamente requerido, no justificare la procedencia de un enriquecimiento patrimonial apreciable suyo o de persona interpuesta para disimular lo ocurrido con posterioridad a la asunción de un cargo o empleo público y hasta dos años después de haber cesado en su desempeño. Se entenderá que hubo enriquecimiento no sólo cuando el patrimonio se hubiese incrementado con dinero, cosas o bienes, sino también cuando se hubiesen cancelado deudas o extinguido obligaciones que lo afectaban. La persona interpuesta para disimular el enriquecimiento será reprimida con la misma pena que el autor del hecho”. Bien jurídico protegido El deber que se impone a los funcionarios públicos de justificar sus incrementos patrimoniales no constituye, en sí mismo, un bien jurídico. Por el contrario, este tipo penal al sancionar el incumplimiento de tal deber pretende proteger el interés social en que la situación patrimonial de las personas que desempeñan o desempeñaron la función pública sea clara y transparente. Estructura típica Se han expuesto distintas posturas con relación a la estructura típica de este delito, que pueden ser sintetizadas en dos grupos según pongan el acento en el "enriquecimiento" o en la "no justificación" del enriquecimiento. Esta última, que sostiene que se describe un tipo omisivo, quizás cuente con mayor respaldo del texto legal si es interpretado literalmente, y se sustenta en que si quien desempeña o desempeñó una función pública no justifica su enriquecimiento cuando le es requerido afecta el interés social en que se mantenga clara su situación patrimonial. No obstante, también existe una importante tendencia a interpretar que este es un delito de comisión, dado que ese interés en la claridad de la situación patrimonial de los funcionarios públicos también es afectado cuando se produce un enriquecimiento que no guarda relación con los ingresos legítimos del agente. Dadas las particularidades de la controversia apuntada, se abordará el examen del tipo desde ambas perspectivas. EL TIPO SEGÚN EL CRITERIO QUE LO CONSIDERA OMISIVO TIPO OBJETIVO: a) Sujeto activo: La referencia a que el enriquecimiento del que habla la figura debe ser posterior a la asunción de un cargo o empleo público ha conducido a la doctrina a sostener que el sujeto de este delito comprende tanto a quien desempeña, o ha desempeñado, una función pública, como al que simplemente presta, o ha prestado, servicios en una administración pública sin reunir la calidad de funcionario o empleado público en los términos del artículo 77 del Código Penal. b) Situación típica: En este punto cobra relevancia determinar el significado que puede otorgarse a la expresión "al ser debidamente requerido" que contiene este tipo penal. Al respecto, se ha entendido que el requerimiento de justificación patrimonial puede realizarlo el juez o la autoridad policial que investigue el enriquecimiento, la autoridad administrativa de la que depende el agente, los organismos encargados de controlar la conducta de los funcionarios, los órganos que realizan el juicio político o sistemas de remoción similares. En todos los casos se han expuesto severas objeciones vinculadas a la afectación de la garantía contra la autoincriminación -artículo 18 de la CN-. Puede advertirse que el problema no radica tanto en el órgano como en el contenido que debe asignarse al requerimiento que se menciona en la figura, ya que al vincularse el requerimiento de justificación patrimonial con la exigencia de que el sujeto aclare el modo en que se ha producido el enriquecimiento apreciado en su patrimonio parece insuperable la contradicción con el principio señalado. En efecto, así se encuentre la autoridad que efectúa el requerimiento situada en el ámbito judicial o administrativo, aquel no deja de evidenciar una sospecha o imputación en contra de la persona requerida a la que se le piden explicaciones sobre el modo en que se enriqueció, las que no deberían ser consideradas un deber cuya omisión configura un delito sino el ejercicio de un acto de defensa. A partir de lo anterior, se debe tener en cuenta que, no obstante la contundencia de las objeciones de índole constitucional resaltadas, no cabe concluir ineludiblemente en la inconstitucionalidad de la figura en la medida en que exista la posibilidad de adoptar una interpretación que eluda los vicios apuntados. Un interesante esfuerzo en ese sentido lo constituye la interpretación que sostiene que el término "al ser debidamente requerido" que contiene el tipo que se analiza no debe ser considerado como un acto formal, emanado de una autoridad administrativa o judicial, en el que se le piden explicaciones al requerido sobre aspectos concretos de su evolución patrimonial. Por el contrario, se sostiene que esa expresión debe entenderse como el debido proceso legal, en el que cuente con la posibilidad de defenderse en relación a la imputación que se le formule. Esta construcción parte de considerar que la condición de funcionario público del sujeto, junto al "objetivo, comprobado, notorio y apreciable" incremento patrimonial, son las circunstancias que generan la obligación de actuar para evitar la lesión del bien jurídico (transparencia). c) Omisión: Se ha sostenido que este aspecto resulta configurado en tanto el sujeto al ser requerido no prueba la procedencia del enriquecimiento o no lo hace suficientemente. El significado que puede asignarse al verbo justificar, es acreditar que el incremento patrimonial tiene origen legal. d) Posibilidad de realizar la conducta debida: Comúnmente se señala que no justifica tanto quien no quiere como quien no puede hacerlo. Sin embargo, debe reconocerse que la imposibilidad material de cumplir con la conducta debida excluye la tipicidad como en todo tipo omisivo. En consecuencia, se ha efectuado una severa objeción a la posibilidad de interpretar que este delito tiene estructura omisiva en virtud de que quien se ha enriquecido por medios ilícitos nunca tendrá la posibilidad de "justificar" el origen lícito de tal enriquecimiento. No obstante, tal argumento ha sido rechazado afirmando que quien se ha enriquecido de manera ilegal se ha colocado en forma voluntaria en situación de imposibilidad de justificar, y no puede por ende pretender liberarse de responsabilidad penal con relación a este delito. TIPO SUBJETIVO: El dolo de este delito está constituido por el conocimiento por parte del autor de las circunstancias que lo constituyen en sujeto activo, de que se ha producido la situación que genera el deber de justificar el incremento patrimonial apreciable, la existencia de este enriquecimiento y que no se explica su origen, ya sea porque no se cumple con el requerimiento en absoluto, o porque son insuficientes o inexactas las razones que se brindan al respecto, a pesar de contar con los medios adecuados para hacerlo. El texto legal no requiere una particularidad volitiva, por lo que debe concluirse que se puede omitir tanto con dolo directo o eventual. EL TIPO SEGÚN EL CRITERIO QUE LO CONSIDERA COMISIVO La interpretación de este delito como una figura comisiva propone analizar dentro de la tipicidad todo lo referido al enriquecimiento y las características que debe tener para ser considerado típico. De tal forma, el requerimiento de justificación patrimonial y la no justificación en que pueda incurrir el sujeto frente a ello son problemas que se trasladan fuera del tipo penal al ser analizados como aspectos de una "condición objetiva de punibilidad". TIPO OBJETIVO: a) Sujeto activo: Caben aquí las mismas consideraciones efectuadas con relación a este elemento al analizar la figura como un delito de omisión. b) Acción típica: Desentrañar el significado de la acción típica presenta un particular problema. Al respecto, se ha negado la posibilidad de afirmar que el enriquecimiento consista en un comportamiento porque sólo significa una comparación de un estado patrimonial en dos momentos diferentes. No obstante, nada impide afirmar que el concepto de enriquecerse, además de referir a una situación patrimonial, atrapa también a los diferentes actos individuales que produjeron ese enriquecimiento, que incluso pueden consistir en la realización de algún acto jurídico -por ej., la suscripción de un contrato que simule una relación profesional inexistente que produjo un incremento patrimonial, o la percepción de sobresueldos indebidos en la administración pública-. Se ha sostenido que de acuerdo a las particularidades de cada caso pueden darse situaciones en que un único hecho altamente lucrativo enriquezca a su autor y otras en que exista todo un proceso paulatino con múltiples hechos que hayan acrecentado el caudal patrimonial. En este último supuesto, deberá entenderse que se trata de un delito continuado si se verifica que el autor ha obrado con unidad de designio. Ahora bien, el hecho de enriquecerse es en sí mismo inocuo y, desvinculado de cualquier otro tipo de consideración, no contiene aspectos disvaliosos que justifiquen su incriminación penal. La figura requiere que se trate de un incremento patrimonial apreciable, que pudo haberse registrado en el patrimonio del funcionario o en el de un tercero interpuesto para disimularlo. Desde este punto de vista, lo que le confiere carácter de ilicitud es su absoluta desproporción con las posibilidades legítimas de enriquecimiento del agente. Así, el análisis de la proporción que resulte de relacionar el volumen del enriquecimiento con las entradas y bienes de fortuna que se le conocen al funcionario, de modo que el aumento pueda ser considerado normal o no, permitirá apreciar si el funcionario se enriqueció en forma injustificada. c) Referencia de tiempo: La figura delimita el marco temporal en que debe producirse el enriquecimiento para ser típico, que debe registrarse en cualquier momento comprendido entre el acceso a la función pública y los dos años posteriores al cese del desempeño en el cargo. TIPO SUBJETIVO: El dolo de esta figura en su forma comisiva exige que el sujeto tenga conocimiento de que desempeña, o ha desempeñado, la función pública y la voluntad de incrementar su situación patrimonial, en el lapso temporal indicado anteriormente, sabiendo que ello no guarda relación alguna con sus posibilidades legítimas de enriquecimiento. Parece que ese supuesto de dolo directo es el que resulta característico de esta figura, no obstante lo cual, si se tiene en cuenta que no se exige alguna disposición subjetiva en particular y aun cuando sea un supuesto difícilmente imaginable, no cabe descartar la posibilidad de que se actúe con dolo eventual. Consumación y tentativa a) Según el criterio que lo considera un tipo omisivo: En este caso debe considerarse que el delito se consuma al incurrirse en la omisión de justificar el enriquecimiento, transcurrido el plazo fijado para contestar el requerimiento. Se excluye la posibilidad de tentativa. b) Según el criterio que lo considera un tipo comisivo: Si se interpreta que este es un delito de comisión debe considerarse consumado en el momento en que se produce el enriquecimiento, no jugando ningún papel en este aspecto todo cuanto suceda con el requerimiento de justificación patrimonial y con la ausencia de justificación de ese enriquecimiento por parte del funcionario con posterioridad a ese acto, dado que son circunstancias atinentes a la configuración de la condición objetiva de punibilidad que, como tal, es ajena a la estructura típica. Condición objetiva de punibilidad Sólo quienes sostienen que este es un delito de comisión afirman que la figura exige además que se cumpla una condición objetiva de punibilidad que posibilitará que se sancione al funcionario por haberse enriquecido de manera injustificada. Según Fontán Balestra esa condición objetiva de punibilidad se satisface si el funcionario no justifica el enriquecimiento cuando así le es requerido concretamente. Esa misma postura ha sido recogida en recientes pronunciamientos jurisdiccionales, que agregan que se pretende con ello brindar una posibilidad más de defensa a quien es sospechado de haberse enriquecido en forma injustificada. Se ha dirigido una importante objeción contra tal interpretación que señala que si el funcionario al ser debidamente requerido decide hacer uso de su derecho constitucional a no declarar, el ejercicio de tal facultad daría lugar a que quede habilitada la penalización de la conducta que se le reprocha. Al respecto, se observa que en otros pronunciamientos judiciales el problema señalado es superado asignando un alcance diferente a esta condición objetiva de punibilidad. En lugar de sostenerse que ese requisito se materializa si el funcionario no justifica el enriquecimiento cuando le es requerido, se advierte que la figura sólo requiere que se formule el "requerimiento de justificación patrimonial", con independencia de si luego el agente logra o no justificar el enriquecimiento que se advierte en su patrimonio. También se afirma que de ese modo la cláusula del requerimiento constituye una posibilidad más de defensa en garantía del imputado. La persona interpuesta (párr. tercero) La asignación de la misma penalidad que se establece para el autor de este delito a la persona que se utiliza para disimular el incremento patrimonial en cuestión, permite sostener que es superflua esta cláusula a partir de lo dispuesto en el artículo 45 del Código Penal, salvo para el raro supuesto en que la persona interpuesta pudiere haber sido considerada sólo un partícipe secundario. c y d) Defecto de declaración jurada. Falsificación de datos en declaraciones juradas. Art. 268 (3): “Será reprimido con prisión de quince días a dos años e inhabilitación especial perpetua el que, en razón de su cargo, estuviere obligado por ley a presentar una declaración jurada patrimonial y omitiere maliciosamente hacerlo. El delito se configurará cuando mediando notificación fehaciente de la intimación respectiva, el sujeto obligado no hubiere dado cumplimiento a los deberes aludidos dentro de los plazos que fije la ley cuya aplicación corresponda. En la misma pena incurrirá el que maliciosamente, falseare u omitiere insertar los datos que las referidas declaraciones juradas deban contener de conformidad con las leyes y reglamentos aplicables”. Bien jurídico protegido Se sostiene que se protege la transparencia en el ejercicio de la función pública. ESTRUCTURA TÍPICA DE LA OMISIÓN MALICIOSA DE PRESENTAR UNA DECLARACION JURADA PATRIMONIAL (párr. primero) TIPO OBJETIVO: a) Sujeto activo: Los sujetos obligados a presentar una declaración jurada patrimonial en razón de sus cargos son los mencionados en las leyes respectivas. En el orden nacional se encuentran mencionados en el art. 5° de la ley 25.188. b) Situación típica: Se genera en cada oportunidad en que se debe presentar la declaración jurada patrimonial de acuerdo al régimen establecido por la legislación que rija el caso del funcionario. Según se reglamenta en el Capítulo III de la ley mencionada esta situación se genera una vez que la autoridad competente ha intimado al sujeto a presentar la declaración jurada (arts. 8° y 9°) cuando no lo haya hecho en el plazo correspondiente (art. 4°). c) Omisión: Se omite cuando no se presenta la declaración jurada en el plazo correspondiente. d) Posibilidad de realizar la conducta debida: El funcionario no debe haberse encontrado imposibilitado de presentar la declaración jurada. TIPO SUBJETIVO: Este delito requiere "malicia", de lo cual se desprenden dos exigencias subjetivas. En primer lugar, debe entenderse que la figura sólo puede ser realizada con dolo directo. El sujeto debe conocer que se encuentra comprendido dentro de los funcionarios obligados a presentar la declaración jurada patrimonial, que transcurrió el plazo en el que debía hacerlo y no lo hizo a pesar de poder presentarla, y debe haber tenido la intención deliberada de no presentar la declaración jurada patrimonial en el momento oportuno. Además, cabe inferir la existencia de un especial elemento subjetivo distinto del dolo, cuyo contenido ha sido definido como la intención de inducir a error sobre la situación patrimonial que debe reflejar la declaración jurada. ESTRUCTURA TÍPICA DEL DELITO DE INSERCIÓN DE DATOS FALSOS Y OMISIÓN DE INSERTAR DATOS EN LA DECLARACION JURADA PATRIMONIAL (Párr. tercero) Art. 268 (3): “… En la misma pena incurrirá el que maliciosamente, falseare u omitiere insertar los datos que las referidas declaraciones juradas deban contener de conformidad con las leyes y reglamentos aplicables”. Si bien se hace referencia a un aspecto comisivo y a otro omisivo, ambos denotan modos de comisión de la presentación de una declaración jurada con contenido falso. TIPO OBJETIVO: a) Sujeto activo: También aquí resultan comprendidos los sujetos obligados a presentar la declaración jurada patrimonial que se mencionen en las leyes pertinentes. En el orden nacional son los mencionados en el art. 5° de la ley 25.188. b) Acción: Consiste en presentar la declaración jurada patrimonial con un contenido que no concuerde con la situación patrimonial real, lo que puede realizarse por vía de falsedad (mutación u ocultamiento de la verdad) o por vía de omisión (no inclusión). TIPO SUBJETIVO: También aquí se exige malicia. Caben al respecto las mismas consideraciones efectuadas en relación a la figura del primer párrafo. Consumación y tentativa En el caso del tipo penal del primer párrafo, debe considerarse consumado el delito en el momento en que debió haberse presentado la declaración jurada y se omitió hacerlo. En el segundo párrafo, la consumación se produce en el instante en que se presenta la declaración jurada con los datos falsos u omitidos. No se admite la tentativa. 3. Prevaricato. a) Prevaricato del juez. Art. 269: “Sufrirá multa de tres mil a setenta y cinco mil pesos e inhabilitación absoluta perpetua el juez que dictare resoluciones contrarias a la ley expresa invocada por las partes o por él mismo o citare, para fundarlas, hechos o resoluciones falsas. Si la sentencia fuere condenatoria en causa criminal, la pena será de tres a quince años de reclusión o prisión e inhabilitación absoluta perpetua. Lo dispuesto en el párrafo primero de este artículo, será aplicable, en su caso, a los árbitros y arbitradores amigables componedores”. Bien jurídico protegido La función jurisdiccional conferida al juez o, en su caso, a árbitros o amigables componedores, se ve afectada por un acto infiel de éstos, lo cual constituye un atentado contra la administración de justicia. Estructura típica TIPO OBJETIVO: a) Sujeto activo: El juez, el árbitro y el arbitrador amigable componedor. b) Acción típica: Se configura objetivamente el delito cuando: - se dictaren resoluciones contrarias a la ley expresa invocada por las partes o por el mismo juez; o - se citaren, para fundarlas, hechos o resoluciones falsas. Son dos formas del delito que responden, respectivamente, a las modalidades del llamado prevaricato de derecho y prevaricato de hecho. En ambos, la acción propiamente dicha consiste en dictar resoluciones con las características enunciadas en el tipo. El prevaricato de derecho se configura cuando el sujeto activo dicta una resolución contraria a la ley invocada. La resolución revestirá esta característica si manda o prohíbe lo contrario de lo que, de modo claro, prohíbe o manda la ley aplicable al caso. La posibilidad de una eventual revocación del pronunciamiento por errónea aplicación del derecho no transforma al juez en prevaricador, en la medida en que la resolución responda a una derivación razonada, con sustento lógico y a una de las posibles interpretaciones del derecho positivo, toda vez que, como poseen libertad de criterio y de interpretación, pueden equivocarse. Lo punible es, por tanto, la contradicción entre la resolución y la ley que el agente presenta como fundamento jurídico de la decisión que constituye aquella. El prevaricato de hecho se configura cuando el sujeto activo dicta una resolución cuyo fundamento reposa en la invocación, cita o alegación de acontecimientos, situaciones o circunstancias de cualquier especie o resoluciones de una autoridad pública, judicial o no, inexistentes o que evidentemente carecen de la significación que les atribuye. Sostiene Soler que el hecho falso consiste en afirmar como existente en autos algo que no existe, no bastando el mero tomar como probado algo que al libre criterio de otro juzgador no lo está. c) Elementos normativos: El término "ley" engloba no sólo la ley en sentido formal, sino también su reglamentación aplicable al caso. El precepto "resoluciones" incluye todas las disposiciones adoptadas mediante sentencia, auto o decreto, en relación con un proceso determinado, y siempre que importen decidir o disponer jurisdiccionalmente sobre algo. El "citar" resoluciones falsas, no alude a citas jurisprudenciales, sino a resoluciones anteriores influyentes en el caso, sean del mismo o diferente pleito. TIPO SUBJETIVO: El prevaricato es un delito doloso. El juez tiene que saber que resuelve contra lo que dispone la ley que invoca como fundamento de su fallo, o que los hechos o las resoluciones en que se funda no existieron, o no existieron con el significado que él les otorga. Se requiere dolo directo, cuyo aspecto cognoscitivo exige el conocimiento de la contradicción existente entre lo invocado y lo decidido, y el volitivo, el querer decidir en función de esa contradicción. Consumación y tentativa El delito se consuma con el dictado de la resolución. No requiere que la decisión haya alcanzado ejecutoriedad, ni que se produzca un efectivo resultado dañoso. Tampoco queda descartada la punibilidad por la circunstancia de que la resolución sea revocada. La doctrina se inclina por negar la posibilidad de la tentativa. Agravante del segundo párrafo El párr. segundo de la norma en estudio establece: "Si la sentencia fuere condenatoria en causa criminal, la pena será de tres a quince años de reclusión o prisión e inhabilitación absoluta perpetua". No alcanza la agravante a los árbitros y arbitradores amigables componedores, toda vez que éstos carecen de jurisdicción criminal. La doctrina mayoritaria sostiene que la expresión señalada -causa criminal- sólo corresponde a causas por la comisión de delitos previstos en el Cód. Penal y en leyes especiales, esto es, causas criminales y correccionales. También existe consenso generalizado en cuanto a que la sentencia absolutoria sólo es apta para configurar la figura simple. No obstante, nos parece que una interpretación taxativa del texto legal debería excluir de la agravante -y encuadrar en la figura básica- el prevaricato cometido por el juez correccional, ya que sólo mediante analogía podría considerarse que ese procedimiento constituye una "causa criminal". b) Prisión preventiva ilegal. Art. 270: “Será reprimido con multa de dos mil quinientos a treinta mil pesos e inhabilitación absoluta de uno a seis años, el juez que decretare prisión preventiva por delito en virtud del cual no proceda o que prolongare la prisión preventiva que, computada en la forma establecida en el art. 24, hubiere agotado la pena máxima que podría corresponder al procesado por el delito imputado”. Bien jurídico protegido Esta figura tutela, en primer lugar, la administración de justicia, que se afecta con la mera disposición de algo que no corresponde, y por otra parte, protege la libertad del sujeto pasivo, que se ve privado de ella en forma arbitraria e ilegal. Estructura típica TIPO OBJETIVO: a) Sujeto activo: Autor de este tipo penal sólo puede ser un juez con competencia en lo criminal o correccional. b) Sujeto pasivo: Será el imputado por un delito de competencia criminal o correccional. c) Acción típica: El delito se configura mediante dos acciones diferentes, cuales son: - decretar prisión preventiva por delito en virtud del cual no proceda; y - prolongar la prisión preventiva ya decretada más allá del tiempo que correspondería a la pena máxima del delito imputado. Respecto de la primera cabe señalar que decretar es disponer, ordenar, mandar por medio de una resolución; no es lo mismo que ejecutar, que es un paso posterior, por lo que, tratándose de un delito contra la administración pública y no contra la libertad, sólo basta para su configuración que el juez disponga la prisión preventiva y no que la detención se haya efectivizado. Prolongar la prisión preventiva presupone, por el contrario, la existencia de una persona detenida con prisión preventiva, consistiendo la acción en aumentar la duración de ésta, dejando u ordenando que se extienda más allá de lo que corresponde con arreglo al monto de la pena privativa de la libertad establecida para el delito y a la equivalencia del art. 24 del Cód. Penal. Se trata de la pena máxima del delito imputado a la persona en el auto de procesamiento. Los modos comisivos de este supuesto son: omitir la liberación u ordenar expresamente su continuación. d) Resultado: El delito no requiere resultado alguno, bastando que el juez haya dispuesto la prisión preventiva de manera ilegal. TIPO SUBJETIVO: La doctrina no es pacífica en este punto. Una parte lo ve como un delito culposo. Así, Soler señala que consiste en la actuación negligente o imprudente del juez que por ligereza, por dejadez, por retardo, determina que alguien sufra prisión preventiva indebidamente o más allá de los límites resultantes de la ley procesal y penal. Otra parte de la doctrina sostiene que, por el contrario, se trata de un delito doloso, lo cual resulta -a nuestro entender- más convincente. En esta postura se encuentra Creus, quien sostiene que la calidad de doloso o culposo de un delito no depende de la pena ni de la armonía de las escalas penales sino de la estructura típica, más cuando en materia de culpa el nuestro es un sistema cerrado, según el cual el delito que no reciba específicamente las notas características del delito culposo, es doloso. Consumación y tentativa Para un sector de la doctrina, el primer modo comisivo se consuma en el mismo acto en que el juez decreta la prisión preventiva ilegal, por tratarse de un delito que atenta contra la administración de justicia y no contra la libertad; otro sector doctrinario sostiene que la figura exige para su consumación que la detención del sujeto se haya efectivizado. El segundo modo comisivo, esto es prolongar la prisión preventiva, se consuma cuando se omite hacerla cesar en la oportunidad debida, prolongándola injustificadamente. La tentativa no parece posible, aunque parte de la doctrina la admite. c) Prevaricato de los auxiliares de la justicia: de los abogados, fiscales, asesores y otros funcionarios. Art. 271: “Será reprimido con multa de dos mil quinientos a treinta mil pesos e inhabilitación especial de uno a seis años, el abogado o mandatario judicial que defendiere o representare partes contrarias en el mismo juicio, simultánea o sucesivamente, o que de cualquier otro modo, perjudicare deliberadamente la causa que le estuviere confiada”. Bien jurídico protegido El delito en análisis atenta contra la administración pública y, especialmente, contra la administración de justicia. Ello es así pues tanto los abogados que patrocinan, como los mandatarios que representan a la parte en juicio, son sujetos que perfeccionan la relación procesal. Su desenvolvimiento, como también el del juez, hace al correcto desarrollo de la actividad jurisdiccional. Estructura típica TIPO OBJETIVO: a) Sujeto activo: Pueden ser sujetos activos los abogados y mandatarios en la medida en que intervienen en una causa, asumiendo la defensa o representación en el juicio. b) Sujeto pasivo: El damnificado directo de este accionar es quien confió, al abogado o mandatario judicial su representación o patrocinio. c) Acción típica: Existe divergencia en la doctrina en cuanto a las formas que puede asumir la acción correspondiente a este delito. Un sector entiende que "defender o representar en forma simultánea o sucesiva partes contrarias en el mismo juicio" no es más que un modo posible de "perjudicar de cualquier modo la causa confiada". Así, en ambos casos, el autor perjudicaría los intereses confiados: mediante la doble representación simultánea o sucesiva de intereses contrarios, o de cualquier otro modo. En consecuencia, la acción típica asumiría una sola forma: la de perjudicar deliberadamente la causa confiada. Otro sector entiende que se contemplan dos delitos: uno formal, que se consuma con la asunción de la defensa o representación de partes contrarias, aunque no se cause perjuicio, y otro material, que requiere el perjuicio deliberado de la causa confiada y puede cometerse por acción u omisión. Por nuestra parte, consideramos que el primer criterio resulta más convincente: se trata de una sola conducta, cual es la de perjudicar deliberadamente la causa confiada; extremo que puede verificarse, entre otras modalidades, mediante la defensa o representación de intereses contrapuestos. d) Resultado: En cuanto al perjuicio ocasionado por la comisión de este delito, consiste en la pérdida de cualquier posibilidad procesal que redunde en el menoscabo del interés de la parte o de las partes. Resulta indispensable para conformar la estructura típica, que el perjuicio fuere ocasionado por la actitud asumida en la causa por el agente; de lo contrario no habrá delito (p. ej., letrado que omitió contestar excepciones, pero el juez rechaza la demanda por otros motivos). e) Elementos normativos: la defensa comprende el patrocinio en cualquier causa. El mandato es exclusivamente el judicial, esto es el otorgado mediante un poder para estar en juicio. Partes contrarias son las que hacen valer en el juicio pretensiones antagónicas. La referencia al mismo juicio no importa el mismo proceso, sino el conjunto de litigios en que se debata la misma cuestión o se enfrenten los mismos intereses contrapuestos, pudiendo acaecer esto en diferentes procesos. La duplicidad es simultánea cuando la defensa o representación de partes contrarias se efectúa en el mismo lapso, y sucesiva cuando el autor cesa la defensa o mandato en un juicio y asume la de la parte contraria. TIPO SUBJETIVO: Se trata de un delito doloso y reclama que el autor perjudique deliberadamente la causa, esto es que oriente su actuación u omisión a la causación del perjuicio. Dadas las características marcadas para el tipo, es necesaria la existencia de dolo directo. La conducta típica tiene pues que estar orientada subjetivamente a la producción de un perjuicio, independientemente de la persecución de otras finalidades, como podrían ser el lucro u otro tipo de satisfacción anímica, por ej., el ánimo de venganza, odio, etc. Consumación y tentativa El delito se consuma con la producción del perjuicio que reconoce su causa en la conducta infiel del agente. La tentativa es admisible. Art. 272: “La disposición del artículo anterior será aplicable a los fiscales, asesores y demás funcionarios encargados de emitir su dictamen ante las autoridades”. Alcances de la disposición Este artículo remite expresamente al tipo y a la pena contenida en el artículo anterior, por lo que las consideraciones efectuadas respecto de los alcances del art. 271 deben tenerse por reproducidas para el presente. La acción es, pues, la de perjudicar deliberadamente la causa confiada, a través de cualesquiera de las acciones u omisiones previstas por el citado artículo. Mediante esta disposición se incorpora a los fiscales, asesores y demás funcionarios encargados de emitir dictamen ante las autoridades, como posibles sujetos activos del delito de prevaricato. Su fundamento radica en que éstos también pueden perjudicar, a través de su actividad, las causas que les estuvieren confiadas. La norma menciona a los fiscales. En el término "demás funcionarios", quedan incluidos los defensores oficiales. La expresión "funcionarios encargados de emitir dictámenes ante las autoridades" no comprende a los peritos oficiales, toda vez que aunque sean funcionarios públicos, no dictaminan en función de parte. Para Creus sólo pueden ser funcionarios encargados de emitir dictámenes los que dictaminan en función de parte o en defensa de un interés de parte, proponiendo o requiriendo una resolución del órgano jurisdiccional. 4. Denegación y retardo de justicia. a y b) Denegación. Retardo. Art. 273: “Será reprimido con inhabilitación absoluta de uno a cuatro años, el juez que se negare a juzgar so pretexto de obscuridad, insuficiencia o silencio de la ley. En la misma pena incurrirá el juez que retardare maliciosamente la administración de justicia después de requerido por las partes y de vencidos los términos legales”. Bien jurídico protegido Señala Fontán Balestra que la denegación y el retardo de justicia son los delitos en que se ve con mayor claridad la tutela de la administración de justicia. Delitos contemplados Creus considera que los delitos previstos en el presente Capítulo son formas de prevaricato, ya que en ellos la infidelidad o deslealtad del agente aparece en omisiones que paralizan o retardan el desarrollo de la función garantizadora de los derechos del individuo o de la sociedad. Para Soler se trata de formas omisivas y especiales de abuso de autoridad. El dispositivo penal prevé dos formas distintas de comisión. La primera, contemplada en el primer párrafo, se denomina denegación de justicia y la segunda, prevista en el segundo, retardo malicioso. DENEGACIÓN DE JUSTICIA La norma reprime la conducta del juez que se negare a juzgar so pretexto de obscuridad, insuficiencia o silencio de la ley. TIPO OBJETIVO: a) Sujeto activo: Sólo puede serlo un juez. b) Acción típica: La acción consiste en negarse a juzgar, es decir en rehusarse a resolver una cuestión legalmente planteada, invocando como motivo la oscuridad, insuficiencia o silencio de la ley. Si la cuestión a decidir fuese de competencia civil, ante la verificación de los extremos señalados, el juez debe recurrir subsidiariamente a leyes análogas o a los principios generales del derecho. Por el contrario, si la materia fuese penal, donde no caben las aplicaciones legales por analogía, lo que procede, es terminar con el proceso, cumpliéndose de ese modo lo que establece el art. 18 de la norma fundamental; y más concretamente Fontán Balestra sostiene que corresponde "sobreseer" o "absolver", según el estado del juicio. c) Resultado: La figura no requiere la causación de perjuicio alguno. Tratase de un delito de mera actividad. TIPO SUBJETIVO: Es un delito doloso. Requiere que consciente y voluntariamente el juez se niegue a juzgar invocando el pretexto antes citado. No exige que la negación sea maliciosa, es decir con mala intención, a sabiendas de la improcedencia del motivo; basta que se niegue a juzgar porque, de buena fe, piense que la ley es oscura, insuficiente o que guarda silencio. Consumación y tentativa El delito se consuma con la negativa a juzgar, explícita o implícita, contenida en una resolución, sin necesidad de que derive otro perjuicio que el ínsito en ella misma. Se trata de un delito de mera actividad, no siendo posible la tentativa. RETARDO DE JUSTICIA En el segundo párrafo, la norma reprime al "juez que retardare maliciosamente la administración de justicia después de requerido por las partes y de vencidos los términos legales". TIPO OBJETIVO: a) Sujeto activo: Sólo puede serlo un juez. b) Situación típica: Se trata de un delito de omisión impropia, que requiere que el juez haya sido requerido para administrar justicia por una parte interesada, y que haya vencido el término que la ley establece para que resuelva una cuestión o practique una diligencia. Por lo tanto, como situación típica, el retardo requiere: 1) que el vencimiento de los plazos legales haya operado y 2) que las partes hayan reclamado la resolución. Como se aprecia, el vencimiento de los términos no es suficiente para constituir el retardo sino que además debe mediar requerimiento, al menos, de una de las partes. c) Omisión: Consiste en no realizar la conducta debida de administrar justicia dentro de los términos establecidos por la ley. La omisión no se reduce exclusivamente al dictado de resoluciones, aunque, por supuesto, éstas quedan incluidas. Quedan también comprendidas las demoras de otros actos jurisdiccionales del agente, como recibir declaraciones, fijar audiencias, practicar inspecciones, etc. Esto demuestra la diferencia existente entre la expresión juzgar del tipo anterior y la de administrar justicia de éste. d) Posibilidad de realizar la conducta debida: la tipicidad requiere que el sujeto activo haya tenido la efectiva posibilidad de desplegar la actividad jurisdiccional correspondiente. No incurrirá en este delito el magistrado que demorare en fallar por exceso de trabajo o complejidad del proceso que motivó la queja. TIPO SUBJETIVO: El retardo debe haber sido malicioso, por lo que sólo se admite el dolo directo. Molinario entiende por "maliciosamente", el deseo del juez de retardar para perjudicar a una parte o ambas. Consumación y tentativa Es un delito de omisión que se consuma cuando, habiendo sido requerido por las partes, opera el vencimiento de los plazos legales o reglamentarios sin que la actividad se cumpla. No se requiere la producción de perjuicio alguno y no es posible la tentativa. c) Incumplimiento de la obligación de promover la represión. Art. 274: “El funcionario público que, faltando a la obligación de su cargo, dejare de promover la persecución y represión de los delincuentes, será reprimido con inhabilitación absoluta de seis meses a dos años, a menos que pruebe que su omisión provino de un inconveniente insuperable”. Bien jurídico protegido Esta figura protege a la administración pública y puntualmente a la administración de justicia, frente a las conductas omisivas de los funcionarios públicos obligados a promover la persecución penal de los delitos, lo cual importa la paralización de la acción del Poder Judicial protectora de los derechos individuales y colectivos. TIPO OBJETIVO: a) Sujeto activo: Debe ser un funcionario público sobre el cual pese la obligación de promover la persecución y la represión de los delincuentes. La jurisprudencia ha dicho que los funcionarios obligados son los integrantes del Ministerio Público Fiscal, los de las fuerzas de seguridad y la policía cuando ejercen las funciones de prevención y, en los sistemas de instrucción, los jueces. b) Situación típica: El sujeto activo debe encontrarse ante la situación concreta -derivada del cargo que ejerce- de verse compelido a actuar para promover la persecución o la represión de infractores a las normas penales. c) Omisión: Consiste en dejar de promover la persecución y represión de los delincuentes. Según Creus, esto implica omitir el cumplimiento de las tareas funcionales que le son debidas al autor en orden a la delincuencia y que atañen a su persecución o represión; aunque no es indispensable una omisión total, sí debe tratarse de una omisión fundamental, pudiendo consistir en la falta de iniciación de las actividades como en la inercia en adelantar las ya iniciadas. La jurisprudencia encuadró en esta figura el accionar de efectivos policiales que omitieron recibir una denuncia e iniciar la pesquisa correspondiente. d) Posibilidad de realizar la conducta debida: La norma condiciona la punibilidad a que el sujeto activo no pruebe que su omisión obedeció a un inconveniente insuperable. La existencia de esta circunstancia tornaría atípico el hecho. e) Elementos normativos: Por promoción debe entenderse iniciar la acción respectiva y continuarla, de acuerdo a los deberes que surgen de la ley procesal. Reprimir, en cambio, es no sólo la aplicación de la pena sino cualquier otra medida que tenga relación con ésta. TIPO SUBJETIVO: Es un delito doloso. No requiere un propósito específico del autor sino la conciencia del deber de promover en el caso la persecución y represión y la voluntad de no hacerlo. Consumación y tentativa Se trata de un delito instantáneo, quedando consumado con el mero vencimiento de los plazos en los que el funcionario debió desarrollar la actividad respectiva, no siendo admisible la tentativa. 5. Falso testimonio. a) Figura básica. Art. 275: “Será reprimido con prisión de un mes a cuatro años, el testigo, perito o intérprete que afirmare una falsedad o negare o callare la verdad, en todo o en parte, en su deposición, informe, traducción o interpretación, hecha ante la autoridad competente. Si el falso testimonio se cometiere en una causa criminal en perjuicio del inculpado, la pena será de uno a diez años de reclusión o prisión. En todos los casos se impondrá al reo, además, inhabilitación absoluta por doble tiempo del de la condena”. Bien jurídico protegido El objeto especifico de la tutela penal es el normal y regular funcionamiento de la actividad judicial. Se sostiene, además, que la figura protege el correcto funcionamiento de la administración de justicia, procurando evitar la errónea construcción histórica de los hechos por parte de los jueces, por los datos incorrectos que se les proporcionen. Lo cual no obsta para que simultáneamente a su perpetración se puedan ofender otros bienes particulares jurídicamente protegidos. Falso testimonio (Párr. primero) TIPO OBJETIVO: a) Sujeto activo: La norma indica quienes pueden ser sujetos activos del delito: testigos, peritos o intérpretes (persona llamada para interpretar o traducir documentos o declaraciones expresados en idiomas extranjeros, en clave o en signos). b) Sujeto pasivo: La Corte sostuvo que el sujeto pasivo es la autoridad competente que resulta afectada por la falsedad del testigo, perito o intérprete, y esa autoridad no puede ser otra que el juez ante cuyos estrados tramita la causa en la que el testimonio ha sido ofrecido; pero admite que se considere persona particularmente ofendida, capaz de asumir el carácter de querellante, a la parte en contra de cuya acción o defensa se ha producido la declaración falsa. c) Acción típica: Según la previsión legal, tres son las acciones típicas: afirmar una falsedad, negar la verdad y callar la verdad. - Afirma una falsedad quien expresa como verdadero lo que no lo es; afirma el que asegura, no siendo indispensable que la falsedad sea total, basta que se modifique el sentido de lo que es verdadero de forma tal que influya en el juicio del juzgador. La falsedad no consiste en la discrepancia entre el relato y los hechos reales, sino en la discrepancia entre los hechos referidos y los hechos sabidos. - Negar la verdad consiste en afirmar como falso un hecho que se sabe verdadero. - Callar la verdad es dejar de afirmar lo que se sabe (omisión), como negar que se sabe algo que en verdad sí se conoce (acción). Es común encuadrar en este caso a quien dice no recordar o no saber, siendo que lo sabe y recuerda. d) Elementos normativos: El dispositivo penal exige que el acto sea prestado ante la autoridad competente. Se entiende por ésta, de conformidad con las leyes y reglamentos, la que está facultada para recibir declaraciones, requerir informes o disponer interpretaciones o traducciones a fin de resolver un conflicto de carácter jurídico. El término debe ser entendido en sentido amplio, comprendido toda aquella autoridad judicial que posea competencia para recibir un testimonio. TIPO SUBJETIVO: El falso testimonio es un delito doloso, que requiere la conciencia y voluntad del autor de apartarse de la verdad. El error, aun culpable, elimina el tipo penal. Consumación y tentativa El falso testimonio, que es un delito formal, se consuma al rendirse la deposición, el informe, la traducción o la interpretación. Según Donna, la posibilidad de rectificación procede en el juicio oral, y en el procedimiento escrito sólo cuando la declaración es oral, toda vez que si ésta es escrita el delito se consuma en forma instantánea y concomitante a la incorporación del escrito al juicio o procedimiento, extinguiéndose la posibilidad de rectificación. Doctrina y jurisprudencia coinciden en que la tentativa de este delito no es posible, ya sea por su carácter de infracción de peligro abstracto o bien porque la facultad de rectificar la exposición en el mismo acto procesal elimina la posibilidad de su comisión. b) Agravantes. Falso testimonio en causa criminal (Art. 275 párr. segundo) Art. 275: “… Si el falso testimonio se cometiere en una causa criminal en perjuicio del inculpado, la pena será de uno a diez años de reclusión o prisión”. La doctrina es unánime en reconocer que la disposición es de carácter general y se refiere a todos los casos de falso testimonio, comprendiendo también a los peritos e intérpretes. En cuanto a la fórmula" causa criminal" utilizada por la norma, Núñez señala que sólo se le puede asignar el significado de causa por delito, sea de competencia de la justicia en lo criminal o de la justicia en lo correccional. "Inculpado" es la persona a quien se indica como autor de un delito. La agravante exige que el falso testimonio haya sido en perjuicio de aquél, extremo que se verifica atribuyéndole una responsabilidad penal que no tiene o agravando su situación en el proceso. El agravamiento no requiere un efectivo perjuicio sino que el testimonio falso se haya producido en causa criminal y en contra del imputado. En el plano subjetivo el dolo exige la conciencia y voluntad de deponer, informar, traducir o interpretar falsamente en perjuicio del encausado. Falso testimonio por soborno Art. 276: “La pena del testigo, perito o intérprete falso, cuya declaración fuere prestada mediante cohecho se agravará con una multa igual al duplo de la cantidad ofrecida o recibida. El sobornante sufrirá la pena del simple testigo falso”. Falso testimonio mediante cohecho (Párr. primero) La norma prevé el agravamiento de la pena correspondiente al testigo, perito o intérprete que, mediante cohecho, declara falsamente en un proceso. La mención del cohecho en este tipo nos remite a las especificaciones técnicas del art. 256 del código. Según Núñez es prestada mediante cohecho la declaración que ha sido determinada por la recepción de dinero o cualquier otra dádiva, o por la aceptación de su promesa directa o indirecta, hecha por un tercero al declarante para que deponga falsamente. El falso testimonio agravado por cohecho merece, además de las penas previstas en el artículo anterior, una multa igual al duplo de la cantidad ofrecida o recibida, señalando Núñez que cuando la dádiva no sea en dinero, la cantidad será la equivalente al valor económico de ella. Soborno (Párr. segundo) TIPO OBJETIVO: a) Sujeto activo: El delito puede ser cometido por cualquier persona. b) Acción típica: Consiste en inducir a otro para que declare o se expida con falsedad ante la autoridad competente, pero no con cualquier medio sino con el ofrecimiento o promesa de una dádiva u otra ventaja. El ofrecimiento o la promesa pueden recaer sobre dinero o cosas de valor, o consistir en otra especie de retribución de índole moral, política, honorífica, que importe un beneficio -ventaja- para el sobornado. La recompensa ulterior sin promesa previa no resulta típica. c) Resultado: Conforme a la estructura del tipo, entendemos que resulta necesario que la declaración o el informe del testigo, perito, intérprete o traductor sobornado se produzca efectivamente. TIPO SUBJETIVO: Se trata obviamente de un delito doloso. El autor debe tener conciencia y voluntad de ofrecer una dádiva u otra ventaja para que el testigo se produzca falsamente con fines de engañar a la autoridad competente. Consumación y tentativa El momento consumativo, Soler lo sitúa en el lugar y tiempo de la declaración falsa. La punibilidad del sobornante se encuentra atada a la perpetración del delito de falso testimonio agravado por cohecho. Si éste no se comete, el sobornante quedará impune, toda vez que no hay un tipo penal independiente como en el cohecho. Molinario sostiene que, aunque haya mediado un previo soborno, no hay delito si el testigo no es llamado a declarar o si declara la verdad. Según Núñez, el cohecho sin éxito, esto es el rechazo de la dádiva, no constituye tentativa de falso testimonio agravado por soborno. En conclusión, la tentativa no parece posible. 6. Encubrimiento y lavado de activos de origen delictivo. Art. 277: “1° Será reprimido con prisión de seis (6) meses a tres (3) años el que, tras la comisión de un delito ejecutado por otro, en el que no hubiera participado: a) Ayudare a alguien a eludir las investigaciones de la autoridad o a sustraerse a la acción de ésta. b) Ocultare, alterare o hiciere desaparecer los rastros, pruebas o instrumentos del delito, o ayudare al autor o partícipe a ocultarlos, alterarlos o hacerlos desaparecer. c) Adquiriere, recibiere u ocultare dinero, cosas o efectos provenientes de un delito. d) No denunciare la perpetración de un delito o no individualizare al autor o partícipe de un delito ya conocido, cuando estuviere obligado a promover la persecución penal de un delito de esa índole. e) Asegurare o ayudare al autor o partícipe a asegurar el producto o provecho del delito. 2° En el caso del inc. 1°, c), precedente, la pena mínima será de un (1) mes de prisión, si, de acuerdo con las circunstancias, el autor podía sospechar que provenían de un delito. 3° La escala penal será aumentada al doble de su mínimo y máximo, cuando: a) El hecho precedente fuera un delito especialmente grave, siendo tal aquel cuya pena mínima fuera superior a tres (3) años de prisión. b) El autor actuare con ánimo de lucro. c) El autor se dedicare con habitualidad a la comisión de hechos de encubrimiento. d) El autor fuere funcionario público. La agravación de la escala penal prevista en este inciso sólo operará una vez, aun cuando concurrieren más de una de sus circunstancias calificantes. En este caso, el tribunal podrá tomar en cuenta la pluralidad de causales al individualizar la pena. 4° Están exentos de responsabilidad criminal los que hubieren obrado en favor del cónyuge, de un pariente cuyo vínculo no excediere del cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad o de un amigo íntimo o persona a la que se debiese especial gratitud. La exención no rige respecto de los casos del inc. 1°, e), y del inc. 3°, b). Bien jurídico protegido Para la mayoría de la doctrina, el bien jurídico tutelado es la administración de justicia, la que puede verse entorpecida en virtud de la conducta desplegada por el encubridor. Presupuesto para la existencia del delito de encubrimiento La configuración de este tipo penal, impone la concurrencia de ciertas condiciones o presupuestos, que resultan comunes a todas las hipótesis, a saber: - Comisión de un delito anterior; - Intervención del sujeto activo con posterioridad al delito preexistente del que no participa; - Inexistencia de una promesa anterior. a. Favorecimiento personal. La figura que nos ocupa acepta lo que se denomina como favorecimiento ya que la acción desplegada tiende a beneficiar a otro. Este favorecimiento puede ser personal o real, radicando su diferencia en que en el primero la acción recae sobre la persona misma, en tanto que en el segundo recae sobre las cosas. El elemento común está dado en que en ambos casos el agente obra en beneficio de un tercero, a diferencia de lo que ocurre en los casos de receptación, donde el sujeto activo actúa en su propio beneficio, resultando ser ésta la otra forma de cometer el delito de encubrimiento. Modalidad positiva (Inc. 1° a) El accionar conminado con pena en el inc. a, consiste en ayudar a alguien a evadir las investigaciones de la autoridad o a sustraerse de la acción de ésta. TIPO OBJETIVO: a) Sujeto activo: La norma no exige características especiales del autor. b) Acción típica: La ley habla de prestar ayuda a alguien, entendiéndose por tal la que es idónea para facilitar o posibilitar que la persona favorecida logre eludir las investigaciones o la acción de las autoridades. Debe tratarse de una acción material positiva, de allí el nombre de la modalidad de favorecimiento, siendo indiferente que se logre o no el fin buscado. Quedan fuera de esta figura las omisiones, consejos o meros apoyos de contenido moral. TIPO SUBJETIVO: El tipo en cuestión requiere dolo directo, entendido como el efectivo conocimiento de la totalidad de los elementos constitutivos del tipo objetivo, y la voluntad dirigida a beneficiar al favorecido para, de ese modo, entorpecer el accionar de la justicia. Consumación y tentativa: Esta forma de favorecimiento se consuma con la sola prestación de la ayuda con las finalidades típicas, sin que sea necesario que éstas hayan logrado su objetivo. Tratándose de un delito formal es difícil imaginar la existencia de actos ejecutivos que no sean consumativos. Modalidad negativa (Inc. 1° d) TIPO OBJETIVO: a) Sujeto activo: Algunos autores han advertido las dificultades que presenta la redacción del art. a la hora de determinar quién puede ser sujeto activo de este delito. Las discrepancias doctrinales se centran en el alcance que debe dársele a la expresión "promover la persecución penal de un delito". Donna sostiene que la actual redacción resulta más restrictiva que la anterior, ya que sólo ciertos funcionarios públicos se encuentran facultados para promover la acción penal y pueden, por ende, ser alcanzados por la figura, mientras que la antigua norma simplemente exigía que el sujeto activo se viese obligado a denunciar el hecho, abarcándose de este modo una más amplia variedad de sujetos. Con acierto señala Cevasco que "denuncia" y promoción de la acción" no son sinónimos. Si bien el segundo concepto abarca al primero, la denuncia no siempre implica promoción de la acción, puesto que si una denuncia es desestimada, la acción no ha sido promovida. Esta interpretación nos confronta con dos problemas distintos. Por un lado, si la autoría de este delito está reservada a funcionarios públicos, la agravante que para ellos prevé el art. 279 del Cód. Penal no resultaría de aplicación. A su vez, resulta dificultoso distinguir el ámbito de aplicación del tipo que nos ocupa del que delimita el art. 274 del Cód. Penal. Los autores mencionados opinan que el conflicto debe ser resuelto de conformidad con las reglas que rigen el concurso de delitos. Con el fin de evitar una interpretación que afirme la existencia de una inconsecuencia por parte del legislador, parte de la doctrina y de la jurisprudencia han elegido una interpretación más amplia de la norma que permita armonizar la figura en estudio con el resto del Cód. Penal. Así, este otro sector destaca que el concepto de promover la acción penal incluye la actividad de denunciar y, por ende, que ciertos sujetos que se encuentran obligados a denunciar y que no son funcionarios públicos pueden cometer la conducta perseguida por el art. 277, inc. 1 d). b) Situación típica: Conforme a la estructura del tipo, el sujeto activo debe haber tomado conocimiento de la comisión de un delito -que él está obligado a denunciar-, o hallarse interviniendo en una investigación en la que se procura individualizar a los responsables de un ilícito ya conocido. Por otra parte, cabe destacar que la obligación de denunciar debe tener su origen en la ley (en el orden nacional, véase el art. 177, CPPN). c) Omisión: La conducta consiste en no denunciar la perpetración de un delito o en no individualizar al autor o partícipe de un delito ya conocido. Se trata, por lo tanto, de un tipo penal de acciones alternativas. d) Posibilidad de realizar la conducta debida: Como en toda omisión, se requiere que el autor se encuentre en condiciones de realizar la conducta debida, es decir que le sea materialmente posible denunciar el hecho delictivo o individualizar a sus responsables. TIPO SUBJETIVO: Es una figura que requiere dolo, consistente en el efectivo conocimiento de la existencia de un delito y la omisión de denunciarlo o perseguirlo pese a estar obligado a ello. Consumación y tentativa: Tratándose de un delito de pura actividad, se consuma con la simple omisión de la conducta debida, sin que se requiera resultado alguno. Si bien el delito se ha de consumar al momento de expirar los plazos procesales sin que se formule denuncia, debe tenerse presente que si ese retardo en la denuncia ya ha adquirido las características de injustificado se debería tener por consumada la conducta, aun cuando no haya expirado aquel plazo. Sin embargo, esta posición no es unánime. b. Favorecimiento real (Inc. 1° b y e). TIPO OBJETIVO: a) Sujeto activo: No se requiere ninguna característica especial para ser auto del delito. b) Acción típica: En el supuesto previsto en el inc. 1° b), configura el tipo penal la acción de ocultar, alterar o hacer desaparecer o la de ayudar al autor o partícipe a realizar esas acciones. El término ocultar importa el guardar, tapar, encubrir, impedir que se pueda saber la ubicación de la cosa, sustrayéndola a los sentidos o al conocimiento de quienes la buscan. Alterar implica cambiar o modificar el objeto en forma suficiente para entorpecer de ese modo su empleo por la autoridad para determinar responsabilidades. Según Millán, hacer desaparecer consiste en suprimir o quitar de delante por cualquier medio, como sería quemar, lavar, borrar, evaporar, diluir, embadurnar, pintar, etc. Los objetos sobre los cuales recaen estos verbos típicos son los rastros, pruebas o instrumentos del delito. En el inc. 1° e), la conducta consiste en asegurar o ayudar al autor o al partícipe a asegurar el producto o el provecho del delito. Acierta a nuestro juicio Soler cuando destaca que en este caso la ley reprime la conducta de quien tiene en mira el favorecimiento de una situación futura como lo es el disfrute de lo mal habido. TIPO SUBJETIVO: No encubre el que hace desaparecer los rastros o pruebas, sino el que, sabiendo o maliciando su origen, intencionalmente lo hace. Tanto la hipótesis prevista en el subinc. b) como en el e) requiere del autor un actuar doloso. Consumación y tentativa El favorecimiento real es un delito de pura actividad, de peligro concreto e instantáneo, que se consuma con la realización de las acciones típicas descriptas, sin que se requiera ningún resultado, como podría ser la frustración de la investigación. c. Receptación de cosas procedentes de delito. En la actual redacción, si bien se mantienen dos tipos de receptación diferentes, la figura básica dolosa constituye el inc. 1°, apartado c), y los requisitos de "ánimo de lucro" y "habitualidad" resultan supuestos agravantes de la estructura básica (inc. 3° apartados "b" y "c"). La figura culposa es captada por el inc. 2° de la norma. Receptación dolosa TIPO OBJETIVO: a) Sujeto activo: Autor de receptación puede ser cualquier persona. b) Acción típica: Las acciones típicas consisten en adquirir, recibir, u ocultar dinero, cosas o efectos provenientes de un delito. Singular problema se ha planteado en torno a la expresión "proveniente de un delito". Cuando el bien en cuestión es de los que ostentan una numeración para su identificación, la supresión de la misma constituye un hecho típico (art. 289, inc. 3°, Cód. Penal); sin embargo, cabe preguntarse sobre la tipicidad de la conducta de quien recibe la cosa en ese estado. La jurisprudencia mayoritaria ha entendido que nada obsta a que la acción de suprimir la numeración sea objeto de un posterior encubrimiento. No obstante, compartimos con Donna que la cosa, en este caso, no "proviene" de un delito. En realidad, es el objeto de un delito. TIPO SUBJETIVO: La nueva redacción permite, para un sector de la doctrina, compatibilizar el tipo con el dolo eventual, en el caso en que el agente realiza cualquiera de las actividades típicas (adquiere, recibe u oculta), sin perjuicio de la duda que pueda tener sobre la procedencia ilícita del objeto. En contra, la mayoría de la doctrina sostiene que la figura requiere dolo directo, debiendo el sujeto activo saber, de manera clara y precisa, que el objeto proviene de un delito. Por nuestra parte, consideramos que la actual redacción acepta que el tipo objetivo sea abarcado por el dolo eventual del autor. Ello es así en los casos en que las circunstancias fácticas que rodean a la receptación de la cosa hagan sospechar al autor que la misma proviene de un hecho ilícito, no obstante lo cual éste actúa despreciando la producción del resultado. Esta interpretación se ve reforzada por la introducción de una forma culposa de receptación que hiciera la última reforma legislativa en la materia. Por lo que, de este modo, la ley reprime todas las formas ilícitas de receptación, ya sea que el autor haya obrado con dolo directo, con dolo eventual o con culpa. Consumación y tentativa: La adquisición, recibimiento u ocultación se consuma en el momento en que la cosa es entregada. Según Creus, son delitos instantáneos que pueden eventualmente tener el carácter de permanentes. Se trata de un delito de resultado, no requiriendo para su consumación la obtención de un beneficio patrimonial o de otra índole. Señala Donna que la tentativa es admisible en tanto es posible la existencia de actos ejecutivos previos a la consumación. Receptación culposa a) Sujeto activo: No exige ninguna calidad particular para ser autor del delito. b) Acción típica: Consiste en adquirir, recibir u ocultar una cosa o efecto proveniente de un ilícito, sin sospechar de su origen ilícito. Los verbos típicos son los mismos previstos por el tipo doloso, aun cuando la posibilidad de ocultar culposamente no es evidente. El actuar imprudente o negligente del autor, violatorio del deber de cuidado, es el que le impide advertir las circunstancias y lo conduce a programar su conducta de un modo defectuoso y lesivo para el bien jurídico, fundando de este modo el reproche penal. El sujeto incumple con el objetivo deber de cuidado cuando las circunstancias que rodean la receptación de la cosa o efecto son anómalas y, no obstante ello, realiza la acción sin advertir la proveniencia ilícita de la cosa o efecto. La irregularidad en el acto puede evidenciarse a través del precio vil por el que se adquiere la cosa, el lugar donde se efectúa la transacción, la personalidad de quien transfiere el bien, etc. Tratándose de la adquisición de bienes muebles registrables, el deber de cuidado indica verificar el estado registral anterior del bien a fin de acreditar el legítimo origen de la cosa. I. Agravantes. Delito anterior especialmente grave (Inc. 3° a) El subinc. 3° a) consagra una nueva clasificación de delitos, dividiéndolos en graves y menos graves, y por otro lado vuelve al sistema de vincular la pena del encubrimiento a la gravedad del delito anterior. La ley considera como especialmente grave todo delito que prevea una pena mínima superior a tres años de prisión. La totalidad de los elementos que determinan la tipicidad del hecho precedente debe encontrarse acreditada para que opere la agravante. En caso contrario, la duda que exista sobre el carácter grave del delito precedente debe jugar en favor del reo (art. 3°, CPP). Otra discusión que esta figura agravante plantea se refiere al conocimiento, por parte del autor, de la gravedad del delito precedente, entendiendo que de no conocer éste dicha circunstancia no incurriría en la calificante. El ánimo de lucro (Inc. 3° b) El art. 277, inc. 3°, subinc. B), agrava la conducta cuando se advierte ánimo de lucro. El fin de lucro importa la obtención de una ventaja, comporta el propósito del agente de obtener ganancia o provecho material, para sí o para un tercero, que puede traducirse en dinero o su equivalente en cualquier clase de valores, beneficios o ventajas materiales, descartándose el beneficio moral o espiritual. Habitualidad (Inc. 3° c) Por su parte el subinc. c) agrava la figura cuando el autor habitualmente se dedica a la comisión de este tipo de hechos. La habitualidad requiere no sólo la reiteración de actos sino además cierta permanencia en la actividad específica, revelada por la continuación en ella, aunque no sea su medio de vida. Funcionario Público (Inc. 3° d) En lo que atañe a quiénes son los sujetos considerados por la ley como funcionarios públicos nos remitimos al desarrollo de la cuestión que se hiciera en la parte general al analizar el art. 77 del Cód. Penal. La agravante no procedería cuando la acción realizada fuera la descripta en el inc. 1° d) del artículo, puesto que dicho tipo penal exige un sujeto activo especial que, si se sigue una tesis restrictiva, debe ser necesariamente un funcionario público, por lo cual esta agravante no podría operar so pena de incurrir en un doble reproche. Las normas generales para el agravamiento (Inc. 2°, último párr.) La circunstancia de que el legislador haya resuelto que sólo operará el agravamiento de la escala penal una vez, resuelve problemas que a diario se suscitan en nuestros tribunales con las demás figuras del Cód. Penal que prevén agravantes para la figura básica. Señala Donna que sin esta norma, y habida cuenta de que en las agravantes la pena es elevada, terminaría el encubrimiento convirtiéndose en un delito más grave que incluso el homicidio. II. Excusa absolutoria. En el art. 277, inc. 4°, se establece que estarán exentas de responsabilidad criminal distintas personas que, pese a obrar a favor del sujeto activo del delito anterior, dado su grado de relación con aquél, no deberán responder por dicha colaboración y/o ayuda. Citando a Scimé, señala Millán que el fundamento de la eximente de responsabilidad, reside en que los vínculos de sangre, de familia, o los derivados de la amistad o nacidos de la gratitud, han determinado constantemente que se exceptuara del deber de denunciar, y / o de abstenerse a ayudar, ya que sostener lo contrario, implicaría contrariar las leyes de la naturaleza. Por último, y tal como se encuentra redactada la norma, no quedan comprendidos los supuestos de ayuda al autor o a quien participa para preservar el producto o el provecho del delito. Tampoco entran los casos en que el autor hubiese obrado con ánimo de lucro, sin distinción en cuanto al hecho ni a la relación personal con el favorecido, habida cuenta de que la finalidad buscada ya no es la ayuda a la persona, sino al fin personal del autor, es decir al ánimo de lucro. d) Lavado de activos. Art. 278: “1°a) Será reprimido con prisión de dos a diez años y multa de dos a diez veces del monto de la operación el que convirtiera, transfiriese, administrare, vendiere, gravare o aplicare de cualquier otro modo dinero u otra clase de bienes provenientes de un delito en el que no hubiera participado, con la consecuencia posible de que los bienes originarios o los subrogantes adquieran la apariencia de un origen lícito y siempre que su valor supere la suma de cincuenta mil pesos ($50.000), sea en un solo acto o por la reiteración de hechos diversos vinculados entre sí; b) El mínimo de la escala penal será de cinco (5) años de prisión, cuando el autor realizare el hecho con habitualidad o como miembro de una asociación o banda formada para la comisión continuada de hechos de esta naturaleza; c) Si el valor de los bienes no superare la suma indicada en este inciso, letra a, el autor será reprimido, en su caso, conforme a las reglas del art. 277; 2° El que por temeridad o imprudencia grave cometiere alguno de los hechos descriptos en el inciso anterior, primera oración, será reprimido con multa del veinte por ciento (20 %) al ciento cincuenta por ciento (150 %) del valor de los bienes objeto del delito; (texto observado por decreto 370/2000 del Poder Ejecutivo Nacional) 3° El que recibiere dinero u otros bienes de origen delictivo, con el fin de hacerlos aplicar en una operación que les dé la apariencia posible de un origen lícito, será reprimido conforme a las reglas del art. 277; 4° Los objetos a los que se refiere el delito de los incs. 1°, 2° o 3° de este artículo podrán ser decomisados”. Bien jurídico protegido No existe acuerdo sobre cuál es el bien jurídico protegido por este delito: a) Desde algunos sectores se defiende la tesis de que el lavado de activos afecta de algún modo al objeto tutelado por la norma cuya infracción genera los bienes. Es decir que el delito de lavado de activos menoscaba el mismo bien jurídico ya lesionado por el delito previo. b) Otros sostienen que quien blanquea los bienes procedentes de un delito previo lesiona la administración de justicia, en la medida en que impide el descubrimiento por las autoridades de la comisión de un delito previo. c) Para otra corriente, el lavado de activos se presenta como un delito pluriofensivo, pues en la realidad menoscaba simultáneamente a la administración de justicia, al orden socioeconómico, a la transparencia del sistema financiero o la legitimidad de la actividad económica, e incluso a la salud pública (p. ej., en los casos de narcotráfico). d) Desde otra perspectiva, se entiende que el bien jurídico protegido resulta ser el orden socioeconómico. La ubicación de la figura entre los delitos contra la administración pública hace presumir que, para nuestro derecho positivo, el lavado de activos resulta ser un delito contra la administración de justicia. LAVADO DE ACTIVOS PROVENIENTES DE UN DELITO (ART. 278) TIPO OBJETIVO: a) Sujeto activo: No puede cometer el delito del art. 278 aquel que hubiera participado en el delito previo. Quedan excluidos, por tanto, no sólo los autores y coautores del delito previo sino también los partícipes (inductores, cooperadores necesarios y cómplices). La relación de parentesco, en principio, no exime de responsabilidad, algo que sí ocurre respecto del encubrimiento (art. 277, inc. 4°, Cód. Penal). Esto es así cuando el monto que se pretende blanquear es superior a $ 50.000, ya que si se tratase de un monto menor, el inc. 1° c) remite a la aplicación de todas las reglas contenidas en el art. 277 Cód. Penal, incluso a aquellas que prevén la excusa absolutoria. b) Acción típica (art. 278 inc. a y c): El legislador nacional se ha valido de una enumeración ejemplificativa a la hora de enunciar los verbos típicos que constituyen la figura. Se trata de un tipo penal abierto mediante el cual se busca abarcar todas las modalidades de comisión posibles. Los verbos típicos seleccionados han sido "convertir", "transferir", "administrar", "vender" o '''gravar'': Sin embargo, todos ellos parecieran ser distintas especies del género "aplicar", ya que el legislador finaliza la enunciación de acciones punibles con la expresión "aplicare de cualquier otro modo" con el objeto de no limitar la persecución a un grupo de acciones taxativamente enumeradas. Convertir sugiere la transformación del bien de origen ilícito por otro de distinta naturaleza. Transferir tiene una doble significación. Por un lado implica la cesión del bien a un tercero, y por el otro, se corresponde con la acción de trasladarlo de un lugar a otro. Administrar hace referencia a detentar el gobierno y la dirección de los bienes de origen espurio. Vender significa transmitir el bien a título oneroso. Gravar quiere decir constituir sobre el bien de origen delictivo un derecho real de garantía. Finalmente la expresión aplicar de cualquier otro modo debe ser entendida como la realización de "... cualquier actividad operación encaminada a lograr el fin propuesto, esto es, encubrir el origen ilícito de los bienes para otorgarles una apariencia de que tienen un origen lícito". No sería suficiente para consumar el delito la mera realización de alguna conducta de las descriptas sino que es necesario que aquella conducta esté dirigida a darle apariencia de licitud a aquellos bienes. Si no se consigue probar que la conducta es idónea para dar lugar a tal consecuencia. podría analizarse si en su caso se ha cometido el delito de encubrimiento. c) Objetos de la acción: El objeto material del art. 278 se encuentra integrado por dinero u otra clase de "bienes" provenientes de un delito. El término ha de ser entendido en un sentido amplio que comprenda la totalidad de los bienes que puedan ser producidos y/u obtenidos como consecuencia de un ilícito. Los bienes han de proceder, en principio, de cualquier delito. Uno de los problemas dogmáticos más relevantes que presenta la figura es el de determinar si el monto mínimo exigido para la configuración de la infracción es un elemento del tipo objetivo, y como tal debe ser abarcado por el dolo, o si por el contrario se trata de lo que se conoce como una condición objetiva de punibilidad cuyo conocimiento por parte del autor resulta indiferente. La cuestión no es menor, dado que si sostenemos que estamos frente a una condición objetiva de punibilidad, todo error en el que incurra el autor relativo al monto objeto de la maniobra debería ser considerado como jurídicamente irrelevante. Ante una situación análoga, como es el caso de los montos dinerarios fijados por la ley penal tributaria, la jurisprudencia ha considerado que ellos no integran el tipo objetivo sino que constituyen una condición objetiva de punibilidad. TIPO SUBJETIVO: Para algunos el tipo penal del art. 278 se satisface tanto con un dolo directo como con el dolo eventual. Es claro que nos encontramos frente a lo que una parte de la doctrina denomina "delito de intención", en el cual una ultraintención guía la conducta del autor hacia un fin concreto. La presencia de este elemento subjetivo distinto del dolo es la que determina una distinción subjetiva entre el lavado de dinero y el encubrimiento. Consumación y tentativa El delito queda consumado desde el momento en que se llevan a cabo cualesquiera de las acciones típicas, en tanto de ellas se derive la posible consecuencia de que tales bienes adquieran la apariencia de licitud. Ahondaremos en el problema que presenta la tentativa cuando analicemos el delito de "emprendimiento". Agravantes (Art. 278, inc. 1 b) En el inc. 1° b) se establece una modalidad agravada, cuando el autor realice tareas de blanqueo de capitales en forma habitual o bien cuando forme parte de una organización o banda formada para la comisión de este tipo de delitos. Sobre el concepto de habitualidad, habremos de remitirnos a lo ya señalado en su momento al analizar la figura de encubrimiento habitual. En lo que se refiere a la asociación o banda nos remitimos a las consideraciones expuestas al analizar el art. 210 del Cód. Penal. No obstante, corresponde aquí señalar que pueden darse dos supuestos interesantes de relaciones entre estas dos figuras: cuando la banda se constituye al solo efecto de cometer el delito previsto en el art. 278 del Cód. Penal no puede analizarse un posible concurso con el delito del art. 210 del Cód. Penal. En cambio, bien puede un sujeto perteneciente a una asociación (en los términos del art. 210) también ser pasible de sanción por la figura del art. 278, por advertirse que esa misma banda, aparte de un sinnúmero de delitos, comete o ha cometido actos de lavado de dinero. En esta última hipótesis las figuras concurren materialmente entre sí. Tipo culposo (278, inc. 2) En relación con la figura culposa contemplada en el art. 278, inc. 2° fue derogada por el Poder Ejecutivo Nacional (decreto 370/2000) invocando, por un lado, que aceptar la figura culposa en este tipo de ilícitos extendería de forma peligrosa la amenaza penal en una materia delicada, con innumerables consecuencias disvaliosas para la actividad económica del país y, por el otro, la inconveniencia de prever un tipo culposo y en consecuencia "abierto", que deje librada al juez la tarea de determinar cuál es el objetivo deber de cuidado que se ha violado en el caso concreto. Por lo tanto, la disposición no tiene vigencia. Emprendimiento (278, inc. 3) En el art. 278, inc. 3°, se contempla lo que la doctrina penal denomina "receptación intermedia" o "en tránsito" y, conforme a lo que surge del dictamen de la Cámara de Diputados al momento de la sanción de esta ley, el tipo penal descripto incrimina el denominado "delito de emprendimiento" dándole tratamiento de hecho consumado a las conductas que constituyen actos preparatorios del futuro lavado. En razón de ello es que se lo remite a las normas del art. 277, asimilando al receptador intermedio como autor de encubrimiento simple. Cevasco señala que el presente inciso tipifica una etapa previa del iter criminis, entendiendo que se ha dado un tratamiento autónomo a la receptación de activos destinados a ser transformados a posteriori, siendo que dicha conducta puede constituir, como hemos señalado, un acto preparatorio o bien, una tentativa de lavado de dinero. De este modo, cuando un sujeto reciba una suma superior a 50.000 pesos proveniente de un delito con la intención de darle una apariencia lícita, y dicha recepción constituya un acto necesario para la realización de la transformación e inequívoco en cuanto a los objetivos del autor, el sujeto habrá consumado el delito previsto en el inc. 3° del art. 278, y dado comienzo de ejecución al ilícito contemplado en el inc. 1° de la misma norma. Siendo más grave la pena aplicable por la tentativa de lavado de activos agravado, que por el delito de “emprendimiento” consumado, debería resolverse esta cuestión por las reglas del concurso aparente. Decomiso (278, inc. 4°) Por último, el inc. 4° establece la posibilidad de que los bienes o cosas objeto del delito de lavado de dinero sean decomisados. En estos casos y analizando la jurisprudencia de nuestros tribunales, a la luz de la vieja figura prevista en el art. 25 de la ley 23.737, "le corresponde al interesado, probar su origen legítimo" si es que peticiona la devolución de los elementos secuestrados, cuando el proceso se encuentre aún pendiente de resolución definitiva. Cuestiones particulares de punibilidad. Art. 279: “1° Si la escala penal prevista para el delito precedente fuera menor que la establecida en las disposiciones de este Capítulo, será aplicable al caso la escala penal del delito precedente; 2° Si el delito precedente no estuviera amenazado con pena privativa de la libertad, se aplicará a su encubrimiento multa de mil pesos ($ 1.000) a veinte mil pesos ($ 20.000) o la escala penal del delito precedente, si ésta fuera menor. No será punible el encubrimiento de un delito de esa índole, cuando se cometiere por imprudencia, en el sentido del art. 278, inc. 2°; 3° Cuando el autor de alguno de los hechos descriptos en el art. 277, incs. 1° o 3°, o en el art. 278, inc. 1°, fuera funcionario público que hubiera cometido el hecho en ejercicio u ocasión de sus funciones sufrirá además inhabilitación especial de tres (3) a diez (10) años. La misma pena sufrirá el que hubiera actuado en ejercicio u ocasión de una profesión u oficio que requieran habilitación especial. 4° Las disposiciones de este Capítulo regirán aun cuando el delito precedente hubiera sido cometido fuera del ámbito de aplicación especial de este Código, en tanto el hecho precedente también hubiera estado amenazado con pena en el lugar de su comisión”. Atenuantes genéricas La agravante prevista en el inc. 1° es acertada, por cuanto si el delito que se encubre tiene una pena menor que el propio delito de encubrimiento al autor sólo se le podrá aplicar la más leve. En el inc. 2° se analiza la situación especial del encubrimiento de un delito que no prevea pena privativa de libertad, caso en el cual el autor del encubrimiento sólo podrá ser castigado con una pena de multa. Agravante especial En el inc. 3° se prevé la inhabilitación especial de 3 a 10 años para quien hubiera cometido el hecho, en ejercicio u ocasión de sus funciones públicas (funcionario público) o de una profesión u oficio que requirieran habilitación especial (escribanos, abogados, martilleros, contadores) ya que se ha usado el cargo para fines delictivos y no para el servicio que presupone en sí mismo. Delito previo cometido fuera del país En cuanto al inc. 4°, puede decirse que constituye un reconocimiento expreso del carácter transnacional de la actividad de lavado y de la existencia de organizaciones criminales globalizadas. La extensión de la territorialidad implica que el delito precedente se haya cometido fuera del ámbito de aplicación del Cód. Penal, pero con la condición de que ese hecho estuviera amenazado con pena en el lugar de origen. Debe quedar claro que el legislador no ha optado por la competencia universal en materia de lavado de activos; sólo se admite que el delito precedente haya tenido lugar en el extranjero. El encubrimiento de dicho ilícito debe siempre haber tenido lugar en el territorio nacional para que los jueces argentinos resulten competentes. 7. Evasión. Art. 280: “Será reprimido con prisión de un mes a un año, el que hallándose legalmente detenido se evadiere por medio de violencia en las personas o fuerza en las cosas”. Bien jurídico protegido Donna afirma que lo que está en juego es el interés público inherente al sometimiento de los particulares a la administración de justicia, por necesidad y conveniencia de que la libertad personal de éstos permanezca restringida, en la forma que haya establecido el órgano con potestad para ello. Estructura típica TIPO BOJETIVO: a) Sujeto activo: Debe ser la persona que se encuentre “legalmente detenida”. Se entiende por tal a aquella privada de su libertad personal por autoridad competente y de acuerdo a las formalidades exigidas por la ley, ya sea como sospechada, arrestada, imputada, procesada o condenada, en virtud de un delito, contravención o infracción disciplinaria, o detenida por un particular en caso de flagrancia. También pueden serlo quienes se encuentran detenidos a la espera de ser extraditados; y los testigos o detenidos en el primer momento del hecho hasta individualizar a los autores. b) Acción típica: La acción típica consiste en evadirse estando legalmente detenido, es decir en recuperar la libertad ambulatoria mediante la eliminación de los obstáculos que la restringen. La ley no indica un lugar específico del que deba efectuarse la fuga, por lo que puede tratarse de un establecimiento carcelario, dependencia policial, juzgado, vehículo, coche celular, etc.; y aun de manos de quien lo detiene, siempre que hubiere sido reducido previamente. Lo trascendente, y que constituye el presupuesto del delito, es que el autor se encuentre legal y legítimamente detenido. c) Referencias: - Fuerza en las cosas: Se sostiene que es la fuerza destinada a vencer la resistencia de los elementos utilizados para asegurar la detención del agente, sean éstos predeterminados a esos fines, como pueden ser muros, rejas, cercos perimetrales, etc.; o no predeterminados, pero que se les otorga esa finalidad en el caso particular; por ejemplo, la puerta del automóvil en que se conduce al detenido, o la puerta del recinto del tribunal donde se lo aloja. La fuerza sobre cosas distintas a las mencionadas no basta para configurar la evasión; tampoco el empleo de amenazas ni la utilización de medios no violentos, como pueden ser el escalamiento o el uso de la llave falsa, encontrada o sustraída. -Violencia en las personas: Consiste en el despliegue de energía física por parte del agente sobre las personas que permanente u ocasionalmente ejercen su custodia. La violencia "tácita o moral", es decir la empleada para vencer materialmente la resistencia de la víctima pero sin operar sobre su cuerpo, es admitida por parte de la doctrina TIPO SUBJETIVO: Es un delito doloso. Donna afirma que la calidad de detenido es un elemento normativo del tipo, por lo que el error en ese punto constituirá un error de tipo que eliminará la tipicidad. Consumación y tentativa La evasión se consuma en el momento que el sujeto activo logra desvincularse de la situación de privación de libertad en que se encontraba, aunque sea capturado de nuevo en un corto plazo. La jurisprudencia dice que "el delito de evasión es instantáneo y se consuma con la salida del ámbito del encierro, sin que la persecución y aprehensión, lograda luego de superados los límites de ese ámbito, implique la no consumación del tipo". Además, dijo que "las apetencias subjetivas y objetivas de la figura de la evasión se hallan satisfechas a través del quehacer del inculpado, si éste actuó con dolo y empleó violencia contra su custodio personal, mientras se hallaba sometido a la fuerza pública, con orden legal de detención tentando su fuga, la que no llegó a cristalizarse por causas ajenas a su voluntad". a) Favorecimiento de la evasión: forma dolosa y culposa. Art. 281: “Será reprimido con prisión de un mes a cuatro años, el que favoreciere la evasión de algún detenido o condenado. Y si fuere funcionario público, sufrirá, además, inhabilitación absoluta por triple tiempo. Si la evasión se produjere por negligencia de un funcionario público, éste será reprimido con multa de mil a quince mil pesos”. Bien jurídico protegido La administración de justicia, y dentro de ella la acción ejecutiva de la pena privativa de la libertad y de las medidas de seguridad, puede verse afectada por conductas intencionales o desaprensivas de quienes favorecieren la evasión de una persona legalmente detenida. FAVORECIMIENTO DOLOSO (Párr. primero) TIPO OBJETIVO: a) Sujeto activo: Puede ser cualquier persona; la norma no exige cualidades especiales en el sujeto activo, pero si éste fuese un funcionario público se lo conmina además con pena de inhabilitación, la cual funcionará como pena conjunta a la de prisión. b) Acción típica: La acción típica consiste en favorecer la evasión de una persona legalmente privada de su libertad. Favorece la evasión quien brinda cooperación o ayuda al detenido o condenado para que éste intente, procure o concrete su fuga. Esto importa, según Creus, eliminar los obstáculos que restringen la libertad ambulatoria. Lo que se tipifica es favorecer una evasión, y evasión es la descripta por el art. 280, de forma tal que una interpretación taxativa llevaría a sostener que solamente se comprenden los supuestos en que el detenido o condenado efectivamente emplea fuerza o violencia. Sin embargo, la doctrina mayoritaria sostiene que lo que se favorece es la evasión procurada a través de cualquier medio, y no solamente la delictiva o punible prevista por el art. 280. La norma nada dice respecto de los medios que puede emplear el favorecedor para brindar su ayuda o cooperación, debiendo entenderse que todos son posibles. Pueden ser violentos o no violentos, como la astucia o seducción. El favorecimiento puede prestarse mediante actos u omisiones. Las segundas presuponen la existencia de una posición de garante por parte del sujeto activo, esto es que se encuentre investido de un deber u obligación de actuar en el caso concreto para impedir el hecho facilitador o la propia fuga del agente. Si bien la ayuda favorecedora debe incidir en el curso causal de la evasión, no es necesario que ella sea decisiva para lograrlo; basta y queda comprendida cualquier cooperación que favorezca el proceso causal (p. ej., brindar consejos, aportar datos, etc.). TIPO SUBJETIVO: Creus afirma que la figura sólo admite el dolo directo. Donna, por su parte, considera posible el dolo eventual, en el caso que el sujeto activo, sin perjuicio de sólo sospechar la posibilidad de una evasión, presta su cooperación o ayuda, lo cual termina finalmente favoreciéndola. Consumación y tentativa La doctrina no es conteste en cuanto al momento consumativo del favorecimiento doloso. Una parte de ella considera que se consuma cuando la fuga se ha producido, es decir cuando el evadido se ha sustraído completamente del ámbito de custodia al que se encontraba sometido. La tentativa es posible para esta parte de la doctrina, requiriendo la existencia de principio de ejecución de la evasión favorecida, por lo que aquélla dependerá de la tentativa del favorecido. Otros entienden que el favorecimiento ya se consuma con la evasión o su intento. En esa línea, Creus sostiene que antes del intento de evasión, el acto de favorecimiento será un mero acto preparatorio; y cuando aquélla se haya comenzado a ejecutar, este delito estará consumado, por lo que no le parece posible la tentativa. FAVORECIMIENTO CULPOSO (Párr. segundo) a) Sujeto activo: Puede ser únicamente un funcionario público a cuyo cargo o cuidado se encuentre el detenido o condenado, en forma directa (guardiacárcel) o indirecta (supervisor). b) Acción típica: Consiste en que, como consecuencia o resultado de la negligencia del sujeto activo, se produzca la evasión de un detenido o condenado. La jurisprudencia ha dicho que para que exista favorecimiento culposo, no basta que la negligencia del agente haya significado un aporte más dentro del proceso causal, requiriendo que haya producido la evasión; esto es que sin esa negligencia la evasión no se hubiese realizado tal como se produjo. Consumación Soler afirma que en esta forma culposa la consumación se produce con la efectiva fuga. Obviamente, tratándose de un delito culposo, la tentativa no es posible. b) Quebrantamiento de inhabilitación. Art. 281 bis: “El que quebrantare una inhabilitación judicialmente impuesta será reprimido con prisión de dos meses a dos años”. Bien jurídico protegido El objeto de tutela es la administración de justicia, siendo el bien jurídico la efectividad de las disposiciones judiciales. Estructura típica TIPO OBJETIVO: a) Sujeto activo: Es el que ha sido judicialmente inhabilitado. b) Acción típica: Consiste en quebrantar una inhabilitación, es decir en realizar las actividades vedadas por la pena. Debe tratarse de una inhabilitación impuesta judicialmente, es decir, por un órgano jurisdiccional. TIPO SUBJETIVO: Es un delito doloso; exige el conocimiento cierto y efectivo de la inhabilitación impuesta, que no puede ser reemplazado por ninguna ficción procesal (p. ej., reputarla conocida por haber sido publicada mediante edictos). El error, obviamente, elimina el dolo y, teniendo en cuenta que no existe la figura culposa, aun el error vencible transformará la conducta en impune. Consumación y tentativa La consumación se produce en el momento mismo en que se efectúa la transgresión. Donna, con cita de Laje Anaya, sostiene que la tentativa es admisible y ejemplifica con el inhabilitado que concurre a votar presentándose en la mesa correspondiente para sufragar y es impedido de hacerlo cuando, sobre en mano, intenta ingresar en el cuarto oscuro.
La Agenda 2030 Al Descubierto 2021-2050: Crisis Económica e Hiperinflación, Escasez de Combustible y Alimentos, Guerras Mundiales y Ciberataques (El Gran Reset y el Futuro Tecno-Fascista Explicado)