Está en la página 1de 6

LA ARGUMENTACIÓN

I.- INTRODUCCIÓN:

Argumentar significa ofrecer un conjunto de razones o de pruebas en apoyo


de una conclusión. Argumentar no es limitarse a exponer ciertas opiniones.

La argumentación es esencial para poder evaluar qué opiniones son las mejores.
Con frecuencia el proceso de argumentación y contraargumentación en torno a una tesis
obliga a tratar muchas cuestiones implicadas.

Ejercicio 1: Debate: Algunos arguyen que la cría industrial de animales es inmoral porque causa
inmensos sufrimientos a los animales.

(Aquí habría que discutir si tenemos obligaciones morales hacia otras especies animales o sólo
hacia los seres humanos, si los seres humanos pueden vivir bien sin carne, si hay pruebas suficientes de que
las dietas vegetarianas son saludables, etc).

Una vez que hemos llegado a una conclusión bien sustentada en razones, podemos
defenderla mejor, más convincentemente. Es necesario que nos preguntemos por los
fundamentos de nuestras creencias. Hemos de aprender a pensar por nosotros mismos, a
hacernos responsables de nuestras opiniones. Tenemos que ser críticos, en lugar de
limitarnos a creer lo que nos han enseñado o hemos oído.

II.- ALGUNAS REGLAS GENERALES PARA COMPONER


ARGUMENTACIONES CORTAS:

a) Distinguir entre premisas y conclusión: La conclusión es lo que se está


intentando probar mediante razones. Las afirmaciones en las que se ofrecen
esas razones son las premisas.

Ejercicio 2: Distingue entre premisa y conclusión en el siguiente argumento de Winston Churchill:

“Sea optimista. No resulta de mucha utilidad ser de otra manera”.

Ejercicio 3: En el siguiente argumento de Sherlock Holmes, hay una premisa explícita y una
conclusión, y otra premisa implícita que se da por supuesto que el lector conoce. Indícalas todas.

“Un perro estaba encerrado en los establos, y, sin embargo, aunque alguien había estado
allí y había sacado un caballo, no había ladrado. Es obvio que el visitante era alguien a quien el
perro conocía bien”.

(Extractado, adaptado y ampliado de: Anthony Weston. “Las claves de la argumentación”. Barcelona. Ariel. 2003 (8ª ed.))
b) Expresar las ideas en un orden adecuado: El argumento debe dejar ver con
claridad la línea de razonamiento.

Ejercicio 4: Distingue en el siguiente argumento de Bertrand Russell las premisas y la conclusión,


y reformúlalo de manera que sea más claro el razonamiento:

“Los males del mundo se deben, por completo, tanto a los defectos morales como a la
falta de inteligencia. Hasta que algún método para enseñar la virtud haya sido descubierto, el
progreso tendrá que buscarse a través del perfeccionamiento de la inteligencia antes que del de
la moral. La inteligencia se perfecciona fácilmente por métodos que son conocidos por cualquier
educador competente. Pero la raza humana no ha descubierto hasta ahora ningún medio para
erradicar los defectos morales”.

c) Partir de premisas fiables: Para que la conclusión de un argumento sea fuerte,


las premisas deben ser plausibles. A veces es necesario justificar las premisas.
Ejercicio 5: Discute si la premisa del siguiente argumento es fuerte:

“Nadie en el mundo es realmente feliz en la actualidad. Por lo tanto, parece que los seres
humanos no están hechos precisamente para alcanzar la felicidad”.

d) Usar un único significado para cada término: En ocasiones se cae en la falacia


de la equivocidad cuando se emplea un mismo término con dos sentidos
diferentes. Ejemplo:

“Los sexos no son iguales, puesto que las mujeres y los hombres son física y
emocionalmente diferentes. Por lo tanto, el Derecho no debe pretender que
seamos iguales”.

Una buena manera de evitar la ambigüedad es definir cuidadosamente


cualquier término clave y tener cuidado de utilizarlo sólo como se ha definido.

III.- ARGUMENTOS DEDUCTIVOS DE LA LÓGICA PROPOSICIONAL:

Correctamente formulados, garantizan la verdad de la conclusión, dada la verdad


de las premisas. Por ejemplo:

“Si en el ajedrez no hay factores aleatorios, entonces el ajedrez es un juego


de pura destreza.

En el ajedrez no hay factores aleatorios.

Por lo tanto, el ajedrez es un juego de pura destreza”.

No hay forma racional de discrepar de la conclusión si se aceptan las premisas. La


única forma de combatir la conclusión es negar al menos una de las premisas.

III.1.- Vamos a presentar en primer lugar algunas reglas deductivas muy


comunes:

(Extractado, adaptado y ampliado de: Anthony Weston. “Las claves de la argumentación”. Barcelona. Ariel. 2003 (8ª ed.))
a) Modus ponens: Si usamos las letras A y B para representar proposiciones
(atómicas o moleculares), esta regla se formularía así:

Si A, entonces B.
A.
Luego B.

El ejemplo de argumento deductivo que hemos puesto anteriormente sigue la


regla modus ponens. Verifícalo.

Ejercicio 6: Deduce la conclusión de las siguientes premisas y discute la fiabilidad de las


premisas:

1) Si los optimistas tienen más probabilidades de tener éxito que los pesimistas,
entonces usted debería ser optimista.
Los optimistas efectivamente tienen más probabilidades de tener éxito que los
pesimistas.

2) Si hay millones de planetas habitables en nuestra galaxia, entonces parece probable


que la vida se haya desarrollado también en otros planetas.
Hay millones de planetas habitables en nuestra galaxia.

b) Modus tollens: Se formularía así:

Si A, entonces B.
No-B.
Luego no-A.

Ejercicio 7: Reformula el argumento de Sherlock Holmes del ejercicio 3 de forma que quede
como una regla de modus tollens.

Ejercicio 8: En el siguiente argumento del astrónomo Fred Hoyle, distingue las premisas, la
conclusión y la razón que se da para justificar una de las premisas:

“Si el universo fuera infinitamente viejo, no quedaría hidrógeno en él, dado que el
hidrógeno se convierte en helio constantemente en todo el universo, y esta conversión es un
proceso unidireccional. Pero de hecho el universo está compuesto casi por completo de
hidrógeno. Luego el universo debe haber tenido un comienzo determinado”.

c) Silogismo hipotético (o regla de transitividad): Se formularía así:

Si A, entonces B.
Si B, entonces C.
Por tanto, si A, entonces C.

Un ejemplo de silogismo hipotético:

“Si usted estudia otras culturas, comprenderá que existe una diversidad de
costumbres humanas.

Si usted comprende que existe una diversidad de costumbres humanas,


entonces pone en duda sus propias costumbres.

(Extractado, adaptado y ampliado de: Anthony Weston. “Las claves de la argumentación”. Barcelona. Ariel. 2003 (8ª ed.))
Por lo tanto, si usted estudia otras culturas, entonces pone en duda sus propias
costumbres”.

Podría añadirse una tercera premisa y sacar otra conclusión:

“Si usted pone en duda sus propias costumbres, entonces será más tolerante.

Por tanto, si usted estudia otras culturas, será más tolerante”.

d) Silogismo disyuntivo: Se formularía así:

A o B. A o B.
No-A. No-B.
Luego B. Luego A.

La letra “o” en castellano puede tener dos sentidos: en su sentido “exclusivo”,


la letra “o” en el enunciado “p o q” significa que una de las dos, p o q, es
verdad, pero no ambas; en su sentido “inclusivo”, la letra “o” en el enunciado
“p o q” significa que al menos una de las dos es verdad, pero cabe que las dos
sean verdad. Los silogismos disyuntivos son válidos con independencia de
cuál sea el sentido de “o” que se use.

Ejercicio 9: Reformula el argumento de Bertrand Russell del ejercicio 4 de manera que se


convierta en un silogismo disyuntivo claro, y di si la conjunción “o” de la primera premisa
tiene sentido inclusivo o sentido exclusivo.

En el sentido exclusivo de “o”, otra forma válida de argumentar sería:

A o B. A o B.
A. B.
Luego no-B. Luego no-A.

Ejercicio 10: Di si el siguiente argumento es válido:

“Sólo Zbignew o Zoltan pudieron cometer esa acción vergonzosa. Lo hizo Zoltan. Luego
Zbignew no lo hizo”.

e) Dilema: Se formularía así:

A o B.
Si A, entonces C.
Si B, entonces D.
Luego C o D.

Por ejemplo:

“Usted puede oponerse a un poder injusto cuyo triunfo es inevitable, o puede


no hacer nada frente a él.
Si usted se opone a un poder injusto cuyo triunfo es inevitable, será acusado
de haber provocado más excesos de ese poder.

(Extractado, adaptado y ampliado de: Anthony Weston. “Las claves de la argumentación”. Barcelona. Ariel. 2003 (8ª ed.))
Si usted no hace nada frente a él, será acusado de ser un cómplice.
Si usted es acusado de haber provocado más excesos de un poder injusto cuyo
triunfo era inevitable, su conducta parece equivocada.
Si usted es acusado de ser un cómplice de un poder injusto, su conducta parece
equivocada.
Luego su conducta va a parecer siempre equivocada”.

Fíjate bien en que en este argumento se usa dos veces la regla dilema.

Ejercicio 11: En el siguiente argumento se usa la regla dilema y la regla del silogismo
hipotético. Señala cuándo se usa cada una y deduce la conclusión:

“Los libros de la Biblioteca de Alejandría o dicen más, o dicen menos, o dicen lo mismo que
el Corán.
Si los libros de la Biblioteca de Alejandría dicen más que el Corán, entonces dicen cosas
falsas o superfluas.
Si dicen cosas falsas, son inútiles.
Si dicen cosas superfluas, son inútiles.
Si dicen menos que el Corán, son inútiles.
Si dicen lo mismo que el Corán, son inútiles.
Si los libros de la Biblioteca de Alejandría son inútiles, es preciso quemarlos”.

f) Doble negación: Se formularía así:

No-No-A A
Luego A. Luego No-No-A.

g) Introducción de la conjunción: Se formularía así:

A A
B B
Luego A y B. Luego B y A.

h) Eliminación de la conjunción: Se formularía así:

AyB AyB
Luego A Luego B.

i) Introducción de la disyunción: Se formularía así:

A
Luego A o B.

j) Regla del bicondicional: Se formularía así:

A si y sólo si B A si y sólo si B
Luego si A, entonces B. Luego si B, entonces A.

k) Reglas de De Morgan: Se formularían así:

No (A o B). No (A y B).
Luego No-A y No-B. Luego No-A o No-B.

(Extractado, adaptado y ampliado de: Anthony Weston. “Las claves de la argumentación”. Barcelona. Ariel. 2003 (8ª ed.))
l) Reducción al absurdo: En realidad, es una versión del modus tollens. Tiene la
siguiente estructura:

Lo que se quiere probar: A.


Punto de partida: No – A.
De no-A se deriva B.
Se muestra que B es falso, o contradictorio, o estúpido, o absurdo.
Se concluye A.

Ejercicio 12: Identifica en los siguientes argumentos del filósofo alemán Immanuel Kant
(1724 – 1804) la estructura de la reducción al absurdo, e indica las reglas que se emplean
en la deducción:

1) Si el mundo tiene un comienzo en el tiempo, entonces hay un momento en que empieza a


existir, y a ese momento lo precede un tiempo vacío, y todos los puntos de ese tiempo
vacío son iguales entre sí. Si todos los puntos de ese tiempo vacío son iguales entre sí, no
hay razón para que en uno de ellos, en vez de en cualquier otro, comience a existir el
mundo. Si no hay razón para que en un punto, en vez de en cualquier otro, comience a
existir el mundo, el mundo no tiene un comienzo en el tiempo. Luego si el mundo tiene un
comienzo en el tiempo, el mundo no tiene un comienzo en el tiempo; por tanto, el mundo
no tiene un comienzo en el tiempo.

2) Si el mundo no tiene un comienzo en el tiempo, entonces ha transcurrido hasta el


momento presente una sucesión infinita de estados de cosas. Pero ha transcurrido tal
sucesión si y sólo si ha transcurrido de modo completo. Pero si la sucesión ha
transcurrido de modo completo, entonces hasta el momento presente no ha transcurrido
una sucesión infinita de estados de cosas. Luego el mundo tiene un comienzo en el tiempo.

III.2.- Argumentos deductivos en varios pasos: Muchos argumentos son


combinaciones de las reglas estudiadas en el apartado anterior. Ya hemos visto
algunos ejemplos.

Ejercicio 13: Reformula la argumentación de Holmes en la siguiente conversación con


Watson de modo que se vean claramente las reglas deductivas que emplea:

“- Watson, ha estado esta mañana en la oficina de correos de la calle Wigmore y desde allí
ha enviado un telegrama.

- Correctas ambas cosas. Pero confieso que no sé cómo ha llegado a saberlo.

- Es de lo más sencillo. La observación me dice que usted tiene un poco de barro rojizo
adherido a su empeine. Justo frente a la oficina de correos de la calle Wigmore han
levantado el pavimento y arrojado un poco de tierra, situada de tal manera que resulta
difícil evitar pisarla al entrar. La tierra es de ese particular tinte rojizo que no se
encuentra, que yo sepa, en ninguna otra parte del vecindario.

- ¿Cómo dedujo el telegrama?

- Porque sabía, por supuesto, que usted no había escrito una carta, dado que estuve sentado
frente a usted toda la mañana. Veo también en su escritorio abierto que tiene una hoja de
sellos y un tupido fajo de tarjetas postales. ¿Para qué podría ir al correo, entonces, si no es
para enviar un telegrama? Eliminados todos los demás factores, el único que queda debe ser
el verdadero”.

(Extractado, adaptado y ampliado de: Anthony Weston. “Las claves de la argumentación”. Barcelona. Ariel. 2003 (8ª ed.))

También podría gustarte