Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
EL HOMBRE EN SU CONTEXTO
La interdependencia entre el individuo y su familia —la corriente entre "adentro"
y "afuera"— es demostrada en forma clara en la situación experimental, en la
que los acontecimientos producidos a nivel de la conducta de los miembros de
la familia pueden medirse en la corriente sanguínea de otros miembros de la
familia
EL ASIENTO DE LA PATOLOGÍA
En este contexto, se desarrolla invariablemente el "pensamiento paranoide",
que es expresado por participantes cuyas circunstancias de vida y cuyas
historias han sido muy diferentes. Es evidente así, que la experiencia individual
depende de características de la idiosincrasia del individuo en el contexto de su
vida habitual.
EL ESTUDIO DE UN CASO
EL OBJETIVO DE LA TERAPIA
LA FAMILIA EXTENSA
El sistema puede funcionar en forma adecuada. Los hijos menores reciben los
cuidados requeridos y el hijo parental puede incrementar su responsabilidad,
competencia y autonomía mayores que las habituales en su edad.
Sin embargo, una familia con una estructura de hijo parental puede afrontar
dificultades si la delegación de autoridad no es explícita o si los padres
abdican, permitiendo que el niño se convierta en la principal fuente de
orientación, control y decisiones. En ese caso, los requerimientos planteados al
niño pueden contraponerse a sus propias necesidades infantiles y desbordar su
capacidad para encararlas.
LA FAMILIA EN SITUACIONES TRANSICIONALES
Pérdida temporaria. Aunque una familia puede verse afectada por todo tipo de
situaciones transicionales, esta situación se comprueba en particular en casos
de separación y retorno. Cuando uno de los padres abandona a la familia, se
deben negociar una serie de ajustes
Las relaciones entre los cónyuges se interrumpen y deben reformarse. Las
relaciones parentales cambian y deben renegociarse.
El progenitor que regresa debe establecer nuevas relaciones con los hijos. Tres
subsistemas desaparecen, luego reaparecen y deben ser absorbidos como
parte del funcionamiento del sistema recientemente reformado.
Problema» crónico» de limite». Otras familias, también, pueden acudir a
terapia debido a problemas crónicos de limites ligados a la negociación de
diversos en un sistema a través de otros subsistemas debido, a que el sistema
se encuentra gobernado por límites claros aunque flexibles. Sin embargo, es
posible que aparezcan tendencias disfuncionales si un subsistema recurre
siempre al mismo no miembro para disipar conflictos del subsistema. Esto se
observa por lo general cuando los padres utilizan a un hijo para evitar o alejar
conflictos entre ellos.
CONCLUSION
Hemos dedicado este articulo a, por un lado, a revisar algunos de los
planteamientos clásicos sobre el ciclo vital familiar y, por otro,
interrogarnos sobre algunos de los problemas conceptuales y clínicos
que este marco de referencia plantea.
Pensamos que la profundización en la investigación empírica, tanto
sobre familias clínicas como sobre familias normales, seguirá
produciendo datos de gran interés y repercusión. Será tarea de los
terapeutas el utilizar de forma adecuada estos conocimientos en
beneficio de las personas con las que trabajamos.
Las técnicas:
Es necesario recordar que la técnica es solo eso: algo que se hace en un
momento determinado, algo que se aplica con ciertos objetivos. Las
técnicas no eliminan... o más bien, no deben eliminar la oportunidad de
construir la relación. La técnica no puede sustituir esta parte, que es
primordial al momento de realizar una intervención, cualquiera que sea el
contexto.
Técnica y relación van de la mano, se nutren la una de la otra para facilitar
un proceso con la familia, con el individuo. Pese a que en este momento se
hace referencia a las técnicas exclusivamente, es primordial recordar que
éstas se inscriben dentro de un contexto y aparecen en una relación;
requieren sensibilidad para reconocer el mejor momento de aplicarlas,
creatividad para realizarlas y mucha libertad para jugar con ellas. Es,
durante el proceso terapéutico, que se utilizan diversas técnicas para
construir algo nuevo con la familia y, utilizando estas herramientas, llenar
ese espacio intermedio, del cual se ha hablado al describir el análisis de la
demanda. Caillé utiliza el nombre de objetos flotantes para referirse a estas
técnicas y menciona que son objetos sobre los cuales, familia y terapeuta
pondrán su huella, no son instrumentos solo de este último. Son flotantes y,
en tanto que tales, son nómadas. Podemos utilizar uno o varios y en orden
variable, según las necesidades del proceso en curso. Estas herramientas
tienen ciertas ventajas como:
1- Introducen un elemento lúdico en el espacio de intervención, lo cual
permite que muchas personas descubran o redescubran al niño o a la
niña que todas las personas llevan dentro.
2- El terapeuta obtiene un gran nivel de maniobra puesto que al introducir
algo nuevo, algo diferente, contribuye a que la familia tenga una nueva
perspectiva de la problemática que está viviendo, con lo cual, trabaja de
lleno con el constructivismo, entendiéndolo como la co-construcción de
alternativas.
3- Cada uno de estos objetos puede considerarse como un tercero en el
proceso. Tercero molesto y creativo a la vez; molesto puesto que
muchas veces revela elementos de la dinámica familiar que la familia
hubiera preferido no ver y menos aún mostrar; pero creativo también,
puesto que al mismo tiempo que revela, puede dar pistas para salir de la
situación que se está viviendo.
4- Contribuye a la circularidad del proceso, en el que, lo que se plantea
ayuda a que la familia, al mirarse de otra forma, pueda construir
alternativas diferentes a sus preguntas y relaciones.
FAMILIA TERAPEUTA
OBJETO FLOTANTE
Así, los objetos llenan el espacio de intervención y permanecen en él...
flotando, a la espera de encontrarlos nuevamente en otros momentos, ya que
algunas veces sucede que luego de algún tiempo, todavía, terapeuta y familia
se refieren a este objeto. Además, cada uno de los objetos, introduce una
perspectiva temporal en su utilización; gracias a ellos es posible ir hacia el
pasado, revisarlo y describirlo. Se puede tomar contacto con lo que sucede en
el aquí y ahora y también proyectarse hacia el futuro. De esta manera, las
experiencias, la vida misma es analizada, descrita, vivida y re-vivida en ese
espacio intermedio donde se abren nuevas posibilidades en las relaciones y en
la experiencia de uno mismo, donde se co-construye una nueva historia, con
las familias.
La técnica de la técnica: Para utilizar cada una de estas técnicas, se plantean
tres momentos que no son inamovibles, son las grandes líneas de la
intervención. Cada uno está en libertad de introducir cambios y modificaciones
en este proceso. Son las siguientes:
1- Inducción: entendida como un momento en el cual, al pensar que la
introducción de una técnica puede ayudar en el proceso, el terapeuta la
plantea a la persona, a la familia o al grupo con el cual está trabajando.
Para esto, se explica la técnica y su objetivo y se pide la colaboración de
las personas para su ejecución. Se responden preguntas e inquietudes
que pueden surgir con respecto a la realización de la técnica y se trata
de disminuir la ansiedad que surge.
2- Realizacion: luego de haber obtenido el acuerdo de las personas sobre
la ejecución de la técnica, se la realiza. Sin embargo, cada técnica tiene
diversos momentos y especificidades, razón por la cual, para esta parte,
les remitimos a cada una de ellas y que se revisan más adelante.
3- Comentario final: esta parte implica realizar una síntesis del proceso
llevado a cabo durante la aplicación de la técnica, que permita la
integración de lo vivido y la reflexión sobre los elementos que han
surgido durante el trabajo específico.
La aplicación de la técnica es un momento durante el proceso terapéutico o de
intervención. Por lo tanto, su ejecución está íntimamente relacionada con el
proceso, con los temas o hilos conductores del mismo, que especifican la
elección de una técnica en particular. Además, durante el proceso de
intervención es necesario recordar que se da una relación recursiva entre las
hipótesis y las técnicas. Se entiende que las hipótesis conducen la aplicación
de técnicas y éstas dan nueva información que apoya las hipótesis elaboradas,
con lo cual, nuevamente aparece la circularidad del proceso:
HIPOTESIS
TECNICAS
TIPOS DE TECNICAS:
PREGUNTAS CIRCULARES: Permite que el terapeuta reúna una gran
cantidad de información en poco tiempo, pero esta información es útil,
en la medida en que habla de las relaciones entre los miembros de la
familia.
Si bien son usadas como una técnica, también son, al mismo tiempo,
una forma de intervenir, ya que al dar a la familia una nueva perspectiva
de sí misma, el terapeuta
contribuye a que se creen nuevas formas de interacción entre sus
miembros y, por lo tanto, que se produzcan cambios que conduce al
sistema familiar hacia otras formas de relación y de comprensión de los
fenómenos que viven. En este sentido, las preguntas circulares por sí
solas, tienen el potencial de fomentar cambios en los modelos de
transacción de los individuos al interior de las familias, ya que permiten
el acceso a las descripciones detalladas de las maneras en que cada
individuo ha vivido, percibido o sentido un evento familiar, al interior del
sistema.
Las preguntas circulares se aplican a lo largo del proceso de
intervención, por lo que no requieren preparación particular, ni
materiales especiales; pero requieren una práctica constante, puesto
que suele suceder que los terapeutas que se inician en su uso, se
“pierden” en el camino, debido a que las preguntas tienden a que emerja
una gran cantidad de información, con la cual, algunas veces, no saben
qué hacer. Se vuelve crucial el seguimiento del hilo conductor, que
conjuntamente con estas preguntas, va a ayudar a mantener el proceso
enfocado en un tema en particular.
VARITA MAGICA: Se puede utilizar esta técnica con las familias que
acuden a consulta acompañadas de niños pequeños. Cuando la familia
llega, luego de la presentación y del encuadre, en lugar de que el
terapeuta se dirija a los padres, se puede dirigir a los niños presentes y
entregarles una varita mágica, con la cual pueden pedir tres deseos
sobre cosas que les gustaría que cambien en su familia. La técnica de la
varita mágica es, por un lado, una forma de comenzar el proceso
incluyendo a los niños desde el inicio, dándoles un tiempo y un espacio
necesario para permitir que expresen lo que están viviendo en la familia;
y por otro lado, es una manera de ayudarlos a que se conviertan en los
protagonistas positivos de la consulta, cuando a menudo, sucede que
las personas acuden a pedir ayuda, porque uno o varios niños son las
“ovejas negras” de la familia.
Además, esta forma de iniciar el proceso contribuye a dar una
redefinición del rol del niño en el sistema y a redefinir el problema, ya
que la familia ve la situación, sus respuestas a menudo son
sorprendentes tanto para el terapeuta, como para los padres, puesto que
los niños revelan la otra cara de la moneda.
Entonces, la varita mágica permite el acceso a una información que, a
menudo, no es tomada en cuenta por los adultos. En las manos del
terapeuta está la oportunidad de hacer algo con ella, dando voz a los
niños y acercándose a su vivencia. Esto ayuda a mantenerse atentos, no
sólo a los niños actuales, sino también a los niños que viven en cada
adulto con el que el terapeuta se encuentra. Entonces, los niños serán
los mejores coterapeutas, si se aceptan sus orientaciones y su guía,
expresadas a través de sus movimientos, de su comportamiento, de
aquello que dicen (incluso que gritan), pero también indican con sus
silencios y miradas.
LA SILLA VACIA: Para esta técnica se utiliza una silla en la cual “se
sienta” de manera imaginaria una persona, un sentimiento, una parte de
sí mismo. La silla vacía permite externalizar lo que la persona está
viviendo en sí misma o en la relación con alguien más. En la práctica, se
utilizan algunas variantes de esta técnica, que vienen desarrolladas a
continuación, tomando en cuenta que no son todas las posibilidades ni
constituyen tampoco la única forma de usarlas, ya que depende mucho
de la creatividad de la persona que realiza la intervención. En la relación
con alguien más: se entiende por esto, la modalidad de usar la silla
vacía para invitar (de manera metafórica) a una persona para poder
hablar con ella. La persona invitada puede ser una madre, un padre, una
hermana o hermano, un esposo/a, y al traerlo a un espacio seguro, el
consultante habla con dicho “invitado” sobre aquello que no se pudo
decir en su momento, ya sea por temor a las reacciones de la persona
en cuestión o por angustia y temor de entrar en conflicto, o también por
algo tan real como la muerte. La “presencia” representada a través de la
silla, permite un “encuentro” con la persona ausente y abre la posibilidad
de hablar aquellos temas cargados emocionalmente. Cuando se hace
esto, cambia el circuito de interacciones en el espacio de intervención,
puesto que el o la consultante no se dirige al terapeuta, sino que realiza
una interacción “directa” con la persona ausente.
Entonces, usando la silla vacía, es posible hablar con una parte de sí
mismo. Esto permite una redefinición personal de ciertos aspectos que
pueden estar deteniendo el crecimiento o incluso, a veces, confundiendo
a la persona y que no permiten que avance. Al poner en una silla estas
partes y entablar un diálogo, se puede entrar en contacto con ellas y
reconocer su existencia como parte constitutiva del ser, ya que muchas
veces han sido
olvidadas, relegadas, reprimidas o como en este ejemplo, se quedaron
pequeñas, porque fue una estrategia de sobrevivencia, adecuada en un
tiempo determinado, pero que ya no es válida en el contexto actual.
RITUALES TERAPEUTICOS: la ejecución de actos o acciones que
tienen un fin específico al interior del proceso de intervención. facilitan el
cambio, ya que permiten una transición de una etapa a otra y facilitan el
desarrollo personal, ayudando a cada individuo a asumir más fácilmente
las tareas de la siguiente etapa evolutiva. Además, permiten una
conexión entre el pasado y el futuro, ya que inscriben a la persona en
una línea, familiar y vital que da sentido a lo que está viviendo
actualmente y la proyecta hacia el futuro, y permiten insertar algo
mágico en la vida diaria, que se aleja de lo rutinario y que introduce un
mundo espiritual, en contacto con otros elementos que pueden ayudar al
ser humano a trascender, a ir más allá de sus vivencias de todos los
días. Para llevar a cabo un ritual, se sigue el esquema general de todas
las técnicas. Sin embargo, el punto de la inducción requiere de una
preparación más amplia, la cual se realiza al final de una consulta, ya
que la persona tiene que traer los elementos solicitados y se propone su
ejecución para la siguiente vez, en la cual se realiza. Normalmente, se
requiere una hora para la ejecución de toda la técnica, e incluso algunos
minutos más dependiendo de las personas presentes y de lo que se
planifique en el ritual. Luego de haberlos practicado varias veces, es
posible darse cuenta de que los rituales, aparte de su intensidad tienen
algo de mágico en su ejecución, permiten nombrar aquello que era difícil
de definir, permite cerrar procesos y etapas, permite abrir puertas y
ventanas. Los rituales son algo mágico, conmueven profundamente y
renuevan también.
METAFORAS: Permiten representar el mundo, las relaciones, los
sentimientos, los comportamientos utilizando imágenes. Entonces, el
lenguaje metafórico introduce un cambio en la red de interacciones
familiares y al hacer esto, permite una redefinición del problema y de la
persona, además de implicar a todos en el proceso. Las metáforas
ayudan a abrir algunos temas, que de otra manera serían muy difíciles
de tocar, gracias a su poder de representación y su poderosa capacidad
de bajar las defensas, puesto que se habla de otra cosa, sin tocar
directamente el tema en cuestión.
LOS OBJETOS METAFORICOS: son metáforas que se concretan en
algo determinado. Siguen siendo una co-construcción del terapeuta y del
consultante, favoreciendo la introducción de un nuevo código en la
familia, ya que, al igual que las metáforas, las posibilidades son
innumerables y quedan solo a la creatividad del consultante.
Al materializar lo que sucede con una persona o los miembros de la
familia o lo que sucede entre ellos, permite, por un lado: externalizar la
experiencia (ponerla fuera de sí y concretizarla) y, por otro lado,
acercarse o alejarse de ella, ya que además, el objeto metafórico puede
ser arrojado, quemado, etc., siguiendo los deseos de los consultantes. El
tiempo requerido para este trabajo puede alcanzar minutos, toda la hora
de la consulta, e incluso requerir una jornada entera, como sería el caso
de un grupo que habla sobre sus objetos metafóricos; por lo que hay que
tomar muy en cuenta este aspecto, en la planificación del trabajo.
LAS ESCULTURAS: ponen en evidencia las relaciones familiares
utilizando el cuerpo como vehículo de expresión, pero de una manera
que da una visión global de lo que está pasando en la familia, creando
de esta forma una totalidad, puesto que los miembros de la familia
pueden verse a sí mismos como parte de algo que va más allá de cada
uno de ellos. Entonces, se trata de modelar, utilizando volúmenes –los
cuerpos–, para representar un mundo, que puede ser interior o exterior,
de la persona que realiza la escultura. Cuando así lo hace, a los ojos de
todos los miembros de la familia y a los del terapeuta, aparece la
“estructura vincular”: la red de relaciones e interacciones que mantienen
los miembros de la familia y que la presentan tal como es. Otra ventaja
de la utilización de la escultura es que da al síntoma un contexto, es
decir, permite observar al síntoma como parte de la trama de relaciones
de la familia, lo cual contribuye a obtener una nueva comprensión del
mismo.
Esta técnica puede aplicarse con familias con niños pequeños y otros
más grandes, los cuales demuestran mucha imaginación al momento de
hacer el trabajo. También tiene resultados muy positivos con
adolescentes, aunque generalmente, éstos se muestran más escépticos
a lo que la escultura muestra. En parejas, la escultura ha sido una fuente
de sorpresas y no solo para los miembros de la pareja, debido a la
cantidad de información que surge en el trabajo y a las posibilidades que
se presentan, ya que también es posible pedir a los miembros de la
pareja que hagan esculturas de sí mismos, en el rol propio y con
intercambio de roles; es decir, pedir que cada miembro de la pareja haga
una escultura poniendo al otro en el propio rol.
JUEGO DE LA OCA: se deriva del juego tradicional, que se llama de la
misma manera, pero que está modificado para los fines terapéuticos.
Esta técnica surgió durante un proceso de supervisión en el que el
terapeuta y el equipo de supervisión estaban atrapados, sin poder salir
de una situación, por lo que se les ocurrió jugar este juego, para
organizar un poco lo que sucedía con la familia. El juego original de
sesenta y tres casillas se simplificó solo en diez,más dos casillas, una de
partida y otra de llegada y se mantienen los símbolos típicos del juego
original: la cárcel, el hotel, el laberinto, la muerte, la oca, el pozo, el
puente. Cada uno de estos símbolos tiene dos lados: uno positivo y otro
negativo, con lo cual, cuando una persona escoge uno de ellos, debe
explicitar el aspecto que privilegia en la experiencia.
El juego está dividido en tres fases:
1. Se trata de una parte colectiva en el trabajo de la familia, sobre las
diez casillas del tablero, la familia tiene que inscribir diez eventos en
orden cronológico, que hayan influenciado su recorrido. Esta parte
del trabajo familiar permite desarrollar un sentido de pertenencia al
grupo, puesto que la familia se da cuenta del recorrido que han
hecho juntos y, además, permite una negociación directa entre todos
los miembros debido a que deben llegar a un acuerdo para inscribir
el evento.
2. Es más individual, y se trata de que cada uno de los miembros de la
familia asigne uno de los siete símbolos, a cada uno de los diez
eventos escogidos. El hecho de que cada miembro de la familia
asigne un símbolo a los eventos escogidos en la primera fase,
permite que ellos se diferencien unos de otros en esta segunda fase.
Es muy interesante notar las diferencias en percepciones, en
sentimientos y en reacciones frente a cada uno de los eventos.
3. Consiste en llenar las casillas de inicio y de final, para lo cual, se
proporciona a cada miembro de la familia, varias hojas de papel y
lápices, para que ellos escriban el principio y el fin de la historia que
han visto desarrollarse en el juego. Esta fase refuerza el sentido
individual de cada miembro al interior de la familia, ya que cada uno
elabora un principio y un final particular para la historia, lo cual
contribuye a flexibilizar ciertos elementos, al permitirles el
descubrimiento de que existe la posibilidad de varios finales, todos
diferentes, pero se refieren a una misma historia, lo cual depende de
quién la está viviendo. Para llevar a cabo esta técnica, se requiere
más tiempo, ya que incluso, solo el hecho de que la familia se ponga
de acuerdo con los eventos a inscribir sobre el tablero, puede llevar
dos horas, especialmente si la familia es numerosa. Por lo que si se
propone esta técnica, es necesario prever al menos tres consultas
para su realización.