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Si, por muy diversas circunstancias que tienen que ver con mí historia personal
y la situación en que me hallo, mis necesidades son fundamentalmente de
pertenencia, elegiré a alguien a quien pueda atribuir cualidades que permitan
prever que las satisfará. Y, simultáneamente, iniciaré un despliegue de
seducción consistente en conocerle y demostrarle que yo soy también la
persona adecuada para satisfacer sus necesidades.
Si, por el contrario, mis necesidades básicas se decantan por el lado de la
diferenciación, buscaré a alguien que me garantice respeto. E igualmente
adaptaré mis estrategias de seducción a las cualidades que le haya atribuido.
Huelga decir que, al interactivo el proceso, los dos miembros de la pareja se
encontrarán en un terreno común, eligiendo, atribuyendo y seduciendo
simultáneamente, aunque la iniciativa formal pueda corresponder a uno de
ellos (por ejemplo, por razones culturales, más al hombre que a la mujer). En
cualquier caso, el principio de reciprocidad preside la dinámica de pareja desde
su constitución misma.
+ Del ser al somos: la pareja va de ser al somos, y esto quiere decir lo que
cada una le ofrece a la relación conforma una pareja con identidad propia. Y
cada integrante de la pareja tiene su cuota de responsabilidad sobre las
acciones del otro. En síntesis la pareja resulta una entidad complementaria de
dos seres humanos diferentes. Si bien una integrante puede tener alguna de
sus propiedades en común con un partenaire, por lo general existe la
complementaridad. Es decir: que tenés vos que no tengo yo, que tengo yo que
no tenés vos.
+ El amor no es una palabra, es un acto: Ya que el amor no tiene definición
precisa sino que es definido en el seno de la pragmática mediante acciones
que conllevan interacciones. Cada uno tiene su definición de amor. Y la
subjetividad muestra los diferentes puntos de vista que los integrantes de una
pareja tienen acerca de un hecho, mientras que la objetividad no existe.
Entonces sí quisiéramos describir el amor deberíamos buscar en nuestros
recuerdos situaciones de la vida en donde se haya sentido amado.
LA COMUNICACIÓN EN LA PAREJA.
+ Complejidades y complicaciones de la comunicación: en este sentido de
la comunicación no nos comunicamos de la misma manera ni con el mismo
estilo cuando somos padres, cónyuges, empleados o amigos. Ya que cada
relación nos invita a participar con algunas de nuestras múltiples facetas:
temerosos, inseguros, maestros, entre otros. Y esta secuencia la comunicación
también tiene fases elocuentes como: vos me has hecho hacer... La culpa es
tuya porque... Porque vos... Sos igual a tu padre.. porque eras igual en tu
relación anterior... Es por eso que todos somos parte del juego comunicacional
en el que estamos inmersos y al cual nos sometemos.
Y por momentos es común que los diálogos se aísle una frase del discurso
descontextuactualizandola para imputarle algo al interlocutor que se ha
convertido en rival. Aunque muchas veces nos olvidamos que en esta
comunicación también se encuentra la parte gestual la cual puedes producir
conflictos comunicacionales.
+ Supuestos y aclaraciones: presupuestos no son ni más ni menos que las
categorizaciones y adjetivaciones con que agrupamos los objetos, sujetos,
situaciones u otros. En las relaciones humanas el emergente casi inevitable de
su puesto daría lugar a tres tipos de intervenciones:
. La primera es una forma que desplaza la categorización que uno establece,
para preguntar abiertamente sobre lo que se muestra analógica o verbalmente:
que tratas de expresar con este gesto? Que tratas de decirme?
. La segunda se trata de preguntar sobre la categorización que uno desarrolla
del interlocutor o sea sobre supuesto propiamente dicho: esto que estamos
discutiendo te da bronca? Tenés sueño? Te aburro?
. La tercera forma es la caótica, la opción sería directamente actuar como si
nuestro supuesto fuese el válido. Es decir se tiene la certeza de que lo que uno
piensa que el otro siente es, con lo cual no existe la confrontación de la
aclaración y se opera en las interacciones de acuerdo a la propia atribución.
Es por eso que es importante preguntar en vez de suponer..
Por ejemplo en las parejas puede haber una distancia íntima qué se puede
transformar en una distancia social o en una distancia pública.
En Argentina particularmente en Buenos Aires la forma de saludar ha variado
notablemente en términos de acercamiento físico. Y en los últimos 30 años los
hombres que tenían algún tipo de relación afectiva con otros hombres
comenzaron a saludarse con un beso mientras que el saludo con la mano
quedaba reducido a los primeros encuentros. Y en la actualidad se acostumbra
besarse entre hombres que no se conocen ya desde el primer encuentro.
Aunque esto también va a depender de los patrones de cada pareja o cada
familia. Ya que algunas se resisten abrazar, besar, acariciar o simplemente
mirarse a los ojos.
+ Silencios en la pareja: es cierto que los silencios hablan sólo hay que
terminar o entender qué es lo que tratan de comunicar. Es notable que en una
pareja la mujer sea hablante por lo general y el hombre asiente. Aunque no
quiere decir que no haya hombres con capacidad de discusión, habladores,
analíticos y muy observadores o como que también haya mujeres poco
analíticas y con poca capacidad observación.
Es por ello que el silencio en la pareja puede ser también señal de compañía a
manera de contenedora en momentos de crisis, ya que no hace falta decir nada
solamente hace falta abrazar, tomar la mano o acariciar.
Además los silencios en determinados momentos de escalada agresiva en una
pareja, ponen en escena la tristeza y son una forma de freno de lo que puede
ser una catástrofe emocional. A veces con esto se logra cerrar un estilo de
interacción agresivo y sumerge a los integrantes a un largo silencio angustia.
.Silencios desinterés: donde cada miembro de la pareja escucha pero está
pensando en otra cosa.
. Silencio expectación: desconcierto y sorpresa, de confusión, de enojo y
bronca, donde la persona se muerde los carrillos, mueve la mandíbula, etc.
. Silencios que muestran un estilo de acoplamiento verbal: de una forma
telegrama tica de comunicación. Son personas que por lo general hablan poco
y cuando se disponen a contar alguna historia no entran ni detalles ni en
anécdotas.
. Silencios que tienen que ver con la atención: el respeto hacia el interlocutor.
Donde un integrante habla y la persona está atenta a lo que dice.
Más allá de estos tipos de silencios la frase clave es: más vale preguntar qué
adjudicar un rótulo fallido.
Los juegos del mal amor componen un repertorio de una serie de intercambios
comunicacionales en las parejas que son disfuncionales y nocivos. Este mal
amor es una forma de explicar de nuestras abuelas, cuando observan una
pareja sufriente, parejas que discuten, cuyos integrantes siempre están
peleados o en pie de guerra. Es por eso que se quiere decir que el mal amor es
una especie de encastre patológico, una complementariedad precisa de
característica de la personalidad de los partenaires.
Ya que existe una parte del otro que se ama, pero las fracciones del otro que
desenamoran poseen la suficiente intensidad para generar más momentos de
malestar que de felicidad. Este choque de estilos constituyen especie de
amalgama muy difícil de desestructurar sin la ayuda profesional.
Un ejemplo de esto podría ser la relación entre enfermero y paciente titulada
así, de manera hipotética, en donde él siempre está enfermo ya sea por qué es
hipocondríaco o porque verdaderamente tiene una enfermedad y ella es la
enfermera que lo asiste permanentemente. Y su nexo de Unión es enfermarse
como pedido para ser cuidado y querido.
Es por ello que sería bueno reiterar que la pareja no es una sumatoria dos
personas, ni de acciones, ya que es mucho más que eso. Y pensar en la pareja
es pensar en la entidad pareja.
A lo que Adán y Eva serán expulsados del paraíso. He aquí que seguramente
hubieron varios problemas de los que tenían que ocuparse Adán y Eva, lo que
llamaremos la conyugalidad.
El vínculo nos expresa qué tan importantes somos, y qué tan débiles podemos
ser. Y afecta de forma diferenciada a la pareja. Mientras que uno percibe que
haya salido para problema y la otra busca la salida de la relación.
Cuando los cónyuges o es ponen el malestar bajan concepto de terceridad, se
modifica la tarea terapéutica en la lectura sobre el vínculo.
Choque de paradigmas:
Dos condiciones que sostienen diferentes premisas para la conformación de
una pareja. Por un lado la masculinización de la cultura sobre la mujer y por
otro lado la feminización de la cultura sobre el hombre.
El hombre logró un beneficio importantísimo, se permite jugar, divertirse y estar
más activa en la crianza de los hijos. Por otro lado de la mujer encontrado
puestos jerárquicos, sueldos, después de muchos años de exclusión.
Mientras que la vida sexual de las parejas no es ajena estos cambios, la mujer
la lleva un plano más sensible y el hombre ya no tiene asegurado el rol
dominador de la escena sexual y debe compartirlo con la mujer.
El recorrido en 4 fases:
1. Realidad y percepción de los ciclos vitales de la familia de origen: son
generadores de impactos de experiencias traumáticas o cambios que dejan
huellas vivenciales.
2. Realidad y percepción de las características culturales, sociales y religiosas:
nuestra familia origen y los sistemas externos dejarán creencias, costumbres y
hábitos que seguramente serán parte de la identidad de cada cónyuge.
3. Realidad y percepción de la historia vincular de la familia origen: permitirá
observar triangulaciones, temas de género, alianzas, confirmaciones o
desconfirmaciones, violencia relacional, expectativas afectivas, modos de
comunicar y emocionalidades.
4. Realidad y de percepción de costumbres, hábitos, habilidades
instrumentales: todo aquello que fue parte de nuestras pertenencias tendrá un
peso importante a la hora de construir vínculos, y contribuirá a los estilos, cómo
festejar o vacacionar, entre otros.
El circuito de la impotencia:
- orígenes de la violencia: la impotencia. No hace falta destacar que lo
inevitable en este circuito es el desencadenamiento de la violencia, la cual se
dirigen hacia el cuerpo, hacia afuera o hacia ambos lados. Y la tarea
profesional debe detectar y exponerla formas cada vez más sutiles de violencia
o maltrato, que muchas veces son minimizadas como expresiones de
disconformidad.
Es por eso que es dificultoso para el sujeto a la pareja con heridas aún
abiertas.
Somos los terapeutas los que tenemos en compromiso de redefinir junto a los
cónyuges un acto violento cuando es observado por ellos como habitual forma
de expresión o detectar con la pareja la modalidad de sostener una relación
generadora de impotencia.
Creemos que el modelo intervención del terapeuta está basado precisamente
en la manera en que se encuentra involucrado, manteniendo una posición
activa y estratégica que le permita desarrollar una alianza terapéutica lo
suficientemente clara y comprometida con el proceso. Esa es parte de nuestras
responsabilidades en el quehacer profesional.
INTIMIDAD
PASION DECISION/COMPROMISO
El primer paso a dar es tomar conciencia de que el amor es un arte, tal como
es un arte el vivir. Si deseamos aprender a amar debemos proceder en la
misma forma en que lo haríamos si quisiéramos aprender cualquier otro arte,
música, pintura, carpintería o el arte de la medicina o la ingeniería.
¿Cuáles son los pasos necesarios para aprender cualquier arte?
El proceso de aprender un arte puede dividirse convenientemente en dos
partes: una, el dominio de la teoría; la otra, el dominio de la práctica.
b. Amor materno: En la medida en que sigue sintiendo al niño como una parte
suya, el amor y la infatuación pueden satisfacer su narcisismo. Otra motivación
radica en el deseo de poder o de posesión de la madre. El niño, desvalido y
sometido por entero a su voluntad, constituye un objeto natural de satisfacción
para una mujer dominante y posesiva.
Si bien aparecen con frecuencia, tales motivaciones no son probablemente tan
importantes y universales como la que podemos llamar necesidad de
trascendencia.
Tal necesidad de trascendencia es una de las necesidades básicas del
hombre, arraigada en el hecho de su autoconciencia, en el hecho de que no
está satisfecho con el papel de la criatura, de que no puede aceptarse a sí
mismo como un dado arrojado fuera del cubilete. Necesita sentirse creador, ser
alguien que trasciende el papel pasivo de ser creado. Hay muchas formas de
alcanzar esa satisfacción en la creación; la más natural, y también la más fácil
de lograr, es el amor y el cuidado de la madre por su creación. Ella se
trasciende en el niño; su amor por él da sentido y significación a su vida.
Pero el niño debe crecer. Debe emerger del vientre materno, del pecho de la
madre; eventualmente, debe convertirse en un ser humano completamente
separado.
El amor maternal por el niño que crece, amor que no desea nada para sí, es
quizá la forma de amor más difícil de lograr, y la más engañosa, a causa de la
facilidad con que una madre puede amar a su pequeño.
c. Amor erótico: el anhelo de fusión completa, de unión con una única otra
persona. Por su propia naturaleza, es exclusivo y no universal; es también,
quizá, la forma de amor más engañosa que existe.
El deseo sexual tiende a la fusión —y no es en modo alguno sólo un apetito
físico, el alivio de una tensión penosa—. Pero el deseo sexual puede ser
estimulado por la angustia de la soledad, por el deseo de conquistar o de ser
conquistado, por la vanidad, por el deseo de herir y aun de destruir, tanto como
por el amor.
Si el deseo de unión física no está estimulado por el amor, si el amor erótico no
es a la vez fraterno, jamás conduce a la unión salvo en un sentido orgiástico y
transitorio.
En el amor erótico hay una exclusividad que falta en el amor fraterno y en el
materno. Ese carácter exclusivo requiere un análisis más amplio. La
exclusividad del amor erótico suele interpretarse erróneamente como una
relación posesiva. Es frecuente encontrar dos personas «enamoradas» la una
de la otra que no sienten amor por nadie más. Su amor es, en realidad, un
egoísmo à deux; son dos seres que se identifican el uno con el otro, y que
resuelven el problema de la separatidad convirtiendo al individuo aislado en
dos.
El amor erótico es exclusivo, pero ama en la otra persona a toda la humanidad,
a todo lo que vive. Es exclusivo sólo en el sentido de que puedo fundirme plena
e intensamente con una sola persona.
El amor erótico, si es amor, tiene una premisa. Amar desde la esencia del ser
—y vivenciar a la otra persona en la esencia de su ser—. En esencia, todos los
seres humanos son idénticos. Somos todos parte de Uno; somos Uno.
En la cultura occidental contemporánea, tal idea parece totalmente falsa.
Supónese que el amor es el resultado de una reacción espontánea y
emocional, de la súbita aparición de un sentimiento irresistible.
Se pasa así por alto un importante factor del amor erótico, el de la voluntad.
Tomando en cuenta esos puntos de vista, cabe llegar a la conclusión de que el
amor es exclusivamente un acto de la voluntad y un compromiso, y de que, por
lo tanto, en esencia no importa demasiado quiénes son las dos personas.
e. Amor a Dios: La forma religiosa del amor, lo que se denomina amor a Dios,
es, desde el punto de vista psicológico, de índole similar. Surge de la
necesidad de superar la separatidad y lograr la unión. En realidad, el amor a
Dios tiene tantos aspectos y cualidades distintos como el amor al hombre —y
en gran medida encontramos en él las mismas diferencias—.
Dios representa el valor supremo, el bien más deseable.
El aspecto patriarcal me hace amar a Dios como a un padre; supongo que es
justo y severo, que castiga y recompensa; y, evidentemente, que me elegirá
como hijo favorito, tal como Dios eligió a Abraham-Israel, como Isaac eligió a
Jacob, como Dios elige a su pueblo favorito. En el aspecto matriarcal de la
religión, amo a Dios como a una madre omnímoda. Tengo fe en su amor y sé
que pese a cuan pobre e impotente sea, a cuanto haya pecado, me amará y no
amará a ninguno de sus otros hijos más que a mí; que me ocurra lo que me
ocurriere, me rescatará, me salvará, me perdonará. Innecesario es decir que mi
amor a Dios y el amor de Dios a mi son inseparables. Si Dios es un padre, me
ama como a un hijo, y yo lo amo como a un padre. Si Dios es una madre, este
hecho determina su amor y mi amor.
En el sistema religioso occidental predominante, el amor a Dios es
esencialmente lo mismo que la fe en Dios, en su existencia, en su justicia, en
su amor. El amor a Dios es fundamentalmente una experiencia mental. En las
religiones orientales y en el misticismo, el amor a Dios es una intensa
experiencia afectiva de unidad, inseparablemente ligada a la expresión de ese
amor en cada acto de la vida.