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Unidad 5

 Texto 1: Qué significa ser una pareja. Campo y Linares.


Definición de pareja: Dos personas procedentes de familias distintas,
generalmente de diferente género, que deciden vincularse afectivamente para
compartir un proyecto común, lo que incluye apoyarse y ofrecerse cosas
importantes mutuamente, en un espacio propio que excluye a otros pero que
interactúa con el entorno social.El género tiene una importancia desde el punto
de vista estadístico y demográfico: la mayoría de las parejas son
heterosexuales y ésa es una condición necesaria para la reproducción. Sin
embargo, desde perspectivas relacionales, las parejas homosexuales pueden
ser muy parecidas y participar, por tanto, de una misma definición.
Los novios son parejas aunque no vivan en la misma casa, lo que sí tiene que
incluir el proyecto es un intercambio relevante para ambos, un darse cosas
importantes en el ámbito relacional, donde ambos se nutran mutuamente.
Otra cualidad propia de la pareja es la exclusividad.
La pareja es, en definitiva, una de las relaciones más intensas que se pueden
establecer, constituyendo la única comunidad de máxima significación fuera de
la familia de origen. En la pareja se tiene que construir.

La pareja a través de los tiempos


La pareja patriarcal se basaba en el matrimonio concertado, en el cual el
acuerdo y la negociación entre las familias respectivas sustituía a la iniciativa
de los cónyuges y, desde luego, al amor en el sentido pasional que el
romanticismo acabaría popularizando.
La estructura de la pareja patriarcal es de corte desigual, complementario,
presidida por la división sexual del trabajo. El marido ocupa la posición
jerárquica superior, ejerciendo como cabeza de familia.
La mujer ocupa la posición jerárquica inferior, que se pone de manifiesto en su
supeditación al marido en las grandes decisiones extraordinarias, mientras que,
simultáneamente, se encarga de la gestión cotidiana de los asuntos domésticos
y, especialmente, de la crianza y educación de los hijos.
La unidad de convivencia es la familia extensa, con numerosa prole, donde
coincide fácilmente tres generaciones: abuelos, padres, hermanos, hijos,
sobrinos...
En ese contexto no puede extrañar la ausencia de una regulación voluntaria del
embarazo: vienen los hijos que Dios quiere, en número que suele coincidir con
los que la familia extensa considera adecuado.
La revolución industrial y la sustitución progresiva del medio rural por el urbano
como marco privilegiado provocaron la aparición de la pareja moderna como
alternativa funcional a la pareja patriarcal.
La incorporación de la mujer al mercado del trabajo, impulsada por las
necesidades productivas de la industria, introduce un nuevo fundamento en la
pareja, que es la igualdad.
La negociación adquiere todo un significado novedoso, puesto que se va a
desarrollar con el cónyuge, entre iguales.
El género pierde su papel preferente de regulador de conductas y deja de ser
un referente claro de rol y de jerarquía.
La unidad de convivencia es la familia nuclear, que rara vez reúne a más de
dos generaciones y en la que, con los padres, coinciden unos hijos en número
más escaso y con la vista puesta fuera de la familia apenas alcanzan la
adolescencia.
Desde las últimas décadas del siglo XX se ésta abriendo paso en Occidente un
nuevo modelo de pareja que podemos llamar posmoderna, fruto de una
evolución social marcada por el desarrollo tecnológico y la extensión del
bienestar económico a amplias capas de la población.
En ese contexto la pareja posmoderna sienta sus reales en el hedonismo, es
decir, en la búsqueda el placer, al cual se supedita el enamoramiento incluso a
riesgo de convertírsele en estorbo. Se busca también el ocio, confort, viajes, las
segundas residencias, la práctica de deportes y la cirugía plástica...
El amor es posible mientras no interfiera demasiado con los espacios de
realización personal, tanto laborales como lúdicos.
Los roles de género se relativizan tanto que no es raro asistir a la inversión de
sus posiciones tradicionales: esposas con mayores responsabilidades
extrafamiliares y maridos más implicados en las tareas domésticas.
Otras modalidades de frecuencia creciente son la familia monoparental, las
parejas homosexuales adoptivas, las adopciones internacionales y las
fecundaciones artificiales.

El vínculo amoroso y la atracción sexual

Si, por muy diversas circunstancias que tienen que ver con mí historia personal
y la situación en que me hallo, mis necesidades son fundamentalmente de
pertenencia, elegiré a alguien a quien pueda atribuir cualidades que permitan
prever que las satisfará. Y, simultáneamente, iniciaré un despliegue de
seducción consistente en conocerle y demostrarle que yo soy también la
persona adecuada para satisfacer sus necesidades.
Si, por el contrario, mis necesidades básicas se decantan por el lado de la
diferenciación, buscaré a alguien que me garantice respeto. E igualmente
adaptaré mis estrategias de seducción a las cualidades que le haya atribuido.
Huelga decir que, al interactivo el proceso, los dos miembros de la pareja se
encontrarán en un terreno común, eligiendo, atribuyendo y seduciendo
simultáneamente, aunque la iniciativa formal pueda corresponder a uno de
ellos (por ejemplo, por razones culturales, más al hombre que a la mujer). En
cualquier caso, el principio de reciprocidad preside la dinámica de pareja desde
su constitución misma.

En el amor se encuentran componentes:

La pareja como sistema relacional

La primera y más importante es la circularidad: las conductas de los dos


miembros de la pareja están recíprocamente reguladas de forma circular, de
forma que lo que uno hace afecta al otro, a la vez que es influido por el
comportamiento de éste.
Otro principio que las parejas ilustran a la perfección es que el todo es más que
la suma de las partes, o mejor, cualitativamente distinto de éstas.
La organización de una pareja constituye algo así como su esqueleto
estructural que evoluciona a lo largo del tiempo, lo más parecido a la identidad
a nivel dual.
Pues bien, la jerarquía de una pareja puede tender hacia la simetría, donde
ambos miembros poseen igual capacidad de asumir responsabilidades y tomar
decisiones (igual poder, cabría decir), o hacia la complementariedad, que
implica el tácito acuerdo de que uno de los miembros se sitúa en posición de
superioridad con respecto al otro.
Las parejas pueden funcionar bien con cualquier fórmula jerárquica, si existe un
acuerdo básico y mecanismos de negociación permanente, pero cada
modalidad tiene sus riesgos.
El grado de cohesión de una pareja queda definido por la tendencia de sus
miembros a disolver su individualidad en el espacio conjunto dual o, por el
contrario, a afirmar y consolidar su singularidad en sus espacios personales.
En cuanto a la adaptabilidad, es la capacidad de adecuarse a los diferentes
contextos y a las etapas evolutivas que impone el ciclo vital. La pareja es un
sistema abierto y, como tal, influenciable por las circunstancias externas. Pero
éstas pueden aconsejar diversos grados de apertura o de cierre, así como
cambios en otras variables estructurales. Una pareja flexible será capaz de
modificar su estructura en función de tales circunstancias. Por ejemplo:
“Cuando salimos a navegar no te discuto que tú tomes el mando, porque tú
sabes y yo no”.
Las parejas rígidas muestran dificultades para adaptarse al cambio, tendiendo
a persistir con formas estereotipadas de funcionamiento frente a las más
diversas circunstancias.
La mitología de una pareja se construye, siempre mediante alguna forma de
negociación implícita, a partir de las narrativas individuales de cada miembro.
Es decir, que la visión del mundo, la manera de construir la realidad o de
atribuir significado a las cosas de cada cónyuge, influye y participa en la
configuración de ese espacio comunicacional común que es la mitología.
Aunque existan redundancias frecuentes, no hay dos parejas que tengan la
misma mitología; pueden diferenciarse no sólo por los contenidos concretos,
sino por la riqueza o pobreza, variedad o monotonía, de valores y creencias,
clima emocional y rituales.
La organización y la mitología de las parejas crean una atmósfera relacional
que incluye a los dos miembros, ejerciendo su influencia sobre otras personas
que dependan de ellos y, en particular, sobre los hijos.
En un sentido muy general, y partiendo de esa atmósfera relacional, puede
establecerse una tipología de parejas que diferenciaría cuatro modalidades
fundamentales:

 La pareja funcional: Capacidad para resolver sus conflictos


conyugales, interés por la nutrición relacional de los hijos, bienestar y
salud. Responsabilidades similares, áreas de complementariedad.
Cohesión centrada. Mitología rica y variada. Los dos cónyuges pueden
tener ideas políticas o religiosas diversas, e involucrarse en actividades
independientes con hijos, amigos u otros miembros de la familia.

 La pareja trianguladora: desarmonía conyugal. Juego disfuncional, son


requeridos para intervenir en la resolución de los conflictos. Coalición,
con uno de los miembros, o ambos. Jerarquía de predominio simétrico,
base igualitaria propicia al desarrollo de conflictos de difícil resolución.
Cohesión disociada. Adaptabilidad disminuida. Confrontación, tensión,
irritación. Valores y creencias con panorama dividido.

 La pareja deprivadora: Podría ser que esta pareja pasara


desapercibida si no tuviera hijos, dado que, en el ámbito conyugal,
funciona bien. El problema es que, ya sea como padres en general, ya
con un hijo en particular, fracasan. Su parentalidad naufraga, dando la
sensación de que les viene grande: desbordados por los hijos. La
jerarquía es de predominio complementario, lo cual sella una situación
de armonía conyugal construida sobre necesidades recíprocas.
Pueden no gustar como pareja. La cohesión familiar muestra una
aglutinación en la pareja en contraste con un desligamiento frente a
otros subsistemas. El clima emocional es ordenado y frío. Los rituales
escasos, suelen ser obligatorios o excluyentes, implicando estos últimos
a la pareja en detrimento de los hijos.

 La pareja caótica: La situación de caos relacional que define a esta


pareja viene condicionada por la precoz y simultánea crisis que en ella
se produce de las funciones conyugales y parentales. Fracasados como
cónyuges y como padres. Progresiva desestructuración, se descuiden
las funciones nutricias. La jerarquía es simétrica dentro de la familia,
pero, además no se ejerce coherentemente con los hijos, por lo que
éstos quedan expuestos, al igual que sus padres, a la arbitrariedad de
un desligamiento generalizado. La adaptabilidad es muy baja y de sesgo
caótico.
Los valores y creencias ene esta pareja suelen ser monótonos y
estereotipados, con contenidos centrados en el presente y un cierto
sesgo alternativo de rebeldía antisistema. El clima emocional tiende a
ser explosivo, con fácil acceso al descontrol y la violencia, mientras que
los rituales, muy escasos y pobres, testimonian la flaqueza del tejido
relacional familiar.

El ciclo vital de la pareja: La primera etapa, o fundacional, se inicia cuando


los dos miembros empiezan a concebir fantasías de construir una relación
estable y continúa con un periodo de exploración mutua que suele coincidir con
alguna modalidad de noviazgo.
Proyectos conjuntos, consolidación de la pareja, contratos, rituales
significativos, se cortan las amarradas del pasado con sus respectivas
familiares.
La llegada de los hijos abre una nueva etapa. Hay nuevas negociaciones. En la
medida que crecen estos hijos se vuelven actores de sus propias vidas.
Síndrome del nido vacío= cuando se marchan los hijos.
La pareja se vuelve a reencontrar= etapa difícil.
Por último, la vejez cierra el ciclo vital.
 Texto 2: Los juegos del mal amor. Marcela R. Ceberio.
Primera parte: la pareja, el amor y la elección amorosa.

+La pareja: uno más uno no es dos.


Ya que una pareja se conformó cuando dos personas procedentes de familias
distintas toman la decisión de construir un vínculo afectivo. Está creando un
proyecto en conjunto, comparten actividades, gustos, lugares, entre otros.
Cuando analizamos a la pareja observamos de qué ramal viene tal o cuál valor,
mandato, ideología,etc.
Cuando está dos personas componen una pareja van a integrar un sistema de
alta complejidad. Y se van a construir en interacción con otras figuras
significativas, podemos decir que es una resultado de dos figuras reales y
cuatro fantasmas: los padres de ella y los de él.

+ La crisis o el pasaporte el crecimiento de la pareja: ya que esta crisis


puede ser un pasaporte al crecimiento, son una transición de la estabilidad al
caos y del caos a la evolución. Hay crisis esperadas que forman parte de la
evolución de los sistemas por ejemplo un nacimiento. Y hay crisis en esperabas
que son producto de eventualidades que escapan del libreto de la normalidad
evolutiva por ejemplo un accidente.
Si la pareja puede solucionar el problema que implica la crisis, este sistema va
a aprender, va aprender algo y ese algo será el pasaporte a una nueva
estabilidad.

+ La longevidad en pareja y las nuevas familias: ya que así como la pareja


ha ido variando también lo han hecho los ciclos evolutivos. Por ejemplo
hablamos de 4 a partir de los 75 años, como una nueva vejez con una actitud
más juvenil. O como la pubertad se ha transformado en adolescencia la
adolescencia se extiende más allá de los 22 años. O como los padres son
padres durante más tiempo ya hay adolescentes tardíos. Y así sucesivamente
se va apagando todo como también el matrimonio, la cantidad de hijos, de
familia originales a familias ensambladas, etc.

+ Del ser al somos: la pareja va de ser al somos, y esto quiere decir lo que
cada una le ofrece a la relación conforma una pareja con identidad propia. Y
cada integrante de la pareja tiene su cuota de responsabilidad sobre las
acciones del otro. En síntesis la pareja resulta una entidad complementaria de
dos seres humanos diferentes. Si bien una integrante puede tener alguna de
sus propiedades en común con un partenaire, por lo general existe la
complementaridad. Es decir: que tenés vos que no tengo yo, que tengo yo que
no tenés vos.
+ El amor no es una palabra, es un acto: Ya que el amor no tiene definición
precisa sino que es definido en el seno de la pragmática mediante acciones
que conllevan interacciones. Cada uno tiene su definición de amor. Y la
subjetividad muestra los diferentes puntos de vista que los integrantes de una
pareja tienen acerca de un hecho, mientras que la objetividad no existe.
Entonces sí quisiéramos describir el amor deberíamos buscar en nuestros
recuerdos situaciones de la vida en donde se haya sentido amado.

+ El amor y la buena autoestima: la autoestima remite la imagen corporal, a


la autopercepción y el propio reconocimiento de los aspectos positivos. La
verdadera autoestima supone la aceptación llana de sus potencialidades y sus
efectos. En contraposición a esta, la baja autoestima es una sensación que
dilapida y desbarata proyectos, bloquea posibilidades de creativos y genera
inseguridades, además incrementa la angustia y la ansiedad. Es por ello que
las interacciones pueden enriquecer y nutrir efectivamente en las relaciones
humanas, aunque ésta se vuelve un problema cuando dependemos de estas
manifestaciones. Y por eso que las múltiples bromas fallidas de búsqueda de
autoestima se encuentran agrupadas en diferentes síndromes:
. Los pobrecitos: compuesto por el síndrome del nene bueno Qué es igual a
conciliadores. La pobre víctima que es igual a lastimeros. El culposo Qué es
igual a autorreprochantes. Y es sumiso torturado Qué es igual a masoquistas.
Lo que conforman este grupo se colocan en una postura de víctima y se
autoreprochan.
. Los ayudadores: los Superman y mujeres maravilla ayudadores número 1. La
ambulancia y el bombero ayudadores número 2. Papá Noel ayudador número
3. Lo que conforman este grupo los desvalorizados que tienen la misión de dar
y dar para recibir la valoración y la calificación del entorno.
. Los perfectos: está integrado por desvalorizados que se hallan en una
posición por arriba del resto.
Alumna ejemplar = hiper exigentes. Yo todo lo puedo = omnipotentes.

**Tanto lo lastimeros y culposos como conciliadores y autorreprochantes se


presentan incondicionales en las relaciones de pareja.
Los desvalorizados ambulancias y bomberos, se acoplan a personas que no
han logrado realizarse en la vida.
Limitados y debiles, desvalorizados, demandantes que se posicionan como
bebés que necesitan alimentarse y allí están lejos para abastecerlos.
Mientras que los Superman y las mujeres maravilla, buscan parejas en donde
explotan su omnipotencia ayudadora, donde siempre están disponibles para El
auxilio.
Los hiper exigentes: frente a la inseguridad tratarán demostrarle al otro que son
más y mejores.
Los yo todo lo puedo hacen gala de su omnipotencia y se encargan de estar
sentados en 10 sillas al mismo tiempo. **
En todos estos síndromes prima la dependencia.

+ El camino hacia la Unión o la separación: podemos ejemplificar esta etapa


en diferentes pasos dónde se pueden o no conciliar el amor.
. El encuentro de los futuros amantes; en esta etapa las personas presentan un
deseo amoroso, su comunicación verbal se presenta con frases casi poéticas,
todo fluye en armonía, y hay una impronta seductora.
. La primera cita; las personas se conectan, el estómago se endurece o se
cierra, los músculos se tensan, el corazón late más rápido, entre otros.
. La conquista o el juego seducción/ostentación: todas estas son las alertas
que acompañan al deseo amoroso, Y si ese deseo correspondido se
conformará una pareja. Es por eso que ambos están preocupados en mostrar
aspectos positivos. Y Los amantes se encuentran, se reconocen, se huelen, se
miran y se escuchan.
. Sellar el pacto: es el momento de la declaración que puede ser implícita
donde el hombre y la mujer toma la iniciativa y pasan al acto. Es posible que la
fecha se ha recordado y festejada en cada aniversario.
. Etapa románica de fascinación/ idealización: en este periodo los amantes
están preocupados por ser correspondidos en el amor, es por eso que hace
cosas que cautivan al otro, etapa en la que también se perciben sola que ellos
aspectos virtuosos. Y predomina la fascinación por parte de ambos y también
el encantamiento.
. Realificacion, aceptación o desilusión/ frustración: etapa en la que luego de la
primavera morosa llega el invierno. Puede que en esta etapa Los amantes se
sientan capturados o que el amor no es suficientemente poderoso como para
no quebrarse con facilidad. En la despareja las sensaciones de seguridad que
acarrea la creencia en la incondicionalidad hace que se pierda el deseo hacia
el otro, que surja el aburrimiento en contra de la hyperkinesis adrenalinica en
los primeros tiempos, que se agudicen los silencios y que se pierdan las
expectativas y el proyecto. Luego es posible que se de el proceso de
desidealizar al otro.
. Separación o Constitución de una pareja madura: la Constitución de una
pareja madura se va a dar gracias al crecimiento del vínculo que genera la
complementaridad que permite el lento avance hacia la conformación de una
familia. Compuesta por el fortalecimiento del vínculo y la elaboración de
proyectos, pasando a instancia de pareja parental en el anhelo de
transformarse en padres u otras imágenes futuras. O por otro lado puede
terminar en separación producto de la desilusión extrema, el juego de tramposo
que casi siempre termina en escalada simétricas, discusiones y consecuente
sentimientos de desvalorización. O pueden que ambos quedan atrapados en
esta dinámica y esto puede llevar años. Por ejemplo ella en el intento de que su
marido sea el otro con qué sueña. O él se halla entrampado en el intento de ser
aceptado por ella.

+ Elegir el amor: ocurre que en el momento de elegir a este amor es utópico


creer que se ama en totalidad, ya que cuando odiamos no vamos o cuando
vamos no repudiamos. Ya que las emociones nos dominan y cuando estamos
furiosos con el otro nos ponemos los lentes negativos y solamente logramos
ver aquellos aspectos que nos desenamoran. En cambio en los momentos de
felicidad nos colocamos los lentes de alegría y podemos ver aquellos aspectos
que nos enamoran. Ya que muchos aspectos de la vida funcionamos de esta
manera binaria.
+Hasta que la vida nos separe: Actualmente no podemos decir hasta que la
muerte nos separe, más bien decimos hasta que la vida nos separe, puesto
que hay mayores posibilidades de abandonar el barco de la relación de la
pareja en vida. Es por eso que la longevidad matrimonial deja al descubierto a
la necesidad de establecer recontratos (que se remiten a encontrar espacio de
reflexión para revisar las complementariedades en sus acoples) de pareja
luego de cierta cantidad de tiempo. Y estos cambios que han atravesado la
pareja dejan huellas, de las cuales se aprende o se cambia.
Las elecciones se realizan por complementaridad es decir que lo que es lo que
el otro puede complementarme y en qué puedo complementar al otro, y en ese
acople estructural se conforma la relación. Mientras que está
complementaridad inconscientemente se busca y es partes de la atracción en
el encuentro de la pareja qué hace que ambos se completen.
Aunque también está creencia de incondicionalidad del amor de pareja
conduce a desproteger la relación.

LA COMUNICACIÓN EN LA PAREJA.
+ Complejidades y complicaciones de la comunicación: en este sentido de
la comunicación no nos comunicamos de la misma manera ni con el mismo
estilo cuando somos padres, cónyuges, empleados o amigos. Ya que cada
relación nos invita a participar con algunas de nuestras múltiples facetas:
temerosos, inseguros, maestros, entre otros. Y esta secuencia la comunicación
también tiene fases elocuentes como: vos me has hecho hacer... La culpa es
tuya porque... Porque vos... Sos igual a tu padre.. porque eras igual en tu
relación anterior... Es por eso que todos somos parte del juego comunicacional
en el que estamos inmersos y al cual nos sometemos.
Y por momentos es común que los diálogos se aísle una frase del discurso
descontextuactualizandola para imputarle algo al interlocutor que se ha
convertido en rival. Aunque muchas veces nos olvidamos que en esta
comunicación también se encuentra la parte gestual la cual puedes producir
conflictos comunicacionales.
+ Supuestos y aclaraciones: presupuestos no son ni más ni menos que las
categorizaciones y adjetivaciones con que agrupamos los objetos, sujetos,
situaciones u otros. En las relaciones humanas el emergente casi inevitable de
su puesto daría lugar a tres tipos de intervenciones:
. La primera es una forma que desplaza la categorización que uno establece,
para preguntar abiertamente sobre lo que se muestra analógica o verbalmente:
que tratas de expresar con este gesto? Que tratas de decirme?
. La segunda se trata de preguntar sobre la categorización que uno desarrolla
del interlocutor o sea sobre supuesto propiamente dicho: esto que estamos
discutiendo te da bronca? Tenés sueño? Te aburro?
. La tercera forma es la caótica, la opción sería directamente actuar como si
nuestro supuesto fuese el válido. Es decir se tiene la certeza de que lo que uno
piensa que el otro siente es, con lo cual no existe la confrontación de la
aclaración y se opera en las interacciones de acuerdo a la propia atribución.
Es por eso que es importante preguntar en vez de suponer..

+ Comunicar sobre lo que se comunicó: la meta comunicación centrada de


entender qué significado le otorga nuestro interlocutor a su mensaje.
+ Cinco imperativos comunicacionales:
. Es imposible no comunicarse.
. La comunicación tiene un aspecto de contenido y otro de relación.
. Puntuación de secuencia de hechos.
. Lenguaje verbal y el analógico.
. La simetría y la complejidad.
Si analizamos el mensaje comunicativo, siempre existe una respuesta tanto a
nivel de contenido como el de relación de esta manera se destacan cuatro tipos
de respuestas posibles:
- el rechazo de la comunicación
- la aceptación de la comunicación
- la descalificación de la persona
- la desconfirmacion la cual implica que el interlocutor no exista

+ Entre silencios y distancias: Existen cuatro tipos de distancias:


. Distancia íntima: implica una distancia de cercanía afectiva en la que se
conduce una pareja en una relación amorosa.
. Distancia personal: existe una distancia de cercanía pero los interlocutores
mantienen sus fronteras personales.
. Distancia social: en esta instancia no existe contacto físico y prima la mirada.
. Distancia pública: es la distancia de las relaciones formales en la que no
existe la intimidad y mucho menos el vínculo personalizado.

Por ejemplo en las parejas puede haber una distancia íntima qué se puede
transformar en una distancia social o en una distancia pública.
En Argentina particularmente en Buenos Aires la forma de saludar ha variado
notablemente en términos de acercamiento físico. Y en los últimos 30 años los
hombres que tenían algún tipo de relación afectiva con otros hombres
comenzaron a saludarse con un beso mientras que el saludo con la mano
quedaba reducido a los primeros encuentros. Y en la actualidad se acostumbra
besarse entre hombres que no se conocen ya desde el primer encuentro.
Aunque esto también va a depender de los patrones de cada pareja o cada
familia. Ya que algunas se resisten abrazar, besar, acariciar o simplemente
mirarse a los ojos.

+ Silencios en la pareja: es cierto que los silencios hablan sólo hay que
terminar o entender qué es lo que tratan de comunicar. Es notable que en una
pareja la mujer sea hablante por lo general y el hombre asiente. Aunque no
quiere decir que no haya hombres con capacidad de discusión, habladores,
analíticos y muy observadores o como que también haya mujeres poco
analíticas y con poca capacidad observación.
Es por ello que el silencio en la pareja puede ser también señal de compañía a
manera de contenedora en momentos de crisis, ya que no hace falta decir nada
solamente hace falta abrazar, tomar la mano o acariciar.
Además los silencios en determinados momentos de escalada agresiva en una
pareja, ponen en escena la tristeza y son una forma de freno de lo que puede
ser una catástrofe emocional. A veces con esto se logra cerrar un estilo de
interacción agresivo y sumerge a los integrantes a un largo silencio angustia.
.Silencios desinterés: donde cada miembro de la pareja escucha pero está
pensando en otra cosa.
. Silencio expectación: desconcierto y sorpresa, de confusión, de enojo y
bronca, donde la persona se muerde los carrillos, mueve la mandíbula, etc.
. Silencios que muestran un estilo de acoplamiento verbal: de una forma
telegrama tica de comunicación. Son personas que por lo general hablan poco
y cuando se disponen a contar alguna historia no entran ni detalles ni en
anécdotas.
. Silencios que tienen que ver con la atención: el respeto hacia el interlocutor.
Donde un integrante habla y la persona está atenta a lo que dice.
Más allá de estos tipos de silencios la frase clave es: más vale preguntar qué
adjudicar un rótulo fallido.

LOS JUEGOS DEL MAL AMOR.


+ Problema de pareja e intentos de solución: alguno de los ingredientes por
los cuales pensamos y no solucionamos los problemas son;
. La búsqueda de las causas.
. El método analítico: se ve cada una de las partes del hecho y se analizan para
después sumarlas y creer entender el todo.
. Pensamiento binario: que oscila entre polaridades, es bueno o malo, divertido
o aburrido,etc.
. La lógica matemática: se deduce el territorio de las emociones.
. La búsqueda de la realidad objetiva y una verdad única: sostener la idea y la
búsqueda de una creencia de una realidad única.
. El insight: es una vieja creencia que el descubrir lo que está sucediendo o
porque sucede lo que sucede es la posibilidad de resolver el problema.
. Inercia de pensamientos: es una tendencia a pegar esquemas de
pensamientos repetitivos, estereotipar procesos tipo efecto dominó cognitivo.

+ Coreografías relacionales tóxicas o comunicación distorsiva:


Existen cuatro niveles que describen niveles de complicación de la
complejidad;
. Complicación 1: piensan que opinan diferente más estilo combativo.
. Complicación 2: piensan y opinan similar más estilo combativo.
. Complicación 3: piensan que opinan diferente más estilo conciliador.
. Combinación 4: piensan y opinan similar más estilo conciliador.

Los juegos del mal amor componen un repertorio de una serie de intercambios
comunicacionales en las parejas que son disfuncionales y nocivos. Este mal
amor es una forma de explicar de nuestras abuelas, cuando observan una
pareja sufriente, parejas que discuten, cuyos integrantes siempre están
peleados o en pie de guerra. Es por eso que se quiere decir que el mal amor es
una especie de encastre patológico, una complementariedad precisa de
característica de la personalidad de los partenaires.
Ya que existe una parte del otro que se ama, pero las fracciones del otro que
desenamoran poseen la suficiente intensidad para generar más momentos de
malestar que de felicidad. Este choque de estilos constituyen especie de
amalgama muy difícil de desestructurar sin la ayuda profesional.
Un ejemplo de esto podría ser la relación entre enfermero y paciente titulada
así, de manera hipotética, en donde él siempre está enfermo ya sea por qué es
hipocondríaco o porque verdaderamente tiene una enfermedad y ella es la
enfermera que lo asiste permanentemente. Y su nexo de Unión es enfermarse
como pedido para ser cuidado y querido.

+ Cada pareja saca de nuestro arcón personal lo mejor y lo peor de


nosotros: ya que sostener una relación de pareja durante años sin duda
implica un trabajo cotidiano. La cual está atravesada por ciclos evolutivos que
demarcan cambios en una serie de aspectos que necesariamente deberán
compatibilizar se con él partenaire. Pero estos cambios también pueden
desestructurar complementariedades y reprocidades. Y pueden que estos
cambios cualitativos del amor se vivan como modificaciones de la intensidad
amorosa, dónde se puede interpretar que uno de los integrantes lo ama menos
o que lo ha dejado de amar. Es por eso que cuando la pareja ha fracasado en
las soluciones y queda anquilosada en una forma destructiva, sería bueno
emplear el recurso de un tercero como es el terapeuta. Para ayudar a mejorar y
hasta salvar la relación de pareja. Y se pueden identificar tres momentos de la
pareja en relación con el pedido consulta;
. Pareja de crisis en crisis: estado de máxima tensión. Donde la pareja viene
arrastrando graves problemas de comunicación, sistematizado durante años.
Han alcanzado niveles de descalificación, escaladas, críticas, agresiones
verbales y a veces violencia física. Poseen una relación catastrófica y se hallan
en el medio de la cornisa emocional y vienen a consulta como último recurso.
Son las parejas que eligen al terapeuta como juez o como un emperador
romano que levanta o baja su pulgar en función de vida o muerte de la pareja.
. Pareja con disfuncionalidades que se están volviendo frecuentes: las peleas
son cada semana más comunes y ambos cónyuges se encuentran susceptibles
a que cualquier estímulo, por íntimo que sea detone la crisis. Si bien todavía no
se ha constituido en un estilo de interacción (sistematizar la pelea) la pareja ha
comenzado a descalificarse, des-oirse. Están perdiendo las ganas de estar
juntos. Este tipo de pareja asista consulta porque han comenzado hacerse
frecuentes ciertos desajustes relacionales, pero la pareja es estable. Alguno de
ellos está haciendo terapia profesional sugiera abrir un espacio a la pareja.
. Pareja con algunos desajustes: son las parejas en la que sus integrantes
tienen cierto training terapéutico y cuando observan conductas inapropiadas
prefieren prevenir que curar, realizan algunas consultas para evitar las primeras
rispideces. Son las parejas más inteligentes emocionalmente. Son equilibradas
y funcionales, pero antes de todo sabiamente algunos indicadores de malestar.
Pequeñas muestras de malas contestaciones, falta de respeto, etc. Y han
decidido no dejar avanzar estos síntomas y reencauzar la relación a los carriles
habituales de salud.

En estás 3 instancias no tomamos en cuenta cuando la pareja solicita una


entrevista por la aparición de síntomas de los hijos. No es la pareja conyugal la
que viene a consultar, sino la parental: no hay conciencia del problema, el
problema es el síntoma de los hijos.
A posteriori se desarrolla la sesión y el terapeuta evalúa qué son los problemas
conyugales los que alientan la producción sintomática y se pauta una terapia
pareja.
Además en la pareja es importante discriminar dos niveles; uno intrapersonal
(que competen al universo emocional y cognitivo de cada uno de los miembros)
y otro interpersonal (a la pareja probablemente dicha, qué pertenece al territorio
a la relación establecida entre ambos). Obviamente ambos niveles entrecruzan
y sinergizan.

Es por ello que sería bueno reiterar que la pareja no es una sumatoria dos
personas, ni de acciones, ya que es mucho más que eso. Y pensar en la pareja
es pensar en la entidad pareja.

+ Los juegos del mal amor:


. La trampa de creer que hay una verdad y una realidad adjetiva: en la cual
siempre los conyugues se disputan el patrimonio de la "razón".
. En una pareja somos mucho más que dos: ya que no cuesta ver el sistema,
"qué hice yo para generar esto en vos?"
. El juego de la descalificación:" es una estupidez lo que decís y sos un
estúpido por decirlo".
. Cambiar al otro enamorarse de una ilusión: "quiero que seas lo que yo deseo
que seas".
. No somos dos, somos seis (dos humanos más cuatro fantasmas): " me lo
decía mi papá" ó " vos no sos como mi madre".
. Cuanto más me acerco, más te alejas: " te hablo, te necesito, te pido, te
reclamo, te exijo, te ordeno, te asfixio y te vas".
. Quién es el que manda, o golpear en el talón de Aquiles del otro: " la escalada
simétrica; ambos están más preocupados en descalificar al otro que en
escucharlo".
. Utilizar la propia actitud como parámetro de lo que se debe hacer: " si yo no
me enojo cuando salís con tus amigos, porque vos iz protestas cuando salgo
con mis amigas?".
. Supuestos y construcciones de realidad: " es más fácil destruir un átomo que
un preconcepto".
. Que se dice y como se dice lo que se dice: " versión Heidi".
. Ultra dependencia descalificatoria o ser un satélite de cónyuge: " sin vos me
muero".
. Romper el equilibrio, se acabó la estabilidad: " estábamos tan bien.. vos no
sos la que eras.. hace 25 años".
. La búsqueda de seguridad con incondicionalidad: " la incondicionalidad
amorosa lleva la invisibilidad relacional".
. Culpas, reproches, quejas y críticas al partenaire: " no soy yo, sos vos".
. Los celos o las triangulaciones asesinas: " él cree que ella está con otro, se
siente desvalorizado porque piensa que ella quiere a otro".
. La discusión de la discusión: " aclarar con las mismas reglas de comunicación
que no llevan a pelearnos".
. No aceptar las limitaciones del otro: " sentir como un ataque personal las
características del otro".

+ 20 premisas para una buena comunicación de pareja:


 Tener una actitud de respeto y confianza hacia el cónyuge.
 Sentirnos libres con el otro como cuando estamos con nosotros mismos.
 Es imposible no comunicar.
 Intentar El desafío de aceptar al otro como tal.
 Evitando rigideces relacionales o la búsqueda de complementariedad.
 Compartir y no competir.
 No actúa de acuerdo a lo que supone que el otro dijo o hizo.
 Valorando la pareja, valorando al otro y valorandome.
 Manifestando el amor.
 Expresar el conflicto.
 Escuchar al otro.
 Somos una pareja no la suma de dos.
 No trate de depositar las culpas en el otro.
 Somos más transparentes y responsables de lo que creemos.
 Evitar triangulaciónes.
 Pregunté y no sobre entienda.
 Colocarse en el lugar del otro o la tendencia a conciliar.
 Estar dispuesto a reconocer que puedo estar equivocado.
 Situarse en el presente para proyectarse al futuro.

 Texto 3: la pareja, en la encrucijada de la conyugalidad y la


parentalidad. Juan Luis Linares

La conyugalidad: El señor luego de crea a Adam intuyo que no iba a ser


bueno que estuviera solo, es por eso que puso a dormir a Adán y le quitó una
costilla, con la que, a continuación, creó a Eva.

Luego, la relación privilegiada de Eva con la serpiente va a crearles serios


problemas a los dos miembros de la joven pareja, hasta el punto de arruinar la
no menos privilegiada relación de Adán con Jehová.

A lo que Adán y Eva serán expulsados del paraíso. He aquí que seguramente
hubieron varios problemas de los que tenían que ocuparse Adán y Eva, lo que
llamaremos la conyugalidad.

La conyugalidad puede ser definida de diversas formas. Una remitiría al amor


complejo o nutrición relacional, aplicado a la relación entre los dos miembros
de la pareja parental. Constaría de componentes cognitivos (como, por
ejemplo, reconocimiento y valoración), componentes emocionales (cariño,
ternura…) y componentes pragmáticos (deseo, sexo y gestión de la vida
cotidiana, entre otros).

Adán y Eva debieron de redefinir su conyugalidad en las nuevas circunstancias


surgidas a raíz de su expulsión del paraíso. Y cabe establecer dos hipótesis
sobre cómo lo hicieron.

1ª Hipótesis de Conyugalidad: Armoniosa


Eva le pide perdón a Adam de manera amorosa.
Eva. Adán, mi amor, he metido la pata…
Adán (conmovido).Bueno, ya está, no te agobies, también el viejo se ha
pasado un montón… Total, una manzana…

2ª Hipótesis de Conyugalidad: Disarmónica


Eva y Adam discuten.
Adán.¿Sabes qué te digo? ¡Que te vayas con la serpiente!
Eva.¡Y tú con el viejo!

La parentalidad: Sabemos que Caín, el hijo mayor de Adán y Eva, se hizo


agricultor y Abel, el menor, ganadero. Y que los sacrificios de Abel eran gratos
a Dios, mientras que los de Caín no lo eran. La intervención, pues, de Jehová
triangulando a los hermanos resulta decisiva en la desgracia de éstos, como lo
resultó en la de sus padres.
El Génesis nos dice que la muerte de Abel fue un crimen deliberado, el
asesinato de un inocente por un culpable, pero tenemos motivos sobrados para
dudar de la ecuanimidad de una Biblia escrita a la mayor gloria de Jehová.
La parentalidad define la manera como se desempeñan las funciones
parentales, es decir, el amor complejo o nutrición relacional en su vertiente
parentofilial.
Al igual que la conyugalidad, la parentalidad posee componentes cognitivos,
emocionales y pragmáticos, y, si los primeros y los segundos no se diferencian
mucho de los de aquélla (reconocimiento y valoración, así como cariño y
ternura, respectivamente), los terceros son radicalmente distintos. En efecto,
los componentes pragmáticos de la parentalidad consisten principalmente en la
sociabilización, con sus dos vertientes, protectora y normativa: proteger al niño
de los peligros presentes en el entorno y enseñarlo a respetarlo para, a su vez,
ser respetado.
Al verse obligados a abandonar el paraíso, Adán y Eva se encontraron,
también, con hijos, lo cual les exigió con toda seguridad definir su parentalidad.

 1ª Hipótesis de Parentalidad: buena con Caín y con Abel.


 2ª Hipótesis de Parentalidad: mala con Caín y con Abel.
 3ª Hipótesis de Parentalidad: mala con Caín y buena con Abel.

La atmósfera relacional: Situaciones disfuncionales: las triangulaciones, las


deprivaciones y las caotizaciones. Triangulación= inclusión de los hijos,
mediante diversas modalidades de coalición, en los juegos relacionales
disfuncionales de los padres. Distintos tipos de triangulación subyacen a
patologías como los trastornos neuróticos o las psicosis.
Las deprivaciones han sido descritas por el autor a propósito de los trastornos
de depresión mayor ( ), pero también subyacen a las patologías borderline. Las
funciones parentales y acaban envueltos en un círculo vicioso de
descalificación y rechazo de sus hijos.

Caotizaciones= fracaso simultáneo de la conyugalidad y la parentalidad en la


familia de origen, que genera condiciones basales de gran pobreza en lo que a
nutrición relacional se refiere, pero que también estimula al ecosistema a
intervenir aportando recursos compensadores. Como de patologías como el
trastorno disocial o el trastorno antisocial de personalidad.

1ª Combinación: Conyugalidad Armoniosa y Buena Parentalidad.


Adán y Eva luego de su expulsión del Paraíso conservando una buena relación
de pareja y un buen ejercicio de las funciones parentales. Bajo estas
circunstancias, los hermanos deberían crecer en buena armonía, sin graves
contenciosos que amenazaran su entendimiento mutuo. Sin embargo, el
ecosistema, en su infinita complejidad, puede ejercer influencias negativas a
través de otros factores extrafamiliares.

2ª Combinación: Conyugalidad Armoniosa y Mala Parentalidad.


Aunque como pareja resisten la crisis, la parentalidad se les hunde, al menos
durante los años en que vienen al mundo sus dos primeros hijos.
Caín, al que perciben como inquieto y molesto, crece bajo un patrón definido
por el rechazo y la hiperprotección. El niño los agota, provocándoles un intenso
disgusto, y le dan todo lo que está en su mano más que nada para que no
fastidie. En este contexto relacional, Caín desarrolla una personalidad
socialmente inestable, impulsiva, con episodios depresivos y otros de
agresividad descontrolada. Abel, en cambio, es percibido por sus padres como
responsable y tranquilo, por lo que, desde muy pronto, delegan en él funciones
de ayuda en las tareas domésticas.

3ª Combinación: Conyugalidad Armoniosa y Parentalidad Mala con Caín y


Buena con Abel.
Caín llegó en un mal momento, cuando el trauma de la expulsión tenía a sus
padres contra las cuerdas. Milagrosamente indemne la pareja, la parentalidad
les vino grande y el vínculo se resintió. El niño creció sintiéndose rechazado y
malcriado. Por contra, Abel, nacido cuando la recuperación de sus padres,
adaptados ya a la adversidad, estaba en marcha, encontró circunstancias
mucho más favorables y creció sano y maduro.

4ª Combinación: Conyugalidad Disarmónica y Buena Parentalidad.


La mala relación de pareja, junto con el sincero interés de Adán y Eva por sus
hijos, hizo que los padres quisieran tenerlos como aliados. Dado el aislamiento
y la inexistencia de familia extensa, los chicos tuvieron difícil resistirse a las
propuestas trianguladoras.

5ª Combinación: Conyugalidad Disarmónica y Mala Parentalidad.


Nuestra primera familia no fue un modelo de nutrición relacional. Las continuas
peleas entre los padres, los abandonos del hogar por parte de ambos (¡y eso
que no tenían muchas alternativas!), y la intensa negligencia en que estaban
sumidos los hijos, creó una atmósfera caótica.
Sistemáticamente abandonados e imprevisiblemente abusados y maltratados,
Caín y Abel crecieron sin respeto ni apenas conocimiento de norma alguna,
considerando a los otros, cuales buenos depredadores, un simple alivio
ocasional de sus infinitas necesidades y carencias. La muerte de Abel fue casi
aleatoria, porque Caín fue más rápido. Y Abel fue santificado a posteriori, como
consecuencia de un proceso de idealización del muerto.

6ª Combinación: Conyugalidad Disarmónica y Parentalidad Mala con Caín


y Buena con Abel.
Adán y Eva siempre se llevaron mal, pero su relación con los hijos, en cambio,
se modificó con el tiempo. Si, cuando llegó Caín, el desbordamiento y el agobio
causados por la expulsión les hizo perder los papeles con el niño, algún tiempo
después Abel se encontró circunstancias más favorables. En consecuencia,
Caín no fue de nadie, y la ausencia de vínculos marcó su existencia con un
sesgo antisocial. Abel, por su parte, fue objeto de disputa entre Adán y Eva y
terminó decantándose por esta última. El perfil ansioso de su personalidad se
tiñó con toques distímicos, lo cual no empañó su condición de hermano
prestigioso pero lo hizo más vulnerable frente a Caín.

Estas son las combinaciones más verosímiles, pero también podría


especularse con otras, como por ejemplo:
 Conyugalidad Armoniosa y Parentalidad Buena con Caín y Mala con
Abel. En tal caso, habría sido el sano (Caín) el que matara al borderline
(Abel).
 Conyugalidad Disarmónica y Parentalidad Buena con Caín y Mala con
Abel. Igualmente el más sano (un Caín triangulado y neurótico) habría
acabado con el antisocial (Abel).
 Conyugalidad Armoniosa cuando nace Caín y Disarmónica cuando nace
Abel, combinada con diversas modalidades de Parentalidad.
 Conyugalidad Disarmónica cuando nace Caín y Armoniosa cuando nace
Abel, combinada con diversas modalidades de Parentalidad.
 Y así sucesivamente…

 Texto 4: El vínculo más allá de dos personas. La terapia de pareja.


Fernando Rubano.

El vínculo nos expresa qué tan importantes somos, y qué tan débiles podemos
ser. Y afecta de forma diferenciada a la pareja. Mientras que uno percibe que
haya salido para problema y la otra busca la salida de la relación.
Cuando los cónyuges o es ponen el malestar bajan concepto de terceridad, se
modifica la tarea terapéutica en la lectura sobre el vínculo.

Choque de paradigmas:
Dos condiciones que sostienen diferentes premisas para la conformación de
una pareja. Por un lado la masculinización de la cultura sobre la mujer y por
otro lado la feminización de la cultura sobre el hombre.
El hombre logró un beneficio importantísimo, se permite jugar, divertirse y estar
más activa en la crianza de los hijos. Por otro lado de la mujer encontrado
puestos jerárquicos, sueldos, después de muchos años de exclusión.
Mientras que la vida sexual de las parejas no es ajena estos cambios, la mujer
la lleva un plano más sensible y el hombre ya no tiene asegurado el rol
dominador de la escena sexual y debe compartirlo con la mujer.

El diagnóstico vincular trigeneracional: la construcción de la relación de


pareja, donde uno y otro provienen de diferentes historias. Es por ello que la
pareja es también deben diseñar modo de hacer frente a los desacuerdos.
Los estilos de pensamiento generalmente singulares y las diversas maneras de
comunicarse incluyen expectativas también diferentes; modelos personales qué
puestos en común configuran un contrato matrimonial, negociado
implícitamente durante el ciclo vital de la pareja.
La disfunción de la relación se le también en el mapa vincular trigeneracional.
"No podemos hacer todo lo que nos amamos, siempre terminamos agotado de
discutir en la relación ya está muy desgastada".. para el terapeuta implica un
recorrido a la familia de origen de ese matrimonio.

El enfoque trigeneracional le muestra un camino al terapeuta sistémico, la tarea


de reconstruir la trama de la familia origen permite ampliar los recursos
terapéuticos y posibilita releer el viejo texto, para el empezar el nuevo y evitar
el pretexto invalidante, Qué es un elemento subjetivo que ingresa como un
obstáculo silencioso en la vincularidad de la pareja. Por ejemplo el haber
permanecido en una triangulación forzada entre un hermano exitoso y un padre
disconfirmante puede ser, el origen de una actitud maltratante actual.
Referencia del sistema socio- familiar de origen. Dimensión histórica vivencial:
acontecimientos que han sido significativos en la vida de las personas. Las
parejas deben aceptar recorrer en forma estratégica sus vicisitudes con el
sistema socio- familiar de origen, a lo que llamó dimensión histórica vivencial.

El recorrido en 4 fases:
1. Realidad y percepción de los ciclos vitales de la familia de origen: son
generadores de impactos de experiencias traumáticas o cambios que dejan
huellas vivenciales.
2. Realidad y percepción de las características culturales, sociales y religiosas:
nuestra familia origen y los sistemas externos dejarán creencias, costumbres y
hábitos que seguramente serán parte de la identidad de cada cónyuge.
3. Realidad y percepción de la historia vincular de la familia origen: permitirá
observar triangulaciones, temas de género, alianzas, confirmaciones o
desconfirmaciones, violencia relacional, expectativas afectivas, modos de
comunicar y emocionalidades.
4. Realidad y de percepción de costumbres, hábitos, habilidades
instrumentales: todo aquello que fue parte de nuestras pertenencias tendrá un
peso importante a la hora de construir vínculos, y contribuirá a los estilos, cómo
festejar o vacacionar, entre otros.

Tarea clínica con parejas: explorar los procesos interaccionales,


socioculturales, socioemocionales, cognitivos intergeneracionales que
permitiría modificar la dinámica del tratamiento.
Es un trabajo terapéutico que explora capa tras capa las vivencias del
individuo, buscando patrones de reciprocidad en la pareja, condición necesaria
de la alianza terapéutica. Es una propuesta que fortalece el encuadre y que
pretende sacar a los individuos del lugar de la resistencia y de la simetría para
iniciar lo queda en llamarse "solidarización vincular".

La ideología y la emocionalidad: la ideología son hacer una ardua tarea para


el terapeuta cuando en las sesiones lo que se expone como disfuncional es un
choque ideológico. Esta sesión es siempre estando acompañada de cierta
carga emocional a la hora de la confrontación. Cuando las parejas confrontan,
ese peso ideológico va precedido de un mecanismo de pertenencia sobre la
creencia, qué en muchas oportunidades desvirtúa la base de la discusión, el
vínculo termina enrareciendose dando lugar a una posible escalada.
Hay algo de la identidad que se arriesga en esa defensa, hay un temor a perder
algo del ser. "Soy lo que pienso.. no lo aceptes si no lo quieres".
Cuando esa supuesta verdad obstaculiza el camino de la relación con el otro,
con lo esperado, con lo deseado, se presenta para la clínica un desafío a la
incertidumbre.
La búsqueda de ayuda en psicoterapia se realiza cuando esa verdad deja de
resultar eficiente para el individuo. En la pareja, fruto de la linealidad de
pensamiento y la necesidad de inculpar al otro se considera que es el cónyuge
el que deberá modificar sus esquemas de pensamiento.

El circuito de la impotencia:
- orígenes de la violencia: la impotencia. No hace falta destacar que lo
inevitable en este circuito es el desencadenamiento de la violencia, la cual se
dirigen hacia el cuerpo, hacia afuera o hacia ambos lados. Y la tarea
profesional debe detectar y exponerla formas cada vez más sutiles de violencia
o maltrato, que muchas veces son minimizadas como expresiones de
disconformidad.
Es por eso que es dificultoso para el sujeto a la pareja con heridas aún
abiertas.
Somos los terapeutas los que tenemos en compromiso de redefinir junto a los
cónyuges un acto violento cuando es observado por ellos como habitual forma
de expresión o detectar con la pareja la modalidad de sostener una relación
generadora de impotencia.
Creemos que el modelo intervención del terapeuta está basado precisamente
en la manera en que se encuentra involucrado, manteniendo una posición
activa y estratégica que le permita desarrollar una alianza terapéutica lo
suficientemente clara y comprometida con el proceso. Esa es parte de nuestras
responsabilidades en el quehacer profesional.

Texto 5: “EL TRIANGULO DEL AMOR”- STERNBERG


1- En busca del amor: El amor es una de las mas intensas y deseables de
las emociones humanas. Las personas pueden mentir, engañar y aun
matar en su nombre y desear la muerte cuando lo pierden. El amor
puede abrumar a cualquiera, a cualquier edad. Freud dijo que los dos
ordenes principales de la vida son el trabajo y el amor.
 El amor es una experiencia unitaria, indiferenciada: todas las ramas
de la actividad intelectual tienen en común una función fundamental,
mientras que los elementos restantes o específicos de la actividad
parecen ser completamente diferentes unos de otros. Su idea es que
existe al mismo tiempo un factor general que esta presente en toda
acción inteligente como un conjunto de factores específicos.
En términos de este modelo estructural, SPEARMAN: el amor puede ser
conceptualizado como g, es decir, como una experiencia
emocionalmente cargada y altamente positiva que no puede ser
analizada. Es posible, que aunque experimentemos el amor como un
impulso unitario de emociones, los hechos sean distintos. El amor puede
ser realmente muchas cosas mas que una sola cosa, la mayor parte de
ellas se pierde en la experiencia subjetiva.
 El amor como un muestrario de lazos superpuestos: THOMSON:
concebia la mente como poseedora de un enorme numero de lazos y las
tareas relacionadas, como aquellas usadas en test mentales, activarían
circuitos superpuestos de esos lazos. El amor puede ser concebido
como un conjunto de sentimientos, pensamientos y deseos que al ser
experimentados simultáneamente dan como resultado la compleja
experiencia que llamamos amor. De acuerdo con esta concepción, el
amor no es unitario; mas bien puede descomponerse en un gran numero
de lazos subyacentes que tienden a manifestarse simultáneamente en
ciertas relaciones íntimas, y que combinados dan resultado el
sentimiento global del amor.
 El amor como un conjunto de factores primarios: THURSTONE:
habla del amor como un conjunto estable y limitado de sentimientos,
pensamientos y deseos que tienen aproximadamente la misma
importancia dentro del sentimiento total que describimos como amor. El
amor no es una cosa principal, separable o no, sino mas bien un
conjunto de emociones primarias que son mas comprensibles
separadamente que en un todo integrado.
Predicciones a partir de los lazos familiares: de acuerdo a una línea de
pensamiento, cuanto mas unida haya sido la familia de una persona, mejor
resultará ésta como miembro de una pareja en una relación íntima. El
razonamiento consiste en que para que una persona se enamore con éxito,
necesita buenos modelos, que éstos son aportados por las familias unidas y en
consecuencia, que una familia feliz y unida es propicia.
La estructura del amor: el análisis factorial considera la estructura subyacente
de un conjunto de datos. Se halla un factor general especifico, factor que,
además, era el mismo para todas las relaciones amorosas: madre, padre,
amante, hermano y mejor amigo del mismo sexo. En otras palabras, aunque
los niveles de amor variaban de una relación a otra, al menos algún elemento
de la estructura del amor no variaba. Denominamos a este factor general
comunicación interpersonal, intercambio y apoyo. Estos elementos parecían
estar en el centro de todas las relaciones amorosas. Eran esenciales para este
factor y en consecuencia para todas las relaciones amorosas el compartir
intereses, ideas, e información, crecer personalmente a través de la relación,
descubrir intereses en común, comprender al otro, hacer que el otro se sienta
necesitado, recibir ayuda del otro, ayudar al otro a crecer personalmente y
compartir sentimientos profundamente personales.
Aunque el amor puede ser sentido como una sola cosa, no lo es: cuando uno
experimenta amor, experimenta un gran conjunto de sentimientos, deseos y
pensamientos que en su totalidad conducen a que la persona llegue a la
conclusión de que ama a alguien.
El ideal alusivo: mientras que las relaciones románticas involucran
típicamente a dos individuos de carne y hueso también pueden estar
involucrados otros dos individuos elusivos, pero intrusos, que son los
compañeros ideales de cada uno. Si cada miembro real de la relación
corresponde perfectamente al ideal del otro, el ideal elusivo de los otros puede
llegar a no interferir nunca. De todos modos, uno se vera comparado
desfavorablemente con el otro ideal o sentira que el objeto de amor del otro no
es realmente uno mismo sino otro ideal que el otro ha creado. En cualquiera de
los casos, la felicidad y la satisfacción de uno en la relación podrá verse
significativamente afectada por una mera invención de la imaginación. El índice
mas poderoso de satisfacción dentro de una relación es la diferencia entre lo
que uno piensa y el otro siente por uno y lo que uno quisiera que otro ideal
sintiera por uno. El mejor modo de predecir la satisfacción en una relación
amorosa con el mínimo esfuerzo seria hallar la diferencia entre lo que una
persona espera de la otra y lo que esta persona piensa que está recibiendo.
¿Qué hace uno en una relación en la que desea mas proximidad de la que
desea su pareja? La mayoría de las personas en este dilema intentan
aproximar al otro y generalmente descubren que esta estrategia es ineficaz.
Mientras uno intenta acercar al otro, este reacciona alejándose. Cuando uno ve
que el otro se aleja, puede intentar una estrategia diferente. Pero a estas
alturas, el otro ya es consciente de que éste está intentando acercársele, y esta
nueva estrategia haga que el otro se aleje más aún. Cada persona desea una
cierta distancia o proximidad, y lucha por conseguirla. El problema se torna
mas complejo porque con frecuencia la persona que desea menos compromiso
es la que mas control ejerce sobre la relación. Esa persona tiene el recurso que
la otra persona quiere que es amor, como resultado, las relaciones suelen
terminar cuando la persona menos comprometida descubre que no hay modo
de que el o ella pueda continuar felizmente la relación con un menor grado de
compromiso. Esa persona suele terminar por completo la relación, aunque no
siempre es la persona menos comprometida la que decide terminar.
El papel de la ciencia en la comprensión del amor: la ciencia no nos
ayudara a comprender la evolución del amor a través de la historia de la
civilización, no nos permitirá experimentar a través de los demás los misterios y
tribulaciones del amor y así aprender acerca del amor, no nos iluminara en lo
referente a las propiedades metafísicas del amor o a las cuestiones éticas que
lo rodean: ese es el papel de la filosofía. Y no nos proveerá de primeras
aproximaciones al amor. Pero la ciencia puede ayudarnos a comprender tanto
las bases psicológicas como las dimensiones del amor y el por qué amamos de
la manera que amamos.
2- Los ingredientes del amor:

INTIMIDAD

PASION DECISION/COMPROMISO

 INTIMIDAD: Se refiere a aquellos sentimientos dentro de una


relación que promueven el acercamiento, el vinculo y la conexión.
Incluye al menos diez elementos como: deseo de promover el
bienestar de la persona amada, sentimiento de felicidad junto a la
persona amada, gran respeto por el ser amado, capacidad de
contar con la persona amada en momentos de necesidad,
entendimiento mutuo con la persona amada, entre otros.
¿Qué contribuye a la intimidad? Probablemente se inicia con la
autoexposicion, para intimar con alguien es necesario derribar los
muros que separan una persona de otra. Es bien conocido que la
autoexposicion engendra en que si uno quiere saber como es el
otro, debe mostrarle como es el mismo. La intimidad es un
fundamento del amor que se desarrolla lentamente y que es difícil
lograr.
 PASION: Es en gran medida la expresión de deseos y
necesidades, la fuerza de estas diversas necesidades varia
esencialmente según las personas, situaciones y los tipos de
relaciones emocionales. En el amor la pasión tiende a interactuar
fuertemente con la intimidad y ambas suelen alimentarse entre si
aunque a veces también se oponen. La pasión prospera en base
al refuerzo intermitente que resulta intenso al menos en los
comienzos de una relación. Cuando uno quiere a alguien a veces
se siente que se está aproximando a el o a ella y a veces siente
que no.
 DECISION Y COMPROMISO: Consiste en dos aspectos uno a
corto plazo y otro a largo plazo. El aspecto a corto plazo es la
decisión de amar a otra persona, mientras que el de largo plazo
es el compromiso por mantener ese amor. Estos dos aspectos del
componente decisión- compromiso del amor no necesariamente
implica un compromiso por ese amor. Extrañamente lo inverso
también es posible en aquellos casos en los que existe un
compromiso por una relación que uno no eligió, como los
matrimonios arreglados. Mientras que este componente de
decisión- compromiso puede carecer del calor o de la carga de la
intimidad y de la pasión, las relaciones amorosas presentan casi
inevitablemente sus altibajos, y en ultima instancia lo que
mantiene una relación ese l componente decisión-compromiso.
Este componente puede resultar esencial para atravesar periodos
difíciles y para volver a otros mejores. Ignorándolo o separándolo
del amor podemos no considerar importante exactamente aquel
componente del amor que nos permite atravesar tantos los
periodos difíciles como fáciles, a veces, nos vemos obligados a
confiar en nuestro compromiso para atravesar las dificultades en
busca de los mejores tiempos que anhelamos. Este componente
resulta de la combinación de la relación intima o el despertar
pasional pueden surgir del compromiso.
TIPOS DE AMOR:
a- Intimidad tan solo: cariño: el cariño solo experimentamos el
componente de intimidad del amor, sin la pasión o la decisión
compromiso. El termino cariño esta usado aquí en un sentido no
trivial para describir no solamente los sentimientos que tenemos
hacia las relaciones casuales y pasajeras sino mas bien al
conjunto de sentimientos que experimentamos en relaciones que
pueden ser realmente caracterizadas como amistades.
b- Pasión tan solo: amor insensato: el amor a primera vista es un
amor fatuo o simplemente apasionamiento. Resulta de la
experiencia del despertar pasional sin los componentes intimidad
y decisión-compromiso del amor. El apasionamiento es
generalmente obvio, aunque tiende a ser mas fácilmente
reconocido por los demás que por la persona que lo experimente.
El apasionamiento puede despertar casi instantáneamente y
disiparse del mismo modo. Los apasionamientos generalmente
manifiestan un alto grado de despertar psicofisiológico, asi como
síntomas físicos, taquicardia e incluso palpitaciones. El
apasionamiento puede ser bastante duradero.
c- Decisión- compromiso tan solo: amor vacio: es el amor que
suele verse en relaciones inertes que han durado años pero que
han perdido su inicial compromiso mutuo y atracción física. Si el
compromiso no es fuerte ese amor puede casi no existir, aunque
nuestra sociedad consideramos al amor vacio como el estadio
final o semi-final de una relación de larga duración, en otras
sociedades el amor vacio puede ser el primer estadio de una
relación de larga duración. Aquí vacio implica una relación que
puede llegar a llenarse de pasión e intimidad y asi marca un
comienzo mas que un final.
d- Intimidad + pasión: Amor romántico: se trata de cariño con un
elemento agregado o sea, el despertar producido por la atracción
física, en consecuencia, este tipo de amor, el hombre y mujer no
son atraídos solo físicamente hacia el otro sino también están
unidos emocionalmente. Este amor romántico no difiere del
apasionamiento.
e- Intimidad + compromiso: amor y compañerismo: se trata de
una amistad comprometida de larga duración, del tipo que se ve
frecuentemente en los matrimonios en los que la atracción física
ha disminuido.
f- Pasión + compromiso: amor vano: el amor en vano resulta de
la combinación de pasión y decisión-compromiso sin intimidad, la
cual requiere un tiempo para desarrollarse. Este amor es
insensato en el sentido de que la pareja se compromete en base
a la pasión, sin el elemento estabilizador del compromiso intimo.
Debido a que la pasión puede desarrollarse casi
instantáneamente y la intimidad no, las relaciones basadas en el
amor vano no suelen durar.
g- Intimidad + pasión+ compromiso: amor consumado: es el tipo
de amor por el que mucho de nosotros luchamos especialmente
en relaciones amorosas. Lograr el amor consumado es análogo,
al menos en un aspecto, no es garantía de que este durara,
ciertamente, uno puede ser consciente de la perdida solo
después de pasado mucho tiempo, debe ser cuidadosamente
preservado.
h- La ausencia de componentes: el no-amor: se refiere
simplemente a la ausencia de los tres componentes del amor, el
no amor, caracteriza muchas de las relaciones personales que
son simplemente interacciones casuales que no toman parte en el
amor ni en el cariño.
Curso de los componentes del amor: el curso del componente
INTIMIDAD del amor se basa en la teoría de las relaciones íntimas,
según Berscheid plantea que la emoción e las relaciones íntimas se
experimenta solamente como resultado de la interrupción de las
interacciones estereotipadas entre los miembros de la pareja. En otra
palabra, la ejecución de una acción esperada no nos hará sentir
ninguna emoción en particular, pero si nuestra pareja no ejecuta una
acción esperada seguramente sentiremos alguna emoción en
relación a ello.
El curso componente de la PASION en las relaciones intimas difiere
del de la intimidad, Solomon plantea que la motivación
experimentada a una persona o a un objeto es una función de dos
procesos opuestos subyacentes, el primero, proceso positivo se
desarrolla rápidamente pero también se desvanece; el segundo
proceso negativo u opuesto es lento en su desarrollo, pero también
en su desaparición. El componente pasional aparenta tener un gran
peso en el despertar psicológico y físico. Además, según esta teoría
podemos experimentar el surgimiento de la pasión inmediatamente
después de conocer a otra persona hacia la cual nos sentimos
atraídos, físicamente en otro sentido. Este despertar pasional se
incrementa, pero también alcanza rápidamente una cima, al llegar a
esta cima, una fuerza negativa comienza a actuar y literalmente se
opone a la pasión.
El componente de decisión y compromiso del amor en una relación
íntima depende en gran medida del éxito de esa relación.
Generalmente este nivel comienza de cero antes de conocer a la
persona y luego aumenta, muchas veces si la relación es duradera,
el aumento del compromiso de este componente será gradual al
principio y luego más rápido. Si la relación comienza a debilitarse el
compromiso empezara a declinar y si la relación fracasa el
compromiso puede desaparecer por completo.
Múltiples triángulos del amor: el amor no solo implica un triángulo
sino más bien, un gran número de triángulos de los cuales solo
algunos tienen un interés teórico y práctico. Los triángulos principales
son:
 Triángulos reales vs triángulos ideales: este ideal puede estar
basado en la experiencia en relaciones previas del mismo tipo
y en parte en las expectativas de lo que puede ser una
relación íntima. Las expectativas del potencial de una relación
pueden o no estar basadas en la realidad. Las áreas
superpuestas entre los triángulos reales y los ideales están
asociadas con la satisfacción en las relaciones íntimas,
mientras que las áreas no superpuestas están asociadas a la
insatisfacción. Somos felices cuando el nivel de compromiso
se aproxima a lo que deseamos ni más ni menos.
 Autopercepción vs exo- percepción de los triángulos: no existe
garantía de que este triangulo que representa nuestros
sentimientos sea experimentado por la otra persona de la
misma forma que lo experimentamos nosotros.
Triángulos de sentimientos vs triángulos de acciones: los sentimientos y las
actitudes pueden ser divergentes, pueden existir numerosas fuentes de
discrepancia entre los sentimientos de una persona por otra y el modo en que
la otra persona percibe esos sentimientos. Pero casi siempre una de las
fuentes mas poderosas es la incapacidad de expresar plenamente el amor
mediante las actitudes. Una cosa es sentir de un modo determinado, pero otra
completamente distinta es expresar esos sentimientos y solemos fracasar al
intentar comunicar esos sentimientos amorosos. Otra fuente de discrepancia es
el hecho de que ciertos actos realizados por una persona para demostrar amor
pueden no ser percibidos por la otra como tales, o pueden pasar inadvertidos.
Esta discrepancia puede deberse a un entorno o a una educación diferente,
mediante los que las personas llegan a comprender las conductas que
representan ciertas cosas.

texto 6: Fromm EL ARTE DE AMAR


Capítulo 1: ¿ES EL AMOR UN ARTE?
Premisas que sustentan que no hay que aprender del amor:

1. Para la mayoría de la gente, el problema del amor consiste


fundamentalmente en ser amado, y no en amar, no en la propia
capacidad de amar. Para alcanzar ese objetivo, siguen varios caminos.
Para los hombres, es tener éxito, ser tan poderoso y rico como lo
permita el margen social de la propia posición. Para las mujeres,
consiste en ser atractivas, por medio del cuidado del cuerpo, la ropa,
etc.Existen otras formas de hacerse atractivo, que utilizan tanto los
hombres como las mujeres, tales como tener modales agradables y
conversación interesante, ser útil, modesto, inofensivo.
2. El problema del amor es el de un objeto y no de una facultad. La gente
cree que amar es sencillo y lo difícil encontrar un objeto apropiado para
amar. Hay en la cultura contemporánea otro rasgo característico,
estrechamente vinculado con ese factor. Toda nuestra cultura está
basada en el deseo de comprar, en la idea de un intercambio
mutuamente favorable. La felicidad del hombre moderno consiste en la
excitación de contemplar las vidrieras de los negocios, y en comprar
todo lo que pueda, ya sea al contado o a plazos. El hombre (o la mujer)
considera a la gente en una forma similar. Una mujer o un hombre
atractivos son los premios que se quiere conseguir.
3. Confusión entre la experiencia inicial del «enamorarse» y la situación
permanente de «estar» enamorado, o, mejor dicho, de «permanecer»
enamorado. Si dos personas que son desconocidas la una para la otra,
como lo somos todos, dejan caer de pronto la barrera que las separa, y
se sienten cercanas, se sienten uno, ese momento de unidad constituye
uno de los más estimulantes y excitantes de la vida. Y resulta aún más
maravilloso y milagroso para aquellas personas que han vivido
encerradas, aisladas, sin amor. Sin embargo, tal tipo de amor es, por su
misma naturaleza, es poco duradero.

El primer paso a dar es tomar conciencia de que el amor es un arte, tal como
es un arte el vivir. Si deseamos aprender a amar debemos proceder en la
misma forma en que lo haríamos si quisiéramos aprender cualquier otro arte,
música, pintura, carpintería o el arte de la medicina o la ingeniería.
¿Cuáles son los pasos necesarios para aprender cualquier arte?
El proceso de aprender un arte puede dividirse convenientemente en dos
partes: una, el dominio de la teoría; la otra, el dominio de la práctica.

Capítulo 2: LA TEORÍA DEL AMOR


1. EL AMOR, LA RESPUESTA AL PROBLEMA DE LA EXISTENCIA
HUMANA

La necesidad más profunda del hombre es, entonces, la necesidad de superar


su separatidad, de abandonar la prisión de su soledad. El fracaso absoluto en
el logro de tal finalidad significa la locura.
El problema es el mismo para el hombre primitivo que habita en cavernas, el
nómada que cuida de sus rebaños, el pastor egipcio, el mercader fenicio, el
soldado romano, el monje medieval, el samurái japonés, el empleado y el
obrero modernos.
La respuesta varía. La solución puede alcanzarse por medio de la adoración de
animales, del sacrificio humano o las conquistas militares, por la complacencia
en la lujuria, el renunciamiento ascético, el trabajo obsesivo, la creación
artística, el amor a Dios y el amor al Hombre.
Las respuestas dependen, en cierta medida, del grado de individualización
alcanzado por el individuo.
Una forma de alcanzar tal objetivo consiste en diversas clases de estados
orgiásticos. Estos pueden tener la forma de un trance autoinducido, a veces
con la ayuda de drogas.
Mientras tales estados orgiásticos constituyen una práctica común en una tribu,
no producen angustia o culpa. Participar en ellos es correcto, e inclusive es
virtuoso, puesto que constituyen una forma compartida por todos, aprobada y
exigida por los médicos brujos o los sacerdotes; de ahí que no existan motivos
para sentirse culpable o avergonzado.
Todas las formas de unión orgiástica tienen tres características: son intensas,
incluso violentas; ocurren en la personalidad total, mente y cuerpo; son
transitorias y periódicas. Exactamente lo contrario ocurre en esa forma de
unión que está lejos de ser la solución que con mayor frecuencia eligió el
hombre en el pasado y en el presente: la unión basada en la conformidad con
el grupo, sus costumbres, prácticas y creencias. Volvemos a encontrar aquí
una evolución considerable.
Hoy en día, igualdad significa «identidad» antes que «unidad».
La solución plena está en el logro de la unión interpersonal, la fusión con otra
persona, en el amor.
Ese deseo de fusión interpersonal es el impulso más poderoso que existe en el
hombre. Constituye su pasión más fundamental, la fuerza que sostiene a la
raza humana, al clan, a la familia y a la sociedad.
A qué clase de unión nos referimos cuando hablamos de amor.
La unión simbiótica tiene su patrón biológico en la relación entre la madre
embarazada y el feto.
La forma pasiva de la unión simbiótica es la sumisión, o, para usar un término
clínico, el masoquismo.
La forma activa de la fusión simbiótica es la dominación, o, para utilizar el
término correspondiente a masoquismo, el sadismo.
En contraste con la unión simbolica, el amor maduro significa unión a condición
de preservar la propia integridad, la propia individualidad.
El amor es un poder activo en el hombre.
En el amor se da la paradoja de dos seres que se convierten en uno y, no
obstante, siguen siendo dos.
El amor es una actividad, no un afecto pasivo; es un «estar continuado», no un
«súbito arranque». En el sentido más general, puede describirse el carácter
activo del amor afirmando que amar es fundamentalmente dar, no recibir.
¿Qué es dar? Por simple que parezca la respuesta, está en realidad plena de
ambigüedades y complejidades.
La persona cuyo carácter no se ha desarrollado mas alla de la etapa
correspondiente a la orientación receptiva, experimenta de esa manera el acto
de dar.
En la esfera de las cosas materiales, dar significa ser rico.
Sin embargo, la esfera más importante del dar no es la de las cosas materiales,
sino el dominio de lo específicamente humano. ¿Qué le da una persona a otra?
Da de sí misma, de lo más precioso que tiene, de su propia vida.
Además del elemento de dar, el carácter activo del amor se vuelve evidente en
el hecho de que implica ciertos elementos básicos, comunes a todas las formas
del amor.
Esos elementos son: cuidado, responsabilidad, respeto y conocimiento.
Que el amor implica cuidado es especialmente evidente en el amor de una
madre por su hijo.
El amor es la preocupación activa por la vida y el crecimiento de lo que
amamos.
El cuidado y la preocupación implican otro aspecto del amor: el de la
responsabilidad. la responsabilidad, en su verdadero sentido, es un acto
enteramente voluntario, constituye mi respuesta a las necesidades, expresadas
o no, de otro ser humano. Ser «responsable» significa estar listo y dispuesto a
«responder». Jonás no se sentía responsable ante los habitantes de Nínive. El,
como
Caín, podía preguntar: «¿Soy yo el guardián de mi hermano?» La persona que
ama, responde. La vida de su hermano no es sólo asunto de su hermano, sino.
propio.
Siéntese tan responsable por sus semejantes como por sí mismo.
La responsabilidad podría degenerar fácilmente en dominación y posesividad,
si no fuera por un tercer componente del amor, el respeto.
Respetar significa preocuparse por que la otra persona crezca y se desarrolle
tal como es.
Respetar a una persona sin conocerla, no es posible; el cuidado y la
responsabilidad serían ciegos si no los guiara el conocimiento. El conocimiento
sería vacío si no lo motivara la preocupación.
Pero el conocimiento tiene otra relación, más fundamental, con el problema del
amor. La necesidad básica de fundirse con otra persona para trascender de
ese modo la prisión de la propia separatidad se vincula, de modo íntimo, con
otro deseo específicamente humano, el de conocer el «secreto del hombre».
Hay una manera, una manera desesperada, de conocer el secreto: es el poder
absoluto sobre otra persona; el poder que le hace hacer lo que queremos,
sentir lo que queremos, pensar lo que queremos; que la transforma en una
cosa, nuestra cosa, nuestra posesión.
Otro camino para conocer «el secreto» es el amor. El amor es la penetración
activa en la otra persona, en la que la unión satisface mi deseo de conocer. En
el acto de fusión, te conozco, me conozco a mí mismo, conozco a todos —y no
«conozco» nada—. Conozco de la única manera en que el conocimiento de lo
que está vivo le es posible al hombre —por la experiencia de la unión— no
mediante algún conocimiento proporcionado por nuestro pensamiento.
El anhelo de conocernos a nosotros mismos y de conocer a nuestros
semejantes fue expresado en el lema délfico: «Conócete a ti mismo.» Tal es la
fuente primordial de toda psicología.
El problema de conocer al hombre es paralelo al problema religioso de conocer
a Dios.
La experiencia de la unión, con el hombre, o, desde un punto de vista religioso,
con Dios, no es en modo alguno irracional. Por el contrario, y como lo señaló
Albert Schweitzer, es la consecuencia del racionalismo, su consecuencia más
audaz y radical. Se basa en nuestro conocimiento de las limitaciones
fundamentales, y no accidentales, de nuestro conocimiento. Es el conocimiento
de que nunca «captaremos» el secreto del hombre y del universo, pero que
podemos conocerlos, sin embargo, en el acto de amar. La psicología como
ciencia tiene limitaciones, y así como la consecuencia lógica de la teología es
el misticismo, así la consecuencia última de la psicología es el amor.
Cuidado, responsabilidad, respeto y conocimiento son mutuamente
interdependientes. Constituyen un síndrome de actitudes que se encuentran en
la persona madura; que ha adquirido humildad basada en esa fuerza interior
que sólo la genuina actividad productiva puede proporcionar.
Hasta ahora he hablado sobre el amor como forma de superar la separatidad
humana, como la realización del anhelo de unión. Pero por encima de la
necesidad universal, existencial, de unión, surge otra más específica y de
orden biológico: el deseo de unión entre los polos masculino y femenino. La
idea de tal polarización está notablemente expresada en el mito de que,
originariamente, el hombre y la mujer fueron uno, que los dividieron por la mitad
y que, desde entonces, cada hombre busca la parte femenina de sí mismo que
ha perdido, para unirse nuevamente con ella.

La polaridad masculino-femenina es también la base de la creatividad


interpersonal. Ello se evidencia biológicamente en el hecho de que la unión del
esperma y el óvulo constituyen la base para el nacimiento de un niño. Y la
situación es la misma en el dominio puramente psíquico; en el amor entre
hombre y mujer, cada uno vuelve a nacer.
Idéntica polaridad entre el principio masculino y el femenino existe en la
naturaleza; no sólo, como es notorio, en los animales y las plantas, sino en la
polaridad de dos funciones fundamentales, la de recibir y la de penetrar. Es la
polaridad de la tierra y la lluvia, del río y el océano, de la noche y el día, de la
oscuridad y la luz, de la materia y el espíritu.
El problema de la polaridad hombre-mujer lleva a ciertas consideraciones
ulteriores sobre la cuestión del amor y el sexo.

2. EL AMOR ENTRE PADRES E HIJOS


Al nacer, el infante sentiría miedo de morir si un gracioso destino no lo
protegiera de cualquier conciencia de la angustia implícita en la separación de
la madre y de la existencia intrauterina. Aun después de nacer, el infante es
apenas diferente de lo que era antes del nacimiento; no puede reconocer
objetos, no tiene aún conciencia de sí mismo, ni del mundo como algo exterior
a él. Sólo siente la estimulación positiva del calor y el alimento, y todavía no los
distingue de su fuente: la madre.
Cuando el niño crece y se desarrolla, se vuelve capaz de percibir las cosas
como son; la satisfacción de ser alimentado se distingue del pezón, el pecho de
la madre.
Aprende a percibir muchas otras cosas como diferentes, como poseedoras de
una existencia propia: En ese momento empieza a darles nombres. Al mismo
tiempo aprende a manejarlas;
Aprende a manejar a la gente; que la mamá sonríe cuando él come; que lo alza
en sus brazos cuando llora; que lo alaba cuando mueve el vientre.
Para utilizar una fórmula más general: me aman por lo que soy, o quizá más
exactamente, me aman porque soy.
Para la mayoría de los niños entre los ocho y medio a los diez años[11], el
problema consiste casi exclusivamente en ser amado —en ser amado por lo
que se es —. Antes de esa edad, el niño aún no ama; responde con gratitud y
alegría al amor que se le brinda. A esa altura del desarrollo infantil, aparece en
el cuadro un nuevo factor: un nuevo sentimiento de producir amor por medio de
la propia actividad.
El amor infantil sigue el principio: «Amo porque me aman». El amor maduro
obedece al principio: «Me aman porque amo». El amor inmaduro dice: «Te amo
porque te necesito». El amor maduro dice: «Te necesito porque te amo».
En estrecha relación con el desarrollo de la capacidad de amar está la
evolución del objeto amoroso. En los primeros meses y años de la vida, la
relación más estrecha del niño es la que tiene con la madre.
Pero día a día se hace más independiente: aprende a caminar, a hablar, a
explorar el mundo por su cuenta; la relación con la madre pierde algo de su
significación vital; en cambio, la relación con el padre se torna cada vez más
importante.
El amor incondicional corresponde a uno de los anhelos más profundos, no
sólo del niño, sino de todo ser humano; por otra parte, que nos amen por los
propios méritos, porque uno se lo merece, siempre crea dudas; quizá no
complací a la persona que quiero que me ame, quizás eso, quizás aquello —
siempre existe el temor de que el amor desaparezca—.
La relación con el padre es enteramente distinta. La madre es el hogar de
donde venimos, la naturaleza, el suelo, el océano; el padre no representa un
hogar natural de ese tipo. Significa el otro polo de la existencia humana; el
mundo del pensamiento, de las cosas hechas por el hombre, de la ley y el
orden, de la disciplina, los viajes y la aventura. El padre es el que enseña al
niño, el que le muestra el camino hacia el mundo.
Eventualmente, la persona madura llega a la etapa en que es su propio padre y
su propia madre. Tiene, por así decirlo, una conciencia materna y paterna. La
conciencia materna dice: «No hay ningún delito, ningún crimen, que pueda
privarte de mi amor, de mi deseo de que vivas y seas feliz». La conciencia
paterna dice: «Obraste mal, no puedes dejar de aceptar las consecuencias de
tu mala acción, y, especialmente, debes cambiar si quieres que te aprecie».

3. LOS OBJETOS AMOROSOS

Diversos tipos de amor, para superar la angustia de la separatidad ya que la


base de nuestra necesidad de amar esta en la experiencia de la esta
separatidad.

a. Amor fraternal: Por él se entiende el sentido de responsabilidad, cuidado,


respeto y conocimiento con respecto a cualquier otro ser humano, el deseo de
promover su vida. El amor fraternal se basa en la experiencia de que todos
somos uno.

b. Amor materno: En la medida en que sigue sintiendo al niño como una parte
suya, el amor y la infatuación pueden satisfacer su narcisismo. Otra motivación
radica en el deseo de poder o de posesión de la madre. El niño, desvalido y
sometido por entero a su voluntad, constituye un objeto natural de satisfacción
para una mujer dominante y posesiva.
Si bien aparecen con frecuencia, tales motivaciones no son probablemente tan
importantes y universales como la que podemos llamar necesidad de
trascendencia.
Tal necesidad de trascendencia es una de las necesidades básicas del
hombre, arraigada en el hecho de su autoconciencia, en el hecho de que no
está satisfecho con el papel de la criatura, de que no puede aceptarse a sí
mismo como un dado arrojado fuera del cubilete. Necesita sentirse creador, ser
alguien que trasciende el papel pasivo de ser creado. Hay muchas formas de
alcanzar esa satisfacción en la creación; la más natural, y también la más fácil
de lograr, es el amor y el cuidado de la madre por su creación. Ella se
trasciende en el niño; su amor por él da sentido y significación a su vida.
Pero el niño debe crecer. Debe emerger del vientre materno, del pecho de la
madre; eventualmente, debe convertirse en un ser humano completamente
separado.
El amor maternal por el niño que crece, amor que no desea nada para sí, es
quizá la forma de amor más difícil de lograr, y la más engañosa, a causa de la
facilidad con que una madre puede amar a su pequeño.

c. Amor erótico: el anhelo de fusión completa, de unión con una única otra
persona. Por su propia naturaleza, es exclusivo y no universal; es también,
quizá, la forma de amor más engañosa que existe.
El deseo sexual tiende a la fusión —y no es en modo alguno sólo un apetito
físico, el alivio de una tensión penosa—. Pero el deseo sexual puede ser
estimulado por la angustia de la soledad, por el deseo de conquistar o de ser
conquistado, por la vanidad, por el deseo de herir y aun de destruir, tanto como
por el amor.
Si el deseo de unión física no está estimulado por el amor, si el amor erótico no
es a la vez fraterno, jamás conduce a la unión salvo en un sentido orgiástico y
transitorio.
En el amor erótico hay una exclusividad que falta en el amor fraterno y en el
materno. Ese carácter exclusivo requiere un análisis más amplio. La
exclusividad del amor erótico suele interpretarse erróneamente como una
relación posesiva. Es frecuente encontrar dos personas «enamoradas» la una
de la otra que no sienten amor por nadie más. Su amor es, en realidad, un
egoísmo à deux; son dos seres que se identifican el uno con el otro, y que
resuelven el problema de la separatidad convirtiendo al individuo aislado en
dos.
El amor erótico es exclusivo, pero ama en la otra persona a toda la humanidad,
a todo lo que vive. Es exclusivo sólo en el sentido de que puedo fundirme plena
e intensamente con una sola persona.
El amor erótico, si es amor, tiene una premisa. Amar desde la esencia del ser
—y vivenciar a la otra persona en la esencia de su ser—. En esencia, todos los
seres humanos son idénticos. Somos todos parte de Uno; somos Uno.
En la cultura occidental contemporánea, tal idea parece totalmente falsa.
Supónese que el amor es el resultado de una reacción espontánea y
emocional, de la súbita aparición de un sentimiento irresistible.
Se pasa así por alto un importante factor del amor erótico, el de la voluntad.
Tomando en cuenta esos puntos de vista, cabe llegar a la conclusión de que el
amor es exclusivamente un acto de la voluntad y un compromiso, y de que, por
lo tanto, en esencia no importa demasiado quiénes son las dos personas.

d. Amor a sí mismo: La idea expresada en el bíblico «Ama a tu prójimo como


a ti mismo», implica que el respeto por la propia integridad y unicidad, el amor y
la comprensión del propio sí mismo, no pueden separarse del respeto, el amor
y la comprensión del otro individuo. El amor a sí mismo está inseparablemente
ligado al amor a cualquier otro ser.
No sólo los demás, sino nosotros mismos, somos «objeto» de nuestros
sentimientos y actitudes; las actitudes para con los demás y para con nosotros
mismos, lejos de ser contradictorias, son básicamente conjuntivas. En lo que
toca al problema que examinamos, eso significa: el amor a los demás y el amor
a nosotros mismos no son alternativas. Por el contrario, en todo individuo
capaz de amar a los demás se encontrará una actitud de amor a sí mismo. El
amor, en principio, es indivisible en lo que atañe a la conexión entre los
«objetos» y el propio ser. Amar a alguien es la realización y concentración del
poder de amar.
De ello se deduce que mi propia persona debe ser un objeto de mi amor al
igual que lo es otra persona. La afirmación de la vida, felicidad, crecimiento y
libertad propios, está arraigada en la propia capacidad de amar, esto es, en el
cuidado, el respeto, la responsabilidad y el conocimiento.
El egoísmo y el amor a sí mismo, lejos de ser idénticos, son realmente
opuestos. El individuo egoísta no se ama demasiado, sino muy poco; en
realidad, se odia.
Es verdad que las personas egoístas son incapaces de amar a los demás, pero
tampoco pueden amarse a sí mismas.
Esta teoría de la naturaleza del egoísmo surge de la experiencia psicoanalítica
con la «generosidad» neurótica, un síntoma de neurosis observado en no
pocas personas, que habitualmente no están perturbadas por ese síntoma, sino
por otros relacionados con él, como depresión, fatiga, incapacidad de trabajar,
fracaso en las relaciones amorosas, etc.
La persona «generosa» «no quiere nada para sí misma»; «sólo vive para los
demás», está orgullosa de no considerarse importante.
La labor analítica demuestra que esa generosidad no es algo aparte de los
otros síntomas, sino uno de ellos —de hecho, muchas veces es el más
importante—; que la capacidad de amar o de disfrutar de esa persona está
paralizada; que está llena de hostilidad hacia la vida y que, detrás de la
fachada de generosidad, se oculta un intenso egocentrismo, sutil, pero no por
ello menos intenso. Esa persona sólo puede curarse si también su generosidad
se interpreta como un síntoma junto con los demás, de modo que su falta de
productividad, que está en la raíz de su generosidad y de las otras
perturbaciones, pueda corregirse.
«Si te amas a ti mismo, amas a todos los demás como a ti mismo. Mientras
ames a otra persona menos que a ti mismo, no lograrás realmente amarte,
pero si amas a todos por igual, incluyéndote a ti, los amarás como una sola
persona y esa persona es a la vez Dios y el hombre. Así, pues, es una persona
grande y virtuosa la que amándose a sí misma, ama igualmente a todos los
demás».

e. Amor a Dios: La forma religiosa del amor, lo que se denomina amor a Dios,
es, desde el punto de vista psicológico, de índole similar. Surge de la
necesidad de superar la separatidad y lograr la unión. En realidad, el amor a
Dios tiene tantos aspectos y cualidades distintos como el amor al hombre —y
en gran medida encontramos en él las mismas diferencias—.
Dios representa el valor supremo, el bien más deseable.
El aspecto patriarcal me hace amar a Dios como a un padre; supongo que es
justo y severo, que castiga y recompensa; y, evidentemente, que me elegirá
como hijo favorito, tal como Dios eligió a Abraham-Israel, como Isaac eligió a
Jacob, como Dios elige a su pueblo favorito. En el aspecto matriarcal de la
religión, amo a Dios como a una madre omnímoda. Tengo fe en su amor y sé
que pese a cuan pobre e impotente sea, a cuanto haya pecado, me amará y no
amará a ninguno de sus otros hijos más que a mí; que me ocurra lo que me
ocurriere, me rescatará, me salvará, me perdonará. Innecesario es decir que mi
amor a Dios y el amor de Dios a mi son inseparables. Si Dios es un padre, me
ama como a un hijo, y yo lo amo como a un padre. Si Dios es una madre, este
hecho determina su amor y mi amor.
En el sistema religioso occidental predominante, el amor a Dios es
esencialmente lo mismo que la fe en Dios, en su existencia, en su justicia, en
su amor. El amor a Dios es fundamentalmente una experiencia mental. En las
religiones orientales y en el misticismo, el amor a Dios es una intensa
experiencia afectiva de unidad, inseparablemente ligada a la expresión de ese
amor en cada acto de la vida.

Capítulo 3: EL AMOR Y SU DESINTEGRACIÓN EN LA SOCIEDAD


OCCIDENTAL CONTEMPORÁNEA

El problema humano del capitalismo moderno puede formularse de la siguiente


manera:
El capitalismo moderno necesita hombres que cooperen mansamente y en
gran número; que quieran consumir cada vez más; y cuyos gustos estén
estandarizados y pueda modificarse y anticiparse fácilmente.
¿Cuál es el resultado? El hombre moderno está enajenado de sí mismo, de sus
semejantes y de la naturaleza.[39] Se ha transformado en un artículo,
experimenta sus fuerzas vitales como una inversión que debe producirle el
máximo de beneficios posible en las condiciones imperantes en el mercado.
El hombre moderno está actualmente muy cerca de la imagen que Huxley
describe en Un mundo feliz: bien alimentado, bien vestido, sexualmente
satisfecho, y no obstante sin yo, sin contacto alguno, salvo el más superficial,
con sus semejantes, guiado por los lemas que Huxley formula tan
sucintamente, tales como: «Cuando el individuo siente, la comunidad
tambalea»; o: «Nunca dejes para mañana la diversión que puedes conseguir
hoy»; o, como afirmación final: «Todo el mundo es feliz hoy en día». La
felicidad del hombre moderno consiste en «divertirse».
La situación en lo que atañe al amor corresponde, inevitablemente, al carácter
social del hombre moderno. Los autómatas no pueden amar, pueden
intercambiar su «bagaje de personalidad» y confiar en que la transacción sea
equitativa. Una de las expresiones más significativas del amor, y en especial
del matrimonio con esa estructura enajenada, es la idea del «equipo».
Así, el consejero matrimonial nos dice que el marido debe «comprender» a su
mujer y ayudarla.
Ese tipo de relaciones no significa otra cosa que una relación bien aceitada
entre dos personas que siguen siendo extrañas toda su vida, que nunca logran
una «relación central», sino que se tratan con cortesía y se esfuerzan por hacer
que el otro se sienta mejor.
En ese concepto del amor y el matrimonio, lo más importante es encontrar un
refugio de la sensación de soledad que, de otro modo, sería intolerable. En el
«amor» se encuentra, al fin, un remedio para la soledad. Se establece una
alianza de dos contra el mundo, y se confunde ese egoísmo à deux con amor e
intimidad.
En los años que siguieron a la Primera Guerra Mundial, Creíase que las causas
de los frecuentes fracasos matrimoniales obedecían a que la pareja no había
logrado una adecuada "adaptación sexual".

El amor no es el resultado de la satisfacción sexual adecuada; por el contrario,


la felicidad sexual —y aun el conocimiento de la llamada técnica sexual— es el
resultado del amor.
El problema radica en las inhibiciones que impiden amar. El temor o el odio al
otro sexo están en la raíz de las dificultades que impiden a una persona
entregarse por completo, actuar espontáneamente, confiar en el compañero
sexual, en lo inmediato y directo de la unión sexual.
Pero hechos clínicos obvios muestran que los hombres —y las mujeres— que
dedican su vida a la satisfacción sexual sin restricciones no son felices, y que a
menudo sufren graves síntomas y conflictos neuróticos. La gratificación
completa de todas las necesidades instintivas no sólo no constituye la base de
la felicidad, sino que ni siquiera garantiza la salud mental.
¿Qué significado tienen el amor y la intimidad en el concepto de Sullivan?
«Intimidad es un tipo de situación que comprende a dos personas y que
permite la validación de todos los componentes de la excelencia personal. Tal
validación requiere un tipo de relación que llamo colaboración, entendiendo por
ella adaptaciones formuladas de la propia conducta a necesidades manifiestas
de la otra persona, en persecución de satisfacciones cada vez más idénticas —
esto es, satisfacciones cada vez más mutuas, y para el mantenimiento de
operaciones de seguridad más y más similares.»[45] Si liberamos ese pasaje
de su lenguaje algo complicado, la esencia del amor se ve en una situación de
colaboración, en la que dos personas sienten: «Seguimos las reglas del juego
para conservar nuestro prestigio y sentimiento de superioridad y mérito».
Es la descripción de un «egotismo à deux», de dos personas que aman sus
intereses comunes y se unen frente a un mundo hostil y enajenado. En
realidad, su definición de la intimidad es en principio válida para el sentimiento
de cualquier equipo cooperativo, en el que todos «adaptan su conducta a las
necesidades manifiestas de la otra persona, en persecución de finalidades
comunes» (es notable que Sullivan hable aquí de necesidades manifiestas,
cuando lo menos que puede decirse del amor es que implica una reacción a las
necesidades inexpresadas entre dos seres).
El amor como satisfacción sexual recíproca, y el amor como «trabajo en
equipo» y como un refugio de la soledad, constituyen las dos formas
«normales» de la desintegración del amor en la sociedad occidental
contemporánea, de la patología del amor socialmente determinado.
Otra forma de amor neurótico consiste en el uso de mecanismos proyectivos a
fin de evadirse de los problemas propios y concentrarse, en cambio, en los
defectos y flaquezas de la persona «amada». Los individuos se comportan en
ese sentido de manera muy similar a los grupos, naciones o religiones. Son
muy sutiles para captar hasta los menores defectos de la otra persona y viven
felices ignorando los propios, siempre ocupados tratando de acusar o reformar
a la otra persona.

Capítulo 4: LA PRÁCTICA DEL AMOR

La práctica de cualquier arte tiene ciertos requisitos generales. En primer lugar,


la práctica de un arte requiere disciplina. Nunca haré nada bien si no lo hago de
una manera disciplinada; cualquier cosa que haga sólo porque estoy en el
«estado de ánimo apropiado», puede constituir un «hobby» agradable o
entretenido, mas nunca llegaré a ser un maestro en ese arte.
El que la concentración es condición indispensable para el dominio de un arte
no necesita demostración.
Un tercer factor es la paciencia. Repetimos que quien haya tratado alguna vez
de dominar un arte sabe que la paciencia es necesaria para lograr cualquier
cosa. Si aspiramos a obtener resultados rápidos, nunca aprendemos un arte.
Eventualmente, otra condición para aprender cualquier arte es una
preocupación suprema por el dominio del arte. Si el arte no es algo de suprema
importancia, el aprendiz jamás lo dominará. Seguirá siendo, en el mejor de los
casos, un buen aficionado, pero nunca un maestro. Esta condición es tan
necesaria para el arte de amar como para cualquier otro.
En lo que respecta al arte de amar, ello significa que quien aspire a convertirse
en un maestro debe comenzar por practicar la disciplina, la concentración y la
paciencia a través de todas las fases de su vida.

¿Cómo se practica la disciplina?


Es esencial que la disciplina no se practique como una regla impuesta desde
afuera, sino que se convierta en una expresión de la propia voluntad; que se
sienta como algo agradable, y que uno se acostumbre lentamente a un tipo de
conducta que puede llegar a extrañar si deja de practicarla. Uno de los
aspectos lamentables de nuestro concepto occidental de la disciplina (como de
toda virtud) es que se supone que su práctica debe ser algo penosa y sólo si es
penosa es «buena».
La concentración es, con mucho, más difícil de practicar en nuestra cultura, en
la que todo parece estar en contra de la capacidad de concentrarse. El paso
más importante para llegar a concentrarse es aprender a estar solo con uno
mismo sin leer, escuchar la radio, fumar o beber. Sin duda, ser capaz de
concentrarse significa poder estar solo con uno mismo —y esa habilidad es
precisamente una condición para la capacidad de amar—.
Paradójicamente, la capacidad de estar solo es la condición indispensable para
la capacidad de amar.
Además, hay que aprender a concentrarse en todo lo que uno hace, sea
escuchar música, leer un libro, hablar con una persona, contemplar un paisaje.
En ese momento, la actividad debe ser lo único que cuenta, aquello a lo que
uno se entrega por completo.
Concentrarse en la relación con otros significa fundamentalmente poder
escuchar.
Estar concentrado significa vivir plenamente en el presente, en el aquí y el
ahora, y no pensar en la tarea siguiente mientras estoy realizando otra.
Es imposible aprender a concentrarse sin hacerse sensible a uno mismo. ¿Qué
significa eso? ¿Que hay que pensar continuamente en uno mismo,
«analizarse», o qué? Si habláramos de ser sensible a una máquina, no habría
dificultad para explicar lo que eso significa. Cualquiera que, por ejemplo,
maneja un auto, es sensible a él.
Advierte hasta un pequeño ruido inusual, o un insignificante cambio de la
aceleración del motor. De la misma forma, el conductor es sensible a las
irregularidades en la superficie del camino, a los movimientos de los coches
que van detrás y delante de él.
Sin embargo, no piensa en todos esos factores; su mente se encuentra en
estado de serenidad vigilante, abierta a todos los cambios relacionados con la
situación en la que está concentrado: manejar el coche sin peligro.
Si consideramos la situación de ser sensible a otro ser humano, encontramos
el ejemplo más obvio en la sensibilidad y correspondencia de una madre para
con su hijo. Ella nota ciertos cambios corporales, exigencias y angustias, antes
de que el niño los manifieste abiertamente. Se despierta porque su hijo llora, si
bien otro sonido más fuerte no hubiera interrumpido su sueño. Todo eso
significa que es sensible a las manifestaciones de la vida del niño; no está
ansiosa ni preocupada, sino en un estado de equilibrio alerta, receptivo de
cualquier comunicación significativa proveniente del niño.
La persona media es sensible a sus procesos corporales; advierte los cambios
y los más insignificantes dolores; ese tipo de sensibilidad corporal es
relativamente fácil de experimentar, porque la mayoría de las personas tienen
una imagen de lo que es sentirse bien.
Hasta aquí me he referido a las condiciones para la práctica de cualquier arte.
Examinaré ahora las cualidades de particular importancia para la capacidad de
amar.
De acuerdo con lo dicho sobre la naturaleza del amor, la condición fundamental
para el logro del amor es la superación del propio narcisismo.
El polo opuesto del narcisismo es la objetividad; es la capacidad de ver a la
gente y las cosas tal como son, objetivamente, y poder separar esa imagen
objetiva de la imagen formada por los propios deseos y temores.
El insano o el soñador carecen completamente de una visión objetiva del
mundo exterior; pero todos nosotros somos más o menos insanos, o estamos
más o menos dormidos; todos nosotros tenemos una visión no objetiva del
mundo, que está deformada por nuestra orientación narcisista. ¿Es necesario
dar ejemplos?
Una mujer, por ejemplo, llama al médico, diciendo que quiere visitarlo en su
consultorio esa tarde. El médico responde que no tiene tiempo ese día, pero
que puede atenderla al día siguiente. La respuesta de la mujer es: «Pero,
doctor, vivo sólo a cinco minutos de su consultorio». No puede entender la
explicación del médico de que a él no le ahorra tiempo que la distancia sea tan
corta. Ella experimenta la situación narcisísticamente: puesto que ella ahorra
tiempo, él ahorra tiempo; para ella, la única realidad es ella misma.
La facultad de pensar objetivamente es la razón; la actitud emocional que
corresponde a la razón es la humildad. Ser objetivo, utilizar la propia razón,
sólo es posible si se ha alcanzado una actitud de humildad, si se ha emergido
de los sueños de omnisciencia y omnipotencia de la infancia.
En los términos de este análisis de la práctica del arte de amar, ello significa:
puesto que el amor depende de la ausencia relativa del narcisismo, requiere el
desarrollo de humildad, objetividad y razón. Toda la vida debe estar dedicada a
esa finalidad. La humildad y la objetividad son indivisibles, tal como lo es el
amor. No puedo ser verdaderamente objetivo con respecto a mi familia si no
puedo serlo con un extraño, y viceversa. Si quiero aprender el arte de amar,
debo esforzarme por ser objetivo en todas las situaciones y hacerme sensible a
la situación frente a la que no soy objetivo. Debo tratar de ver la diferencia
entre mi imagen de una persona y de su conducta, tal como resulta de la
deformación narcisista, y la realidad de esa persona tal como existe
independientemente de mis intereses, necesidades y temores. La adquisición
de la capacidad de ser objetivo y de la razón, representa la mitad del camino
hacia el dominio del arte de amar, pero debe abarcar a todos los que están en
contacto conmigo.
La capacidad de amar depende de la propia capacidad para superar el
narcisismo y la fijación incestuosa a la madre y al clan; depende de nuestra
capacidad de crecer, de desarrollar una orientación productiva en nuestra
relación con el mundo y con nosotros mismos. Tal proceso de emergencia, de
nacimiento, de despertar, necesita de una cualidad como condición necesaria:
fe. La práctica del arte de amar requiere la práctica de la fe.
Aun para empezar a comprender el problema de la fe es necesario diferenciar
la fe racional de la irracional. Al hablar de fe irracional me refiero a la creencia
(en una persona o una idea) que se basa en la sumisión a una autoridad
irracional. Por el contrario, la fe racional es una convicción arraigada en la
propia experiencia mental o afectiva. La fe racional no es primariamente una
creencia en algo, sino la cualidad de certeza y firmeza que poseen nuestras
convicciones. La fe es un rasgo caracterológico que penetra toda la
personalidad, y no una creencia específica.
En igual sentido, tenemos fe en nosotros mismos. Tenemos conciencia de la
existencia de un yo, de un núcleo de nuestra personalidad que es inmutable y
que persiste a través de nuestra vida, no obstante las circunstancias
cambiantes y con independencia de ciertas modificaciones de nuestros
sentimientos y opiniones. Ese núcleo constituye la realidad que sustenta a la
palabra «yo», la realidad en la que se basa nuestra convicción de nuestra
propia identidad.
Otro aspecto de la fe en otra persona refiérese a la fe que tenemos en las
potencialidades de los otros. La forma más rudimentaria en que se manifiesta
es la fe que tiene la madre en su hijo recién nacido: en que vivirá, crecerá,
caminará y hablará.
Sin embargo, el desarrollo del niño en ese sentido se produce con tal. La fe en
los demás culmina en la fe en la humanidad.
La base de la fe racional es la productividad; vivir de acuerdo con nuestra fe,
significa vivir productivamente.
Creer en el poder que existe es lo mismo que creer en el desarrollo de las
potencialidades aún no realizadas.
No hay una fe racional en el poder.
Tener fe requiere coraje, la capacidad de correr un riesgo, la disposición a
aceptar incluso el dolor y la desilusión.
Entonces reconoceremos también que mientras tememos conscientemente no
ser amados, el temor real, aunque habitualmente inconsciente, es el de amar.
Amar significa comprometerse sin garantías, entregarse totalmente con la
esperanza de producir amor en la persona amada. El amor es un acto de fe, y
quien tenga poca fe también tiene poco amor.
Una actitud, indispensable para la práctica del arte de amar, que hasta ahora
sólo hemos mencionado de modo implícito, debe examinarse explícitamente
ahora, pues es funda mental: la actividad. He dicho antes que actividad no
significa «hacer algo», sino una actividad interior, el uso productivo de los
propios poderes. El amor es una actividad; si amo, estoy en un constante
estado de preocupación activa por la persona amada, pero no sólo por ella.
El examen del arte de amar no puede limitarse al dominio personal de la
adquisición y desarrollo de las características y aptitudes que hemos descrito
en este capítulo. Está inseparablemente relacionado con el dominio social. Si
amar significa tener una actitud de amor hacia todos, si el amor es un rasgo
caracterológico, necesariamente debe existir no sólo en las relaciones con la
propia familia y los amigos, sino también para con los que están en contacto
con nosotros a través del trabajo, los negocios, la profesión. No hay una
«división del trabajo» entre el amor a los nuestros y el amor a los ajenos. Por el
contrario, la condición para la existencia del primero es la existencia del
segundo.
El principio sobre el que se basa la sociedad capitalista y el principio del amor
son incompatibles. Pero la sociedad moderna en su aspecto concreto es un
fenómeno complejo. El vendedor de un artículo inútil, por ejemplo, no puede
operar económicamente sin mentir; un obrero especializado, un químico o un
médico pueden hacerlo. De manera similar, un granjero, un obrero, un maestro
y muchos tipos de hombres de negocios pueden tratar de practicar el amor sin
dejar de funcionar económicamente. Aun si aceptamos que el principio del
capitalismo es incompatible con el principio del amor, debemos admitir que el
«capitalismo» es, en sí mismo, una estructura compleja y continuamente
cambiante, que incluso permite una buena medida de disconformidad y libertad
personal.
La gente capaz de amar, en el sistema actual, constituye por fuerza la
excepción; el amor es inevitablemente un fenómeno marginal en la sociedad
occidental contemporánea. No tanto porque las múltiples ocupaciones no
permiten una actitud amorosa, sino porque el espíritu de una sociedad
dedicada a la producción y ávida de artículos es tal que sólo el no conformista
puede defenderse de ella con éxito.
Nuestra sociedad está regida por una burocracia administrativa, por políticos
profesionales; los individuos son motivados por sugestiones colectivas; su
finalidad es producir más y consumir más, como objetivos en sí mismos.
Si el hombre quiere ser capaz de amar, debe colocarse en su lugar supremo.
La máquina económica debe servirlo, en lugar de ser él quien esté a su
servicio. Debe capacitarse para compartir la experiencia, el trabajo, en vez de
compartir, en el mejor de los casos, sus beneficios. La sociedad debe
organizarse en tal forma que la naturaleza social y amorosa del hombre no esté
separada de su existencia social, sino que se una a ella.
Hablar del amor no es «predicar», por la sencilla razón de que significa hablar
de la necesidad fundamental y real de todo ser humano.
Que esa necesidad haya sido oscurecida no significa que no exista. Analizar la
naturaleza del amor es descubrir su ausencia general en el presente y criticar
las condiciones sociales responsables de esa ausencia. Tener fe en la
posibilidad del amor como un fenómeno social y no sólo excepcional e
individual, es tener una fe racional basada en la comprensión de la naturaleza
misma del hombre.

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