Está en la página 1de 3

¿Cuál ha sido su peor experiencia por no saber hablar inglés?

La peor experiencia provino de creer que sabía inglés, sin realmente saber inglés.
Estaba yo trabajando en Los Angeles en un grupo de limpieza para un edificio, y mi jefa (una güerita
guapísima) estaba repartiendo las tareas para llevarse a cabo esa mañana.
Me miró y preguntó:
--Do you know where the backstairs is? (¿Sabes dónde está la escalera de atrás?)
--Yeah! (¡Sí!)
(En ese momento sí entendí “stairs” y pude imaginarme a qué se refería porque señaló a la parte de
atrás del edificio).
--Go and sweep the horseshoe next to it (Ve a barrer la bahía de ascenso y descenso que se encuentra
junto a ella).
Nomás que yo sólo vagamente registré “backstairs”, no tenía ni idea de qué era horseshoe, aunque
entendía “horse” y “shoe”.
No relacioné esto (la bahía de carga y descarga):

con esto:
ni esto:

con esto:

Así es evidente el parecido: es obvio que en este caso, dicha bahía se define por su forma similar al
“zapato de caballo” o herradura.

La chica hablaba rapidísimo para mi nivel de inglés.


En ese momento, yo me sentía la salsa más picosa de la fonda, mi burbuja se sostenía inflada porque
había yo estudiado un inglés suficiente para traducir textos con fluidez, para leer en silencio (en
realidad, con una pronunciación horrible), había tomado 2 talleres de poesía así que mi redacción en
español era más que aceptable, conocía bastante de gramática inglesa y española, podía hasta buscar
raíces del indoeuropeo.
Pero era incapaz de darme cuenta de que nada de eso me había preparado para entender una simple
orden y en mi soberbia pretendí entender, en lugar de entender. No puse en duda, por no parecer
ignorante lo que se me dijo.
¡Así que barrí las escaleras!
Cuando estaba terminando de trapear “mis” escaleras (era yo bastante eficiente, en ese tiempo) llegó un
joven a decirme algo así como “this is my cleaning station” (“es ésta mi estación de limpieza”) y algo
así como “this is my task” (“es mi tarea”). Protesté de inmediato así que llamó a nuestra jefa quien vino
de inmediato y ¡me puso como al perico! ¡No me la acababa! No me imaginaba que una chica
norteamericana pudiera usar ese lenguaje de peladeces que adquiere primero y antes que ningún otro,
cualquier migrante, sin estudiar.
Aprendí ese día que tenía que partir de cero, que tenía que asumir que no sabía yo nada de inglés y que
tenía que evitar dar por sentado cualquier conocimiento sin haber verificado que realmente entendía y
conocía de que se trataba. Me convertí en un estudiante muy cuidadoso que desde entonces se asegura
de saber de qué está hablando y de si ha entendido o no lo que se está diciendo. Exijo lo mismo a cada
alumno mío (lo que a algunos no les sienta tan bien).

También podría gustarte