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1. INTRODUCCIÓN
Este modelo presenta como valor nuclear la autonomía, entendiéndola como capacidad y
como derecho de todas las personas, incluidas aquellas que presentan un deterioro cognitivo.
La aplicación práctica de este modelo dentro del ámbito residencial ha demostrado tener
múltiples beneficios, sin embargo, también debemos tener en cuenta las limitaciones con las
que puede encontrarse este modelo en este tipo de organizaciones y los retos y riesgos que
conlleva para los profesionales que deben aplicarlo, por eso es necesario que para poder
asumir este modelo tengamos en cuenta algunas consideraciones sobre el mismo, y que
conozcamos las bases sobre las que se sustenta, sus características y su metodología.
- Enfoque
- Modelo conceptual
- Metodología
1. Todas las personas tienen dignidad. Con independencia de la edad, las enfermedades, el
estado cognitivo o el grado de discapacidad o dependencia las personas mayores son
poseedoras de dignidad. Por tanto, deben ser tratadas con igual consideración y respeto que
las demás.
2. Cada persona es única. Ninguna persona mayor es igual a otra. Cada persona tiene su propio
proyecto vital. Por tanto, la atención personalizada es imprescindible.
3. La biografía es la razón esencial de la singularidad. La biografía es lo que convierte en única a
cada persona mayor. Por tanto, ésta se convierte en el referente básico del plan de atención.
4. Las personas tienen derecho a controlar su propia vida. La persona mayor se considera
como un agente activo y protagonista de su proceso de atención. Esto quiere decir que se
respeta la autonomía de las personas y se buscan oportunidades y apoyos para que éstas
tengan control sobre su entorno y su vida cotidiana.
5. Las personas con grave afectación cognitiva también tienen derecho a ejercer su autonomía.
La autonomía no se entiende como una capacidad única y fija. Por tanto, no se renuncia a
trabajar desde la autonomía con las personas gravemente afectadas, identificando
oportunidades y apoyos que permitan su ejercicio. Y también la autonomía se entiende como
un derecho que, cuando la persona no es competente para tomar decisiones y actuar, es
ejercido de modo indirecto a través de los otros, quienes deciden teniendo en cuenta los
valores y preferencias de quien es representado.
6. Todas las personas tienen fortalezas y capacidades. Las personas mayores, aun teniendo
altos niveles de dependencia, también tienen fortalezas y capacidades, por lo que, la mirada
profesional no se fija solo en los déficits y limitaciones, y busca una relación que reconoce las
fortalezas y capacidades de cada persona y el fortalecimiento de las mismas.
8. La actividad cotidiana tiene una gran importancia. Lo cotidiano, lo que sucede en el día a día,
las actividades que realizan las personas mayores, influyen de forma determinante en su
bienestar físico y subjetivo. Por tanto, se procuran actividades plenas de sentido que además
de servir de estímulo y terapia, resulten agradables y hagan sentir bien a las personas. El
proveer a la persona de actividades significativas para ella mejorará además su grado de
aceptación y participación en la tarea.
9. Las personas son interdependientes. El ser humano se desarrolla y vive en relación social,
necesita de los demás y a la vez influye en ellos. Esto se traduce en que los otros, los
profesionales, la familia, los amigos, y los voluntarios, son esenciales en el desarrollo del
proyecto vital de las personas y tienen un papel clave en el ejercicio de la autodeterminación y
en el logro del bienestar.
10. Las personas son multidimensionales y están sujetas a cambios. En las personas mayores
interactúan aspectos biológicos, psicológicos y sociales. Requieren de apoyos diversos y
ajustados a las diferentes situaciones. Por tanto, es preciso ofrecer atención desde
intervenciones integrales, coordinadas y flexibles.
2.2.MODELOS CONCEPTUALES DE LA ACP
Se trata de modelos que ofrecen marcos conceptuales y otros modelos cuyo objetivo es la
construcción de instrumentos, o que sirven como guías para el proceso de mejora.
La ACP no tiene una acepción única. Aunque el denominador común a los distintos modelos es
reconocer a la persona como agente central y activo desde una apuesta por la autonomía y
derechos, sus componentes adquieren distintos matices en función del ámbito donde se
desarrolle, así, las aproximaciones ligadas a la discapacidad enfatizan la autodeterminación y la
normalización, mientras que los mas próximos al servicio sanitario destacan componentes
como la accesibilidad, la toma de decisiones compartidas o el autocuidado, etc. (Martínez,
2016).
- El papel activo que se le otorga a las personas usuarias y sus efectos en la relación
asistencial y en el modo de intervenir.
- No usar prácticas paternalistas: dirigidas a cubrir las necesidades de las personas pero
sin tener en cuenta de la participación en el proceso. Los profesionales deciden, desde
una posición de expertos con capacidad para determinar lo mejor para las personas.
- Individualizar + empoderar, desde la relación social para que pueda seguir, en la
medida en que sus capacidades y deseos, gestionando su vida y tomando sus propias
decisiones.
El modelo de Carl Rogers (1961) plantea que las personas tienen una serie de recursos que
pueden comprenderse y cambiarse o potenciarse, pero que para ello es necesario crear un
clima facilitador y una relación terapéutica de validación y de seguridad para que se
manifiesten todas esas potencialidades. Este modelo enfatiza las actitudes y cualidades del
terapeuta:
“No es que este enfoque dé poder a la persona; es que nunca se lo quita” C.R
3.2.MODELO HOUSING
Despliegue de apoyo y recursos para que puedan seguir en sus casas, incluso en situación de
dependencia.
Personas que no puedan vivir en sus casa, en alojamientos que se asemejen lo más posible al
concepto de “hogar”.
Atención 24 horas.
EE.UU. (años 80): The Culture Change Movemment in Nursing Home, en 1987 se aprueba la ley
OBRA (Omnibus Budget Reconciliation Acta).
Unión Europea:
La falta de comprensión de las necesidades de las personas con demencia y una interacción
negativa y poco comprensiva (“psicología social maligna”), como causa de muchas alteraciones
de conductas, como manera de expresar su malestar y necesidades psicológicas y sociales no
cubiertas.
Dawn Brooker desde una mirada psicosocial, propone el modelo VIPS de la atención centrada
en la persona con demencia (PCC), donde la enfermedad y la patología no es el aspecto único
ni predominante.
3.4.ACP EN ESPAÑA
Orientación desde los modelos asistenciales tradicionales: prioridad de los servicios sanitarios.
Años 80/90: se iniciaron proyectos pero no tienen un desarrollo significativo, además de estar
orientadas a personas con buen nivel funcional:
- Viviendas tuteladas
- Acogimiento
- Apartamentos para mayores
Diputación Forense de Álava (mediado de los 90): Manual de buenas prácticas en residencia de
ancianos
Guías:
Gobierno del Principado de Asturias: Guías de Buenas Prácticas para residencias y centros de
día de personas mayores y personas adultas con discapacidad (Consejería de Vivienda y
Bienestar Social del P. de Asturias, Varios autores, 2009, 2010).
La ACP no solo se trata de un cambio ambiental, el cual de por si, ya es complicado, porque
requiere de un cambio radical en la organización de las instituciones, sino que además,
necesita de un cambio cultural que exige un cambio en profundidad no solo en las
competencias sino en la manera y el compromiso de hacer de los profesionales.
Conocimiento de la persona:
- Valoran qué cosas pueden seguir haciendo y qué decisiones pueden seguir tomando.
- Se interesan por su biografía, sus preferencias, las rutinas que les hacen sentir bien y
por lo que les causa malestar (informándose, preguntándole a sus familiares).
- Saben manejar bien las alteraciones del comportamiento y tranquilizar a las personas.
- Intentan averiguar y comprender lo que les pasa cuando expresan malestar.
- Cuando la persona no es capaz de decidir, las familias y los profesionales deciden,
desde las preferencias y valores de la persona, teniendo en cuenta su historia de vida y
cómo se sienten (observando sus expresiones emocionales).
5. RETOS Y RIESGOS
La ACP plantea una atención profesionalizada desde un modo de relación con las personas
usuarias basado en su empoderamiento. Esto implica el cambio de un modelo de atención
paternalista hacia un enfoque de derechos y de desarrollo de la autonomía de las personas, sin
por ello alejarse de las praxis profesionales basadas en la evidencia científica
… no hace falta preguntar a las personas, porque … “las conocemos muy bien... ya sabemos lo
que quieren... siempre hacemos las cosas según sus gustos… no hace falta estar preguntando
siempre...“.
El hecho de permitir y apoyar que las personas mayores tomen sus propias decisiones no
significa que los profesionales carezcan de papel ni mucho menos de responsabilidad en la
atención.
El empoderamiento de las personas para decidir cómo quiere que sea su día a día, es un
proceso que los profesionales deben apoyar, secuenciar y alimentar desde la escucha y la
cercanía. Algunas personas mayores han podido llegar a perder el hábito de tomar decisiones y
es entonces cuando se debe intentar que, dentro de sus capacidades, puedan retomar (al
menos parcialmente) este control.
No todas las decisiones están al alcance de las personas usuarias ni es posible respetar todas
sus decisiones o preferencias. La autonomía tiene límites y los profesionales han de saber
identificar las situaciones que requieren poner límites a la autonomía (como por ejemplo
cuando las decisiones de la persona suponen un claro daño para la persona o suponen un
perjuicio para otros) y, además saber, en estas circunstancias, cómo actuar desde la buena
praxis..
Es importante discernir que el hecho de permitir y apoyar que las personas mayores tomen sus
propias decisiones no significa que los profesionales carezcan de papel ni mucho menos de
responsabilidad en la atención.
En segundo lugar, porque no todas las decisiones están al alcance de las personas usuarias ni
es posible respetarlas. La autonomía tiene límites y los profesionales han de saber
identificarlos (como por ejemplo cuando las decisiones de la persona suponen un claro daño
para la persona o suponen un perjuicio para otros) y, además saber, cómo actuar desde la
buena praxis..