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INDICE

 
 
1.-­‐  INTRODUCCIÓN  
 
2.-­‐  PROLOGO  
2.1  Función  de  la  mitología  en  Grecia  y  Roma  
2.2.  El  cine  como  reflejo  de  la  cultura,  la  religión  y  la  historia  
clásicas  
2.3.  Los  argumentos  cinematográficos  derivados  de  la  
Antigüedad  
 
3.-­‐  MITOLOGÍA  CLÁSICA  FUNDAMENTAL  
3.1.-­‐  Mitología  griega  
3.1.1.-­‐  La  Cosmogonía  y  los  dioses  del  Olimpo  
3.1.2  Ciclos  Heroicos  
3.2  Mitología  romana  
3.3.-­‐  Autores  clásicos  
3.4.-­‐  Autores  clásicos  latinos  
 
4.-­‐  MITOLOGÍA  CLÁSICA  EN  EL  CINE    
4.1.-­‐  El  origen  del  cine  
4.2.-­‐  La  literatura  y  los  mitos  menores  grecorromanos  en  el  cine  
 
5.-­‐  LA  HISTORIA  ANTIGUA  EN  EL  CINE  
5.1  Grecia  
5.1.1  Historia  de  Grecia  en  el  cine  
5.1.2  El  ciclo  de  Troya  en  el  cine  
5.2.-­‐  Roma  
5.2.1  La  Historia  de  Roma  en  el  cine  
 
6.-­‐  PEPLUM    
6.1.-­‐  Definición  e  historia  
6.2.-­‐  Época  dorada  del  peplum:  1957-­‐1964  
6.3.-­‐  Decadencia  y  fin  del  género:  1964-­‐1999  
6.4.-­‐  Renacimiento  del  peplum  :  "Gladiator"  (2000)  de  Ridley  
Scott  
6.5.-­‐  Otras  adaptaciones  del  PEPLUM  
 
7.-­‐  ADAPTACION  DE  “LA  ODISEA”  EN  EL  FILM  “O  BROTHER”  
 
8.-­‐  CONCLUSIÓN  
 
1.- INTRODUCCIÓN  

En este trabajo queremos mostrar la gran influencia que ha tenido la cultura


clásica en el cine desde las obras, relatos, temas y mitos más importantes de Grecia y
Roma y sus diferentes adaptaciones en el cine. Este género fílmico fue catalogado desde
sus orígenes con el nombre de "PEPLUM” en donde se pone de manifiesto la particular
visión que el cine ha dado de la Época Antigua y el cual abordaremos como último
punto del tema, ya que antes explicaremos la mitología griega y romana junto con sus
características, lo que llevó a tener un papel fundamental en el mundo del cine.

2.- PROLOGO

2.1 Función de la mitología en Grecia y Roma

Para entender la función de la mitología en la civilización grecorromana, hemos


de definir primero lo que se entiende por mitología, y en consecuencia, lo que es un
mito. Un mito, según la enciclopedia, es "un relato o un conjunto de elementos
narrativos en que se expresan, e implícitamente se simbolizan, determinados aspectos
profundos de la existencia humana y de la muerte". Esta definición tendríamos que
matizarla. Un mito, visto desde otros puntos de vista, como el filosófico, el psicológico
o el sociopolítico, es un intento de adecuar aquello que es difícilmente explicable por la
experiencia a la mentalidad humana, con la intención de darle a este hecho coherencia y
significado; cualidades que, por otro lado, no tendría. El mito no tiene aspiraciones
científicas, sino que responde a necesidades sociales, religiosas o morales y que permite
definir las creencias de una sociedad y ofrecer reglas prácticas para la vida del hombre.
Un mito es, en resumen, el modo inconsciente que tiene la especie humana de buscar
apoyo para ciertos pensamientos sobre el origen y la naturaleza del universo, sobre
ciertos procesos naturales (la lluvia, el día y la noche, ...), sobre el problema de la
existencia humana y de la muerte, y sobre las relaciones humanas. Además, y como
aspecto añadido, el mito puede llegar a ser una fabulación que esconda una cierta
moraleja sobre la vida cotidiana y que incluso tenga un valor estético y poético
considerable. Pero, ante todo, los mitos son una forma primeriza de enfrentarse a la
experiencia y al mundo real, y por eso son considerados una parte importante de la
tradición popular. Incluso el filósofo Carl Jung, discípulo de Freud, situó los mitos
como una parte de lo que él llamaba "inconsciente colectivo", un nivel de la mente
consistente en un patrimonio cultural legado a través de la historia y que es inherente a
todos los humanos. Esta teoría influye mucho en el cine, ya que el de romanos se basa
en unos arquetipos esquemáticos de la Antigüedad Clásica.
Pero hay un hecho que no se puede negar: el mito se basa fundamentalmente en
los símbolos, en analogías que son la representación figurativa que nos permiten
acceder a esos conocimientos imposibles de conseguir por la experiencia. El mito sirve
también para ilustrar ciertos aspectos de una doctrina mediante un relato, y por eso está
tan relacionado con la religión y, como consecuencia, con el culto a determinadas
entidades divinas y con los ritos religiosos. La mitología es un conjunto de mitos y
leyendas (narraciones que se diferencian de los mitos porque pueden tener un base real
e histórica) relativos a los dioses y a los héroes fabulosos de un pueblo. En el estudio de
los mitos se ha tomado siempre como ejemplo los clásicos por su riqueza conceptual y
formal, y por tratar de temas muy relacionados con los humanos. Se ha llegado al
acuerdo entre los mitólogos en dividir los mitos en:

• Mito propiamente dicho: Se refiere a un orden anterior al del mundo actual,


y está destinado a explicar una ley orgánica de la naturaleza de las cosas o del
orden total del mundo (Deucalión, Pirra y el diluvio)

• Ciclos heroicos: Son un conjunto de historias, cuya única relación es la


identidad del personaje principal. Agrupan diferentes zonas geográficas y
diferentes hazañas del personaje, que configuran una gran gesta heroica.

Por ejemplo:

o La historia de Hércules ante sus doce trabajos la cual es una metáfora de


la valentía griega y de la providencia divina que les ayuda.
• Asteriz y las 12 pruebas

o El mito de Perseo. Danae su madre,fue encerrada en un torre por su


padre Acrisio rey de Argos,para que no pudiese quedarse embarazada de
Zeus pero este lo consiguió y de ahí nació Perseo.Acrisio cuando se
enteró los encerró en un cofre y los abandonó en el mar,tras vagar mucho
tiempo fueron recogidos en el reino de Serifos,en el cual su rey
Polidectes se enamoró de Danae,y como veía a Perseo como un estorbo,
mandó que todo el mundo le ofreciera un caballo para la princesa y
como Perseo no tenia ninguno este le ofrecio la cabeza de medusa.

• Furia de titanes

• Novelas: Parecidas a los ciclos heroicos, con la única diferencia que en las
novelas lo importante es la intriga

• Mitos de centros cívicos: Relatos referentes a las ciudades para mantener


unidos a sus habitantes. Suelen explicar el origen de la ciudad, de sus pobladores
o de la lucha entre dioses para ser el protector de la ciudad. Confieren orgullo
cívico. Por ejemplo:

Cadmo en busca de su hermana Europa, raptada por Zeus. Decide fundar una
ciudad, sembrando los dientes de un dragón en la tierra, de la que saldrán los
habitantes de Tebas
• Anécdotas etiológicas: Son relatos destinados a explicar un detalle o un
hecho sorprendente. Suelen añadirse en las novelas.Por ejemplo:

o Guerras Médicas (Grecia Vs. Persia s. V a.C),por ejemplo la Batalla


por las Termópilas

• 300
• El león de Esparta

o La epopeya de Jenofonte (griego del s.V a.C) llamada Anábasis, donde


unos mercenarios griegos (entre los que iba Jenofonte) bajo el mando de
un comandante espartano llamado Clearco,se unen a la campaña que
Ciro el joven realiza en Asia menor contra su hermano Artejerjes II.
Allí, Ciro muere, Clearco también y, los griegos deben volver a Grecia
atravezando el territorio enemigo.

• The Warriors

La mitología grecorromana es, claramente, una de las más ricas en cuanto a


elaboraciones artísticas, estéticas o poéticas y también en el ámbito cultural, ya que son
una herencia palpable en las civilizaciones occidentales (en las conversaciones, en la
televisión, en la publicidad,...). La característica más importante de la mitología griega
(y por extensión de la romana, que siguió un camino paralelo a la griega, pero que luego
se vio desplazada por la riqueza cultural de ésta), es que cumple su función (es decir, le
da a la religión griega unas imágenes e historias concretas, y explica procedimientos del
hombre y del mundo que lo rodea) a través del antropomorfismo de sus divinidades, que
se relacionan con los humanos por medio de guerras, conflictos, envidias, amores,
etc.(dicho de otro modo, tienen apariencia humana, y mentalidad y sentimientos
humanos, pero son inmortales). Otra característica de la mitología helénica en concreto
es que no forma estrictamente un conjunto destinado a ser seguido, sino que hay
diversas variantes de un mismo mito, o mitos propios de cada región, e incluso de cada
"polis". Esto se debe a que en Grecia no hay libros ni textos sagrados, y a las diversas
influencias y aportaciones de las diferentes civilizaciones mediterráneas.

La variabilidad mitográfica se entiende por otros dos factores: la historia y la


geografía de Grecia, por la continua lucha entre el pueblo helénico y los pueblos
bárbaros,. Las ciudades griegas o polis, se ven separadas geográficamente por la
montañosa orografía de la Península Helénica, lo que supone una separación indecisa de
ideologías, que, no obstante, tienen muchos puntos en común, como la teogonía o la
cosmogonía. La unidad cultural se verá en la unidad militar de las Guerras Médicas ante
la defensa de la patria.
Es la misma defensa de la patria lo que hace surgir un tipo de mitos de "orgullo
de las ciudades", en los que se explica el origen de los pobladores de una determinada
polis y su obligación para defenderla ante cualquier peligro (Cadmo en busca de su
hermana Europa, raptada por Zeus. Decide fundar una ciudad, sembrando los dientes de
un dragón en la tierra, de la que saldrán los habitantes de Tebas). Por otra parte, otra
forma de despertar el orgullo cívico es mostrar las peleas entre dioses para lograr ser el
protector de esa ciudad (el caso de Atenas, con la lucha entre Atenea y Poseidón, que
gana la primera por plantar un olivo). En Grecia, la mitología tiene una función política,
explicando el porqué de la democracia (si los ciudadanos han surgido de la tierra, se
desprende la idea de que todos son iguales) o la historia de la monarquía de una ciudad
(Teseo y su serie de aventuras que le acaban coronando como rey, o el típico viaje
iniciático por el que todo héroe debe pasar, son una alegoría de la consolidación del rey
delante de las adversidades). También la heroicidad de personajes como Hércules ante
sus doce trabajos no dejan de ser una metáfora de la valentía griega y de la providencia
divina que les ayuda.

En Roma, la cuestión de la mitología es un poco más complicada. El pueblo


romano se caracterizó siempre por ser un pueblo muy práctico, menos dado a las
abstracciones metafísicas o al misticismo que sus vecinos griegos. Se verá mucho más
ligada a la religión que en Grecia, ya que primará el aspecto formal, es decir, rituales
religiosos de los que los romanos esperaban obtener beneficios de los dioses (a cambio
de sacrificios). Roma adaptó los dioses griegos cuando conquistó Grecia (hacia el 30
a.C.), como toda su cultura y su arte, pero les cambió el nombre por el de sus antiguas
divinidades etruscas, y en concreto, de aquellas que compartían algún punto en común
con las griegas (así, el Zeus griego se transformó en el Júpiter etrusco por el carácter
celeste y de señor del trueno de ambos). El pasado etrusco y latino de Roma es muy
interesante, ya que ha añadido nuevos mitos, leyendas, y sobre todo fábulas de tipo
moral a la ya extensa mitología griega; pero Roma decidió renegar de este pasado
etrusco y de la mayoría de sus divinidades, de carácter agrario.

Otra característica de la mitología romana es la influencia de los antiguos


pueblos indoeuropeos: los romanos necesitaban asociar todos los actos de la vida
cotidiana y todas las fuerzas de la naturaleza, llegando a poblar todo su universo de
dioses menores: aparece Himeneo, dios de las bodas; Pluto, dios de la riqueza pero no
asociado a Plutón, dios de los infiernos; Como, dios de los banquetes y las fiestas;
Momos, dios de las bromas y los chistes; Morfeo y Cuba, dioses de los sueños; Potina,
dios de la alimentación infantil,... y otros muchos que vigilaban todos los aspectos de la
vida cotidiana, desde hacer que el alcantarillado funcione bien hasta evitar que los
cadáveres se pudran.

La mitología / religión romana tenía otra función más propagandística: se


crearon una serie de mitos, también derivados de los griegos, que explicaban el origen
divino de Rómulo y Remo, los fundadores de Roma, con un linaje emparentado con el
dios Marte y con un héroe de la Guerra de Troya, Eneas. Este mito ensalzaba el carácter
divino del pueblo romano, ya que tenía la finalidad de divinizar al emperador,
descendiente de Eneas, a su vez hijo de la diosa Venus.
2.2. El cine como reflejo de la cultura, la religión y la historia clásicas

El cine es sin duda un arte. Pero un arte del siglo XX, que ha visto cómo en este
siglo han ocurrido cosas espectaculares y a la vez espantosas, y se ha visto influido por
esas situaciones durante toda su historia. Ha intentado siempre o casi siempre
reconstruir la realidad a través de imágenes:

"El cine es verdad veinticuatro fotogramas por segundo"

François  Truffaut

Pero sobre todo, ha pretendido llegar al espectador a través de sus ojos,


explicarle algo, transmitir sentimientos mediante una historia y una pantalla de
Cinemascope. Se ha valido de todos los métodos posibles para conseguirlo, desde
efectos especiales hasta el sexo, y aunque muchas veces no lo ha conseguido, es la
intención lo que cuenta. Con frecuencia, el cine ha recurrido a la historia, ya que no hay
ninguna otra disciplina humana que refleje mejor las relaciones y los sentimientos de las
personas: amor, odio, envidias,... Pero hemos de tener en cuenta que el séptimo arte sólo
existe desde hace poco más de cien años, y que todo lo que nos cuenta lo hace desde
una perspectiva actual, contemporánea. Por ello, vemos que dentro del cine de género
histórico ( que es el mejor que puede reflejar los aspectos de la cultura y la vida
clásicas, y por tanto, la mitología) hay una intención de relatar el pasado de forma fiel,
pero siempre en función del presente, dando mentalidades actuales a personajes como
Espartaco, Cleopatra, el Cid, William Wallace, Colón, Robespierre o Wolfgang
Amadeus Mozart.

En el caso concreto de la Antigüedad clásica, el interés que ésta ha suscitado en


el cine se entiende porque es una época aún con muchas lagunas, y que cada persona
puede interpretar de una manera u otra. La historia de la Antigüedad ha sido numerosas
veces adaptada al celuloide, llegando a contabilizarse más de 200 películas. Aquí ve un
cúmulo de hechos muy importantes, plagados de emociones diversas, y con personajes
que son el arquetipo perfecto del protagonista o antagonista de cualquier película. La
historia es además una excusa que tiene el cine para enseñarnos sus golpes de efecto:
grandes decorados que no escatiman en costes de producción, escenas con muchos
personajes y extras, batallas sangrientas, amores infelices, traiciones entre familiares,
vestidos ajustados y erotismo, personajes físicamente perfectos, etc. Lo ha sabido
aprovechar para crear películas de carácter colosalista, con grandes presupuestos y con
la única intención de impactar al espectador y conseguir mucho dinero en la
recaudación de taquilla. En general, los cineastas se han preocupado poco por investigar
y profundizar en la Historia Antigua, dejando a un lado la fidelidad histórica y
preocupándose únicamente por el aspecto más superficial, más visceral de los hechos
ocurridos hace siglos (es decir, guerras, traiciones, destrucciones,...). En contadas
excepciones encontramos películas que reflejen de manera digna la cultura y la
mentalidad de esos pueblos, y no que se limiten a mostrar la típica túnica o las típicas
columnas. Algunas veces son películas en las que el elemento de impacto desaparece, y
se centra en los aspectos cotidianos y costumbristas.
La mitología, como hemos visto se basa en hechos de una dimensión ficticia,
plagada de monstruos y elementos fantásticos, pero a la vez situados en un ámbito
humano, centrados en las acciones humanas. Esta característica hace la mitología
tremendamente útil en el cine: otra vez encontramos golpes de efecto en forma de
dragones, monstruos y poderes fantásticos, pero interactuando con humanos, lo que
hace que las historias explicadas sean muy atractivas para el público. Además, está el
aliciente añadido de los dioses antropomórficos. Hacer que un dios, en principio algo
indefinible físicamente, tenga forma humana e intervenga en las decisiones y las
acciones de los hombres facilita un argumento cinematográfico fantástico pero a la vez
muy real.

Aún así, este cine no es completamente fidedigno a la realidad histórica, ya


que, por un lado, hay enormes lagunas en nuestros conocimientos sobre la época; y por
otro lado, el cine no pretende ser un documental histórico. Encontraremos entonces
miles de anacronismos históricos en las películas de cine de griegos y romanos
(centuriones con reloj, aviones sobrevolando el cielo,...) que le restan realismo histórico
a la película y que no dejan de ser errores monumentales en cuanto a la credibilidad del
film, pero que en el fondo, le dan cierta gracia y originalidad a producciones ya de por
sí bastante malas. No obstante, no podemos olvidar verdaderas joyas de este género, con
un merecido éxito entre el público y la crítica, que se han llevado numerosos premios y
galardones de la Academia: "Espartaco"(1960), "Ben-Hur"(1959), "Quo Vadis" (1953),
"Julio César",...

2.3. Los argumentos cinematográficos derivados de la Antigüedad

Muchas veces nos preguntamos porque los argumentos de las películas que vemos se
parecen tanto entre sí, y, hay casos en los que esto tiene una explicación: los temas de la
cultura grecorromana. El cine ha utilizado temas como la Odisea, la Eneida o la
Orestíada para realizar películas, porque son sin duda obras que ofrecen una estructura,
un hilo narrativo y un clima dramático tan fuertes e interesantes, que el cine ha podido
reconvertir estos argumentos muchas veces. Dando lugar a una larga cadena creativa
surgida a partir del original y con una carga emocional distinta en cada versión. En esta
parte del trabajo se enumeran los principales temas clásicos utilizados en el cine cómo
argumento o cómo inspiración de un argumento, las diferentes visiones que ha tenido
ese argumento, y las películas más importantes (no todas, porque serían muchas) que
son un reflejo de estas historias:

Jasón y los argonautas

Jasón y los argonautas es una gran obra de aventuras de la mitología griega,


que ya aparece comentada en las obras de Homero, pero que se materializa por escrito
de la mano de Apolonio de Rodas en el siglo III a.C. Su argumento, es el siguiente:
Jasón, hijo de un rey destronado por su hermano en la ciudad de Yolcos y, según un
oráculo, futuro rey de Yolcos, es enviado por su tío, (el usurpador del trono) Pelias a
buscar un vellocino de Oro en un largo viaje hacia la Cólquide. Jasón construye un
barco, el "Argo", y reúne una tripulación de héroes, con la que, después de muchos
peligros, llega a su destino. Allí debe superar más pruebas para conseguir derrotar al
dragón que guarda el vellocino de oro; siempre ayudado por la hija del rey , Medea, que
le ayuda a escapar hacia Iolcos y recuperar el trono.
Jasón y los argonautas es la aventura por excelencia. En ella está el espíritu
del género con este mismo nombre, ya que el protagonista ha de desplazarse en un viaje
espacio-temporal, lleno de peligros (que obviamente supera) para llegar a su destino y
conseguir un tesoro o un objetivo, enfrentarse a su antagonista en un duelo final y
volver a casa junto a la mujer que le ha ayudado. Es un argumento típico de las
películas de aventuras, ya que el motivo de la búsqueda de un objeto maravilloso (que
en el caso del vellocino tiene dos naturalezas para Jasón: una de pureza y otra de
ambición) conlleva una serie de acciones exteriores.

El cine tiene una doble visión del objetivo: a veces no es más que un pretexto
para el espectáculo, pero muchas otras se convierte en algo mucho más trascendente,
que dirige al protagonista a una lucha interior. Pero sin duda es la visión del héroe noble
y no la del personaje ambiguo la que vamos a encontrar más. Es normalmente una
visión muy esquematizada (encargo-viaje-duelo-tesoro), que cae en dos errores: sólo
contempla una visión purificadora del tesoro a conseguir, y muchas veces no profundiza
en el viaje de retorno. Es el caso de "Jasón y los Argonautas" (1963) de Don Chaffey,
que encaja el argumento de Apolonio y la personalidad ambigua de Jasón y Medea al
estilo de Hollywood.

Otras películas, como "Simbad y la Princesa"(1958) y "El viaje fantástico de


Simbad"(1973), típicos exponentes del cine de aventuras del director y productor J.
Harryhausen (el creador de los monstruos de plástico que se encuentran en las películas
de este género durante los 50, 60 y 70) o "Indiana Jones, en busca del Arca
Perdida"(1981) de Steven Spielberg trasladan la acción a una isla perdida, simple
excusa para unos peligros más exóticos. Además, en ambas encontramos una carrera
entre dos bandos (el de los buenos y el de los malos) para conseguir el tesoro, y que
sirve para redimir al héroe de sus pretensiones ambiciosas. Tendrá su máximo
exponente con "Indiana Jones y la Última Cruzada" (1989) donde al arqueólogo Jones
rivalizará con los nazis para conseguir la versión moderna del vellocino de oro, el Santo
Grial.

Una cosa muy normal es trivializar el objeto que se persigue, transformándolo


en un mero pretexto para crear las acciones y los peligros exteriores, sin tener en cuenta
su carácter iniciático. Es lo que Hitchcock llamó "elemento McGuffin", un elemento
irrelevante dentro de la película, que los protagonistas deben buscar. El McGuffin queda
reflejado en películas cómo "Las Minas del rey Salomón" (1950), pero sobre todo en el
género de espías donde el objetivo, en forma de arma, microfilm o fórmula cae en
manos de un enemigo o de un científico loco y pone en peligro la seguridad mundial: la
recuperación del objeto no se basa en la pureza del protagonismo, y el objeto muchas
veces es irrelevante. Es el caso de James Bond y "007 al servicio de Su Majestad"
(1969) o "Desde Rusia con amor"(1963).

El objeto es también irrelevante en el cine negro, como "El Halcón


Maltés"(1941) de John Huston, una película que se basa en la búsqueda de una estatuilla
que está hecha con el material de los sueños. Cambiando de aspecto, encontramos
elementos aventureros en las road-movies americanas, que relatan un viaje constante (es
el caso de "Easy Rider" (1969))donde lo importarse es no pararse, la huida, como "En el
transcurso del tiempo" (1975) de Wim Wenders.
Pero si una película ha podido demostrar esta utilización del argumento es
"2001, una Odisea en el espacio" (1968), de Stanley Kubrick, donde la tripulación de la
nave Discovery (el Argo y sus Argonautas), han de enfrentarse al ordenador Hal 9000,
para conseguir un objetivo utópico: una nueva clase de humanidad.

La Odisea

La Odisea es, sin duda, la obra más conocida de la Antigüedad, y la más


utilizada. Esto se debe a los dos hilos argumentales que se juntan en la obra de Homero:
el retorno a la isla de Ítaca de Ulises después de la Guerra de Troya, con los
consecuentes peligros del viaje (recordados mediante modernos flash-backs); y el
episodio final, que conduce al reconocimiento de toda la familia, al retorno al hogar del
repatriado como colofón de una gran epopeya de aventuras, y que tendrá que hacer
frente a una sociedad cambiada (los pretendientes de su esposa Penélope) para retornar
a su vida anterior (matando a los pretendientes, siendo reconocido por su hijo Telémaco
y su esposa). Ambas historias, ricas y complementarias, se encuentran mezcladas con
diversos episodios secundarios de carácter fantástico, como el del cíclope Polifemo, que
secuestra a Ulises y su tripulación en una cueva, de la que no hubieran podido salir de
no ser por la astucia de Ulises (que ciega al Cíclope).

Son estos episodios secundarios (exceptuando el de Polifemo y el de los


monstruos Escila y Caribdis) los que atraen especialmente a guionistas, directores y
público, ya que todos tienen un marcado aire de erotismo (el canto de las sirenas que
obliga a Ulises a no escucharlo atándose al mástil, las tentaciones de la diosa Circe, que
secuestra a la tripulación y tienta a Ulises a quedarse con ella, lo mismo que la ninfa
Calipso, o el amor que siente por el Laertída Nausicaa, hija del rey de los feacios). Visto
así, la Odisea es una serie de pruebas morales que se le ponen delante a Ulises para ver
si transgrede el matrimonio por medio de la experiencia de placer. Hay una dualidad
entre ley y deseo que caracteriza al protagonista como un ser en permanente conflicto.
Hay también otra dualidad muy interesante: la reconstrucción de la memoria a partir del
olvido, que tiene su momento culminante en el episodio final, cuando toda su familia le
reconoce (incluido el perro).

Estas dos vertientes han tenido su versión en el cine, con el traslado a la gran
pantalla de toda la epopeya homérica: "Ulises" (1954) de Mario Camerini, donde se
explotan diversas posibilidades del argumento, como hacer que Ulises sea amnésico
(recurso muy utilizado en el género de aventuras y que deriva de la Odisea) y resaltar la
personalidad de Circe y Calipso (interpretadas por la misma actriz) como la "amante"
que busca todo hombre en diferentes etapas de las relaciones amorosas. Dejando de lado
las películas de tema mitológico o de tema aventurero, la gran contribución de la Odisea
al cine es la de crear la figura del excombatiente repatriado. Coinciden con Ulises todos
aquellos personajes que no son el arquetipo de héroe, sino del soldado que vuelve a casa
después de una guerra (a veces amnésicos) y encuentran una familia trasbalsada por su
ausencia, una situación sentimental convulsa o una sociedad cambiada que los rechaza
por ser el exponente de la lucha armada que significa la muerte y la destrucción.
Entrarían dentro de este tipo de películas, todas aquellas referidas a la vuelta a
casa después de la 2ª Guerra Mundial: "Sólo en la noche"(1947) de Joseph L.
Mankiewicz, "Objetivo: Birmania" (1945) de Raoul Walsh, "Los mejores años de
nuestra vida"(1946) de William Wyler. En otras versiones, se sigue un aspecto de la
Odisea que critica la inutilidad de la guerra. "El arpa birmana"(1956) y "Fuegos en la
llanura" (1960) , ambas de Kon Ichikawa, relatan el retorno a casa de soldados
japoneses, en un ambiente cruel que ha perdido todo sentido ético y moral; o las
situadas en el mismo contexto pero en diferente época, pertenecientes al llamado cine
"post-Vietnam", en la que el protagonista traumatizado busca a veces una explicación al
rechazo que vive y, a veces, lo combate con violencia: "Los visitantes" (1972),
"Platoon"(1985) y "Nacido el cuatro de julio"(1988) de Oliver Stone, "El cazador"
(1978) de Michael Cimino, "Taxi Driver"(1976) de Martín Scorsese o "Apocalypse
Now" (1970) de Francis Ford Coppola.

Una variante de estas guerras son las Cruzadas de la Edad Media, y los
retornos de los caballeros hacia su tierra. Un hecho importante, como el regreso a
Inglaterra de Ricardo "Corazón de León", donde su hermano Juan le ha usurpado el
trono, despierta otra percepción de la Odisea con el mismo esquema argumental. Es el
caso de películas relacionadas con el género de aventuras, cómo por ejemplo "Ivanhoe"
(1952) o toda la serie dedicada a Robin Hood, personaje que se encuentra a su vuelta a
con la tiranía del rey Juan, y decide acabar con ella. Como en la Odisea, se produce un
enfrentamiento final, que ayuda al rey Ricardo a reestablecer el orden: "Robin Hood,
príncipe de los ladrones" (1991) de Kevin Reynolds. La Odisea revive otro argumento:
el retorno de un soldado o de un personaje a su tierra, donde se le creía muerto, incluso
por su familia. Esto lo aprovecha el cine para crear películas "de impostores",
personajes que vuelven a su comunidad y despiertan las sospechas de los vecinos, que le
creen muerto: "Sommersby"(1993) recrea la Guerra de Secesión americana como una
nueva Troya.

Pero la gran aportación de la Odisea, a parte de las películas post-bélicas, es


la evocación de Ulises en el Far-West, básicamente el episodio final. En las numerosas
películas del Oeste basadas en ella, se nos presenta un nuevo Ulises como un soldado de
la Guerra de Secesión, o un antiguo bandido redimido, que ante las acciones de unos
usurpadores o ante la muerte de alguien conocido, decide tomarse la justicia por su
mano y restablecer el orden (y de paso, vengarse): "La diligencia " (1939) de John Ford,
"Centauros del desierto " o "Sin Perdón "(1992) de Clint Eastwood. Otras variaciones
del mismo argumento siempre han estado relacionadas con el retorno a casa como el
objetivo principal de la película, con conflictos interiores presentes en todo momento:
"Paris, Texas " (1984) de Wim Wenders, en la que un padre se ve obligado a recuperar
el amor perdido de su hijo; o la reciente "O Brother! "(2000) de Joel y Ethan Coen, que
pone en clave de humor la huida de tres presos en los años 30, simulando una Odisea
contemporánea (con cíclope, sirenas y pretendientes incluidos).
La Eneida

La Eneida, escrita por el poeta Virgilio para exaltar la figura del emperador
Augusto, es la última de tres historias basadas en un viaje que han servido cómo
argumento en el cine (después de la Argonáutida y la Odisea), y explica el viaje de el
último grupo de troyanos después de la Guerra en busca de un territorio para fundar una
nueva patria. Liderados por Eneas, el guerrero troyano, evoca cómo los troyanos llegan
al Lacio itálico y mantienen luchas con el pueblo latino a causa del territorio. Pero la
Eneida no es una exaltación de la guerra ni de la vuelta a casa, sino de la búsqueda de la
tierra prometida en forma de aventura colectiva, y donde Eneas ejerce un poder
integrador de los troyanos como nación y es destacable su función de líder. Su pueblo se
ve siempre en constante tensión entre el deseo individual y el destino colectivo (cuando
en el periplo marítimo la reina Dido intenta retener a Eneas, ambos se enamoran
profundamente, pero sus obligaciones le obligan a continuar y a guiar a su pueblo;
entonces Dido se suicida), que muestra su gran calidad como líder. Eneas ha de vigilar
también la actitud de su pueblo, a veces débil (las mujeres troyanas deciden quedarse en
Sicília, pero nuestro héroe ruega a Zeus que intervenga, y éste les permite continuar
hacia la tierra prometida). Una vez los troyanos llegan a la tierra del Leto, luchan y
vencen a los latinos y a su rey Turno, y allí se establecen. Desde este punto de vista, la
Eneida es una versión "moderna" del Éxodo de Moisés y el pueblo judío en el Antiguo
Testamento, y todas las versiones cinematográficas ("Los Diez Mandamientos "(1956)
de Cecil B. DeMille) de este episodio bíblico reflejan el esquema de la Eneida.

En otro terreno, expresa muy bien la idea de "tierra prometida" el Oeste


americano, que para muchos extranjeros y americanos fue símbolo de una nueva patria,
una tierra de oportunidades. Alrededor de esta idea surgieron muchas películas de tono
épico basadas en la exploración de territorios hostiles e inexplorados y de la lucha
violenta contra los indios nativos americanos. En ellas se adaptó la estructura de la
Eneida: colonos en tierras vírgenes liderados por un gran explorador, pero triunfó la
idea de una aventura colectiva.

Comenzó con "La caravana de Oregón " (1923) de James Cruze, que idealizó
los paisajes del oeste y dio el pistoletazo de salida al gran número de películas sobre
colonos y caravanas: "La gran jornada" (1930) de Raoul Walsh. "Caravana de mujeres
" (1951) de William A. Wellman enseñaba un líder que guiaba a mujeres por el oeste
hasta llegar a un pueblo de colonos y el posterior establecimiento de familias, el modo
americano de finalizar la Eneida. "Tres hombres malos " (1926) de John Ford,
"Cimarron " (1960) de Anthony Mann o "Un horizonte muy lejano " (1991) de Ron
Howard continuaban la tradición de Eneas pero finalizaban sus historias con los colonos
americanos viviendo en propiedades privadas.

Las películas del género de western fueron evolucionando hasta mostrarnos


un líder muy ambiguo, con contradicciones morales. También mostraron conflictos
internos (como las troyanas de la Eneida) a partir de la fiebre del oro, que corrompe a
los colonos y los convierte en mercenarios.
Otras grandes historias que inspira la Eneida son el desencanto de los
emigrantes ante la tierra prometida, que no siempre responde a las expectativas, ya que
los sueños nunca pueden ser verdad: "Los emigrantes" (1971) de Jan Tröell, narra las
condiciones de vida de una familia sueca que ha de vivir una dura realidad en América.
"América, América " (1963) de Elia Kazan compara las ilusiones y las realidades del
emigrante . "El Canto del Mar" (1954) de Alberto Cavalcanti, "Vidas Secas" (1963) de
Nelson Pereira Dos Santos, pero sobre todo el viaje de una familia de trabajadores hacia
California en "Las uvas de la ira" (1940) de John Ford ejemplifican este desencanto.

La tierra prometida y el desencanto histórico se juntaron en un hecho: el


Descubrimiento y la posterior Conquista de América. Liderados por Pizarro, Cortés o
Valdivia, españoles y portugueses se establecieron en América tal como hicieran Eneas
y los suyos en Italia. Las crueldades que cometieron eliminan cualquier posibilidad de
epopeya cinematográfica, pero son el centro de muchas películas en tono crítico:
"Aguirre, la cólera de Dios" (1972) de Werner Herzog y "El Dorado" (1988) de Carlos
Saura relatan la persistencia de Lope de Aguirre por encontrar la ciudad de El Dorado,
desde dos perspectivas del conquistador diferentes (como tirano o un poco más
moderado). En cambio "1492, la conquista del paraíso" (1992) de Ridley Scott mezcla
el viaje épico de Colón con la crueldad, mostrando que cualquier asentamiento en un
nuevo territorio no está exento de violencia.

La Orestíada

La Orestíada es el nombre de una trilogía (Agamenón, Las Coéforas y Las


Euménides) escrita por Esquilo y que se basa en la venganza como motivo principal de
su acción. La saga proviene de la historia ocurrida tras el regreso de Agamenón a su
patria de la Guerra de Troya, y allí es asesinado a manos de su esposa Clitemnestra y de
su amante, Egisto, que pretende arrebatarle el trono. Orestes, hijo de Agamenón, vuelve
a Argos, después de ser educado fuera, en apariencia de un forastero para vengar a su
padre. Con ayuda de su hermana Electra ( a quién otras tragedias le han concedido
mucho mayor protagonismo), Orestes mata a Clitemnestra y a Egisto. Seguidamente, ha
de huir porque le persiguen las Erínias, furias que reclaman venganza por un pecado
imperdonable: que un hijo /a mate a su padre o a su madre. Cuando llega a Delfos,
Apolo le aconseja ir a Atenas, donde es juzgado y perdonado por Atenea.

Lo que busca la Orestíada es mostrarnos la naturaleza del vengador, que


derrama sangre en nombre de una sangre derramada anteriormente (aunque la dinastía
de los Átridas sea un linaje muy sangriento). La venganza se nos presenta cómo un ciclo
de violencia que no se acaba nunca, ya que las Erínias han de cumplir su trabajo, y
matar a Orestes para que su madre pueda descansar en paz. Es este aspecto lo que
aprovecha el cine: la violencia cómo ley y no como ajuste de cuentas, que conlleva
muchas complicaciones: la persecución, los constantes remordimientos,... y que hace
pensar al vengador en las consecuencias dramáticas que tiene tomarse la justicia por la
propia mano.
El cine ha explotado poco la imagen de Orestes en la obra de Esquilo, y
cuando lo ha hecho le ha quitado su sustancia dramática por dos razones: primero, por
el hecho de matar a una madre, poco aceptable desde nuestro punto de vista; y segundo,
porque hay otro modelo menos violento (o al menos duda en matar al asesino de su
padre) y más cargado de vacilación: Hamlet, un personaje que duda entre actuar o
reflexionar sobre ello.

Las visiones de la Orestíada reflejan una violencia vengativa un poco


primitiva, donde los hijos traidores quedan como auténticos salvajes: es el caso de
"Apuntes para una Orestiada africana" (1969) de Pier Paolo Pasolini y "Elektra"
(1961) de Michael Cacoyannis. Orestes sale más dignificado en "El viaje de los
comediantes" (1975) de Theo Angelopoulos, película en la que los personajes son
trasladados a la Grecia actual en forma de un grupo de comediantes que actúan durante
una represión fascista. Los hechos ocurren igual, pero Orestes, después de matar a su
madre, no siente remordimientos, sino que lo hace por ideales políticos. Pero es, sin
duda, la mejor adaptación de la Orestíada "A Electra le sienta bien el luto" (1947),
trasladando la acción a la Guerra de Secesión Americana, y dando a los personajes de
Orestes, pero sobre todo a Electra, un componente dramático y de remordimiento muy
acertado.

El cine negro no podía ser menos en esta temática y películas en que la


violencia de los gángsters se ve contrarrestada por policías, detectives o trabajadores
que actúan al margen de la ley y que reclaman venganza por el pasado. También se nos
presenta la venganza cómo un código autónomo de familias mafiosas, que, al margen de
la ley, matan y extorsionan con el pretexto de "vendetta". Es el caso de películas como
"Los sobornados" (1953) de Fritz Lang, "Payback" (1998), "El Padrino (I, II y III)"
(1972, 1974 y 1990) de Francis Ford Coppola, "Uno de los nuestros " (1990) de Martín
Scorsese, o "Los Intocables de Elliot Ness" (1987) de Brian de Palma. Esta violencia
que juega a estar entre dentro y fuera de la ley se puede ver en todas las películas que
tratan de policías o agentes secretos poco escrupulosos a la hora de pegar, como Charles
Bronson, Chuck Norris, Clint Eastwood en "Harry el Sucio" (1971) y sus secuelas, Mel
Gibson en "Arma Letal" (1987) o "Mad Max" (1980). Hace poco podíamos ver los
métodos poco ortodoxos de Russel Crowe como policía en "L.A. Confidential"(1998) de
Curtis Hanson.
Antígona

La tragedia de Antígona fue escrita por Sófocles, poeta griego, y se basó en


un argumento vertebrador principal, derivado de la tragedia de Edipo rey. Tenía cómo
protagonistas a sus hijos, Eteocles y Polinices, enfrentados en una guerra civil por el
dominio de Tebas tras la huida de su padre; pero, sobre todo, a su hija Antígona, que,
enfrentándose a las leyes de su tío Creonte, rey de Tebas tras la muerte de sus dos
hermanos en la batalla, entierra a su hermano Polinices, perdedor de la guerra (y que
según las leyes griegas no debía ser enterrado). Antígona comete un acto de amor
fraternal, de justicia, pero opuesto a la ley de los hombres. A causa de esto, se convierte
en mártir, ya que Creonte manda que sea enterrada viva. Pero Creonte paga el precio de
su orgullo y ve cómo su hijo Hemón, enamorado de Antígona, se suicida, y su mujer
Eurídice enloquece. Antígona es un drama trágico por excelencia, que tiene dos
mensajes: el primero, las terribles consecuencias que puede llegar a tener un poder
inflexible o impetuoso (Creonte); y el segundo, la visión de Antígona cómo un
personaje que sufre cinco grandes conflictos:

• Entre hombre y mujer ( Creonte considera inadmisible que Antígona se


mezcle en asuntos de hombres.
• Entre joven y adulta ( Antígona es una adolescente)
• Entre individuo y sociedad (Se enfrenta a la ciudad de Tebas y a sus
leyes)
• Entre dioses y hombres ( decide rendir homenaje al cadáver de su
hermano y así cumplir los designios divinos)
• Entre vida y muerte (se arriesga a morir por su acción)

Antígona cómo tragedia exalta el sentido religioso y metafísico que ha de


poseer la sociedad, antes incluso que sus leyes. Los dioses están presentes en la tragedia
en la medida que si se olvidan las leyes de los dioses, se olvida la piedad. Es una obra
radical, donde no hay ocasión para la duda, y donde vemos premoniciones de Romeo y
Julieta, por el suicidio por amor de Hemón. La obra gira en torno al diálogo entre
Creonte y Antígona, que se perfila como el primer juicio, donde Antígona es
interrogada y condenada a morir, convirtiéndola en la primera mujer que muere por sus
ideales en una tragedia. Ambas cosas (juicio y martirio) serán utilizadas por el cine.

Indudablemente, la Antígona de la historia y del cine ha sido Juana de Arco,


mujer rebelde que defiende sus ideas ante un poder masculino. Refleja muchas veces la
vida de Juana de Arco, basándose en la confrontación Juana- jueces para definir un
juicio desigual y cruel que finaliza con la muerte. Es el nacimiento de la heroína
cinematográfica, cuyo martirio el cine ha sabido reflejar de muchas maneras : "La
pasión de Jeanne d’Arc" (1928) de C. T. Dreyer; "Juana de Arco" (1948) de Victor
Fleming y "El proceso de Juana de Arco" (1961) de Robert Bresson son un ejemplo.
Hay otra visión de Antígona, cómo defensora del inocente, por querer
enterrar a su hermano Polinices, tan culpable cómo Eteocles de la guerra civil. Esa
visión se ha visto reflejada en el género judicial, donde los protagonistas, abogados, han
de defender a inocentes injustamente acusados de un delito que no han cometido y pone
a veces en duda la jerarquia social y las leyes establecidas. Son películas en las que se
cuestiona la ley frente a temas humanos (por ejemplo la guerra y los delitos de
deserción) y las leyes e instituciones inflexibles: "Doce hombres sin piedad" (1957) de
Sydney Lumet, "Matar un ruiseñor" (1962) de Robert Mulligan, "Senderos de Gloria"
(1957) de Stanley Kubrick, "El escándalo de Larry Flint" (1996) de Milos Forman o
"Las dos caras de la verdad" (1995). Encontramos películas donde hay una lucha entre
lo tradicional y lo nuevo, que pide un cambio. Esta confrontación joven-viejo ya la
vemos en Antígona, y la podemos ver en muchos films de carácter independiente,
realizados por jóvenes que participan de un espíritu de rebeldía contra lo impuesto.
Películas como "South Park" (2000) , "The Blair Witch Project" (1999) o la africana "El
viento" (1982) de Malí Cissé reflejan esta rebeldía.

Asímismo, nuestra heroína en el cine está vista cómo el exponente más claro
de los valores femeninos y maternales de protección, piedad y generosidad. Las mujeres
son, a partir de Antígona, capaces de luchar para conseguir clemencia, pero también
para conseguir libertad . Lo vemos en la escena de la escalera de "El acorazado
Potemkin" (1925) de Sergei Eisenstein, -cuando la mujer pide clemencia-, en la escena
final del suicidio de "Thelma y Louise" y en todo el cine feminista.

Edipo

Edipo rey, del griego Sófocles, es una de las obras trágicas más fascinantes de
la literatura griega. Edipo es la imagen de la propia introspección, tal como nos lo
presentó Freud para ejemplificar uno de los tabúes universales escondido en la mente.
Pero al cine lo que de verdad le interesa es el hecho de su culpabilidad: Edipo descubre,
a través de interlocutores, una revelación traumática que se mantenía escondida en el
inconsciente: es culpable de la acción que él más detesta.

Pero si nos centramos en la obra de Sófocles, el argumento es el siguiente:


Edipo, rey de Tebas, intenta evitar una epidemia que se ha extendido, y un oráculo
culpabiliza de la epidemia al asesino del anterior rey, Layo, asesinado por un extranjero
en un camino. El oráculo predice que, si el culpable es encontrado, la peste finalizará.
Para ello se realizan una serie de "interrogatorios", y mediante el adivino Tiresias,
Edipo descubre que él es el asesino de su padre (sus padres le abandonaron cuando era
pequeño, un pastor lo recogió y lo llevó a la corte de Pólibo, rey de Corinto; cuando
caminaba hacia Tebas, se encuentra con su padre real, Layo, y después de una pelea lo
mata). Además, averigua que se ha casado con Yocasta, su propia madre. Al tener una
revelación tan terrible, Yocasta se ahorca y Edipo se quita los ojos (para librarse de la
visión de su delito) . Se va de Tebas y camina errante por Grecia, hasta que en otra obra
de Sófocles, Edipo en Colona, llega a Atenas y puede vivir en paz.
El protagonista se convierte a través del tiempo en un ejemplo de
autoconocimiento, de investigación analítica de uno mismo, que Freud articuló como un
complejo dentro de sus teorías: es la interpretación de los recuerdos, y cómo Edipo
investiga su historia desde muchos ángulos para que al final pueda volver al punto de
partida. Edipo rey ofrece al cine uno de los recursos más interesantes: la propia
exploración interior. Por medio de flash-backs, los personajes podrán ahora investigar el
presente a través del pasado, de tal manera que pueda descubrir los claroscuros de su
vida, la ambigüedad de los sentimientos y las falsas apariencias de la realidad. Fue la
adaptación de la obra de Sófocles, "Edipo, el hijo de la fortuna " (1967) de Pier Paolo
Pasolini, la que primero abordó estos temas en la mente del torturado rey de Tebas.
Temas vigentes en la psicología y el cine contemporáneo, y por eso Pasolini hacia
caminar por una ciudad actual a un Edipo sin ojos, arrepentido y avergonzado de su
pasado.

Es el punto de partida para frecuentar un tema muy útil: la búsqueda obsesiva


de la identidad. Pertenecen a esta temática todas las películas de amnésicos. La que más
bien lo refleja es "Recuerda" (1945) de Alfred Hitchcock. En ella, el eminente doctor
Edwards es asignado en un hospital cómo director general, pero Edwards no sabe quién
es él en realidad, ignora por qué ha llegado allí, y la amnesia le impide defenderse de
acusaciones que le imputan la muerte del verdadero doctor Edwards. Edwards (el
amnésico) puede investigar a fondo de la manera más freudiana los sueños y las
angustias que le sobrevienen por la noche, y saber cuál es el trauma y la culpa de la
aparición de éstos (por medio de decorados surrealistas). Al final descubre que la causa
es la muerte de su hermano cuando él era pequeño, y que, en realidad, su nombre es
Ballantines. Es por medio de sueños por lo que Douglas Quaid decide ir a Marte y llevar
una vida de aventuras en "Desafío Total" (1990) de Paul Verhoeven.

Edipo llega al conocimiento explorando el pasado, y si una película ha


mostrado bien un descubrimiento del pasado ha sido la epopeya cósmica "El planeta de
los simios" (1968) de Franklin L. Schaffner, cuando el astronauta que vive entre monos
descubre el motivo de sus sueños: el planeta donde ha llegado, plagado de monos
inteligentes, es la Tierra a la que él quería llegar.

El cine negro utiliza a Edipo en numerosas películas, para ejemplificar un


crimen o crímenes que se acaban con una resolución inesperada, y que conllevan un
sentimiento de culpa en el asesino, muy relacionado a veces con el protagonista. Es el
caso de todas las adaptaciones de las novelas de Ágata Christie, Raymond Chandler o
Ross McDonald: "The Big Sleep" (1946) de Howard Hawks, "El largo adiós" (1973) de
Robert Altman, "La noche es oscura" (1946) de Joseph H. Lewis, "Asesinato en el
Orient Express" (1975) de Sydney Lumet. También ocurre lo mismo con aquellas
películas policíacas de final inesperado, del estilo de "Sospechosos Habituales" (1995)
de Brian Singer. Otra variante de la investigación y el conocimiento a través del pasado
son aquellas películas que tratan de descubrimiento de corrupción política en las más
altas esferas, y que proponen un cambio del sistema: "Todos los hombres del presidente
" (1976), "Último testigo "(1974) y "El Informe Pelícano "(1993) de Alan J. Pakula,
"JFK, Caso Abierto"(1990) y "Nixon"(1995) de Oliver Stone, "En la línea de
fuego"(1993) de Wolfgang Petersen, "Verano de corrupción" (1998) de Brian Singer y
numerosas aportaciones del cine chileno y argentino sobre sus dictaduras completan
este apartado.
Prometeo y Pigmalión

Prometeo y Pigmalión comparten dentro de la mitología griega su carácter de


creador. Prometeo, titán y en rebeldía contra los dioses, es conocido por ser escultor de
hombres sin necesidad de generación sexual, sino por medio de la inteligencia y la
tecnología. Es también el que desafía el poder de los dioses, al ofrecer al hombre el
fuego, inicio de la civilización y el progreso. Pero el cine y la literatura han tomado de
Prometeo la concepción de crear vida artificial. Al igual que Pigmalión, un escultor que
en la mitología grecorromana (ya que aparece en Las Metamorfosis de Ovidio) se
enamora de una de sus obras, que representa a una mujer. Gracias a la diosa Venus, la
estatua cobra vida y se convierte en compañera de su creador. En menor medida,
relacionamos a Prometeo y Pigmalión con la creación de Golems judíos (estatuas de
barro, con gran poder físico, y que adquiere vida propia mediante una inscripción en la
frente).

La literatura explotó la idea de vida artificial durante el siglo XIX:


Frankenstein, de Mary Shelley, relata el proceso de creación prometeica del doctor
Victor Frankenstein de un monstruo como resultado de juntar trozos de cadáveres, pero
al ver su físico horrible hace que el doctor le abandone a su suerte. El monstruo
descubre que su físico es inaceptable para los demás y se venga del doctor. Esta idea
está presente en la literatura: un ser no creado por Dios es un ser nefasto.

El cine lo ve desde otro punto de vista: examina los deseos que tiene el
hombre de ser Dios y crear vida artificial. El estilo "prometeico" se inicia a principios
de siglo, con el expresionismo alemán (movimiento casi surrealista que pretende
mostrar en la pantalla los sentimientos angustiantes de los alemanes después de la 1ª
Guerra mundial): "El último experimento del Doctor Briken" (1927), "El Gólem" (1920)
de Paul Wegener (en una versión parecida a Frankenstein, donde el Gólem se rebela
contra su creador) o "Homúnculus" (1916) de Otto Rippert. En E.E.U.U., en cambio,
fue la Universal Pictures quien conduce las películas con este tema. Todas pretenden
aleccionar al espectador, advirtiendo de los peligros de la ciencia y de jugar a ser Dios:
"Frankenstein" (1931) y "La novia de Frankenstein" (1935), ambas de James Whale
(que fue hace poco protagonista más tarde de un "biopic" llamado "Dioses y Monstruos"
(1998) de James Condom); donde tiene más importancia el ambiente de horror que el
experimento científico, y el enfrentamiento monstruo-sociedad. En la segunda parte,
Frankenstein crea al monstruo una compañera.

El filón de películas de la creación de una criatura que cobra vida es


interminable, siendo aprovechado por la productora Hammer, experta en películas de
ciencia-ficción de bajo presupuesto, que realizó cinco películas sobre la criatura entre
1957 y 1972, donde profundizaba en la mentalidad del doctor Frankenstein y su lucha
contra la sociedad para que aceptaran la creación de vida artificial. No obstante, la
versión que más se ajusta al argumento de Prometeo y al original de Shelley es
"Frankenstein" (1994) de Kenneth Branagh, en la cual el doctor pretende salvar a la
humanidad de una epidemia y el monstruo tiene sentimientos y motivaciones propios.
La mayoría de películas sobre el ideal prometeico han surgido de la literatura del siglo
XIX: H.G. Wells y las películas de su obra "La isla de las almas perdidas" (1932) de
Earle Kenton y "La isla del doctor Moureau" (1977 y 1996) en la cual éste crea vida
artificial mezclando genes humanos y animales.
Son variaciones del mito las películas sobre científicos locos: "El gabinete del
doctor Caligari" (1919) de Robert Wiene, "El doctor Mabuse" (1922) y sus secuelas, de
Fritz Lang; un doctor que pretende dominar el mundo creando hombres que están bajo
su control, más o menos como la novela 1984 de George Orwell. Lo mismo pasa con
films sobre ciudades futuristas o subterráneas dominadas por algún tirano que pretende
desafiar a Dios mostrando su poder tecnológico, tal cómo hizo Prometeo. Este poder
queda reflejado en "Metrópolis" (1931) de Fritz Lang, que domina a toda la clase
trabajadora, y crea un robot con vida para destruir a los elementos subversivos de la
sociedad, que al final se rebela contra él.

Ocurre igual en "Blade Runner" (1982) de Ridley Scott, pero esta vez en Los
Angeles durante 2019, una ciudad que se está destruyendo quizá a consecuencia de
edificios enormes y la creación de "replicantes", clones humanos con fuerza superior a
los otros y que pueden llegar a tener recuerdos (al igual que Frankenstein), pero que han
de ser destruidos por el "blade runner" Deckard, ya que se han rebelado contra sus
creadores, sólo porque piden tener un poco más de vida (pues los han programado para
vivir 4 años). Es un enfrentamiento criatura-creador, en el que Deckard sufre una
transformación moral al descubrir la mentalidad humana de los "replicantes", situado en
un ambiente pesimista que representa la consecuencia de intentar crear vida artificial al
margen de la naturaleza: la destrucción. Siguen esta trayectoria películas tales cómo
"Pinocho " (1940) de Walt Disney, "2001, una odisea en el espacio" (1968) de Stanley
Kubrick o "Planeta Prohibido" (1956) de Fred McLeod, o "Eduardo Monostijeras"
(1992) de Tim Burton.

En el apartado del mito de Pigmalión, el cine lo ha representado cómo lo


contrario a Prometeo: la relación afectuosa entre el creador y la criatura, trasladado a
otros ámbitos de la vida, como hizo el escritor George Bernard Shaw en Pigmalión,
convirtiendo a Pigmalión y la estatua en un profesor y su alumna respectivamente.
Entran en este grupo "My Fair Lady" (1964) basada en el musical de Broadway, a su
vez basado en el Pigmalión de Shaw, pero con final feliz (en el original, la chica le
abandona); "Nacida Ayer" (1950) de George Cukor, "Educando a Rita" (1983) de
Lewis Gilbert, o la versión antagónica del mito, en la que el creador, celoso de su obra
pretende destruirla: "Laura" (1944) de Otto Preminger. La aplicación de la obra al cine
ha dado diversas adaptaciones: "El coleccionista" (1965) de William Wyler, "La mujer
del cuadro" (1944) de Fritz Lang o "Tamaño natural" (1973) de Luis García Berlanga.
Orfeo

El poeta Orfeo, el mejor músico de la mitología y la cultura griega, representa


el amor sin fronteras, la búsqueda de su amor más allá de la muerte, pero también la
necesidad de enfrentarse a los males interiores para encontrar la inspiración creativa que
como artista necesita. El poeta y cantante ve como su esposa Eurídice muere a
consecuencia de la picadura de una serpiente. Desesperado, baja a los infiernos para
buscar a su amada, y los dioses del Tártaro, Hades y Perséfone, conmovidos por su
música, le dan una segunda oportunidad de volver con su esposa, con la condición de
que no puede mirarla mientras suben hacia la superficie. Incumple la orden, mira a
Eurídice, y ésta muere por segunda vez. Desconsolado, Orfeo vuelve a la tierra,
rechazando a todas las mujeres, hasta que las Ménades, mujeres enloquecidas por los
rituales a Dioniso, le matan y despedazan. De nuevo en el infierno, pero ahora muerto
de verdad, puede mirar a Eurídice tranquilamente. Orfeo aparece en los textos de
Virgilio y Ovidio, y en la antigüedad es una figura importante en muchos aspectos: es
un poeta capaz de conmover a la naturaleza, lleno de inspiración, pero que sufre mucho.
Su figura hizo que se creara un movimiento religioso (el "órfico"), que proclamaba la
condición impura del cuerpo y la inmortalidad del alma, inspirados por la personalidad
de Orfeo tan cerca de la muerte.

El género más acertado que se ha inspirado en Orfeo ha sido el "thriller",


donde se mezcla acción y suspense, con un personaje dispuesto a bajar a los "infiernos"
(reales o figurados) para rescatar a alguien querido: "Frenético" (1988) de Roman
Polanski, en la cual un hombre busca a su mujer por los bajos fondos de París. También
se ajustan a este modelo modelo algunas en clave de humor: el protagonista ordenado y
meticuloso se ve trasladado a un mundo hostil: "Jo, qué noche!" (1985) de Martín
Scorsese, "Buscando a Susan desesperadamente" (1985) de Susan Seidelman, "Alguna
cosa salvaje" (1986) de Jonathan Demme , "La hoguera de las vanidades" (1990) de
Brian de Palma, "El rey pescador" (1991) de Terry Gilliam o "El abogado del diablo"
(1998). Películas de ambiente malsano y tenebroso, cómo "Terciopelo Azul" (1976) de
David Linch o con personajes que van más allá de la realidad, recreando algo que ya no
existe o que no ha existido, como la obsesión que tiene Scottie por Madeleine en
"Vértigo, de entre los muertos" (1958) de Alfred Hitchcock: Madeleine muere
lanzándose desde un edificio (de ahí el vértigo de Scottie), pero el protagonista cree ver
a Madeleine en otra mujer diferente, Judy (que en realidad es la verdadera Madeleine,
que no había muerto). Pero Judy muere otra vez ante el horror de Scottie, cuyo futuro
está indeciso. Por otra parte, la búsqueda de la belleza y de los buenos sentimientos
antes de morir está presente en Orfeo y "Muerte en Venecia" (1971) de Luchino
Visconti.
3.- MITOLOGÍA CLÁSICA FUNDAMENTAL

En este punto se explica detalladamente la mitología grecorromana más


básica, empezando por los mitos con los cuales los griegos se explicaban el origen del
universo y de la tierra. Seguidamente, la historia (de ficción) de la dinastía de los dioses
griegos, desde los primeros, que representan a fuerzas de la naturaleza hasta aquellos
que se denominan "olímpicos" y que tienen forma humana. A continuación el mito de
Prometeo y Pandora, los ciclos heroicos más importantes e influyentes en el cine.
Después, una pequeña relación de los aspectos que se modificaron o que se introdujeron
en la mitología romana.

3.1.- Mitología griega


La mitología griega, como ya especificamos en el punto 2.1., es una de las
más ricas, por no decir las más extensa en cuanto a mitos y relatos, pero es también sin
duda, la que más ha influido en las civilizaciones posteriores, porque ha sabido dar una
forma inteligible a todas aquellas sensaciones y experiencias humanas (amor, odio,
locura,...). Otro acierto es darle una personalidad propia a cada dios (la mitología clásica
es politeísta), con fisiología y cuerpo humano, y también sujetos al destino, como todo
mortal (con la excepción de que son dioses y no pueden morir). Eso les permite
permanecer vigentes en la actualidad, y despertar admiración en todas las épocas, en
ámbitos cultos y populares. Los mitos básicos son:

3.1.1.- La Cosmogonía y los dioses del Olimpo

Una cosmogonía es la explicación más aceptada que tenían los habitantes de la


Grecia antigua para explicar el origen de su universo, de su planeta y de las fuerzas y
componentes elementales de la naturaleza. Para comprenderla (ya que hay diferentes
variantes) hemos de presuponer la vivificación de todas las cosas antes enumeradas. La
más aceptada en Grecia fue la del historiador Hesíodo, que pretende establecer las
diversas generaciones de dioses.

Según la Teogonía de Hesíodo, en principio existía el Caos, la nada, el desorden,


el vacío anterior a toda creación. A partir del Caos surgió Eros (el Amor), la idea del
cual ha cambiado con el tiempo (lo imaginamos como un niño alado) y Gea (la Tierra),
que sin forma concreta, sino como toda la tierra existente, será el elemento ordenador y
base de todas las divinidades griegas. Engendró a los primeros seres divinos sin
necesidad de elemento masculino.). Gea engendró a Urano (el Cielo) divinidad que
perfiló la geografía actual y que, que cubre a su madre (la fecunda), y de ella nacen los
que luego darían lugar a la extensa mitología griega ( que no cabría en este trabajo): 12
titanes y titanesas, capitaneados por los más jóvenes, Cronos y Rea; 3 cíclopes (con un
único ojo) y 3 hecatonquiros (con cien brazos). Estas dos clases últimas son deformes y
violentas. Urano, temeroso de que sus hijos le arrebaten el poder, evita que los titanes
nazcan, pero Cronos le cercena los genitales, que caen al mar, y del que surgen los
gigantes, las ninfas, las Erinias (potencias vengadoras que castigan delitos contra los
padres) y Afrodita, diosa del Amor.

Con Urano y Gea separados, los titanes se agrupan en parejas, y sus hijos
ocupan un lugar concreto en los fenómenos naturales (Helios, Selene y Eos son el sol, la
luna y la aurora). Nacen así todos los vientos, los mares, ríos y lagos y las fuerzas
oscuras. Cronos (el Tiempo) y Rea, los todopoderosos, tuvieron 6 hijos (Poseidón,
Hades, Deméter, Hestia, Hera y Zeus), pero para evitar problemas sucesorios, Cronos se
los tragaba a medida que nacían. Rea consiguió poner a salvo a su sexto hijo, Zeus, en
manos de unas ninfas, y creció con ellas en una cueva. Al mismo tiempo, Rea envolvió
una piedra con pañales y se la ofreció a su esposo simulando que era Zeus. Cuando éste
creció, se hizo copero de su padre (que no lo sabía), le dio un veneno que hizo salir de la
boca del titán a sus hermanos. Entonces empezó una guerra entre titanes y los nuevos
dioses, con la victoria de los últimos. A partir de ese momento, vivieron apaciblemente
en la montaña del Olimpo, morada de los dioses, frecuentando en numerosas ocasiones
la vida de los hombres.

Zeus y Hera

Zeus era el dios supremo, el primero en el panteón olímpico, el qué está por
encima de todo y lo controla . Preside el cielo, y es dios de los fenómenos atmosféricos,
de la luz y del rayo. Es también aquél que vigila el cumplimiento de leyes y sacrificios,
y representante de las jerarquías sociales. Es el que decide y acepta las providencias del
destino para los hombres, y el que controla a los demás dioses en temas importantes.
Para muchos griegos, era el símbolo del Cosmos y la perfección. Casado con Hera -ella
no fue su única esposa-, tuvo relaciones con titanesas, diosas, ninfas y mortales, a veces
no con su apariencia antropomórfica, sino metamorfoseado en animal,...; hasta el punto
de que casi todos los personajes mortales o semi-mortales importantes son hijos suyos,
así como muchas divinidades menores y mayores (Apolo, Artemisa, Dioniso, Atenea,
Perséfone, las Musas, las Horas, las Moiras, Hércules, Perseo,...). Sus infidelidades ( su
único defecto humano) causaron el enfado de Hera , que intentaba castigar a las amantes
de su esposo o a sus hijos bastardos. Zeus arreglaba los conflictos entre dioses. Su
símbolo era el rayo o el águila.

Hera era la esposa (legítima) de Zeus, y, por tanto, reina del cielo y la más
poderosa de todas las diosas. Montaba en cólera con las infidelidades de su marido (era
un deshonor), y como venganza, perseguía y castigaba a sus amantes ( enviaba
monstruos a matarlas, o les infringía castigos corporales) y a los hijos bastardos de Zeus
(el caso más famoso es Hércules). Hera es la diosa del matrimonio, y de la protección
maternal de los hijos. Representaba a la mujer adulta que cuida de su familia y de su
casa. Su símbolo era el pavo real.
Hades, Poseidón y Deméter

Hades, hermano de Zeus, es el dios de los muertos, y su nombre se ha


asociado al infierno. Su presencia en leyendas es rara, exceptuando aquellas en que
héroes descienden a su reino para pedirle algo. Es un dios autoritario, que no permite a
casi nadie volver a la vida después de la muerte (excepto Eurídice). El reino de los
muertos no es un lugar terrible, con fuego y llamas, sino que era un conjunto de
llanuras, con tres caminos posibles una vez el alma era juzgada: casi todos los hombres,
con una vida ni buena ni mala, pasaban la eternidad en la llanura de Asfodel, un sitio
lleno de sombras, nieblas y árboles tristes, donde siempre era tarde-noche. Esta llanura
contaba con verdes prados y una laguna donde los muertos bebían agua para olvidar su
pasado. El segundo camino era el más feliz, los Campos Elíseos, con un cielo azul y
claro, praderas verdosas y donde siempre había música y baile. Los muertos que iban a
los Campos Elíseos, tenían opción de volver a la vida, pero casi todos la rechazaban. El
último camino conducía al sustrato del mundo de los muertos, un lugar apartado de
todo: el Tártaro., y bordeado por la laguna Estigia, donde el barquero Caronte, uno de
los muchos geniecillos y monstruos al servicio de Hades, conducía en barca a las almas
hacia el reino de Hades. El Tártaro aparecía cómo el extremo de la tierra, y era un lugar
de condenación eterna, reservado para asesinos, delincuentes y personas que habían
ofendido a los dioses (Tántalo, Sísifo, las Danaides).

Hades vivía rodeado de las divinidades de la Muerte (Hécate, la Noche, la


Muerte,...), las Erinias y de las brujas del destino (las Moiras o Parcas), y reinaba junto
a su sobrina Perséfone, hija de Deméter, a quién había raptado en persona mientras
paseaba por el campo. Su disputa con Deméter por Perséfone se arregló repartiendo la
estancia de ésta en infierno y tierra. Las puertas de los Infiernos estaban guardadas por
Cerbero, un perro enorme con tres cabezas y cola de serpiente, que devoraba a aquellas
almas que intentaban salir por la puerta.

Poseidón es el segundo hermano de Zeus, y según las leyendas, el que más


ansiaba hacerse el poder del Olimpo, pero se vio relegado a quedarse con el reino del
Mar cuando Hades, Zeus y él se repartieron el mundo. Poseidón era el señor del mar y
de todo lo que vivía en su reino. Controlaba las tempestades, las olas, etc.. Se casó con
una de las hijas de Nereo, Anfitrita, pero su matrimonio no era muy feliz, ya que
Poseidón era muy ambicioso y quería reinar en la tierra, y muchas veces salía al exterior
y reclamaba ciudades o territorios, a veces por la fuerza si su hermano Zeus decidía no
concedérselo. Era el dios de los caballos y su símbolo era el tridente.

Deméter, confundida a veces con Gea, era la diosa de la tierra cultivada, de la


agricultura, de los cereales así cómo de todo aquello que es fruto de la tierra y es
aprovechado por el hombre. Se la consideraba también diosa del apetito, la alimentación
y de la comida. Se le ofrecían muchos regalos y sacrificios en la antigua Grecia.
Mediante el mito de Tántalo (mortal que cocina a su hijo y se lo ofrece a los dioses,
excepto a Deméter), se la relaciona con la reproducción, con el crecimiento y con los
hijos legítimos. Es la diosa que representa el ciclo vital.
Apolo, Artemisa, Atenea y Hefesto

Estos cuatro dioses formaban parte del panteón olímpico clásico, y tenían en
común que eran hijos de Zeus o Hera. Apolo y Artemisa eran hijos de Leto, hija de
Titanes, y de Zeus en una de sus muchas infidelidades. Él es patrón de las artes (desde
la caza a la música, ésta última en especial), de la adivinación (por eso tiene tantos
oráculos) y de la medicina. Es un dios que se acerca a los hombres (castigado por su
padre, pasa un tiempo en la tierra como pastor), y por eso era tan admirado. Representa
la juventud eterna, la energía de los adolescentes. Era el modelo de todas las esculturas
griegas. Es el dios de la luz (no del sol), y del fuego luminoso (aquél que alumbra y
aleja la oscuridad). Su símbolo era el arco. El arco era también el símbolo de su
hermana gemela Artemisa. Artemisa es la diosa virgen, - a la que no gusta el contacto
con los hombres-, del mundo salvaje, inexplorado: bosques, pantanos, llanuras,
marismas, montañas; y por esa razón sus santuarios se alejan de las ciudades. Es
también diosa de la naturaleza y los animales, y de la caza, pero para la supervivencia,
no por diversión. Se encargaba de castigar actos extremadamente salvajes (violaciones,
canibalismo,..).

Atenea era una de las diosas más valoradas en la antigua Grecia. Nacida de
otra infidelidad de Zeus, en este caso con la titanesa Metis. Cuando Zeus supo que el
hijo que iba a tener (que aún no había nacido) le destronaría, se comió a Metis; pero un
día la cabeza le dolió, y con ayuda de Hefesto, surgió Atenea. Es la diosa de la técnica y
el arte. Diosa del saber, presidía las obras hechas con trabajo manual (carpintería,
alfarería, hilado) e inteligencia, aspectos que aplica a otro terreno, la guerra (es diosa de
la estrategia y las técnicas militares). Su intervención en ellas decidía el resultado de la
contienda. Su símbolo era el búho y permaneció virgen. Hefesto era también dios de la
técnica constructiva, y por eso aparece relacionado con Atenea. Era dios de la artesanía,
de la metalurgia y del fuego dedicado a fundir metales. Sus obras eran inmejorables. Era
dios de las ligaduras, y sus cadenas ataban a mortales y hombres. Era deforme, porque
Zeus lo lanzó desde el Olimpo al nacer (se dice que Hefesto es hijo de Hera sin
necesidad de la intervención de su cónyuge) al mar, donde las ninfas le cuidaron y le
enseñaron la técnica de la metalurgia.

Ares, Afrodita, Hestia y Hermes

Ares es el dios de la violencia, de la guerra y del instinto animal, y los


soldados se encomendaban a él antes de cada batalla. Su séquito lo formaban
divinidades guerreras y sus caballos devoraban hombres. Ares siempre intervenía en
cualquier guerra, sin importar el motivo. Afrodita, por otra parte, era la diosa del amor,
de la belleza y de todo aquello que es perfecto. Representaba el deseo sexual, y su
nacimiento se remonta a la época en que Cronos corta los genitales a Urano. Éstos caen
al mar, y de allí, en medio de espuma, surge Afrodita montada en una concha (el cuadro
de Botticcelli). Dioses y hombres intentaron impresionarla para casarse con ella, pero
Hera determinó que sería la esposa de su hijo Hefesto (aunque le engañó más de una
vez). Afrodita era el modelo de la mujer soltera y joven, justo antes del matrimonio,
regido por Hera. Una vez casada, era la diosa del deseo y de la mujer desenfrenada (en
algunas representaciones se la asocia a la yegua).
Hestia es la menos conocida de los dioses. Hermana de Zeus, éste le concedió
la virtud de permanecer virgen. Es diosa de la virginidad, pero también del hogar
doméstico. Su símbolo es el fuego sagrado de los sacrificios y del hogar , que mantiene
calientes a todas las familias. Mantenía unidos a matrimonios y familias. Representaba
el espacio interior de la casa y de la ciudad, y el sedentarismo. Hermes, hijo de Zeus y
de la ninfa Maya, tenía diversas facetas, pero representaba todo aquello que estaba en
movimiento, es decir, era dios del dinamismo: de los viajes y los viajeros, de los
mensajeros, de los caminos, de las rutas y los desplazamientos. Era dios de la astucia
(engañó por dos veces a su hermano Apolo), de los robos (le robó el rebaño a su
hermano), de las tretas y los engaños (mintió ante el tribunal de Zeus). De los contratos,
del comercio, de los pastores ( y de la trashumancia) y vendedores , así cómo de los
ladrones, del azar, de los juegos engañosos, de los disfraces y del disimulo. Era un
embaucador, un marrullero y un pícaro, pero intervenía como mediador en los
conflictos, al ser patrón de la negociación. Era mensajero de los dioses, y sus símbolos
eran las botas aladas, el casco con alas y el caduceo.

Prometeo y Pandora

El mito de Prometeo y Pandora es uno de los más influyentes que la


civilización griega ha tenido. Trata, como se ha visto antes, del sacrificio de un titán,
Prometeo, para ofrecer la sabiduría al hombre (en forma de fuego) y el posterior castigo
de Zeus. Es el mito del origen del género femenino, considerado como negativo para
Grecia. Es hijo de un titán, Japeto, y es una divinidad representada como astuta. Es la
representación de la ambigüedad hacia Zeus (no es desleal, pero tampoco fiel
totalmente). Según la leyenda, Prometeo y Zeus crearon a partir de barro a los hombres
(Hesíodo no lo confirma en su obra Los trabajos y los días), dándoles vida pero
dejándoles en una situación primitiva. Prometeo sentía pena por los hombres más
desfavorecidos, e intentó ayudarles: durante un sacrificio, separó la carne comestible
(con aspecto asqueroso) y los huesos recubiertos de grasa incomestible pero apetecible.
Propuso a Zeus que eligiera una cosa, con intención de engañarlo. Zeus adivinó el
engaño y eligió los huesos, y condenó a los hombres a tener que comer la carne, cosa
que representaba que los humanos necesitarían alimentarse para vivir y los dioses no.
Para castigar el engaño, Zeus les quitó el fuego a los hombres, pero Prometeo lo robó y
se lo devolvió. El rey de los dioses montó en cólera, y los castigó con la obligación de
hacer sacrificios a los dioses para evitar su venganza. Por otra parte, envió a Epimeteo,
hermano de Prometeo (que había sido castigado por su engaño a pasar la eternidad
encadenado a una montaña, donde una águila le devoraba cada día su hígado
regenerativo), una caja llena de todos los males (o de todos los bienes dependiendo de
cada versión). Seguidamente, y con ayuda de los otros dioses, creo a Pandora ("todos
los regalos"), la primera mujer. Le infundieron belleza, curiosidad pero también malicia.
Cuando se la entregaron a Epimeteo, Pandora recibió la orden de no tocar la caja, pero
su curiosidad hizo que la abriera, esparciendo por todos los rincones de la tierra todos
los males (o en la otra versión, los bienes volvieron al Olimpo); pero Pandora logró
cerrar la caja a tiempo, y en el fondo se quedó la esperanza.
3.1.2 Ciclos Heroicos
Heracles

Heracles, o la versión latina del mismo, Hércules, es el personaje más


conocido, admirado y representado de la antigüedad, y sus múltiples hazañas son una
síntesis de la fuerza física y sobrehumana a la que puede llegar un ser mitad hombre,
mitad dios. Era también un símbolo del poder y el orgullo griegos, superando siempre
las adversidades y los enemigos. El mito de Heracles tiene tragedia, aventura, acción,
fantasía y amor, cualidades que lo convierten en el símbolo de la riqueza de la mitología
griega. Es hijo de Zeus en una de sus muchas infidelidades, en este caso con la mortal
Alcmena, a quien seduce tomando la forma de su marido, Anfitrión. Era bisnieto de
Perseo y Andrómeda, y su vida está marcada por la incesante persecución y amenaza
que sufrió por parte de Hera, enfadada por la infidelidad de su marido. Desde pequeño
intentó matarlo (es famoso el episodio en el cual Hera introduce serpientes en la cuna de
Heracles, pero éste las asfixia con sus manos). Heracles se instruyó con diversos
maestros (Lino y Eumolpo en música y letras, Castor en armas,...), mostró su
temperamento rebelde y realizó sus primeras hazañas, por las cuales Creonte, rey de
Tebas le ofreció en matrimonio a su hija Mégara. Tuvo cinco hijos, pero en un arrebato
de locura enviado por Hera los mató y estuvo a punto de hacer lo mismo con su padre
adoptivo Anfitrión. Gracias a Atenea, recobró la cordura, y para redimirse, un oráculo le
ordenó que se pusiera a las órdenes de su primo Euristeo, rey de Micenas (gracias a una
estratagema de Hera) durante doce años, con lo que se ganaría la inmortalidad. Aquí
comienzan los Doce Trabajos famosos, que consagraron a Heracles como un héroe o un
dios entre los hombres. Euristeo le mandó cumplir doce tareas: matar al león de Nemea
(y traer su piel), matar a la hidra de Lerna, capturar vivo al jabalí de Erimanto, capturar
viva a la veloz cierva de Cerinia, acabar con la plaga de aves del lago Estínfalo, limpiar
los establos (llenos del estiércol de los rebaños) del rey Augias, capturar al toro furioso
de Creta (el "padre" del Minotauro), domar a las yeguas de Diomedes (que comían
carne humana), robar el cinturón a Hipólita, reina de las Amazonas, domar el rebaño de
bueyes del rey Gerión (con tres cabezas) y llevarlo a Grecia (en el viaje de vuelta,
Heracles realiza numerosas hazañas, como colocar dos columnas gigantes a ambos
lados del estrecho de Gibraltar), sacar de los Infiernos al perro Cerbero y robar las
manzanas de oro del Jardín de las Hespérides, guardadas por un dragón.

Los Doce Trabajos son las hazañas más conocidas del semidiós, pero su
leyenda abarca muchísimas historias, ya que todas las zonas influenciadas por la cultura
griega intentaban asociar a su héroe particular con el todopoderoso Hércules. Se le
atribuyen viajes por todo el mundo conocido y hasta el descenso a los Infiernos, donde
liberó a Teseo. Mató al monstruo que azotaba Troya, y tiempo después la liberó de un
rey tirano, ofreciendo el trono a Príamo. Tuvo relaciones con muchas princesas y luchó
con fieras, bandidos, centauros, pigmeos e indígenas cuando volvía de sus viajes. Liberó
de su castigo a Prometeo y se embarcó como Argonauta en busca del vellocino de oro,
pero abandonó la aventura. Sus esposas más famosas fueron Mégara, Yole, Ónfale y
Deyanira, con la que tuvo que sufrir mucho. Con ella se sitúa la muerte de Heracles
(tras estar en contacto con el veneno de un centauro al que había matado), su ascensión
al Olimpo, su reconocimiento como dios tras una vida de penalidades y su matrimonio
con Hebe.
Jasón

Jasón es descendiente de Eolo, dios del viento y pariente de Ulises. Hijo de


Esón, rey destronado del reino de Yolco por su hermano Pelias. Fue criado por el
centauro Quirón, que le instruyó en las artes. Cuando volvió a Yolcos para reclamar el
trono, el rey le impuso como condición ir a buscar un vellocino de oro guardado por un
dragón. Construye un barco y reúne una tripulación; viven una serie de aventuras como
la de las Harpías, y finalmente llegan a la Cólquide, donde se encuentra el vellocino.
Allí, el rey Aetes les pone una serie de pruebas antes de dejarles conseguir su objetivo,
con la intención de matarles a todos, pero con la ayuda de la hija del rey, Medea, logran
superarlas todas y recoger el vellocino de oro sin matar al dragón, durmiéndolo con
música. Pero de vuelta a Yolcos, perseguidos por Aetes, los argonautas ven como la
cruel Medea, impide que su padre les alcance lanzando al mar el cuerpo despedazado de
su hermano Apsirto, que ella misma había matado. Después de numerosas aventuras en
el viaje de vuelta ,Jasón y Medea volvieron a Yolcos y se casaron. A estas aventuras
posteriormente se le añadieron más. Allí, Medea mata al rey Pelias, entonces son
desterrados y se van a vivir a Corinto, donde llevan una vida tranquila hasta que el rey
de Corinto pretende casar a Jasón con su hija. Siguiendo la tónica de gran crueldad,
Medea, furiosa, mata al rey Creonte, a su hija Glauca e incluso a sus propios hijos.
Después huyó a Atenas. Jasón, por su parte, destronó al rey Acasto en Yolcos y se
proclamó rey.

Perseo

Perseo es otro héroe griego surgido de la unión entre Zeus y una mortal,
Dánae. El padre de ésta, Acrisio, había sabido a través de un oráculo que si su hija tenía
descendencia, ésta le mataría, y por esta razón, encerró a Dánae en una habitación con
rejas. Pero Zeus entró en forma de lluvia de oro y fecundó a Dánae, que tuvo un hijo,
Perseo. Al enterarse de eso, Acrisio encerró a su hija y a su nieto en un cofre de madera
y los lanzó al mar. El cofre llegó a la isla de Sérifos, donde Perseo creció fuerte y vigiló
en todo momento que el rey de la isla, Polidectes, no se apoderase de su madre.
Polidectes urdió un engaño para que Perseo se viera obligado a cumplir una promesa
hecha anteriormente, consistente en traerle la cabeza de una de las Gorgonas, monstruos
con escamas y afilados dientes. Nuestro héroe fue ayudado por Atenea y Hermes, que le
dieron unas botas aladas y un escudo brillante como un espejo, con el cual pudo
orientarse durante la batalla con Medusa, la gorgona mortal con la que luchó y a la que
cortó la cabeza, y que, además, tenía el poder de transformar en piedra a quien la
mirara, incluso después de muerta. De camino a casa, Perseo se enamoró y salvó de la
muerte a la joven Andrómeda, transformó en piedra a sus pretendientes (con la cabeza
de la gorgona) y se casó con ella. De vuelta a Sérifos, petrificó a Polidectes y decidió
volver a Argos para ver a su abuelo. Éste, aterrorizado por la predicción del oráculo,
huyó a la ciudad de Larisa, donde se celebraban unos juegos deportivos. Perseo, al no
encontrar a su abuelo en Argos, decidió participar en los juegos, y durante el
lanzamiento de disco, decapitó sin querer a su abuelo, cumpliéndose así el vaticinio.
Perseo y Andrómeda se casaron y tuvieron varios hijos.
Teseo

Teseo es la versión de Heracles en la zona griega de Ática, y, en concreto, de


Atenas. Hijo de Egeo, rey de Atenas y de Etra, hija del rey de Tremcén. Pasó su infancia
con su madre mientras su padre reinaba en Atenas. A los dieciséis años, Teseo,
convertido ya en un muchacho fuerte, se encaminó hacia Atenas equipado con unas
sandalias y una espada que su padre había escondido antes de irse, y que Teseo
consiguió levantando una pesada roca. Al igual que Heracles, se enfrentó a monstruos,
fieras y bandidos ( Sinis, que descuartizaba a los viajeros,...). Al llegar a Atenas, Egeo
reconoció la espada que él había escondido años atrás, e instantáneamente reconoció a
su hijo.

Tuvo que luchar con los cincuenta hijos del rey Palante, que pretendían
arrebatarle el trono a Egeo. Pero su aventura más famosa es la del ciclo cretense: Minos,
rey de Creta, obligaba a los atenienses a pagarle un tributo cada nueve años en forma de
siete jóvenes y siete doncellas, los cuales alimentarían al monstruo que habitaba en el
laberinto de Cnosos, el Minotauro. Teseo se ofreció como uno de los siete jóvenes, y se
embarcó con la intención de matar al Minotauro. El barco poseía dos juegos de velas:
negras para indicar que Teseo había muerto y blancas para señalar lo contrario. Llegó a
Creta, y fue recluido en el laberinto, del que no se podía salir, a la espera del Minotauro.
Pero Ariadna, hija de Minos, se enamoró de él y le dio un ovillo de hilo antes de entrar,
para que no se perdiese. Teseo venció al Minotauro, y se marchó de Creta con Ariadna,
pero la abandonó en la isla de Naxos (sobre esto hay varias hipótesis, pero la versión
más segura es que Teseo la dejara allí para que el dios Dionisos se la llevara al Olimpo).
Cuando llegaban al puerto de Atenas, Teseo no se acordó de cambiar las velas negras, y
Egeo, que esperaba al barco desde un acantilado, al ver las velas negras y creer que su
hijo había muerto, se lanzó al mar y se mató. Teseo se convirtió en rey de Atenas,
ciudad a la que dotó de democracia nuevamente, de edificios públicos,...

Otra aventura dentro de su ciclo heroico es la guerra contra las Amazonas.


Hay dos versiones: la primera dice que las Amazonas, mujeres guerreras que odiaban a
los hombres, entraron en guerra con los atenienses cuando Teseo raptó a una amazona,
Antíope, con la que tuvo un hijo Hipólito; la segunda versión dice que las Amazonas
entraron en guerra porque Teseo había repudiado a Antíope (con la que igualmente
concibió a Hipólito) para casarse con Fedra, hermana de Ariadna. La guerra terminó con
la victoria ateniense, y surgió un nuevo mito, el de Fedra, enamorada de Hipólito, a
quién mató para por haberla repudiado.

Ya en la vejez, se cuenta que Teseo y su amigo Pirítoo, decidieron casarse


con dos hijas de Zeus: Helena (la del rapto de Paris), en su edad adolescente; y
Perséfone. Las raptaron, pero fueron castigados y encadenados en los Infiernos, hasta
que Heracles los rescató.
3.2 Mitología romana
La mitología romana se caracteriza por ser muy ecléctica, es decir, adoptaba
de los pueblos que conquistaba aspectos que se parecían o que favorecían a su tradición
antigua. Los romanos eran muy prácticos, y su mitología se fue convirtiendo en
religión: la unión entre hombres y dioses se materializaba en una especie de contrato,
sacrificios a cambio de beneficios.

En un principio se veneraba a divinidades incorpóreas, espíritus sin imágenes


ni templos en su honor que representaban los objetos naturales, y en concreto, el campo
y la agricultura, actividad básica de los romanos. Había una Tríada de dioses inicial,
surgida de la religión más arcaica de los romanos, formada por Júpiter(divinidad del
cielo, la luz), Marte(dios de la guerra y de la vegetación) y Quirino(dios de los
campesinos, que después se fusionará con Rómulo, fundador de Roma). Todos los
dioses recibían en cada zona un culto diferente, y a veces se les cambiaba el nombre.
Con la influencia etrusca en el siglo VI a.C. (pueblo del norte de Italia), se introdujeron
las imágenes de una nueva Tríada de dioses, llamada Capitolina y formada por Júpiter,
Juno y Minerva, e igualmente la idea de la ciudad y la familia como núcleo religioso
independiente (aparecen los primeros oráculos y los augures y haruspexs, adivinos y
profetas). Había además, un culto especial dentro de cada familia, con dioses
protectores del hogar (lares, manes y penates), de la comida y de los antepasados.
Aparecen divinidades típicamente romanas, como Jano, dios con dos caras,
representando la paz y la armonía; Juventus, Libitina,... Más tarde, los romanos
conquistaron Grecia, y se vieron asombrados por una mitología más rica y extensa que
la suya. Por esa razón asimilaron a casi todos sus dioses antiguos a los griegos que se
asemejaban en algo. No obstante, se mantuvo el nombre romano, y algunas divinidades
antiguas continuaron existiendo. La religión también se caracteriza por ser muy
centralista, todo se centraba en Roma, ciudad que mostraba la grandeza del pueblo
romano. Para engrandecer más su orgullo, surgieron desde muy pronto mitos sobre el
origen de la gran urbe. La leyenda dice que Rómulo y Remo, hijos del dios Marte y de
Rea Sílvia (una vestal que al perder su virginidad fue castigada por su tío Amulio a ver
como sus hijos eran arrojados al río Tíber) fundaron Roma después de devolver el trono
de la ciudad italiana de Alba a su abuelo Numitor. Durante una discusión, Rómulo mató
a Remo y reinó durante cuarenta años. Lo mismo pasa con la Eneida, de Virgilio (ver
punto 2), que relaciona al pueblo romano con el héroe homérico Eneas.

Pero durante el Imperio y todo el siglo I d. C., hubo una decaída de la religión
romana, contrapuesta al ascenso de nuevas religiones de origen oriental, más
espirituales. La crisis del Imperio hizo que ya no se confiara tanto en la religión
decretada por el Imperio, y que gracias a corrientes filosóficas como el epicureismo o el
estoicismo, se introdujeran y aceptaran nuevos cultos más hedonistas, orgiásticos o
mistéricos. Se rendía culto a dioses persas y egipcios, como Cibeles, Isis, Mitra, Anubis
o sectas religiosas ya existentes, como el orfismo o el cristianismo (en aquella época era
una secta).
3.3.- Autores clásicos:

Esquilo: (525 a.C./456 a.C.)

De este autor destacan la Orestíada (ya comentada en los puntos 2.3. y 4.2.), y dos obras
más que enriquecen la mitología griega: Prometeo encadenado , obra en la que se
contrapone a Zeus y Prometeo; y Los siete contra Tebas, en la que se narra la lucha y
defensa de Tebas durante el enfrentamiento entre Eteocles y Polinices, hijos de Edipo.
Sus obras destacan por su gran violencia, tratada de forma dramática.

Sófocles: (496 a.C./406 a.C.)

De este autor trágico encontramos obras como Antígona, Edipo rey y Edipo en Colono,
que tratan otra vez la tragedia familiar de Edipo, que, sin saberlo se casa con su madre y
mata a su padre; y en Antígona se plantea el problema social y moral de la violación de
las leyes, ya que Antígona desobedece la prohibición de su rey y tío Creonte de enterrar
el cuerpo de Polinices, su hermano, y es castigada a muerte, pero se suicida.

Eurípides: (480 a.C./406 a.C.)

Autor de gran patetismo y dramatismo, se caracterizó por plantear problemas morales y


sociales. Sus tragedias más célebres y más importantes para el cine han sido Las
troyanas (415 a.C.), Ifigenia en Taurus (412 a.C.), Las bacantes (405 a.C.), Medea(431
a.C.), Hipólito (427 a.C.), Electra (413 a.C.). De los tres autores, es el más adaptado al
cine.

Longo: (s.III d.C)

Un escritor griego del que se sabe muy poco, solamente que vivió en el siglo III d.C., en
plena dominación romana. A el se le atribuye la primera novela griega que no se basa en
una complicada y violenta trama. Esta obra es Dafnis y Cloe, también llamada Las
Pastorales, y su argumento se resume en los intentos del pastor Dafnis, enamorado de la
también pastora Cloe, para enterarse de las técnicas sexuales. Para ello recurre a una
mujer experta, que le enseña todo lo que necesita saber.
3.4.- Autores clásicos latinos:

En lo que se refiere a escritores latinos, cuya fuente de inspiración ha sido más escasa,
los más importantes dentro de la cinematografía han sido dos, Plauto y Petronio, ambos
autores de comedias o sátiras, que el cine ha utilizado para hacer comedias. No obstante,
se han aprovechado las obras de género histórico para ambientar mucho mejor películas
sobre la historia de Roma tales como La guerra de las Galias de Julio César, o las
Historias y los Anuales de Tácito.

Plauto: (254 a.C. – 184 a.C.)

Sus obras se basan en las comedias griegas, en concreto de Aristófanes, y se


caracterizan por un lenguaje ingenioso y popular, tal como el que utilizaban los
romanos en su tiempo (juegos de palabras, refranes, expresiones vulgares). Con un gran
sentido del humor, destacan Anfitrión, comedia en la que Júpiter y Mercurio bajan a la
tierra y adoptan la forma del rey de Tebas Anfitrión y su criado Sosias, y tras unos
cuantos enredos con tono picante y satírico, Júpiter consigue hacer el amor con la
esposa de Anfitrión, Alcmena (de esta unión nacerá Hércules). Otra obra de Plauto que
se llevará al cine es los Menecmos, en la que se inspiró Shakespeare para La comedia de
los errores . Es una disparatada comedia de enredos que presenta a dos gemelos y sus
dos esclavos, también gemelos, que son buscados por su padre, que los perdió durante la
guerra entre Éfeso y Siracusa. La otra comedia de Plauto que inspiró a los cineastas fue
Pseudolus, en la que un esclavo con este nombre intenta ayudar a su amo a conseguir la
mujer que quiere antes de que ésta sea vendida a un soldado; trama que se mezcla con
una serie de equívocos con los padres del enamorado.

Petronio: (s. I d.C)

A Petronio se le atribuye la primera novela del género narrativo: el Satyricon, pieza


satírica de la que se conservan fragmentos más o menos desordenados, y que han tenido
recopilaciones posteriores con un orden argumental diferente. Narra de forma satírica,
pero también costumbrista (el Satyricon es un documento histórico donde se relatan
costumbres y leyendas romanas), la rivalidad entre dos astutos estudiantes, Encolpio y
Ascilto, por los favores del efebo Gitón. La rivalidad les lleva a situaciones y a lugares
diferentes (siempre con un componente pícaro y sexual) donde conocen a Eumolpo, un
viejo poeta, con el que en especial Encolpio tendrá una gran amistad.
4.- MITOLOGÍA CLÁSICA EN EL CINE
El cine es en todo momento un instrumento de expresión para su director, sus
actores y su guionista, y es una forma de expresar algo hacia los espectadores. Por esa
razón muestra mucha subjetividad. Además, es un negocio, y busca el impacto en el
espectador, a través de historias de amor, sexo, violencia, acción, traiciones, fantasía,
etc. Desde los dos puntos de vista, la mitología grecorromana ofrece un gran abanico de
posibilidades para ser trasladada al celuloide, ya que en ella encontramos todos los
aspectos antes mencionados, en un ambiente muy estimulante (un período con tantos
claroscuros como la Edad Antigua es muy interesante y puede ser interpretado desde
muchos puntos de vista) y con unos personajes que físicamente puede que no sean
reales, pero en cuanto a su personalidad y su carácter, son muy modernos.

No obstante, el cine no ha aprovechado como debería una materia tan jugosa


como la de los mitos, y debido a esto, las películas que traten sobre las andanzas de los
dioses, semidioses y héroes son muy pocas. Ésto se debe a dos causas:

• El componente fantástico:

La mitología es considerada fantasía pura, y lo fantástico no es serio a


menos que esté corroborado con una base científica hipotética muy sólida
("Jurassic Park"). El hecho que dioses puedan tener un poder tan grande como
inverosímil, o que existan héroes de fuerza sobrehumana provoca que las
películas míticas sean casi todas de bajo presupuesto y no traten el tema de
manera fiel sin añadir elementos fantásticos inventados por el guionista.

• La censura cristiana:

La religión siempre es un factor muy importante a la hora de hacer una


película" de romanos", en la medida en que hasta los años 70, todas las
producciones, salvo contadas excepciones, se apoyaban en algún elemento del
ideario judeo-cristiano. La censura ponía muchas objeciones a que aparecieran
dioses paganos de manera positiva, y solo lo permitía en películas de tono
paródico. Otra cuestión que la censura (como muchos aspectos de la sociedad
de hace 40 años) influida por la iglesia, no permitía, era el tema del sexo. El
erotismo podía notarse en las túnicas, en las faldas y en los personajes,
estéticamente atractivos y musculosos en el caso de los hombres, y voluptuosas
y estilizadas en el caso de las mujeres.

Por esta última causa, la mayoría de films que tratan sobre la Antigüedad giran en torno
a una división muy maniqueísta: el cristianismo es bueno mientras las religiones
paganas no. Las grandes películas de péplum tienen un elemento religioso cristiano, y
son muy abundantes las que tratan sobre episodios bíblicos y sobre la vida de Cristo.
Este trabajo se centra en el componente clásico y grecorromano de las películas sobre la
Antigüedad, dejando al margen (pero sin obviarlo) el tema cristiano, que ocuparía otro
trabajo como éste.
El cine de "romanos" y de "griegos" no es una representación ni mucho
menos fidedigna de cómo vivían estas civilizaciones hace más de dos mil años. En
cuanto a las versiones mitológicas, el cine no es tampoco una interpretación realista de
los mitos clásicos, ya que muchas veces se mezclan con la fantasía, en medio de una
estética "cómic", que dibuja unos personajes muy diferenciados del original. Podríamos
decir que hay mucha heterogeneidad, debido a la vaga base de fuentes grecorromanas, y
distinguimos dos tipos de películas:

Aquellas (la mayoría) en las que los dioses y los personajes mitológicos
brillan por su ausencia. Se recurre a ellos solamente como referencia, y a veces, como
motores de la acción, sin que aparezcan en ningún momento. Es un hecho que se repite
en todas las películas de peplum que van desde el final de la 2ª Guerra Mundial hasta
1957. En este período prima el realismo, y si el argumento contenía componentes
fantásticos, se le intentaba dar un matiz naturalista (por las razones anteriores),
traicionando a sus fuentes clásicas: "Ulises" (1954) de Mario Camerini,...

Una minoría de producciones en las cuales aparecen seres mitológicos, tales


como dioses, ninfas, sátiros, centauros,... Distinguimos a los dioses por su vestimenta,
su iconografía (Zeus con el rayo, Atenea con el búho de la sabiduría, etc.) y su
residencia (el Olimpo, presentado como un mundo celestial, entre nubes, blanco y con
columnas). Las películas con estas características surgen en épocas diferentes:

• 1895- 1935 aprox.: Cine mudo; el tema mitológico es un modo de plasmar bellas
imágenes, sin importar el argumento. Con la aparición del sonido en 1927, se
hacen películas mitológicas en tono de burla y paródicas.

• 1957 – 1981: Marcado por dos películas de inicio y final, "Hércules" (1957) y
"Furia de Titanes" (1981). Este período, en el que encontramos muchas de corte
mitológico, no se escatima en la presencia de seres legendarios, pero tratados
con mucho realismo.

4.1.- El origen del cine


La fecha de inicio es 1898, de la mano del cineasta Georges Méliès. Méliès es
el director que mejor refleja el espíritu de los directores de esos años: la
experimentación, las nuevas imágenes en la pantalla que impactan al espectador. El
director francés realizó una serie de cortometrajes en los que se narraba un mito:
"Pigmalión et Galatée" (1898), "Neptune et Amphitritre" (1899), "Le tonneau des
Danaïdes" (1900), "Le trois bacchantes" (1900), "Le tonnerre de Júpiter" (1903), "La
profetisa de Tebas" (1908), "Galathée" (1910), "Philemon et Beaucis" (1910). Todas
estas películas se caracterizan por estar tratadas como cuentos, con personajes
fascinantes y estrafalarios, y con mucho sentido del humor. Es una época en la que la
influencia de los mitos clásicos no es tan abundante como en otras, y en la que se busca
impresionar al espectador y no tratarle como un intelectual.
La época de cine mudo es muy beneficiosa para las películas de este tipo, con
directores como Maurice Caussade o Ferdinand Zecca (grandes figuras del cine mudo),
que imprimen la misma mirada que Méliès con cortometrajes como "La naissance de
Venus" (1900) (Afrodita naciendo del mar entre la espuma), "Le supplice de Tantale"
(1902) (el castigo de Tántalo, sin poder comer ni beber para toda la eternidad), no
obstante, comienzan a aparecer otro tipo de producciones, que introducen el tema
amoroso, y otras que muestran algún ciclo heroico: "Venus et Adonis" (1901), de Alice
Guy, "L’Amour et Psyche" (1908) y "Le voile des nymphes" (1909) de Romeo Bosseti, o
"La legende de Daphnée" (1910) de Louis Feuillade (Dafne era una ninfa de quien
Apolo estaba enamorado y que se transformó en laurel); "Theseus and the Minotaurus"
(1910) de John Stuart Blackton o "Les douze travaux d’Hercule" (1910) de Emile Cohl,
Destacan directores como Louis Feuillade, que hizo películas de corte mitológico con
mucha naturalidad e ironía: "Promethée" (1908), "Amphytrion" (1910), "Le fils de
Locuste" (1911) y "Flore et Zephyre" (1911) (el rapto de la ninfa Flora por parte del
dios del viento Céfiro). Destacan asimismo directores como Otis Turner con "Pelleas et
Melisande" (1913) (Pelasgo y Melibea, un mito poco conocido, Pelasgo es hijo de Zeus)
y "A son of Inmortals" (1913); Fred W. Huntley con "The Story of Cupid", "The Story of
Diana" y "The Story of Venus" ( las tres de 1914). Otras películas que encontramos son
"A daughter of Pan" (1913) de Charles L. Gaskill (cuenta el mito de Pan dios del
campo, a quién le inventa una hija), "La hija de Neptuno" (1914) de Herbert Brenon,
"Tryton" (1917) de Alfred Déesy y "El hilo de Ariadna" (1920) de Mario Caserini. La
última etapa del cine mitológico antes de 1957 es la más fantástica.

Durante 1920 y 1948 se hacen poquísimas de este género, y se cambia el


formato. Ahora son parodias de la vida en el Olimpo de los dioses, con un argumento de
comedia de vodevil, quitándole toda la gracia a la mitología. Otro tipo de utilización de
los mitos es traspasarlos a una edad contemporánea, donde Teseo y Ariadna (por
ejemplo) pasan a ser simples enamorados, y los dioses consejeros amorosos.

Los años treinta serán muy dañinos para el cine mitológico, ya que las
películas que se filmen no serán más que horteradas: "The Tinted Venus" (1921) de
Cecil Hepworth, "The Temple of Venus" (1923), "The Folly of Vanity" (1924) de Henry
Otto; "Las castigadoras" (1928) de Edward Cline; "La vida nocturna de los dioses"
(1935) de Lowell Sherman; "Los dioses se divierten" (1935) de Reinhold Schünzel y
"Venus era mujer"(1948) de William Seiter, película que marcará el fin de la primera
etapa , que se cerrará para no volverse a abrir hasta diez años después.

En 1957 se produce un renacimiento del cine de peplum. Este renacimiento se


produce en dos vertientes: la primera, que se explicará en el punto 4, enmarcada dentro
de los argumentos derivados de las epopeyas homéricas; la segunda, que es la que
interesa aquí, la que se basa en los ciclos heroicos. Destaca por encima de todos
Hércules, que invadirá las pantallas (ya con el formato 1:2,5 del Cinemascope) a partir
de 1957 con "Hércules" de Pietro Francisci, película a la que sucederán numerosas
versiones, y que dará el pistoletazo de salida a un nuevo neomitologismo: los forzudos,
los musculosos héroes como Sansón, Maciste, Ursus y el mismo Hércules, que sacados
de su contexto habitual, se encontrarán en un nuevo escenario cada vez más fantástico,
donde se desarrollarán historias con un argumento muy simple que sirve de excusa para
que el protagonista enseñe sus músculos y muestre su fuerza sobrehumana.
Pero "Hércules" destaca por su originalidad. Éste héroe no había sido
utilizado nunca antes en una película de peplum, y Pietro Francisci nos lo presenta
dentro de un contexto muy interesante: en "Hércules" se mezclan numerosos mitos, sin
tergiversar ninguno excesivamente, para hilvanar un guión entretenido y verosímil, que
respeta el clima fantástico de los mitos. El semidiós realiza dos de sus trabajos famosos
(el león de Nemea y el toro de Creta) por castigo del rey de Yolcos, Pelias. Hércules,
entonces, cansado de ser tan poderoso, pide a Zeus que le haga mortal, a lo que el dios
accede. Hércules tiene que ayudar a Jasón en su búsqueda del vellocino, ya que se lo ha
ordenado el nuevo rey de Yolcos, Euristeo (que en el mito le ordena realizar los doce
trabajos). Se mezclan entonces dos ciclos heroicos, el de Jasón y el de Hércules (incluso
la hermanastra de Jasón se llama Yole, una de las esposas de Hércules), unidos de una
forma meritoria, que respeta siempre las bases de ambas historias. Al volver a Yolcos
con el vellocino, Hércules derrota a Euristeo, le da el trono a Jasón y se casa con Yole.

"Hércules" fue un éxito de taquilla, al que le siguieron secuelas como


"Hércules y la reina de Lidia" (1958) de Pietro Francisci (una obra maestra, que supera
a la anterior), que consigue mezclar respetuosamente el mito de Hércules en su aventura
con Ónfale, la reina de Lidia (hechicera que le hizo esclavo suyo) con el de Edipo y la
Odisea (Hércules consigue liberarse del hechizo gracias a la astucia de Ulises, pero no
puede evitar que Polinices y Eteocles, hijos de Edipo, se maten mutuamente; Edipo le
había pedido anteriormente a Hércules que evitase la guerra) . En ambas películas
destacan las actuaciones de Steve Reeves, el musculoso por excelencia; y Sylvia
Koscina en el papel de Yole Las siguientes versiones no llegaron al nivel de estas dos.
Fueron "La venganza de Hércules" (1960) y "Hércules a la conquista de la Atlántida"
(1961). Hubo cambio de director (de Pietro Francisci a Vittorio Cottafavi) y de actor
principal (Mark Forest). En ambas películas, la trama está muy descuidada, y los mitos
(el romance entre Hércules y Deyanira en la primera película, y la Atlántida en la
segunda) están mezclados de manera muy artificial, sin respetar el original y añadiendo
elementos fantásticos, sobre todo en "Hércules a la conquista de la Atlántida", en la que
la Atlántida es una mezcla de mundo futurista y de Pompeya a punto de ser arrasada.
Para más "INRI", los decorados son pésimos y parece una obra de teatro. Lo mismo
pasa con "Gli amore di Ercole" (1961) de Carlo Ludovico Bragaglia, "Ulises contro
Ercole" (1961) de Mario Caiano, "La furia di Ercole" (1962) de Gianfranco Parolini,
"Ercole contro Moloch" (1963) de Giorgio Ferroni, "Ercole sfida Sansone" (1964),
"Ercole contro Roma" (1964), "Ercole contro i tiranni di Babilonia" (1964), "Il trionfo
di Ercole" (1964), "Ercole l’invincibile" (1965), "Hercules in New York" (1970) y "El
desafío de Hércules" (1983) de Luigi Cozzi.

Todas ellas sin excepción, son subproductos de bajo presupuesto, que


aprovechan decorados de otras películas, con argumentos inverosímiles, fantásticos y
ridículos, que mezclan nombres de la mitología griega, y en los que aparecen monstruos
y villanos sin personalidad alguna, y que sirven de excusa para que Hércules saque a la
luz su musculatura. Hércules se convierte en el precedente de Superman, Tarzan,
Rambo y todos los héroes musculosos de la gran pantalla.
Jasón y los Argonautas también han interesado a los directores, que ha hecho
dos versiones del ciclo heroico, y que siguen fielmente el original de Apolonio de
Rodas. Son: "Los gigantes de la Tessaglia" (1960) de Riccardo Freda, la menos
interesante de las dos, ya que se limita a contar la historia, sin profundizar en la
personalidad de los Argonautas. Además, el decorado es muy simple. La más
conseguida es "Jasón y los Argonautas" (1963), que refleja bien el espíritu de las
leyendas griegas, con unos efectos especiales muy buenos para la época, sencillos pero
que dan originalidad (un coloso de bronce, unas harpías, esqueletos,...). Los decorados
naturales son preciosos, y se ajustan perfectamente al mito. Otro ciclo heroico adaptado
es el de Perseo, también con dos versiones, paralelas en cuanto a originalidad y
fidelidad a las versiones de Jasón: "El valle de los hombres de piedra" (1963) de
Alberto de Martino , cuenta con buenos actores y decorados, pero le falta el espíritu
fantástico-heroico de la salvación de Andrómeda.

Por otro lado, los efectos especiales no son muy buenos. La segunda versión
es "Furia de Titanes" (1981) de Desmond Davis, comentada en el punto 3.4., es fiel a la
leyenda, y añade elementos moderno que la convierten en la última película de peplum
mitológico (lo único que le falla es el título, ya que los auténticos titanes no se ven en
ningún momento). El último ciclo heroico que queda por ver es el de Teseo, sobre todo
en el episodio de Creta. "El monstruo de Creta" (1960) de Silvio Amadio es una
película que se centra en la lucha entre Teseo y el Minotauro en el Laberinto, pero que
generaliza demasiado, ya que transforma este enfrentamiento en un dualismo entre los
civilizados aqueos y los crueles cretenses. Sigue fielmente el mito (aunque estereotipa
demasiado a Fedra como la hermana mala y a Ariadna como la inocente que acaba
quedándose con el protagonista) y representa muy bien la vida de los cretenses: sus
edificios, sus costumbres, etc.; exceptuando sus vestidos y su nivel cultural.

Otra película que habla con Teseo y que enlaza con uno de los argumentos
estrella del cine mitológico: las amazonas. "El marido de la amazona" (1934) trata con
relativo realismo la relación entre Teseo y una amazona, Antíope, y la guerra entre
griegos y amazonas que se derivó. Es una película poco seria ya que lo refleja desde una
perspectiva muy machista (las amazonas son derrotadas y convertidas en buenas
esposas), y aparecen personajes que no tienen nada que ver, y que únicamente muestran
que el guionista conocía la Grecia antigua (un poeta amigo de Teseo es Homero).

Las amazonas tuvieron dos apariciones más en el cine, y las dos


contrapuestas en cuanto a la ideología del guión, pero similares por el estilo humorístico
y desmitificador de las mujeres guerreras: "Mujeres Violentas" (1960) de Vittorio Sala,
es un pseudo-peplum, ya que más bien es una parodia machista, en la que las amazonas,
necesitadas de hombres, raptan a unos mercaderes, en ayuda de los cuales aparecen
Glauco y Pirro, excombatientes en Troya, que ponen "orden" en la isla de las amazonas
sometiéndolas, como era normal en 1960.

La otra es "Las amazonas" (1974) de Terence Young, en la que el feminismo


empieza a notarse, pero en la que el machismo aún domina. El episodio de Teseo y
Antíope no es más que una excusa para que Fedra (la esposa de Teseo) y la amazona se
enfrenten al más puro estilo de telefilme barato por el amor de Teseo. Diálogos irónicos
y graciosos, pero demasiado anacrónicos para una película sobre la antigüedad, y
mucho erotismo que hacen de ella una de las más malas del género.
La última referencia fílmica de la mitología griega es "Los titanes" (1962) de
Duccio Tessari, que ironiza sobre la lucha entre dioses olímpicos y titanes (Zeus contra
Cronos), y ofrece una visión ridícula: un tirano inventado, Cadmos, pretende hacerse
dios, y Zeus ofrece la posibilidad de redimirse a los titanes si matan a Cadmos, lo que al
final conseguirán.

La mitología romana ha interesado aún menos que la griega, y la presencia de


dioses en filmes sobre Roma son escasísimos, y casi todos se han referido al origen
legendario de la ciudad. Si consideramos la Eneida de Virgilio (y que pertenece al punto
4), la leyenda más interesante es la de Rómulo y Remo, liberadores de la ciudad de Alba
del tirano Amulio y fundadores de Roma; y el episodio del "rapto de las sabinas", en el
que se explica como los romanos, poco después de la creación de su ciudad, viéndose
escasos de mujeres, deciden raptar a las mujeres e hijas de su pueblo vecino, los
sabinos; que les declaran la guerra. El conflicto se soluciona, y romanos y sabinos
deciden convivir en paz. Sobre Rómulo y Remo existe una única película, del mismo
título, "Rómulo y Remo" (1961). Está bastante bien, pese a tomarse algunas libertades
con la leyenda, después de ser abandonados en el río Tíber, Rómulo y Remo crecen
fuertes bajo la tutela del pastor Fausto, que antes de morir les revela su origen divino.
Remo, a quién se le suben mucho los humos a la cabeza, libera a Rómulo de la prisión
de Alba (le habían encarcelado por robar un caballo), y ambos matan al rey Amulio.
Después, por encargo de su madre moribunda, fundan una ciudad, Roma. La película
sigue una trayectoria de aventuras hasta que Remo, enfadado porque no ha sido elegido
jefe de la ciudad, muere a manos de Rómulo. Formalmente, abundan los anacronismos
y el decorado y el vestuario son bastante rudimentarios.

"La rebelión de las sabinas" (1960) de Alberto Gout y "El rapto de las
sabinas" (1961) de Richard Pottier son los dos acercamientos cinematográficos a la
leyenda. La primera es la más digna de las dos, y destaca el decorado (bonitos templos
romanos) y las buenas interpretaciones de los actores, sobre todo de las sabinas, que se
interponen entre romanos y sabinos para evitar la guerra. La segunda, está en clave de
humor y erotismo, y no es demasiado buena por esa misma ironía pesada. Lo único que
destaca es la aparición de los dioses Marte y Venus aconsejando a Rómulo mientras
duerme.
4.2.- La literatura y los mitos menores grecorromanos en el cine
La gran variedad y extensión de la mitología grecorromana ofrece a los
cineastas una cantidad ingente de posibilidades a la hora de elaborar un guión basado
en ella. En el caso de temas como Hércules o la Odisea, la aceptación es casi total por
parte de público, ya que son conocidos por todo el mundo, incluso por aquellas
personas con mínimos conocimientos de cultura clásica. En de otros , como
Pigmalión, Orfeo (que son conocidos, pero no llegan al nivel del ciclo homérico),
Edipo o Electra, la aceptación y el éxito de una película depende también del
conocimiento cultural del espectador.

En lo que atañe a mitos "menores", sus adaptaciones cinematográficas se


realizan de dos formas: o bien directamente, relatando en imágenes el mito; o bien en
una transposición contemporánea. De este modo, encontramos películas, sobre todo
mudas, como "Pigmalión et Galathée" (1898), "Neptune et Amphitrite" (1899) o
"Galathée" (1910) de Georges Melies, "Cupid and Psyche" (1897) de Thomas Alva
Edison, "Orphée" (1950) y "Le testament d’Orphée" (1960) de Jean Cocteau, ambas
en un tono surrealista, con bajada a los infiernos incluida.

En el caso de la literatura, las películas sobre tragedias y comedias


abundan más. De Esquilo se aprovechó el Prometeo encadenado para filmar una
película muda, "Promethée" (1908) de Romeo Bossetti. No obstante, Los siete contra
Tebas es utilizada como complemento o introducción en las películas basadas en la
Antígona de Sófocles. De éste encontramos varias. La primera, "Antígona" (1961),
del realizador griego Yorgos Tzavellas. Respeta increíblemente bien la tragedia
original, y se nota mucho la influencia de las obras teatrales: vestidos, pelucas,...

Es un primer intento de acercar la historia de Antígona y los valores que


encierra (el enfrentamiento amor-ley; las leyes intransigentes de un poder político
tiránico) al gran público. Destaca la gran interpretación de la actriz griega Irene Papas
como Antígona, que desobedeciendo las leyes de su tío, el rey Creonte, entierra el
cadáver de su hermano Polinices, y se ve condenada a muerte. Como consecuencia, y
tal como había predicho el adivino Tiresias a Creonte, las desgracias se suceden, y el
hijo del rey, Hemón, y después la mujer del monarca, se suicidan. La segunda versión
de Sófocles es de Pier Paolo Pasolini, director transgresor y rebelde, es mucho más
personal y ofrece una visión más mágica de Edipo rey en "Edipo, hijo de la fortuna"
(1967), en la que los personajes están mucho más marcados por el destino. Tiene un
componente autobiográfico, el propio complejo de Edipo del director, y no sigue
estrictamente la versión de Sófocles. Explica como Edipo, hijo de los reyes Layo y
Yocasta de Tebas, es abandonado y recogido por los reyes de Corinto. Edipo vuelve a
Tebas ya mayor, y por el camino, y sin saberlo, se enfrenta y mata a su padre Layo.
Al llegar a Tebas, es declarado rey tras derrotar a la esfinge, y se casa con su madre
(cumpliendo así con la profecía del oráculo). Años después, cuando se entera de la
verdad, se vacía los ojos y vaga por la tierra.

La película cuenta con otro aliciente: Pasolini introduce un prólogo y un


epílogo ambientados en el siglo XX (Edipo ciego vagando por la Bolonia actual), que
nos lleva a pensar que actualmente nadie puede estar seguro ni ser dueño de su
destino. El autor más adaptado es Eurípides.
En 1961, el italiano Giorgio Ferroni dirige "Las bacantes", basada en la
tragedia del autor griego. En ella, otro rey de Tebas, Penteo, se enfrenta a los dioses,
y para ser exactos a Dionisos, porque no permite que los ritos religiosos y su culto se
establezcan en su ciudad. Cuando Penteo acude de incógnito a una de las
celebraciones de las orgías dionísiacas, las bacantes (mujeres enloquecidas), -entre
ellas su propia madre- le matan y despedazan. La tragedia presentaba una
ambigüedad muy interesante en la persona de Penteo (Eurípides lo presenta de
manera que nos dé lástima). Esta ambigüedad desaparece en la película de Ferroni,
donde Penteo es el típico rey tirano de las películas de péplum (un personaje
arquetípico, que estará en muchos otros films), que oprime a su pueblo y se enfrenta a
las libertades que representa la figura de Dionisos.

La película es realmente pésima, con una ambientación lamentable (el dios


Dionisos aparece con una peluca azul, el decorado es medio griego y medio
cretense,...) y con un final totalmente inventado: las bacantes matan a Penteo (hasta
ahí todo bien), pero después sube al poder Lacdano, un cabecilla rebelde que instaura
la democracia. Otra adaptación cinematográfica de Eurípides es "Medea" (1969) de
Pier Paolo Pasolini. Al igual que ocurre en la otra película de Pasolini, no es
totalmente fiel a la tragedia griega, en la que se cuenta como Medea mata a sus hijos
y a la nueva mujer de Jasón cegada por la ira. En esta versión, mucho más personal,
de Pasolini, se hace hincapié en el simbolismo del paisaje y en las características
mágicas del personaje de Medea, interpretado por la diva Maria Callas. Pasolini
contrapone la civilizada Corinto (donde se refugian Jasón y Medea) con la primitiva y
salvaje región de la Cólquide, donde Jasón cogió el vellocino, para reivindicar un
mejor trato para el Tercer Mundo (la Cólquide), explotado por Europa (Corinto).

Otra obra de Eurípides es Electra, que profundiza sobre la personalidad de


la hija de Agamenón y Clitemnestra, y el conflicto que le supone haber matado a su
madre por amor a su asesinado padre (relacionado con la Orestíada). Ha tenido dos
versiones: "Elektra" (1962) de Mikalis Cacoyannis, y "A Electra le sienta bien el
luto" (1947), inspirada en la obra del dramaturgo O’Neill. En la primera, se respeta la
trama de Eurípides, y tiene un efecto muy dramático debido a la mezcla de elementos
teatrales con ambientes naturales y a la falta de diálogos (las imágenes valen más que
mil palabras). La segunda versión, también es fiel a la tragedia, pero traslada la
acción a los Estados Unidos de 1865, después de la Guerra de Secesión. Agamenón se
transforma en Ezra Bannon, un general confederado que no muestra sus sentimientos,
y que al volver a casa es envenenado por su esposa ante los ojos de su hija Lavinia (la
Electra de Eurípides). Cuando vuelve de la guerra el otro hijo de Ezra, James, Lavinia
le convence y ambos matan a su madre y se van. Al cabo de unos años ambos vuelven
a casa para casarse con sus respectivas parejas de juventud, pero Lavinia (al contrario
que en la tragedia), no tiene remordimientos y vive feliz, en contraposición a James,
que se suicida.
Las otras dos adaptaciones de Eurípides son más tardías: "Las troyanas"
(1974) de Mikalis Cacoyannis, narrando la humillación que sufren las mujeres
troyanas supervivientes de la guerra, destinadas a la esclavitud. Destacan actrices
como Katherine Hepburn, Vanessa Redgrave o Irene Papas dentro de un ciclo que se
parece más a una obra de teatro filmada, pero que capta muy bien el conflicto moral
de la tragedia. La última obra adaptada de Eurípides es Ifigenia en Áulide, trasladada
al cine por Cacoyannis en "Iphigenia" en 1976. La historia se enmarca dentro del
ciclo troyano y de la complicada familia del militar Agamenón. En la obra y la
película, la diosa Diana no permite que los barcos de los aqueos zarpen desde Áulide
a menos que Agamenón sacrifique a su hija Ifigenia, ya que, si no, la expedición está
condenada al desastre. Los intereses políticos se sobreponen a los sentimentales y
Agamenón ordena que Ifigenia (Tatiana Papamoskou) y Clitemnestra (Irene Papas,
experta en papeles trágicos) se trasladen a Áulide. La película recalca la crueldad de
la guerra y las decisiones inútiles de los dioses, ya que acaba con Ifigenia caminando
hacia el altar, sin finalizar la tragedia (al final de la obra, Diana se apiada de Ifigenia).

El otro autor griego adaptado al cine es el desconocido Longo, de cuya


obra Dafnis y Cloe se han hecho tres versiones, todas con muchos toques de erotismo,
y que plasman muy bien el ambiente pastoril de la obra: son "Daphnis kai Kloi"
(1930) de Orestis Laskos, la más buena de todas, pese a su lentitud, ya que está
filmada enteramente en exteriores. La segunda es "La iniciación en el amor" (1975)
del español Javier Aguirre, que corresponde a la época del "destape" del cine español,
y que aprovecha el argumento para introducir elementos eróticos explícitos. La
tercera versión es "Las pequeñas afroditas" (1963) del griego Nikos Kondouros, que
no sigue fielmente el original, y que colectiviza el romance de Dafnis y Cloe en un
grupo de pescadoras y de pastores. Tiene poco ambiente clásico griego, y busca el
paganismo y el aislamiento del pueblo pescador mediterráneo donde transcurre la
acción.

De autores romanos conservamos cuatro comedias cinematográficas:


Anfitrión de Plauto , en dos adaptaciones: "Amphytrion" (1910) de Louis Feuillade,
versión muda; y "Los dioses se divierten" (1935) de Reinhold Schünzel, judío que
vivió durante el gobierno de los nazis, y que realizó una parodia de la obra de Plauto,
en un ambiente muy neoclásico. La otra, Los Menecmos se vió trasladada al cine con
"Muchachos de Siracusa" (1940) de Edward Sutherland, una comedia de enredo al
más puro estilo "Agárralo como puedas,...", en la que los griegos van en cuadrigas-
taxi, autobuses o leen periódicos en tablillas de piedra. Pero, sin duda, su mejor
comedia llevada a la gran pantalla, fue "Golfus de Roma" (1966) de Richard Lester, y
basada en el Pseudolus del cómico latino. En ella se relatan acertadamente las
peripecias del criado Pseudolus, en tono paródico, para conseguir el amor de una
mujer para su amo; peripecias en las que se ven mezclados los padres de este último,
un vendedor de esclavas y un desesperado padre que busca a sus dos hijos (Buster
Keaton en su último papel).
El otro autor romano es Petronio, con el "Satyricon" de Federico Fellini
(1969), en la que se mezclan las costumbres romanas, las imágenes de una Roma
libertina y pagana y el surrealismo y genialidad de Fellini (los decorados, los diálogos
en latín y el vestuario) para trasladar a la pantalla las aventuras de Encolpio y Ascilto
en una serie de escenas independientes unas de las otras, a veces muy raras y en las
que tiene mucha importancia el color. Reflejan un Imperio Romano en decadencia,
que conserva la iconografía (templos, personajes, fiestas), la cual ha quedado grabada
en nuestra mente, y donde los únicos ciudadanos decentes han de suicidarse (los
aristócratas).
5.- LA HISTORIA ANTIGUA EN EL CINE

Cuando de habla de Historia Antigua en el cine, se habla de hechos comprobados


sobre las civilizaciones de la Antigüedad clásica plasmados en el celuloide de manera
más o menos fiel. Como se ha repetido en puntos anteriores, las películas de péplum
representan a personajes y sociedades antiguas con una mentalidad y una ideología
contemporánea. Exceptuando las escasas producciones referidas a Babilonia y a
Egipto, todas las que quieren imitar y reflejar algún hecho histórico escogen el
ambiente del pueblo de Roma, y, en menor medida, Grecia, quizás por un mayor
conocimiento de estas dos civilizaciones, y, en concreto, porque representan la base
del pensamiento occidental.

5.1 Grecia

5.1.1 Historia de Grecia en el cine

La historia de la civilización más interesante de la antigüedad (con perdón de Roma)


en el aspecto de influencia en el pensamiento posterior ha sido poco llevada a la gran
pantalla, sobre todo si lo comparamos con las películas dedicadas a la historia de
Roma. Las razones de esta ausencia son variadas:

• La  historia  de  Grecia  carece  de  la  unidad  de  la  historia  de  Roma,  y  se  
hace   difícil   ante   la   peculiaridad   de   cada   "polis"   ejercer   una  
transposición  de  Grecia  al  cine  de  manera  global.

 
• La  falta  de  una  acción  física  y  una  ideología  que  sean  asimilables  
completamente  por  parte  del  espectador  contemporáneo.  Es  decir,  se  
reconoce  la  importancia  de  la  cultura  griega  como  la  base  de  nuestro  
pensamiento,  pero  los  pensadores  y  filósofos  no  tienen  el  mismo  
atractivo  que  los  guerreros.  
 
• El  cristianismo:  toda  película  de  péplum  aceptada  ampliamente  por  
el  público  ha  de  contener  un  importante  elemento  de  religión  
cristiana.  El  cine  de  tema  griego  no  puede  explotar  el  filón  del  
cristianismo.  No  obstante,  el  "paganismo"  griego  conduce  a  una  
mayor  subjetividad  del  director  a  la  hora  de  interpretar  los  
elementos  fantásticos  de  su  religión.  
 
• Las  fuentes:  para  hacer  una  película  de  la  historia  de  Grecia,  se  tenía  
que  recurrir  a  los  autores  de  la  época,  y  no  se  contaba,  como  pasa  en  
el  cine  de  romanos,  con  obras  teatrales  o  literarias  del  siglo  XIX  con  
un  argumento  atrayente  y  más  adecuado  a  los  gustos  
contemporáneos.  
Normalmente, y salvo contadas excepciones, el cine de tema griego no tiene ninguna
pretensión histórica, y los aspectos de su cultura son utilizados (a veces de manera
errónea) de forma diferente, sin que haya una visión unitaria del arte, el pensamiento
y de la mentalidad de los personajes históricos más destacados. En lo único en lo que
coinciden la mayoría de películas es en el vestuario: las túnicas, las togas y las
vestimentas de los soldados (armadura, casco con una crin, una lanza y escudos con
dibujos). Los aspectos más característicos son:

• El ideal atlético de los griegos (hombre joven, pero desarrollado


físicamente), y los Juegos Olímpicos no están reflejados en las películas.
Podemos ver las diferentes actividades atléticas: maratón ("La batalla de
Maratón"), lucha libre, tiro con arco, lanzamiento de disco y jabalina,...

• Las batallas son bien representadas, por la aparición de las falanges


macedónicas, las estrategias y los ejércitos de Atenas y Esparta, carros
tirados por caballos, espadas cortas, lanzas,...

• El arte: los tres órdenes griegos (dórico, jónico y corintio) se mezclan con
el arte cretense y con la influencia persa y asiria de la época helénica.
Sirven para diferenciar y contraponer sociedades (arcaísmo griego contra
belleza del arte minoico; arte jónico estilizado y espacioso versus el arte
dórico, recio, pesado y opresivo)

• Ambientación: higiene mal presentada, ya que se perfila a los héroes


griegos afeitados, con peinados anacrónicos. Se trata la homosexualidad
pocas veces.

Las películas sobre la historia de Grecia son pocas. Si seguimos su cronología, no


encontramos una adaptación hasta la poetisa Safo (620-580 a.C.) o el fabulista Esopo
(siglo VI a.C.). Por tanto, desde la guerra de Troya hasta el siglo VI a.C. el cine se
olvida de su historia. La poetisa Safo siempre ha sido identificada con la
homosexualidad femenina (vivió en la isla de Lesbos), y con la mujer que se suicida
desde un acantilado al ser despreciada por un hombre. Fue una gran poetisa, con un
gran sentido artístico, a quien el cine le ha dedicado una película: "Saffo, venere di
Lesbo" (1960) de Pietro Francisci, en la que el director se basa en una supuesta
revuelta contra el dictador de Lesbos en la que participó Safo, e introduce una tensión
amorosa entre la poetisa (interpretada por una actriz con una gran carga erótica, al
contrario que la verdadera Safo) y el jefe de la rebelión, Faón, que consigue vencer al
tirano Melancro. Sobre Esopo, el creador de las fábulas con una moraleja final, se ha
hecho un film, "Noche en el Paraíso" (1942) de John Rawlins, en la que el literato es
protagonista de una intriga exótica, situada en un ambiente oriental (anacronismo),
con elementos fantásticos, y en la que Esopo, un bello joven disfrazado de viejo
inteligente se enamora de la princesa de Samos.
Otro capítulo de la historia de Grecia son las Guerras Médicas, que enfrentan a
griegos y persas hacia el 492 a.C. En especial, interesa el momento de esplendor de
Atenas, y la unión de las "polis" contra el invasor extranjero después de la batalla de
Maratón (490 a.C.), en la que los ejércitos de Milcíades vencen al rey persa Darío.
"La batalla de Maratón" (1959) de Jacques Torneur es un homenaje a la gloria de
Grecia, que presenta como protagonista a un militar ateniense, Filípides, que, con
ayuda de los ejércitos de Esparta, decide la suerte de la batalla.

Otro episodio de las Guerras Médicas es el relatado en "El león de Esparta" (1961) de
Rudolph Maté, la batalla de las Termópilas (480 a.C.), en la que 300 soldados griegos
se sacrificaron para obstaculizar el paso del persa Jerjes. La película sirve como
verdadero documental de la batalla, y es un fiel relato de ésta; es además muy bella en
cuanto a decoración, y tiene una clara motivación ideológica (Jerjes y los persas
simbolizan la dictadura comunista, y los atenienses, la democracia capitalista). El
siguiente hecho histórico filmado e interpretado es el de Damón y Pitias, dos
pitagóricos que por amistad están a punto de morir durante el reinado del tirano de
Siracusa, Dioniso (406-367 a.C.). "Damón y Pitias" (1962) de Curtis Bernhardt, relata
este hecho aprovechando para disimular la homosexualidad de los protagonistas, y
transformar el pitagorismo en un cristianismo arcaico. "Processo e morte di Socrate"
(1940) de Corrado D’Errico, es la única película dedicada al filósofo, que se centra en
los últimos días de Sócrates y su ejecución. Todo las palabras de Sócrates están
sacadas de los Diálogos de Platón.

Las Guerras del Peloponeso (431-404 a.C.) son completamente olvidadas por el
séptimo arte, que no recurre a la historia de Grecia hasta la invasión macedónica, la
unión del pueblo helénico y la expansión de su cultura hacia Oriente gracias al
ambiguo Alejandro Magno: "La venere di Cheronea" (1957) de Fernando Cerchio
tiene como telón de fondo la batalla de Queronea (338 a.C.), donde Filipo de
Macedonia derrota a la "liga helénica". Digo telón de fondo porque el verdadero
protagonista es Praxíteles, escultor griego de la época clásica, que se pelea con un
soldado macedonio por Iris, una pastora que se ha enamorado del segundo. Cuando el
macedonio vuelve victorioso de la batalla, Iris se casa con él, simbolizando así el
triunfo de las armas macedónicas sobre el culto pueblo griego (representado por
Praxíteles). "Alejandro el Magno" (1956) de Robert Rossen, es un biopic del gran
conquistador griego, que refleja verídicamente la vida del macedonio, pero que
pretende ser un análisis psicológico de la compleja figura de Alejandro, que no tiene
nada de épico, aunque las hazañas militares del protagonista se prestaran a crear un
peplum colosalista. Filmado casi todo en exteriores, la ambientación es muy pobre.

La siguiente película por orden histórico es "La batalla de Siracusa" (1960) de Pietro
Francisci, que relata una intriga amorosa entre el científico Arquímedes (en versión
joven) y dos mujeres, y el reencuentro de éste con su hijo perdido en plena batalla de
Siracusa (siglo II a.C), entre helenos y los ya consolidados romanos, que quieren
ocupar Sicilia. Pese a no ser una obra maestra, en general toda la filmografía de
Francisci refleja un cine popular, que no escatima en elementos de la antigüedad y
que es la verdadera esencia del peplum.
El último episodio de la historia de Grecia es "La destrucción de Corinto" (1961) de
Mario Costa, acaecida en el 146 a. C., y en la que fue conquistada totalmente por
Roma. La película de Costa es pobre en la decoración, tiene un bajo presupuesto, pero
refleja bien la situación política de Grecia, entre los partidarios de la invasión
(representada por el centurión Cayo Vinicio) y los del bando "nacionalista"
(encabezados por el rebelde Critolao, de cuya hija se enamora Vinicio, dando lugar a
una trama amorosa que es el centro del argumento). Al final, la derrota helénica es
presentada como una "entrega" voluntaria de los griegos, que prefieren conservar los
valores occidentales a ser derrotados por enemigos orientales.

5.1.2 El ciclo de Troya en el cine


De Grecia, el cine ha visitado en especial un aspecto: el ciclo troyano. En
relación a éste, es obligado comentar que se compone de dos poemas, la Ilíada y la
Odisea, escritos por Homero (aunque aún se debate la autoría de dichas epopeyas)
hacia el siglo VIII a.C. Ambos poemas se centran en un hecho situado a medio
camino entre mito e historia: la Guerra de Troya; por ese motivo está incluido dentro
del apartado de la historia. Sabemos gracias a los arqueólogos, y, en especial, al
romántico Schliemann, que existió una verdadera ciudad de Troya, y que
posiblemente libró una guerra hacia el 1250 a.C. pero que seguramente no se
desarrolló tal y como cuenta Homero, por unos motivos tan insustanciales, y con la
ayuda de los dioses en cada bando.

En La Ilíada se relatan dos meses de la guerra que enfrenta a aqueos y


troyanos, desde la decisión de Aquiles (el más fuerte de los aqueos, hijo de Tetis) de
abandonar la lucha, debido a un enfado con el general al mando, Agamenón, hasta la
muerte del troyano Héctor. También se intercalan alusiones al génesis del conflicto,
es decir, al rapto de Helena por obra de Paris, el arrogante hijo del rey de Troya
Príamo.

La Odisea, (cuyo argumento está explicado en el punto 2.2), relata el viaje


de vuelta a casa de Ulises, combatiente de la Guerra de Troya, una vez acabada ésta
con victoria aquea.

El cine ha llevado a cabo en más de 60 años adaptaciones las obras de


Homero. Las versiones en la gran pantalla de las narraciones del famoso poeta
tienden a centrarse sobre todo en los amores de Paris y Helena, y a menudo son
presentados como dos enamorados imposibles, que ven como su relación se
desvanece por la guerra. Otras veces se presentan como verdaderos "vampiros", con
un carácter arrogante, que sólo desean llegar al trono de Troya.

Por lo general, en las versiones de la Ilíada se aprovechan las batallas para


filmar grandes decorados (generalmente de cartón-piedra), con muchos extras, y para
mostrar la fuerza sobrehumana de Aquiles, Áyax o Héctor. En resumen, la Ilíada es
un pretexto para demostrar el presupuesto de su productor. El final épico de la Guerra
(que es recordado por Ulises), con el caballo de madera gigante, utilizado por los
aqueos para introducirse en la fortaleza, es también muy utilizado.
La Odisea en cambio, sirve para resaltar la astucia de un hombre y no tanto
los episodios bélicos. Las primeras películas fueron mudas: "Ulises and the giant
Polyphemus" (1905), un cortometraje muy antiguo; "El retorno de Ulises" (1907) de
André Calmettes, una producción con medios técnicos muy primitivos, con unos
decorados demasiado simples, y que es excesivamente teatral, dado que se podría
considerar como una filmación de una "toga play" (obra de teatro de finales del siglo
XIX, con argumentos basados en la Antigüedad); "La caída de Troya" (1910) de
Giovanni Pastrone, con unos efectos decorativos muy logrados, pero que resulta un
intento demasiado agobiante de sintetizar toda la obra en media hora de rollo de
película; "L’Odissea di Homero"(1911) Giuseppe di Liquoro, un film bastante "naïf"
en el aspecto de los monstruos, pero que pese a lo arcaico de su puesta en escena es
una película de lo más innovadora, ya que está filmada integramente en exteriores.
Del mismo director, di Liquoro, conservamos "El canto de Circe" (1920), referido al
episodio de Ulises y la hechicera Circe. "Helena, la caída de Troya" (1924) de
Manfred Noah se encuadra dentro del cine expresionista alemán de los años 20, que
busca expresión de sentimientos a través de imágenes originales, surrealistas y
angustiantes. No es muy fiel a Homero, ya que su trama es totalmente original, pero
la batalla pierde todo el protagonismo, y se traslada a la figura de Paris y a la
desolación de Príamo al ver cómo Troya es destruida por una guerra inútil. Del
mismo año es "Circe, the Enchantress" (1924), de Robert Z. Leonard. Siguiendo con
esa tónica infiel a Homero se encuentra "La vida privada de Helena de Troya"
(1927), una parodia que responde a los gustos de la época, con unos decorados y un
vestuario brillantes, pero con un argumento muy irónico (Paris es un rompecorazones,
Menelao un rey tonto, y Helena una reina promiscua) que acaba con una Helena que
abandona a Paris para volver arrepentida a Esparta con su marido. Otra vez más, es
demasiado teatral. Hasta los años 50 no volveremos a encontrar películas homéricas:
"Helena de Troya" (1956) de Robert Wise, una superproducción americana, que
trivializa toda la grandeza de la epopeya para convertirla de nuevo en una historieta
de amor, sin intervenciones de los dioses para nada (en las versiones anteriores
tampoco aparecían).

"Ulises" (1954) de Mario Camerini, es la mejor adaptación al cine de la Odisea, por


su ambientación exterior, por las interpretaciones de Kirk Douglas y Anthony Quinn,
pero sobre todo por la relativa fidelidad al original y la delicadeza a la hora de
introducir nuevas aventuras o de eliminarlas. Ya de los años 60 son las últimas
películas referentes al ciclo heroico: "La Guerra de Troya" (1961) de Giorgio Ferroni,
primera parte de una película posterior ("La leyenda de Eneas"), y que se caracteriza
por tener al troyano Eneas de protagonista, y por ser un péplum en toda regla:
personajes estereotipados, decorados colosalistas, trama desvirtuada por una historia
de amor,... "La ira de Aquiles" (1962), un caso extraño de péplum, por varias razones:
se ciñe fielmente al marco del poema, tiene un dignísimo valor artístico, denota un
gran conocimiento de Homero y de la mitología griega, ya que aparecen
personificados los dioses que apoyan a los dos bandos.
5.2.- Roma

Virgilio y la Eneida

La Eneida es otra epopeya derivada del ciclo troyano. Fue escrita por el poeta latino
Virgilio (70 – 19 a.C.), imitando las dos obras de Homero, e incluso unió su hilo
argumental con los dos poemas griegos, mediante la figura del héroe troyano Eneas,
hijo de Venus, que conduce en su destierro a los restos del pueblo ilíaco para
encontrar un lugar donde establecerse al acabar la guerra. Virgilio pretendía alabar la
grandeza de Roma, ya que Rómulo y Remo, fundadores de la gran ciudad de la
Antigüedad, son descendientes de Eneas. El argumento de la Eneida está explicado en
el punto 2.2. Por esa razón está ubicada en el punto referido a la historia de Roma.
Solamente hay una versión cinematográfica de las hazañas de Eneas, "La leyenda de
Eneas" (1962) de Giorgio Rivalta, que es además la secuela de una película anterior,
"La Guerra de Troya". La película sirve para remarcar el personaje de Eneas (que
además era el protagonista de la primera). Sigue al pie de la letra la segunda parte de
la Eneida, pero se olvida del episodio de la reina Dido, reina cartaginesa que se
suicida al ser abandonada por Eneas. Narra las dificultades del pueblo troyano al
llegar al Lacio, y el enfrentamiento con el rey de los rútulos, Turno (interpretado por
Gianni Garko), que es derrotado, y el final feliz con el matrimonio entre Eneas y la
hija del rey latino. Pese a ser una producción europea de bajo presupuesto, está muy
bien realizada. Destacan las batallas, casi épicas, y la ambientación, que mezcla muy
bien el vestuario de los griegos con las ciudades y las costumbres latinas y etruscas.

5.2.1 La Historia de Roma en el cine


El hecho histórico adaptado al cine después de la Eneida, la fundación de Roma y el
rapto de las sabinas, ha sido el enfrentamiento entre Roma y la vecina ciudad de Alba
Longa durante la época de la monarquía (752-509 a.C.), y, en concreto, durante el
gobierno de Tulio Hostilio. Las disputas entre las ciudades se resolvieron con un
simbólico enfrentamiento de tres hermanos (los Horacios) contra otros tres (los
Curiáceos). "La espada del vencedor" (1961) de Terence Young ofrecía una visión
pobre del hecho, no porque fuese una película que copiaba literalmente los hechos,
sino porque estaba muy mal interpretada y no se preocupaba demasiado de la
ambientación. Se centra en uno de los hermanos Horacios, Horacio (valga la
redundancia), que tras ser aprehendido por los albanos, se escapa y logra vencer él
solito a los tres Curiáceos. En el 509 a.C. es expulsado Tarquinio el Soberbio, último
rey de Roma.

En el cine, las circunstancias que rodearon a la expulsión y el intento del general


etrusco Lars Porsena de devolver a la antigua dinastía el poder de la ciudad ha sido
reflejado en dos películas: "Les vierges de Rome" (1960) y "Brazo de Hierro" (1964).
La primera, de realización dificultosa (tuvo tres directores), destaca por evocar un
período bastante desconocido con mucha originalidad pero sin caer en tópicos, y por
los personajes, centrales, el galo Drusco y la romana Clelia y los secundarios:
Porsena, la cautiva etrusca Lucila, que están bien definidos psicológicamente y que
no caen en estereotipos
Después de la guerra latino-etrusca, una película, "Héroe sin patria" (1964) de
Giorgio Ferroni, se encarga de la unificación de Italia, y en concreto de la guerra
entre romanos y volscos (491 a.C.) y la vida del general romano Coroliano, traidor
que se pasó al bando contrario. La película edulcora la trama y se inventa a un
verdadero traidor, Sicinio, que pone al pueblo contra Coroliano. Hacia el 390 a.C., los
galos saquean Roma, acto reflejado en la película "Brennus, enemy of Rome" (1960),
que ni siquiera llegó a nuestras pantallas.

Sobre las Guerras Púnicas entre romanos y cartagineses, y en especial la segunda, se


filmaron 6 películas. Las menos conocidas fueron "La batalla de Siracusa"
(comentada en el cine de Grecia), "Salambó" (1914), "La amada de Júpiter" (1955) y
la que retrataba la 3ª Guerra Púnica fue"Cartago en llamas" (1959) (ésta última sigue
con sorprendente fidelidad la novela de Emilio Salgari, y destaca por la perspectiva
que tienen de la guerra los cartagineses. Hay una buena escena de combate naval).

Las más destacadas fueron: "Cabiria" (1914), "Escipión el Africano" (1937) y


"Aníbal" (1959), de las que sobresale por encima de las otras la primera. "Cabiria "
marca un hito en la historia del cine y del péplum: es épica, con decorados
iconográficos espectaculares, y tiene un hilo narrativo muy interesante, que sigue la
historia de tres personajes (el romano Fulvio, su esclavo Maciste y Cabiria) antes y
durante el conflicto. Fulvio, un romano que vivía en Cartago, rescata a una niña,
Cabiria, y se la entrega a unos padres adoptivos. Cuando naufraga su barco durante la
2ª Guerra Púnica, es rescatado por estos padres, que le cuentan como Cabiria ha sido
secuestrada por los cartagineses. Fulvio va a África, acompañado del forzudo
Maciste, y rescata a Cabiria, con quién se casa. Maciste, de fuerza sobrehumana, sería
rescatado posteriormente para películas de "forzudos", péplums donde los personajes
centrales, culturistas, demostraban sus músculos haciendo esfuerzos increíbles:
"Maciste, el gigante del valle de los reyes" (1960), "Maciste el coloso" (1961), "El
retorno de Maciste" (1962), "El gladiador invencible" (1961),... "Escipión el
Africano" (1937), hecha por motivos políticos, para demostrar la superioridad
histórica de los italianos (pretexto de Mussolini para invadir Abisinia), que comienza
con el desastre de la batalla de Cannas y exalta en todo momento la figura de
Escipión, como un antiguo "Duce". Más bien parece una ópera. De "Aníbal" (1959),
el gran general cartaginés que cruzó los Alpes , destacan unas interpretaciones
mediocres.

La revuelta del esclavo Espartaco (73 a. C) ha sido muy llevada al cine. Las películas
no coinciden en el origen del esclavo, pero todas introducen unas complicadas tramas
entre generales, entrenadores de gladiadores y vendedores de esclavos: "Spartacus"
(1913) de Enrico Vidali, "Spartacus" (1919), "Espartaco" (1952) de Ricardo Fredda,
"Espartaco" (1960) de Stanley Kubrick, "El hijo de Espartaco" (1962) y dos películas
pertenecientes al género de "forzudos" descrito antes: "Espartaco y los diez
gladiadores" (1964) y "Roma contra Roma" (1963). La versión de Fredda es la más
acertada, por su respeto a la figura del esclavo (un antiguo general castigado, que se
redime al rebelarse y ser crucificado). La más conocida es la de Kubrick, que es un
gran espectáculo cinematográfico, uno de los péplums por antonomasia; su guión es
un ejemplo de reconversión contemporánea: la lucha de Espartaco es convertida en
una lucha de clases contra aristócratas romanos decadentes. Destacan Kirk Douglas,
Charles Laughton (Craso) y Peter Ustinov.
El siguiente episodio de Roma es el asesinato de Julio César, muy ligado a otros dos
temas: la figura de Cleopatra y el romance de ésta con Marco Antonio. Son tres
argumentos muy explotados, y con distintas perspectivas y divergencias notables
entre sí. El hecho histórico es de sobras conocido: Julio César, vencedor de la guerra
civil contra Pompeyo, es asesinado por los senadores. Cleopatra, ambiciosa
emperatriz de Egipto y amante de César, protagoniza un romance con Antonio y
ambos se suicidan ante la amenaza de las tropas de Octavio. Por esa razón sólo
nombramos las películas más "flojas" y comentaremos un poco las producciones más
interesantes, dejando las versiones de Shakespeare para después. Son: "Julio César,
conquistador de las Galias" (1962), "Marco Antonio y Cleopatra" (1913) de Enrico
Guazzoni (en la que destacan bellos encuadres y una historia que se centra en la
repulsa de Antonio hacia Octavia), las versiones mudas y cortas de "Julio César"
(1908, 1909, 1910, 1914 y 1917), "Cleopatra" (1899, 1910, 1917) que resaltan la
muerte de ambos y "Anthony and Cleopatra" (1910); "César y Cleopatra" (1946), "El
asesinato de Julio César" (1970) de Stuart Burge, "Brutus" (1910), "Serpent of the
Nile" (1953), "La rebelión de los gladiadores" (1958) de Vittorio Cottafavi, "Noches
con Cleopatra" (una parodia ridícula de 1964) o "Una reina para el César" (1962).

Las más destacadas son, sin duda, "Julio César" (1953) de Leonard Mankiewicz
(comentada en el apartado de adaptaciones de Shakespeare), "Cleopatra" (1934) de
Cecil B. DeMille, y "Cleopatra" (1963) de Leonard Mankiewicz. La adaptación de
DeMille está claramente destinada al público americano: decorado espectacular pero
filmación de un hecho antiguo desde un punto totalmente contemporáneo. La versión
de Mankiewicz estuvo a punto de llevar a la ruina a la Fox, y fue una auténtica odisea
en su filmación (hubo muchos problemas económicos con los sueldos de Elizabeth
Taylor y Richard Burton, que además se enamoraron y obstaculizaron con su
romance la filmación). Es excesivamente cara para desarrollar unos hechos ya
conocidos, con poca acción, y que sirven para que el público se fije en los suntuosos
decorados y vestuarios. El rigor histórico, como todo el péplum americano de la
época, brilla por su ausencia.

Menos importantes son "La batalla de Roma" (1964) que se centra en una supuesta
vida del hijo de César y Cleopatra, Cesarión, que libera a Egipto de un gobernador
tirano (típico argumento) escondido bajo la figura de un nómada. Pese a ser de bajo
presupuesto, destacan sus exteriores egipcios.

En episodios menos shakesperianos, "La esclava de Roma" (1960) de Sergio Grieco


ofrece una perspectiva acertada sobre las guerras de las Galias, y tiene como
protagonistas al general Marco Valerio y al galo Lisirco, versiones menores
pseudohistóricas de César y Vercingetórix; e introduce una historia de amor entre el
romano y la hija de Lisirco, Antea. De esta producción destaca un nivel aceptable en
la reproducción de las batallas. Sobre la conquista de la Península Ibérica
encontramos una de las pocas películas españolas de péplum: "Los cántabros" (1980),
producto protagonizado por el actor de terror Paul Naschy. Es una cinta deplorable
artística e interpretativamente, debido al infantilismo de su trama y un malísimo
decorado. Relata la resistencia del pueblo cántabro (el norte de Hispania, cerrado en
cuanto a pensamiento) y de su jefe Corocota ante los romanos. Al final, Corocota
gana y los romanos cumplen una promesa anterior y se van. La otra película que se
cierne sobre la conquista de la Península Ibérica es "Oro para el César" (1963).
El argumento es un tanto original, pero lo más destacable de la película es que presta
atención a la romanización que llevaron a cabo los conquistadores (proceso de
asimilación de la cultura romana por parte de los pueblos conquistados). En ella
podemos ver bien la construcción de vías y puentes (para unir a los pueblos con
Roma), la división administrativa del Imperio hacia el siglo I d.C. (el protagonista es
un procónsul) y la organización de las ciudades. Su intriga es, no obstante, mínima, y
se basa en un esclavo, Lácer, al servicio de un procónsul que quiere recibir beneficios
económicos por civilizar a las tribus celtas del norte de Hispania.

Situadas antes cronológicamente (en la historia de Roma) encontramos diversas


películas que nos enseñan la depravada y lujuriosa vida que llevaban los aristócratas
en la gran ciudad que era Roma. En especial, los emperadores son considerados la
imagen viva de la decadencia y el vicio: sobre Calígula (37-41 d.C.), la película más
destacada es "Calígula" (1979), que siguiendo una estética derivada del "Satyricon"
de Fellini, el argumento se basa en las atrocidades sádico- sexuales del emperador.

Un emperador bueno en sus inicios, pero que enloqueció y realizó barbaridades.


Sobre la vida de su sucesor, Claudio (41-54 d.C) se han realizado tres películas, pero
no dedicadas a él, sino a su mujer, Mesalina. Mesalina conspiró contra Claudio, un
emperador beneficioso para Roma, y se dice que lo envenenó con intención de hacer
subir al poder a Nerón. "Mesalina" (1924) de Enrico Guazzoni resalta sobre todo la
depravación de Roma, con senadores corruptos, conspiraciones, orgías,... y de la
figura de Mesalina como una mujer obsesionada con el sexo. Se introduce una trama
secundaria, el romance entre un auriga persa (lo que permite espectaculares carreras y
elementos decadentes de tipo oriental) y la emperatriz.

La "Mesalina" (1951) de Carmine Gallone, nos muestra a una emperatriz atractiva


(contrariamente a la realidad) y retorcida, que hace la vida imposible a una pareja de
artistas, a unos improbables cristianos (tan sólo han pasado 15 años desde la muerte
de Cristo), y conspirando activamente contra Claudio. Es un repaso a la vida de
Mesalina, que se repite en "Messalina, venere emperatrice" (1959) del ya conocido
Vittorio Cottafavi. Esta última versión se adentra en las pretensiones políticas de
mesalina, sin profundizar en la mente de la emperatriz. Retrata, otra vez más, la
depravación de Roma. Ninguna película sobre el Imperio destaca aspectos positivos
de la cultura romana, que tan buen legado nos dejó, y se fija en acontecimientos
morbosos o en ataques hacia el cristianismo.
Sobre Nerón se ha explotado su piromanía (se dice que quemó Roma) en muchas
películas, ahondando en sus excesos, sus depravaciones y en el hecho de que se
creyese un dios: "Nero" (1909, 1922); "In the days of Nero" (1911), "Nero and
Brittannicus" (1913), "Fuego sobre Roma" (1962) (que no llegó a los cines
españoles), "Nero and the burning of Rome" (1908, 1953), "Nerone e Agrippina"
(1913) y las parodias eróticas "Poppaea’s hot’s nigths" (1969) y "Agrippina" (1910).

El siguiente de período de decadencia y depravación del Imperio (y como


consecuencia, de interés cinematográfico) es entre 181 d.C. y 193 d.C., durante los
últimos días de vida del emperador y literato Marco Aurelio y los primeros años de
gobierno del decadente y terrible emperador Cómodo.
Dos películas destacan en este apartado, y retratan con seriedad la pre-caída del
Imperio, hecho definitivamente consumado en el 476 d.C., y al que contribuyeron
muchísimos factores: sociales, políticos, económicos, malas cosechas, descrédito del
emperador y de la religión, ascensión del cristianismo, y sobre todo, la invasión
paulatina de pueblos bárbaros. "La Caída del Imperio Romano" (1964 ) de Anthony
Mann es la última gran película de péplum de la época dorada del género. Sitúa el
hecho que indica su título durante el traspaso de poderes que quiere hacer Marco
Aurelio, viejo y cansado, hacia el general de sus legiones Livio, de quien se ha
enamorado su hija Lucila. Pero es asesinado por su hijo Cómodo, que tras
conspiraciones para matar a Livio, le reta a un combate, y pierde. La película
pretende dar una visión espectacular e intelectual sobre los hechos, pero ambas
perspectivas no acaban de congeniar y no se materializan bien del todo. Quiere dar el
mensaje de que Roma se fue destruyendo poco a poco ella misma, y que fueron los
propios cristianos los que ayudaron a derrocar el Imperio.

La otra película es "Gladiator" (2000), de argumento similar, pero que cambia a Livio
por otro general, Máximo, condenado a la esclavitud por Cómodo, y que muere al
combatir con el emperador en medio del Coliseo. Una última película sobre el tema
es "Il due gladiatori" (1964) de Mario Caiano, que imita el film de Anthony Mann. El
edicto de Milán (313 d.C) con la consecuente legalización del cristianismo, y la vida
del emperador Constantino ha sido filmada en dos ocasiones: "Constantino el
Grande" (1960), con un guión previsible que alaba la decisión del emperador de
hacerse cristiano, y que trastoca los incidentes históricos; y " In Hoc Signo
Vinces"(1913), que relata en versión muda la aparición de la cruz que tuvo
Constantino.

A partir de la ascensión del cristianismo, el poder pagano representado antes por los
aristócratas decadentes de Roma pasa a manos de los bárbaros, que amenazan el
recién instaurado orden eclesiástico: "La venganza de los bárbaros"(1960), sobre el
saqueo de Roma por Alarico, y que se centra en la figura de Gala Placídia, hermana
de Honorio, que engaña a los bárbaros y evita que destrocen Roma; "Hombre o
demonio" (1954) y "Atila, rey de los hunos" (1954), se centran en la vida del caudillo
bárbaro y en las intrigas palaciegas del emperador Valentiniano. La primera es
visualmente aceptable, pero tiene unos fallos garrafales en el guión, que hacen perder
credibilidad histórica. La segunda está mucho más elaborada a nivel de diálogos y de
personajes, aunque es excesiva la exaltación de lo cristiano contra lo pagano.

La edad antigua termina en el 476 d.C., por lo que las películas sobre lo que ocurrió
inmediatamente después ya no serían de péplum, Aún así, es correcto comentar que
se dedicaron en total tres películas de baja calidad sobre la expansión bárbara por el
Imperio, y en concreto los ostrogodos: "El terror de los bárbaros" (1959),
"Rosmunda e Alboino" (1961) de Carlo Campogalliani y "La invasión de los
bárbaros" (1968) del veterano Robert Siodmak. Sobre Bizancio y el Imperio Romano
de Oriente (vigente hasta 1453), se ha realizado una película: "Teodora, emperatriz de
Bizancio" (1954), que explica desde una perspectiva popular (defiende a Teodora por
defender a los favorecidos) las peripecias de Teodora, mujer de Justiniano para evitar
un complot tramado por aristócratas para desacreditarla y hacer que el emperador la
condene a muerte. Es buena a nivel visual (buenos decorados, vestuarios) y también a
nivel de fidelidad histórica.
William Shakespeare y sus adaptaciones

El gran dramaturgo de Stratford-upon-Avon, como hubiera hecho cualquier buen


cineasta del siglo XX, vio en los temas clásicos una buena fuente de inspiración para
sus obras, a las que imprimió grandes dosis de emotividad y espectacularidad. Si
Shakespeare hubiera vivido en el siglo XX y hubiera hecho películas, de seguro
hubiera hecho un péplum. A sus dos obras sobre la Antigüedad, Julio César y Marco
Antonio y Cleopatra, les corresponden actualmente dos versiones cinematográficas:
"Julio César" (1953) de Leonard Mankiewicz, y "Marco Antonio y Cleopatra" (1972)
de Charlton Heston. La primera, a pesar del título y al igual que el drama del escritor
inglés, no sigue la vida de Julio César, sino la conspiración de los senadores, el
asesinato de César (que no hace caso al adivino ciego que le anuncia desgracias en los
idos de marzo), la admiración que el personaje provoca en Marco Antonio (es
memorable el discurso que lanza al pueblo romano después del asesinato, interpretado
por Marlon Brando), la venganza de Octavio y los remordimientos y la dignidad de
Bruto y Casio (que matan a César porque lo consideran un peligro, y lo admiran a
pesar de todo), que acaban suicidándose. Es la mejor adaptación de las obras de
Shakespeare.

"Marco Antonio y Cleopatra" (1972), es una buena película a nivel de adaptación


literaria, que representa un loable esfuerzo para filmar y retener todo el contenido de
la obra, pero que falla a la hora de la dirección (a manos de Heston), que no sigue un
hilo narrativo adecuado y que a veces resulta muy pesada por una mala interpretación
de los actores.
El Cristianismo

La religión cristiana ha sido y es uno de los pilares básicos de las sociedades y las
civilizaciones occidentales. No podemos entender la historia de la humanidad sin el
cristianismo, independientemente si de su rol sea considerado positivo o negativo. El
cristianismo se basa en algunos preceptos básicos, de los cuales el más importante en
relación a las culturas clásicas es el monoteísmo, opuesto a la concepción politeísta
grecorromana. También se basa en unos textos sagrados: el Antiguo y el Nuevo
Testamento (éste último sólo aceptado por el cristianismo, mientras que el primero es
compartido por el judaísmo).

El cristianismo es muy importante para la Antigüedad, ya que el Mesías cristiano,


Jesucristo, nace y muere durante el Imperio Romano (su importancia es tal que el
tiempo se cuenta a partir de su nacimiento). A nivel cinematográfico, ya se ha dicho
que la extensa mayoría de péplums introducen un elemento cristiano, que da lugar a
veces a anacronismos. Pero concretamente, el cine bíblico, encuadrado dentro del
péplum, es igual o más prolífico que el cine sobre romanos y griegos, y por tanto este
trabajo no se detiene en el cine que adapta las sagradas escrituras. Sólo recuerda los
títulos más emblemáticos (y que son repetidos hasta la saciedad en televisión durante
Semana Santa): "Sansón y Dalila" (1949) de Cecil B. DeMille, "Los Diez
Mandamientos" (1956) de Cecil B. DeMille "Rey de reyes" (1961) de Nicholas Ray;
"El evangelio según San Mateo" (1964) de Pier Paolo Pasolini; "La historia más
grande jamás contada" (1965) de George Stevens; "La Biblia" (1966) de John
Huston; "Jesús de Nazareth" (1977) de Franco Zeffirelli; "La vida de Brian" (1979)
de los Monthy Piton y " La última tentación de Cristo" (1988) de Martín Scorsese.

Lo que sí se consideran péplums son aquellas películas que contraponen la sociedad


pagana de los romanos a la sociedad pacífica cristiana. Son películas donde la religión
está muy presente, pero donde es más visible el mundo romano, y que no se centra
solamente en el universo del cristianismo. Son aquellas que relatan acontecimientos
acaecidos durante el Imperio, o adaptaciones de obras del siglo XIX basadas en la
Antigüedad [Quo Vadis (1895), Ben Hur(1880), Fabiola (1854) y Los últimos días de
Pompeya (1834)], y que normalmente ofrecen una visión cruel y desmesurada de un
hecho conocido: la persecución de los cristianos por parte de los romanos. Tal
persecución, objetivamente, no fue tan desmesurada, y tuvo unas causas: el recelo que
los emperadores tenían sobre esa religión, y cierta "xenofobia" que el pueblo romano
demostraba ante el cristianismo, que no era más que una secta.

La propaganda de la Iglesia quedó patente en las cuatro obras antes nombradas, y que
tuvieron sus versiones en el cine, que corresponden a grandes títulos del género:

Los últimos días de Pompeya

Escrita por Edward Bulwer-Lytton, está influida por el descubrimiento de las ruinas
de la ciudad romana de Pompeya, sepultada bajo lava en el 79 d.C. tras la erupción
del volcán Vesubio. Bulwer-Lytton utilizó la erupción de trasfondo para hilvanar una
entretenida intriga con personajes coloristas: el protagonista, Glauco, su bella
compatriota Ione, el malvado sacerdote de Isis, Arbaces, y la ciega Nidia. La historia
sigue una serie de golpes de efecto y tramas amorosas (Nidia y Glauco, Glauco e
Ione). Es la novela más versionada, con un total de siete adaptaciones:

La primera, "La ciudad destruida" (1913) tuvo un gran éxito de taquilla y destaca por
bellas escenas y el dramático sacrificio de Nidia. Hay dos versiones iguales y con el
mismo nombre: "Los últimos días de Pompeya" (1908 y 1913), que tienen un buen
hilo narrativo, pero que al contrario que la primera, tiene unas escenas y decorados
malas. "La ciudad castigada" (1926) de Carmine Gallone está hecha con una
escenografía tridimensional, y con un gran presupuesto. "Los últimos días de
Pompeya" (1935) de Ernest Schoedsack, enfatiza el componente cristiano y que
cambia el nombre de los personajes y sus acciones.
Las adaptaciones más famosas se realizan después de la 2º Guerra Mundial: "Los
últimos días de Pompeya" (1950) de Marcel l’Herbier, es buena en conjunto estético e
interpretativo, pero inexpresiva y no da la imagen adecuada del desastre de Pompeya
:"Los últimos días de Pompeya" (1959), presenta a unos personajes totalmente
diferentes a los originales, pero que es un péplum en toda regla por su producción y
realización (decorados colosales, personajes estereotipados y hilo argumental débil,
que no sigue a la novela).
Fabiola

Escrita por Nicholas Patrick Wiseman, estaba destinada a aleccionar sobre la


evolución histórica de la Iglesia. Es una obra bastante buena, que consiste en una
sucesión de estampas en los que aparecen distintos mártires de la época. La historia
central cuenta como la protagonista, Fabiola, inspirada en una santa que murió hacia
399 d.C. realiza distintas actividades caritativas (funda el primer hospital), y que
debido al desprecio que siente por los cultos romanos, abraza el cristianismo.

"Fabiola" (1948) de Alessandro Blasetti, financiada con dinero del Vaticano, presenta
la historia de Fabiola trasladada a una época posterior, y se le añade una historia de
amor entre Fabiola y un gladiador que queda más cinematográfica. Al final hay una
acusación falsa de asesinato contra los cristianos, que casi son ejecutados y Rual
intenta vencer a los leones. Al final, Constantino los libera a todos. "Fabiola" es uno
de los mejores péplums de la historia, y marca el renacimiento del género. El realismo
de los decorados y los vestuarios es casi total.

"Fabiola" (1960) es también una adaptación cinematográfica (con cambios) meritoria


de la novela de Wiseman. Tiene un guión fiel a la historia y con muchos detalles
eruditos para la cultura cristiana y la antigua. La reconstrucción de Roma está muy
bien conseguida, y las escenas de violencia son también espectaculares.

Ben Hur

“Ben-Hur, a tale of Christ“ es una novela de procedencia americana, que fue escrita
por Lew Wallace. Era una novela semi-bíblica, que relataba la vida de Judáh Ben-
Hur, un judío establecido en Jerusalén, rico y pacífico, que ve como su vida cambia
totalmente al ser acusado injustamente de atentar contra un gobernador romano,
arruinarse (su madre y su hermana se ven obligadas a mendigar) y ver como su mejor
amigo Messala le traiciona. Es enviado a galeras, le salva la vida a un patricio que le
acoge como hijo. Ben-Hur se restablece económicamente y se decide a vengarse de
Messala, retándolo a una carrera de cuadrigas, donde le derrota. Pero no todo acaba
ahí, sino que Ben-Hur ha de afrontar que su familia haya contraído la lepra, y que se
curan gracias a Jesucristo. Ben-Hur se convertirá entonces en propagador de la
doctrina de Jesús.

Las adaptaciones en el cine no provenían directamente de la novela, sino de una obra


con el mismo nombre en Broadway, basada en los textos de Wallace.

Los dos resultados cinematográficos son épicos e impresionaron al mundo,


caracterizando el colosalismo del péplum. "Ben-Hur" (1925) es uno de los primeros
films comerciales destinados a romper las taquillas, que no tiene nada que envidiar a
las superproducciones posteriores. Es una reconstrucción fiel a la novela, con
elementos que le dan un toque dramático, y con unos decorados (se reconstruyó un
anfiteatro en Antioquía) espectaculares.

"Ben-Hur" (1959) de William Wyler es el péplum por antonomasia, no porque reúna


todas las características del género, sino porque su estilo colosal marcó a todas las
películas del mismo tipo. Fue un exitazo de taquilla, que permitió reconstruir la
versión de 1925, con actores muy famosos, technicolor y decorados más suntuosos
que los anteriores. La trama es la misma, aunque se suprimen algunos personajes, y
los mensajes que la película quiere lanzar son más directos: no se culpa ni a los
romanos ni a los judíos de la muerte de Cristo y hay un importante mensaje
homosexual subyacente, palpable por la relación entre Ben-Hur y Messala. "Ben-
Hur" ganó once Oscars de la Academia y hasta hace poco era la película más
galardonada de la historia (hasta "Titanic"(1997)).

Quo Vadis

Quo Vadis fue la novela sobre romanos y cristianos más exitosa del momento. Fue
escrita por Henry Sienkiewicz en 1895. Constituye una apología del cristianismo con
una brillantez literaria superior a otras y ofrece una estampa de la corte de Nerón
dominada por el contraste entre la corrupción romana y la fortaleza espiritual de los
cristianos. Plantea el esquema básico de enfrentamiento paganos-cristianos y se apoya
en un hecho histórico de dudosa autoría: el incendio de Roma en el 64 d.C., y la
presencia de los santos Pedro y Pablo en Roma, con el martirio del primero. Aunque
haya elementos de ficción entremezclados, Sienkiewicz muestra una Roma
decadente, con un emperador afeminado y cruel que incendia la ciudad para culminar
una obra divina, y donde los ciudadanos decentes se suicidan como muestra de honor
(Séneca, Petronio). Es la constante lucha entre el general Marco Vinicio y la cristiana
Ligia por demostrar los pros y contras de la religión cristiana. Con el incendio de
Roma, Nerón culpa a los cristianos y los condena a las fieras, incluyendo a Ligia y
Vinicio, que se aman y se casan en el Coliseo. Popea, repudiada antes por Vinicio,
planea una muerte especial para él y Ligia (y su esclavo, el forzudo Ursus, que
protagonizaría después films de "forzudos"), pero se salvan y al final Nerón ha de
suicidarse ante el pueblo enfurecido.

"Quo Vadis" (1912) de Enrico Guazzoni es un clásico y una joya del género, tanto por
su capacidad de síntesis de la novela como por algunas escenas memorables (el
incendio de Roma, la carrera de carros que hace Vinicio para llegar a Roma, el
combate de Ursus,..) y una fotografía impactante para la época, por la buena
utilización de las sombras. "Quo Vadis" (1924) se realizó para reavivar la industria
cinematográfica italiana. No triunfó, porque no había un criterio establecido a la hora
de filmar los distintos planos y de un montaje arcaico, sin ritmo. Fue casi una copia
de la versión de 1912, pero con muchas más desgracias durante el rodaje (una leona
se comió a un extra que hacía de esclavo).

La versión más recordada es "Quo Vadis" (1951) de Mervin LeRoy, rodada en los
estudios de Cinecittà, y que fue la película más cara para la época (7 millones de
dólares). El hecho de que Vinicio sea un militar refuerza el componente espectacular
de la película. Destaca la escenografía, el rico colorido, las escenas de masas y el
incendio de Roma. Destacan, por último, las interpretaciones de Robert Taylor
(Vinicio), Deborah Kerr (Ligia), Leo Genn (Petronio), pero por encima de todos,
Peter Ustinov, que borda su papel de emperador degenerado y arrogante.
6.- PEPLUM

6.1.- Definición e historia


Dentro de la cinematografía, se denomina "Péplum" al género que abarca cualquier
película histórica o mítica que trate de la antigüedad clásica, es decir, todas aquellas
películas sobre temas mesopotámicos y egipcios en menor medida (como contexto de
un argumento bíblico), pero sobre todo de temas sobre Grecia y Roma. El "péplum"
es una imagen esquemática de la Antigüedad, que mezcla en una misma escena todo
aquello que nosotros consideramos típico de las culturas clásicas. Por eso se le
denomina "péplum": el péplum era la vestimenta típica de las mujeres griegas y
romanas, o la túnica ceremonial; pero genéricamente se llama péplum a toda
vestidura de corte ancho con pliegues irregulares utilizado en la época antigua porque
el péplum es una de las ideas típicas que la gente tiene de la antigüedad, y porque
responde a unos arquetipos colectivos que todos tenemos de la cultura grecorromana.

El francés Jacques Siclier le dio nombre al género en 1962, con en el artículo L’Age
du Peplum, publicado en el número 131 de la prestigiosa revista "Cahiers du Cinema"
(de donde surgieron los directores de la "nouvelle vague" en los años 60, François
Truffaut, Jean Luc Godard, Eric Rohmer,...). En principio, le puso ese nombre para
satirizarlo, pero, como suele ocurrir, la burla se convirtió en modelo. Se caracteriza
por ser la recreación de ciertos momentos históricos y míticos, en medio de una gran
homogeneidad y con una acción dramática de relativa importancia. El péplum es un
género de cine popular, que está dedicado, en la mayoría de ocasiones, a atraer al
público y a recaudar grandes cantidades de dinero para financiar una nueva película
de este tipo. Es popular porque se basa en temas muy populares: erotismo,
misticismo, belicismo,...

El "péplum" tiene unas características específicas:

• Una historia de amor heterosexual, que muchas veces se convierte en el eje de


la película.

• Personajes arquetípicos y casi inmutables, casi siempre caracterizados por su


aspecto físico: héroes musculosos, enfrentados a múltiples peligros. Las
mujeres quedan relegadas a un segundo plano, se convierten en objeto.
Generalmente, presentan una dicotomía: o son dulces y buenas, o son
seductoras y malvadas. Los villanos son astutos y libidinosos, y casi siempre
son tiranos o usurpadores del trono que oprimen al pueblo. A veces son
generales del ejército, envidiosos del protagonista, y a veces tiene una
personalidad dúctil a manos de astutos consejeros.

• Hazañas asombrosas y acciones guerreras espectaculares, en solitario o


comandando un ejército.

• Colosalismo, grandes y ampulosos decorados, que la mayoría de veces son


destruidos por enemigos o por catástrofes naturales.

• Poca realidad histórica


6.2.- Época dorada del peplum: 1957-1964

"Hércules" de Pietro Francisci, marca un rejuvenecimiento en las producciones de la


antigüedad, ya que introduce el elemento fantástico, el mitológico y convierte al
protagonista, Steve Reeves, en una gran estrella. Es la película a partir de la cual se
denominará a todas las otras de péplum, gracias a los críticos franceses. Al igual que
el panorama cinematográfico internacional, en el que aparecen montones de formas y
estilos nuevos de filmación, el péplum, que inunda las carteleras de toda Europa (
coproducciones,...), deriva en diversas ramas, profundizando en todos los temas de la
Antigüedad: mitología, historia, literatura,...

Es la época dorada del género, dado que se producen grandes cantidades de films,
sobre todo en Italia, que se convierten en verdaderos símbolos de cultura popular, por
su mezcla de acción, fantasía, erotismo e incluso humor. Es también una realidad que
el género va decayendo con el paso de los años, y que la fidelidad histórica no es una
condición para muchas de ellas.

6.3.- Decadencia y fin del género: 1964-1999


Hacia 1964, las malas producciones y los malos resultados en taquilla, en especial los
de películas italianas de muy bajo presupuesto, provocan una decadencia a un nivel
muy rápido del péplum, y se considera este año como fecha final de la época dorada
de las películas sobre la Antigüedad. Como había pasado después de la 1ª Guerra
Mundial, el detrimento se explica por un cambio de gustos: el público, más joven,
responde ante unos nuevos valores derivados de una sociedad más liberal (el
hippismo, el ecologismo,..), y no encuentra nada atractivo el modelo estereotipado,
vestuarios y comportamientos que no cuadran con los de la sociedad contemporánea.
Por eso buscan nuevos temas, no tan "inocentes" como las de los años 60, con fuertes
dosis de sexo, violencia, implicación social y política, critica al sistema o efectos
especiales. Como puntilla, se estrena "Por un puñado de dólares" (1964) de Sergio
Leone, protagonizada por Clint Eastwood. Es la que inaugura un nuevo género
popular, que sustituirá al péplum, el spaghetti western, que tiene muchos puntos en
común con su antedecesor. Con la casi total defunción del género histórico, las únicas
películas que se podían considerar de péplum (escasísimas), se dividen en tres
vertientes:

• Aquellas hechas por grandes directores, como Pier Paolo Pasolini o Federico
Fellini, que buscan una ambientación arqueológica y un mensaje místico
encerrado dentro de un argumento de la Antigüedad: "Satyricon" (1969)

• Las que se adaptan, con resultados artísticos miserables, a los gustos de la


época, y transforman los argumentos en tramas de comedia o amorosas:
"Mesalina, Mesalina" (1977). Más violencia, más sexo, más bajos
presupuestos y más producciones de corte independiente: "Calígula" (1978)

• Por último, aquellas películas de los años 80, que, con el péplum muerto y
enterrado, pretenden actualizarlo y darle una bocanada de aire fresco: "Furia
de Titanes" (1981). No consiguen nada porque el peplum ya no es creíble para
el público, que se centra en otro género que ofrece más posibilidades: la
ciencia-ficción. "La Guerra de las Galaxias" (1977) o "E.T." (1982)
6.4.- Renacimiento del peplum : "Gladiator" (2000) de Ridley Scott

Los años 90 fueron otra etapa oscura para el cine antiguo, en la que no hay
absolutamente ninguna producción de tales características. Hablar de péplum sería, a
estas alturas, hacer historia del cine, de no ser por una película: "Gladiator" (2000) de
Ridley Scott es la vuelta al panorama cinematográfico de un género que parecía
acabado. Es una película de intrigas, de amores, de odios, de orgullo y nobleza, de
imperios y de hombres, todas las cosas que necesita un buen péplum, servidos en una
bandeja de efectos especiales alucinantes, que hacen revivir viejas glorias como "Quo
Vadis" con las luchas de gladiadores y el Coliseo generado por ordenador. Cuenta la
historia de un general romano, Maximus, victorioso durante el gobierno de Marco
Aurelio, que se ve humillado y atormentado, condenado a ser gladiador y sin familia
por culpa del nuevo emperador Cómodo. Maximus irá ascendiendo hasta poder luchar
en el Coliseo de Roma y desafiar al mismísimo emperador. Todo en medio de una
trama de pasiones y traiciones, y con todos los factores que configuran una gran
película basada en la Antigüedad. "Gladiator" se mantuvo durante muchas semanas
en los primeros puestos de la taquilla norteamericana, lo que demuestra que el género
no estaba muerto del todo. Fue la primera contribución de la sociedad digital al cine
de romanos, que parece destinado a renacer durante el próximo siglo. "Gladiator"
demostró que la tecnología de efectos especiales también sirve para películas de este
tipo; y es que, como se ha dicho antes, el péplum está destinado a divertir al público, a
contarle una historia apasionante con unos personajes que parecen actuales pero que
vivieron en otra época.

"Gladiator" es, creo, el punto de partida de la tercera etapa dorada del cine sobre la
cultura clásica. Para los próximos años hay muchos proyectos del mismo estilo que el
film de Ridley Scott, empezando por una película de estreno inminente: "Titus
Andrónicus" (2000), que cuenta la historia de un depravado general romano.
6.5.- Otras adaptaciones del PEPLUM

• Versión contemporánea: Muchas películas que no se consideran de peplum


están ambientadas en la época contemporánea (siglos XIX o XX), pero con un
trasfondo basado en la Antigüedad. Es el caso de las nombradas en el punto
2.2., pero en especial una: "A Electra le sienta bien el luto" (1948), una
versión íntegra de Electra de Eurípides en un contexto histórico
contemporáneo. También es el caso de la última película de Joel y Ethan Coen
("Fargo", "Sangre Fácil", "El Gran Lebowsky"): "O Brother!" (2000), una
adaptación actual de la Odisea, en la que Ulises (George Clooney) se escapa
de una cárcel del sur de los Estados Unidos en los años 30 para volver junto
con dos prisioneros más (los acompañantes de Odiseo) a su pueblo, donde le
espera su esposa Penélope (Holly Hunter). La película tiene tono de comedia.

• Versión cómica: La comedia es el género cinematográfico más viejo, y si la


mezclamos con la Antigüedad, la película resultante puede ser muy buena.
Pero hablamos de una comedia distinta a la de Aristófanes o la de Plauto. La
actual está cargada de ironía, de juegos de palabras rebuscados y de enredos
que resultan muy graciosos. Aplicar estos valores cómicos a una sociedad tan
diferente como la romana o la griega es lo que resulta realmente gracioso, y
mejor, si son más anacrónicos: "Golfus de Roma" (1966), "Muchachos de
Siracusa" (1940), "Los dioses se divierten" (1935), "Astérix y Obélix contra
César" (1999), basado en los conocidos cómics; pero sobre todo la memorable
"La vida de Brian" de los Monthy Piton (grupo cómico inglés) son ejemplos
de adaptaciones lúdicas.

• Versión animada: Trasladar un mito o un acontecimiento histórico de la


cultura grecorromana a una película de dibujos animados, dedicados a un
público infantil, es muy complicado. Aún así, hay dos casos de versiones
animadas. La primera, en el año 1910, "Les douze travaux d’Hercule", de
Emile Cohl. Dura poco más de diez minutos, y como se puede comprobar por
el año, el diseño de los dibujos no es muy espectacular. La segunda película es
más conocida, ya que es obra del gigante de la animación, Walt Disney,
"Hércules" (1994), que a ritmo de musical de jazz, y con las Musas como
conductoras del argumento, nos narra (con todos los elementos Disney:
canciones, humor, personajes simpáticos y malvados) la progresión del joven
Hércules en su carrera de héroe a manos de Filoctetes, representado como un
sátiro (en realidad es un centauro). Como trama central, el amor de Hércules y
Mégara.
7.- ADAPTACION DE “LA ODISEA” EN EL FILM “O
BROTHER”
 
Everest Ulyssess McGill (G. Clooney) es un delincuente de poca monta, con un
“pico de oro”, que acaba siendo detenido y condenado a trabajos forzados en el estado
de Mississippi. Sus dificultades para adaptarse a la estricta disciplina de la prisión lo
llevan a elaborar un plan de fuga. Everett escapa encadenado a otros dos reclusos Pete
(Turturro) y Delmar (Nelson) con la promesa de recuperar un tesoro enterrado de un
atraco. En verdad, él sólo desea conseguir de nuevo a su esposa y a sus siete hijas, antes
de que su esposa se case con otro hombre.

En entrevistas, los hermanos Coen dijeron que ellos nunca habían leído la
Odisea, aunque la película se basa en muchos de sus caracteres y situaciones. Los Coen
dicen que se inspiraron en detalles de la epopeya de la adaptación filmada en 1955
(Ulises) por Camerini, interpretada por Kirk Douglas.

Comparativas del libro de Homero respecto a la película.

ULISES
Aquí es llamado como Everett Ulysses McGill. Los episodios en la película se asemejan
algo a la Odisea. Everett tiende a salir mucho peor parado que su símil mítico Odiseo
(Ulises). Un espectador al corriente de la Odisea espera que a menudo el héroe triunfe.
Al principio esto no sucede, aunque poco a poco las cosas al final van mejorando pero
de pura suerte. Everett se cree muy listo por tener el don de la palabra.

PETE
El personaje de Pete podría ser el de Eurylokhos, de la Odisea, que como Pete, ponía en
evidencia constantemente su autoridad de Odiseo.

Tommy Johnson (Atenea)


El papel de Tommy Johnson es similar al papel de Atenea en la Odisea, pues ayuda
secretamente a Odiseo durante su viaje. Cada vez que Ulises encuentra a Tommy, le
acompaña la buena suerte. Tommy conduce al trío a la estación de radio; el rescate de
su linchamiento llevará a Ulises al triunfo en la reunión política; y en la última
secuencia, Tommy se coge al escritorio en el cual Penny ha dicho que su anillo de bodas
podrá ser encontrado.

VIEJO CIEGO
En la película, Ulises se encuentra con un viejo que profetiza que “el tesoro que buscas
no será el tesoro que encuentres”.. En la Odisea, Odiseo va al mundo terrenal a buscar el
consejo de Tiresias, un viejo y ciego profeta, que le dice que su viaje no finalizará
“Deberás partir con tu remo al hombro, y marchar hasta que encuentres gente que no
conoce ni el mar ni los bellos remos, alas de los navíos. Te daré una señal bien segura;
cuando suceda que te cruzas con otro viajero y éste te pregunte por qué llevas una pala
para el trigo sobre tu hombro, allí deberás plantar tu remo en tierra“.
El Big Dan (Cíclope)
El Cíclope aparece bajo la forma de vendedor tuerto de la Biblia que es realmente un
timador, “Dan grande, El Big Dan” Teague (Goodman). Aunque en la historia original
Odiseo vence al Cíclope, en la película es este quien vence a Everett. Más adelante,
parece que está a punto de ser cegado por un poste (como en la Odisea), un mástil de
una bandera que él lo recoge a tiempo. Sin embargo a continuación los héroes derriban
una cruz ardiente sobre él, posiblemente una referencia a la estaca candente que fue
utilizada en la Odisea para cegar al Cíclope.

Sheriff (Poseidon)
El sheriff sin piedad que desea lincharlo, es quizá análogo a Posidón en la Odisea.
La relación con Posidón puede establecerse porque Ulises menciona que lleva “una
horca gigante para el heno” (un tridente); ambas figuras se representan a menudo con el
tridente.

Jóvenes del río


Las jóvenes del río los atraen con su cantar como las sirenas, y los someten a sus
encantos y a la dulzura del licor del maíz.
Las jóvenes del río tienen como símil a la diosa Circe pues transforman a uno de sus
compañeros en un sapo
Las jóvenes del río también recuerdan la reunión de Odysseus con la princesa
Nausicaa, que junto con dos esclavas lava las ropas, se baña, y canta encantadoramente
en un río mientras que Odiseo duerme cerca

Observaciones (ataúd)
En la película, Ulises, Pete, y Delmar se salvan utilizando un ataúd como flotador
después de la inundación de la región. Odiseo navegó en una balsa durante diecisiete
días antes de que fuera destruida por Posidón. Hay reminiscencias de escenas de films
como "Deliverance" y "Moby Dick.
FINAL

En la historia original, Odiseo, cuando regresa a su casa consigue la entrada, disfrazado


como un mendigo. En la película, en su definitivo regreso, Ulises y sus colegas se
cuelan en una reunión política, vistiendo barbas grises largas como miembros de una
banda de Blues.

En la Odisea su esposa no cree que realmente es Odiseo cuando vuelve a Ithaca. Ella lo
somete a una prueba haciéndole una pregunta que solamente él sabía. Penélope juró
casarse solamente con el hombre que fuera capaz de tirar una flecha a través de doce
hachas, una hazaña realizada siempre por su marido. Ninguno de sus pretendientes pudo
realizar esta exigencia a excepción de Odiseo que la ejecuta bajo el aspecto de un
anciano, rechazando de este modo a sus pretendientes, y demandando a su esposa para
sí mismo.

En la película, los Muchachos de los Traseros Mojados son unos personajes anónimos
mientras que su canción es muy popular, y nadie sino ellos puede cantarla. Cuando la
cantan en directo, son reconocidos inmediatamente, como lo fue Odiseo, y finalmente se
deshacen de sus disfraces lo mismo que Ulises que es aceptado por su mujer.
Nota:
No hay ningún Telémaco que le espere en Ithaca pues sus hijas piensan que está
realmente muerto
8.- CONCLUSION
El cine ha utilizado la cultura clásica como piedra angular de sus temas ya que son,sin
duda obras que ofrecen una estructura, un hilo narrativo y un clima dramático
interesantes, el cual ha podido reconvertir estos argumentos muchas veces. Dando lugar
a una larga cadena creativa surgida a partir del original y con una carga emocional
distinta en cada versión

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