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Ítaca

Si vas a emprender viaje hacia Ítaca,


pide que tu camino sea largo,
rico en experiencias, en conocimiento.
A Lestrígones y a Cíclopes o al airado
Poseidón nunca temas:
no hallarás tales seres en tu ruta
si alto es tu pensamiento y limpia la emoción
de tu espíritu y tu cuerpo.
A Lestrígones ni a Cíclopes, ni al fiero Poseidón
hallarás nunca
si no los llevas dentro de tu alma,
si no es tu alma quien los pone ante ti.
Pide que tu camino sea largo,
que numerosas sean las mañanas de verano
en que con placer felizmente arribes
a bahías nunca vistas.
Ten siempre a Ítaca en la memoria.
Llegar allí es tu meta,
mas no apresures el viaje,
mejor que se extienda largos años,
y en tu vejez arribes a la isla
con cuanto hayas ganado en el camino,
sin esperar que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te regaló un hermoso viaje,
sin ella el camino no hubieras emprendido,
mas ninguna otra cosa puede darte.
Aunque pobre la encuentres, no te engañaría Ítaca.
Rico en saber y en vida como has vuelto
comprenderás ya que significan la Ítacas.
 

Konstantin Kavafis (1863-1933)


 

Breve análisis del poema:

Este poema,  inspirado en la Odisea de Homero, nos propone una interpretación metafórica
del viaje.
El viaje es el recorrido de la vida. Esta metáfora de la vida como sendero, como camino,
como viaje es un motivo universal. Recordemos, por ejemplo, los poemas Caminante no
hay camino de Antonio Machado y El camino no elegido de Robert Frost.
Las Ítacas son las metas, los objetivos que nos proponemos en la vida. El sentido del poema
de Kavafis es que el camino, el viaje, es más importante que la meta: llegar a la vejez
con cuanto hayas ganado en el camino  — experiencia y conocimiento— sin
esperar que Ítaca te enriquezca . Cuando el poeta nos dice Ítaca te regaló un
hermoso viaje , nos está mostrando que las metas que nos proponemos alcanzar nos
permiten recorrer un camino, en el que vamos ganando experiencia, adquiriendo
conocimientos y disfrutando al andar.
Es importante no apresurar el viaje  porque es el viaje en sí mismo, y no la llegada a la
meta, lo que nos dará satisfacción y experiencia. El poeta parece estar pidiéndonos que no
quememos etapas, que disfrutemos cada paso, cada trayecto del camino.
En el viaje de la vida vamos a enfrentar Lestrigones y Cíclopes , metáfora de
los miedos, monstruos internos que obstaculizan avanzar. Por eso, el poeta nos dice que
nunca hallaremos tales monstruos si no los llevas dentro de tu alma, si no es tu
alma quien los pone ante ti . Los miedos, como el miedo a la incertidumbre, el miedo
al cambio, el miedo a lo desconocido, suelen ser los principales obstáculos que debemos
vencer.  Para derrotar a esos Lestrigones y Cíclopes lo mejor es mantener alto el
pensamiento, es decir, mantenerse firme en nuestras decisiones, y limpia la
emoción, es decir, desterrar emociones negativas.
Recordemos que el objetivo que guía y mantiene fuerte a Odiseo es regresar a su patria, a
Ítaca, y reencontrarse con su familia. Odiseo nunca pierde de vista ese objetivo, lo lleva en
su corazón y en su mente, en su espíritu y en su pensamiento.  La perseverancia y la fuerza
de voluntad le permiten sobreponerse a los terribles obstáculos del camino. Odiseo regresa
a Ítaca  rico en saber y en vida : las experiencias, las aventuras vividas lo han
enriquecido.
 

Ahora nos podemos preguntar cuál es el objetivo común de todos los seres humanos… ¿ser
feliz?

Si la vida es un camino en búsqueda de la felicidad, entonces la felicidad está en el camino,


en la búsqueda misma.

Viajar… la búsqueda de uno mismo


El viaje es una metáfora de la vida y también, para muchas personas, viajar es una forma de
vida, una búsqueda de nuestro propio ser. Quien viaja, descubre el mundo, descubre otras
personas, otras filosofías de vida, otras culturas, otros modos de entender la vida y el
mundo. Y es en el contraste con nuestros propios valores, formas de pensar y de vivir, que
uno va descubriéndose a sí mismo; vamos conociéndonos a medida que conocemos a los
demás. Entre el turista y el viajero hay un abismo de diferencia: el turista va en viaje
organizado y planificado, sabe qué se va a encontrar, se hospeda en hoteles –lugares neutro
donde solo encontrará otros turistas– y recorre con la vista para capturar la foto que pruebe
que estuvo allí. El viajero se aventura hacia lo desconocido, muchas veces sin rumbo fijo,
dejando que la vida lo sorprenda, haciendo camino al andar. Al viajero n le interesa la foto
sino la charla con los lugareños, el compartir experiencias, el abrir los oídos y el alma,
disfrutar el momento. El viajero va ligero de equipaje, lo que va adquiriendo en el camino
se lleva en el espíritu, no en una maleta. Para todos los viajeros con quienes comparto una
filosofía de vida, acá dejo estos versos de Mario Benedetti:

Ítaca es el camino, Ítaca es la vida misma. La VIDA es lo mejor que tenemos y muchas veces la
dejamos pasar sin pena ni gloria, permitimos que la rutina y los días grises nos anulen y nos
olvidamos de lo que verdaderamente tiene importancia. El concepto de Ítaca encarna el concepto
de la sabiduría, de lo que aprendemos a lo largo de nuestro camino y nuestra existencia, de lo que
vamos acumulando poco a poco en la mochila de nuestras vivencias y nuestros recuerdos, aquello
que siempre llevamos con nosotros mismos.

Kavafis fue capaz de realizar un poema sencillamente precioso, porque hablar de la historia mítica
de Ulises pero interpretándola desde el verdadero sentido de la vida. Sus palabras han traspasado
milenios, de la Grecia antigua a nuestros días, haciendo que ambos mundos se den la mano y se
miren cara a cara. Por eso la «Itaca» de Kavafis es una auténtica oda a la vida y a nosotros
mismos. ¡Ójala lo tengamos presente siempre. !!

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