Estimadas y estimados colegas, compañeros de labores, queridas familias, adoradas estudiantes. Estamos aquí congregados y engalanados para esta celebración muy especial: reconocer el logro de aprendizaje más significativo de la trayectoria escolar de una estudiante: aprender a leer. Atrás quedaron esos símbolos sin sentido que cubrían muros, libros, cuadernos y revistas. Ahora, a la mirada nueva y curiosa de nuestras niñas, aparecen letras, sílabas y palabras danzarinas, juguetonas, traviesas que se juntan y se sueltan, se forman y se disgregan, para ir creando mundo y sueños. Para ir creando ideas. Queridas niñas mías, les doy una cordial bienvenida al más mágico de los universos, aquel construido letra a letra y palabra a palabra. Este año aprendimos tantas cosas leyendo: supimos de la fría Groenlandia, de los lepidópteros con espiritrompas, de los fantásticos volcanes y de peces muy especiales. Y también leímos para imaginar, soñar y crear: hagan como Lucas y vuelen con su imaginación en su propia montaña de libros más alta del mundo; como Simenón el ratón, devoren cada libro que tengan en sus manos y como Lili Lana, sean siempre ustedes mismas, únicas y originales. Los libros están llenos de sabiduría, de imaginación, de viajes, de historia, de números, medidas y formas y también de la palabra del Creador, quien se acerca a un libro y lo lee también se acerca más a Dios. Quiero agradecer la presencia de ustedes, las familias, colaboradores indispensables en la misión de educar. Muchas gracias por su compromiso, esfuerzo y sacrificio. Y quiero agradecer a una persona muy querida, amiga y colega. Si su arduo trabajo, este exitoso primero básico haría sido imposible. Querida Danny, reconozco y valoro profundamente tu dedicado trabajo y entrega (invita a subir al escenario) Agradezco también a Dios por poner en mi vida este año la misión más bonita que me pudo haber tocado en mis 16 años de trayectoria profesional: ser guía y facilitadora del proceso lector.