Está en la página 1de 2

(DON BOSCO se está revistiendo en la sacristía para celebrar la misa, cuando irrumpe el

SACRISTÁN persiguiendo a un CHICO a escobazos.)

SACRISTÁN: ¡Ladronzuelo!… ¿qué hacías ahí escondido? Pretendías robar, ¿eh?... Te voy a…
(CHICO) BARTOLOMÉ: ¡No me pegue, señor cura!
SACRISTÁN: ¿Cura yo? Si fuera cura, te lo diría con otros modales, pero soy el sacristán de esta
iglesia… ¡Bribón! ¡Vas a probar la escoba…!
(CHICO) BARTOLOMÉ: ¡Ah! ¡Me hace daño, señor!
DON BOSCO: ¿Qué sucede? ¿Por qué se queja este chico? ¡Le está pegando, Dios Santo!
SACRISTÁN: Un bribón que quiere robar el cepillo de la iglesia, don Bosco. Éste no viene a ayudar a
misa; no sabe.
DON BOSCO: ¿Por qué lo “sabe”?
SACRISTÁN: Porque lo sé. No es el primero que encuentro intentando meter mano en la sacristía.
Señor cura, son peor que los ratones.
DON BOSCO: (escrutando al muchacho) No me parece un ladrón… ¡Déjelo, es mi amigo!
SACRISTÁN: ¿Su amigo? Pero si es la primera vez que lo veo por aquí… No se fíe, señor cura…
DON BOSCO: Lo he visto otras veces. He dicho que es mi amigo, y déjelo en paz. La escoba sirve
para otras labores, ¿no cree?

(Diálogo entre DON BOSCO y BARTOLOMÉ.)


DON BOSCO: (quitándole con la mano la cal que ensucia su chaqueta; cercano) ¡Vaya, vaya!... (lo
mira atentamente) Si somos amigos, debería saber tu nombre, ¿no? ¿Cómo te llamas?
(como no contesta, don Bosco continúa) ¿Por qué letra empieza?
BARTOLOMÉ GARELLI: Por la “b”, señor… Bar-bartolomé. Me llamo Bartolomé Garelli.
DON BOSCO: ¿Y de dónde vienes? No has caído del cielo, ¿verdad? (Bartolomé se
ríe un poco) ¿de qué pueblo eres?
BARTOLOMÉ GARELLI: De Asti.
DON BOSCO:¡Uhmm, hermoso lugar! Y… ¿tienes algún oficio? ¿Eres carpintero?, ¿maestro?,
¿ministro?
BARTOLOMÉ GARELLI: (ríe algo más) Soy albañil, y espero ser de los buenos…
DON BOSCO: ¿Y la familia? Mi amigo, tiene familia, ¿no? ¿Vive tu padre?
BARTOLOMÉ GARELLI: (repentinamente los ojos del muchacho reflejan un fondo de tristeza) No,
murió ya.
DON BOSCO: ¿Y tu madre?
BARTOLOMÉ GARELLI: (con los ojos llorosos) También murió…
DON BOSCO: Lo siento, Bartolomé… Pareces muy fuerte… ¿Qué edad tienes?
BARTOLOMÉ GARELLI: dieciséis, pe- pero no soy fuerte, señor cura.
DON BOSCO: ¿Y sabes leer y escribir?
BARTOLOMÉ GARELLI: (mueve la cabeza, negando)…
DON BOSCO: Ya sé… ¿Sabes cantar?
BARTOLOMÉ GARELLI: (enjugándose los ojos y sorbiendo los mocos, mira asombrado a don
Bosco) No.
DON BOSCO: ¡Ajá! … entonces… ¿sabes silbar?
BARTOLOMÉ GARELLI: (con una risa nerviosa y de sorpresa)…

Empieza la CANCIÓN 7: SILBA.

¿Hiciste la primera Comunión?


– Todavía no
– ¿Te has confesado?
– Sí, cuando era más chico
– Y, ¿te vas al catecismo?
– No me atrevo. Los chicos se ríen de mi.
– Y si yo te enseñara el Catecismo ¿vendrías?
– Sí, con mucho gusto
– También ¿en este lugar?
– Si, pero con tal que no me peguen
– Quédate tranquilo. Ahora que eres mi amigo nadie te tocará.
– Y cuando quieres que empecemos?
– Cuando Vd. quiera
– ¿Ahora mismo?
– Si, con mucho gusto”.
Don Bosco se arrodilló y rezó el Ave María. Sobre este hecho, cuarenta y cinco años más tarde
dirá a sus salesianos: Todas las bendiciones llovidas del cielo son fruto de ese primer “Ave María”
dicho con fervor y recta intención”. Terminado el Avemaría Don Bosco le hizo a Bartolomé una
primera catequesis y lo invitó a volver el siguiente domingo a otras catequesis pero trayendo
algunos amigos más.

También podría gustarte