Está en la página 1de 2

EL RÉGIMEN DE LAICIDAD DEL ESTADO PERUANO

El término “laicidad” es relativamente reciente y también sus derivadas “laicizar”


o “laicismo”. La palabra “laico” era utilizada para distinguir lo sacro de lo
profano, sin embargo, la palabra fue absorbida por las lenguas occidentales,
indicando lo que la Iglesia entendía, es decir, “laico” como distinto de “ministro
sagrado”.

Con el nacimiento de las nuevas filosofías y doctrinas políticas la palabra laico


adquirió forma y fuerza confrontacional entendiendo a los laicos como los
mayores enemigos del clero.

Se debe considerar que la neutralidad declarada por el Estado no radica en


neutralizar la vida religiosa en la sociedad, y mucho menos en secularizar, ni en
propugnar el agnosticismo entre sus súbditos. El hecho de que el estado no
sea religioso no significa que no sepa que los ciudadanos creen en ninguna
religión; ni ningún miembro del gobierno cree en su religión a través del culto
adecuado y el respeto por su conciencia. Estas circunstancias indican que,
desde el punto de vista jurídico, el concepto de laicismo nacional se considera
un principio ambiguo que puede llevar a conclusiones peligrosas,
especialmente si se eleva al principio más alto de la constitución.

Las relaciones entre la Santa Sede y el Perú se desarrollan dentro del sistema
de coordinación y de la laicidad que comporta la autonomía e independencia
de la Iglesia respecto del Estado y la colaboración entre ambos.

El Perú se encuadra dentro de la laicidad del Estado en la que se destaca tres


características:
 Ninguna confesión religiosa es oficial.
 El reconocimiento de la personalidad jurídica pública de la Iglesia
Católica.
 La utilización de un instrumento jurídico internacional como el Acuerdo
para regular sus mutuas relaciones.
Como sabemos el Perú fue un Estado confesional, sin embargo, a partir de la
Constitución Política de 1979, su sistema de relaciones cambió radicalmente.
Actualmente las relaciones entre el Perú y la Santa Sede son de acuerdo al
sistema de la laicidad, tal como se verifica en la Constitución Política del Perú
de 1993, artículo 50. En este artículo, menciona que;”dentro de un régimen de
independencia y autonomía, el Estado reconoce a la Iglesia Católica como
elemento importante en la formación histórica, cultural y moral del Perú, y le
presta su colaboración. El Estado puede también establecer formas de
colaboración con otras confesiones”.

En definitiva, tanto la Iglesia como el Estado están orientados al servicio de la


común vocación de la persona humana; y en un clima de sana laicidad el
Estado respeta y deja espacio libre a las religiones con una responsabilidad
hacia la sociedad civil y permite que estas sean factores en la construcción de
la vida social y del bien común.

Bibliografía
Ruiz, J. R. (2018). El Estado peruano ni confesional ni laico. Lima: Konrad.
Obtenido de https://www.kas.de/c/document_library/get_file?
uuid=a0882ea7-6537-d610-cc63-ba720e1b49fd&groupId=269552

También podría gustarte