Está en la página 1de 15

Imputación por indicios

-aspectos críticos-1*

Francisco Celis Mendoza Ayma**

Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa

Sumario: 1. Introducción. 2. Verdad e


Imputación. 3. Imputación por indicios. 4.
La imputación como hipótesis. 5. La
imputación como suposición o conjetura. 6.
Progresividad en la construcción del objeto
procesal.
.

1. Introducción

El abordaje de la metodología de la investigación y de la


lógica formal e informal, en el contexto de su aplicación
en un proceso penal, es muy necesario; sin embargo, es
particularmente problemático en la construcción de la
hipótesis de imputación. La imputación del hecho
punible –con la denominación de concreta, necesaria o
suficiente– constituye un aspecto crítico en su

1
* Conferencia virtual llevada a cabo en el II Congreso Internacional
Multidisciplinario de Derecho y el IV Encuentro Macrorregional de
Estudiantes de derecho, organizado por Amachaq Escuela Jurídica del 12
al 24 de julio del 2021.
1
construcción con el empleo de la lógica indiciaria,
cuestión que parece elemental, pero no lo es.

En efecto, los operadores penales han circunscrito el


problema de la lógica de indicios al juicio oral, más
precisamente, como método de valoración de la prueba.
Lo expuesto es constatable –especialmente, lo
concerniente a la materia probatoria– en la literatura
jurídica y en la atención de los operadores penales, así,
se aprecia que su abordaje y la problematización teórica
y operativa se relaciona generalmente con la prueba
judicial indiciaria a nivel del juicio oral, donde se focaliza
el problema de la forma en cómo los jueces emplean la
lógica indiciaria como método, de su materialización en
la argumentación correspondiente en la justificación
externa con base en los elementos de juicio producidos
judicialmente como hechos base para inferir
inductivamente y tener el hecho como probado, etc.

Es limitante reducir el abordaje de la prueba indiciaria


solo como problema de juicio oral correspondiente solo
a la valoración de los medios probatorios, pues queda
encasillada en la etiqueta que «la prueba solo se
produce en juicio». Claro está que la prueba producida
en juicio permite inferir el hecho como probado y se
corresponde con la valoración que realizan los jueces y
que se expresa en la fundamentación de la sentencia,
pero el término «prueba», conceptualmente, no se
reduce solo a la «prueba judicial», sino que abarca otros
ámbitos de información producida en la investigación e,
incluso, se emplea con rigor en distintos ámbitos del
proceso judicial.

2
2. Verdad e imputación

No obstante lo señalado, está generalizada la


percepción intuitiva en la construcción de la imputación
concreta, pues los operadores fiscales no confieren
valor a la metodología, la lógica -formal e informal, la
teoría del delito, la teoría del proceso, etc. No existe
consciencia de su necesidad y la justificación de la
intuición se manifiesta en expresiones tales como «se
sobreentiende», «es tácito», etc.

Esta aproximación –con percepción intuitiva– pretende


sustituir el conocimiento científico, la metodología, la
lógica en general y la lógica indiciaria en particular por
pálpitos o conjeturas, sospechas sin base y creencias.
Es común en los operadores penales cuestionar el
marco teórico, pues consideran que el trabajo práctico
sólo requiere de sentido común o percepción intuitiva;
no obstante, dicha aseveración resulta errónea, ya que
al resultar intuitiva la aproximación a la imputación
concreta se desplaza el rigor lógico y epistémico que
corresponde a una hipótesis de imputación como piedra
basal y cimiento del proceso por una suposición
conjetural.

En ese marco, el abordaje de la imputación concreta


con un marco teórico es una condición sin la cual no se
puede aprehender la realidad. Un evento delictivo como
suceso fáctico en el mundo objetivo siempre deja
huellas, rastros, vestigios, etc. en un espacio y tiempo;
entonces, su procesamiento cognitivo exige recurrir a
las herramientas conceptuales que proporciona la teoría
del conocimiento, la metodología, la lógica, etc. para

3
procesar el hallazgo de los datos y sus fuentes que
corren el riesgo de desaparecer[1]. La realización del
hecho siempre deja evidencia de distinta naturaleza y
dependerá del grado de la tecnología y las técnicas de
investigación el hallar los indicios –químicos,
bioquímicos o biológicos– que vinculen al sujeto autor
de la realización del hecho punible.

Los hechos punibles se realizan en la pretensión del


sujeto activo de no ser descubierto, por lo que este
tratará de no dejar indicios reveladores que lo vinculen
con la intervención en el evento criminal; no obstante, la
policía emplea técnicas de criminalística para buscar los
elementos e indicios reveladores que vinculen a una o
más personas con la realización del hecho delictivo, con
lo cual proporciona el insumo de información reveladora
al Ministerio Público para que construya una hipótesis
de imputación del hecho punible.

3. Imputación por indicios

La utilidad operativa de la lógica indiciaria y la inferencia


inductiva –para no incurrir en falacias en el
razonamiento– no ha sido asumida para resolver los
problemas –teórico y operativo– en la construcción de la
hipótesis de imputación concreta. Sin embargo, son
centrales, pues la hipótesis de imputación constituye el
cimiento y viga maestra del proceso.

En efecto, solo sobre la base de los elementos de juicio


iniciales de una noticia criminal –hechos base– se
puede inferir inductivamente una hipótesis de
imputación de un hecho punible. Al respecto, ser

4
conscientes del uso de la inferencia inductiva es lo que
permite la corrección lógica de la construcción de una
imputación del hecho punible.

La lógica indiciaria cumple una función fundante del


proceso como herramienta que permite construir las
bases del edificio procesal, pues el buen razonar de la
información permite configurar la inicial hipótesis de
imputación del hecho punible. Esta hipótesis de
imputación del hecho punible constituye los cimientos
que sostendrán las otras fases del proceso penal, por lo
que dependerá de la solidez de los cimientos la
configuración de las otras fases procesales. Siendo ello
así, si las bases son meras conjeturas o suposiciones
sin fundamentos, entonces las otras etapas del edificio
procesal devendrán en ritos de mero trámite
procedimental y pérdida de su objeto epistémico.

Si se comete un homicidio en agravio de «A» en un


establecimiento público, surgen varias interrogantes de
aproximación tales como: ¿quién es el responsable?, ¿a
quién vinculan los iniciales elementos de convicción?,
por lo que se hace necesario, entonces, el empleo de la
lógica indiciaria. Así, por ejemplo, si de los actos de
investigación preliminar se tiene la siguiente
información: i) se vio al agraviado «A» por última vez
con su amigo «B»; ii) al entrevistar a «B» se observa
que su calzado coincide con las huellas dejadas cerca al
occiso, aunado al hallazgo; iii) como resultado de la
verificación en el cuerpo de «B» se aprecian rasguños;
iv) en las uñas de la víctima se encuentran rastros de
piel; y, v) varios testigos declaran que «B» amenazó de
muerte a «A» por una deuda no pagada. Estos datos
permiten, entonces, concluir que se cuenta con indicios

5
reveladores que apuntan a proponer la hipótesis de que
el causante de la muerte fue «B».

Esta hipótesis es producto del razonamiento inferencial


sobre la base de los indicios –hechos base– señalados.
Con estos elementos de juicio hallados en los actos de
investigación iniciales es posible construir una hipótesis
de imputación del hecho punible utilizando la lógica
inductiva, pues no existe otra forma de aproximarse a la
realidad sino es a través de la lógica inferencial
inductiva. Para la construcción de esta es imperiosa la
utilización de la lógica indiciaria, la cual será el núcleo
fundamental de la disposición de formalización de
investigación preparatoria.

En esa fase inicial, la fiscalía cuenta con elementos de


juicio –información– en el informe policial para construir
la hipótesis imputación del hecho punible, ello conforme
al estándar probatorio de los elementos reveladores que
exige el artículo 336, inciso 1 del Código Procesal Penal
(en adelante, CPP). Así, cuando de los actuados
iniciales en las diligencias preliminares se encuentran
elementos de juicio que permitan vincular a una persona
con el hecho punible, entonces, corresponde al
Ministerio Público elaborar la hipótesis de imputación
del hecho punible que oriente los actos de la
investigación formalizada y, para ello, requiere de la
lógica indiciaria. Estas inferencias inductivas tienen
como base las máximas de la experiencia y/o el
conocimiento científico, debiendo evitarse argumentos
estereotipados producto de creencias o sesgos
cognitivos ajenos a la corrección metodológica de las
hipótesis[2].

6
4. La imputación como hipótesis

En el proceso penal contemporáneo, la hipótesis de


imputación del hecho punible es su objeto central y es
núcleo de la disposición de formalización de la
investigación preparatoria, la cual cumple el fin
epistémico de orientar y dar sentido a los actos de
investigación. Solo con una hipótesis concreta es
posible focalizar la necesidad de información respecto
de alguna de las variables para proyectar actos
específicos de investigación, por lo que con ello se
sientan las bases y cimientos del edificio del proceso
penal de conocimiento.

Para cumplir con este objeto, la hipótesis de imputación


concreta debe cumplir con las características –exigibles
a cualquier hipótesis– de concreción y delimitación en
su planteamiento y formulación, pues solo así puede ser
objeto de demostración y refutación. Esas son las
características centrales de la hipótesis, lo que permite
reconocerla como tal y que sea susceptible de
comprobación y/o refutación, pues su fin epistémico es
comprobar la realización de un suceso concreto
acaecido en el mundo real.

La imputación concreta, núcleo de la hipótesis de la


imputación del hecho punible, requiere para su
construcción de un marco teórico-normativo. Para este
efecto, el conocimiento dogmático del operador es
fundamental[3], pues solo con ese conocimiento experto
es posible calificar los hechos. En ese orden, el
planteamiento de la hipótesis requiere un marco
dogmático-teórico que corresponde a la formación

7
teórica normativa del operador penal, por esa razón el
artículo 332, inciso 2 del CPP señala que la policía no
puede ni debe realizar calificaciones ni imputar
responsabilidad.

Actualmente, la aproximación a la exigencia


metodológica de una hipótesis de imputación es
precaria y se manifiesta en interrogantes inapropiadas
tales como: ¿en qué etapa del proceso se debe
configurar una imputación concreta acabada?, ¿en la
formalización de la investigación preparatoria o en la
acusación? Estas interrogantes constituyen una
aproximación errática, pues desde una perspectiva
metodológica se exige que la imputación del hecho
punible sea una hipótesis –como núcleo de la
disposición de formalización de la investigación
preparatoria– que debe cumplir con las características
de cualquier hipótesis, es decir, que sea verificable y/o
refutable, demostrable y/o confutable, debiendo ser los
términos que se empleen concretos y expresos, e
inadmisible el uso de términos genéricos y/o implícitos.

Una hipótesis con esas características es útil para


orientar significativos actos de investigación para
obtener información relevante y concreta. Aún desde
una fase inicial es posible inferir un hecho punible como
hipótesis sobre la base de indicios reveladores como
rastros, huellas, vestigios que deja en el mundo material
la realización del hecho punible. Por ejemplo, si se halla
en la escena del crimen rastros, huellas y vestigios
como: i) el cadáver de una niña en medio de un maizal,
presentando esta un desgarro vaginal; ii) se vio al
sospechoso con la menor caminando con ella cerca del
maizal; iii) en el maizal la menor fue encontrada muerta

8
ultrajada sexualmente; iv) se encontró líquido prostático
en la vagina de la menor; y, v) el sospechoso se dio a la
fuga. Con todos estos elementos es posible construir la
hipótesis de que fue accedida carnalmente por vía
vaginal por el sospechoso, pues no es problemático
construir tal hipótesis.

Así planteada la hipótesis, si el sospechoso niega su


autoría, se focaliza la necesidad específica de
información para determinar si el líquido prostático
encontrado en la vagina de la menor corresponde o no
al sospechoso; acto de investigación que se realiza con
la pericia de ADN. De lo señalado, se aprecia así que la
hipótesis es el motor de búsqueda de información con
sentido.

¿Qué pasaría si la pericia de ADN arroja un resultado


negativo en el sentido que el líquido prostático
encontrado en la vagina de la menor no corresponde al
sospechoso investigado?, pues no cambia la condición
de hipótesis de la imputación concreta, sólo que ahora
deviene en una hipótesis no comprobada.

La propuesta de una hipótesis de imputación del hecho


punible requiere de un estándar probatorio, indicios
reveladores de la comisión de un delito y su atribución a
una persona y que obren en el informe policial o se
desprendan de los primeros recaudos; si esto es así,
entonces el fiscal debe construir una hipótesis de
imputación.

5. La imputación como suposición o conjetura

9
La presentación de solo los indicios reveladores sin la
hipótesis de imputación en la disposición de
formalización de investigación preparatoria es una
práctica contra epistémica, pues considera la sospecha,
la conjetura el sobreentendido como objeto de un
proceso de conocimiento. En el ejemplo propuesto: i) el
cadáver de una niña en medio de un maizal y que esta
presenta un desgarro vaginal; ii) se vio al sospechoso
con la menor caminando con ella cerca del maizal; iii) en
el maizal la menor fue encontrada muerta ultrajada
sexualmente; y, iv) el sospechoso se dio a la fuga
–todas estas circunstancias antecedentes,
concomitantes y posteriores– son rotulados con la
etiqueta de «violación de la indemnidad sexual”, y
presentadas con la disposición de formalización de
investigación preparatoria, pero, las circunstancias
como indicios no reemplazan la exigencia de una
hipótesis de imputación del hecho punible.

Sin embargo, de esas circunstancias se infiere


razonablemente que el sospechoso habría accedido
carnalmente por la vagina a la menor como conclusión
reveladora, y con estos hechos base la fiscalía pudo
construir una concreta y expresa hipótesis de
imputación del hecho punible.

Tampoco constituye una hipótesis una afirmación


genérica como «Juan Pérez abusó sexualmente de la
menor”, pues el uso de términos vagos e
indeterminados impiden proyectar los actos de
investigación pertinentes y útiles a la obtención de
información concreta para la demostración de la
hipótesis. Por ende, si se cuenta con indicios
reveladores, el Ministerio Público debe proponer la

10
hipótesis siempre provisional como una de sus
características, pues así admite esta su refutación.

La falta de hipótesis de imputación trae como


consecuencia que su lugar sea ocupado por la
conjetura, la suposición, la creencia y, con ello, el
retorno rozagante de la vieja «instruccionalización» de
la investigación cargada de ritos y sin objeto epistémico
definido, marco en el que las disposiciones de
formalización de una investigación preparatoria
devienen en estereotipadas y pervierten su objeto
epistémico. De este modo, sin hipótesis de imputación
concreta, los actos de investigación se perderán por
caminos dispersos con trámites de mero engorro sin
finalidad definida.

Esa hipótesis tiene que ser concreta, delimitada, objeto


de verificación y/o refutación, materializando un
contradictorio metodológico, lo cual será determinante
para orientar los actos específicos de investigación,
evitando la burocratización y pérdida de tiempo con el
mero rito procedimental.

No se debe repetir la mala práctica del viejo Código de


Procedimientos Penales que agotaba esta fase con una
práctica fiscal cuyo corolario era el copiado y pegado de
las conclusiones de los atestados policiales bajo la
etiqueta de una calificación jurídica, y así se formalizaba
la denuncia penal, pero sin una hipótesis de imputación
concreta.

6. Progresividad en la construcción del objeto


procesal

11
La imputación concreta determina progresivamente el
objeto y la finalidad de cada etapa procesal como: i)
hipótesis de imputación concreta; ii) fundamento de
hecho de la pretensión penal; y, iii) objeto de prueba. Al
respecto, no necesariamente se tiene que transitar por
todas esas fases procesales, pues de acuerdo a la
cantidad de información del hecho delictivo y de la
imputación el Ministerio Público puede construir no una
hipótesis, sino una pretensión penal.

Realizado un evento delictivo es posible que se halle


información del hecho delictivo y de los probables
autores o se hallen elementos de juicio del hecho
delictivo, pero sin información que vincule a probables
autores. En el primer supuesto, esos elementos de
convicción pueden alcanzar un estándar probatorio de
reveladores, suficientes o fundados y graves.

Así, la progresividad en la construcción del objeto del


proceso está directamente relacionada con el estándar
probatorio, pues para la formulación de la investigación
preparatoria se exige una imputación concreta como
hipótesis, acorde a la exigencia de la metodología de la
investigación, pero conforme a un estándar probatorio
de indicios reveladores, donde la conducción de esta
fase y el norte de los actos de investigación están a
cargo del Ministerio Público, ello con el fin de reunir
elementos suficientes para construir los fundamentos de
la pretensión penal.

Generalmente, al inicio de una investigación aún no se


puede formular una hipótesis de imputación del hecho
punible, ello porque no se cuenta con información
reveladora o suficiente. Si no se encuentra información,
la investigación inicial tendrá un alcance exploratorio en
12
la escena del crimen y otros ámbitos de información
para encontrar elementos de juicio que vinculen a una
persona como autor o partícipe del hecho delictivo[4].
Esta investigación exploratoria no siempre es exitosa,
por ello la enorme cifra negra de hechos punibles cuyos
autores no son descubiertos.

Si se cuenta con el estándar probatorio de indicios


reveladores del hecho punible que vinculen a un sujeto
con ese delito, conforme a lo dispuesto por el artículo
336, inciso 1 del CPP, entonces el Ministerio Público
debe formalizar investigación preparatoria. Es sobre la
base de los indicios reveladores y la inferencia o cadena
de inferencias que se construye una hipótesis de
imputación de un hecho punible.

Si los elementos de juicio reunidos con la investigación


configuran el estándar probatorio de indicios suficientes,
entonces se puede transitar a la configuración de la
imputación concreta como fundamento de una
pretensión penal, con un enfoque ahora desde la teoría
procesal. Estos elementos de juicio deben alcanzar el
estándar probatorio de indicios suficientes para construir
la causa petendi de la pretensión penal y, con ello, el
Ministerio Público debe requerir: i) un proceso
inmediato; ii) presentar una acusación; o, iii) una
acusación directa.

Claro está que la inicial aproximación al objeto procesal


es predominantemente metodológica y, conforme se
satisfaga el estándar de suficiencia, transita a
configurarse en una pretensión procesal en rumbo a
convertirse en objeto de la prueba. Solo con ello se llega
a la etapa central del proceso: el juicio oral.

13
En el ejemplo propuesto ut supra, de resultar positivo el
resultado del acto de investigación pericial de ADN,
entonces se produce un salto epistémico de estándar de
indicios reveladores al estándar de indicios suficientes.
Así, con base suficiente de información se debe
construir los fundamentos –causa petendi– de la
pretensión penal.

Con la acusación cobran centralidad las circunstancias


antecedentes, concomitantes y posteriores, pues
constituyen los hechos base para inferir el hecho
atribuido, ello conforme a lo previsto por el artículo 349,
inciso 1, literal b) del CPP. Se cumple con ese requisito
precisando el hecho atribuido con las circunstancias que
cumplen una función indiciaria suficiente para inferir la
imputación, conforme al estándar probatorio exigido por
el artículo 344, inciso 2, literal d) procesal[5]. El hecho
atribuido –causa petendi– debe ser expreso y concreto,
ya que constituye el fundamento de la pretensión penal
como punto de referencia para la preparación del objeto
de prueba.

Con todo, se concluye que la lógica indiciaria es de


importancia capital en todas las fases del proceso, pero
requiere datos de la realidad producidos como
consecuencia del evento delictivo. La mayor o menor
cantidad de datos condiciona los estándares probatorios
como fundamento para emitir las decisiones fiscales y
judiciales. En efecto, son los estándares probatorios los
que determinan la progresividad del objeto del proceso
en cada fase procesal, ya sea como hipótesis,
pretensión penal u objeto de prueba.

14
** Es magíster en Derecho Penal y magíster en Derecho
Constitucional y doctor en Derecho penal por la Universidad de
San Agustín de Arequipa, Juez Superior de la Corte Superior
Nacional de Justicia Penal Especializada.

[1] El cambio permanente del mundo, en el tiempo, acarrea


escenarios de riesgo de desaparición de esos elementos de
juicio. La dialéctica del mundo en movimiento permanente genera
el riesgo de desaparición de datos del evento delictivo.

[2] Por ejemplo, el decir que «las lesbianas son violentas» e


inferir que ese fue el motivo por el que Abencia Meza pudiese
contratar a una persona para que asesine a su pareja. Este es el
empleo de un argumento estereotipado y no de inferencias del
conocimiento científico.

[3] Un ejemplo de ello es que una tomografía que a los ojos de


los demás –quienes no son expertos o conocedores de la
materia– no dice nada, puede significar –para un experto– el
signo de una patología que padece la persona.

[4] El artículo 329, inciso 1 del CPP, exige para el inicio de las
diligencias preliminares un estándar probatorio de mera sospecha
inicial de la comisión de un hecho con características de un delito.

[5] Cabe aclarar que las circunstancias antecedentes,


concomitantes y posteriores no tienen el mismo contenido
conceptual que las circunstancias modificatorias reguladas el
artículo 349, inciso 1, literal e) del CPP, pues estas tienen por
finalidad la determinación de la pena.

15

También podría gustarte