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SIN MENTE, NO HABRÁ DOCENTE NI GENTE RESILIENTE QUE CONCENTRE, SUSTENTE,

INVENTE Y COOPERE PARA SUPERAR LOS RETOS QUE IMPONE EL CONTEXTO DE


SINDEMIA Y POS PANDEMIA: UNA OPORTUNIDAD DE ATENDER LA SALUD MENTAL Y
PROMOVER BIENESTAR Y FORTALECER EL DESARROLLO HUMANO, SOCIAL E
INSTITUCIONAL EN NUESTRA UNIVERSIDAD1
Dos días atrás, mientras me sentaba a pensar cómo abordar el tema de la salud mental del
profesorado en este contexto tan “trastornado” a partir del momento en que surgió la
declaratoria de pandemia por el virus SARS-2 causante de la enfermedad por coronavirus
denominado COVID-19 por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 13 de
marzo del 20202 con subsecuentes declaratorias de; 1) Estado de Emergencia Económica,
Social y Ecológica en todo el Territorio Nacional mediante el Decreto 417 del 17 de marzo
del 2020; y 2) Decreto No. 457 del 22 de marzo de 2020, “por el cual se imparten
instrucciones en virtud de la emergencia sanitaria generada por la pandemia del
Coronavirus COVID-19 y el mantenimiento del orden público” 3 , me llegó una encuesta por
parte de la unidad académica de otra universidad pública donde tuve el privilegio de
culminar mis estudios de pregrado en medicina y posgrado en pediatría. Dicha, encuesta
me solicitaba responder como egresada para efectos del proceso de reacreditación del
programa de posgrado que allí cursé. Al revisarla y responderla tuve una sensación grata de
saber que al menos para este fin, éramos importantes como egresados y sobre todo les
interesaba conocer cómo estaba nuestra salud mental y el nivel de bienestar que habríamos
podido alcanzar, mantener o perder durante el momento adverso que atravesamos.
Respondí a las preguntas con mucho interés, en especial aquellas que buscaban saber cómo
estaba mi salud mental en dimensiones subjetiva y objetiva tal y como lo indican la guía y
recomendaciones de la misma OMS con base en su propuesta de PROGRAMA MUNDIAL DE
ACCIÓN EN SALUD MENTAL que lanzó hace 20 años, en el año que resolvió declara como el
de la salud mental: 20014. Esperemos que ese esfuerzo no solo le asegure su fin de
reacreditación, sino que realmente redunde en mecanismos para la aplicación de las
mismas estrategias y medidas formuladas por esa entidad y que aparte de que son
absolutamente necesarias en este momento, lo han venido siendo por décadas atrás sin
hallar eco en este mundo que ya venía convulsionado por causa de una serie de reformas
estructurales impuesta por un proceso de globalización regido por intereses economicistas,

1
Elaborado por Olga Lucía Restrepo Espinosa, presidenta de la Asociación de Profesores de la Universidad
de Antioquia (ASOPRUDEA), febrero/2022.
2
OPS: “La OMS caracteriza a COVID-19 como una pandemia” https://www.paho.org/es/noticias/11-3-2020-oms-caracteriza-covid-19-
como-pandemia#:~:text=La%20epidemia%20de%20COVID%2D19,un%20gran%20n%C3%BAmero%20de%20personas.

3
Gobierno de Colombia: https://coronaviruscolombia.gov.co/Covid-
19/decretos.html#:~:text=Decreto%20417%20del%2017%20de,en%20todo%20el%20Territorio%20Nacional.

4
OMS (2004) “Invertir en salud mental” disponible en
https://www.who.int/mental_health/advocacy/en/spanish_final.pdf y consultado el 1/02/2022.
mercantilistas y codiciosos de escasos grupos y personas que cada día se apropian de los
inmensos capitales.
Pero, no es de ese punto de lo que quiero escribir hoy. Hoy quisiera exhortar a quien me
lea para que se suma y acompañe a nuestra Asociación de profesores de la Universidad de
Antioquia (ASOPRUDEA) en el esfuerzo alertar sobre el agravamiento del malestar docente
con impacto en su salud mental y proponer ideas para una atención oportuna, completa,
armónica y solidaria en nuestra comunidad universitaria.
Es preciso recalcar que la pandemia depositó mayor sobrecarga, presión y vulnerabilidad al
cuerpo docente del país que ya venían enfrentando una labor “con un alto sentido de
responsabilidad social” 5 conducente a un alto grado de malestar y desgaste emocional con
impacto en su salud mental. Me explico, en Colombia ya venían acumulando estos actores
un nivel elevadísimo de sobrecarga de trabajo y responsabilidad con precarización de sus
condiciones laborales camino que se hace cada vez más tortuoso desde la década de los
noventa pero que en el año 2002 con la formulación del Estatuto Profesoral Docente regido
por el Decreto 1278 del 2002 se afianzó. El contexto en que se emitió el estatuto en mención
obligó a estos actores e instituciones del sector de educación en especial público a aplicar
cambios en las políticas, prácticas y condiciones de trabajo con el fin de poder responder a
exigencias internacionales para cumplir con las reformas tanto del sector educativo como
del de la salud por cuenta de la necesidad de inserción al contexto de globalización. Ambos
sectores fuertemente ligados con la determinación social de la salud y por supuesto de la
salud mental. Para entonces, ya era bien documentado que el personal docente exhibía
altas tasas de depresión, angustia y síndrome de agotamiento o “burnout”6.
Solo para ilustrar la dimensión del problema en la salud mental por causa de la pandemia,
acudo a lo reportado por el periodista Pedro Correa Ochoa en la sección “Academia
Sociedad Vida” de nuestro portal con fecha del 29/12/2021 bajo título “Urgen políticas
públicas para la salud mental tras la pandemia: neuropsicólogo Juan Carlos Arango”7. El
profesional Arango Lasprilla egresado de nuestra universidad y actualmente investigador
en la Fundación Vasca para la Ciencia – Ikerbasque-, hizo parte de un estudio internacional
que analizó 6882 correlatos psicológicos de personas entre 18 y 94 años (la mayoría

5
Sarmiento-González Jazmín Rocío (2018) “Malestar docente y salud mental en Colombia” disponible en:
https://repository.cinde.org.co/bitstream/handle/20.500.11907/2702/malestar_docente_y_salud_mental_e
n_colombia_Jazmin_Sarmieno.pdf?sequence=1&isAllowed=y. Consultado el 2/02/2022, 5:32 pm.(página:7).
6
Ibidem
7
Ver vínculo: https://www.udea.edu.co/wps/portal/udea/web/inicio/udea-noticias/udea-
noticia/!ut/p/z0/rU9BTsMwEPxKcsgxsknTtDlGESqqekAFleILWmy3XYi9aexUPB-
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/
mujeres; 78.8%) en 59 países para conocer cómo es que la pandemia había cambiado
nuestras vidas8. El investigador nos dio cifras inquietantes con la advertencia de que no se
está haciendo mucho por parte de instituciones y gobiernos para responder y atender a
estas personas. En resumen, 26% de las personas sufrieron síntomas de depresión, el 20 %
síntomas de ansiedad, 50 % problemas de sueño y 68 % síntomas relacionados con estrés
postraumático. Además, encontró una mayor prevalencia de síntomas de depresión y
ansiedad entre las mujeres o las personas con un vínculo no binario / transgénero con los
hombres constatando lo descrito en la literatura de una fuerte asociación entre el género
femenino y una mayor prevalencia de ansiedad y depresión en la población general en
tiempos no pandémicos.
Ante este panorama y en aras de mejor uso de este espacio, creo que no es necesario
dedicar una sola palabra más para seguir listando cifras. Ha sido suficiente ilustración de la
magnitud del problema y del desafío que nos depara el retorno a la presencialidad mas no
que regresemos a semejante estado “normalidad” (anormalidad) que precedió o más bien
condujo a este desastre de escenario actual.
Me quiero concentrar en los párrafos restantes en compartir iniciativas con las que han
dado respuesta gobiernos e instituciones en otros países para inspirar a nuestra dirigencia
gubernamental e institucional.
Quisiera comenzar contando cómo esas instancias de la provincia de Columbia Británica en
Canadá respondieron tan pronto fue declarada la emergencia mundial y que
magistralmente nos narra Paula Rosehart en su artículo ¿Qué tipo de educador se necesita
hoy? Re-imaginando al profesor y a la educación en la pos-pandemia9. En primer lugar, la
elaboración de un plan pensado en el bienestar y la salud integral tanto del profesorado
como del estudiantado. Dicho plan se construyó sobre tres pilares: la consulta; 1)-El respeto
a la palabra de las personas mediante la consulta permanente como insumo central para la
toma de decisiones; 2)-El criterio de “indigeinedad”10 concebido más allá de identidades,
etnicidad, fronteras o territorios sino como una responsabilidad y compromiso por

8
Alzueta E, Perrin P, Baker FC, et al. How the COVID‐19 Pandemic Has Changed Our Lives: A Study of
Psychological Correlates across 59 Countries. J Clin Psychol. 2020;1–15. https://doi.org/10.1002/jclp.23082
https://www.researchgate.net/profile/Juan-Arango-Lasprilla/publication/346029749_How_the_COVID-
19_pandemic_has_changed_our_lives_A_study_of_psychological_correlates_across_59_countries/links/5fb
7f968458515b79759f517/How-the-COVID-19-pandemic-has-changed-our-lives-A-study-of-psychological-
correlates-across-59-countries.pdf

9
Disponible en https://www.researchgate.net/profile/Paula-
Rosehart/publication/343354402_What_kind_of_educator_does_the_world_need_today_Reimagining_tea
cher_education_in_post-pandemic_Canada/links/607716e82fb9097c0ce53716/What-kind-of-educator-
does-the-world-need-today-Reimagining-teacher-education-in-post-pandemic-Canada.pdf.
10
Para comprender mejor este término sugiero leer: Indigeneidad: problemáticas, experiencias y agendas en
el nuevo milenio. Tabula Rasa. Bogotá - Colombia, No.10: 191-223, enero-junio 2009. Disponible y
consultado el 2 de febrero del 2022 en http://www.scielo.org.co/pdf/tara/n10/n10a07.pdf.
asegurar la inclusión de todas las formas alternativas de educación con incorporación de
metodologías ancestrales en espacios abiertos con cuidadoso reconocimiento de lo
imprescindible que se ha convertido el esmero por reforzar o recrear un vínculo con la tierra
y el cuidado del medio ambiente; y, 3)-La equidad en acceso a programas de formación y
capacitación para mejorar la capacidad para desarrollar su trabajo en medio de los cambios
en las prácticas y rutinas a que el contexto les empujó. En segundo lugar, la decisión de
entregar a cada persona desempleada dos mil dólares canadienses mensualmente como
renta básica fija más cuatrocientos más como subsidio para alojamiento durante todo el
período de contingencia. Celebro las palabras con que esta autora ilustra las lecciones
aprendidas con los aplicativos para mejorar los retos bien identificados:
“la pandemia ha puesto de relieve la necesidad de volver a imaginar la formación docente
de múltiples maneras, incluyendo abordar y desmantelar el racismo y las desigualdades
sistémicas dentro de nuestros sistemas educativos, priorizando la salud mental y el
bienestar en las escuelas; descolonizar la enseñanza y el aprendizaje y desarrollar nuevos
modelos de educación; construir relaciones recíprocas con el mundo natural, y reconocer y
valorar a los maestros como profesionales conocedores y líderes comunitarios”11

Otro ejemplo de buenas prácticas institucionales que merecen ser divulgadas en este artículo son
las que aplicaron en los centros de atención hospitalaria para acompañar y atender la salud mental
del personal de salud que desde la primera línea debieron enfrentar esta inmensa carga y
responsabilidad en Estados Unidos12. En resumen, indican que estas instituciones deben adaptar su
infraestructura de bienestar ya existente para satisfacer las necesidades cambiantes que demanda
un contexto como el desencadenado por la pandemia. Los esfuerzos de bienestar de los médicos
los dividen en tres categorías que se relacionan entre sí: individual (por ejemplo, conciencia
emocional y autocuidado), organizacional (por ejemplo, programas de apoyo a la salud mental,
liderazgo comprometido) y social (por ejemplo, cultura de apoyo en medicina, políticas nacionales
que mejoran el bienestar). En estas categorías desarrollaron constantemente ocho acciones de
manera permanente: 1) la necesidad de capacitación en resiliencia y reducción del estrés; 2)
satisfacer las necesidades básicas de los médicos (alimentos, bebidas, descanso adecuado, vivienda
apropiada para la cuarentena, transporte, cuidado infantil); 3) la importancia de la capacitación
especializada para los cambios inducidos por la pandemia en los roles laborales; 4) reconocimiento
y comunicación clara desde el liderazgo; 5) reconocimiento y estrategias para abordar el daño
moral; 6) la necesidad de intervenciones de apoyo social y entre pares y; 7) normalización y provisión
de programas de apoyo a la salud mental.

11
Ibidem; página 10. Traducción de la autora de este artículo.
12
Rachel Schwartz, PhD; Jina L. Sinskey, MD; Uma Anand, PhD, LP; and Rebecca D. Margolis, DO, “Addressing
Postpandemic Clinician Mental Health A Narrative Review and Conceptual Framework” Ann Intern Med.
2020;173:981-988. doi:10.7326/M20-4199. Disponible y accesado el 1 de febrero de 2022:
https://www.acpjournals.org/doi/pdf/10.7326/M20-4199
Como inspiración final les comparto una experiencia en una empresa de telecomunicaciones de
Finlandia que ha sido reconocida por la OMS13 como una de las de mejores prácticas para atender
la salud mental y promover el bienestar en sus empleados: el Programa de Bienestar Total. Si bien
no es un programa creado para la pandemia, sino que venían aplicando desde décadas atrás, sigue
siendo un excelente ejemplo de lo que debía estar operando de manera fluida y rutinaria en
cualquier institución. En particular, en aquellas donde recae la gran responsabilidad de educación
pública y de calidad como la nuestra. El propósito del programa es crear un lugar de trabajo eficiente
y saludable en conjunto con condiciones de trabajo que promuevan la salud. Los departamentos de
recursos humanos y medicina del trabajo de esta empresa son responsables de los programas de
promoción y prevención de la salud en el lugar de trabajo. El Programa de Bienestar Total se
desarrolló en colaboración con el Instituto Finlandés de Salud Ocupacional. Para planificar sus
actividades de promoción de la salud, la empresa utiliza sus propias estadísticas sobre los días de
trabajo perdidos por enfermedad, accidentes laborales y enfermedades profesionales, así como
datos sobre la satisfacción del personal y la salud de los empleados. El departamento de medicina
del trabajo organiza exámenes médicos y evaluaciones para identificar diariamente las necesidades
de rehabilitación. Lo hacen como parte de la encuesta de acondicionamiento físico, en donde los
empleados son evaluados en una escala de uno a cinco en temas relacionados con la salud, como el
trabajo, la condición física y la capacidad para hacer frente al estrés, la vida familiar, los contactos
sociales y los pasatiempos. Recibir la puntuación más baja en cualquiera de estas secciones provoca
una intervención rápida para determinar cómo se puede mejorar la situación. La participación en el
programa se evalúa periódicamente y se da retroalimentación a las personas usuarias y en común
acuerdo con ellas a sus respectivas directivas. Los factores estresantes laborales y la salud y el
desarrollo profesional son parte de la agenda de las discusiones anuales de desarrollo entre los
empleados y sus superiores. La compañía pone gran énfasis en la educación profesional continua.
Además, ha establecido su propia red mundial de centros de aprendizaje del manejo del estrés y
promoción de salud mental y bienestar.

Mi pregunta a todas aquellas personas que lean este artículo les preguntaría ¿Cuántas veces les han
consultado sobre su salud y su salud mental?, ¿Aparte de una línea de atención y ruta de prevención
del suicidio, ¿Qué otros servicios y actividades les han ofrecido en sus lugares de trabajo? ¿Cúantas
veces se han sentado con sus jefes y sus compañeros a conversar sobre sus necesidades para su
bienestar y su salud mental? ¿Para cuándo estará este tema en el centro de nuestra agenda diaria?

¡¡Para ya, es tarde!!

SIN MENTE, NO HABRÁ DOCENTE NI GENTE RESILIENTE QUE CONCENTRE, SUSTENTE,


INVENTE Y COOPERE PARA SUPERAR LOS RETOS QUE IMPONE EL CONTEXTO DE
SINDEMIA Y POS PANDEMIA: UNA OPORTUNIDAD DE ATENDER LA SALUD MENTAL Y
PROMOVER BIENESTAR Y FORTALECER EL DESARROLLO HUMANO, SOCIAL E
INSTITUCIONAL EN NUESTRA UNIVERSIDAD

13
WHO (2000) “Mental health and work: impact, issues and good practices”
https://apps.who.int/iris/handle/10665/42346.

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