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Maestría en Pedagogía
Producto: Síntesis del libro “Hacia una mejor calidad en nuestras escuelas”
de Sylvia Schmelkes.
La propuesta que la Dra. Sylvia Schmelkes hace a lo largo de este libro publicado
en 1995, se desarrolla de una manera objetiva y aplicable, con el fin de demostrar
que con trabajo y constancia se puede alcanzar la calidad educativa en la educación
básica de nuestro país.
Durante el desarrollo del libro, se analizan los factores que la autora considera más
importantes atender para alcanzar la calidad educativa, tomando en cuenta todo lo
que rodea al ejercicio escolar: Sistema, directivos, maestros, padres de familia,
comunidad escolar y la parte más importante: Los alumnos a los que enseñamos.
Todas estas propuestas se crean para lograr un cambio cualitativo en cada una de
nuestras escuelas, ya que la autora tiene la convicción de que el cambio comienza
desde adentro, y es importante partir de esta primicia para poder transformar la
educación.
A los sistemas educativos se les exige demasiado. Como órgano que proporciona
la educación en el país, muchas veces suele tener muchas demandas, pero es
difícil precisar qué es lo que se le exige, pues no se sabe qué esperar de la
educación, es por eso la dificultad de saber qué es lo que se espera de cada escuela
en particular.
En este capítulo Sylvia Schmelkes afirma que no puede haber una intención de
perseguir la calidad si no se reconoce primero que existen problemas que resolver.
A este entendimiento no se llega solos, y hay que convencer a los que están
involucrados que hay que tomar acción para resolverlos. “Ningún proceso de
mejoramiento real de la calidad puede darse sin la participación activa de todos los
que laboran en la organización en cuestión.
Se tienen que atacar sus causas, y eliminar todo aquello que provoque el problema,
es necesario clasificar los problemas educativos y darles prioridad a los problemas
propios, que tienen solución dentro del plantel.
En este capítulo, la doctora presenta que las circunstancias que envuelven a las
escuelas y el contexto siempre es diferente, por tanto, una misma política educativa,
uniforme para todas las escuelas del país, no puede esperar resultados también
uniformes en realidades tan distintas. La calidad educativa se tiene que buscar en
el propio plantel escolar, ya que solamente desde el plantel y su comunidad, es
posible atender los motivos por los cuales no se logran los resultados y desde ahí
maniobrar y gestionar el mejoramiento de la calidad. La diferencia entre escuelas
de calidad y las que no lo son, no radica en la presencia o ausencia de un solo factor
o un conjunto de ellos, sino por la interacción entre los factores que tienen que ver
con la calidad de los aprendizajes. El directivo, maestros y personal de la escuela
deben estar en el centro de todo dispositivo por mejorar la calidad de la educación
ya que sus relaciones van directas con los alumnos y la comunidad.
CAPÍTULO IV: LA CALIDAD ESTÁ EN EL PROCESO
En este capítulo podemos observar que la Dra. Schmelkes señala al docente como
el causante de la calidad dentro del aula; éste tiene que compartir el propósito con
el directivo de la mejora. Es importante que todo el equipo docente comprenda y
comparta el propósito del mejoramiento, y cuál es la parte que le toca ejercer.
Trabajar de esta forma, hace que haya un balance entre las fortalezas y debilidades
que puedan presentar un equipo, y que se resuelvan las cuestiones que les compete
a todos como parte de él. Para que esto tenga un resultado favorable, son
importantes los mecanismos que permitan la comunicación fluida y permanente
entre todos los implicados en la búsqueda de mejora. Una manera de organizarse,
puede ser mediante círculos de calidad, los cuales de manera voluntaria participan
para el mejoramiento y control de calidad.
El alumno aprende más, mejor y de manera más duradera cuando él mismo hace
descubrimientos y resuelve problemas. El equipo docente debe de tomar a
consideración los procesos de aprendizaje de los alumnos e investigar cuáles son
los causantes de no lograrse los niveles esperados, para así saber desde dónde
partir y modificar la práctica que dará pie a la elevación de la calidad.
No es necesaria una alta escolaridad para desarrollar la calidad, basta con tener la
convicción, coherencia de vida y valores proclamados por el director, más que la
autoridad que un nombramiento pueda otorgarle. El director debe involucrar a su
personal en un proceso participativo, constante y de permanencia para mejorar las
condiciones en su escuela. Una de las funcionas más importantes que desempeña
es la de ser el motor principal de un proceso mediante el cual la escuela logre niveles
de resultados cada vez mejores y cada vez más acordes con las necesidades de
los beneficiarios. Tal cuál como lo plantea Sylvia: “Para la filosofía de la calidad, la
clave consiste en que los directores entiendan que ellos son el problema”. Y esto no
tiene que ver con la manera en que se espera que desempeñen su función, sino
con la poca capacidad que puedan mostrar para cumplir las funciones anteriormente
descritas.
Para la autora mejorar la calidad es un proceso que exige una formación continua,
lo cual se traduce a la mejora, a partir de la exigencia en los objetivos hacia afuera
y de las metas que nosotros mismos, en grupo nos proponemos lograr.
Uno de los señalamientos más puntuales que hacer Sylvia de la filosofía de calidad
está en el convencimiento de que las personas tenemos un impulso hacia el
mejoramiento continuo. La crítica es parte constructiva del mejoramiento de la
calidad siempre y cuando ésta genere sugerencias, sea creativa y constructiva y
conduzca a que todos los implicados mejoren. La doctora afirma que “La crítica
constructiva de los otros es una fuente privilegiada de auto-mejora. El mejoramiento
es imposible sin la facultad de admitir los errores.
CONCLUSIÓN
Fue muy interesante analizar la propuesta que Sylvia Schmelkes nos hace a los
involucrados en la educación para poder mejorar la calidad. Coincido con ella en
muchos puntos, y me da ánimos y esperanza cuando afirma que nosotros desde el
aula podemos producir ese cambio, aunque no es un camino que se deba recorrer
solos. Muchas veces los maestros nos enfocamos en resaltar todo los problemas
que nos rodean en el ejercicio educativo, pero nos falta ser más propositivos para
efectuar cambios que se puedan medir de manera progresiva y que involucren a
todos en esta meta. Esa “desesperación” por querer resultados inmediatos que
Sylvia comenta en su libro, es muy cierta, porque los cambios se esperan a corto
plazo y así no funciona un proceso de excelencia, hay que ser pacientes para que
los resultados perduren y tengamos buenas bases. En lo personal, cuando leo
acerca de la importancia de tener un buen líder en la escuela para llegar a la calidad,
me desilusiono un poco, ya que el director que tenemos no tiene muchas de las
cualidades de liderazgo que Sylvia nos comparte. No había caído en cuenta de la
importancia que es tener un buen líder para motivar, guiar, proponer y establecer la
planeación que se necesita para tener este progreso; no eximo mi responsabilidad
como docente, pero ese punto en específico, fue muy importante para mí, ya que
ese “miedo” que la autora señala de proponer y comentar lo que está mal en nuestro
plantel educativo, es el que muchas veces me frena para poder proponer
actividades en pro de la mejora de nuestra comunidad educativa. La calidad la
vamos a lograr si todos los involucrados nos comprometemos con el deber ser que
tenemos como profesionistas y comunidad, y sí, es un trabajo que obviamente
requiere esfuerzo y constancia, pero si tenemos siempre en mente que el objetivo
principal y más importante es crear seres humanos buenos, capaces de enfrentarse
al mundo con herramientas para desarrollarse como elementos activos y
competentes en nuestra sociedad, no nos quedaría duda que el esfuerzo para lograr
que tengan esas habilidades, vale la pena.
Bibliografía:
https://gobiernodeguadalupe.gob.mx/trans2/Bibliografias/Aspectos%20de%20la%2
0funci%C7%FCn/4.-bam-hacia-mejor-calidad-escuelas-schmelkes.pdf