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EL ROMANTICISMO

En el siglo XIX se creó el romanticismo, una expresión artística que surge de un


sentimiento de individualidad como filosofía y modo de vida. Nació a raíz de la revolución
industrial, y el sentimiento de no pertenecer, el desarraigo, el asco y el disgusto por la
sociedad, la abstracción, la crítica irónica y ácida de la sociedad, y la idealización del
pasado son algunas de sus características.
Inglaterra y Francia eran las potencias democráticas de la época, y cuando la revolución
industrial empieza todo cambia. Se produce un éxodo rural ya que las maquinas
sustituyen a las personas, por lo tanto, hay menos trabajo. Karl Marx propuso la idea del
comunismo, una filosofía de vida que consistía en repartir las riquezas de modo
igualitario.
Los románticos eran la burguesía, y solían morir jóvenes. Las obras románticas estaban
situadas en otra época. Mariano José de Larra es un ejemplo de esto, en su obra critico a
la sociedad de manera graciosa, y posteriormente se suicidó.
Los autores españoles más representativos del romanticismo son José de Espronceda,
Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro.
José de Espronceda era un ilustrado decepcionado con el resultado de las ideas de la
ilustración. Utilizaba un lenguaje retórico y difícil, con un tono serio y severo, con
temáticas filosóficas y existenciales junto con elementos sobrenaturales. Estaba
obsesionado con el memento mori, y esto lo demuestra en sus obras “El estudiante de
Salamanca” y “El diablo mundo”, este último siendo un ensayo ilustrado en modo de
poesía.
Bécquer era un poeta postromántico, utilizaba un lenguaje sencillo, con libertad métrica y
temática. En su obra “Rimas” escribe poesía sobre escribir poesía, sobre el amor
correspondido, poesía alegre y con luz, sobre la ruptura, poesía con las emociones a flor
de piel, y sobre la muerte en vida.
Rosalía de Castro es la mayor representación del romanticismo español. Vive definida por
la frustración, sufrió por ser mujer e intelectual, era una orgullosa gallega que escribía en
su propio idioma, y estaba orgullosa de ello y muere joven. Recupera la tradición de
Garcilaso de la Vega de utilizar la naturaleza para expresar sus emociones. Tiene tres
obras, “Cantares gallegos” compuesta únicamente de folklore gallego, “Follas novas”,
folklore gallego oscuro, y “En las orillas del Sar”, su rendición final.
El teatro romántico realizó una ruptura con las unidades del neoclásico, retomando la
tradición barroca, mezcla tragedia y comedia, tiene mucho dinamismo, y siempre hay un
destino trágico. Los personajes principales suelen ser el antihéroe, siempre misterioso,
muy intenso y traumatizado, con un pasado desconocido y con un destino ligado a la
tragedia, y la dama, dulce, maternal, comprensiva, inocente y virginal.
Las obras teatrales más representativas del romanticismo son “Don Juan Tenorio” de
José Zorrilla, una adaptación de la obra barroca “El burlador de Sevilla” de Tirso de
Molina, esta se suele representar en cementerios de todo el país la noche del 31 de
octubre, y se desarrolla en ambientes lúgubres. En la versión de Tirso de Molina, Don
juan no se salva, pero en la de José Zorrilla, Don Juan se arrepiente de sus actos y se
salva gracias al amor.
Y la otra es “Don Álvaro o la fuerza del sino” del Duque de Rivas, se caracteriza por la
abundancia de personajes, por los giros inesperados en la acción, por ser muy romántica,
y porque provocó el desarrollo del teatro.

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