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Mendoza, 10/12/2022

CARTA ABIERTA “MEDICOS AUTOCONVOCADOS ACONCAGUA”

Dada la actual situación mediática surgente de la competencia licitatoria de dos empresas


prestadoras de servicios médicos en el Parque Provincial Aconcagua, decidimos, como médicos
de montaña autoconvocados, con experiencia en el área, manifestar nuestra opinión al
respecto.

Conformamos un grupo de médicos, que con mucho esfuerzo y dedicación hemos aportado
durante años nuestro servicio dentro del Parque Aconcagua, a través de distintas empresas,
bajo condiciones distintas. Reconocemos que el desarrollo de los servicios en este parque ha
crecido exponencialmente en los últimos años experimentando cambios radicales en múltiples
aspectos; desde la complejidad y sofisticación de los servicios brindados por las empresas
privadas, hasta el perfil de los montañistas que lo visitan. Esto genera año tras año un
aumento desmedido de la demanda de servicios asistenciales, incluyendo el servicio médico.
A su vez, vale reconocer que este crecimiento exponencial, ha venido acompañado de un
enorme esfuerzo por aumentar las instancias de educación, prevención y tratamiento de
patologías prevalentes en el medio, como también, la posibilidad de realizar intervenciones de
emergencia y rescates por parte del valiosísimo equipo multidisciplinario con el que cuenta el
parque (Guardaparques, Patrulla de rescate, Servicio Médico, empresa de helicópteros, guías y
trabajadores de las empresas, entre otras), viéndose reflejado en una mejora en la experiencia
de visita y ascenso de este cerro.
En los últimos años, esta ardua labor se ha llevado a cabo, en gran medida, gracias a la
vocación que poseen los participantes del mencionado equipo, muchas veces desvalorizado y
sobre todo mal remunerado.
El objetivo de esta comunicación es expresar desde quienes hemos integrado el equipo
médico del parque, cuáles han sido nuestras condiciones laborales en los últimos años y cual
termina siendo nuestra situación actual, en relación a la competencia licitatoria.
Por los últimos 10 años le prestamos servicios a la empresa Medicina de Altura S.A., bajo la
dirección médica de su titular, Dr. Ignacio Roge.
Trabajar como médico en Aconcagua no entraría en la definición habitual de un trabajo
cómodo. De hecho, como médicos montañistas, nunca esperamos tener las mismas
condiciones que tendríamos en centros asistenciales urbanos, por lo cual, el equipo médico
que naturalmente se ha generado, es un grupo selecto que conoce y prefiere las condiciones
agrestes de montaña. No obstante, como hemos mencionado anteriormente, ha habido un
crecimiento enorme en la complejidad de los servicios que se prestan, acompañado de las
inversiones consecuentes a dicho crecimiento, situación que como médicos no percibimos
desde hace años, no pudiendo propiciar las condiciones laborales mínimas acordes al
desarrollo del parque. Esto hizo que debamos acudir a otras entidades para cubrir necesidades
tan básicas como la alimentación y utilización de baños y duchas, como también las
necesidades de comunicación (radio VHF e internet) indispensables actualmente para la
práctica médica.
La falta de planeamiento y anticipación de la empresa ha sido un factor de inestabilidad
enorme en varios sentidos. Por un lado el armado de cronogramas para la distribución del
trabajo a lo largo de la temporada se realizaba de forma extremadamente improvisada y
desigual, lo cual ponía en compromiso la estabilidad laborar de los participantes. Por otro lado,
por distintas irregularidades, los pagos de honorarios médicos se percibían con retrasos de
hasta 8 meses, generando una gigantesca inconformidad. Siendo una empresa que llevaba
tantos años generando ganancias, resultaba incomprensible que no posea reservas
estratégicas para cubrir, al menos en parte, los honorarios médicos en tiempo y forma.
El valor de los sueldos eran bajos. Se acordaban de forma individual y confidencial, sin dar a
conocer las condiciones de los pliegos y contratos que se tenía con el estado, ni los valores que
cobraba la empresa por día y por médico. Esto motivo a investigar sobre dichos valores,
encontrándonos con que la ganancia de la empresa (el dueño) resultaba abismal comparado
con los honorarios percibidos.
Considerando que muchos de nosotros dependíamos de este trabajo como principal sostén
económico, no quedaba opción más que aceptar los condicionamientos que la empresa
proponía bajo una estructura monopólica, sin posibilidad de negociación. Quien no estaba de
acuerdo, no trabajaba y, aun así, en las últimas temporadas el valor definitivo de los
honorarios se daban a conocer ya finalizado el trabajo, en ocasiones incumpliendo lo pactado
previamente, lo cual denotaba una enorme especulación al respecto.

No se proporcionaba equipo técnico de trabajo a los miembros del servicio, teniendo que
disponer del equipo personal (Ropa técnica, carpas, equipo de protección, etc.). Ante el pedido
del mismo, la respuesta solía ser negativa y desinteresada siendo en realidad una necesidad
que la empresa debía cumplir.

Año tras año la calidad del material de trabajo empeoraba considerablemente, obligándonos
en terreno, a descartar cantidades significativas de medicamentos y elementos en mal estado,
sin recibir la adecuada reposición de los mismos.

Llegada la pandemia, con las restricciones y limitaciones por todos conocidas, esta situación
se profundizo. Con el pretexto de cierta ^temporalidad^ en las condiciones legales de los
contratos de locación, soportamos condiciones sumamente desfavorables. El ánimo
comunicado por el director de la empresa comenzó a ser el de no volver a presentarse como
servicio médico en el Parque Provincial Aconcagua por motivos, al menos para nosotros, poco
claros. La idea de perder el trabajo que tanto amamos y tanto esfuerzo le hemos puesto
durante años, sumado al resto de las situaciones hasta el momento toleradas, motivo a
algunos a cuestionar la actitud del dueño de la empresa.

Contemporáneamente nuestros colegas Roxana Pronce y Bernabé Abramor planteaban un


proyecto cuya idea primaria era prestar servicios de medicina en ambientes agrestes fuera del
parque Aconcagua. Sin embargo, dadas las circunstancias en las que se encontraba nuestro
futuro profesional, decidieron proponerlo como alternativa para brindar servicios dentro del
mismo. De esta manera surgió la empresa X Medicina S.A. como una opción de renovación en
el área, con un estilo de empresa que propone una disposición con mayor horizontalidad,
mejores condiciones laborales y transparencia entre otras propuestas.

Considerando que durante los últimos 10 años no hubo una competencia a nivel de empresas
que licitaban en el parque y con la creencia firme de que la competencia hace la búsqueda de
la mejoría de nuestras condiciones como médicos, la mayoría de quienes habríamos sido parte
del Servicio médico, nos pusimos a disposición de la nueva alternativa, con esperanzas de
continuar nuestra labor en mejores condiciones. La competencia es sana. Si no hay
competencia, no hay opción. Y mucho más importante nos resulta, como médicos y como
personas, cuando además se atienden las necesidades de quienes hacen al servicio. Mientras
tanto, nuestro interés principal continúa siendo el desarrollo y la práctica de esta especialidad,
la medicina de montaña, de forma plena.
Ante la aparición de notas mediáticas con información sesgada, errónea y
descontextualizada, decidimos llevar a cabo esta comunicación. Esperamos que aporte a
esclarecer la situación.

Atentamente:

Ana Saravia 33193437


Florencia Borzotta 28913698
Rodrigo Duplessis 29488569
Guillermo Arévalo 36257212
Héctor Lotfi 21370068
María Soledad Troyano 31186634
Ivana Jimenez Sosa 38231762
Marcos Emanuel Vargas 32370197
Javier Seufferheld 38306420
Oscar Jesús Ávila Rossi 33234042
Pamela Frasson 29574285
Gabriela Silicato 30536251

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