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Universidad Vizcaya de las Américas

7mo cuatrimestre, escolarizado


Carrera: Nutrición
Nombre del docente: Aron Díaz
Nombre del alumno: Jesús Manuel Esparza Romo

Piedras Negras, Coahuila 28 de noviembre del 2022


CENTRO DE ESTUDIOS UNIVERSITARIOS | UNIVERSIDAD VIZCAYA DE LAS
AMERICAS CAMPUS PIEDRAS NEGRAS | FARMACOLOGÍA|

LICENCIATURA EN NUTRICIÓN|

Fármacos que modifican funciones del aparato digestivo


Sistema endocrino(mucosa)

Introducción
El sistema gastrointestinal se halla bajo la regulación de un gran número de sistemas de
neurotransmisión y control neurohmoral, fundamentalmente a través de la neurotransmisión
parasimpática, pero también por muchas otras vías, ya sean serotoninérgicas, histaminérgicas, o
por péptidos como la gastrina, colecistocinina o péptidos opioides, entre otros. además, la ingesta
está regulada también por vías noradrenérgicas, por el sistema cannabinoide y por vías
dopaminérgicas. debido a todo ello, no son pocos los fármacos que, de forma directa o in- directa,
ejercen su efecto sobre el sistema gastrointestinal. y aparte de la acción farmacológica principal,
siempre hay que tener en cuenta que la mayor parte de fármacos que utilizamos hoy en día en
terapéutica presentan efectos gas- trointestinales en forma de reacciones adversas que en
ocasiones pueden ser importantes y provocar la suspensión del tratamiento o la aplicación de
medidas dietéticas especiales. dentro del grupo de fármacos de acción sobre el tracto
gastrointestinal se describirán agentes muy utilizados como los que ejercen su acción sobre la
secreción ácida gástrica (antiácidos y antiulcerosos), sobre la motilidad gastrointestinal
(procinéticos, laxantes y antidiarreicos) y fármacos para el control de la emesis, pero también
algunos menos conocidos y que pueden ser de ayuda en determinadas circunstancias, como las
enzimas digestivas o los antiflatulentos.
La utilización de fármacos que actúan sobre el sistema gastrointestinal está muy extendida, y
pueden ser muy útiles en el tratamiento de estas afecciones y contribuir al mantenimiento de su
función en la digestión y absorción de nutrientes. pero hay que considerar que debido a sus efectos.
también pueden alterar su asimilación, especial- mente debido al enlentecimiento o aceleración de
la motilidad intestinal.

Objetivo
Identificar las situaciones en las que los fármacos que actúan sobre el tracto gastrointestinal exigen
modificaciones de la dieta.

ANTIÁCIDOS Y ANTIULCEROSOS
Para comprender las bases que rigen la utilización de este tipo de medicamentos, conviene repasar
brevemente cuáles son las situaciones clínicas que se relacionan con el ácido gástrico. La mucosa
gástrica posee mecanismos específicos que evitan su erosión por las enzimas digestivas y el ácido
gástrico.

Antiácidos
Se trata de un grupo de compuestos inorgánicos que neutralizan la acidez gástrica a través de la
alteración del equilibrio ácido-base existente en el medio gástrico. De esta forma, pueden
incrementar el pH hasta valores de 5 o incluso más. Se suelen clasificar según sean absorbibles o
no, siendo preferibles estos últimos debido a la menor incidencia de efectos adversos sistémicos.
Los antiácidos no absorbibles son fármacos muy utilizados y que pueden ser de ayuda en casos de
reflujo gastrointestinal y molestias gástricas relacionadas con la acidez (ardor gástrico, dispepsia)
siempre que no exista un trastorno asociado grave y su utilización sea puntual y no exija períodos
de tratamiento de más de una semana de duración.
Antiulcerosos
Se trata de compuestos mucho más potentes y eficaces que los anteriores para el tratamiento de
la úlcera gástrica o duodenal. No obstante, algún fármaco de este grupo puede adquirirse sin
necesidad de receta médica para el alivio de los trastornos relacionados con la secreción ácida
gástrica. Dentro del grupo de los fármacos antiulcerosos se ubican compuestos que evitan la
producción de ácido por parte de la célula parietal, pero también otros con mecanismos de acción
variados y que a menudo se denominan "protectores de la mucosa".

Existen casos de interacción farmacológica entre medicamentos que disminuyen la acidez


gástrica y determinados nutrientes. Conviene extremar las precauciones en pacientes
anémicos en trata- miento con inhibidores del transportador de protones, por ejemplo.

Misoprostol

Es un análogo de la prostaglandina PGE₁, con efectos protectores sobre la mucosa gástrica, puesto
que a dosis bajas aumenta la resistencia de la mucosa a la lesión, y a dosis mayores, activa
receptores de prostaglandinas que inhiben la secreción ácida por parte de las células parietales.
Sin embargo, sus efectos adversos limitan su uso, ya que se suele asociar a diarrea (10% de los
pacientes, a las dosis habituales) y otros trastornos gastrointestinales.

Sucralfato y dosmalfato
A pH ácido este compuesto forma un precipitado viscoso que se deposita de forma local sobre las
proteínas del cráter ulceroso, lo que evita la acción del ácido gástrico y facilita su curación.

Sales de bismuto
Actúan de forma similar al sucralfato, evitando la acción ácida sobre la lesión.

Acexamato de cinc
Al parecer, inhibe la liberación de histamina por los mastocitos y ejerce una acción directa como
protector de la mucosa gástrica.

Tratamiento antibacteriano de la úlcera gástrica

Habida cuenta de que el principal agente causante de la úlcera gástrica es H. pylori, de forma
concomitante al tratamiento antiulceroso con inhibidores de la bomba de protones, antagonistas H,
u otros fármacos, en ocasiones es necesario administrar antibióticos que eviten el crecimiento de
este microorganismo.

ANTIEMÉTICOS

Los fármacos antieméticos están indicados en el tratamiento y prevención de las náuseas y vómitos
de diferente etiologia. Las náuseas y vómitos pueden ser ocasionados por una gran variedad de
procesos fisiopatológicos, ya sean de origen digestivo, por cinetosis o como resultado del
tratamiento con agentes emetógenos en la terapia antineoplásica. El reflejo del vómito se origina
como resultado de la influencia del aparato vestibular, del sistema limbico, del tracto gastrointestinal
y de la zona quimioreceptora del encéfalo, entre otros. Y al parecer, intervienen sistemas
colinérgicos, serotoninergicos, dopaminérgicos e incluso' histaminérgicos. Como se verá, estos
fármacos son antagonistas de algunos de estos receptores.
Antagonistas dopaminérgicos

Actúan antagonizando los receptores D, de la dopamina, y a ello se debe su acción farmacológica.


De todas maneras, algunos de ellos también son antagonistas histaminérgicos o serotoninérgicos,
lo que contribuye a su eficacia terapéutica. Químicamente, en este grupo se incluyen fenotiazinas
(tietilperazina) y butirofenonas (haloperidol), aunque el grupo más representativo son las
ortopramidas, que también se tratarán en el apartado de procinéticos.

Antagonistas histaminérgicos

Los antihistamínicos H,, aparte de ser útiles en procesos alérgicos, son muy útiles en la prevención
de náuseas y vómitos producidos por el movimiento (cinetosis). Destacan entre ellos el
dimenhidrinato y la meclozina, los más utilizados. Presentan ciertos efectos adversos anti-
muscarinicos (sequedad de boca, estreñimiento) y sedación, pero en general son bien aceptados
por el paciente.

Antagonistas muscarinicos
Su efecto como antagonistas de receptores muscarinicos colinergicos les permite ser útiles
especialmente en mareos de tipo cinético, pero fármacos como la escopolamina han caído en
desuso.

Antagonistas serotoninérgicos

El mecanismo de acción por el que actúan como antieméticos se basa en su capacidad para
antagonizar de forma selectiva los receptores serotoninergicos 5HTA.

Otros antieméticos

El aprepitant es un antagonista de los receptores NKI de las neurocininas en el sistema nervioso


central. Es un fármaco relativamente nuevo, especialmente indicado en la prevención y tratamiento
de las náuseas y vómitos inducidos por quimioterapia, tanto en la fase aguda como en la diferida.

PROCINÉTICOS

Se incluyen aquí aquellos fármacos que incrementan la motilidad gástrica y del intestino delgado,
pero que poseen escasos efectos sobre el colon. Los fármacos que se consideran procinéticos son
las ya mencionadas ortopramidas, entre las que destacan la metoclopramida y la cleboprida, y un
farmaco en cierto modo relacionado, la domperidona. Este último fármaco no atraviesa la barrera
hematoencefálica, y aun siendo un antagonista puro D, no provoca los extrapiramidalismos típicos
de los antagonistas que actian sobre este receptor.
La levosulpirida también es un antagonista D,, con características similares a los anteriores, aunque
menos utilizado. La cinitaprida presenta un perfil receptorial ligeramente diferente.
Fundamentalmente es un agonistà 5HT.. pero con débil capacidad antagonista D2, lo que, de todas
maneras, puede contribuir a sus efectos farmacológicos, aunque no se considera antiemético.
Su uso se restringe al reflujo gastroesofágico. Se recomienda administrarlo unos 15 minutos antes
de las comidas

LAXANTES

Hay que considerar que el intestino debe ex- traer suficiente agua de los aproximadamente 8 o 9
litros de liquidos que normalmente acceden a él a través de fuentes endógenas o exógenas.
Cualquier trastorno que afecte el aparato gastrointestinal puede alterar la capacidad de ab- sorción
de agua por el intestino y ocasionar la formación de heces demasiado blandas o bien demasiado
sólidas, lo que se traduce en estreñimiento y dificultad en la defecación. A diferencia de los
procinéticos, los laxantes actúan fundamentalmente sobre el intestino grueso a través de diferentes
mecanismos de acción. El principal determinante de la consistencia de las heces es su contenido
en agua, y éste, depende en gran medida de la presencia de fibra en la dieta. Es por ello que, antes
de iniciar trata- miento farmacológico, conviene optimizar la dieta y otras medidas como cambios
en el estilo de vida (intentar la defecación después del desayuno o la cena, por ejemplo) o
posturales. Si aun así se cree necesario recurrir al tratamiento farmacológico, aparte de los
preparados a base de fibra u otros incrementadores del volumen fecal, se puede recurrir a laxantes
osmóticos, ya que junto a los anteriores, son los más inocuos. En la tabla 6-3 se ofrece una
clasificación de los diferentes tipos de farmacos laxantes, en base a su acción farmacológica en el
intestino.

Formadores de volumen

Estos compuestos actúan a través del incremento del volumen en el bolo fecal, especialmente
gracias al incremento de la presencia de agua las heces. De esta forma, las heces son más blandas
y su paso por el intestino grueso es más en fluido, si bien se requieren algunos días para que
desarrollen plenamente su efecto. En este grupo se incluyen tanto la metilcelulosa como las semillas
y cuticulas de Plantago ovata (nombre común: ispagula). Las cutículas de las semillas de esta planta
son ricas en mucilagos no absorbibles y retienen agua. También existe un efecto lubricante que
facilita el paso de las heces a través del intestino. Es importante recordar que deben administrarse
con abundante cantidad de agua (150-250 mL).

Laxantes osmóticos
Incrementan la presión osmótica en la luz in- testinal, por lo que retienen agua en las heces y
disminuyen su consistencia. De todas maneras, cada uno de los compuestos de este grupo efectúa
otras acciones que contribuyen a su efecto laxante. Tanto la lactulosa como el lactitol, que no son
absorbibles, se transforman por la flora bacteriana saprofita intestinal a ácidos láctico, butírico y
acético, lo que se traduce en una ma- yor acidez a nivel colónico, que facilita la defecación. Debido
a que el medicamento tiene que llegar al colon para desarrollar su efecto, pueden transcurrir unas
horas hasta que sea eficaz. Pueden producir flatulencia y trastornos intestinales leves.

Lubrificantes

La parafina liquida (aceite de parafina o aceite de vaselina) es un aceite mineral no absorbible que
forma una capa lubrificante que facilita la defecación y evita la absorción excesiva de agua desde
las heces, por lo que también reblandece el bolo fecal. Es eficaz en el estreñimiento, pero diferentes
factores limitan su utilización. Por una parte, las grasas retrasan el vaciado gástrico, lo que implica
que deba administrarse fuera de las comidas (por ejemplo, antes de acostarse o dos horas antes o
después del desayuno). Y por otra, puede retener vitaminas liposolubles (A, D, E y K), pero también
calcio, fósforo y otros fármacos, que podrán ocasionar carencias y/o interacciones farmacológicas.

Emolientes
El único componente de este grupo para su ad- ministración por via oral es el docusato sódico. Es
un tensioactivo que facilita la captación de agua por las heces, las ablanda y lubrifica. En España
únicamente se halla en asociación con otros laxantes estimulantes. Existen preparaciones de
administración rectal (en enema) con laurilsulfato sódico, otro laxante emoliente,

Laxantes estimulantes

Son los laxantes más potentes y rápidos, pero también los más agresivos, ya que pueden ejercer
una acción catártica y purgante. Así, pueden provocar cólicos, excesiva pérdida de líquidos y
electrolitos y malabsorción. Es por ello que conviene reservar su uso a aquellas situaciones en las
que se debe realizar un lavado intestinal en caso de diagnóstico endoscópico o radiográfico o
cirugía. También están autorizados para el alivio sintomático del estreñimiento, pero nunca por
períodos de más de 6 días de tratamiento, puesto que pueden causar habituación y dependencia.
En este grupo se encuentran principios activos que gozan aún de gran popularidad, si bien como
se ha comentado anteriormente, no deberian ser de elección. Entre ellos, se incluyen el bisacodilo,
la fenolftaleina, el picosulfato sódico, el aceite de ricino (Ricinus communis) y los denominados
laxantes antraquinónicos, que son los responsables del efecto laxante de los extractos del sen
(Capia angustifolia y otras especies), cáscara sagrada (Rhamnus purshiana) y aloe (Aloe fe x),
Actúan a través de un efecto irritante sobre la mucosa intestinal, pero no se descartan otros
mecanismos que impliquen una mayor secreción de agua por el intestino.

Los laxantes son fármacos que suelen utilizarse demasiado y en situaciones inadecuadas.
Además, algunos de ellos pueden causar habituación y efectos importantes en la absorción
de nutrientes.

ANTIDIARREICOS
Estos fármacos pueden ser útiles en el trata- miento sintomático de la diarrea aguda, que suele
presentarse como sintoma de gastroenteritis u otros procesos en general benignos y que se
resuelven espontáneamente sin tratamiento específico. Antes de emplear cualquier antidiarreico,
debemos tener en cuenta que el principal objetivo terapéutico es evitar la deshidratación y la
excesiva pérdida de electrolitos, que puede ser especialmente importante en niños y ancianos. Por
tanto, es esencial tomar las medidas dietéticas pertinentes. A este efecto, existen medicamentos
para la rehidratación por vía oral, y que se componen de sales que, una vez disueltas en la cantidad
necesaria de agua, aportan electrolitos como sodio, potasio, magnesio y otros nutrientes como
glucosa, fosfatos, citra- tos o lactatos.

Opioides
Desde la antigüedad se conocen los efectos astringentes del opio y sus extractos. Conticnen
morfina y codeína, que poseen también acciones analgésicas y antitusivas. Son farmacos agonistas
sobre receptores a péptidos opioides u (mu) y & (delta), con efecto directo sobre la motilidad y la
secreción y absorción
de agua en el intestino. En la búsqueda de compuestos más especificos, se desarrolló el fármaco
más utilizado como antidiarreico en la actualidad, la loperamida. A diferencia de los opioides
mencionados (que no se utilizan en la diarrea), la loperamida no atraviesa la barrera
hematoencefálica en adultos, por lo que no posee efectos sedantes, analgésicos o antitusivos.

Inhibidores de la secreción intestinal

El racecadotrilo es un profármaco del tiorfano, que es en realidad la forma activa. Actúa por
inhibición de la encefalinasa plasmática, una enzima que degrada las encefalinas. Estas encefalinas
activan de forma endógena los recepto- res 8, por lo que su activación aumenta.

Adsorbentes intestinales

El carbón activo se ha utilizado desde antaño para el tratamiento de la diarrea ocasional, pero su
utilidad real se ha puesto en duda Los tanatos son derivados de los taninos, con acción y
caracteristicas similares al carbón activo. Pueden adsorber nutrientes y farmacos y como
consecuencia de ello, pueden dar lugar a interacciones.

Reguladores del tránsito intestinal

Los preparados a base de Plantago ovata, aparte de su uso como laxantes, pueden ser útiles en
pacientes con heces blandas, como por ejemplo a los que se ha practicado una resección parcial
del intestino o en pacientes colostomizados. Al adsorber el agua intestinal, el fluido intestinal
incrementa su viscosidad y prolonga el tiempo de tránsito intestinal.

Antibacterianos
Nunca deben utilizarse como primera opción, ya que, en la mayoría de las gastroenteritis, el agente
causante es un virus, que no es sensible a estos fármacos. Se calcula que sólo en un 5% de los
casos, se trata de una gastroenteritis bacteriana. Además, existe el riesgo de eliminar la flora
bacteriana saprofita y facilitar la colonización por Clostridium difficile, que es resistente a la mayoría
de antibióticos.

Preparaciones para la repoblación de la flora bacteriana saprofita

En caso de tratamientos agresivos con anti- bióticos (sean o no para el tratamiento de infecciones
intestinales), es posible que se destruya la flora bacteriana saprofita del intestino. En ese caso,
existen medicamentos que con- tienen cepas como Bacillus subtilis, Saccharomyces boulardii,
Lactobacillus acidophilus o L. biphidus. Pueden tener cierto interés, pero existen dudas sobre su
eficacia real en la prác- tica clínica.

Ante un proceso diarreico primero conviene evitar la deshidratación y la excesiva pérdida de


electrolitos con medidas dietéticas adecuadas. Los antibióticos deben reservarse a cuadros
Específicos correctamente diagnosticados, y los inhibidores de la motilidad intestinal deben
utilizarse con precaución con el fin de evitar super infecciones.
OTROS FÁRMACOS GASTROINTESTINALES

Se relacionan aquí numerosos fármacos que por su acción pueden ser útiles en determinadas
afecciones del tracto gastrointestinal.

Fármacos para el tratamiento de aftas bucales

Las aftas bucales son lesiones de la mucosa bucal que pueden aparecer tanto por deficiencia en
los mecanismos de renovación del epitelio que tapiza la mucosa bucal, como por un exceso de
agresión mecánica, en ocasiones agravada por la presencia de microorganismos que, o bien
normalmente colonizan la cavidad oral, o bien la invaden por fallo en los mecanismos inmunitarios.
En general, son procesos benignos y que se resuelven espontáneamente, pero son molestos y
dificultan la ingesta de alimentos, lo que puede ser delicado en ancianos, niños y en pacientes
debilitados.

Antimicóticos para el tratamiento de candidiasis orofaringea

En determinadas circunstancias, la mucosa oral puede verse afectada por la infección de Candida
sp, en general por C. albicans. Afecta especialmente a lactantes y niños de corta edad y a pacientes
inmunodeprimidos, como, por ejemplo, los sometidos a quimioterapia antineoplásica. Se forman
placas de aspecto blanquecino muy características, que dificultan la deglución. En estos casos,
suele ser suficiente aplicar gargarismos de antimicóticos no absorbibles, como la nistatina o el
miconazol.

Fármacos para el tratamiento de la sequedad bucal (xerostomia o sialosquesis)

Algunos tratamientos pueden ocasionar sequedad de boca, y por tanto, dificultar la deglución. En
ocasiones, esta xerostomia (xeros, sequedad, stoma: boca) puede ser provocada por fármacos que
pueden interferir en las acciones de la acetilcolina, como, por ejemplo, los fármacos con efectos
antimuscarinicos.

Fármacos antiflatulentos
La simeticona puede administrarse en enfermos con meteorismo y flatulencias, pero su eficaciase
ha puesto en duda. Puede encontrarse asociada a medicamentos que contienen antiácidos para
las molestias gastrointestinales y con procinéticos para la dispepsia e incluso asociada a
loperamida.

Determinados procesos que afectan la cavidad oral (inflamatorios, infecciosos o yatrogénicos)


pueden dificultar la deglución, y, por tanto, pueden comprometer una adecuada nutrición. Aparte de
las medidas dietéticas que puedan establecerse sobre la viscosidad, temperatura y condimentación
de los alimentos, algunos fármacos pueden ser de ayuda.

Fármacos antiespasmódicos

Se incluyen aquí aquellos fármacos que inhiben los espasmos gastrointestinales, que en general
son producidos por la liberación de un exceso de acetilcolina en el plexo mientérico, lo que provoca
cólicos que en ocasiones son muy dolorosos. Suelen actuar como antagonistas de receptores
muscarínicos de acetilcolina
Fármacos para la enfermedad inflamatoria intestinal

Permiten tratar enfermedades como la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn. Debido a la


relevancia de los mecanismos inflamatorios en su etiopatogenia, es lógico que se empleen
fåamacos antiinflamatorios como la mesalazina y la sulfasalazina.

Coleréticos, colagogos y colelitiásicos

La vesicula biliar tiene como función almacenar y secretar sales biliares al intestino, que permitirán
una óptima asimilación de las grasas de la dieta. Los compuestos que son capaces de incrementar
la producción de bilis se denominan colereticos, y pueden ser utiles en casos de discinesias biliares
y colestasis. El ácido dimecrotico y los extractos de alcachofa pertenecen a este grupo. Se
denomina colagoga a la sustancia que posee capacidad para facilitar el vaciamiento de la vesicula
biliar.

Enzimas digestivas

Determinados pacientes pueden presentar insuficiencia pancreática exocrina. Es decir, carecen de


la capacidad para secretar al tracto gastrointestinal cantidad suficiente de enzimas digestivas de
origen pancreático Ello ocasiona problemas digestivos por incapacidad para realizar el proceso
digestivo y suele manifestarse como esteatorrea

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