Está en la página 1de 12

PROYECTO DE ADSCRIPCIÓN RENOVADO

PLAN DE TRABAJO

NOMBRE DEL INTERESADO/A: GIANNI FRAIOLI

ÁREA O CÁTEDRA: ÉTICA/ PROBLEMAS ESPECIALES DE ÉTICA

TÍTULO DEL PLAN DE TRABAJO:

“HACIA UNA REDEFINICIÓN DEL CONCEPTO DE «TRABAJO» EN LA ÉPOCA DE LAS


SUBJETIVIDADES DIGITALES”

I. PLAN DE INVESTIGACIÓN

1. ÁREAS DEL PROGRAMA DE LA MATERIA CON LAS QUE SE VINCULA

El análisis del trabajo en las plataformas digitales se vincula directamente con la


sección III de la Unidad III del programa de 2019 de la materia “Ética”, cátedra Cano-D’Iorio,
dedicada a Marx, en tanto nuestra clave de lectura remite al pensamiento de Marx y el
concepto de “trabajo alienado” (Marx, 1997) es uno de los ejes articuladores de gran parte
de la investigación. Lo mismo puede decirse de la noción de explotación (Marx, 2002),
tradicionalmente asociada con la producción industrial decimonónica, que trataremos de
transponer a las actividades en red que los usuarios desarrollan.
A su vez, las redes sociales donde se llevan a cabo diversas actividades digitales
pueden ser consideradas dispositivos auto-poiéticos, “tecnologías del yo” a través de las
cuales se constituyen las subjetividades. Las tecnologías de producción de subjetividades
son objeto de estudio de parte de la Unidad V, y es con los autores que la componen que
los objetivos específicos entablan diálogos en aras de nuevas recategorizaciones de las
subjetividades digitales.
Finalmente, los cuestionamientos ético-políticos a la supuesta neutralidad de las
nuevas tecnologías digitales, serían imposibles de realizar sin las herramientas
conceptuales que brindan Adorno y Horkheimer, cuyas obras (por ejemplo Adorno y
Horkheimer, 2002 y Horkheimer, 2007) son piezas importantes del andamiaje teórico de
esta investigación, así como parte constitutiva de la Unidad IV.

1
2. ESTADO DE LA CUESTIÓN

En el primer proyecto de trabajo, retomamos aquel debate iniciado a principios del


siglo XXI sobre si la categoría analítica “trabajo” puede ser adosada a aquellas actividades
digitales no salariales que los usuarios realizan en distintas redes sociales, en ciertos
motores de búsqueda, etc. y que dejan tras de sí una estela de datos monetizables.
Nick Srnicek (2017) considera que este no es el caso. Según el autor, si nos
atenemos a la definición que plantea Marx del trabajo, al hecho de que no todas las
interacciones sociales caen bajo la égida de la valorización capitalista y a que los datos que
proporcionamos son en realidad material en bruto que necesita a su vez de un trabajo
productivo ulterior, no se podría considerar “trabajo” aquel que realizamos en estas
plataformas. Hacerlo supondría caer fácilmente en un reduccionismo económico, donde
todas nuestras interacciones sociales caerían bajo la égida de la valorización capitalista,
borrando las distinciones entre tiempo de trabajo y libre, y decretando que simplemente no
hay un afuera de la acumulación capitalista. A su vez, habría que trazar distinciones
importantes entre aquellas interacciones sociales hechas dentro de las plataformas y
aquellas realizadas en otra parte. Por último, los datos que generamos cuando
interactuamos en ellas, representan una porción mínima de la cantidad total de datos que
recolectan de distintas fuentes. Sin embargo, aunque este no fuera el caso, tampoco se
podría hablar estrictamente de “trabajo”, porque no respetaría las condiciones para ser
considerado tal según el paradigma marxista clásico. El trabajo como tal en el modo de
producción capitalista tiene que responder a una serie de imperativos de aumentos de
productividad, de reducción de costes y de racionalización del proceso productivo que no
parecen afectar nuestras actividades en la red. Es difícil, por no decir imposible, calcular el
tiempo socialmente necesario de trabajo de nuestras interacciones sociales digitales, a la
vez que no existe de parte de las plataformas una presión para aumentar la productividad,
aunque sí la haya para incrementar nuestra presencia en las plataformas mismas. Es
inevitable sentir el eco de las tesis del capitalismo cognitivo y del devenir renta de la
ganancia capitalista en un contexto de crisis de la ley del valor. El primero de los tres
elementos que Carlo Vercellone (2011) reconoce como articuladores de esta crisis, es
justamente:

el agotamiento de la ley de valor en tanto criterio de racionalización capitalista de la


producción capaz, como en el capitalismo industrial, de hacer del trabajo abstracto,
medido en una unidad de tiempo de trabajo simple – no cualificado-, el instrumento
de control sobre el trabajo y de crecimiento de la productividad social (p. 216).

Si bien estos últimos pensaban en el trastocamiento de la teoría del valor trabajo que
conllevaría la informatización de la producción, por cuestiones contextuales, no podían
prever el actual foco de interés que se ha posado sobre la generación de datos que
llevamos a cabo a través de nuestras aplicaciones digitales. ¿Cuáles serían las posibles
prolongaciones de sus debates en el contexto contemporáneo? El ejercicio de facultades
cognitivas, creativas e intelectuales se ha vuelto un requisito indispensable del trabajador
contemporáneo, al estar este último inmerso en un mercado laboral cada vez más
competitivo. La creatividad humana se enfrentaría sin embargo hoy en día a una situación
paradójica, ya que el mismo sistema capitalista que extrae de ella plusvalor, obstaculiza a la
vez su pleno desarrollo. El problema radica justo en la contradicción entre la automatización
de los procesos cognitivos que conduce a una restricción y empobrecimiento de la actividad

2
humana, y un sistema de recolección de datos que depende de la singularidad de los
individuos. El biocapitalismo es por definición reticular, rechaza cualquier tipo de
esencialismo metafísico respecto de la identidad. Habría por un lado una tendencia a la
homogeneización que entraría en conflicto con el “yo” entendido como un sistema dinámico
de potencialidades. Esta creatividad, que Virno (2008) considera un rasgo
fundamentalmente humano, en lugar de seguir siendo un recurso productivo, podría
convertirse en una herramienta para la emancipación del género humano. ¿Por qué no
conducirla al desarrollo de nuevas tecnologías que nos permitan vivir un futuro sin trabajo,
en el que un ingreso básico universal les permita desarrollar sus capacidades ilimitadas sin
tener que preocuparse por trabajar cada vez más por menos dinero?
De una opinión distinta son Christian Fuchs y Sebastian Sevignani (2013). Como su
título sugerente ya lo indica, la fundamentación para considerar a las actividades digitales
que uno realiza en las plataformas publicitarias como “trabajo”, descansa en una distinción
entre work y labour que señala Engels en una nota al pie de El capital: “La lengua inglesa
tiene la ventaja de poseer dos palabras distintas para esos dos diferentes aspectos del
trabajo” (Marx, 2015: pp. 58). Los autores retoman esta distinción para hacer precisiones
terminológicas en los textos de Marx, donde aparecerían confundidos ambos términos bajo
la palabra “trabajo”. Work sería aquel trabajo que crea valores de uso, que es determinado
cualitativamente y hace parte de la naturaleza humana en todos los modos de producción
posibles, mientras que labour sería el trabajo abstracto que determina cuantitativamente el
valor de las mercancías en el modo de producción capitalista. Los autores luego pasan a
considerar si la información que generamos en las plataformas puede ser considerada como
producto de una forma especial de trabajo, la comunicación, entendida como medio de
producción particular, y no meramente como un aspecto del trabajo productivo en general.
Ellos consideran que la producción de información es un proceso que comporta tres
actividades distintas: la cognición, la cooperación y la comunicación. La publicación de
posteos, las interacciones sociales y la generación de redes de cooperación realizadas en la
plataforma constituirían entonces un triple proceso de trabajo. Los datos, que generamos en
una plataforma como Facebook, vendrían a ser el producto de un trabajo comunicativo que
satisface la necesidad humana de conexión con otros humanos (que aparecen en este caso
bajo la forma de usuarios), y que entonces podría ser considerado como una forma de work.
El problema radica justamente en el hecho de que todas estas actividades aparecen bajo la
forma de labour, porque en Facebook el producto de nuestro trabajo, su objeto y los medios
de producción del mismo están alienados respecto de los usuarios. Los datos que
generamos en la plataforma son apropiados por la misma, que las somete a un proceso de
valorización capitalista cada vez que los vende a empresas publicitarias. El problema radica
justamente en el hecho de que todas estas actividades aparecen bajo la forma de labour,
porque en Facebook el producto de nuestro trabajo, su objeto y los medios de producción
del mismo están alienados respecto de los usuarios. Los datos que generamos en la
plataforma son apropiados por la misma, que las somete a un proceso de valorización
capitalista cada vez que los vende a empresas publicitarias.
Sin embargo, este planteo podría caer bajo la égida de las críticas que otrora le
había hecho Baudrillard (1983) a Marx. Baudrillard consideraba que Marx pecaba de la
reducción de todas las dimensiones de la actividad humana al trabajo. En la diferencia entre
el trabajo alienado y el trabajo libre que el comunismo propiciaría (Marx, 1997), se
mantendría sin embargo vigente el ideal productivista, que sería un obstáculo para
considerar otros tipos de actividad humana que escapen a la acción meramente
instrumental.

3
Le podríamos espetar una crítica semejante al denominado “marxismo humanista”,
que considera que la autorrealización del hombre se encuentra inextricablemente unida a la
actividad humana entendida esencialmente como “trabajo”. Por otro lado, surge otro
interrogante: ante un futuro de desempleo creciente y de acelerada automatización de la
producción, ¿Qué actividad humana podría pasar a desempeñar este papel?
Podríamos pensar en un panorama como el descrito por Nick Land (2011), donde el
capitalismo termina convirtiéndose en una máquina alienígena que gracias a las “high-
frecuency trading machines” puede realizar una serie infinita de operaciones financieras sin
la mínima intervención del humano. Deberíamos entonces sumergirnos en la teoría cyborg
de Donna Harraway, acompañados por las críticas al “productivismo” que hace Baudrillard
(1983). Si, como Baudrillard sostiene, el gran pecado que comete el marxismo es el de
encaramar al trabajo como actividad esencial y constitutiva del humano, si el modelo del
humano mismo está basado en esta actividad transhistórica productiva ¿cómo podemos
pensar en un futuro post-trabajo? Cuando la frontera entre trabajo y tiempo libre comienza a
desaparecer, ¿qué nos podrían enseñar al respecto los debates, planteados por el
feminismo, sobre las consecuencias políticas del reconocimiento de las labores domésticas
como trabajo socialmente reproductivo?

Durante el periodo de mi adscripción, Andrea Fumagalli, uno de los teóricos del


biocapitalismo cognitivo, junto con Lucarelli, Musolino y Rocchi (2018), escribieron una
crítica bastante acertada contra los planteos de Fuchs y Sevignani. La principal diferencia
entre ambas posturas es sobre el rol de Facebook como organizador de las interacciones
sociales de sus propios usuarios1. Fuchs y Sevignani consideran que es imposible ver a
Facebook como externo a la esfera de producción, mientras que Fumagalli sostiene que la
cooperación social, entendida como general intellect, no es coordinada por la plataforma,
sino que es crecientemente independiente de su control. Siguiendo la línea de Srnicek, los
autores italianos consideran que en lugar de hablar de trabajadores explotados, deberíamos
hablar de captura de la información personal que los usuarios generan autónomamente en
Facebook. En la etapa del devenir renta de la ganancia, las plataformas publicitarias se
dedican a extraer una renta sobre lo común, producido libremente por los usuarios.Fuchs y
Sevignani en cambio hacían énfasis en las actividades cognitivas, comunicativas y
cooperativas que se desarrollan en Facebook como tipos de work que aparecían bajo forma
de labour.
Por la misma línea de pensamiento se posiciona Tiziana Terranova (2000). La
autora italiana considera que los usuarios digitales son trabajadores no-pagos, que proveen
al capitalismo de una porción de trabajo gratuito que saca a relucir una nueva y compleja
relación entre capital y fuerza de trabajo. Terranova trata de abordar las actividades
digitales de los usuarios de internet basándose en la distinción entre trabajo y trabajo pago
(o empleo), que hacían los autonomistas italianos y que logró ser una herramienta política
de extrema importancia para la corriente filosófica feminista que trataba de reconceptualizar
todas aquellas actividades realizadas por las mujeres en la dimensión de la reproducción
social. Así como todas aquellas tareas de cuidado realizadas históricamente por las mujeres
podían ser consideradas trabajo no pago, lo mismo podría decirse de los usuarios digitales.

1 Srnicek y Williams son conscientes de estas críticas, y justamente trazan una distinción entre
velocidad y aceleración. La primera sería la aplicable al desarrollo tecnológico impulsado por el
capitalismo, donde las coordenadas posibles están ya prefijadas por la lógica del capital; mientras
que la aceleración implicaría cierta experimentación con las potencias latentes de las fuerzas
productivas.

4
Haraway (1995) ya había detectado cierta tendencia a la feminización del trabajo que traía
aparejada la monetización creciente de actividades otrora relegadas a las mujeres, pero
cuyas cualidades venían a ser cada vez más requeridas para el conjunto de la fuerza
laboral.
Los usuarios de internet actualmente son los responsables de la generación de la
mayor parte del contenido que constituye a la world-wide-web. Pero nuestra generación de
datos ya ha dejado de limitarse a nuestras interacciones en páginas de internet o redes
sociales. Hoy en día, en la opinión pública, aparece cada vez más el tema del “internet de
las cosas”, o “IOT” en sus siglas en inglés. Con este término, los teóricos digitales se
refieren a la posibilidad de interconectar todo con todos. Personas, procesos de producción
industriales, hábitos de consumo, recursos naturales, junto con el resto de los aspectos de
la vida social y económica, van a estar conectados entre ellos, intercambiando
constantemente flujos de datos. Cada uno de estos flujos va a repartirse en distintos nodos,
ya sean casas, empresas o vehículos, generando series de Big Data, que a su vez van a
ser procesadas para desarrollar patrones de comportamiento, y generar algoritmos
predictivos, apuntando a reducir costos y mejorar la productividad y la eficiencia
termodinámica. De lo que se trata en definitiva es de optimizar nuestra vida cotidiana. El
medio en el que vivimos pasaría a convertirse en una realidad cifrada en datos digitales, y
las tecnologías se volverían extensiones de nuestros cuerpos, tejiendo ciertos
acoplamientos hombre-máquina impensados. Nuestros cuerpos estarían inmersos en un
flujo de datos que nos traspasarían, y nosotros mismos nos convertiríamos en simples
recipientes de esa información que producimos. Se produciría lo que algunos teóricos
llaman “la administración digital del mundo”, la realización plena de las sociedades de
control que tenía en mente Deleuze (1991). Tecnologías portables como los celulares
tienden a convertirse entonces en brújulas que nos sirven de guía para nuestras vidas. Nos
aconsejan productos, delimitan nuestros recorridos geográficos, controlan nuestro consumo,
nos permiten pagar por nuestros servicios, etc.

La extensión de la lógica de mercado a ámbitos tradicionalmente no económicos


conllevaría una reconfiguración de las subjetividades contemporáneas, a la vez que a una
redefinición del humano como tal. Tratando de responder a estas preguntas a lo largo de mi
adscripción, me encontré con nuevos interrogantes, sobre todo después de la lectura de
Bernarnd Stiegler y de George Caffentzis. El capitalismo cognitivo hacía girar su teoría
sobre la excepcionalidad de la actividad intelectual humana. Impasible de robotización, la
contribución humana entendida como cooperación entre cerebros constituía el “general
intellect” que iba a guiar una producción totalmente maquinizada. Si atacamos este
esencialismo humanista, vemos que las barreras entre inteligencia biológica y post biológica
van a empezar a disolverse.
Stiegler (2016) sostiene que aquella expropiación del saber-hacer del trabajador
manual durante la revolución industrial, cuyos gestos habían sido exteriorizados en las
maquinarias que los podían reproducir automáticamente, actualmente se lleva a cabo en el
campo del trabajo intelectual. Gracias a los nuevos soportes digitales que permiten la
exteriorización de los procesos mentales de los trabajadores, los trabajadores se ven
privados cada vez más de su saber teórico.
A su vez, Caffentzis (2013) sostiene que aquel trabajo inmaterial, que defendían los
adalides del capitalismo cognitivo, nunca fue tal. Basándose en la teoría de las máquinas de
Turing, las tareas simbólicas y analíticas del cerebro humano se vuelven tan automatizables
como el trabajo manual de la fábrica fordista. Es necesaria entonces una nueva teoría de

5
las máquinas que indague sobre las nuevas hibridaciones entre humanos y máquinas, que
supere las tan cuestionadas consideraciones del post-obrerismo. Pero el problema del
hombre también va a ser qué tipos de tecnologías podrán servirnos para emanciparnos de
la explotación económica, en una posible superación del horizonte biónico. Si el mundo se
convierte en un problema de códigos, y, como sostiene Haraway, “la operación clave es la
determinación de tasas, direcciones y probabilidades” (1995: p. 280), ¿se podrá tener la
esperanza del desarrollo de ciertos algoritmos rojos, que conduzcan a la humanidad a
desarrollar ciertas plataformas que paradójicamente la dirijan a su definitiva libertad del
yugo capitalista? ¿Y si ,en lugar del hombre nuevo cuya llegada pronosticaban los
comunistas de antaño la figura redentora de la humanidad fuera la de un hombre-máquina?

Desde el inicio de esta adscripción me fui familiarizando cada vez más con algunos
aspectos del denominado “problema sobre el cálculo” inaugurado por Von Mises y Hayek,
en un intento de desacreditar la posibilidad de una economía planificada estatalmente. Al
escribir sobre las posibilidades de ciertas plataformas liberadoras me basaba en el texto de
Nick Dyer-Whiteford (2013), “Red plenty platform”, donde el autor avizora un nuevo
comunismo cibernético. Gracias a los incrementos exponenciales de las capacidades de
cálculo de las nuevas computadoras, se podrían superar los escollos que hicieron fracasar
el proyecto sovietico y podrían inaugurar lo que Aaron Baastani (2018) llama “fully
automated luxury communism”. Lejos de las imágenes deprimentes del racionamiento ruso
o de las colas frente a los mercados para comprar artículos de primera necesidad en Cuba
o Venezuela, la economía planificada por supercomputadoras permitiría una sociedad
donde el trabajo sería completamente automatizado y la escasez reemplazada por la
abundancia. Baastani comparte con el aceleracionismo el entusiasmo por las capacidades
durmientes de las fuerzas productivas, pero a veces parecen caer en cierto tecno-utopismo
ingenuo. Quizás esto se deba a una falta de tematización del problema de la técnica.

En el contexto de recesión económica global por la pandemia de COVID-19, el


panorama descrito por el aceleracionismo de izquierda parece cada vez más lejano. Aaron
Benanav (2020), en su último libro Automation and the future of work, sostiene que no es la
automatización del trabajo lo que explica la baja demanda de mano de obra a nivel mundial,
sino que son las décadas de sobre-producción industrial que ha saturado un mercado cada
vez más competitivo. En lugar de un futuro del post-trabajo, lo más probable es que los
próximos años nos deparen una proliferación de trabajos precarios en un contexto de
estancamiento económico. Pero una de las críticas más interesantes es aquella que
Benanav dirige a los teóricos de la automatización, identificando cuatro pilares
fundamentales sobre los que equivocadamente se apoyan: el desempleo tecnológico está
creciendo; estamos al borde de alcanzar una sociedad automatizada; la automatización
puede convertirse en la liberación del trabajo duro; un ingreso básico universal va a ser
implementado para cubrir todas las necesidades de la humanidad desempleada. Me quiero
detener en los primeros dos puntos, que me parece pueden estar relacionados directamente
con lo dicho anteriormente sobre el aceleracionismo en general. Benanav considera que el
discurso automatizador comete un error fundamental cuando considera el desarrollo
tecnológico como socialmente neutro. Para fundamentar su punto de vista, recurre a un
texto de Raniero Panzieri, figura emblemática del autonomismo italiano. Panzieri hace una
crítica del uso capitalista de las máquinas a través de una lectura contemporánea del
capítulo XIII de El capital, “Maquinaria y gran industria”. En la gran industria se produce una
escisión entre la ciencia, entendida como potencias intelectuales del proceso productivo, y

6
los obreros, dominados por ella. La ciencia se subordina al capital, y cualquier desarrollo
tecnológico se genera dentro del proceso capitalista. Frente a las ideologías objetivistas,
según las cuales el desarrollo tecnológico es objetivo y se produce por su propia lógica
interna, Panzieri sostiene que el uso capitalista de la maquinaria determina el mismo
progreso tecnológico. Tal como Marx sostenía en el capítulo XIII, hasta ahora todo
desarrollo tecnológico que podría haber facilitado el trabajo humano, fue dirigido hacia la
intensificación del mismo2. Lejos de mejorar las condiciones de trabajo, la máquina dicta al
humano sus propios ritmos inhumanos.
Por más que las críticas de Benanav me parecen acertadas, así como el entusiasmo
experimentador de cierto aceleracionismo fácilmente causa cierta simpatía, me parece que
debería dedicar algo más de tiempo a explorar esta tensión entre dos visiones de la
tecnología. Cuando leí a Benanav a la par con Panzieri no pude evitar pensar en El modo
de existencia de los objetos técnicos de Simondon (2018) y en La sociedad tecnológica de
Jacques Ellul (1980). Ambos autores, que de a poco voy leyendo, consideran que todo
desarrollo tecnológico responde a cierta lógica interna, pero no desde un idealismo ingenuo
como aquel contra el que se lanzaba Panzieri, sino desde una filosofía de la técnica. ellos
consideran que son las posibilidades mismas inscritas en el funcionamiento interno del
objeto técnico las que guían su progreso indefinido, que requiere un proceso de
transformación de sí mismo que si bien afectado por componentes externos, lo es sólo
secundariamente. ¿Todo avance tecnológico entonces responde a los intereses de las
clases dominantes, o es fruto de un proceso evolutivo endógeno? Benanav considera que la
respuesta está descontada. Las grandes compañías tecnológicas están en manos de
privados, a los que cada vez más se delegan experimentaciones en campos antes
monopolizados por el sector público. Ya sea en la planificación de la circulación urbana
cedida a Uber, o en la retirada de la exploración espacial por parte de la NASA, los gigantes
tecnológicos paulatinamente son encargados de administrar digitalmente aquellos campos
que el neoliberalismo va arrebatando a los Estados. Pero vale la pena examinar las
alternativas a esta posición tan tajante, que al detenerse en los aspectos estrictamente
económicos, quizás descuida un debate sobre la técnica que es fundamental para pensar el
capitalismo de las plataformas.

2. HIPÓTESIS DE TRABAJO, OBJETIVO GENERAL Y FUNDAMENTACIÓN

El principal objetivo de la investigación es tratar de pasar revista a las distintas


conceptualizaciones que se propusieron hasta el momento alrededor de las actividades
digitales. Nociones como alienación y explotación están actualmente sufriendo nuevas
recategorizaciones que aún no se han cristalizado en nuevos significados.
La constelación que exploraremos va a ser la del capitalismo en su modo de
acumulación digital. Una de las características más promisorias de los estudios sobre la
generación de datos, es su fertilidad, la proliferación posible de debates de extrema
relevancia en un contexto de crecientes desigualdades económicas, galopante desempleo y
estancamiento económico global. Los límites entre trabajo productivo y socialmente

2 Habría quizás que interrogarse sobre esta nueva clase de subjetividad que presuponen las
plataformas. Porque si bien el biocapitalismo cognitivo tiene razón cuando dice que la vida misma es
puesta a trabajar, incluyendo desde sus prestaciones comunicativas e intelectuales hasta a aquellas
afectivas, en el caso del capitalismo de plataformas el sujeto es entendido estrictamente como
usuario.

7
reproductivo, entre trabajo y ocio, entre la esfera de la intimidad y aquella de lo público,
entre lo humano y lo maquínico, parecieran estar difuminándose a ritmos cada vez más
acelerados. Nociones decimonónicas como la teoría del valor trabajo parecen desvanecerse
en el aire, y es tarea de nuestros tiempos tratar de reconfigurarlas. El ideal productivista que
encaramaba al trabajo como actividad fundacional, en el pasaje del mono al hombre, se
difumina en un escenario de creciente desempleo y automatización de la producción. El
desenvolvimiento de la teoría del valor trabajo, tal como había sido trabajada por el
autonomismo italiano y por el biocapitalismo cognitivo, parece llegar a una etapa crítica.
Habría que llevar estos planteos a sus últimas consecuencias, y cuestionar si el apelativo de
“trabajo” puede ajustarse a las nuevas actividades digitales. La cuestión no se revuelve en
la respuesta simple sobre si vale la pena monetizar nuestras existencias en la red, sino que
pareciera ser más fructífero tratar de sopesar las ventajas políticas que esta reivindicación
podría despertar, además de las reconceptualizaciones teóricas que tal demanda implicaría.
Consecuentemente, nociones como explotación y alienación deberían ser
revisitadas, al estar tradicionalmente asociadas con la producción industrial tradicional, para
ver si resisten una trasposición al campo de las actividades en red que los usuarios
desarrollan libremente.
Asimismo, habría que proponer nuevas redefiniciones del ser humano, en base a los
entrelazamientos entre humanos y máquinas, que las plataformas digitales posibilitan.
El mismo desarrollo tecnológico así como su supuesta neutralidad deben ser
puestos en tela de juicio. Ambos tienen que enfrentarse a una serie de planteos ético-
políticos que desentrañan las potencialidades que las nuevas tecnologías encierran, y que
ahora no estarían siendo explotadas.

3. OBJETIVOS ESPECÍFICOS

En base a la hipótesis general del trabajo, sentamos las direcciones para la


investigación en curso, delimitando ciertos objetivos específicos para la adscripción que se
encuentra ahora en su ocaso:

A. Analizar las reformulaciones de la “teoría del valor-trabajo” que el capitalismo de las


plataformas conllevaría.
B. Investigar acerca de la posibilidad de aplicar el apelativo “trabajo" a las nuevas
actividades digitales.
C. Indagar cuáles podrían ser las posibilidades emancipatorias y las virtuales
derivaciones distópicas que podrían desprenderse del uso de la categoría “trabajo”
aplicada a las actividades en red.
D. Trazar posibles coincidencias entre los debates dentro del feminismo alrededor del
reconocimiento de las tareas del cuidado como socialmente reproductivas y las
posturas a favor y en contra de la consideración de las actividades digitales como
“trabajo”.

Quizás este último objetivo, el “D”, no recibió el desarrollo que se merece, probablemente
por cuestiones de tiempo. Sigue siendo imprescindible como tema de investigación, así que
en caso de ser renovado, este proyecto tenderá a reflotarlo para darle el tratamiento que
merece.

8
La renovación de la adscripción seguirá investigando los objetivos anteriores, a los cuales
se sumarían los siguientes:

E. Analizar las críticas a la división clásica entre trabajo intelectual y manual frente a la
posibilidad de la automatización del trabajo intelectual
F. Indagar cuáles son las críticas a los planteos emancipatorios que avizoran la plena
automatización del trabajo en un contexto de estancamiento productivo y baja
demanda de mano de obra
G. Sopesar los argumentos a favor de la supuesta neutralidad de la técnica y aquellos
que pregonan su supeditaciòn a factores exógenos.

4. METODOLOGÍA

● Lectura y análisis bibliográfico

La primera etapa consistirá en la profundización y ampliación de la base bibliográfica de


la investigación. La metodología adoptada consistirá en la lectura y el análisis conceptual de
los textos fuente y la bibliografía secundaria, realizando lecturas detalladas y articuladas con
las conclusiones de otros autores sobre las correspondientes áreas.

● Planteamiento teórico conceptual


La producción intelectual que esta investigación catalizaría, apuntaría a la visualización
de escenarios postcapitalistas posibles, que nos permitan impugnar el sentido común
neoliberal que se ha impuesto globalmente. Frente a tiempos de extrema complejidad,
compartimos la preocupación de Fredric Jameson (1990) sobre la necesidad de elaborar
mapas conceptuales que nos permitirían guiarnos en estos tiempos peligrosos, así como
la de Mark Fisher (2009), quien consideraba que frente a la colonización del imaginario que
ha llevado el capitalismo hasta el dia de hoy, instaurando lo que él bautizó como “realismo
capitalista”, es necesario recuperar nuestra capacidad para concebir alternativas viables y
emancipatorias.

5. CRONOGRAMA DE ACTIVIDADES

Actividad Meses del primer año

  1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12

Relevamiento bibliográfico considerando x x x x x x x x  x  x  x  


los temas de los objetivos específicos
a) y  b)  

Participación en grupos de lectura e x x  x x x x x x x x  x   


investigación

9
Exposición en Jornadas y Congresos       x x  x

Elaboración de un informe final                   x x  x

6. BIBLIOGRAFÍA

ADORNO, T. y HORKHEIMER, M. (2002), Dialéctica del iluminismo, Madrid, Editora


Nacional.
ARENDT, H. (2005), La condición humana, Buenos Aires, Paidós.
BANCO MUNDIAL (2016), Informe sobre el desarrollo mundial 2016: Dividendos digitales,
cuadernillo del “Panorama general”, Banco Mundial, Washington DC.
BAUDRILLARD, J. (1974), Crítica de la economía política del signo, México, Siglo XXI.
BAUDRILLARD, J. (1983), El espejo de la producción, Barcelona, Gedisa.
BAUDRILLARD, J. (2009), La sociedad de consumo. Sus mitos, sus estructuras, Madrid,
Siglo XXI.
BERARDI, B. (2016), El trabajo del alma, Buenos Aires, cruce casa editora.
BENANAV, A. (2020), Automation and the future of work, London, Verso.
BOLTANSKI, L. y CHIAPELLO, E. (2002), El nuevo espíritu del capitalismo, Madrid, Akal
BUNZ, M. (2014), The silent revolution, Houndmills, Palgrave Pivot.
BROWN, W. (2016), El pueblo sin atributos, Barcelona, Malpaso.
CAFFENTZIS, G. (2013), In letters of blood and fire: work, machines, and the crisis of
capitalism, Oakland, PM Press
Deleuze, G. (1991), Posdata a las sociedades de control, en:
http://www.fundacion.uocra.org/documentos/recursos/articulos/Posdatasobre-las-
sociedades-de-control.pdf
DYER-WHITEFORD, N. (2013), Red plenty platforms, en: https://culturemachine.net/wp-
content/uploads/2019/05/511-1153-1-PB.pdf
FEDERICI, S. (2014), Calibán y la bruja, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Tinta Limón
FUMAGALLI, A., LUCARELLI, S., MUSOLINO, E., ROCCHI, G. (2019) "Digital Labour in
the Platform Economy: The Case of Facebook" en Sustainability, 10(6), 1757
FISHER, M. (2009), Capitalist realism, London, Zero Books.
FUCHS, C y SEVIGNANI, S. (2013), “What is digital labour? What is digital work? What’s
their difference? And why do these questions matter for understanding social media”, en
Triple C, Volumen 11, Number 2.
ELLUL, J. (1980), The technological system, New York, The continuum publishing
corporation
GORZ, A. (1997), Metamorfosis del trabajo, Madrid, Sistema.
GORZ, A. (2003), Miserias del presente, riqueza de lo posible, Buenos Aires, Paidós.
HARRAWAY, D. (1995), Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza,
Madrid, Ediciones Cátedra.
HARDT, M. y NEGRI, A. (2002), Imperio, Buenos Aires, Paidós.
HARDT, M. y NEGRI, A. (2004), Multitud, Buenos Aires, Debate.
HORKHEIMER, M. (2007), Crítica de la razón instrumental, La Plata, Terramar.
JAMESON, F. (1990), Cognitive Mapping, en: Nelson, C./Grossberg, L. [ed]. Marxism and
the Interpretation of Culture, University of Illinois Press.
LAND, N. (2011), Fanged noumena: Collected Writings 1987-2007, Urbanomic.
LATOUCHE, S. (2006), La apuesta por el decrecimiento, Barcelona, Icaria.
LAZZARATO, M. (2013), La fábrica del hombre endeudado, Buenos Aires, Amorrortu.

10
LAZZARATO, M. y NEGRI, A. (2001), Trabalho imaterial formas de vida e produção de
subjetividade, Rio de Janeiro, DP&A.
MACPHERSON, C.B. (2005), Teoría política del individualismo posesivo, Madrid, Editorial
Trotta.
MARAZZI, C. (2014), Capital y lenguaje, Buenos Aires, Tinta Limón.
MARX, K. (1997), Manuscritos: economía y filosofía, Barcelona, Altaya.
MARX, K. (2001), Elementos fundamentales para la crítica de la economía política
(Grundrisse) 1857-1858 (3 Vols), México, Siglo XXI.
MARX, K. (2002), El capital, Tomo I (3 Vols.), Buenos Aires, Siglo XXI.
MARX, K. (2006), El capital, Tomo III: El proceso global de la producción capitalista, México,
Siglo XXI.
MOROZOV, E. (2011), The net delusion, New York, Public Affairs
MOROZOV, E. (2013), To Save Everything, Click Here: The Folly of Technological
Solutionism, New York, Public Affairs.
PAGURA, N. (2018), Hacia una teoría crítica del trabajo en el capitalismo actual: revisión de
las tesis sobre el “fin del trabajo” e indagación de perspectivas alternativas, Buenos Aires,
TeseoPress.
PATEMAN, C. (1995), El contrato sexual, Barcelona, Editorial Anthropos.
RIFKIN, J. (1996), El fin del trabajo, Buenos Aires, Paidós.
RIFKIN, J. (2014), La sociedad del coste marginal cero, Buenos Aires, Paidós.
SRNICEK, N. (2017), Platform capitalism, Cambridge, Polity Press.
SIMONDON, G. (2018), El modo de existencia de los objetos técnicos, Buenos Aires,
Prometeo
STIEGLER, B. (2016), Para una nueva crítica de la economía política, Buenos Aires, Capital
Intelectual
TERRANOVA, T. (2000) “Free Labor: Producing Culture for the Digital Economy”, en Social
Text, 63 (Volume 18, Number 2).
TIQQUN (2013), La hipótesis cibernética, Buenos Aires, Hekht Libros.
VERCELLONE, C. (2011), Capitalismo cognitivo, renta, saber y valor en la época
posfordista, Buenos Aires, Prometeo.
VIRNO, P. (2003), Virtuosismo y revolución, ed. Traficantes de sueños.
VIRNO, P. (2008), Gramática de la multitud, ed. Colihue.
WILLIAMS, A. y SRNICEK, N. (2017a), “Manifiesto por una política aceleracionista”, en
AVANESSIAN, A. y REIS, M. (comps.) (2017), Aceleracionismo, Buenos Aires, Caja Negra,
pp. 33-48.
WILLIAMS, A. y SRNICEK, N. (2017b), Inventar el futuro: postcapitalismo y un mundo sin
trabajo, Barcelona, Malpaso.

II. ACTIVIDADES ESPECÍFICAS A DESARROLLAR EN EL


MARCO DE LA CÁTEDRA

En el marco de la cátedra se realizarán las siguientes actividades específicas:

- Se participará en las reuniones de la cátedra.

- Se colaborará en la sugerencia de temas y bibliografía específica vinculada a la


presente investigación que pudiera resultar pertinente para la materia (sea para los
docentes, sea para los estudiantes).

11
- Se asistirá a algunas de las clases teóricas y de TPs, en especial aquellas con temas
vinculados a la presente investigación, que podrían permitir hacer aportes específicos,
sea en la clase, sea a posteriori con sugerencias para los docentes.

12

También podría gustarte