Está en la página 1de 1

FUERA DE CARTA

JAVIER GOMÁ

Ojo clínico

L
originalidad, se le ocurriese salirse del protocolo, se haría sus-
ceptible de millonarias reclamaciones, una responsabilidad de
la que se exonera, en cambio, si lo sigue escrupulosamente
procurándose una prueba preconstituida semejante a la de los
a ciencia tiene un problema con su objeto: las regula- letreros que antes se ponían en los aparcamientos públicos: “La
ridades de la naturaleza. Reduce los fenómenos a leyes gene- empresa no se hace responsable de los robos que se cometan en
rales y se desentiende del caso atípico. Aplaudo hasta que- este establecimiento”. Dadas las circunstancias, ¿qué motiva-
marme las manos los avances de la ciencia y me regodeo en ción anima al médico a mirar al paciente a la cara? La sociedad
las prodigiosas ventajas derivadas de su transferencia tec- moderna es tan compleja y tan masificada que para su control
nológica, pero me atrevo a decir que, hasta cierto punto, la cien- y recta administración necesita reglamentaciones, numeracio-
cia conoce todo menos lo esencial. Y lo esencial es eso que Sim- nes, estadísticas, ensayos, leyes, tipicidades. Esto es así y es bue-
mel llamó ley individual, el ente moral y mortal, cuya tragedia no que lo sea: prefiero infinitas veces la medicina actual que
está envuelta en un aura mágica. La ciencia explica el fun- curanderos, sanadores y charlatanes de antaño.
cionamiento de las cosas y el de las personas en cuanto cosas, Y, con todo, como no hay progreso sin pérdida, ha caído
pero no a las personas en cuanto tales. No las mira a los ojos. en desuso eso que solía llamarse el ojo clínico. Era un don de dis-
El doctor pasa consulta y sin dejar de concentrarse en la pan- cernimiento de algunos médicos que, asistidos por el tesoro de
talla del ordenador formula las consabidas preguntas al paciente: su experiencia y dotados de una gran intuición para captar lo
nombre, edad, síntomas, precedentes, otras enfermedades, me- concreto, les permitía formular diagnósticos certeros, incluso
dicación, alergias. Teclea para rellenar la ficha y al cabo le contra las reglas mayoritarias, porque percibían y entendían
pide que se tumbe en la camilla, donde lo ausculta, lo tantea, el halo de singularidad que nimbaba a cada paciente. La cien-
cia sirve para la normalidad de los casos,
pero deja escapar los raros y, bien mi-
LA CIENCIA SIRVE PARA LA NORMALIDAD DE LOS CASOS PERO DEJA ESCAPAR rado, hay que reconocer que la mayoría
de nosotros somos bastante raros.
LOS RAROS, Y HAY QUE RECONOCER QUE LA MAYORÍA SOMOS BASTANTE RAROS
De igual manera que cada uno tiene
un rostro, tiene también una intimidad,
le toma el pulso. Vuelve a su mesa con abstraído continente, flor que se cierra a los protocolos y se abre en presencia de
termina la ficha, redacta el tratamiento, lo imprime y entrega la otra intimidad como la suya. El trato mutuo requiere de ambas
hoja con un volante para una prueba futura. Se despiden y, partes esa aptitud prudencial y ecuánime para las circunstan-
cuando se separan, quizá se cruzan la mirada por primera vez. cias concretas que suele designarse con metáforas de los sen-
La medicina se comporta así por buenas razones. La cien- tidos: un toque de buen gusto, fino oído para el ritmo del
cia define protocolos que son resultado de continua investiga- otro, olfato para la oportunidad, indefinible tacto para las si-
ción especializada y del análisis de incontables ensayos clínicos. tuaciones imprevisibles.
En la inmensa mayoría de los casos, síntomas como los obser- Y, por encima de todo, buen ojo: tener vista para grandes
vados requieren el diagnóstico y el tratamiento previstos en el elecciones de la vida y ser mirados por quienes elegimos, pues,
protocolo, casi siempre el más indicado para el enfermo. Además, con la mano en el pecho, admitamos que no hay dicha seme-
concurre otro factor: la alianza entre la ciencia y el Derecho, jante a la de que el amante o el amigo presten de vez en cuan-
otra tipicidad abstracta. Y es que si al médico, en un arranque de do un rato de atención a nuestra consustancial rareza. G

14 EL CULTURAL 7-10-2022

También podría gustarte