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fUERA DE CARTA

JAVIER GOMÁ

Peso ideal
ta en progresión imparable, se espesan las horas, se eclipsan

L• las energías, declina la vitalidad, cuanto vale la pena cuesta cada


día un poco más que el anterior.
Al final del día, antes de dormir, y al final de la vida, antes
p•l•hra l•ci"' ¡ma "peso" es pond,". En ¡, men<alid•d de morir, estaremos cansados. Como esto es seguro, lo que está
antigua, el pondus es una fuerza que pone en movimiento una en juego no es si nos cansaremos o no, sino con quién o con qué,
cosa para e ncontrar su posición natural de descanso, como un qué pesos de los muchos existentes escogemos pa ra nues-
ave que sobrevuela el océano en busca de una peña solitaria tros hombros durante el recorrido de la vida. Cuando todavía
donde posarse. Se diría que el movimiento es un intervalo estamos a tiempo de elegir, hacemos el ejercicio mental de po-
provisional entre dos puntos estables. nernos en el lugar del anciano que, al final del camino, vuel-
La vida humana, en cambio, es intrínsecamente densa, hay ve la vista atrás y, con la espalda curva y las piernas tembloro-
un gravamen en el mero hecho de existir que con propiedad sas, calibra si le mereció la pena cansarse como lo ha hecho o
llamamos "pesad umbre". "Pues no hay dolor más grande podía haber elegido mejor. Esa anticipación es el an e de en-
que el dolor de ser vivo, ni mayor pesadumbre que la vida cons- contrar el peso ideal para uno mismo. Dicho arte sobre el
ciente", escribió el poeta. U na envidiosa ley peso que más nos conviene se llama preci-
de la gravedad nos empuja hacia abajo, nos samente sopesar y también, derivado del
hace enfermar -que quiere decir perder fir- LA VIDA HUMANA ES latín,ponderor. La paradoja escriba en que
meza- y nos quiere sepultados en el foso. cuando se elige bien, sopesadamente, la
INTRfNSECAMENTE DENSA,
Pero nosotros. que deseamos vivir, opone- vida suelta lascre y pasa volando, con lo que,
mos dura resistencia y nos mantenemos er- HAY UN GRAVAMEN EN EL ay, el corvo final se precipita.
guidos sosteniendo la bola del mundo a gui- Algún día no estaremos ni de pie, ni sen-
sa de Atlas, el titán. Cuando desistimos de MERO HECHO DE EXISTIR tados, ni tumbados, sino seremos semejan-
aguantar y disfrutamos de descanso eterno tes a "esa piedra dura que ya no sience".
ya somos cadáver, sólo polvo que se lleva QUE CON PROPIEDAD No sería modesto afán el de dejar a los que
el viento. LLAMAMOS "PESADUMBRE" nos sobrevivan el recuerdo de una imagen
Oc niños, nos transportan los padres en amable de lo humano, no deformada ni
b razos, nos acunan, nos empujan donosa- aplastada por la onerosidad excesiva del vi-
mente el columpio. Pero enseguida nos coca a nosotros sopor- vir. lJna amabilidad que se pondría a prueba principalmente
tar la tensión para permanecer en pie merced a nuestro pro- ante el hecho fatal de la muerte, pues quien sea capaz de afron-
pio esfuer¿o. Hay, sí, alivios que aligeran temporalmente la tar la última mueca con naturalidad evitando conceder dema-
carga. como cerrar los ojos y abandonarnos al sueño por las siada importancia a su propia desaparición, sabiéndose parce del
noches y, a lo largo de la vida, algunas experiencias que nos ciclo de la universal renovación de la vida, estará matando de al-
regalan instantes de ingravidez con que le crecen alas al cora- gún modo a la muerte y rompiendo su aguijón o, al menos,
zón: la jovialidad, el entusiasmo, la ebriedad, el éxtasis amo- haciéndolo redondo, como las puntas de esos sables de ju-
roso, e l arte, la liberación ocasional de Ja tiranía del ego. Son guete que pinchan sin hacer daño.
los po11d11s i11 oltum, pesos alados que nos elevan a lo divino. Pero Una definición de la ética podría ser ésta: el arte de e legir
el viaje termina pronto y la fatiga nos espera otra vez a la vuel- nuestro cansancio futuro. •

12 El CULTURAL 4 - 2 - 2 022

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