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República Bolivariana de Venezuela.

Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior.


Universidad Bicentenaria de Aragua.
Vicerrectorado Académico.
Escuela de Psicología.

ENSAYO.

Profesor: Carmen Naydee Ontiveros Camargo.


Psicopatología II.
Estudiante:
Osorio Marisol C.I: 84.385.697.
Trimestre VII.

Ureña, Estado Táchira 14 de junio del 2021.


Las alteraciones de la salud mental (trastornos psiquiátricos o psicológicos)
implican alteraciones en el pensamiento, en las emociones o en la conducta. Las
alteraciones leves de estos aspectos vitales son frecuentes, pero cuando
provocan una angustia intensa a la persona afectada o interfieren en su vida
diaria, se consideran enfermedades mentales o trastornos de la salud mental; los
efectos de la enfermedad mental pueden ser temporales o de larga duración.

Un porcentaje alto en los adultos padece un trastorno mental en algún momento


de su vida. Más de la mitad de estas personas experimentan síntomas graves o
moderados. De hecho, cuatro de las 10 causas principales de discapacidad entre
los sujetos mayores de 5 años de edad corresponden a trastornos mentales,
siendo la depresión la primera causa de discapacidad por enfermedad. A pesar
de esta elevada prevalencia de los trastornos mentales, solo en torno al 20% de
las personas que tienen una enfermedad mental reciben ayuda profesional.
Aunque se han logrado extraordinarios avances en la comprensión y el
tratamiento de las enfermedades mentales, el estigma que las rodea aún
persiste. Por ejemplo, las personas con una enfermedad mental pueden ser
culpabilizadas de su propia enfermedad o ser consideradas perezosas o
irresponsables. La enfermedad mental se interpreta en ocasiones como una
entidad menos real o menos legítima que la enfermedad física.

No siempre se puede diferenciar claramente la enfermedad mental de una


conducta normal. Por ejemplo, en el caso de una pérdida de un allegado
próximo, como el fallecimiento del cónyuge o de un hijo, puede ser difícil
distinguir una depresión del sentimiento normal de duelo porque ambos
comportan tristeza y un estado de ánimo depresivo. De igual modo, la decisión
de diagnosticar un trastorno de ansiedad a una persona preocupada o estresada
por su trabajo puede suponer un reto, ya que la mayoría de las personas
experimentan estas sensaciones en algún momento de su vida. La línea divisoria
entre poseer determinados rasgos de personalidad (como ser meticuloso u
ordenado) y padecer un trastorno de la personalidad (como un trastorno
obsesivo-compulsivo) puede ser difusa. Por ello, la salud y la enfermedad
mentales se entienden mejor como un «continuum». es un concepto utilizado en
casi todas (si no en todas) las ramas del saber, que explica cómo varía un determinado
ser vivo, objeto o proceso científico, social o psicológico a través de una transición
progresiva en un espacio de tiempo determinado.

Cualquier línea divisoria generalmente se basa en lo siguiente:


 La gravedad de los síntomas

 La duración de los síntomas

 Hasta qué punto afectan los síntomas a la capacidad de funcionar en la


vida diaria

Causas

En la actualidad, se considera que el origen de la enfermedad mental está


determinado por una compleja interacción entre factores, incluyendo los
siguientes:

 Genética

 Biológicos (factores físicos)

 Psicológicos

 Ambientales (incluyendo factores sociales y culturales)

Diversos estudios han demostrado que la genética desempeña un papel en


muchos trastornos mentales. A menudo, los trastornos mentales se producen en
personas cuya composición genética les predispone a dicho tipo de trastornos.
Esta vulnerabilidad, combinada con las tensiones de la vida, como las
dificultades familiares o laborales, puede conducir al desarrollo de un trastorno
mental.

Además, muchos expertos creen que la regulación deteriorada de diversos


mediadores químicos cerebrales (neurotransmisores) puede contribuir a los
trastornos mentales. Algunas técnicas de imagen como la resonancia
magnética nuclear (RMN) y la tomografía por emisión de positrones (PET), a
menudo muestran cambios en el cerebro en personas con un trastorno mental.
Por lo tanto, muchos trastornos mentales parecen tener un componente
biológico, al igual que las enfermedades que se consideran neurológicas (como
la enfermedad de Alzheimer). Sin embargo, no está claro si los cambios
observados en las pruebas de diagnóstico por la imagen son la causa o el
resultado del trastorno mental.
Diversas investigaciones han mostrado que determinadas interacciones entre los
enfermos mentales graves y sus familiares pueden mejorar o por el contrario
empeorar la enfermedad mental. En este sentido, se han desarrollado técnicas
de terapia familiar que previenen la necesidad de reingreso en las personas que
padecen enfermedades mentales crónicas. Hoy en día, la familia de un enfermo
mental se implica más que nunca como aliado en el tratamiento. El médico de
atención primaria desempeña también un papel importante en la rehabilitación
del enfermo mental en el seno de la comunidad.

Los avances obtenidos en la farmacoterapia hacen menos probable que las


personas con enfermedades mentales que terminan necesitando hospitalización
sean recluidas o controladas como en el pasado.

Cualquier persona necesita un entramado social para satisfacer la necesidad


humana de ser cuidado, aceptado y apoyado emocionalmente, sobre todo en
periodos de estrés. Diversas investigaciones han mostrado que un fuerte apoyo
social acelera de forma significativa la recuperación de las enfermedades físicas
y mentales. Los cambios sociales han disminuido el apoyo que tradicionalmente
proporcionaban los familiares y vecinos. Como alternativa, han surgido en
muchos países grupos de autoayuda y de ayuda mutua.

Algunos grupos de autoayuda, como Alcohólicos Anónimos o Narcóticos


Anónimos, se centran en las personas que tienen conductas adictivas. Otros
actúan en defensa de ciertos segmentos de la población, como los
discapacitados y las personas mayores. Incluso existen organizaciones, como la
Alianza Nacional para los Enfermos Mentales (NAMI, por sus siglas en inglés),
que proporcionan apoyo a los familiares de personas con enfermedades
mentales graves.

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