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DEPRESIÓN Y FAMILIA

¿Qué es la depresión?

Sentirse triste de vez en cuando es normal. Por lo común cada parte de


la tristeza pasa y no se necesita ver a un médico. La depresión es más que
sentirse triste. Es un problema médico grave que puede cambiar la forma en
cómo se siente y la forma en que usted piensa. También puede cambiar la
forma en como usted se lleva con otras personas, las actividades que hace
todos los días y la forma en que usted se ve a usted mismo. Para algunas
personas, la depresión puede hacer que una persona se suicide.

Dentro de las ciencias humanas, la psicología no se ha mostrado ajena a la


urgencia planteada por las necesidades en salud mental, presentando en el
contexto investigativo grandes avances aplicados a las diversas comunidades y
estructuras socioculturales. Los intereses de las diferentes disciplinas, en
cuanto a la prevención, son congruentes con esta apreciación, puesto que las
repercusiones de los trastornos mentales aquejan a la persona que los padece
y a su vez afectan de manera directa a las personas con quienes convive (Pozo
& Polainos-Lorente, 2000).

La depresión es un trastorno mental que ha aumentado progresivamente en la


población en general y, consecuentemente, se hace cada vez más presente en
las familias, motivando la búsqueda de ayuda tanto en los servicios de atención
primaria de la comunidad como en los servicios psiquiátricos y hospitales
generales, en sus diversas unidades. Entre los desórdenes médicos la
depresión es una de las más frecuentes, sea aisladamente o en comorbidad
con otras entidades clínicas. Es una enfermedad que, mayormente, pasa
desapercibida tanto para los profesionales cuanto para las familias,
perjudicando los resultados de la asistencia al paciente. Los datos estadísticos
son una prueba de esto pues revelan sólo una pequeña parte del 'iceberg', la
visible.

Actualmente, una de cada seis personas de la población, en algún momento en


el curso de sus vidas sufrirán de depresión, siendo la segunda principal causa
de incapacidad, a nivel mundial, para el año 2020, apenas superada por las
enfermedades cardiacas. Esta situación, considerada un problema grave de
salud pública, es un asunto que, por las proporciones epidémicas que puede
asumir, está llevando a las autoridades sanitarias y gubernamentales de los
diferentes países del mundo, a movilizar recursos para enfrentarla. El aumento
de la depresión es pues una realidad actual y a pesar de los avances
tecnológicos y científicos utilizados para diagnosticarla no se conoce aún, de
modo claro, su génesis.

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La depresión podemos por lo tanto encontrarla a nuestro paso, sea
desempeñando actividades profesionales o en la relación diaria con personas
del entorno familiar y social. Desde nuestras familias hasta los centros de
salud, consultorios externos y unidades de internamiento hospitalario o no,
psiquiátricas o no. Este pensamiento toma fuerza cuando constatamos que el
aumento de la depresión es cada vez mayor en adolescentes y ancianos; en el
período de post parto; en asociación con otras enfermedades clínicas o en
eventos de la vida como pérdida de entes queridos, de "status" y de poder
socioeconómico. Como se aprecia, el panorama es bastante desolador y aún
con tendencia al agravamiento en los años venideros. ¿Qué hacer frente a la
depresión?, ¿Cómo enfrentarla?. Muchas acciones se han desarrollado, en
este sentido, entre ellas investigaciones generalmente orientadas a los
aspectos orgánicos de la enfermedad, que contribuirán en mucho para su
comprensión, sin embargo también son necesarias investigaciones relativas a
las vivencias del portador de depresión y de sus familiares que puedan
complementar estos estudios y ayudar a comprenderla en sus variadas
perspectivas.

La consideración de aspectos sociales y culturales, además del biológico, que


involucra la depresión, permite una visión más amplia del problema, haciendo
posible la puesta en marcha de programas que respondan a la realidad y
necesidades de nuestros clientes

 Algunas señales comunes de depresión son las siguientes:

 Siempre se siente triste, que nada tiene remedio o vacío.


 Pérdida de interés en actividades que alguna vez disfrutó.
 Sube o pierde peso.
 Está lento o inquieto.
 Duerme mucho o muy poco.
 Pérdida de energía, o cansancio.
 Siente que usted no vale nada o se siente culpable por algo.
 No se puede concentrar, o no puede recordar cosas o es difícil tomar
decisiones.
 Piensa en la muerte o en el suicidio.

¿Son siempre iguales las señales de depresión?

No. Una persona deprimida puede tener algunas o todas las señales de
la depresión. Las señales también cambian según la edad. Los niños a
menudo muestran depresión haciendo lo siguiente

 Alejarse de las personas.


 Irritabilidad constante.

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 Un patrón de actos que irrumpen o son destructivos.
 Dolores que no parecen tener una razón.
 Expresiones del poco valor de su persona.

Los adultos típicamente se quejan de cambios en el humor o la actitud.


Los adultos mayores a menudo reportan vagos dolores, o pueden
encontrarse confundidos e inquietos.

Causas de la depresión

Los médicos no saben por qué se produce la depresión. Hay una teoría de
que algunas personas heredan una tendencia a tener un desequilibrio en
las sustancias químicas del cerebro que controlan el estado de ánimo. Las
pérdidas y decepciones grandes pueden provocar este desequilibrio, lo que
puede producir la depresión clínica.

Los médicos sí saben que la depresión no es señal de debilidad personal


o algo que se quita con voluntad o deseos. Las personas que padecen de
depresión no pueden simplemente reaccionar y recuperarse. Es importante
recordar que la depresión no ocurre por "culpa" de nadie.

Hay tratamiento disponible

Los tratamientos más comunes para la depresión son:

 Psicoterapia

Esto significa que debe hablar con un profesional de la salud mental (terapeuta)
sobre maneras de cómo manejar mejor los cambios en su vida. La
investigación ha demostrado que funciona para la depresión y que la mayoría
de las personas se mejoran rápidamente.

 Medicamento antidepresivo

La medicina puede ayudar a corregir un desequilibrio en los químicos del


cerebro que afectan el ánimo de una persona. La mayoría de los
medicamentos los puede usar de una forma segura pero deberán ser recetados
por un médico que sepa bastante sobre qué podrían hacer otros medicamentos
que esté tomando. Asegúrese de decirles a todos sus doctores sobre todos sus
medicamentos que esté tomando. La mayoría de las personas se sentirán con
alivio después de varias semanas. Recientemente, los padres han estado
preocupados por las advertencias de "caja negra" y el riesgo de que algunos de
estos medicamentos causen comportamiento suicida. La Asociación
Norteamericana de Psiquiatría y la Academia Norteamericana de Psiquiatría

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Infantil y Adolescente han pedido a las familias que comprendan que los
antidepresivos son medicamentos importantes que pueden ayudar a salvar
vidas y a aliviar los síntomas angustiantes de la depresión. Las familias deben
estar bien informadas acerca de las cosas que los medicamentos pueden
producir y observar señales de advertencia, articularmente en el periodo
temprano, después de que se recete uno de estos medicamentos y en los
momentos en que cambie la dosis. Las familias deben discutir cualquier
preocupación con el médico que proporciona el tratamiento.

 Una combinación de ambas. 

Esto también toma en cuenta a la "terapia hablada" con medicamentos


antidepresivos y puede ser más efectivo para algunas personas que el
medicamento o la psicoterapia por sí solos.

¿La depresión puede afectar a otros miembros de la familia?

La investigación ha demostrado que la depresión puede ser hereditaria. Es más


probable que los niños se depriman cuando cualquiera de los padres está
deprimido. El riesgo es mayor cuando el padre se deprimió por primera vez
temprano en su vida o si ha tenido muchos episodios de depresión.

Es común tener conceptos equivocados acerca de la depresión. Los padres


deprimidos a veces sienten que la depresión es señal de debilidad de carácter
o que ellos mismos son culpables por la manera en que se sienten. Los niños a
menudo no saben por qué un padre o madre está deprimido y entonces el niño
cree que él o ella hizo algo mal. Estas ideas equivocadas aumentan el estrés
de manejar esta condición médica grave.

La buena noticia es que la depresión puede ser manejada cuando los


miembros de la familia trabajan juntos. Los estudios acerca de la prevención
han mostrado que a las familias les ayuda el tener buena información acerca
de la depresión y su cuidado. Hacerle pruebas a tiempo a los miembros de la
familia es una buena manera de saber si alguien está deprimido(a). Un buen
cuidado muchas veces puede traer buenos resultados en pocas semanas y
ayudar a que la condición no vuelva a pasar.
  

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LA FAMILIA DEL DEPRESIVO

El impacto que los trastornos mentales y de comportamiento ejercen sobre las


personas, las familias y las comunidades es algo incuestionable. La persona
que lo porta sufre, no sólo a causa de los de síntomas inherentes a su
enfermedad, sino también por su incapacidad para trabajar y no poder asumir
cabalmente sus responsabilidades familiares tanto en lo económico como en el
cumplimiento de las rutinas de la vida diaria. Los familiares de estas personas,
afectadas también por las consecuencias de la enfermedad, se ven obligadas a
proporcionar apoyo físico, psicológico, económico, entre otros, y a soportar
junto con el familiar enfermo, el impacto del estigma y la discriminación. De los
trastornos mentales nos preocupa, de manera especial, la depresión por ser
considerada, con frecuencia, un diagnóstico olvidado o no percibido entre los
adultos atendidos en hospitales generales debido al énfasis, en los aspectos
físicos de la enfermedad, que propugna el modelo biomédico. La prevalencia
de los trastornos depresivos en el ambiente médico no psiquiátrico (hospitales
generales, instituciones para el tratamiento del cáncer, consultorios externos de
SIDA o servicios de la red de atención primaria en salud) constituye del 18 al
83%, siendo éstos consecuentes de una enfermedad orgánica. La mitad de las
visitas al médico, que resultan en diagnóstico psiquiátrico, son realizadas a los
de la clínica general, existiendo un bajo reconocimiento de la depresión en este
contexto. Frente a los hallazgos de prevalencia de la depresión y su asociación
con síntomas físicos, se torna evidente, la importancia del diagnóstico de la
enfermedad en contexto médico que no es de la especialidad psiquiátrica. Lo
anteriormente referido nos permite una explicación sobre las cifras de la
depresión, que sólo muestran una pequeña parte del “iceberg” estadístico, la
visible. Sin embargo podemos afirmar que lo que se desconoce sobre la
depresión, incluye no apenas la enfermedad en números sino, también, las
vivencias de los portadores y sus familiares con la enfermedad y los aspectos
psicosociales y culturales que involucran el problema. Esta afirmación se basa
en el hecho de que todo comportamiento humano ocurre en un contexto
biopsico-socio-cultural-espiritual, con la familia en el centro. Por tanto, el
conocimiento y el abordaje de una persona sana o enferma deberán partir del
estudio de su familia que es su contexto más próximo. Al pensar en la familia,

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que tiene entre sus componentes un portador de depresión, inmediatamente
emergen preguntas relativas a qué hace para vivir con una persona cuyos
síntomas físicos y psicológicos, aún no reconocidos como enfermedad, le
causan sufrimiento, Cómo recibe el diagnóstico de depresión, Los sentimientos
y reacciones dependen de la estructura familiar, Investigaciones que
consideren estos aspectos servirán de subsidio para la implementación de
programas psicoeducativos, en todos los niveles de atención, que permitan a la
población un mayor conocimiento de la depresión a fin de prevenirla,
fundamentalmente, o identificarla para el inicio del tratamiento. La presente
investigación pretende contribuir al develado de esta dimensión del problema.

SÍNDROME DEPRESIVO

Los trastornos del estado de ánimo, de acuerdo a los sistemas diagnósticos


internacionales (DSM-IV y CIE-10), han sido divididos en dos categorías
principales: trastornos depresivos (trastorno depresivo mayor y trastorno
distímico) y trastornos bipolares (trastorno bipolar I, trastorno bipolar II y
trastorno ciclotímico). “Las depresiones exclusivamente unipolares constituyen
la forma más frecuente de evolución de estos trastornos, constituyendo 2/3 de
todas las formas evolutivas”. Los trastornos bipolares donde el sujeto ha
vivenciado fases depresivas y elevadas/irritables conforman alrededor del 28%
de los casos, mientras que las formas exclusivamente maniacales consisten en
el 4% restante . El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos
Mentales (APA, 2000) realiza una separación entre trastornos depresivos
(unipolares), trastornos bipolares y 2 trastornos del estado de ánimo basados
en la etiología (debido a enfermedad médica o inducido por sustancias). Desde
esta perspectiva, los trastornos depresivos se dividen en: a) Trastorno
Depresivo Mayor: Se caracteriza por la presencia de uno o más episodios
depresivos mayores. Cada episodio consiste en un período de al menos 2
semanas en que se presenta un estado de ánimo deprimido o una pérdida de
interés o de surgimiento de placer en casi todas las actividades que se
efectúan. En los niños y adolescentes, dicho estado anímico puede ser irritable
en vez de triste. Además se espera la coexistencia de por lo menos 4 de los

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siguientes síntomas: pérdida de peso, hipersomnia o insomnio, enlentecimiento
o agitación psicomotora, fatiga, ideas de inutilidad o culpa, disminución de la
capacidad de pensar o concentrarse y pensamientos recurrentes de muerte. b)
Trastorno Distímico: Se caracteriza por la presencia de un estado de ánimo
crónicamente depresivo, presente la mayor parte del día y la mayor parte de los
días durante un período de al menos 2 años. En los niños y adolescentes el
estado de ánimo puede ser irritable, debiendo estar presente por al menos 1
año. Se espera también la manifestación de 2 o más de los siguientes
síntomas: pérdida o aumento del apetito, insomnio o hipersomnia, fatiga, baja
autoestima, disminución de la capacidad para concentrarse o tomar decisiones
y aparición de sentimientos de desesperanza. La sintomatología del sujeto no
debe explicarse 24 por la presencia de un trastorno depresivo mayor crónico o
un trastorno depresivo mayor en remisión parcial. c) Trastorno Depresivo no
Especificado: Considera los trastornos en que predomina un estado de ánimo
deprimido, mas no se cumplen los criterios para un trastorno depresivo mayor,
distímico, adaptativo con estado de ánimo depresivo o adaptativo con estado
de ánimo mixto ansioso y depresivo

EL CICLO VITAL DE LA FAMILIA

En la psicología tradicional se considera el ciclo vital del individuo, desde que


nace (e incluso como feto) hasta su muerte. Pero el modelo sistémico se centra
en la familia como sistema que se transforma con el tiempo. Desde esta
perspectiva, el ciclo vital más allá del individuo. El ciclo vital de una familia se
concibe como una serie de transiciones familiares en las que ocurre una re-
negociación de las reglas interacciónales.

Para la familia más típica o normativa (padre, madre, hijos) se describen las
siguientes etapas:

Cortejo: en esta etapa se da un ajuste entre dos pautas de interacción, dos


visiones del mundo, la de cada miembro de la pareja, que representa en cierto
modo el sistema de su familia de origen.

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Primeros años de matrimonio: es el tiempo en que se forma la alianza
conyugal, se establecen las reglas de interacción (distribución de tareas, roles,
etc.), y se regula la relación con familias de origen de ambos cónyuges.

Nacimiento y primeros años de los hijos: se re-organizan las tareas y roles,


empiezan a aparecer las tríadas (alianzas, coaliciones), se re-definen las
relaciones con "abuelos".

Hijos en edad escolar: es la etapa de la socialización de la familia, formación


de rituales y se estipula la participación de los hijos en las tareas familiares.

Adolescencia y emancipación de los hijos: se requiere una re-definición de la


relación entre los padres y el joven adulto, supone también un cierto re-
encuentro de la pareja, al mismo tiempo que se convierten en cuidadores de
sus familias de origen.

Retiro y vejez: una vez los hijos han creado sus propias familias se produce el
llamado síndrome de "nido vacío", los padres deben re-organizar su vida en
tareas no laborales, y con la edad pasan de ser cuidadores a precisar
cuidados. Es claro, que estas etapas hablan de generalidades que hay que
ajustar a cada familia en concreto. De hecho, cada día son menos las familias
tradicionales y más variadas las formas de convivencia familiar.

Algunas de estas variaciones del ciclo vital normativo deben tener en cuenta
situaciones como el divorcio (y las familias reconstituidas), las familias
monoparentales, la adopción, las parejas inter-étnicas, las parejas
homosexuales y, por supuesto, la muerte, la enfermedad y el duelo.

En cualquier caso, lo que debe quedar claro es que el modelo sistémico


intenta contextualizar el problema en el momento del ciclo vital que se produce,
e investigar si cumple alguna función para estabilizar el sistema ante la
transición vital que corresponda. Por ejemplo, un joven adulto que tiene un
problema serio (psicosis, drogas, etc.) puede congelar el ciclo vital y hacer que
los padres tengan que seguir haciendo de padres, impidiendo el avance del
ciclo de vida a la fase en la que él sale de casa y forma una nueva familia.

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CASO

María tiene 65 años, es de Huancavelica, profesora jubilada, casada y tiene 6


hijos, ella actualmente tiene depresión, es la tercera vez que presenta
depresión pero está vez a diferencia de las otras veces es mucha más larga, la
primera vez que ella sufrió de depresión, fue a causa de que sus hijas mellizas
que quedaron embarazaron a la vez y muy jovencitas, está depresión le duró
dos años aproximadamente, pero con tratamiento farmacológico y psicológico
pudo superarlo, la segunda vez que le dio depresión fue cuando iba a
separarse de su esposo, no llego a darse la separación pero la depresión le
duró aproximadamente 1año y 8 meses, y la que actualmente tiene es porque
ella vivía con una de sus hijas y sus nietas, cuando la mayor de sus nietas
terminó el colegio, su hija y demás nietas se fueron a otra ciudad, y esto causó
que la depresión nuevamente volviera, y ya son cinco años que sigue así,
usualmente no quiere quedarse sola, y tiene ganas de llorar bastante por
cualquier motivo, tiene pensamientos negativos de los demás, mayormente,
muchas veces ha pensado que es mejor morirse, a la vez tiene momentos en
los que se pone ansiosa y quiere comer, pero solo pan, llega a comer hasta 7 a
8 panes, no se preocupa por su aseo personal, y todo esto ha llegado a afectar
a su esposo que también está enfermo, su esposo tiene que dializarse tres
veces a la semana y por este motivo tiene que viajar constantemente y las
veces en que va viajar, María grita desesperadamente para que su esposo no
la deje, se queda llorando a pesar de que tiene compañía, esta actitud es
repetitiva las veces en que su esposo tiene que viajar y a la vez está afectando
en el estado de ánimo de su esposo, al quedarse con sus nietas, María quiere
que ellas permanezcan a su lado y que conversen con ella y cuando sus nietas
tienen trabajos y deben salir María empieza a llorar pidiendo que por favor no la
dejen, esto a la vez está afectando a sus nietas también que no pueden realizar
sus actividades normalmente, en una ocasión cuando la llevaron a descansar a
su habitación, su nieta bajo a la sala para poder hacer su tarea, al despertarse
María y darse cuenta de que estaba sola, empezó a gritar y a decirle a su nieta
que si volvía a bajar, ella se lanzaría por las escaleras para que se muera.

PLAN DE TRATAMIENTO SISTÉMICO

En la década de 1960 surge la terapia familiar de orientación sistémica. Las


escuelas que dominaron este enfoque principalmente fueron: el modelo
estratégico del Mental Research Institute (MRI), en Palo Alto California, el
modelo familiar estructural de Minuchin, y el modelo narrativo de Milán. El
modelo estratégico del MRI tiene como objetivo interrumpir el circuito de las

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soluciones intentadas fallidas dentro del sistema familiar y modificar el
encuadre que la familia ha hecho del problema. Las intervenciones 5
estratégicas son llamadas así porque el foco está puesto en adecuar medios y
fines. Los objetivos acordados con el terapeuta tienen relación directa con la
resolución de problemas presentes.

La psicoterapia familiar abordada en el presente trabajo es la Psicoterapia


Sistémica, ésta entiende los problemas desde una perspectiva en donde los
problemas y las personas se encuentran inmersos en sistemas más amplios
como lo es la familia (Haley, 1976). Uno de los lineamientos principales de este
enfoque es que el paciente identificado (entiéndase la persona que presenta el
problema) no es el problema, ni es un paciente aislado, sólo se considera
portador de un síntoma emergente de algún problema del sistema familiar
(Andolfi, 1989; Umbarger, 1987). El modelo estructural de terapia familiar
sistémica es una opción de análisis e intervención terapéutica con base en el
cual se considera a la familia como un sistema abierto, con patrones de
interacción (estructura familiar) que determinan las relaciones entre sus
miembros (Minuchin, 1974). El terapeuta estructural trabaja en la modificación
de los patrones de la organización disfuncional de la estructura familiar de
forma que permita a las familias desarrollar eficazmente sus tareas y afrontar
de manera funcional las tensiones cotidianas que se producen. Con la
reorganización familiar se espera que el problema desaparezca (Umbarger,
1987).

TERAPIA

PROPIEDADES SISTÉMICAS DE LA FAMÍLIA

La visión de la familia como un sistema implica la aplicación de algunos


principios de la Teoría General de Sistemas a la familia. Veamos cuáles son
sus implicaciones:

Propiedades sistémicas de la familia.

(Adaptado de Waztlawick et al., 1967; Feixas y Villegas, 2000)

 La familia como sistema abierto:

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La familia como conjunto de individuos dinámicamente estructurados, cuya
totalidad genera normas de funcionamiento, en parte independiente de las que
rigen el comportamiento individual. El sistema es abierto en tanto intercambia
información con el medio.

 Totalidad

El cambio en un miembro afecta a los otros, puesto que sus acciones (y


significados) están interconectadas con las de los demás mediante pautas de
interacción (interdependencia).

Las pautas de funcionamiento del sistema familiar no son reducibles a la suma


de los individuos (no-sumatividad).

 Límites

El sistema se compone de varios subsistemas, entre los que existen límites con
una permeabilidad de grado variable, difusos claros rígidos.

 Jerarquía

La familia está estructurada jerárquicamente de acuerdo con varias formas de


organización.

 Retroalimentación

La conducta de cada miembro influye en la de los demás en forma de feedback


positivo (favorecedor) o negativo (corrector).

 Equifinalidad

Se puede llegar a una misma pauta de interacción a partir de orígenes y


caminos muy diversos. El estado final es independiente del estado inicial.

 Tendencia a estados constantes

La necesidad de economizar favorece la aparición de redundancias


comunicacionales, que con el tiempo dan lugar a reglas interacciónales que
pueden llegar a convertirse en parámetros del sistema.
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Con cada movimiento interaccionar disminuye el número de variedades
comunicacionales posibles (proceso estocástico).

Los mecanismos que preservan el mantenimiento de las reglas interacciónales


se consideran homeostáticos por su función de mantener un determinado
equilibrio.

INTERACCIÓN DIÁDICA Y TRIÁDICA

Ya en sus años antropológicos en Nueva Guinea, Bateson propuso una forma


de clasificar las interacciones entre pares de personas (díadas) que ha seguido
siendo empleada hasta la actualidad, mostrando gran utilidad:

1. La interacción complementaria se basa en la aceptación, y a menudo


disfrute, de la diferencia entre la posición superior (no nos referimos a
superioridad en el sentido convencional) de un miembro y la inferior del otro.
Las conductas que intercambian son diferentes pero encajan. Por ejemplo, uno
ordena y el otro obedece, uno pide consejo o ayuda, y el otro la proporciona,
uno cuida y el otro busca ser cuidado, uno toma la iniciativa y el otro le sigue.
Pueden darse estos patrones entre padres e hijos, maestros y alumnos,
médicos y enfermos, y en las parejas (entre otros).

2. En la interacción simétrica, los participantes tienden a situarse en el mismo


nivel, a mantenerse en igualdad. Cualquiera de los dos puede ofrecer consejo,
tomar la iniciativa, etc.

En la terminología sistémica, se distingue entre alianzas, las proximidades


naturales entre miembros de la familia (por ej., el padre y el hijo disfrutan
viendo el fútbol mientras la madre no), y coaliciones (asociaciones entre
miembros en contra de otro). Éstas suelen ser negadas a nivel explícito
(aunque todos saben que existen) y no son aparentes a los ojos de un
observador. Cuando la coalición implica reclutar a uno de los hijos en contra del
otro progenitor, se conoce como triangulación, y suele tener efectos
perjudiciales para el hijo en cuestión puesto que gran parte de su energía se

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dedica al conflicto parental, en lugar de dedicarla a afrontar los retos evolutivos
de su propia vida.

La entrevista circular como intervención

Tomm, al igual que Boscolo y Cecchin, postula que la entrevista circular


puede -en numerosas ocasiones- generar el cambio, sin necesidad de
recurrir a intervenciones adicionales al final de la entrevista.

El cambio se suscitaría a través de las implicaciones de las preguntas del


terapeuta y/o a través de las respuestas verbales y no verbales de los
miembros de la familia (Penn, 1982).

La circularidad es la capacidad que debe poseer el terapeuta para confirmar


o falsar sus hipótesis a partir de la información elicitada en la familia como
respuesta a sus preguntas.

Terapia centrada en las soluciones

Su forma de evaluar está totalmente sesgada por una intención clara de


favorecer aquellas condiciones que faciliten el cambio, debido a lo cual
durante la entrevista emplean el menor tiempo posible en conocer el
síntoma y las circunstancias que lo rodean.

Por el contrario, el énfasis recae en averiguar cuáles son las situaciones en que
la conducta problemática no aparece o es controlada por los clientes, es decir,
cuáles son las excepciones1 a la misma

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