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1. Introducción
Nuestro interés por profundizar en la semántica del cuidar se debe a que hemos
encontrado una fragmentación y un desbalance epistémico entre las conceptualizaciones
que se han realizado sobre el cuidado y las implicancias sociales, políticas, económicas
y de género que involucran su ejercicio. La mayoría de los manuales, publicaciones e
investigaciones dedican pocas líneas en delinear al cuidado como objeto de estudio,
frente a las consecuencias que han generado en nuestra sociedad los modelos
tradicionales de cuidado. No obstante, coincidimos con estas perspectivas en que es
necesario consolidar al cuidado como como un espacio del saber para fortalecer,
desarrollar, implementar, incentivar y mejorar las políticas públicas vinculadas al
ejercicio de esta práctica:
las lecturas y avances científicos que se han realizado en esta dirección en las
últimas décadas;
los estudios empíricos que hemos realizado para identificar y delinear las
significaciones sociales que existen sobre el cuidado de personas mayores.
También es un término que se lo suele vincular con la cura, los lazos de amor y
de amistad, porque connota un modo de cuidado con desvelo, entrega y preocupación
por quien depositamos nuestros afectos.
En el discurso científico social hemos detectado que por la palabra cuidar se hace
referencia a una gran diversidad de cuestiones. Desde la mirada de Regina Waldow, se
relaciona con cierta inquietud que nos genera el otro a quien decidimos prestarle cierta
atención:
[…] interés, afecto, importarse, proteger, gustar, significa cautela, celo, responsabilidad,
preocupación. El verbo cuidar específicamente asume la connotación de causar inquietud,
entregar la atención al otro […] (Waldow, 1998:24).
[…] tanto personales, profesionales, institucionales como sistémicos. Se exige para ello una
competencia técnica profesional, con un conocimiento epistemológico de la profesión del
cuidado (por excelencia enfermería) pero también de la humanitas del ser humano en sus
distintos niveles (somático, fisiológico, dimensiones psicológicas, sociales, espirituales...).
Por ello, cuidar a un individuo es una tarea no fragmentaria, se refiere a un todo holístico
[…] (Salas Iglesias, 2006:74)
En términos ideales, se propone que quien asuma este encargo debe transitar
previamente por una serie de pasos que le permitan delimitar, de manera clara, roles y
expectativas. También es necesario que exista alternancia en el ejercicio de dichos roles
para evitar el agotamiento:
“La responsabilidad del cuidado no se improvisa, sino que se requieren pasos previos que
tienen que ver con la asignación de roles y especialmente de su intercambiabilidad. Cuando
los roles son fijos es difícil iniciar los cambios precisamente en los momentos más difíciles,
es decir, cuando surgen problemas vinculados a la enfermedad y especialmente al deterioro
que origina la edad. Es más fácil un cuidado dependiente del placer por acompañar a una
persona que aquel que se deriva de la obligatoriedad […] (Valle Murga, 2003:51)
[…] El primero entiende el cuidado de manera fragmentaria, al cuidado de todos y cada uno
de los elementos que integran la corporeidad humana, y requiere de unos conocimientos de
orden anatómico y fisiológico, precisa de personal tecnificado y especializado. Mientras
que el personal, se apoya en el competente, pero se amplía con cuidados empáticos de tipo
individual, el trato afectivo, la sensibilidad, la complicidad personal, la confidencia, la
proximidad de orden ético, exigiendo grandes dotes comunicativas y conocimientos de
índole psicológico, de un determinado talante moral, un ethos profesional. […] (Salas
Iglesias, 2006:74)
[…] El cuidado es una actividad específica que incluye todo lo que hacemos para mantener,
continuar y reparar nuestro mundo, de manera que podamos vivir en él tan bien como sea
posible. Ese mundo incluye nuestros cuerpos, nuestro ser, y nuestro ambiente, todo lo cual
buscamos para entretejer una compleja red del sostenimiento de la vida […] (Fisher y
Tronto, 1990).
“En todo caso se supone una situación de dependencia en dirección fija. El cuidador o
cuidadora que sólo cuida, el dependiente, que sólo recibe cuidados. No se concibe que
todos en toda relación somos a la vez cuidadores y objeto de cuidados, curadores y objeto
de cura.” (2003: 3)” (Pérez Orozco, 2006:12)
[…] La forma en que se definen los cuidados varía considerablemente de unos estudios a
otros. Carol Thomas ha destacado su transversalidad y enorme complejidad por las
múltiples dimensiones que operan en los cuidados: la identidad social de quien cuida, de la
persona cuidada, la relación personal entre la persona que cuida y la cuidada, la naturaleza
del cuidado, el ámbito social en el que se ubica la relación, el carácter económico de la
relación de cuidado y el contexto institucional en que se ejerce (Thomas, 1993). La
especificidad de los cuidados radica en que se encuentran en un territorio transfronterizo
[…] (Daly y Lewis, 2000)
Tabla I
Identificación de las Fronteras semánticas del cuidar (Pre-Test)
Proteger Amar Atender Ayudar Dar Ocuparse Acompañar
Mantener
Evitar Darle Estar con
Cariño calidad de Contener Dedicarse
enfermedades vida esa persona
vida
Evitar Pensar en
Querer Prevenir Bienestar Tiempo Aconsejar
Otros Sentidos
problemas el otro
Tomar Prestar Responsabili Estar
Preservar Amparar Afectos
medidas atención dad pendiente
Algo de Hacerse
Vigilancia Felicidad Asistir Valorar
uno cargo
Conocer
Asilar Respetar Colaborar Solidario
los riesgos
Tratar
Controlar
bien
“Defendes a alguien. Cuidar tiene que ver con defender a alguien, es defender lo
propio, tu familia, amigos, a alguien lo defiendes y lo cuidas.” (Grupos de
discusión con jóvenes de 15 a 21 años, varón)
Amar: en sentido amplio alude a una modalidad afectiva mediante la cual el sujeto
que brinda servicios de cuidados puede alojar subjetivamente a la persona mayor y
empatizar con las circunstancias que lo acompañan. Basado en el reconocimiento
de su singularidad:
“Cuidar es atender a alguien que necesita algún punto algo que no puede hacer por sí
mismo, entonces es asistirlo en las necesidades que tenga, en función de la escala de
necesidades. […] Cuidar es… tratar de que la otra persona no se sienta tan desprotegida,
si está en una situación de vulnerabilidad o lo que sea, por una discapacidad, por una
imposibilidad, o por lo que sea, tratar de que proporcionarle lo que necesita para que
pueda vivir lo mejor posible, de pasar por esta etapa de su vida, ya sea en lo físico,
anímico, espiritual o lo que sea.” (Entrevista familiar de persona mayor con cuidado
domiciliario, mujer)
“Cuidar es poder brindar a otro y poder detectar las necesidades que este otro tiene, para
ver cómo con determinadas estrategias, competencias, habilidades y las posibilidades
que uno tiene, satisfacer esas necesidades.” (Entrevista formadora en cuidados
gerontológicos, Mujer)
“Cuidar es dedicarle tiempo, darle cariño. De mi parte no se lo pude dar mucho porque
no conviví con ella. Ella no me dio calor de madre. La cuidé en mi casa durante un
tiempo, porque ella no podía estar sola.” (Entrevista familiar de persona mayor
institucionalizada, mujer)
“Es dar al otro lo que necesita. Por ahí muchos me dicen, tendrías que ser más egoísta y
pensar un poquito más en vos, pero yo sé que ahora me estoy privando de una pila de
cosas, pero tiene 96 años, quiero que esos años que le queden que esté bien, que no le
falte nada. Me doy cuenta, por cómo ha sido ella, que debe tener un grado de lucidez y
que lo sufre, por verse así. Que le tiene miedo a la muerte, porque cada vez que le pasa
algo me dice ‘me estoy muriendo’. Entonces, se me hace difícil, pero ante la necesidad
de ella, puede más, de darle todo lo que necesita.” (Entrevista familiar de persona mayor
con cuidado domiciliario, mujer)
“Para mi cuidar es brindar todo de uno. Todo lo mejor, porque hace años que estoy en
esto. Es brindarle todo lo mejor, brindarle todo para poder hacerle bien a la persona y
sentirme mejor yo también. […] Es cuidar como te dije, es dar todo lo mejor de uno y
tratar de ponerse en el lugar de la otra persona. Tratar de poder ayudarlo.” (Entrevista
cuidadora gerontológica formal, mujer)
Ayudar: refiere a todas aquellas acciones y ayudas técnicas que tengan por
finalidad auxiliar a la persona mayor a sortear las dificultades que se pueden
presentar en su vida diaria
TABLA III.
Porcentaje de asociación de significantes con el cuidado de
personas mayores en la muestra total
Significaciones %
Proteger 27.2%
Ocuparse 23.8%
Amar 20.6%
Atender 10.3%
Ayudar 9%
Acompañar 6.9%
Dar 2.1%
TOTAL 100%
Tabla IV
Fronteras semánticas del cuidar. Según grupo de edad
Proteger Atender Ayudar Amar Dar Acompañar Ocuparse
Lecturas que nos permiten conjeturar que las diferencias observadas en el modo
de significar el cuidado de personas mayores, está relacionado con el modo en que cada
generación se posiciona ante los temas del envejecer 1 (jubilación, viudez, duelos,
abuelidad). Frente a estos procesos socio-culturares y subjetivos, las personas adoptan
relaciones de proximidad-distanciamiento. La paulatina fijación del significante amor
con el cuidado de personas mayores, a través de las distintas generaciones, muestra que
las posibilidades de empatizar con sus circunstancias se incrementan a medida que nos
encaminamos hacia ellos. Es decir, la proximidad a estas cuestiones incrementa la
posibilidad de reconocer y alojar al otro. Por el contrario, a mayor distanciamiento
generacional sobre los temas del envejecer, la significación del cuidado se fragmenta y
complementa con los otros sentidos brindados. En síntesis, las diferencias observadas
nos permiten conjeturar que el modo en que resuenan los temas del envejecer se ven
reflejados en el modo en que se significa al cuidado.
Tabla IV
Fronteras semánticas del cuidar. Según condición socio-económica
Proteger Atender Ayudar Amar Dar Acompañar Ocuparse
1
Para mayor información ver: Zarebski G. (2005). Psicogerontología: Hacia un Buen Envejecer.
159 – 176. Buenos. Aires. Univ. Maimónides
Clase baja 22,6% 12,2% 14,8% 21,7% 2,6% 5,2% 20,9%
Clase
30,1% 9,1% 7,2% 20,6% 1,9% 7,7% 23,4%
Media
Clase alta 27,8% 11,1% 3,7% 18,5% 1,9% 7,4% 29,6%
Por último, si se utiliza el género de las personas consultadas para analizar los
significantes que han asociado al cuidado de personas mayores, encontramos los
resultados que muestra la Tabla V a continuación:
Tabla V
Fronteras semánticas del cuidar. Según género
Proteger Atender Ayudar Amar Dar Acompañar Ocuparse
Una lectura descriptiva por género, nos permite realizar las siguientes
afirmaciones:
Esté punto nos conduce a re-pensar el supuesto del presente capítulo. Para
formular el siguiente, la fragmentación semántica que existe en torno a la
conceptualización del cuidado se deben a que nuestros posicionamientos frente al
cuidado se transforman a lo largo del curso de la vida, está atravesada cuestiones de
género y la condición socio-económica de las personas. Hecho que torna inviable la
posibilidad de alcanzar una conceptualización que aúne todos los sentidos que regulan
al ejercicio de esta práctica. Ello no implica que se deba suspender el debate ético-
jurídico sobre las consecuencias que dichas significaciones tienen en nuestra
contemporaneidad. Lectura que no debiera producir un efecto de clausura en estos
debates, sino más bien produce un viraje analítico hacia nuevas formas de comprender
el cuidado, con apertura a lo novedoso y singular que presenta el hecho de proteger,
hacerse responsable y amar a otro ser humano.