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Reforma agraria:

derecho y conflicto
LUIS PASARA

Reforma agraria:

DERECHO Y
CONFLICTO

INSTITUTO DE ESTUDIOS PERUANOS


ESTUDIOS DE LA SOCIEDAD RURAL / 6

Este estudio forma parte del "Proyecto refor-


ma agraria y desarrollo rural en el Perú" apo-
yado por el Centro Internacional de Investi-
gaciones para el Desarrollo (CIID/IDRC) de
Canadá. La responsabilidad académica corres-
ponde al IEP y los autores.

a Daniel, Katia y Javier


con esperanza

© IEP ediciones
Horacio Urteaga 694, Lima 11
Telfs. 32-3070 / 24-4856

Impreso en el Perú
1ª edición, octubre 1978
Contenido

PRESENTACIÓN 11

Introducción: DERECHO Y SOCIEDAD 15

Primera parte: RUPTURA DEL DERECHO EN


LA REFORMA AGRARIA 29

1. REDEFINICIÓN DE LA PROPIEDAD 39
1. Limitaciones a la propiedad existente 40
2. Nuevas condiciones a la propiedad
adjudicada 47
3. El Estado ¿propietario o apropiador? 52

2. LA ALTERNATIVA JUDICIAL 57
1. Nuevos criterios para administrar justicia 58
2. Rol del fuero agrario 67
Segunda parte: EXPRESIÓN JURÍDICA DEL
CONFLICTO AGRARIO 75

3. LA LUCHA POR LA TIERRA 79


1. Los campesinos: de Huando a
Andahuaylas 82
Presentación
2. Los propietarios: ¿es posible la
transacción? 104

4. LAS REIVINDICACIONES DE LOS


BENEFICIADOS 131

1. El control sobre la empresa 132


2. La organización propia 146

CONCLUSIONES 171

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 177

La reforma agraria iniciada en el Perú, en


1969; por el gobierno de las Fuerzas Armadas,
constituye una de las acciones más importantes
en el intento de modificar la estructura social
del ordenamiento nacional. Con ella no sólo
se transfirió la propiedad de la tierra sino que,
simultáneamente, se propiciaron transformacio-
nes en los términos de relación Estado-agro, en
las articulaciones económicas, en las relaciones
entre clases y también en los planos ideológico
y jurídico-político.
El INSTITUTO DE ESTUDIOS PERUANOS
está actualmente empeñado en la tarea de es-
clarecer tan compleja realidad a través de su
proyecto Reforma agraria y desarrollo rural en
el Perú. Para tal fin, combinando análisis con-
textuales con estudios de casos, intenta recons- contexto específico: el de la reforma agraria.
truir la dinámica de cambios configurados en Entender dichas vinculaciones no es sólo ejer-
torno al proceso agrario, sus consecuencias, con- cicio académico sino una necesidad práctica en
tradicciones y las perspectivas que se avizoran la tarea de seguir buscando formas concretas de
cuando el fin o el abandono del proyecto de organización de la sociedad rural que puedan,
reforma aparece como un hecho. Dentro de efectivamente, conducir a la superación de su
esta perspectiva, el presente libro constituye una pobreza, marginación social y subdesarrollo.
primera contribución para conocer la base jurí-
dica de la reforma agraria y su evolución al en-
frentarse con una situación social no sólo deter-
minada por la ley sino por el conflicto que su
aplicación desata.

De ahí que el conocimiento de la relación


derecho y conflicto en el contexto de la refor-
ma agraria sea indispensable para cualquier in-
tento de su caracterización global. El estudio
realizado por Luis Pásara tiene precisamente el
mérito de vincular las bases legales de la refor-
ma y sus modificaciones a los procesos sociales y
conflictos generados en torno a ella. El autor, al
ofrecer una metodología novedosa en los estudios
de formulación y aplicación del derecho, permi-
te no sólo conocer cuáles fueron las alteraciones
que a través de un cuerpo legal realizó el Es-
tado, sino también cómo las nuevas normas fue-
ron aceptadas o rechazadas por los actores so-
ciales en conflicto y, a la vez, explicar por qué
las mismas fueron o no eficaces en cuanto a los
propósitos que las animaron. El enfoque prin-
cipal de este volumen es pues el análisis de las
mutuas interrelaciones entre las esferas legales,
sociales y políticas de una sociedad dada en un
Introducción:
derecho y sociedad

EL TRABAJO CIENTÍFICO en derecho tiene un camino reco-


rrido no demasiado largo. Esto se ha debido, principal-
mente, al rol ideológico que recibió la "teorización" acer-
ca del objeto derecho. Esta característica, emanada de
la necesidad de justificar el orden jurídico en términos
de pretensión científica, ha signado el desarrollo del
pensamiento jurídico durante siglos y sólo recientemen-
te ha recibido el impacto de críticas desmitificadoras.
Tradicionalmente, se ha desarrollado sobre el dere-
cho un doble tipo de trabajo. De una parte, la especula-
ción filosófica, de función típicamente enmascaradora
del rol social de la norma. Una "filosofía del derecho"
y una llamada "sociología del derecho" justificaron el
orden jurídico que fuera, en nombre del jus-naturalis-
mo hueco (Alzamora Valdés 1963) o en el del positivis-
mo pragmático que, consciente del poder ejercido a tra-
vés del derecho, se concentró en los niveles lógico-for-
males de la normatividad jurídica, teorizando sólo so-
bre ellos y poniendo entre paréntesis la función políti-
ca ejercida a través del derecho (Kelsen 1974). Escue-
las de signo ideológico aparentemente contrario conflu-
yeron así a la satisfacción de la necesidad del sistema
social de legitimar el derecho –por los valores, por la
religión o por su lógica interna–, cuidando que los pro-
16 Pásara Introducción: derecho y sociedad 17

fesionales del derecho, al formarse en él, fueran ideo- te y procede de dos tipos de fuente: el pensamiento mar-
lógicamente preservados de la contaminación política, xista y les escuelas sociológicas y realistas del derecho.
potencialmente resultante del presenciar los efectos
sociales del orden jurídico. La llamada "teoría o filo- La crítica formulada desde el marxismo pronto cons-
sofía del derecho" tuvo como función, entonces, com- tató en el derecho un importante instrumento de la do-
pensarel riesgo de una politización en los agentes en- minación de una clase sobre las otras. El curso de los
cargados del control y la dominación sociales mediante el desarrollos teóricos posteriores, sin embargo, no fue
derecho. En cualquier caso, este tipo de trabajo era la del todo feliz. La tendencia reduccionista a la sobre-
negación misma del trabajo científico, fuera que apela- simplificación acerca del modo de operación de la nor-
.ra a una "ciencia moral" o a una "teoría pura del de- matividad jurídica se expresó, rápidamente, en dos con-
recho" para justificar, respectivamente, su vaciedad ceptualizaciones manifiestamente insuficientes para
insustancial y su pretensión de aislar el estudio del de- explicar el fenómeno jurídico. La una redujo el dere-
recho de sus causas y efectos sociales. cho a simple reflejo de la estructura económica. La
otra lo identificó con la voluntad de la clase dominan-
Paralelamente, de manera más pragmática, se de-
te. En el pensamiento jurídico soviético, ambas tenden-
sarrolló otro tipo de trabajo de carácter más bien téc-
cias están respectivamente representadas por Stuchka
nico, si bien los juristas procuraban presentarlo como
y Pashukanis, de un lado, y Reisner y Vyshinski, del
científico. Este es el correspondiente al manejo y uti-
otro (Hazard 1951).
lización de las normas y se conoce, entre los abogados,
como "la doctrina" (los ejemplos clásicos para el Pe-
Ambas conceptualizaciones no prestaron el necesa-
rú son los trabajos de León Barandiarán y Castañeda
rio servicio teórico consistente en dar cuenta de la fun-
sobre el Código Civil). Este trabajo, de pretensión es-
ción específica del derecho en un orden social. De una
peculativa a veces y de modestia instrumental otras, ha
parte, si el derecho es "espejo" de la estructura econó-
sido el más frecuente en los medios universitarias la-
mica, vastas áreas del orden jurídico –cuya significa-
tinoamericanos. Si bien es el que más directa influen-
ción económica directa no es susceptible de ser halla-
cia ha tenido en 'la formación de jueces y abogados –y
da– y un sinnúmero de comportamientos jurídicos "dis-
aun sobre su práctica profesional– hay que reparar
funcionales" a los intereses económicos dominantes, per-
en que se nutre y se basa en el nivel "teórico" ante-
manecería inexplicados; coma plantea el propio En-
rior, para justificar su total aislamiento circular intra-
gels (Carta a Conrad Schmidt, 27 de octubre de 1890),
jurídico, en el cual no aparece la realidad social a la
cual se refieren las normas. Desde el punto de vista
"sería difícil de demostrar, por ejemplo, que la
operativo, este trabajo técnico ha reforzado la ideolo-
libertad absoluta de testar vigente en Inglate-
gía del trabajo profesional a-social" y, en consecuencia,
rra, y las severas restricciones que se le impo-
a-politizado y neutral, del abogado, que estaba conte-
nen en Francia, se deben únicamente y en to-
nido en el planteamiento "teórico" de las diversas es-
dos sus detalles a causas económicas. Ambos
cuelas del derecho, antes sumarizado.
reactúan sobre la esfera económica en conside-
Como alternativa las dos vías descritas, el trabajo rable medida, puesto que influyen sobre la re-
sobre el derecho como objeto social es más bien recien- partición de la propiedad".
18 Pásara Introducción: derecho y sociedad 19

De otra parte, si el derecho es tan sólo la expresión portantes que han pensado el problema teórico en tér-
de voluntad de los dominantes, por de pronto carecería minos de nuestras formaciones sociales (Moncayo 1975),
de sentido la históricamente existente fijación de obje- intentando bajar al análisis de instituciones propias del
tivos, por parte del proletariado y el campesinado, so- derecha, como el formalismo jurídico (Pérez Perdomo
bre conquistas legales en la lucha de clases; serían "erro- 1974). En esta dirección, el análisis y la discusión teó-
res" monumentales de los dominados; más aún, las rico-práctica alcanzó su mayor abundamiento en Chile,
conquistas difícilmente arrancadas a sus explotadores entre 1970 y 1973. La razón es evidente: un plantea-
por los sectores populares no tendrían ni objeto ni ex- miento político que proclamaba "la vía legal al socia-
plicación. Esto ha sido percibido por el estructuralis- lismo" había obtenido una relativa victoria electoral.
mo a1thuseriano, en lo que quizá puede considerarse La función del derecho producido dentro de una for-
como el primer intento serio de construir teóricamente mación social predominantemente capitalista era ya no
sobre el derecho, desde el marxismo. Importantes aná- sólo un objeto de interés académico; su esclarecimien-
lisis han sido ensayados, por ejemplo, para poner de to era –ahora sí– presupuesto de una discusión so-
manifiesto el rol de la clasificación de los bienes (mue- bre estrategia y tácticas políticas. Este contexto hizo
bles e inmuebles) en el derecho civil o el papel de libre prestar nuevos elementos al análisis del tema (Basso
contratación en el derecho del trabajo, dentro de las for- y Glauser 1972; Farías 1972), aunque el problema en
maciones sociales capitalistas (Balibar 1969: 251-255). cuestión –¿es posible usar la legalidad capitalista pa-
Pero el cuestionamiento teórico y metodológico al pen- ra el camino socialista?– quedara violentamente re-
samiento althuseriano ha alcanzado también a sus de- suelto por, el golpe de Estado posterior. Por último, el
sarrollos iniciales sobre el derecho. Así, hoy resulta desarrollo teórico se ha vuelto a hacer fecundo en Ale-
claro el error epistemológico de Poulantzas (1969) cuan- mania, donde el análisis del estado y el derecho en una
do intenta delimitar teóricamente el objeto derecho, en formación capitalista desarrollada está alcanzando un
el nivel del modo de producción. Hay allí un nuevo in- alto nivel acumulativo (véase Blanke 1974).
tento de teoría "pura", sólo que, en vez de aislar el ob-
Desde otra perspectiva, radicalmente distinta a la
jeto en 'la irrealidad intrajurídica, ahora se le aísla en
del pensamiento marxista, la normatividad jurídica ha-
la irrealidad del no existente modo de producción capi-
bía sido paralelamente acometida por otro tipo de aná-
talista puro; por último, siendo así que para dar cuenta
lisis, más bien empírico, basado en una concepción es-
de la función del derecho, se trata de investigarlo en
céptica o realista del derecho. Estos estudios y las ge-
formaciones sociales concretas, que combinan distintos
neralizaciones hechas a partir de ellos en Alemania
modos de producción, la demarcación del objeto dere-
(Heck 1948) y por las escuelas escandinava (Olivecro-
cho en el MPC puro resulta, casi, carente de utilidad.
na 1956) y norteamericana (Holmes 1897), sirvieron
Sin embargo, el pensamiento marxista estructura- para develar el funcionamiento real del derecho, derru-
lista prestó el alto servicio de no sólo cuestionar las yendo no pocos mitos en torno a él. Sin embargo, este
previas simplificaciones formuladas sobre el derecho cuestionamiento del orden jurídico devino en cierta
en nombre del marxismo, sino de llamar la atención so- anarquía teórica, en el caso del realismo escéptico que
bre esta importante temática pendiente. En América renunció a explicar sus hallazgos dentro de una concep-
Latina, esto se ha traducido en otras contribuciones im- tualización global de la sociedad (Frank 1968), o en una
20 Pásara Introducción: derecho y sociedad 21

serie de contribuciones al mejoramiento del orden le- cupación teórica, ha sido el correlato en el trabajo so-
gal. Esto último resultó más frecuente; la preocupa- bre el derecho respecto del proceso político de reformas
ción por el derecho viviente devino enmarcada por el que inauguró la era de la Alianza para el Progreso. En
"aporte constructivo" a los cambios de leyes o institu- Chile, el Instituto de Docencia e Investigación Jurídicas;
ciones jurídicas, mediante la formulación de propues- en el Perú, el Instituto de Investigaciones Jurídicas de
tas alternativas. Esta derivación, explicable sobre todo la Universidad Católica; y en Costa Rica, el trabajo rea-
en los Estados Unidos, por el predominio del funciona- lizado dentro de la Escuela de Derecho hasta hace poco,
lismo en las ciencias sociales, hizo que el cuestiona- muestran con abundante bibliografía –especialmente en
miento del orden jurídico se convirtiera en base del re- el caso chileno– la significación y los límites de esta
formismo legal, al buscar las formas prácticas y teóri- tendencia.
cas de armonizar parsonianamente el orden social me- Importa detenerse en esta perspectiva por cuanto ha
diante el derecho (Pound 1959). Pero lo más grave fue sido, y parcialmente es, la que está vigente entre noso-
que, en la práctica investigativa, esta desviación ‒adop- tros como representante de la tendencia a vincular el
tada y fomentada por los centros de financiamiento del derecho y las ciencias sociales, y presentándose, pre-
trabajo académico‒ vino a exigir la orientación refor- cisamente, como una alternativa "científica" al trabajo
mista del derecho ‒en términos de propuestas "cons- ideológico tradicional. Sus vicios esenciales correspon-
tructivas" de cambios legales‒ como requisito justifi- den, de una parte, a su renuncia premeditada a la re-
catorio de la investigación misma. Tal criterio de vali- flexión global acerca del derecho en la sociedad es de-
dez desarmó teórica y políticamente los alcances de es- cir, a comprender científicamente su objeto de estudio:
ta perspectiva, al hacerla renunciar a una más alta pre- de otra, a privilegiar en la metodología una marcada
tensión científica de explicar la realidad, antes que con- carga empirista, que busca "explicaciones" en los da-
tribuir a su mejoramiento mediante superficiales accio- tos en sí; y, finalmente, a su orientación hacia la refor-
nes armonizadoras. Sin embargo, el intento produjo im- ma de las normas legales como criterio definitorio de
portantes sistematizaciones de los hallazgos empíricos las materias a ser investigadas. Lo más grave, desde el
(Chambliss y Seidman 1972), que no deben ser pues- punto de vista del análisis aquí ensayado, es su incapa-
tas de lado, a pesar de su ubicación en el nivel merto- cidad para explicar el rol del derecho en la sociedad,
niano de las teorías de alcance medio. por cuanto no sólo se restringe a un nivel descriptivo
subordinado sino que impide la construcción de una teo-
Esta tendencia que venirnos de analizar ha sido la
ría del derecho, la cual resulta indispensable para ha-
que ha recorrido América Latina en los años recientes,
cer ciencia en esta área.
bajo la influencia norteamericana, con abundantes re-
cursos y buscando la transformación del orden legal Todo el panorama descrito apretadamente puede ser
para hacerlo más adecuado a la evolución de las socie- resumido en su actual estado. De una parte; no existe
dades latinoamericanas hacia formas más predominan- sino en construcción parcial una teoría del derecho en
te y homogéneamente capitalistas. La preocupación por términos científicos. De otra parte, si bien hay una se-
los estudios empíricos, descriptivos y cuantificadores, rie de estudios asistemáticos sobre el funcionamiento
con una metodología tomada de la sociología funciona- efectivo del derecho, no tienen un carácter acumulativo
lista ‒cuando no prestada de la estadística‒ y sin preo- y, en buena parte, están sesgados por el empirismo.
22 Pásara Introducción: derecho y sociedad 23

Como una consecuencia, la investigación necesaria –a Complementariamente, si bien el derecho se origina


más de emprender el esfuerzo metodológico que plan- en las necesidades del ordenamiento económico y, por
teamos antes– debe enfrentar un trabajo teórico que eso, a ellas sirve, la forma jurídica ‒al encaminarse a
contribuya a ubicar el derecho en la sociedad, cumplien- la busca de legitimación social‒ usa mecanismos par-
do un papel específico, con determinadas características cialmente dictados por la lucha de clases y susceptibles
propias que no pueden ser reducidas a otras instancias de ser llenados mediante los términos concretos de ella.
de la articulación social y que tienen que ser identifica- Esto lo muestra bien Marx (1973: 1, 278-302) a través
das y explicadas. del ejemplo de las limitaciones legales en la jornada
de trabajo en Inglaterra, en torno a cuya definición y
Esto invita a un trabajo sobre la forma jurídica, co-
aplicación se centra la lucha de clases luego del primer
mo especificidad del objeto derecho que tiene algunas
impacto social de la revolución industrial; el análisis sub-
características que podemos señalar sólo inicialmente.
raya, de una parte, cómo la ley se impone, a pesar del
De un lado, si bien se origina en el conjunto del orden
apetito explotador de la naciente burguesía y, de otra,
social de que se trate y como necesidad funcional de la
cómo el nuevo régimen legal provoca un efecto de demos-
conformación del aparato productivo concreto, cumple
tración en otras formaciones, como la francesa y la norte-
un rol básico en lo ideológico, en tanto tiene como ob-
americana. Todo esto no implica un carácter de neutrali-
jeto legitimar 'la dominación social mediante reglas de
dad de la normatividad, ni equivale a sostener llanamente
aparente aplicación general. Es lo que Engels explica,
que en el derecho también está presente la "lógica anta-
en la carta ya citada, del modo siguiente:
gónica" a la reproducción capitalista, correspondiente al
desarrollo de las fuerzas productivas (Basso 1972: 22-
"En un Estado moderno el derecho no sólo de-
28). Esto último conferiría al derecho el carácter de un
be corresponder a la situación económica gene-
campo relativamente neutral, abierto a las coyunturales
ral y ser la expresión de ésta, sino que debe ser
correlaciones de fuerzas, en vez de ver en él una norma-
también una expresión coherente y que no pa-
tividad coactiva cuya función en última instancia es man-
rezca, debido a contradicciones internas, palma-
tener el funcionamiento del sistema capitalista. Pero sí
riamente inconsistente. Y para lograrlo se infrin-
estamos autorizados a reconocer un "margen de la lega-
ge más y más el fiel reflejo de las condiciones
lidad" en donde se desenvuelve el enfrentamiento de los
económicas. Y cuanto más es así, más raramente
intereses contradictorios de las clases sociales y a través
ocurre que un Código sea la expresión brutal, sin
del cual se desarrolla, también, la dinámica del proceso
mitigar, inadulterada, de la dominación de una
social. También porque existe este "margen de la lega-
clase: esto ofendería a la 'concepción de la justi-
lidad", en el cual operan las clases, la dominación nun-
cia' ".
ca permanece estática, sus términos se renuevan y se
reemplazan, y aún los que parecen fuetes retrocesos
Por esta razón, es que, como recuerda Gramsci (1972:
–como los estados militares autoritarios de América
106), el derecho, dentro de la superestructura, no se a-
Latina, con su aparato jurídico justificatorio– forman
bandona a su desarrollo espontáneo, sino que es usado
parte de ese proceso histórico complejo en el cual el
por el Estado como instrumento de "racionalización",
derecho en funcionamiento juega un rol esencialmente
también ideológico.
24 Pásara Introducción: derecho y sociedad 25

activo. Es por eso que Engels, en la carta citada, alude plica superar la tradicional visión intra-jurídica, que ha
al derecho como "un dominio nuevo e independiente, el asumido el fenómeno derecho como si éste pudiera ser
que, a pesar de su dependencia general respecto de la explicado en sí mismo y a partir de sus articulaciones
producción y del comercio, no deja de tener su capaci- internas, prescindiendo de su relación con las caracte-
dad propia de reactuar sobre esos dominios". Y enfa- rísticas del proceso social en el cual se produce.
tiza: "me parece evidente que esta inversión (ideológi-
Sin embargo, esta perspectiva requiere una defini-
ca del derecho) reactúe a su vez sobre la base económi-
ción de objeto y métodos propios; no se trata simple-
ca y pueda, dentro de ciertos límites, modificarla".
mente de "sociologizar" el estudio del derecho. Si ni la
La forma jurídica no es simplemente reflejo, pero exégesis legal ni la cuantificación del funcionamiento de
tampoco es, a secas, causa de los fenómenos sociales. Es- las normas explican el fenómeno jurídico, tampoco su
to no puede confundirse con el gaseoso concepto de "au- reducción mecánica a otras instancias sociales contribu-
tonomía relativa" (Poulantzas 1969) que, en tanto no con- ye a comprenderlo. Ahora bien, el desarrollo de una
tribuye a aclarar el panorama, deviene inútil. Sin embar- teoría del derecho, alternativa a las creaciones ideoló-
go, hay que reconocer que "la verdadera dificultad es- gicas tradicionales, necesita de la investigación del fe-
taría en determinar cómo las condiciones de producción nómeno jurídico concreto; no puede esperarse a la cons-
se desarrollan de manera desigual con respecto del sis- trucción teórica como premisa previa a la investigación;
tema jurídico" (Marx 1970: I, 45). La forma jurídica esperarlo sería incurrir en una falacia metodológica. La
sirve a los intereses dominantes; pero, para ello y en comprensión científica del derecho ‒para la cual hay
busca del consenso, se sitúa como expresión coactiva de un proceso iniciado, pero logros aún débiles‒ tendrá
la coyuntura política, incorporando elementos cultura- que ser elaborada en y a través del examen de las ma-
les prevalentes en esa sociedad determinada (por ejem- nifestaciones específicas del fenómeno jurídico. Estos
plo, sobre la relación entre sexos); todo esto configura esfuerzos investigativos proveerán la dimensión compa-
mecanismos abiertos a la lucha de clases, a diferencia rativa y el nivel científicamente acumulable, necesarios
de otras formas de dominación social basadas en la fuer- para aquel desarrollo teórico.
za material o en la dictadura económica. Metodológicamente, son dos las cuestiones que, en
esta perspectiva, presiden el análisis de las institucio-
nes jurídicas. De un lado, cómo se explica el surgimien-
II to de un cuerpo normativo; de otro lado, qué papel cum-
ple éste, alcance o no vigencia. Lo primero supone po-
El estudio del derecho que aquí se propone es, evi- ner en relación la institución legal con el estado de la
dentemente, distinto a aquel fundamentalmente necesa- sociedad, de las fuerzas sociales y sus expresiones po-
rio para formar profesionalmente a los operadores del líticas coyunturales. Sin embargo, no basta con detec-
derecho –abogados y jueces–, que tiene un carácter tar una correspondencia de la ley con los intereses so-
predominantemente técnico. Investigar científicamente ciales en pugna, identificación que usualmente tiene mu-
el derecho supone comprenderlo como objeto de estudio cho de mecánica. Es necesario abordar la segunda cues-
desde las ciencias sociales; explicar sus manifestacio- tión, para precisar el rol del derecho en la circunstancia
nes reales –no sólo la ley sino su efectiva vigencia– im- social, sus efectos ideológicos, económicos, etc. Esto, con-
26 Pásara Introducción: derecho y sociedad 27

forme se ha hecho explícito, es reconocer al derecho no aspecto es la lucha por la tierra, que consiste en la afec-
meramente la pasiva función de reflejo de la realidad, tación de la propiedad o su mantenimiento, según un apa-
sino la capacidad de reactuar sobre ella. rato estatal que media en el antiguo enfrentamiento en-
Desde esta fijación de premisas metodológicas es tre propietarios y campesinos. El segundo tema compren-
que se emprende la consideración del caso de la refor- de la redefinición de los intereses en las empresas adju-
ma agraria, la transformación más importante de la so- dicatarias de la reforma agraria, que pasa por la gestión
ciedad peruana en el período 1968-1975; período del ré- empresarial y busca la organización autónoma, aspec-
gimen velasquista en el cual un uso repetido de lo legal, tos ambos en que aquéllos se encuentran con el control
como herramienta encauzadora de los cambios sociales estatal. Luego de pasar revista a estos dos grandes ni-
que se buscaba producir, brinda una ocasión propicia a veles de la conflictividad social en el campo, se de-
esta suerte de trabajo analítico. dica unas notas conclusivas a elaborar una interpre-
El material abarcado incluye tres rubros principales: tación sobre el papel del derecho a través de la refor-
el repertorio legal y judicial más los estudios sobre su ma agraria, poniéndolo en relación con las considera-
vigencia y funcionamiento –acerca de los cuales más ciones teóricas acerca de las relaciones entre derecho
han escrito ocasionalmente sociólogos y antropólogos y sociedad, que han sido planteadas en la primera parte
que abogados–, las elaboraciones e informes sobre la de esta introducción.
reforma agraria en tanto proceso social global, y la do-
cumentación de primera mano sobre los conflictos agra-
rios: manifestaciones de propietarios y campesinos. Pro-
bablemente el aspecto más deficitario es el correspon-
diente a la vigencia de la normatividad jurídica, en su
aplicación por el órgano competente y en la forma y ca-
lidad de su vigencia entre las partes, que aún no ha si-
do suficientemente trabajada; un estudio de casos mu-
cho más preciso y detallado sería indispensable para
fundamentar ciertas generalizaciones ligeras sobre la
reforma agraria que se encuentran en la bibliografía
con excesiva frecuencia.
El volumen está organizado en dos partes. La pri-
mera intenta caracterizar, como una ruptura del dere-
cho tradicional, las dos alteraciones más importantes
producidas en la institucionalidad jurídica: la transfor-
mación ocurrida con la propiedad rural y el surgimien-
to de un nuevo aparato judicial, el fuero agrario, para
las cuestiones litigiosas planteadas por esta reforma. La
segunda parte examina los conflictos agrarios del perío-
do a través de sus manifestaciones jurídicas. El primer
Primera parte

ruptura del derecho


en la reforma agraria
EL TEMA DE LA REFORMA AGRARIA entra de lleno en el
país durante la década del sesenta. Antes, hacia fines
del segundo gobierno de Manuel Prado, un inicial de-
bate parlamentario y público en tomo a la reestructura-
ción de la tenencia de la tierra había sido innocuizado
mediante el fácil expediente de nombrar una comisión
que, al mismo tiempo que una propuesta sobre el pro-
blema de la vivienda, se limitó a elaborar un proyecto
de ley de reforma agraria centrado en acciones de co-
lonización e irrigación y según el cual sólo los predios
enteramente no trabajados resultarían parcialmente sus-
ceptibles de ser adquiridos por el Estado para su trans-
ferencia a pequeños agricultores. Aun así, el parlamen-
to pradista, expresión del último régimen político bajo
la hegemonía oligárquica, decidió archivar el proyecto,
pese a que uno de sus autores –el hacendado Pedro
Beltrán– lo publicitó desde el diario La Prensa, de su
propiedad, convencido que en nada afectaba los intere-
ses que él representaba, pero preocupado por la masi-
va migración del campo .a las ciudades y el creciente dé-
ficit de la producción alimenticia, reveladores ambos de
una grave situación estructural en el agro.
Pero la crisis oligárquica había comenzado y se ex-
presaba en esos años en el surgimiento de una variedad
32 Pásara Derecho y reforma agraria 33

de partidos políticos, que representan alternativas no tos de Pasco, Junín, Cusco y Puno, que puede ser califi-
apristas de reformismos respaldados por los sectores cada como la mayor ocurrida en el país (Handelman
medios. Estos nuevos canales de participación política 1975) y que, como ha observado Martínez Alier (1973:
recogen el tema de la reforma agraria en las dos cam- 75-76), intenta ganar legitimidad para la reivindicación
pañas electorales producidas en 1962 y 1963. Sin embar- mediante usos legalistas como el amparo de los títulos co-
go, la explicación de esta apertura no debe buscarse en loniales y la consiguiente denominación de 'recuperacio-
un súbito interés de los sectores medios por el campe- nes' para las tomas. En enero de 1964 el régimen definió,
sinado, sino más bien en la presión que éste ejercía cre- su posición frente al campesinado, al decidirse, luego de
cientemente sobre un sistema social que no hacía lugar negociar una solución en la sierra central, por una violen-
para su intervención política ni para sus reivindicacio- ta represión contra los "invasores" del sur y contra los
nes inmediatas; entre ellas, la más urgente era la tie- sectores de izquierda en todo el país, presuntamente
rra. El movimiento que lideró Hugo Blanco en La Con- vinculados a las acciones que habían cuestionado la pro-
vención despejó cualquier duda sobre esto último; la piedad rural. Pese a ello, el problema quedaba plantea-
reestructuración de la tierra no sólo aparecía como acep- do; y si hasta la Unión Nacional Odriísta –reconocido
tablemente justa sino, además, necesaria para mantener canal político de los terratenientes– había incorporado
llevaderamente el orden en el campo. en su ideario el objetivo de "una auténtica reforma agra-
El nuevo carácter del problema de la tierra como
ria… evitando el acaparamiento de tierras y el latifun-
una amenaza subversiva es lo que hace que el primer
dio improductivo" (Manual del Elector 1962: 242), algo
texto ilegal referente a la reforma agraria sea emitido
debería hacerse.
por el gobierno militar de 1962-63. Fue el decreto-ley
14238, que contenía una ley de bases para la reforma Así, luego de una larguísima discusión sobre la po-
agraria y era la premisa necesaria para un instrumento sibilidad jurídica de expropiar la tierra pagando en bo-
legal específico (el decreto-ley 14444), que a fines de nos, que condujo a una modificación en el texto constitu-
1962 autorizó las primeras acciones de reforma agraria cional, el parlamento aprobó en 1964 la ley de reforma
en el país; éstas se limitaron, mediante procedimientos agraria, la ley 15037. Esta norma contemplaba la afec-
formales de expropiación y adjudicación, a legalizar lo tación de tierras, escalonada según la extensión del pre-
que de hecho había logrado la organización campesina dio, abolía los servicios personales vinculados a la tierra,
en La Convención. conocidos como formas feudatarias, y disponía un nuevo
Aunque la reforma agraria se hubiese realizado só- régimen de aguas. El aspecto más controvertido durante
lo donde se había consumado previamente un cambio su discusión fue el régimen de excepción concedido en
de tenencia por la acción de los campesinos mismos, ha- definitiva a las haciendas agro-industriales, por el cual
bía alterado por primera vez el orden de 1a propiedad no resultaban afectadas bajo la reforma; este tópico di-
garantizado por la estructura jurídica. Inmediatamente vidió a los sectores más radicales de la alianza Acción
después del cambio de régimen, los primeros meses del Popular-Democracia Cristiana con respecto del resto del
gobierno de Fernando Belaúnde fueron testigos de una bloque gobiernista. Aunque un dispositivo de la ley abría
masiva movilización campesina de tomas de tierras en aparentemente una fórmula para cooperativizar las ha-
la sierra central y sur, especialmente en los departamen- ciendas azucareras, esta norma nunca fue complementa-
34 Pásara Derecho y reforma agraria 35

da y devino inaplicable, típico recurso de técnica legis- imposible la afectación. De otro lado, para las tierras
lativa para "salvar la cara" políticamente. mal trabajadas o abandonadas, el equilibrio de fuerzas
parlamentarias proveyó otra solución no contenida en la
La flamante ley, en el texto, debía afectar a: i. los
propia ley sino en las anuales disposiciones presupues-
grandes latifundistas serranos, en la medida en que vas-
tales: falta de fondos. El parlamento consignó insuficie-
tas extensiones permanecían por ellos incultas o mal tra-
tes partidas presupuestales para pagar las expropiacio-
bajadas; ii. los hacendados costeños, en las porciones
nes y dotar al aparato estatal de los recursos de imple-
que habían enfeudado con trabajadores que debían con-
mentación. Simultáneamente, los representantes de los
vertirse, por mandato de la ley, en pequeños propieta-
diversos grupos políticos en el organismo directivo de la
rios de las parcelas que conducían. En contraste, la re-
reforma agraria –el Consejo Nacional Agrario– no pu-
forma agraria legalizada respetaba la explotación agro-
sieron énfasis en la afectación. El órgano ejecutor con-
pecuaria eficiente; el prototipo de esta eficiencia ampa-
centró esfuerzos en la afectación y adjudicación de las
rada por la leyeran las haciendas azucareras que, com-
parcelas de feudatarios minifundistas de la costa, distra-
parativamente, ofrecían las mejores condiciones labora-
yendo en ellos tiempo y recursos sólo para consolidar su
les, en salarios y en condiciones de trabajo.
marginación (Matos 1976a: 223). Significativa fue la ex-
Así, los reacomodos ocurridos dentro del control del cepción en que incurrió la zona agraria de la sierra cen-
Estado habían permitido una resultante legal en la cual tral, al preparar el expediente administrativo de expro-
sólo serían expropiadas y adjudicadas las tierras enfeu- piación de la división ganadera de la Cerro de Pasco
dadas, correspondientes a la clientela aprista en las ha- Corp.: los funcionarios fueron destituidos y el presiden-
ciendas costeñas, cuyos miembros buscaban ser propie- te Belaúnde nunca firmó el decreto expropiatorio ‒re-
tarios. La excepción de las empresas agro-industriales, cién promulgado en 1968 por el régimen de Velasco, sin
con un organizado proletariado bajo orientación mayori- esperar la nueva ley.
tariamente aprista que no se había movilizado por la
Durante el período 64-68 la reforma agraria no afec-
afectación, era enteramente comprensible precisamente
tó ni siquiera el diez por ciento de las tierras en ese mo-
porque no había de por medio una reivindicación, ca-
mento bajo explotación (ONRA 1968: 10); pero incluso
rencia que facilitaba el entendimiento sobre ello con
la tierra formalmente afectada no podía ser expropiada,
los terratenientes, nuevos asociados políticos del apris-
por falta de fondos para pagarla. Prácticamente se pre-
mo. De otro lado, nominalmente serían afectables, por
servó intocada la gran propiedad latifundista. La refor-
mal trabajadas o excesivamente extensas, las tierras de
ma agraria fue incapaz de transformar la estructura de
las haciendas serranas que habían sido tomadas o ame-
la tenencia y la ley sólo tuvo como función ampliar la
nazadas, cuando menos, por la movilización campesina re-
legitimidad del régimen, incorporando a la condición de
primida. Sin embargo, tal prescripción era sólo aparen-
propietarios a un pequeño sector campesino participan-
te; de una parte, para la extensión excesiva en el mismo
te en el sistema político, y proporcionar una ilusión al-
texto legal se otorgó una válvula: de escape a los propie-
ternativa a la fuerza de la movilización campesina en
tarios, al graduarse el mínimo inafectable según el nú-
busca de tierras; además de contar con los sabidos ar-
mero de socios; bastaba así constituir una sociedad como
gumentos de preservación del orden, la futura repre-
propietaria del predio y hacer intervenir a tantos socios
sión podría reforzarse al ser acompañada del espejis-
cuantos se requiriese como multiplicadores, para hacer
36 Pásara Derecho y reforma agraria 37

mo domesticador del "cauce legal" de la reforma agraria, así, como resultado derivado los antagonismos y las pre-
abierto en el papel de la 'ley, pero no en su funcio- siones de todo orden… eliminando las contradicciones
namiento. En definitiva, se mantenía el peso político de y las injusticias sociales a fin de evitar una eventual ac-
la oligarquía terrateniente quien impedía que se le afec- ción en el campo militar (…) El proceso de desarrollo
tase y, además, pretendía recuperar la ley procurando- requiere… una transformación radical de las relaciones
se legitimidad. sociales, políticas y económicas". (Mercado Jarrín 1972:
8-10). El pensamiento estratégico militar· vincula así la
Puede sostenerse que la reforma agraria era una
seguridad nacional con el desarrollo, incluyendo éste la
exigencia planteada por la crisis que venía sufriendo el
creación de condiciones más igualitarias que eliminen
sector agrícola ('Zaldívar' 1971: 8). Más aún: si bien se
la base de una alta conflictividad social. El ejemplo ob-
había logrado el mantenimiento de formas capitalistas y
vio en el cual se expresa esta línea de pensamiento es
formas semi-feudales, articuladas ambas de modo fun-
la reforma agraria.
cional al mantenimiento del orden económico y social, el
desarrollo del capitalismo en el país cuestionaba la per- En ésta se dio claramente la característica central de
sistencia de una textura desigual y combinada en la for- un proceso de reformas sociales que, no proviniendo di-
mación social peruana (Matos 1969). La contradicción rectamente de los intereses dominantes ni de los inte-
respecto del desarrollo capitalista provenía de dos ca- reses dominados de la sociedad, trató de redefinir unos
racterísticas de la formación social peruana: un merca- y otros, mediante la conversión de la fuerza de las ar-
do limitado y una hegemonía 'política que, excluyendo mas en poder arbitral que hiciera posible el diseño y la
al campesinado, impuso la dominación social en térmi- ejecución de tal transformación social. Como consecuen-
nos poco estables. La solución posible podía proveer, al cia de la puesta en práctica del irrealizable proyecto,
mismo tiempo, una radicad homogeneización de la base las fuerzas sociales recuperaron los términos de aquél,
productiva y una legitimidad basada en la incorporación tornándolos funcionales –contradictoria y alternativa-
de vastos sectores campesinos al sistema político. Con- mente– a sus intereses. El caso de la reforma agraria
forme a nuestro análisis, los mecanismos de poder vi- entre 1969 y 1975 da cuenta, así, de constantes y carac-
gentes habían bloqueado tal salida. El gobierno militar terísticas que son significativas .respecto del conjunto
inaugurado en 1968 es el puente que se levanta sobre del proceso de reformas del régimen ve1asquista y ex-
los escollos de naturaleza política, para realizar una ra- plican su fracaso.
dical reforma agraria. El desplazamiento de los grupos de poder, ocurrido
No es éste el lugar para emprender una caracteri- mediante el golpe militar de 1968, permite que una de
zación del proceso político correspondiente al régimen las primeras medidas del gobierno de Velasco sea la ley
de Velasco. Para los efectos del análisis presente im- de reforma agraria. La implementación del proceso de
porta, sin embargo, retener un componente peculiar que su ejecución muestra a lo jurídico como rica expresión
se agrega al procesamiento político del fenómeno de la de los dos aspectos que han sido enfatizados en la intro-
reforma agraria hasta hacerla viable. Esta es la signifi- ducción de este trabajo: de un lado, el cuerpo normativo
cación estratégica de la reforma agraria en términos mi- traduce el proyecto militar para el agro, aunque éste
litares, como uno de los mecanismos claves para alcan- fuera originalmente inacabado y contradictorio, es de-
zar los objetivos nacionales de seguridad "eliminando cir, aunque no contuviera una prefiguración de la nueva
38 Pásara
1
sociedad rural (Caballero 1976); de otro lado, el curso
de la normatividad en funcionamiento da cuenta del de- Redefinición de la propiedad
senvolvimiento de ese proyecto a partir de su versión
inicial, cuando ésta es puesta en medio del conflicto agra-
rio al cual se dirige. Ambos aspectos, desde el punto
de vista del derecho, implican una alteración bastante
significativa no sólo del orden legal sino de los princi-
pios procesales y formas institucionales que lo hacían
operar. A tales cambios vamos a dedicar el análisis de
esta primera parte.
Es evidente que no podemos, sin embargo, hacer un
examen exhaustivo de los cambios ocurridos, para com-
prender episodios significativos pero muy diversos, entre
los cuales estuvo, por ejemplo, el proceso judicial seguido
LA NUEVA SITUACIÓN de la propiedad tiene, por lo menos,
en 1974 a la comunidad de Huayanay, por la presunta
dos aspectos de suma importancia. De un lado, miran-
aplicación colectiva de la pena de muerte a un delincuen-
do a la tenencia existente, mediante la fijación de requi-
te, mandándose inicialmente, archivar el caso por la Corte
sitos, condiciones o supuestos bajo los cuales funcione
Superior de Junín, Optando metodológicamente, hemos
la propiedad agraria que la reforma encuentra, se insti-
seleccionado para el análisis que sigue dos instituciones
tuye para aquélla un nuevo status legal; es decir, el bien
que nos parecen del mayor interés. En primer lugar, la
rural adquirido con anterioridad al cambio ve alterado
redefinición de una institución sustantiva en el derecho:
el haz de obligaciones y derechos que con él establece
la propiedad, que sin lugar a dudas es una pieza verte-
un sujeto en función de su derecho de propiedad. De
bralmente definitoria del orden jurídico y del orden so-
otra parte, mirando a las unidades agropecuarias que
cial. En segundo lugar, el fuero agrario, creación de la
son adjudicadas a través del proceso de reforma agra-
reforma agraria para administrar judicialmente los
ria; las relaciones de propiedad que sobre ellas se cons-
conflictos derivados de ella y que muestra la innovación
tituyen, precisamente en virtud de la reforma, son de
jurídica en términos no sólo normativos sino de razona-
una naturaleza también distinta, en la cual el bien que
mientos y comportamientos de parte de los agentes ope-
se recibe no otorga los mismos derechos y obligaciones
radores de las nuevas normas. Estas dos instituciones,
que ostenta un propietario previo al proceso. Lo prime-
si bien no agotan el contenido de los cambios producidos
ro –las limitaciones al derecho de propiedad preexisten-
en el derecho, apuntan a los aspectos más relevantes de
te– es característico de casi cualquier reforma agraria
ellos y nos permitirán elaborar algo más sobre las re-
que merezca el nombre de tal. Lo segundo –un nuevo
laciones entre el derecho y el proceso de reforma agraria.
status jurídico para las unidades adjudicadas por la re-
forma agraria– es más original y, precisamente, el ele-
mento que muestra cómo esta reforma agraria no se ca-
racteriza por "hacer más propietarios" sino que, en fun-
ción de un proyecto social global, hace acceder a un sec-
40 Pásara 1 / Redefinición de la propiedad 41

tor campesino a los bienes rurales bajo condiciones dis- en enfiteusis. En ninguna forma se estaba transfirien-
tintas a las vigentes hasta entonces; como veremos, ta- do el derecho de propiedad sino sólo uno de sus atribu-
les nuevas condiciones tienen como vector la presencia tos –el uso–; el propietario, a más de poder recuperar-
del Estado en el campo, con un papel principal, lo cual lo, podía vender o hipotecar el bien en cualquier momen-
aparece como el eje central de la redefinición del con- to. La nueva característica del derecho de propiedad
tenido de la nueva propiedad. rural liquida la separación de los atributos de la pro-
En este capítulo analizaremos ambas redefiniciones piedad y determina que cuando el propietario no tra-
y luego nos plantearemos la problemática en torno al baja el bien, o se extingue el derecho de propiedad o
Estado y el titular del derecho de propiedad bajo las resulta expropiable, según sea el caso.
nuevas condiciones creadas por la reforma agraria.
La primera de las dos hipótesis configura el aban-
dono, institución creada por el decreto-ley 17716, con-
1. Limitaciones a la propiedad existente
sistente en que la propiedad se acaba por la falta de
uso; al no darle destino productivo al bien, la propiedad
El objetivo de toda reforma agraria que intenta ser-
de éste se extingue para su propietario. Esta nueva ins-
lo pasa por la fijación de determinados requisitos de
titución jurídica es completamente distinta a la afecta-
validez para el ejercicio del derecho de propiedad rural,
ción de la tierra por vía expropiatoria, que equivale a
sin cuyo cumplimiento la tierra resulta jurídicamente
una compra-venta forzosa; en el caso del abandono el
afectab1e, es decir, se produce el acabamiento del dere-
propietario pierde la propiedad, sin ningún derecho com-
cho para el propietario y el bien ingresa al patrimonio
pensatorio: el Estado adquiere el bien abandonado sin
sujeto a las acciones de la reforma agraria.
pagar nada por él. Hay que notar en esto no solamente
En el caso peruano, probablemente el cambio cen- la originalidad de la nueva figura que extingue el dere-
tral para la propiedad pre-existente consiste en el esta- cho de propiedad por desuso sino la radicalidad en la
blecimiento del requisito de conducción directa y eficien- limitación, respecto de la definición tradicional de pose-
te por el propietario; ésta pasa a ser elemento esencial sión, que contiene la normación legal del abandono. En
e imprescindible constituyente del derecho de propie- efecto, la ley redefine también en qué consisten los ac-
dad. Se ha operado, pues, una fusión de los conceptos tos posesorios; a diferencia de lo que se estimaba tra-
de propiedad y de explotación directa a través del tra- dicionalmente en derecho civil como posesión –ejecu-
bajo (Rubio 1972). La vieja distinción del derecho civil tar sobre el bien cualquier tipo de actos: cercar un te-
entre propiedad y posesión sé ha extinguido conceptual rreno, por ejemplo–, el derecho agrario peruano exi-
mente para el caso de los bienes rurales. Hasta esta ge que el acto posesorio sea aquél racionalmente orien-
redefinición de la propiedad, el sujeto propietario tenía tado a la producción; de otro modo, el abandono decla-
a su disposición un conjunto de posibilidades jurídicas rado por la autoridad administrativa hace caducar la
para transferir sólo la posesión del bien a un tercero, propiedad; en términos más usuales se diría que se
conservando la propiedad pura, a cambio de una renta produce una causal de confiscación, puesto que no se
normalmente entregada por el tercero en contrapres- reconoce un derecho pre-existente.
tación al disfrute del bien. Así, se podía arrendar un Si el abandono productivo por el propietario extin-
bien, o entregarlo en uso o, más antiguamente, cederlo gue la propiedad, la conducción del predio en condicio-
42 Pásara 1 / Redefinición de la propiedad 43

nes deficientes de explotación da lugar a su expropia- sucesivas disposiciones que fijan las obligaciones del
ción. La ley fijó para esto un sistema de ponderación, régimen de conducción por el propietario; la expresión
en base al promedio de la zona, mostrando que el de- más clara de ello es el decreto-ley 20136, que trata di-
recho de propiedad absoluto había concluido, al sujetar- ferencialmente a los propietarios, según la extensión
se el uso de la propiedad a índices de eficiencia, bajo que conducen.
una pena de afectación. Como se ha apuntado, el segun-
La segunda limitación impuesta por el nuevo régi-
do aspecto exigido con respecto de la conducción por
el propietario es que ésta sea directa, es decir, que él men legal agrario se refiere a la concentración; esto es
ejerza por sí el trabajo sobre el fundo. Las tierras que lo que se conoce como los "mínimos inafectables", que
habían sido invadidas y las arrendadas, a más de las en la ley original admitían la posibilidad de ampliarse
enfeudadas, se situaron "bajo el régimen de afectación. si la explotación era eficiente, lo cual nunca ocurrió.
Por último, un tercer aspecto de la, conducción nace de Por el contrario, en 1975 el decreto-ley 21333 rebajó
otra razón de afectación denominada "existencia de con- el monto de las extensiones consideradas inafecta-
diciones contrarias a la legislación laboral" y que, du- bles según la ley en vigencia desde seis años y medio
rante el proceso de reforma agraria, se convirtió en una antes. Paralelamente, el funcionamiento de tales "mí-
de las causales mayormente invocadas por los trabaja- nimos inafectables" fue acompañado de una serie de
dores para solicitar la expropiación. Este límite a la pro- presunciones legales que tenían por objeto, también, li-
piedad proviene de una exigencia, acerca de la conduc- mitar la concentración de tierras; así, el decreto-ley
ción, que no toca la relación predio-propietario sino la 17716 consideró como un solo predio los predios de una
de éste con los trabajadores: el respeto a las disposicio- persona, dondequiera que estuviesen situadas diversas
nes legales sobre aquéllos. Hasta entonces, las viola- unidades agrícolas, los de la sociedad conyugal y los
ciones de las mismas por parte del propietario habían bienes propios del cónyuge o de sus parientes cercanos.
dado origen legal a una multa contra el infractor. La En el mismo sentido, el decreto supremo 049-70- AG anu-
reforma agraria, radicalizando la afectación de tierras, ló las parcelaciones privadas de fundos en los cuales
conectó la violación de derechos laborales con la afec- parientes hubieran sido adquirentes de predios frac-
tación, sancionando aquélla con la expropiación. cionarios resultantes. Por último, una disposición del
decreto-ley 17716 impidió que mediante la transferen-
Hay que subrayar que la forma de aplicación de es-
cia a una persona "inafectable" se evitara la afectación,
tas tres exigencias referentes a la conducción –eficien-
estableciendo que a la fecha de declaración de zona de
te, directa y laboralmente ajustada a ley–, por los or-
reforma agraria todos los predios quedaban sujetos, a
ganismos administrativos, ha dado lugar a múltiples con-
afectación según las condiciones de propiedad que tu-
flictos con el sector de propietarios, quienes sistemática-
viesen en ese momento.
mente han alegado abusos. Este conflicto será analizado
en la segunda parte de este trabajo. Sin embargo, vale En relación con la concentración de tierras, la ley
la pena adelantar que el enfrentamiento social –con- de reforma agraria introdujo una causal excepcional de
sistente en la exigencia de seguridad de los propieta- afectación: la cercanía del predio a comunidades campe-
rios y la presión de los trabajadores para lograr la afec- sinas que no tuviesen tierras en cantidad suficiente, sin
tación de las tierras– se ha traducido en una serie de atender a las condiciones de la propiedad que fuera, si-
44 Pásara 1 / Redefinición de la propiedad 45

no en mérito a la necesidad social manifiesta para el tuciones más importantes para otorgar seguridad me-
grupo humano de la comunidad. diante el derecho: la titulación y, con ella, la fe registral.
La tercera limitación a la propiedad agraria es de En efecto, en un orden jurídico capitalista, la previsibi-
naturaleza distinta a las anteriores y consiste en la apa- lidad indispensable para el desenvolvimiento de las re-
rición de una cierta inseguridad jurídica sobre ella. Dos laciones mercantiles requiere de la seguridad otorgada
factores concurren a tal alteración del status legal de por el derecho, el cual cautela que lo válidamente pac-
la propiedad rural: de un lado, las continuas modifica- tado hoy puede seguir siendo reconocido siempre como
ciones del régimen legal y, de otro, la relativización del tal; respecto de la propiedad, tal seguridad corresponde
valor de las fuentes probatorias del derecho de pro- al título de propiedad y se reconoce mediante el regis-
piedad. tro público del mismo; la institución registral confiere
El examen del curso del régimen legal agrario de- definitiva certeza en cuanto al título de propiedad del
muestra de manera fehaciente la inestabilidad del mis- bien en ella inscrito; consecuentemente –de acuerdo a
mo, .provocada por frecuentes y sucesivas modificacio- las normas del derecho civil–, quien adquiere de buena
nes. En los primeros catorce meses de vigencia de la fe, confiando en la indicación de propiedad que le da
ley de reforma agraria, se promulgaron otros dieciocho el registro, está protegido de cualquier acción posterior
decretos-leyes modificatorios o complementarios del tex- que demostrase que quien le vendió no tenía derecho
to original (Pásara 1971), al punto que tuvo que pro- firme. El registro del título protege así la demostración
mulgarse oficialmente una nueva versión, conocida co- de la propiedad de los posibles vaivenes y de la eventua-
mo Texto Unico Concordado. A más de ello, áreas tan lidad de las pruebas; es un asidero firme para fundar,
sensitivas en el status de la propiedad como las refe- sobre la certeza que otorga, el desarrollo de la inversión
ridas a las parcelaciones por iniciativa privada y el y el intercambio mercantil. Pues bien, la ley agraria com-
mínimo inafectable sufrieron sustanciales modificacio- prometió la estabilidad de la titulación al anular actos de
nes: la primera, unos meses después de la ley origi- transferencia que habían sido jurídicamente perfectos al
nal; pero la segunda, como hemos apuntado, pasados momento de su realización, con anterioridad a la norma
seis años del decreto-ley 17716. Más aún, los regíme- legal que habría de anularlos; el decreto-ley 17719 anu-
nes de la pequeña y mediana propiedad, de un lado, y ló las transferencias e hipotecas realizadas sobre bienes
la expansión urbana, de otro, que expresaban directa- de negociaciones propietarias de predios rústicos en zo-
mente el más alto nivel de conflictividad entre los pro- nas de reforma agraria, dentro de los tres meses ante-
pietarios, los intereses campesinos y el proyecto estatal, riores a la declaración, salvo que se probara la justifica-
conforme veremos en la segunda parte de este trabajo, ción de la medida; igualmente, el decreto supremo 049-
fueron objeto de sucesivas modificaciones y reglamenta- 70-AG anuló transferencias entre parientes, lícitas cuan-
ciones que, en definitiva, otorgaron a la propiedad en el do habían ocurrido. Además, la reforma agraria afectó
campo un tratamiento continuamente alterable. la fe registral, en cuanto, al anular determinadas par-
Complementariamente, los reajustes del proyecto celaciones por iniciativa privada, bajo la acusación de
gubernamental, en función del curso que iba adoptan- irregularidades producidas en: ellas pero ya aprobadas
do el conflicto agrario desarrollado a través del proceso por la autoridad competente, facultó al fuero agrario pa-
de reforma, resultaron enfrentando a una de las insti- ra declarar la nulidad de las inscripciones registrales
46 Pásara 1 / Redefinición de la propiedad 47

respectivas. El caso más conocido, por haber sido el co- de ello tiene que ver, conforme podremos apreciar más
mienzo de esta importante ruptura del orden jurídico adelante, con la gravitación del nuevo proyecto guberna-
prevalente, fue el de Huando, hacienda que fue parcela- mental para la sociedad rural y, en buena proporción,
da, transferidos los lotes e inscritos los actos de compra- con los márgenes de flexibilidad para con el conflicto
venta por quienes adquirieron de modo formalmente sa- social que el proyecto guardó mediante continuas rede-
neado. Al anularse, varios meses después, la resolución finiciones.
administrativa que había autorizado la parcelación, se
procedió a inscribir la anulación en el registro (Rubio 2. Nuevas condiciones a la propiedad adjudicada
1973). Posteriormente, el organismo ejecutor de la re-
forma agraria afectó el fundo y lo adjudicó a los traba- Como quedó planteado al iniciar este capítulo, uno
jadores, dejando a los compradores sólo el derecho de de los elementos más originales de la reforma agraria
reclamar a los hacendados el precio pagado. iniciada, en el Perú en 1969 es el nuevo status de pro-
piedad otorgado a las unidades agropecuarias adjudi-
En la misma dirección, el Tribunal Agrario estable-
cadas por el proceso. Tal status no coincide, como es
ció que
obvio, con las características de la propiedad agraria
"la correcta ponderación valorativa de la realidad
previa a la reforma; pero tampoco guarda semejanza
actual… no permite razonablemente exigir a los
con los contenidos que redefinieron, a partir de aqué-
campesinos títulos saneados de las tierras cuyo
lla, a la propiedad rural que el proceso no expropió
trabajo constituye el único medio de subsistencia
pero sí colocó bajo nuevos derechos y obligaciones, con-
que ha podido ofrecerle la organización social"
forme se ha examinado en el parágrafo precedente.
(Causa N° 493-71),
En lo sustancial, las características otorgadas a la
devaluando mediante la interpretación jurisprudencial propiedad adjudicada ostentan dos aspectos complemen-
el valor de los títulos de propiedad como base de ampa- tarios en los cuales es necesario detenerse. El primero
ro del derecho de propiedad. es el papel protagónico del Estado en el eje de decisio-
nes que corresponde a la propiedad adjudicada. El se-
Las tres limitaciones examinadas demuestran con su-
gundo es el disimulo de lo primero mediante fórmulas
ficiente evidencia una sustancial redefinición de los con-
legales que aparentan entregar el manejo del bien ad-
tenidos del derecho de propiedad, para aquélla existen-
judicado a los trabajadores, sumándose a ellos, en cier-
te con anterioridad a la reforma agraria. Límites a la ex-
tos casos, representantes de organizaciones comunales;
tensión, indispensabilidad de conducción directa, eficien-
es decir, la base legal que autoriza la decisiva presen-
te y cumplidora de las normas laborales, y esto dentro
cia estatal está en disposiciones aparentemente secun-
de un régimen legal permanentemente sujeto a impre-
darias, que se parapetan tras normas de mayor rango
visibles modificaciones, bajo las cuales lo lícito hoy po-
que, al conceder formalmente los derechos de propie-
día dejar de serlo mañana, caracterizan no sólo un
dad a personas distintas al Estado, ocultan el real pa-
recorte de la institución de la propiedad, justificándola
pel de éste.
únicamente bajo términos restrictivamente establecidos,
sino una situación en donde el amparo formal al propie- El rol del Estado como rector de la gestión de las
tario fue disminuido significativamente. La explicación nuevas empresas agrarias adjudicadas guarda relación
48 Pásara 1 / Redefinición de la propiedad 49

con el proyecto gubernamental en cuanto éste procura Tal como declaraba el ministro de Agricultura en ju-
centralizar la planificación del campo y la acumulación nio de 1974, oficialmente siempre se ha sostenido que
de excedente en ese sector para alimentar el desarrollo en las empresas adjudicatarias
nacional (Harding 1975: 252-253). Complementariamen-
"la propiedad de los medios de producción co-
te, la pretensión de "autogestión" rotulada por las nor-
rresponde a, los trabajadores, quienes realizan
mas se emparenta con las características políticas del con autonomía la gestión empresarial y se bene-
proyecto que intentaba incorporar segmentariamente al fician con el fruto de su esfuerzo" (DESCO 1974,
campesinado como una base social de respaldo activo al 21: 23-24).
régimen militar.
Legalmente, se encuentra un conjunto orgánico de nor-
Lo anterior sintetiza los propósitos del proyecto, en mas que expresa tal característica, desde el propio de-
lo que resulta atingente a las características de la pro- creto-ley 17716, que mandaba establecer "la adecuada
piedad agraria adjudicada; sin embargo, tal comprensión participación de los obreros y empleados en la nueva es-
de las intenciones o las tendencias no es suficiente para tructura de propiedad", hasta el decreto supremo 240-
entender el efectivo funcionamiento de la nueva pro- 69-AP, que establece orgánicamente las estructuras de
piedad en el campo. En este nivel, hay que reparar en gestión de la cooperativa agraria de producción y de la
un comportamiento selectivo del aparato estatal –inter- sociedad agrícola de interés social, formas empresaria-
viniente tanto por razones económicas cuanto políticas–, les abrumadoramente mayoritarias dentro de las per-
bien distinto al de un ente ejecutor de una planificación sonas adjudicatarias. Esa norma dispone que en las coo-
centralizada, y en los márgenes de actuación efectiva- perativas "la dirección, administración y control de la
mente alcanzados por trabajadores y otros sectores so- cooperativa está a cargo de: a. la Asamblea General;
ciales, a pesar de las normas que potencialmente re- b. el Consejo de Administración; c. el Consejo de Vigi-
servaban toda decisión importante al Estado. Tal aná- lancia" precisando que la Asamblea, integrada por to-
lisis será intentado en la segunda parte de este libro. dos los socios trabajadores, es la autoridad suprema de
Nos interesa ahora detallar mejor los mecanismos lega- la cooperativa y sólo a ella compete elegir a los conse-
les que expresan los contenidos esenciales de la pro- jos, cuyas funciones corresponden al manejo de la em-
piedad adjudicada. presa. En las SAIS, aunque el decreto supremo 240-69-AP
es parco, el régimen es similar; la asamblea general es
Desde el punto de vista legal, las dos características
de delegados, representantes de la o las cooperativas de
del nuevo, régimen de propiedad que examinamos se ex-
base más las comunidades campesinas que son socias de
presan como una contradicción. En efecto, mientras un
la empresa; las atribuciones del organismo son las mis-
conjunto de normas proclaman los mecanismos de ges-
mas que en las cooperativas.
tión que controlan los trabajadores –para las coopera-
tivas– y ellos más los representantes de las comunida- Pese a ello, el propio decreto supremo 240-69-AP
des campesinas adjudicatarias –para las sociedades contiene una norma de excepción, en su artículo 103°:
agrícolas de interés social–, otra porción de normas re- "Las cooperativas agrarias de producción cons-
tiene toda decisión significativa en el dominio del Estado. tituidas sobre la base de los complejos agroin-
dustriales o de otras negociaciones serán fisca-
50 Pásara 1 / Redefinición de la propiedad 51

lizadas por la Dirección General de Reforma del excedente económico y/o según se requiera contro-
Agraria y Asentamiento Rural, mientras tengan lar políticamente a una empresa asociativa (Eguren
obligaciones derivadas de la adjudicación. Asi- 1975). El Estado determina la creación de una coopera-
mismo, la Oficina Nacional de Desarrollo Coope- tiva o una SAIS como forma empresarial requerida pa-
rativo, de acuerdo a las atribuciones que le con- ra la adjudicación; dispone, también, quiénes integran
fieren el Decreto-Ley N° 17713, podrá acreditar la entidad y quiénes deben ser admitidos en ella en lo
ante la cooperativa, uno o más representantes." sucesivo, mediante la calificación como adjudicatarios;
(Subrayado nuestro). aprueba los planes de inversión y el plan de cultivos;
aprueba o no las alzas de salarios; debe aprobar, asi-
Con igual premisa –el pendiente pago de la deuda por
mismo, el reglamento interno de trabajo de la empresa
la empresa transferida–, otra disposición del mismo de-
y, como ya hemos visto, nombra al gerente; esto incluso
creto sometía a designación del Estado el cargo de ge-
sin la terna que la ley permite que la cooperativa pro-
rente, en base a una terna propuesta por la cooperativa.
ponga, según ha planteado la Confederación Nacional
Normas posteriores trasladaron estás funciones de
Agraria (1974: comisión 17, 9).
control al Sistema de Asesoramiento y Fiscalización de
las Cooperativas Agrarias de Producción, bajo control Por si la base legal reseñada no fuera suficiente, el
del SINAMOS. Pero lo que importa subrayar es que es- Estado tiene mecanismos paralelos para actuar determi-
tos dispositivos, aparentemente condicionados en su pla- nantemente sobre las empresas adjudicatarias. De una
zo de vigencia al lapso durante el cual la empresa paga parte, los planes de cultivo y de riego que aprueba –y,
el valor de adjudicación, son sólo una de las entradas a veces, también formula– el Ministerio de Agricultura,
del Estado al control de las empresas. Una norma de quien controla el agua; de otra, el crédito otorgado por
orden más general, contenida en la propia ley de refor- el Banco Agrario sobre el plan de cultivos de la empre-
ma agraria y transcrita en cada uno de los contratos de sa. Ambos son elementos de indudable peso decisorio
adjudicación, contiene como una de las "condiciones esen- para ser usados como formas de inducir una decisión
ciales" impuestas a los adjudicatarios "acatar las dispo- interna en los campesinos adjudicatarios; de hecho, así
siciones de carácter técnico administrativo que imparta ocurre, conforme veremos en el capítulo cuarto.
la Dirección General de Reforma Agraria y Asentamien-
Como forma de expresar globalmente el encuadra-
to Rural", sancionando el incumplimiento de esta obli-
miento de las empresas dentro de la política estatal se
gación con la rescisión del contrato de adjudicación de
diseñaron dos instrumentos de planificación que fue-
la empresa. En pocas palabras, los campesinos que no
ron brevemente enunciados por la ley de reforma agra-
obedezcan las directivas dictadas por el Estado son sus-
ria el Plan Integral de Desarrollo (Ministerio de Agri-
ceptibles de perder la tierra que recibieron de éste; esto,
cultura 1972) y el Proyecto Integral de Asentamiento
sin plazo alguno, sin el límite de la oportunidad en que
Rural (CENCIRA 1972). La estructura organizativa y de
la tierra y demás bienes hayan sido pagados íntegra-
decisión de ambos tiene su máxima .autoridad en la di-
mente.
rección general regional, que es un organismo del Esta-
A partir de tal base legal general, surgen una serie do. El ámbito de competencia, de estas formas organiza-
de vías por las cuales el Estado interviene diferencial- tivas cubre integralmente todos los aspectos de la pro-
mente, según interesen las posibilidades de utilización ducción agraria, incorporando a la vez a todas las em-
52 Pásara 1 / Redefinición de la propiedad 53

presas agropecuarias de una región dada. Sin embargo, tral en el proceso de decisiones de la unidad adjudicata-
las evidencias parecen indicar que –como en el caso de ria. Se ha enfatizado que –legalmente amparados y con-
Piura (Rubín 1977: 38)– los PID y los PIAR no han tradictorios con un declarado régimen de autogestión,
funcionado en realidad. Este hecho nos remite a la exis- también normativamente establecido– tales mecanis-
tencia de una intervención selectiva de parte del apara- mos son diferencialmente utilizados por el Estado, según
to estatal, en la práctica incapaz de implementar una las posibilidades de captación de excedente económico y
verdadera planificación centralizada y reducido a cuidar según las necesidades políticas de encuadramiento de
'la acumulación en las empresas más rentables, limitar bases campesinas. Pero, de hecho, la intervención esta-
los salarios en lo que sea necesario para posibilitar el tal resulta crucial en cuanto
pago de la deuda agraria y, en ciertos casos, desarmar
los intentos de movilización cuya significación política "regulador de la producción agropecuaria, regu-
resultase alternativa al proyecto gubernamental. lador del mercado de bienes de producción e in-
sumos…; regulador y fiscalizador de la utiliza-
ción del capital financiero y de la fuerza de tra-
3. El Estado ¿propietario o apropiador?
bajo; regulador de la captación del excedente
económico proveniente del agro, a través de: los
El análisis precedente muestra con claridad una re-
canales de tributación, del pago de la Deuda Agra-
definición operada en la institución de la propiedad, a
ria, del destino de las utilidades reales de las
través de la reforma agraria. Sería sólo descriptivo iden-
empresas agrarias en inversiones públicas y en
tificar tal cambio con una sustitución de los contenidos
la determinación de fondos obligatorios de inver-
–derechos y obligaciones–; más allá, hay una alteración
sión al interior de dichas empresas; regulador,
en el carácter de la propiedad, provocada por la presen-
finalmente, de las presiones reivindicativas de los
cia del Estado. En verdad, éste aparece decisivamente,
trabajadores y de sus posibilidades de organiza-
aunque de modo distinto, en los dos ámbitos que hemos
ción autónoma." (Rubín 1977: 42).
examinado: el de la propiedad reformada y el de la pro-
piedad adjudicada por la reforma agraria. La constatación anterior ha hecho que en numerosos
folletos y publicaciones de la izquierda se proclame al
Tratándose de la propiedad previa al gran cambio en
Estado como el nuevo propietario de las empresas sur-
la tenencia de la tierra iniciado en 1969, hemos constata-
gidas del proceso de reforma agraria. Incluso en aná-
do un sustantivo recorte de las atribuciones del propieta-
lisis académicos se ha tratado de sustentar esta carac-
rio, no sólo por la imposición de nuevas condiciones a su
terización, según la cual el centro de la alteración de la
detentación sino por la inseguridad jurídica acompañante,
propiedad no estaría, pues, tanto en los nuevos derechos
de su ejercicio, aspectos ambos generados a través de la
y obligaciones de la misma sino en el nuevo sujeto pro-
actividad expropiatoria del Estado.
pietario –el Estado–. Fuera del período previo al pa-
En el caso de la propiedad' adjudicada bajo formas go de la deuda agraria –en el cual el Estado, según el
empresariales que reúnen a un poco más de trescientas contrato de adjudicación, se asegura la reserva de do-
mil familias, sumando unos siete millones de hectáreas minio y, por tanto, comparte decisivamente la propie-
(El Peruano, 24.6.77), se han señalado los diversos me- dad–, la cuestión está en saber si el hecho "que el Es-
canismos por los cuales el Estado adquiere un rol cen- tado ejerce las principales atribuciones de la propiedad
54 Pásara 1 / Redefinición de la propiedad 55

en las denominadas empresas asociativas" (García Sa- poder." (Tolentino 1974: 182). En el caso de la refor-
yán 1977: 150) lo convierte o no en sujeto propietario. ma agraria, es explicable que el propósito efectivo de
En realidad, es pertinente introducir una distinción efectuarla trajera consecuencias significativas para lo
que aparece en los análisis referidos y que consiste en jurídico; basta recordar que, en América Latina, suce-
la importante diferenciación existente entre la relación sivos intentos de modificar la tenencia de la tierra se
económica de apropiación y la relación jurídica de pro- habían estrellado contra la legalidad, entendida como la
piedad; que en el sistema liberal capitalista tales rela- existencia de un estado de derecho, prerregulador que
ciones aparecieran superpuestas no puede confundir el actuaba como limitación jurídica del propio poder pú-
examen de situaciones, como la que estamos analizando, blico, asegurando la estabilidad de las garantías indivi-
en que determinados factores hacen que ambas sean ní- duales, pero esencialmente la propiedad (Oliart 1970:
tidamente distinguibles. En efecto, por todas las consi- 59).
deraciones analizadas, el Estado se asegura un rol con- Sin embargo, la cuestión jurídica central consiste en
trolista en las empresas agrarias –viejas y nuevas–, saber si, efectivamente, el nuevo papel del Estado res-
uno de cuyos objetivos es maximizar en las adjudicadas pecto de la propiedad agraria alcanza la plena legitimi-
la generación de excedente. Hasta aquí tenemos una dad de la forma jurídica. Tratándose de las empresas
clara relación de control que procura una cierta apro- nuevas, lo que de hecho ha ocurrido no es que el Esta-
piación. ¿Cuándo surge la relación de propiedad? Cuan- do al reservarse legalmente las puertas a la apropia-
do a través de la forma jurídica, el sujeto resulta legiti- ción, haya intentado configurarse como propietario; el
mado en el ejercicio de esos derechos de control que le proyecto gubernamental intentó alcanzar legitimidad
permiten eventualmente participar de la apropiación. Es- política y social, otorgando la titularidad de la propie-
te elemento es el que no ocurre con el Estado; más bien, dad a quienes sólo ejercen algunos de los derechos que
hemos examinado la existencia de una· contradicción a corresponderían al propietario. Tratándose de las vie-
nivel de la normatividad legal, entre los dispositivos que, jas empresas no afectadas, la intervención estatal ha
con mayor jerarquía formal, confían las empresas a la resquebrajado la propiedad pero no ha sustituido al
gestión de los trabajadores, y otros, que con una ubica- propietario.
ción secundaria –reglamentaria o contractual–, se li- En suma, el análisis parece conducirnos a que el pro-
mitan a autorizar el funcionamiento de mecanismos ase- yecto gubernamental ha asegurado para el Estado el con-
guradores de la prevalencia decisoria del Estado. trol y la participación en la apropiación, sin la propie-
La existencia de este tipo de intervención estatal for- dad. Esto último, probablemente, significa la carencia,
malizada normativamente, como hemos subrayado antes, para el conjunto del intento de reforma, de la legitimi-
muestra un proyecto gubernamental global. Es esto lo dad que la forma jurídica otorga. En efecto, la manifies-
que, en este caso, hace que "las leyes que determinan ta protesta de los propietarios no afectados y el descon-
cambios sustanciales en las reglas de convivencia social tento casi subversivo de importantes sectores de los be-
(…) provienen de decisiones políticas", y que aparezca neficiarios de la reforma agraria, deben ser explicados
descarnadamente que "los lineamientos esenciales que también por esta falta de legitimidad.
contienen las definiciones político-jurídicas son traza- La pregunta sobre quién es jurídicamente el propie-
dos por las instituciones y los hombres que ejercen el tario como resultado de la reforma agraria quizá es una
56 Pásara

pregunta mal planteada. Si ya se ha sugerido para el


2
caso de la propiedad social –otro de los grandes pro- La alternativa judicial
yectos del período 68-75– que la propiedad no existe
(Trazegnies 1973), se puede plantear una conclusión se-
mejante para la reforma agraria: presenciamos una des-
trucción de la relación jurídica de propiedad, acompaña-
da por una redefinición de los términos de control y de
apropiación, asegurados legalmente en favor, fundamen-
talmente, del Estado.

TAN IMPORTANTE como la sustitución de los contenidos


y del carácter de la previa institucionalidad jurídica de
respaldo a la tenencia vigente, ha sido para la reforma
agraria peruana encontrar las vías que posibilitaran im-
plementar el proceso cuyo punto terminal son las nue-
vas formas empresariales, sustitutorias del antiguo ré-
gimen agrario. En este nivel, un rol central está ocu-
pado por el fuero privativo agrario.
En este capítulo vamos a examinar, de una parte,
las características de este órgano judicial especialmen-
te creado a propósito de la reforma agraria; y, de otra,
su significación en términos jurídicos y políticos. Lo uno
se emparenta a lo otro, en la medida que el aparato de
administración de justicia que ha acompañado la imple-
mentación de la reforma agraria resultó mucho más que
un tribunal especializado. Como se trata de enfatizar en
lo que sigue, los alcances de este mecanismo jurisdiccio-
nal cuestionan algunos de los criterios básicos tradicio-
nalmente adjudicados al órgano juzgador; esta alteración
de la ideología prevalente en el Estado oligárquico acer-
cade la administración de justicia, y los resultados de
la acción del fuero que afectaron intereses dominantes
en el agro, cobran un significado altamente innovador.
Primero, en el derecho, en tanto el fuero agrario re-
58 Pásara 2 / La alternativa judicial 59

presentó una alternativa al poder judicial, identificado fuertemente diferenciado del rol tradicionalmente asig-
con el viejo orden oligárquico. Segundo, en el orden po- nado al juez por el derecho civil, sujeto a los límites que
lítico, en cuanto ideología y resoluciones del nuevo or- las partes en conflicto le determinan.
ganismo fueron resultantes del proyecto global de re-
forma agraria y lo implementaron creativamente, en Los efectos del acortamiento del procedimiento y del
desmedro del poder de la clase terrateniente. papel activo del juez se traducen en términos de relati-
va celeridad procesal. Los datos que ofrece el cuadro
1. Nuevos criterios para administrar justicia N° 1 son muy significativos a este respecto. En él se re-
gistra el número de causas resueltas por los juzgados
Poniendo el acento en aquellos aspectos que resultan de tierras, que habiendo ingresado originalmente al fue-
contrastables con las características del viejo aparato ju- ro común, en virtud de un expreso mandato legal, fue-
dicial, es conveniente destacar, por lo menos, tres ele- ron remitidas por éste al fuero agrario. La distinción
mentos componentes del fuero privativo agrario, creado por década de ingreso permite contrastar la morosidad
por el mismo decreto-ley 17716 con el cual se dio inicio del fuero común con la celeridad del fuero agrario.
al proceso de reforma agraria en 1969, para conocer y
resolver en dos instancias –juzgados de tierras y tribu-
nal agrario– y de manera irrevisable los asuntos liti- Cuadro 1
giosos, cualquiera fuere su forma, en que hubiera bie- Causas resueltas por los Juzgados de Tierras hasta el
nes agrarios implicados. año Judicial 1972 -1973, remitidas por el fuero común

La primera característica del órgano jurisdiccional


competente sobre los conflictos de la reforma agraria, Año de ingreso al Número de cau-
es su expeditividad, conocida, en términos procesales, Fuero Común sas resueltas
como sumariedad. En efecto, los largos plazos y las eta-
pas prorrogables del juicio civil son drásticamente re- Antes de 1920 398
ducidos en oportunidad y duración por las normas de 1921 a 1930 508
procedimiento orgánicamente contenidas en la propia
1931 a 1940 1,002
ley de reforma agraria. Sin embargo, no sólo se trata
de un estrechamiento de márgenes para las partes liti- 1941 a 1950 2,186
gantes; fundamentalmente, la expeditividad proviene del 1951 a 1960 4,776
papel impulsor del juez; éste –según las nuevas nor- 1961 a 1967 6,249
mas procesales– busca pruebas por su propia iniciati-
va, sin aguardar las que le ofrezcan las partes, cita a 1968 a 1971 7,540
todos aquellos que tengan interés directo en el asunto 1972 1,094
controvertido, aun cuando no hayan sido demandados,
1973 - 6 meses 109
realiza inspecciones oculares sin citar a las partes, re-
duce el número de testigos, para evitar dilaciones, esco- Total: 23,862
giendo hasta dos por lado; en fin, tiene un papel activo
–denominado inquisitorio por los procesalistas– que es Fuente: Memoria del Presidente del Tribunal Agrario, 1972-1973.
60 Pásara 2 / La alternativa judicial 61

Detrás del impulso de las causas por el juez, prima- car, por iniciativa propia y sólo a favor del campesino,
riamente expresado en celeridad, hay no sólo un rol las normas que no hubieran sido citadas, Los alcances
más activo del juzgador sino una toma de posición de de la puesta en funcionamiento de este dispositivo y de
éste. Tal actitud procesal 'explícita configura la segun- los otros que dan un rol activo al juez, en marcado con-
da característica importante que se encuentra entre los traste con lo que ocurre en el proceso civil, lo sitúan co-
criterios de administración de justicia en el fuero agra- mo conductor del procedimiento; adicionalmente, en es-
rio. El juez tiene expreso mandato legal que lo obliga te nuevo rol, el juez tiene una postura definida respecto
a aplicar las normas que amparen el derecho de los cam- de las partes en conflicto; ha renunciado a la neutrali-
pesinos, aunque éstos no las hubiesen invocado en su dad.
favor. Asimismo, la jurisprudencia del Tribunal Agra-
Es necesario notar que la distinta actitud funcional
rio ha establecido que el juez agrario tiene capacidad
adoptada por el juez conduce, consecuentemente, a un
para resolver más allá de lo planteado por las partes
cuestionamiento de los principios jurídicos que inspiran
–aplicando lo que procesalmente se llama principio ul-
a la justicia tradicional. Así, el Presidente del Tribunal
trapetita– :
Agrario ha discutido públicamente la aceptada división
"al contrario de las normas del proceso civil… entre la verdad real y la verdad legal, que sólo consta
(el juez puede) sobrepasar el pedido de la parte del expediente del litigio, negándose a aceptar que el
en cuanto no envuelva limitación del derecho de juez pueda estar sujeto a la verdad ficticia de las prue-
defensa o sea cuando se fundamente en hechos bas procesalmente admitidas (Figallo 1970: 22). La mis-
que aun cuando no fueron especificados en la pe- ma actitud cuestionadora se ha manifestado ante otra
tición inicial hayan sido discutidos y debidamen- de las conocidas ficciones del derecho que sustentan sus
te probados". (Causa N° 543-70). principios y funcionamiento: la igualdad de todos ante
la ley, supuesto ideológico que aparentando trato igua-
En realidad, esto implica que no es neutral la interven-
litario enmascara las diferencias sociales y, consiguien-
ción aceleradora y activa del juez en el proceso; un buen
temente, las distintas posibilidades de acceso al meca-
ejemplo de ello se encuentra en un caso en el cual los
nismo administrador de justicia. El propio Presidente
campesinos habían planteado mal la denominación de la
del Tribunal Agrario ha sustentado con lucidez la apti-
acción legal que les correspondía hacer valer; el Tribu-
tud legal del juez agrario para aplicar normas legales
nal Agrario, al reconocerles su derecho, estableció en
por iniciativa propia, sólo a favor del campesino:
la resolución cuál era la figura legal aplicable, corrigien-
do el error de los demandantes "de esta manera se corrige el manifiesto desni-
vel de las partes contendientes (…). Es inexac-
"de acuerdo a la naturaleza social del derecho
to que los latifundistas y los campesinos some-
agrario, que ampara al campesino que trabaja
tan sus causas ante el órgano jurisdiccional en
la tierra y no a quien la cede para obtener renta
igualdad de condiciones, pues de un lado está el
y recurre a las vías de hecho para despojar a
nivel cultural, la posición social, la solvencia eco-
éste…" (Causa N°1747-70).
nómica y la asesoría profesional remunerada, y
Como se ha apuntado antes, la toma de posición del del otro, el analfabetismo, la marginación social
juzgador agrario proviene de la obligación legal de apli- y la falta de recursos." (Figallo 1970: 26).
62 Pásara 2 / La alternativa judicial 63

El juez agrario no es, pues, un simple árbitro entre- bar la inexistencia de condiciones laborales ilegales, ba-
partes; la justicia que él administra no es ciega, como jo la pena de ser afectados.
lo pretendía la justificación de un aparato administra- Las características legales examinadas no explican
dor de justicia inspirado por el capitalismo liberal. La por sí solas el papel desempeñado por el fuero agrario;
imparcialidad en él no oculta las diferencias entre las éste no hubiera sido alcanzado de no haberse encontrado,
clases sociales, que precisamente él trata de compen- en los magistrados integrantes, aptitudes para desarro-
sar a través de su conducción del proceso. Es éste un llar creativamente, en términos jurídicos, una respues-
juez que, renunciando a la neutralidad, ha tomado par- ta al desafío de la reforma agraria. Esta es la tercera
tido por la reforma agraria, a cuya implementación con- característica del fuero agrario que conviene analizar.
curre en el ejercicio de su función.
A tal efecto, el primer aspecto que debe ser obser-
Dos elementos más completan esta renuncia a la vado es que el fuero agrario opera con la conciencia que,
neutralidad judicial que caracteriza al fuero agrario. para la reforma agraria, "el sistema normativo está ina-
Uno es la defensa gratuita para los campesinos que, cabado y debe seguir construyéndose día a día" (Figallo
a diferencia de la desprestigiada institución del defen- 1972: 9). Esto define la postura del juzgador agrario, no
sor de oficio en lo penal, ha operado con los recursos como la de quien aplica una normatividad cerrada, con
que permiten una relativa eficiencia, destinada a com- soluciones previstas legalmente para todo caso; contra-
pensar el ya constatado desguarnecimiento del campe- rio al juez civil –que se ufana de pertenecer a una es-
sino frente al sistema administrador, El defensor gra- tirpe jurídica continua desde Roma–, el magistrado
tuito funciona dentro del fuero agrario como elemento agrario está creando derecho explícitamente. Esto tie-
auxiliar. El segundo elemento es la inversión de un ne una importante expresión a través de la producción
principio jurídico procesal referente a la prueba; la teo- del Tribunal Agrario, que expresamente se propone
ría en derecho ha sentado que quien afirma algo debe crear una jurisprudencia "que determine el contenido
probarlo, siguiendo una lógica aparentemente equitati- y alcances de la legislación agraria" y, más ambiciosa-
va, que encubre las dificultades que tiene la parte más mente aún, elabore "una doctrina de derecho agrario la
débil para probar las violaciones de su derecho. Prime- cual a su vez influenciará en la legislación." (Figallo
ro, jurisprudencialmente y, luego, legalmente, se ha in- 1970: 20). Esta explícita aspiración de, a través de las
vertido la carga de la prueba en el procedimiento agra- sentencias, formular desarrollos jurídicos que se con-
rio respecto de las relaciones laborales, materia crucial viertan en criterios de aplicación de la ley e, incluso, en
en cuanto podía originar legalmente la afectación de la pautas para su reforma (Albán et al., 1977: 24), coloca
tierra. El Tribunal ha resuelto que quien debe probar en una posición dinámica al juez agrario, abierto a nue-
la existencia de la relación de salario es el propietario; vas posibilidades de administrar la norma' con imagina-
en caso contrario, se presume que los campesinos de- ción y con atención a los efectos sociales que tal pro-
mandantes han tenido la condición de feudatarios, re- ducción implica.
sultando así amparada su derecho a la parcela que con-
¿De qué manera se ha expresado, en términos de re-
ducen (Causa N° 1228-72). En agosto de 1973, el de-
soluciones judiciales, tal creatividad respecto del dere-
creto-ley 20120estábleció que eran los propietarios –de
cho? Como quiera que los trabajos sobre la jurispru-
los fundos mayores a 50 hectáreas– quienes debían pro-
dencia agraria son escasos y sólo exploratorios –en
64 Pásara 2 / La alternativa judicial 65

respeto a una tradición de estudios jurídicos que desa- tulo, y cuyo mejor ejemplo jurisprudencial es también
tiende el importante rol de las sentencias que, en ver- esta resolución.
dad, hacen efectivo el derecho entre las partes–, vamos
El segundo caso puede ser más ilustrativo del tipo
a tomar algunos casos que nos parecen suficiente-
de razonamiento seguido por el Tribunal Agrario. Es
mente significativos de lo que, a nuestro examen de las
éste un litigio en cuyo origen un campesino había sido
resoluciones del Tribunal Agrario, aparece como la ten-
denunciado por usurpación ante la policía, la cual lo
dencia prevalente en el fuero.
había detenido bajo la acusación del propietario; como
El primero es la resolución recaída en un conflicto quiera que se trataba de un feudatario, cuyo derecho
entre un grupo de campesinos, poseedores inmemoria- estaba en vías de establecerse, éste se dirigió a plantear
les de una parcela de terrenos, y los propietarios cuyo una acción ante el juez de tierras· (Causa N° 2609-71).
derecho no aparecía impecablemente demostrado (Cau- El Tribunal encontró que era aplicable al caso la insti-
sa N° 493-71). La sentencia dio la razón a los campesi- tución del interdicto de recobrar, figura hasta entonces
nos, citando para ello dos decretos supremos de 1824 y sólo usada para actos de perturbación de la posesión
1825, una ley de 1825 y una resolución legislativa de física del predio, y amparó al campesino, robusteciendo
1893, normas todas ellas que, si bien habían estableci- su posesión como feudatario y preservándolo de nue-
do que para los indígenas "la posesión equivale al títu- vos actos directos o indirectos de despojo. Para obte-
lo", debido a las resultantes contradicciones de este prin- ner su resultado el fallo del Tribunal dio como base
cipio con el resto del orden jurídico, no habían sido nun- legal el artículo primero de la ley de reforma agraria
ca aplicadas por los tribunales. El fallo presente con- –una norma de tipo declarativo que formula generali-
cluyó estableciendo que a los campesinos amparados no dades sobre la reforma– y de ella dedujo que el propó-
se les podía exigir títulos saneados de las tierras que sito contenido en él
trabajaban, de acuerdo a una "correcta ponderación va-
"lógicamente conlleva a que el Juzgador apre-
lorativa".
cie en distinta forma determinadas figuras jurí-
En un primer análisis, resulta difícil caracterizar dicas, adecuándolas a la nueva realidad social
el fallo. De un lado, aparece altamente legalista, al re- que se pretende forjar, de manera tal que fun-
vivir el posible efecto jurídico de disposiciones promul- cionen y sean útiles al proceso de cambios".
gadas ciento cincuenta años atrás pero que no alcanza-
A continuación, declaró que el viejo concepto del dere-
ron vigencia a través de su efectiva implementación ju-
cho civil respecto de lo que significa perturbar la pose-
risprudencial: si bien existe la base legal por la cual
sión "necesita ampliarse a fin de evitar abusos y el des-
"ninguna ley se deroga sino por otra ley", que preserva
pojo de los campesinos", para luego concluir en que la
técnicamente a la ley respecto al desuso, se requeriría
detención policial del caso
de un criterio interpretativo ,estrictamente legalista para
sostener la vigencia de dispositivos de estas caracte- "evidentemente dentro de la realidad rural del
rísticas. Sin embargo, el legalismo presunto aparece en país representa un acto de perturbación de la po-
abierta contradicción con la falta de formalismo que im- sesión, pues al ejercerse sobre el poseedor en-
plica la consideración secundaria acerca de los títulos traña intimidación (…) coacción física dirigidas
de propiedad, que ya mencionamos en el primer capí- a perturbar la posesión y lograr la desposesión".
66 Pásara 2 / La alternativa judicial 67

Contrariamente al legalismo que aparentemente su- La diferencia entre uno y otro caso no está tanto en
gería el primer fallo, en este segundo caso hemos en- la conciencia del juzgador respecto del efecto social de
contrado una base legal de marcada generalidad y una la aplicación del derecho: ambos lo perciben; pero el
libertad en la interpretación del manejo de los textos juez tradicional presume que el silogismo legalmente
legales, atendiendo a la problemática concreta que ema- fundado lo provee de la solución "deseable" en cuanto
na de la realidad del caso, a fin de dar la solución que ésta se encuentra claramente expresada en la ley. Un
se estima más adecuada para él. A esto podríamos su- proceso radical de reforma social –como el agrario en
mar un tercer caso, analizado antes, a propósito de la el Perú– exigió al juez un papel creador, en busca de
carga de la prueba, en el cual el Tribunal –también la ejecución de lo redefinido como socialmente desea-
muy libremente– hizo uso de una analogía con el de- ble, a pesar de la básica persistencia del orden legal pre-
recho laboral para establecer que quien debía probar vio; no es, pues, exagerado afirmar que la reforma agra-
la relación laboral era el propietario (Causa N° 1228- ria misma es la que genera un nuevo tipo de ejercicio
72). judicial.
Los tres casos muestran mecanismos distintos con
que se alcanza el propósito jurisprudencial, situándose 2. Rol del fuero agrario
como instrumentales las normas con respecto a aquél. Resulta pertinente examinar en términos más glo-
Pero lo característico de este tipo de razonamiento judi- bales la significación de una institución como el fuero
cial está en que invierte la operación lógica tradicional- agrario, cuyas características más importantes venimos
mente usada al administrar justicia (Bustamante 1974: a reseñar.
127-128). En una visión de la aplicación de la ley, que
Conforme hemos puesto de manifiesto al identificar
se ha denominado conceptualista (Heck 1948), el razo-
los aspectos más innovadores del aparato judicial de
namiento judicial clásico corresponde a un silogismo en
la reforma agraria, en la base de su funcionamiento hay
que la premisa mayor es la norma legal indefectiblemen-
una actuación deliberada sobre el conflicto social agra-
te aplicable, la premisa menor es el caso real y la reso-
rio que trata de resolver; a tal propósito, se sirve de
lución es la conclusión mecánicamente extraída. Con-
las normas como herramientas útiles que se emplean
cordantemente, la ideología jurídica tradicional que in-
en la forma y medida que resultan idóneas con respecto
forma a los jueces ha sostenido que cada caso tiene su
de la solución que el proyecto de reforma social busca
solución única en el orden legal; el administrador de
dar al conflicto. En esto, el fuero agrario procesó en lo
justicia –o, más bien, de la ley– tiene que declarar lo
judicial, lo que la legislación hizo en términos de instru-
previsto indubitablemente en la norma. La posición del
mentación jurídica con la normatividad legal.
juzgador agrario es diametralmente opuesta: primero
analiza el caso, luego prefigura el resultado socialmente Para el fuero agrario, la resultante es un juez cuya
deseable y, finalmente, busca la norma aplicable para actuación resulta totalmente opuesta a aquel ideal de
conseguir tal resultado; como hemos visto, esto puede juez neutral dibujado por la teoría tradicional del dere-
conducir al uso instrumental –según los casos– de nor- cho, correspondiente al capitalismo liberal:
mas nunca aplicadas o de normas de contenido decla- "Juez, tú no tienes que fatigarte para encontrar
rativo. argumentos, porque solamente estás llamado a
68 Pásara 2 / La alternativa judicial 69

escoger entre los buscados por nosotros los abo- tiones litigiosas en las cuales se juega el futuro de la
gados, que realizamos por tí, el duro trabajo de reforma social.
excavar, y para mejor meditar tu elección, tienes
Este distinto rol del juzgador agrario ha sido muy
el deber de sentarte en tu cómodo sillón… Tú
claramente percibido por los actores sociales del con-
eres ¡Oh Juez! la olímpica inmovilidad que sin
flicto agrario. En el caso de los propietarios afectados
prisa, espera." (Calamandrei 1956: 389).
por la reforma, la denuncia del comportamiento del Tri-
El porqué de esta alteración radical en la postura bunal ha pasado del caso a la generalización. Uno de
del juez debe ser buscado, fundamentalmente, en la ex- los pronunciamientos corporativos más agresivos con-
periencia de los intentos de reformas sociales en Améri- tra el fuero tuvo lugar en abril de 1972, poco antes de
ca Latina. De hecho, hay que concordar en que el lega- la desaparición de la Sociedad Nacional Agraria por
lismo ha sido el mayor obstáculo a las modificaciones mandato del decreto-ley 19400. El fallo del Tribunal
sustantivas de la tenencia de la tierra, utilizando para había confirmado la procedencia de la toma de posesión
ello las trabas procesales y, en definitiva, diversas for- de un fundo en el valle de Chancay, sin conceder a los
mas de control jurisdiccional (Oliart 1970: 70-71). En propietarios un plazo adicional para el recojo de cose-
el caso peruano, es útil tener presente que el tibio in- cha. La SNA denunció ante el Consejo Nacional de Jus-
tento de control legal intentado por el régimen de Bus- ticia a dos vocales del Tribunal, bajo el cargo de par-
tamante sobre los abusos de los terratenientes, median- cialidad que explicó en un pronunciamiento público:
te la ley de yanaconaje, fue encargado en cuanto órga-
"Aun en, los ordenamientos legales más regre-
no jurisdiccional a los juzgados de trabajo, en vez del
sivos como en los más avanzados, se establece
fuero común. Pero la experiencia de la aplicación de la
como factor de equilibrio el Organo Jurisdiccio-
ley 15037, el mediatizado instrumento que fue nuestra
nal, independiente y autónomo respecto de las
primera ley de reforma agraria, mostró con claridad
partes en pugna. No hacerlo sería retroceder el
los límites que un aparato judicial, producto del Estado
desenvolvimiento social al imperio de la violen-
oligárquico, marcaba sobre el intento de reforma. Bien
cia o la fuerza. Primaría no el Derecho sino el
puede decirse que
arbitrio del más fuerte. La ley no sería más que
"la experiencia recogida (…) demostró que los una ficción. .. Administrar justicia es aplicar la
esquemas procesales de la justicia ordinaria eran ley por encima de la pretensión de las partes; pe-
inaptos no solamente para implementar en dicha ro si la "estimación" de una de ellas es la que
esfera las decisiones políticas (…) sino que en al- decide la suerte de la controversia, no sólo de-
gunos casos las desvirtuaban y tornaban inefi- viene en innecesario el Organo Jurisdiccional si-
caces." (Figallo 1970: 21). no que el propio ordenamiento legal carece de
razón de ser". (El Comercio, 23.4.72).
Las razones de ello pueden ser mejor vistas luego
de haber examinado las características del fuero agra- Los argumentos tocan precisamente las caracterís-
rio; las diferencias no sólo son legales, sino que éstas ticas que hemos señalado en el fuero agrario, por las
configuran un mecanismo judicial radicalmente distin- cuales es éste una creación judicial alternativa al poder
to, en actitud e ideología, ante la tarea de dirimir cues- judicial que no resultó útil para implementar la norma-
70 Pásara 2 / La alternativa judicial 71

tividad de una reforma agraria. El órgano gremial de tica violenta contra esta reforma agraria del régimen de
los propietarios agrícolas reclama un aparato jurisdic- Velasco; pero sí ha criticado repetidamente al fuero
cional del estilo tradicional, por cuanto en él encuentra agrario por la implementación del recurso de amparo,
la confianza que puede buscar quien pretende no ser que habría concedido a los propietarios la devolución
afectado por la reforma. La neutralidad del juzgador, de fundos afectados (1974). Sin embargo, los estudios
según esta perspectiva, es indispensable para la admi- efectuados sobre el funcionamiento del recurso de am-
nistración de la ley; adoptar una intencionalidad en su paro –que será examinado más en detalle en la segun-
manejo viola no sólo la administración judicial sino la da parte de este volumen– no demuestran totalmente
norma misma. Es ésta la vieja concepción del derecho la validez de esta denuncia. Así, un análisis de los re-
liberal, que no afecta sino que garantiza los derechos cursos resueltos en los siete primeros meses de vigen-
adquiridos, que limita el poder del Estado, que otorga cia del recurso en 1974, muestra que sobre 366 accio-
una estabilidad jurídica que es garantía de los derechos nes planteadas y resueltas, sólo se declararon 44 fun-
del propietario. Es el derecho dentro del cual no tenía dadas; del análisis de las 36 de éstas que pudieron re-
cabida una reforma agraria que, para cambiar la tenen- visarse salió en claro que en todos los casos, menos uno,
cia, afectase la propiedad. el Tribunal estaba amparando al propietario que condu-
Disuelta la entidad representativa de los propieta- cía directamente la unidad agrícola o ganadera familiar,
rios, en posteriores movilizaciones de éstos el tema ha que es una mínima extensión variante, en la costa, entre
vuelto a aparecer, ligado a las acusaciones que formu- tres y cuatro hectáreas (Pásara 1974: 92-93), la cual no
laran en el sentido que se intentaba hacer desaparecer corresponde a la capa terrateniente. Posteriormente,
la propiedad privada en el agro. Dentro de ello, varias el argumento se ha repetido, haciendo notar que el nú-
de las organizaciones de valle o departamentales, inte- mero de recursos amparados ha subido a un 32% para
gradas por propietarios no afectados, han señalado "la un período de cinco meses durante 1976 (García Sayán
falta de un organismo imparcial al que podamos diri- 1977: 194); como quiera que el dato no profundizaba
gir nuestros reclamos" (Asociación de Agricultores del en las dimensiones y características de los fundos cuyos
valle de Pisco, La Prensa, 21.6.73). propietarios han sido amparados, la cifra no probaba la
alegada nueva conciliación con los terratenientes median-
Del otro lado, los campesinos han adoptado un tono
te devolución de predios, ni el carácter de clase que
positivo frente al fuero agrario, si bien no homogénea-
portaría el funcionamiento del recurso. Un estudio más
mente. La Confederación Nacional Agraria lo ha seña-
reciente que sí computa el hectareaje librado de afec-
lado como "un logro del proceso revolucionario" (1974)
tación mediante el recurso de amparo, ha mostrado que,
pero ha sugerido mejoras en términos de implementa-
hasta diciembre de 1976, llegó a las veinticinco mil hec-
ción: mayor número de juzgados y de abogados para la
táreas, menos del 1% de la tierra afectada en el mismo
defensa campesina gratuita. Asimismo apunta que "exis-
período (Tineo 1977: 174-175). Sin embargo, es posi-
ten muchos jueces que no han cambiado de mentalidad
ble constatar que, desde 1975, el funcionamiento del
y que son ajenos a los problemas de los campesinos, la
Tribunal Agrario muestra una agresividad menor en
mayoría de ellos no hablan quechua…". Por su parte,
sus fallos; esto probablemente guarda relación con el
la Confederación Campesina del Perú no ha manifesta-
do en términos generales contra el fuero, pese a su crí- giro impreso al proyecto de reformas gubernamental y
72 Pásara 2 / La alternativa judicial 73

ha confluido con algunos cambios importantes en la com- La sola creación del fuero agrario, capaz de resol-
posición del propio organismo jurisdiccional. En con- ver en última instancia los conflictos generados a par-
cordancia, las muestras de creación jurídica en el ra- tir de la aplicación de la reforma agraria y todo otro
zonamiento judicial no aparecen en el último período asunto contencioso que incluyera tierra agrícola, signi-
como sí ocurrieron en los primeros cinco años de pues- ficó algunas rupturas importantes. De una parte, se
ta en marcha de la reforma agraria. rompió el principio del monopolio de las funciones ju-
risdiccionales del Estado por parte de un solo aparato
Esto último pone nuevamente de manifiesto la pro- homogéneo, el fuero común, expresión de forma libe-
funda relación entre el carácter del fuero agrario y el ral paradójicamente correspondiente al Estado oligár-
de la reforma agraria. Oficialmente, el presidente Ve- quico; adicionalmente, el nuevo fuero recibió preeminen-
lasco señaló en 1970 esta ligazón al encargar al fuero cia cuando se le autorizó a resolver por sí los conflictos
el desarrollo de su función: de competencia que se presentaran con el poder judi-
"de acuerdo al texto, al espíritu y a la intención cial, resultando así cuestionada la supremacía de la
revolucionaria de la Reforma (…). Incorrupti- Corte Suprema.
ble guardián de una ponderada pero infle- De otro lado, el fuero agrario resentía el principio
xible aplicación de la ley, el Tribunal Agrario es de la independencia del poder judicial, al aparecer or-
el depositario de la fe de los campesinos en la gánicamente ligado a la administración pública ejecu-
justicia de su revolución. Por eso contra él ja- tiva, mediante vinculaciones de diverso tipo, incluyendo
más prevalecerán las argucias de quienes tra- las presupuestales, A más de todo esto, dotado de un
ten de burlar la ley" (Velasco 1972: I, 237-238). nuevo procedimiento legislado por el poder central, con
nuevos principios procesales, el juzgador agrario innovó
Si la razón para que el fuero agrario, a través de su en la interpretación de las instituciones jurídicas y re-
producción, se constituyera en una alternativa al poder definió el papel del administrador de justicia. Corno
judicial tradicional, fue la profundidad y certeza del resultado, el nuevo fuero vino a dictar sentencias irre-
proyecto gubernamental de reforma agraria, que tal visables sobre materias ciertamente conflictuales, inten-
resultado jurisprudencial fuera un trabajo creador e tando dar nuevos contenidos al principio de legalidad
imaginativo en términos jurídicos fue una expresión de a través de la aplicación de una reforma radical que
la calidad de juristas que supieron llevar al nivel del afectó a los sectores tradicionalmente dominantes.
razonamiento jurisprudencial las necesidades sociales
Quizá sea importante puntualizar otro elemento al
que la reforma agraria buscaba atender. Esto hizo que,
nivel de operación del fuero: su composición. Aunque
salvo las airadas reacciones de parte interesada que he-
están pendientes estudios más detallados, los primeros
mos repasado, no pueda sostenerse que el fuero agra-
análisis muestran en el fuero agrario un distinto pro-
rio procedió arbitrariamente. La mediación jurídica
ceso de reclutamiento de los magistrados: sólo una mi-
creativa formulada por el Tribunal Agrario, entre la
noría proveniente del fuero común y una mayoría de las
necesidad social, el objetivo político decidido y el caso
ramas ejecutivas de la administración pública (DESCO
concreto bajo juzgamiento, hizo posible este exitoso 1976), lo cual probablemente condicionaba actitudes
logro. que hicieron posible una notable transformación en
74 Pásara

Segunda parte
razonamiento legal. Tal transformación se puede carac-
terizar como la tendencia a una interpretación instru-
mental y no formalista de la ley, en servicio a la reali-
zación de la reforma social propuesta, y el frontal cues-
tionamiento de postulados jurídicos tradicionales que
se habían aceptado como integrantes de la legalidad:
seguridad jurídica, irretroactividad de las leyes, dere-
chos adquiridos…
El fuero agrario, pues, desde su creación y durante
su funcionamiento en los primeros cinco años de refor-
ma agraria, afectó la legalidad y la conceptualización ju-
rídica tradicionales, como, sin duda, era indispensable
para realizar 'la transformación de a tenencia de la tierra.
Su presunto cambio de rumbo más reciente sigue, como
en su origen, la filiación al proceso global de re-formas.

expresión jurídica
del conflicto agrario
ESTA SEGUNDA PARTE del trabajo va a ser dedicada a
la consideración de los conflictos agrarios a través de
su expresión jurídica. Repasar las materias más impor-
tantes de enfrentamiento en el campo, durante el pro-
ceso de reforma agraria, permite constatar la presencia
constante' del derecho: a través de la ley, la resolución
administrativa, la sentencia judicial… o el acuerdo se-
mi-contractual entre las partes enfrentadas. Sobre es-
ta descripción intentaremos el análisis del papel desem-
peñado por el factor jurídico.
Hemos agrupado en dos rubros genéricos los con-
flictos agrarios que vamos a examinar. En primer lu-
gar, la lucha por la tierra, que en términos jurídico-ad-
ministrativos se expresa como la afectación, nos lleva-
rá a las diversas ocasiones en las cuales el viejo conflic-
to campesino-terrateniente aparece reformulado por la
presencia del Estado expropiante. En segundo lugar,
producida la afectación y entrega de las unidades agro-
pecuarias a los nuevos adjudicatarios, toca el examen
de la manera como se enfrentan los intereses de los
trabajadores y los del Estado, .en tomo al manejo de la
empresa; si las reivindicaciones laborales son el primer
aspecto del conflicto, las atribuciones correspondientes
78 Pásara
3
a la gestión empresarial son su campo de desarrollo. Fi-
La lucha por la tierra
nalmente, el conflicto original se politiza al expresarse
a nivel macro-social a través de la organización campe-
sina, alternativamente autónoma o incorporada al pro-
yecto oficial.

TRATANDO DE ALTERAR la estructura de tenencia que la


reforma agraria halló, sin duda, el objeto de mayor con-
flicto ha sido la tierra. El planteamiento gubernamental
que buscaba reformar el conjunto de la sociedad y, en
particular, la distribución de la propiedad en el agro, in-
tentó actuar redefinitoriamente sobre el problema de la
tierra; en términos generales, ésta constituía una vieja
reivindicación campesina y el orden social vigente, en
"contrario, había asegurado su permanencia en pocas
manos, garantizando la permanencia de los terratenien-
tes como un importante sector de la clase dominante. Si
se concuerda en señalar el estado de la tenencia como
el aspecto más agudo del conflicto agrario en la década
del sesenta, la reforma agraria se encaminó a transfor-
marlo, premunida, al efecto, de una normatividad refor-
madora que, definitivamente, iba a jugar un rol instru-
mental para alcanzar los fines de aquélla.
La puesta en ejecución del proyecto oficial, esto es
la implementación de las normas que lo expresaban, re-
troalimentaron a aquél. Es decir, a través del proceso
de la reforma agraria, se produjo una dinámica de cau-
sación circular entre el proyecto de reforma, las normas
puestas en vigencia, y los términos del enfrentamiento
campesino-propietarios en el cual median los dos prime-
80 Pásara 3 / La lucha por la tierra 81

ros elementos; a nuestro entender es la relación entre proceso de reforma agraria atribuye la conducta de los
las clases lo que constituye el elemento de más peso, si funcionarios administradores de éste, entre otros fac-
bien el proyecto oficial tuvo empuje e iniciativa que re- tores, a "la ambigüedad de las normas de aplicación de
definieron constantemente el campo de acción, por lo la ley", sugiriendo así que tal carácter de la base legal
menos hasta 1975. facultaba "la arbitrariedad de las interpretaciones de
Tal campo de acción, en mucho, es jurídico. Mien- la misma" (Rubín 1977: 34). La ley acertada sería, pues,
tras son normas de derecho las que expresan el proyecto la que indubitablemente contuviese una respuesta para
reformador, también son cuestiones de interpretación cada caso. Esta suposición, en verdad, parte de una
y aplicación de dispositivos legales las materias en las errónea comprensión del rol de la norma legal que, pa-
cuales se traduce el conflicto agrario. En definitiva, ope- ra dar la legitimación que acompaña al derecho, se for-
ra una conversión del enfrentamiento en torno a la tie- mula con relativa abstracción del caso individual, no
rra, que lo hace plantearse en términos jurídicos. Así, la como un mandato sino en forma de previsión redactada
afectación –que es un proceso legal administrativo– es en términos generales y conteniendo una situación es-
la forma en que se traduce el objetivo de la reforma agra- tandarizada más la disposición imperativa para ella. Si
ria respecto de la propiedad rural; sobre tal proceso se la figura prevista es la que ocurre o no en la realidad
articulan los intereses de campesinos y propietarios, a del caso concreto es materia de interpretación, a través
partir de 1969; de uno y otro lado –para conseguirla y de un proceso lógico de aplicación, al cual se pretende
para impedirla, respectivamente– encontramos a los ajenos los intereses de quienes se verán afectados, de
principales actores rurales, en términos de clases. La le- una u otra manera, por el resultado de la aplicación. De
galización del conflicto proviene del carácter arbitral del otro modo, la norma específica revelaría la decisión
proyecto de reformas. La dinámica generada a través simple del poder para el caso concreto, careciendo de
del encausamiento del conflicto en torno a la tierra, crea- legitimación; y la ley que no requiriese de una aplica-
do por la ley de reforma agraria, a su vez, tiende a re- ción inmersa en conflictos quedaría por encima de los
basar el marco normativo. Así, norma y conflicto se de- intereses sociales a los cuales se dirige; esta última pre-
terminan respectivamente; aquélla fija marcos para és- tensión es precisamente el valor ideológico que la teo-
te, que se da dentro de ellos pero buscando redefinirlos ría tradicional del derecho intenta asignarle a la ley pa-
constantemente, por vía de aplicación de las normas o ra redoblar su obligatoriedad y aceptación sociales. La
por vía del cambio legal. ley está inmersa –a través del camino de su efectivi-
zación– en la lucha de clases; esto es lo que hace que
Cuando se produce un cambio de las normas, es evi- los conflictos sociales puedan desenvolverse, por lo me-
dente que se han redefinido los marcos del conflicto so- nos en cierta medida, dentro de la legalidad.
cial; no es percibido tan claramente el margen de rede-
finición alcanzable por la vía de aplicación del derecho. El caso de la afectación, expresión normativa en la
Ello se debe a que una difundida visión ideológica de reforma agraria del conflicto por la tierra, muestra bien
las normas legales –que precisamente concurre a su le- el proceso que hemos descrito teóricamente. En torno
gitimidad amparándolas en una pretendida certeza– tien- a la afectación no sólo sé encuentra procesado jurídica-
de a hacerlas aparecer proveyendo soluciones unívocas mente el enfrentamiento por la tierra sino también se
para todo conflicto; por ejemplo, una buena analista del muestran tanto el proyecto reformador original como
82 Pásara 3 / La lucha por la tierra 83

sus sucesivas modificaciones, en buena parte generadas no están sujetas a un proceso expropiatorio: la propie-
como respuestas a las tensiones del conflicto de base. dad sobre ellas caduca. Hay propiamente afectación, se-
Esta dinámica va a ser examinada en el presente capí- gún la ley, en los siguientes casos: i. cuando, en el mo-
tulo, poniendo atención en dos aspectos que sólo ana- mento de declararse zona de reforma agraria la región
líticamente resultan separables. En primer término, nos de ubicación del predio, éste es de propiedad de condó-
detendremos en la relación entre la movilización cam- minos o de sociedades anónimas o en comandita; ii. cuan-
pesina y el proceso de afectación; en segundo lugar, re- do se trata de complejos agro-industriales; iii. sobre la
visaremos la interacción entre la reacción propietaria extensión del predio que excede el mínimo inafectable
y las respuestas del proyecto gubernamental. fijado por la ley según regiones; iv. en todas las par-
En ambos aspectos ubicaremos el papel del dere- tes enfeudadas o arrendadas; v. la extensión que resul-
cho, que no sólo es el campo de acción del conflicto o te necesaria para completar a los feudatarios la super-
el lenguaje en el cual se expresan .las partes enfrenta- ficie de una unidad agrícola mínima; vi. cuando el pro-
das; más que eso, lo jurídico va a ser encontrado como pietario no conduzca el predio directamente; vii. si exis-
el factor que, según, el comportamiento de todos los ten condiciones contrarias a la legislación laboral; viii.
actores, añade legitimidad de una manera peculiar a los las tierras ocupadas por comunidades campesinas; ix.
logros de los intereses en juego: los campesinos por la los predios vecinos a comunidades que requieren tierra.
expropiación de la tierra, los propietarios no afectados En confirmación de esta pintura legal de la afecta-
por conservarla y el Estado por un punto de concilia- ción, los responsables de la implementación han enfati-
ción entre ambos que, conservando un sector de pro- zado el peso determinante de las causas legales para
piedad privada, reforme la tenencia y le dé el control declarar afectable un fundo. El ministro de Agricultu-
del agro. ra, declaró formalmente que la reforma agraria estaba
comprendiendo aquellas propiedades
1. Los campesinos: de Huando a Andahuaylas
"que no están directa y eficientemente condu-
Las preguntas acerca de cuándo y con qué rapidez cidas por sus dueños, que incumplan las disposi-
se afecta, cuestiones que operacionalmente pueden in- ciones de las leyes laborales o no concedan a los
troducir al tema de la afectación de la tierra en la re- trabajadores la participación en las utilidades y
forma agraria, tienen una respuesta en términos lega- en la gestión, en las condiciones establecidas por
les: se expropia cuando la situación del predio está com- la legislación agraria." (Valdez Angulo 1973:
prendida en alguna de las causales previstas por la ley, 39).
y tal condición se define tan pronto ocurre la declara-
Subrayando, paralelamente, que
ción de zona de reforma agraria en la región en donde
el bien está situado. "esta ley será aplicada cabalmente y no habrá
ninguna clase de presión de ningún lado que con-
En efecto, el decreto-ley 17716 prevé distintas hi-
siga alejarnos de su espíritu y de su letra." (28).
pótesis en las cuales la tierra resulta sujeta a afecta-
ción por el Estado. De una parte, hay que mencionar En la misma dirección, cuando se había producido la ma-
separadamente el caso de las tierras abandonadas que yor parte de movilizaciones que son analizadas en este
en realidad no son técnicamente afectables, puesto que capítulo el ministro seguía asegurando,
84 Pásara 3 / La lucha por la tierra 85

"como ha venido ocurriendo hasta ahora, el pro- ellas hubieran permitido la mantención del conflicto pro-
ceso se ceñirá estrictamente a la ley, que concre- pietarios-campesinos en términos muy similares a los
te la justicia, sin incurrir en actos de prepoten- previos a la ley.
cia, pero también sin admitirlos vengan de don- El cambio legal sobre las parcelaciones introdujo
de vinieren." (Valdez Angulo 1974: 69). nuevas condiciones para éstas, incluyendo la reserva de
una parcela multifamiliar para los trabajadores del fun-
Lo que sigue de esta sección estará dedicado a ana-
do; de hecho, desde entonces, no se produjeron más par-
lizar las evidencias empíricas que demuestran la insu-
celaciones por iniciativa privada. Lo cual demuestra que
ficiencia de la descripción legal vista y de su reitera-
el uso correctivo del instrumento legal había recobrado,
ción oficial. Es necesario observar que tal análisis pon-
la coherencia para con el proyecto inicial. Aunque algu-
drá de manifiesto, al mismo tiempo, lo limitadas que
nas movilizaciones campesinas ocurrieron contra las la-
resultan las elaboraciones sobre la reforma agraria y
xas normas contenidas en la ley original, éstas no juga-
su carácter, cuando han sido hechas a partir de los ele-
ron un papel decisorio para el cambio de las disposicio-
mentos normativos contenidos en la ley o desde la in-
nes; sobre todo, aquél se explica en la lógica interna de
tencionalidad manifiesta en los discursos de política ofi-
la reforma como la búsqueda gubernamental de asegu-
cial.
rar la efectivización de los cambios propuestos para el
La primera ocasión de movilización campesina, en campo.
torno a la reforma agraria, tiene lugar con las parcela-
En lo que sí actúa como determinante la moviliza-
ciones por iniciativa privada. Cuatro' meses después de
ción campesina es sobre la suerte de las parcelaciones
ser dictada la ley de reforma agraria, conteniendo una
que: al ser introducida la modificación, ya habían sido
sección que normaba la posibilidad de fraccionar y trans-
realizadas al amparo de la ley original. Técnicamente,
ferir predios por acción de los propios dueños, el decre-
éstas eran parcelaciones previamente autorizadas bajo
to-ley 18003 fijó condiciones bastante más rígidas para
las condiciones legales vigentes y, en consecuencia, for-
este tipo de parcelación, buscando evitar el fracciona-
malmente irrevisables. El nivel y los alcances de las
miento de los predios de modo ficticio, que no transfe-
movilizaciones explican los diferentes resultados: mien-
ría tierra a los campesinos y mantenía en sus términos
tras en valles como Chancay-Huaral, Huaura-Sayán y Ca-
originales la situación de la tenencia de la tierra. El
ñete, prácticamente fueron anuladas todas las parcela-
ministro de Agricultura señaló que tales acciones con-
ciones que se autorizaron y realizaron entre julio y no-
figuraban una burla del espíritu de la ley, creando un
viembre de 1969, en el departamento de Ica las
clima de malestar y de tensión social (El Peruano, 23.4.
parcelaciones conservaron su status.
70); en la medida en que el propósito del proyecto guber-
namental, expresado a través de la normatividad de la El caso que rompió la formalmente consagrada situa-
reforma, era actuar sobre el conflicto en el campo, trans- ción jurídica de las haciendas parceladas fue el de Huan-
firiendo la tierra a los campesinos, la utilización de la au- do, una propiedad de situación próspera situada al nor-
torización a parcelar efectuada por los propietarios con te de Lima, cuya parcelación dio lugar no sólo a una ac-
el objeto de conservar la tenencia mediante transferen- tiva movilización de sus propias bases –durante cinco
cias aparentes hacía inviable el propósito de la ley y de meses en huelga– sino al apoyo de otros grupos cam-
la reforma. Si las parcelaciones hubiesen prosperado, pesinos, de sindicatos obreros y otros sectores sociales.
86 Pásara 3 / La lucha por la tierra 87

Entre la resolución que autorizó, en octubre de 1969, la elemento activo en el proceso de la reforma agraria, y el
parcelación y aquélla que la anuló en febrero de 1971 consiguiente forzamiento de la regulación normativa
señalando irregularidades en la primera, transcurrieron pre-existente. Como apunta van Ginnecken (1970: 73),
quince meses (Rubio 1973) en los cuales se produjo la en estas experiencias iniciales puede encontrarse el em-
movilización, con el respaldo de sectores radicales del brión de la relación dinámica entre la organización cam-
gobierno, canalizados por el diario Expreso. Hubo de pesina y los logros de la reforma agraria. Un seguimien-
dictarse, esta vez como resultado del "caso Huando", to más detallado de casos mostraría, probablemente, la
una norma que previera disposiciones para cuando una manera en que se orientan las organizaciones campesi-
parcelación fuera anulada; el decreto-ley 18833 autori- nas, educadas en la lucha contra las parcelaciones, ha-
zó al Tribunal Agrario a mandar que se anule la inscrip- cia formas más activas y superiores de participar en el
ción en el registro de las transferencias que hubieren proceso de reforma agraria. Es sintomático, a este res-
sido inscritas. Con esto, la barrera rota por la movili- pecto, que Ruando fuera, durante varios años, el bastión
zación no fue sólo la decisión sobre el caso sino que –a de la organización campesina cooptada por el encuadra-
través de la nueva previsión legal– se abría la posibi- miento oficial; como lo es el hecho que, luego, pasara
lidad de revisión de todas las parcelaciones. a afiliarse brevemente a la Confederación Campesina del
De esta manera, Ruando creó el efecto de demos- Perú, de tendencia izquierdista.
tración de lo que podía conseguir la movilización cam-
Más allá de su inicio en torno al caso específico de
pesina, pero también creó el marco legal para amparar:
la. En el propio valle de Chancay-Huaral, donde esta las parcelaciones, la lucha por la tierra dentro del pro-
Ruando, se plantearon y activaron los casos de las ha- ceso de reforma agraria parece haber revestido tanto
ciendas Laure, Boza, Caqui y Miraflores; esta última lle- modalidades que podríamos denominar legales –en
gó a cumplir dos años en huelga, al cabo de los cuales cuanto, utilizando la gestión, el reclamo o, más simple-
logró anular la parcelación, igual que las otras tres (Egu- mente, el memorial destinados a la vía burocrática, no in-
ren 1975: 65-67). En el valle de Cañete los campesinos currían en el uso de la fuerza de modo contrario a la
plantearon la afectación de las haciendas parceladas, no ley– "como formas de presión directa, que fundamen-
en base a la anulación de la resolución que había auto- talmente recurrieron a las tomas de tierras. Sería ine-
rizado el fraccionamiento como en Ruando, sino en vis- xacto hablar de dos opciones distintas; más bien se tra-
ta de existir "condiciones contrarias a la legislación la- ta de grados sucesivos: al agotamiento del trámite bu-
boral". Cuando una comisión gubernamenta1 no encon- rocrático interminable, en la experiencia campesina se
tró razones para afectar las haciendas, un comité pro- sigue el recurso a la toma del predio; el tránsito es si-
vincial de defensa de la reforma agraria decretó un pa- milar a aquél, en el medio urbano, por el cual la nego-
ro general de cuatro días de duración, en el transcurso ciación de un pliego pasa a la huelga para forzar una
del cual el ministro de Agricultura prometió la afecta- solución favorable. Pero sí es verdad que, a través de
ción, que en efecto luego se produjo (van Ginnecken la centralización de la lucha campesina, operan alter-
1970: 40-42). nativamente el estímulo y la disuasión respecto del uso
Importa subrayar en estas primeras movilizaciones de formas ilegales, mediante la Confederación Campe-
el inicio de la inserción de la presencia campesina, como sina del Perú y Confederación Nacional Agraria, respec-
88 Pásara 3 / La lucha por la tierra 89

tivamente; posiciones éstas que, obviamente, guardan re- agresiva agitación ideológica anti-terrateniente desarro-
lación con el encuadramiento político de ambas. llada por el gobierno. Ese mismo año, es decir, luego
Vale la pena observar que la ilegalidad de las tomas de dos años de la declaración administrativa como zona
de tierras como medio de presión no proviene sólo de de reforma agraria, y aún en el grado de la gestión ad-
las disposiciones generales que preservan el orden pú- ministrativa, la federación llegó a obtener de los funcio-
blico; por disposición expresa de la 'ey de reforma agra- narios de reforma agraria la promesa de que el ritmo
ria quedarían excluidos de la condición de beneficiarios de afectaciones sería de dos por día, lo cual habría ocu-
de la reforma agraria quienes efectuasen invasiones de rrido durante cuatro semanas (Revolución Agraria 1972,
tierras. Lo cual guarda relación no sólo con las caracte- N° 1). Un año después empezaron las tomas: el 11 de
rísticas de la reforma agraria, conducida desde el go- setiembre la serie se inició en la hacienda San Francisco
bierno, sino con las del proyecto social controladamente y Chocán y diez días después se notificó la afectación. En
reformador y despolitizador que el gobierno militar in- noviembre se afectó La Golondrina, a los 35 días de ha-
tentaba implementar (Cotler 1975: 46). ber sido tomada por los campesinos. En enero de 1973
llegó a Buenos Aires la afectación, doce días después de
La diferencia de grados en el uso de medios para la respectiva toma. En Limona1, ocupada por los campe-
alcanzar la reivindicación de la tierra hace que la lucha sinos desde el 3 de enero, la toma de posesión oficial
campesina no pueda ser encasillada en categorías co- tuvo lugar el 30 del mismo mes (Voz Campesina 1973,
rrespondientes a estos medios. Resulta más adecuado N° 2). Ese mismo año las tomas se extendieron a Sulla-
conceptualizar el proceso de desarrollo de la moviliza- na; la policía detuvo a los responsables y los liberó po-
ción campesina clasificándola según su forma de obje- co después (DESCO 1973, N° 9: 33). En agosto de 1973
tiva articulación con la marcha del proyecto de reforma se tomó el fundo San Fernando, que había sido declara-
agraria (Pásara 1978). Este criterio nos permite distin- do inafectable, con lo cual en Piura se totalizó ochenta
guir, de una parte, aquellas luchas cuyo resultado final fundos en once meses (Informativo Agrario 1973, N° 3:
precipita el destino previsto por el proyecto oficial pa- 11).
ra la tierra, radicalizando la aplicación mediante su am-
pliación o su aceleración, y de otra, aquellas moviliza- Interesa destacar un elemento que, a través de los
ciones que explícitamente intentan ubicarse como par- casos sucesivos, se va a tornar recurrente. Al tomar la
te de un modelo alternativo de reforma agraria. La di- comunidad de Querecotillo doce fundos en enero de
ferencia fundamental de una a otra consiste en sus efec- 1973, se hizo firmar a los hacendados "actas de recono-
tos políticos; éstos implicarán la relativa permisividad cimiento" en las cuales éstos declaraban el derecho de
legal respecto de las primeras y la represión, también la comunidad sobre las tierras ocupadas y renunciaban
legalmente fundada, de las segundas. a cualquier reclamo sobre ellas (Las luchas campesinas
en Piura 1977: 90). Se buscaba así, aparentemente, dar
Piura fue escenario de las primeras movilizaciones
forma legítima a lo que, evidentemente, era ilegal.
de magnitud, correspondientes al primer tipo de lucha,
caracterizado por una cierta conjunción con el proyecto En Piura, entre 1972 y 1973, primera experiencia
oficial de reforma agraria. En febrero de 1971, la fe- del uso de tomas en busca de la afectación, sólo hay
deración campesina tomó físicamente el local del gre- una experiencia en la cual se intentó un modelo alter-
mio de los propietarios, en objetiva concordancia con la nativo de manejo productivo al oficialmente diseñado;
90 Pásara 3 / La lucha por la tierra 91

fue en la comunidad de Catacaos donde se planteó que La afectación de los fundos fue casi inmediata; con una
una sola gran empresa comunal se encargara de la co- diferencia de días se decretó la afectación de todos y
mercialización, de cierto nivel de agro-industria y de se efectivizó la toma de posesión. Mejía y Díaz (1975:
la centralización del crédito; el gobierno respondió con 122), al describir el proceso, observan que fue la movi-
una forma de adjudicación distinta, a nueve empresas lización de los sindicatos la que logró la afectación y pre-
comunales, restringidas al aspecto productivo tradicio- cisan que, mientras en cuatro años, transcurridos des-
nal (Las luchas campesinas en Piura 1977: 79-80). A la de la dación de la ley de reforma agraria, en el valle
larga, esto debilitó la estructura comunal que intentó sólo se había logrado un 2% de las metas, durante los
sólo brevemente prevalecer sobre las empresas (Rubín seis meses en torno a la movilización se afectó un 40%
1977: 67). de la tierra, alcanzándose en todo el año 1973 más del
Según apunta Eguren (1975: 85), la experiencia ad- 60% afectable. En este avance, hay que anotar que en
quirida en Piura se transmite a otros lugares, a través los fundos tomados quedaron de lado los mínimos ina-
de reuniones campesinas que tienen lugar en Cajamarca, fectables, formalmente garantizados por ley, así como
Lambayeque, Satipo, etc. La comunicación incipien- fueron anuladas todas las parcelaciones realizadas desde
te entre organizaciones de campesinos permite, enton- el decreto-ley 17716.
ces, que la táctica de las tomas sea usada en otros luga- En el valle de Huaura-Sayán el proceso fue similar;
res, primero en la costa y luego en la sierra. En la cos- las tomas comenzaron, como en Chancay, en marzo de
ta son Chancay y Huaura los valles en los cuales se usa 1973 y, hacia agosto, la federación del valle, mediante
extendidamente la toma como forma de radicalizar la un plazo perentorio para que las autoridades procedie-
acción de la reforma agraria. ran a afectar todas las haciendas, logró una aceleración
En el valle de Chancay-Huaral, entre marzo y mayo de las afectaciones. Sin embargo, un esfuerzo posterior,
de 1973, se produjo una movilización durante la cual se en marzo de 1974, contra la anulación de la afectación
tomaron trece fundos (Informativo Agrario 1973, N° 2: de El Regocijo, propiedad del hijo de un ex-ministro del
2-4); mientras se realizaban las tomas, la federación cam- gobierno militar, y que incluyó la toma del fundo más
pesina del valle planteaba a las autoridades de reforma un paro de 48 horas en el valle, obtuvo la represión po-
agraria un pliego que, fundamentalmente, contenía las licial como respuesta.
exigencias de que se tomara posesión de nueve fundos, Un caso de "legalización" similar al encontrado en
incluyéndose la afectación total de ellos, y que se garan- Querecotillo ocurrió en Huaura, durante la toma de la
tizara el pago de los beneficios sociales a los trabajado- hacienda Santa Inés. Los campesinos obligaron a capi-
res. En junio de 1972, la propia federación –aún en tular formalmente al propietario, quien firmó, luego de
el grado de los trámites administrativos– había reali- cinco días de huelga en demanda de la afectación, un ac-
zado un paro en todo el valle, pero solicitando la des- ta en la cual accedía a dejar el fundo en manos de los
titución de funcionarios; al presentar el pliego en mar- trabajadores y a pedir, él mismo, la afectación por la
zo de 1973 dio un plazo de diez días, anunciando un pa- reforma agraria. El documento (Pásara 1974: 177-180)
ro preventivo de 24 horas y, luego, la huelga general revela una traducción jurídica de los logros de la movi-
indefinida que, ante la inacción de las autoridades, efec- lización; de un lado, se otorga en la subprefectura de
tivamente comenzó el 12 de abril, junto con las tomas. la provincia, siendo la autoridad política quien da fe del
92 Pásara 3 / La lucha por la tierra 93

acto; de otra, la forma es asimilable a la de un contra- pitalización que diversos informes señalan en coopera-
to, en el cual actúan como partes los trabajadores del tivas y sociedades agrícolas de interés social; por ejem-
fundo representados por su sindicato y los del valle por plo, casi todos los informes sobre empresas agrarias pu-
su federación, de un lado, y el propietario y su abogado, blicados por el Centro de Estudios de Participación po-
de otra; el hacendado deja la posesión del fundo, acep- pular del SINAMOS coinciden en este rasgo, consecuen-
tando el hecho de fuerza consumado, hace entrega de cia de procedimientos dolosos –que señalan– de parte
los vehículos de trabajo, se compromete al pago de be- de los propietarios y que contaron con respaldo de los
neficios sociales y a solicitar al día siguiente la afecta- funcionarios.
ción total del predio; los trabajadores, por su lado, se Si bien los propios actores de este primer tipo de
obligan a permitirle el retiro de los bienes que no son acciones de movilización sostienen .que el objetivo de la
de uso del fundo, los caballos de carrera y la cosecha misma no era obtener el control sobre los medios de
pendiente, que será entregada a terceros adquirentes, producción sino fortalecer la unidad organizativa del
empozándose el dinero para cubrir los beneficios socia- campesinado y hacer madurar en él su conciencia po-
les, y se comprometen a mantener las actividades pro- lítica (Luna Vargas 1973: 29), no puede negarse que el
ductivas hasta que las autoridades se hagan cargo del efecto principal de estas acciones fue la radicaliza-
fundo. ción de la reforma agraria. Como consecuencia, ésta no
Lo observado hasta aquí podría configurar una ima- fue un simple proceso administrativo ni la velocidad de
gen equivocada, consistente en el campesinado que to- la afectación fue una variable técnica. Es decir, mien-
ma tierras y los funcionarios gubernamentales que ac- tras que el "respeto al trámite refleja una conciliación
túan sólo rubricando la decisión popular. La decisoria con los terratenientes y un intento de encuadramiento
presencia campesina en el curso de la reforma agraria de los movimientos campesinos y sus objetivos" (Egu-
no configura un proceso sin trabas ni enfrentamientos; ren 1975: 61), a su vez, el procedimiento burocrático
por el contrario, la movilización encuentra la resistencia genera nuevas contradicciones en las cuales se inserta
del aparato burocrático que, cuando tiene que ceder an- una intensificación de la lucha del proletariado agrícola.
te ella, encuentra formas compensatorias para el pro- De ella se deriva, en primer término, la precipitación
pietario. Una aplicación demorada permite excluir feu- de la afectación de la tierra y, en segundo lugar, una
datarios legalmente beneficiados (Bayer 1975: 28); el nueva fase de la conciencia y organización campesinas.
mismo retardo o la abierta negligencia autorizan com- El efecto precipitador respecto de la reforma agra-
placientemente a que los propietarios extraigan el ma- ria, si bien no es contrario a los objetivos de la reforma,
yor capital posible a través de distintas formas de dis- coincidiendo en sus resultados, amplía sus alcances, a,
posición de bienes inmediatamente antes de la toma de costa de elevar el conflicto en el campo. Pero el efecto
posesión por los funcionarios (Rubín 1977: 34, 37), que sobre los campesinos no coincide con los objetivos del
se aumenten generosamente los, montos de valoración, proyecto oficial. Como se ha apuntado, a propósito de
no se preserve el pago de los beneficios sociales y se las manifestaciones iniciales contra las parcelaciones,
otorguen laxos y gravosos plazos para el recojo de co- la experiencia de movilización campesina tiene conse-
sechas (Eguren 1975: 69). De estos diversos mecanis- cuencias en la organizaci6n. No es fruto del azar que
mos, el más generalizado y grave parece ser la desea- los lugares de más intensa agitación rural, que son los
94 Pásara 3 / La lucha por la tierra 95

de las tomas que analizamos en esta sección, sean ba- ta de modo distinto en el caso de los movimientos que
ses importantes de la Confederación Campesina del han planteado una forma alternativa al contenido de la
Perú, alternativa a los: planes oficiales. Acerca de la reforma agraria oficial. En éstos, la toma de tierras es
ruptura de la legalidad a través de las tomas, es ilus- el primer paso hacia una organización productiva dise-
trativa la percepción de un dirigente sindical de una coo- ñada y manejada por los propios campesinos. Esto los
perativa: diferencia del primer tipo, en el cual la toma provoca
"cuando violamos la ley en la lucha por nuestras la llegada de los funcionarios de reforma agraria y la
reivindicaciones nos sentimos con las manos li- integración subsecuente del fundo en el sistema esta-
bres. Si hacemos una huelga legal tenemos que talmente controlado de manejo de los predios afectados,
cuidarnos para que se mantenga dentro de la para su posterior adjudicación como cooperativa; en
ley. Pero cuando el Ministerio declara ilegal aquellas luchas, producidas en el sector del campo más
nuestra huelga entonces ya nos sentimos sin incorporado al capitalismo, si bien se saca el máximo
trabas para asumir otras formas de acción, co- provecho de la ley para lograr la afectación de la tierra,
mo una toma." (Eguren 1975: 84). no se cuestiona lo sustantivo del proyecto de reforma
agraria oficial, es decir, la adjudicación a una empresa
Si constatamos en ciertos casos la búsqueda del re- asociativa bajo modalidad y condiciones dictadas por el
vestimiento legal a través de formas cuasi-contractua- Estado quien, a la vez, impondrá en lo sucesivo una se-
les, probablemente como forma de consolidar el logro, rie de decisiones básicas sobre la producción y el desti-
una vez consumado el hecho de fuerza, la ruptura pre- no del excedente; en última instancia, como resultado
via de los márgenes legales había permitido avanzar en de estas movilizaciones no se generan características
cuanto a los objetivos y los medios; pero, además, for- nuevas en las unidades agrícolas adjudicadas; con aque-
talecía en la práctica la organización. La federación cam- llas tomas se afecta más y más rápido pero el resultado
pesina de Piura lo reseñó así: –en términos de la empresa constituida posteriormen-
"El sentido organizativo que desarrolla el cam- te en base al predio– no difiere en esencia al oficial-
pesino, la disciplina en cumplir las consignas. El mente previsto.
aparato que crea: responsables, coordinadores, El segundo tipo de luchas ocurre en las zonas lími-
mensajeros. El secreto. El cuidado a sus dirigen- te de la reforma agraria, de baja o nula capitalización,
tes: nunca dan nombres a la 'represión'. Respon- donde permanecían relaciones de producción serviles,
den siempre que es el pueblo el autor del le- en las que la reforma agraria no parecía poder llegar,
vantamiento, desmintiendo las acusaciones de la o donde las condiciones materiales hacían que la refor-
existencia de extremistas en el campesinado. Nin- ma agraria –incapaz de expandir la economía campe-
gún dirigente se moviliza a Piura: el dirigente no sina– llegase a sectores muy reducidos. La experien-
funciona apartado de su base: en caso contrario cia de la lucha campesina en Andahuaylas y, en cierta
es tomado preso o envuelto en argucias legales" medida, las posteriores tomas de tierras por el campe-
(FEDECAP 1973: 7). sinado pobre en el Alto Piura, sugieren la existencia de
Esta relación dialéctica entre el uso de la legalidad esta forma alternativa de movilización. En ella no se
y los márgenes de la movilización campesina se presen- busca precipitar la acción de la reforma agraria, pues-
96 Pásara 3 / La lucha por la tierra 97

to que ésta prácticamente no existe, al tratarse de lu- tación parcelaria, esto es, en términos opuestos al mo-
gares donde el proyecto de reforma agraria encuentra delo oficialmente puesto en práctica que privilegia la
sus límites, dejando casi intocada la economía campesi- explotación colectiva; como consecuencia de la priori-
na; de otro lado, en esta segunda vía se intenta no res- dad a las parcelas, se señalaba que la producción se de-
petar el modelo oficial diseñado para la forma de ad- dicaría esencialmente al autoconsumo (FEPCA 1974).
judicación y de explotación de la tierra. Ambos planteamientos surgían de condiciones muy pre-
En Andahuay1as, las tomas de tierras, ocurridas de cisas: se trataba de haciendas mayormente ociosas y,
julio a octubre de 1974, muestran una forma de lucha en algunos casos, abandonadas por sus dueños; se tra-
directa, que ni siquiera persigue la resolución que afec- taba de un campesinado empobrecido para el cual me-
te el fundo; recurre a la legalidad sólo en busca de que jorar el nivel alimenticio era una urgencia. Ni la situa-
se respete formalmente el hecho consumado –la toma ción campesina ni la de las empresas tornaban aparente
de posesión ya realizada por los campesinos–, en el la posibilidad de endeudamiento con el Estado a cambio
intento de garantizar un modelo de explotación propio, de obtener financiación para la explotación colectiva.
decidido por los campesinos, en oposición a las deci- Para los fines de nuestro análisis importa destacar
siones tomadas por los funcionarios en aplicación del la modalidad de las "actas" firmadas entre representan-
modelo oficial. Similar, en cuanto rompe el patrón ofi- tes de los campesinos y autoridades gubernamentales
cial, pero no idéntico, es el caso de las tomas de tierras que, a partir del hecho consumado de la ocupación, pac-
en el Alto Piura, ocurridas entre septiembre de 1974 y taban condiciones constituyentes de un estatuto legal
marzo de 1975, efectuadas por campesinos pobres, ex- para estas tierras. A pesar que los campesinos senta-
cluidos de los planes iniciales de la reforma y sus crite- ron otras ''actas" en tomas que realizaron durante el pe-
rios de productividad. Se ocuparon tres mil hectáreas, ríodo de ocupaciones, son sólo dos los casos en los que
buena parte de ellas adjudicada a cooperativas, que no se produjo esta suerte de acuerdo bilateral con los fun-
estaban trabajándolas debido a su baja rentabilidad. Se cionarios del gobierno; son las actas de Toxama y Huan-
proclamó que, en vez de ser organizados compulsiva- cahuacho, firmadas el 4 y el 8 de agosto, respectivamen-
mente en cooperativas, planeaban trabajar parcelas fa- te; Eh ambos documentos (Pásara 1974: 182-187), se
miliares, agrupados en comités que organizarían los consigna expresamente que el objetivo de estos acuer-
cultivos y decidirían las futuras adjudicaciones de la dos es legalizar la posesión que se mantiene de hecho,
parcela (Las luchas campesinas en Piura 1977: 88, 96- originada en la acción de fuerza y obviamente ilegal: "en-
97). contrar una forma de reconocimiento legal para la situa-
En el caso de Andahuaylas, unos treinta mil campe- ción actual de posesión de la tierra por parte del cam-
sinos ocuparon casi sesenta mil hectáreas correspon- pesinado", dice el acta de Toxama, y "alcanzar una tran-
dientes a 78 de las ciento veinte haciendas de la provin- sacción sobre la situación de hecho existente (…) dentro
cia (Quintanilla 1974). La federación campesina había de los lineamientos de la ley de Reforma Agraria"
decidido unos meses antes un programa agrario que in- dice el acta de Huancahuacho. De otra parte, en ambos
cluía las tomas como táctica de lucha, pero señalaba el casos también se pacta el desistimiento de acciones ju-
objetivo de reservar un área secundaria para uso co- diciales sobre los hechos relacionados con la toma de
lectivo, dedicando el grueso de las haciendas a la explo- tierras, concordando expresamente las partes en poner
98 Pásara 3 / La lucha por la tierra 99

de lado la tipificación del hecho como delito de sabota- fuerza policial y administrativa para enfrentar las ocu-
je a la reforma agraria. Por último, el esquema campe- paciones de tierras. En octubre se detuvo a los dirigen-
sino de aplicación de la reforma agraria en las tierras tes campesinos, abriéndose1es a algunos de ellos proce-
ocupadas –cuyos lineamientos se han detallado–" es sos en el fuero militar, y el SINAMOS lanzó una intensa
formulado con referencia a los márgenes que autoriza acción de propaganda contra la federación campesina.
la ley de reforma agraria; de este modo, las condiciones En diciembre, los campesinos se habían retirado de las
que se acuerdan están dentro de los parámetros del mar- haciendas, mediante diversas formas de presión guber-
co legal; para este fin, los campesinos dejan constancia namental, incluyendo la exigencia del retiro como condi-
de su demanda de no pago de la deuda agraria pero, co- ción de la excarcelación de los dirigentes; el SINAMOS
mo ello depende de condiciones políticas no alcanzadas, había logrado reclutar campesinos para la liga agraria
la materia del acuerdo se limita a la prórroga del pago que instaló ese mes y la acción de reforma agraria se
a través de los años muertos autorizados por ley. En dinamizó, empezándose a afectar haciendas que habían
esta vuelta del juego dialéctico entre el rebasamiento de permanecido intocadas durante los cinco años de vigen-
la ley y la formalización del hecho, una vez produ- cia de la ley de reforma agraria; éstas fueron adjudica-
cido, hay, pues, un serio intento de que la alternativa das a ex-feudatarios pero no al campesinado organiza-
campesina planteada y forzada se consolide al reforzar- do en comunidades que efectuó las tomas.
se el amparo legal, aunque declinen en ello ciertas rei-
Los dos tipos de la movilización que incluye tomas
vindicaciones.
de tierras probablemente tienen su razón diferencial no
Las actas procuran que el modelo campesino alterna- sólo en la diversa acción de la reforma agraria –avan-
tivo al oficial quede dentro de los márgenes de la ley. zada en las empresas capitalistas de la costa, inexisten-
Así se formaliza el intento de crear un esquema de con- te en las haciendas semi-serviles de la sierra– sino en
trol campesino sobre los medios de producción, mani- el rol previo que ya venía cumpliendo la organización
fiesto en la puesta de lado de los comités especiales de campesina en uno y otro caso, A propósito de las tomas
administración integrados por funcionarios y su reem- de tierras ocurridas en 1963, Cotler y Portocarrero (1976)
plazo por la directa responsabilidad de los campesinos, observan que, mientras las organizaciones de trabajado-
en el pacto de condiciones precisas para la intervención res en los fundos de la costa participaban dentro del
del Estado, y en el modo en que se diseña en las actas sistema político de modo que sus acciones se canalizan
una estructura propia de administración de los fundos en él sin cuestionarlo, las organizaciones campesinas
tomados, rechazando el esquema cooperativo o SAIS. de las áreas tradicionales habían tenido que recurrir a
Durante los meses de agosto y septiembre, las to- formas de cuestionamiento radical del sistema de domi-
mas no continuaron siendo acompañadas de las "actas" nación tradicional:
firmadas con el gobierno; las tomas se multiplicaron "el diferente carácter regional del impacto del
más allá de la dirección de la federación campesina y fenómeno de modernización que el Perú ha su-
las autoridades –que al iniciarse los tratos estaban en frido en lo que va del siglo, ha contribuido para
conflictos con sectores de la burguesía en Lima, origi- que las organizaciones campesinas tengan estruc-
nados por la expropiación de los diarios– rehusaron turas y propósitos igualmente diferenciados (…)
nuevos tratos con los campesinos, desplazando una gran
100 Pásara 3 / La lucha por la tierra 101

Los establecimientos modernos, es decir, en los de tierras de la década del sesenta, precisamente deno-
que se concentran obreros agrícolas, tienden a minadas "recuperaciones" y reforzadas en su base de
la agrupación institucionalizada y a favorecer en p:etendida legalidad con la exhibición de títulos de pro-
igual forma la solución de los conflictos de cla- piedad coloniales, aparece en los dos tipos de casos que
se (…) (que) no atenta contra la situación social hemos visto. El éxito en la obtención de la tierra no
existente. guarda relación con el uso de la legalidad; ésta se en-
cuentra presente en ambos, con desenlaces opuestos. La
En cambio, en los establecimientos "tradiciona-
legalidad intentada desde los campesinos anuncia una
les" que se definen básicamente por el estado de
búsqueda de legitimación que ellos –también– atribu-
servidumbre y por ende de subordinación de los
yen como efecto al derecho. Martínez Alier observa que
trabajadores bajo un control monopólico, los con-
el legalismo es el "terreno común" con el poder buro-
flictos procuran romper, precisamente, los cáno-
crático, en el cual intenta moverse la acción de los cam-
nes institucionales, redistribuyendo los recursos
pesinos utilizando "el toma y daca de la lucha de cla-
y de allí modificando la estructura y las relacio-
ses" (88) como el instrumento adicional que, jugando en
nes sociales a nivel nacional." (308).
aquel terreno, les va a permitir alcanzar sus reivindi-
Diferentes grados de desarrollo e inserción en el sis- caciones.
tema productivo, diferentes formas organizativas y de
El uso de la legalidad, con un carácter instrumental
actuación en el sistema político, diferentes niveles de
no es ajeno tampoco a los niveles de centralización cam-
implementación del proyecto gubernamental de refor-
pesina. En su congreso de instalación (1974), la Confe-
ma agraria y diferentes formas de contradecir la legali-
deración Nacional Agraria llenó sus acuerdos de pro-
dad aparecen causalmente articulados para explicar, tam-
puestas modificatorias del régimen normativo de la re-
bién, diferentes resultados en lo que concierne a la ob-
forma agraria: reducción del mínimo inafectable en la
tención de la tierra. Mientras el primer tipo de movili-
costa hasta quince hectáreas, nuevos dispositivos sobre
zación, que cuestiona el proyecto legalmente expresado
trabajadores eventuales, impuestos sobre excedentes
sólo en el monto de la tierra afectable y en la oportuni-
para destinarlos a comunidades pobres, nuevo régimen
dad de la afectación, accede a la adjudicación de la tie-
legal para la deuda agraria, etc. En la Confederación
rra, no la logra el segundo que, dado el atraso de su me-
Campesina del Perú se encuentra, a través de sus acuer-
dio, recurre a formas que no sólo cuestionan medios del
dos en reuniones formales, sobre todo actitudes de de-
proyecto oficial sino el modelo mismo de empresa adju-
nuncia frente al régimen legal; pero, bajo asesoría di-
dicataria. La distancia que se intenta salvar con el sal-
recta de esta organización han tenido lugar las "actas"
to de las tomas es mayor en este segundo caso y el ob-
sobre tierras ocupadas, cuidadosamente transacciona-
jetivo no se alcanza, a pesar del uso instrumental del
les en su respeto a la ley y con una clara forma contrac-
revestimiento legal –a través de las "actas"– exitoso
tual. Que, para sus fines, la CCP alentara las tomas de
sólo mientras el gobierno no estuvo en condiciones de
tierras (1974: 23, 26) y no lo hiciera la CNA no con-
imponer nuevamente el orden.
figura distintas aproximaciones al uso de la legalidad
Este legalismo "desde abajo", que había sido nota- sino anuncia diferencias políticas que serán mejor exa-
do por Martínez Alier (1973:75-76) en las invasiones minadas en el capítulo siguiente.
102 Pásara 3 / La lucha por la tierra 103

El recuento de la movilización campesina que ha in- fiesta por aquéllos, tienen capacidad explicativa sobre
tentado instrumentar la legalidad en el servicio de sus la dinámica de la aplicación de la reforma agraria. Esto
objetivos, nos permite intentar conceptualizar mejor la sugiere, adicionalmente, que más allá de la afectación
lógica del proceso de afectación. Pease ha sostenido al la capacidad determinante de la movilización campesi-
respecto que na cualifica el proyecto mismo de reforma agraria: és-
ta, de manera global, atiende mejor a los sectores cam-
"la prioridad de afectación depende de distintos
pesinos mejor movilizados.
factores tales como el nivel regional de decisión,
el grado de conflicto y movilización campesina, el Si la movilización y las tomas producidas en ella bus-
tipo de causales que se pueden utilizar, etc. Pe- can legitimarse por el amparo bajo formas legales, lo
ro juega un rol decisivo el mismo conflicto gene- propio ocurre con todo el proceso de afectación. La na-
rado por los propietarios y su capacidad para for- turaleza política de éste se recubre de una justificación
mular amenazas al gobierno." (1977: 101). de tipo jurídico, Así, sobre el conflicto por la tierra pro-
cesado por la reforma agraria opera una conversión que
Con lo cual cuestiones burocráticas son elevadas a
lo expresa en términos legales. En tanto que la ley su-
nivel de razones explicativas de la expropiación de tie-
jeta a condiciones la posibilidad de la afectación el con-
rras a las causales legales se les atribuye capacidad ge-
flicto jurídico equivalente al conflicto social agrario de-
nerativa de la afectación de la tierra, la movilización cam-
viene en: i. la interpretación del sentido de tales nor-
pesina resulta un factor entre otros enumerados y lo "de-
mas y ii. la calificación de los hechos que con suscepti-
cisivo" sería el conflicto de los terratenientes con el Es-
bles de ser comprendidos en las respectivas previsiones
tado –explicación que es válida para el excepcional caso
legales.
de los complejos agro-industriales– y no el de aquéllos
con los campesinos. Por el contrario, Palmer ha conclui- A nivel de los conflictos localizados, la efectiva de-
do de su detallado examen de casos en Lambayeque y cisión sobre la afectación, aunque tenga como explica-
Ayacucho, que las zonas más movilizadas reciben más ción de fondo la movilización campesina en importante
atención, en general de la reforma agraria, y en particu- medida, en términos formales se sigue expresando en el
lar sobre afectación de tierras, que las zonas menos mo- incumplimiento o no de las causales previstas por la ley.
vilizadas (1973: 243). Esta percepción resulta confir- No solo los decretos de afectación recurren a causales
mada por el análisis de casos cuyos resultados se han normativamente tipificadas sino que, como se ha visto,
presentado en esta sección: movilización campesina y oficialmente las autoridades justifican su comportamien-
afectación de tierras tienen una vinculación causal en to político declarándolo ajustado a "los términos de la
la cual aquélla resulta determinante de ésta, aun cuan- ley, en obvia búsqueda de legitimación. El comporta-
do el resultado de la afectación –como en Andahuay- miento del aparato del Estado parece requerir, cuando
las– contraríe los propósitos de la movilización campe- menos en la percepción de sus conductores, de la justi-
sina, debido a que éstos eran opuestos al proyecto de ficación ideológica que le otorga el reclamarse simple
reforma gubernamental. y estricto cumplidor de normas legales.
Lo anterior no intenta sugerir que la afectación de la
En otras palabras, el conflicto entre campesinos y
tierra consistía de actos de arbitrariedad que el dere-
terratenientes, y la organización y fuerza en él mani-
cho sólo recubría o enmascaraba. Hay que distinguir
104 Pásara 3 / La lucha por la tierra 105

dos niveles. El primero es la ley que contenía la poten- A pesar que las respuestas oficiales negaron toda inde-
cialidad de afectar la tierra; precisamente, la expedí- finición, los hechos mostraron: i. un proceso de perma-
ción de tal mandato legal era consecuencia de un largo nente redefinición en el tratamiento al capital; ii. una
proceso de desarrollo del conflicto agrario; pero si la cierta ambigüedad en los términos ofrecidos por el go-
disposición legal era necesaria para que determinado bierno a los propietarios.
predio se afectase, no resultaba suficiente; a los fines
Tratándose del sector terrateniente, el primer fac-
de la afectación concreta, el rol de la regla jurídica ge-
tor lo hemos encontrado a través del análisis del cam-
neral no tenía capacidad determinante y causal. En el
biante estatuto jurídico de la propiedad rural previa a
segundo nivel, el de la aplicación del derecho, concu-
la reforma, que generó, incertidumbre a partir de una
rrían razones político-sociales que desencadenaban la
manifiesta inseguridad jurídica. El segundo factor pue-
afectación. En el proceso vivo de la conflictividad so-
de ser bien graficado en la definición inicial conteni-
cial, de fuerzas que, expresándose de manera política,
da en la ley de reforma agraria, la cual señaló que de-
se oponen contradictoriamente, las normas legales pro-
bería lograrse, en virtud de este proceso transformador,
veen los elementos que respaldan, con legitimidad, la
que "la tierra constituya para el hombre que la trabaja,
solución que se dé al conflicto concreto. Esta conver-
base de su estabilidad económica, fundamento de su bie-
sión legal del enfrentamiento se produce debido al ca-
nestar y garantía de su dignidad y libertad". Posterior-
rácter arbitral del proyecto de reforma agraria, que
mente, la abundante agitación ideológica con la cual el
procura redefinir los intereses enfrentados a costa de
gobierno acompañó sus primeras acciones de reforma
reconocer reivindicaciones a unos y otros.
en los complejos azucareros de la costa, redujo la idea
Tratándose de la afectación de la tierra, la legalidad a la siguiente expresión de consigna: "Que la tierra sea
de base permitía resolver los conflictos específicos se- para quien la trabaja".
gún la correlación de fuerzas que hubiera en ellos. La
Tal declaración, que pretendía resumir uno de los
necesidad social de afectar ponía así en marcha un pro-
contenidos esenciales de la política agraria implementa-
ceso burocrático, uno de cuyos componentes era la pro-
da, portaba una esencial ambigüedad: campesinos y pro-
visión de argumentos legales para afectar: se "descu-
pietarios se sentían aludidos por el principio y con el
bría", entonces, que existían causales de afectación; es-
consiguiente derecho a la tierra. Mientras los campesi-
to último sólo era posible estando autorizado por una
nos estimaban, con lógica evidente, que eran ellos los
ley radical, con una alta capacidad potencial de afecta-
trabajadores directos del agro y, en consecuencia, quie-
ción, conforme hemos visto, a través de nueve hipótesis
nes debían acceder a la ansiada reivindicación, los pro-
abarcativas de muy diversas y variadas situaciones.
pietarios que alegaban cumplir los requisitos legalmen-
te impuestos para la conducción de las empresas agro-
2. Los propietarios: ¿es posible la transacción?
pecuarias, sostenían estar trabajando la tierra del modo
Uno de los aspectos más reiterados en declaracio- prescrito y exigían que se respetara su derecho. El con-
nes y protestas de los dueños del capital, durante el flicto de interpretación quizá se mostró con toda eviden-
período 68-75, fue la falta de definición y claridad en cia tratándose de aquellos arrendatarios que conducían
las "reglas del juego" que se trataba de imponerles. directamente, que creíanse amparados por la ley en des-
medro de los propietarios rentistas, y fueron descalifi-
106 Pásara 3 / La lucha por la tierra 107

cados en algunos casos, como el del valle del Santa (Pa- agraria–, se permitía una salida ventajosísima para
drón y Pease 1974). los terratenientes y/o urbanizadores al autorizarlos a
multiplicar el valor de la tierra mediante la conversión
Si el gobierno utilizó o no conscientemente esta am-
de agrícola en urbana, y se dejaba sin acceso a la adju-
bigüedad –presente no sólo en el sector agrario– como
dicación a un correspondiente sector de campesinos que,
herramienta política, es asunto para el cual no hay su-
de otro modo, hubiesen recibido predios de alta poten-
ficientes elementos de análisis y que, en cualquier ca-
cialidad económica, originada en su cercanía a los cen-
so, no corresponde directamente a los intereses de este
tros de consumo. Se abría, en suma, un importante cam-
estudio. Sin embargo, lo que sí se evidencia de la rela-
po de enfrentamiento entre los intereses en contradic-
ción entre el comportamiento gubernamental y los pro-
ción acerca de la tierra.
pietarios es una búsqueda prolongada y áspera de un
punto de conciliación entre el proyecto del primero y Meses después se produjo una ampliación abarca-
los intereses del segundo, como forma de legitimar a tiva del principio que había llevado a excepcionar las
aquél. Bajo presión de la movilización campesina, con áreas de expansión urbana; por el decreto-ley 18003
la influencia activa de los sectores más radicales den- se incluyeron en la situación de excepción respecto a
tro de él, el gobierno de Velasco no logra esta transac- afectación las granjas, establos y cultivos de panllevar,
ción a lo largo del curso de la reforma agraria. Vamos cuya dimensión fuera entre media hectárea y la unidad
a examinar el desarrollo de esta contradicción, ponien- agrícola familiar y que estuvieran ubicadas en "zonas
do atención en dos de sus expresiones principales: el sub-urbanas". Este dispositivo, si bien ponía fuera del
problema específico de la expansión urbana y el más alcance expropia torio a un adicional sector de propie-
general de la situación referente a la pequeña y media- tarios, traía una exigencia nueva para aquellos excep-
na propiedad. cionados en virtud de la expansión urbana: se les com-
pelía a cumplir los plazos de las obras de urbanización,
El tema de la expansión urbana concierne no sólo a
bajo sanción de expropiación y multa por el 50% del
los propietarios agrícolas; en proporción no precisable,
valor de aquélla. Del mismo modo, y en busca de un
en este conflicto están presentes los intereses de gru-
punto de equilibrio con los frustrados intereses campe-
pos financieros que especulan con el crecimiento de las
sinos que empezaban a manifestarse contra la situación
ciudades, destinando importantes inversiones a las obras
excepcionada de estos fundos, el decreto aumentó el va-
de urbanización. Esto contribuye a explicar, probable-
lor de la compensación a los feudatarios y la amplió a
mente, la excepción de la afectación, contenida en el
los pequeños arrendatarios, hasta por el monto del au-
decreto-ley 17716, para las tierras destinadas al creci-
toavalúo hecho por el propietario para el pago del im-
miento urbano, previendo una compensación para los
puesto al valor de la propiedad; quedó así largamente
feudatarios que, ubicados en tales predios, no pudieran
superado el máximo del 30% del valor de la tierra, que
convertirse en adjudicatarios de la reforma agraria. Más
había sido establecido por la ley original.
allá de la explicación técnica que pudiera darse, en ra-
zón de la expansión de las ciudades, con tal dispositivo Con posterioridad a esta norma y mientras se repi-
se permitía librar de la expropiación una cantidad de ten las protestas campesinas contra el régimen del dis-
tierra que sería determinada por la autoridad de vivien- positivo original sobre expansión urbana (Pease 1977:
da, –es decir, no por la responsable de la reforma 125), se expide un nuevo decreto-ley, el 18296 que dis-
108 Pásara 3 / La lucha por la tierra 109

tingue el monto de la compensación para los ocupantes claramente a los propietarios, el 18296 establece un
de parcelas según el tipo de obra urbana que efectua- punto de transacción más favorable a los campesinos.
ra el propietario al evitar la afectación: a mayor grado
Alentado por el sector radical del gobierno, apare-
de urbanización, menor porcentaje de indemnización y
ce el decreto-ley 19462, que dispone que el Ministerio
viceversa; en caso que el propietario se propusiera efec-
de Vivienda programará la expansión urbana, utilizan-
tuar una simple habilitación pre-urbana, el ocupante ten-
do en primer lugar los terrenos eriazos y, cuando se re-
dría derecho preferencial a que el propietario le trans-
quiera usar tierras agrícolas, ordena tomar en primer
firiera un lote para cuyo pago la indemnización sería
lugar las menos productivas; añade un nuevo requisito,
del 100% del valor de las tierras que dejaría de ocu-
que impone dedicar por lo menos dos terceras partes de
par, pagando el saldo en 10 años sin intereses.
las tierras a la ejecución de proyectos de tipo económi-
Evidentemente, la última norma intentaba una fór- co; deja en suspenso todos los procesos de habilitación
mula de transacción entre los intereses en conflicto. De urbana de tierras que no hayan iniciado la ejecución de
un lado, existía la presión de los propietarios para lo- obras, hasta que no se efectúe la reprogramación; y, fi-
grar no ser afectados, mediante la habilitación de tie- nalmente, establece corno sanciones, la expropiación pa-
rras urbanas; esta presión que, probablemente, existió ra el incumplimiento del cultivo de panllevar, y la de-
en el origen mismo de la ley, fue incentivada por la nor- claración de abandono para los predios que no sean cul-
ma original que abrió el cauce, posteriormente ampliado tivados en un plazo de noventa días de recogida la co-
por el decreto-ley 18003 referente a predios en zonas secha o de promulgación del decreto. Evidentemente, se
sub-urbanas, para que los propietarios lograran la cali- trata de un nuevo recorte a las posibilidades de los pro-
ficación de las zonas de expansión y procedieran a pro- pietarios para utilizar la expansión urbana como esca-
gramar masivamente la conversión de las tierras agrí- patoria a la afectación. Pero es necesario enfatizar que
colas en urbanas. Del otro lado, los intereses campesi- tal recorte ocurría, precisamente, en medio de los re-
nos ven rápidamente en la excepción una forma de evi- sultados producidos por las normas anteriores que, in-
tamiento de su reivindicación sobre la tierra y protes- tentando solucionar el conflicto, sólo lo habían reformu-
tan, al principio desorganizadamente y, luego, con más lado. A este respecto, la federación campesina del va-
concordancia, como veremos inmediatamente. Hay que lle de Huaral, Chancay y Aucallama denunció (1972)
añadir que los sectores más conservadores y más radi- que las normas sobre expansión urbana estaban crean-
cales del propio gobierno, agrupados también en secto- do desocupación, puesto "que los hacendados fueron de-
res administrativos del aparato estatal, toman posición jando las tierras en abandono, para demostrar al gobier-
correspondientemente en el conflicto e instrumentan la no que (…) no servían para la agricultura".
normatividad jurídica; mientras la calificación de tierras
Norma y conflicto continúan interactuando; en 1971,
urbanas se hace con generosidad en el Ministerio de Vi-
el presidente del Tribunal Agrario reclama en su memo-
vienda, en el de Agricultura se presiona para la expe-
ria (Figallo 1971: 20) una ampliación de la compensa-
dición de normas más exigentes con los propietarios y
ción, hasta ahora prevista por la ley sólo para feudata-
que compensen mejor al campesino que queda fuera del
rios y pequeños arrendatarios, en beneficio de los tra-
beneficio de la reforma, y el SINAMOS colabora en la
bajadores agrícolas "que, como consecuencia del mismo
movilización de éste. Si el decreto-ley 18003 favorece
proceso, pierden su única fuente de trabajo"; con clari-
110 Pásara 3 / La lucha por la tierra 111

dad señala que esta falta de protección "provoca situa- de 1974 doscientos trabajadores estables y trescientos
ciones conflictivas" que propone subsanar con una nue- cincuenta eventuales comenzaron la huelga general in-
va norma. Esta es la que, se contiene en el decreto-ley definida, propagandizada por el diario semi-oficial Expre-
19484, que incorpora a los trabajadores estables del so, en reclamo de la afectación del fundo en trance de
predio que será habilitado como urbano, al mismo ré- urbanización, acusando a la entidad propietaria de "no
gimen de indemnizaciones de los ocupantes de parcelas, cumplir con el espíritu del D. L. 20069", que limitaba
a razón de un hipotético cálculo de mil metros por año la expansión urbana en los fundos dedicados al cultivo
de trabajo prestado; manda igualmente que si quedara de productos alimenticios (Calderón et al., 1975: 794).
un área remanente para uso agrícola se les, transfiera La Federación de Trabajadores y Campesinos de Lima
un lote multifamiliar y que en el caso de habilitación –base de la CGTP– denunció, a partir de este caso, el
pre-urbana se les otorgue parcelas en términos similares carácter conciliador de la reforma agraria y señaló que
a los previstos para los feudatarios. La importancia de la el decreto-ley 19468 era deliberadamente ambiguo, con
modificación es que por ella se incorpora como partici- el objeto de permitir maniobras como las llevadas a ca-
pante formalizado del conflicto a un nuevo campesino, bo por el Banco propietario, mediante la facultad de los
el asalariado. El efecto de esto es el reforzamiento de órganos administrativos para que "interpretaran" la ley
la presión campesina, en cuanto se ha ampliado la base (1974, mimeo). En marzo se suspendió la huelga, luego
de los interesados. Poco después, un comité organiza- de 28 días, ante el ofrecimiento de las autoridades de
dor de las asociaciones agrarias del valle de Lurín (s/f, transferirles el fundo de 1231 hectáreas, lo cual efecti-
mimeo) se pronunciaba contra la fórmula del decreto vamente ocurrió en octubre (Pease 1977: 126).
comentado, aduciendo que la compensación reconocida
En octubre de 1974, demostrando que el conflicto
a los campesinos era "una miseria" y que este ofreci-
permanecía planteado luego de todas las normas lega-
miento debilitaba la posición de los sindicatos.
les que habían intentado resolverlo, la Confederación
El seguimiento de los conflictos concretos en torno Nacional Agraria (1974: comisión 7, 5) acordó deman-
a la temática de la expansión urbana muestra rasgos dar al gobierno la derogatoria del artículo 42° de la ley
significativos que bien pueden ser examinados a través de reforma agraria que contenía la excepción de afecta-
de uno de los casos de mayor resonancia: el de Caude- ción para las tierras de expansión urbana, la elimina-
villa, quizá el más importante de los varios ocurridos en ción de las denominadas habilitaciones pre-urbanas, la
los valles que rodean Lima. Los intereses de los urba- reconsideración de todos los planos de expansión urba-
nízadores. la capacidad de alcanzar una gran audiencia na con el objeto de modificarlos "en función de los in-
por parte de los campesinos, usando la cercanía a la ciu- tereses del campesinado", la reubicación de los campe-
dad, y el resultado final del conflicto, que expresa la sinos desplazados por el crecimiento urbano en otras
resultante de las fuerzas enfrentadas, a las cuales son empresas asociativas y, finalmente, que el Estado asu-
permeables las agencias del, Estado, pueden notarse en miera exclusivamente la función de urbanizador en to-
el caso. La hacienda Caudevilla fue adquirida por el do el país, "teniendo en cuenta el crecimiento planifica-
Banco de Crédito, que obtuvo del Ministerio de Vivien- do de la ciudad y la fuente de trabajo de los campesi-
da que se la comprendiera en la zona de expansión urba- nos". Inmediatamente después del Congreso de la CNA,
na y dio inicio a las obras de urbanización. En febrero el ministro de Agricultura ofreció que el gobierno aca-
112 Pásara 3 / La lucha por la tierra 113

baría con la excepción de la expansión urbana (La Pren- sen sido cancelados; del mismo modo, la comercializa-
sa, 10.11.74); desde entonces tal anuncio se repitió en ción por el Estado tendría lugar cuando los urbanizado-
diversas oportunidades. Mientras tanto, nuevos conflic- res, "dedicados habitualmente a la compra-venta" de te-
tos se desarrollaron a lo largo de 1975 respecto de di- rrenos, no los hubieren transferido a otras personas an-
versas haciendas cercanas a Lima y otras ciudades im- tes de ser promulgada la norma. En ambos casos me-
portantes. diante contratos privados, cuya fecha precisa es imposi-
ble desmentir, puede eludirse fácilmente la anulación de
Sólo en febrero de 1976 se promulga el decreto-
contratos de tierra urbanizable y la intervención estatal.
ley 21419 que, recogiendo lo reclamado por la CNA,
Sin duda, la presión de los urbanizadores sobre el go-
declara "intangibles, para fines de expansión y habili-
bierno –en plena redefinición política de éste– había
tación urbanas, los terrenos agrícolas", incluyendo aqué-
abierto estas vías de escape a la norma original. De he-
llos respecto de los cuales se hubieran aprobado el cam-
cho, información no escrita asegura que la implementa-
bio de uso y la programación de las obras de habilita-
ción concreta de estas normas no logró salvar de la ex-
ción urbana, si no se hubiesen iniciado las mismas. Com-
pansión urbana casi ninguna tierra agrícola (comunica-
plementariamente, el decreto-ley declaró la nulidad de
ción personal, 20 de abril de 1977).
los contratos de compra-venta para habilitación urbana,
celebrados sobre terrenos agrícolas, facultando a los Como se ha advertido antes, el conflicto de la ex-
compradores frustrados a reclamar judicialmente el pansión urbana sólo muestra exclusivamente al propietario
reembolso de lo pagado. Por último, la norma dispuso agrícola como protagonista; en ciertos casos él será afecta-
que la empresa estatal EMADI-PERU asumiera exclu- do, en segundo término, mediante la nulidad de una
sivamente la comercialización de todos los terrenos ur- transferencia que perjudica más al urbanizador en sus
banos del país. expectativas de lucro y sólo en otros, menos numero-
sos, los intereses del terrateniente y el urbanizador se
Sin duda, tal normatividad parecía asestar un duro
confunden en una sola persona. El tema que sí toca al
golpe a los intereses de los urbanizadores de tierras
terrateniente de manera directa –aunque no exclusiva,
agrícolas, al detener la expansión, impidiendo que más
por comprender al productor parcelario– es el régi-
campesinos perdieran su derecho a la tierra, y al asumir
men de la 'pequeña y mediana' propiedad, que vamos
el Estado la venta de terrenos urbanos, reduciendo pre-
a examinar en segundo lugar.
sumiblemente el margen de ganancia de los urbaniza-
dores. Sin embargo, dos meses después, los dispositi- El texto de la ley de reforma agraria declaraba co-
vos más importantes del decreto fueron sustituidos por mo uno de los propósitos de ésta "difundir y consolidar
un nuevo decreto-ley, el 21461. La modificación consis- la pequeña y mediana propiedad explotada directamen-
tió en unas cuantas condiciones que abrían posibilida- te por sus dueños", afirmación que puesta al lado de
des para evadir las radicales disposiciones originales las causales de afectación produciría una ambigüedad
–que sin embargo se mantuvieron textualmente– dan- de rango similar a la del lema "la tierra para quien la
do una coartada ideológica al gobierno respecto de las trabaja". En efecto, si bien la definición anti-oligárqui-
exigencias campesinas. Así, la nulidad de los contratos ca de todo el proyecto de reforma guardaba coherencia
de venta de terrenos agrícolas 'sólo se producirían cuan- con garantizar la subsistencia y protección de la 'peque-
do hubieran sido adquiridos antes de la ley y no hubie- ña y mediana' agricultura, la propia ley contenía razo-
114 Pásara 3 / La lucha por la tierra 115

nes para afectar la tierra más allá de la simple exten- resante notar en el análisis que sigue, que el igualamien-
sión que sobrepasara los "mínimos inafectables" o de to legal fue ampliamente utilizado por los propietarios
su desatención en términos productivos. En otras pala- agrarios mayores que, al exigir garantías para la 'pe-
bras, no sólo el latifundio era expropiable: también lo queña y mediana' propiedad, sacaron ventaja de la am-
eran los demás fundos, cualquiera fuesen su dimensión y bigüedad de la ley, arrastrando tras sí a los producto-
calidad. res parcelarios de la costa y, en definitiva, generando
una agresiva movilización social a favor de la conser-
Si ponemos el examen de los efectos del texto legal
vación de su tenencia y contraria al gobierno. De este
en relación con el proceso de afectación de tierras, en
modo, la forma de conciliación con el capital en el agro,
buena medida impulsado por la movilización campesina
intentada por el proyecto de reforma gubernamental –y
conforme hemos visto en la primera parte de este capí-
reflejada en la confusión protectora de empresarios ca-
tulo, puede entenderse mejor cómo esta primera ambi-
pitalistas y pequeños propietarios– resultó revertida
güedad deviene una contradicción real del proyecto de
contra el proyecto.
reforma agraria y un componente clave de su dinámica.
La existencia de causales legales para afectar la tierra
Al analizar la temática de la 'pequeña y mediana'
por debajo de los "mínimos" autoriza a que las orga-
propiedad estamos ante uno de los casos más evidentes
nizaciones campesinas se movilicen legítimamente para
de conversión del problema del campo, entendido como
lograrlo y que los funcionarios "encuentren" la respec-
lucha por la tierra, en un problema jurídico. Desde el
tiva causal. Este fenómeno es uno de los que, precisa-
punto de vista de los propietarios, como desde el de los
mente, contribuyó a generar una agresiva respuesta a
campesinos, se va a protestar contra la "inadecuada apli-
los propietarios.
cación de la ley" y se va a exigir la dación de nuevas
La ley, al referirse a la 'pequeña y mediana' propie- normas. Desde el punto de vista del comportamiento
dad, incurría en una segunda ambigüedad, fruto de su del aparato estatal, vamos a examinar dos formas de
imprecisión. A las dos daba igual tratamiento, sin dis- actuación. De un lado, el uso reiterado –contra toda
tinguir una de otra, presuntamente comprendidas ambas evidencia– de la legalidad como justificación a los con-
dentro de los límites del mínimo inafectable. Según es- tenidos del proceso de reforma: los funcionarios no ha-
to, quedaban igualados bajo el rótulo de la propiedad cen algo distinto al estricto cumplimiento de la ley, es
"protegida" por la ley, tanto el empresario inafecto con la repetida declaración oficial en respuesta a las críti-
150 hectáreas en la costa como el ex-yanacón que ape- cas provenientes de los propietarios. De otro lado, la
nas había logrado completar tres hectáreas. Mejía (1973) instrumentación de nuevas formas jurídicas destinadas
ha enfatizado la confusión originada en este igualamien- a alcanzar renovados puntos de acuerdo con los propie-
to legal forzado que toma como criterio un límite de hec- tarios; es decir, la redefinición de los términos posibles
tareaje; bajo tal nivel quedan incluidas tanto negocia- para alcanzar la conciliación. Como vamos a sugerir a
ciones en las cuales prevalecen relaciones capitalistas través del análisis de estas dos formas de respuesta del
como parcelas de pequeña producción mercantil, ambas gobierno al conflicto por la tierra, éstas muestran los
con diferenciadas relaciones sociales de producción y dis- límites del proyecto oficial –atrapado en legitimarse en
tintas composiciones orgánicas de capital y, consiguiente- base a la neutralidad arbitral del gobierno– que termi-
mente, diversas posibilidades de acumulación. Es inte- na por no alcanzar el acuerdo con los propietarios ni lo-
116 Pásara 3 / La lucha por la tierra 117

grar el respaldo de los campesinos. El punto de transac- ción de un propietario: "Si me quitan mi tierra me la
ción no se alcanza y la reforma oficial –con sus suce- quitan con la ley, pero no con la prepotencia." (La Pren-
sivos hitos de intentada conciliación– queda sin el ne- sa, 29.6.73).
cesario respaldo de clase.
Como señala Polo (1976), el conflicto, si bien plan-
Desde el comienzo de la reforma agraria se planteó, teado desde la anulación de las parcelaciones por inicia-
como justificación de los términos de su ejecución, su tiva privada durante el primer y segundo año de la re-
adecuación a ley. La sucesión de cambios en la legisla- forma agraria bajo el liderazgo de los propietarios por
ción obligó a sustentarlos como la forma adecuada de la Sociedad Nacional Agraria, estalla sólo, desapareci-
evitar la burla al auténtico propósito de la legislación da aquélla, cuando se produce una coyuntura de enfren-
de reforma agraria, mediante bajos recursos legales. Ve- tamiento generalizado de la burguesía al gobierno, que
lasco dijo en 1971: es provocada en mayo de 1973 por la estatización de la
pesca, inmediatamente después de la cual el entonces mi-
"No desconocemos ni desconoceremos la peque-
nistro de Economía, general Morales Bermúdez, requie-
ña y mediana propiedad. Pero no permitiremos
re que se definan "las reglas del juego" (Pease y Ver-
que a través de subterfugios de pretendido for-
me 1974: 515). Concordantemente, la Sociedad Nacio-
malismo legal se viole el espíritu de la Reforma
nal de Minería y Petróleo (El Comercio, 1.6.73) y la So-
Agraria y se burle su esencia de medida justi-
ciedad de Industrias (El Comercio, 2.6.73) exigen al go-
ciera" (1972: II, 95-96).
bierno tal definición, reclamándole se fijen los límites de
La conversión de la lucha por la tierra a un enfrenta- la actividad estatal y la privada, y cuestionan la medida
miento en el cual se pretendía dilucidar el cumplimiento sobre el sector pesquero. Es en ese marco donde los
o incumplimiento de los requisitos que la legislación ya existentes comités de defensa de la pequeña y me-
había impuesto al propietario para mantener su propie- diana agricultura, que habían perdido estructuración
dad inafecta, fue efectuada por el gobierno. Tal fue el nacional al decretarse la extinción de la Sociedad Na-
campo de juego en el cual los empresarios agrarios reac- cional Agraria un año atrás, van a redoblar su acción y
cionaron, fundamentalmente ante el creciente número multiplicar su número, tejiendo una articulación que cu-
de afectaciones que comprendía a fundos por debajo del bre pronto todo el país.
mínimo inafectable. Paralelamente, la creciente expan-
El 13 de junio se publica un comunicado de agricul-
sión de la presencia del Estado en el campo, especial-
tores del norte, donde las invasiones de tierras en abril
mente mediante los proyectos integrales de asentamien-
habían comprendido pequeñas propiedades (Mejía 1973),
to rural que intentaban forzar a una cooperativización
quienes afirman que en la ley de reforma agraria "exis-
de servicios entre los pequeños propietarios, con evi-
te una grave e insalvable contradicción" entre el espí-
dente tutela gubernamental, hace reaccionar al peque-
ritu y los principios normativos que protegen a los pe-
ño propietario que se incorpora; entonces, a la moviliza-
queños y medianos propietarios, y gran parte del arti-
ción del empresario. Ambos denuncian la ilegalidad de
culado de la misma ley que está dirigido a la extermina-
la aplicación de la reforma agraria, y exigen nuevas ga-
ción de la pequeña y mediana propiedad; acuerdan exi-
rantías –también legales– para su tenencia. Demues-
gir la suspensión de la aplicación de la reforma agraria
tra bien la percepción de lo ilegal del proceso la afirma-
sobre la pequeña y mediana agricultura hasta que la ley
118 Pásara 3 / La lucha por la tierra 119

sea derogada en lo que tiene de contradictoria con sus mo ha producido. Si bien la justificación oficial de la
principios y, en coincidencia con las sociedades propie- reforma agraria reposa en una decisión política de alte-
tarias, advierten que la desaparición de la mediana em- rar la tenencia de la tierra, el proceso de ejecución se
presa privada agraria conduciría a la implantación de un pretende matemático cumplimiento de preceptos de con-
sistema totalitario (Pease y Verme 1974: 528). Diez tenido claro y libre de apreciación; con ello se pretende
días después, mientras propietarios de Nasca y Palpa negar ‒en el nivel ideológico‒ la movilización campesi-
se adhieren a la declaración del norte, once organizacio- na que exige y logra la efectivización del derecho a la tie-
nes de propietarios en Arequipa se retiran de la instala- rra. Esta presión social ha hecho que, en ciertos casos,
ción de la Liga Agraria acusando al SINAMOS, entre el mínimo inafectable declarado por ley devenga social-
otras cosas, de haber sugerido a los campesinos que de- mente insostenible; el gobierno, sin embargo, se niega
manden al gobierno la declaración de zona de reforma a admitir su propia lógica de comportamiento y la capa-
agraria para ese departamento; se realiza un mitin de cidad que a través suyo logra la fuerza campesina, re-
los propietarios (Pease y Verme 1974: 532). Las mar- fugiándose en la legitimidad del "estricto cumplimiento
chas y mítines se repiten en Cajamarca, San Pedro de de la ley", como repetía el ministro de Agricultura (La
Lloc, Piura, Arequipa, Huaral y Ferreñafe. En todos los Prensa, 23.6.73). El propio Velasco se limita a la ley,
casos se despliega la acusación de que se está afectan- al responder a la campaña propietaria, asegurando que
do por debajo del mínimo legalmente inafectable; en no habrá colectivización de la tierra y que se respetará
Piura se denuncia que, en las adjudicaciones a pequeños lo conducido directamente (El Peruano, 30.7.73).
propietarios, se intenta obligarlos a firmar un contrato
El recurso deviene insuficiente frente a la fuerza de
de compraventa incluyendo una cláusula que posibilita-
la movilización propietaria y, entonces, se opta por acom-
ría luego la colectivización de la tierra (Pease y Verme
pañarlo de la instrumentación de nuevas formas jurídi-
1974: 530).
cas. La primera de ellas es la declaración de inafecta-
La respuesta oficial desmiente las acusaciones en bilidad, que se expresa mediante el otorgamiento de un
tono terminante. Con ocasión del aniversario de la re- certificado al propietario, en base a la inexistencia de
forma agraria, el ministro de Agricultura reasegura las causales para afectarlo. Oficialmente, se ha sostenido
garantías para los pequeños y medianos propietarios que que este documento "garantiza la estabilidad de los pe-
cumplan la ley y señala que la extrema derecha alienta queños y medianos propietarios, mediante la expedición
injustificados reclamos de algunos propietarios (Pease de las correspondientes resoluciones directorales en las
y Verme 1974: 534). Mientras los propietarios continúan cuales se señalan las áreas inafectables que existen de
manifestando en Huaral y Chincha, el gobierno concede acuerdo a ley." (CENCIRA 1972). Sin embargo, resul-
terreno al anular las elecciones de la Liga Agraria de ta paradójico que tal mecanismo de aseguramiento de
Arequipa, que habían sido denunciadas como objeto de la propiedad careciera de base legal, puesto que la ley
manipulación por el SINAMOS, mediante resolución autorizaba a afectar, dadas determinadas situaciones
del SINAMOS (El Peruano, 3.7.73). de hecho en el predio, pero no autorizaba a declarar ina-
fectable aquél en el cual no se dieran las causales pre-
El gobierno responde a las demandas propietarias
vistas; y la razón para que la ley no autorizara tal de-
con las aparentes garantías de la legalidad que él mis-
claración está en que la inexistencia de razones para
120 Pásara 3 / La lucha por la tierra 121

afectar un predio puede variar en cualquier momento. gado por departamentos parece evidenciar el peso de
Por el contrario; el certificado de inafectabilidad inten- los términos relativos de la movilización propietaria y
taba otorgar un estatuto estable al propietario. Varias la movilización campesina. Así, por ejemplo, Arequipa
de las razones legales para afectar un predio son sus- e Ica, centros de movilización propietaria sin organiza-
ceptibles de presentarse en cualquier momento –bajos ción campesina sólida, resultan los departamentos con
rendimientos agrícolas, enfeudamiento, etc.–; pero pro- mayor hectareaje inafecto, mientras que Piura, a pesar
bablemente la más clara es la existencia de condiciones de haber sido la cuna de la movilización propietaria pe-
contrarias a la legislación laboral; obviamente la exigen- ro con una fuerte contraparte campesina, está entre los
cia de una situación laboral regular es continua; mal de menor hectareaje in afecto.
podía entonces "asegurarse" la condición inafectable
La respuesta del gobierno a través de los certifica-
a un predio cuyo conductor podía incurrir en faltas con-
dos demostró que éste intentaba un punto de transac-
tra la legislación laboral en momento posterior a la da-
ción con la seguridad reclamada por los propietarios. A
ción del certificado –aunque la ley dispuso que
pesar de la dudosa base jurídica de los certificados de
una nueva verificación sólo se podría efectuar luego de
inafectabilidad, los propietarios reclamaron su otorga-
un año– y, en consecuencia, quedar incurso en causal
miento, mientras algunos articulistas reclamaban desde
expropiatoria. La ilegalidad de los certificados de ina-
los diarios el reforzamiento de los certificados hacién-
fectabilidad, ideados por los funcionarios del Ministe-
dolos irrevocables (Correo, 21.6.73; 7.7.73) para confe-
rio de Agricultura para dar estabilidad a los propieta-
rirles seguridad. A mediados de agosto estaba formal-
rios, no sólo provenía, pues, de la formal razón de que
mente constituido un Comité de Defensa de la Pequeña
la ley no los autorizaba; ésta no podía autorizarlos por
y Mediana Agricultura que se entrevistó con el presi-
razones de técnica jurídica.
dente Velasco y el Consejo de ministros, pidió seguri-
Pese a ello, el uso de los certificados de inafectabi- dad para trabajar la tierra y protestó por la intromisión
lidad se intensificó como respuesta a la movilización pro- del SINAMOS (Pease y Verme 1974: 582). El gobierno
pietaria de mediados de 1973. El ministro de Agricultu- respondió con la instrumentación de una forma jurídi-
ra aseguraba el 29 de junio en Huaral que las plenas ca mayor: el 21 de agosto se promulgaba el decreto-
garantías para pequeños y medianos se alcanzarían pron- ley 20120, sustituido el 4 de setiembre por el decre-
to, al concluirse "las adjudicaciones a título individual to-ley 20136, similar al primero en lo fundamental.
y las declaraciones de inafectabilidad que corresponda,
La ocasión de la dación de este régimen legal –en
en estricto cumplimiento de lo dispuesto por la legisla-
respuesta a la demanda organizada de los propieta-
ción sobre reforma agraria." (Valdez Angulo 1974: 73).
rios– y la forma en que fue presentado oficialmente
En los días subsiguientes, las diversas zonas agrarias
–como protección a la pequeña y mediana propiedad–
anunciaban masivas declaraciones de inafectabilidad.
no se reflejaban en el contenido específico del disposi-
Hasta octubre de 1974, 30,269 declaraciones habían "ina-
tivo. Este, esencialmente, se encaminó a. dividir peque-
fectado" a 52,161 fundos con un total de 137,303 hec-
ños de medianos propietarios, según dimensión del pre-
táreas (Pásara 1974: 86). Aunque la razón fundo/hec-
dio, mediante tratamientos legales diferenciados. De
tárea muestra que la cobertura de las declaraciones al-
hecho, se retomaba así una táctica iniciada en abril de
canza básicamente a la pequeña propiedad, el desagre-
1973 cuando, mediante el decreto-ley 19977 que liberó
122 Pásara 3 / La lucha por la tierra 123

del pago de la tierra a los pequeños adjudicatarios, el nimos. Asimismo, informó que en quince días de apli-
gobierno había empezado a intentar lograr la adhesión cación del decreto-ley, los funcionarios en visita directa
de los ex-feudatarios, ideológicamente comprometidos a los fundos que solicitaron ser declarados inafectables
con la burguesía agraria como señala Mejía (1973). habían comprobado el estado de los predios y otorgado
El decreto-ley 20136 clasifica las propiedades agra- dos mil cuatrocientos nuevos certificados de inafectabi-
rias individuales en tres categorías: a. los predios has- lidad. La nueva norma, así, se sumaba al, mecanismo de
ta 15 hectáreas en la costa y 5 hectáreas en la sierra o declaración de inafectación, privilegiando explícitamen-
ceja de selva, que sean trabajados directamente por el te a los pequeños propietarios con respecto de los ma-
propietario y su familia más mano de obra contratada yores. Enfatizando la división, el ministro finalmente de-
eventualmente, o que cultiven artículos alimenticios: b. nunciaba que quienes se oponían a la nueva norma se
los predios mayores a 15 hectáreas y hasta 50 hectáreas hallaban en una acción concertada contra la reforma
en la costa, si son trabajados directamente como agraria, con el objeto de mantener sus privilegios a cos-
actividad básica del propietario, con la posibilidad de ta de las aspiraciones del pueblo (Valdez Angulo 1974:
emplear trabajadores permanentes; c. los predios ma- 99-100). Esto último se refería a la exigencia de deroga-
yores a 50 hasta 150 hectáreas en la costa, trabajados toria del nuevo decreto-ley acordada –juntamente con
como única fuente de sustento por el propietario y que la solicitud de suspensión del procedimiento de afecta-
pueden emplear trabajadores de campo o de oficina. ción en todo el país y el rechazo al SINAMOS– en el
El tratamiento legal diferenciado consiste en que las I Congreso Nacional de Pequeños y Medianos Agricul-
exigencias respecto de la conducción son mayores para tores reunido en Arequipa del 14 al 17 de setiembre,
los predios más grandes; especialmente, en lo tocante con 378 representantes declarados de 21 departamen-
al cumplimiento de las obligaciones laborales. El dis- tos (Pease y Verme 1974: 604).
positivo, asimismo, estableció como obligación del pro- Esta última posición evidenciaba que el conflicto dis-
pietario probar la inexistencia de condiciones que da- taba mucho de haber sido resuelto con la norma conte-
rían lugar a la afectación, cambio de orden procesal és- nida en el decreto-ley 20136. Como apunta Pease (1977:
te que, en verdad, creó una nueva exigencia a los te- 81), la burguesía agraria demostraba a través del en-
rratenientes. Las diferencias entre el decreto-ley 20136 frentamiento al gobierno en torno a la pequeña y media-
y el prontamente derogado 20120 fueron menores y, na propiedad que, descabezada de su fracción exporta-
en todo caso, el sustitutorio contenía mayores exigen- dora, y luego del desmantelamiento de la organización
cias al propietario agrícola; una de ellas fue la prohibi- gremial terrateniente (la SNA) dispuesto por el De-
ción de adquirir, en zonas declaradas de reforma agra- creto-Ley 19400, había logrado una capacidad de movi-
ria, predios mayores a cincuenta hectáreas, incluyendo lización en todo el país y, por su cercanía: ideológica y
la extensión que se poseyera antes de la adquisición. social a la fuerza armada, podía lograr mejor audiencia
El Ministerio de Agricultura sostuvo públicamente en el gobierno. Este, en marzo de 1974, respondió a la
las ventajas que la nueva norma tenía para los peque- presión con una nueva norma. La promulgación del dis-
ños agricultores: sin costo y con procedimientos simples positivo siguió a un importante conflicto en el valle de
se podrían sanear los títulos de propiedad, inscribirla en Huaura-Sayán en el cual un fundo de propiedad de un
el registro y ser declarada inafectable con requisitos mí- ex-ministro de agricultura del régimen, afectado en agos-
124 Pásara 3 / La lucha por la tierra 125

to de 1973 y derogada la afectación en enero de 1974; definición global del régimen. En junio de 1975, el de-
fue tomado por los campesinos (Calderón et al., 1975: creto-ley 21166 mejora el tratamiento a los pequeños
794). El decreto-ley 20554 crea el recurso de amparo propietarios, al limitar la causal de afectación por in-
a favor del propietario que habiendo sido afectado, es- cumplimiento de leyes laborales para los predios mayo-
timase que no ha incurrido en causal de afectación o de res a 15 hectáreas en la costa o el triple de la unidad
declaración de abandono. Este recurso es de trámite agrícola familiar mínima en la sierra y al disponer que,
muy sumario y se presenta directamente ante el Tribu- cuando se afecte un predio menor al límite inafectable,
nal Agrario, contra la acción del organismo administra- el propietario podrá conservar hasta 5 hectáreas bajo
tivo de la reforma agraria, la cual hasta la dación de riego si las trabajara directamente, siempre que no ejer-
esta norma era discutible por el propietario sólo en lo za empleo o profesión distintos, principio que ya estaba
concerniente a la valorización. Como se ha observado aplicando jurisprudencialmente el Tribunal Agrario al
en el capítulo 2, el funcionamiento de esta nueva insti- resolver los recursos de amparo (Pásara 1974: 93). Pe-
tución –de formal garantía para el propietario– mues- ro, además, esta norma contiene una serie de beneficios
tra, con las evidencias disponibles hasta fines de 1976, que se dirigen no al pequeño productor parcelario sino
que los propietarios han usado significativamente del al empresario capitalista. De un lado, aumenta a 30 hec-
recurso: 1786 causas ingresadas entre marzo de 1974 táreas el límite inafectable en ciertas provincias de la
y diciembre de 1976. El sentido en que el Tribunal ha sierra. De otra parte, exonera de afectación a las ex-
resuelto el recurso, sin embargo, no parece satisfacer plotaciones pecuarias lecheras, incluyendo las áreas pa-
las expectativas de los propietarios: 13.1% favorecieron ra otros cultivos, hasta 50 hectáreas en la costa y la mi-
a éstos contra 63.4% que confirmaron 1a afectación o la tad del límite inafectable en la sierra; exonera también
declaración de abandono. Si bien es observable una pro- de expropiación por reforma agraria a las tierras ocu-
gresiva inclinación de la decisión hacia contrariar el com- padas por establos, centros de engorde de ganado, gran-
portamiento del órgano ejecutor (80.3% en 1974; 43.6% jas y centros de ganadería de lidia y de crianza de caba-
en 1976), es importante, sin embargo, la cifra referen- llos hasta 15 hectáreas. Las infracciones a la legislación
te a las hectáreas comprendidas bajo los recursos efec- laboral en todos estos casos se reduce a ser objeto de
tivamente amparados: 25,067 has., lo cual es menos del sanción por la autoridad de trabajo, pero no causal ex-
uno por ciento de lo que fue afectado por las acciones propiatoria. Por último, el dispositivo concilia con los
de reforma agraria desde que se creó el recurso de am- terratenientes al mejorar la valorización de los predios
paro hasta diciembre de 1976 (Tineo 1977: 157-158, 174- parcialmente enfeudados.
175).
Finalmente, el decreto-ley 21333, de diciembre de
Luego del establecimiento del recurso de amparo, 1975, establece "con carácter definitivo los límites que
los comités de defensa de la pequeña y mediana agri- corresponden a la pequeña y mediana propiedad rural":
cultura y ganadería continuaron sus reclamos (Calde- 50 hectáreas en la costa y 30 hectáreas en la sierra. Pa-
rón et al., 1975: 839). Durante 1975 el gobierno res- ra aquéllos de estos fundos que hubieren sido declara-
pondió a estas demandas con mayor flexibilidad, impo- dos "inafectos" no se aplicará el incumplimiento de le-
niendo puntos de transacción menos radicales que los yes laborales como causal de expropiación. El disposi-
dispuestos anteriormente, como parte del proceso de re- tivo establece que el Estado adquirirá la tierra por en-
126 Pásara 3 / La lucha por la tierra 127

cima de los nuevos límites que previamente hubiesen si- utilizó los márgenes del nuevo derecho y a los sectores
do reconocidos como inafectables, a precio de arancel y más radicales del régimen para alcanzar sus propios
en diez anualidades en efectivo. Complementariamen- objetivos.
te, se declara inafectable la propiedad menor a 15 hec-
La efectivización del proyecto oficial y su dinámica
táreas en la costa y 5 hectáreas en la sierra, conducida
de relación con las clases sociales produce una decan-
directamente o con familiares, sin necesidad de resolu-
tación económica y otra política. Por la primera, como
ción expresa. El contenido, aparentemente radicaliza-
resultado de la transacción diferenciada que intenta el
dor, al disminuir los límites inafectables en la costa, con-
gobierno, el sector propietario pierde la fracción oligár-
tiene en la forma de valorización y pago términos que
quica en sus expresiones del terrateniente costeño y el
voceros de la clase dominante habían sugerido tiempo
gamonal serrano, se mantiene a un sector burgués agra-
atrás (Correo, 7.7.73). En verdad, el nuevo régimen le-
rio, de relaciones asalariadas, que obtiene reivindicacio-
gal concede un satisfactorio conjunto de garantías a los
nes crecientes a través de los intentos de transacción, y
propietarios.
se beneficia de modo evidente los intereses de los ur-
banizadores. Interesa destacar que la decantación po-
lítica precipitada por el proceso de reforma agraria agu-
dizó el enfrentamiento de clases sociales y dejó solo al
Los conflictos de la expansión urbana y de la peque-
proyecto oficial, a pesar del esfuerzo gubernamental
ña y mediana propiedad, que muestran activamente a
por encontrar sucesivos puntos de transacción con los
los propietarios en el proceso de reforma agraria, evi-
propietarios y de sus agentes políticos por convertir el
dencian ambos que la transacción con los intereses de
apoyo campesino a la reforma agraria en apoyo políti-
aquéllos sólo fue posible a costa de la modificación glo-
co al gobierno.
bal del proyecto oficial, fase que transcurre desde 1975,
expresándose por cierto en varios otros sectores aparte Así se explica que los industriales apoyaran a los
del agrario. En la imposibilidad de alcanzar previamen- "pequeños y medianos agricultores" en su enfrenta-
te la transacción buscada por la reforma agraria guber- miento al gobierno (El Comercio, 30.6.73) y que inclu-
namental, hay que distinguir lo correspondiente a lo so la Confederación de Trabajadores del Perú, bajo
aportado por su vocación antioligárquica ‒que partía control aprista, les prestase "su solidaridad y su res-
de un cierto consenso nacional y que como tal no ponía paldo" (La Prensa, 28.6.73). La burguesía agraria, sa-
en riesgo al capital en conjunto‒ y la contribución de cudida de su fracción oligárquica, se incorporó, de ma-
las fuerzas sociales que aquélla coadyuvó a desarrollar. nera circunstancial pero formal, a las "fuerzas vivas"
El campesinado se convirtió así en una fuerza que, me- que mediante un homenaje al presidente de la Socie-
diante la reforma agraria, desenvolvió su lucha por la dad de Industrias, formaron frente contra el gobierno
tierra en buena parte dentro de márgenes de nueva le- de Velasco a despecho de las concesiones de éste –ma-
galidad y consiguiente factibilidad; allí había una ame- yores con ciertas fracciones como los urbanizadores, pero
naza para la clase propietaria. La reacción de ésta con- que incluso llevó a promover la inversión de bonos, por
tra el proyecto oficial no se genera sólo en el contenido los expropiados, en el sector minero (D.L. 17791) y en
de éste sino en su apertura y relativa tolerancia con la actividades turísticas (D.L. 18807)‒; la movilización
movilización campesina que había hecho posible. Esta propietaria coincide con este encuentro y envía su re-
128 Pásara 3 / La lucha por la tierra 129

presentante que expresa los intereses del sector (Pea- Terratenientes… el privilegio de seguir usurpando di-
se y Verme 1974: 548). En tal postura, la burguesía rectamente las tierras" (1974: 13, 24), mientras que la
agraria logra agregarse al pequeño propietario, no ame- Confederación Nacional Agraria también exigió su dero-
nazado por la expropiación sino por la expansión del gatoria declarándolo "contrario al interés de las mayo-
Estado; para esta incorporación se utiliza la categoría rías campesinas" (1974: comisión 9, 3).
abstracta de 'propietario', bajo la cual quedan incluidos
En el conflicto, el gobierno intentó usar instrumen-
los primeros, que intentan conservar su propiedad ge-
talmente las formas jurídicas como expresiones coacti-
neradora de relaciones empresariales capitalistas, y los
vas de los sucesivos puntos de transacción decretados.
segundos que buscan recuperar el excedente del cual
Se ha sostenido que, mediante las normas, las decisio-
el sistema se apropia en perjuicio de su pequeña pro-
nes gubernamentales "se consagran formalmente y ad-
ducción mercantil (Mejía 1973: 110).
quieren la legitimidad necesaria para su aceptación por
Del otro lado, en estos conflictos el campesinado em- parte de los sectores implicados" (Bustamante 1974: 78);
pieza por respaldar la reforma agraria y manifestar con- el transcurso del conflicto y las posiciones adoptadas
tra los propietarios: miles de campesinos desfilan en por propietarios y campesinos sugieren lo contrario. Evi-
Lima durante los días del conflicto de los pequeños y dentemente, hubo un intento de legitimidad por parte del
medianos y varias organizaciones agrarias emiten comu- gobierno que se refugió en el respeto a la ley, movién-
nicados contra la campaña de los terratenientes (Pease dose dentro de una ideología jurídica de la neutralidad
y Verme 1974: 547, 557). Pero mayor es el énfasis en legal, que no concordaba con su comportamiento instru-
atacar a los propietarios que en defender al gobierno: mentador de las leyes para obtener resultados de acuerdo
la Federación Campesina de Piura aprovecha para se- a un proyecto de reforma social. Del lado contrario, las
ñalar los intentos de conciliar por parte del gobierno con argumentaciones propietarias utilizaron la ideología ju-
los terratenientes y demandar el no pago de la deu- rídica extensamente para sostener la falta de "seguri-
da agraria (Pease y Verme 1974: 578). La posición cam- dad jurídica", la "arbitrariedad en la aplicación de la
pesina, tanto en la expansión urbana como respecto a la ley" y, en suma, el atentado oficial contra el "derecho
'pequeña y mediana propiedad', se hace más clara y dis- de propiedad privada" (Polo 1976: 81-93). Sin duda, que
tante ante los intentos gubernamentales de encontrar el gobierno aceptase seguir el juego en la ideología ju-
una transacción. Así, ante el decreto-ley 20136 que di- rídica liberal predominante le significó condición de su
ferencia tres categorías de propiedad individual, la pro- derrota en este terreno. Si la legitimidad no fue alcan-
gubernamental Confederación Nacional Agraria señaló: zada frente a la burguesía, paralelamente, el apego al
"está posibilitando la subsistencia de situaciones de in- legalismo como justificación oficial del comportamien-
justicia en el agro y atentando contra el espíritu de la to en la ejecución de la reforma agraria, negaba el pa-
Reforma Agraria, obstaculizando su avance y profundi- pel del campesinado en su movilización, que efectiva-
zación" (1974: comisión 8, 3-4). Y ante la creación del mente dinamizó el proceso, a pesar del gobierno. Si
recurso de amparo, coincidieron las dos centrales cam- bien el gobierno se valió de la represión contra la mo-
pesinas, políticamente divergentes. La Confederación vilización campesina, mantuvo abierto un margen real
Campesina del Perú apuntó que "fue promulgado para de aceptación de ella, dadas determinadas circunstancias;
beneficio del latifundismo" en cuanto "devuelve a los la negativa a admitir formalmente este último hecho,
130 Pásara

con todas sus consecuencias, distanció al gobierno de la


fuerza social presuntamente beneficiaria de la reforma. 4
Es significativo el hecho que en pleno conflicto con los Las reivindicaciones de los beneficiados
propietarios, el Ministerio de Agricultura atacase por
igual a los terratenientes que no tenían conducción di-
recta, a quienes amenazó con la expropiación, y a los
sindicatos de las cooperativas agrarias que insistían en
presentar pliegos de reclamos (El Peruano, 25.6.73).
Así, el gobierno instrumentó mecanismos legales al
servicio de su proyecto de reforma, pero permaneció
atrapado en la ideología jurídica tradicional. Si el go-
bierno adhirió a este legalismo de apariencia neutral
fue porque venía bien a su pretensión de un rol de ar- ESTE CAPÍTULO intenta mostrar lo ocurrido con los
bitraje y mediación impuestos, por encima de los inte- presuntos beneficiarios del proceso de reforma agraria
reses específicos de las clases enfrentadas, que signaba durante ella. De un lado, examinaremos su situación
todo el proyecto. respecto del control de las empresas adjudicatarias; de
otro, analizaremos lo sucedido con sus organizaciones
Finalmente, el fracaso en la búsqueda de legitimi-
representativas. En ambos casos, a partir de las formas
dad para el proyecto, mediante los recursos legales, ade-
jurídicas rastrearemos [os conflictos sociales implicados
más encontró otro efecto generado por el carácter tran-
y la manera en que éstos se expresan en aquéllas.
saccional de la mediación gubernamental: los límites a
la propia reforma agraria; como apunta Bayer (1975: En cuanto a la gestión empresarial, pasaremos del
56) las sucesivas garantías dadas a los 'medianos' pro- análisis de la contradictoria normatividad vigente acer-
pietarios terminaron por dejar inalterada la estructura ca de las empresas asociativas ‒respecto a derechos de
de la tenencia en sus tramos de minifundio, de enorme 'propietarios' y actuación del Estado‒ a la contradicción
peso éstos en la conformación agraria del país. entre el manejo campesino de la empresa y las necesi-
dades del capital. Pondremos atención a los modos y
términos de la intervención estatal, así como a los már-
genes de actuación efectivamente recuperados por el
campesino en la empresa, pasando revista a algunos ca-
sos significativos de cooperativas agrarias de producción
y de sociedades agrícolas de interés social.
En lo referente a la organización campesina, enfoca-
remos primero la situación de las entidades que cobra-
ron importancia en el campo antes de la reforma agra-
ria ‒sindicatos y comunidades‒ para detenernos en
el tratamiento dado a ellas por la política estatal. Lue-
132 Pásara 4 / Reivindicaciones de los beneficiados 133

go se verá el surgimiento de la organización campesina El que las disposiciones legales de mayor jerarquía,
propia del proyecto de reforma agraria oficial, sus an- acerca de las cooperativas agrarias de producción y las
tecedentes, justificación ideológica y resultados. En se- sociedades agrícolas de interés social, determinen que
guida, se hará una breve consideración acerca de la al- son éstas mismas a través de sus órganos internos de
ternativa izquierdista de centralización de la moviliza- gobierno las responsables de las decisiones empresa-
ción campesina. riales, ha sido visto frecuentemente como un simple manto
Al final del capítulo se esboza una comparación acer- enmascarador del carácter estatal de tales unidades
ca del papel instrumental de lo jurídico, distinto en los productivas (Luna Vargas 1973: 11). Consecuentemen-
dos problemas analizados, buscando una comprensión te, habría una cierta forma de cinismo oficial en la rei-
explicativa acerca de cómo otorga legitimidad, y cuán- terada afirmación de que en "las empresas de autoges-
do no, la normatividad legal. tión campesina (…) el Estado no tiene ingerencia de nin-
gún tipo que vaya más allá de lo establecido para cual-
1. El control sobre la empresa quier actividad económica" (Valdez Angulo 1972: 40).
Tal interpretación pasa por alto importantes cuestiones
El análisis de las empresas adjudicatarias de la re- del problema: i. el efecto, en el nivel ideológico pero
forma agraria ‒tanto en el marco legal como en su fun- real, de la definición autogestionaria, legal y política-
cionamiento efectivo‒ muestra una contradicción al ni- mente conferida a las empresas adjudicatarias de la re-
vel decisional, entre la proclamada autogestión a cargo forma agraria; ii. los márgenes efectivamente en uso
de los trabajadores y la efectiva intervención estatal a por los campesinos en el control de las empresas. En
través de un conjunto de mecanismos. Este fenómeno, otras palabras, debe observarse que la búsqueda de le-
cuyo estatuto jurídico en la propiedad ha sido examina- gitimidad en el sector campesino, objetivo fundamental
do en el primer capítulo, tiene en la base una contradic- del régimen formalmente autogestionario, supone en la
ción más importante y que consiste en que el intento de práctica el otorgamiento real de cierto nivel de gestión
desarrollar el manejo de las empresas por los campesi- a los campesinos, sin el cual no cabría pretender la le-
nos deviene necesariamente conflictivo –y, en definiti-- gitimidad. Sin tal nivel de derechos no sería posible en-
va, impedido o severamente limitado– con las exigen- mascarar efectivamente nada; conferir a la ley una fun-
cias de la acumulación necesaria en el modo de produc- ción farsesca distorsiona el carácter de la forma jurídi-
ción capitalista. ca que, al asociar coerción y consenso, tiene que otor--
gar ‒no sólo en el papel‒ para imponerse con legiti-
En esta sección vamos a examinar, en primer lugar,
midad sobre el dominado,
los efectos de la contradicción entre autogestión y pre-
sencia del Estado, poniendo atención a los márgenes re- Eguren (1975: 113) ha analizado bien en el caso del
lativos y variables dentro de los cuales se mueven real- valle de Chancay-Huaral cómo la ideología cooperativa
mente cada uno de los términos opuestos en ella. En se- tiene su base material en las nuevas condiciones de tra-
gundo lugar, abordaremos la cuestión de fondo, es de- bajo ganadas por el trabajador agrícola a través de la
cir, cómo el contexto capitalista no sólo estrecha sino cooperativa, cuya asamblea de socios puede imponer de-
predetermina el conjunto de decisiones empresariales cisiones a los consejos y al administrador. Rubín (1977:
dentro de la lógica de rentabilidad que le es inherente 54-55) ha mostrado para el caso piurano que el acorta-
134 Pásara 4 / Reivindicaciones de los beneficiados 135

miento de las diferencias de salarios, la suavización de sa. Por eso, de todos los mecanismos utilizados por el
las sanciones, el reparto de parcelas familiares, las uti- Estado sobre las empresas adjudicatarias, el más cons-
lidades distribuidas, la extensión de los servicios médi- tante y uniforme es el que se ejerce a través de la auto-
cos y escolares e incluso la disminución de la jornada rización para el aumento de salarios, cuestión que ha
de trabajo –comprobada en varios otros lugares (Chi- originado múltiples conflictos con los trabajadores, em-
rinos 1976: 25)–, son logros reivindicativos de los asa- peñados en reivindicar una parte mayor del excedente.
lariados miembros de las cooperativas, alcanzados a tra- El control sobre las remuneraciones resulta clave para
vés de ésta, en la cual pueden ejercer, por lo menos, el garantizar no sólo la acumulación a nivel de la empresa
derecho de destituir a los dirigentes y al gerente o admi- y la reproducción del capital en ella, sino la acumulación
nistrador. estatal mediante impuestos y pago de la deuda agraria,
Tales márgenes de actuación del trabajador, con res- y el traslado de excedente a otros sectores con térmi-
pecto de la toma de decisiones en la empresa, no resul- nos de intercambio que mantienen bajos los costos y,
ta despreciable, si bien aquélla se ejerce en áspera opo- consecuentemente, los precios agrícolas. Aunque un
sición a la presencia de los funcionarios del Estado. En partidario del capitalismo de Estado ha sostenido que
base a mecanismos formalmente establecidos pero de en el caso peruano no ha sido alta la porción de exce-
poca vigencia, como los planes integrales de desarrollo dente apropiada en las cooperativas agrarias por el Es-
y los proyectos integrales de asentamiento rural, y uti- tado (Fitzgerald 1976: 32), la cifra de casi seis mil qui-
lizando vías informales pero sumamente eficaces como nientos millones de soles pagados como impuesto a la
el control en el otorgamiento del crédito a través de la renta sólo por las cooperativas azucareras entre 1971
banca estatal, el Estado tiene una intervención deciso- y 1975 (CECOAAP 1975) muestra que es importante la
ria en las empresas adjudicatarias. parte extraída directamente por el fisco, como resulta-
do del tipo de intervención estatal preservadora, en tér-
La intervención del Estado no expresa una planifi-
minos más generales, del excedente.
cación de la producción por éste (Matos 1976a: 244) y
–conforme hemos visto– tiene un carácter marcada- La crisis económica que sacude al país desde 1974
mente diferencial en función de consideraciones de ti- y que precipita una crisis política del proyecto refor-
po económico y de tipo político. Si ponemos de lado estas mista de Velasco (Alberti 1977: 82) conduce a que la
últimas, que serán mejor examinadas en la segunda presencia estatal, en ese contexto, cuide mejor los as-
parte del capítulo, la intervención del Estado en las de- pectos productivos, en busca de garantizar el abasteci-
cisiones de naturaleza económica se ejerce, fundamen- miento agrícola y maximizar rendimientos en las em-
talmente, en la medida de la importancia económica de presas. Así, en junio de 1975 el decreto-ley 21169 es-
las empresas –por ejemplo, es grande en las coopera- tableció el sistema de producción agropecuaria que or-
tivas azucareras (García Sayán 1977: 144)– y tiene co- ganiza a propietarios individuales y empresas asociati-
mo objeto cautelar el nivel de generación del exceden- vas en núcleos de productores de los cultivos bajo pro-
te en ellas, cuidando no sólo la mantención del criterio gramación oficial, a su vez agrupados con funcionarios
de rentabilidad –interés que frecuentemente compar- estatales en consejos de productores según niveles lo-
ten los trabajadores– sino la preservación de una sig- cal, zonal y nacional; aunque el dispositivo y su regla-
nificativa porción del producto económico de la empre- mento –el decreto supremo 124 75-AL– se refieren a
136 Pásara 4 / Reivindicaciones de los beneficiados 137

la función 'coordinadora' del sistema, la mayor presencia se ha llegado, en ciertos casos, a reducir el monto de los
de la representación estatal, la cooptación de los represen- salarios (Rubín 1977: 45).
tantes de los productores mediante la forzada represen-
El encuentro de un poder de gestión legalmente con-
tación de afiliados a la Confederación Nacional Agraria
ferido a los trabajadores con los decisorios mecanismos
y la conservación por los ministerios de la instancia re-
de intervención estatal que venimos de sumarizar, ha
solutoria acerca de la programación de la producción,
producido resultados muy distintos, cuya variabilidad
muestran una compleja forma de ordenar eficientemen-
puede situarse en referencia al tamaño e importancia
te a agricultores y campesinos con fines de asegurar la
de la empresa y a la fuerza, organización y experiencia
producción, especialmente la alimenticia y la de expor-
de su fuerza laboral. Además, el producto de la inte-
tación. Complementariamente, la 'incorporación' a la
racción entre la reivindicación campesina y la tutela es-
cadena burocrática torna imposible la crítica a la admi-
tatal no se ha mantenido estable en el tiempo; una ex-
nistración estatal (Palmer 1973: 25-27).
celente muestra de la evolución de los términos de di-
Pero, donde el Estado quizá ha puesto mayor énfa- cha relación es proporcionada por el caso de los comple-
sis para su nivel de intervención en las empresas agra- jos agro-industriales o azucareros, que si bien se adelan-
rias, a propósito de la crisis económica, es en los meca- taron en el desarrollo de este tipo de conflicto –por
nismos que aseguran el rendimiento de la mano de obra. lo inmediato de la reforma agraria en ellos– no pre-
En 1976, el decreto-ley 21585 determinó formalmente figuraron del todo lo ocurrido en otras empresas aso-
la necesidad de autorización para modificar los salarios ciativas, dadas sus distintivas características con respec-
y las condiciones de trabajo por las empresas adjudica- to a ellas, tanto en composición orgánica de capital, ren-
tarias que, según este dispositivo, deben seguir un trá- tabilidad y destino del producto al mercado exterior,
mite ante el Ministerio de Agricultura; el incumplimien- cuanto en trayectoria y signo de la lucha sindical.
to es sancionado drásticamente con pena de prisión, pro-
En los complejos azucareros, pasada rápidamente la
hibiéndose que dirigentes o funcionarios cooperativos
etapa de administración estatal para la cual se creó un
sean removidos por la asamblea en razón de no haber
sistema especial de conducción (D.S.51-70-AG) con un
efectuado pagos que contraviniesen este decreto. Para-
comité de supervigilancia (decreto-ley 17732), y pro-
lelamente, el decreto supremo 712-76-AG consolida
ducida la adjudicación, se dispuso al establecimiento de
–aunque sólo legalmente– en el sistema de asesora-
una particular fórmula de gobierno según la cual el go-
miento y fiscalización, dependiente del Ministerio de
bierno designaba a un número de miembros de la asam-
Agricultura, todas las atribuciones del Estado sobre las
blea cooperativa en proporción directa al monto de la
empresas asociativas. Finalmente, se ha dispuesto la
deuda generada por la adjudicación de la negociación;
pérdida de la calidad de socio como sanción a quienes
la razón deuda agraria/beneficios sociales aportados
incurrieran en cualquier tipo de paralización, según el
por los adjudicatarios era favorable a éstos sólo en el
D.S. 2020-76 AG. Como consecuencia de esta política,
caso de la quebrada hacienda Cayaltí; esto significó que
bajo presión de las agencias estatales, se ha restableci-
en todos los demás, según lo dispuesto por el decreto-
do en las cooperativas piuranas el trabajo de los socios
ley 18299, e1 gobierno nominara a la mayoría de los
'por tarea', forma de remuneración a destajo que opti-
componentes del órgano máximo de gobierno de la
miza el rendimiento del asalariado sobresforzándolo; y
cooperativa, durante los años 70 y 71; adicionalmente,
138 Pásara 4 / Reivindicaciones de los beneficiados 139

se previó un mecanismo de representación por tipos de "se valiera de su condición de miembro de un


trabajadores, con lo cual los técnicos y empleados ob- órgano directivo de las cooperativas agrarias, fe-
tenían sobre-representación respecto de los obreros y deraciones sindicatos o comunidades campesinas
trabajadores de campo. La cooptación en la fórmula no para entorpecer la constitución o funcionamiento
podía ser más evidente; su origen ha sido ubicado en el de la cooperativa o frustrar su cometido".
temor gubernamental a la fuerza del partido aprista so-
bre estos sindicatos (Pease 1977: 89-91); sin embargo, La determinación de los actos susceptibles de ser
la experiencia posterior –que será examinada en la denunciados, para su juzgamiento por el fuero militar,
segunda parte del capítulo– ha demostrado que este debido a estar comprendidos en la tipificación delicti-
comportamiento oficial partía de una desconfianza, más va, quedó confiada al sistema de asesoramiento y fis-
general, a la acción de las masas. Si tal fue el origen, calización de las cooperativas agrarias, en cuyos comi-
el resultado de esta norma manipuladora sin legitimi- tés zonales fueron incorporados los jefes departamen-
dad posible fue un sinnúmero de conflictos y enfrenta- tales de la Guardia Civil y la Policía de Investigaciones,
mientos, paros y huelgas, que llevaron al gobierno a adi- según la resolución suprema 285-71-AG.
cionar la represión sobre la manipulación (Pease 1977:
El sistema de conducción de las cooperativas azu-
84). En esto jugó un rol particular la figura delictiva
careras "formado por militares, generalmente del ser-
del sabotaje a la reforma agraria, creada por el decre-
vicio de inteligencia" y cuya instancia decisoria real es-
to-ley 17716 y posteriormente ampliada por el decreto-
taba en los comités de gerentes y técnicos ('Zaldívar'
ley 18158.
1971: 25) se complementó repetidamente con la deten-
Según el texto original de la ley de reforma agra- ción de dirigentes y trabajadores: en mayo de 1970 se en-
ria, incurre en el delito de sabotaje juició a los dirigentes sindicales de Cartavio, en enero
de 1971 ocurrió lo mismo en Pucalá y en setiembre de
"el que (…) atentara contra la producción agro-
ese mismo año una huelga en Cartavio fue seguida del
pecuaria con la finalidad de frustrar la ejecución
despido de los sindicalistas (Pásara 1978).
de las normas legales sobre Reforma Agraria…",
En 1972 se produjo un cambio de política con res-
detallándose a continuación diversas figuras de comisión pecto de las cooperativas azucareras. El decreto-ley
del delito, susceptibles de configurarse por propietarios 19312 eliminó las fórmulas de cooptación e igualó el
las más, y por trabajadores las menos. Este carácter del manejo de estas cooperativas al de las demás. Mejía
sujeto delincuente quedaba reafirmado por el hecho que (1976) sostiene que la modificación en el régimen de
la sanción adicionaba a la pena de prisión la de multa gestión se debió a que el nivel de conflicto alcanzado
equivalente al valor de las inversiones en predios rús- estaba alterando los objetivos del proyecto guberna-
ticos del condenado. La ampliación de la figura delictiva mental, en términos económicos; la acción sindical po-
del sabotaje, mediante el decreto-ley 18158, es resulta- día atentar contra la acumulación en la empresa. La
do de los conflictos surgidos en las cooperativas azuca- apertura logró cooptar directamente a los dirigentes
reras durante la vigencia del régimen de gestión coop- sindicales, muchos de los cuales pasaron a dirigir las
tador que examinamos; la nueva figura delictiva inclu- cooperativas, y consiguió que las reivindicaciones labo-
ye a quien rales pasaran por la empresa, sujetas a su rentabilidad;
140 Pásara 4 / Reivindicaciones de los beneficiados 141

esto último es posible sólo debido a los amplios márge- manifestación de ésta (Eguren 1975~ 139), cuyos lími-
nes de beneficios de la industria azucarera. Ello hace tes tenían que ser estrechados en relación con necesi-
que, en este punto, el proceso de los agro-industriales se dades de acumulación del sistema.
separe del resto de las cooperativas agrarias costeñas. El caso de las sociedades agrícolas de interés social
Si bien las mayores porciones del excedente económico –ubicadas en la sierra peruana– presenta, con respec-
se destinan al pago de impuestos y al de la deuda agra- to de las cooperativas, algunas diferencias que derivan
ria –percibidos por el Estado– y a inversiones renta- de la conformación misma de estas empresas y del gra-
bles, decididas por los técnicos y los funcionarios esta- do de desarrollo de las fuerzas productivas que la re-
tales, y sociales, que reemplazan obras y servicios pú- forma agraria encuentra.
blicos, todavía ha sido posible dedicar una porción sig-
En estas sociedades los adjudicatarios son no sólo
nificativa al engrosamiento de los salarios. Este hecho,
los trabajadores sino, además, algunas comunidades
sumado a la mayor legitimidad de la fórmula coopera-
campesinas circundantes que participan como socios en
tiva que coopta a la dirigencia, compensa suficientemen-
el control de los órganos de gobierno y en el reparto de
te el que la participación de los trabajadores sea baja beneficios; son, pues, personas jurídicas los miembros
o nula (Bernales et al., 1973) y que las relaciones de de estas empresas: una cooperativa que reúne a los tra-
trabajo en términos de división y jerarquización man- bajadores y un cierto número de comunidades. Los de-
tengan lo fundamental del antiguo régimen de hacienda fensores de esta forma de adjudicación sostienen que
(Mejía 1976). no era deseable ni entregar una empresa tan producti-
va sólo a los trabajadores, profundizando las diferen-
A pesar del vigilante sistema de asesoramiento y fis- cias de ingresos en la región, ni repartir las tierras en-
calización, la presencia estatal fue relativamente menos tre las comunidades, que hubiesen dispuesto del recur-
impositiva en los complejos azucareros que en las de- so reproduciendo la estratificación interna de cada una
más cooperativas –después de 1972 y hasta que la cri- y dejado sin empleo a los trabajadores del latifundio,
sis económica en 1977 lleva nuevamente a la interven- perdiéndose la eficiencia productiva. Señalan que la so-
ción estatal directa–; ello se debió a que las necesida- ciedad agrícola de interés social ha logrado redistribuir
des de preservar el excedente no exigían una compre- el ingreso, incrementar la producción y hacer participar
sión de los salarios, a la manera en que lo requirieron crecientemente al campesino (Tolentino 1974: 173-174).
empresas menos rentables, como las piuranas (Rubín Las evidencias presentadas por los estudios realizados
1977). De este modo, la triple alianza entre dirigentes no sólo contradicen tan optimista balance, sino que mues-
campesinos, gerente y Estado (Eguren 1975: 115-116), tran una conflictiva situación complejamente originada
que con un carácter inestable conducía las cooperativas por la presencia de las comunidades, beneficiarias sin
agrarias, puso el acento en los polos que resultaban participar en el trabajo productivo de la empresa.
necesarios para garantizar el excedente, según rentabi- En efecto, los estudios de casos disponibles señalan
lidad empresarial y fuerza laboral reivindicativa. Esta que en las sociedades agrícolas .más importantes, como
interpretación se opone a la percepción de la reglamen- la Cahuide (Montoya et al., 1974) y la Pachacútec (Ro-
tación legal cooperativa como causa de la falta de par- bles 1974) aparece una contradicción nueva, entre los
ticipación de los trabajadores: al revés, aquélla es sólo trabajadores efectivos de la empresa y los campesinos
142 Pásara 4 / Reivindicaciones de los beneficiados 143

ricos, dirigentes de las comunidades, que alcanzan un presa y un proceso de burocratización que a veces los
cierto grado de decisión empresarial y benefician del recluta para puestos oficiales al terminar su período.
trabajo de aquéllos sin aportar productivamente. Como Los informes publicados por el Centro de Estudios
consecuencia, el margen reivindicado por los trabajado- de Participación Popular del SINAMOS muestran un
res de la empresa es menor que en las cooperativas y panorama similar para un conjunto de sociedades agrí-
se reduce a un aumento de salarios negativamente com- colas de interés social en Ancash, La Libertad y Puno,
pensado por una restricción en las condiciones de traba- dándose en cada caso reducidísimos límites a la inter-
jo, particularmente en la tolerancia de la empresa res- vención de los trabajadores en la gestión; en muchas
pecto del ganado de los pastores. La cooptación de diri- empresas apenas se han debilitado las normas de semi-
gentes no pasa por concesiones a los trabajadores, pues- feudalidad características del gran latifundio serrano.
to que los dirigentes no salen de entre ellos sino de los Este aspecto, en el cual coinciden diversos estudios. (Fon-
estratos más ricos de las comunidades socias; en éstos seca 1974: 15-16), muestra, más que una simple diferen-
hay preocupación por maximizar rendimientos y bajar cia de énfasis en la reforma agraria, la incapacidad de
costos –entre ellos el de salarios– a fin de mejorar ésta para superar las formas pre-capitalistas allí donde
la participación en las utilidades. Sin embargo, las co- efectivamente han llegado las acciones de reforma. Es-
munidades como tales tampoco reciben sustanciales ven- ta interpretación, ciertamente, discute la validez abso-
tajas con la nueva forma de adjudicación: no reciben tie- luta de aquélla generalmente aceptada respecto a que
rras, ni empleo para sus miembros –que no puede ser las reformas del período 68-75 sólo tocaron el sector. 'mo-
aumentado sin poner en peligro la rentabilidad–, ni sus- derno' de la economía (Webb y Figueroa 1975, Fitzge-
tanciales utilidades, puesto que el monto de éstas es pe- rald 1976); estos casos muestran que, más bien, cuando
queño. Montoya (1974) apunta que en el tipo de uso so- sí llegaron al sector tradicional, fueron incapaces de
bre la pequeña parte del excedente que va a las comu- transformarlo expansionando la economía campesina.
nidades socias –planeado por los funcionarios– se per- Las normas de participaci6n en el manejo de la empresa
cibe la misma política estatal que en las cooperativas se sobreponen curiosamente sobre la realidad laboral
más rentables: sustituir el gasto fiscal en servicios pú- previa, añadiéndole elementos, sin llegar a transformar
blicos por 'inversiones sociales' financiadas con las uti- las pre-existentes.
lidades que da la empresa a las comunidades. Mientras
el grueso del excedente se sigue trasladando fuera de Probablemente estos límites y tales resultados expli-
la empresa, con insumos caros y control de precios so- can por qué se han producido retiros en algunas empre-
bre los productos que vende, el rol del Estado en este sas; tal el caso de la comunidad de Huaraclla, que re-
caso aparece menos ostensiblemente que en las coope- nunció a su condición de miembro de la sociedad agrí-
rativas, gracias a la contradicción dirigentes comuneros- cola de interés social José Carlos Mariátegui (Lucha Cam-
trabajadores por sobre la cual aquél manipula apoyan- pesina 1974: N° 1, 7). Esto ha tenido como consecuencia
do la alianza técnicos-dirigentes comunales (Montoya el que otras comunidades se nieguen a ser incorpora-
1974: 26), reprimiendo los intentos de sindicalización das a empresas adjudicatarias (Harding 1975: 248), plan-
de los trabajadores y beneficiando a los dirigentes comu- teándose formas alternativas de organización empresa-
nales mediante ventajas concedidas a través de la em- rial y de uso de la tierra, que no han sido permitidas
por el órgano ejecutor de la reforma agraria –tanto en
144 Pásara 4 / Reivindicaciones de los beneficiados 145

Piura (Las luchas…1977: 79-80) como en Andahuaylas que la reivindicación laboral sobre el control de la em-
(Crónica ... 1974: 29-41). presa intenta recuperar un excedente que, contraria-
Los casos de los complejos agro-industriales y las mente, es necesario que sea extraído para el funciona-
sociedades agrícolas de interés social constituyen la po- miento de las relaciones capitalistas de intercambio; la
laridad de un amplio espectro de combinaciones produ- presencia del Estado, como hemos visto, trata de garan-
cidas en lo que se refiere a la participación de los cam- tizar este hecho central, admitiendo grados y matices
pesinos en el control de la empresa de la cual son adju- según condiciones propias de cada unidad empresarial.
dicatarios; desde el logro –mediante luchas y enfrenta- Tal racionalidad –que no corresponde sólo al nivel de
mientos– de la sustantiva disminución de la opresión de la empresa sino centralmente al sistema económico en
la hacienda costeña, hasta la práctica permanencia de conjunto– y el carácter contradictorio e inestable de
las condiciones de trabajo del latifundio, esta gama re- las empresas cooperativas explican la mantención de rí-
sulta explicada por las condiciones objetivas que la re- gidas formas de jerarquización (Mejía 1976: 150-152),
forma agraria encuentra, en términos productivos y la- la implantación de una más precisa división del trabajo
borales, sobre las cuales el Estado –preservando la ge- a través de los reglamentos internos de trabajo, y la des-
neración de excedente– propicia varios tipos de alian- articulación de la reclamación laboral colectiva, así
zas, encargadas de controlar la empresa. La relativa le- como el fracaso de algunos intentos de democratizar el
gitimación de éstas opera, como hemos visto, mediante manejo interno del trabajo (Eguren 1975: 99-104). En
normas que provocan la participación de trabajadores este proceso transcurre un renovado flujo de descapi-
en las cooperativas, establecidas sobre empresas en las talización que Bayer (1975: 18) ha cuantificado, soste-
cuales la fuerza laboral había alcanzado un mayor desa- niendo que en 1970 un trabajador del campo perdió cua-
rrollo previo a la reforma, y la de dirigentes de comu- tro veces más, en su intercambio para obtener produc-
nidades en las SAIS, donde antes prevalecieron condi- tos industriales y en el pago de impuestos, que en 1961;
ciones de semi-feudalidad, que el nuevo régimen no ha añade que el campo subvencionó a la ciudad en 1970
erradicado totalmente. con dos mil quinientos ochenta millones de soles. Como
Hay que subrayar que la forma de presentación de señala Matos (1976a: 249), uno de los más: importantes
la contradicción en torno a la gestión ha permitido, en medios de esta descapitalización del agro son los precios
muchos casos, que la correlación de fuerzas a nivel de agrícolas que sufren control, financiando la industrializa-
la empresa faculte a los campesinos para ejercer cierto ción en cuanto permiten mantener los salarios razona-
control sobre los técnicos y administradores. Sin embar- blemente bajos. A ello hay que agregar los impuestos,
go, la movilización por este logro tiene el paradójico la deuda agraria y los mecanismos de comercialización
efecto de atrapar al campesino en tales metas; la supe- en beneficio de intermediarios.
ración de ellas depende, obviamente, del nivel de con- Esta lógica de descapitalización del campo no pue-
ciencia política que pueda darse en determinados casos. de ser explicada por la falta de decisión de los campe-
De cualquier modo, se presente la contradicción del sinos sobre sus empresas y, en consecuencia, sobre el
campesinado respecto del Estado o respecto de los téc- excedente por ellas generado, mantenida a través de
nicos que dependen de aquél, lo importante es notar un régimen legal contradictorio; más bien la falta de
que la cuestión de fondo tiene que ver, más bien, con participación es consecuencia de las necesidades de acu-
146 Pásara 4 / Reivindicaciones de los beneficiados 147

mulación y reproducción del capital. En tal contexto, el detenida, opera la redefinida concepción militar de se-
uso de débiles formas de incorporación del campesino guridad nacional (Mercado 1974), en cuyo núcleo apa-
a la empresa intentó ganar la legitimidad de éste; los rece la solución de los conflictos sociales internos como
márgenes dados por las necesidades del capital en en- pre-requisito para la defensa de la soberanía. En ese
frentamiento con las luchas campesinas fijaron los lí- sentido, movilización campesina y proyecto gubernamen-
mites reales al intento, socavando hasta un cierto punto tal se encuentran; la primera hizo impostergable lo que
–variable, según los casos, pero de saldo no muy po- el segundo tenía razones y fuerza para ejecutar.
sitivo– las bases reales de la legitimidad que el pro-
En los términos que fueron siendo creados evoluti-
yecto gubernamental buscaba en el campesinado.
vamente por el proceso de la reforma agraria, la movi-
lización campesina desarrolló un papel fundamental, uno
2. La organización propia
de cuyos aspectos –la lucha por la tierra– ha sido exa-
Al dictarse la nueva ley de reforma agraria, el mo- minado en el tercer capítulo. Por eso mismo, su insti-
vimiento campesino peruano atravesaba por una etapa tucionalización organizativa resultó ser una cuestión cru-
de reflujo desde su última movilización, hacia fines de cial: instrumento de combate reivindicativo, objeto, de
1963, cuando luego de la toma del poder por el régimen encuadramiento por el proyecto político oficial, base de
civil de Belaúnde se produjeron oleadas de recuperación centralización competitiva al gobierno a ser instrumen-
de tierras en la sierra sur del país que fueron detenidas tada por nuevas formas de politización; son diferentes
violentamente. No puede sostenerse que la ley de re- aspectos que presentan una dinámica muy rica para el
forma agraria dictada en 1969, por el gobierno de Velas- análisis. En lo que sigue, vamos a seguir el tratamien-
co, constituya una respuesta inmediata a presiones cam- to legal de la organización campesina, respecto de las
pesinas existentes en esos momentos: la naturaleza de entidades existentes antes de la reforma agraria y a las
esta ley es más bien preventiva de la movilización cam- surgidas o robustecidas con ocasión de ella.
pesina independiente que, se sabía por varias otras ex-
La organización campesina tradicional es la comu-
periencias a más de la ocurrida con Belaúnde, dadas
nidad 'indígena –legalmente denominada comunidad
ciertas condiciones insurgía vigorosamente, poniendo en
campesina desde 1969– que, constituida en base a un
riesgo la seguridad de la tenencia de la tierra y, even-
territorio de común utilización, una organización tradi-
tualmente, del control de los dominantes.
cional en la cual predomina la reciprocidad, y un patrón
La movilización campesina había sacudido fuerte- cultural con pervivencia de valores andinos (Matos
mente el régimen oligárquico desde la década anterior. 1976b: 179), ha pasado por diferentes etapas y atravie-
El reformismo civil surgido en 1956, a través de tres sa por un intenso proceso de desestructuración, bajo el
nuevos partidos políticos, recogió la reivindicación de la impacto del capitalismo (Matos 1976b: 217). A pesar
reforma agraria que, instalado en el poder en 1963, re- de ello, sin una organización económica de base y con
sultó incapaz de procesar. La paralización del progra- marcada desigualdad de recursos entre sus miembros,
ma reformador belaundista llegó a la represión de la la comunidad ha permanecido como un ente social en
ola de toma de tierras más importante de este siglo, tomo al cual se produce la defensa de los intereses más
ocurrida eh la sierra sur del Perú en ese año. Sobre inmediatos del campesino en vastos sectores del campo,
esta base pendiente, si bien la movilización había sido especialmente –aunque no sólo– en la sierra.
148 Pásara 4 / Reivindicaciones de los beneficiados 149

El proyecto oficial previó la conversión de la comu- talistas en la cual opera y se explica la privatización de
nidad al patrón cooperativo; la ley de reforma agraria las tierras; por ello, su factibilidad era endeble.
dispuso la reestructuración de las comunidades "y su or- De hecho, el gobierno no destinó demasiados recur-
ganización en cooperativas". En concordancia el decre- sos a acciones de reorganización, que resultaba casi in-
to supremo 37-70 AG, que contiene un estatuto para viable en tanto pretendía transformar la estratificación
las comunidades, les impone una organización similar a comunal sólo mediante mecanismos legales y cambios in-
la cooperativa: consejo de administración, consejo de ternos a la comunidad; los modestos intentos generaron
vigilancia y asamblea general. A más de ello, la rees- resistencias de parte de los comuneros (Palmer 1973:
tructuración dispuesta por la ley se tradujo en otros dos 149). Determinadas intervenciones sobre comunidades,
aspectos, En primer lugar, el propio decreto intentó una a cargo del SINAMOS –como la de Querecotillo en Piu-
recomposición de los miembros de la comunidad, man- ra, en 1975–, al parecer tuvieron más relación con los
teniendo sólo a quienes residieran establemente en ella esfuerzos comunales por organizarse productivamente
y no tuvieran propiedades ni ingresos fuera de su ám- de forma distinta a la oficial, y con la participación de
bito. En segundo lugar, el decreto dispuso de varias ma- algunas de estas comunidades dentro de acciones de mo-
neras, que se reorganizara el uso de las tierras, mandan- vilización alternativas a la centralización campesina en-
do que la tierra adjudicada por la reforma agraria sólo cauzada con apoyo y marcos gubernamentales; no hay
fuera trabajada comunal o cooperativamente, disponien- diferencia, pues, entre estas intervenciones estatales y
do que los pastos de propiedad comunal sólo fueran las dispuestas sobre otras entidades de base, incluidas
usados en común y poniendo límites a las parcelas indi- las cooperativas.
viduales, estableciendo que se disuelve legalmente la Los sindicatos confirman una institución histórica-
comunidad cuando sus tierras "sean usufructuadas in- mente más reciente, pero que ha jugado un papel de-
dividualmente por sus miembros en forma significati- cisivo en la historia del campesinado. En 1970 había
va o dominante en la totalidad". 425 sindicatos registrados oficialmente (SERH 1970:
Asumiendo, que "la desigual: distribución de las tie- 6); sin embargo, esta cifra estaba muy por debajo del
rras comunales y su uso como propiedad privada por fenómeno real del sindicalismo agrario fuera de trámi-
comuneros" entraba el desarrollo de la comunidad (Fi- tes y requisitos legales: analizando la movilización cam-
gallo 1971: 16), se supuso que la solución estaría en pesina de la década del sesenta, Neira (1970: 30) apun-
reordenar el uso de tierras y en excluir a los comune- ta que los servicios de inteligencia detectaron unos mil
ros no dedicados a faenas, agrícolas dentro de la comu- quinientos sindicatos. Similar papel tuvo el sindicalismo
nidad, es decir, los "comuneros pasivos" (Matos 1976b: agrario en la movilización producida durante la refor-
195) que cumplen importantes funciones de relación ma agraria en procura de la tierra, conforme hemos vis-
con los centros urbanos, donde están los núcleos, de to en el tercer capítulo.
poder y de decisión. De hecho, esto originó protestas en A pesar de la tirantez en las relaciones entre sindi-
reuniones campesinas (III Convención Departamental calistas y gobierno –que ya hemos examinado a propó-
Campesina de Cajamarca 1973). En cuanto al reorde- sito de los complejos azucareros–, hasta 1972 no se
namiento del uso de tierras, el proyecto legalmente ex- mostraba en los textos legales una política oficial glo-
presado ignoraba; la dinámica social de relaciones capi- bal con respecto a los sindicatos campesinos. En mayo
150 Pásara 4 / Reivindicaciones de los beneficiados 151

de ese año, el decreto-ley 19400 dispuso el estableci- res social y resueltos en revisión por el SINAMOS, sin
miento de un sistema asociativo que intentaba compren- base legal alguna. La justificación formalmente dada
der a todo el campesinado nacional y en el cual no se para tal política se encuentra en las reiteradas resolu-
incluyó a los sindicatos, Un dispositivo de esta ley man- ciones de la autoridad de trabajo considerando que en
daba que "sólo las organizaciones agrarias (…) del las empresas asociativas de la reforma agraria no exis-
presente decreto-1ey tendrán la representatividad de te relación laboral, en razón a que la condición de los
los trabajadores del agro, ante el Estado, los particula- trabajadores como socios no produce vínculo con em-
res y la opinión pública…", con lo cual aparentemente pleador alguno, al cual correspondería la existencia y el
se negaba a la institución sindical; sin embargo, otras ejercicio del sindicato *.
disposiciones del propio cuerpo legal abrían expresa-
Tal política sindical recibió una justificación, a nivel
mente la posibilidad de que los campesinos sin tierras
de la ideología global del régimen, en el carácter dis-
‒agrupados en asociaciones según el modelo de la ley‒ ,
criminatorio y marginante que se denunció en todas las
al mismo tiempo, constituyeran sindicatos, La falta de
"instituciones representativas" existentes antes de 1968:
otra referencia legal al sindicato dejó su estatuto jurí-
dico en la ambigüedad. "A tal carácter no fueron nunca extrañas, por
ejemplo, las organizaciones políticas y sindica-
Más allá del análisis legal, sin embargo, la cuestión
les. Los partidos, y los sindicatos a ellos subor-
adquirió una mayor claridad, En efecto, un examen de
dinados, no pudieron, por ende, constituir jamás
la política efectivamente seguida por las autoridades
entidades de participación real. Siempre se vie-
respecto de los sindicatos muestra un tono marcadamen-
ron mediatizados (…) Partidos y sindicatos fue-
te contrario a éstos, Tal política utilizó, en términos del
ron, por eso, mecanismos larvados de participa-
procedimiento laboral, dos distintos mecanismos diri-
ción, incapaces por su propia estructura, por sus
gidos a bloquear el ejercicio sindical de los trabajado-
propios supuestos organizativos, por sus propó-
res del campo. El primero fue el no reconocimiento de
sitos de finalidad, de llegar a constituir canales
los sindicatos conformados en empresas beneficiarias
de auténtica expresión participatoria" (Delgado
de adjudicaciones de reforma agraria y la cancelación
1973a: 15).
del registro a aquellos sindicatos que plantearon al Mi-
nisterio de Trabajo su cambio de denominación cuando Específicamente, la ideología oficial consideró a los sin-
la hacienda se convirtió en cooperativa; esto ocurrió en dicatos agrarios también como entidades heredadas de
casos como el de la CAP Huando (Mejía y Díaz 1975:
125) y la SAIS Cahuide (El Comunero 1973: N° 2, 5),
° Aunque no hay base legal alguna para este tratamiento del
El segundo mecanismo fue la declarada incompetencia problema, parecen haber directivas expresas que se refieren al
de la autoridad de trabajo para conocer y resolver los punto. Las directivas son instrucciones acerca de la aplicación
problemas de naturaleza individual o colectiva que sur- de las normas legales, que existen en cada sector de la adminís-
traci6n pública desde 1968, y son dictadas por escrito desde el
gieron en las relaciones laborales de las empresas ad- despacho ministerial. Su fuerza efectiva es enorme, en la medi-
judicatarias (Línea Popular 1973: N° 2, 3), que resulta- da en que, de hecho, determinan los criterios de interpretación
ron procesados, alternativamente, por los organismos del funcionario responsable de implementar una norma, pese a
que son una forma no prevista por la ley y cuyos contenidos no
internos de la cooperativa o sociedad agrícola de inte- son de público conocimiento.
152 Pásara 4 / Reivindicaciones de los beneficiados 153

la estructura anterior, cuya existencia era una "incon- te, redobla la movilización en su defensa. Pero si el sin-
gruencia" luego de la constitución de las empresas ad- dicato sale o no fortalecido del proceso de reforma agra-
judicatarias, reclamándose nuevas normas laborales que ria es una cuestión que no tiene que responderse sola-
consideraran que ahora trabajadores, empresarios y pro- mente mirando a los efectos de la política laboral del
ductores eran los mismos (Tolentino 1974: 185-186), pro- régimen militar. La cuestión fundamental es cómo afec-
bablemente en busca de legalizar lo que ya hacía la au- ta al sindicato la recomposición de las relaciones labora-
toridad de trabajo al considerar inexistentes a los sin- les que la reforma agraria impulsa, en tanto que uno
dicatos. de sus aspectos es el tratamiento procesal a los sindica-
Obviamente, las propias bases campesinas han re- tos. En el análisis de casos por valle o departamento, al-
chazado esta política anti-sindical, A nivel de las dos gunos autores sostienen que el movimiento sindical re-
centrales, el rechazo ha sido explícito y la consigna 'For- surge como fruto de las contradicciones de la aplicación
talezcamos nuestros sindicatos' aparece en muchos im- de la reforma agraria (Mejía y Díaz 1975) (Eguren 1975:
presos. La Confederación Campesina del Perú recogió 120). Otros apuntan que el rol del sindicato ha dismi-
entre los acuerdos de su plataforma "desarrollar fir- nuido objetivamente, no sólo por haber desaparecido
memente la lucha por los derechos sindicales" subra- el patrón sino por la capacidad de decisión obtenida a
yando la existencia de relaciones obrero-patronales en través de la asamblea de cooperativistas (Rubín 1977:
las empresas adjudicatarias (1974: 24). La Confedera- 59-61). Esto último sugiere la posibilidad de que, pa-
ción Nacional Agraria tuvo acuerdos menos homogéneos; sada la lucha por la afectación de la tierra, ocurra un
mientras acordaba solicitar la incorporación de los sin- debilitamiento del sindicato en la medida en que mayor
dicatos como bases de la CNA, "siempre que represente es el margen reivindicativo obtenido por el trabajador
a campesinos de predios no afectados" (1974: comisión sobre la gestión de la empresa para alcanzar sus rei-
8, 6), paralelamente se demandó a la autoridad de tra- vindicaciones; o que, en cualquier caso, el sindicato se
bajo que, en cumplimiento de la ley y los convenios in- mueva hacia la adopción de un rol –de contenido e im-
ternacionales, reconociera los sindicatos que solicitaran portancia variable e inestable– complementario a lo ob-
su registro y se declaró que "no es incompatible la exis- tenible por la vía cooperativa. Resulta evidente que ab-
tencia de sindicatos en las empresas asociativas tan só- solver la cuestión acerca del papel del sindicato en el
lo que éste debe replantear su rol ya que al no haber nuevo contexto agrario, supone mirar también a la po-
patrón ni relación laboral contractual y conflictiva, es litización del trabajador como factor concurrente. Como
otra la tarea que le compete realizar y otros los medios se ha visto, la ideología oficial persiguió menguar el
a emplear" (1974: comisión 17, 12) . Aunque el tono es papel de los sindicatos, mientras los partidos políticos
menos combativo en el segundo caso, la defensa del sin- intentaron lo contrario. Este marco se expresa, de algu-
dicato aparece también en términos contrarios a los asu- na manera, en el hecho que allí donde las bases campe-
midos por el proyecto gubernamental. sinas usaron intensivamente el sindicato como vía de lu-
cha, su movilización no pudo ser centralizada por el es-
Resulta pertinente preguntarse si la institución sin-
fuerzo gubernamental para encuadrar al campesinado
dical ha sido debilitada por esta política oficial. El exa-
en una organización "militante del proceso" político ini-
men de las luchas concretas parecería sugerir lo con-
trario: la negación del canal sindical, de hecho existen- ciado en 1968, intento que vamos a analizar.
154 Pásara 4 / Reivindicaciones de los beneficiados 155

En el curso de la reforma agraria, la acción guber- buían a recaudar bases para la organización oficialista,
namental y la movilización se encuentran, en primera los límites del proyecto gubernamental daban una base
instancia, a nivel de haciendas; luego el encuentro ocu- objetiva al crecimiento de una centralización alternati-
rre en el valle, la región y, finalmente, en el esfuerzo va. Ambas vías de organización cuajaron en 1974, como
centralizador nacional, que expresa un grado superior la Confederación Nacional Agraria y la Confederación
de fuerza y organización en la movilización popular. Co- Campesina del Perú, respectivamente.
mo hemos visto antes, el gobierno trataba de afectar la
Tratándose de la relación entre el campesinado y el
tierra, de acuerdo a los objetivos de su proyecto de re-
gobierno militar, los primeros antecedentes se encuen-
forma social, y de solucionar los problemas originados
tran en los comités implementados desde fines de 1969
durante su desarrollo –efectos de la movilización in-
hasta mediados del año siguiente, denominados prime-
clusive– recurriendo contradictoria, alternativa y/o
ro de defensa de la reforma agraria y, luego, de la revo-
complementariamente· a la agitación ideológica antite-
lución. La iniciativa partió del sector radical de1gobier-
rrateniente, a la concesión y a la represión. En 1972, el
gobierno presenta su propia alternativa de organización no que instaló los primeros comités en las haciendas
y centralización, con el decreto-ley 19400, que liquida azucareras, poco después de su expropiación; el Minis-
a la Sociedad Nacional Agraria y establece en su reem- terio de Agricultura llegó a registrar 598 comités en
plazo la Confederación Nacional Agraria. todo el país (Palmer 1973: 86-88). Luego que la Con-
federación General de Trabajadores del Perú –bajo
A medida que se fue desarrollando la reforma agra- orientación del Partido Comunista moscovita– anunció
na, se develó un mayor rol del Estado ante el campesi- su apoyo a los comités, el presidente Velasco los desau-
no a través de: i. las empresas en las cuales los traba- torizó, al parecer bajo la impresión de que estaban fue-
jadores luchaban por el control de ella y encontraron ra del control gubernamental (van Ginnecken 1970).
que era en el aparato del Estado donde llegaban a sus
límites; ii: las limitaciones para afectar la tierra, espe- Más ilustrativo puede resultar el caso de la relación
cialmente en las haciendas serranas, por las vincula- del gobierno en 1970 con la federación departamental
ciones de la burocracia con el poder local, y iii. la impo- de campesinos del Cusco, de importantísimo rol en la
sibilidad de alcanzar con las acciones del proyecto de oleada de tomas de tierras durante la década del sesen-
reforma agraria oficial a un vasto sector del campesi- ta. Con apoyo de la dirección general de reforma agra-
nado –calculado por Caballero (1976) en más de un ria, la federación realizó un congreso campesino en el
50% del total– que permaneció en el minifundio pero Cusco en abril del 70, en donde acordó apoyar la re-
soportaba al Estado a través de los impuestos, la co- forma agraria oficial pero reclamó la confiscación de
mercialización y la promoción política. En estos tres as- las tierras usurpadas por los terratenientes. Los fun-
pectos, el Estado cobró una presencia decisiva en el cionarios, sintiendo cómo se rebasaban los parámetros
campo. En ese contexto, el desarrollo de la movilización de la ley, cooptaron a un sector de dirigentes para le-
campesina encontró una nueva expresión del Estado que vantar una entidad paralela, denominada frente campe-
la sitúa frente a la alternativa: 'militancia en el proceso' sino, que se convirtió en aparato de apoyo y difusión
o centralización autónoma respecto del gobierno. Mien- pro-gubernamental, perdiendo rápidamente prestigio
tras los aspectos exitosos de la reforma agraria contri- ante las bases. La federación se apartó del gobierno,
156 Pásara 4 / Reivindicaciones de los beneficiados 157

si bien se mantuvo como su interlocutora en los meses correspondientes al nivel provincial o de valle, se arti-
siguientes (van Ginnecken 1970: 53-61). cularon en veinte federaciones departamentales que,
La significación de este caso es considerable, por juntas, conformaron la Confederación Nacional Agraria,
cuanto coincide con el comportamiento oficial ante otros instalada en octubre de 1974, reuniendo a unas dos mil
esfuerzos de movilización –por ejemplo, el de comu- quinientas organizaciones de base.
neros industriales (Santistevan 1977)– a los que dio
El discurso ideológico oficial da cuenta no sólo del
apoyo inicialmente, luego de' un "rebasamiento" inten-
nivel justificativo sino de las aperturas y límites con
tó cooptar y, finalmente, optó por dividir. La madurez
los cuales se diseñaron las instituciones, como la CNA,
del proyecto oficial en 10 que a reforma agraria se re-
que fueron creadas no sólo para el sector agrario. El pen-
fiere, probablemente es alcanzada entre 1972 y 1974,
samiento oficial (Delgado 1973b; Guerra-García 1975)
dentro de las etapas que ha distinguido Valderrama
partió de la crítica al partido como mecanismo de parti-
(1976: 51-123). Como parte de la orientación hacia el
cipación política, de carácter "manipu1atorio", "expro-
capitalismo de Estado en la estructura económica ge-
piatorio de la voluntad popular". La alternativa ideada
neral, ya estaba entonces definida la empresa asociati-
adjudicaba la participación política a las organizaciones
va como la beneficiaria principal de la reforma agraria,
económicas de base; en principio, a las creadas por el
descartando la opción del "mediano propietario eficien-
proyecto militar en diversos sectores: comunidades la-
te" que caracterizó los primeros meses del proceso. En
borales para las empresas privadas reformadas, empre-
lo concerniente a la movilización, la opción gubernamen-
sas asociativas y comunidades campesinas como adjudi-
tal en esta etapa fue por "la participación campesina"
catarias de tierras y las prometidas empresas de pro-
como mecanismo de apoyo a la reforma agraria, supe-
piedad social. Debidamente organizadas, estas entida-
rando las formas puramente autoritarias o las relacio-
des debían recibir el "poder político", además del "po-
nes de reciprocidad con las organizaciones existentes,
der económico" que las reformas les habían otorgado.
que intentó al comienzo. A tal resultado se llegó en la
La "transferencia de poder" se ejemplificó con la asig-
dinámica del proceso, bajo el aliento de los ideólogos
nación de los expropiados diarios de circulación nacio-
radicales y 'libertarios' que alimentaban intelectualmen-
nal a los respectivos sectores (comuneros, campesinos,
te al régimen y bajo presión de las demandas campe-
etc.). Paralelamente, se creaban otras "organizaciones
sinas que, de no ser encuadradas, podían rebasar el
de participación" para aquellos sectores de población,
proyecto de manera global y, quizá, sustitutoria.
fundamentalmente urbanos, que no fueron beneficiarios
El decreto-ley 19400 ordena, en mayo de 1972, el de las reformas; los núcleos educativos comunales asu-
levantamiento de una red institucional de representación mían responsabilidades administrativas de manera fun-
de los "trabajadores del campo" que, incluyendo cua- cional y las asociaciones de pueblos jóvenes y los sindi-
tro niveles asociativos, debía comprender desde los cam- catos oreados a iniciativa oficial buscaban sustituir a or-
pesinos sin tierras hasta los propietarios no afectados, ganizaciones populares ya existentes que, como hemos
pasando por los cooperativistas beneficiarios de adjudi- visto, fueron tachadas por los ideólogos debido a estar
caciones mediante la reforma agraria y por los miem- contaminadas por el carácter "oligárquico" de toda la
bros de las comunidades campesinas y las nativas de sociedad: tampoco en ellas había participación, se de-
la selva. Alrededor de ciento cincuenta ligas agrarias, nunció.
158 Pásara 4 / Reivindicaciones de los beneficiados 159

Debe notarse que esta organización que se pretendía les, tratando de incorporar sus intereses funcional y sec-
necesaria para recibir "la transferencia de poder" no torialmente; en la cumbre, la jerarquía de la organiza-
sólo no correspondía con fas organizaciones populares ción se engarzaría con la del Estado, asegurándose el
previas al gobierno militar, sino que expresaba la re- control por éste (Palmer 1973: 163). Ha sido Cotler
formulación de intereses de clase que intentaba el pro- (1975) quien ha penetrado mejor en el tema, al mostrar
yecto de aquél. Así, los obreros no habrían de convertir- que la necesidad del control político por el gobierno se
se en presuntos propietarios de un periódico en tanto basaba en una razón económica –en cuanto la presión
que miembros de sus organizaciones sindicales sino en popular excede el potencial redistributivo del proyec-
cuanto comuneros, nueva calidad que les impuso la re- to y conflictuaría con la buscada acumulación de capi-
forma de la comunidad laboral, intentando incorporar- tal– y una razón política, que es no compartir la deci-
los a la lógica empresarial. Lo propio ocurría con los sión del Estado ni permitir la competencia de otras or-
campesinos, a cuyas organizaciones –conforme hemos ganizaciones respecto de ella. Este control corporativo
examinado– se intentó postergar (en el caso sindical) o no sólo buscaba eliminar las organizaciones de la vieja
redefinir (en el caso comunal). Eran las formas asocia- oligarquía sino la despolitización de las clases bajas y
tivas que expresaban el proyecto social de reformas las medias, a través de vías autoritarias y tecnocráticas; és-
que resultaban aptas para participar en el poder polí- tas median entre el Estado y las masas, canalizando has-
tico. Tal, pues, el encuadramiento político general de la ta un cierto punto las demandas populares y llevando
Confederación Nacional Agraria. a cambio programas de bienestar más control político,
La interpretación de la significación política de este a través de organizaciones "encapsuladoras" que pre-
tipo de organización es una cuestión sumamente impor- vienen la formación de la conciencia y la organización
tante. Si ha habido quien ha enfatizado la creación de de clase, procurando la lealtad política al proyecto. De
las organizaciones del decreto-ley 19400 como apoyo esta manera, a través de la institucionalización del de-
"que la reforma agraria requiere para avanzar", sos- creto-ley 19400, se articulan los diferentes elementos
teniendo que una "parte del gobierno" reclamaba de que hemos examinado: la organización segmentaría de
ellas apoyo para luego otorgarles "un gradual margen los beneficiados por el proyecto de reformas, su con-
de autonomía" (Pease 1977: 109, 114), un análisis glo- trol corporativo por el Estado que neutraliza la centra-
bal descubre en esta institucionalidad decretada para lización ligándola a la burocracia, la ideología reformis-
el campo una lógica que supera el nivel de las acciones ta y anti-partidaria, y la propaganda anti-terrateniente,
de la reforma agraria y una ligazón con la conducción intentan 'Soldarse en una institucionalidad que mediante
gubernamental que en ningún caso es la de autonomía. consenso y coerción abarque fundamentalmente a los
En primer lugar, se ha notado que la afiliación y la re- sectores más movilizados. Cotler llama "corporativis-
presentación subsiguiente no miran a mayorías de indi- mo" a esta forma (1975: 76-77) en tanto fragmenta las
viduos sino a un número de entidades (Bourque y Pal- clases populares mediante vínculos organizacionales,
mer 1975: 191). Además, en la base misma, la "solida- verticales y jerárquicos, que cooptan a los grupos de
ridad" que se promueve ignora los intereses de clase avanzada en los sectores dominados. Las clases socia-
juntando propietarios, asalariados y desempleados, y les son así integradas en organizaciones funcionales, mul-
la mediación institucional prevista iguala a los desigua- ticlasistas, representando a los principales sectores eco-
160 Pásara 4 / Reivindicaciones de los beneficiados 161

nómicos de la sociedad, sobre los cuales el Estado im- dores del campo. Para citar el lenguaje de un campesi-
pulsa una ideología de conciliación de clases y mantie- no andahuaylino:
ne un control autoritario.
"Esa ley 19400 quiere reunir al perro y al gato,
Tal lógica se había mostrado desde que el gobierno a los grandes propietarios junto con los campe-
creó en 1971 el Sistema Nacional de Apoyo a la Movi- sinos y trabajadores, nosotros no queremos es-
lización Social (SINAMOS) que fue responsable de im- tar junto con los hacendados, queremos una or-
plementar esta vasta articulación de organizaciones, par- ganización para nosotros" (Crónica… 1975).
cialmente suplantadoras de organizaciones populares
Tal estructura se explicaba en una lógica mayor, que
existentes –como las del sector campesino– o que reu-
intentaba organizar al conjunto de la población bajo
nían de forma nueva intereses diversos y contradicto-
formas que contribuyeran a desmontar las bases obje-
rios –como las comunidades laborales o los núcleos
tivas del conflicto social y que, al mismo tiempo, resul-
educativos–. Paralelamente a la dación del decreto-
taran adecuadas para el respaldo del régimen. En ac-
ley 19400, se organizó una central sindical controlada
ciones complementarias con el levantamiento de tal red
desde el gobierno que en diciembre de 1972 surgió co-
organizativa, la política oficial se encaminó al debilita-
mo la Central de Trabajadores de la Revolución Perua-
miento sistemático de la acción sindical en el campo e
na; con patrocinio oficial se venía organizando la Con-
intentó, pero sólo esporádicamente, la reformulación de
federación Nacional de Comunidades Industriales for-
la comunidad campesina. A tal efecto concurrieron las
malmente constituida en marzo de 1973. Ese mismo año
formas de implementación de la "promoción" encargada
se constituyó un sindicato magisterial gobiernista, el Sin-
por la ley al SINAMOS, en la cual hubo una intensa
dicato de Educadores de la Revolución Peruana. En ca-
propaganda ideológica –anti-sindical y frecuente en la
da uno de estos casos hubo evidente intervención oficial
acusación de 'contrarrevolucionarios' (Eguren 1975:
en algunos, ordenada por la ley, intentando así legiti-
124)–, la formación de cuadros propios con todo el
marla, como en la formación de la Confederación Na-
respaldo burocrático, la presión clientelística que ofre-
cional Agraria, para el cual el decreto-ley 19400 man-
cía ayuda para obras públicas a cambio de la afiliación
dó la "promoción" por el SINAMOS; en otros, la par-
a la liga agraria decretada, y la prisión de dirigentes
ticipación oficial fue más discreta; por último, en cier-
sindicales o comunales que se opusieron al proyecto, si
tos casos hubo enfrentamientos entre las tendencias in-
bien éstos fueron cíclicamente indultados o vieron cor-
ternas del régimen, debido a la forma y propósitos de la
tar el proceso judicial que se les había abierto, en ac-
intervención, tal el caso de las comunidades industriales
ción gubernamental que seguramente procuraba legi-
(Santistevan 1977).
timidad (Pásara 1974: 159-160).
El examen precedente sintetiza la política del pro-
Identificar los propósitos de la política gubernamen-
yecto del gobierno de Velasco respecto de la organiza-
tal no licencia de la obligación de examinar sus efecti-
ción campesina. Esta montó una estructura organizati-
vos resultados. De la misma manera que la redefinición
va de cooptación y encuadramiento, sustitutoria de la
de intereses de la clase propietaria intentada por el go-
organización gremial terrateniente, a la que quiso dar
bierno se estrenó contra los intereses específicos que
un rol excluyente en la representación de los trabaja-
percibían los terratenientes, el intento de cooptación
162 Pásara 4 / Reivindicaciones de los beneficiados 163

campesina no logró plenamente lo propuesto. La orga- de la reforma agraria que, mientras no descubrieron
nización montada por el proyecto oficial quedó entre el políticamente el carácter de la opresión del Estado, bus-
control gubernamental y las reivindicaciones auténti- caban expresar a través de sus organizaciones coopta-
cas de nuevos sectores campesinos, algunos de los cua- das las demandas y reivindicaciones, generalmente no
les no estaban organizados antes y buscaron expresar atendibles por el Estado debido a los límites del proyec-
sus intereses; resulta paradójico que la acciones de la to de reforma agraria; de otra parte, entre los beneficia-
burocracia incentivaran y promovieran, aunque intenta- rios había un conflicto en la conciencia campesina ante
ran encuadrar, a estos sectores (Eguren 1975: 127). Co- la alternativa de proletarizarse ideológicamente como
mo consecuencia, son múltiples los casos en que las ba- obreros de las nuevas empresas o desarrollar una con-
ses rebasaron el encuadramiento, demandando más allá ciencia de incorporación al sistema; esto variaba según
de lo legalmente expresado como el proyecto oficial o condicionamientos económicos de la empresa que se tra-
contrariando lo intentado por los funcionarios estata- tara y según acciones de politización a las cuales el cam-
les (Gómez 1976). pesino estuviera expuesto. De ambas vertientes, las ba-
Lo propio ocurría con otras de las organizaciones ses de la CNA expresaban genuinos intereses campesi-
alentadas por el sector radical del gobierno. En defini- nos, hasta donde esa expresión fuera políticamente po-
tiva, estos fueron casos en que las organizaciones pro- sible.
gubernamentales lograron expresar intereses popula- A nivel de la centralización por la dirigencia nacio-
res, aunque de modo limitado y subordinado; no ocu- nal, se encontraba un comportamiento contradictorio y
rrió lo mismo con las organizaciones sindicales monta- vacilante, al vaivén del juego de concesión/exigencia que
das por la tendencia más autoritaria y represiva del go- el propio gobierno le hacía sentir, buscando la legiti-
bierno de Velasco que llegó a promover una fuerza de midad por consenso/coerción. Burocráticamente incor-
choque para-militar, conocida como el Movimiento Labo- porados a las facilidades oficiales, gozando de un pre-
ral Revolucionario, especializado en tomar por la fuerza supuesto fiscalmente financiado, los dirigentes de la
sindicatos combativos. La capacidad expresiva de inte- CNA sólo podían reflejar parcialmente los intereses
reses populares en las primeras explica cómo se pro- de las bases, a medida que el gobierno lo tolerara en
dujeron en las organizaciones de la Confederación Na- su búsqueda de consenso. Así, mientras en el caso del
cional Agraria, planteamientos ubicados en objetiva con- juzgamiento de campesinos de Huayanay, la CNA de-
traposición con los lineamientos explícitos de la política fendió progresistamente el derecho de la comunidad de
gubernamental 68-75. En los acuerdos del congreso de aplicar sus propias normas sociales (Pease y Filomeno
instalación (1974) se encuentra duras críticas a los fun- 1977: 1323), el papel que la misma cumplió frente a la
cionarios públicos, el SINAMOS incluido, y exigencias de movilización de Andahuaylas (Calderón et al., 1975:
modificación de la ley en cuestiones tan sensitivas para 1021) fue francamente anticampesino. El estrechamien-
el gobierno como el límite inafectable y la deuda agraria, to de los límites de tipo político llevaron progresiva-
además de la ya vista discrepancia con el gobierno res- mente a la CNA hacia la demanda de una mayor parti-
pecto de los sindicatos. cipación en tareas de la producción, como por ejemplo
Probablemente, en las bases de la CNA sea posible el abastecimiento de insumos y la comercialización. El
distinguir, de una parte, el caso de los no beneficiarios fin del período de Velasco la encontró en ese estado.
164 Pásara 4 / Reivindicaciones de los beneficiados 165

La alternativa a la vía de promoción-encuadramien- "grandes y medianos burgueses agrarios" para los cua-
to oficial fue la Confederación Campesina del Perú que, les se recomendaba exigir la expropiación. La difusión
existente desde varios años atrás y dividida internamen- de este planteamiento se expresó en la movilización ma-
te, desde 1974 también logra un nivel de representa- siva de Andahuaylas, ocurrida unos meses después del
ción nacional y centralización relativa del movimiento IV congreso nacional de la CCP. El rebasamiento del
campesino. Estas se encuentran significativamente mar- modelo oficial, presente en las tomas, fluye del propio
cadas por la politización del campesinado como fruto del texto de la ley de reforma agraria que sanciona al cam-
proceso de reforma agraria que incentivó la lucha de pesino que recurra a esta medida de fuerza con la pér-
clases, dio nuevos márgenes al campesinado organiza- dida de la calidad de adjudicatario, la cual no se ha eje-
do y dinamizó objetivos y métodos de lucha; la reforma cutado en la práctica.
agraria liberó fuerzas y contribuyó a expandir un pro-
ceso de participación política en donde un dato central Especialmente desde 1974, las bases de la CCP han
resultaba el develamiento del papel del Estado; ésa puesto el acento en otro objetivo, no pagar la deuda agra-
fue la vía de politización, a pesar de los intentos legales ria que, precisamente por rebasar lo tolerado por los
y burocráticos en contrario. límites del proyecto oficial, ha marcado diferencias con
la gubernamentalmente controlada CNA. Con el de-
Tal proceso de politización se dio fundamentalmen- creto-ley 19977, el gobierno estableció en abril de 1973
te a través de la lucha por la tierra, cuyos aspectos más la gratuidad de la adjudicación de los beneficiarios in-
significativos han sido examinados en el capítulo ante- dividuales –exfeudatarios–, que habían recibido me-
rior, mediante movilizaciones concretas en las que se nos del 5% de la tierra transferida. El planteo que gene-
fueron formando la conciencia y la organización campe- ralizaba la reivindicación para todos los adjudicatarios
sinas, alternativas a los planes oficiales. Sin duda, un se levantó centralizadamente desde el IV congreso de
catalizador de importancia vino a ser la acción de agen- la CCP (1974: 24), siendo luego motivo de movilizacio-
tes específicamente políticos en el campesinado. Mien- nes en varios valles, especialmente en Chancay-Huaral
tras los representantes del proyecto velasquista contri- (Eguren 1975: 152-158). Los argumentos ofrecidos guar-
buían a ese proceso, intentando encuadrar sus resulta- daban relaci6n no sólo con los intereses inmediatos del
dos en una organización favorable al régimen, los agi- campesinado adjudicatario –y por tanto deudor de la
tadores de izquierda hacían lo propio, trabajando en la
reforma agraria–, sino con la significación política del
construcción de una organización 'clasista', de alianza
pago efectuado a los terratenientes expropiados, como
con el proletariado para la lucha por el poder. Pero la
mecanismo de descapitalización del campo en benefi-
base del proceso politizador debe ser encontrada en la
cio de los antiguos patrones que así podrían invertir en
reforma agraria como tal.
otros sectores productivos, reproduciendo la explota-
Dentro de la lucha por la tierra, las tomas fueron ción capitalista. La proclama de los campesinos mostra-
intentadas en diversos lugares de la costa entre 1972 ba una preocupación importante, aunque, de hecho, da-
y 1973; pero en 1974 pasaron a ser consigna nacional da la valorización inferior, el temor de los expropiados
de la CCP (1974: 23, 26), tanto para los casos del cam- a invertir nuevamente y la inflación, la presunta inver-
pesinado pobre, con relaciones de explotación semifeu- si6n distó mucho de hacerse efectiva. A medida que el
dales, como el proletariado agrícola correspondiente a proceso de reforma agraria avanzaba, multiplicaba el
166 Pásara 4 / Reivindicaciones de los beneficiados 167

número de adjudicatarios y crecía el monto adeudado; y la defensa de los sindicatos, que intentaban conser-
en condiciones de crisis económica, que agravaron las var fuerzas, la CCP no ha expresado alternativas con-
posibilidades de rentabilidad agrícola, esto podría con- cretas de este sector campesino a la política oficial.
vertirse en el futuro en una reivindicación importante,
Las movilizaciones alentadas por la CCP –varias
cuando un mayor número de empresas adjudicatarias
de las cuales han sido consideradas en el tercer capítu-
pase el período de gracia de cinco años que la ley auto-
lo– han tenido éxito en tanto buscaron acelerar y am-
riza y se vea frente a la obligación de pagar la deuda.
pliar la reforma agraria en la costa. Andahuaylas fue
Evidentemente, el tercer tema de la movilización al- una derrota que, probablemente, debe explicarse por
ternativa a la oficial ha sido la autonomía de la organi- el ambicioso intento de implantar formas de trabajo al-
zación campesina. Numerosas declaraciones, manifies- ternativas a las oficiales y por una falta de dirección
tos, volantes y publicaciones han denunciado el decre- adecuada: aislamiento regional del movimiento e inca-
to-ley 19400 y la "intromisión paternalista del SINA- pacidad para concretar la manifiestamente buscada alian-
MOS" (Pásara 1974: 161). Estos planteamientos han si- za con otros sectores populares. Entre los factores pro-
do recogidos por la plataforma de la Confederación blemáticos de la dirección, probablemente se encuentra
Campesina del Perú (1974: 24). una muy cercana ligazón de los cuadros directivos y de
asesoría a las organizaciones políticas de izquierda, las
Puede preguntarse, en definitiva, qué significación
cuales han venido a trasvasar a la organización campesi-
cobran estas diferentes manifestaciones de la moviliza-
na muchas de sus polémicas – ínter e intrapartidarias–
ción alternativa a la oficial –lucha por la tierra, nega-
sus crisis y, eventualmente, sus reflujos políticos. En
tiva al pago de la deuda y organización autónoma–. Un
todos estos factores, que muestran una falta de autono-
primer aspecto a ser considerado es la conformación de
mía del nivel gremial, puede encontrarse una explica-
las bases de la Confederación, entre las cuales parecen
ción de la virtual parálisis de la CCP desde el fin del
hallarse básicamente campesinos no beneficiarios de
gobierno de Velasco.
la reforma agraria; tanto en el IV congreso nacional
de 1974 como en el II congreso extraordinario de 1975,
la presencia de cooperativas y SAIS fue escasa; salvo
en Piura y Lima, la CCP no parece tener bases impor-
tantes entre los adjudicatarios sino, más bien, entre el
campesinado pobre. Este hecho se vincula con los be- En el intento de alcanzar sus reivindicaciones prin-
neficios reales de la reforma agraria para el campesi- cipales, el campesinado encuentra la presencia del Es-
nado y, a su vez, se expresa en el contenido de la pla- tado que interviene intentando controlar sus empresas,
taforma reivindicativa de la Confederación que, excep- cooptando la organización campesina y reprimiendo la
tuando la demanda del no pago de la deuda, se ha cen- movilización que está fuera de su proyecto (Pease 1977:
trado más bien en 'los problemas del campesinado que 121). Como apunta Matos (1976a: 238) para el caso
no ha recibido tierra y que no la va a recibir. Para ma- del ex-yanacona, la reforma agraria hace que éste "por
yor precisión, salvo una polémica con los diarios oficia- primera vez perciba al Estado no como árbitro concilia-
les que tuvo lugar en 1975, sobre la comercialización dor sino como principal interlocutor de sus reclamos".
del algodón por el Estado (Valderrama 1976: 593-600) Efectivamente, tal es el develamiento del Estado frente
168 Pásara 4 / Reivindicaciones de los beneficiados 169

al campesinado, proceso que lo politiza. En definitiva, la intervención campesina probablemente no sirvieron


es ésta la razón por la cual el campesinado no es nu- para dar sólida legitimidad al nuevo tipo de empresa
cleado realmente en torno al proyecto de reforma agra- agraria bajo control estatal, pero permitieron más am-
ria, y no simplemente algún rasgo de la política guber- plios márgenes de acción al campesinado, sobre todo
namental (Pease 1977: 121). allí donde éste tenía las condiciones para ejercerla: Es-
te hecho, con la legitimidad consiguiente, y no sólo los
De nuevo se muestra así, en el procesamiento de las
beneficios económicos, explican la presencia del campe-
reivindicaciones del campesinado, cómo el proyecto ofi-
sinado adjudicatario en la organización centralizadora
cial resulta carecer de una clase social que lo respalde
oficialista.
o lo haga suyo, situación que se toma evidente hacia el
final del período de Velasco, en el marco de la crisis eco- Tratándose de la organización campesina, el enmas-
nómica y política caramiento del proyecto gubernamental en normas com-
"que se expresa principalmente en la alta inci- pulsivas no conllevó la concesión de márgenes efectivos
dencia de conflictos sociales (…) que demues- a los comprendidos, como sí lo había hecho en el caso
tran cómo los postulados ideológicos y las refor- anterior. Respecto del decreto-ley 19400, se ha sosteni-
mas que deberían establecer la construcción de do que parte del supuesto de negar su neutralidad, al
una sociedad de democracia social y de participa- consistir de "normas jurídicas que, revestidas de la le-
ción plena no encuentran respaldo en la realidad gitimidad que otorga lo promulgado o legislado, imple-
política y social del país." (Alberti 1977: 82). mentan –de hecho– proyectos políticos inmediatos…"
(Bustamante 1974: 94). Si es claro que la decretada or-
Lo jurídico fue usado de manera mucho más osten- ganización campesina expresaba un proyecto oficial, re-
siblemente instrumental que en el caso de las altera- sulta discutible que alcanzara legitimidad. Esto no sólo
ciones en el régimen de propiedad. El derecho se evi- es una comprobación de hecho sino que tiene que ver
denció en este conflicto, sobre todo, como vehículo ex- con una comprensión teórica de la forma jurídica; en
presivo del proyecto gubernamental, aunque de dos ma- ella la legitimidad no procede de la simple apariencia,
neras distintas. del revestimiento de ley en este caso –que sólo le otor-
En el caso de la gestión empresarial, se intentó cons- ga capacidad de ser impuesta, de ser coercible–, sino
tituir a los adjudicatarios como formales propietarios, del consenso que busca o expresa a través del estable-
reteniendo la capacidad básica de decisión en el Esta- cimiento de derechos y deberes que pretenden un equi-
do; la lucha campesina por una reivindicación del exce- librio socialmente aceptable. Un mandato inevitable pa-
dente encontró no sólo la presencia del Estado para im- ra organizarse bajo formas y términos decretados po-
pedirlo, sino los límites dados por las relaciones capita- día ser impuesto, pero no alcanzar consenso; su fraca-
listas predominantes en la sociedad; la plena vigencia so en alcanzar legitimidad, expresado en una reiterada
de éstas fue el contenido central de la intervención es- exigencia de la derogatoria del decreto-ley 19400 y en
tatal. Sin embargo, el status de propietarios distó mu- la Creación de una vía importante de organización al-
cho de ser una ficción Ilegal; su efecto principal no fue ternativa a la oficial, sugiere que el manejo instrumen-
ocultar la contradicción capital-trabajo, como se ha su- tal de la norma jurídica no puede asignar a ésta cual-
gerido (Mejía 1976: 154); los márgenes que autorizó a quier contenido, de modo arbitrario o voluntarista; la fal-
170 Pásara
Conclusiones
ta de un consenso, que la norma expresa o contribuye a
formar, es sancionada con la ilegitimidad social del or-
den legal que en el caso peruano fue la manifestación
en el derecho de la carencia de base social para el pro-
yecto de reformas del régimen velasquista.

EL ANÁLISIS DEL DERECHO, efectuado a través de este


trabajo, se ha propuesto descubrir su función y las for-
mas concretas en que la cumple, antes de buscar su
'esencia', al estilo de los enfoques intra-jurídicos tra-
dicionales. La perspectiva adoptada implica considerar
la inserción particular del orden jurídico en un contex-
to determinado para examinar específicamente su rol.
Se ha tomado el caso de las transformaciones ocu-
rridas en el Perú entre 1968 y 1975, privilegiando las
referidas a lo agrario, en la medida que: i. este proce-
so muestra intensamente el uso instrumental de lo ju-
rídico como expresión de un proyecto de reformas bu-
rocráticamente diseñado y autoritariamente impuesto;
ii. en este campo se realizaron en mayor profundidad
las reformas que el gobierno de Velasco intentó para
remodelar la sociedad peruana y los intereses sociales
en ella prevalentes.
Lo recorrido en el análisis tiene que ver, por lo me-
nos, con tres cuestiones centrales.

I
Buscando la especificidad del derecho en el modo
de producción capitalista, se ha enfatizado que ella es-
172 Pásara Conclusiones 173

tá en la universalizaci6n de intereses (Balibar 1969; el nuevo estatuto jurídico de la propiedad, con una de-
Moncayo 1975) a través de las categorías jurídicas (su- cisiva presencia del aparato del Estado. En el terreno
jeto de derechos: ciudadano, propietario…; bienes mue- ideológico, tal cuadro se ha completado con la recusa-
bles e inmuebles) que resultan opacando los intereses ción de los partidos políticos –capaces de expresar in-
de las clases sociales, Así, las relaciones sociales de tereses de clase como ta1es– y con diversas formas,
producción se convierten en relaciones jurídicas, de for- también jurídicas, de amenguar o prevenir la formación
mal equilibrio en cuanto están prerreguladas por nor- de la conciencia de clase; especialmente relevante a ello
mas de aplicación general. Tal forma no sólo confiere es la tesis –y la consiguiente práctica jurídica– sobre
legitimidad a la extracción de plusvalía en el conjunto la desaparición de la relación laboral en las empresas
sino que sustenta la previsibilidad necesaria en el inter- adjudicatarias de la reforma agraria.
cambio mercantil. Queda así asegurada la reproducción
no sólo en su nivel económico sino en el orden jurídico II
que combina consenso y coerción.
Característica central del proyecto expresado a tra-
Sin embargo, el análisis de las formaciones sociales
vés del régimen de Velasco ha sido la re definición de
latinoamericanas ha obligado a una conceptualización
Ios intereses sociales, situando al Estado como pivote
más refinada. Lechner (1977: 159) ha observado que "es
de las relaciones entre clases. El intento de capitalismo
la no integración de una sociedad civil la que transforma
de Estado así, pasó por: i. la ruptura de la propiedad,
el .Estado en el sujeto social". En nuestros países, la co-
en los términos que había adquirido bajo el derecho li-
existencia de modos de producción bajo articulaciones
beral, mediante sustanciales limitaciones y una mani-
que se expresan en "archipiélagos" sociales carentes
fiesta inseguridad, tanto para burgueses agrarios como
de homogeneidad (Matos 1969), ha intentado encontrar
para campesinos; ii. el reordenamiento de la expresión
solución en términos políticos a través de proyectos au-
gremial de los intereses de clase en el campo, con la
toritarios que, desde el Estado, buscan integrar a la na-
extinción de la organización terrateniente, la hostiliza-
ción. Estos expresan su pretensión de racionalidad a
ción de los sindicatos y la construcción de una red ins-
través del derecho, fenómeno que Lechner (1977: 144)
titucional alternativa, ligada al Estado.
denomina la "juridificación del autoritarismo". El caso
peruano es una buena muestra de esto. La tipificación Si bien la acción del Estado derrumbó las caracterís-
delictiva del opositor político, la incorporación del indi- ticas de libre iniciativa y previsibilidad que caracteriza-
viduo con prescindencia de su clase social para ser con- ban al derecho liberal, el nuevo proyecto social utilizó
trolado sin compartir poder y la sustitución creciente intensivamente la legalidad. De una parte, sucesivas
del principio del derecho liberal que permitía hacer to- modificaciones de la legislación expresaban los puntos
do lo que no está prohibido, por uno del derecho autori- de transacción que el gobierno buscaba imponer coacti-
tario que facu1ta sólo lo que está ordenado, son rasgos vamente. De otra parte, la acción gubernamental inten-
que caracterizan al régimen 68-75; los hemos hallado a tó justificarse en la aplicación estricta de la ley, no asu-
través de figuras como el delito de sabotaje a la refor- miendo a las clases sociales ni aceptando la capacidad
ma agraria, el funcionamiento de la legislación sobre determinante de éstas sobre el propio aparato estatal.
organizaciones campesinas y, más consistentemente, en Ambos mecanismos –producción legislativa y discurso
174 Pásara Conclusiones 175

ideológico– se enderezaban a procurar legitimidad al III


proyecto a través de la legalidad.
Como uno de los efectos de tal proyecto, el margen
El derecho así producido se desvinculó de los viejos de la legalidad resultó ampliado por el intento de re-
intereses dominantes, proceso que incluyó sólo prima- forma social global. La ambigüedad y la transacción en
riarnente la reconceptualización sobre el derecho mismo el orden legal, que el proyecto usó como armas de le-
y la sustitución de la racionalidad lógico-formal corres- gitimidad ante las clases, pudieron ser efectivamente
pendiente a los intereses individuales (Figallo 1977). recuperadas por éstas a través de su lucha, en la cual
Pero es el campo jurisprudencial el único en el cual intentaron también legitimar jurídicamente sus intere-
mediante una capacidad innovadora y creativa, los inte- ses y su actuación.
reses alternativos adquirieron estatuto jurídico: sólo en
Un aspecto significativo es la dinámica del juego de
las decisiones judiciales del fuero agrario se adelantó
la legalidad. Las clases dominadas sitúan su actuación
la incorporación de intereses de clase alternativos. Ni la
en la frontera del rebasamiento de la legalidad, buscan-
legislación –cuyo lenguaje ya manifestaba la lejanía a
los intereses populares– ni la creación teórica que acom- do legitimidad a través de formas jurídicas –como ac-
paño el nuevo derecho, asumieron a las clases popula- tas de capitulación firmadas con los propietarios inva-
res, en la medida que el propio proyecto oficial era in- didos o actas transaccionales con autoridades guberna-
capaz de asumirlas: su legitimidad era la correspondien- mentales que recubren el hecho de la tierra tomada ba-
te a la neutralidad, por encima de las clases. jo respetuosas formas de respeto a la ley– que presu-
men capaces de consolidar lo obtenido por la acción di-
La normatividad resultante, jurídicamente 'neutral' recta; esto no siempre se logra en la medida que el Es-
en su búsqueda de legitimidad resulta ambigua y con- tado sólo tolera el rebasamiento de la ley en tanto no
tradictoria, en términos estrictamente legales. Las nor- atente contra el modelo de organización productiva que
mas sobre afectación y las referentes a los derechos so- busca crear. Paralelamente, los sectores dominantes
bre gestión empresarial, son buenas muestras de am- recurren al derecho como instrumento legitimador de
bos rasgos. Pero, más allá, el nuevo orden legal se es- sus intereses, con relativo éxito en cuanto se amparan
trelló contra las necesidades del sistema –cuyos már- en las categorías jurídicas de propiedad, propietario, se-
genes de acumulación se conflictuaban con la redistri- guridad jurídica… que en el nuevo estado de cosas no
bución de ingreso en la cual se basaba la redefinición habían sido cuestionadas. A través de su lucha, los do-
de intereses sociales– y, en definitiva, con los intere- minantes logran revertir exitosamente al derecho con-
ses de las clases que buscaba remodelar. Estos efecti- tra el proyecto gubernamental.
vamente cambian: campesinos adjudicatarios con movi-
lización y propietarios con tierra y derechos recortados En su esfuerzo por redefinir intereses sociales, me-
no son los previos a la reforma agraria; pero el resul- diante un activo papel del aparato del Estado, éste se
tado dista mucho del objetivo previsto por el proyecto develó a través de su carácter autoritario, generando
y manifiesto en la legalidad que lo expresó intentando un efecto de politización entre los componentes de las
implementarlo. clases sociales. La ideología jurídica de la neutralidad
era más eficaz para recubrir el sentido del Estado, cuan-
do éste representaban inequívocamente a las clases do-
176 Pásara

minantes pero lo encubría mediante categorías totalmen-


Referencias bibliográficas
te universalizadoras que no buscaban alterar el estado
de las fuerzas sociales. Derecho liberal y conservación
del statu quo fueron términos correspondientes. La re-
forma social impuesta por sobre los intereses específi-
cos de las clases sociales no pudo ser justificada por la
ideología jurídica tradicional; y, sin embargo, no había
otra posible para el proyecto, en vista de que éste se
negaba a asumir los intereses populares con todas sus
consecuencias.
En definitiva, el fracaso de la justificación del pro- ALBAN, Walter, Francisco EGUIGUREN y César LUNA VIC-
yecto por el derecho expresa no sólo los límites de la TORIA
1977 Los fueros privativos, texto mecanografiado, Programa
ideología jurídica liberal –hecha para una sociedad en Académico de Derecho, Pontificia Universidad Católica,
conservación– sino, más profundamente, cómo el pro- Lima
yecto de reformas no alcanza legitimidad, en tanto no
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civil a través de las reformas; tal progresiva pérdida de 1963 Introducción a la ciencia del derecho. Lima.
la hegemonía culmina a nivel político con la caída de BALIBAR, Etienne
Velasco en 1975, que marca el' derrumbamiento del pro- 1969 "Acerca de los conceptos fundamentales del materialis-
yecto de reforma social, dejando paso a un gobierno más mo histórico en Louis Althusser y Etienne Balibar, Pa-
ra leer El Capital. Siglo XXI Editores, México.
cercano a los intereses del capital. La legitimidad que
este último, o cualquier gobierno, busque será la de BASSO, Lelio y Kalki GLAUSER
una clase o alianza de clases cuya hegemonía intenta le- 1972 en Transición al socialismo y experiencia chilena, Pren-
sa Latinoamericana, Santiago de Chile.
gitimarse a través del derecho; pero no la de un pro-
yecto social sin clase social, que intenta levantarse por BAYER, David
encima de las existentes y transformarlas, utilizando pa- 1975 Descapitalización del minifundio y formación de la bur-
guesía rural, Centro de Investigaciones Socio-Económi-
ra ello al derecho como instrumento legitimador. La ex- cas, Universidad Nacional Agraria, Lima.
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1972 Planes integrales de desarrollo, mimeo, Lima.
El texto de este libro se presenta en
ONRA caracteres Life de 10 pts. y Ca-
1968 Boletín informativo, N° 10. ledonia de 8 pts. Los cuadros en
Permanent de 8 pts. Los títulos de
QUINTANILLA, Lino
capítulos en Garamond cursivos de
1974 Testimonio de Andahuaylas, mimeo, CICIP, Lima. 12 pts, La caja mide 21 x 40 picas.
Servicio del Empleo y Recursos Humanos El papel empleado es Biblios Pu-
1970 Asociaciones Sindicales, Lima. callpa de 65 grms. La cartulina de
SINAMOS. Centro de Estudios de Participación Popular. Serie la carátula es Campcote de 240
Monografías, Documentos de Trabajo, Lima. grms. La impresión concluyó el 10
de setiembre de 1978 en los talle-
VALDEZ ANGULO. Enrique res de INDUSTRIALgráfica S.A.,
1972 Política Agraria, Lima. Chavín 45, Lima 5.
1973 Política Agraria, Lima.
1974 Política Agraria 3, Lima.
VELASCO ALVARADO, Juan
1972 Velasco, la voz de la revolución, 2 t., Ed. Participación,
Lima.
Voz Campesina, N° 1, número especial y N° 3.
1972-1973

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