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Prólogo

¿Por qué un libro de análisis?

El análisis musical es inherente a la música. Puede decirse que aparece necesariamente al


momento de su producción. Cuando uno compone, necesariamente ordena una idea y le asigna
vueltas, partes y desarrollos. Contrariamente a lo que pasa con la partitura que aparece luego de
su producción más allá que pueda componerse desde la escritura en cuyo caso aparecerían al
mismo tiempo. Se podrá decir que el análisis también aparecería al mismo tiempo, pero no es así.
El análisis de quien produce música, en cualquiera de sus formas o estilos, va definiendo el
formato, probando partes, asignando sonidos u orquestaciones, arreglos y demás. La partitura es
depositaria de ese trabajo. Esto tampoco hay que entenderlo en desmedro de la partitura.

La música en sus orígenes carecía de una descripción tan exacta como lo es la partitura y, sin
embargo, la música se ha ido enseñando durante miles de años. La llegada de la partitura trajo no
solo un método más práctico (relativamente práctico, porque es complejo manejarla en su
totalidad) y preciso de transmisión de una idea sino que también trajo consigo una metodología
capaz de desarrollar música en otro nivel. No solo por los desarrollos orquestales sino por ciertos
recorridos extensos y variados. Pongo por ejemplo el segundo movimiento de la sonata 32 de
Beethoven. Sería sumamente difícil transmitirle a alguien más tanta cantidad de música de manera
tan precisa, sino también con tantas variantes (sin siquiera hablar de la innovación estilística de la
figuración para su época, que por momentos parece sonar a blues). La partitura no sólo permitió
que se pudiese transmitir música con mucho desarrollo sino que permitió el desarrollo mismo. Fue
quien en buena medida lo posibilitó. Tan grande fue el cambio que en otra época se refería a saber
leer partitura como “tocar por música”. La idea de la partitura fue errada en una medida tal que se
lo igualaba a la música misma. En cierta medida, mirándolo históricamente, tampoco es una visión
tan errada, en el sentido que una herramienta que fue evolucionando durante un par de siglos,
adecuándose a las mentes de los músicos más grandes de su época, puede entenderse que se
haya visto de esa manera. Lamentablemente, esta nefasta categorización, dejaba afuera a quienes
“no tocaban por música”. Esa idea de menosprecio se prolongó mucho más allá de la aparición de
la grabación, aunque debió caducar al instante. Fue la grabación la que sacó a la luz a buena parte
de la gente que tocaba y que no podía bajar su música al papel. Aunque también habría que decir
que mucha de la música de todo tipo que se toca hoy en día, parece no precisar de la partitura. Ya
sea que hablemos de las primeras orquestas de jazz, de las bandas de rock ‘n roll, del flamenco, de
ciertos tangos primigenios de grupos de guitarras con cantor o de las modernas “zapadas” de jazz
o blues. Creo adivinar que la música siempre se ha hecho así, y que, además, en cierto momento
apareció la otra manera y por condiciones históricas ha sido lo único que ha quedado de esa
época. La aparición en la escena grande de la música popular de la mano de la grabación le trajo el
estigma de “no ser música” para luego pasar a ser “ruido” para luego ser música mala hasta que la
industria terminó por consagrarla.

Sin embargo, no por haber sido consagrada por la industria, tiene menos logros. Ante todo porque
habría que decir que buena parte de la música escrita del período anterior a la grabación también
fue consagrada por sus éxitos. De ahí la perdurabilidad de los músicos del período, en buena parte
de extraordinaria calidad, pero no todos. La música popular registra logros de factura
extraordinaria. No me voy a poner a recomendar artistas ni discos. En todo caso puede tomarse
como recomendación los ejemplos expuestos en el desarrollo analítico de este libro.

Pero a pesar de todos estos logros, el desglose analítico no ha logrado una unificación de la
música. En algunos aspectos si lo ha alcanzado, como por ejemplo en la armonía, pero no se han
incorporado el análisis de los aspectos propios de la música popular ni tampoco las formas de su
producción. Una música pautada sin la precisión de la partitura, no solo tiene una forma de
desarrollarse particular sino que está dada en buena medida por la falta de esta herramienta. Esa
falta determina cierto tipo de resultado, aunque este se ve potenciado por la posibilidad de
transmitir ideas más complejas gracias a la grabación, de manera tal que tampoco puede hablarse
de que se utilicen exactamente el mismo tipo de análisis que en la música popular existente antes
de la grabación.

Pero debería haber un análisis que considere las formas de producción diferentes de la música
escrita o la pautada por códigos estéticos o formales que abarcara tanto a una como otra música
recurriendo a parámetros generales y exponiendo su interacción. Pero ¿qué parámetros debería
considerar un análisis que pudiese relacionar a estos distintos tipos de música? Considero que
deben ser los aspectos propios del fenómeno entendido como música, estableciendo ciertos
parámetros naturales y, por sobre todo, considerando que la música en la marcha de su historia ha
ido desarrollando ciertos aspectos focalizándose en alguno, particularmente en determinados
períodos históricos. Ya sea el desarrollo melódico, armónico, orquestal, sonoro, tímbrico o
estructural se ha dado en la medida en que cada época con los desarrollos tecnológicos los han
permitido. Así como el desarrollo acústico de las salas de teatro ha permitido la conformación de
ciertos grupos de instrumentos (ciertos tipos de orquestas, por ejemplo) desarrollando también la
orquestación como los avances electrónicos permitieron desarrollos tímbricos (en la música
electrónica por ejemplo), por nombrar algunos.

El análisis que se expone aquí es el del desarrollo musical englobando estos aspectos, y algunos
otros que son propuestos. La idea central es la relación que guardan dichos aspectos, en el sentido
del tratamiento dado en el desarrollo de la producción de un tema u obra. Debido al análisis
descriptivo, puede ser leído por cualquiera, pero es un libro dirigido a músicos ya que el
entendimiento de dicho análisis está directamente ligado al conocimiento que maneje de cada
uno de dichos aspectos y con la posibilidad de aplicarlo.

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