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C a rm e n Val Julián
ECOLE NORMALE SUPÉRIEURE
DE F O N T E N A Y - S T CLOUD (FRANCIA)
1 primer signo palpable de todo descubrimiento geo
gráfico es el nombre que se atribuye a lo descubierto.
No importa para ello que a veces el lugar objeto de de
signación ni siquiera haya sido pisado, sino tan sólo
entrevisto a lo lejos, en el horizonte. En tal contexto, la
toponimia resulta ser a la vez la manifestación o evidencia del hallazgo
y la forma que lo acuña mediante un nombre. Respecto a un territorio
nuevo, constituye tanto una identificación utilitaria como una primera
toma de posesión. La actividad de "bautizo" del paisaje fue intensa en
Indias, configurando un estrato toponímico que en muchos casos per
vive hasta los mapas de hoy.
El interés de la toponomástica no se reduce a permitir curiosear por
etimologías y filiaciones, inventoriando nombres con sus correspon
dientes anécdotas. Para el historiador como para el lingüista, el topóni
mo puede ser, a un tiempo objeto y medio de estudio, pues este signo
lingüístico, así como las circunstancias de su nacimiento en un momen
to dado, remiten inevitablemente a la historia, a la cultura, a las menta
lidades de una época. El descubridor, como el caminante de Machado,
parece improvisar designaciones toponímicas, siguiendo el curso acci
dentado e impredecible de los acontecimientos. Nombra el camino al
andar. Sin embargo, este nombrar a lo desconocido, a lo que -al menos
para él- no tiene nombre, no obedece al puro capricho. Lingüísticamen
te, los topónimos son signos motivados, que en un principio, por lo me
nos, suelen tener una relación racional y transparente con su referente.1
Ateniéndome aquí al caso de la conquista de México, me propongo
mostrar que tampoco son arbitrarios históricamente. El acto inaugural
de toponimización expresa una visión de la realidad circundante que
encierra tanto una lectura de ésta como estrategias de aprehensión.
D el m éto do
2 El porqué sobrevivieron o no, y la cuestión del uso, serían otro tema que no
cabe abordar ahora.
3A. de Molina, prólogo de su Vocabulario en lengua castellana y mexicana, y mexi
cana y castellana, México, Porrúa, 1977 (Biblioteca Porrúa, núm. 44, facsímil de la edi
ción de 1571).
4 Cfr. A. Musset y C. Val Julián, "Nommer le paysage du Nouveau Monde.
to de un lugar en lengua indígena y de su posible extensión (esto es si
designa una aldea, o una provincia, o todo un valle, por ejemplo), no
por ello se conocerá su significado, aunque mencione en apariencia sim
ples elementos de la fauna o de la flora. ¿Pues cómo olvidar el sentido
metafórico y religioso que pueda tener dicho nombre, en relación con
mitos y arquetipos mesoamericanos en las distintas áreas? Por todo ello,
nos limitaremos por ahora al análisis del uso que hacen los españoles de
estos topónimos indígenas.
"[...] una nueva tierra que puede haber dos años poco más o m enos que en
estas partes fue descubierta, que principio fu e intitulada por nombre Cogumel y
desp u éi la nombraron Yucatán sin ser lo uno ni lo otro , como por esta nuestra
relación vuestras reales Altezas mandarán ver." 5
"Y [Grijalva] se hizo a la vela sin saber más secreto alguno de aquella tierra ", p. 115;
"anduvo por ella [la costa] hasta cuarenta y cinco leguas sin saltar en tierra ni ver
cosa alguna excepto aquello que desde la mar se parescía. Y desde allí se comenzó
a volver para la isla Femandina y nunca más vido cosa alguna que de contar fuese,
por lo cual Vuestras Reales Altezas pueden creer que todas las relaciones que desta
tierra se les han hecho no han podido ser ciertas, pues no supieron los secretos de
las más de los que por sus voluntades han querido escribir." p. 116.
7A nivel literario, es creación de una expectativa, en el lector por un enigma ini
cial a medio develar, digno de un análisis barthiano (cfr. Roland Barthes, S/Z, Paris,
Seuil, 1970).
8Texto y nota p.108. Idem, cuando refiriéndose a la segunda expedición mencio
na "dicho puerto Campoche que el señor se llama Lázaro , donde había llegado el dicho
Francisco Fernández de Córdoba" p. 113.
por la mañana con ellos de tal manera que murieron veinteséis espa
ñoles y fueron heridos todos los otros/'4
e) "Y de allí se fueron por la dicha costa hasta llegar a un río al cual pu
sieron por nombre el río de Grijalba .",2
f) "Y [Grijalva] se hizo a la vela sin saber más secreto alguno de aquella
tierra y seguió hasta llegar a una bahía a la cual pusieron por nombre la ba
hía de San ]u a n ."u
25 p. 136.
* p. 136 y p. 145.
27p. 159 y p. 161. También en p. 288: "Y se perdieron todas las escripturas y abtos
que yo había hecho con los naturales destas partes/'
* p. 205.
El cuadro siguiente recoge los topónimos citados -es de suponer que
de memoria- en dicha Carta, con eventuales indicaciones sobre el espa
cio que designan. Están repartidos en dos columnas, en la primera los
topónimos indígenas y en la segunda los españoles. Siendo frecuentes e
inevitables en el texto las variaciones internas en la grafía de una misma
palabra indígena, se menciona la forma más frecuente. Se señalan con
un asterisco las creaciones cortesianas. El orden es el de (primera) apari
ción en el texto.
Nueva España*
Yucatán
Culúa (provincia)
Temustitán
Rica Villa de la Vera Cruz*
Cempoal =Sevilla*
Nautecal =Almería
Sienchimalem (provincia)
Nombre Dios (puerto)*
Puerto de la Leña (puerto)*
Caltanmy
Iztacmasistan
Cascalteca (provincia)
Churultecal (ciudad)
Guasyncango (provincia)
Putunchan
Acan^ingo
Yzcucan
Guasuqingo (ciudad)
Chalco
Amaqueruca
Yztapalapa (ciudad)
Caluaalcan
Mesicalqingo
Niqiaca
Huchilohuchico
Cumula
Tama^ulapa
Malinaltebeque (provincia)
Tuchitebeque (provincia/puerto)
Calchimeca (puerto) =San juan (puerto/bahía)
Ma^amalco
Tuchintecla
San Martín (sierras)
San Antón (río)
Grijalba (río)
Tescuco
Acuruman
Otumpa
Mesyco
Cumantan
Quacucalco
Tesuacan
Tacuba
Bualipian
Tepeaca =Villa Segura de la Frontera*
Guasu^ingo (provincia/pueblo)
B(G)uacachula
Ocupatuyo
Yzqucan (Nueva España*)
Topónimos indígenas
29 p. 291.
30 p. 284.
31 p. 287.
po que se ganó y muy mejor abastecida [...] y tal que lo mejor de África
no se le iguala"32 sin dar el topónimo local, convirtiendo entonces el
lugar en una ciudad fantasma, en el espectro de Granada. Y en un mo
mento cargado de sentido: las vísperas de su reconquista. De alguna
manera, esa ciudad sin nombre es ya Granada, en espera del mismo
destino. Más adelante, Cortés dice, entre otras alusiones, que en la capi
tal mexica: "hay la manera casi de vevir que en España y con tanto con
cierto y orden como allá"33y su mercado "parece propiamente alcacería
de Granada".34En cuanto a Cholula: "es la cibdad más hermosa de fuera
que hay en España [s/c] porque es muy torreada y llana". No es sólo una
fórmula retórica, pues acto seguido afirma: "Es la cibdad más a propósi
to de vevir españoles que yo he visto de los puertos acá".35 Se consideran
las potencialidades para el poblamiento, en una visión claramente
prospectiva. El que la identidad con la Península se reafirme tanto36
-hasta desembocar en el bautizo final de la tierra como "Nueva Espa
ña"-, entre otras cosas contiene y avala el proyecto colonizador.
Si se compara con las anteriores, la expedición de Cortés revela es
casas creaciones toponímicas, frente a una abrumadora mayoría de to
pónimos autóctonos. Se invierte la tendencia primera, lo cual no es en
absoluto contradictorio con la penetración militar tierra adentro. No se
32 p. 184.
33 p. 242. Y sobre Moctezuma: "[...] era su señoría tanto casi como España", p. 243.
En cuanto a las águilas, hay "todas cuantas se hallan en España y muchas más raleas
que allá no se han visto.", p. 245. La capital tiene "otra plaza tan grande como dos ve
ces la plaza de la cibdad de Salamanca'', p. 234. "Hay hombres como los que llaman en
Castilla ganapanes para traer cargas", p. 235.
34 p. 236.
35 p. 196. La semejanza de Cholula con España abarca hasta a la "gente pobre y
que piden entre los ricos por las calles y por las casas y mercados, como hacen los
pobres de España y en otras partes que hay gente de razón" (id.).
36 Cfr. las exploraciones por la provincia de £uqula, que cuenta con "tales y tan
buenos edificios que dicen que en España no podrían ser mejores " y con una fortaleza
“es mayor y más fuerte y mejor edificada que el castillo de Burgos " p. 219. La única refe
rencia de todo el texto tomada fuera de España concierne la provincia de Tlaxcala,
que tiene "casi como las señorías de Venecia,y Génova o Pisa", es decir en un con
texto de aclaración del peculiar sistema de gobierno local (p. 185).
avanza ahora por un territorio virgen e ignoto, ni es cuestión de bauti
zar todo aquello que se va encontrando. Se dominan mejor comunica
ción y terreno, gracias a valiosos intérpretes y a la ayuda de aliados. El
topónimo local, cuando llega a conocerse,37 domina entonces al impor
tado.
Topónimos importados
"Y así pasé un puerto que está al fin desta provincia que pu sim os nom bre el
puerto de N om bre de Dios, por ser el primero que en estas tierras habíamos pasado,
el cual es tan agro y alto que no lo hay en España otro tan dificultuoso de
pasar, el cual pasé seguramente y sin contradicción."39
37 Es curioso que en la ruta hacia México-Tenochtitlan, los volcanes que tan po
derosamente llaman la atención (se mandan a diez españoles para "saber el secreto
de aquel humo de dónde y cómo salía") no reciban nombre, ni se mencione el nom
bre indígena, ni la palabra "volcán" (pp. 198-199).
38 p. 162.
39 p. 170. El topónimo se afincó en otra zona, en el sureste de Durango actual,
donde se fundó la villa de Nombre de Dios en 1563 (Peter Gerhard, Geografía Histó
rica de la Nueva España, México, u n a m , 1986, pp. 209-211). Y también, fuera de Méxi
co, a proximidad de Portobelo.
Al parecer, los montes son como el último espacio vacío, al que to
davía se puede dar nombre. Fuera de las dos villas, Vera Cruz y Sevilla,
Cortés sólo denomina a Nombre de Dios y al puerto siguiente:
[...] pasamos otro puerto [...] en lo alto dél estaba una torre pequeña casi
som o un humilladero donde tenían ciertos ídolos y alderredor de la torre
más de mili carretadas de leña cortada m uy compuesta, a cuyo respeto le
pu sim os nombre el Puerto de la Leña.
C o n c lu s ió n