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Escritura y conflicto étnico-social

en América latina (1492-1 988)


MARTIN Li,NHARD

ensayo
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Edición: Magdalena Quijano -~
Diseño: Cesar Mazola :¡
Corrección: Gilda M. Fernández !
Iris Cano

a Agusto Roa Bastos


a Beatrice
y a Qantu, autQra,
a los dos años y medio,
de esta frase:
BE1 cuento no está
termjnado:
está en la boca.•

© Martín Lienhard, 1990


© Sobre la presente edición/
Ediciones Casa de las Americas, 1990

casa
CASA DE LAS AMERICAS
3ra. y G, El Vedado
Ciudad de La Habana
/'

CP...PITULO I
LA IRRUPCIÓN DE LA ESCRITURA
EN EL ESCENARIO AMERICANO
El "descubrimiento,, y el feti_chismo de la escriturá

La in-upción de los europeos en el. continente que


luego se iba a bautizar con el sonoro nombre de .. Anié-
rican, iniciada en el año 1492, signífícó para las socie-
dades autóctonas un trauma (2. 1/ León Portilla 1959)
profundo, dificil de imaginar desde fuera y a siglos de
1 distancia : un trastorno radical de su vida sodal, políti-
ca, económica y cultural.
No fue necesariamente, en 1os primeros momentos, 1a
imposición de un nuevo . poder político ia que causaría la
mayor extrañeza entre los indígenas: usurpando un po-
der estatal ya constituido ·(Mesoamérica, área andina), o
manipulando a su favor exclusivo un sistema de parentes-
co tradicional (área tupí-guaraní), los españÓles y los por-
tugueges no híciergn sino repetir anteriores usurpado~
nes y manipulaciones, cometidas por grupos expansionis-
tas autóctonos (toltecas, aztecas, incas, tupis, guara-
níes . . . ) contra otros grupos y sociedades del continente.
Ningún precedente tenía, en• cambio, u.na innovación
m ayor impuesta por los europeos en la esfera de la co-
municación y de la cultura: la valoración exh·ema, sin
antecedente ni en las sociedades autóctonas más «letra-
das» (Mesoamérica), de la notación o transcripcién grá-
fica -alfabética- del discurso, especialmente del discurso
del poder. Valoración que se halla exhaustiva y brillante-
mente ficcionalizada en 11 nome della rosa de Umberto Eco
(1/ 1981), novela «policíaca• acerca de las misteriosas in-
trigas protagonizadas por los monjes copistas y grafóma-
nos de un monasterio benedictino del siglo xrv en el norte
<le Italia. La atribución de poderes poco menos que má-
Martín Lienhard La voz y su hue11a 29

)·gicos a la escritura permite hablar, en un sentido estricto, poses1on territorial en nombre de los reyes (católicos) y
- de s:1 fetichización. el cristianismo ; en segundo lugar, autentificar y atesti-
Los primeros actos de los conquistadores en las tierras guar el papel -metáfora característica de una sociedad
apenas udescubiertas», en efecto, subrayan el prestigio grafocéntrica- decisivo que Colón desempeñó en ella. En
· y el poder que aureola, a los ojos de los europeos, la es- términos más abstractos. la escritura corresponde a 1a vez
critura. a una práctica político-religiosa (la torna de posesión con
Ya antes de' pisar el suelo por conquistar, los europeos, vistas a su evangelización) y a otra jurídica o notarial
,.
.

a su modo d e ver debidamente amparados en una autori-


/•
(dar fe de las responsabilidades individuales implicadas) .
zación escrita (la capitulación extendida por el rey -o Acerquémonos primero a la escritura en tanto que prác-
los reyes- católicos), estiman detener el derecho inobje- tica político-religiosa. Como se ha podido constatar, la
table .de ocupar las tien·as evocadas en el «título" real. ' conquista o toma de posesión no se apoya, desde la pers-
Can otro documento, redactado in situ, inmediatamente pectiva de sus actores, en la superioridad político-militar
después del desembarque, se confirma luego la toma de de los europeos, sino en el prestigio y la eficacia casi
posesión europe;. Ilustra este procedimiento un apunte mágica que ellos atribuyen a la escritura.
del Almirante Colón, redactado el propio día del .. des- La función primera que se encarga al documento es-
cubrimento• de la primera isla caribeña (11/10/1492) : crito, en efecto, no es la de constatar la toma de posesión,
sino, para adoptar un concepto del lingüística J. L. Austi11
El Almirante llamó a los dos capitanes y a los de- [1/ 1970], la de performarla. Ahora, la capacidad perfar-
más que saltaron en tierra, y a Rodrigo d'Escobedo, mativa de un enunciado depende menos de sus caracterís-
escrivano de toda el armada, y a Rodrigo Sánches ticas propias que de la •existencia de una suerte de cere-
de Segovia, y dixo que diesen por fé y testimonio monial social que atribuye a tal fórmula, empleada por
cómo él por ante todos tomava, y cómo de hecho tal persona en tales circunstancias, un valor particular•
tomó, possessión de la dicha isla por el Rey y por (1 / Ducrot/Todorov 1972: 429). Sancionado efectivamen-
la Reina sus señores, haziendo las protestas;iones que te por una puesta en essena determinada, el acto escrip-
se requirían, como más largo se contiene en los tes- tural deriva aquí su eficacia del prestigio que aureola su
timonios que allí se hicieron por escripto (5. 1/ Co- origen. A los ojos de los conquistadores, la escritura sim-
lón 14~2/1982 :30). boliza, actualiza o evoca - en el sentido mágico primitivo-
la autoridad de los reyes españoles, legitimada por 1os
operac1on escriptural descrita por el Almirante, privilegios que les concedió, a raíz de la reconquista
rimera manifestación en Am érica de lo que llamaremos cristiana de la península ibérica, el poder papal_ A su
',:•fetichismo de la escritura-, merece un comentario. vez, la institución romana, heredera autoproclamada del
lEJ: documento encargado al escribano Rod1·igo d'Esco- legado cristiano, se considera depositaria de la que fue,
." parece que debe cumplir dos funciones principales: en 1a Europa medieval, la Escritura por excelencia: la
'' '.mer lugar, •realizar•, í_d eológicamente, una toma de Biblia. El poder -o capacidad performatjva- que Colón
30 Ma1·tin Lienhatd

y sus compañeros ven encarnado en el texto escrito re-


1
1
Le. voz .Y su huella 31

sulta, en última instancia, un poder ideológico afianzado Castilla que entoncés eran D. Fernando y Doña
en la concepción occidental etnocentrista del valor univer- Isabel, de gloriosa memoria, y a sus sucesores nues-
sal de las Sagradas1 Escríturas judeo-cristianas. 1 tros Señores, con Jodo lo que en ellas hay, según se
contiene en ciertas escrituras, que sobre ello pasa-
A partir de 1513, un texto único, concebido especial- s+
mente para este objetivo, «realizará,. las tomas de pose- ron [ .. . J (ibid.]
sión territorial de los españoles en América : el requeri-
miento. Resulta legítimo subrayar que las realiza (perfor- El texto escrito, legitimado a su vez por otras •escri-
ma) , porque la formulación del documento, autoritaria en turas•, expresa en última instancia la voluntad divina.
un grado sumo, no admite réplíca ni diálogo: Nótese que tal voluntad 'adquiere un cariz más político
que teológico en la medida en que se privilegia, a expen-
Por ende, como mejor puedo, vos ruego y requiero, sas del -no mencionado- fundador de la religión uni-
que [. , . ] reconpzcais a la Iglesia por Superiora del versal, Jesucristo, a su discípulo San Pedro: el hombre
Universo mundo, y al Sumo Pontífice, llamado papa que instauró, según la tradición católica, el aparato po-
en su nombre y a su Majestad en su lugar, como su- lítico-administrativo del cristianismo, el papado.
perior y señor rey de las Islas y Tierrafirme [ ... ] . El requerimiento expresa sin ambages la función p©-
Si no io 11iciéredes ( ... ), certificoos que con el ayu• lítico-religíosa que se otorgó, en los momentos inaugu-
da de Dios yo entraré poderosamente contra voso- rales de la conquista de América, al discurso escrito; fun-
tros [ . .. L y vos sujetaré al yugo y ob€diencia de ción que tenía en mente Antonio Nebrija cuando publi-
la Iglesia y de su Majestad ( ... J [2 , 1/ Cogolludo có, precisamente en 1492, su Gramática de la lengua cas-
1688/1954-1955, t. I, t. II: cap. 4). tellana [11 1980) . En la conquista de los •bárbaros", dice
el humanista, un idioma definitivamente codificado por
Independientemente del consentimiento de los autócto- y para la escritura permite imponer • las leies quel ven-
nos, la conquista se realiza a traves del simple acto de cedor pone al \tencido• {pr6Iogo).
enunciar el texto del requerimiento. Para justificar la ma- El uso jurídico o •testimonial,, de la escritura, segun~
nifestación de tamaña autoridad, el documento subraya su da función perceptible en la operación escriptural que
genealogía nada menos que divina. Después de dejar el Almirante encargó al escribano Rodrigo d'Escobedo,
sentado que «Dios nuestro señor Uno y Eterno,, encargó se apoya a , su vez en una tradición europea bien arraiga-
el gobierno de toda la humanidad a San Pedro y sus su-
cesores, los pontífices o papas, prosigue: 1 da. En una cultura oral o predominantemente oral, la me-
moria colectiva da fe de los comportamientos pasados
de los individuos.. Qesde la Edad Media, con el presti-
Uno de los pontífices pasados, que he dicho, como gio creciente de la escritura y el desarrollo de un verda-
Señor del mundo, hizo donación de estas Islas y Tie- dero ¡,fetichismo de la escritura», el testimonio oral deja
rrafirme del Mar Océano, a los católicos reyes de de tener valor, a menos de aparecer consignado en el
papel Y certificado por un notario. Para mostrar el ca-
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't-
, Martin tl2 nl!ard La voz y su huella 33

ráder absurdo de este privilegi@ concedido a la es :rltu-


i
•Si en ~quella tierra había caribes~; 1a respuesta positi-
ra. el escritor Jean Genet solía decir, cuando se le repro- va, inmediatamente transcrita, 11era título· que los espa-
s:haba la ruptura de un contrato que él había firnndo: ñoles tomaban para captivar y hacer las gentes libres
•Tfous avez eu ma sigruzture, pas ma parole~ (les Ji mi esclavos ...
firma, no mi palabra) [1 / Ben Jalloun 1Q86}. En resumidas cuentas, la operación• escriptural del
En la hi storia de la conquista de América, la vertiente ~1/10/1492, la primera que se realiza en América a par-
jur ídica del «fetichism o de la escritura• se .manifesra-á en tir del alfabeto, se puede consi.derar como el grado cero
el ,,papel~ siempre decisivo del es~ribario. Presente ~1 to- de la escritura -al estilo occidental- en el continente.
dos los momentos crucia1es. d.e la penetración europea,. en un grado cero que carga, sin embargo, con todo el pes~
tocios los conflictos entre conquistadores y conquistados o de su pasado europeo: la vinculación con los poderes
entre los propios conquistadores, este personaje de5em.• político y espiritual. Rodrigo d'Escobedo prefigura, de
p~ñará la función de preservar, por r:nedio de la escrit-u- modo algo reductivo, a los primeros ucscritor es" colo-
ra, el control metropolitano sobre las empresas coloniza- niales: auxiliares del poder más que literatos autóno-
doras. Como ae lee, por ejemplo, en el informe de Pero mos, productores de un discurso politico-reJigioso más
Her.Qández f4 .1/ H)71J sobre Ji;1 copquista de Paraguay, que creadores de discursos ficcionales o especulativos.
el escribano así stíó a los deba.t es acerca de $i se justifica- El uso de la escritura para fines científicos, especulati-
ba. . o no una acción. bélica contra los. .
. indios re~alcitran- vos o literarios 11autónomos11, antes de 1500 restringi-
te-5, OjQ y memoria del rey, él consignaba para la auto- do en las propias metrópolis coloniales (España. Por-
rid?d real y · para 1~ posteríd.ad las accione~ •buenas" o tugal), no se iba a desarrollar sino varios decenios más
".m<;Uas• de los conquistadores. L0s documentos que ela - tarde, bajo el impacto de las ideas renacentistas. Toda-
boraba en tales circunstancias alcanzaban, como lo mues- vía en 1605, por ejemplo, Cervantes, en el prólogo al
t'r a el. mismo informe de H ernández, un valor máximo a Ouíjote. se burlará de sus contemporáneos que tratan de
los ojos de los propios dirigentes de la expedición: al conservar, en sus libros de ficción uauténoma•, la cau-
escindirse ésta en dos grup~s rivales (Irala/ Cabeza de ción de la tradición filosófico-teológica: estos libros
Vaca). cada uno luchó por la posesión de los documentos - escribe- Qtan llenos de sentencias de Aristóteles, de
notariales {ibid. : cap. LXXIV). El que llegaba a adueñar- Platón· y de toda la caterva de filósofos ' oue
. admiran a
se de los documentos comprometedore$, en efecto, libre los leyentes y tíenen a sus autores por hombres leídos,
de !11anípular la l,¡istoria a su antojo, se pondría a salvo de eruditos y elocuentes. j Pues qué, cuando citan la Divi-
las acusaciones que ellos podían contener. na Es,cr itura !" [1/ Cervantes 1985: 13]. ,
La escritura volvía también imborrables ciertas respues- lviientras tanto, la . Corona tratará de preservar al
tas que Ios indios, ignorando l as consecuencias, daban a máximo el privilegio de la escritura ortodoxa o •canóni-
aÍgún escribano europeo. Así, en el Caribe, como lo de- ca~; para no destnlir «el autoridad y crédíto de la Sa-
r;rnnció el Padre de Las Casas (2. 11 Mendieta 1596/1980: grada Escritura y otros libros de Doctores•, como dice
L. I. cap. 9), los espa ñoles solían preguntar a los indios una carta real de 1543 (2 . 1 / García Genaro . 1982: 439-
34 Martín Lienhard la voz Y. su huella 35

440), se prohibirán repetidas veces, en efecto, la impor- Por otra parte, el poder inicialmente simbólico de la
tación y difusión, en América, de libros de ficción. escritura «sacralizada" se convierte en una realidad apa-
Ahora bien, la fetichízación de la escritura por parte tentcment-.: tangible a partir del momento en que, gra-
de los europeos no tenia por qué repercutir directamen- cias a la superioridad político-miiitar de los europeos,
te, a primera vista. en sus relaciones con los autóctonos, se afianzan los mecanismos complejos de la dominación
poco preparados por sus tradiciones culturales, salvo qui- colonia!. Si la inicial toma de posesión territorial por
zás en Mesoamérica, a comprender tal obsesión por la medio de la escritura, acto simbólico si no bluff, no. hace
transcripción gráfica del discurso. Dos factores , sin em- sino indicar una voluntad, no se podría ya decir lo mis-
bargo, se combinarían para favorecer, entre los indíge- mo, una vez establecido el aparato burocrático, de la
nas, una innegable fascinación por la escritura europea, repartición po.r decreto de «títulos .. o nmercedes", para
fascinación que agilizaría la testrúcturación europea de no aludir a las condenas formuladas por escrito: el po-
la esfera de la comunicación en América. Por una parte, der gm:anliza, en este caso, la aplicación de Jo que esti-
el prestigio que adhería, a los ojos de los conquistado- pula la esctítui-a. Los autóctonos, despojados «legalmen-
res, la palabra escrita, no dejó indiferentes a los indios. te" (por la escritura) de sus tierras, sometidos a juicios
Así, por lo menos, parece explicarse la relativa -aunque por su i.idolatrian, no pudieron ignorar por mucho tiem-
no siempre confirmada- eficacia de la práctica del re- po el aparente poder -un poder delegado- de la escri-
querimiento, lectura en voz alta del documento que se tura administrativa, diplomática o judicial. A veces lle-
acaba de rese11ar. Absurda en términos de comunicaci6n garon, sin duda, a sobrevalorarlo, a atribuirle una efi-
-1os autóctonos no reciben el mensaje contenido en el cacia poco menos que mágica.
texto [3 . 2/ Harrison 1982: 65-67]-, la ficción de la La cultura gráfica europea suplantará, en términos de
presencia de un 1ejano poder ndivino•• d ebe de haber dominación, la predominantemente oral de los indios, sin
obrado a veces como acto de una magia superior y des- que é:·:tos -en su inmensa mayoria- tengan acceso a la
conocida. Esta hipótesis va acreditada por una obse~a- primera. La restructuración europea de la esfera de la
dón del Inca e historiador Titu Cusí Yupanquí. Según
comunicación americana desemboca, pues, en la exclu-
sión de la mayoría respecto a un sistema (la escritura al-
él, los indios andinos se sorprendieron viendo a los es-
fabétk2) que se impone como único medio de comunica-
pañoles «á solas hablar en paños blancos", es decir, leer
ción oficiul. Al interiorizar, a partir de su propia per-
en sus papdes. Pero más• que nada, los dejó estupefac-
cepción, el ufetichismo de la escritura» introducido por
tos el hecho de que les españoles SS; mostnm:m capaces los europeos, los autóctonos se convertirán en sus vícti-
de -0nonbrar a algunos de nosotros por nuestros nonb1·es mas: los europeos, por 1o general, podrán manipular la
syn se lo dezir naidie,, [3 .1 / Yupangui 157011985: 4): comunicaclón escrita a su antojo, En los no muy numero-
ellos percibieron como facultad mágica la capacidad que sos autores indígenas que surgen en los decenios conse-
tenían los europeos -,de identificar a algunos de ellos a cutivos al primer contacto, se µata el impacto de ese
partir de su documentáción descl'iptiva ya realizada. núcleo ideológico: confiados en el poder del discurso
Martín Lie11Iwrd La voz y su huella
37

escrito unos indios nobles como el apenas mencionado


ca social, deja de ser, en rigor, la que fue: cortar árboles
Títu Cusi, Guama11 Poma o los dignatarios mesoameri-
para construir una canoa o 1,ma casa y cortar la mayor
canos autores de títulos genealógicos y de cartas reivin-
cantidad posible de árboles para la exportación resultan,
dicativas, parecen atribuir al mensaje escrito una efica-
a pesar de incluir una operación "idéntica.. , dos prácticas
cia intrínseca, independiente del aparato político que la sociales distintas.
sustenta.
La imposición de la escritura europea en tanto que
vehículo oficial, exclusivo, de la <;omunícación político-
Escritura y p.9der diplomática, determina, como la imposición del hacha de
hierro para cortar árboles, no tanto un cambio técnico
Estas afirmaciones suscitan un núcleo de preguntas en en la operación tradicional, sino la aparición de una
torno. a las relaciones entre poder y escritura que no po- nueva práctica. Para bien entender este cambio, debe-
demos ya escamotear, ¿ En qué medida es lícito atribuir
mos interrogarnos primero, aunque sea sucintamente,
a una innovación .. técnica" en la esfera de la comunica- acerca de la naturaleza de los sistemas de notación au~
ción -la imposición de la escritura europea como vehícu- tóctonos y de .las prácticas que ellos auspiciaban.
lo oficial- un papel relevante en la producción del trau-
Todas las sociedades autóctonas conocidas elaboraron
ma de la conquista? ¿En qué se distingue, ~políticamen-
antes de la irrupción de los europeos, algún sistema gré.:
te» el sistema alfabético de notación de los sistemas
fico o de notación que correspondiera a sus necesidades
au~óctonos, gráficos o no ? ¿ Podría afirmarse, finalmen-
concretas. Ellas no fueron, contrariamente a lo que in-
te, que existe una relación entre el instrument~ de la es-
sinuaran a través de sendas anécdotas Garcilaso o, en
critura al estilo europeo y el expansíonismo occidental?
fechas más recientes, Lévi-Strauss, sociedades "sin escrl-•
La escritura, cualquiera. que ella fuese, es una herra-
tura». Según Garcilaso [3. 11 1609/1959: IX, 29), un es-
mienta al servido de la comunidad que la crea .º adap-
pañol encargó a dos indios analfabetos el transporte de
ta, y no tiene como tal ningún poder real. Ahora, para
ocho melones. Para evitar que ellos comieran parte en
perfeccionar determinadas operaciones, ciertas herra-
el viaje, les hizo creer que la carta pata el destinatario
mientas resultan más eficaces que otras. Con los mache-
(en que constaba el número de los melones) los iba a
tes o las hachas recibidos de los portugueses, por ejem-
vigilar en el camino. Los indios, pues, la escondían
plo, los indios brasileños podrán aumentar en una. pro-
cada vez que les entraron ganas de comerse una de las
porción inimaginable su producción de pau de Brasil . . .
frutas, quedando luego estupefactos cuando el destinata-
destinada no ya a la fabricación de canoas o de otros en-
rio, al leer la carta, les reprochó e1 robo :~ ometido. Anéc-
seres domésticos, sino a la exportación -impulsada Y con-
dota inverosímil : en el país de los lzipu., instrumentos
trolada por los colonos portugueses- hacia Europa. Si
perfeccionados para la conservación de datos numéricos,
el instrumento de hierro se muestra, efectivamente, más
eficaz para cortar grandes cantidades de árboles, la ~p:-. los indios podían perfectamente imaginarse la capacidad
ddatora de un escrito. Tampoco convence del todo .la in-
ración del corte, realizada en el contexto de otra practl-
terpretación que ofrece Lévi-Strauss [1/ 1955: cap.'. 28]
38 Martín Lienhard La voz y su huella
39

de sÜ famosa .,Je9on d' écriture»: si el jefe nambibuara grandes estados prehispánicos de Mesoamérica y el área
imita la escritura europea para sugerir a sus compañe- andina Si éstos son, sin duda, los que se aproximan
ros su relación privilegiada con el huésped occidental más, por su función si no en su aspecto, a la escritura
(Lévi-Strauss), ést9s no púeden desconocer totalmente europea, son también los que permiten la confrontación
las funciones del grafismo. analítica más fecunda con el sistema gráfico europeo.
Poco operativa, en el otro extremo, nos paree~ la Más precisamente, centraremos nuestra reflexión en
concepción de una «archí-escritura formulada por el
11 los dos sistemas de notación más -y mejor- conocidos, el
ugramatólogo .. Denida (1/ 1967]: al incluir en ella, des- 9e los kipu andinos y el de los glifos mesoamericanos.
cartando el criterio de la notación, aún las operaciones
de clasificación puramente mentales, por lo que se des- Kipu
vanece la posibilidad de distinguir las diferentes •escri-
turas» . Un excelente punto de partida, en cambio, 1o cons-
Los kipu an~inos son unos artefactos confecciona-dos
tituye una definición del recién fallecido etnolingülsta a partir de una serie más o menos larga de hilos de co-
italiano Cardona [1/ 1981: 27): flUn sistema gráfico lor que se anudan ve1ticalmente. en una cinta horizon-
será, pues, cada conjunto (finito y numerable) de signos
tal. A menudo descrito someramente por los cronistas
en e1 cual se asocian, a los elementos gráficos, significa- coloniales, su funcionamiento, estudiado especialmente
dos distintos y explicitables por la comunidad.~ Si rela- por Marcia y Robert Ascher (3. 2/ 1982], no queda to-
tivizamos la noción de «finito y numerable• (podría davía definitivamente esclarecido. Para nuestras limita-
haber sistemas i,abiertos"), y si sustituimos «sensible• a das necesidades, nos basaremos esencialmente en la in-
11gráficon (el hipu andino incluye signos táctiles), ten- terptetación de un kipu. estatal que l os señores de Ha~
dremos un concepto de la escritura despojado de toda re- tun-Xauxa presentaren en 1561 ante la Audiencia de
ferencia a los sistemas fonográficos clásicos. Lima {3 .2/ Murra 1975 : 243-254]. En cada ·uno de los
La apariencia y la función social de las escrituras pre- hilos verticales paralelos se pueden uinscribir », por un
colombinas varia según las tradiciones culturales de la sistema de nudos, uno o varios signos numéricos. Si la
comunidad, su tamaño, su diferenciación interna, su tipo posición del hilo en el eje horizontal, q uizás junto con el
de vida. De las pinturas corpóreas, los petroglifos y el color, indica la categoría a la cual se refiere el número
lenguaje de los tambores (indios caribefios y amazóni- inscrito, la posición del signo en el eje vertical denota
cos) hasta los códices mayas, pasando por los pallares, una sucesión temporal. La lectura del hipu supone la per-
los ki,vu o la udecoraciónu simbólica de vasijas y tejidos cepción simultánea de un signo numérico, de su posición
(área andina) , las soluciones adoptadas cubren un vasto en los ejes horizontal y vertical, y de un color, operación
abanico de opciones semióticas. facilitada por 1a ayuda mutua que se prestan el tacto
De todos estos sistemas de notación, muchos de ellos (nudos) y la vista (color, posición). Cada signo «compues-
poco conocidos o estudiados, nos i nteresan aquí priori- to» responde por lo menos a tres preguntas : ¿ cuántas uni-
tariamente los que fueron elaborados en el marco de los dades (decenas, etc.) de qué categoría en qué momento •
La voz y su huella 41
/
Martín I.ienhard
40
gos (posición en el eje horizontal, colores), la interpre•
tación del fltexto .. , en . este caso, puede resultar unívoca.
de la sucesion tempora . N o· t ese la aparente
1? . ausencia
del predica to: el "lector", sin duda, lo deducia del c~~- Empleado en el marco de la producción ·o la reproduc-
t t La operación 'no debió de presentar mayores_ d1f~- ción de un discurso histórico, en cambio, el kipu no
c~~t:des, puesto que, como lo afirma el historiador 3esu:- parece auspiciar una lectura univoca. Su uso en este cam-
ta Acosta [3 . 1/ 1590/1954: Libro VI, cap. 8], "P~ra d1- po, sin embargo, queda bien atestiguado. Muchas cróni-
versos géneros, como de guerra, di;"! gobierno, d_e tributos, cas, especialmente la que se conoce bajo el nombre dé
de ceremonias, de tierras, había diversos qUlpOS•. "Relación de los quipucamayos• (Collapiña 1542-1608/
1974}, subrayan que los depositarios de la memoria his-
eje de las categorías tóríca oficial no fueron otros que los h.ipu.1wmayoq, los
1 funcionarios responsables del cómputo. Para recitar el
1 2 3 4 5 6
discurso de la historia o las genealogías, ellos se servían,
• • • como se lee en muchos informes coloniales, de su arte-
eje d e la I "'
• • • • facto. ¿ Qué tipo de información contenían los kipu his-
sucesión 11
• * · sígnos numéricos (*) tóricos? Nada prueba que almacenaran otros datos que
tempor.al III
los mencionados, aunque el propio Acosta, con su i ntui-
11na lectura corrida del hipu se puede realiz~r, teóric\ ción de "semiólogo", comparara las potencialidades del
.) t . n dos direcciones: horizontal o vertical. En e kipu con las del al_fabeto :
men e, e · . ·¿ d d
primer caso, el lector se entera de cuantas um a es e
.. . había diversos quipos o ramales, y en cada ma-
cada categoría (existen, hacen o sufren algo) en el ~ omen-
nojo de estos ñudos y ñudicos y hilillos atados, unos
to elegido; en el segundo, el lector puede ev_aiuar la
colorados, ' otros verdes, otros azules, otros blancos,
evolución cuantitativa, por etapas, de la categoria que le
y finalmente tantas diferencias, que así como noso-
interesa. , tros de veinte y cuatro letras, guisándolas en dife-
. ¿ •ende de estas obser-
El sistema del 1?.1pu, como se espr .. . . p rentes maneras, sacamos tanta infinidad de vocablos,
vaciones, permite dos usos relativam~nte d1s:m:os. ~ or ~ así como éstos de sus 11udos y colores sacaban in-
1 d y todos los cronistas coloniales comc1den en
un ª o,
~ numerables significaciones de cosas [v, supra) .
··1•
..

, ·1 . el gobierno
ello sirve para almacenar datos ut1 es para , . )

' d . • t
y la a mm1s rac1on e
· · ¿,.1 Estado Tales datos podian flgu-
· . Sí el sistema de los ldpu permite almac,e nar, como tam-
, d los rubros que indica la cita de

1
.

rar en 1a mayoria e . . . ) bién - en la óptica de Acosta- los sistemas gráficos chino


, . ·no tributos ceremonias, tierras, . y mexicano, .,innumerables significacíones de cos<.1s», no
Acosta (guerra. goo1er , , . . . ¡
a los cuales cabe agregar, siguiendo al mismo historia- 1 es capaz, en cambio, d e reproducir «vocablos11. Esto síg-
dor, las ffhistorias", las uleyes" y las «cuenta~ ~e nego- l. ni [i ca, teniendo en cuenta el fonocentrismo de Acosta, que
J, las informaciones almacenadas en el kipu no son de natu-
. t·b·d l s1· b1·en la lectura de los datos de tipo esta•
Cl OS» l I , •
" dístico exíge el con ocimiento previo e
· d algunos co, ¿·1• 1·
:lt
,_.,:,,,:
' s: ·~;_·
42 Martín Lienhard La 11oz y su huella 4:3.

raleza lingüística. El ldpu podría aumentar al infinito las tecos Y otros pueblss mesoamericanos, las consideraremos
categorías (significaciones) abarcadas, sin que por ello aquí, teniendo en ni'enta ante todo su función social, como
llegara a fijar un discurso verbal. Todo indica, como lo variantes de un sistema único. El aspecto visual de la
subrayan Scharlau/Münzel [1/ 1986 : 80-90), que este ins- escritura mesoamericana (signos gráficos dispuestos se-
trumento andino no desempeña en el contexto de la 11his- gún diferentes patrones geométricos), su "puesta eµ es-
toriog1·afía .. sino un papel de au'xiliar mnemotécnfoo alta- cena» tnás corriente (libros-biombos de papel amate), la
·mente sofisticado. Corrobora esta aserción el hecho de que colocación de estos ulibros.. en 1<bibliotecas", parecen
la tradición histórica oral recopilada por los españoles aproximar la cultura g ráfica mesoamericana a la euro-
con la ayuda de los kipukamayoq muestre una relativa p ea. Aún el modo de significar de la escritura ~esoame-
coincidencia en cuanto a los hechos escuetos (por ejemplo, ricana (combinación de pictogramas, de ideogramas, de
qué Inca, después de qué otro Inca, conquistó qué terri- fonogramas), podría recordar ciertas escrituras "occiden-
torio), pero una enorme diversidad en su exposición na- tales0 muy antiguas, como la egipcia. ¿ Las culturas me-
rrativa, su perspectiva, su ornamentación. Los primeros, soamericanas, culturas del libro al estilo europeo u orien-
. obviamente, se leen directamente en el kipu., mientras que tal? Muchos cronistas e historiadores 110 dudan en afir-
las últimas dependen en mayor o menor grado de la ,,sub- marlo. En la ,.sumaria relación de la 11istoria de esta
jetividad literaria» del historiador. Nueva España", el historiador mexicano Fernando de
En resumen, el kipu resulta un sistema semiótico desti- Al va Ixtlilxóchitl escribe: •
nado a asegurar, en todos sus niveles, la administración
del Estado, y a facilitar, como auxiliar mnemotécnico, la . . . tenían por cada género sus escritores,: unos
producción de un discurso histólico-genealógico. La con- que trataban de. los arlales, p oniendo po1· su
1
¡ tribución de la memoria oral, poco importante en el us_o orden las cosas que acontecían en cada up año, con
1 administrativo, se revela decisiva en el uso «historiográ- día, mes y hora; otros tenian a su cargo l~s genealo-
'
l fico» del kipu. El sistema andino de comunicación {en el gías y descendencias de los reyes y señores y perso-
l c_u al el k ipu ocupa un lugar privilegiado), podría, pues, nas de linaje, asentando por cuenta y r azón los que
ser caracterizado como npredominantemente oral" -con- nacímj y borraban los, que morían, con la misma
cepto que desarrollaremos después de presentar el sistema cuenta. Unos tenían cuidado de las pinturas de 1os
1 ! de las escrituras mesoamericanas. ténninos, limites y mojonems de las ciudades,-- pro-
t vincias, pueblos y lugares, y de las suertes y repar-
timientos de las tierras, cuyas eran y a quién perte-

l Glífas

Pese a las notorias diferencias que, existen entre las


escrituras elaboradas por los mayas, los aztecas, los mix-
y
necían. Otros, de los libros de las leyes, ritos cere-
monias que usaban en su infidelidad; y los sacerdo-
tes, de los templos, de stts ídola trías y - modo de doc-
44 Martín Lien1wrd
La voz y su huella
45
trina idolátrica y de las fiestas ,de sus falsos dioses
Con los cantos, pues, no con las pintur~s, se observan
y calendarios. Y finalmente, los filósofos Y s~bios
(conservan) tanto las_ ciencias como las historias. Los
que tenían entre ellos, estaba a su cargo el pmtar.
cantos -que no conviene imaginarse en wi sentido dema~
todas las ciencias que sabían y alcanzaban, Y ense-
siado literal- son el instrumento de que se sirve la me-
ñar d~ •memoria todos los cantos que observaban
moria oral tanto para almacenar como para reproducir
sus ciencias e historias [2 .1 / Ixtlilxóchitl ¿ 1625?/
los discursos. Y a discursos, no a listas, se referían los
1975: I, 527; el subrayado es nuestro).
conceptos de «cienciasw y de "historiast•. En definitiva: los
Destinada a suscitar en el lector • renacentista• asocia- libros mexicanos, como los kipus andinos, resultan prác-
ciones con las prestigiosas metrópolis intelectuales de la ticamente autosuficíentes como memoria político-adminis-
antigüedad greco-latina (Alejandría), esta evocación de trativa Y cosmográfica, pero no pasan de s~r auxiliares
la cultura libresca en Texcoco tiene el mérito de ofrecer mnemotécnicos para la conservación-reproducción de dis-
un cuadro sintético de las categorías de "libros• que se cursos verbales. La memoria oral, en este caso, sigue sien-
manej aban en el México prehispánico. Un examen rápi- do decisiva: ella debe suplir la ausencia de los elemen-
do del fragmento revela que éstas, en buena parte, se ase- tos lingüísticos que la escritura deja de fijar. Al analiz~r
mejan -cuando no· coinciden con ellos- a los rubros qu: alguno de los códices coloniales realizados al modo anti-
se consignaban en los kipu andinos: historia, guerra, ~-1- guo, pero ya provistos de una transcripción alfabética del
discurso subyacente, como el llamado «Códice Aubín ..
butos, gobiernos, tierras, cuentas de negocios, ceremomas,
leyes.- Rubros que no suponen necesariamente _una expo- l¿ 1608?/1902], el obser vador constata que el texto en es-
sición discursiva, sino que pueden alojarse en ltstas, como critura mexicana no suministra, en general, sino los sig-
nos del año, del personaje (individual o colectivo) que rea-
por eJ·emnlo ~ , al contrario de la narración histórica, los
anales. La excepción más notable, en este contexto, es la lizó o sufrió algo, o de la naturaleza del suceso imperso-
,iciencía .., sin duda un discurso difícil de reducir a una nal (catástrofe, etc.) que caracterizó el mismo lapso de
lista. Los «filósofos~, dueños de las uciencias tenia_n ~ 11 ,
tiempo. El texto náhuat1 en transcripción alfabética, en
su cargo la «pintura» de sus conocimientos en las d1sc1- cambio, proporciona en primer lugar las oraciones com-
plinas ~filosóficas", pero también la ensei'ianza de _los "~an- pletas que corresponden a los signos glífícos. Por otra
tos .. con que se ,. 0 bservabantt sus •ciencías 11 e u~1stonas». parte, agrega a menudo elementos nuevos i4ue no se ha-
¿Qué serían estos cantos? Un poco antes, en el mismo tex- llan de ningún modo insqitos en la grafí¡:t mexicana: dis-
to Ixtlilxóchitl ya se habia referido a ellos: " .. . he con- cursos directos pronunciados por algún personaje, escla-
s~uido mi deseo con mucho trabajo, peregri~aci~n Y recimientos varios y aún, como lo puntualizó Garibav
suma diligencia en juntar las pinturas de las h1sto:1as Y [2.21 1983: 120], -sagas .. enteras:
anales, y los cantos con que las observaban {op, cit.: I,
-r:;2~)
......:}_ '
16 Martín Lienliard La voz y su huella 47

La oralidad predominante

Los ldpu andinos y las escrituras mesoamericanas no

. . . . . . _¡
L 1-iican poEuhque Calli-y
son los únicos sistemas de conservación, de presenta-
ción, de uencuadramiento" de datos que se manejaron en
~ las áreas respectivas. En el área andina, por ejemplo, se
·,,, e A ,, º manyan tlaca l-latíatzinca
1 conocen además del hipu varios sístemas gráficos: en la
"'o ('j ªº o~paqu i cocolizcuitigue
costa del Pacífico, unos pallares ideográficos servían
1
~
ín A.)(ayaca\zin itoéa para la transmisión de mensajes u órdenes (3 . 2/ Larca
~
. tlil c':ue..;pa 1 ia Hoylc 1942]; los signos inscritos en los cuadrados, dis-
puestos al modo de un ajedrez, de las túnicas incaicas,
guimett_huiteo x.iquipilco
¡ 1l ti 6 - 12. - presentaban una información de tipo cosmológico-re-
f i".-..::.h'l'li, Y'-han . ligfosa [3.2/ Jara 1975]; un cuadro del templo cus-
queño del Sol, reproducido por el cronista Pachacuti
Yamqui, sintetizaba la imagen inca de la sociedad y del
[ Ac_aecieron desgracias á. los Matlatzincas; pero a~lí]· _ mnndo [3.2/ Vallée ,. 1982] . Ninguna de estas prácticas
tue hendo Axayacat1 por un guerrero llamado Th1- grMicas, sin embargo, nos obliga a modificar las con-
cuespaltzin, que lo asaltó y le hirió en la pierna. clusiones que sacaremos del análisis de los dos sistemas
de notación mayores, ldpu andino y glifo mesoamericano.
La sofistificacíón del sistema gráfico mexicano (posí~ Con la relativa excepción de la incipiente escritura fo-
bilidad de tra11scribit fonéticamente siquiera topónimos nética de los mayas, todos estos sistemas tienden no a
o nombres propios) no significa, pues, que el sistema glo- transcribir discursos verbales, sino a plasmar el mundo
bal de comunicació11 verbal deje de ser predominante- cósmico, natural y social en cuadros o listas. No previs-
mente oral, Creemos que esta afirmación se aplica tam- tos contrariamente al alfabeto, para fomentar una prác-
bién al área maya, pese al mayor desarrollo fonográfico tica ,escríptural discursiva, ellos auspician una práctica
de las escrituras de esta zona. Como instrumentos para esencialmente "conservadora... Los documentos plásticos
la notación fonética del discurso, les glifos mayas, sin o gráficos no transcriben el movimiento de la inteligen-
duda alguna, resultan muy trabajosos. La notoria preo- cia discursiva del hombre, sino que ofrecen, bajo forma
cupación fonográfica de los mayas parece explicar, en sintética, el resultado de sus observaciones, reflexiones
cambio, que ellos adoptaran temprano el alfabeto eu- y medidas. La dinámica del discurso humano, y este pun-
ropeo para transcribir, por su propia iniciativa o no, el to nos parece decisivo, se desarrolla bajo el signo de la
caudal de su tradkión oral -el Popol Vuh, los Libros de oralidad. Sin duda, la cosmología, la administración
Chilam Bala.m, los Cantares de Dzitbalché . .. (econ6mica, demográfica, tributaria, ritual, jurídica) y }a
Martín Lienlla.rd La voz y su huella 49

cronología hístórica se hallan consignadas en las listas o do al dominio de la administración estatal [ibid.). Cabe
los cuadros de los códices o en los nudos, ias posiciones suponer, pues, que la posibilidad de la transcripción fo-
y los colores de los ldpu. En cambio, la épica, la lírica, nética no desemboca , inmediata o necesariamente, en su
. la dramática, la narración históríca, la didáctica y la extensión a las prácticas no administrativas de la socie-
producdén imaginativa, para tomar la clasificación rea- dad, en el predominio global de la escritura sobre los
lizada por Garibay (2 . 2/ 1983] para la literatura náhuatl, - otros medios de comunicación.
se elaboran independientemente de los sistemas de nota- También el uso de una escritura exclusivamente "con-
ción, aunque luego, para su conservación o reproducción, servadora" o archivista modifica sustancialmente, como
éstos puedan desempeñar algún papel. lo muestra Goody, la '1)ercepción intelectual del mundo
Las escrituras americanas sirven, ante todo, para al- por parte de una sociedad dada. La confección de listas
macenar datos, para fíjar una visión del mundo ya con- y de cuadros, especialmente, supone otra práctica clasi-
sagrada, para archivar las prácticí;ls y representaciones ficatoria que la del discurso oral: c1 cuadro permanece
de la sociedad. No les incumbe, o sólo en una medida y se puede. retocar, mientras que la palabra oral se des-
reducida, explorar o planificar el porvenir, jugar (filo- vanece continuamente. Si la clasificación en sí se puede
sofar) con las representaciones: éstas práctícas se reali- considerar como narchi-estructura» (Derrida), ]a clasifi-
zan en la esfe_ra oral. La notación, gráfica o plástica, de cación plástica o gráfica, uescritura» en un sentido más
las sociedades andinas y mesoamericanas, surgió sin duda estricto, permite, gracias a la presencia simultánea de
a raíz de la necesidad de racionalizar la administración todos los datos y la posibilidad de cor.ifrontarlos, el de-
en unas formaciones social y económicamente co:qiple- sarrollo de una actitud más reflexiva frente a la histó-
jas, además de cenh·alizadas; también para fijar, de ria, 1a sociedad, el mundo. Sin duda, ni la elaboración
modo indiscutible, los méiitos histórico-genealógicos y de los calendarios y de los ciclos astronómico-históri-
los valores de las sucesivas castas hegemónicas. cos en Mesoamérica, ni la planífícación económica, es-
En este sentido, el uso de los sistemas de notación pecialmente alimenticia, en los Andes, hubieran sido po-
por los grupos dirigentes de los grandes estados hidráu- sibles sin los sistemas de notación respectivos. Vastos
licos y urbanos de la América prehispánica ofrece un campos de la elaboración intelectual, en cambio, siguie-
paralelismo notable con el que se observa en los esta- ron reservados al discurso oral: la historia en tanto que
dos relativamente comparables de la Mesopotamia anti- narracíén, el .. pensamiento en movimiento" (confronta-
gua. En esta región, en un primer tiempo, el sistema em- ción de ideas). El peculiar uso de la uescrítura", en efec-
pleado (pictografía) se presta exclusivamente para los to, relativamente reacio a la experímentadón, resultó sin
usos adminístrativos. La elaboración de una transcrip- duda más adecuado para la conservasíón de los logros
ción fonética permite luego, teóricamente, la fijación de socio-económicos e intelectuales ya al~anzados que para
discursos verbales [1/ Goody 1977: cap. 5). Sin embar- su cuestionamicnto incesante.
go, durante un lapso de tiempo prolonr:ado, la_inmensa
mayorla de los documentos escritos si.guco.1 pertcnecien·
50
Martín Uenhard La voz y su huella 51

Violencia de la escritura En todas las sociedades provistas de sistemas de no-


tación oficiales, el documento "escritou r epresenta un
Los siste1:1as de comunicación andino y mesoamerica- poder. Un p oder local o regional, en la América hispá-
no, p:ed~mrnantemente orales, no auspiciaban el inter- nica : un poder tendencialmente mundial, en el caso del
cambio mt~1ectual a escala suprarregíonal. Si los eu- irnperio cristiano. Las características técnicas del a1fa-
ropeos, hacia. 1500
_ , habían acumulado y a·1ger1·¿ o una hetc favorecieron sin duda estas ambiciones : gracias a
gran experiencia de 1a diversidad de las culturas en el su capacidad para fijar inequ ívocamente discursos ente-
mundo, .en buena parte gracias a la movilidad temporal r os qu e se iban a mover cómoda mente en el espacio y el
Y es_pa~ia! d e los documentos escritos, las sociedades tiempo (el requerimiento, las capitulaciones, toda la le~
preh:spanicas se habían contentado con una experiencia gi.slación de Indias . .. ) , la escrituxa europea llegó a r e-
relativamente local y -salvó en Mesoam , ·
. enea- 1·1m1ta
· da presentar un pod er imp eria l c uyo centro de decisiones
en el tiempo. Dicho de modo algo excesivo, si los eu- se hallaba a miles de leguas del lugar donde se ejer-
ropeos podían imaginarse hasta cierto punto, gracias a cía su acción. La escritura no sólo posibilitó, sino que
la lect_u :a de Heródoto, Marco Polo o los cronistas de las confi rmó y volvió imborrables todos los actos y las de-
expediciones africanas del siglo xv, el funcionamiento cisiones de la 11\teva autoridad colonial -mientras q ue
de las sociedades no occidentales, los habitantes autóc- las escrituras americanas necesitaban elaborar paciente-
tonos del continente «descubierto" por Colón tuvieron mente las innovaciones que les permitirían, mal que bien,
que recurrir en un primer momento, para clasificar a incorporar las experiencias traumáticas nuevas.
los intrusos, a la idea mítica del retorno de alg una di- La pr actica escriptural europea, exploradora, prospec-
vinidad. tiva y dominadora, proporciona una especie de modefo
~ par t!:· de lo que precede, el trastor no que supuso para la ocupación de un territorio n uevo. Como lo de-
la 1rrupc1on de la escritura europea -con todo lo que mucstrm1 toda u na serie de p1·úcticas colonizado1as, los
connotaba- en el sistema de comunicación americano europeos proceden como si quisieran inscribir su poder
?eberia_ de haberse vuelto tangible. Con el alfabet~ en todas las .. su perficies" posibles del Nuevo M u!1do .
1 1
r -um~ia la exp~riencia de un mundo más vasto del que A través d e la cristianización de la toponimia autóc-
conocian lo~ autoctonos, pero ante todo, una práctica del tona, el poder europeo se inscribe, algo más que metafó-
pod~r no solo administrativa y conservadora, sino pros- ricamente, en el paisaje. Ya en sus primeros a puntes, con
pec~iva, ~xploradora y expansionista. Imbuidos de la urr plumazo, Colón cambia toda la toponimia a ntillana
•ut11versahdad 11 del cristianismo y de su Escritura 1os de signo : u esta (isla) de Sant Salvador» (14 de oct.); "ª
europeos se habían preparado para 1a conquist~ de la cual [isla] puse nombre de Sancta María de la Con-
N~te~os Mundos antes d e saber a ciencia cierta si éstos yepc;ión" (15 de oct. ) ; «a la cu al pongo n ombre la Fer•
ex1stian
. . . La Escritura y· sus apénd1·ces (las
· el a b oraciones
· nandina» (15 de oct.) ; "ª la cua l puse nombre la Isabela~
teolog1co-filosófico-gramaticales) les otor:gaban el d;re- (19 de oct .). El r epertorio de los nuevos topónimos, 110
cho de seguir ta l práctica expansionista. es dífícil constatarlo, es la esfera del doble poder p oli-
Mart.in Lien1iard La voz y su lmella 53

tico-relígioso que representan los conquistadores. Los religioso de los indios brasilelios, Nóbrega, el primer su•
topónimos asentados en la memoria colectiva o también perior , jesuita en la zona, declara : u Cá poucas letras
-Mesoamérica- en los códices de los autóctonos segui- bastam, porque é tudo papel branco e nao há mais que
rán, desde luego, existiendo, pero ya sin valor legal. escrever a vontade_,.t {4 .1/ Nóbrega 1955: 10/8/1549) .
puesto que la nueva legalidad instaurada por la conquista Todo parece indicar que para los conquistadores, la
se remite exclusivamente a la escritura del poder europeo. operación de escribir, sea como gesto simbólico (herrar
Es cierto que los aztecas o los incas también solían cam- esclavos, cambiar la toponimia, atestiguar un derecho)
~iar la toponimia de las regiones conquistadas; los nom- o como metáfora (escribir en las almas de los indios)
bres n.u evos, sin embargo, a menudo simples traduccio- apunta siempre a una práctica de toma de posesión,
nes de los antiguos a su idioma, 110 implicaban la ins- •sanctifícada~ en última instancia por la r eligión del Li-
cripción en e1 paisaje de categorías de pensamíento tan bro en cuyo nombre se realiza.
radicalmente opuestas a las tradiciones locales. Las escrituras americanas, cabe aclararlo, nunca die-
ron lugar a una práctica político-escriptural de esta Íll·
Impacientes por dejar sus huellas en cualquier super-
dale. La notación gráfica o plástica servía, a los ojos
ficie del mundo conquistado, los europeos no dudan en
de las castas dirigentes autóctonas, para archivar, para
inscribir su poder en las propias caras de los autóctonos.
11encuadrar~ los datos cósmico-histórico-sociales existen-
•El hierro que andaba bien barato", escribe hada 1541 el
tes; no desempeñaba ninguna función central en las em-
autor de la Historia de los indios de la Nueva Esvaña
presas de exploración (en el sentido propio y figurado)
sin duda el franciscano fray Toribio de Motolinía '(2. 1Í
ni secretó, por lo tanto, ningún «fetichismo de la escri-
1541/1985 : párr. 50), «dábanles [a los campesinos, . su-
tura» comparable con el de Europa.
puestos esclavos) por aquellos rostros tantos letreros de-
La imposición ·arbitraria de la escritura alfabética en
más del principal hierro del rey, tanto que toda la cara
el continente está lejos, pues, de importar un simple
traían escrita, porque de cuantos era comprado y ven-
cambio técnico en la esfera de la comunicación autócto-
dido llevaba letreros ... Se aprecia aquí en estado puro la
na. Si bien no se trata, como a veces se sostiene, de la
violencia política que puede implicar la escritura cuan-
introducción de la escritura en unas sociedades que ni
do se la maneja como instrumento de un ejercicio to-
la podían imaginar, no se puede tampoco hablar de la
talitario del poder - su único uso según un Lévi-Strauss
sustitución técnica, neutra, de unos sistemas de notación
[1/ 1955: cap. 28) algo maniqueo, obsesionado por la
anticuados por otro más moderno y flexible. La irrup-
oposición entre sociedades con o sin escritura.
ción de la cultura gráfica europea fue acompañada por
Otra práctíca ilustra hasta qué extremos puede llevar la violenta destrucción de los sistemas ~ntiguos. Los eu-
el ,.fetichismo de la escritura a europeo: la conquista es- ropeos, convencidos -por su propia práctica- de la
piritual. No satisfechos aun de inscribir su poder udí- existencia de un vínculo orgánico entre la escritura y 1..m
vino» en el paisaje y los rostros de los autóctonos, al-
gunos europeos, misioneros, suelian con inscribirlo en 1 •Con pocas letras bastan, porque frente al papel virgen salo
sus alma5. Aludiendo a la inocencia, al supuesto vado hay que escribir la voluntad.•
54 Martín Lienhard La voz y su huella 55

sistema ideológico-religioso, no tardaron, en efecto, en municación oral, constituirá el trasfondo sobre el cual
considerar los sistemas de notación autóctonos como in- surge la literatura .. latinoamericana».
venciones del demonio, fundador, según ellos, de las Pocos decenios después de los primeros contactos y
«ido1atdas indígenas. La destrucción de la supuesta base
1,
enfrentamientos entre europeos y autóctonos, la •con-
de las culturas, élutóctonas se les impuso, pues, como quista escriptural .. del continente parecía tan adelantada
una necesidad urgertte, Escasos son los documentos que que el historiador Acosta (3. 1/ 1590/1945: Proemio] pudo
sobrevivieron a los autodafés anti-idolátricos, realizados decir: " ... el mundo nuevo ya no es nuevo, sino viejo,
con tanta minucia como furia. En estas campañas se según hay mucho dicho, y escrito de éL .. "· Boutade
distinguieron toda una serie de misioneros, los más im- sin duda, la fórmula de Acosta sugiere que la cultura
buidos, entre los conquistadores, del .,fetichismo de la del continente, a los ojos de los que se consideran aho-
escritura ... Más tarde, algunos de ellos, o sus sucesores, ra como sus únicos exponentes, ~ha dejado de ser •nue-
empezaron a comprender su error: no existía en reali- va» (es decir exotica, indígena) para convertirse en par-
dad ninguna incompatibilidad absoluta entre los siste- te de la cultura occidental o «universal ... Esta convicción
rrias de nótación antiguos y la instauración del nuevo or- apresurada, dictada por la euforia colonialista del si-
den colonial. glo xv1J sigue teniendo, como veremos en seguida, sus
Los autodafés de documentos autóctonos hicieron, en adeptos en la América emancipada del siglo xx.
todo caso, un impacto negativo en las futuras élites in-
dígenas coloniales, Constatando que con la "caída de
los reyes y señores .. (mexicanos) s~ arruinó también el
antiguo sistema cultural, el histor iador Ixtlilxóchitl, que
nunca se extra.limitó a criticar abiertamente el fundamen-
to del orden colonial, se atreve a hablar fuerte: "No tan
solamente no se prosiguió lo que era bueno y no contra-
ri~ a nuestra santa fo católica, sino que, lo más de ellos
[los libros] se quemó inadvertida e inconsideradamente
por orde~ de los prü11eros religiosos, que fue uno de los
mayores daüos que tuvo esta Nueva España {2 . 1/ Ixtlilxó-
chitl) ... ¿1625?/1975: 527),
La destrucción del sistema antiguo, basado en una
articulación equilibrada entre palabra archivadora y
palabra viva, y la imposición arbitraria de un nuevo
sistema en el cual el predominio absoluto de la «divinan
escritura europea relega a la ilegalidad las diabólicas «es-
crituras» antiguas, marginando al mismo tiempo la co-

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