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Recuerdos de la Atlántida (6ª Parte)

Leer antes la (1ª Parte...), (2ª Parte...), (3ª Parte...), (4ª Parte...)
(5ª Parte...)

“Kan” Dragón (Serpiente Solar) decodificado en la Lápida de Kukulkan en


Nakan (Palenque).

Alejarnos de nuestra amada Tierra Nakan y dejar en ella todos nuestros


recuerdos y grandeza atlante, no fue fácil. Nos propusimos por ello tratar de
continuar nuestra vida en aquellas nuevas regiones del otro lado del océano, de
la manera lo más semejante posible a lo que tuvimos en Atlántida para no
olvidar nuestros principios, nuestras leyes, nuestro origen y todo el sagrado
conocimiento que nos levantó como el gran imperio que en algún tiempo
fuimos:

“EL IMPERIO DEL DRAGON”.

El “Imperio de Kan”, “Imperio del Dragón” o “Serpiente Solar” fue una


dinastía de gran nobleza, de fuertes principios, profundo conocimiento y un
poderío reconocido y extendido en vastas regiones más allá de las fronteras del
continente atlante. Pero poco a poco la maldad y el desequilibrio se infiltraron
en él y de aquel potente imperio solo quedaron algunos grabados en los
Templos Sagrados como prueba y testimonio de que nuestra historia fue real,
de que nuestro imperio….¡En verdad existió!.

Nuestra sagrada ciudad “Na Kan” fue reconocida de modo popular con el
adjetivo de “Tierra Roja”, pero “KAN” fue el Título Imperial y se le puede
ver grabado en la misma ciudad, sobre la Lápida del Kinich Uaxac Ahau
Kukulkan.

En la parte central superior de la lápida bajo el Templo de las Inscripciones, se


encuentra una cruz que en un nivel de decodificación primario se alza a manera de
“obelisco” o “estandarte”. Se ve en su parte alta central la cruz abierta que significa
“U-Luumil” “El Imperio de”, y rodeando este símbolo se encuentra la “Gran

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Serpiente Solar o Dragón”, lo que en conjunto compone el título del “Imperio de la


Serpiente Solar” o “Imperio del Dragón”.

“Kan” es el nombre de la serpiente solar o dragón, y fue éste el término utilizado


entonces como título imperial agregado a los nombres de los Reyes o Nobles de
aquella región atlante.

Estandarte que porta los símbolos del “Imperio de Kan”, “Imperio del
Dragón”.

Con el correr del tiempo el significado de la palabra y título imperial “Kan”


(dragón, serpiente solar) se olvidó, solo se le mencionaba como el nombre
de aquella hermosa y preciada tierra “NaKan” de la cual proveníamos, pero el
concepto maya de serpiente solar, dragón o Imperio del Dragón se
perdió y como tierra o región de “Kan”, quedó tan solo a la posteridad
recordada como “Kan-an”, su gente como “kan-anita” y su lengua el
“kan-aneo”, pero sin recordar absolutamente nada de su historia, significado
y origen maya-atlante. Se rompió así todo lazo con las tierras de occidente, cuna
de grandes y sabios hombres los cuales hicieron florecer para aquel tiempo la
maravillosa e inmortal Epoca Dorada.

El término “Kanan” como tal, hace referencia a algo “precioso y muy


estimado”. “Kanaan” es una palabra dada, es una “promesa”, por lo cual
vemos que ambos son tan solo adjetivos calificando a la misma región,
describiendo o dando referencias de una misma tierra y que es lo que da las
variantes a los nombres del mismo lugar. Vemos entonces que Nakan es
“Kanan” ese lugar tan preciado, “precioso y estimado” y de tanto valor en
nuestras vidas y recuerdos, y también es “Kanaan” la “promesa” del Gran
Espíritu que nos guió hasta ella miles de años atrás. Por lo tanto Kanaan
no es el nombre de aquella tierra sino una referencia a la misma, un
adjetivo a través del cual se le llama “la Tierra Prometida”, y esta
tierra era “Pakal” el “Paraíso” en herencia Divina, la Atlántida
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donde se levantara “Na kan” el “Imperio del Dragón”.

En el texto bíblico (Vulgata Latina, 1877) esta tierra es también llamada “Chanaan”, a
la que posteriormente nombrarían “Palestina”; Chanaan viene del término “Chan” que
al igual que “Kan” significa “serpiente” y el posterior nombre que le dan (Palestina)
proviene de las palabras griegas “Philistins” o “Palestins” que quiere decir
“extranjeros”. Todo esto como se puede deducir hace referencia inconfundible a una
gente, unos extranjeros provenientes de una “Tierra de la Serpiente” “Na-Kan”, “Can-
an”, “Na-Chan” o “Chan-aan”.

Ya en tierras extranjeras, después de algún tiempo nos adaptamos a esos nuevos


lugares y gentes, los cuales nos aceptaron con agrado al conocer que éramos
pacíficos y el alto nivel de desenvolvimiento artístico que poseíamos, a más de
nuestro grande conocimiento en medicina, astrología, numerología y escritura.
Como “Toltekas”, es decir como “Artesanos”, nuestra fama se extendió
rápidamente y en ello se fincó nuestro sustento a través del intercambio, del
comercio. Fueron grandemente apreciadas nuestras artesanías pero sobre todo
fuimos populares por trabajar con maestría los tintes de exquisita
belleza; por esto mismo los Griegos nos dieron el calificativo con el cual hasta
la actualidad más se nos recuerda: “los Fenicios” “los Rojos” (navegantes
atlantes por excelencia) por el mismo conocimiento de que proveníamos de la
Tierra a la cual en su lengua llamaban “Fenicia” “Ciudad Roja” o “Tierra
Roja” (“Fenicia” de la raíz griega “Phoenix” = “Rojo”); además porque
trabajábamos la cochinilla, el múrice, el buccino, y la púrpura con gran
habilidad.

Nakan, Canan, Tlapallán, Palátquapi, la Fenicia.…. “Tierra


Roja”…..Palenque.

La Fenicia “Ciudad Roja” que conoce la historia moderna en el Oriente, no es


la original tierra que formó nuestra raza Kananita como grandes artesanos y
marinos, como precursores de la escritura, como raza madre protagonista de la
Época Dorada. Nuestra tierra natal, la madre de nuestros sagrados antepasados,
la Fenicia original, la “Tierra Roja” “Palátquapi”, se formó del lado
occidental del Atlántico como parte de la legendaria Atlántida. La actual
localización que dan a la tierra de Kanan o a Fenicia es tan solo el rastro de la
continuidad de nuestras vidas, cuando tuvimos que abandonar la grandeza de
nuestra tierra e imperio atlante, sabiendo que pronto desaparecería por
completo en una secuencia de desastres que terminaría hundiéndola en el mar
casi en su totalidad. Ahí, en oriente, reiniciábamos nuestras vidas por segunda
vez e intentábamos renacer y reconstruir lo que fuimos y tuvimos. La Fenicia o
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Kanan actual, fue por tanto nuestra segunda patria, la simple sombra de una
realidad pasada, de una verdad perdida en el tiempo a miles de kilómetros de
distancia.

Los Hopi en Arizona, recuerdan aún nuestra amada tierra natal con el
nombre de “Palatquapi” “Tierra Roja”, misma que en su época de
esplendor tenía las fachadas de los templos decoradas, pintadas en fondo rojo;
por esto mismo en la leyenda de Quetzalcóatl (Kukulkán) se le conoce como
“Tlapallán” “la Tierra del color rojo”, el lugar al que se retiró en su
destierro voluntario el Kinich Uaxac Ahau Kukulkan. En la historia del
Génesis Bíblico se le llama “Kanaan” término que proviene del hebreo
Kеna’an que deriva de la raíz “kinahhu” que significa “rojo
púrpura”; los Kananitas o Kananeos por lo tanto, éramos la gente que
provenía de este lugar llamado “Kan an” “la Tierra de Serpiente o
Imperio del Dragón”, la “Fenicia” “Ciudad Roja” occidental,
“Palátquapi” la “Tierra Roja”.

Los pueblos semíticos hablaban el kan-aneo antiguo. El kan-aneo es


reconocido como una lengua madre la cual se hablaba unificadamente en gran
parte del globo, de ella se derivan lenguas orientales como el fenicio, arameo,
hebreo, el griego y el egipcio. En relación a esta lengua madre en el Popol
Vuh se cuenta cómo en el origen era efectivamente una sola lengua la que se
hablaba:

“…..Todos los hombres se entendían entre sí. Eran tiempos en que ningún
hombre adoraba las piedras de los bosques como si fueran dioses y todos
conservaban el recuerdo del Creador, del Formador, del Corazón del Cielo y
del Corazón de la Tierra.”

Pero también nos habla de cómo posteriormente esta unicidad en el habla se


perdió:

“…..Ocurrió que se les cambió el lenguaje y comenzaron a hablar de diferente


manera: fue la confusión de lenguas y al regresar de Tulan-Zuiva
(Tulan=Tollan=Otlana) ya no se entendían entre sí. Los pueblos se dividieron y
unos se dirigieron hacia Oriente y otros regresaron aquí.” “Allá surgieron así
hombres negros y hombres blancos; hombres de muchas clases y hombres de
muchas lenguas, tantas que causaba admiración oírlas.”

Era el kan-aneo antiguo esta lengua con la cual en el pasado remoto todos los
hombres se entendían entre sí, como lo cuenta el Popol Vuh; era la lengua que
se hablaba en la “Tierra o Imperio de Kan”, en toda la región llamada
“Paraíso” “Pakal”….la Atlántida.

En el Valle de México fueron encontradas por Niven miles de tablillas de piedra


grabadas que contienen símbolos de la escritura Kananea o Fenicia. También
encontró cabezas esculpidas las cuales al analizarlas el Coronel James Churchward
afirmó que eran rostros semíticos y que los escritos en algunas de las placas son
idénticos en sus conceptos religiosos a los de Babilonia; esta afirmación se entiende
bien fundamentada cuando se observa la identidad y continuidad de los grabados mayas
y los cananeos y sumerios; hay muchos símbolos similares entre ellos.

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Como narré al principio, entre nuestra gente vivieron también algunos con
malas costumbres, con carácter agresivo y mente oscura; por grupos de ellos
que también lograron cruzar el océano como nosotros, el nombre de Kananeos
o Kananitas aparece en diversos escritos con mala reputación. Sin embargo,
las buenas costumbres de nuestra gente en su generalidad nos ganó la
aceptación y confianza de los nativos en tierras nuevas, y fue aceptado de tal
manera nuestro conocimiento que con el tiempo lo adaptaron al suyo en una
fusión y en algunos casos, en sustitución total; como ejemplo de ello fue nuestra
escritura, nuestro alfabeto.

Mención a “Na Kan” lo encontramos también en otra parte de la misma ciudad sagrada.
Grabado en el sarcófago del Rey Uaxac Ahau Kukulkan (lado sur) entre los
jeroglíficos que lo circundan:

...“Tz’at Na Kan“ “la sabia casa o tierra de la serpiente”

Es en este punto exacto donde muchos velos se descorren en nuestra mente para
dejar ver con claridad el hilo que nos une a nivel humanidad, desde el principio
de la creación hasta el día de hoy, a través de las escrituras sagradas y de la
historia popular, a más de lo grabado en las ciudades arqueológicas. Aquí
encajan muchas ‘verdades’ que caminaban separadas y se unen con gran ilación
borrando lagunas en nuestra historia ancestral. La Kan-an (Canan) bíblica
es la misma Na Kan atlante, nuestra amada “Ciudad Roja” donde
viviéramos el último tiempo de gloria al lado del Avatar y Ave del Paraíso
Kukul Kan. Los Kananitas por lo tanto fuimos todos aquellos provenientes
de la natal Atlántida que al viajar a tierras distantes para reiniciar una nueva
vida después de la partida de nuestro Rey Santo, los nativos de aquellos
parajes nos distinguieron con tal nombre al saber que éramos de la “Tierra o
Imperio de Kan” “Na kan”, “la Ciudad Roja” e “Imperio de la
Serpiente Solar o Dragón”.

Mas no olvidemos quien trajo el sagrado conocimiento a la tierra Maya-Atlante:


“Ku Kul Kan” el “Dios Sagrado Serpiente”, adjetivo bastante lógico para
el soberano de “El Imperio de la Serpiente”.

“…..Dizque a éstos los Toltecas los fueron dispersando,


cuando se marcharon, cuando nuestro príncipe Quetzalcóatl (Kukulkan)
se embarcó en el mar para ir a colocarse
a la tierra del color rojo…..”

(Códice Florentino, 1979, vol. III, lib. X, fol. 195 r.)


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“…..Ya se va, va a desaparecer allá en Tlapallán,


El lugar del color rojo.
Allá por Cholula vamos a pasar,
Por el lugar de las lluvias,
Junto al Poyauhtécatl, Señor de la Niebla,
Por el lugar de las barcas,
Al son de trompetas son llorados nuestros príncipes.
Ya se va, va a desaparecer en Tlapallán,
La tierra del color rojo.”

(Cantares Mexicanos, fol. 26 v.)

Difícil será el reubicar en nuestras mentes conceptos tan arraigados referentes a


la historia antigua de nuestros orígenes, sobre todo si ésta ha sido narrada e
implantada a través de „conceptos religiosos intocables‟, pero que sin embargo
es bien sabido que los mismos líderes religiosos han modificado, alterado de
modo prepotente, injusto e irracional dichos escritos pertenecientes a los
“MISTERIOS SAGRADOS ATLANTES Y LEMUR”, con lo cual han
alterado la verdadera historia, nos han confundido, mentido y mantenido en la
ignorancia y oscuridad bajo la cual conservan su control y poder.

Pero si deseamos ser plenamente libres debemos:

● Buscar la “Verdad Única”, aquella que nos unifica a nivel humanidad


como hermanos de un origen común, con pruebas tangibles y no cegarnos a
través de dogmas.

● No pensar en el “Conocimiento Universal” como algo religioso sino


como simplemente una “Verdad que es parte natural de la vida”.

La original historia de nuestro pasado, de nuestra creación, es decir nuestro


“Génesis”, está contenida en los Sagrados Misterios Maya Atlánte y
Lemur, los cuales fueron llevados a Oriente y con el paso del tiempo y ya en
manos de líderes religiosos egoístas fueron alterados, borrando de ellos todo
lazo con la “Fuente Original en Occidente”, adquiriendo con ello el poder y
dominio pues al cortar todo rastro o recuerdo tangible de nuestro
verdadero origen perdimos nuestra real identidad humana, y peor
aún…..nos separaron.”

“EL GÉNESIS” NO PERTENECE A NINGUNA RELIGION, SINO A


LA HISTORIA ANTIGUA DE TODA LA HUMANIDAD, PUES EL
“GÉNESIS ORIGINAL” DEL CUAL TOMARON Y COPIARON PARA
FORMAR EL ACTUAL “GÉNESIS BÍBLICO”, ESTA CONTENIDO EN
LOS SAGRADOS MISTERIOS ATLANTE Y LEMUR”.

¡Despierta humanidad dormida, la Verdad te hará libre!

Itzen Caan

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