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Los jeroglíficos de Egipto

La historia del antiguo Egipto es muy extensa. Alrededor de tres mil años en los que evolucionaron
y cambiaron muchas cosas, entre ellas su escritura.

Los jeroglíficos, la más famosa, era una escritura muy compleja: algunos símbolos eran
ideográficos (es decir, eran un concepto: casa, niña, comer), otros representaban cuatro sonidos y
también los había de tres, dos y uno.

Jeroglífico egipcio

Ni siquiera todos los escribas eran capaces de usar este sistema debido a su complejidad, por eso
idearon una simplificación más práctica para los textos largos y rápidos que debían fijar en el
papiro.

La escritura hierática, los jeroglíficos simplificados

Se trataba de la escritura hierática, que en realidad no era más que una forma de escribir los
jeroglíficos muy simplificados. Pero esta escritura se simplificó más aún, y en el siglo VI a.C. la
dominante ya era la demótica, una realización que tomó como base la hiératica para hacerla aún
más sencilla.

Egipto, como todo imperio, era multiétnico, y en la península del Sinaí, zona bajo su dominio,
vivían pueblos semitas (como los judíos o los árabes). Estos cogieron algunos jeroglíficos y los
usaron para escribir su propia lengua.

Se conoce muy poco de este sistema, no se sabe si era ideográfico, alfabético o un silabario (cada
símbolo es una sílaba, como, en parte, el japonés), pero lo más importante está claro: fue la base
del alfabeto fenicio.

El alfabeto fenicio

Pero esto es un poco mentira, porque el alfabeto fenicio no es realmente un alfabeto.

Hago un pequeño paréntesis. Un alfabeto es un sistema en el que por cada sonido hay un símbolo
(esto tampoco es verdad, pero habría que liarse demasiado para ser sincero del todo).

Colonias fenicias

Esto no ocurría con la escritura de Fenicia porque solo representaba los sonidos consonánticos,
como ocurre (tampoco siempre) hoy día con el árabe. Estas escrituras, pues, no son alfabéticas, se
llaman “abyad”.
El griego, primer alfabeto

Los fenicios impulsaron su escritura por todo el mar Mediterráneo, en el que se demostraron
grandes comerciantes y navegantes. Allí entraron en contacto con el que puede que haya sido el
pueblo más ilustrado de toda la historia europea: los antiguos griegos.

Pintura corintia de Hipólito. Museo del Louvre

A estos les gustó el sistema fenicio, pero su lengua era muy distinta y no podía permitirse carecer
de las vocales en la escritura. ¿Qué hicieron? Adaptaron el alfabeto fenicio según sus criterios y,
además, añadieron símbolos nuevos para representar los sonidos vocálicos.

El griego fue, pues, el primer alfabeto de la historia. Una invención digna de un pueblo sabio. Tal
genialidad fue, que sigue escribiéndose hoy, exactamente igual, más de tres mil años después, y
está disponible como opción en todos nuestros móviles.

El alfabeto griego, como su lengua, viéndose en la situación de privilegio que le otorgaba su


incomparable influencia cultural, influyó allá donde tuvo presencia.

De los etruscos a Roma: el alfabeto latino

Así, en Italia, un pueblo amante de la cultura griega emuló su invento, pero modificándolo: los
etruscos. Los etruscos crearon un alfabeto basándose en el griego que se usaba en las colonias
helenas del sur de Italia.

Ara Pacis

Lo adoptaron y lo llevaron a todos los territorios italianos a los que se expandieron, sin saber el
alcance que tendría, miles de años más tarde. Así, llevaron su alfabeto a la que estaba llamada a
ser la gran urbe de la antigüedad. Al símbolo eterno de la civilización europea y occidental: Roma.

El alfabeto que conquistó el mundo

El alfabeto latino recibió ese nombre por ser del Lacio, región donde se encuentra Roma. Es el
propio de la mayoría de lenguas del mundo occidental. Pero también de otras como vietnamita y
de muchos otras lenguas de lugares donde la colonización europea tuvo importancia.

Además, en aquellos sitios donde no es el alfabeto de la lengua principal, es ampliamente


estudiado gracias al inglés, en su versión anglosajona. Porque el alfabeto latino es uno pero
también muchísimos. El propio de cada lengua que lo habla. No es el mismo el que usamos para el
español que el que se usa en croata, por ejemplo.

Las letras del alfabeto latino


En su origen, el alfabeto latino constaba de las siguientes letras:

A B C D E F Z H I K L M N O P Q R S T V X.

La letra C representaba el sonido de la G en “gato”. La V era nuestra vocal U. La letra Z, al poco


tiempo, cayó en desuso y se eliminó. En cambio, la C tomó el valor de la K, que se convirtió en
marginal. La C, así, representaba tanto el sonido K como el de nuestra G.

Al poco tiempo se ideó el palito de la C para diferenciarla de la que sonaba como K. Así nació la G,
que tomó el lugar en el hueco que había dejado la Z.

Biblioteca Gambalunga, Rímini

Después de la conquista de Grecia, y dado el aluvión de palabras griegas que invadían la lengua
latina, se introdujo de nuevo la Z. Se hizo para representar el sonido sonoro de la s en “maison”,
en francés, o la z en “amazing”, en inglés.

Es el mismo sonido de la ese española, pero moviendo las cuerdas vocales. También la Y, para
representar el sonido que tanto nos cuesta de la U francesa. Esa vocal entre una u y una i. Las dos
letras transcribían sonidos griegos, y solo la élite romana se preocupaba por pronunciarlos. Estos
sonidos no existían en el habla del pueblo.

Por otro lado, nuestras mayúsculas derivan de la escritura capital. Concretamente, de las que es la
que usaban en monumentos o en documentos importantes. Por su parte, las minúsculas derivan
de la cursiva romana, la que usaban los funcionarios o comerciantes para sus textos.

Las raíces de nuestra escritura

El camino de nuestra escritura es largo: Egipto, Oriente Próximo, Grecia, Italia… y lo podemos ver
reflejado cuando escribimos. Por ejemplo, pensad cómo dibujan los niños el mar.

Mapa de la evolución de la escritura

Con olas, y esas olas son representadas con picos. Los egipcios escribían la palabra “agua” como
un niño la dibuja.

Agua, en egipcio, se pronunciaba N+vocal. Los semitas del Sinaí decían MEM a una letra o símbolo
que venía directamente de cómo se escribía agua en la lengua vecina. De ahí, los fenicios tomaron
ese símbolo para su M. Después pasó a los griegos, a los etruscos y a los romanos.
Así, cuando escribáis una M, pensad que estáis escribiendo una palabra egipcia. Concretamente,
estaréis dibujando el agua.

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