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Habilidades no-cognitivas: medición e importancia.

En un mundo altamente competitivo, donde cada vez existe una mayor parte de la

población siendo educada en su más alto nivel, cabe preguntarse por cómo lograr que la

educación cumpla con los objetivos que se proponen. Esto no significa solamente cumplir con

objetivos de aprendizaje, si no también ir más allá en el entendimiento de qué debería buscar

hoy en día el sistema educativo teniendo consideración de un mundo altamente globalizado, que

cambia e innova constantemente en sus distintas acciones. De esta manera, es importante que se

destaque la importancia de las habilidades que se requieren para sobresalir, y subsistir en la

actualidad, entendiendo que, para esto, deben existir criterios de medición de calidad, para saber

a qué se está siendo sujeto.

Es dentro de los avances a los que constantemente se ve sujeto el mundo que surge la

necesidad de ver más allá de las llamadas habilidades cognitivas, entendiendo a estas bajo la

definición que proponen Acosta y Müller (2018), quienes hablan de “habilidades necesarias

para realizar tareas mentales, tales como la comprensión, la lectura, y destrezas matemáticas”

(p. 2). Si bien estas cualidades son importantes en el desarrollo académico, y rinden de manera

destacable a futuro, puesto que su dominio es necesario para poder conseguir mayores sueldos

durante la adultez (Acosta y Müller, 2018), también han tomado relevancia las habilidades no-

cognitivas, o socioafectivas/emocionales. Los mismos autores mencionados definen a estas

como destrezas asociadas a la personalidad, y actitudes; también cabe agregar la

conceptualización que otorgan Duckworth y Yeager (2015), quienes mencionan que las

habilidades no-cognitivas son todas aquellas cualidades positivas que se orientan al logro de

metas de cada individuo.

Considerando lo expuesto en los textos anteriores es que cabe entonces cuestionar

acerca de los logros en la educación inicial y básica en Chile, donde la máxima medición de

estándar de calidad está dada en su mayoría por una prueba que solamente califica los niveles de
aprendizaje en lenguaje y comunicación, matemáticas, y ciencias sociales y naturales. Si bien

desde su implementación este cuestionario ha ido avanzando, y con la creación de la Agencia de

Calidad de la Educación en 2011 se logró que se consideraran otros índices de calidad dentro de

la medición, tales como motivación y clima de convivencia escolar, aun no se logra equiparar el

sentido de urgencia de medir otro tipo de destrezas como lo son las habilidades socioafectivas.

La necesidad de poder buscar sistemas de medición completos se vuelve más apremiante en

tiempos actuales, donde luego de dos años de constante encierro y falta de interacción social, los

y las estudiantes se han mostrado en situaciones de extrema violencia y falta de autocontrol,

todas habilidades claves que se deberían estar aprendiendo y midiendo en la etapa escolar

inicial.

El entendimiento de un sistema que logre medir de forma eficiente y capaz las destrezas

no-cognitivas no solamente es algo primordial para el desarrollo de infancias sanas, si no, tal

como exponen Acosta y Müller (2018) y Heckman, Strixrud y Urzúa (2006), es clave poder

desarrollar estas capacidades para el futuro laboral de las personas, puesto que la evidencia ha

demostrado que pese a que explotarlas no aumenta de manera significativa el coeficiente

intelectual – como queda expuesto en los casos de análisis del Perry Preschool Program – sí

aumenta significativamente la probabilidad de tener mayor éxito a futuro y mejores salarios. El

programa mencionado tiene énfasis importante en perfeccionar las habilidades sociales y

comunitarias de los niños y niñas, y ha demostrado tener impacto relevante en su formación

futura.

Ahora bien, apurarse en realizar mediciones sin un profundo estudio sobre instrumentos

posibles, con sus falencias y fortalezas, podría a su vez resultar contraproducente. Duckworth y

Yaeger (2015) exponen fuertemente sobre cómo poder acercarse a instrumentos que no

terminen en un daño en la educación de las personas, puesto que muchas veces lo que sucede

con las herramientas de medición mal diseñadas es que fuerzan cuestionarios hechos para ser

respondidos de manera forzosa para no afectar la imagen de la escuela que los implementa. Por

esta razón, cuando se habla de instrumentos de medición de habilidades no-cognitivas, es


preciso que estén diseñados no para una medición de comparación, si no como un instrumento

de medición de cumplimiento de objetivos, que sean exclusivamente para el bien de los y las

estudiantes más que para el bien de la escuela en si misma.

Referencias.

Acosta, P., Muller, N. (2018). The role of cognitive and socio-emotional skills in labor
markets. IZA World of Labor 2018: 453 doi: 10.15185/izawol.453
Heckman, J. J., Stixrud, J., Urzúa, S. (2006) "The effects of cognitive and noncognitive
abilities on labor market outcomes and social behavior" Journal of Labor
Economics 24:3 (2006): 411–482. https://doi.org/10.1086/504455
Duckworth, A. L., & Yeager, D. S. (2015). Measurement Matters: Assessing Personal
Qualities Other Than Cognitive Ability for Educational Purposes. Educational researcher
(Washington, D.C. : 1972), 44(4), 237–251. https://doi.org/10.3102/0013189X15584327

Retroalimentación:

Muy buen ensayo, sigue una línea argumentativa y analiza aspectos positivos y

negativos de lo planteado haciendo muy buen uso de la bibliografía. Hubiese sido útil exponer

un poco más del texto de Heckman et al. y su relación con la tesis, pero se compensa con el uso

extensivo de los otros textos.

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