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UNIVERSIDAD CRISTIANA EVANGELICA NUEVO MILENIO

UCENM

Asignatura:

Tratamiento Psicológico del Niño

Tema:

Trastorno de alimentación y estrategias psicológicas usadas

Catedrática:

Lesvia Sagrario Ramírez Ramos

Integrantes:

Adriana Lizeth Rivera (117550117)

Audiel Orlando Murcia (218450018)

Carmen Lizsan Sandoval (11750051)

Cindy Tejada (316310035)

Fidelia Melgar (118450185)

Génesis Munguía (216450028)

Ingrid Yulissa Álvarez (216070048)

Kency Velásquez (118470023)

Keyla Hernández (118290024)

Laura Rivera (316310061)

Riccy Murillo (116450120)

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Saraí Moncada (317390019)

Seleny Saraí Hernández (217450055)

Wendy Rivera (117070105)

Yerlin Reyes (118290052)

Gricelda Valencia Villanueva (116310027)

Elda marina soto Oviedo 117500023

2
INTRODUCCION

Los trastornos alimenticios son enfermedades crónicas y progresivas que a pesar que se manifiesten
a través de las conductas alimentarias en realidad consisten en una gama muy compleja de síntomas
entre los que prevalecen una alteración o distorsión de la autoimagen corporal o un gran temor a subir
de peso y la adquisición de una serie de valores a través de una imagen corporal.

Enfermedades mentales que afectan al cuerpo de las personas. Se caracterizan principalmente por la
gran satisfacción corporal que sufre el individuo, el cual los tiene pensamientos distorsionados por lo
que respecta a la comida y su cuerpo.

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OBJETIVOS

Objetivos Generales:

Prevenir e informar sobre los trastornos alimenticios.

Explicar y orientar a los jóvenes sobre las instituciones que participan en la prevención de trastornos
alimenticios.

Objetivo Específico:

Concientizar y valorar a los pacientes que presentan trastornos alimenticios e implementar las
acciones necesarias para la mejora de su salud.

Conciencias a todas las personas posibles de la importancia de llevar una vida, saludable, sin
complejos en la el ejercicio físico y una dieta saludable sean pilares de sus vidas.

4
MARCO TEORICO

Trastorno de alimentación y estrategias Psicológicas usadas

Descripción general

Los trastornos de la alimentación son afecciones graves que se relacionan con las conductas
alimentarias que afectan negativamente la salud, las emociones y la capacidad de desempeñarte en
áreas importantes de la vida. Los trastornos de la alimentación más frecuentes son la anorexia
nerviosa, la bulimia nerviosa, y el trastorno alimentario compulsivo.

La mayoría de los trastornos de la alimentación se caracterizan por fijar excesivamente la atención en


el peso, la figura corporal y la comida, lo que causa conductas alimentarias peligrosas. Estas
conductas pueden tener una repercusión considerable en la capacidad del cuerpo para obtener la
nutrición adecuada. Los trastornos de la alimentación pueden causar daños en el corazón, el aparato
digestivo, los huesos, los dientes y la boca, y derivar en otras enfermedades.

Con frecuencia, estos trastornos se manifiestan en la adolescencia y los primeros años de la adultez,
aunque pueden aparecer a otras edades. Con tratamiento, puedes volver a tener hábitos alimentarios
más saludables y, a veces, revertir las complicaciones graves causadas por el trastorno de la
alimentación.

¿Qué son los trastornos de la alimentación?

Los trastornos de la alimentación, también conocidos como trastornos de la conducta alimentaria, son
enfermedades graves que se caracterizan por trastornos importantes de las conductas de alimentación
de una persona. Las obsesiones con la comida, el peso y la forma corporal pueden ser señales de un
trastorno de la alimentación. Estos trastornos pueden afectar la salud física y mental y, en algunos

5
casos, pueden ser potencialmente mortales. Sin embargo, los trastornos de la alimentación se pueden
tratar. Aprender más sobre ellos puede ayudar a detectar las señales de aviso y buscar tratamiento
temprano.

Las personas con trastornos de alimentación no eligieron vivir así. Son enfermedades médicas con
una influencia biológica.

Los trastornos de la alimentación pueden afectar a personas de todas las edades, orígenes raciales o
étnicos, pesos corporales y sexos. Aunque los trastornos de la alimentación a menudo aparecen
durante la adolescencia o la adultez temprana, también pueden surgir durante la niñez o más adelante
en la vida (de los 40 años en adelante).

Las personas con trastornos de la alimentación pueden parecer saludables y, sin embargo, estar
extremadamente enfermas.

La causa exacta de los trastornos de la alimentación no se comprende completamente, pero las


investigaciones sugieren que una combinación de factores genéticos, biológicos, conductuales,
psicológicos y sociales puede aumentar el riesgo de tener este tipo de trastorno.

A. Ingestión persistente de sustancias no nutritivas y no alimentarias durante un período mínimo de


un mes.

B. La ingestión de sustancias no nutritivas y no alimentarias es inapropiada al grado de desarrollo del


individuo.

C. El comportamiento alimentario no forma parte de una práctica culturalmente aceptada o socialmente


normativa.

D. Si el comportamiento alimentario se produce en el contexto de otro trastorno mental (p. ej.,


discapacidad intelectual [trastorno del desarrollo intelectual], trastorno del espectro del autismo,
esquizofrenia) o afección médica (incluido el embarazo), es suficientemente grave para justificar la
atención clínica adicional.

Trastorno de rumiación

A. Regurgitación repetida de alimentos durante un período mínimo de un mes. Los alimentos


regurgitados se pueden volver a masticar, a tragar o se escupen.

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B. La regurgitación repetida no se puede atribuir a una afección gastrointestinal asociada u otra
afección médica (p. ej., reflujo gastroesofágico, estenosis pilórica).

C. El trastorno alimentario no se produce exclusivamente en el curso de la anorexia nerviosa, la bulimia


nerviosa, el trastorno de atracones o el trastorno de evitación/restricción de la ingestión

de alimentos.

D. Si los síntomas se producen en el contexto de otro trastorno mental (p. ej., discapacidad intelectual
[trastorno del desarrollo intelectual] u otro trastorno del desarrollo neurológico), son suficientemente
graves para justificar atención clínica adicional.

Especificar si:

En remisión: Después de haberse cumplido con anterioridad todos los criterios para el trastorno de
rumiación, los criterios no se

han cumplido durante un período continuado.

Trastorno de evitación/restricción de la ingestión de alimento

A. Trastorno alimentario o de la ingestión de alimentos (p. ej., falta de interés aparente por comer o
alimentarse; evitación a causa de las características organolépticas de los alimentos; preocupación
acerca de las consecuencias repulsivas de la acción de comer) que se pone de manifiesto por el
fracaso persistente para cumplir las adecuadas necesidades nutritivas y/o energéticas asociadas a
uno (o más) de los hechos siguientes:

1. Pérdida de peso significativa (o fracaso para alcanzar el aumento de peso esperado o crecimiento
escaso en los niños).

2. Deficiencia nutritiva significativa.

3. Dependencia de la alimentación enteral o de suplementos nutritivos por vía oral.

4. Interferencia importante en el funcionamiento psicosocial.

B. El trastorno no se explica mejor por la falta de alimentos disponibles o por una práctica asociada
culturalmente aceptada.

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C. El trastorno alimentario no se produce exclusivamente en el curso de la anorexia nerviosa o la
bulimia nerviosa, y no hay Anorexia nerviosa 191pruebas de un trastorno en la forma en que uno
mismo experimenta el propio peso o constitución.

D. El trastorno alimentario no se puede atribuir a una afección médica concurrente o no se explica


mejor por otro trastorno mental. Cuando el trastorno alimentario se produce en el contexto de otra
afección o trastorno, la gravedad del trastorno alimentario

excede a la que suele asociarse a la afección o trastorno y justifica la atención clínica adicional.

Especificar si:

En remisión: Después de haberse cumplido con anterioridad todos los criterios para los trastornos de
la ingestión de alimentos, los criterios no se han cumplido durante un período continuado.

Anorexia nerviosa

A. Restricción de la ingesta energética en relación con las necesidades, que conduce a un peso
corporal significativamente bajo con relación a la edad, el sexo, el curso del desarrollo y la salud física.
Peso significativamente bajo se define como un peso que es inferior al mínimo normal o, en niños y
adolescentes, inferior al mínimo esperado.

B. Miedo intenso a ganar peso o a engordar, o comportamiento persistente que interfiere en el aumento
de peso, incluso con un peso significativamente bajo.

C. Alteración en la forma en que uno mismo percibe su propio peso

o constitución, influencia impropia del peso o la constitución corporal en la autoevaluación, o falta


persistente de reconocimiento de la gravedad del peso corporal bajo actual.

Nota de codificación: El código CIE-9-MC para la anorexia nerviosa es 307.1, que se asigna con
independencia del subtipo. El código

CIE-10-MC depende del subtipo (véase a continuación).

Especificar si:

(F50.01) Tipo restrictivo: Durante los últimos tres meses, el individuo no ha tenido episodios
recurrentes de atracones o purgas (es decir, vómito auto provocado o utilización incorrecta de

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laxantes, diuréticos o enemas). Este subtipo describe presenta-192 Trastornos alimentarios y de la
ingestión de alimentos en que la pérdida de peso es debida sobre todo a la dieta, el ayuno y/o el
ejercicio excesivo.

(F50.02) Tipo con atracones/purgas: Durante los últimos tres

meses, el individuo ha tenido episodios recurrentes de atracones o purgas (es decir, vómito auto
provocado o utilización inconcreta de laxantes, diuréticos o enemas).

Especificar si:

En remisión parcial: Después de haberse cumplido con anterioridad todos los criterios para la anorexia
nerviosa, el Criterio A

(peso corporal bajo) no se ha cumplido durante un período continuado, pero todavía se cumple el
Criterio B (miedo intenso a aumentar de peso o a engordar, o comportamiento que interfiere

en el aumento de peso) o el Criterio C (alteración de la autopercepción del peso y la constitución).

En remisión total: Después de haberse cumplido con anterioridad todos los criterios para la anorexia
nerviosa, no se ha cumplido ninguno de los criterios durante un período continuado.

Especificar la gravedad actual:

La gravedad mínima se basa, en los adultos, en el índice de masa corporal (IMC) actual (véase a
continuación) o, en niños y adolescentes, en el percentil del IMC. Los límites siguientes derivan de las
categorías de la Organización Mundial de la Salud para la delgadez en adultos; para niños y
adolescentes, se utilizarán los percentiles de IMC correspondientes. La gravedad puede aumentar
para reflejar los síntomas clínicos, el grado de discapacidad funcional y la necesidad de supervisión.

Leve: IMC ≥ 17 kg/m2

Moderado: IMC 16–16,99 kg/m2

Grave: IMC 15–15,99 kg/m

Bulimia nerviosa

A. Episodios recurrentes de atracones. Un episodio de atracón se caracteriza por los dos hechos
siguientes:

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Bulimia nerviosa 193

1. Ingestión, en un periodo determinado (p. ej., dentro de un período cualquiera de dos horas), de una
cantidad de alimentos que es claramente superior a la que la mayoría de las personas ingerirían en
un período similar en circunstancias parecidas.

2. Sensación de falta de control sobre lo que se ingiere durante el episodio (p. ej., sensación de que
no se puede dejar de comer o controlar lo que se ingiere o la cantidad de lo que se ingiere).

B. Comportamientos compensatorios inapropiados recurrentes

para evitar el aumento de peso, como el vómito auto provocado, el uso incorrecto de laxantes,
diuréticos u otros medicamentos, el ayuno o el ejercicio excesivo.

C. Los atracones y los comportamientos compensatorios inapropiados se producen, de promedio, al


menos una vez a la semana

durante tres meses.

D. La autoevaluación se ve indebidamente influida por la constitución y el peso corporal.

E. La alteración no se produce exclusivamente durante los episodios de anorexia nerviosa.

Especificar si:

En remisión parcial: Después de haberse cumplido con anterioridad todos los criterios para la bulimia
nerviosa, algunos, pero no todos los criterios no se han cumplido durante un período

continuado.

En remisión total: Después de haberse cumplido con anterioridad todos los criterios para la bulimia
nerviosa, no se ha cumplido ninguno de los criterios durante un período continuado.

Especificar la gravedad actual:

La gravedad mínima se basa en la frecuencia de comportamientos compensatorios inapropiados


(véase a continuación). La gravedad puede aumentar para reflejar otros síntomas y el grado de
discapacidad funcional.

Leve: Un promedio de 1–3 episodios de comportamientos compensatorios inapropiados a la semana.

10
Moderado: Un promedio de 4–7 episodios de comportamientos

compensatorios inapropiados a la semana.194 Trastornos alimentarios y de la ingestión de alimentos

Grave: Un promedio de 8–13 episodios de comportamientos compensatorios inapropiados a la


semana.

Extremo: Un promedio de 14 episodios de comportamientos compensatorios inapropiados a la


semana.

Trastorno de atracones

A. Episodios recurrentes de atracones. Un episodio de atracón se

caracteriza por los dos hechos siguientes:

1. Ingestión, en un periodo determinado (p. ej., dentro de un período cualquiera de dos horas), de una
cantidad de alimentos que es claramente superior a la que la mayoría de las personas ingerirían en
un período similar en circunstancias parecidas.

2. Sensación de falta de control sobre lo que se ingiere durante el episodio (p. ej., sensación de que
no se puede dejar de comer o no se puede controlar lo que se ingiere o la cantidad de lo que se
ingiere).

Especificar si:

En remisión parcial: Después de haberse cumplido con anterioridad todos los criterios para el trastorno
por atracón, los atracones se producen con una frecuencia media inferior a un episodio semanal
durante un período continuado.

En remisión total: Después de haberse cumplido con anterioridad todos los criterios para el trastorno
de atracones, no se ha cumplido ninguno de los criterios durante un período continuado.

Especificar la gravedad actual:

La gravedad mínima se basa en la frecuencia de los episodios de atracones (véase a continuación).


La gravedad puede aumentar para reflejar otros síntomas y el grado de discapacidad funcional.

Leve: 1–3 atracones a la semana.

Moderado: 4–7 atracones a la semana.

11
Grave: 8–13 atracones a la semana.

Extremo: 14 o más atracones a la semana

Otro trastorno alimentario o de la ingestión de alimentos especificado

Esta categoría se aplica a presentaciones en las que predominan los síntomas característicos de un
trastorno alimentario o de la ingestión de alimentos que causan malestar clínicamente significativo o
deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento, pero que no cumplen todos
los criterios de ninguno de los trastornos dela categoría diagnóstica de los trastornos alimentarios

y de la ingestión de alimentos. La categoría de otro trastorno alimentario y de la ingestión de alimentos


especificado se utiliza en situaciones en las que el clínico opta por comunicar el motivo específico

por el que la presentación no cumple los criterios para un trastorno alimentario y de la ingestión de
alimentos específico. Esto se hace registrando “otro trastorno alimentario y de la ingestión de alimentos
especificado” seguido del motivo específico (p. ej., “bulimia nerviosa de frecuencia baja”).

Trastornos alimentarios y de la ingestión de alimentos

Algunos ejemplos de presentaciones que se pueden especificar utilizando la designación “otro


especificado” son los siguientes:

1. Anorexia nerviosa atípica: Se cumplen todos los criterios para la anorexia nerviosa, excepto que
el peso del individuo, a pesar de la pérdida de peso significativa, está dentro o por encima del intervalo
normal.

2. Bulimia nerviosa (de frecuencia baja y/o duración limitada):

Se cumplen todos los criterios para la bulimia nerviosa, excepto que los atracones y los
comportamientos compensatorios inapropiados se producen, de promedio, menos de una vez a la
semana y/o durante menos de tres meses.

3. Trastorno por atracón (de frecuencia baja y/o duración limitada): Se cumplen todos los criterios
para el trastorno por atracones, excepto que los atracones y los comportamientos compensatorios
inapropiados se producen, de promedio, menos de una vez a la semana y/o durante menos de tres
meses.

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4. Trastorno por purgas: Comportamiento de purgas recurrentes para influir en el peso o la
constitución (p. ej., vómito auto provocado; uso incorrecto de laxantes, diuréticos u otros
medicamentos) en ausencia de atracones.

5. Síndrome de ingestión nocturna de alimentos: Episodios recurrentes de ingestión de alimentos


por la noche, que se manifiesta por la ingestión de alimentos al despertarse del sueño o por un
consumo excesivo de alimentos después de cenar. Existe consciencia y recuerdo de la ingestión. La
ingestión nocturna de alimentos no se explica mejor por influencias externas, como cambios en el ciclo
de sueño-vigilia del individuo o por normas sociales locales. La ingestión nocturna de alimentos causa
malestar significativo y/o problemas del funcionamiento. El patrón de ingestión alterado no se explica
mejor por el trastorno por atracón u otro trastorno mental, incluido el consumo de sustancias, y no se
puede atribuir a otro trastorno médico o a un efecto de la medicación.

Trastorno alimentario o de la ingestión de alimentos no especificado

Esta categoría se aplica a presentaciones en las que predominan los síntomas característicos de un
trastorno alimentario o de la ingestión de alimentos que causan malestar clínicamente significativo o
deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento, pero que no cumplen todos
los criterios de ninguno de los trastornos en la categoría diagnóstica de los trastornos alimentarios y
de la ingestión de alimentos. La categoría del trastorno alimentario o de la ingestión de alimentos no
especificado se utiliza en situaciones en las que el clínico opta por no especificar el motivo de
incumplimiento de los criterios de un trastorno alimentario y de la ingestión de alimentos específico, e
incluye presentaciones en las que no existe suficiente información para hacer un diagnóstico más
específico (p. ej., en servicios de urgencias).

¿Cómo se diagnostican los trastornos alimenticios?

Debido a que los trastornos alimenticios pueden ser muy graves, es importante buscar ayuda si usted
o un ser querido piensa que podría tener este problema. Para hacer un diagnóstico, su profesional de
la salud puede utilizar:

Su historia clínica, incluyendo preguntas sobre sus síntomas: Es importante ser honesto sobre sus
comportamientos alimenticios y de actividad física para que su proveedor pueda ayúdale.

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Tratamiento para un trastorno de la alimentación: infórmate sobre tus opciones

Los tratamientos para los trastornos de la alimentación incluyen terapia, educación y medicamentos.
Descubre lo que funciona.

El tratamiento de un trastorno de la alimentación depende del trastorno en particular y de tus síntomas.


Por lo general, comprende una combinación de terapia psicológica («psicoterapia»), educación sobre
alimentación, supervisión médica y, algunas veces, medicamentos.

El tratamiento de un trastorno de la alimentación también debe abordar otros problemas de la salud


provocados por este, que pueden ser graves o, incluso, pueden poner en riesgo la vida si no se tratan
por mucho tiempo. Si un trastorno de la alimentación no mejora con el tratamiento estándar o provoca
problemas de salud, es posible que necesites hospitalización u otro tipo de programa hospitalario.

Tener un enfoque organizado hacia el tratamiento de un trastorno de la alimentación puede ayudarte


a controlar los síntomas, volver a tener un peso saludable y mantener tu salud física y mental.

Dónde comenzar

Ya sea que comiences por ver a tu médico de atención médica primaria o algún tipo de profesional de
salud mental, es probable que te beneficies de una remisión a un equipo de profesionales que se
especializan en el tratamiento de los trastornos alimentarios. Los miembros de tu equipo de tratamiento
pueden incluir:

Un profesional de salud mental, como un psicólogo, que te brinde terapia psicológica. Si necesitas
medicamentos con receta médica y manejo de medicamentos, puedes consultar a un psiquiatra.
Algunos psiquiatras también brindan terapia psicológica.

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ESTRATEGIAS PSICOLGOGICAS USADAS TRASTORNO DE
ALIMENTACION

Las estrategias psicológicas a utilizar son:

1. Facilitar información ajuste de expectativas,


2. análisis de los criterios para la toma de decisiones,
3. selección y establecimiento de objetivos
4. aumento de la percepción de control y
5. entrenamiento en autoobservación y autorregistro

Estrategias psicológicas en la primera fase de un programa de modificación del


comportamiento alimentario habitual

Una vez identificadas las conductas que podrían considerarse como objetivos, la primera tarea del
psicólogo es favorecer la disposición del cliente a implicarse en el proceso de cambio.

Sin la motivación adecuada, tanto en intensidad como en consistencia, sería muy improbable la
implicación consciente y activa del cliente en las acciones dirigidas a modificar su conducta alimentaria
de forma estable. Según Knapp este estado motivacional parece depender de:

➢ Que la persona perciba que es vulnerable a los problemas que se derivan de su


conducta alimentaria habitual.
➢ Que valore dicha conducta como perjudicial para su salud y que, en consecuencia,
desee modificarla.

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➢ Que considere que estos comportamientos habituales son realmente perjudiciales y,
en consecuencia, que desee sustituirlos por otros más saludables.
➢ Que estime que los cambios de su conducta alimentaria pueden contribuir
eficazmente a la reducción de los riesgos de contraer ciertos trastornos orgánicos y a
aumentar su salud y bienestar.
➢ Que se considere capaz de llevar a cabo el programa de modificación de su conducta
alimentaria.

Desde diversos planteamientos teóricos (Modelos de Creencias sobre la salud, Teoría de la Acción
razonada) se ha enfatizado la importancia de tomar en consideración el papel que desempeñan las
creencias, actitudes y valoraciones de las personas en los cambios de conducta y en la estabilidad de
éstos. En un estudio Bermúdez y Lasa han encontrado que la contribución de la actitud a la
modificación de la conducta era menos significativa de lo esperado, destacando, en cambio, la
relevancia del balance costes/beneficios y de la percepción de autoeficacia, e incluso la percepción
de vulnerabilidad parecía incidir sobre los restantes procesos, especialmente sobre la toma de
decisiones, estando mediada, en cualquier caso, por la percepción del balance costes/beneficios.

A pesar de su importancia, estas cuestiones no suelen recibir la atención que merecen, reduciéndose
la actuación psicológica, en muchos casos, a facilitar información nutricional y a persuadir al paciente
de la conveniencia de introducir ciertos cambios en su comportamiento alimentario.
Sin embargo, el conocimiento psicológico ofrece múltiples estrategias, específicamente dirigidas al
ámbito cognitivo y motivacional, que pueden ser de gran utilidad en la modificación de conductas
habituales. Buceta propone la utilización de matrices de decisión para establecer objetivos y la
previsión de posibles dificultades que interfieran con el logro.
Entre las estrategias más adecuadas en ésta fase dirigida al ámbito cognitivo y motivacional están:
▪ Facilitar al paciente la información necesaria y ajustar sus expectativas;
▪ Tomar decisiones;
▪ Establecer objetivos, previniendo posibles dificultades;
▪ Planificar el programa de cara a la segunda fase.

Con estas estrategias, se pretende desarrollar el estado motivacional y la percepción de autoeficacia


necesarios para que el paciente se comprometa con las tareas del programa.

Ejemplos de aplicación de estrategias psicológicas para la modificación de conductas


alimentarias

Estrategias para instaurar el hábito de desayunar adecuadamente

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En los últimos años se observa la tendencia a reducir, e incluso a eliminar, esta primera ingesta diaria.
Ello conlleva consecuencias negativas: Disminución de la fuerza muscular y de la resistencia,
descenso en las capacidades atencionales y de funcionamiento intelectual, inquietud motriz, etc.

La ausencia de señales de hambre a primera hora del día, induce a muchos a no desayunar o a
hacerlo de forma insuficiente. Algunos justifican la omisión o insuficiencia del desayuno en función de
la falta de tiempo.

La falta de apetito puede relacionarse al hecho de levantarse con el tiempo justo, así, no sólo no se
perciben señales de hambre, sino que no se concede la posibilidad de comprobar su presencia.

Las estrategias psicológicas adecuadas serán diferentes en cada caso, aunque pueden existir
aspectos comunes para favorecer la conducta de desayunar correctamente:

▪ Dejar preparado, la víspera, todo lo necesario para el día siguiente, especialmente la mesa
del desayuno.
▪ Poner el despertador media hora antes de lo habitual
▪ Realizar las tareas de forma ordenada, pero sin apresuramientos
▪ Activar la percepción de sensaciones placenteras
▪ Comprobar que se dispone de tiempo para tomar el desayuno con tranquilidad
▪ Centrar la atención en las características de los alimentos detectando las diferencias entre
unos y otros.
▪ Evitar las discusiones y conversaciones estresantes mientras se desayuna.
▪ Destinar un momento posterior al desayuno para pensar en cómo afrontar los problemas de
la jornada
▪ Anotar en una hoja el grado de placer percibido durante el desayuno.
▪ Recordar las sensaciones gratificantes relacionadas con la conducta de desayunar.

Estas estrategias pueden requerir un trabajo minucioso por parte del psicólogo que, en algunos casos,
tendrá que entrenar al cliente a percibir sensaciones placenteras que le pasan inadvertidas, o ayudarlo
a planificar las acciones para un mejor aprovechamiento del tiempo. Proponer las discusiones o
pensamientos estresantes para después del desayuno, requiere, por una parte, establecer el momento
para esos asuntos y por otra implementar la técnica de detención del pensamiento.

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Si este problema se presenta en los niños, el entrenamiento de los padres es crucial,
correspondiéndoles a ellos la tarea de crear los antecedentes más favorables para que los niños
adquieran ese hábito. Otra estrategia consiste en asociar un estímulo con las señales de hambre,
cuando estas se producen de forma espontánea, con objeto de que la presentación de dicho estímulo
suscite la percepción de apetito.

En casos de falta de apetito matinal puede recurrirse a procedimientos de condicionamiento temporal


graduales, para que se vaya adelantando progresivamente el momento en que se perciben señales
de hambre.

El reforzamiento directo, social o material, suele requerir que los adultos conozcan y dominen la
aplicación de estas técnicas, reservando las palabras de elogio, sonrisas o juguetes, para después de
que el pequeño haya terminado de comer, o utilizándolos en un programa de aproximaciones
sucesivas previamente diseñado.

La intervención psicológica en la conducta alimentaria habitual no es una tarea sencilla, ya que,


además de los múltiples aspectos que influyen en éste, existen algunas dificultades específicas que
es necesario tomar en consideración.

El primer problema consiste en que personas sanas se percaten de que su forma de comer puede
suponer un riesgo para su salud en el futuro y que introducir algunos cambios en sus conductas
habituales es una forma eficaz de prevenir ciertos trastornos y de aumentar la salud y el bienestar.

La segunda dificultad consiste en que las consecuencias –positivas o negativas- de la conducta


alimentaria sobre la salud ocurren a largo plazo, dificultando la vinculación entre ambas, mientras que
la conducta habitual suele resultar gratificantes.

En tercer lugar, conviene tener presente que no es posible –ni tan siquiera deseable- modificar todas
las conductas alimentarias incorrectas, por lo que, en los casos en que se hayan detectado varios
comportamientos potencialmente contraproducentes para la salud, habrá que seleccionar algunos de
éstos, posponiendo los restantes para una etapa posterior. Siendo aconsejable comenzar por
modificaciones sencillas que el cliente pueda llevar a cabo con éxito, sin grandes inversiones de
esfuerzo personal (utilizar aceite de oliva en vez de otras grasas).

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Un cuarto problema se refiere a que, la modificación del comportamiento alimentario habitual, suele
implicar la introducción de cambios en otros aspectos de la vida de las personas o afectar a otras
personas con las que el cliente convive.

El psicólogo que trabaje en el campo de la modificación de las conductas alimentarias, tiene que tener
en cuenta que se adentra en el territorio de otros profesionales con los que, tendrá que tener relaciones
laborales.

En líneas generales, la intervención psicológica en la conducta alimentaria habitual tiene como meta
fundamental el desarrollo del autocontrol del cliente, que constituye el eje en el que se articula el
aprendizaje de diferentes recursos que lo ayuden a afrontar y resolver los problemas que puedan
obstaculizar el logro de sus objetivos, el autocontrol es el punto de referencia. Sin embargo, cuando
se trabaja en la modificación de la conducta alimentaria en niños, el trabajo psicológico estará
dedicado al entrenamiento de los adultos.

Los programas de intervención pueden organizarse en tres fases, enmarcadas por el proceso de
evaluación, que precede y acompaña a todas las secuencias de intervención y que puede constituirse
en una parte importante de ésta, contribuyendo a desarrollar las habilidades de auto-observación y
autor registro, además de aumentar la percepción de control del cliente. (Ver Tabla 8.4 Pág. 378)

La Primera fase incluye acciones orientadas prioritariamente a los ámbitos cognitivo y motivacional
para aumentar la decisión y el compromiso del cliente en su propio proceso de cambio e implicarlo
activamente en el logro de sus propósitos.

La evaluación precisa y objetiva de la conducta alimentaria y de los estímulos que la rodean reviste
una importancia crucial, ya que, generalmente, las personas tienden a estimar de forma subjetiva y
sesgada el grado en que la forma de alimentarse es adecuada o no. El criterio para determinar si se
come “bien” o “mal”, suele cifrarse en las propias costumbres familiares, con independencia de si estas
son adecuadas, o no, a los requerimientos nutricionales de la persona. También se incluyen
comportamientos relacionados con las normas de urbanidad.

La evaluación del comportamiento alimentario debe explorar aspectos tales como la cantidad y
cualidad de los alimentos, la frecuencia, el estilo de alimentación, las circunstancias emocionales, las
opiniones, conocimientos y creencias del sujeto y los aspectos más relevantes de la historia de
aprendizaje en este contexto.

19
CONCLUSIONES

❖ Los trastornos de alimentación son causados por una compleja interacción de factores
personales, psicológicos y sociales.
❖ Estos trastornos son muy complejos a la vez que se desencadena ya que no suelen tener una
única causa. De esta forma se comprenden que lo mejor es intentar prevenirlo, no conviene
obsesionarse con una alimentación rígida y extrema, pero está claro tenemos que estar alertar
y vigilantes.
❖ Si bien cualquier persona puede sufrir de un trastorno alimentario son más comunes entre las
mujeres, adolescentes y jóvenes. Además de tener un impacto negativo en la salud del
individuo y la calidad de vida, trastornos de la alimentación también afecta la auto imagen las
relaciones con la familia y amigos y el rendimiento en la escuela, colegio o el trabajo.
❖ La actualidad es cada vez más frecuente y ya han roto la barrera de la adolescencia llegando
a la etapa infantil. Son difíciles de tratar y solucionar produce grandes trastornos físicos,
psicológicos en la persona y afecta en todo el entorno familiar de quienes lo parecen.
❖ Una parte importante de la labor de la educación de los padres sobre todo hasta la
adolescencia es educarlo en unos buenos hábitos alimenticios; es la mejor forma de prevenir
trastornos relacionados con la alimentación.

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ANEXOS

N. Redacción del informe Información Exposición Realización de diapositivas

1. Adriana Lizeth Rivera Adriana Lizeth Rivera Kency Velásquez Lauri


2. Riccy Murillo Yulissa Génesis Munguía Cindy
3. Carmen Lizsan Fidelia Melgar Mary Soto
4. Marcela Yerlin Orellana

5. Seleny Sarahi Hernández

6. Keyla Hernandez

7.

8.

9.

10.

11.

21
Bibliografía

https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/eating-
disorders/symptoms-causes/syc-
20353603#:~:text=Los%20trastornos%20de%20la%20alimentaci%C3%
B3n,%C3%A1reas%20importantes%20de%20la%20vida.

https://www.eafit.edu.co/ninos/reddelaspreguntas/Documents/dsm-v-
guia-consulta-manual-diagnostico-estadistico-trastornos-mentales.pdf

22

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