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INMIGRACIÓN DE ASIA ORIENTAL HACIA COLOMBIA

Residentes chinos, japoneses y surcoreanos según el Censo Nacional de Población y Vivienda

2018 de Colombia

Gabriel Valbuena Ramírez

Trabajo de grado presentado como requisito para el grado académico en Antropología

Dirigido por:

Mg. Elizabeth Castellanos Caballero

Dr. César Cristancho Fajardo

Universidad Externado de Colombia

Facultad de Ciencias Sociales y Humanas

Área de Demografía y Estudios de Población

Bogotá D.C.

2021
Tabla de contenido
1 Introducción ................................................................................................................................. 4
2 Marco teórico ............................................................................................................................... 8
2.1 Aspectos teóricos sobre la migración ................................................................................... 8
2.2 Aspectos teóricos sobre la etnicidad ................................................................................... 13
3 Antecedentes y contexto histórico ............................................................................................. 18
3.1 Relaciones internacionales de Colombia ............................................................................ 18
3.2 Inmigración internacional en Colombia.............................................................................. 24
3.3 Emigración desde Asia Oriental ......................................................................................... 29
3.4 Inmigración de Asia Oriental hacia Sudamérica ................................................................ 37
4 Datos del Censo Nacional de Población y Vivienda 2018 ........................................................ 43
4.1 Residencia ........................................................................................................................... 48
4.1.1 Asiáticos orientales por año de llegada a Colombia .................................................... 50
4.1.2 Asiáticos orientales por país de residencia hace 5 años y 12 meses ............................ 52
4.1.3 Asiáticos orientales por departamento y municipio de residencia ............................... 54
4.2 Indicadores sociodemográficos ........................................................................................... 57
4.2.1 Estructura poblacional de los asiáticos orientales ........................................................ 57
4.2.2 Asiáticos orientales por parentesco con el jefe del hogar ............................................ 59
4.2.3 Asiáticos orientales por estado conyugal ..................................................................... 62
4.2.4 Asiáticos orientales por nivel educativo ...................................................................... 64
4.2.5 Asiáticos orientales por PEA y PEI ............................................................................. 66
4.2.6 Asiáticos orientales por tipo de vivienda ..................................................................... 69
4.2.7 Asiáticos orientales por estrato socioeconómico ......................................................... 70
4.2.8 Asiáticos orientales por número de personas por hogar .............................................. 72
5 Conclusiones .............................................................................................................................. 74
Referencias bibliográficas ............................................................................................................. 80
Lista de tablas

Tabla 1 Pregunta 39 del Censo Nacional de Población y Vivienda ............................................. 45

Tabla 2 Procesamiento de personas nacidas en la República Popular de China ........................ 45

Tabla 3 Procesamiento de personas nacidas en Japón ................................................................ 46

Tabla 4 Procesamiento de personas nacidas en Corea del Sur.................................................... 46

Lista de figuras

Figura 1 Ubicación de los países de estudio respecto a Colombia .............................................. 29

Figura 2 Residentes asiáticos orientales por año de llegada a Colombia .................................... 50

Figura 3 Residentes asiáticos orientales por país de residencia hace 5 años .............................. 53

Figura 4 Residentes asiáticos orientales por departamento y municipio de residencia ............... 55

Figura 5 Estructura poblacional de los residentes chinos en Colombia ...................................... 58

Figura 6 Residentes asiáticos orientales por parentesco con el jefe del hogar ............................ 60

Figura 7 Residentes asiáticos orientales por estado conyugal ..................................................... 62

Figura 8 Residentes asiáticos orientales por nivel educativo ....................................................... 64

Figura 9 Residentes asiáticos orientales por PEA y PEI .............................................................. 67

Figura 10 Residentes asiáticos orientales por tipo de vivienda .................................................... 69

Figura 11 Residentes asiáticos orientales por estrato socioeconómico ....................................... 71

Figura 12 Residentes asiáticos orientales por número de personas por hogar ............................ 72
1 Introducción

La presente investigación tiene como objetivo general analizar la inmigración de personas

nacidas en la República Popular de China, Corea del Sur y Japón hacia Colombia con base en el

Censo Nacional de Población y Vivienda 2018 de Colombia. Para ello se establecieron los

siguientes objetivos específicos: 1) Caracterizar sociodemográficamente a estos residentes según

el Censo 2018 de Colombia. Y, 2) Identificar algunas movilidades a Colombia de estos

residentes según el Censo 2018 de Colombia.

La presente investigación es necesaria debido a que aporta elementos de comprensión

sobre los inmigrantes de Asia Oriental en el mundo, y a su vez contribuir al estudio de las

inmigraciones internacionales en Colombia. Asimismo, la investigación permite reflexionar

acerca de los distintos grupos poblacionales del país provenientes del exterior, y su situación en

el país de destino.

Los datos recopilados por el Censo Nacional de Población y Vivienda 2018 del

Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) tienen alta cobertura a nivel

nacional del 91,5% del país, lo que permite entender las migraciones puesto que la información

tiene un alto nivel de desagregación, lo que permite almacenar diferentes indicadores

socioeconómicos que caracterizan las viviendas, hogares y personas en Colombia durante el año

2018. Según este censo, en el país residen 1598 personas nacidas en la República Popular de

China, 678 personas nacidas en Japón, 571 personas nacidas en el Líbano y 513 personas nacidas

en Corea del Sur. Estos datos hacen referencia a los principales grupos de extranjeros en

Colombia provenientes de Asia en Colombia, tres de estos pertenecen a la región de Asia

Oriental (República Popular China, Japón y Corea del Sur).


Se hace necesario profundizar en las migraciones de Asia Oriental hacia Colombia, de

acuerdo con lo planteado por Zlotnik y de Palma (1991); y Vílchez (2016), quienes estudian los

movimientos de estas poblaciones en la región. Las investigaciones sobre la migración de

asiáticos a Colombia han sido trabajadas por otros investigadores como Fawcett y Posada (1992).

Sin embargo, estas investigaciones han sido realizadas con poblaciones sirio-libanesas, de modo

que, se hace necesario profundizar en las migraciones de Asia Oriental hacia Colombia.

Cabe destacar la importancia del proceso de inclusión de estas poblaciones desde Asia

Oriental, ya que durante los siglos XIX, XX y XIX han sufrido discriminación étnico-racial

como describen Hernández (2008), Fierro (2010) y Gómez (2014), de forma similar que las

comunidades indígenas y afrodescendientes, que representan la diversidad cultural de la región.

Las luchas de los movimientos sociales afro e indígenas han permitido la inclusión de

enfoques étnicos en América Latina a partir de estándares internacionales como el Convenio 169

sobre pueblos indígenas y tribales en países independientes de la Organización Internacional del

Trabajo (OIT), como mencionan Del Popolo y Ávila (2006); y Schkolnik (2009).

Este acuerdo ha tenido una gran influencia en el reconocimiento y definición de los

grupos étnicos en América Latina y el Caribe, beneficiando a las poblaciones indígenas y

afrodescendientes, pero también ha favorecido a las comunidades asiáticas chinas en Costa Rica

(Chen, 2017) y a los rrom en Colombia (Gómez, 2010), con los avances en el reconocimiento

estatal de la diversidad cultural y su necesidad de preservación.

Colombia desde 1991 se ha consolidado como una nación pluriétnica y multicultural,

como afirma su constitución política en la cual “El Estado reconoce y protege la diversidad

étnica y cultural de la Nación colombiana” (C.P., 1991, art. 7).


Por tal razón, el país utiliza enfoques diferenciales del autorreconocimiento étnico para

dar cuenta de la diversidad cultural, en Colombia existen reconocidos en la legislación tres

grupos: indígenas, afrodescendientes (con especificidades entre negros, afrodescendientes,

raizales y palenqueros) y también rrom, compuesto por personas originarias del norte de India,

como explica Gómez (2010).

Sin embargo, los asiáticos orientales carecen de visibilidad estadística, debido a la falta

de un proceso organizativo que les permita adquirir el estatus de grupo étnico respecto a sus

diferencias en usos y costumbres culturales. Ante ello es importante mencionar que para el

Censo Nacional de Población y Vivienda 2018 de Colombia, los asiáticos orientales no se

reconocen como grupos étnicos, dejándoles sin visibilidad estadística, por lo cual este estudio

toma de referencia el país de natalicio de los residentes con el fin de visibilizar esta población,

aunque se reconoce que existen ciertas limitaciones. La presente tesis de grado busca construir

una información más clara y coherente sobre estas poblaciones en Colombia y aportar a la

visibilidad estadística de esta comunidad dentro del país.

El presente proyecto se enfoca en identificar las características sociodemográficas de los

residentes que hayan nacido en la República Popular de China, Corea del Sur y Japón; que

fueron censados en Colombia. Las preguntas centrales de la investigación son: ¿Cuáles son las

características sociodemográficas de los residentes nacidos en la República Popular de China,

Corea del Sur y Japón que fueron censados en Colombia según el Censo 2018? y ¿Cuáles han

sido las movilidades de estas poblaciones hacia Colombia según el Censo 2018?
Finalmente, el documento está estructurado de la siguiente manera: primero, la presente

introducción, que describe los objetivos y marco en el cual se desarrolla la investigación, luego

un capítulo que se ocupa del marco teórico, en donde se referencia construcciones teóricas y

conceptuales de los elementos claves para la investigación. Un segundo capítulo que retoma los

antecedentes y contexto histórico de esta investigación. El tercer capítulo presenta los datos

recolectados y procesados del Censo Nacional de Población y Vivienda 2018 usados en esta

investigación como resultados de los objetivos planteados. Finalmente, en el cuarto capítulo se

presentan las conclusiones de esta investigación.


2 Marco teórico

En este capítulo se plantean algunos aspectos teóricos y conceptuales que permiten el

desarrollo del presente trabajo. En primer lugar, se abordan algunas teorías que sitúan el

fenómeno de las migraciones con énfasis hacia aquellas que permiten explicar la inmigración de

chinos, japoneses y surcoreanos a Colombia. Igualmente se retoman algunas teorías sobre la

etnicidad desde su desarrollo académico, así como su aplicación en Colombia y América Latina.

2.1 Aspectos teóricos sobre la migración

En el siguiente apartado se explicarán algunos aspectos sobre la migración. En primer

lugar, se puede definir que la migración es un cambio de residencia con una distancia

significativa y la cual tenga voluntad de permanencia, estas usualmente se pueden clasificar

dependiendo del tiempo o lugar del cual procedan (Massey et al, 1993). La migración puede

dividirse en dos dependiendo de la perspectiva, desde el lugar de origen se denomina emigración,

en la cual la población deja ese lugar, mientras que desde el lugar de destino se denomina

inmigración, en donde esta la población arriba a este lugar.

La migración es un elemento estudiado por académicos de diferentes disciplinas que

independiente de esta, comparten unas preguntas sobre ¿por qué migran? ¿quiénes migran? ¿a

dónde migran? ¿qué pasa cuando migran? Estas preguntas pueden ser respondidas dependiendo

de las perspectivas aplicadas en cada disciplina.

Desde las disciplinas económicas y políticas se ve una relación entre políticas de ingreso

o relaciones laborales, mientras que los antropólogos según Brettell (2003), ven las migraciones

entre las dos partes, la emigración desde el país de origen hasta la llegada del lugar de destino.
Siguiendo lo planteado por Brettell (2003), la antropología en su sentido más ortodoxo se

ha planteado un análisis de nivel micro o meso en donde la etnografía juega un papel clave para

entender el proceso de los migrantes, pero que desde la antropología está la oportunidad de llevar

este análisis a un nivel macro, en donde se halla un interés en el contexto estructural e histórico

en el cual los individuos con sus determinadas características (como clase, género y etnia) juegan

en la decisión de migrar y en la integración de estos migrantes.

Respecto a las causas y motivaciones de las migraciones, como explican Massey y

colaboradores (1993), existe un conglomerado fragmentado de hipótesis que se han desarrollado

segmentadamente acerca de la migración internacional. Sin embargo, a medida que se fue

desarrollando la investigación se planteó tomar dos elementos teóricos centrales.

En primer lugar, debe destacarse que la inmigración desde los países de la República

Popular de China, Corea del Sur y Japón a Colombia se clasifica como migraciones de norte-sur

global, que según Hayes y Pérez-Gañán (2017), corresponde a una migración entre países

desarrollados a países del Sur Global.

Se debe destacar que los tres países se consideran como el Norte (o sea, “desarrollados”)

al contar con mejores indicadores de vida que Colombia, las cuales según el Índice de Desarrollo

Humano (IDH) de la República Popular de China, Corea del Sur y Japón para el año 2017

corresponden a 0,752; 0,903 y 0,909 respectivamente en contraposición a Colombia con un

índice de 0,747 (PNUD, 2019). De igual manera la expectativa de vida es mayor en la República

Popular de China (76,4 años), Corea del Sur (82,4 años) y Japón (83,9 años), mientras Colombia

que posee una expectativa de 74,6 años (PNUD, 2019).


Además, las economías de los países de Asia Oriental son mayores a la economía

colombiana, basándose en el PIB por PPA per cápita, los indicadores muestran que la República

Popular China tiene un valor $16,804; Corea del Sur $44,011 y Japón de $43,594 mientras que

Colombia posee un valor de $16,012 (Banco Mundial, 2020).

Ante estos motivos los asiáticos orientales no verían en Colombia un lugar de migración

asociado con un beneficio económico notable por temas de ingresos. Sin embargo, desde la

teoría de migración norte-sur, como lo desarrolla Massey y colaboradores (2013), se destacan las

situaciones macros como factores históricos, culturales, sociales, civiles y económicos, y las

situaciones micros en las cuales se halla los modelos de vida para explicar estas migraciones.

Entre las situaciones macros están los factores históricos como el establecimiento de una

colonia agrícola japonesa en Colombia como explica Sanmiguel (2005), o el apoyo de Colombia

a la República de Corea durante la Guerra de Corea según Barbosa (2012) y Vargas-Alzate

(2004). Estos factores pudieron tener un efecto en la migración de japoneses y surcoreanos a

Colombia.

En términos sociales, esta situación podría explicarse desde la teoría de redes (Massey et

al, 1993), que corresponde al flujo y relaciones entre migrantes con otros conglomerados de

personas en tanto los lugares de origen como de destino, cuya relación compartida permita

mayores probabilidades de que exista una migración internacional, pues se crea un capital social

en el que las personas con vínculos puedan reducir los riesgos al migrar, así como aprovechar

ventajas para ingresar en el mercado laboral exterior. Esta teoría puede no explicar una

migración inicial, sino un aumento y la perpetuación de la migración en el tránsito de las

poblaciones en Colombia.
Los países de estudio no permiten poseer la doble nacionalidad con la nacionalidad

colombiana, esta última posee un largo tiempo de residencia para la naturalización con 5 años, en

contraste con un periodo de 2 años en múltiples destinos en Europa, Norteamérica y otros países

de América Latina (Castro 2018). De lo anterior se puede inferir que, en términos sociales, la

nacionalidad no es un factor que influye en la migración de estas poblaciones.

Siguiendo los planteamientos de Hayes y Pérez-Gañán (2016), el auge del desempleo y la

inseguridad financiera en los países desarrollados en el norte global están causando la migración

hacia el sur global por parte de trabajadores altamente cualificados. Esta idea corresponde a una

migración económica, la cual desarrollan autores como Massey y colaboradores (1993). A

continuación, se hará una explicación de la teoría neoclásica de la migración y la nueva

economía de la migración que tienen sinergia con los postulados de la migración norte-sur.

De acuerdo con Massey y colaboradores (1993), para la teoría neoclásica la migración se

debe a diferencias entre las oportunidades laborales entre las zonas geográficas. Lo clave de esta

teoría es que los actores que migran deciden hacerlo tras realizar un cálculo de costo-beneficio

en donde reciben beneficios de alguna índole al migrar.

La teoría anterior busca complementarse con la teoría de la Nueva Economía de la

Migración, que según Massey y colaboradores (1993), tiene un enfoque en el que las decisiones

de migrar no son particulares de cada persona por si sola, sino por conglomerados de personas

con relaciones comunes como familias u hogares, en las que las personas cooperan para mejorar

sus beneficios migratorios, así como minimizar los peligros y restricciones del mercado laboral

del lugar de origen. A diferencia de la teoría neoclásica, en esta teoría las personas están sujetas a

los hogares, los cuales influyen en la decisión de migrar para diversificar los ingresos del trabajo.
Mientras que algunos integrantes de la familia pueden ejercer trabajos en el país de

origen, otros miembros son enviados a países con empleos mejor remunerados que aquellos del

país de origen. En el escenario en que los ingresos del trabajo de aquellos en el país de origen no

satisfagan las necesidades, el hogar puede recibir remesas de migrantes extranjeros como apoyo

económico (Massey et al, 1993).

Si bien las tres teorías poseen concordancia en algunos aspectos como la búsqueda de

mejores condiciones económicas e ingresos, la teoría principal es la teoría de la migración norte-

sur como explicación de las causas de la migración. Sin embargo, también se hará referencia a la

teoría de la selectividad, que permite explicar y comprender mejor quiénes son las personas que

migran, en vez de sus causas.

La teoría de la selectividad es diversa como explican Rogers y Castro (1982), al permitir

conglomerar ciertos atributos presentes de una población migrante como elementos que pueden

influir en el acto de la migración, sean características inherentes a la persona como el sexo o la

edad, o aspectos adquiridos a lo largo de la vida como el nivel educativo o el estado civil.

Estos factores la investigación los recogerá desde los indicadores sociodemográficos. Los

indicadores sociodemográficos corresponden a características que permiten identificar y

establecer tendencias de las personas que migran hacia determinado lugar, teniendo en cuenta

variables como la vivienda, el hogar y las personas en sí. Es importante destacar que son usados

porque de acuerdo con Rogers y Castro (1982), los migrantes no son una muestra aleatoria de la

población, sino poseen características y atributos que influyen en su decisión de migrar.


2.2 Aspectos teóricos sobre la etnicidad

De acuerdo con Adlparvar y Tadros (2016), hay cinco momentos que permiten situar el

estudio de la etnicidad desde la academia, el desarrollo de estos momentos está entrelazado con

el desarrollo de las ciencias sociales.

En primer lugar, se encuentra el enfoque primordialista, en donde la identidad étnica se

ve como una característica innata, fija y permanente. Este enfoque fue usado hasta la década de

1970, afirmando que los grupos étnicos además de sus elementos culturales se distinguían a

partir de sus características biológicas y territoriales innatas que condicionaban su relación con

los otros grupos culturales y que conllevarían a un eventual choque de culturas (Adlparvar &

Tadros, 2016).

Siguiendo a Adlparvar y Tadros (2016), a esta visión primordialista le siguió el enfoque

instrumentalista, iniciado desde 1969 como crítica a la creencia primordialista de que los

individuos tenían características culturales innatas. El enfoque instrumentalista adoptó una

perspectiva subjetivista, en donde se enfatiza en las formas de interacción entre “nosotros” y “los

otros” siendo la identidad étnica un proceso de autoidentificación entre los sujetos con su entorno

social. De esta manera, a partir de aportes de la Escuela de Manchester, se comprende que la

principal función de la etnicidad era la organización política informal por parte de los grupos

étnicos entre ellos.

Cabe destacar que el enfoque instrumentalista presentó múltiples críticas debido a la falta

de reflexividad por parte de los antropólogos que promovieron este enfoque, cuyas agendas se

alineaban con el colonialismo de la época (Adlparvar & Tadros, 2016).


Un tercer enfoque emergió alrededor de la década de 1970, el enfoque materialista, que

ve a la etnicidad como un producto de relaciones desiguales de clases, afirmando que la violencia

entre grupos étnicos corresponde a una desigualdad económica y la explotación de las élites. No

obstante, este enfoque recibió fuertes críticas empíricas sobre la distinción entre relaciones de

clases y etnicidad, si bien se relacionan, no son equiparables (Adlparvar & Tadros, 2016).

En cuarto lugar, está el enfoque construccionista, que considera a la etnicidad como un

constructo social. Sin embargo, a diferencia del enfoque instrumentalista, como lo explican

Adlparvar y Tadros (2016), el construccionismo concibe que la etnicidad es una construcción

constante, que se ve relacionada por los individuos, los discursos acerca de la pertenencia e

identidad, así como las fuerzas estructurales que condicionan los dos factores anteriores como el

colonialismo, el nacionalismo y la globalización como explica Quijano (2014).

Finalmente se encuentra el quinto momento, que como lo desarrollan Adlparvar y Tadros

(2016), ocurre en la década de 1980, cuando se realizan criticas posmodernas al desarrollo de la

etnicidad. Estas críticas se encuentran en dos posturas: una laxa que plantea una reformulación

conceptual y analítica de la etnicidad al ser un término comodín que no aporta al análisis; y otra

más fuerte que pide el abandono del concepto de etnicidad debido a que el término suele

banalizar y simplificar la interpretación de la realidad.

Si bien desde la academia existen tensiones, el concepto de etnicidad se ha podido usar

dentro de la política pública de América Latina y el Caribe, donde este concepto ha influenciado

las ‘políticas de identidad’. Como explica Dagnino (2005), el uso conceptual de lo étnico se dio

por parte de los movimientos indígenas y afrodescendientes de finales del siglo XX, cuyas

identidades fueron ganando reconocimiento de una noción de ciudadanía diferenciada.


Esta ciudadanía diferenciada según Dagnino (2005), buscaba que las comunidades

indígenas y afrodescendientes pudiesen salvaguardar sus usos y costumbres culturales, así como

forma de regular sus organizaciones políticas y sociales. Estas discusiones entre los movimientos

indígenas y afrodescendientes permitieron el cambio de la relación con el Estado, bajo el

principio de autonomía y autogobierno, pues es imposible defender a los individuos, si al mismo

tiempo no se defiende la historia colectiva de la cual parten estos individuos.

Fue bajo el concepto de etnicidad que se fundamentó la redefinición de la ciudadanía

parcialmente para los grupos indígenas y afrodescendientes en la región, provocando importantes

cambios en los sistemas legales. El antecedente jurídico más importante para esta reivindicación

ha sido el Convenio 169 sobre pueblos indígenas y tribales de la Organización Internacional del

Trabajo (OIT) de 1989, ratificado por diversos gobiernos de América Latina y el Caribe.

Aunque la tendencia del reconocimiento étnico en la región suele limitarse a los grupos

indígenas y los grupos afrodescendientes, las legislaciones de Costa Rica y Colombia se destacan

al acoger otros grupos étnicos, en el caso costarricense se reconocen los chinos como grupos

étnicos, que poseen los mismos derechos que los indígenas y afrodescendientes en el marco del

Convenio 169 de la OIT (1989), mientras en el caso colombiano se reconocen a los rrom. Es

importante notar que ambos grupos étnicos tienen sus orígenes en el continente asiático,

proviniendo de Asia Oriental y Asia del Sur respectivamente, aunque corresponden a fenómenos

migratorios diferentes.

En la legislación colombiana se adoptó el Convenio 169 por medio de la ley 21 de 1991

(Ley 21, 1991), ante esto el Estado de Colombia se comprometió al reconocimiento y protección

de la diversidad étnica del país.


Esta legislación en Colombia ha llevado a la creación de mecanismos de participación

con las comunidades amparadas, destacándose la Consulta Previa, que de acuerdo con el

Departamento Nacional de Planeación -DNP- (2011) es un derecho fundamental de los pueblos

contemplados bajo la reglamentación estatal basada en el Convenio 196 de la OIT, dentro del

cual las comunidades étnicas deben tener representación respecto a los proyectos que se

pretendan realizar en sus territorios, para identificar y mitigar las afectaciones que puedan la

integridad étnica, cultural, social y económica de las comunidades.

En Colombia según Bodnar (2006), a lo largo de la década de 1990 se van reconociendo

los tres grupos étnicos actuales en Colombia, los indígenas por la ley 21 de 1991, las

comunidades negras por la ley 70 de 1993 y los rrom por la resolución 022 de 1999.

Los rrom son un caso emblema ya que únicamente poseen reconocimiento étnico en

Colombia, esto se dio gracias al Proceso Organizativo del Pueblo rrom en Colombia (PROROM)

como explica Paternina (2013), en donde emprendieron acciones de visibilidad en el país para la

protección de sus usos, costumbres, historia colectiva e identidad propia.

Si bien los rrom no hicieron parte en el movimiento a inicios de los años 1990 que

permitió el reconocimiento de indígenas y afrodescendientes en su momento, en 1998

impulsaron un movimiento social a partir de la identidad rrom que les permitió demandar al

Estado para la protección de su cultura.

Desde la academia y desde la política pública latinoamericana la etnicidad en gran

medida se otorga por medio de las diferencias culturales (en términos de usos y costumbres), así

como el reconocimiento propio de los grupos como diferentes de la sociedad hegemónica en la

cual habitan.
Aunque parecería intuitivo que los migrantes que habiten un país con el cual no haya

similitud cultural podrían ser reconocidos como grupos étnicos, que a su vez les daría un estatus

diferenciado que les permita salvaguardar sus diferencias culturales y no ser asimilados

culturalmente por el país hegemónico al que inmigran, pero no es el caso debido a la carencia de

movimientos de reivindicación por parte de estos grupos en las sociedades de inmigración.


3 Antecedentes y contexto histórico

En este capítulo se desarrollan algunos aspectos importantes de este trabajo, pues si bien

es a partir de los datos del Censo Nacional de Población y Vivienda 2018 que se sustraerá la

información sobre los chinos, japoneses y surcoreanos en Colombia, es necesario situar múltiples

elementos acerca de los fenómenos migratorios en Colombia, como las relaciones diplomáticas

que tiene Colombia y los países de estudio, la inmigración internacional hacia Colombia, la

emigración de los chinos, japoneses y surcoreanos desde sus países de origen, y finalmente la

inmigración desde estos tres países hacia Sudamérica.

3.1 Relaciones internacionales de Colombia

La historia de las relaciones internacionales de Colombia suele ser descrita bajo tres

locuciones latinas Respice Polum (Mirar al polo), Respice Similia (Mirar a lo semejante), y

Respice Omnia (Mirar el universo). Cada locución hace referencia a enfoques que se han

desarrollado a lo largo de los gobiernos colombianos (Alcalá, 2016; Bermúdez, 2010; Camacho,

2010; García, 1999; Palacio, 2011; Pardo & Tokatlian, 1988).

Como manifiesta García (1999), las relaciones de Colombia con los países extranjeros

datan de las campañas de independencia de la naciente República de Colombia, la cual buscó

consolidar acuerdos y alianzas que permitieran su emancipación. Esto se constata con los

primeros acuerdos internacionales: Venezuela (1819), Panamá (1821) y Ecuador (1822), países

que también se independizaron de España, y que se adhirieron para conformar la antigua

República de la Gran Colombia. También se ve en las relaciones que se establecieron con países

que ayudaron a financiar y reconocer la independencia del país como Estados Unidos (1822) e

Inglaterra (1830), y con España (1881) que reconoció la independencia de sus excolonias.
Diferentes autores como Alcalá (2016), Bermúdez (2010), Camacho (2010); Palacio,

(2011); y Pardo y Tokatlian (1988) concuerdan en que el principal punto de referencia de las

relaciones internacionales de Colombia es su relación con los Estados Unidos, siendo el principal

actor de las prácticas de política exterior de Colombia, permeando no solo las relaciones entre los

dos países, sino además relaciones bilaterales y multilaterales de Colombia con otros países.

Las relaciones Colombia-Estados Unidos inician con el reconocimiento de la

independencia colombiana en 1822, sin embargo, no sería sino hasta el siglo XX que las

relaciones entre ambas naciones se impulsaron. El primer antecedente de este siglo es el Tratado

Hay-Bunau Varilla (1903), que garantizó la separación de Panamá de Colombia con el apoyo del

Estados Unidos, lo cual generó tensiones en Colombia y causó la ruptura de relaciones entre

Bogotá y Washington hasta 1914, año en el que se firmó el tratado Urrutia-Thompson.

El tratado Urrutia-Thompson reconoció los daños causados a Colombia y hace que

Estados Unidos indemnice a Colombia con 25 millones de dólares por la independencia

panameña. Marco Fidel Suárez se desempeñó como canciller de Colombia durante la firma del

tratado (1914-1917) y fue el siguiente presidente de la república (1918-1921), Suárez reenfocó la

relación con la potencia del norte, bajo la locución Respice Polum (Mirar hacia el polo),

haciendo referencia a mirar el polo a donde se orientaba la “Estrella Norte”, pues la

superpotencia no se podría derrotar para recuperar a Panamá, pero su acción política también

beneficiaba actos reparadores como la indemnización económica y la cooperación internacional

(Bermúdez, 2010; Camacho, 2010; Pardo & Tokatlian, 1988).


Al final de la década de 1960, Alfonso López Michelsen, entonces ministro de Relaciones

Exteriores (1968-1970) y futuro presidente de Colombia (1974-1978) planteo un nuevo rumbo a

las relaciones internacionales del país bajo la locución Respice Similia (Mira tus semejantes)

haciendo referencia a la necesidad de diversificar las relaciones con actores internacionales. Vale

la pena notar que el principio de Respice Similia no es mutuamente excluyente con el Respice

Polum.

El cambio se dio debido a que varios países de América Latina adquirieron un

protagonismo en la “solidaridad hemisférica”, disminuyendo la influencia de Estados Unidos, y

formando una integración a organismos multilaterales latinoamericanos como el Banco

Interamericano de Desarrollo (BID), la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio

(ALALC), y el Pacto Andino. Igualmente, se fortalecieron las relaciones con Panamá, Costa

Rica, Haití, República Dominicana, así como Ecuador, todos países fronterizos de Colombia.

No obstante, la doctrina Respice Polum primó en múltiples situaciones como cuando

Colombia se abstuvo de apoyar a Argentina durante el conflicto de las Malvinas (1982) en la

Organización de Estados Americanos (OEA) para cooperar con Washington, lo cual le dio al

país un aislamiento frente a la comunidad latinoamericana (Bermúdez, 2010; Camacho, 2010;

Pardo & Tokatlian, 1988).

Colombia tiene un cambio de constitución en 1991, actualmente vigente. Dentro de su

preámbulo, así como en sus artículos 9 y 227 (C.P., 1991), se declara la intención del país en

integrarse con la región de América Latina y el Caribe, siguiendo de jure la doctrina Respice

Similia; aunque fue la doctrina Respice Polum la que se consolidó de facto por medio de un

acercamiento a Washington como ocurre con el Plan Colombia, que es un acuerdo de asistencia

y fondos de Estados Unidos a Colombia en la lucha contra el narcotráfico (Guevara, 2015).


En este panorama se plantea un tercer momento bajo una nueva doctrina liderada por el

expresidente Juan Manuel Santos Calderón (2010-2018), la cual Palacio (2011) y Alcalá (2016),

denominan Respice Omnia (Mirar el universo), cuyo enfoque es la multilateralidad de la política

exterior con actores globales más allá de Estados Unidos y América Latina. Aunque bien se

reconoce la importancia de mantener las doctrinas Respice Polum y Respice Similia para su

llegada al sistema internacional multilateral.

Los países de Asia Oriental no han sido la meta a la cual se dirige la política exterior

colombiana, pero este es el contexto en el cual se enmarcan las relaciones del país; a

continuación, se habla directamente las relaciones entre Colombia y los tres países de Asia

Oriental.

Las relaciones entre Colombia y la República Popular de China son complejas. Como

explica López (2018), en un principio se debe recordar que China, país del cual salió la primera

ola migratoria explicada anteriormente, estuvo bajo la regencia de la Dinastía Imperial Qing, con

la cual Colombia no estableció relaciones directas. La dinastía Qing finalizó en 1912 con la

Revolución de Xinhai, la cual dio inició a la República China.

De acuerdo con Barbosa (2011), Colombia estableció relaciones diplomáticas con la

llegada de una legación a Bogotá desde República China en 1947. Este último país se encontraba

en la Guerra Civil China, en la cual el Gobierno de la República de China dirigido por

Kuomintang (con el cual Colombia estableció relaciones) se enfrentó al Partido Comunista

Chino. Este último ganó el conflicto con la Revolución China de 1949, que instauró la República

Popular China y exilió al gobierno de la República China a la isla de Taiwán.


Cabe aclarar que Colombia no reconoció a la República Popular de China, quien

administraba la China Continental, sino a la República de China, exiliada en la isla de Taiwán;

con esta última se promovieron las legaciones a embajadas en 1961. Como plantea Barbosa

(2011), esto se debe a que Colombia se encontraba bajo la doctrina Respice Polum, por lo cual

siguió la línea estadounidense durante la Guerra Fría, creando 30 años de relaciones diplomáticas

con la República de China hasta 1980.

El 7 de febrero de 1980 Colombia y la República Popular de China establecieron

relaciones diplomáticas a nivel de embajada, tras el reconocimiento del gobierno colombiano a la

República Popular de China como el único gobierno legal de China; de acuerdo con Constain

(2012), colombianos de diferentes tendencias políticas e ideológicas organizaron la Asociación

de Amistad Colombo-China que apoyó el establecimiento de relaciones, así como el intercambio

cultural entre ambos países como se ve con la fundación de los institutos Confucio en Colombia.

A lo largo de la década de 1980 en adelante, las relaciones entre los dos países

aumentaron creando convenios de materia académica, científica y cultural, también se destaca

una enorme dimensión económica. Según López (2018), esta última el eje fundacional de las

relaciones entre ambos países como se ve con la Cámara de Colombo China de Inversión y

Comercio.

Respecto a las relaciones con Japón, según Ramírez (1999), las relaciones bilaterales

iniciaron formalmente el 25 de mayo de 1909 con la firma de ambos países al Tratado de

Amistad, Comercio y Navegación, bajo el contexto de la internacionalización de Japón tras un

periodo de aislamiento por medio de la Restauración Meiji.


Las relaciones se complementaron entre 1929 y 1935 con la inmigración de familias

japonesas en la región del Valle del Cauca, igualmente en 1934 Japón estableció una legación

diplomática en Bogotá y en 1935 Colombia envió su contraparte al país asiático. No obstante,

durante la coyuntura de la Segunda Guerra Mundial las relaciones diplomáticas se suspendieron

siguiendo la doctrina colombiana de Respice Polum. Así fue hasta 1954, cuando se normalizaron

los vínculos de amistad y cooperación como lo explica Hernández (2008).

Siguiendo a Ramírez (1999), el Japón de la posguerra se enfocó en el fortalecimiento de

sus nexos, en 1957 Japón elevó su legación diplomática a embajada en Bogotá y Colombia hizo

lo mismo en 1958 con su misión en Tokio. Junto a ello se fortaleció la actividad comercial que

aumentó con la firma de un Convenio de Cooperación Bilateral en 1976, que eliminó el visado

para ciudadanos japoneses. Colombia ha buscado iniciativas con el país asiático por medio de

negociaciones de un Tratado de Libre Comercio, así como el ingreso al Foro de Cooperación

Asia Pacífico (APEC).

En el caso surcoreano, según Barbosa (2012) y Vargas-Alzate (2004), las relaciones

Colombia-Corea del Sur se remontan a 1950 dentro del contexto de la Guerra de Corea, que se

dio en el marco de la Guerra Fría. Este fue un conflicto entre la República de Corea (Corea del

Sur) apoyada por Estados Unidos y la República Popular Democrática de Corea (Corea del

Norte) apoyada por la Unión Soviética.

La guerra inició con la invasión por parte de Corea del Norte hacia Corea del Sur con el

fin de unificar la península. No obstante, tras este hecho, el 27 de junio de 1950 el Consejo de

Seguridad de las Naciones Unidas en apoyo a los Estados Unidos, convoca a los Estados a

participar en un bloque liderado por las Naciones Unidas para invadir Corea del Norte y

recuperar el territorio ocupado.


Tanto Barbosa (2012) como Vargas-Alzate (2004), coinciden en que Colombia como país

alineado con Estados Unidos bajo la doctrina Respice Polum, decidió integrarse al bloque militar

estadounidense para intervenir en Corea, enviando un batallón de infantería y un buque, siendo el

único país latinoamericano en la guerra.

A pesar de esta asistencia militar, las relaciones entre Colombia y la República de Corea

no se establecieron sino hasta 1962 y sin representación diplomática directa. En 1971 la

República de Corea estableció su embajada y en 1978 lo hizo Colombia (Barbosa, 2012. Vargas-

Alzate, 2004).

Como afirma Vargas-Alzate (2012), las relaciones entre Colombia y la República de

Corea se impulsaron en 2011 con la visita de Estado del mandatario Juan Manuel Santos a Seúl

con su homólogo Lee Myung-Bak, en donde firmaron la Asociación de Cooperación Estratégica

entre los países para aumentar los nexos económicos y eliminar los visados entre ambas

naciones.

3.2 Inmigración internacional en Colombia

El siguiente apartado explorará la llegada de inmigrantes extranjeros a Colombia, pues es

importante destacar los grupos extranjeros que se han establecido en el país como referente a los

procesos de atracción e integración de inmigrantes en la nación sudamericana, cabe destacar que

la cuestión de la inmigración en Colombia depende de variantes históricas que se modifican

dependiendo del momento en el cual se sitúen.


Colombia recibió grandes flujos migratorios a partir de la colonización europea de

América, la cual incluía personas provenientes de la península ibérica, así como de África

occidental y central. Estos movimientos datan del siglo XVI, teniendo una enorme trayectoria

migratoria, por ende, el presente apartado se limitará a exponer los movimientos durante los

siglos XIX y XX, en los cuales queda establecida la Colombia independiente, destacando grupos

como los árabes, judíos, gitanos, alemanes, italianos, chinos, y japoneses.

La inmigración en Colombia se forma desde el establecimiento como República durante

el siglo XIX. Para este entonces la construcción de la nación colombiana estaba en debate y la

inmigración de extranjeros se situó como una oportunidad para “blanquear” la sociedad,

cambiando el “fenotipo racial” hacia uno más blanco europeo, así como para incrementar la

mano de obra en el sector agrícola colombiano, como lo explica Gómez (2014).

Continuando con lo planteado por Gómez (2014), Colombia dio incentivos como la

adjudicación de tierras baldías y ayuda financiera a cada migrante que llegara al país, patrocinó

varias compañías de inmigración privadas que recibían pagos por cada migrante traído al país,

pero el bajo flujo inmigratorio hizo que las compañías quebraran.

Tras esto, explica Gómez (2014), se suscitaron debates respecto a la necesidad de la

inmigración, pero la cuestión de los países de origen de los inmigrantes se estableció: se destacó

que la inmigración debía ser procedente de Europa, sobre todo de Italia, Alemania, Suiza,

Francia, Bélgica y la España septentrional. Igualmente hubo un gran énfasis en que se excluiría a

la población asiática, porque el objetivo era la llegada de “la vigorosa e inteligente raza europea”

(p. 9).
No obstante, habría un cambio en este paradigma con el movimiento de la Regeneración

(1878-1898) en Colombia, liderada por Rafael Núñez. El discurso de la inmigración a Colombia

comenzó a difundir ideas contra la migración, pues se consideraba a los inmigrantes como una

posible amenaza. Igualmente se solicitaban restricciones para la inmigración, sobre todo contra

la importación de chinos para cualquier trabajo en el territorio colombiano. Esto según Gómez

(2014), porque en general en América Latina y Estados unidos se le adjudicó a la nacionalidad

china atributos de pereza, desaseo, ineptitud y poca confianza.

Entre las restricciones, como expone Gómez (2014), se solicitaban requisitos como

ciertas profesiones y oficios (como ser agrícolas, artesanos o profesores), que estuviesen entre las

edades de 21 a 60 años, y con ciertos valores morales, igualmente se realizarían valoraciones

médicas para evitar a los ciegos, sordomudos y aquellos que posean enfermedades contagiosas.

Como explica Martínez, (2001), citado en Castro (2018), se privilegió una inmigración

exclusivamente católica e hispánica, lo cual obstaculizó el ingreso de otros inmigrantes, esta

dinámica como destaca Castro (2018), continuó a lo largo del siglo XX, que siguió los

postulados del a Regeneración respecto a los extranjeros. Sin embargo, estas regulaciones, así

como los constantes conflictos civiles y recesiones económicas, no impidieron la inmigración de

flujos de euroasiáticos a Colombia, como se explica a continuación:

El pueblo rrom llega a Colombia a partir de 1900, de acuerdo con Wabgou y

colaboradores (2012), procedente de Cataluña. Estos movimientos se exacerbaron durante la

Primera y Segunda Guerra Mundial en donde huyeron de la persecución y el antiziganismo en

Europa. Aunque no hay cifras de la forma en que se ubicaron los rrom a su arribo a Colombia, en

la actualidad se distribuyen en las ciudades de Bogotá, Girón, Cúcuta, Cali, Pasto, y varios

municipios de la Costa Caribe. La comunidad es reconocida como un grupo étnico en Colombia.


La comunidad procedente de China es considerada como la mayor comunidad asiática en

Colombia. De acuerdo con Fleischer (2012), un bloque de aproximadamente 800 chinos estuvo

en Colombia entre 1848 y 1875, los cuales eran originarios de las provincias sureñas de Cantón y

Fujian, estos chinos se dedicaban a la agricultura, sobre todo como cañicultores, así como

industrias pequeñas de alimentos y textiles. Sin embargo, gran parte de estos migrantes chinos

estuvo en el antiguo departamento de Panamá, realizando labores en la construcción del

Ferrocarril y del Canal Interoceánico, pero tras la secesión del país centroamericano dejaron de

estar en Colombia. Sin embargo, la comunidad china en Colombia tiene fuerte presencia en el

país, sobre todo en el sector comercial.

La comunidad árabe llegó al país entre 1880 y 1930, como afirman Fawcett y Posada

(1992), fue la segunda migración asiática con mayor presencia en Colombia, con procedencia de

países como Líbano, Siria, Palestina y Jordania. A pesar de la poca información y registro, se

estima que hubo alrededor de 7.000 migrantes ubicándose principalmente en la Costa Caribe y

Costa Pacífica del país. La migración correspondió a persecuciones políticas y religiosas en los

territorios bajo la ocupación del Imperio Otomano, estos inmigrantes tuvieron una integración

rápida en la sociedad colombiana según afirman Fawcett y Posada (1992).

La comunidad alemana llegaría durante el siglo XIX hacia los departamentos de

Santander y Boyacá, gracias al comercio de la quina, además se registrarían grandes flujos de

alemanes judíos durante la Primera y Segunda Guerra Mundial en busca de refugio hasta que la

declaración de guerra del Gobierno colombiano a Alemania en 1939 por lo cual se prohibió el

ingreso de alemanes hasta el final de la guerra en 1945 (Wabgou et al, 2012).


Los vascos o euskaldunes son un grupo étnico que se encuentra entre España y Francia a

lo largo de los Pirineos, como explica Castro (2018), los vascos además de migrar durante la

colonización española de América, tuvieron movimientos correspondientes a los años 1820 a

1920 con motivo de una migración de órdenes católicas como grupos carmelitas, claretianos,

corazonistas y pasionistas, quienes se establecerían en grandes centros urbanos y zonas dispersas

del país, así como una inmigración de 1936 a 1939 a causa de la Guerra Civil Española, en

Colombia estos vascos se instalaron en Antioquia, el Eje Cafetero y regiones de la Costa Caribe.

Los italianos comenzaron a instalarse en el país a partir del siglo XVII con destino a los

puertos de Cartagena, Santa Marta y Mompox, sin embargo, es a partir del XIX que en

Barranquilla y Bogotá que comienza un movimiento migratorio considerable, como destaca

Wabgou y colaboradores (2012).

La comunidad judía se puede remontar desde tiempos de la Colonia, en donde judíos

sefardíes españoles fueron obligados por la Corona española a convertirse al catolicismo, sin

embargo, el flujo inmigratorio de judíos en la Republica de Colombia como explica Wabgou y

colaboradores (2012), inició a finales del siglo XIX procedentes del mundo árabe (judíos mizrají)

y de Europa del Este (judíos asquenazí) ubicándose en las ciudades de Barranquilla, Valledupar,

Medellín, Bogotá y Cali.

Como explica Sanmiguel (2005), el Gobierno japonés por medio de la Compañía de

Fomento de Ultramar, estableció una colonia agrícola en Colombia cuyo foco de migración se

ubica en el departamento del Valle del Cauca, en donde los cultivos de caña de azúcar atrajeron a

la Compañía de Fomento de Ultramar y se permitió el establecimiento de 25 familias.


3.3 Emigración desde Asia Oriental

Asia Oriental es una región que incluye los países de China, Japón, Mongolia, Corea del

Norte, Corea del Sur y Taiwán, así como las dependencias de Hong Kong y Macao. La estrecha

relación entre estos países no solo corresponde a factores geográficos, sino a la esfera cultural

que ha desarrollado puntos en común en temas como filosofías, religiones, instituciones

culturales, estructuras políticas, entre otros temas (Madrigal, 2017). Ante ello los países de

China, Japón y Corea del Sur comparten una historia similar como región. El siguiente apartado

explicará los momentos más importantes de la emigración desde los tres países, cuyas fases

suelen tener causas, motivaciones y destinos comunes.

Figura 1 Ubicación de los países de estudio respecto a Colombia

Fuente: Elaboración propia.


La emigración proveniente de China como explica Ling (1912), tuvo grandes diferencias

a la emigración europea en varios aspectos, pues mientras la emigración europea se daba en

busca de libertades políticas o tolerancia religiosa, así como el establecimiento de colonias, en el

caso chino no sucedió lo mismo previo a la caída de las Dinastías imperiales (221 a.C.-1909).
Esto se debe a que el Gobierno chino, aunque autócrata en la cima de la pirámide, fue

democrático para la mayoría de las personas, y no hubo persecuciones religiosas a diferencia de

las guerras de religión en Europa que conllevaron emigraciones hacia América (Ling, 1912).

De acuerdo con Campbell y Lee (2001), China no es una nación de migraciones

internacionales, o al menos no lo fue durante sus mandatos imperiales, en donde hubo una gran

presión hermética. La idiosincrasia china plantea al país como el “Reino del Centro”, siendo este

la cuna de la civilización, mientras sus vecinos y todo aquello fuera de sus fronteras se

consideran “naciones salvajes”, donde hay más pérdidas que ganancias.

Siguiendo a Ling (1912) la emigración china fue sectorizada, proviniendo casi

exclusivamente de las provincias de Cantón y Fujian al sur del país, que son las más densamente

pobladas. Estos migrantes solían ser exclusivamente hombres jóvenes de familias campesinas

que migraban para desempeñar labores agrícolas o crear comercios en el Sudeste Asiático, el

Subcontinente Indio y la Península Arábiga. Estos migrantes solían retornar a China.

A mediados y finales del siglo XIX hubo una fuerte emigración proveniente de las

provincias de Cantón y Fujian como lo expuso Ling (1912), impulsadas por las Guerras del Opio

(1839-1842 y 1856-1860), por ofertas de empleo en plantaciones de azúcar cubanas, así como la

demanda de mano de obra en México, Perú y California (Estados Unidos), entre otros casos.

En estos contextos los migrantes solo debían trabajar, sin incorporarse a las costumbres

locales, pues como destaca Cepeda (2020), las ofertas de emigración se dieron tras la abolición

de la esclavitud de afrodescendientes en el siglo XIX, y ante la pérdida de la mano de obra

esclava fue ganando popularidad la contratación de servidumbre asiática, que en China fue bajo

el término culí.
Estas ofertas de emigración eran ofrecidas en oficinas extranjeras de los territorios de

ultramar europeos de Hong Kong (Reino Unido) y Macao (Portugal), las cuales brindaban

facilidades para la migración, pero este modelo ha sido comparado con la trata esclavista por

múltiples autores (Campbell & Lee, 2001; Cepeda, 2020; Ling; 1912), ya que por medio de

engaños jóvenes agricultores fueron obligados a laborar forzosamente en Europa y América,

como solían hacer los antiguos esclavos afrodescendientes. En estas condiciones se dificultó el

retorno de chinos y comenzaron a establecerse las primeras comunidades chinas en el extranjero.

La Revolución de Xinhai en 1911, como explica Han (2020), causo la caída de la

Dinastía Qing e instauró la República de China, liderado por el partido nacionalista chino,

Kuomintang. Sin embargo, la transición de poder tuvo dos grandes conflictos, la Guerra Civil

China (1927-1949) entre Kuomintang y el Partido Comunista de China, respecto a que modelo

debía seguir China; y la Segunda Guerra Sino-japonesa (1937-1945) entre Kuomintang y el

Imperio de Japón, este último que había iniciado un periodo de expansionismo colonial en Asia.

Según Unger (1944), hubo un flujo migratorio desde las regiones sureñas de Fujian,

Cantón y Hainan, las cuales estuvieron bajo control de Kuomintang, pero que fueron capturadas

por el Partido Comunista de China. Los destinos de esta migración iban hacia Estados Unidos,

Canadá, Australia, Nueva Zelanda, México y Perú. Sin embargo, estos destinos promulgaron

leyes que limitaron la inmigración de chinos a sus respectivos países, dejando el mayor flujo

hacia el Sudeste Asiático, especialmente hacia Singapur y Malasia.

De acuerdo con Biao (2003), en 1949 China finalmente alcanzó una estabilidad con la

fundación de la República Popular China por el Partido Comunista Chino, mientras millones de

chinos seguidores de Kuomintang emigraron hacia la isla de Taiwán o a las colonias europeas de

Hong Kong y Macao en oposición al gobierno comunista instaurado.


Tras esto, siguiendo a Biao (2003), el partido comunista chino creó la República Popular

China, y creció el control en la provincia de Fujian, que es fronteriza con Taiwán; y de la

provincia de Cantón, que es fronteriza con Hong Kong y Macao. Esto con el fin de salvaguardar

la integridad china y evitar la emigración, aunque esta siguió tomando su curso. En esta época,

muchos ciudadanos de la República Popular China se exiliaron en Taiwán, Hong Kong y Macao,

además hubo emigrantes chinos que salieron con destino a la Unión Soviética por intercambio

estudiantil, cuyo mayor flujo se dio durante la Revolución Cultural China (1966-1976).

No obstante, este panorama cambió con la Reforma Económica China en 1978, como lo

destaca Biao (2003), cuando las reformas impulsaron un modelo económico socialista chino que

estuviese abierto al extranjero. Esto permitió el surgimiento de la generación de “nuevos

inmigrantes” con altos niveles de educación y bienes económicos, dentro del plan chino de

integración a la economía mundial, así como permitió perpetuar una migración de estudiantes

hacia focos nuevos en América del Norte y Europa, mientras que también siguió vigente la

tendencia a migrar hacia la Unión Soviética.

Según Manning (2001), durante las décadas de 1980 y 1990, hubo un fuerte incremento

de la migración internacional a causa de la globalización dentro del área Asia-Pacífico. Estas

migraciones en China se dieron con la Reforma Económica China, pues grandes flujos de capital

se intensificaron y permitieron la salida de trabajadores chinos, tanto cualificados como no, a

otros países de la región como Tailandia e Indonesia.

No obstante, con la Crisis Asiática de 1997, que causó inestabilidad macroeconómica y

afectó el crecimiento e inversión en la región asiática, siguiendo a Manning (2001), la crisis

conllevo una disminución en 1998 de migrantes chinos, principalmente en Indonesia, país del

cual muchos retornaron, pero en 1999 se reestablecería el flujo de migrantes chinos a la región.
Biao (2003), explica que, en el 2001, China comenzó a concebir la emigración como un

“área de servicio”, en vez de plantearlo bajo la lógica de un “área de control”, lo cual permitió

simplificar las regulaciones para la emigración de los chinos. Esto se reflejó con la

simplificación del sistema de pasaportes, así como la institucionalización de la emigración desde

China con la creación de agencias especialistas, que van desde negocios hasta agendas de

cooperación, las cuales priorizan la emigración cualificada, pero a su vez promueven un retorno

a China.

La emigración desde Japón como explica Yu-Jose (1998), fue marcada en principio por

una política de aislacionismo hasta el fin del periodo Edo, la cual prohibió entre sus políticas la

inmigración y emigración en el archipiélago japonés. Esto cambió el 3 de mayo de 1868 con la

Restauración Meiji, en la cual Japón decide abrirse al mundo y establecer reformas de diferentes

tipos, que incluyen la emigración planeada, en la cual el Estado de Japón promovió la

movilización de ciudadanos japoneses al extranjero como parte de su proyecto de desarrollo.

De acuerdo con Yoshida (1909), para el inicio del siglo XX los distritos de Hiroshima,

Yamaguchi, Wakayama y Fukuoka fueron los dominantes en emigración japonesa. Sus destinos,

afirma Konno (2019), eran Estados Unidos, Canadá y Australia, pero solo hasta 1904; a causa de

leyes que prohibieron la inmigración japonesa.

Ante esto, la migración tomó otros países como las Filipinas bajo el mandato español, que

duró hasta 1898, cuando tomó lugar la Guerra hispano-estadounidense, pues, como postula Yu-

Jose (1998), el nuevo poder colonial estadounidense no permitió la inmigración japonesa hacia el

archipiélago. Por ende, fueron surgiendo nuevos destinos en América Latina como México,

Brasil, Perú, Colombia, entre otros, los cuales fueron promovidos por el Estado japonés para una

migración económica.
Estas emigraciones promovidas desde Japón como explica Normano (1938), se dieron en

relación con tres factores: la densidad poblacional dentro del archipiélago, una expansión

económica planteada desde la Restauración Meiji, y algunos aspectos políticos que toman

relevancia dentro del margen del establecimiento del imperio colonial japonés y su expansión a

lo largo de la Península de Corea, la isla de Taiwán, la región de Manchuria y el Sudeste asiático.

Como lo desarrolla Lu (2018), con la participación de Japón en la Segunda Guerra

Mundial se cortaron los flujos migratorios en territorios ocupados por el país hasta 1945, año en

el que perdieron sus colonias y se repatrió a la mayoría de su población de las zonas ocupadas.

Tras el fin de la guerra se restablecieron las rutas hacia Norteamérica y Sudamérica, además de

Filipinas y Australia. Sin embargo, estos flujos se mantuvieron leves a lo largo del tiempo.

Como explica Manning (2001), a partir de la época de 1970 a desarrollarse un patrón de

emigración profesional y de negocios desde Japón, promovida por la globalización y grandes

flujos financieros en la región, la primera ola de emigración consistió en un proceso de inversión

por parte de japoneses en la región Asia-Pacífico, sobre todo en el Sudeste Asiático, la segunda

corresponde a la emigración de nacionales japoneses hacia las empresas que habían establecido

los inversionistas japoneses en la región, cabe destacar que gran parte de estos migrantes fue

repatriado ante la Crisis Asiática de 1997, que afectó los países a los cuales los japoneses habían

emigrado en la región de Asia-Pacífico como Indonesia, Filipinas, Taiwán, entre otros..

En el caso surcoreano existen particularidades debido a la configuración de la región,

pues la península coreana está bajo la presión de potencias aledañas, como China, Rusia y Japón

(Shen, 2019). Ante ello los pobladores de la zona, decidieron aislarse con medidas

proteccionistas para salvaguardar su identidad y autonomía.


Como destaca Lee (2005), la composición étnica coreana mantiene patrones culturales

propios, aunque cuenten con una importante influencia cultural de China, y etnolingüísticamente

se consideran como una comunidad aislada, sin parentesco directo con sus vecinos. Son

identificables cuatro momentos de emigración desde la península coreana.

Yoon (2012), explica que la primera emigración que se registra desde la península de

Corea ocurre en el mandato de la Dinastía Joseon (1200-1910), en donde comenzó un éxodo de

los coreanos ubicados en el norte de la península hacia la región de Manchuria. Esto debido a las

sequías que conllevaron a hambrunas, siendo la primera emigración coreana registrada, aunque

se resalta que una gran porción de los migrantes retornó a la península eventualmente.

La segunda oleada se dio entre 1910 hasta 1945, durante el proceso de ocupación militar

de la península por parte del Imperio de Japón. De acuerdo con Shen (2019), esto conllevó una

enorme movilización de refugiados políticos, protestantes, estudiantes y comerciantes a

Rusia/Unión Soviética, China y los Estados Unidos. Además, hubo traslado forzado de coreanos

hacia Japón como mano de obra. Como explica Yoon (2012), la mayoría de estos emigrantes no

retornaron a la península, formando las primeras comunidades coreanas en el exterior.

El tercer flujo según Yuh (2005), surgió en 1950, con la Guerra de Corea, y duró hasta

1953. En este período hubo un mayor desplazamiento de coreanos hacia los polos migratorios

anteriores (Unión Soviética, China, Estados Unidos y Japón), y nuevos lugares de inmigración

fueron escogidos como el Sudeste Asiático, las Filipinas, Canadá y Alemania. Tras la firma del

armisticio en 1953, la península coreana se dividió en dos países, la República de Corea (Corea

del Sur) y la República Popular Democrática de Corea (Corea del Norte).


Según Madrigal (2017), a partir de la década de 1960, la República de Corea sufrió una

inestabilidad política tras la posguerra que desencadenó un golpe de Estado por parte del general

Park Chung-Hee, quien instauró una Junta Militar desde 1963 y hasta 1979, cuando fue

asesinado. Madrigal (2017), plantea que Park instauró medidas de crecimiento económico por

exportación y procesos de industrialización a costa de represión política (lo que causó más

refugiados). Entre las medidas implementadas hubo políticas de control demográfico frente a la

sobrepoblación que vivía la península, las cuales, además de implementar medidas de natalidad,

hicieron énfasis en la emigración para promover nuevos flujos migratorios que ayudaron a

consolidar las comunidades coreanas existentes o formar nuevas comunidades en otros países.

Corea del Sur experimentó una industrialización y un crecimiento económico acelerado,

como explica Lee (2011), durante el régimen militar, que privilegiaba medidas neoliberales

como las exportaciones e integraban al país dentro de la globalización. No obstante, como

explica Manning (2001) y Lee (2011), Corea del Sur fue de las principales economías afectadas

por la Crisis Asiática de 1997, la crisis promovió una emigración por parte de residentes

nacionales fuera de Corea del Sur, ante el creciente desempleo que sufría el país.

La recesión económica que produjo la quiebra de compañías surcoreanas y con ellas las

ofertas laborales ofrecidas. Sin embargo, la economía surcoreana se reestableció en 2004, y con

ello la emigración desde el país fue regularizándose y disminuyendo, como lo explica Lee

(2011).
3.4 Inmigración de Asia Oriental hacia Sudamérica

El siguiente apartado se enfocará a los países sudamericanos, que durante la segunda

mitad del siglo XIX e inicios del siglo XX se consolidaron como receptores de inmigración

proveniente de Europa y Asia, promulgando leyes que promovieron su ingreso.

Zlotnik y de Palma (1991), afirman que el continente asiático es diverso, pero solo unas

pocas poblaciones migraron hacia Sudamérica. De acuerdo con estos dos autores, las poblaciones

asiáticas inmigrantes venían de China, Japón y el Líbano. Por su parte, Vílchez (2015), describe

la inmigración a Sudamérica de cinco grupos asiáticos, de China, Japón, India, Líbano y Corea

del Sur. Llama la atención que en ambos análisis la mayoría de los países son de Asia Oriental.

La inmigración china hacia Sudamérica comenzó en 1849 en Perú con la llegada de 75

culíes, que llegaron a trabajar en la producción de algodón y la recolección del guano. La

inmigración fue creciendo a causa de la Ley China aprobada por el Congreso de Perú, con la cual

buscaban cubrir mano de obra barata; pero las pésimas condiciones hicieron que los chinos

acabaran sus contratos y migraran a Lima, en donde instalaron restaurantes que iniciaron la

“Chifa”, término que se refiere a la gastronomía china de Perú (Zlotnik & de Palma, 1991).

Como exhibe Fierro (2010), los primeros chinos que llegaron a Ecuador en 1860, con el

ingreso de culíes que fueron contratados para trabajos agrarios al interior del país, los cuales

siguiendo el patrón de ofrecer pésimas condiciones laborales. Asimismo, tras acabar sus

contratos laborales estos grupos de individuos se establecieron en la costa ecuatoriana sobre

Guayaquil. No obstante, en 1899, durante la “Revolución Liberal”, el país decretó la prohibición

de la entrada de inmigrantes chinos bajo un sentimiento xenofóbico antichino, que según Shen

(2013), fue una sensación generalizada ante la competencia de comercios chinos con los

negocios locales de los países en América Latina y el Caribe.


La inmigración china a Chile es un caso particular, pues como lo explican González y

colaboradores (2020), para 1884 ocurrió el primer ingreso de chinos al país, pero no a causa de

un movimiento migratorio directo hacia Chile, sino por la anexión del departamento de Tarapacá

(Perú) por parte de Chile, y con ello un conglomerado de chinos culíes que trabajaban

recolectando guano. Los chinos en Chile comenzaron a trabajar en la extracción de salitre al

norte del país, causando la atracción de más migrantes procedentes de China y alcanzando un

pico de 1.954 inmigrantes. Sin embargo, Chile pasó una ley que prohibió la inmigración china

cortando el flujo alrededor de esta década, esta según Chou (2004), se ratificó a causa de un

sentimiento antichino provocado ante una competencia laboral entre chilenos y chinos.

La comunidad china es considerada como la mayor comunidad asiática en Colombia. De

acuerdo con Fleischer (2012), un bloque de aproximadamente 800 chinos estuvo en Colombia

entre 1848 y 1875, los cuales eran originarios de las provincias sureñas de Cantón y Fujian, estos

chinos se dedicaban a la agricultura, sobre todo como cañicultores, así como industrias pequeñas

de alimentos y textiles.

Gran parte de estos migrantes chinos estuvo en el antiguo departamento de Panamá,

realizando labores en la construcción del Ferrocarril y del Canal Interoceánico, pero tras la

secesión del país centroamericano dejaron de estar en Colombia. A pesar de esto, la comunidad

china en Colombia tiene fuerte presencia en el país, sobre todo en el sector comercial de los

grandes centros urbanos como concluye Siu (2004).


Tanto Vílchez (2016), como Zlotnik y Palma (1991), coinciden en que la inmigración

japonesa a Sudamérica inició en 1899 con la llegada de 790 trabajadores japoneses hacia el

puerto de Callao en Perú. La inmigración de japoneses se vio canalizada por compañías de

inmigración como la Meiji Shokumin Kaisha, y la Kagai Kogyo Kabushiki Kaisha, que eran

patrocinadas por el gobierno japonés y fueron responsables de la inmigración de 21.107

japoneses a Perú entre 1899 a 1934. Estos migrantes se dedicaron a trabajar en plantaciones

azucareras y de algodón en la costa pacífica, así como en las explotaciones de caucho en la

Amazonía.

Se debe destacar que, a causa de las pésimas condiciones rurales de Perú, muchos

japoneses decidieron establecerse en Lima para trabajar en sectores comerciales, llegando a tener

una fuerte presencia comercial en 1936. No obstante, como lo desarrollan Morimoto y Araki

(2004), el flujo migratorio se cortó a causa de la inestabilidad del gobierno peruano a causa de la

guerra colombo-peruana y el asesinato del presidente peruano Luis Sánchez Cerro, que dificultó

el ingreso de nuevos inmigrantes a Perú, eventos que además se concatenaron con sentimientos

xenofóbicos, causados por campañas políticas antijaponesas, que criticaban la expansión

japonesa en Asia previa a la Segunda Guerra Mundial, y la asociaban con el crecimiento de las

actividades de los inmigrantes en Perú.

La inmigración japonesa en Brasil comenzó en 1908. Según Zlotnik y de Palma (1991),

hubo dos fases de inmigración, la primera abarca de 1908 a 1923, con el ingreso de 32.626

japoneses. La entrada de estos inmigrantes se dio por la importación de trabajadores agrícolas

necesitados en las plantaciones de café de São Paulo. Sin embargo, las pésimas condiciones

agrícolas causaron una migración hacia los centros urbanos.


El segundo momento de la migración japonesa en Brasil fue de 1924 a 1933, en el cual el

gobierno japonés creó la compañía Kaigai Kogyo Kaisha, con el fin de comprar tierras agrícolas

en Brasil y reubicar nuevos inmigrantes japoneses. Se estima que alrededor de 110.191

migrantes llegaron a Brasil, pero, en 1934 se estableció una nueva constitución en Brasil, que

creó cuotas límites para la inmigración, cortando el flujo de inmigración de japoneses en Brasil.

De acuerdo con Vílchez (2016), la inmigración japonesa en Bolivia comenzó con la

llegada de japoneses establecidos en la Amazonía peruana que se trasladaron hacia Bolivia, estos

migrantes se movilizaron a causa del auge de la explotación del caucho, continuando esta

actividad en el país. Sin embargo, el principal flujo de japoneses llegó tras la Segunda Guerra

Mundial con destino a la provincia de Santa Cruz, como consecuencia de una emigración desde

la isla de Okinawa promovida por Estados Unidos para la construcción de una base militar,

creando la colonia Okinawa en Bolivia que acogió desde 1954 a 1964 alrededor de 3.229

japoneses.

En el caso surcoreano, según Mera (2004), la inmigración a Sudamérica inicia desde la

década de 1960 con políticas de desarrollo en Corea del Sur, en donde se promovió un flujo de

alrededor de 30.000 personas hacia Brasil, Argentina y Paraguay con el fin de establecer colonias

agrícolas. El Estado surcoreano promovió la migración de familias para mejorar los nexos y

mantener un sistema endogámico. Sin embargo, las colonias fracasaron debido a que los

migrantes no poseían experiencia en la agricultura y por las pésimas condiciones de las regiones

rurales en estos países, causando que los migrantes se fueran a las grandes zonas urbanas como

São Paulo (Brasil), Buenos Aires (Argentina) y Asunción (Paraguay) en donde ejercieron

actividades comerciales, principalmente en la industria textil.


En Brasil el primer flujo de migrantes surcoreanos llegó 1962 y siguió hasta enero de

1966, contando con el apoyo del Estado surcoreano, en donde a cada núcleo familiar se le dio un

subsidio de 200 dólares para instalarse en zonas rurales como la Colonia Santa María en el

municipio de Tibagi (Paraná). Sin embargo, la inexperiencia y las sequías; fueron expulsando a

los migrantes rurales hacia las ciudades, en donde la población surcoreana se enfocó en la

industria textil (Mera, 2004).

Como lo menciona Mera (2004), en Argentina el primer flujo arribó en octubre de 1965

con destino a Luján (Provincia de Buenos Aires), este flujo de colonias agrícolas duró hasta 1978

con 500 familias migrantes. Siguiendo el patrón brasileño, la inexperiencia en actividades

agrícolas y las precarias condiciones rurales obligaron a los surcoreanos a movilizarse hacia las

zonas urbanas para dedicarse a actividades comerciales. En 1985 hasta 1989 hubo un segundo

flujo migratorio surcoreano hacia Argentina para invertir en el país, sin embargo, a partir de los

años de 1990 ocurrió un proceso de emigración surcoreana desde Argentina hacia otros focos

migratorios o con retorno a Corea del Sur, disminuyendo la población migrante en el país.

En Paraguay también se intentó instalar colonias agrícolas que tampoco perduraron: en

abril de 1965 llegó el flujo de surcoreanos con alrededor de 1.200 nacionales hacia Asunción.

Sin embargo, la inmigración a este país fue corta, pues se estima que más de dos tercios de la

población migró desde Paraguay hacia Argentina, Brasil o Estados Unidos (Mera, 2004).
Otros flujos importantes no relacionados con proyectos de colonias agrícolas a

Sudamérica ocurren en Chile y Perú. Como explica Mera (2009), el primer caso fue Chile, que

inició a finales de la década de 1970 y comienzos de 1980, que se extendió con la firma de un

convenio entre Chile y la República de Corea para eximir de visa a los surcoreanos en Chile,

promoviendo la llegada de pequeños empresarios y trabajadores del sector textil. Parte de la

población que llegó en 1980 retornó o emigró a otros países, pero ha permanecido una

comunidad surcoreana en Chile con alrededor 350 familias.

Mientras tanto, en el caso peruano se estima que la mayoría de las personas no llegaron

directamente desde Corea del Sur, sino que son migrantes que habían llegado previamente a

otros países sudamericanos como Argentina, Chile o Paraguay (Mera, 2009).


4 Datos del Censo Nacional de Población y Vivienda 2018

Teniendo en cuenta los antecedentes y contexto histórico, se puede ver que ha existido

movimientos migratorios desde Asia Oriental hacia Sudamérica, con el interés de este trabajo

sobre el caso colombiano, para triangular esta información se usará una perspectiva cuantitativa

que brindan los datos del Censo Nacional de Población y Vivienda 2018, los cuales pueden

entrelazarse con la información sociohistórica recopilada previamente para mejorar el análisis.

Los censos de población y vivienda son la operación estadística más importante que tiene

un país debido a que permite contabilizar a todas las personas residentes al momento que se

ejecuta, y a su vez permite desagregar la información recolectada a múltiples niveles.

La fuente de información usada en este estudio es el Censo Nacional de Población y

Vivienda 2018 de Colombia (CNPV 2018), realizado por el Departamento Administrativo

Nacional de Estadística (DANE). Los datos de este censo permiten caracterizar

sociodemográficamente a todos los censados, así como medir la migración antigua y reciente por

medio de las preguntas de su cuestionario.

Se ha seleccionado el Censo 2018 debido a que brinda información reciente de los

residentes en Colombia, en temas de viviendas, hogares y personas. Además, solo se utiliza esta

fuente de información debido a que el anterior Censo General de 2005 y el Censo de 1993 de

Colombia poseen diferentes variables entre sus respuestas lo que dificulta las comparaciones en

el análisis de la información.
El CNPV 2018 se enmarca como la operación estadística más completa del país y con

grandes niveles de desagregación, sin embargo, como explica el DANE (2019b), posee ciertos

problemas como, la cobertura del censo, la cual no fue del 100%. Por esta razón fue necesario

realizar ajustes y estimaciones estadísticas; a nivel nacional la cobertura total fue del 91,5%,

dejando por fuera alrededor de 4.094.077 personas en hogares particulares. La cobertura varía

según el área; en cabeceras urbanas fue del 93,5% a nivel nacional, mientras que en las zonas

rurales y centros poblados fue del 85% a nivel nacional. A nivel departamental la brecha varía,

destacándose los casos de Vichada con una cobertura del 71,1% y el Archipiélago de San Andrés

con un 78,8%

Los datos censales usados en este proyecto son de libre acceso garantizado por la página

en línea del DANE. Para la consulta y descarga de estos datos se usó la herramienta de

Recuperación de Datos para Áreas pequeñas por Microcomputador (REDATAM). Esta

herramienta permite realizar cruces de variables creadas a partir de las preguntas del censo, así

como la creación de filtros a partir de ciertas respuestas emitidas en los formularios.

La población considerada dentro del estudio son las personas nacidas en la República

Popular China, Japón y Corea del Sur, por lo que a través del programa REDATAM se

estableció un filtro a partir de la pregunta 39 (Tabla 1) que pregunta acerca del lugar y país de

nacimiento, y de allí se ajustó la forma de recolectar los datos de los nacidos en la República

Popular China (Tabla 2), en Japón (Tabla 3) y en Corea del Sur (Tabla 4).
Tabla 1 Pregunta 39 del Censo Nacional de Población y Vivienda
39. ¿Dónde nació…?:
1. En este municipio? (Continúe con la pregunta 40)

2. En otro municipio colombiano?

Nombre del departamento _____________ Código_____


Nombre del municipio _______________ Código_____ (Continúe con la pregunta 40)

3. En otro país?
Nombre del país _____________________ Código_____
Fuente: Elaboración propia a partir del Censo Nacional de Población y Vivienda 2018

Tabla 2 Procesamiento de personas nacidas en la República Popular de China


Variable Edades quinquenales.
Por (Columna) Sexo.
Departamento, Municipio, Tipo de vivienda; Total hogares
vivienda; Estrato energía eléctrica; Relación de parentesco con el
jefe del hogar (recodificada); Año de llegada a Colombia; Lugar de
Variable de control residencia hace 5 años; Lugar de residencia hace 12 meses; País de
residencia hace 5 años; País de residencia hace 12 meses; Nivel
educativo (recodificado); Que hizo durante la semana pasada; y
Estado civil.
Quiebre de área Ninguno.
Área geográfica Colombia.
Universo Viviendas ocupadas con personas presentes.
Filtro Personas.PA3_PAIS_NAC = 156.
Clase Ninguno.
Opciones de Valor Absoluto.
Porcentaje
Formato de Salida Tabla.
Fuente: Elaboración propia a partir del Censo Nacional de Población y Vivienda 2018
Tabla 3 Procesamiento de personas nacidas en Japón
Variable Edades quinquenales.
Por (Columna) Sexo.
Departamento, Municipio, Tipo de vivienda; Total hogares
vivienda; Estrato energía eléctrica; Relación de parentesco con el
jefe del hogar (recodificada); Año de llegada a Colombia; Lugar de
Variable de control residencia hace 5 años; Lugar de residencia hace 12 meses; País de
residencia hace 5 años; País de residencia hace 12 meses; Nivel
educativo (recodificado); Que hizo durante la semana pasada; y
Estado civil.
Quiebre de área Ninguno.
Área geográfica Colombia.
Universo Viviendas ocupadas con personas presentes.
Filtro Personas.PA3_PAIS_NAC = 392
Clase Ninguno.
Opciones de Valor Absoluto.
Porcentaje
Formato de Salida Tabla.
Fuente: Elaboración propia a partir del Censo Nacional de Población y Vivienda 2018

Tabla 4 Procesamiento de personas nacidas en Corea del Sur


Variable Edades quinquenales.
Por (Columna) Sexo.
Departamento, Municipio, Tipo de vivienda; Total hogares
vivienda; Estrato energía eléctrica; Relación de parentesco con el
jefe del hogar (recodificada); Año de llegada a Colombia; Lugar de
Variable de control residencia hace 5 años; Lugar de residencia hace 12 meses; País de
residencia hace 5 años; País de residencia hace 12 meses; Nivel
educativo (recodificado); Que hizo durante la semana pasada; y
Estado civil.
Quiebre de área Ninguno.
Área geográfica Colombia.
Universo Viviendas ocupadas con personas presentes.
Filtro Personas.PA3_PAIS_NAC = 410
Clase Ninguno.
Opciones de Valor Absoluto.
Porcentaje
Formato de Salida Tabla.
Fuente: Elaboración propia a partir del Censo Nacional de Población y Vivienda 2018
A partir de estos formatos para el procesamiento de datos sobre las nacionalidades por

REDATAM se obtuvieron los datos correspondientes a los indicadores sociodemográficos,

aunque hubo variables que se procesaron de manera manual como la Población Económicamente

Activa (PEA), que corresponde a las personas que están en edades de trabajar (10 años en

adelante) y trabajan o buscan empleo, junto con la Población Económicamente Inactiva (PEI),

que son las personas en edades de trabajar (10 años en adelante), pero no participan en

actividades económicas por determinados motivos (DANE, 2018).

Así como la variable del estado conyugal, que corresponde a la relación con el

matrimonio de los ciudadanos a partir de los 10 años siguiendo las leyes y costumbres del país

(DANE, 2018). REDATAM también brindó información sobre las movilidades de estos

residentes en Colombia. Para mejorar su análisis se graficó los datos con el programa Excel.

Es importante destacar que los datos analizados corresponden a los residentes censados

durante el CNPV 2018, pues no se estableció una cohorte del estudio y se abordó generalmente a

la población nacida en estos países, por lo cual no puede hablarse directamente de las personas

censadas como inmigrantes, sino como residentes, como se ve a continuación. Igualmente se

destaca que las variables que correspondieron a las personas individualmente fueron cruzadas

por sexo y edades quinquenales para mayor desagregación de datos y tener una perspectiva más

amplia en el análisis.
4.1 Residencia

La residencia a partir del Censo 2018 se define como la vivienda o el lugar especial de

alojamiento donde las personas habitan la mayor parte del tiempo (DANE, 2018). Es decir, se

trata del lugar en donde su vivienda se encuentra y en donde normalmente pasa sus periodos de

descanso cotidiano. La residencia debe distinguirse de los lugares visitados en viajes temporales

por motivos de ocio, visitas a parientes y amigos, negocios, tratamientos médicos o

peregrinaciones religiosas, pues estos viajes no cuentan como la residencia habitual de una

persona.

Esta categoría permite establecer quiénes son migrantes y quiénes no, pues remontándose

a la definición de la migración usada en este estudio, la migración corresponde a un cambio de

residencia habitual por parte de las personas (Massey et al, 2003). Además, es una variable

importante para el uso del censo, pues el Censo 2018 fue un censo de derecho, que enumera

únicamente a las personas que posean una residencia habitual dentro del país.

Existe un debate respecto a la migración, pues no solo corresponde a un fenómeno

geográfico, sino también temporal, debido a que se considera migrante a quien se establece en

una residencia en un lugar diferente a la entidad territorial de su origen y a su vez ha cumplido

cierta cantidad de tiempo para clasificar su migración como antigua o reciente, esta clasificación

depende desde la teoría que se aborde, para este estudio se siguen los parámetros del Censo 2018

que tiene en cuenta 12 meses y 5 años.


Teniendo esto en cuenta, los datos usados y el objetivo de esta investigación buscan

clasificar a las personas nacidas en los países de la República Popular China, Japón y Corea del

Sur, por lo cual es necesario hacer la salvedad de que sí hay “migrantes” estudiados en este

trabajo, pero la población total a analizar es residente en Colombia al momento del Censo

Nacional de Población y Vivienda 2018.

A continuación, comienza a caracterizarse algunos aspectos de la migración, entendiendo

el cambio de residencia registrado dentro de las preguntas del censo. Al filtrar la información a

las personas nacidas en la República Popular China, Japón y Corea del Sur, se establece una

primera migración. Sin embargo, debe reconocerse que las preguntas del censo no alcanzan a

captar todas las trayectorias de migración de toda la vida de las personas, pero permite dar un

primer referente para el desarrollo de esta investigación.


4.1.1 Asiáticos orientales por año de llegada a Colombia

El DANE (2018) define el año de llegada a Colombia, como el año en el cual las personas

nacidas en otros países establecieron un domicilio permanente en el país por primera vez. Cabe

destacar que esta variable puede no reflejar todas las migraciones que hayan realizado los

inmigrantes a lo largo de su trayectoria vital.

Figura 2 Residentes asiáticos orientales por año de llegada a Colombia

Fuente: Elaboración propia a partir del Censo Nacional de Población y Vivienda 2018
En primer lugar, se destaca que los años de llegada van variando según la nacionalidad, el

grupo con mayor datación es el de los japoneses con datos desde 1935, seguido de los residentes

chinos con registros desde 1948 y finalmente los residentes surcoreanos desde 1969. En todos los

años la llegada de residentes chinos fue la superior, seguida de los residentes japoneses

exceptuando los años 2013 y 2018 donde los residentes surcoreanos ocuparon el segundo lugar.
La llegada de los residentes chinos a Colombia presenta un pequeño pico en 1970,

durante el desarrollo de la Revolución Cultural China. En la década de 1980 comenzó a

incrementar la llegada de los residentes chinos en Colombia, para este año se instauró la Reforma

Económica China que abrió la economía y a su vez la emigración desde el país asiático.

Hubo picos de llegada de residentes chinos en el año 1997 y 1998 y de manera similar

entre los años 2006 a 2008. Estas dos cohortes corresponden a épocas de crisis económicas, la

primera fue la Crisis Asiática de 1997, mientras que durante el 2006 a 2007 hubo la Crisis de las

hipotecas en Estados Unidos, que conllevó a la Crisis financiera global del 2008.

Finalmente se va regularizando el flujo de llegada y va creciendo, primero con un pico

en el año 2010, aunque hay un crecimiento considerablemente desde el año 2014 con su mayor

punto en 2016. Un dato importante es que hubo un balance entre los años de llegada de

residentes chinos a Colombia, excepto durante los picos mencionados anteriormente, en donde

hubo más hombres que mujeres.

En el caso de los residentes japoneses hay registros desde 1935 de manera leve hasta el

año 2000, año en el cual se presenta un pico de llegada que no se correlaciona con ningún evento

registrado en la sección de antecedentes y contexto histórico. Tras este pico comienza a crecer la

llegada de residentes japoneses a Colombia de manera ligera hasta 2014 con otro pico y

finalmente su punto máximo en 2017.

Se hace hincapié en que la llegada de residentes japoneses fue generalmente equilibrada

en términos de sexo, aunque hubo pequeños picos masculinos en los años 1991, 2000, 2004,

2008, 2011 y 2014, mientras que solo hubo un pico de llegada femenina en 2009.
En el caso surcoreanos, hay registros de llegadas desde 1969, esta migración se mantuvo

leve, hasta el 2008 con su primer pico que puede relacionarse con la Crisis financiera global,

seguido por otro pico en 2011, año en que Colombia y Corea del Sur firman el tratado de

Asociación de Cooperación Estratégica para eliminar visados y algunas restricciones económicas

entre los dos países, a partir de este año la llegada comienza a aumentar paulatinamente. Se

destaca que la distribución entre sexos a lo largo de estos años fue equiparable, menos en 2013 y

2016 donde hubo dos picos con más hombres que mujeres.

A partir de los resultados del procesamiento del Censo Nacional de Población y Vivienda

2018, se ve que los años de llegada registrados por el censo no hay una fuerte correlación entre

las fases de la emigración en los países de Japón y Corea del Sur, mientras que en el caso de la

República Popular China se ve una correspondencia entre la Reforma Económica China (1980),

la Crisis financiera Asiática (1997-1998), y la Crisis Financiera Global (2006-2008).

Otro elemento que se pondera en esta inmigración es el papel de las relaciones

internacionales de Colombia con estos tres países, ya que inicia un auge en la llegada de

residentes a partir del período de Respice Omnia en las relaciones internacionales del país.

4.1.2 Asiáticos orientales por país de residencia hace 5 años y 12 meses

Según el DANE (2018), el país de residencia hace 5 años hace referencia al país en el

cual el censado estuvo residiendo permanentemente 5 años antes del momento de la toma del

censo. Mientras el país de residencia hace 12 meses hace referencia al país en el cual el censado

estuvo residiendo permanentemente hace 12 meses al momento de la toma del censo (DANE,

2018).
Figura 3 Residentes asiáticos orientales por país de residencia hace 5 años

Fuente: Elaboración propia a partir del Censo Nacional de Población y Vivienda 2018
El análisis del país de residencia hace 5 años de los residentes chinos, japoneses y

surcoreanos, indica que la mayoría de los residentes estuvo hace 5 años en sus países natales

respectivamente. También hubo una frecuencia importante de personas provenientes de países

latinoamericanos como México, Chile, Perú, Brasil y Argentina, con los cuales Colombia

comparte una región geográfica y cultural. Finalmente se destaca el caso de España, un país con

similitudes culturales al ser hispano, aunque esté en Europa, así como de naciones como Estados

Unidos, Canadá, Australia y Reino Unido, que se configuran como grandes polos inmigratorios.
De acuerdo con la información analizada, la mayoría de la población que registró estar en

otro país hace 12 meses, reportó principalmente haber estado en su respectivo país de nacimiento

(República Popular China, Japón y Corea del Sur). De igual manera se ve una reducción de la

cantidad de residentes, así como de países de referencia en comparación con el lapso de 5 años, y

los países presentes en esta sección de 12 meses muestran un bloque importante de países

americanos, en especial, Estados Unidos, Canadá y Perú.

A partir de la información recopilada sobre otros países de residencia hace 5 años y 12

meses se puede contemplar una posible migración directa desde los países de nacimiento de los

residentes, cuya respuesta primó en los tres tipos de residentes. De igual manera, se destacan

migraciones de estos residentes provenientes otros países sudamericanos, así como México y

España, países hispanos como Colombia, también se registra un número relevante que residió en

los Estados Unidos y Canadá, países que se ubican al norte del continente americano.

4.1.3 Asiáticos orientales por departamento y municipio de residencia

El departamento de residencia es la entidad territorial de primer nivel en Colombia en la

cual los censados tienen establecida su residencia al momento del censo, esta variable es crucial

al permitir referenciar geográficamente a las personas distribuidas en el país por medio de la

División Político-Administrativa (DIVIPOLA). Debe destacarse que los departamentos agrupan

entidades de segundo nivel como municipios y áreas no municipalizadas (Departamento

Administrativo Nacional de Estadística, 2018).

El municipio de residencia según el DANE (2018) es la entidad territorial de segundo

nivel en Colombia, en la cual los censados están establecidos residencialmente al momento del

censo. Esta variable es crucial al permitir referenciar geográficamente a las personas distribuidas

en el país por medio de la División Político-Administrativa (DIVIPOLA).


Figura 4 Residentes asiáticos orientales por departamento y municipio de residencia

Fuente: Elaboración propia a partir del Censo Nacional de Población y Vivienda 2018
Bogotá D.C. se configura como el foco de la inmigración de las 3 poblaciones estudiadas,

posiblemente debido a que como capital del país posee el principal eje económico, y también a

que es el centro de las relaciones internacionales, pues allí se ubica la Cancillería y embajadas de

los tres países de nacimiento de los residentes estudiados. Bogotá, además, es la unidad territorial

con mayor población de acuerdo con el CNPV 2018.

Detrás de Bogotá se encuentra el departamento de Antioquia, la segunda unidad territorial

más poblada del país, que presenta residentes chinos, japoneses y surcoreanos. En contraste, en

el departamento del Valle del Cauca, tercera unidad territorial más poblada, hay registro de

residentes chinos y en especial de japoneses (recordando que en este departamento se estableció

una colonia agrícola japonesa). En el departamento de Atlántico únicamente se registró un

número significativo de residentes chinos, sobre todo por el área metropolitana de Barranquilla.

Es importante destacar que la mayoría de los residentes censados están establecidos en

Bogotá D.C. y que hay una presencia considerable en los departamentos de Antioquia, Valle del

Cauca y Atlántico (este último en el caso de residentes chinos). Respecto a la distribución por

municipios, se ve que tienden a ubicarse en las áreas metropolitanas de Bogotá, el Valle de

Aburra y Cali, e igualmente se destaca un conglomerado a lo largo del Eje Cafetero, cuya

presencia no se vio en la distribución departamental debido a que está conformado por 5

departamentos: Caldas, Quindío, Risaralda, Tolima y Antioquia.

Esto se debe a las ciudades de Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla se configuran como

las principales ciudades de Colombia, debido a esto albergan una gran parte de la población a

nivel país, así como grandes polos laborales y educativos que motivan el establecimiento de

personas en estas ciudades.


Cabe destacar que los residentes chinos en Colombia son el grupo más disperso

geográficamente, mientras los residentes surcoreanos se encuentran más concentrados en sus

departamentos. Además, los departamentos de Arauca, Caquetá, Cesar, Chocó, Guainía, Vaupés

y Vichada no presentaron ningún caso de inmigración de alguna de las 3 poblaciones de estudio.

4.2 Indicadores sociodemográficos

Los indicadores sociodemográficos permiten observar las características que pueden

utilizarse para analizar la composición y configuración de los grupos poblacionales que habitan

Colombia, teniendo en cuenta variables como la Vivienda, el Hogar y las Personas

(Departamento Administrativo Nacional de Estadística, 2018).

Estos indicadores sociodemográficos son importantes debido a la selectividad de los

migrantes que mencionan Rogers y Castro (1982), es decir, debido al hecho de que la población

inmigrante en un país receptor no es una muestra aleatoria de la población del país emisor, sino

que hay rasgos frecuentes acerca de la población inmigrante la cual puede agruparse y

relacionarse con tendencias y teorías migratorias.

Los indicadores que permitieron conocer distintas variables de interés como: edad, sexo,

parentesco con el jefe del hogar, estado civil, nivel educativo, la ocupación, tipo de vivienda,

estrato del servicio de energía y número personas por hogar.

4.2.1 Estructura poblacional de los asiáticos orientales

La estructura poblacional es un patrón que permite ver la distribución entre la población

de determinado grupo social en un territorio. La distribución puede atender a diferentes criterios,

pero en este apartado se refiere a la distribución por sexo y edad, esta última es expresada en

grupos de cada cinco años, o sea quinquenalmente.


Para la estructura poblacional en este caso se usan dos principales indicadores en

personas: el sexo, que de acuerdo con el DANE (2018) hace referencia a las características

genéticas, endocrinas y morfológicas del cuerpo; y la edad según el DANE (2018), se refiere al

tiempo transcurrido tras el nacimiento, y que se expresa en números enteros de años.

Figura 5 Estructura poblacional de los residentes chinos en Colombia

Fuente: Elaboración propia a partir del Censo Nacional de Población y Vivienda 2018
Las tres estructuras poblacionales muestran que la distribución entre las tres poblaciones

es inequitativa, ya que la presencia de residentes chinos es mayor a la de residentes japoneses o

residentes surcoreanos. Igualmente, se ve que las escalas muestran diferentes distribuciones entre

las variables de sexo y edades quinquenales, se destaca que en los tres casos la población es

mayoritariamente masculina.
Dentro de las distribuciones por edades se ve que en los tres casos siempre hay un

registro de hombres y mujeres en todas las edades quinquenales, exceptuando en el grupo de 90 a

95 años en hombres japoneses y mujeres surcoreanas. La tendencia entre los residentes chinos y

los residentes surcoreanos es que las personas están en el grupo etario de 15 a 64 años, que

corresponde a las edades productivas y reproductivas, igualmente el grupo etario de 0 a 14 años,

superan a las personas en el grupo etario de 65 y más años. Sin embargo, no hay una proporción

significativa en los grupos etarios con dependencia (0 a 14 años y 65 y más años).

Por otro lado, al analizar la estructura de la población de las personas nacidas en Japón, la

tendencia es una población dentro del grupo etario de 10 a 24 años, y, además, hay un gran

porcentaje de población masculina en el grupo etario de 65 a 79 años. De lo anterior se puede

afirmar que hay un reducido porcentaje de personas en edades productivas y reproductivas.

4.2.2 Asiáticos orientales por parentesco con el jefe del hogar

El grado de parentesco que se tiene con el jefe del hogar es un indicador importante

porque permite establecer los tipos de relaciones que se hallan dentro los hogares censados, el

tipo de jefatura dentro de los hogares y establecer cuál es la conformación de estos juntos con

otros indicadores como el estado civil o el número de personas por hogar.

El jefe del hogar según el DANE (2005) “es un miembro del hogar reconocido como jefe

por los demás miembros, ya sea por una mayor responsabilidad en las decisiones, por prestigio,

relación familiar o de parentesco, razones económicas o tradiciones culturales” (p. 426).

El parentesco con el jefe del hogar es definido como el vínculo consanguíneo o de

afinidad existente entre cada uno de los miembros del hogar y el jefe (Departamento

Administrativo Nacional de Estadística, 2005).


Figura 6 Residentes asiáticos orientales por parentesco con el jefe del hogar

Fuente: Elaboración propia a partir del Censo Nacional de Población y Vivienda 2018
En los tres grupos de residentes en Colombia predomina la jefatura masculina, esto puede

estar relacionado con la distribución entre sexos de las poblaciones analizadas y factores

culturales, por otra parte, las mujeres predominan como la pareja del jefe del hogar. Igualmente

se destaca que la jefatura del hogar se perpetua desde las edades de 25 años en adelante.

Vale la pena destacar que, en el caso de los residentes chinos y surcoreanos en Colombia,

el parentesco de pareja es el más frecuente con el jefe del hogar el cual se presenta desde 20 a 25

años en estas dos poblaciones. Mientras que en el caso japonés predomina el parentesco de

hijo(a) e hijastro(a), esto puede deberse a la proporción de residentes japoneses en edades de los

10 a 24 años, se destaca también en el caso japones los hijos dejan de aparecer como grado de

parentesco a partir de los 25 años en adelante.

Además, se enfatiza en que el parentesco de los hijos e hijastros en los residentes chinos

es superado por los otros parientes, que corresponden a hermanos, tíos, primos y otros miembros

de la familia extensa. Esta población de Otros parientes se encuentra distribuida a lo largo de

todas las edades quinquenales, y no únicamente en edades laborales y reproductivas. Este

fenómeno se ve acompañado con la presencia de miembros del hogar no parientes, reflejando

una composición del hogar amplia en el caso de los residentes chinos en Colombia.

La presencia de otros parientes y no parientes es escaza en los hogares de surcoreanos y

japoneses, lo cual devela una tendencia de conformación de hogares nucleares conformada por

padres e hijos.
4.2.3 Asiáticos orientales por estado conyugal

El estado conyugal es importante ya que permite establecer el estatus de parentesco

jurídico que tienen los censados, además permite ver la conformación de hogares junto con los

indicadores de parentesco con el jefe del hogar o el número de personas por hogares (DANE,

2005). El estado conyugal se obtuvo por medio del estado civil reportado por los censados, las

opciones de separado(a) de unión libre, separado(a) de unión libre y de divorciado(a) se

unificaron en una sola variable para su análisis.

Figura 7 Residentes asiáticos orientales por estado conyugal


Fuente: Elaboración propia a partir del Censo Nacional de Población y Vivienda 2018
Se puede ver que entre los residentes chinos, japoneses y surcoreanos hay registro en los

cinco estados conyugales definidos para esta investigación. Sin embargo, la distribución entre

estos varía, en términos de sexo no se haya una diferencia particular considerando que hay más

residentes hombre que mujeres, excepto en el estado conyugal de viudo(a), al suponer que la

esperanza de vida en mujeres suele ser mayor a la de los hombres.

Respecto a las edades quinquenales se ve que el estatus de soltero(a) es el más frecuente

entre las edades de 10 a 29 años en chinos y surcoreanos, mientras en japoneses prevalece entre

los 10 a 24 años, este último caso se destaca debido a que la mayor concentración de población

se encuentra entre estas edades, haciendo el estado conyugal soltero el más prevalente en los

residentes japoneses en Colombia.

A partir de las edades de 25 años en residentes japoneses, y de los 30 años en adelante en

residentes chinos y surcoreanos, el estado conyugal predominante de las tres poblaciones es

casado(a), siendo este el estado conyugal predominante en estas últimas dos poblaciones.

También se presenta una baja cantidad de personas reportando el estado conyugal separado(a) y

divorciado(a), así como de viudo(a), por lo cual se deduce se deduce que la conformación de

uniones tiene como base el vínculo matrimonial y que las separaciones son poco frecuentes.
Se debe hacer mención también de que la unión libre tiene una cantidad considerable de

residentes chinos entre las edades de 25 años con un pico entre 30 a 34 años, pero la cual va

disminuyendo, este bloque supera las personas con estados conyugales de Separado(a),

Divorciado(a) y Viudo(a). A su vez llama la atención que las uniones libres son muchísimo

menos frecuentes entre residentes japoneses y surcoreanos, lo cual habla de un patrón de

conformación de familias, en donde los núcleos familiares tienen una unión legal con sus

respectivos compromisos y obligaciones entre las partes.

4.2.4 Asiáticos orientales por nivel educativo

El nivel educativo ayuda a situar el tipo de migrante en torno a su cualificación, pues los

migrantes pueden distinguirse respecto a los niveles de formación que han alcanzado y esto a su

vez influye en su ocupación.

De acuerdo con el DANE (2005), el nivel educativo se refiere al grado de escolaridad

más alto que ha alcanzado el censado siguiendo los parámetros del sistema educativo formal

usado en Colombia, que va desde la primaria hasta el doctorado.

Figura 8 Residentes asiáticos orientales por nivel educativo


Fuente: Elaboración propia a partir del Censo Nacional de Población y Vivienda 2018
Las figuras ilustran que no hay brechas significativas entre el nivel educativo por sexo, lo

que significa que hombres y mujeres tienen una distribución semejante a lo largo de los

diferentes niveles educativos. Sin embargo, se registra más hombres que mujeres en los niveles

debido a un mayor número de hombres de las tres poblaciones de estudio en Colombia.

Dentro de los niveles educativos de los residentes japoneses y surcoreanos se ve que la

tendencia es la presencia de educación universitaria, la cual es la principal desde los 20 años en

adelante. Sobresale que en la distribución de edades en los residentes japoneses hay un gran

conglomerado que está en edades menores a 20 años, pero debido a que en estas edades de

escolarización hay diferentes niveles educativos, es un grupo poblacional con mucha

heterogeneidad que permite al nivel educativo universitario posicionarse como primero.


En los residentes chinos el nivel educativo que prima es la Media, la cual es levemente

superada por los niveles universitarios en las edades de 25 a 39 años, mientras se consolida como

la más frecuente entre los demás grupos educativos superiores a los 15 años. Se destaca que en

este grupo de residentes hay una gran diversidad de niveles educativos a lo largo de todas las

edades quinquenales, teniendo segmentos de población con educación primaria, secundaria e

incluso sin ninguna educación.

A partir de la información anterior se puede ver que la formación de los residentes

surcoreanos y japoneses es especializada al tener grados universitarios, aunque estos no sean el

mayor nivel registrado en Colombia, que son los posgrados y son menos prevalentes. Mientras

que en el caso de los residentes chinos se ve que, aunque hay un segmento importante de

educación universitaria, hay una mayor distribución entre niveles no tan especializados.

4.2.5 Asiáticos orientales por PEA y PEI

La población puede dividirse dependiendo de la actividad económica que realizó la

semana anterior al momento del censo, siendo esta la variable que se usó desde el CNPV 2018

para establecer tres grupos: la población económicamente activa (PEA), la población

económicamente inactiva (PEA) y quienes estuvieron en otra situación.

Siguiendo los planteamientos del DANE (2005), la Población Económicamente Activa

(PEA) corresponde a las personas que están en edades de trabajar y trabajan o buscan empleo, la

Población Económicamente Inactiva (PEI) son las personas en edades de trabajar pero no

participan en actividades económicas, entre ellos están los estudiantes, quienes realizan

únicamente labores domésticas en su hogar, los pensionados, los jubilados, los rentistas, las

personas incapacitadas permanentemente para trabajar y aquellos que no trabajan por

determinados motivos.
Es importante destacar que hay una tercera opción recopilada dentro del Censo Nacional

de Población y Vivienda 2018 que son aquellos que estuvieron en otra situación, y debido a esto

no se puede establecer si corresponden a una PEA o PEI.

Figura 9 Residentes asiáticos orientales por PEA y PEI


Fuente: Elaboración propia a partir del Censo Nacional de Población y Vivienda 2018
En primer lugar, se destaca que la PEA es mayoritariamente masculina en las tres

poblaciones de estudio, la PEA también representa la mayoría de los residentes chinos y

surcoreanos, la PEI de estos dos últimos residentes es predominantemente femenina, esto permite

especular entre la distribución de tareas en los hogares de los residentes asiáticos orientales en

Colombia, en donde las mujeres pueden estar encargadas de tareas del hogar así como

actividades de cuidado, lo cual evita que se integren al mercado laboral.

El caso de los residentes japoneses la PEI es superior a la PEA, esto debido a la

distribución de edades quinquenales en esta población, siendo la mayoría en edades de educación

universitaria, igualmente no se haya diferencias significativas entre la distribución de hombres y

mujeres en la PEI.

La PEA es el estado de ocupación más frecuente a partir de los 20 años en adelante en los

residentes chinos, mientras que en los residentes japoneses y coreanos la PEA es la predominante

a partir de los 25 años. En los residentes surcoreanos la PEA se mantiene como la más frecuente

a lo largo de todas las edades, mientras que la PEI es mayor en los japoneses desde los 70 años

en adelante, mostrando la jubilación de personas en edades avanzadas y que no pertenecen a las

edades productivas y reproductivas.

Resulta interesante ver qué población de 65 años en adelante, la cual no se encuentra en

edades productivas y reproductivas, continúa incorporada dentro de la PEI en las tres

poblaciones analizadas, aunque se encuentre en menor medida dentro de los residentes

japoneses.
4.2.6 Asiáticos orientales por tipo de vivienda

El tipo de vivienda es un indicador sociodemográfico que clasifica el tipo de unidad

habitada por los censados. Se diferencia por su tipo de edificación, así como sus aspectos

culturales en el caso de las viviendas tradicionales.

La vivienda según el DANE (2018), es un espacio independiente, porque tiene acceso

directo desde la vía pública, y es separado porque tiene paredes u otros elementos que ayudan a

delimitar el espacio, el cual está siendo habitado o destinado a ser habitado por una o más

personas.

Figura 10 Residentes asiáticos orientales por tipo de vivienda

Fuente: Elaboración propia a partir del Censo Nacional de Población y Vivienda 2018
La tendencia del tipo de vivienda dentro de las 3 poblaciones analizadas en el estudio son

los apartamentos, lo cual representa una vivienda donde usualmente se asienta una familia nuclear,

le siguen las casas que permiten el asentamiento de hogares amplios, aunque no necesariamente

estén habitadas por estos; también se registran viviendas de tipo cuarto que están diseñadas para

hospedar una o dos personas, en los residentes chinos se registra una vivienda tipo “Otro”.

Las relaciones entre los apartamentos y casas varían según el grupo de residentes, aunque

las primeras siempre sean las predominantes. En los residentes japoneses los apartamentos son el

doble de las casas, mientras en el caso de los residentes surcoreanos los apartamentos cuadriplican

las casas. Finalmente, en el caso chino las casas tienen mayor frecuencia.

Las viviendas tipo cuarto son demasiado escazas, se destaca una mínima cantidad en el

caso de residencia china, que puede corresponde a hogares unipersonales o de parejas, de igual

forma se registra una vivienda “Otra” en esta población, variable no registrada en los residentes

japoneses, ni surcoreanos. De acuerdo con el DANE (2018) otro tipo de vivienda corresponde a

un espacio no destinado para vivienda, pero se a adaptado a ello, esto tiene implicaciones al carecer

de servicio sanitario, así como de cocina.

4.2.7 Asiáticos orientales por estrato socioeconómico

El indicador sociodemográfico del estrato del servicio de energía permite establecer

características socioeconómicas de las viviendas de los censados. El estrato o estratificación

socioeconómica según el DANE (2018), es una clasificación en estratos de viviendas que

repercuten en la manera en que pagan los servicios públicos. El fin de la estratificación es hacer

una distribución entre costos y el otorgamiento de subsidios a personas en condición de

vulnerabilidad. Se toma el indicador de energía en el CNPV 2018, debido a que es el servicio

público domiciliario con mayor cobertura en el país.


La estratificación tiende a corresponder a una clasificación de viviendas a través que

dependen de variables sobre las condiciones de la vivienda en la que esté el grupo de viviendas, si

bien esta clasificación no sigue criterios como los ingresos del hogar, sirve como un indicador

proporcionado para entender las diferentes categorías económicas del país.

Figura 11 Residentes asiáticos orientales por estrato socioeconómico

Fuente: Elaboración propia a partir del Censo Nacional de Población y Vivienda 2018
Según los datos analizados, los estratos más frecuentes se encuentran entre el 3 y 4 dentro

de los residentes chinos y japoneses, mientras que en los surcoreanos hubo un mayor registro entre

los estratos 6 y 4. Estos datos permite identificar que gran parte del segmento de la población se

encuentra en inmuebles de estratos medio-bajo (3), medio (4) y alto (6), a su vez se ve que el

estrato menos frecuente es el bajo-bajo (1).


Lo anterior permite analizar que la distribución de viviendas entre los residentes asiáticos

orientales recibe menores subsidios en tema de servicios públicos, pero también puede especular

que la capacidad económica de los hogares en estas viviendas es relativamente medio o alto.

Se destaca que hubo dos personas que no poseían servicio de energía y por ello no tenían

estratificada su vivienda en el censo, bien puede que la vivienda no posea conexión eléctrica, o

que estas no posean vivienda como aparece el dato de “Otro” tipo de vivienda anteriormente.

4.2.8 Asiáticos orientales por número de personas por hogar

El número de personas por hogar es un indicador que permite establecer tamaño de los

hogares. De acuerdo con el DANE (2018), el hogar corresponde a la persona o grupo de

personas, independientemente de su tipo de parentesco, que ocupen la totalidad o parte de una

vivienda conjuntamente y posean un presupuesto común y compartan comidas.

Figura 12 Residentes asiáticos orientales por número de personas por hogar


Fuente: Elaboración propia a partir del Censo Nacional de Población y Vivienda 2018
La distribución de personas por hogares por parte de los residentes asiáticos orientales

permite ver la forma en que se organizan los hogares, la tendencia del hogar es de 2 a 4 personas,

que puede corresponder al modelo de familia nuclear en la mayoría de los casos, este tamaño del

hogar puede influir en la selección del tipo de vivienda como un apartamento, o una casa en

menor medida.

Los hogares unipersonales son aquellos que siguen la tendencia, aunque se presentan en

menor cantidad, se destaca que, aunque hay registros en centenas, esto no se refleja en el tipo de

vivienda tipo cuarto. Finalmente se registran, aunque de manera más escasa, van a partir de 6

personas y se van reduciendo paulatinamente, entre los valores extremos se encuentra un hogar

de 9 personas surcoreanas, un hogar de 11 personas chinas y un hogar de 15 personas japonesas.


5 Conclusiones

El principal objetivo de este trabajo fue analizar la inmigración de “chinos”, “japoneses”

y “surcoreanos” a Colombia, y para ello se debe definir quiénes son los miembros de estos tres

grupos. Sin embargo, la construcción de estas categorías es compleja, debido a que los criterios

para su selección dependen de la perspectiva que se aplique.

Los criterios de definición de los “chinos”, “japoneses” y “surcoreanos” pueden verse

desde tres perspectivas, una ciudadana, una étnica, y una del país de nacimiento. Lo anterior

presenta un problema respecto a cómo abordar los tres grupos poblacionales, puesto que en el

Censo Nacional de Población y Vivienda 2018 de Colombia no se pregunta la nacionalidad de

los residentes censados en el país, ni se reconocen los grupos étnicos de “chinos”, “japoneses” o

“surcoreanos”, como ocurre con el grupo étnico “chinos” en Costa Rica.

Por lo que para este estudio se decidió tomar el parámetro del país de nacimiento para

definir a los “chinos”, “japoneses” y “surcoreanos”, al analizar la inmigración de residentes

nacidos en sus respectivos países. Sin embargo, esta cuantificación tiene sus desventajas al no

permitir estudiar a los descendientes de estas poblaciones nacidos en Colombia, aunque formen

incluso los mismos hogares.

Aquí es donde el enfoque étnico usado por Costa Rica con los “chinos”, como lo explica

Chen (2017), permite a los censados autorreconocerse como miembros de dicho grupo étnico,

más allá de su país de nacimiento. Esto permite mejorar la visibilidad estadística del grupo y

reconocer la diversidad poblacional costarricense, dejando ver los miembros de esta comunidad

más allá de su país de nacimiento, siendo este un criterio arbitrario en contraste a la forma en que

la persona se autoreconozca étnica y culturalmente, esto toma relevancia al recordar que al igual

que las comunidades afro e indígenas han sufrido de discriminación étnico racial en la región.
En Colombia hay autorreconocimiento étnico de población indígena, afro (que incluye a

la población negra, afrocolombiana, raizal y palenquera), y rrom, quienes frente a la

discriminación racial se organizaron socialmente para alcanzar una ciudadanía diferenciada que

les permita salvaguardar su integridad cultural. Si bien no ha existido un movimiento

organizativo étnico por parte de los asiáticos orientales en Colombia, no se puede omitir que al

igual que los grupos étnicos colombianos, han sufrido discriminación racial como lo explicó

Gómez (2014), al ser asociados a estereotipos de ineptitud, desaseo y poca confianza, que

llevaron a la prohibición de su ingreso al país. Por lo cual se recomienda continuar con el estudio

de las condiciones de los asiáticos orientales en Colombia en otras investigaciones.

Las migraciones de “chinos”, “japoneses” y “surcoreanos” dentro del contexto de las

migraciones internacionales hacia Colombia muestra un contraste respecto a la población

“deseada” para la inmigración hacia el país, que eran los provenientes de Europa, como ocurrió

con la llegada de españoles (vascos, gitanos y sefardíes), alemanes (incluyendo judíos asquenazí)

e italianos, quienes recibieron beneficios como tierras baldías. Los asiáticos que inmigraron al

país no fueron beneficiados directamente por el gobierno colombiano en contraposición a los

europeos, esto sumado a los filtros para la inmigración presentó barreras a la llegada de

población asiática, aunque hay estudios de tres grupos asiáticos: los chinos, los japoneses y los

árabes, los árabes tuvieron un proceso de integración como señalan Fawcett y Posada (1992).

Retomando los datos del censo se ve que el fenómeno de llegada de residentes chinos,

japoneses y surcoreanos a Colombia muestra una larga data, al menos respecto a los casos de los

chinos y los japoneses a partir de las investigaciones de Fleischer (2012) y Sanmiguel (2005) se

estima migraciones desde finales del siglo XIX e inicios del XX. Igualmente, dentro de los datos

para el Censo 2018 se ven registros desde 1935 en los japoneses y 1948 en los chinos.
También desde la bibliografía estudiada se pudo caracterizar múltiples fases de

emigración desde Asia Oriental, si bien en estas fases hubo alta emigración desde sus países de

origen, no se tradujo en la llegada de japoneses y surcoreanos a Colombia. Mientras que en el

caso chino se ve relación con la Reforma Económica China (1980), la Crisis Financiera Asiática

(1997), la Crisis Hipotecaría (2007) y eventualmente la Crisis Financiera Global (2008).

Otro fenómeno que contribuye a la llegada de residentes en los tres casos de estudio es el

periodo de aumento de relaciones diplomáticas bajo la postura Respice Omnia (2010-2018), en

donde Colombia aumenta sus interacciones con los países de Asia Oriental, el ejemplo más

fuerte es un aumento de residentes surcoreanos a partir del 2013 con la firma del tratado de

Asociación de Cooperación Estratégica. El papel de las relaciones diplomáticas jugó también un

papel importante con la llegada de residentes japoneses tras la firma de acuerdos entre los

gobiernos para establecer una colonia agrícola, dejando los primeros grupos permanentes de

japoneses en Colombia como lo explica Sanmiguel (2005).

También se puede ver que la llegada de los residentes chinos, japoneses y surcoreanos

tiene la tendencia de provenir de sus países natalicios, mostrando fenómenos de migración

directa, aunque hubo un segmento de poblaciones que provino desde países con similitudes

culturales hispanas como ocurre con España, o de cercanía geográfica como los países del

continente americano como Estados Unidos, Canadá, Brasil, Venezuela, entre otros.

Otro elemento importante son los lugares de asentamiento, la llegada de estos residentes

se concentró en las principales urbes del país en Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla; cabe

destacar que estos núcleos urbanos poseen una gran parte de la población colombiana en general,

así como de ofertas laborales y educativas que atraigan a los residentes. Cali se destaca en el caso

japonés al ser el primer destino de la llegada con la instauración de la colonia japonesa en el país.
Los resultados sobre las características sociodemográficas develan que los residentes

chinos, japoneses y surcoreanos en Colombia presentan ciertos patrones comunes dentro de sus

características sociodemográficas, este apartado permite responder al objetivo específico sobre

las características de estos residentes en Colombia.

En términos de la estructura de la población, los residentes de las tres nacionalidades son

mayoritariamente hombres, aunque hay un bloque importante de mujeres, igualmente en los

casos de los residentes chinos y surcoreanos la distribución corresponde a edades productivas y

reproductivas que suelen ser asociados a migración laboral, mientras que en los residentes

japoneses se concentra entre edades más jóvenes las cuales tienden a estudiar.

Se resalta también la conformación de los hogares de estos migrantes, en la distribución

por número de personas la tendencia suele ser de 2 a 4 personas dentro de las tres poblaciones

estudiadas, si esto se pondera con el hecho de que los vínculos de parentesco más prevalentes

son las parejas e hijos de los jefes del hogar, así como estados conyugales de casado(a) y

soltero(a), se puede afirmar que un gran segmento de los hogares de los residentes de las

nacionalidades estudiadas corresponde a hogares nucleares.

Las viviendas en las cuales se ubican los residentes de los tres países poseen

características comunes, suelen ubicarse principalmente en apartamentos superando las casas, lo

cual implica una ubicación en sectores más urbanizados en grandes ciudades como se describió

anteriormente. Esto hace que los hogares presentes en los apartamentos no sean tan extensos

como lo podrían ser en una casa, destaca además la baja cantidad de viviendas tipo cuarto

incluso más reducida que la cantidad de hogares unipersonales registrados en estas poblaciones.
Estas viviendas suelen estar estratificadas con los niveles media-baja (3), media (4) y alto

(6), lo cual describe que las condiciones económicas en las cuales se encuentran sumergidas

estas poblaciones, siendo clase media o clase alta de acuerdo con el modelo de cobro de servicios

públicos, aunque esto no implique que sean exclusivamente de estos sectores económicos.

Respecto al nivel educativo la tendencia es la posesión de niveles universitarios o de

educación media, aunque es importante destacar que hay presencia de residentes chinos sin

ningún tipo de formación académica. Estos perfiles contrastan con las ocupaciones descritas en

el censo 2018, pues la PEA es mayoritaria en los residentes chinos y surcoreanos, mientras la

PEI es mayoritaria en los japoneses debido a la alta presencia de personas en edades educativas.

De acuerdo con la información anterior, se aplica el elemento de selectividad migratoria,

que según Rogers y Castro (1982), reconoce que los migrantes no son muestras aleatorias de

población, sino que poseen características y atributos que influyen en la decisión de migrar. En el

caso de los chinos y surcoreanos se corroboran los planteamientos de Hayes y Pérez-Gañán

(2016), de un movimiento de migración laboral hacia el sur global por parte de trabajadores

altamente cualificados del norte global en un contexto globalizado con crisis como se refleja con

la llegada de residentes chinos y surcoreanos bajo las crisis financieras globales.

El fenómeno de migración laboral desde el norte global hacia el sur global por parte de

personas nacidas en esta región de Asia ha sido estudiado en diferentes países sudamericanos y

Colombia continua con esta tendencia (Chou, 2007; Constain; 2012; Fierro, 2010; González et

al, 2020; Madrigal, 2017; Mera, 2009; Morimoto & Araki, 2004; Normano, 1938; Vílchez, 2016;

Zlotnik & de Palma, 1991).


En el caso de los japoneses su selectividad muestra que son principalmente personas entre

los grupos etarios de 10 a 24 años, que forman parte de la PEI, principalmente como hijos, con

educación universitaria. Lo cual permite parcialmente el cumplimiento de las premisas

anteriores, sí hay selectividad migratoria, y son personal altamente cualificado proveniente de un

país del norte global, pero el hecho de que sea una población económicamente inactiva muestra

que no corresponde directamente con un fenómeno de migración laboral, se podría especular que

corresponde a un fenómeno de reunificación familiar o una migración educativa.

Sin embargo, la presencia de estos residentes es un fenómeno alternativo que se

recomienda profundizar en nuevas investigaciones, asimismo se puede especular a partir de la

investigación de Galindo (2015), donde los hijos de descendientes japoneses en Colombia se

autorreconocen como japoneses a pesar de tener de país de nacimiento a Colombia, y puede que

en las preguntas censales hayan informado el país de nacimiento como Japón, aunque no fuere el

caso, pero se requiere profundizar en el estudio de este fenómeno para corroborarlo.

Se considera importante ampliar también la investigación de estos grupos en Colombia,

ya que la aproximación que se ha hecho a partir de los datos censales muestra sus condiciones, el

tipo de residencia que tienen en Colombia. Sin embargo, es importante profundizar a partir del

contacto directo con estas poblaciones respecto a cómo se están identificando dentro del país,

cómo son sus procesos de integración en sus nuevas residencias, si sienten discriminación étnico

racial como describen Hernández (2008), Fierro (2019) y Gómez (2014), así como la

probabilidad de retorno a sus países natalicios. Preguntas que emergen a partir de este trabajo de

investigación que puede orientar nuevas pesquisas a futuro.


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