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– MOISÉS
RECUERDA LA MARCHA HACIA
CANAÁN Y EL NOMBRAMIENTO DE
JOSUÉ
A. Moisés recuerda la derrota de Basán.
1. (1-2) Dios le ordena a Israel atacar a Basán.
Volvimos, pues, y subimos camino de Basán, y nos salió al encuentro Og rey de Basán
para pelear, él y todo su pueblo, en Edrei. Y me dijo Jehová: No tengas temor de él,
porque en tu mano he entregado a él y a todo su pueblo, con su tierra; y harás con él
como hiciste con Sehón rey amorreo, que habitaba en Hesbón.
Y Jehová nuestro Dios entregó también en nuestra mano a Og rey de Basán, y a todo su
pueblo, al cual derrotamos hasta acabar con todos. Y tomamos entonces todas sus
ciudades; no quedó ciudad que no les tomásemos; sesenta ciudades, toda la tierra de
Argob, del reino de Og en Basán. Todas estas eran ciudades fortificadas con muros altos,
con puertas y barras, sin contar otras muchas ciudades sin muro. Y las destruimos, como
hicimos a Sehón rey de Hesbón, matando en toda ciudad a hombres, mujeres y niños. Y
tomamos para nosotros todo el ganado, y los despojos de las ciudades. También
tomamos en aquel tiempo la tierra desde el arroyo de Arnón hasta el monte de Hermón,
de manos de los dos reyes amorreos que estaban a este lado del Jordán. (Los sidonios
llaman a Hermón, Sirión; y los amorreos, Senir.) Todas las ciudades de la llanura, y todo
Galaad, y todo Basán hasta Salca y Edrei, ciudades del reino de Og en Basán. Porque
únicamente Og rey de Basán había quedado del resto de los gigantes. Su cama, una cama
de hierro, ¿no está en Rabá de los hijos de Amón? La longitud de ella es de nueve codos, y
su anchura de cuatro codos, según el codo de un hombre.
a. Y tomamos entonces todas sus ciudades… sesenta ciudades: Esto trajo a Israel aún
más territorio para ocupar en el lado este del río Jordán, y les mostró que podían, a
través del poder de Dios, vencer a los poderosos enemigos que se enfrentarían en el
lado oeste del río Jordán.
c. Su cama, una cama de hierro: La cama de Og medía 14 pies por 6 pies en medidas
modernas (4 metros por 2 metros). Algunos comentaristas creen que esto en realidad
describe su sarcófago funerario.
Y esta tierra que heredamos en aquel tiempo, desde Aroer, que está junto al arroyo de
Arnón, y la mitad del monte de Galaad con sus ciudades, la di a los rubenitas y a los
gaditas; y el resto de Galaad, y todo Basán, del reino de Og, toda la tierra de Argob, que
se llamaba la tierra de los gigantes, lo di a la media tribu de Manasés. Jair hijo de
Manasés tomó toda la tierra de Argob hasta el límite con Gesur y Maaca, y la llamó por
su nombre, Basán-havot-jair, hasta hoy. Y Galaad se lo di a Maquir. Y a los rubenitas y
gaditas les di de Galaad hasta el arroyo de Arnón, teniendo por límite el medio del valle,
hasta el arroyo de Jaboc, el cual es límite de los hijos de Amón; también el Arabá, con el
Jordán como límite desde Cineret hasta el mar del Arabá, el Mar Salado, al pie de las
laderas del Pisga al oriente.
a. Y esta tierra que heredamos en aquel tiempo: Estas dos tribus y media decidieron
que esta tierra en el lado este del río Jordán era lo suficientemente buena para ellos, y
el Señor se los permitió – si ellos cumplían con las obligaciones mencionadas en los
versículos siguientes.
Y os mandé entonces, diciendo: Jehová vuestro Dios os ha dado esta tierra por heredad;
pero iréis armados todos los valientes delante de vuestros hermanos los hijos de
Israel. Solamente vuestras mujeres, vuestros hijos y vuestros ganados (yo sé que tenéis
mucho ganado), quedarán en las ciudades que os he dado, hasta que Jehová dé reposo a
vuestros hermanos, así como a vosotros, y hereden ellos también la tierra que Jehová
vuestro Dios les da al otro lado del Jordán; entonces os volveréis cada uno a la heredad
que yo os he dado.
Ordené también a Josué en aquel tiempo, diciendo: Tus ojos vieron todo lo que Jehová
vuestro Dios ha hecho a aquellos dos reyes; así hará Jehová a todos los reinos a los
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cuales pasarás tú. No los temáis; porque Jehová vuestro Dios, él es el que pelea por
vosotros.
a. Ordené también a Josué en aquel tiempo: Josué tenía un gran trabajo que hacer –
traer a toda una nación a una tierra donde no serían bienvenidos, y donde tendrían
que pelear para poseer lo que Dios les había dado legítimamente.
b. No los temáis; porque Jehová vuestro Dios, él es el que pelea por vosotros: Con
este gran desafío frente a él, Josué es animado a recordar todo lo que Jehová vuestro
Dios ha hecho a aquellos dos reyes (Sehón y Og). Recordar la fidelidad pasada de Dios
es clave para la victoria presente y futura.
a. Y oré a Jehová… te ruego, y vea aquella tierra buena: Moisés sabía que Dios era
rico en misericordia y perdón. Sabía que no había nada de malo en pedirle a Dios que
se arrepintiera de su juicio anterior de que Moisés no vería la Tierra Prometida.
i. Podemos apreciar lo doloroso que era esto para Moisés. Vivió los primeros 40
años de su vida confiado en su propia habilidad para liberar a Israel. Pasó los
siguientes 40 años de su vida con esa confianza demolida mientras cuidaba las
ovejas de su suegro. Pasó los últimos 40 años de su vida siendo usado por Dios
para hacer lo que fue llamado a hacer. Ahora, no se le permitiría ver el resultado
final. Con razón Moisés oró a Jehová.
i. Esto puede parecer un castigo excesivamente duro para Moisés. Parecía que
después de un solo desliz, tenía que morir antes de llegar a la Tierra Prometida.
Pero Moisés estaba siendo juzgado por un estándar más estricto debido a su
posición de liderazgo con la nación y porque tenía una relación singularmente
cercana con Dios.
ii. Es correcto que los maestros y líderes sean juzgados por un estándar más
estricto (Santiago 3:1); aunque es injusto mantener a los maestros y líderes en un
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estándar perfecto. Es cierto que la conducta del pueblo fue peor que la de Moisés,
pero es irrelevante.
iii. Lo peor de todo es que Moisés desfiguró una hermosa imagen de la obra
redentora de Jesús a través de la roca que proporcionó agua en el desierto. El
Nuevo Testamento deja en claro que esta roca que proporciona agua y da vida era
una imagen de Jesús (1 Corintios 10:4). Jesús, siendo herido una vez, dio vida a
todos los que bebían de Él (Juan 7:37). Pero era innecesario – e injusto – que Jesús
fuera golpeado de nuevo, y mucho menos dos veces, porque el Hijo de Dios solo
necesitaba sufrir una vez (Hebreos 10:10-12). Ahora se puede llegar a Jesús con
palabras de fe (Romanos 10:8-10), ya que Moisés solo debería haber usado
palabras de fe para traer agua que daba vida a la nación de Israel. Moisés “arruinó”
esta imagen de la obra de Jesús que Dios tenía en mente.
d. Sube a la cumbre del Pisga: Este era el lugar donde Moisés podría ver a la Tierra
Prometida desde la distancia, y luego morir – y donde terminará el libro de
Deuteronomio.
ii. “De hecho, la muerte de Moisés no se registra hasta el capítulo 34, por lo que
todo el libro de Deuteronomio se enmarca entre el anuncio de la muerte
inminente de Moisés y el anuncio de su muerte real. El libro es así, en cierto
sentido, el testamento espiritual de Moisés, el gran Legislador de Israel”.
(Thompson)
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