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Un contrato es la representación jurídica de una disposición natural del

hombre a consensuar con su igual distintos pactos que representen beneficios


mutuos.

Es decir, es un acuerdo voluntario entre dos partes,


llamadas deudor y acreedor, que pueden ser físicas o jurídicas;
además, cada parte puede estar constituida por más de una
persona, así, puede haber más de un deudor y/o más de un
acreedor vinculados por el contrato.

Las personas involucradas en un contrato deben considerarse


capaces y ofrecer su consentimiento libre de toda presión,
pudiendo servir de objeto todo artículo comerciable. De acuerdo
con esto, el contrato puede ser:

• De Carácter oral.
• De carácter escrito.

En el caso de ser escrito, sus partes incluyen: título, que indica la


clase de contrato; cuerpo sustantivo, que señala a las partes;
exposición, que vincula sucesos relevantes; cuerpo normativo, que
incluye las cláusulas normativas; cierre, que consiste en una
fórmula que muestra la forma de realizar el acuerdo; y, por último,
los anexos, que explican algunos aspectos del contrato.

El contrato representa para el o los deudores, una obligación contractual,


denominada así por la fuente de la que surge, y a través de la cual debe/deben
cumplir a favor del acreedor, lo que se conoce como prestación. Esta
prestación puede consistir en un dar (ya sea entregar algo en propiedad o
establecer sobre un bien un derecho real), en un hacer (fundar una empresa),
en un no hacer (abstenerse el director de colaborar en los negocios de otras
compañías) o en entregar algo en tenencia (alquilar unas oficinas).

Tipos de contratos
Según la fecha de efecto, los contratos pueden ser:

• Consensuales: Estos quedan concluidos y comienzan a surtir


sus efectos con el acuerdo de las partes, como ocurre en una
compra-venta.
• Reales: Cuando comienzan a tener efectos a partir de que se
entregue lo pactado, como ocurre por ejemplo al prestar
dinero por un tiempo.
• Solemne: Un tipo de contrato que está sujeto al cumplimiento
de ciertas formalidades para que empiece a cumplir efectos.

Según la duración del contrato, pueden ser:

• Temporales: En este caso, se establece en él, la duración o


lapso de tiempo de la situación en cuestión (actividad laboral,
alquiler, etc); de forma paralela, se puede establecer que el
contrato quedará sin efecto cuando una de las dos partes
decida la cesación del mismo, pudiendo incluso tener que
responder a obligaciones especiales.
• Indefinidos: Se trata de un tipo de contrato que se establece
sin una limitación temporal en lo que respecta al período de
realización del servicio.

Según el número de partes que participan en el contrato, estos


pueden ser:
• Contrato unilateral: La obligación nace para una sola de las
partes, uno de los contratantes es acreedor y el otro deudor.
• Contrato bilateral o sinalagmático: Ambas partes contraen
obligaciones, siendo estas interdependientes entre las partes.
• Contratos sinalagmáticos imperfectos: Aquellos que, a priori,
son unilaterales (cuando se establece el contrato, solo contrae
obligaciones para una de las partes) pero pueden surgir
obligaciones para la otra parte.

Según el beneficio de las partes:

• Contrato gratuito: En este, solamente una de las partes


contratantes obtiene ventajas.
• Contrato oneroso: Este presenta dos tipos, el conmutativo y el
aleatorio. Hablamos de oneroso conmutativo cuando una de
las partes está obligado a dar o hacer una cosa que se mira
como equivalente a lo que la otra parte debe dar o hacer; y es
oneroso aleatorio si el equivalente consiste en una
contingencia incierta de ganancia o pérdida.

Según su composición:

• Contrato principal: Aquel que existe por sí solo, sin necesidad


de otro que lo complemente.
• Contrato accesorio: Este no existe por sí solo, depende de
otro. Esto ocurre por ejemplo en los contratos de garantía,
como el de hipoteca, que tienen por finalidad garantizar el
pago de un crédito.

Obligaciones y cláusulas
Cuando el deudor no cumple con su obligación, nace para él la
responsabilidad contractual, y podrá ser demandado por el
acreedor para su cumplimiento, o para que repare el perjuicio
ocasionado por su incumplimiento, salvo que alegue que le fue
imposible, probando en este caso las razones que se lo impidieron.
Por ejemplo, que no pudo limpiar la oficina para la que fue
contratado puesto que se fracturó una pierna de manera
accidental.

Como última pauta, hay que tener en cuenta que, si bien el


contrato se considera ley entre las partes, por razones de equidad
no pueden establecerse ciertas cláusulas en algunos de ellos.
Concretamente, en el contrato de trabajo deben respetarse las
normas vigentes y el límite máximo de horas laborales; en caso de
duda, este tipo de contrato se resuelve en su interpretación a favor
del trabajador.

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