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Una introducción

una
ra ofre� e
Como lo anuncia su título, esta ob l li b r o , en
la
d
introducción al estudio d e la historia
...
e

qu e la difusión transnacional d e con


ocimien t os Y o

a la historia del libr�c)


un pilar fund a m n tal: ES19 ite .e
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e
�abilidad es resulta o_ m1co pe
rrn
enfasis en el desarrollo so cial y econ c c s
n la s ione
una visión qu e s e al e ja d el énfasis e
a

m p , l as
d e un individuo particular. Así, por e j e lo

narrativas sob re el d esarrollo d e la im


d esplazan a Gutenberg para ac e
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cas,
David Finkelstein
estructuras econ ómic as, soci al e
r op a.
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y su difusión d esde Alemania al resto
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Al pone r el énfasis en los procesos, qu ie n
sobre
también evita la comp et encia pu eril
nta y qué país lo hiz o antes.
"inventó" la imp re
se encuadra
Una introducción a la historia del libro
intención de
en el conjunto de obras escritas con la
del
reunir perspectivas internacionales: la tre
n el senti do d la r elación en
poscolonialism o, e e

las industrias editoriales d e América del Norte ctor Y


lico l e
Europa occidental, y los autores y el púb
rt n cían al imp erio; la
d e los países qu e ant es p e e e
, entre el
d e las redes comercial es -por ej emplo
Reino Unido, Sudáfr ica y la India-; y l a de la
ditoria , tant o en
gl obalización d e la industria e l

ura como de sus prod uctos.


términos d e su estruct
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Estas nuev as histo e l
avés de
d e la narrativa nacional y proporcionan, a tr >,
s ntido a a histor ia
los distintos períodos, mayo l 1,..
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d el libro en tanto histori a d e la comun icació n . Q)

Abordar la historia del libro desd e esta perspectiva ü


implica, en d efinitiva, darle mayor énfasis a los (.)

lectores y la lectu ra.


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21
David Finkelstein
Alistair McCleery

Una introducción
a la historia del libro

PAIDÓS
Buenos Aires - Barcelona - , léxico
. . al A11 Jnmduction to Book History /
Título ongin : . , zen 2005 (segunda edición, 2013) por Routled ge. Al[
Public.ido en inglés por primera \C
Rights Rmrved- . /ro
Authorisrd tramlatzon m t
h Enu/ish /anguage edition p11blished by Ro11tledge, a member ,r
t " º1
Indice
thr Tnylor & Francis Gro11p.

Diseño de cubierta: Gustavo Macri

Finkelstein, David . . . • •
. t od cc,·ón a la historia del libro I David F1nkelstein y A 11sta1r M c Cleery - 1 ª ed _
Una ,n r u . ·
Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Pa1dós, 2014.
296 pp. ; 23x15 cm

Traducido por: Paola Cortés Rocca


ISBN 978-950-12·5621 ·5

1 _Historia del libro. 2. Historia de la escritura. l. Me Cleery, Alis tair 11. Cortés Roca,
Paola. trad. 111. Titulo
CDD

] 4 edición m Argentina, ma= CÚ 2014

Reservados codos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita
de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción
parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y PREFACIO A LA SEGUNDA EDICIÓN
················································· 9
el tratamiento informático. ¡-/ Jt INTRODUCCIÓN .......... .... ............. ........ .. ........................................ 13
© 2005 , 2013, David Finkdstein y Alistair McCleery ~
© 2014, Paola Cortés Rocca (por la traducción) \.l ·)APROXIMACIONES TEÓRICAS A LA HISTORIA DEL LIBRO ............. 25
© 2014, de todas las ediciones en castellano: 2. DE LA ORALIDAD A LA ESCRITt:RA ..... ... . ... . . .... .... .. .... ... .... ..... .... 63
Editorial Paidós SAICF 3. LA APARICIÓN DE LA IMPRENTA ............................................... 89
Publicado bajo su sello PAIDós• 4. AUTORES, AUTORÍA Y AUTORIDAD ............................................ 127
Independencia 1682/J 686,
5· EDITORES , LIBREROS, IMPRESORES Y AGENTES ......... ................ 159
Buenos Aires -Argentina
E-mail: difusion@areapaidos.com.ar
6. Los LECTORES Y LA LECTURA ............................................... .... 185
www.paidosargentina.com.ar (2) EL FUTURO DEL LIBRO .... ......................................................... 217
Queda hecho el depósito que pro-iene la Ley 11 .723 CONCLUSIÓN ······ ··· · ···· ·································· ···· ···························· 247
Impreso en la Argentina - Printed in Argentina GLOSARIO ....................................................................... .............. 253
Impreso en Primera Clase,
California 1231 , Ciudad Autónoma de Buenos Aires, BIBLIOGRAFÍA ·································· ··· ·········································· 2 59
en febrero de 2014. ÍNDICE ONOMÁSTICO ............................................. .... .......... ......... 283

Tirada: 3.000 ejemplares


ISBN 978-950-12-562 I-5
Prefacio a la segunda edición

Este libro ofrece una introducción al estudio de la historia


del libro. La historia del libro se ha consolidado y desarrollado
desde la primera edición de este libro. A la humanidad le gusta
crear narrativas individuales acerca de sus logros, en lugar de
describir la lenta acumulación de conocimientos a través de la
experimentación y la difusión. Por ejemplo, la invención del pa-
pel en China ha estado asociada durante mucho tiempo con un
funcionario de la corte Han llamado Cai Lun, quien informó
al emperador sobre los detalles de un proceso de fabricación
de papel alrededor del año 105 a. C. La innovación de Cai Lun
-que según un informe posterior se basó en materias primas
tales como corteza de árbol, cáñamo, trapos y redes de pesca-
finalmente reemplazó a la seda, su predecesora, por ser una su-
perficie de escritura económicamente más barata. Sin embargo,
los trapos, tanto de algodón como de lino, se convirtieron en la
materia prima predominante debido a un suministro continuo
y relativamente abundante, en particular en pueblos y ciudades.
En 150 a. C . el uso y la manufactura del papel se habían expan-
dido a Turkestán y por lo tanto llegaron a Corea, Vietnam YJ a-
"· McCLEERY
10 / DAVID F1NKELSTEIN y ni,JSTAIR
PREFACIO A LA S EGU NDA ED IC IÓN/ 11

. • · la capacidad para usar y producir


, En los siglos sigwentes, . l Abordar la historia del libro desde est · . .
pon. . . , , de rutas claves por Asia centra ; para , . a perspect:J.va impli-
l se disemino a traves ' · d l
ca ar e mayor enfasis a los lectores y la le tu T: l
pape f ' dO España por artesanos moriscos y · l , c ra. a como se
1150 era manu actura en 'd ad vierte en e. capitulo 6, ha habido un aume nt o sigm · ·fi cat1vo
·
, d'fund'd través de Europa al mundo occi ental.
desde aqm, i 1 oa . . h b'lid d de los estudios de la lectura especialmente de d · d
Esta difusión transnacional de conocnrue~tos Y_ a i a es es " . . . ',, eterm1na as
comumdades mterpretat:Ivas ' que contri'buyen enormemen-
una parte fund amen tal de las historias mas recientes. sobre el te a nuestra comprensión de la circulación y recepción de los
.b 1 · ta rr.al énfasis en el desarrollo social y eco-
l1 ro y a impren . .1, • • • • textos. Este énfasis en la lectura y los lectores también ha ido
, ·
norruco, en lugar de ponerlo en las acciones
. . de. un mdiV1duo,. de la mano con el concepto de "una historia del libro desde
es también una parte esencial de la historia rrusma del hbro. abajo", es decir, un examen de la vida cotidiana del mundo edi-
L s narrativas sobre el desarrollo de la imprenta desplazan a torial en función tanto del tipo de publicaciones (por ejemplo,
G:tenberg para acentuar las estructuras ~conómicas, sociales y almanaques en lugar de novelas) como de lectores (comercian-
tecnológicas, y su difusión desde Alemarua al resto de -~uro~a. tes en lugar de novelistas). La historia del libro, tal como se ha
Al poner el énfasis en los procesos, este enfoque tambien evita desarrollado desde la primera edición, no refleja ni un enfoque
la competencia pueril sobre quién "inventó" la imprenta y qué acotado a la cultura literaria, ni un estrecho determinismo tec-
país lo hizo, China, Alemania o Corea. nológico. Se examinaron los más amplios aspectos económi-
El acento sobre las historias nacionales mencionado en la cos, sociales y culturales del libro y se incluyeron todos los
Introducción ha llegado a su fin natural pues los resultados del elementos señalados por Robert Darnton en su "circuito de
multivolumen que abarcan los países de América del Norte comunicación", analizado en el capítulo l.
y Europa occidental completan las narrativas del crecimiento Aunque los historiadores del libro buscan el equilibrio ade-
local. Al establecer fechas clave y movimientos dentro de los cuado dentro de lo que hace a la historia del libro, también
países, estas historias nacionales sirven a un propósito impor- comprueban la labilidad de las fronteras entre esta y la historia
tante, pero en muchos casos también han sido la base de una literaria y social. La base institucional de la historia del libro
narrativa que tiene como premisa el excepcionalismo nacional en el Reino Unido y Estados Unidos se sitúa generalmente en
y el aislamiento. Por el contrario, las nuevas historias sobre el los departamentos de inglés, y sus raíces disciplinarias, como se
libro que se escriben ahora buscan reunir perspectivas inter- señala en el capítulo 1, se encuentran en la crítica te~tual Y !ª
nacionales: la del poscolonialismo, en el sentido de la relación bibliografía y el examen de los libros específicos - a diferencia
en~e las industrias editoriales de América del Norte y Europa de, por ejemplo, Francia, donde creció en los dep~rta~entos
occidental, y los autores y el público lector de los países que de historia y sus raíces disciplinarias combinan la histor_1~ eco-
nómica y social, con un fuerte acento en la transformac10n so-
a~tes pertenecían al imperio; la de las redes comerciales -por
cial- . Los historiadores del libro particulares pueden encarnar
eJemp~o, e~tre el R~ino Unido, Sudáfrica y la India-; y la de la
la integración más que el apartheid disciplinario; sin.em~argo,
globahzacion de la industria editorial, tanto en términos de su
más allá de lo resistentes que sean o de la poca conciencia q~e
e_structura como de sus productos. Estas nuevas historias desa-
fían la,autosuficiencia de 1a narrativa · nacional
. . tengan sobre este aspecto, lo que hacen está en buena med1- .
y proporcionan, • · · l en el que trabapn.
a traves d l d ·st · da definido por el contexto mst1tuc10na . ,
d l'b e os i mtos períodos, mayor sentido a la historia . l , 0 de estudios anglo-
1 Esto explica, por eJemplo, e gran numer
e i ro en tanto historia de la comunicación.
' AusTAIR McCLEERY
12 / D AVID F1NKELSTEIN ~

. , producción y recepción
.st · de la creac10n,
fonos sobre la hi oria , . S0 lo muy lentamente, algunos
de obras literarias canoruclaRs. . Unido y Estados Unidos se
Introducción
. d 1l'b en e emo .
historiadores e 1 ro . . •a para abordar un comprom1-
. d d ¡ h'stona iteran 1 d .
van ale¡an o e ª ! lio de materiales, que va des e libros
so con un rango mas amp ,
1 tlas cartograficos.
de texto esco ar~s ª ª d la historia del libro, que se ha
El desafío mas gran e para . ., d b .
. d d 1 rimera ed1c1on e este tra aJo, es
vuelto evidente es e ª P , · 1
'd d de . ser percibida como un reqmem por a
evitar
1a neces1 ª1 . t La frase "la brecha Gutenberg" usada
muerte de a 1mpren a. ¡1
. . d 1 • formación para denotar e apso que va
por la ciencia e a m , .
d b · ·ento y su publicacion, ha sido recuperada
entre un escu nrru . ., d
para descn·b·ir e1período entre la primera .pubhcac1on ., e .Gu-
tenberg y e1cambl·o contemporáneo de la 1mpres1on . .al umver-
.
so de la pantalla y de lo online. La relevancia de la h1stona del
libro tal como se describe en este volumen para los desarrollos
En 1936, el editor británico Stanley Unwin recibió un pa-
tecnológicos actuales se puede ver en los tipos de argumentos
quete de un académico de Oxford especializado en literatura
utilizados a favor y en contra de cada uno de los momentos anglosajona. Contenía un manuscrito cuidadosamente ripiado
de la innovación textual y de impresión. La interrupción y la que había surgido de los relatos que el autor le contaba a sus
absorción final por parte de la sociedad que marcó el cambio hijos a la hora de ir a dormir. Como no estaba seguro so~~e
de lo oral a lo escrito, y luego a lo impreso, parece replicar hoy qué hacer con él, Unwin le pagó un chelín a Rayner, su h1¡0
en día el cambio tecnológico de lo impreso a los medios online de diez años, para que lo leyera y le diera su opinión. "~ste li-
y basados en la pantalla. Lo valioso de la historia es que nos bro, con la ayuda de mapas, no necesita ninguna ilustración. E~
ofrece la oportunidad de volver a examinar a nuestro gusto buena [sic] y debería atraer a los niños de 5 y 9 años" (Gekos~,
los principios y valores que informan e involucran los cambios 2004: 13). El texto en cuestión era, por supuest?, El H~bbtt,
tecnológicos y sociales. Los libros todavía tienen valor, y su y Tolkien se convertiría en un académico muy neo gracias a
asimilación en los nuevos entornos mediáticos ha creado una las ventas del libro y su continuación, la trilogía El señor de los
relación más compleja entre el lector y el texto, que este li- anillos, especialmente a fines de 1960 cuando la contr~cu_l~ra
bro particular explora por primera vez. Esta relación implica ir recogió sus elementos míticos y fantásticos y los convirtio e~
más allá del estudio del caso y hacia la expresión de principios lectura de culto. El Hobbit y los libros siguientes han_ trascendi-
Y ~??el~s generales. Nuestra esperanza es que esta segunda do los años y se han convertido en la lectura preferida de mu-
edicion siga a la primera en tal expresión y consecuentemente, :
chos; por eJemplo, han ocupa d o e1primer
· ¡u gar en la encuesta
'd ,,
en la afirmación del valor de la historia d¡l libro en sí. nacional inglesa de 20 03 sobre 1as 100 "novelas prefen as •
Cada generación los ha interpretado y reevaluado, recuperan-
A1,1sTA IR McCLEERY
1-l / Ü AVID f1NK ELSTEIN y
I NTRODUCCIÓN / J5

, . . en cierto momento se toma


d sus paginas. 1 d juguetes y figuras de los persona¡·es Tolkie h .
do diferentes temas e ¡ vida urbana; en otro, a e la · d · · n se a convertido
. , d 1 rural frente a a . , d 1b " en una m ustria del patrimonio cultur 1 ·
la cuesoon e O analiza su evocac1on e ten . . b a ' con peregrinos que
b. y el ma 1' o se .
batalla entre e1 ten ¡ de la vida urbana. Los libros se VtaJa an a Oxford para volver sobre sus pasos, b e b er en e pub
1
1
de la naturaleza versus e _m
·dO
ª,
una tri1ogta
ci·nematográfica de gran éxito 1oca1 y acercarse a contemplar lo que veía d d
. . es e su casa. Tcod 0
han convero en d El u bbit prevista en dos partes), un esto hi zo un acovo. importante
. y tangible de 1o que a1guna vez
" cuela" e no fueron palabras ongmales,. ripiadas en un papel ah ora d esco lo-
(con una pre . , de la cultura visual, parte d e una . ,
, J para la expanswn ·, d · ndo,_ asegurandole ganancias a los editores y a los herederos de
ve hicu ? ., . ¡ b I Con la rica evocac1on e sus t1erras
industna mediaoca g o a . . d ' bl. 1 Tolkien cuando sale a la venta una nueva edición. Cada vez que
. 11·b ha alcanzado un opa e pu ico, pero a
Ysu, lengua¡e, e .t ro n parte de la comp lep.. d ad textua l para se venden los derechos cinematográficos y demás derechos, un
pehcula, a1 exc1mr gra ' bt· nuevo cheque viene en camino.
1 na rrativa ha logrado llegar a otro pu 1co.
concentrarse en a ' . . d 1 . ., E l lenguaje de Tollcien en el texto original abrevaba en los
y la película, en lugar de alejar a las audiencias e a v1s1on patrones discursivos de la literatura y la cultura oral; era la
· · 1de '10
ongma l ; 11,:en en realidad alentó a los lectores a volver al
KJ , • • marc~ de su conciencia de la épica oral del pasado -de Beowulf,
libro: las ventas de la trilogía y de El Hobb1t se dispararon luego por eJemplo-, lo que formaba su modo de estructurar el texto.
del estreno de cada película. . Los sitios web dedicados a Tollcien, a su trabajo, a las películas
El libro se convirtió en un lugar para que Tolkien explora- y libros extienden el alcance de Tollcien más allá del papel y de
ra y reflexionara sobre la culnu:a con~empor~n~a, a p artir . ~e la imprenta hacia el hipertexto y el ciberespacio. Los lectores
la mitología escandinava y del s1mboltsmo rehg1oso. Tamb1en se han transformado en autores, en el sentido de que la red
tenía una rica mezcla de material visual, con mapas muy deta- global pennite a los lectores crear y compartir sus propias lec-
llados y dibujos que se remontan a una cultura del manuscri- turas, versiones, secuencias e interpretaciones de El señor de los
to, y por lo tanto ofrecía una experiencia "completa" en cada anillos y El Hobbit.
página, ricamente ilustrada y potencialmente única para cada El Hobbit y la trilogía de El señor de los anillos no son casos
lector. Como resultado de este éxito, Tolkieniana se ha con- aislados; hay muchos otros ejemplos de libros cuya publicación
vertido en una industria en sí misma. Las cartas de Tolkien, cambió o influyó en la cultura, las comunidades y la comuni-
sus papeles y materiales "asociados" se hicieron acreedores de cación. Los libros son vehículos importantes para las ideas que
grandes sumas de dinero en las subastas. Nada está excluido: habitualmente desafían las normas y la au toridad establecida.
incluso el traje de la universidad de Oxford que usaba Tolkien Las cuestiones que surgen de casos estudiados como El señor
cuando daba conferencias o asistía a cenas formales en la fa- de los anillos son innumerables; tan es así que hay gente que ha
cultad, ha sido vendido por una alta suma de dinero. 1 Se ven- dedicado su carrera y su vida a estudiar la Biblia o rastrear el
den libros sobre El señor de los anillos; se coleccionan muñecos, impacto de textos como Mi lucha, de Adolf Hitler, La cabaña del
tío Tom, de Harriet Beecher Stowe y el Manifiesto comunista, de
1. El librero Rick Gekoski , responsabl e por la venta advierte
·
Karl Marx y Friedrich Engels. Hay diferencias entre los tipos
que h a b'ia
; c~~zado las ?fertas de va rios de los zapatos viejos y la~ chaquetas tweed de de materiales impresos, y la historia del libro es el lugar donde
O
p , en, que sm dudas hoy serían muy valiosas para un dedicado fan dd autor. diferentes medios impresos coexisten como casos de estudio
(l~~ ~~ ;;~;r desarrollo de la relación de Gekoski con Tolkien, véase G ekoski
4 de igual valor.
cCLEERY
AusTAIR 1M
16 / ÜAVID F1 KELSTEIN y I NTRODUCCIÓN / 17

historiadores del libro in-


formulan los soportes materiales de textos. En el terreno del
Las preguntas que
estudio de los medios, el término ha sido usado casi
cluyen: n documento escrito exclusivamente para mencionar la prensa, la radio
? Un texto es u . y la televisión; nosotros creemos que no debería
• ·Qué es un texto. tiene que tener cierta
e p o un texto 1· confinarse a estas áreas, sino extenderse también a los
que es leído. er ede abarcar un amp 10
libros y las editoriales.
,. Esa forma pu l'b .
forma f1s1ca. . resión en 1 ros, revistas,
1
d. s desde a imp . L fu
rango de me 10 . b d'sponibles onltne. as n-
. h ágmas we 1 . • .e Hay otras preguntas, tanto de definición como de sustan-
dianos, asta P d incluir comumcar m1or-
ciones de tales textos pue en cia, que los historiadores del libro se hacen y exploraremos en
., y entretener. d las páginas que siguen.
mac1on, narrar U , . 0 podría estar de acuer o
, libro? n cm1c d Una de las primeras personas en formular estas preguntas
• ¿Que es un · d quitectura del Instituto e en el contexto de la historia del libro fue Robert Darnton. En
con un ex decaMno e har tts (MIT) quien declaró
1 , de assac use ' 1982, Darnton hizo un relevarniento en el campo de la historia
Tecno ogia "l' ·nas de árboles recubiertos del libro y declaró que esta estaba tan desperdigada en su apro-
los libros son ami
que ,, (Mitchell 1995). De manera ximación al objeto que parecía un "motín interdisciplinario"
con una vaca muerta ' 11 d
. b¡· etos físicos· el desarro o e sus (Darnton, 1982b: 1O). Al mismo tiempo, predijo que era un
más prosaica, son o ' l , l 2 3
formas se rastrea con más detalle en os ~ap1tu os y . área que "parecía que iba a obtener un lugar junto a disciplinas
Lo que usted está leyendo ahora ~s un hbro -a menos corno la historia de la ciencia y la historia del arte en el canon
de la investigación" (Darnton, 1982b: 9). Un crecimiento veri-
que este, 1eyen do una versión onlzne de nuestro dtexto, fi
caso en el cual este no es un libro tal como se lo e ne ficable de la actividad desde ese momento sugiere que él debe
tradicionalmente-. Usted puede estar leyendo parte de
él bajo la forma de una fotoc_o~ia i~egal: en ese
aunque sea un facsímil del ongmal impreso, no e
e:: de haber tenido razón: centros académicos nacionales dedica-
dos a la investigación de la historia de la cultura impresa y del
libro han florecido en América del Norte, Canadá, Inglaterra,
libro, a menos que las páginas estén encuadernad~s. Australia, N ueva Zelanda y otros lugares; los editores han ob-
Sigue siendo un texto, pero adopta la forma material tenido réditos de la publicación de monografías académicas,
manuales, compilaciones y revistas dedicadas al terna_; un~ flo-
de una serie de páginas de papel. ,
reciente organización profesional (la Sociedad de H1stona ~e
• ¿Qué es un medio? Un medio, tal como se usa . aqm,
la Autoría, la Lectura y la Publicación o SHARP, según sus si-
es un término genérico para el soporte material de
glas en inglés) trabaja mucho para promover el área, y m~chos
un texto. Un libro es un medio; un sitio web es un
investigadores se vinculan con el intercambio ~ustanc1al .: n
medio, una pantalla también puede ser un medio.
congresos internacionales, seminarios y coloqmos. Tambien
La palabra "medio" contiene el sentido fuerte de
hay cursos que anualmente se van sumando pa_ra sacar prove-
"mediación", un término clave que exploraremos
cho de este apasionante nuevo campo de estud10. .
más tarde en este libro. El plural "medios" se usa ¿Por qué estudiar los libros? Los historiadores del hbro res-
para referirse de manera genérica a organizaciones, . · , d e text os no es un proce-
ponderían diciendo que la trasm1s10n
incluyendo editoriales que producen diferentes
CLEERY
, ¡\¡,JSTAIR 1MC I NTRODUCC IÓN / 19
J{ELSTEIN \
18 / DAVID FIN

de aprender mucho
.
cilio com0
cree la gente.
d
Se p~~ .....
1consuu~ '
idor al considerar han convertido e~ símbolos emblemáticos de generaciones,
culturas y comumdades enteras; considérese, por ejemplo, la
so tan sen eso del crea or ª ., al estudiar los efec-
1 u-ear e1proc oducc1on, 1 Carta Magna, el acta de la Declaración de Independencia de
a ras de marketing y pr L s efectos cultura es y
Estados Unidos o el Tratado de Waitangi de Nueva Zelanda.
las es~c~rasrenta sobre la culto:"\ ~nte cuantificables: los
Una introducción a la historia del libro busca abordar estas cues-
tos de ª1 imd~ los libros no son fa~ mtan a "lectores" y consu-
persona es · plo a1ec d l ·d tiones. Toma como punto de partida los fragmentos originales
libros y la imprenta, ~or ei::en distintos mornento_s e a Vl a. y los textos publicados en The Book History Reader [Manual so-
'd de manera d1feren El porte rnatenal afecta el bre la historia del libro] y expande el rango de comentarios y
nu ores . ·r esto? so ,
·C, 0 empezar a d1scut1 1 como señalo alguna vez temas originalmente incluidos en el manual. Nuestra intención
e om 1 textos, ta
do en que leemos ?s d diferentes soportes mate- es entregar un libro que explica los contextos en los cuales hoy
rno D l smo mo o, d' r
Don McKenzie. e 11ll leer un texto de 11erentes se estudia la cultura impresa y la historia del libro. Tenemos en
. d · los lectores a . d'
riales pueden m uci_r ª M Gann al sugenr un estu 10 cuenta cómo ha sido pensada la historia del libro en el pasado y
nene Jerome c b d
maneras, como sos " Ambas cuestiones se a or a- especulamos acerca de cómo se podría desarrollar en el futuro.
de la "socialización de l?s textos . Nuestro objetivo ha sido también proveer una brújula crítica a
rán en capítulos postenores. campo de preguntas donde la historia del libro y a los estudios de la cultura impresa, para
. b e un tema y un
Este libro es so r ·¡¿ naturaleza pueden ser estu- que funcionen como un punto de partida y también como una
d E l - r de los am os Ysu . .,
el valor e seno . de án los: teniendo en cons1derac1on guía sobre los temas contemporáneos que preocupan a aquellos
diados desde todo ~~o I coi! manuscrito hasta el producto que enseñan e investigan en el área. Aunque este libro se refie-
desdl e su es~adodoore1ngmd:talle la naturaleza de los que lo leen re con frecuencia a los textos primarios que se encuentran en
fina • conoc1en · d l The Book History Reader, nuestra intención general es extender el
, ~o lo leen· analizándolo desde la perspecova e a mer-
y co , mediáti~a que adopta diferentes formas para alcanzar rango de análisis y cobertura de tópicos de manera tal que Una
cancia . , d l dentro introducción a la historia del libro produzca una lectura provechosa
audiencias y mercados internacionales; comparan O d ° también por sí solo.
de los modelos comunicativos sugerido~ por Damton, ~ a~s
Uno de los temas claves del núcleo de Una introducción .. .
y Barker así como otros, tal como se discute en el _cap1tul,o .
es nuestra idea de que lo que diferencia la historia del libro
Nuestro,objetivo es resumir qué es la historia del h~ro, ~orno
de los estudios de la cultura impresa, tal como se desarrolla
los historiadores del libro abordan la tarea de estudiar hbro:,
actualmente, es su estimulante movimiento para entender la
publicaciones y textos, y qué se puede aprender al usar los me-
producción textual como parte de las estructuras de la comu-
todos de la historia del libro. Estos historiadores tratan de en- nicación social humana. Hay que hacer de esta demanda un
tender qué lugar tienen los libros y la lectura en la vida de la abordaje interdisciplinario. Una introducción a la historia 1el li-
gente y las sociedades del pasado, del presente e incluso del bro está estructurado de manera tal que enfatiza las cuestiones
futuro. Grandes proyectos como la Enryclopi:edia Britannica, la de comurúcación social que los estudiantes pueden encontrar
Encyclopédie y el Oxford English Dictionary han tenido tremendos en su recorrido por la historia de los libros en los tiempos mo-
efectos sociales y culturales, resguardando la precisión, fijando dernos. Este libro es tanto la narrativa de la historia d~ los
estándares y sintetizando importante material intelectual. Del textos en la cultura europea occidental como una síntesis de
mismo modo, hay manuscritos y documentos icónicos que se
AI,1sTAIR M c CLEERY
20 / DA,· ID F1N KELSTEIN y
Í NT RODUCC IÓN / 21
omprensión y la contextuali-
las últimas reflexio~es sobre 1a c de la imprenta. También nos ocu d ,
., pamos e como la e ·
zación de esa histona. l incipales teorías y debates críti- b
cam 10 su naturaleza debido al de 11 d , . scntura
El capítulo 1 cubre ªs prtudios sobre la historia del libro sarro O e un publico letra-
d o, pasan d o d e usarse como herramient
modelado 1os es d 1 . . . . ª cu1tura1para ser leida
,
cos que h an . _ D'scute algunas e as 1n1ciat1vas por uno a mueh os, a un proceso que hab'tu d . . ,
1 a1mente m g1a sus
, 1 . s cien anos. 1 . 1
en 1os u umo . fí tudios del libro 1mpu sacias por resu1ta d os a 1os 1ectores solitarios e individ I p·
, 1 · ua es. ma 1mente
pioner~s ~n bi~':;~ib;i[g,.:~hy y representado por el trabajo e1cap1tu o. examma brevemente cómo los cn' ti' cos h an descnp- . '
1
to a escntura al servicio · · · 1,
el moVImiento
de W ~ r Greg y re son
F d Bowers y considera las reaccio-
' , . . . , del Estado y el poder mst1tuc1ona
· · 1 enda que fijaron estos cnacos. Nos usado por la colomzac1on cultural y política de otras partes del
es subsecuentes a a ag . d, • mundo, y en el contexto de las estructuras de clases.
n , •nfluyó el trabaJo del aca em1co neoze-
reguntamos cuanto 1 El capítulo 3 marca continuidades entre esta cultura del
P d , D McKenzie en el nuevo rumbo que tomaron los
lan es on 1 d , d d 19 manuscrito y la llegada de la imprenta. Llama la atención no
. b'bl' áficos del libro durante as eca as e 60
estu d10s 1 wgr ·, d 1 " · 1 , solo sobre el proceso de producción sino también sobre las
·samas cómo esta concepc10n e a socio og1a
y 1970, y rev1 . . . l l estructuras industriales que se desarrollaron en la medida en
" se ligó al movimiento de la h1stona socia y cu -
de1 texto d' (l H . . que el libro manuscrito, una mercancía coleccionable, cedió
tural del libro que -influencia francesa me iante a 1stoire su lugar al libro impreso, una mercancía vendible. El capítulo
du Livre)- se desarrolló a partir de la década ~~ 1950. Esta resume e introduce debates sobre la relación entre el libro im-
sección también sintetiza el lugar de la formulac1on de Robert preso y los momentos claves de la Reforma, el Renacimiento,
Damton sobre el "circuito de la comunicación" como un me- el Ilumirusmo y la Revolución Industrial. La discusión sobre el
dio para el estudio de la circulación de textos en la sociedad, desarrollo de los derechos de autor rastrea aquí cuestiones de
el contraargumento de Thomas R. Adams y Nicolas Barker a autoría y propiedad cubiertos en el siguiente capítulo, mien-
favor de una aproximación más biobibliográfica, y otros mode- tras un resumen de los cambios producidos en la edición de
los teóricos que enfatizan el análisis de los paratextos de los li- libros durante el siglo XX anticipa el análisis del capítulo final
bros y promueven el estudio de la "socialización de los textos". sobre el futuro del libro.
En este capítulo se incluyen otros cuyo trabajo sobre estructu- El capítulo 4 se centra en el concepto de autoría y cómo ha
ras comunicativas orales, escritas e impresas han cambiado los cambiado y se ha desarrollado en los últimos mil años. Examina
intereses de la historia del libro, dándoles nuevas direcciones: defiruciones medievales de autoría y discute cómo la introduc-
'-''alter Ong, Marshall McLuhan, Elizabeth Eisenstein, Bene- ción de la imprenta desde 1450 en adelante redefinió la autoría
djct Anderson, y Adrian Johns, entre otros. como una actividad más creativa que podría conducir a la fama
El capítulo 2 considera la historia de la escritura y cómo esta individual y a cierta fortuna. Otros tópicos que se abordan in-
área se integra con los estudios de la historia del libro. Provee cluyen el lugar del mecenazgo, el efecto de la in_~oducción de
un resumen sobre cómo se desarrolló la escritura y se difun- los derechos de autor en la autoría como profes10n Y el rol de
. · 1es en e1proce-
los agentes literarios y los lectores d e 1as ed1tona .
dió en la cultura del este de Europa. También analiza cómo
so de publicación. Recorremos brevemente las interpretacwnes
se incorporan las tradiciones orales en la escritura temprana ,. . XX sob re 1a autona, que han sido
cnticas del siglo . centrales
Y en la cultura del manuscrito y cómo la escritura cambió en . . . d I l'b conclwmos con co-
para los estudios de la historia e 1 ro Y
estru ctura Yestilo en la medida en que se impuso la tecnología
Y AL1sTAIR McCLEERY
22 / DAVID F1NKELSTErN
INT RODUCCIÓN/ 23

. iones de la noción de autor


. b 1 ue las re d efin tc . d e 1a era d.tgita
. 1.
mentanos so re o q d 1surginuento crita;, la .naturaleza de la globalización de los med·10s tanto
han perm1t:1. 'do ant:1ci
· ·par
. acerca , Oelos histonadores
. d e l l'b
1 ro ca- en termmos de la estructura del mundo editorial como de
El capítulo 5 consideral cdoml muchos agentes involucrados la influencia de los libros a través de las culturas·1 el perfil
. ten el ro e os ul ·
racterizan Ydiscu d . , del libro y de la c tura impresa. contemporáneo de la lectura y los lectores; y final mente, el
en el proceso de la pro u~cidonde los modelos cambiantes sobre rol del Estado en el apoyo a los libros, sus editores y lectores.
ria abreVIa a
Provee una histo . d la producción impresa de la Eu- Cerramos este libro con un sumario de temas y cuestiones
1os que se m onta el negocJO e
h d arrollado sigw· endo a evo uc1ón
1 R 1 . claves que se discutieron e incluimos un glosario de los térmi-
.d t I que se a es nos que se encuentran cuando uno recorre el trabajo, la biblio-
ropa oc~i en ª. lo XIX retomando materiales presentados en
Indus°:al del s1g 4 E 'mina cómo la cultura impresa se ex- grafía y fuentes usadas para escribir este texto. La bibliogra-
los cap1tulos 3 Y · xa , d · · · 1 fía intenta deliberadamente no ser exhaustiva y comprensiva:
, . . europeas concentran ose 1n1cia rnen-
porto hacia 1as co1ornas ' . 1 d 'b dado que tal lista se provee ya en el Book History Reader, sen-
· , de diarios locales y reg1ona es, y escn e timos que sería mejor no duplicarla innecesariamente. Otros
te en la producc1on •, d
la cultura impresa en la construcc1on e
brevemente e1 ro1 de ., escritores han usado frecuentemente metáforas tomadas de las
las identidades nacionales y regionales. Tarnb1en remarca el .r,ol actividades de exploración en sus reflexiones sobre los libros y
que han desempeñado los agentes culturales en la promoc~on la lectura. Están entrando a un territorio que es nuevo y solo
y formación de la producción cultural, desde ~os ag~ntes lite- parcialmente relevado. Usted tendrá su propia oportunidad de
rarios y los lectores de las editoriales hasta las mtang1bles pero explorarlo. Esperamos que este texto sirva como guía.
muy influyentes redes literarias. ,
El capítulo 6 introduce el tema, menos desarrollado en ter-
minos de la historia del libro, del lector y la lectura. Propone que
las perspectivas paralelas sobre la lectura corno fenómeno social
y como experiencia individual deben reunirse en la historia del
libro, y que en este sentido ya hay un trabajo pionero desarrolla-
do por autores como Jonathan Rose, Elizabeth McHenry,Jani-
ce Radway y Shafquad Towheed. El capítulo da un resumen de
la historia de la lectura desde los códigos de los primeros escri-
bas hasta el crecimiento de los sistemas de bibliotecas públicas
en los siglos XIX y XX. Concluye con una consideración acerca
de la naturaleza de la lectura, tomando reflexiones de Wolfgang
Iser sobre el acto individual y de Stanley Fish sobre su natura-
leza social.
El capítulo 7 confronta los rumores acerca de la muerte
del libro a través del análisis de cuatro factores que podrían
desempeñar un rol central en la formación del futuro del li-
bro: la relación entre las nuevas tecnologías y la palabra es-
1

Aproximaciones teóricas a la
historia del libro

INTRODUCCIÓN

Este capítulo da cuenta de las principales teorías y temas


generales que se han desarrollado en los estudios de la his-
toria del libro durante el último siglo. Resumirá brevemente
la influencia de miembros de New Bibliography como W. W
Greg y Fredson Bowers al fijar la agenda sobre la bibliografía
y los estudios del libro durante la primera mitad del siglo XX,
y discutirá el trabajo de aquellos que vinieron después. Con-
sideraremos el trabajo de Don McKenzie en 1960 y 1970, y
su concepción de la "sociología del texto" como medio para
ampliar los intereses bibliográficos tradicionales para abarcar
los contextos culturales y sociológicos. El capítulo también
cubrirá brevemente cómo el trabajo de McKenzie se vinculó
con el movimiento de la Histoire du Livre que se desarrolló a
partir de los años cincuenta entre los historiadores franceses
interesados en estudiar los efectos sociales y culturales de los
AL TAIR M cCLEERY
26 / DA\'ID F1NKELSTEIN y IS APROXIMACIONES TEÓRI CA
S ALA I-IISTORJA DEL LIBRO/ 27

·o'n también sintetiza el lugar de


. · dad Esta secc1 . . que han tenido
1
hbros en asocie · b Darnton sobre el "circmto de la , . los libros
. en los individuos como ob.¡etos de
las formulaciones de Ro ertdi·o para estudiar la circulación de be11eza estettca y también como portadores de¡ conoc1m1ento
· •
· · , " orno un me E
humano. sto, a su vez, a menudo ha fomentad ¡ · ,
comumcacion e . d d los contraargumentos de Thomas ·fi ·, d"fi ., o e mteres en
l a cl as1 cac1on, co 1 cac1on y el estudio de 1 b. d
los textos en 1~ socieBa k' ~ a favor de un abordaje más orien- . . ' os o Jetos e 1a
R Adarns y N1co1as ar e d l , . cultura impresa de?1?0 a lo que tienen que decir acerca de las
· . bº bºbl
1
º ráfico así corno otros mo e os teori- personas que los h1c1eron y debido al significado y 1as mten-
·
tado hacia lo 10 iog '
. estudio de los paratextos y proponen un ciones de sus creadores.
cos que enfatizan e1 " D , d b
-1· . d 1 "socialización de los textos . espues e un re- Sin d~d~ est~ fue el caso a principios del siglo XX, cuando
ana 1s1s e a , d
· d 1 t rminoloaía ahora comunmente usa a para los acaderrucos interesados en los primeros textos impresos co-
ve sumano e a e 0 • • • ·b 1 ,
·b· 1fun c1·onamiento de la h1stona del h ro, e . capitulo menzaron a hacer preguntas detalladas sobre su producción. La
descn tr e
aborda cómo los historiadores del libro ?ªn caracterizado los impresió~ de las primeras edi_ci_ones d: la obra de Shakespea-
distintos momentos de la historia de los hbr~s en la cultura eu- re, por e¡emplo, fue problemattca. ¿Como se podía distinguir
ropea occidental, haciendo foco ~n el ~abaJO de ~alter Ong, -preguntaban los estudiosos de la literatura- entre las ver-
Marshall McLuhan, Elizabeth Eisenstein, Bened1ct Anderson siones "auténticas" de sus obras y las "alteradas"? ¿Por qué
y AdrianJohns, entre otros.A partir ~e ahí, el capítulo ex~~ina medios los investigadores podrían acceder al texto verdadero
cómo los historiadores del libro han interpretado la func1on de tal como fue concebido por Shakespeare en los siglos XVI
autores y lectores en estos contextos y, en relación con ellos, y XVII, dada la falta de fuentes de un manuscrito original y
cómo los libros se estudian debido a su efecto "mediador" en la existencia de versiones impresas poco fiables? La respuesta
la sociedad. estaba en las m etodologías propuestas por la escuela de la New
Bibliography, liderada por los estudiosos como R. McKerrow
(1927), W. W G reg (1950) y Fredson Bowers (1950b). El esta-
Los ORÍGEN'ES DE LA HISTORIA DEL LIBRO blecimiento de textos autorizados se convirtió en una cuestión
de examen de la materialidad de la producción textual original,
La historia del libro (o el estudio de la historia del libro y de de estudio de textos y libros como objetos físicos (determinar
los textos) tiene un fuerte pedigrí histórico ligado a disciplinas diferencias en tipografía, papel, tinta, métodos de impresión y
como la bibliografía, los estudios literarios y la historia econó- cuestiones similares) para distinguir entre versiones "buenas"
mica y social. La necesidad de estudiar todos los aspectos de y "malas" de las obras.2 El resultado sería un cuestionamiento
la crea;i~n de los libros, ya sea como artefactos ñsicos, obje- más riguroso de los orígenes de la producción literaria y tex-
tos ar~sucos, productos de métodos de producción únicos o tual: la bibliografía, en palabras de W W. Greg, se convertiría
en "la ciencia de la transmisión material de documentos litera-
como insuperables símbolos culturales, se remonta casi hasta
rios" (Greg, 1914: 39). En la década de 1950, la bibliografía, tal
el punto en ~¡ que los textos se volvieron parte de la cultura
Y_del come~cio de la civilización. Las grandes y lujosas colec-
c10nes de libros y manuscntos · . 2. La distinción de A. W . Pollard entre las "buenas" y "malas" versiones de
reunidas por la Iglesia el Es- las cuartillas de Shakespeare (desarrollada en Pol b rd, 1909) y sus métodos de
tdadolly lods coleccionistas ricos a lo largo de los siglos -:nuchas llegar a tales conclusiones, influiría a McKerrow, Greg, Bowers y los desarrollos
e e as atan del pe , d O . posteriores de los principios generales que rigen la New Bib/iogrnphy.
n o renacenttsta- testimonian el poder
AJ,1sTAIR McCLEERY
28 / DAVID F1NKELSTEIN y APROXIMACIONES TEÓRICAS A LA H
ISTORJA D EL LIBRO / 29

d0 Greg Bowers, McKerrow, y otros


como la han reconfigura . bi·c'ua en muchos departamento; Los resultados .de las
. investigaciones de 1vew
;-. , Bt·bttography
·
· · , una presencia u . d fu
a menu o .eron msp1radores aunque igualmen t e decepc10-

se conVIrtl~ en d . , parte del plan de esmd1os requeri- .
1 nan tes, particularmente siguiendo los pasos de t d •
angloamenca~os . e tdng tesr,ados a los que se les enseñó -como , . ., en encias
d0 para Prom1sonos oc O ' d· · teoncas como la deconstrucc1on, el nuevo historicis
D a interpretar las con 1c10nes mate- . I. "L d mo, y e1
advierte Robert arnton- • 1 d " , poseo1oma 1smo: os octorados se imaginaban que se con-
. l . con rigor extremo, me uyen o como re- vertía~ en compañeros de los trabajadores que transformaron,
nales de ro imptres~oteJ·ar firmas, detectar cancelaciones (hojas
conocer rorma os, • ) d' · · 1 por pnmera vez, las palabras de Shakespeare en libros" advier-
·es potencialmente ofensivos , 1stmgmr os te un comentarista. "Fue una idea embriagadora, y no duró"
con errores o pasªJ . ·¡ ·
.
upas de 1etra, rascrear marcas de agua, analizar 1 ustrac1ones y (Darnton, 2003 : 43). Otros fueron más contundentes en su
. _ 'd tificar encuadernaciones" (Darnton,
d . 2003 . , : 43). concepción del lugar de la bibliograña dentro de la academia:
d1senos e 1 en
Reconscruir los textos (y las prácticas e 1mpres1on que una importante figura les advirtió a los graduados en los años
condujeron a su creación impr~~a) e~a. el aspecto que defin~a ochenta que era poco probable que la historia de la imprenta
11
a la bibliografía "descriptiva" o analmc~ tal como la practI- avanzara sin un financiamiento significativo o sin apoyo acadé-
caban bibliógrafos y críticos textuales baJO el manto ?~ la New mico dentro de los departamentos universitarios (Sutherland,
Bibliography. Al buscar el sentido te~~al y autoral 0~1gmal, los 1988). La sugerencia general fue: mejor mantenerse dentro
investigadores examinaban la reces10n de manuscntos con el de la historia general o esmdiar los textos a través de filtros
objeto de producir la versión del texto más completa y me- fuertemente teóricos.
nos alterada posible. La intervención de otros agentes además
del autor en la trasmisión del texto ha sido vista como parte
de ese proceso de alteración. Bowers, por ejemplo, le advier- McKENZIE Y LA SOCIOLOGÍA DEL TEXTO
te a sus colegas bibliógrafos que "el uso acrítico de la última
edición publicada en vida del autor ahora está o debería estar Las cosas empezaron a cambiar, lentamente al principio y
completamente desacreditada, aunque ocasionalmente todavía después con velocidad a partir de fines de los sesenta, en parte
se use": la autoridad textual residía en el "texto impreso más debido al trabajo pionero de un académico neozelandés, edu-
cercano al manuscrito del autor, eso es, a la primera edición cado en Cambridge. El abordaje de la New Bibliography a la
autorizada" (Bowers, 1950a: 59). La acmación de los agentes producción texmal había asumido (de manera idealista) que los
en el proceso de impresión, incluyendo editores y correctores textos estaban producidos por compositores y editores a través
de pruebas, estaba destinada a ser rastreada con el fin de iden- de patrones racionales y medios consistentes: es decir que, en
tificar sus interferencias y establecer el texto que reflejaba con esencia, la impresión y la producción impresa eran constantes
mayor exactitud la intención final del autor. Cómo descifrar "fijas" que tenían poco efecto sobre los resultados finales, ex-
la intención final del autor era, a veces, objeto de un análisis cepto en la medida en que los impresores eran responsables
n:1~cho menos riguroso, y quedaban dudas sobre si la inten- de cometer errores accidentales (omitir o colocar mal un tipo,
c1on del . autor exisa'a _so lamente como un concepto ed1tor1a · ·l mezclar páginas durante el proceso de impresión o de encua-
P,.;_ra di sfrazar las propias predilecciones y decisiones del editor dernación, omitir porciones específicas de texto, etc_.) que "al-
( 1anse11e, 1979). teraban" las intenciones del autor original. El trabaJO de Don
McCLEERY
N y ALISTAIR APROXIMACIONES TEÓRICAS A LA HIS
30 / DA\' 10 F1NKELSTEl TORIA D EL LIRRO / 31

, d 1960 y 1970 puso este hecho en


McKenzie en las deca~asl e ensayo polémico "Printers of quiere la inclusión de cuestiones externas al si ·fi d
. . . part1cu ar, su . tua1.
"El 'd 1 gm ca o tex-
sentl, o, por .o tanto, no es inherente" , sosten dna ,
tela de ¡u1c10, en te] publicado por primera vez
1 "sino que esta. constrmdo
the mind" _[Ed~to_res_ de ªe:;~69_' McDonald y Suarez (2002) . por .sucesivos
_ actos 1·nterpretat1vos
• '
en St11dies m Btblwgm,phy . terpretaciones y resúmenes del a cargo de qmenes escriben, d1senan e imprimen los lib
., d 11 ros, y
• importantes m . " . tamb1en a cargo e aque os que los leen". McKenzie también
proporc10nan K . Making Meanmg: Prtnters ofthe
. t de Me enz1e en d. sostuvo que los efectos de la cultura impresa sobre otras cultu-
pensamien ° Es [C nsrruir significado: e 1tores de la
Mind" and Otber say
1
iolumen que editaron sobre su tra-
ras variarían de acuerdo con sus contextos sociales y comuni-
cativos: "Empezó a reconocerse que la noción distintivarnente
mente Y otros ensay?s ' e relacionadas con la bibliografía y la
ba¡· o acerca de cuestiones " . f th . d" d eurocéntrica del libro y su circulación no puede dar cuenta del
. . d J lib C0 mo advierten, Pnnters o e mm e- rol de tales textos en otras sociedades con diferentes tradicio-
h1stona e ro. ·b1· , r l' ·
, · s ortodoxas de los b1 10gra1os ana Itlcos, nes comunicativas y con estándares variados de alfabetismo"
safio las concepc10ne
, d inado la bibliografía textual a lo largo de las (McKenzie, 2002 : 268). McKenzie aplicó tal sensibilidad a su
que habian om 1 d ·,
, d d 1940 1950 y 1960, al demostrar que a pro ucc10n propio trabajo, sobre todo en su innovador estudio de la for-
deca as e , d l d. .
física de un texto era muy dependiente e as con 1c1~nes ~n mulación del Tratado de Waitangi en 1840 entre los represen-
que había sido producido. Utilizando como ~entes pn~anas tantes de la Inglaterra colonial y los jefes maoríes, el documen-
materiales seleccionados de la correspondencia, los catalogos to impreso que estableció la soberanía británica sobre la tierra
editoriales y los libros co_ntables de~ editor ingl~s Wi~liam maorí y cuya subsecuente y controvertida implementación
Bowyer y su hijo, McKenz1e demostro que el func1onam1ento marcó el desarrollo de Nueva Zelanda y ofreció un ejemplo
editorial en la Inglaterra de los siglos XVII y XVIII no era físico de un choque interpretativo basado en diferencias entre
prolijo y ordenado, sino que estaba dominado por lo que lla- culturas impresas y orales (McKenzie, 1984).
mó "producción concurrente": los hábitos de trabajo variaban El legado más importante de McKenzie fue su énfasis en la
considerablemente, a menudo los textos se imprinúan al mis- ampliación del estudio anglonorteamericano del sentido tex-
mo tiempo, y la colocación de los tipos y la impresión física de tual más allá de las barreras artificiales establecidas por áreas
textos no era resultado de los esfuerzos de una sola editorial o académicas en competencia. La crítica literaria de los textos
edi tor, sino que podía ser -y con frecuencia lo era- resultado habitualmente ignoraba el sentido más allá de los bordes del
de las actividades interrelacionadas de varios compositores e "texto"; los bibliógrafos habitualmente ignoraban el contexto
impresores que trabajaban simultáneamente, siguiendo patro- sociológico dentro del cual funcionaba la producción textual;
nes complejos e imprevisibles, en toda una variedad de textos. los historiadores habitualmente ignoraban el modo en que
La cuestión era algo que podría aplicarse más allá de los tex- los productos de las editoriales entraban en el espacio pú-
tos puramente literarios. Tal como lo advirtieron McDonald y blico y eran recibidos y consumidos por el público lector. El
Suarez: "Los principios fundamentales de la producción con- ensayo clásico de McKenzie, "Typography and meaning: The
currente[ ... ] se aplicaron a prácticamente toda la producción case of William Congreve" [Tipografía y sentido: el caso de
de libros" (~cDonald y Suarez, 2002: 13). William Congreve] (1981) dirigiría la atención de los anglo-
McKenzie avanzaría un paso más en un trabajo posterior norteamericanos sobre la revolución en la interpretación tex-
para soS tener que el estudio de los textos necesariamente re- tual en la que era pionera la escuela de los Annales en Francia,
"'1
AusTAIR i • e
CLEERY APROXIMACIONES TEÓRICAS A L
32 / DAVID F1NKELSTEIN y A HISTORIA DEL LIBRO / 33

licando, desde fines de los "muerte del au tor", hace hincapié en el papel d 1 .
b'1 n esta do ap h' . .
cuyos miembros a ª h o·tativos de la 1stona social librero e impresor, en la definición de la formad~ au~or, tnto con el
años cincuenta, me
' t Odos cuan
.,
. .
textual. Al mismo tiempo, Me- ausencia del lector, recu erda que el significado
. h' , .
J ªª
ª 0 ra; contra la
e un texto se produc
a la produccion Y. , recepcion . t1'gadores fu eran mas ' a 11a' de siempre en un marco 1stonco y depende de la ¡
. . .
d'
s ccturas tferentes
e
, e los mves d p 1ura 1es que 1e asignan s1gn1ficado (Chartier, 1997b: 85). Y
Kenzie propoma qu como meros pro uctos de las
· , de los textos r
la interpretac10n . luso solamente como erectos de
0 Los orígenes de la metodología de la escuela de los Anna-
intenciones del autor, . m~ as y macrohistóricas de las ten-
. . es cuanotaov . . . h . les subrayada por McKenzie se pueden encontrar en l hi ·
las exammacion. . . prentas y se d1ng1eran ac1a un . l . . d S . . a stona
. d l d1tona1es e im ' . socia cuantitativa e octologze de la littérature [Sociología de la
denc1as e as e roductos mediados en los cuales
. d los textos como P , • . literatura], de Robert Escarpit (publicado en 1958) y ta b',
estu d10 e de un sentido econom1co, social .. , d .,.__ d F , m 1en
d' encontrar trazos , d 1 ,. ' en L~ apan':,on e11tvro,_ e ebvre y Martin, publicado también
uno po ta . . "L teorías contemporaneas e a enoca
el rrusmo ano. El trabaJo de Escarpit fue notable por su inten-
, · hterano. as ·
esteoco Y ·e la historia del libro, su arqmtectura y to de separar los modelos de producción, difusión y recepción
textual mdnerentes a . d d
' . . 1 d la tipografía, son bastante ma ecua as del libro, de la acumulación de datos de una forma iniciada por
el lengua¡e visua e " l ' "S ' l
. ·, 1 on estos problemas , conc uyo. o o una Rober;it,,Damt?n (198~b) e_n su artí~o "What is the history of
para mgeruarse as c d b d ,,
d a Sociolooía del texto pue e a or arios books. [¿Que es la h1stona de los libros?] y en la respuesta de
nueva y abarca or o·
(McKenzie, 1981: 236). Thomas Adams y Nicolas Barker a Damton en "A new model
far :11e stu_dy of the book" (1993) [Un nuevo modelo para el es-
tud_10 del libro]. E l enfoque de los Annales difería, por otra parte,
HISTOIRE DU LWRE de intentos como el de Elizabeth Eisenstein para vincular el de-
sarrollo del libro impreso con los grandes movimientos sociales
La "sociología del texto" fue el reconocimiento de McKenzie Y políticos, en lo que más recientemente ha sido criticado como
de que los textos eran el resultado de un proceso de colabora- un ~nfoque excesivamente determinista y simplista, tal como se
ción y requerían métodos de análisis que le prestaran atención adVIerte en el título de su obra principal -discutida más adelan-
al objeto material y a su producción y recepción, en lugar ~e te en este capítulo- La imprenta como agente de cambio Gohns,
a sus contenidos solamente. Ella formaría parte de un moVI· 1_998). F:bvr~ y Martin son tal vez más precisos en su capítulo
miento liderado por Robert Darnton y Roger Chartier, entre tl~ado E l libro como una fuerza para el cambio". Para ellos,
otros, y dirigido hacia la nueva Histoire du Livre de las décadas la imprenta fue solo uno entre varios actores en un drama social
de 1980 y 1990, que ponía el énfasis en los lectores, la materia- Y político; Lucien Febvre propuso como título alternativo para
lidad y el sentido (McDonald y Suarez, 2002 : 7). Como Roger el trabajo, El libro al servicio de la Historia. Donde el libro fue
Chartier comentaría luego, el valor del concepto de McKenzie fundamentalmente activo en la promoción del cambio fue en el
de "sociología del texto" estaba en las enseñanzas que debían lenguaje de los textos; como sostendrán, en un punto posterior-
aprenderse y aplicarse: mente ampliado por Elizabeth Eisenstein: "La cultura europea
unificada por el latín se disolvió finalmente con el surgimiento
~ ~ntra la abstracción del texto, muestra que el estado y la interpreta· de las lenguas vernáculas, el cual se consolidó con la imprenta"
c,on de una obra depende de las consideracion es materiales; contra la (Febvre y Martín, 1976: 332).
A. R M cCLEERY
34 / D AVID F1N KELST EIN y n,,ISTAI APROXIMACIONES T EÓRICAS A LA HIST
ORIA DEL LIBRO / 35

'N
EL CIRCUITO DE LA coMlJNICACIO del libro un modo de concebir la producción d
'f: , . e textos como
una empresa mu1t1 acetlca que abarca las cond · · .
. d de Robert Damton, "What is the his- , • ,. . 1c1ones sociales
econorrucas, 1
El innova or ensayo
,,, [ ·Q , es la historia de los
lib ?] 11 ,
ros. amo la . . po 1t1cas e mtelectuales. "Los libros pertenecen'
tory of books • e ue d · · ·, a los. circuitos de la comunicación
. que operan con patrones
., b u· dad de métodos e mvest1gac1on y enfo- consistentes, por compleJos que sean", concluía D arnton. "Al
atenc1on so re 1a can l d' .
. · · , d aquellos involucrados en e estu 10 de la desenterrar esos circuitos, los historiadores pueden de
ques a d1spos1c1on e , l. , . 'b . . mostrar
historia del libro a principios de la de~ada de 1980. E mtre~1do que 1os li ros no se 1irrutan a relatar la historia, sino que la ha-
·
mvesnga · dor se enfrentaba a un desonentador entrecruzarruen- , cen" (Damton, 1982a: 22).
. ·
to d e d1sc1p ma , ¡· s "que más que un
,. campo parecia .una selva . El modelo de Damton no era de ninguna manera perfec-
·
trop1ca ... 1 [ ] la bibliografía anaho.ca
. . que apunta
. hacia esta
. di- to, como él mismo reconocía. Para empezar, se basaba en una
rección, \a sociología del conocmuento ha~1a aquella, m ientras comprensión de la producción textual propia de las condiciones
que la historia, la literatura inglesa y la literatura comparada ?e i~presión ?' publicación _de la Europa del siglo XVIII (que
delimitan territorios que se superponen [...] y queda descon- mclman cuestiones tan fascmantes e inusuales como "la venta
certado por las metodologías en competencia, que lo tienen ambulante" y el contrabando de libros a través de las fronteras
cotejando ediciones, compilando estadísticas, decodificando nacionales en tiempos de efervescencia revolucionaria, redes
leyes de derecho de autor, navegando el mundo de los manus- de impresión clandestinas, y la producción de textos ilícitos 0
critos y de la reconstrucción de la prensa, y psicoanalizando los prohibidos). Parte del modelo era adecuado para el estudio de
procesos mentales de los lectores" (Darnton, 1982a: 10). La la cultura del manuscrito preimprenta, o para explicar la in-
solución de Damton consistió en proponer un modelo general flexión de la cultura oral dentro de las tradiciones escritas. Pero
para analizar el modo en que los libros se abrieron camino en la sobre todo, marcó un intento de establecer un terreno común
sociedad, un "circuito de la comunicación" que abarcara "desde dentro de las diferentes agendas de la historia del libro que
el autor hasta el impresor (si es que el librero no asume ese pa- competían entre sí, y fue absorbido, desarrollado y utilizado
pel), el editor, el distribuidor, el librero y el lector" (Darnton, cada vez con más frecuencia durante los años siguientes.
1982a: 11). El circuito funcionaría con estos actores claves y Desde la elaboración del "circuito de la comunicación" de
entre ellos; aunque dejando lugar, por ejemplo, para demostrar Darnton como un medio de examinar el papel de los textos
la manera en que los lectores podrían influir en la producción en la sociedad, la historia del libro ha comenzado a centrarse
textual (un punto sobre el cual han llamado la atención con cada vez más en lo que McGann (1991) ha descrito como la
~ ecuencia aquellos que trabajan en las novelas episódicas del "socialización de los textos" -es decir, el impacto de los libros
siglo XIX) o la influencia de los libreros en las decision es edi- como artefactos que van desde espacios privados hacia espacios
toriales (como ha demostrado Darnton con el estudio de un públicos. En esta formulación, la producción se convierte en
caso tomado de la cultura impresa francesa del siglo XVIII, en una parte muy importante del proceso de "producir un arte-
~I que rastreab~ la contracción y la expansión del comercio del facto público y de insertarlo en un determinado circuito social"
libro en Francia a través de las órdenes de venta). El circuito (Duguid, 1996: 81). O , como sugirió un estudio clave, lo que
de Dar~to~, surgía de modelos parecidos de los estudios de la ahora se ha vuelto cada vez más importante es el modo de con-
comumcac1on' pero su mtenc1on · · , era ofrecer a los historia · d ores cebir "la actividad de producción y consumo de libros que des-
v A u sTAJ R M
cCLEERY
.- APROX IMACIONES TEÓRICAS A LA HI STORIA DEL LIBRO / 37
36 / D,\\'ID F 1NKELS I EIN

. los vuelven interactivos e


rinc1pa1es y d. . l tiva del análisis de la hist?ria social, criticaban el abordaje de
entran los elementos P b s· la historia e 1tona como
c · En oo·as pa1ª ra · Darnton P?r e_star demasiado _c ei:trado en explicar los proce-
interdependientes. 1995: 11).
hipertexto
,, O 0 rdan y Patten, sos comumcatlvos y, por cons1gmente, alejado del sentido de
los libros como artefactos. El modelo de ellos estaba basado
en procesos, por lo cual el circuito se componía de los cinco
, ICO DE LA COJ\1UNJCACIÓN
EL c rncUITO BIOBIBLIOGRAf acontecimientos en la vida de un texto (edición, publicación,
distribución, recepción y supervivencia), rodeados y afectados
·s•echos con la definición de
d han esta do sa O l' por cuatro " zonas" de influencia (influencias intelectuales; in-
Pero no to os ) bre áreas claves dentro de este
d sus sucesores so . . . fluencias políticas, jurídicas y religiosas; presiones comerciales;
Darnton (y e . . , ,, En 1993 dos prestigiosos b1-
. . d 1 comu01cac1on • ' . comportamiento y gusto social). El resultado fue un cambio de
"circuito e a . h R Adams y N1colas Barker)
., r b 'rámeos (T ornas . énfasis: " El texto es la razón del ciclo del libro; su transmisión
bhogra~os n · d ue discutía el de Darnton y a la vez
1O q depende de su capacidad para producir ciclos nuevos". E ste es
P ropusieron un mo. . , Para ellos el O b.Jet1vo
e · era 11amar la un circuito que no rastrea el modo en que las personas interac-
, su amp liac10n. '
prop~~ia d' ·ón biobibliográfica que muchos de túan con los textos, sino que más bien sigue a los textos, "cuya
atenc10n sobre Ia 1mens1 . . bºbl' ' fi
. ados de las trad1c1ones 1 1ogra cas secue ncia constituye un sistema de comunicación" (Adams y
los que esta ban 1mpregn . h. · d l
, f
scnt:Ian como a Itan e
t desde la perspecova de la 1stona e
. . . Barker, 1993 : 15).
.b d la cultura impresa pos1mprenta (es dec1r, postenor
li roye " , . . bl
a 1500). La respuesta a preguntas com~ ~~ue se i,magma a a
gente que era un 11.bro:>. é·Para qué serv1a? suporua reconocer INCURSIONES TEÓRICAS
una conexión más profunda entre las personas y los textos, en
términos de antigüedad, de lo que podría esperarse . "La ten- Problemas similares han sido planteados por G érard
dencia moderna es asumir que un libro era lo que es ahora, una Genette e n su influyente obra Seuils, publicada en F rancia
herrami enta", señalaban, para continuar: en 1987, pero traducido al inglés por primera vez en 1997
como Paratexts: Thresholds of lnterpretation [Paratextos. Um-
Es difícil reconocer lo reciente que es un concepto como el de la crea- brales de interpretación]. El trabajo de Genette se enlaza con
ción de una multiplicación mecánica; tiene cinco siglos de antigüedad, el de Adams y Barker a través de su atención al estudio del
pero todavía es nuevo. En un sentido, un sentido real y práctico, no
era nuevo en el siglo XV. La copia múltiple de textos, a través _de ~na "paratexto" de una obra impresa (los dispositivos liminares
variedad de medios, había existido durante por lo menos dos milenios. que controlan el modo en que un lector percibe el texto, por
Lo nuevo era el brusco cambio de escala, de volumen. Como vehículo ejemplo, la tapa y la contratapa, las solapas, los índices, no-
<le conocimiento o inspiración, los libros poseen un poder anterior Y tas al pie, tablas de contenido, etc.). Sin e mbargo, lo que los
mayor al <le la época en que fueron concebidos o escritos por primera bibliógrafos tradicionales habían buscado a me nudo en estas
vez (Adams y Barker, I993: 8).
zonas (pistas sobre las técnicas de impresión o variaciones en
la producción textual) no er a de gran interés para G enette.
Si bien Adams y Barker reconocían que el "circuito de la Se centraba en cambio en el modo en que estos paratextos
comunicación" de Darnton tenía su utilidad desde la perspec- se conviert¡n en zonas de operaciones, "un lugar privilegia-
APROXIMACIONES TEÓRICAS A LA H
AusTAIR McCLEERY ISTORIA DEL LIBRO/ 39
38 / DAVID F1NKELSTEIN y

ia de influencia sobre el sentido y la intención del autor cuando l b


, . una estrat eg b' , d 1 fil d sus pa a ras pasa han
do de la pragmauca f , allá de que sea 1en o mal a traves
. eb tro el proceso de publicaci on.
,
. fl nc1a que mas . ., Sm em argo, las preocupaciones de McG
úblico, una m ue , • • io de una meJor recepc1on d' .
P . y 1ograda • esta a1serv1c . d G ann se mgen al
entendida , pertinente " (G enette, 1997: b d
a or aJe e enette especializado y focalizado a
a lectura mas d' .. · I G d • •, , Y que, como
del texto y d e un ximación a los 1spos1tivos de me uso enette , a m1t10, su interés paratextual t ermma· ba
2). En otras palabras,. ~na apro asegurar "al texto, un destino cuando aparecian los aspectos más materiales de l d
., e utthzan para ·, 1 · . , a pro uc-
producc1on que s , . d l tor" (Genette, 1997: 407). Los c1?n textua -tinta, tipografía, papel, y la producción física
ropos1to e au • • b
acorde con e1P . d n esto, al escribir so re temas misma- en tanto estos no abordaban lo lingu"ístico e iba
, d I , b' 1· . . n
,
mas
.
estud1osos ª
h n cononua co O
al pie y margina ta
¡· (Norton y a 11a e am 1to 1terano de mfluencia de Genette. "Pero por
. . como 1as notas . supuesto, todos los textos como todas las demás cosas hu-
tan l1mmares ft 1997 . Jackson, 2001). En cierto sen-
, M c G ann, "son 1enomenos
manas " , sos t en1a
N orton, 1996·• Gra . on, d teorizar
' valores h ermeneut1cos
, . encarnados y el
L ,

'd
tt o, este e
s un intento e medios de impugnac1on • , d e las cuerpo del texto no es exclusivamente lingüístico" (McGann,
'fi y procesos comO 1991 : 13 ). En la influyente discusión que le siguió, McGann
espec1 cos . les y las recepciones de los textos
representac10nes cu1tura esbozó su oposición al tipo de análisis que, según él, había in-
vadido el estudio textual hasta la década de 1980 -un enfoque
terminados.h 'do que el enfoque de Genette tiene un
Algunos an sugen . lingüístico que envolvía los textos literarios en una red con
. . do para los historiadores del hbro, ya que no llega
va lor l1m1ta
. , ,, de1 texto. e orno ha
. logia
l . s en la "socio
un apretado tejido de hermenéutica e interpretación textual- .
lo suficientemente eJO , "Los estudios textuales permanecen en gran medida bajo el
_ d J 1. G diner un defecto fundamental en 1a teona hechizo de la hermenéutica romántica", declaró. "Desde este
sena1a o u iet ar ' . 'b'l'
bre los aratextos es su "frecuente 1mpos1 11- punto de vista, los textos, y en particular los textos imagina-
de G enette so P .
dad de explicar la distinción entre el auto.r _Y los editores, su tivos, no se ven como actos sociales, y en la medida en que
tendencia a considerar al editor como fac1htador -de hecho, son tan imaginados, la acción del texto se concibe demasia-
una continuación de la intención del autor-y a los paratextos do subjetivamente (y demasiado abstractamente) dentro de
como vehículo, indica una fijeza de significado para el tex- sus condiciones lingüísticas". Su solución fue la propuesta
to insostenible y esencialista" (Gardiner, 2000: 258). Jerome de anclar el estudio de los textos dentro de contextos con
McGann (1991) argumenta de manera similar contra Gene- una base tanto social como material: "Uno rompe el hechizo
tte en The Textual Condition [La condición textual] . A la vez, de la hermenéutica romántica al socializar el estudio de los
advierte que el valor de la aproximación de G~nette -una textos hasta los niveles más radicales" (McGann, 1991 : 12).
respuesta a teóricos literarios anteriores cuyos mtereses e~ La "socialización del texto" de McGann resultaría un punto
la naturaleza lingüística de los textos (las palabras contendi- influyente en el desarrollo de la investigación en el área de la
das dentro de los límites del libro) habían desplazado eSWS historia del libro, junto con la "sociología del texto" de Don
aparatos extratextuales hacia los márgenes (donde estaban McKenzie, como una forma de subrayar cómo los historia-
literalmente) residía en su insistencia en que tales "paratex- dores del libro diferenciaban sus áreas de investigación res-
pecto de aquellos que trabajaban estrictamente con una base
tos" eran de un valor fundamental para el estudio del sen·
tido de los textos. Contrastar el texto con el paratexto er~ histórica o literaria.
un ejercicio útil en sí mismo, como un modo de recuperar e
• AL1s TAtR M cC1,EERY
AJ>ROXIMAC IONES TEÓRICAS A LA HISTOR IA DEL LIBRO/ 41
40 / DAVID FtNKELSTElN '

TORIA DEL LIBRO


LA CULTURA L\1PRESA y LA HlS más la produ~ción física y el movimiento de los textos dentro
de las esferas mtelectuales y sociales.
. 1, tilizada para definir qué hace
Sin duda, la ter~mo_1ogd ª ul.b o" es discutible. Como he- En 1998, los editores de una nueva revista en el área utiliza-
h "la h1stona e1 I r ron el primer número para establecer parámetros ambiciosos
uno a . ora en bl d d "cultura impresa", "sociología del
S visto se ha ha a o bl.e ·, " "bib . 110gra
· fía textua l" y as1, para la historia del _libro que serían lo suficientemente amplios
mo ,
" "h. toria de la pu 1cac10n , como para dar cabida a todas esas preocupaciones. La historia
texto , is , u·ene tanto que ver con los
• En parte 1a razon del libro, declararon, abordaría
sucesivamente. ' d la eti ueta "historia del libro".
ros como con los contras e q
P . tereses residen fundamentalmente en el toda la historia de la comun icación escrita: la creación, difusión y usos
Para ague11os cuyos m . d. l 1
. d .t de textos anuguos y me 1eva es, o os d e la inscripción e impresión en cualquier medio, incluyendo libros,
estudw e manuscn os O ,. .
textos a través de un anahs1s cultural de los diarios, publicacion es periódicas, manuscritos y material efímero. [ ... ]
que abordan Ios . "hi · d l li La historia social, cultu ral y econ ó mica de la autoría, la edición, la
uestas de lectura ' el térmmo stona , e. -
1ectores y 1as reSp impresión, las artes del libro, los derechos de autor, la censura, la venta
bro" puede parecer demasiado excluyente para su_s propos1tos. y distribución de libros, las bibliotecas, la alfabetización, la crítica li te-
"Cultura impresa" es una alternativa ~ue ha s1d_o propues- raria, los h ábitos de lectura, y las respuestas de los lectores (Greenspan
ta siguiendo la influencia crítica de_l traba~o de Luc1en Febvre, y Rose, 1998 : ix).
Henri-Jean Martin, Elizabeth E1senstem, y otros. Harold
Love resume "cultura impresa" como un término u sado para O, como otro investigador afirmó más brevemente, la his-
referirse a: toria del libro "es básicam ente sobre nosotros mismos. Se pre-
gunta cómo los lectores del pasado han producido sentido (y,
1. Un "mundo noético" o conscientemente estructurado a través de por lo tanto, por extensión , cómo otros han leído de un modo
la imprenta. distinto al nuestro); pero también se pregunta de dónde vie-
2. La relación industrial entre la producción y la distribución del nen las condiciones de posibilidad para nuestra propia lectura"
libro.
3. Un cuerpo de prácticas derivadas de la relació n social que surge de
(Price, 2002 : 39). Es probable que una definición tan amplia
la gestión de la lectura y la información. sea la más favorecida por aquellos que estudian la historia del
-l. Un área de estudio especializada den tro del campo más general de libro, dado que cubre todos los aspectos de la actividad de im-
la comunicación (Leve, 2003 : 46). presión. Veamos cómo podría verse dentro del contexto de la
historia de la comunicación.
La síntesis de Love abarca el tipo de ideas que buscaban
aquellos que tomaban la formulación de Darnton del "circui-
to de la comunicación" en busca de inspiración. Sin embargo, MODELOS SOBRE LA APARICIÓN DEL LIBRO EN LA CULTURA
" 1 . "
~u tura impresa , a pesar de su definición precisa, no satisfizo OCCIDENTAL
ni ª aquellos cuyo trabajo sobre oralidad y textos escritos a
mano q~eda fu era de tal categoría, ni a aquellos que se sintie- Un modelo simplista de la evolución de la historia del lib_ro
ronl atraidos por -~¡ cambio de Adams y Barker con el "circuito en la cultura occidental (o, en términos más generales, la his-
de a comumcac1on" y
su capac1'd ad para introducir
. y re fl e¡ar
• toria de la comunicación humana), sugerido por Walter Ong
APROXIMAC IONES TEÓRICAS A LA HISTORIA DF.L LI BRO/ ·B
isTAlR .McCLEERY
-tl / l)A\"ID F1KKELSTEIN y AL

M hall McLuhan (1964), pro- ción humana. Para McLuhan, estas rupturas no eran resulta-
987
(l gS2), Jack Goody (1 ~:de ;:scomponerse en tres "fases do de la evolución de la cultura escrita, sino de la revolución
one que su desarrollo p tipográfica iniciada por Gutenberg. Como afirmaba senten-
~evolucionarias" claves: ciosamen~e: "No . fue sin? hasta la experiencia de la produc-
orales a las escritas (subdividido ción masiva de tlpos umformes y repetibles que ocurrió la
1. El cambio desde las cull~bas la adquisición del lenguaje, fisión de los sentidos y que la dimensión visual se separó del
llo del a ,a eto, . 1· .,
en e1 desarro turas de comercia 1zac1on, la resto de ellos" (McLuhan, 1964: 70). Con un vocabulario más
· · to de estroc .
el establecimien . tas de escritura -tmta, papel, contenido, Elizabeth Eisenstein reformularía y reinterpreta-
. • · , de herram1en
adq~s1c1on fi" . , de los sistemas de escritura). ría esto en su concepción de la "fijeza tipográfica" (que se
códices-y la d¡aclwnlr b u·zación a la impresión (el desarrollo discutirá más adelante en este capítulo).
2· El cambio desd e a a ra crito
e .
el desarrollo de la imprenta, su Walter Ong volvió a examinar la cuestión en su obra clá-
de la cultura e1manus ' 1 .1
. ., d 1 las instituciones cultura es y socia es, sica Oralidad y escritura, donde sostuvo que la introducción
mserc1on gra ua en •
.. , d materiales para el consumo masivo en una de la escritura y la imprenta impusieron un nuevo tipo de
la prov1S1on e . .
sociedad cada vez más industnahzada). . "conciencia" en la comunicación social; la escritura "recons-
El cambio desde la imprenta a los contemdos generados tituyó, en el espacio visual, la palabra originalmente oral y
3
· por computadora (una etapa transformadora que estamos hablada", mientras que la imprenta "incrustó, de manera más
viviendo actualmente). definitiva, la palabra en el espacio" (Ong, 1982: 121). El re-
sultado fue la imposición de la linealidad en las experiencias
Walter Ong y Marshall McLuhan son citados frecuente- cognitivas, un sentido de organización espacial que permite
mente por sus reflexiones acerca de los cambios ~aciales y la recuperación fácil de materiales y el fomento de un sentido
culturales en el pasaje de las culturas orales a las impresas. de cierre, "la sensación de que lo que se encuentra en un tex-
Las afirmaciones gnómicas de McLuhan sobre la n aturaleza to está terminado, ha alcanzado un grado de completud [.. .].
de lo impreso, en sus libros La galaxia Gutenberg. Génesis del Lo impreso condensa el pensamiento en miles de ejemplares
homo typographicus y Comprender los medios de comunicación, que de una obra con exactamente la misma consistencia visual y
fueron éxitos de venta durante la década de 1960, llamarían física" (Ong, 1982: 12 9-13 O). Comentaristas posteriores se
mucho la atención, pero luego cayeron en desgracia (hasta basarían tanto en el trabajo de M cLuhan como en el de Ong
que el mundo de la red electrónica que él había predicho se para discutir los efectos de mediación de la cultura textual e
volvió una realidad a partir de la década de 1980). En estos impresa en las formaciones sociales, las prácticas de lectura y
trabajos, McLuhan hizo hincapié en el efecto perturbador los patrones de comunicación . Como señalaría un crítico, las
de la escritura y la impresión en las formaciones culturales reflexiones de McLuhan y Ong ofrecieron una concepción
orales, al señalar la "caída del mundo mágico del oído y del de cultura como " una modalidad de la conciencia, una estruc-
m_un~o neutral del ojo, y la emergencia de un individuo des- tura de percepciones y creencias, una subjetividad constru ida
tnbah:ado, a _partir de este quiebre" (McLuhan, 1964: 32). socialmente" (Love, 2003 : 54).
El caracter
, pnvado
. de la lectura de textos y libros
. .
impresos, E l seguimiento de los cambios en la comunicación social
sostema ' cambió irrevoca bl emente los patrones de la interac- desde lo oral a lo escrito y a lo impreso, sin embargo, h a llevado
cCLEERY
y A.LJSTAI R M APROXIMACIONES TEÓRICAS A LA
44 / DAVID F1NKELSTEIN HISTORIA DEL LIBRO / 45

. l fronteras entre estos patro- cos, almacenamiento, recuperación y co · .,


hur que as d . mun1cac1on entr 1
a los estudiosos a conc t1 'd s con una ten encia a super- 1 d d
clases etra as e Europa occidental a pa ti' d . e as
. . n muy u1 a ' fi' . . r r e1siglo XV El
nes comumcanvos so , . ntre ellos no son JOs, aunque d fu l
resulta o e o que Eisenstem denomi'no' "fi' . ·
. .d. Los hm1tes e .
ponerse y comci ir. . invención de los mstrumentos • Jeza tlpográfi "
termma con 1a . , (Eisenstem, 1979, vol. 1: 116-120). El térm· d , ca
la cultura ora ~o l d l anuscrito fue mstantaneamente · · d e 1a cultura impresa al amo enota como
· las mnovaciones
de escritura, n1la cultura
. . ,e de m la tecnologia , de 1mpresion
· · , de- . 1 .
cidad de a sociedad para producir y difund· · e
, umentar 1a capa-
l simi 1ac1on . .,
derrocada por ª ª es Gutenberg y sus sucesores a parar de .
establecieron -como lo resume otro crítico "
ir Inrormac1on
. '
, . , . .. - una sene de
sarrollada por Johann fi 1trabajo de Harold Love, Henry tecmcas y. practlcas
. que
. perm1tleron que el acervo mund'1a
1450. Tal como lo con rmEa ell David McK.itterick y otros la de conoc1m1ento registrado fuera puesto en uso c 1
h Margaret ze , . . '
Woud ·uysen, .
·, manuscrita Sli,- . ITnio ' siendo un aspecto s1gmficativo 'bl fi
va y tem1 e e cacia
• ,, (L
ove, 2003 : 46-4 7). Dicho d
on una nue-
transm1swn .d des de la Europa occidental hasta fines "fi' . ' fi ,, e otra ma-
ª 1998 ; E ze11, 1999· ~era, 1a Jeza tlpogra ca supone "la capacidad de los libros
Para muchas comuru 1ur. dhuysen 1996- Love,
del siglo XIX \ nOU ' ' • · • ' impresos para dar.ª las palabras e ideas que se imprimen allí
2000 Gó ez 200I·JusticeyTmker, 2002; McKittenck, una forma sustancial y duradera, y para amplificar esta reali-
Fox ; m ' ' d ·
2003,). Los resulcados frustran los intentos, . e imponer un ca- dad verbal objetivada mediante la distribución de num
. .d , . l . erosas
, · ocable y proliJ'amente crono 1ogico a 1os procesos copias 1 enocas con a misma organización de las palab
racter 1rrev . . " . , . ,, (K ras en
humanos. Como señala David McKittenck (2003 : 12): S1 se 1a pagma ernan, 1987: 53).
'b l . . .
· en cuenta los textos de los escn as o .a i ummación 1 y " _B e~~dict ~derso_n (1982) ha retomado el concepto de
tienen .
la decoración, las fronteras entre lo manuscrito y 1o impreso fiJeza de E~sen~~em en s~ form~lación de su influyen-
son tan desordenadas cronológicamente como lo son en los ~e co~ceptuah~acion de las comumdades imaginarias" y la
aspectos comercial, material o social". ~dentidad nacional, argumentando que el "capitalismo de
La opinión de McKitterick es, en parte, una respuesta a un 1mpr~~ta", en particular, ha sido crucial para establecer las
modo de ver la historia del libro que ha prevalecido desde la cond1c1ones para la creación de la conciencia nacional. Para
publicación a fines de 1970 de uno de los estudios más influ- Anderson, la reproducción mecánica del lenguaJ·e la "lengua
. ,, '
yentes sobra la cultura impresa de la modernidad temprana: impresa -opuesta a la hablada- sentó las bases para la for-
los dos volúmenes de La imprenta como agente de cambio. Co- mación de la conciencia nacional moderna y el desarrollo del
municación y transformaciones culturales en la Europa moderna Estado-nación de tres formas distintas: "Creó campos unifi-
temprana, de Elizabeth Eisenstein (1979). Eisenstein tomó cados de intercambio y comunicaciones por debajo del latín
una gran cantidad de material, utilizando y argumentando en Y_P~; encima de ~as lenguas vernáculas habladas", también le
contra de un amplio espectro de fuentes críticas poco con- d10_ una nueva fiJeza al lenguaje, lo que a largo plazo ayudó a
vencionales -incluyendo Febvre y Martin, Marshall McLu- ÍOfJar esa imagen de antigüedad tan fundamental para la idea
han, YWalter Ong- para desarrollar la influyente tesis que s~bjetiva de la nación [y] creó lenguajes de poder de una clase
p~opone que los patrones de comunicación de la E uropa oc- diferente a la de las antiguas lenguas vernáculas administrati-
ci~ental han sido transformados ineluctablemente debido a vas" (Anderson, 1982: 44-45).
la mtroducción de la imprenta. El uso de la nueva t ecnología . Anderson vincula la fijeza con la actividad humana, advir-
alteró irrevocablemente los métodos de recopilación de da- tiendo que el resultado de la utilización de la tecnología im-
Y AusTAIR McCLEERY APROXIMAC IONES TEÓ RI C
46 / D,WJD F1NI<ELSTEIN AS A LA HISTO
RIA DEL LIBRO / 47

tista se produjo debido a la


¡ íodo renacen , . do herramientas y técnicas estandarizad ¡· .
l)resa durante. ed Iperapita. ¡· la tecnologia impresa en la fa- as, e tmmand 0
1smo Y elementos corruptores inherentes a 1 ., as1, 1os
"convergencia e c . h no" (Anderson, 1982: 45). Sin a creac1on m .
El resultado fue la influyente afirmaci· 00 , d E' anuscnta.
tal diversidad del len~aJe lu~adado de diferenciar su postura
d n nene e cm .
·
que "el Renac1m1ento •
y la Reforma adq . . e 1senstein · de
embargo, An erso . ·pal de Eisenstem que, según lo .d l . mneron un carácter
1 mento prmc1 permanente d e b 1 o a a perm anencia mism d .
respecto de argu . d' . . la imprenta como tal, como el , . l . 1· a esustextosca-
'! . "casr 1vm1za nomcos; que e nac10na 1smo se desarrolló ·
que e sugiere, . d " "Convendrá recordar en este . . ., d 1 l gracias a 1a esta-
. d I h. n a mo ema . . b1ltzac10n . e as eyes y los lenguaJ· es , y que ¡ ·
a c1enc1a · misma
.'
genio e ª rs~o, And n "que aunque la imprenta se in- fue posible sobre la base de fenómenos y teori'a s registra · d os
,, ontmua erso ' ' . .,
contexto , e. . ,
500 años antes de su apanc10n en Euro- de manera confiable" CTohns, 1998: 11).
, Chma qutza d.
vento en . ', ltado importante, ya no 1gamos revo- Tales declaraciones tien en validez dentro de ci·ertos con-
o tuvo nmgun resu . d 1 . 1·
pa, _n . . te debido a la ausencia e cap1ta 1smo textos.
luc10nar10, prec1samen . . ,Sin embargo, los investigadores han afirmad o que esta
, "(Anderson' 1982: 44).
en ese •pars s1tuac1on no es totalmente exacta, que las circunstancias fue-
J hn tiene igualmente" que 1a "fi.
Adnan o s sos .
1eza " es en rea-
1 . ron más complejas durante los primeros siglos de la produc-
. •· , que inherente: Solo existe en a medida ción de libros. Los principios subyacentes que hemos hereda-
Iidad transitiva mas
.da y actúa sobre la gente, y no de otra ma- do de la evolución del libro y de la cultura impresa, pueden ser
en que es reconoel .
" 0
nera o ns,h 1998·· 19) · Por otra parte, J ohns sostiene , que el resumidos rápidamente como:
desarrollo de la cultura de la imprenta d~rante el penodo cu-
bierto por Eisenstein no fue tan _lineal s1?,º ~ue estuvo mar- l. El _entendimiento de que los textos impresos serán
do or la incertidumbre y una mtegrac1on mestable. Johns copias exactas de otros pertenecientes a la misma edición
:~orla Ja producción textual desde una posición influenciada impresa (con desviaciones menores que los biblióarafos
por Darnton, Chartier y otros de !ª escu~la de los A nnales: analíticos rastrean), lo que hace posible la transmisión de
"Un libro es la encarnación matenal de, s1 no un consenso, conocimiento a través del tiempo y del espacio, de manera
por lo menos un consentimiento colectivo", escrib~, :',un nexo efectiva y eficiente.
que reúne una amplia gama de mundos del trabaJO Oohns, 2. Que esa fijeza de los textos permite la "confianza" en el
1998: 3). Y lo que es más importante aún, Johns argumenta "autor" al que se le atribuyen esas palabras. Aunque la
contra la posición de Eisenstein de que la "fijeza tipográfica" "autoría" como profesión es un fenómeno relativamente
es algo que se volvió una cualidad inherente de la cultura reciente, la autoridad que enviste a estas figuras es un
impresa, que era un aspecto propio de lo impreso adonde acontecimiento significativo atribuido al desarrollo
sea que se lo transportara. Para Johns, el quid de la obra de temprano de la impresión y la producción del libro.
Eiscnstein es que las circunstancias de la cultura impresa
pueden caracterizarse por los rasgos atribuidos a lo impreso: J ohns argumenta, basándose en el trabajo de Roger Chartier
cuando los libros fueron creados, difundidos y utilizados, se sobre las prácticas de lectura, que la "confianza" en un texto
suponía que encarnarían las condiciones de estandarización, Y su "fiabilidad" era menos inherente a la recepción de ma-
difusión Y fijeza. Los libros podían ser reproducidos exacta- teria~ impreso durante los primeros siglos de la producción
mente, Yen repetidas ocasiones, en cualquier lugar, emplean- del libro de lo que se ha sugerido con anterioridad. Los con -
,.,{cCLEERY AJ>ROXIMACIONES TEÓRICAS A LA HIST
, sTEIN y'
,u,1STAIR l' ORJA DEL LIBRO / 49
48 / ÜA\º10 f¡r,KEL

d fi bilidad y la corrupción
lazan contenidos y medios provenientes de mate · ¡ ·
, criticaban la falta ede ~ibros, problemas que no . na VISUa' 1
oral y escnto .
tempor:;~os roducción t~mp~a~a Como diceJohns: "El pri-
textual\ ~ a pn durante vanos s1ghobs. r sido impreso sin ningún Por o tro lado, críticos como Roger Charti' er han cuestio- ·
e reso v1ero f: de a e . d d nado el modelo tripartito del desarrollo de la comunicación
s \'b que tiene la ama Antes de eso, la vane a era la
mer ro I ·, n 1760.
eció recten e . .
1 " El pnmer
·ndividua es .
· li- social que se ha señalado más arriba (oral, escrita, impresa),
error apar d ed1c1ones 1 - l con el argumento de que no da cuenta por completo de las in-
• cluso dentro e orno muchos han sena ado,
regla, in
, del desarrollo d, e 1as, tecrucas
, .
d Sh kespeare, c novaciones particulares que produjeron transformaciones fun-
maño folio e ª
b ro ta . -os despues d damentales en la sociedad, como las herramientas para escribir
. reso más de cien an 'd tal todavía tema mas e 600
imp ., Europa occ1 en ' fí ., y la prensa (que podría, tal vez, ser considerada incluso más
de impres1on en .. , con ortogra a, puntuac1on,
compos1c1on, .i: "E importante). Sería más exacto, sostienen, sugerir que los cam-
tipos de letra en su , . ráticos y no un11ormes. n
. - de pagina er ., bios desde las culturas orales a las escritas deberían marcarse a
divisiones y diseno J
,,, ocluye o ns,
h "las cuestiones de reputac1on
d . partir de otras "invenciones" adicionales:
un mundo as1 , co estos de fijeza" . Es ecir que se
ocupaban e1 ug
1 ar de los supu . d' 'd 1
. aran los textos m 1vi ua es so- La invención del códice, que en los primeros siglos después de Cris-
le ped{a a los lectores q~~ ¡uz?t1.ca de su identidad, reputación, to permitió la transición desde el libro que se desenrolla a aquel en el
d la evaluac1on en . . que se pasan las pági nas, y así le dio al libro la forma, la estructura y
bre la base e . de la gente que participaba en
. ' d d 1 "eva1uac10nes la organización que ha conservado hasta el presente; la invención del
fiab1h a Y as . 'b . , y recepción de los libros" Qohns, "autor" en los siglos XIV y XV, que dotó a algunos autores contem-
la fabricación, d1str1 uc10n
poráneos (sobre todo a Petrarca) de la autoridad del nombre propio,
1998: 31-~2). 1 loa-ía se ha vuelto cada vez más so- que se había reservado tradicionalmente para los autores antiguos y los
A medida que a tecno o· . . . l cristianos de la época clásica; la invención de los derechos de autor que,
. 1 . d d ha desarrollado filtros mst1tuc1ona es
fisticada y a soc1e a d en el siglo XVIII, estableció el control -perpetuo e imprescriptible- del
. 1' el control y la evaluación de los pro uctos
y socia es para . . . . r autor sobre su obra, sobre la base de la teoría de la ley natural y de una
impresos (casas editoriales, personal ed1to_nal, rev1s1ones ite- nueva estética de la originalidad (Chartier, 1997a: 11).
rarias periódicas y revisores) nos hemos ido acostumbra~do
a depositar nuestra confianza en las identidades _c orporativas
y las "marcas". Nuestra dependencia del texto impreso Y la LA INTENCIÓN DEL AUTOR
~onfianza que le tenemos no ha disminuido de car a al c~e-
ciente dominio de la computadora personal en las transaccio- Uno de los legados del siglo XIX que ha dejado su marca
nes comerciales y sociales, y en la diversidad cada vez mayor especialmente en la crítica literaria ha sido la tendencia a equi-
de información y de actividad que ahora está disponible~ ~s parar la actividad autor a! con el genio creativo, invistiendo a
utilizada a través de Internet. Y las habilidades para trasmior tales individuos con el valor de ser originadores creativos, per-
información de manera oral (a la que se le ha agregado la sonas que tienen un alma creativa de la que emanan textos que
capacidad de proyectar una presencia telegénica, en caso de resuenan a través de las culturas contemporáneas y futuras. El
estar involucrado en el campo de los medios visuales como el auge del culto al autor es , en la cultura occidental, sin duda
cine Yla televisión) todavía se valoran dentro de un mu nd0 producto de la época romántica, ejemplificado o más dramáti-
cada vez más globalizado, cuyos recursos mediáticos entre- camen te tipificado en la figura de Lord Byron, cuya naturaleza
A. McCLEERY
50 / ÜAVID f1NKELSTEIN Y n .1 ,!STAl,R APROXIMACIONES TEÓRICAS A
LA HISTORIA DEL LIBRO / 5J

. más tempestuosa relación comer-


tempestuosa (y su me1uso . , 1 lo tanto, propietarios de un producto espe 'fi (
· •, ci co en este caso
. d' J h Murray) persomfico e temperamento el texto) . E sto s1rv10 de base para una nuev
cial con su e 1tor o n · d · d
e .,
a pro1es1on y una
'

creativo del período. . d 1 hi · nueva m ustr1a que se esarrolló de manera .


abrió caffilno dentro e a stona · 1 XVIII • , exponencial en
El mo d o en que es to Se ., el s1g o y que combmo la fabricación y di'str'b ·, d
I uc1on e
del libro puede verse al yuxtaponer la reflexion de Ba~~es y la productos cu 1
tión de la autoría y de la relac1on entre . turales que. descansaban
, en el autor (y no como
d e F oucault sob re la Cues ,, antes,
.
en la 1mprenta/hbrena)
.
como fuente or1·o•
o-inal de ese ma-
Citado "La muerte del autor , el ensayo de tenal. Los camb10s · 1es
autor y texto. El muy . , . , . resultantes
. en las redes culturales y socia
Roland Barthes publicado en Jmage, Muste, Text (1977) marco d 1
de l a pro ucc~on 1terana sentaron las bases para el surgimien-
en la década de 1960 el tono que revocaría los supuestos pre- to de la au~ona de pleno de~echo como una profesión respeta-
vios sobre el papel del autor en la formación de los textos. Su da y lucrativa_en el mundo impulsado por la industria y por la
idea, y del mismo modo el argument~ central en la respues_ta de lectura de lo impreso en la Europa occidental y la América del
1
Michel Foucault" ·Qué es un autor? , era tratar de cambiar el Norte decimonónicas.
énfasis de la investigación crítica centrada en el autor hacia un Otro teórico francés cuya obra ha construido a partir de la
análisis basado en el lector. Un mayor desarrollo de este tema reformulación foucaultiana sobre la autoría en términos de su
puede encontrarse en el capítulo 4, cuando nos dediquemos a mercantilización es Pierre Bourdieu. Su articulación del con-
discutir "Autores, autoría y autoridad". cepto de "campo literario" ha sido muy productiva para los
Descentrar y desacoplar al autor de los textos no era un interesados particularmente en la cultura impresa y la autoría
concepto nuevo; elevar al lector común a creador último del contemporánea (desde el siglo XIX al XXI). También ha sido
significado textual sí lo era. Sin embargo, como Foucault se- utilizado con especial incidencia en los estudios que relaciona-
ñaló claramente, eliminar completamente el papel del autor ban la cultura impresa con el floreciente campo de los estudios
de la producción textual no era una opción satisfactoria. La poscoloniales (Brouillette, 2007; Van der Vlies, 2007; Fraser,
"autoría" era una formación cultural inseparable de la mer- 2008; Fraser y Hammond, 2008; Helgesson, 2008; McDonald,
cantilización de la literatura: la reputación literaria pudo -y, de 2009). El "campo literario" de Bourdieu subraya la unión entre
hecho, lo hizo- dar forma a moldear respuestas culturales a los la cultura, la sociedad y la producción material, definidas como
textos de una manera no considerada en el análisis de Barthes. ámbitos sociales, intelectuales e ideológicos que vinculan a los
Ciertos desarrollos posteriores en la historia del libro han ex- productores (impresores, editores y autores) con los productos
pandido y desarrollado el pensamiento crítico en relación con (libros, publicaciones periódicas, obras literarias). En partic~-
estas cuestiones. Se ha prestado particular atención al debate lar, Bourdieu se refiere a cómo "el capital simbólico" es adqm-
sobre la autoría, como un concepto que puede ser ubicado en rido, perdido o atesorado por las élites literarias, en "campos
la creación de la propiedad literaria bajo la legislación británi- literarios" que constituyen microcosmos sociales específicos
ca sobre los derechos de autor durante el siglo XVIII, él mis- Y relativamente autónomos, dentro de los cuales Y entre los
mo un producto de la lucha nacional entre escoceses e ingleses cuales se mueven los productores culturales Y sus productos.
(Ross, 1992; Rose, 1993). Crucial para el desarrollo de Bourdieu es su afirmaci?n de que
ta les campos son generalmente autonomos, , "un umverso
. so-
La legislación sobre los derechos de autor dio a los auto-
res el derecho legal de ser reconocidos como creadores y, por cial independiente con leyes propias de funcionamiento, sus
APROXIMACIONES TEÓRICAS A LA HISTORIA D EL LIBRO / 53
' . ALISTAlR M c CLEERY
_ / ÜA\"10 F1NKELSTEI
)- 1 '

sus dominadores y dominados" "expertos" en leer textos para la posterior recomendación y


. 'ficas d e po der, d d venta a los miembros del C lub. En esencia, sus procedimien-
relac1o~es espec'. ' Las ersonas que operan entro e estos
(Bourd1eu, 1993 . 164)- p ital cultural que se traduce en tos r eproducían una variación interna del "campo literario",
1 h n por obtener cap . .
campos uc ª i'al ya sea como reconocuruento donde los textos eran evaluados por su capital cultural y lue-
compensa mater ' go categoriza~os ~ di~ renciad?s _de acuerdo con su venta a
una mayor re , .
del mérito art1st1co, como g
anancia financiera o aumento del
d' 7
diferentes audiencias. E l mov1mJento clave en las prácticas
estatus social. Como sostiene Bour ieu: evaluativas de los jueces del C lub del Libro del Mes", advierte
. Radway, "no era para n ada el juicio, sino más bi en la activi-
11 , de luchas totalmente específicas, particular-
Este umverslo ~~ e ug,1lr cuestión de saber quién es parte del univer- dad de categorización, la de clasificar en diferentes planos"
mente en re acwn con a U h h .
., · de ,·erdad y quién no. n ec o importante (Radway, 1996: 24). El Club del Libro del Mes estableció una
so quien es un escritor . . ¡ ,
' • ·, de las obras es que este umverso socia autono-
para 13 mterpretac1on , . f d d suerte de plano para concebir los textos dentro de "una serie
mo fu ncwna· de a1gun• n1odo como un prisma que, re racta to • a . eter-
de mundos discontinuos, discretos e incongruentes". AJ ha-
• · ·
mmac1on externa. . los ,acon tecimientos demograficos,
, . econom1cos
, o
políticos se retraducen siempre de ac~erdo c_o n la log1ca espe~1~ca del cerlo, el C lub creó vínculos entre el productor (autor) y el
campo, r es a través de su intermedio que impactan en la logica del consumidor (lector) mediante los cuales el difusor -en este
desarrollo de las obras (Bourdieu, 1993: 164). caso, la organi zación del Club, con sus jueces que filtraban y
categorizaban los títulos en lugar de ofrecer juicios estéticos
Es importante resaltar que las preocupacion es de Bourdieu sobre los libros- se volvía menos un árbitro del valor literario
tienen que ver con la estética general y la producción cultu- y más un gerente de producción textual (Radway, 1996: 24). Y
ral·, sus análisis abordan los textos literarios así como el arte en muchos casos, diferentes arenas o planos de la producción
y la música. Está menos interesado en la producción material textual, ya sea manuales de autoayuda, atlas, libros de divulga-
de los textos que en cómo esa producción cultural puede ser ción científica, biografías o novelas, operaron claramente en
manipulada o interpretada dentro de estructuras sociales, lite- diferentes planos de significación, satisfaciendo las necesida-
rarias y artísticas particulares que permitan m ovimientos entre des de diferentes públicos con códigos, estructuras y formatos
tales "campos literarios". técnicamente distintos. El C lub del Libro del Mes comenzó
Janice Radway ha utilizado y reinterpretado el concepto de como una propuesta de negocios y estableció para sí una iden-
"campo literario" de Bourdieu (así como el de plano literario), tidad global como un proveedor no evaluativo de textos de
en su trabajo sobre la cultura estadounidense de clase media, calidad en una variedad de áreas de especialización, que opera
y más concretamente, en su trabajo sobre las actividades de simultáneamente en diferentes planos y espacios textuales.
los clubes del libro del mes en Estados Unidos a p artir de
los años veinte. Como parte del intento de crear una h erra-
mienta de marketing específica, destinada a los lectores ho- LA LECTURA Y LA Hl~TOIUA DEL UBRO
gareños a través de un servicio de correo, y, en consecuencia,
de crear_~ar~ sí la _función de mediador, árbitro y filtro de la La investigación académica de los últimos treinta años so-
produccio~ literaria - lo cual le daba una identidad única- , el bre el encuentro entre el texto y el lector ha cambiado las cosas
Club del Libro del Mes e t bl . , . . . ·
a tal punto que la postura barthes1ana acerca d e qu e "la muerte
s a ec10 una Junta interna d e Jueces
A. IR M cCLEERY
54 / D AV ID F1NKELSTEIN y ¡u,ISTA AJ>ROXIMAC IONES T EÓRICAS A LA HIST
ORIA DEL LIBRO / 55

,, ºbilitó "el nacimiento del lector" puede ser leída


del autor pos1 . crónico que refleja las preocupa- Darnton reiteró este llamado a historizar y contextualizar los
ahora como un mtento ana

¡· d 1 d, d
posestroctura 1stas e a eca a de
estudios de la le~tura como parte de una misión de la historia
·10 de las revo1uc1ones , . . . del libro, expandida y marcada sociológicamente. Darnton hizo
c nes . . nes de la Nueva Cnoca 1iterana. Un
1960 contra 1as restr1coo 1 , un llamado por una mayor investigación sobre una historia de
este punto puede verse en e capitulo
mayor desarro11o sob re I la respuesta de los lectores que permitiría la contextualización
. de lectura y ectores. del lugar de la imprenta en la vida cotidiana: "Necesitamos
6 ue recorre cuesoones .
' qEI "lector,, , tal como lo han demostrado los estudios de . trabajar más con los archivos", argumentó, "comparar las na-
. Michel de Certeau y otros, no es tan omru- rraciones de las experiencias de los lectores con los protocolos
Roger Ch aroer, th ·
, ornamente creativo como Bar es nos quiere de lectura de los libros y, cuando sea posible, con sus conduc-
potente y aut on . 1 " ,
( Punto al que alude Michel Foucau ten ¿Que tas" (Damton, 1990: 157). Además, los historiadores del libro
h acer creer un , .
:>" su refutación de Barthes). Mas bien, como nos tienen que prestar atención a los vínculos flexibles y recíprocos
es un autor. , . . d hº , .
recuerda Chartier, la lectura es una acovida 1stoncamente entre los lectores y los productores del texto, y la manera en
mediada: el significado textual "depende de las formas a través que los significados derivados de los textos podrían cambiar
d las cuales es recibido y asimilado por los lectores (u oyen- con el tiempo. Los historiadores de la lectura requieren, desde
e " . ,
tes)" (Chartier, 1989b: 48). "Debemos reconocer , cononua su punto de vista, "confrontar el elemento relacional en el co-
Chartier, "que la forma produce sentido y que incluso un texto razón de la cuestión: ¿cómo los cambios en la lectura producen
fijo resulta investido de nuevo sentido y estatuto (statut) cuan- cambios en los textos?" (Damton, 1990: 187). Al haber estu-
do cambia la forma física a través de la cual se ofrece para ser diado la lectura como un fenómeno social, los historiadores
interpretado" (Chartier, 1989b: 48). El resultado es que cual- del libro "pueden responder muchas de las preguntas acerca de
quier estudio de las prácticas de lectura y de las respuestas del 'quién', 'qué', ' dónde' y 'cuándo', que pueden ser de gran ayu-
lector debe confrontar necesariamente el contexto en que tales da en el abordaje de las más difíciles sobre 'por qué' y 'cómo"'
actividades tienen lugar: "Una historia de los modos de lectura (Darnton, 1990: 157).
debe identificar las disposiciones específicas que distinguen a la Ahora estamos, en términos de Darnton, explorando los
comunidad de lectores y las tradiciones de lectura" (Chartier, "porqué" y los "cómo" de la historia de la lectura tanto como
1989b: 48). Hacer esto de manera apropiada -argumenta en el "quién", "qué" , "dónde" y "cuándo". Las fuentes p~a e~ta
otra parte el mismo autor- supone aprovechar las oportuni- historia siguen siendo fértiles y problemáticas: el ar~hi:º' m-
dades que ofrece la historia del libro, cuyos objetivos incluyen cluyendo las listas de las librerías, los archivos de la b1bhoteca,
la reconstrucción y la interpretación de "las condiciones del los registros del Estado, ofrecen datos generales que ~ueden
encuentro entre el mundo del texto, que es siempre un mundo ser usados para determinar los patrones y las tendencias q~e
de formas, soportes y objetos, y el mundo del lector, que es pueden localizarse o no, y lo personal, incluyendo cartas, dia-
siempre un lector definido socialmente por la competencia, rios y autobiografías ofrece presentaciones del yo del lector
las convenciones, las expectativas y las prácticas de lectura que que pueden proporcionar'. prud entes percepci·ones sobre . los
comparte con los otros" (Chartier, 1997 a: 1O). hábitos y prácticas de lectura de los individuos. Por eJemp_lo,
En su trabajo de 1986, "First steps toward a history of rea-
'T' .
1 be Engltsh Common Reader:
A Socza I.J,ory o1·
• ¡ H;..+ '1
the Mass

Readmg
. •
t 1
ding" [Primeros pasos hacia una historia de la lectura], Robert Public, 1800-1900 [El lector común inglés. U na htS on a socia
56 / DAVID F 1NKELSTEI N v A.L1sTAIR McCLEERY APROXIMACIONES T EÓRICAS A
-
LA II I STORI
A DEL LI BRO / Si

del publico lector, 1800- 1900], el infor~e de Ric~ard Altick cosas, el "circuito de la comunicación" de D )
. . , ,, arnton El conc
(1957) sobre la lectura en Gran Breta~a, ilustra la nqueza y la de "med tacton es esencial para apoyar 1 . · ' .epto
, b as mterpretac10
densidad que se deriva de este mater~al Y, a la vez, ~os alerta contemporaneas so re lo que es la historiad l I'b nes
· C 1· e 1 ro Y1a cultura
sobre Ja necesidad de recrear la histona de las mentalidades de impresa. orno exp 1ca Joan Shelley Rubi . "Al
· ·, d n. · rechazar
la cultura que se aborda -el "porqué" Y el _"cómo", co~o lo exi- la op1mon e que un artefacto impreso es · 1
· 1· ·' d l
materia 1zacion e as palabras de un autor el t, ·
· simp emente la
gen rigurosamente analistas como Henn-Jean Mart::m, Roger . ' ermmo se refiere
Chartier, Robert Escarpit, entre otros. a la multitud de factores que afectan la transm· · , d
. . 1s1on e1 texto"
El "cómo" de Darnton incluye tanto los elementos para- (Rubm, 2003 : 562). Michael Winship apoya esta int •,
1 - I "Al b, · erpretac1on
textuales del mundo impreso (un tema que ya se ha señalado a sena ar: . go asico para
. la historia del li.bro es enten der
en relación con el trabajo de Jerome McGann y Gérard Ge- que la literatura . es una mstitución humana , que erorma parte
nette) como la naturaleza del acto mismo de la lectura. Este de una matnz de fuerzas sociales y culturales de las que se
último tema fue el eje de la escuela crítica de la respuesta lec- desprende, en vez de ser algo puramente ideal O abstracto
tora que surgió en Alemania durante la década de 1970 y en la independie~te de ~a historia" (Winship, 1993: 95-96). Otro~
que Wolfgang Iser fue la figura predominante. Iser devolvió al se han movtdo hacia fuera, en su examen de esta matriz, desde
lector al centro del acto de la lectura, una posición de la cual las o~ras literarias hacia t~xtos tan variados como antologías,
había sido desalojado por esa atención limitada a las "inten- catecismos, manua!es y libros infantiles (Monaghan, 1989;
ciones" del autor y a la estructura del texto. En el modelo de Howsam, 1991; Pnce, 2000). Tal diversidad también sustenta
lectura de Iser, el lector era un participante activo y creativo en las multiformes iniciativas nacionales para la historia del libro
la producción de significado textual. Podría parecer, entonces, que han aparecido desde fines de la década de 1990, y de las que
que este modelo subraya la importancia de lo histórico, ya que han surgido publicaciones de varios volúmenes que tratan de
se desprende que los diferentes lectores en diferentes perío- rastrear preguntas como: ¿qué infraestructuras y mecanismos
dos producirán significados distintos a partir de la lectura. Este sustentaron los desarrollos de la cultura impresa nacional?
c~ncepto ha demostrado ser importante para permitir que el ¿Qué valor es culturales se transmitieron y se asimilaron en
histonador de la lectura pasara de la información sobre los los espacios de las comunidades locales a través de textos
individuos a las conclusiones sobre las audiencias, para tratar que circulaban en y a través de los territorios establecidos
de refutar la afirmación de Darnton de que "la experiencia de Y en desarrollo? ¿Y lo que se transmite de vuelta a través
la gran masa de lectores se encuentra más allá del alcance de la de los circuitos y las redes "imperiales"? ¿Quién manejaba
investigación histórica" (Darnton, 1990: 177). las máquinas, qué habilidades y talentos se requirieron y
desarrollaron en consecuencia, y quién creó la copia y financió
la distribución de lo impreso y de los textos en todas sus
L A HISTORIA DEL LIBRO y LA MEDIACIÓN formas (desde lo escrito y efímero al folleto, periódico, revista,
Ylibro impreso)? Estas discusiones se dan sobre todo en inglés
Con una amplia gama d t . . . Y en las investigaciones de habla inglesa correspondientes a
. . e emas e mqmetudes dispombles,
1os h istonadores del Iib d h . Australia, el Reino Unido, Canadá, Irlanda, Nueva Zelanda,
, . ro ca a vez an enmarcado sus trabaJoS
en termmos de "med· · , ,, ( . . Escocia, y Estados U nidos. Todos ellos han explorado Y nos
tacion s1gmendo las pistas de, e ntre otras
A. M cCLEERY APROXI.\IACIONES TEÓRICAS
58 / ÜA\' ID f I NKELSTEI N Y ni.,JSTATR A LA HIST OR
IA OEL Ll llRO / 5r)

. i: · , fundamentada empíricamente sobre impresa está siendo lentamente desplazada d d


Presentaron m1ormac1on . d d 1d . ., . l I es e e1centro d l
. , través de la soc1e a , y e esarrollo comurucac1on socia . pero e ª
1
la imprenta y e texto a . l d impresión (Griffith . a a periferia , todavía necesaria
de las infraestructuras nac10na es e la única
.
forma de información en la era electr, . '
omca.
ya no
. rr.rapp 1999· Lyons y Arnold, 2001 · Sm embargo, que en el futuro el libro ya n 1 . .
et al., 1997; H e11 mga Y i i ' . ' ' . ., o sea a principal
'A.1¡ K · 2002 · Flemmg et al., 2004; Lamonde d
forma e comumcac1on humana no signific
Barnard y H '. c enz1e, ' h . . . h a, como a1gunos
l 2005 _ Gillespie y Hadfield, 2006; Shea an-Bnght y críticos nos qmeren acer creer, la muerte del lib ro. De hec ho
eMt ª ·, ' . Amory y Hall 2007; Bell, 2007; Casper et al.,
unro, 200 6' ' M. h 20
muchos . han argumentado . que los nuevos medios a·enen e1po-'
2007; Finkelstein y McCleery, 2007; G erson y ic on, ,07; tencial de extender la VIda del libro a través- del comprom1so .
Margan y Thompson, 2008; Kaestle y Radway, 2009; Suarez ~?ividual con los textos ~sc~itos, co~o lo demuestra la explo-
y rr.
1 urner,
2009 ; McKitterick, 2009·, Nord et al., 2009;
. Brown s10n de los blogs, la creativa mteracc1on entre imagen t
.. b l y exto a
y McDougall, 2011 ; Gameson, 2011 ; Murphy, 2011, Walsh y través de sitios we especia mente adaptados y diseñados ¡
. d 1 'y e
Hutton, 2011 ). . consumo creciente e as versiones digitales de los textos im-
La historia del libro como campo de estudio marca a la vez presos a través del iPad, Kindle y dispositivos similares (Baron
un fin y un comienzo. Es evidente que a medida que nos aden- 2009). Como se~ala D enn_is ~aron, las nuevas tecnologías ne;
tramos en una era marcada por los debates sobre la "nueva" re- borran las antenores, se limitan meramente a añadir nuevas
volución electrónica, la "vieja" revolución de la imprenta, inicia- capas de complejidad a la forma en que recibimos y utilizamos
da en el siglo XV, asume un enfoque más claro y un cierre natu- la información; e l mundo digital ha desplegado la autoría y
ral. Así como las tradiciones manuscritas se fusionaron con las la lectura de maneras positivas, redefiniendo radicalmente el
nuevas tecnologías de impresión, ahora también estamos viendo espacio público y privado, y creando nuevas formas de promo-
fusiones similares y modos de complementarse entre los nuevos ver el flujo de información a través de las fronteras nacionales
y los viejos medios. La incorporación de la cultura visual dentro (Baron, 2009). Por otra parte, la historia del libro se ha consa-
de las formaciones culturales a partir del siglo XX (el avance del grado como un tem a digno de estudio en el ámbito académico
cine, la televisión, Internet) también h a significado una remo- Y ha provocado el interés de los editores que buscan nuevos
delación de la cultura impresa para dar cabida a estos medios espacios para gen erar listas y ventas: así como proliferan los
de comunicación. Esto es evidente en la form a en que ahora títulos y cursos sobre el tema, también se han multiplicado los
los libros forman parte de las industrias culturales occidentales manuales, las introducciones (como esta), guías, y volúmenes
contemporáneas, donde la creatividad, el capitalismo y el consu- con encuestas, necesarios para informar a los estudiantes sobre
mo se vinculan a través de la creación de productos mediáticos este tema (Howsam, 2006; Finkelstein y McCleery, 2007; Eliot
basados en textos (de los libros a las películas y "novelizaciones" Y Rose, 2009; Bland, 2010; Suárez y Woudhuysen, 20 10). Lo
del cine posterior). También es evidente en la manera en que ~ue todos tienen en común es la opinión de que la historia del
los textos impresos (periódicos, revistas) son ahora solo uno de hbro es importante por lo que dice sobre el desarrollo huma-
los muchos sistemas de comunicación mediática que compiten no. Sin la portabilidad y el alcance de los textos impresos, las
por la atención del público de masas. No h ay más que exami- formaciones sociales, culturales, legales, humanistas y religio-
nar los múltiples medios de comunicación a través de los cuales sas no se habrían desarrollado, ni transmitido, ni habrían mo-
se comunica la humanidad actualmente para ver que la cultura delado las creencias y los sistemas de todo el mundo.
60 /
A •
D AVID F1NKELSTEIN y ru,(STAI
R McCLEERY
-
APROXIMACIONES TEÓRICAS
A LA HISTOR
IA DEL LIBRO/ 6]

CONCLUSIÓN CUESTIONES PARA PENSAR

'tul se han expuesto algunas de las teorías


E n este cap1 o b . más
Estas son algunas de las preguntas clave
. e ha examinado brevemente e1 tra aJo de al- s para re flex·
1mportantes, y s d d i: l sobre los temas tratados hasta ahora ·En q , d'd ionar
d 1 ·ncipales teóricos que han a o rorma a a dis- , • . . e: ue me I a las d'
gunos e os pn d. d h' . versas teon as sobre la h1stona del libro ayud . · i-
• ¡·ma de la cu!tura impresa y a los estu 10s de 1a , 1ston a del
cip . 1 l .b an a exp1rcar el
modo en que os 1 ros pueden actuar como un fu
.b d
l1 ro uran te el último siglo. Se ha demostra
d
o como
d' .
la his- . ;, y , . d ¿·i: a erza para
e1camb 10. ¿ que tiene e 11erente el estudio d 1
toria del libro se ha deslizado desde las pasa as tr~ 1c10nes en , e os textos y
libros respecto d e otras areas de estudio?
estudios bibliográficos y textuales que buscaban fipr textos es-
tables y precisar intenciones tex?1ales, has_ta las preocupacio-
nes actuales que consideran los hbros y la imprenta dentro de
contextos culturales, sociológicos y bibliográficos más amplios
y fluidos. El capítulo ta~bién _ha eXJ?licado cómo la ~:toria
del libro ha desarrollado mteres en vmcular la producc1on de
libros y textos con los estudios sobre la autoría y la lectura. En
él se ha descripto cómo los historiadores del libro enmarcan
cada vez más sus trabajos en términos de "mediación", cam-
biando el énfasis desde la recuperación del significado exacto
del texto hacia la comprensión del lugar de los textos dentro
de la sociedad contemporánea. Las nuevas prácticas mediáticas
e Internet desafían la fijeza de lo impreso y crean nuevos vín-
culos entre las formas de comunicación visual, oral y textual,
y por eso es necesario que cambiemos el modo en que conce-
bimos los textos (pasados, presentes y futuros) para reconocer
los contextos más amplios en los que existen. Para hacer esto,
tal como se ha demostrado en este capítulo, la historia del libro
toma prestada y reformula una combinación de instrumentos
de análisis y de enfoques derivados de diversas disciplinas, que
van desde los estudios literarios hasta la historia, y los estudios
de comunicación y medios. La historia del libro ya no es sim-
plemente la esfera de los bibliógrafos o los críticos literarios,
sino que puede ser vista como una parte integral de la historia
de la comunicación humana.
' 2

De la oralidad a la escritura

INTRODUCCIÓN

La sociedad se basa en transacciones posibilitadas por los


procesos comunicativos. Gran parte de nuestras vidas giran
alrededor de esto, y nuestra capacidad de funcionar está fre-
cuentemente determinada por la precisión y uso más adecua-
do de la información y el conocimiento disponible. Desde el
comienzo de los tiempos, la capacidad y la habilidad de proce-
sar, decodificar, trasmitir y utilizar el conocimiento y la infor-
mación han sido altamente valoradas. Las culturas orales han
tenido sus griots [narradores], chamanes, brujos y sabios, cuya
función era preservar y transmitir las tradiciones orales, que
actuaban como repositorios de valores sociales y culturales, y
que eran convocados para juzgar, sanar, informar o entretener.
Las culturas escritas han convocado a sus escribas y filósofos
para preservar e interpretar el pensamiento y la actividad hu-
mana. Incluso hoy, aquellos que están capacitados para reco-
lectar, utilizar y manipular información tanto en forma oral
como escrita, con frecuencia desempeñan las mismas funcio-
nes, y vemos esto inmerso en una variedad de prácticas Y tra-
A TAIR M cCLEERY D E LA ORALIDAD
Ó~ / DAVID ftNKELSTEIN y LIS A ,_.. ESCRITURA / 65

. 1 .b jo desde gurúes de las relaciones zaron a requerir leyes, normas y códigos para ¡ .
diciones vrnculadasda tra ªa (una suerte de guardianes de la . 1 D h . as transacciones
comercia es. e esto, se a sugerido, surgió la .
públicas Y agentes e p~enses de bestsellers, periodistas, guio- escntura y no
información) hasta escritor como es de suponer, para grabar la lengua sino , b. ' '
.. , . ' mas ien como
· , entaristas culturales. . . dispos1ovo mnemotecmco (ayuda memoria) q
mstas) co~ 1 b d la escritura, en tanto ha sido integrada . ue se marcaba
Este capttu o a or a . b' , 1 h' . sobre superficies duras, como unas tablas de arcilla d .
. d l h' toria del ltbro y tam ten a a 1stona · 1 · · , estma-
das a registrar . . as comumcac1ones y transacciones econom , .cas
a los esmd1os e ª is • 1 D 1i , . 1
d municación socia . e nearcmos como y para inscnb1r la propiedad y demás derechos sobre biene~
de las estructuras e co ., 1 1
. d olló y se expandio en a cu tura europea ropiedades
la escnmra se esarr 'd d 1 . YP . (Schmandt-Besserat, 1982a, 1982b·, ~smann,,\ _
. d vínculos con las auton a es y as msti- 1994·· 18). Sm embargo, durante los aproximadame nt e tres
occ1denta1' marcan o fu d' d d .
. , alizados en mayor pro n 1 a en el ca- mil años del desarrollo social y político de la Mesopot •
tucwnes, que seran an 1 . . . . ' fi .e amia,
, Prestaremos atención al modo en que as trad1c1ones la escritura p1ctogra ca y cune11orme (cuneiforme deriva de la
p1tu1o 4 . d 1 ·
·
ora1es se mcorp oraron a la cultura temprana. e manuscnto ., palabra latina cuneus: cuña, lo que refleja la forma básica de
·
y 1a escnmra, y examinaremos cómo. la. escritura cambio , en los símbolos impresos en las tablillas de arcilla), junto con el
.lo con el predorruruo de la tecnologta de recitado público, se expandirían en términos de importancia
su estrucmra y eso
la imprenta. Este capítulo también recorre el modo en que la y estarían vinculados a los actos y rituales sagrados, "el pri-
escritura cambió su naturaleza debido al desarrollo de un pú- vilegio tecnológico profundamente protegido detentado por
blico lector y letrado, desplazándose desde ser us~da como una unos pocos que no eran solo académicos, sino también magos,
herramienta cultural para ser leída a muchos hacia un proceso médicos y sacerdotes" (Noegel, 2004: 134).
ue habitualmente dirigía sus resultados a lectores individua- La escritura mesopotámica fue una de muchas escrituras
~s y solitarios. Finalmente, el capí~o examina. ~revemente desarrolladas por separado en todo el mundo. Entre otras,
cómo los críticos han descripto la escritura al servicio del Esta- podemos contar los jeroglíficos egipcios, desarrollados alre-
do y el poder institucional, usada para la colonización política dedor del año 3000 a. C.; la escritura egea (llamado lineal A
y cultural de otras partes del mundo y en el contexto de las y lineal B), que data de 1650 a 1200 a. C., aproximadamente;
estructuras de clase. la escritura del Valle del Indo, de alrededor de 3000 a 2400
a. C.; la escritura china, de alrededor del año 1500 a. C.; el
alfabeto griego (precursor del alfabeto occidental) en torno al
LA COMUNICACIÓN SOCIAL A TRAVÉS DE LA ESCRITURA año 800 a 700 a. C.; la escritura maya, que se produce alrede-
dor de 50 d . C.; y la escritura azteca, que data de 1400 d. C.
Las tradiciones europeas occidentales de la comunicación (Martín, 1995: 1-42; Olivier, 2001: 197). La escritura jeroglí-
social a través de la escritura pueden rastrearse varios mile- fica egipcia demostró ser, en su concepción inicial, un sistema
nios atrás en el Cercano Oriente y la Mesopotamia. Se dice de grabación más sofisticado que la escritura cuneiforme su-
que alrededor de los años 3500 a 3300 a. C . las comunidades meria: su propósito era " la comunicación poütica, en lugar de
agricultoras sumerias empezaron a agruparse en ciudades-Es- la económica, el registro de los actos de especial significación
tado. Ellos inventaron nuevas técnicas de riego para cosechar P?lítica" (Assmann, 1994: 18). El uso egipcio de los signos icó-
las tierras secas, y las complejidades de la vida urbana comen- ntcos Y los símbolos, que ha llevado a algunos a considerar los
A. R McCLEERY
66 / D AV I D F1NKELSTEIN y ru,I STAI
DE LA ORALIDAD
A LA ESCRITURA / 67

. l'fi un género de arte pictórico, se basaba en la


Jerog 1 cos como transcripción que creía que las inexactitude · ,
oferta de representaciones grá~~as de actos o momentos _con- . . d d , s vio1anan los .
cip1os sagra os y ten nan consecuencias 1·m . pnn-
prev1stas y gr
cretos, sagrados , Sociales y polmcos, . que se tallaban
. en piedra Dentro de tales contextos, "una memoria p . aves.
, los protegía para la posteridad en espacios consagra- . . rec1sa es todo c0
y as1 se , . . b . Piar es sagrado, y el conoc1m1ento de las su..:l . '. -
. u ezas asociativa
dos. La escritura con jeroghficos eg~pc1os_ esta a org:mizada integradas en un texto eqmvale al conocimient s
en complejos niveles, que utili_z~b~n s1multanea,mente sistemas ,, (Lº · 198 o secreto de lo
divino 1Vlilgstone, . 6; Noegel, 2004: 137).
de comunicación fonéticos, s1lab1cos y logograficos. Contaba La verdad, la autoridad y el carácter sagrado d 1 b
con imágenes-signos para referirse tant~ a _los nom~~es como · b· , · , e a pa1a ra
escrita tam 1en se mcrustana en el movimiento rel · · ,
., 1g,.oso mas
a los actos. Como la escritura mesopotam1ca, tamb1en fue el influyente que emergio de la Cuenca del Sinaí durant 1 ,
. . . . e a epoca
espacio reducido de una se_c ción de ~l~te de la s_o ~iedad, un romana. El cnstlarusmo -surgido en el contexto de una cul
"sacerdocio con competencia en medicina y magia (Noegel, ,. h d tura
sina1t1ca . estrec
. , amente conecta a con el mundo helénico, ba¡o ·
2004: 135), con jeroglíficos "reservados para la 'escritura de la d
la ommac1~n romana, y en contacto a través del intercambio
palabra divina', como se le decía en egipcio, para la grabación y el comerc10 con otras culturas mediterráneas y árabes- en
en el espacio sagrado de la permanencia" (Assmann 1994: 19). un principio se basó en las tradiciones orales para difundir su
Esa reverencia por la naturaleza sagrada de la palabra se mensaje, con los apóstoles mismos a cargo de la tarea de pre-
transmitió a las culturas asentadas en las regiones del Sinaí y dicar el Evangelio a las grandes multitudes y de establecer las
Palestina, sobre todo encapsulada en la Biblia hebrea. Como comunidades cristianas a través de las cuales se difundían, por
señala Scott B. Noegel, esto no es sorprendente "ya que Israel vía oral, las narrativas y los mensajes religiosos. Luego, esas
se convirtió en un canal y un receptáculo cultural para las in- comunidades se quedaron con versiones y resúmenes escritos
fluencias egipcia y mesopotámica, dado que en Canaán (que de sus sermones y enseñanzas principales, para su uso futuro.
con el tiempo se convertiría en la tierra de Israel) apareció por A través de la reiteración, amplificación y grabación escrita
primera vez la escritura cuneiforme" (Noegel, 2004: 13 5). Las de los mensajes más importantes, la comunidad cristiana des-
inscripciones "protosinaíticas" y los signos alfabéticos inspira- plegó un conjunto unificado de doctrinas que aprovecharon
dos en jeroglíficos encontrados en la península del Sinaí, que los nuevos desarrollos en la tecnología de la escritura Oos for-
datan de alrededor de 1850 a 1500 a. C. y a menudo situados matos de los códices, las superficies de los pergaminos) para
al lado de los jeroglíficos egipcios, dan fe de estos vínculos y hacer su mensaje más transportable. El cristianismo conquistó
legados culturales (Lemaire, 2001 : 203-204). Aunque también el Imperio Romano a causa de su capacidad para ofrecer un
hubo diferencias obvias y desviaciones entre el uso y el desa- mensaje universal atractivo para las culturas griega y latina.
rrollo de los sistemas de escritura, lo que unía a las culturas de Las obras y los filósofos paganos se leían con el objetivo de
la Mesopotamia, Egipto y del Sinaí era la creencia en el peso tomar prestadas y reutilizar las ideas extraídas de textos claves
de las palabras, tanto escritas como habladas, "una concepción para convertir al no creyente. Al mismo tiempo, la evolución
de la palabra como vehículo de poder, de la creación por de- de una Iglesia Católica dominante desde el siglo IV en ade-
creto, Y del uso oracular de las palabras escritas y habladas" lante implicó la formación de nociones de tradición, donde
(Noe?~I, 2004: 134). En concreto, esto significaba una especial "los Padres de la Iglesia afumaban sin cesar que la Iglesia ~ra
atenc1on a la representación de las palabras, una práctica de la el único depositario de la verdad que los apóstoles le habian
68 / D ,WID F1NKELSTEIN y Ar,ISTAIR McCLEERY
DE LA ORA
LIDAD A LA ESCRITORA / 69

la Iglesia estaba habitada por el Espíritu


ya que so lO
Pasado,,'(M · d 1· · la ón- para familiarizarse y obtener una m e¡o1
· .
compre . ,
. 95 : 113) (la autonda re 1giosa en relación
Santo aron, 19 , ¿· , la escritura, y para perpetuar la realización correcta y unsion de
ergente de autona se 1scute mas adelant · fi
con e1 concepto em d l l b e de Jos ritos y sacramentos de la gloria de n · ~• orrne
en este lI' b ro) . La naturaleza sagradal e a pa•a, ra escrita
. se ·
Occidente " (Marttn,· 1995 : 126). La copia dios¡ Y 1ª unidad de
. , ¡ • l de la Iglesia con a encarnac1on escrita de la ., d . e os manuscrit
inserto en e ntua ) ara tales fi nes tam b 1en con UJO a mejoras en 1 . os
·b·¡· ( ci·atmente el Nuevo Testamento , tan prominente P . 1 . e esti 1o y la for
B 1 ia espe ma de la escntura: a escntura carolingia a m d'd -
• sagrados (algo similar 1 xh'b' . , reveren- , d d , ' e I a que se fue
en los espac10s , a a e 1 1c10n . . P erfecc10nan o urante este penodo, incorpor , .
. d 11 s sagrados - la Tora- en los espacios benditos ., , o nuevos siste-
cia1 e 1os ro o . mas de punruac1on que senan adaptados por lo · b
de las sinagogas judías), reproducida por otros medios visuales . . . . s m1em ros de
los moV1m1entos humanistas del siglo XV y reco d
r1 rma os en la
(pinturas, vitrales) y copiada para que los sacerdotes la usaran manera en que los conocemos hoy en día (para un d
. l mayor e-
para enseñar a los fieles. . . . . . sarrollo de 1os cam b10s en e estilo y la forma de la escntura .
A lo largo del primer milenio del calend,ano cns~ano, la es- véase más adelante en este capítulo). '
.
entura en Europa occidental se mantendna
. . contemda
. dentro
de la esfera eclesiástica y sería pr~cttcada p~mc1pal_mente den-
tro de los límites de los monasterios y abadias. Vanos momen- LAS TRADICIONES ORALES
tos de confluencia histórica y de iniciativas individuales de los
Estados producirían el desplazamie~to_ de la es~ritura hacia el Es importante señalar, sin embargo, que el paso de lastra-
exterior y en dirección a la esfer~ pu_bhca. Un eJemplo de ello diciones orales a las escritas implicó transformaciones sociales
fue el renacimiento cultural carolingio, encabezado por Cario- que copiaron, incorporaron y al mismo tiempo reformaron las
magno y sus sucesores en la región del valle d~l Rin y del Mosa viejas tradiciones para adaptarlas a las nuevas formas y con-
durante los siglos VIII y IX. Carlomagno traJO a los hombres textos. Walter Ong ha escrito mucho y con gran erudición so-
de letras para trabajar en su corte, extendió la copia de impor- bre las tradiciones comunicativas orales y el efecto que tuvo
tantes manuscritos y textos clásicos, alentó un resurgimiento el desarrollo de la escritura en las sociedades prealfabetizadas.
de la escritura en las actividades diplomáticas y administrativas "Más que cualquier otra invención" -sostuvo en una de sus
(Carlomagno republicó viejos fallos judiciales y eclesiásticos, y famosas declaraciones- "la escritura ha transformado la con-
pidió que los nuevos decretos y leyes se pusieran por escrito), ciencia humana" (Ong, 1982 : 77). En Oralidad y escritura, Ong
y en el año 787 reforzó el valor de lo escrito en Italia mediante comparó las disyunciones causadas por los cambios en la con-
la emisión de una proclama que afirmaba la superioridad de las ciencia comunicativa, y sostuvo que el desarrollo de la escritu-
leyes escritas sobre las costumbres orales. ra implicó nuevos tipos de experiencias cognitivas, distintas de
Carlomagno y sus sucesores también establecieron políticas las de la comunicación cultura! oral. Las culturas orales, por
educativas con el objetivo de poner orden a la formación de los su propia naturaleza transitiva, requieren habilidades y formas
clérigos y sacerdotes para el servicio religioso. Sin embargo, discursivas particulares. Ong usó una metáfora especialmente
como señala Henri-Jean Martin, la escritura, tal como se con- adecuada para describir los patrones orales de la comunicación
cibió en tales centros educativos, estaba ligada a los contextos cuando comentó: "El discurso oral por lo general se ha consi-
eclesiásticos, debido a que se utilizaba "un lenguaje común -el derado, aun en m edios orales, como un tejido o un bordado"
70 I O.-.vm F 1N KELSTE1 N v Ar.1sTAIR McCLEERY
DE LA ORALIDAD A LA ESCRITURA / 7J

(Ong, 1982: 13). Un aspecto particularmente importante del dernos gracias a que fueron escritos por Platón) E .
rnO . d dº , · n vanos
oralidad y del discurso oral es su dependencia de la memoria a diálogos registra os por s~s 1sc1pulos, Sócrates dedicó alguna
la repetición (entretejer la información, en particular, a pan{ cención a los efectos nocivos que creía que la escritu b
a l •d d . ra esta a
de pa~o~es recor:iocibles),_ !ª ~ue, con el objeto de retener e~ teniendo en a soc1e a griega contemporánea. Grecia .
a en la , ºd e d el cambº10, cuand o la sociedad hab ' se· si-
cusp1 .
conocnruento, la mformac1on tiene que ser transmitida por vÍ tuab ia as1m1-
oral en una forma repetitiva hasta que el oyente haya interna~ lado e incorporado. plenamente
. l l la escritura en todas las f:acetas
!! zado y retenido su signi~cado. Como explica Ong (1982: 23): de la vida po1ítica, socia y cu tural. Este fue un cambio resisti-
Los patrones de pensamiento asentados en fórmulas fijas son do por influyentes defensores _de una cultura basada en lo oral.
esenciales para la sabiduría y la administración eficaz". Se trataba de una batalla perdida, porque, como señala Ong:
Hasta el desarrollo de la imprenta, la escritura y la cultura
del manuscrito conservaron muchas de las tradiciones del dis- para la época de Platón (¿42 7?-347 a. C.) había sobrevenido
. fi h b' . . . un cam-
bio: los gne~os P?r ~ la 1dan mt~nonzado efectivamente la escritura,
curso oral: de naturaleza repetitiva y concebido con el fin de lo cual tomo vanos s1g os espues del desarrollo del alfabeto griego
entablar un diálogo en el que uno pensaba a través de su pun- alrededor de 720-700 a. C. [ ... ]. La nueva manera de almace l
l nar e
y::~~
· · · , e-
to de vista expresado en términos orales. Así, en la Inglaterra conocmuento no cons1st1a en 1onnu as mnemotécnicas sino en el t
del siglo XI encontramos a Eadmer de St. Albans comentando escrito. Ello liberó a la mente para el pensamiento más abstracto
ginal (Ong, 1982: 23-24).
que, para él, componer de manera escrita era similar a dictarse
a sí mismo, mientras que Santo Tomás de Aquino, que prescin-
día de los escribas para escribir sus propios textos, componía y Tal como lo registra Platón en la Carta VII, Sócrates te-
organizaba sus textos en "un formato cuasi oral": que incluía nía poco interés y aún menos fe en el valor de la escritura: en
en cada sección una lista de las objeciones que un interlocutor una ?,e sus frases n:1á_s, famos~s sobre el tema, Sócrates concluye
podría plantear contra las posiciones propuestas por Santo To- que una compos1c10n escnta sobre cualquier tema debe ser
más, un resumen de la propia postura de Santo Tomás, y una ~n ~an medida _una creación de fantasía [y, por lo tanto,] [ ... ]
respuesta detallada a cada pregunta y consulta planteada por el ¡amas se ha escrito nada, en prosa o verso, digno de seria con-
objetor imaginario. sideración". En Fedro, un texto que aborda la naturaleza del
Estas posiciones reflejan la adaptación a la escritura de los amor, la sabiduría, la sociedad y el arte de las letras Sócrates
estilos de declamación oral. La cultura del manuscrito "había volvi~ a coi:ita~ la leye~da del encuentro entre el rey de Egipto
conservado una sensación sobre el libro como una clase de ma- Yel dios egipc10 Teut (mventor, entre otras cosas, de la escritu-
nifestación, un enunciado en el curso de la conversación, más ra), como un comentario admonitorio sobre la escritura. Teut
que como un objeto" (Ong, 1982: 123). El cambio de las tradi- le ofreció al rey varias invenciones para que transmitiera a su
ciones orales a las escritas se fue incrementando gradualmente, pueblo, Y en el proceso conversó con él acerca de las ventaJ·as y
de . d e ca d a una, h asta que llegaron a la escritura. "Esta
. sventaJas
con personas versadas en las tradiciones orales que impugna-
ban con firmeza la validez de las tradiciones escritas. Algunos invención", ?ijo Teut, "hará a los egipcios más sabios y servirá
de los ejemplos m ás famosos de estas impugnaciones son los ª su memoria; he descubierto un remedio contra la dificultad
discursos filosóficos de Sócrates sobre la escritura, que datan de aprender y retener". E l rey de Egipto no estaba impresio-
del siglo IV a. C . (irónicamente, accesibles a los comentaristas nado Yle respondió al dios que la escritura produciría:
72 / DAvID F1NKELSTF.JN Y AL1sTAIR McCLEERY
DE LA OJl.\LJDAO
A LA ESCRITU RA/ 73

El olvido en las almas de los que la conozcan, haciéndoles despre .


la memoria· fiados en este aux1·¡JO· extrano
- a b an d onaran
• a caract ciar Pero como se señaló en el capítulo I esto b.
, • d eres ' . . ' . s cam tos no fu
materiales el cuidado de conservar los recuer os, c~yo rastro habr· rotalitanos, smo que eran formas de adapta . . eron
perdido su espíritu. Tú no has ~n_c ontr~do un medio de_ cultivar : 1 · CIOn Y mezcla
1 acomodaban as antiguas estructuras de co . .. que
m emoria, sino de despertar r:m1~1sc~ncias, y das a tus discípulos la . murncac1on en 1
seno de las nuevas y cambiantes formas com . . e
sombra de la ciencia y no la c1enc1a misma. Porque, c uando vean . _, u111cat1vas.
. d . que La escntura desempeno un papel import ¡
pueden aprender muchas cosas sm maestros, se ten ran ya por sabios ante en a evo
y no serán más que ignorantes, en su m ayor parte, y falsos sabios ¡1150~ lución de 1as 1enguas nacionales - no solo e . . -
portables en el comercio de la vida.
., d I f' . n termmos de
fijac10n e a ortogra 1a, la smtaxis y las reglas ¡;
· d 1 ·, orma1es y
convenc10nes e a vers10n escrita y oral de la 1 .
., , . d . engua, sino
Un lector, le advirtió Sócrates a Fedro, "tiene que ser un gran ramb1en en termmos e proporcionar la base de l· -
necio si piensa que lo escrito puede hacer algo más que recor- za forma 1 y 1a d 1.fus10n
.,
de la lengua más allá de ¡
a ensenan-
. . ., as fr onteras
darle algo que ya conocía de antemano" (Mangue!, 1996: 58). reg10nales. La fiJac10n de la lengua (por escrito y de manera
Lo que es evidente aquí es la manera en la que Sócrates asume i1:1presa) y de sus normas ~e posible gracias a la ayuda de
y utiliza viejas convenciones y marcos de referencia (es decir, la ciertos marcos_de referencia comunes que permitieron que
memoria y las tradiciones de la cultura oral) para hacer frente todos compartieran su uso .
a nuevas realidades. Aquellos empapados en las tradiciones que Al mismo tiempo, críticos como Jack Goody y Marshall
aprecian la memoria, naturalmente no estimarían demasiado McLuhan ha_n, demostrado qrn~ la escritura (y luego la impren-
una forma social (la escritura) que cambiara esas normas y va- ta) desempeno un papel crucial en la r eorientación y refor-
lores, y requiriese la adopción de diferentes h abilidades. mulación de la experiencia a lo largo de la historia humana.
Pero la ola de cambio barre a aquellos como Sócrates. La Ello_s ha~ sostenido que el encuentro del hombre con la página
naturaleza misma de la escritura exigió una adaptación cultural escnta e impresa, y en particular con el alfabeto fonético lineal
~ueva en la medida en que aumentó la cantidad de gente alfabe- (~ ~i~:rencia de los pictogramas y jeroglíficos), produjo una
tizada. Como señala un crítico, "el conocimiento avanzado de div1s10n entre, como McLuhan lo sintetiza de manera memo-
la escritura propicia la composición verdaderamente escrita, en rable, "el mundo mágico del oído al mundo neutro de lo vi-
la cual el autor compone un texto que es precisamente un texto, sual" (McLuhan, 1962: 32). Walter Ong dedica varias p,1ginas
con~entra sus palabras sobre el papel. Esto proporciona al pen- a delinear los muchos cambios que él advierte en el paso de
sarruento perfiles distintos de los que posee el pensamiento que la cultura oral a la letrada. McLuhan, en cambio, se centró en
se produce oralmente" (Ong 1982: 94). Los cambios crecientes muchas de sus influyentes obras (como La galaxia Gutenberg y
desde el manuscrit? a la cultura impresa ocasionan lo que Ong Comprender los medios de comunicación. La extension del ser huma-
Y º.ri:os ,~an resumido como la creación de un nuevo "mundo no) en la "revolución Gutenberg", argumentando que los efec-
noet1co ' que implica ca m b'ios d esd e Ios espacios. orales a los Vi-• tos del alfabeto griego, la escritu ra romana, e incluso la cultura
suales, un deslizamiento
. · ~ h ac1·a ¡os procesos racionales
· · Ies
y lmea rr:iedieval del manuscrito, fueron insignificantes en compara-
de pensamiento en la com . . • . . . ., ción con la mucho m ás radical división en la conciencia huma-
. urncacion impresa "la 1mpos1c10n en
eI d1scurso de un sentid O d . ,, ' . na que resultó del desarrollo de la imprenta. "Desde el punto
tu a1 mas, e e cierre , y modos de abordaJe tex-
rormales m · · • ) de vista de los recientes y profundos conocimientos acerca de
, ecarncos e impersonales (Love, 2003 : 54 ·
los componentes visuales de la experiencia", sefialó 1\kLuhan:
7.J / D AVID FJNKELSTEIN v ALISTAIR NlcCLEERY
ÜE J.A ORALIOAO A LA ES CRl ' I !; R,\ / 75

E l mundo griego se nos aparece como tímido e indeciso p


fase del manuscrito, de la tecno logía del alfabeto, nada hub~ ero en la algo más de J.500 caractere~ o una página_ impresa [... ¡ de un,,~ 3 ()()<)
se la suficiente intensidad p ara separar comple tamente lo v ·que tuvie. caracteres (incl~yendo esp~c10s, que no existen en un texto manu \c:nt(J
' ·1. N 1" au n 1a escritu
· ra d e I os romanos tuvo fu er za parisuaJ de scripntrll contm1111) (Martm, l 995 : 58-59).
tacn h de 1o
La escisión de los sentidos y la ruptura y alejamiento de la dª. acerJo.
. . unens·,
10n El historiador romano Plinio el Viejo afirmó que el perga-
VJSual no se produ¡o h asta que tuvo lugar la experiencia de 1
.,
1962 : 70).
d . 'fi
c1on en masa e npos exactamente uni arm es y repetibles (M L
a produc
c uhan,
·
::1 II
.
0
hecho de pieles de animales, había sido pe rfeccionado
•síglo a. C . p?r. ~ ~men es, rey de Pé~gamo, como con-
secuencia de la proh1b1c1on de exportar papiro de Egipto esta-
Más d e veinte años después, aunque manifestara su rech blecida por el rey Ptolo~eo, que deseaba mantener el secreto
por la prosa acad émica de McLuhan, que r esulta ba incom azo de la producción del p apiro dentro de las fronteras egipcias. El
st' bl e para 1os o bJettvos
. . aca d errucos,
' · El1za
. b eth Eisensteín u pre-
, hallazgo de cuaderni_llos hechos con pergamino que databan
1
aproX1mac1on genera e c u an para articular una no ·, ª
. . ' 1 d M L h so de un siglo antes sugiere que este dato puede ser in exacto.
· ·1ar so b re e 1erecto,
s1m1 r
en l a sociedad
. europea occidental dc1on 1 Cualquiera sea la verdad, el pergamino, más flexible que el
"fiJeza
' . ' fi " fu
ttpogra ca , un punto que ya e abordado en el ca 1,_ ' e a papiro, permitió el desarrollo_ del códice (páginas rectangu-
rulo 1 (Eisenstein, 1983: 41-90). P lares, unidas o pegadas y escritas de los dos lados) alrededor
de los años 40 a 103 . Mientras que la mayoría de los roma-
nos preferían m antener los rollos tradicionales, los cristianos
CAMBIOS TECNOLÓGICOS promovieron la preserv_ac_ión de ~t~s textos sagra~os y trata?os
médicos en forma de cod1ce y utilizando papel vitela -un upo
Los cambios desde la culrura oral a la escrita fueron facilita- de pergamino m ás r esistente, hecho con pieles de animales-,
dos p~r los avances tecnológicos y el desarrollo de importantes no solo porque el códice de pergamino era más fácil de con-
materiales de escritura. Inicialmente, la adaptación del papiro sultar, sino también porque su tamaño flexible y su durabili-
pa_ra su uso como material de escritura permitió a los egipcios, dad hacían que fuese más fácil de ocultar y transportar textos
gr1egos y romanos crear superficies lisas sobre las que escribir. prohibidos por las autoridades romanas. En el año 400, los
También se utilizaban cálamos cortados de una caña, que se su- códices de pergamino -y sus versiones alternativas más caras,
mergían en tinta y así se escribía. E l papiro, fabricado a partir del como el papel vitela- se habían convertido en toda Europa
secado de los tallos de las cañas de los pantanos, era lo suficiente- en el estándar del modo principal de circulación de los textos
m ente flexible como para enrollarlo, pero d emasiado frágil para manuscritos, "producidos como hojas reunidas en un formato
ser cortado y doblado como las h ojas de las páginas. Se dice que rectangular" (Mangue], 1996: 127). Una alternativa al perga-
los romanos idearon técnicas para pegar las tiras de papiro con mino, el papel h echo de cáñamo o de lino, emergería varios
el objetivo de crear rollos continuos. Gen er almente estos rollos siglos después. Se inventó en China, fue adoptado por los ára-
tenían entre 6 y 8 metros de largo, y allí estaba el texto escrito bes en el siglo VIII de nuestra era y se extendió por los estados
musulmanes a lo largo d el Mediterráneo (incluyendo España)
en columnas paralelas de entre 15 y 30 caracteres por línea, cada entre los años 800 y 1000; finalmente los italianos se hicieron
column_a tenía entre 2 5 y 45 líneas, lo cual daba "páginas" de 300 a cargo de su fabricación, y a lo largo del siglo XIII perfecciona-
1.350 sign os, comparables con la página actual escrita a máquina de
76 / DAvrn F1NKELSTEI N v AusTAIR M cCLEERY D E LA ORALIDAD A LA ESCRITURA / 77

ron las técnicas de producción (por ejemplo, introduciendo el del movimiento cultural humanista caracterizado por el
Parte l . . d
proceso de fabricación de pasta, las m arcas de agua y también . •smo, la empresa y e patrocm10 e una clase burguesa
dinanu , . , . d
suavizando la superficie a partir del ~so de gelatina animal). til cada vez mas nea que emergia en cm acles italianas
mercan . . , e
Así, las fábricas de papel en pueblos y cmdades como Fabriano como
Florencia y Venecia- meJoranan y peneccionarían la es-
. • ,
Bolonia, Padua y Amalfi se hicieron famosas en toda Europa'. . de manuscritos a 1 m corporar com o estandar el uso de
entura , .
Durante el siglo XIV, surgió una mayor competencia con las . , . s comillas, comas, puntos, parentes1s y otros signos de
ita1ica ' . b' .
fábricas de Francia y Alemania, y luego, en la segunda mitad ruación para indicar cortes y cam 10s en el s1gnifica<lo tex-
punl El uso de estos meto , dos sena
, d ,
ca a vez mas común con el
del siglo XV, le siguieron otros países (se establecieron fábricas
de papel en Estrasburgo en 1445, en Inglaterra en 1490, en ~a ~nimiento de la imprenta varias décadas más tarde, lo que
Austria en 1498, en Holanda y otros países del norte en 1500). rle:aría a la estandarización de lo impreso tal como estamos
E l uso del pergamino, el papel y el formato del códice afecta- acostumbrados a verlo e interpretarlo hoy.
ron la manera en que se ha conservado la escritura. Inicialmen-
te, el material escrito se conservaba bajo la forma de oraciones
continuas (scripta continua) en rollos o códices de pergamino, LA ESCRITURA, LA AUTORIDAD Y EL INDIVIDUO
y esto servía a los que podían leer en voz alta para distinguir
entre los sonidos de las palabras y, posteriormente, interpre- A través de, e incluso mucho más allá de 1500 (cuando
tarlos. Los problemas surgieron con las consiguientes malas empezó a funcionar la impresión mecánica), la escritura y
interpretaciones de un texto debido a la falta de signos para el conocimiento de ella estaba limitado a las élites de la so-
marcar detenciones, pausas o finales (Martín, 1995: 54-59). ciedad -la corte, la ley, los laicos, religiosos y sacerdotes-.
E n los primeros textos griegos y latinos puede encontrarse El auge de las bases de poder regional con estructuras polí-
puntuación de todo tipo, pero su uso y estilo eran erráticos ticas formales requ ería individuos que pudieran interpretar
y, en Europa occidental, el uso de las formas de puntuación los códigos escritos: el decodificador, el escriba, cuyo papel
para indicar pausas en el discurso seguiría siendo igualmente en los circuitos oficiales de grabación , desciframiento, y di-
errático e irregular durante la mayor parte del medioevo. En fusión de información fue creciendo y desarrollándose hasta
algún momento después del siglo VII se desarrollaron méto- que se convirtieron en los oídos, los ojos y las voces de los
dos para indicar énfasis y detención en el fluj o textual, en este gobernantes y las élites políticas. Tal acceso les dio poder,
caso, a través de la introducción de puntos, guiones y comas. como el que tenían los g riots y los chamanes en las socie-
En el siglo IX, los monjes, ahora los principales guardianes de dades basadas en la cultura oral. Pero la escritura, pese a ser
las tradiciones escritas europeas, com en zaron a aislar partes de un proceso de transformación también mantuvo la forma de
la oración en sus transcripciones manuscritas, por medio del la cultura oral de la que surgió, a m enudo manteniendo por
agregado de más signos de puntuación y la introducción de escrito la forma d el diálogo y la conversación, con ornamen-
diferentes colores de tinta para indicar el comien zo y el final tos retóricos y repeticiones generalmente asociados con los
de las secciones. Al transcribir textos clásicos para nuevas bi- patrones del habla.
bliotecas, los innovadores italianos de comienzos del siglo XV. En este contexto, el manuscrito europeo occidental Y la
como Poggio Bracciolini y N iccolo de iccoli -que formaron producción textual resultaron comprometidos con la suposi-
- CLEERY D E LA ORALJOAl)
A• 1sTAIR MC A LA ESCRITURA/ 79
78 / DAVID FIN ){
ELSTEIN y ru,

esultados, pero que mu- Otro aspecto crucial en el ejercicio de


, leer 1os r fu . ese poder e
. , de que pocos pod ian , d los La escritura e conce- n cepción de 1a escritura como acción pe ra una
c1on , chan o · d co . rmanente q fi
más acabanan escu l ( n punto elabora o en otro a los senndos. En un famoso tratado sob ue a ec-
h
c os 'd voz a ta u l tab . . re Ia verdad
arnación en la escntura (Ftlobiblión l 34S) Ri h Y su
bi.da para ser le1l'ba en) EX1st1a
. ,
1a o pinión de queb eer un'dtexto enC . ' , c ard de Bu
cap1
'rulo de este I ro · d hacer que co rara v1 a, de
anera e d' e ( lZ87-1345) opmaba sobre el valor .
de la escritu
ra YIos textos
ry
de una manera que contrasta d1rectamente con
en
voz alta era una m . d
' ntu e un
modo que era 11erente de
. . 1as I'deas de
roporcionarle un espi no estaban destmados a ser 1
Platón sobre a. cu
1tura escnta. Para De Bury la .
P ·1 . Los textos l - , fí . d ' escritura era
la lectura en s1 encw. . compartidos. En e ano 383, manifestac10n s1ca e la verdad con un efiect b
. o smo a ser . una , , ' o so re 1os
leídos para uno misrn . •ta a Ambrosio, obispo de Mi- tidos mas fuerte y mas duradero que el del mero d'
"b bre su vis1 sen ,. 1scurso.
San Agusún escn e so ra él era inusual, pues San Ambrosio Como sugiere un enoco, el argumento de De Bury era que
lán donde ve algo que _Pª "la verdad que aparece [... ] en el pensamiento, el habla O la
está leyendo en silencio: escritura, es más provechosa en los libros". Tal como afirma
, 1 . s recornan , l·as páginas y el corazón profundizaba De Bury, la escritura tenía una pennanencia que superaba la
Cuando le1a, os o¡o descansaban. Muchas veces, estando presen tación o ral:
I
el sentido, pero la voz Yla enguad·e se le prohibía la entrada, ni había
tes porque a na I
nosotros presen - .
, ·¡ .
. . te- lo vimos leer as1 en s1 enc10 y
b de anunciarle a1 V1s1tan ' Pues el significado de la voz (virtus vocis] perece con el sonido, la ver-
costum re 1 1996· 42).
. , de otra manera (Mangue '
¡amas . dad latente en la mente (mente latens] es la sabiduría que está escondida
y el tesoro que no se ve, pero la v~rda~ que resplandece en los libros
. Ita era la norma, aquí se daba un com- desea manifestarse a todos los senodos 1mpres1onables [011111i disciplina-
S1 la lectura en voz a .
. , esas normas lo que consotuye una bili sens111l Se encomienda a sí misma a la vista cuando se lee, al oído
rtamiento que rornp1a ' . cuando se escucha, y además de alguna manera al tacto, cuando sopor-
po ., formas culturales. Hasta bien entrado
adaptac10n a 1as nuevas . d 1 ta el ser transcripta, encuadernada, corregida y conservada (Müller,
. .
e1Renac1rn1en , to la escritura se concibió a paror
, ¡ e a supo-
L 1994: 38).
. . , de que 1os ¡ectores oían más que veian os, textos. as
s1c1on
lecturas públicas eran comunes ya que_pocos sab1an_leer, en Y La palabra escrita podía ser una maestra benéfica, una com-
cua1qmer · cas0 , habi'a pocos textos escntos a mano , d1spombles pañera sin defectos humanos, constantemente disponible para
para e1consu mo mas¡.vo (este tema se trata con mas detalle en ser usada, y viva en el sentido de capaz de proporcionar con-
el capítulo 6). versació n a aquellos que estuvieran dispuestos a participar.
Los que leían gozaban de una especie. d~ poder,, c~mo se También fue una presencia muy material: en la cultura del ma-
ejemplifica en los rituales de todas las reh~ones mas impor- nuscrito en particular, "el cuerpo del libro" - la forma física en
tantes. La Iglesia Católica, por ejemplo, al igual que muchas que existía la escritura- también funcionaba como "garante de
otras religiones organizadas, tenía en su centro representantes la longevidad de la palabra y de la presencia del autor Y del
que estaban allí como árbitros y explicadores definitivos de la significado" (Müller, 1994: 44).
palabra de Dios (el sermón del domingo, en el que se leían en El lugar y la "autoridad" del autor en la cultura del manus-
voz alta los textos y se los comentaba, era un ejemplo de un crito y la cultura impresa es algo que se discute en un capítulo
foro público donde se daba la reinterpretación oral de un texto posterior de este libro, pero lo que está claro es que a lo largo
escrito para el beneficio de una audiencia m ayor).
-
Dt LA ORALIDAD A
- . , AusTAIR McCLEERY LA ESCRITU RA / 81
80 / Ü i\VlD bNKELSTEl N )

d ¡ manuscrito en Europa occi- ~das Por los comentaristas españoles ~~U~p· 1


de la evolución de la. cul~ra e der a través de su presencia e simpatizaban con esta cultura- de un d or aquellos
qu ores y mo d os d e mte. 1·tgt'b'l mo o tal que refl eia
1 idad eurocéntr·
.
dental, la escritura e¡ercw su pdo un legado que se remonta a val . 1 XIX . icos. 0 fue •
material, algo que f~nna pahrte :no de los tiempos de la Me- hasta fines del s1g o y prmcipios del XX
.
d
cuan o se dese
sino
. · , en el discurso um . . ., . eron y excavaron 1as rumas mayas y se resc u-
su mserc10n . .1 ar,·os La escritura s1rv10 para brl ataron artefa t
. ¡ Egipto prem1 en · . . aciales que revelaban una nueva visión de la cultu e os
sopotam1a Y e_ . l toridad política y rehg1osa, a la s ., d 1 1 ra maya, que
. ¡· emph 6car a au
crista izar Y e¡ . , d l Estados-nación. A medida que las 1a Percepc10n . e . a cud tura maya empezó a ser re1ormue
1ada de
par con la evolucwn e _odsental se fueron fortaleciendo desde un a manera distinta e aquella que había sido d d
· de Europa occ1 . . d l mo eIa a por
potencias d pliaron su control sobre los ternto- los reo-istros
0-
escritos e os españoles que habían
reemp1azado
r
. '
el si lo XV en a eIante, am . estos artefactos en su conqmsta de América Centr ¡ (As h
g . . imponiendo, en este proceso, nar-
rias y colonias extran¡eras, b , y Ascher, 1981 ; Radicati de Primeglio, 1992; Lavalléae 20; 1
.d des políticas que se reforza an a traves
mas culturales y real1 a . d . El trabajo reciente de, los historiadores culturales, 'h.1stona-
•·
erdos reproducidos e manera escnta
de estatutos 1ega1es y acu dores del libro, an~o~ologos y sociólogos ofrece materiales
(y, eventualmente, impresa). considerables y casw~ttca sobre los resultados de la colisión en-
tre los poderes color:uales y los grupos colonizados en la cultura
oral, la escrit~, y la impresa. El tr~bajo de Chris Bayly y otros
EscRITURA y PODER
sobre las trad1c10~es orales y e:cntas d_e la !ndia, por ejemplo,
Mucho se ha escrito acerca de los efectos que la imposi- ha mostrado magistralmente como la histona de comunicación
. , n de la escritura ha tenido en la formación de los valores escrita e impresa de la India cambió en respuesta a la invasión y
CIO . ., l' . l la interacción con las culturas y las influencias externas (Bayly,
lturales y en la justificación de la dommac1on po 1t1ca en as
~~nas colonizadas por las potencias de Europa occidental. Es 1996; Finkelstein y Peers, 2000b; Damton, 200l;Joshi, 2002;
un lugar común decir que, a menudo, la historia la escriben _(y Ghosh, 2003). Los mongoles trajeron las tradiciones manus-
reescriben) las clases dominantes en términos culturales e his- critas de la cultura persa para influir en las funciones cortesanas
tóricos. La conquista por parte de España de América Central y el funcionamiento de la burocracia oficial; la incursión de las
y de América del Sur durante los siglos XV y XVI ofrece un potencias europeas desde fines del siglo XVI en adelante fue
ejemplo de ello. La llegada de los conquistadores españoles resistido, con frecuencia, a través de la asimilación y la reorien-
a México en el siglo XV, por ejemplo (y la consiguiente des- tación de sofisticadas herramientas de comunicación: los que
trucción de la cultura maya), produjo una estela de misioneros lucharon contra el levantamiento hindú de 1857, por ejemplo,
cristianos decididos a llevar la salvación a las razas paganas. utilizaban materiales escritos y redes de comunicación oral E
Uno de los efectos secundarios de este fluj o fue una margina- para forjar la resistencia de un modo que confundía a la inteli- t
!
ción y una falta de comprensión de la cultura maya y sus arte- gencia británica en sus esfuerzos por recolectar información Y
factos. Los registros sociales que los mayas conservaban bajo la comprender los rápidos y cambiantes acontecimient~s. .
forma del quipu (un intrincado tejido de cuerdas y nudos que El ensayo clásico de Don McKenzie sobre la historia de
ciertos escribas mayas eran expertos en descifrar) fueron des- Nu_eva Zelanda, que se centra en interpretaciones contra_dic-
truidos, y las costumbres mayas fueron posteriormente regís- tonas del Tratado de Waitangi entre jefes maoríes Yoficiales
DELA ORALIDAD
AusTAIR M cCLEERY A LA ESCRITURA / 83
82 / DAVID F1NKELSTEIN y

su galimatías posee un sentido que fin¡•o d ·r


. , la corona derechos sobre la que .. d' ese, rar· el e .
., . 1840 (que ced10 a . al surge casi mme 1atamente y me dispen d ' omentano
bntamcos en •mi.lar cómo el discurso oral y verb . (L , . S sa e reclama ¡ 1
de manera si ' ciones necesanas eVJ- trauss, 1988: 32 !). r asacara-
tierra) demuestra, , . os" señalados por Walter Ong)
. (l "mundos noeoc . . .
el impreso os
, h n momentos
particularmente sigmficativos La cuestión importante aquí es la forma en .
podnan c ocar e E te caso el poder soberano y el , . . d . que e1¡efe de
ibu capto la importancia e la escmura com e
. . humana n es ' 1a rr o una 1orma
de la histona d. los diferentes medios por los cua-
'b l en Nueva Ze1an a, y . ) d' 1 de mantener. su. estatus, lo que. le, permitió actuar como inter- .
tri ª l d (lo oral versus lo impreso , 10 ugar mediario prmcipal entre los md1genas y el exterior. En este
1es se e¡ ·ercía ta po er ·
. disputadas y radicalmente diferentes ejemplo, Lévi-Strauss documentó un momento en el que se
· rerpretac10nes muy . •
ª m . .6 dO ían los documentos escntos e impresos utiliza la escritura como agente de poder, como método para
del s1gru ca que ten K · 198
roduc 'd d , d l hecho en cuestión. (Me enzie,. 4). conectar y controlar el acceso al mundo exterior. Pero en este
1 os espues e
P . . •¡ r del uso de la escntura para e¡ercer el
Un e¡emp1o s1IIll a , caso, lo importante no era la escritura per se -la comprensión
,. el tribal es reoistrado por el antropologo fran-
poder po¡1oco y 0- L, · S de los símbolos con fines comunicativos-, sino más bien la es-
cés Claude Lévi-Strauss. En la de~ada
,
?e ~ 930, eVI- trauss critura como símbolo que se toma prestado con fines sociales
, · - os estudiando a las tnbus mdigenas de las selvas y no intelectuales. Lévi-Strauss utilizó este incidente para re-
paso vanos an " ., d . ,,
bras1·¡enas.
- En el si·0cmiente -
extracto de Lecc10n . e escntura . , flexionar sobre el papel fundamental de la escritura y la cul-
parte de su Tristes trópicos, estudio pionero publicado P?r pn- tura escrita en la sociedad, concluyendo que la clasificación
mera vez en 195 5, describe un encuentro con los na~biquara, y la colocación de los individuos en castas y clases era uno de
una tribu india, que implicó la apropiación de la escritura con los objetivos principales del lenguaje escrito en la civilización
fines políticos: occidental: "El único fenómeno que ella ha acompañado fiel-
mente es la formación de las ciudades y los imperios, es decir,
Se sospecha que los nambiquara no saben escribir; pero tampoco
dibujan, a excepción de algunos punteados o zigzags en su_s calabazas. la integración de un número considerable de individuos en un
Como entre los caduveo, yo distribuía, a pesar de todo, ho¡as de papel sistema político". Y concluye de manera bastante provocativa:
y lápices con los que al principio no hacían nada. Después, un día, los "Si mi hipótesis es exacta, hay que admitir que la función pri-
vi a todos ocupados en trazar sobre el papel líneas horizontales ondu-
maria de la comunicación escrita es la de facilitar la esclavitud"
ladas. ¿Qué querían hacer? Tuve que rendirme ante la evidencia: escri-
bían, o más exactamente, trataban de dar al lápiz el mismo uso que yo (Lévi-Strauss, 1988: 324).
le daba, el único que podían concebir, pues no había aún intentado dis- La posición de Lévi-Strauss, aunque sea extrema, no es úni-
traerlos con mis dibujos. Para la mayoría, el esfuerzo terminaba aquí; ca; Foucault, por su parte, ha llamado la atención de la crítica
pero el jefe iba más allá. Sin duda era el único que había compren-
sobre la naturaleza transgresora de la escritura ("un gesto lle-
dido la función de la escritura: me pidió una libreta de notas; des~e
entonces, estamos igualmente equipados cuando trabajamos juntos. El no de riesgos"), un discurso inexorablemente cercado ~or la
no me comunica verbalmente las informaciones, sino que traza en su censura, el control del Estado y el ejercicio de la propiedad
papel lín_eas ~inuosas y me las presenta, como si yo debiera leer su res- legal sobre los textos (sobre todo después del desarrollo de
puesta. El mismo se engaña un poco con su comedia; cada vez que su
la legislación de los derechos de autor en los siglos XVIII Y
mano acaba una línea, la examina ansiosamente como si de ella debie-
ra surgir la significación, y siempre la misma d~silusión se pinta en su ·J.L\.J. Ba¡o
"Ylv\ · tales circunstan cias, la escntura
· - "un acto ,colocado
.
en el campo bipolar de lo sagrado y lo profano, lo licito Y 1
0
rostr0- Pero no se resigna, y está tácitamente entendido entre nosotros
DE LA ORALIDAD
84 / DAV IIJ F1NKELSTEIN y ALISTA IR McCLEERY A LA ESCRIT URA/ 85

. . bl ~ 1 o"- se convierte en objeto de Yutópica de. una sociedad


, ·
sin escritura 'd
' regi a por pal b
ilícito, lo religwso Y 1O as en n las resrricciones y códi- mundo pu d1era otr y signos que todos d'
. ., I
ª ras que todo el
pu ieran entend C
. ·· I ndo no cump1e co fuera su mtenc1on a representar un leva t .
. 1 n amiento po 1
er. ualquiera
1mc10 pena cua . . i·osos contemporáneos (Foucault, sangnento, y a os rebeldes como incaut . pu ar como tonto
· 1 políacos y re11g . Y os manipulad
gos socia es, L h. . de la censura de la escntura y de evidente que 1a causa subyacente a la rebel·, os por otros, es
1 1sto ion es 1a hostITId d
1984: 108-109). ª :ia , II' del alcance de este capí- rora, a la que se culpa por las revueltas q i a a la escri-
1 d ción textual esta mas a a (Chartier, 1989b: 123). ue trans orman la sociedad
ª pro uc fr aludable aproximación al papel que la
rulo pero O ece una s . .
' . •, · restó al apoyar, contestar o res1st1r las
comumcac10n escnta p , Aquí, se representa a las clases baJ·as preoc d
formaciones culturales contemporaneas. ., upa as por el po-
. b e la obra de Shakespeare tamb1en ofrecen der encarna d o en e1 acto de la escritura y la a t ·d d
Los estu d10s so r . . . . ' u on a que les
· proXJ·mación a la contmua resistencia a la uu- imponen las estructuras oficiales apoyadas por 1a cu1tura es-
una mteresante a .
.1zac1on
· , pol'a·ca de la escritura para conrrolar a la sociedad du- crita. (la. ley, el Estado, la Iglesia). Tales preocupa c10nes
· ,
senan
l 1 _ .
· los XV y XVI Tal como lo senala Roger Charuer sustituidas, a su vez, por las preocupaciones de la clase letrada
rante 1os s1g · . . ,, . , .
"Th racrical impact of wnang [El impacto practico de la sobre los efectos de . la imprenta en la cultura del manuscrito.·
en eP VI 1 b h. , . d
escritura], la segunda parte de Enrique , a ra 1stonca e ? La llegada de la . imprenta a fines del siglo XV y pnnc1 · ·p1os
·
Shakespeare de 1594, por ejemplo, presen_ta ciertos ~omentos del XVI p~o?uJ~ un proc:~º de cambio cultural que amena-
del choque entre la cultura oral y la escnta (Chart1er, 1989b: zaba los pnvileg¡os de la elite y las zonas bajo su conrrol. Un
111-160). Entre los eventos descritos está la rebelión de 1449, buen ~jemplo d~ este tipo d~ reacciones es el caso del monje
cuando Jack Cacle, que enrra a Londres con el objetivo de ma- veneciano del siglo XVI, qmen argumentó en el Senado de
tar a "todos los abogados", ataca al secretario de Chatham y Veneci_a (para ~u aprobación general) en contra de la adopción
destruye los lugares donde se produce y se rransmite la cultura de _la~ mno:aciones de la imprenta de Gutenberg. Había que
escrita (en este caso, los rribunales, los archivos y las fábricas resistir~ la imprenta en favor de la escritura porque -explicaba
de papel). El propósito declarado de los rebeldes es restablecer el monJe- esta alteraba los textos (a través de su circulación
la cultura tradicional y las normas del discurso, incluyendo las con fines de lucro, en ediciones mal hechas e incorrectas); co-
leyes basadas en las proclamas orales y el registro de d eudas rrompía la mente (poniendo a disposición del público general
y transacciones comerciales no a través de libros y de papel, Ysin la debida autorización o consentimiento de la Iglesia, tex-
sino a través de los sistemas o-adicionales alternativos (como tos amorales o peligrosos), y atentaba conrra el conocimiento
las muescas en la madera). A pesar de que Shakespeare escribió (poniéndolo gratuitamente a disposición de los ignorantes)
esta obra de teatro 150 años después de los acontecimientos, (Chartier, 19896: 123).
los ~sa -tal como señala Chartier- para poner de relieve las Lo que el descubrimiento de Gutenberg en 1450 finalmen-
tensiones entre dos culturas: te le permitió hacer a la gente era producir masivamente los E
,..
textos y hacerlos circular de un modo que no tenía preceden-
una bas~da_cada vez más en el recurso a la palabra escrita, tanto en la É
tes. Antes, la circulación del conocimiento se limitaba a los tex-
esfera publica como en la privada; la otra basada en la estima nostálgica
~os producidos a mano que circulaban de manera privada. La
información sobre acontecimientos internacionales a menudo
sobrel . ¡Roger Chartier ofrece un product1vo
fun ·, d
· ana-11·s1·s de las reflexiones de Foucau1t
I
a c1on e autor, en Chartier (1994: 25-60). circulaba a través de relatos manuscritos enviados entre gen-
AL1sTAIR McCLEERY DE LA ORALID
86 / DAVID F1NKELSTEIN y AD A LA ESCRITURA / 87

·dades civiles o eclesiásticas que a escrita han tenido que lidiar con la ide d .
. derosas autorl tur . h a e que la d1fu . ,
te y naciones po ' . ban O se hacían circular a través de1 conocirruento se omologaba a la "pr f . , s1on
· b n y se reenvta o anac1on" ,
luego se copia ª A go del Renacimiento, las tasas de vieron que enfrentar los cambios en los , d 'Y c~mo
de redes cerradas. 10 1ar 1 · · d 1 tu 1 . e .,
ra procesar a m1ormacion. Fuentes de la é
meto os eleoido
?. s
. . , meJ·oraron pero e conoc1m1ento e a
l tu a y alfabenzac10n , l' . d l"b Pa 1 . . poca se que¡aban
ec . r d, fi do a unos pocos, una po inca e i era- d e que la cu tura impresa, al trmnfar sobre la c ltu .
escntura que o con na 1 · · 1 u ra escrita
'd
da y promovt a por
las iniciativas protestantes y uteranas en
- hl·zo mal al permltlr a. as. culturas .alfabetizadas igua ·
1 acceso
'
·glas XVII y XVIII para ensenar a todos (sin control) al conocim1ento previamente inacces1'bl e. Estas
Europa durante 1os s1 . . 1 .
ios a "ver con sus prop10s OJOS o que d
cuestiones se esvanecieron en la medida en que los individuos
a leer la pa Iabra d e D ' , 1b
Dios había ordenado y mandado a tra~es de su pa a ra sagra- y las instituciones ~provecharon las oportunidades para usar la
da
"(Ch · 19896: 118)2 (en el capitulo 6 se ahonda en el escritura con ~~ obJet~ de l_legar, a un p~blico más amplio. Este
aroer, d h" .
desarrollo de la lectura en la época moderna e 1a istona de capítulo tambien ~ª- discundo como las instituciones utilizaron
europea occidental). la escritura al serv1c10 del poder del Estado, y cómo los críticos
han descrito su uso en otras circunstancias sociales y políticas.
Tal como queda claro en otros capítulos de este libro, la histo-
CONCLUSIÓN ria de la escritura, la lectura y la producción textual ha estado
marcada constantemente por procesos de cambio, evolución e
La historia de la comunicación humana se ha caracterizado integración, que forman parte del circuito de la comunicación
por cambios radicales en las prácticas ~ultural:s, a~~ como por humana, que es una parte cada vez más importante de los estu-
procesos de resistencia, alojamiento e mternahzac1on. En este dios actuales sobre la historia.
capítulo, hemos explorado cómo, en la historia europea occi-
dental, las culturas orales se enfrentan a ciertos retos impuestos
por el desarrollo de una cultura escrita o letrada que adoptó y CUESTIONES PARA PENSAR
reemplazó muchos de sus métodos y procesos, y los impuso
como nuevos modelos culturales. Corno hemos demostrado, Aquí hay algunas preguntas a considerar al revisar este ca-
influyentes críticos como Walter Ong y Marshall McLuhan pítulo. L as principales críticas que se producen cada vez que se
han sostenido que estos procesos reformaron el discurso y la introduce una nueva herramienta de comunicación, a menudo
conciencia humana desde los modos discursivos orales a los es- se centran en su potencial perturbador y destructivo. ~í, la
critos. El capítulo examinó también cómo un proceso similar ·
escritura • a terminar con la conversac10n;
iba · , 1a im· prenta 16a a
de adopción, adaptación y remodelación marcó el paso desde multiplicar los errores. ·Se puede decir lo mismo sobre Inter-
la cultura escrita a la impresa. También se ha mostrado cómo net y los medios digital~s en términos de impresión Ycultura
los críticos de la integración de la cultura oral dentro de la cul- textua1? ¿Podemos ver nuevas med I.das para controlar . , el acce-
. . . , 1 n/ine en dialogo con
so a 1a escritura y la comurucac1on textua O • fl
. , odría segmr ore-
2 eiemplos del pasado? ; De que maneras P . d" •
. · En este texto, Ch~rtier es particularmente perspicaz e informativo acerca del . '- . a multtme ianco
lmplacto de_las mfluencias culturales sobre el cambio en las tasas de alfabetización ciendo la escritura en el cambiante panoram
en a h1stona social de Eu O 'd Id y digital?
r pa occ1 enea urante la modernidad temprana.
3

La aparición de la imprenta

INTRODUCCIÓN

Este capítulo aborda el desarrollo del libro en la era de la


imprenta, no solo los procesos involucrados, sino también las
estructuras industriales que se desarrollaron en la nueva pro-
ducción. La relación entre la capacidad de producir múltiples
copias de libros y folletos de una manera rápida, eficiente y 1
barata, y amplios movimientos sociales e intelectuales, como
la Reforma, el Renacimiento y la Ilustración, ya no pueden
J
ser considerados de un modo causal simplista: la imprenta
como un agente de cambio. En efecto, Elizabeth Eisenstein,
a partir de cuyo trabajo el término ha ganado un amplio re-
conocimiento, ha protestado recientemente en contra de esas
interpretaciones simplistas de su texto pionero, y afirma tener E
más en común con el último trabajo de Adrian J ohns s~bre
~iencia e imprenta de lo que revisores y críticos se inclman
Inicialmente a admitir (Eisenstein, 1979, 2002a, 20?2.~; Johns,
1998, 2002). Ya hemos sintetizado la aparente oposicwn entre
AL TAIR McCLEERY
90 / DAVID F1NKELSTEIN y IS LA APAR ICIÓN DE
LA IMPRENTA / 9!

'rulo 1. Sin embargo, sus respec- ible las primeras etapas de la indu rr· . . ,
.
E1senstem · Johns en el capt ~ s s ta11zacion d
Y ' . bre el gran astronomo Tycho
. d b tes por e¡emp o, so 1 El d ducción -un proceso.
que se complet , d
1 . o uranre el . I
e esa pro-
nvos e a - . te tan antinómicos. esarrollo or un lado gracias a a Introducción d I sig o XIX,
B h no son necesanamen . h. . Por el otro, de b'd e a enerví
_ra .e- e ca ítulo intenta proporc10nar una 1stona de 1 o al desarrollo de la . ?:ª a vapor, y
siguiente en est. P ta que podría no solo contextualizar los P M . 197 compos1c1on , .
la llegada de 1a impren l 1 'b'l'd (Febvre y artm, 6). Desde aproxim d mecaruca
a amente el · 1 VI
, lO 1 sino también resa tar as pos1 1 1 acles de nuestra era hasta el momento en que 1 . sig o
debates de l capttu ,
de integración.
.
b l •,
• · s de Damton so re 1a re ac1on entre la
. fi o impreso reem I ,
al manuscnto, a ne~ del siglo XV y principios del xJ azo
libros eran reproducidos por los escribas de d ' los
Las mvesngac1one . 'd d . . (C acuer o con una
· , (
Ilustrac10n en su v ersión francesa) y las actlVI a
, . es de 1mpre- serie de convenciones avallo, 2003). Amen d .
. b . u o estos escn-
•, n·cular la producción de la Encyclopedte, demuestran bas eran monJes . que . tra aJaban en talleres monasucos ,h cono-
s1on, en par , . l , l .
· n en J·uego factores mu1tlp es y mas comp eJos cidos como smptona.
. , . Parte . de su trabajo era la re d
pro ucc1on .,
que se pus1ero d l
(D amton, 1 982a , 1982b). Esta, de hecho, .es una el as áreas de obras l1turgicas necesanas para la. ,educacio'n de los prmc1- • .
en las que la historia del libro puede arro¡ar nueva ~z _sobre piantes y Pª:ª el culto: aunque tamb1en reproducían textos se-
las versiones ortodoxas acerca de estos grandes movimientos culares escntos en latm. Los textos se escribían en pergamino
sociales e intelectuales a través de la combinación de investi- 0 papel vitela, que se preparaban para ser doblados en páginas
gaciones a gran escala sobre la producción~ di~trib?ción del~- que se demarcaba~ y a las _que se les trazaban las líneas para los
bros, y detalladas microhistorias ac~rca de mst1tuc1ones para- renglones. Despues la hoJa se cortaba en páginas que se reu-
culares, como la Société Typographique de Neuchatel (STN), nían en cuadernillos. Si se requerían múltiples copias, el texto
libros específicos y lectores o grupos de lectores particulares. se repartía entre un número de escribas y cada uno hacía varias
En este capítulo se procede en un orden cronológico relativa- copias de su propia sección.
mente sencillo, desde el período de transición entre lo manus- El trabajo era supervisado por un intendente, el armarius,
crito y lo impreso hasta la industrialización de la producción que suministraba a los escribas pergaminos, plumas, tinta y re-
de libros. A pesar de su longitud, el capítulo no ofrece una glas. El copiado se hacía solo durante el día debido al riesgo
historia completa sino abreviada, con el objeto de suministrar de incendio generado por el uso de la luz artificial. El escriba
el contexto de ciertos debates internos a la historia del libro y copiaba solo el cuerpo del texto, usando tinta negra, y dejaba
de su definición de la cultura impresa. títulos, encabezados e iniciales para ser insertados en rojo por
el rubricator. Se trata de un mundo que ha sido muy bien re-
producido por Umberto Eco en su novela El nombre de la rosa
Los LIBROS ANfES DE LA IMPRENTA (publicada en 1983).
Se desarrollaron varios estilos de escritura para acelerar el
El título de este capítulo es similar a La aparición del libro, proceso, que podían asignarse a una serie de grup~s. La ca-
el título del revolucionario estudio de Febvre y Martin, pero ligrafía uncia! y medio-uncia} se desarrolló en el siglo N Y
tam~ié~ difiere de él en su preocupación por remarcar una recibió influencias del arte bizantino; se extendió por Europa
con?nmdad desde la alfabetización y la producción artesanal Yestuvo en uso hasta el s1g . Io XII, en vanas
· rrormas nacionales.
. ,
de hbros hasta el surgimiento de una tecnología que hizo po- El ejemplo más famoso de esta caligrafía es un texto irlarr<les,
,,
LA APARICIÓN D
A. M c CLEERY E LA IMPR ENTA/ 93
92 / DAVID f1NKELSTEIN Y ni-ISTAIR

to en la página, pero a veces se limitab


·glo VIII bajo el patrocinio del rex L d"b . a a separar 1 ..
1 L 1'b d Kells Durante e1 sl ' . del texto. os 1 UJOS que formab
w~dían m~~d
a min1a-
·
e ro e · hi·zo un intento por meJorar los
r Carlomagno, se ser en color o tener una pátina de ecorac1ones
emperado . ue llevó al desarrollo de la mi- P\ O
y la decoración, formaban una obraodro plata.Juntos, el
estándares de escntura,
. lo q· , la base d e 1a mayona , d e 1as teX 0 , e arte compl ¡
núscula carolingia que constituyo E 1 . l XIV ., libro como una mercanc1a de colección. eta: e
cali afias europeas de ese momento. ~ e s1g o . s~r~10
unagr nueva ca1·1grafía n acional , en armoma con el estilo gottco ,
, 1 te europeo de ese entonces. Estos vanan
que preval ecia en e ar A
CoNTJNUIDADES Y CAMBIOS
en estl·¡o y nombre.. black · /etter en Inglaterra, .lettre batarde
. en
Francia,fraktur en Alemania, y rotunda en Italia. Los primeros
La invención de . la imprenta convirtió los li'b ros en una
tipos se basaron en estas caligrafías (Parkes, _1999).
mercancía comerciable
. , que requería,
. .como cualquier otra, un
L os g randes scrzp · toria de la Edad Media, como el de la
bºbl. d
Abadía de Cluny, producía libros para otras 1 1otecas mo- sistema de pro_ ucc10n, v_entas y ~1str1bución. El comercio de
násticas de clausura, pero, en la medida en que aumentaron las libros de_l me?10evo ta~d10 se habia ce~trado en las papelerías
tasas de alfabetización y creció la demanda de libros de parte y los scr1ptor1a comerciales que prove1an a las universidades
de las universidades, se desarrolló un método de trabajo para 0 a los coleccionistas de manuscritos de lujo. Como tales,

producir lo máximo posible. Esto implicó la aparición de ~crip- abastecían a un merc~do local muy limitado. Sin embargo,
toria comerciales y el sistema de pectas, en el que las secciones los ideales del humamsmo y el aumento general de la alfa-
de un ejemplar se distribuían entre una serie de copistas y cada betización durante los siglos XV y XVI elevaron la impor-
uno producía varias copias de una sección (Hamesse, 1999). La tancia de la literatura en la cultura europea (Grafton, 1999).
scriptoria monástica experimentó un renacimiento en el siglo En respuesta, la imprenta dio acceso a una mayor variedad y
XV, a través del trabajo de renovadas órdenes religiosas, como cantidad de libros. A largo plazo, las empresas de impresión
Ja de los cartujos y la de los Hermanos de la Vida Común, pero más duraderas tendieron a ser centros comerciales más que
la producción comercial de manuscritos, que servía ahora tam- centros intelectuales organizados alrededor de las universi-
bién a un mercado de coleccionistas de libros de lujo, continuó dades y los monasterios. Durante el período de los incuna-
floreciendo en talleres como el de Vespasiano da Bisticci, en bles, todas las funciones de la producción de libros impresos
Florencia (Eisenstein, 1979; Grafton, 1999). solían estar unidas: la fundición y el cortado de los tipos Y
A menudo, los manuscritos particularmente importantes y punzones, la operación de la prensa y la venta del producto
los encargados por mecenas ricos eran decorados o "ilumina- terminado, todo tenía lugar dentro de la misma empresa. Los
dos" (Febvre y Martín, 1976). La iluminación consistía en tres primeros libros se parecían mucho a los manuscri~os (¿q~é
elementos principales: la inicial, el borde y la miniatura. Las otra cosa entendía el mercado?), sobre todo en su tipografía,
miniaturas no eran necesariamente pequeñas en tamaño sino ! las iniciales decoradas se seguían añadiendo a mano. Las
el elemento pictórico de la decoración. Las iniciales podrían Innovaciones del siglo XVI incluyeron el uso _de gra~ad~s _en
es~r decoradas con flores o follaje entrelazado, pero a veces cobre para las ilustraciones y el cambio de la t1pografia got1ca
teman pe quenas
- 1magenes
· , en los bucles, siendo así parte tam-
., ª los tipos romanos e itálicos en la mayor parte de Europa
bien de la miniatura. El borde podía rodear la totalidad del (Müller, 1994).
A. McCLEERY
LA APARICIÓN D
94 / DAVID F1NKELSTEIN y ru,ISTAIR E LA IMPRENTA/ 95

. . tas combinaban las funciones de im- los impresores, editores y distribuidor .


Las primeras 1mpren d que .b. dºd . es convergiera
ero no podían sostener esto urante lugar, rec1 1eran pe 1 os, mtercambiaran lib nen
presor, edi tor y librero, P - \l1l . . b . ros, compraran
. . cluso si solo abastecían a un pequeno merca- uipos y conus10naran tra aJos. Los libreros ta bº ,
mueh o nempo, m d b' di eq d l m 1en empe-
l gran capital inicial del que se e 1a sponer para on a formar parte e a estructura comercial L
1
do oca. 1 E d . ·, r , zar . . b • os agentes
· do un negocio e 1mpres1on pronto rorzo oriainalmente participa ande las ferias como · dº
mantener func10nan , que i:,- d d" . l mterme 1a-
· , de responsabilidades . s para gran es e ttona es se convirtieron en dº ºb .d
tanto la separac1on . como la busqueda de no lStn Ul o-

merca dos mas , ampliºos • Los maestros .impresores


. comenzaron res al por mayor, y se concentraban , en grandes eventos, como
rse en la principal tarea editorial de asegurar Lyon y Fráncfort, y abastec1an a Io_s libreros de las grandes
a concentra di . el res-
.
paldo financiero de nobles, comerciantes pu ei:ites o mstltu- ciudades corno Pans (Febvre y Martin, 1976).
. de establecer redes de ventas con el obJetofide· garan- Desde muy temprano, los impresores se dieron cuenta de
c10nes, y . •
.
tl zar la supervivencia comercial y un rend1rmento. su ciente de que su supervivencia de~endía de u_na distribución eficiente.
las inversiones. Los impresores exitosos crecieron y se trans- Las librerías locales habian abastecido tradicionalmente con
formaron, entonces, en empresas editoriales que alentaron la textos académicos en latín a las universidades con las que es-
división entre la producción y la venta. Editores farn?sos como taban frecuentemente vinculadas, y los lectores populares ha-
Manucio (Venecia), Koberger (Nuremberg) Y Planttn (Arnbe- bían sido abastecidos por mercaderes viajeros, o buhoneros,
res) cimentaron empresas que, si bien ellas mismas c?ntin_ua- que ofrecían folletos, baladas, almanaques y romances en la
ron imprimiendo además comisionaban algunos trabaJOS a im- lengua vernácula. Los vendedores ambulantes que llevaban
prentas más pequeñas (Eisenstein, 1979). pequeñas cantidades de libros continuaron en el siglo XVIII,
También crearon estructuras internacionales de ventas. pero podían llegar solo a un mercado limitado. Los impresores
Tradicionalmente, los profesores les habían vendido los li- y editores, que cumplían funciones en una misma estructura
bros a los alumnos, o los vendedores ambulantes los habían de comercialización del libro, requerían de una circulación de
promocionado en los mercados, pero se necesitaban ventas sus productos mucho más eficaz. Los intermediarios, por lo
mucho más altas de las que podían proporcionar estos me- tanto, pronto se volvieron útiles agentes de promoción de los
dios. Los editores exitosos eran aquellos que, como Koberger, catálogos y folletos que describían el stock de un edit?r. Hasta
empezaron a imprimir sus catálogos, instalaron sucursales en el siglo XVII, había poca distinción entre editores Ylibre~os.
las grandes ciudades y pueblos importantes, asistían a ferias El comercio de libros se llevaba a cabo cada vez mas en
internacionales del libro y actuaban como agentes de otras ferias como la de F ráncfort, y fue aquí donde los carreteros
editoriales. Las principales ferias del libro en Europa eran las empezaron a ocuparse del transporte de las mercancías de los
deAmberes, Lyon, Leipzigy Fráncfort. Los privilegios comer- .
edItores. Los libros, que eran pesados y fragi , ·1es ª la vez solo
ciales hicieron de estos lugares un punto focal para todos los Pod1,an ser transportados por barco o en carr0 · Para ser en- .
comerciantes. Fráncfort, tradicionalmente un centro de venta viªdos, se envolvían en lienzo y se colocaban en grandes . ca¡as
de manuscritos, pronto se convirtió también en la mayor feria d d d' ás importantes
e ma era para su transporte. Los e 1tores m k
de _obras impresas. En 1506, el negocio de Koberger era tan establ · r ardar su stoc en-
ec1eron depósitos en Fránc1ort para gu . . · da-
prospero qu~ esta?leció un depósito en la ciudad para alma- tre r l prmc1pa1es cm
una 1eria y la otra· las sucursales en as d" ·b ·o'n
cenar sus existencias. Ferias como la de Fráncfort permitían des de Europa también ' servían como puntos de 1stn uc1 ·
LA APARICIÓ
A. McCLEERY N DE LA IMPRENTA/ 97
96 / DAVID F1NKELSTEI N y ru,ISTAIR

n el detalle de sus publicaciones Se i·m • .


. , on a rovechaban los ríos Sena y Loira eO . · pnm1eron al
En Francia, Pans YL~ P l Rin y el Elba servían para tr
es de estas listas: en 1498, 1503 y de menos
. ·b · , mientras que e , . '. nuevo en 1513 E
para 1a distri ucwn, , , de Alemania (F ebvre y Jlas no solo aparec1an las publicaciones di . . · n
. ºb . , d mercancia a traves e . dº b 1 . spom 61 es, smo que
d
la 1stri ucwn e . d convertirse en la ciudad editorial t ambién se m 1ca a. e prec10 ,mínimo a pagar por cada titulo ,
Mar~n, · 1976) Venecia pu O
· d E
.
debido a que su ya establecida red Estos fueron 1os pnmeros catalogas editoriales. ·
más importante e uropa •, d 1 k Sin embargo, como advierte Chartier en "Th .
. . b na distribuc10n e stoc sumamen- . . ,, [El . e pracncal
comercial proporc10na a u impact of wnting . impacto
. práctico
. de la escri·tura], es-
te eficaz (Lowry, 1979). d
tos avances no se . 1eron sm. una resistencia sim;la
. , uu r a 1 a que se
ofreció. a la alfabetizac10n
. nusma,
. como
. se señalo
' en 1
e cap1'tul0
antenor (Cha~tier, 1989?)- S1 preVIamente alguien de las clases
LA DIFUSIÓN DE LA IMPRENTA EN EUROPA
bajas de la sociedad habia desconfiado de la escritura debido a
· i·ones por las que el veneciano sus vínculos con el poder y los privilegios, ahora aquellos que
Las mnovac . Aldo Manucio
., disfrutaban de ese poder y esos privilegios se mostraban en
·d en el mundo editorial son la mtroduccion de la
es conoci o blº . , d desacuerdo con la democratización del conocimiento (y del
tipografía itálica y el uso del, ~ctavo ~ara 1a pu_ icac10n e
ediciones de bolsillo de los clasicos griegos y lattnos (Lowry, poder) que parecía entrañar la imprenta. Un monje dominico,
1979). Estas dos innovaciones estaban :~l~cio~adas: más al~á Filippo di Strata, inicialmente convenció al Senado veneciano
de cualquier consideración estética, la 1tahca tiene la ventaJa de restringir la imprenta con el argumento de que multiplica-
de ser delgada y condensada, lo que le permitía _al impresor ba textos con errores en ediciones producidas rápidamente y
hacer un mejor uso de la zona impresa -algo particularmente solo con fines de lucro; corrompía las mentes al poner textos
importante en el caso de las páginas pequeñas. Los textos que inmorales o peligrosos al alcance del público general sin un
Aldo editó en este formato cumplían con los más altos están- adecuado control de las autoridades eclesiásticas; y corrompía
dares académicos contemporáneos, pero se publicaron en una el conocimiento al ponerlo a libre disposición de los ignoran-
forma que los hacía compactos, portátiles y también baratos. tes. Chartier cita la frase veneciana que dice "la pluma es una
La tirada fue otra innovación: 1.000 ejemplares en lugar de las virgen, la imprenta, una puta" (Chartier, 1989b: 124). Las dos
100 a 250 copias (hasta un máximo de 500 copias), habituales ideas que la imprenta (y la escritura) debía superar, y efectiva-
en ese momento. Estos pequeños libros estaban destinados a mente lo hizo, eran, por una parte, que representaba un nuevo
ser posesiones personales y a popularizar autores clásicos grie- medio de dominación y, por otra, que el desplazamiento del
gos y latinos y poetas italianos como parte del movimiento saber, desde una esfera exclusiva a una inclusiva era en sí mis-
humanista. Alcanzaron una gran difusión así como una buena mo una amenaza para el orden social establecido.
reputación y, como resultado, otros los copiaron. El principal Sin embargo, el crecimiento dinámico de la imprenta en sus
centro de falsificación estaba en Lyon, a pesar de que las im- primeros cien años estuvo motivado, en parte, por la ausencia
prentas en Francia no mantenían los mismos altos estándares de estructuras comerciales que organizaban otras proies~ones e ·
Y
académicos y tipográficos, no obstante haber obtenido algunos que podrían haber dificultado su desarrollo. En sus comienzos,
tipos del diseñador de la tipografía de Aldo Francesco Griffo. la novedad de la imprenta y el hecho de que empleara gente
Aldo también publicitaba su trabajo a travé~ de listas impresas con habilidades tan diversas significaba que era capaz de evo-
LA APARICIÓN DE LA IMPRENTA/ 99
AL TAIR M c CLEERY
98 / DAVID F1NKELSTEIN y IS

ue necesitaban un buen nivel de alfabetizaci , h


. . del sistema de gremios del
1 resrricciones. ban su área comercia
. 1
q fi . 1 .. . on para acer su
lucionar fuera d e as den- baJ·o. Un o eta caJista aspiraba a alcanz 1
tra . ., ar e puesto de jefe
. monopo1iza
medioevo. L~s greIDlOS., d. taban cómo, cuándo y dónde de composicion en . una gran empresa antes de establ ecerse por
rro de una cmdad O regiodn, Y ic área Sin esta matriz, el aire su cuenta como impresor.
. d' emplea o en esa . . para el año 1500 todos los centros urbano •
algmen po ia ser . , 'do desarrollo de la imprenta s importantes
.b sa rraJO un rapi . Europa contab an con al menos un taller d · .,
de la li re empre . ., d tablecirnientos empresariales. en . . .. . e impres1on
· ·, 1 hferac10n e es 11
y perIDlttO a pro . menzaron a aparecer recién en (Eisenstem, 1979, . Mu er, . l1994).
, Variaban en tamano.
- . hab'ta
· d la imprenta co . equeños negocios que me man solamente al maestr •
Los greIDlOS . e d .
1 1O
XVI una vez que el comercio en
la segunda ID1tad e sig en la' que los maestros impresores
P . b' , o impre-
sor y un apren d 1z, y tam ien empresas más grandes que podían 1
sí había llegadloda 1ad_etapa y vendedores -algo que los alejaba emplear hasta doce perso~as. Los negocios a cargo de Kober-
asumían el ro e e ttores . . , .. 1 ger en Nuremberg y Platm en Amberes, que tenían veinticua-
. de impreswn- y una vez que os go-
un poco de1rrabªJº rea1 rro prensas y empleaban ~, más de cien hombres, eran casos
. b perseunir el conrrol de la prensa. Las
biernos comenza an a i:,-, • d. excepcion~~es de producc1on ª. gran escala. El típico negocio
. · · que inclutan impresores y e itores eran
primeras asociaciones ., de impres1on contaba con media docena de trabajadores, algu-
el Gremio de Venecia, que no se estab~ecio, hasta 1548 y la
· , e mpany [Compañía de Librenas] de Londres. nos como personal permanente y algunos como jornaleros. El
Stattoners o . maestro impresor/editor o, en empresas más grandes, el jefe
Esta última había representado desde 140~ los intereses de ~os
· de composición, supervisaba el proceso de impresión. Uno 0
copistas, i·1u mm
· adores y encuadernadores
. ingleses, pero no m-
corporó a los impresores y libr~ros hasta 15 56 (Feather, 1988). dos cajistas establecían líneas de texto seleccionando las le-
Una vez establecidos, los greIDlOS empezaron a representar los tras y colocándolas en un componedor tipográfico. La línea
intentos de los maesrros impresores de controlar una fuerza de terminada se colocaba entonces en una bandeja para galeras,
rrabajo difícil (Febvre y Martin, 1976). . . . , separada de la siguiente por medio de delgadas tiras de plo-
La fuerza de rrabajo del mundo de la imprenta se divtdia a mo. Finalmente se componía una página entera o forma que
partir de una jerarquía: aprendices, jornaleros y maestros im- se ubicaba en un marco de metal llamado "cama". Los cajistas
presores (Darnton, 1996). Al igual que en la mayoría de los necesitaban saber leer y escribir en latín para componer co-
comercios, los jóvenes aprendices eran contratados por dos a rrectamente. Dos hombres, un impresor y un tintero operaban
cinco años al servicio de un maesrro que les proporcionaría la prensa, con papel suministrado por el encargado del depósi-
formación, alojamiento y comida, ropa y, ocasionalmente, un to. También se podía emplear a otro trabajador para colgar las
pago. El aprendiz limpiaría el taller, haría mandados, prepara- páginas m ojadas y sujetarlas con un palo largo, llamado "piel",
ría la tinta, operaría la prensa, y finalmente aprendería cómo a una grilla colgada del techo. Los impresores no contaban con
realizar un rrabajo más calificado, como el del jornalero. Un grandes cantidades de tipos, por lo cual una forma se distribuía
jornalero era un especialista, un aprendiz que se había gra- (desarmaba) casi inmediatamente después de la impresión para
duado en el papel de cajista, corrector, diseñador de tipos u que las letras pudieran usarse en la siguiente forma. Por lo tan-
operador de la prensa. Se mudaba de ciudad en ciudad perfec- to, a lo lar go de una jornada de trabajo se mantenía un ritmo
cionando sus habilidades y estableciendo contactos. Los cajis- d~ composición, impresión y distribución. Si la empresa po-
tas eran, con frecuencia, los oficiales más experimentados, ya dia pagarlo, un corrector o alguien que verificaba las pruebas,
,,

A.L1sTAIR McCLEERY LA APARICIÓN DE LA IMP RENT A/ 101


100 / DAVID F1NKELSTEIN y

diante, chequeaba la copia. actividad fue la orfebrería. Entre 1428 y 1444


· local o un estu ·¡ , · rnera se encon-
tal vez un escntor ,
oducian a1re dedor de tres m1 pagmas por traba en Estrasburgo,
. . al parecer. huyendo de las luch as entre
Como los ta11eres pr . y dependía de un compro- 1as familias. patricias y los grerruos de artesanos en Ma .
día, el trabajo era duro y c?nunuo, , d gunc1a.
1
Allí expenr~ento con e e~arro lo del tipo: tenía una pren-
1
miso con el trabajo ~n eqmpo. - para llevar adelante una im- sa y compro una gran c~~tldad de plomo mientras trabajaba
. mpo necesan0
El traba¡o en ~q .d d tre los trabajadores, que pronto se en un "proyecto secr~t?, c?n unos socios. En 1448 regresó
prenta creaba solidar; ª e~ hermandades y comisiones que a Maguncia donde p1d10 dmero prestado a un abogado, Jo-
manifestaba bajo la arma . etereses Los maestros impresores hann Fust, para completar el desarrollo de una prensa para
, ra proteger sus m . d . d'
servian pa . . t eses uniéndose o crean o sm tea- imprimir. La Biblia de 42 líne~: de ~aguncia, generalmente
,an sus prop10s m er .
protegt b . prácticas comerciales estrictas. La atribuida a Gutenberg, aparec10 a mas tardar en 1456; pero
tos que busca an imponer b
., b •adores y los maestros se centra a en Fust embargó la imprenta antes de que pudiera obtener un
1
tens1on entre os tra a¡ ., d 1 . d l
. b . comidas extens1on e a ¡orna a a- beneficio económico de esta publicación y tomó posesión de
disputas so re sa1anos, ' . d .
. de aprendices no calificados para re ucir los equipos de impresión de Gutenberg. A continuación, Fust
boral y uso excesivo
costos. Las huelgas no eran raras (Darnton, 1996). se asoció con Peter Schoffer, el capataz de Gutenberg. A pesar
de que n o hay certezas sobre lo que Gutenberg hizo a conti-
nuación, se cree que siguió trabajando como impresor por un
GUTENBERG y ALEMANIA tiempo, aunque no hay obras impresas que lleven su nombre.
Así como la Biblia de 42 líneas, otras obras que se le atribuyen
El uso de tipos móviles de metal por parte de Gutenberg incluyen otra Biblia (la de 36 líneas), algunas obras gramatica-
de alguna manera no fue más que la adaptación y la novedosa les, una indulgencia papal, al menos, un calendario astrológico
aplicación de viejos materiales y prácticas ~-~·f üller, 19~4:). Los apaisado, y posiblem ente el Catholicon de Juan Balvi de Gé-
talleres de impresión implicaban la reumon de habilidades nova. Parece que deja de imprimir a partir de 1460 y se cree
diversas. Sin embargo, y a pesar de las advertencias tempra- que puede haber quedado ciego. En 1465 se convirtió en un
nas de Darnton, sigue existiendo una tensión residual entre pensionado del arzobispo de Maguncia. Murió el 3 de febrero
el punto de vista social, característico de la historia del li- 1468 (Eisenstein, 1979; Müller, 1994).
bro, y el enfoque centrado en personajes célebres, típico de A los pocos años de su primer uso en Maguncia, el nuevo
la historia popular (Darnton, 1982b). Junto con la prensa de proceso para reproducir un texto atribuido a Gutenberg se ha-
tornillo que se utilizaba para el prensado de uva y aceituna, bía extendido por toda Europa. En la misma Maguncia, ~u st
la experiencia en orfebrería, el conocimiento de la escritura Y Schoffer habían adquirido la mayor parte de los mate~iales
y la experiencia en tala de madera convergieron para crear la de Gutenberg y el negocio siguió en manos deJohann, hi¡o de
nueva tecnología. Sin embargo, alguien que concursa en un Schoffer. Johann Mentelin estableció una imprenta en Estra~-
programa de preguntas y respuestas probablemente responda burgo e imprimió una Biblia entre 1460 y 1461, que compe?a
"Gutenberg" si le preguntan por "el inventor de la imprenta". con la de Gutenberg. Gunther Zainer probablemente fue dis-
Johannes Gensfleich zum Gutenberg había nacido en la dé- cípulo de Mentelin en Estrasburgo, y fue llamado ª Augsburgo
cada de 1390 en Maguncia, en una familia burguesa, y su pri- por el abate de San Ulrich y San Afra, que ya era famosa por
LA APARIC(Ó"
·'DELA IMPRENTA / JQ3
Y A.L1sTAIR McCLEERY
102 / DAVID F1NKELSTEIN

C uando Martín Lutero (1483-1546) entro' en escena en


. blicación vino de su imprenta en
. .
su smptonum, Y ~
la pnmera pu
.
bl . ,
a imprenta que se esta ec1O en 151 7, pro~la~and~ l~s ~esultados d~ una relectura humanis-
1472. Ese mismo ano,; pnm;e debe de haber sido el henna- ta de la Biblia, su mc1p1ente teologia se integro' al escenano .
Ulm fue la deJoh~nn damEertr,asburgo (Febvre y Martin, 1976). de descontentob popular
d L
que se expresaba en folletos l'b
b 1· , ' 1 ros,
lantes y gra a os. a re e ion personal de Lutero fu
un
no de G ther Zamer. e s. prentas en otras cm
tablec1eron 1m
· dades alema-
.
vo . , d 1. l
sino una expres10n e 1mpu so de la baja Edad Media de una
no e
Pronto se es bl . , na prensa en Coloma en 1464·
· h z U esta ec10 u · reforma que, al trat:r. d~ despe~t_ar la espiritualidad de los lai-
nas. Ulr1c e . te centro de impresión en el no-
. d d fue un importan
esta cm a . d
,
te algunos años, y fue aqUI donde se cos y reavivar el espmtu. ,evangehco
d del cristianismo, criticaba
Al manta uran fun . la jerarquía, la cor1:1pc10~ i:nun ana y, en última instancia, la
roeste de e L . nta de Anton Koberger c1onó en teología de la Iglesia Catohca Romana. El hecho de que Lu-
· , C ton a 1mpre . . ,
capacito ax d 1470 _Johann Amerbach 1mpnm1a en Ba- tero se convirtiera en la personalidad central alrededor de la
~uremberg !~s
1 7
\un ue luego los impresores de Zúrich se cual se dio una revolución religiosa, social y política se debió,
silea desde '. tqs en las zonas protestantes a partir de
1 · on preemmen e , en parte, a la impre_nta. ., __
vo V1er Arnd de Hamburgo se asento en Lubeck en En el pasado, la mnovac1on religiosa había sido o bien ab-
1521 Stephen es . , · d d ,
· . d d. rtante en la Liga Hanseatlca: es e aqw sorbida por la Iglesia, o bien clasificada como una herejía 0
1486 una cm a impo . · d · 1 , ·
.' d'fund'
1 1 eron su trabaJO e mtro UJeron a tecruca cualquier otra cosa menos extinguida, como la Iglesia Husita
las imprentas M · 1976) Al
todo el Báltico (Febvre y artln, . e- en lo que hoy es la República Checa. La producción masiva
en los pueblos de bl' . , h
marua• poseia, un eficiente sistema de pu. 1cac1on; a ora nece- de libros permitió que la nueva generación de ideas reformis-
sitaba el material y el motivo para publicarlo. tas llegara a un público mucho más amplio con una velocidad
nunca antes alcanzada y obligó al debate público de los temas
vinculados a la reforma. En octubre de 151 7, Lutero supues-
LA REFORMA tamente sigue la tradición del debate medieval, al clavar sus
argumentos contra las indulgencias papales en la puerta de la
La Refonna Protestante del siglo XVI y principios del XVII iglesia de Wittenberg. A partir de entonces, sin embargo, la
fue el equivalente a una metamorfosis e~ la i1:11aginación reli- disputa se trasladó a los fueros públicos. Ent~e 1517 y 1520,
giosa europea. Fue una batalla de doctrmas, hbros sa~ados y los centros de impresión, como los de Colonia, Nure~berg,
modos de culto que se libró en un ámbito de debate público que Estrasburgo y Basilea imprimieron más de 300.000 copias de
había sido habilitado por la imprenta (Gilmont, 1999). Desde tratados breves de Lutero, incluyendo los famosos panfletos
el momento en que las ideas y los métodos del Humanismo in- de 1520: La nobleza alemana, Et cauterio babilónico YLa libettad
gresaron en Europa del Norte desde Italia, le dieron a un nuevo cristiana (Febvre y Martín, 1976). dº
cuerpo de académicos alemanes, entre ellos Johannes Reuchlin, Muchos impresores alemanes de este perío~o eran pre, I-
Sebastian Brandt y Ulrich von Hutten, los medios para impul- cadores o ex sacerdotes con educac10n · , humamsta que veian
sar la expresión de sentimientos generalizados anticlericales Y la oportunidad que la nueva tecno1ogia , 1e bnn · daba a la evan-
nacionalistas. Estos hombres usaron las artillería retórica de la gelización. A través de su fu nc10n •, ed't1 0 rial.' .la imprenta se
educación humanista para crear una sátira social y comentarios . . , en una med1ac10n
conv1rt1O . . , entre e1academicismo de los re-
poüticos que ya hacían tambalear la autoridad papal.
10-l / ÜA\"ID F1NKELSTEIN v A.1.1sTAI R M c CLEERY L A APARI CIÓN
' D E LA IMPRENTA / 105

"dos )' las diferentes formas de una cultura Este punto de vista condujo naturalmente 1
forma dores eduC" . . , d b'bl' d . a aumento de
popular predominantemente oral y v!sual. De ~lguna ma- 1a Producc10n
,
e i ias y e literatura devot
d , . . . a en 1engua ver-
nera, esto prefiguró el impacto de la imprenta ttem~o des- ,acula as1 como e sa• ras religiosas sociales ,.
n ' . ' Y po1ttlcas. La
pués sobre las socieda_des_orales y alfabetizadas, por e!emplo, década de 1520 ~e testigo de la multiplicación por diez de la
en el subcontinente md10 (Bayly, 1996). E_~ prefacios a la producción de libros en alemán. La . imprenta, entonces, per-
B¡·b1·ia, folletas y tratados ilustrados con vmetas,
. l . sofistica-
. mitió que los reformadores sostuVI~ran un ataque a gran escala
das ideas doctrinales adoptaban el lengua¡e, a imaginería, respecto de los abusos
. de la Iglesia y, al mismo ti'empo, su-
rimas y consignas de la gente común. Desd~ el púlpito, ~os ministró el mat~nal con el cual encontrar formas alternativas
evangelistas viajeros a~mados con t:xtos uniformes podian para los ~etas p!adosos y para la construcción de una nueva
volcar las ideas reformistas en los 01dos de la gente y en las iglesia (Eisenstem, 1?:9). .
tabernas, ayuntamientos, granjas y mercados de Europa. Al El libro desempeno un papel igualmente importante en la
mismo tiempo, el pensamiento de la élite educada se refor- difusión de las ideas reformistas en el resto de Europa. Ginebra
mó y se redirigió debido a la participación en las polémicas y Estrasburgo se c_onvirtieron en puntos significativos para la
populares. publicación de las ideas de Juan Calvino, mientras que folletos
La guerra de panfletos que se desencadenó en Alemania y biblias de diversas sectas se introducían de contrabando en
entre 1520 y 1525 hizo famoso a Lutero, pero al demostrar el Inglaterra para propagar el cambio (Febvre y Martin, 1976).
tipo de apoyo que podían inspirar sus ideas, alentó al monje, Los propios reformadores eran conscientes de la importancia
antes tímido, a pensar a través de su teología radical y a co- de imprimir sus propuestas. Lutero describió a la prensa como
menzar una nueva traducción de la Biblia al alemán. La no- "el acto de gracia divina más alto y más extremo, a través del
ción luterana del "sacerdocio de todos los creyentes" animó a cual difundir el evangelio". La Reforma dividió a Europa en
los laicos a pasar por alto al clero y a interpretar las Escrituras católica y protestante, ramas que se basaban en las diferentes
por sí mismos (Gilmont, 1999). Richard Baxter escribió casi culturas literarias del cristianismo que habían formado cada
dos siglos más tarde, en 167 3: una de sus prácticas religiosas (Gilmont, 1999). La Contra-
rreforma también resultó impulsada por la prensa, ya que los
Las sagradas escrituras no son sino la prédica del evangelio dirigida
nuevos manuales católicos sobre la fe, disponibles después del
al ojo tal como la voz le predica al oído. La prédica oral se basa en la
preeminencia del movimiento de los afectos y se diversifica en función Concilio de Tren to, redefinieron la ortodoxia.
del estado de las congregaciones que asisten a ella. De este modo, la
leche que se mama está más caliente. Pero los libros tienen ventajas en
muchos otros aspectos. Uno puede ser capaz de leer a un predicador
cuando no hay posibilidad de escucharlo. Los predicadores pueden ser
EL RENACIJ\UENTO
silen~iados o desterrados, mientras que los libros pueden estar a mano.
Los Iib_ros pueden costar menos que los predicadores. Un libro, si se lo Durante el Renacimiento, los que participaron en el "es-
elige bien, es algo presente, constante, cotidiano, pertinente, poderoso tudio de la humanidad" se conocieron como 11111anisti [huma-
en sus sermones Ysiempre de gran utilidad para la salvación personal nistas] . Muchos de los primeros humanistas o bien eran sac~r-
(Chartier, 1989b: 124).
dotes o estaban vinculados a la corte papal, pero las creen,c~as
. humanista
subyacentes al estudio . abarca ban 1nás que una eltte
A. R McCLEERY LA APARICIÓN• DE LA IMPRENTA/ 107
106 / DAVID F1NKELSTEIN y tu,ISTAI

• 1 E n general, los umanisti tendían a ser laicos


elenea. . educados•· devino .humanismo
. .
cristiano. Erasmo tomó l 1·d
. a ea e1ave del
1
e
pro1esores, mae stros, notarios ' abogados,
, . secretarios , y canci- hurnan1smo ita 1ano - la creencia en el poder de 1a razon ,
para
lleres. Practicaban un humanismo ~lVlCO que tema como ob- llevar a cabo la reforma moral- y la combinó con 1 ph •t h.
. d d . a , osop za
jetivo revivir las ideas clásicas y aplicarlas en un en_torno con- Christi' denva . a e .sus estud10s
. . bíblicos, para produc1r · una
temporan , eo para la regeneración
, moral de. la sociedad.
. , Per
. - ?e
visión la s~mple piedad cnst::I~na q~e tenía un atractivo cos-
seguían este objetivo a traves del e~~erzo hterano y r:t?nco: mopolita. As1 como los_ hu~arustas italianos trataron de res-
or un lado a través de la traducc1on de los textos clas1cos y taurar los textos y la sab1duna de la Antigüedad, los humanistas
ia creación de nuevos parámetros historiográficos y filológicos cristianos trataron de restaurar los textos y el espíritu del cris-
con los que medir las obras de la Antigüedad y, por otro, com- tianismo temprano. En esta nueva versión, el humanismo era
poner poesía, tratados éticos, historias y cartas -tanto en latín más abiertamente crítico de los abusos del clero, y es de esta
como en italiano- (Grafton, 1999). manera que las sátiras de hombres como Erasmo trazaron el
Petrarca (1304-1374) es considerado como una figura cen- camino hacia la Reforma (Grafton, 1999).
tral en la promoción de este nuevo programa intelectual, los El humanismo cristiano se transmitió a través de un círculo
studia huma11itatis, que pretendían mejorar la condición huma- de académicos y se infiltró en los currículos de las universi-
na a través del estudio de la sabiduría tal como se encontraba en dades del norte de Europa, algo que inspiró a Tomás Moro a
autores clásicos como Cicerón, Séneca, Virgilio y Tito Livio. defender el nuevo aprendizaje como un medio para "entrenar
De la misma manera que los estudios sobre Cicerón habían el alma en la virtud". La capacidad de los humanistas cristianos
ayudado a trasladar la filosoña griega a la cultura romana, Pe- para dirigirse y llegar a la cristiandad dependía principalmente
trarca y sus seguidores concibieron su tarea como una recu- de cierto grado de intimidad con la imprenta del que ningún
peración de las enseñanzas clásicas, antiguo saber de su toque humanista italiano había gozado. Durante la primera década
gótico, y su infusión en la cultura italiana. Los studia humani- del siglo XVI, Erasmo trabajó con Aldo Manucio, producien-
tatis defendían la idea del conocimiento como una virtud que do una versión revisada de sus Adagios (1508), y luego con el
vinculaba a la gente en la sociedad, nutría la compasión y civi- impresor Basileo Johannes Froben, que publicó por primera
lizaba mediante la educación. vez su Nuevo Testamento griego (1516). Como asesor literario
La reconstrucción del pasado clásico inicialmente consis- de estos editores, Erasmo pudo influir en la naturaleza de los
tió_en la recopilación, enmienda y reinterpretación de obras libros que se imprimían durante esta época. La idea monástica
launas ~uy familiares para los estudiosos, un proceso luego del "apostolado de la pluma" era fundamental para Erasmo,
fortalecido por el redescubrimiento de textos "perdidos" en pero en esta etapa se había vuelto un "apostolado de la prensa"
l~s ~~bliotecas de la_universidad y el monasterio, a cargo de (Lowry, 1979). . ,
biblio_fil~s. como N1ccolo de Niccoli (13 64-1437) y Poggio Avanzado el siglo, el ideal humanista unido a la sabiduna
Bracc10lim
. . (1380-1459)
. • A medºd 1 a que los textos gnegos
. es- cristiana colapsó bajo la presión separatista de la R~forma, Ylos
tuvteron disporubles durante el Renacimiento debido tanto humanistas cristianos se dividieron. Algunos se umeron firm~-
a los esfuerzos de Aldo M · ' . mente al campo protestante; algunos ingresaron a sect_as rad~-
. anuc10 como a otros el pensam1en-
to humamsta tomó un , , ' cales, y otros fueron reclutados como parte de la ofensiv~ reh-
. ,. caracter mas neoplatónico. En manos
de1penpateaco holandés D ·d · E . de la Contrarreforma. C orno reacc1on · , al protestantismo,
esi eno rasmo, este nuevo saber g1osa
LA APARI CIÓN
108 / DAVID F1NKELSTEIN Y AusTAIR McCLEERY ' DE LA IMPRENTA / [09

1.. !aterra, el comercio de libros, vinculado a C


e
Ia re1onna
católica evangélica adquirió mayor organización y JJ'g d . axton y el esta
. d l . cimiento e una imprenta en la Abadía de Wi . -_
. · ¡·
d1sc1p ma, y a
1hacerlo reconoció la importancia e. a imprenta bl e , • • · l estmmster en
como medio de transmisión. Una nue:a gama ~e l_1teratura de- 1476' se centro m1cia mente en Londres La
· · 1 1· · preocupac1on de
.,
1os rrudor
11
de supnm1r a Itera tura sediciosa y he · .
re¡e en e1siglo
vota que promovía las refinadas doctrma~ y practicas c~tólicas
fue producida y utilizada por las cofradias y nuevas ordenes
..,,rr dio lugar a un
~ v J.
acuerdo entre los libreros y la
dº , . e orona. a
L
1 1
para llevar adelante campañas ~~e reforzar~n el papel de la reina Mary conce 10 e monopo 10 de la imprenta a la Compa-
~ 'a de Librerías de Londres en 1557, lo cual no solo l d' 1
Iglesia tradicional en la vida cottdia?ª· ~a mas fa1:1osa_de estas ni d ., d . es 10 e
órdenes, la Compañía de Jesús-los Jeswtas- fundo umversida- control de 1~ ?~º u~ci?n e 11bros en la capital, sino que tam-
des por toda Europa que, con frecuencia, estaban vinculadas bién prohib10 1mpnm.Ir en cualquier otro lugar que no fuera
a una editorial. Durante los siglos XVI y XVII, la política y la las universida?es de, ?xfo~d ~ ~amb~id~e (Feather, 1988).
religión eran inseparables y en este período la industria de la La par~noia pohttca s1gu10 re~rr:1~giendo la impresión y
imprenta se desarrolló casi en función de los intereses políti- venta de libros durante la guerra civil mglesa en el siglo XVII
cos y religiosos. Bajo el dominio español, Amberes se convirtió y durante los años del jacob~smo, a comienzos del siglo XVIII,
en un centro editorial católico (la dinastía de los Plantino), pero las imprentas estaban siempre funcionando en las provin-
mientras que el protectorado jesuita llevó el dominio católico cias y listas para expandirse si surgían buenas oportunidades.
editorial a Lyon y París (Febvre y Martín, 1976). La caducidad de la ley de licencias en 1695 fue una de esas
oportunidades que permitió que las imprentas que trabajaban
a pedido en las provincias establecieran talleres y produjeran
SABER Y PODER periódicos locales. Las primeras imprentas provinciales no
podían darse el lujo de competir en el campo de la edición
La imprenta se propagó por los países de Europa del este de libros, pero la distribución local y las redes de publicidad
durante la década de 1470, y alcanzó Buda en Hungría en que crearon resultaban atractivas para los libreros de Londres.
1473, Cracovia en Polonia y Praga en Bohemia en los siguien- Durante el siglo XVIII, un sistema descentralizado de comer-
tes dos o tres años. El año 1473 vio los primeros libros im- cialización de libros se extendió por toda Inglaterra, basado en
presos en_Valen~ia, España, aunque pasó algún tiempo hasta el contacto comercial entre Londres y los centros regionales
que I_a pnmera imprenta se estableciera en Madrid (1499) o del norte y el centro. A principios del siglo XVIII, las coronas
en Lisboa (l 489), La primera prensa en Escandinavia fue la inglesa y escocesa se unieron, lo que le dio un nuevo estímulo
de Estocol1:1,º en 1483 . La imprenta pronto sobrepasó Euro- a la relativamente subdesarrollada comercialización escocesa
d S , . en Constantinopla en 1488, y en la cm
pa,• establec1endose . d ad del libro. Editores corno James Watson de Edimburgo esta-
griega e a1ornea en el añO 1515 L · . .
habian, ºd • os pnmeros tipos gnegos blecieron vínculos con el continente, pero fueron los henna-
s1 o cortados p Ald O M .
, d d
la deca or anuc10 en Venecia durante nos Foulis quienes, a mediados del siglo XVIII, convir~eron
a e 1490 La i
lizab I lf: b . . .mprenta no alcanzó las áreas que uti- a Glasgow en el centro del comercio del libro en Escocia. La
an e a a eto Ciríhco h ta h ,
rimeros libros · as mue O mas tarde, así que los amenaza de un dominio londinense dio lugar al desarrollo de
P
·, durante laimpresos
rec1en d, d d
aparecieron
· en M oscu, y Belgrado una legislación sobre derechos de autor (véase el capítulo 4)
eca a e 1550 (Febvre y Martín, 1976). En (Feather, 1988; Rose, 1993).
~
:;:.

110 / DAVID F1NKELSTEIN v AL1sTA


iRMcCLEERY LA APARICIÓN
DE LA IMPRENTA / 111
i:;:.

.
No todo eran hbros
f,O11 tos Durante la modernidad tem- Eisenstein, 1979). Las obras de Gerard M 1
. . Y del e nuevo
· mund o, los nuevos apren- comenzaron a hacer de los mapas algo er:atf~r _(l512-1594)
. mas ac1l de
-
prana, los descubnm1ento~ooías se combinaron para establecer incorporar d esarro11os tipográficos que f ·1· b usar, a1
diza¡·es y las nuevas tecno t,· 1979) E 1 . , d aci ita an la lectu !
.
rografía (Eisenstem,

• n a me- utilizar 1a proyeccion e Mercator para ra :i
una nueva era para a car 1 . , d ul d Y representar la cur 1
. fu tando la expansion e tramar e los l d b 1
vatura de mun o so re a superficie plana Ab h . - ·
d1da en que e aumen . 1 XV XVI · ' un a tlas d e l mundo, e l Theatrum · q rafuam Onelms
ublico . '
,· uropeos durante los sig os Y , tam- P . , ue e reeditado
estados mannmos e d ., d continuamente con meJoras y correcciones envia
· das por los j
., , 1 t de la producción y repro uccion e mapas. ,
bien avanzo e ar e · · d exploradores y otros cartografos.
custodiaban los conocirmentos e nave-
El ce1o con e1 que se , . 1
· , 1 d scubrimientos geograficos durante la baJa El proceso de producción de un mapa era compl ·
gac1on y os e . . .Edad . d e¡o ya que \
. ·. d. que si
· no estaban disporubles para ser copiados no había una gran vane ad de datos a incluir. La copia a
Media m ica , ' . .d I ., d mano
·t s contemporáneos -como el famoso mapa por- había perrmtl o a representacion e una amplia gama de _
1os manuscn o . l . , d d. e carac
, de Can tino- tuvieron que ser pasados terísticas y 1a me usion e 11erentes estilos y tamaños de escri-
rugues , . de contrabando . a
través de los canales de espionaje diplom~~co y comer_cia1. Los tura, pero no podía ~arantizar la exactitud de la reproducción.
subterfugios solo aumentaron la probabihda~ de la distorsión Por otro lado, los pnmeros mapas que se imprimieron, a partir
de los contenidos que ya era inherente al copiado a mano. de grabados en madera en la década de 1470, garantizaban la
Sin embargo, a medida que el nuevo mundo se fue estable- normalización, pero no podían presentar datos finos y precisos.
ciendo, se hacía más evidente la necesidad de mapas nuevos y El uso de los grabados en placas de metal y de la prensa rotati-
confiables, y los cartógrafos, que buscaban una mayor preci- va permitió imprimir líneas más precisas y delicadas, variación
sión y consistencia en la reproducción, prestaban atención al tonal y tipográfica. Este detalle hizo que los mapas se volvieran
emergente negocio editorial. La relación laboral que se desa- más útiles no solo para los viajeros, estrategas militares y admi-
rrolló entre editores y cartógrafos dio como resultado copias nistradores gubernamentales sino también para la investigación
más fiables de los mapas y una comercialización más abierta, en y el fluir de la imaginación de los nobles y eruditos. Figuras
la medida en que se fue abandonando el secreto. Como todos alegóricas, monstruos marinos, naufragios y armadas, así como
los artistas y eruditos influenciados por el humanismo en la representaciones pictóricas de acontecimientos históricos, de-
modernidad temprana, los cartógrafos regresaban a los ejem- coraban y embellecían los mapas y atlas de este período, vol-
plos clásicos y desarrollaban un método inductivo. El mapa- viéndolos algo más que una mera herramientas de referencia.
mundi de Ptolomeo se convirtió en el modelo sobre el que los
cartógrafos basaron su trabajo en el siglo XV A medida que
la colaboración con la imprenta llevó a los mapas a la esfera LA ILUSTRACIÓN
pública, sin embargo, se hizo posible un método más inducti-
vo y el mapa de Ptolomeo, que contaba con un océano Índico Los mapas y los libros habían estado restringidos a los _ri-
rodeado de tierra, fue mejorando poco a poco conforme a las cos, ya fueran individuos o instituciones, o a aquellos apasio-
apreciaciones de los exploradores. nados por el aprendizaje. Pero la prensa surge en una esfera
Durante el siglo XVI, los holandeses se convirtieron en los que superpone lo privado con lo pub , 1·ico. s·i Ia e,¡·ite_acornada-
cartógrafos más eminentes de Europa (Febvre y Martín, 1976; da terminó comprando textos, como sugiere Chart1er, para el
112 / DAVID F1NKELSTEIN v AL1sTAJR McCLEERY LA APARICIÓN D
E LA IMPRENTA / 11 3

consumo pnva · do en el hogar, el papel


. de la imprenta
, en
. este
. . [Cándido] (publicado
. 1·d d .
en 1759). Los escrit
ores contem ,
tipo de "esferas privadas", con el ttemp~ com~,nzo a co~nc_1d1r de otras nac10na 1 a es mcluían al brita' . J poraneos
lllco eremy B th
con lo que Jürgen Habermas ha de~ommado _esfera pu~hca" David Hume, John Locke y Adam Smith (Th m en am,
(Chartier, 1989b). Este concepto tiene s_us ra1ces .:s~ec1fica- tl·ons [La riqueza de las naciones] 1776) los I e ealth 0! Na-
. ' , a emanes Im ¡
mente en el efecto de la cultura impresa (libros~ ~enod1cos: fo- Kant y Gotthold Lessmg, y el italiano Cesa B .manue
.b fu re eccana entre
lletos) en el debate público durante la Ilustrac1on, un penado muchos otros. El l1 ro e el vehículo del pe . ' .
, u1 nsam1ento ilus-
de muy fuerte agitación política (Darnton_, I_9 82a, _I 996). La h
trado, un ve ic o que cruzaba las fronteras int .
ernac1ona1es
Ilustración es el término aplicado a un movimiento mtelectual (Darnton, 1982b)•
en Europa, que alcanzó su pico de mayor influencia en el siglo Muchos de los philosophes contribuyeron a la
, -¿· D. . . monumen-
XVIII. Los pensadores de la Ilustración eran frecuentemente tal Encyciope te, ou tct1onna1re raisonnée des Sciences des A
críticos de la sociedad contemporánea y, especialmente, de la et des Métiers, que fue originalmente editada por Dide rtts,
'l . . , ro y
religión, a la que veían como representación de las cadenas de D'Alem bert (este u timo se retiro después de la publicación de
la superstición que limitaban el espíritu humano. Se pensaba los primeros siete volúmenes). Fue publicada a pesar de las difi-
que este espíritu podía ser liberado por el progreso social a cultades que surgieron con las autoridades religiosas, los desa-
partir de la aplicación de la razón a los asuntos humanos y cuerdos entre los colaboradores y los gastos de publicación.
de los avances en el conocimiento científico. Aunque la razón La Encyclopédie se publicó entre 1751 y 1772, y contaba con
adquirió una importancia mayor a la que tenía en movimien- 35 volúmenes, incluyendo suplementos: 12 volúmenes conte-
tos intelectuales anteriores, los sentimientos y emociones no nían ilustraciones y 2 volúmenes eran de índice. Sus objetivo
se negaban por completo. Los pensadores de la Ilustración era resumir todo el conocimiento de la época y probar que la
eran sobre todo críticos, no solo racionales o emocionales, y razón era fundamento suficiente sobre la cual basarse y, así,
se concentraban en la búsqueda de explicaciones racionales y reemplazar a la religión (Darnton, 19826).
científicas de la organización social y de las motivaciones de Algunos pensadores de la Ilustración, como Montesquieu,
los individuos, resumidas por Alexander Pope en la frase: "El se concentraron en cuestiones políticas, como la legitimidad
estudio más interesante del hombre es el hombre mismo". de las distintas formas de gobierno y de la adecuación de la
A menudo se denomina colectivamente a los escritores de legislación que regula la vida cotidiana. Las ideas iluministas
la Ilustración como los philosophes, lo que refleja el hecho de influyeron en algunos soberanos del siglo XVIII, conocidos
que muchos de ellos eran franceses (Darnton, 1982a, 19826). como los "déspotas ilustrados": este término se refiere, en ~ar-
Entre los más prominentes estaba Denis Diderot, que era la ticular, a Federico el Grande de Prusia (1712-1786), Jose II
fuerza motora de la Encyclopédie; el barón de Montesquieu, de Austria (1741-1790) y Catalina la Grande de Rusia (l 72 9-
quien escribió De /'esprit des /oís [El espíritu de las leyes], publi- l 796), así como a los monarcas de algunos países má~ peque-
cado en 1748,Jean-Jacques Rousseau, autor de Émile [Emilio] ños. A pesar de que siguieron siendo monarcas absuluu 5 ras codn
(1762) -que exponía la idea de una educación centrada en el , · os en el papel e
poderes despóticos se presenta b an a s1 rrusm .
niño- y del tratado político Du contrat social (1767) [El contrato . ' 1 d Esto los hizo
servidores del pueblo más que en e e amos.
social], con su famosa frase inicial: "El hombre nace libre, pero ' d ' bditos algo que se
responsables de me1·orar la suerte e sus su ' d 1
en todos lados está encadenado"; y Voltaire, autor de Candide 1ograría en parte gracias a la modermzacIO · · ' n del Esta o Yª ª
A. AIR McCLEERY
1 14 / DAVID FINKELSTEIN v n.LIST
LA APARICIÓN DE
LA IMPRENTA / l} 5

" . • ,, d 1 administración. Esto implicó el establecimiento industriales. Estos cambios afectar


ciencia e a d d" d l ., · ·1 on tanto la d
a amp l . · , de una burocracia e. 1ca a a a gest:J.on
iac1on . , racio - oferta ed1tona . Los desarrollos en 1 emanda como la
0 1 . e transpone d b'd
nal y eficiente de los asuntos de gob1e~o, que tamb1en ~~día )·ores cana1 es, carmnos, puentes y lueg , e,
. d d b .
e 1 o a me-
o VIas rerreas tr e
ab arcar cues t:I·ones sociales como la meJora. de . la educac1on y ron la soc1e a y a neron nuevos merca dos y ansiorma-
la supresión de restricciones como l~s peaJeS mternos con el de productos para publicar. La expansió d una nu~va gama
. l . , d n e 1a comllilld d
fin de promover el comercio. El ampho ~es_arrollo de un_a ciu- presar1a necesito e una variedad de prod . a em-
administración y publicidad, mientras que Uctos dmpr~sos para1
dadanía letrada creó un deseo de conoc1rmento que est:J.muló
. una re de mt
la creación, producción y distribución d~ nuevos_ títulos que, a ción, forma d a p~r e1s1st:ma postal, el telégrafo y los eri ?~ª-
su vez, promovieron los ideales de una cmdadarua letrada y su crearon una sociedad mas amplia con intere P ~dicos
. ' ses compartidos
derecho a acceder al conocimiento. Con la constante meJora de los niveles de alf b · . , ·
. · · 1 ª et1zac1on las
El concepto de derechos humanos tuvo su origen entre nuevas cond1c10nes soCia es urbanas produi· eron d '
. una emanda
los pensadores de la Ilustración e inspir? a los pensadores no solo para nuevos tipos de material impreso, smo · tamb',
. ten
de las Revolución Francesa y la estadoumdense de fin de si- una mayor cantidad de ellos. En respuesta, la industria de la
glo. Se culpó a los pensadores de la Ilustración por algunos imprenta pudo. aprovechar los avances tecnolóoicos o·
l
, como a
estallidos y excesos de la Revolución Francesa, como se vio, ~nergí~ a partt~ del vapor, par~ lograr la mecanización y me-
por ejemplo, cuando Catalina de Rusia -alguna vez mecenas Jorar s1gruficat:J.vamente los metodos de fabricación práctica-
de Diderot-, revirtió algunas de sus políticas más iluministas. mente por primera vez desde Gutenberg (Fyfe, 2012). Para la
Sin embargo, las ideas mismas pueden haber sido menos in- imprenta, la industrialización significó el cambio de la prensa
fluyentes que los hábitos de pensamiento crítico engendrados manual a la mecánica. El primer paso en este proceso fue la
por autores como Rousseau y Voltaire, cuyas obras fueron sustitución, durante las primeras dos décadas del siglo XIX, de
publicadas y leídas en toda Europa, y a partir de allí, en las la tradicional prensa de madera por máquinas totalmente he-
colonias y puestos fronterizos . chas en hierro, como la prensa Stanhope y luego los modelos
Columbian y Albion. Estos instrumentos eran más potentes,
más rápidos y más fáciles de manejar, pero no aumentaron lo
LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL suficiente el número de páginas que podían imprimirse en una
hora. El movimiento hacia la mecanización total provino de
La Ilustración creó y reflejó el espíritu de racionalismo e periódicos y revistas, en particular del diario londinense Tbe
investigación científica que vio sus resultados prácticos en la Times (Feather, 1988). En las últimas décadas del siglo XVIII Y
implementación de nuevos procesos, en particular la sustitu- comienzos del XIX The Times fue el único periódico cuya cir-
ción del trabajo humano por el trabajo mecánico durante la culación era lo sufi~ientemente grande como para requerir_la
Revolución Industrial. La era de la industrialización desde fi- búsqueda de mayor velocidad en el funciona~~nto para satis-
nes del siglo XVIII hasta el XIX fue un período en el que la facer las demandas de producción. Fue este diano el que finan-
circulación de bienes materiales y de información mejoró drás- . , e1d esarrollo de las maqumas
cio , • de vapor de Koenig durante th la
ticamente. También fue un período de urbanización en el que década de 181 O y su subsecuente mejora a cargo de Applega
, e el capítulo 5).
los trabajadores y sus familias emigraron a los nuevos centros Ye0 wper durante la década d e 1820 (veas
A. McCLEERY LA APARICIÓN D .
116 / ÜAVID fINKELSTEIN y ru,JSTAIR F. L\ IMPRENTA / 11 7

. ·, cargo de varios ingenieros duran- conocidos como '.'ca~illas" (Feather, 1988). Esto . .
La expenmentac10n a . ros eran orgamzac1ones de ¡· ornale s protosmd1-
. XIX . •ficó que innovaciones como la prensa ca ros que cont ¡ b
te el s1g1o signt • rácticas laborales de trabajo pero ta 6 ., ro a an las
. · de entintado y estereotipos gradual- P . , m ien actuab
rotativa y 1os sistemas . 1 foco social y representantes de las que¡·a d ª? como
s e 1os traba¡ad
mente se convi·rt1'eron en algo estándar. Al igua. que . , en otras
. . 1· 1 , 1
El radica ismo a ento a as capillas a org . , ores.
• d • 1 ·no hacia una mayor mecamzac10n suscitó . anizarse mas y la d ,
m ustnas, e cami b · · · fu
cada de 1790 e testigo de la consolidación d . e-
a · ·, e1ormulada por la fuerza de tra
oposic1on , a¡o tradicional
. · . d L As · · , e organismos
1 relaciona os. a . ociac1on de Composit
La primera máquina de vapor que se uso en The Tzm_es se ., ores se iormo,
e
1
1792 y pronto e sigu10 la Sociedad de Amigos d I O en
instaló en secreto por temor a provocar a los q~e ma_ne¡aban • e os pera-
dores de Prensa. G racias a las capillas y a lo · d'
la imprenta. La estereotipia también amenazana la situación . s sm 1catos que
de los compositores. Desde la Reforma, y a l? largo de la
asumieron sus funciones, el negocio de la imp
. .
fu
renta e uno
Ilustración, la imprenta siempre había estado ligada a la di- de los pnmeros . en negociar
. con éxito acuerdos sa1ana · 1es.
fusión de ideas radicales y al surgimiento de la conciencia En un chma . , de miedo, abonado por los acontec1m1entos · ·
política. A fines del siglo XVIII, este vínculo se manifestó en de la Revolucion Francesa,
. ., Gran Bretaña fue dura en su re-
el papel de la prensa en la aparición de una cultura radical presión a la ag1tacion obrera. La legislación de 1799 (C _
'b' , l O'lll
(Lee, 1976). Folletos, publicaciones periódicas y páginas de bination A cts) pro h i 10 as asociaciones obreras, y muchos
noticias que defendían la causa de la reforma contribuyeron agi~adores ~eron encarcel~dos por conspiración política.
a la formación de la opinión pública. Los derechos del Hombre, Editores radicales, corno Richard Carlile, lucharon por la
de Tom Paine, se publicó en 1792, y la revista radical de Wi- libertad de prensa y, a menudo, ellos también fueron encar-
lliam Cobbett, Weekly Political Register, alcanzó en 1817 una celados. Los controles legales y fiscales de la prensa -estos
circulación de más de 40.000 ejemplares. Al igual que en la últimos llamados "impuestos al conocimiento"- fueron in-
Reforma, los productos de la prensa radical alimentaron una troducidos también en este momento. Sin embargo, a medi-
cultura de la comunicación oral de la que surgieron grupos da que el siglo XIX entraba en un período de estabilidad y
de lectura, sociedades de debate y talleres de discusión (esto satisfacción general, después de las guerras napoleónicas en
proporciona una perspectiva menos confrontativa de las cate- Europa y sus extensiones en América del N9rte y la India,
gorías de lo oral, lo letrado y lo impreso proporcionadas por la voluntad para hacer cumplir estos controles dismi~~yó, y
Ong - 1982-, en su teoría general, o por McKenzie - 1984-, poco a poco se fueron retirando (Lee, 1976). La vigilancia
en relación más específicamente con el Tratado de Waitangi, se había vuelto más difícil, ya que las redes de comunicación
como se explica en el capítulo anterior). se volvieron más sofisticadas. La industrialización cambió no
Debido al alto grado de alfabetización exigido por la pro- s?lo las prácticas en los talleres y la cultura en los pueblos Y
fesión, los trabajadores de la imprenta eran importantes en la ciudades, sino también significó que la imprenta se centró
transmisión de ideas radicales a los no lectores dentro de la menos en Londres en la medida en que un mejor transporte
cultura oral. La camaradería siempre había sido fuerte entre ?e mercancías y personas permitió que se establecieran las
los trabajadores del gremio, como ya se ha señalado, y las her- imprentas provi nciales.
ma~dades fundadas en los primeros negocios de imprenta se
habian desarrollado en Inglaterra en el siglo XVIII en grupos
". R McCLEERY LA APARICIÓN
l 18 / DAV ID FtNKELSTEIN v ru,)STAI DE LA IMPRENTA / 119

El idealismo y el "amor por los libros" h b'


EL LARGO SIGLO XIX . que a Ia caracte-
d
. ado a unos pocos e ltores antes del siglo XIX d.
r1z .e 10 paso en
El siglo XIX fue te~tig~ ,de una revolución en el mundo rte a un mayor ellloque en las ganancias b' . '
pa ' . bl S bl' y a o Jellvos co-
. . 1 L . dustri'ahzacwn de la mayor parte del proceso erciales via es. e pu icaron más y más títul .
editona . a m rn I d' . os y 1os nichos
. , del libro implicó menores costos y un au- áticos de os e ttores se diversificaron En G B _
d e pro ducc10n l d te rn · ran retana
cción Inventos como a prensa e vapor, ublicaban alrededor de 100 títulos nuevos cada - hasta'
mento d e Ia pro du · ., . , 1 · se P ano
· ·, de la composic10n upografica, a estereou- l J50, aumentando a 60? en 1825 y a 6.000 para principios del
1a mecamzac10n ., . .,
· 1
pia y as mn
· ovaciones en la reproducc1on de la ilustrac10n
. , fi . siglo XX (al final del siglo, la publicación de nuevos títulos
aseguro, que la producción de libros . fuera .mas e .ciente
. y alcanzaría la marca de 100.000) (Feather, 1988).
mucho, mucho más rápida. Las s?c1edades mdustna izadas 1 La profesionalización de la edición y comercio de libros,
de todo el mw1 do vieron la necesidad de una fuerza laboral en general, estuvo marcada por la formación de la Publi-
más educada, y ciertamente letrada, para desempe~ar nue- sher's Association (PA) [Asociación de Editores], la Book-
vos puestos. Las leyes educativa_s (~~ucation Acts! cime~ta- seller's Association [Asociación de Libreros], la Society of
ron el crecimiento de la alfabet1zac10n en el Remo Umdo Authors [Sociedad de Autores] y, a través del nuevo PA, la
de manera tal que, a fines del siglo XIX, la g~an mayoría de elaboración del Net Book Agreement [Acuerdo de Precio
la población constituía un mercado_p~~a los hbr_os (Fea_ther, Fijo para el Libro] (Feltes, 1986). El papel del autor se vio
1988). La edición de libros se convirt10 en una mdustna en reforzado por el surgimiento del agente literario. Esto se
auge. Crecía la competencia entre los i~presores y lib~eros expone con más detalle en el próximo capítulo; sin embargo,
establecidos, y cuando se fueron expandiendo y consolidan- tal vez valga la pena destacar en este punto que la reflexión
do se convirtieron en las casas editoriales que dominarían de Bourdieu sobre "el campo de la producción cultural" pa-
el ~egocio hasta la segunda mitad del siglo XX e incluso rece más apropiada en el entorno de los siglos XIX y XX
más allá. (Bourdieu, 1993).
El mercado editorial se benefició con los avances en las A mediados del siglo XIX se vio el nacimiento de las colec-
redes de comunicación y distribución, las mejoras en las ca- ciones populares, se publicaron grandes cantida~es ~,e ~ibros
rreteras, teléfonos y ferrocarriles. Esto hizo que los editores a precios bajos y destinados para el consumo masivo: L1t~ra-
de las provincias pudieran manejar sus negocios en pie de tura para millones". Se publicaron 1.300 títulos pertenecien-
igualdad con los de Londres. El aumento de la población en tes a las novelas de la Biblioteca Ferroviaria de George Rou_t-
Europa y Estados Unidos (en el siglo XIX, la población de ledge [George Routledge's Railway Library], con un P:ecio
Europa se duplicó y la de Estados Unidos aumentó quin- de un chelm , cada una, a tono con el precio · de la mayona den
.,
ce veces) proporcionó un público ávido de libros y revistas los libros de bolsillo. Muchos libros de esta coleccwndera
(Fischer, 2003). Se requerían libros para leer en los viajes . . l h h de que los ere-
reimpresiones más baratas gracias a ec 0
en tren, en las nuevas escuelas estatales, en las bibliotecas, Y h b' galías para pagar.
chos de autor habían caducado Yno ª 18 ~e . la cultura
para obtener información acerca de los nuevos oficios pro- A parttr . . , comercia
. de 1a vis10n · 1 de las editona1es,
ducidos por la industrialización (algo que se expondrá con
impresa alcanzó su apogeo (Sutherland, 1976)-
más detalle en el capítulo 6).
r

LA APARICIÓN' DE LA IMPR ENT A/ 121


120 / DAv10 F1NKELSTEIN Y AusTAIR McCLEERY

más habitual que el de la participación en las


. . , d 1·b ventas o regalía
DERECHOS DE PROPIEDAD INTELECTUAL a pubhcacton e t ros sobre la base de un . ., s.
L . a suscnpc1on un
método popu1ar d e fin anctar las publicaciones d '
Sin embargo, al hacerlo, también comenzó a desplazarse . ., . d l antes e 1709
también s1gmo sien o popu ar. Sin embargo au d
desde el transporte físico de los libros a l~ ;enta de de:~chos de , h ' nque 1os ere-
chos de autor d
un texto, para la reproducción, traduccion, ~daptacion -para . po, tan acerse . cumplir dentro de un pais, , estos
no tenían nmgun estatuto mternacional. En lo refe
el teatro O para los nuevos medios como ~l ci~e o la radio- y . .d . . l . reme a 1as
ublicac10nes en t. toma, mg és, esto dio lugar a un Vigorosa
·
merchandising -como en el caso de las historias de Sherlock P
y descontrolada ptratena de obras británicas que se llevaban
Holmes, que generaron una gama de productos-. Esta transi-
a Estados Uni~o~ y que enfurecía a autores populares como
ción desde la centralidad del libro como objeto material hacia
Dickens. Este ultimo, de hecho, prestó su nombre y le dedicó
el texto como recurso se basó en un régimen seguro y aplicable
energía a las campañas para el reconocimiento transatlánti-
de derechos legales internacionales.
A mediados del siglo XVI, como hemos visto, el negocio co de r,e~aciones de .derechos de autor en la línea de ¡0 que
editorial en Inglaterra era efectivamente controlado por la ya habta sido establecido en Europa. Esta presión finalmente
Compañía de Librerías. El derecho perpetuo de imprimir una tuvo éxito, pero no hasta después de la muerte de Dickens en
obra y los beneficios consiguientes se restringieron al que te- 1870. La protección internacional a los derechos de autor se
nía los derechos -habitualmente el editor- que le compraba la estableció y se mantuvo a través de tratados como el Convenio
obra a su autor o compilador. Aunque era posible proteger los de Berna de 1886 y la Convención Universal sobre Derechos
derechos de una editorial sobre un texto, inscribiéndolo en el de Autor de 1952 . Una nueva ley sobre derechos de autor del
registro de la Compañía de Librerías, la primera edición ase- Reino Unido, de 191 1, reconoció el potencial de otros medios
guraba, de hecho, los derechos sobre muchos libros, incluso si además de la imprenta al ampliar la protección del derecho de
se trataba de una edición pirata producida sin pagarle al que la autor a otras formas de expresión y producción. Esto, a su vez,
había originado o al que había comparado los derechos de au- proporcionó una base segura tanto para el desarrollo de esos
tor. Los derechos a imprimir algunos trabajos particularmente medios de comunicación como para la adaptación de la obra
rentables, como la Biblia, los libros litúrgicos y algunos libros de un autor para diversos medios.
de textos es~ndar, se limitaban a un pequeño grupo de edito-
res Y se consideraban propiedades valiosas que se negociaban
y se heredaban. EL CRECIMIENTO DE LA EDICIÓN EN RÚSTICA
En ~l Reino Unido, la primera ley de derechos de autor
[Copyright Act], de 1709, estableció que el derecho de autor Como los derechos originados por los libros comenzaron a
sobre. una obra le per tenecia
, a su autor. Las razones de este s~r explotados a principios del siglo XX a través de vari~s me-
cambio se tratan con mas , deta ll e en el capitulo
, . .
siguiente dios de comunicación populares, como el cine o la radio,_los
(Foucault 1984· Ro 1993) E . le permitió a algu-
' . '. se, · ste camb10 editores buscaban una forma de atraer a esas audiencias masivas
nos autores solicitar mayores sumas d e dmero
. en el momento que los nuevos medios de comunicación ponían de manifieSto.
de ven der sus obras a lo d"
chos de t . . , . se Itores, aunque la venta de los dere- En 193 5, Allen Lane lanzó Penguin, la innovadora Y pionera
au or s1gwo siendo, durante algun, tiempo,
. un acuerdo marca de libros de bolsillo. Inspirada en las reediciones de bol-
122 / DAVID F1NKELSTEIN v A.L1sTAIR McCLEERY LA APARICIÓN
DE LA IMPRENTA/ ] 23

silla de Albatros, que eran populares en el contine~te e~opeo, y de su necesidad social. Los libros de tapa bl d .
• d • •
herranuentas e conoc1ffi!ento de haJ·o c
an a const:Jtuy
, eran
consternados por la falta de material de ~ectura d1sporuble para ., r osto que pod1an 1
el tren Lanc diseñó la colección Pengum (McCleery, 2002). A borar con esa educac1on IOrmal e informal M h co a-
. . . uc os otros ed·1t0
d
res comenzaron a pro uc1r libros en nística l d, -
pesar <le considerarse "baratos y div~rti~os", l?s libr~s de Pen- , . , Ypor a ec:1 dJ d
guin gozaban de un alto nivel de diseno y tipogr~fía p~ra su l 950 teman una presencia notoria en las bibliot .b" , e
ecas y 1I renas
precio de venta original, que era una -~oneda de seis ~eruques. de todo el mundo. Al abordar todos los temas i · bl
, . d bl magma es, los
De hecho, algunas de las primeras ed1c1on~s de Pengum se han libros en rustica eran esea es y accesibles para tod D h
convertido en artículos de colección, apreciados por la excelen- ho se dice que la proliferación de libros de tapa bl ods. e _e-
C ' . an a conVIr-
cia de su diseño. Los expertos se mostraron escépticos sobre tió a los que sacaban los, libros de las bibliotecas en com pradores
la primera publicación. Los libreros temían una reducción de de libros, creando as1 un boom en la industria editorial d 1
· ' Este nuevo pu'blico 1ector creó un mercado yp e ª
informac10n.
las ganancias, en comparación con las ediciones de tapa dura, . ' li' 1
araa
y mientras Lane apostaba sobre los gustos de los compradores, nueva escntura y revita zo muchas de las industrias conectad
las tiradas iniciales fueron altas con el fin de mantener el costo con la compra de libros: el comercio minorista, la comercia~~
unitario de producción, y por lo tanto el precio al por menor, lo zación y el diseño salieron beneficiados. Los libros en rústica se
más bajo posible. No obstante, Penguin representaba una buena abrieron camino en todos los ámbitos de la vida y se vendían en
relación calidad/precio. La apuesta de Lane dio sus frutos. Pen- nuevos contextos: farmacias (en Estados Unidos), supermerca-
guin se convirtió en casi un sinónimo de publicaciones en rús- dos, aeropuertos y venta ambulante, entre ellos (West, 1985).
tica de buena calidad. Penguin, que en la década de 1930 había Tradicionalmente, los libros de tapa blanda eran reimpresio-
representado un experimento arriesgado en la popularización nes de títulos de tapa dura que habían tenido éxito y estaban lis-
del libro, se convirtió en un negocio multimillonario dentro del tos para un público más amplio. Sin embargo, algunos editores,
grupo de empresas Pearson. en particular los de ficción literaria, publican ahora sus primeras
La revolución del libro de tapa blanda cruzó el Atlántico, ediciones en rústica, lo que mantiene bajos los costos y permite
donde las empresas estadounidenses infundieron al diseño edi- que la obra sea difundida entre la mayor audiencia posible. En
torial y a la comercialización un mayor grado de dinamismo la publicación académica, es bastante habitual que las ediciones
y energía. Penguin misma abrió una sucursal estadounidense de tapa dura y tapa blanda de un título se publiquen al mismo
poco antes de la Segunda Guerra Mundial. Este conflicto fue tiempo: la edición de tapa dura para su uso en las bibliotecas
un momento importante en la democratización de la lectura y públicas y universitarias, y la edición en rústica para los mismos
del libro, tanto de ficción como de no ficción. Los ejércitos se estudiantes.
dieron cuenta de la necesidad de una tropa alfabetizada, edu-
cada en los principios por los que estaban luchando y capaz de
asumir el papel de ciudadanos activos en el momento del cese Et FINAL DEL SIGLO XX y MÁS ALLÁ
de l~s hostilidades. La ley de reajuste para los soldados [GI Bill
ofRights] en Estados Unidos y la expansión de las universidades Durante la segunda mitad del siglo XX, las editoriales se
en el Reino Unido de la posguerra fueron una continuación de ·
reumeron a través de fusiones y adqwsicwnes
··· para formar
este reconocimiento del derecho del individuo a la educación Y grandes conglomerados, a menudo, transnacionales (Greco,
,

AusTAIR M c CLEERY LA APARICIÓ N


124 / DAVID F1NKELSTEIN y . DE LA IMPRENTA / 125

t: rores que están detrás de este movi- os de propiedad intelectual: todos estos fact d .
eh . . ores con u¡eron
1995, 1996). H~y tr~s d:c la naturaleza internacional de la ¡0 _ un cuesnonam1ento acerca del futuro del lib
miento· la conc1encia 1 . 1· a , ro, un tema que
. · . . 1 1 oportunidades para a comercia tzación será tratado en mas detalle en nuestro capítulo fi na.1
dustna ed1tona Y as ·d d d 1
. al d productos; la neces1 a e exp otar pro-
transnac10n e sus . d · ·, .
, d a serie de medios e comumcacion, mclu-
ductos a traves e un . fr . . .
1 . 1 televisión y en general, la m acapttahzación CONCLUSIÓN
yen do e eme Y a ' ' . . .
de las editoriales más pequeñas e mdependientes. _Han surgido
·
dos upos
de conglomerados: uno en , el que la. impresión se Este ~a ~ido -~n cap~tulo :xtenso. En sustancia, la produc-
basa en un lugar y se opera en un numero de d1fere?tes países ción y distr1buc1on de libros impresos ha estado en el corazón
-tal es el caso de Bertelsmann, con sede en Alemama-; el otro de la historia del libro y ha definido los debates sobre la rela-
opera en diferentes me?i~s de comunica,ción, ~n?, de ell_os, y ción entre la producción y distribución, y su contexto social.
no necesariamente el mas importante, sena la edic10n de libros Desde una perspectiva puramente interna, ese contexto con-
-por ejemplo, News Corporation, propiedad ~e HarperCollins-. sistió tanto en la adaptación y desarrollo de estructuras que ya
La formación de estos conglomerados no siempre es conside- existían para los manuscritos como en la creación de estruc-
rada benigna. A menudo, el ejercicio involucra poco más que la turas nuevas que se ajustaban a la rápida propagación de la
liquidación de activos de las ediciones, autores, fondo editorial imprenta. Desde una perspectiva externa, este contexto consis-
y personal. Algunos autores reaccionaron de manera adversa tió, por un lado, en la relación entre la imprenta y los grandes
frente a la pérdida de cierta intimidad en su relación con los movimientos de importancia social, cultural y política como
editores, mientras que otros le dieron la bienvenida a una ex- la Reforma, el Renacimiento y la Ilustración y, por otro, en
plotación más eficaz de su trabajo. Hubo una percepción ge- la relación entre las estructuras editoriales y las instituciones
neral de la tensión entre los aspectos creativos de la edición y de poder -el Estado y la Iglesia-. Si bien la naturaleza de esas
la necesidad, impulsada por una centralización de la dirección, relaciones sigue siendo la fuente de una animada controversia,
de cumplir con objetivos de rentabilidad comunes (Schiffrin, como vimos en el capítulo 1, son cruciales para la historia del
2001). El fracaso para lograr esto último llevó a la desaparición libro y su capacidad de proporcionar un análisis sólido acerca
de editoriales largamente establecidas o importantes editores del pasado reciente, tal como veremos en el capítulo 7.
a nivel regional o nacional. Sin embargo, el lado creativo de
la edición continuó prosperando a través de la constante fun-
dación de firmas independientes, habitualmente a cargo de ex CUESTIONES PARA PENSAR
e~pleados de los conglomerados. La venta de libros también
':º durante este período el surgimiento de cadenas interna- Estas son algunas de las preguntas claves a considerar en el
cwna_les, algunas de las cuales formaban parte de m edios más momento de reflexionar sobre los temas tratados haStª aho-
?e
ai_npho_s O conglomerados editoriales. La pérdida del domi-
010 ed1tonal su d'l ·, · · .
ra. A menudo se trazan analogías entre enciclopedias impresas
, 1 uc10n mst1tuc1onal dentro de los conglo- como la Encyclopédie o la Encydopaedia Britannica, Y en fuen:es
merados multimediáti 1 1 b . ., . ., · e on¡·me como lvvu :ki· di'a · c.•Cuáles son las pnn-
1a cu1tura, ella misma bcos, da g o a11zac1on de la mformac10n Y
de m10rmacion •,
I pe . . .
asa a en 1a explotación de firmes dere- .
Cipa Ies sim1
· ·1·1tudes y d·c · en tre las dos?· S1 la d1str1bu-
11erencias
126 / ÜAVID F1NKELSTEIN v AusTAIR M cCLEERY

ción del libro físico se desplazó desde ríos y cursos de agua al


ferrocarril en el siglo XIX, entonces, ¿~ómo se distribuyeron 4
los libros impresos en el siglo XX? Los libros contemporáneos
e:·son puramente funcionales o uno• puede encontrar• ejemplos
que podrían figurar junto a ~os meto.r e\ manuscntos monásti-
cos en términos de su atracovo esteoco.
Autores, autoría y autoridad

INTRODUCCIÓN

Este capítulo analiza cómo los conceptos de autoría han


cambiado y se han desarrollado en los últimos 1.000 años. Exa-
mina las definiciones medievales de autoría. En el contexto de
ese período, cuando la producción de manuscritos estaba ba-
sada principalmente en espacios religiosos o eclesiásticos, los
"autores" eran vistos a menudo como reproductores, compila-
dores, anotadores, o comentaristas. Vamos a examinar cómo la
introducción de la imprenta desde la década de 1450 redefinió
la autoría como una actividad más creativa que podría llevar a
un individuo a la fama y a contar con alguna fortuna. También
nos referiremos al lugar del mecenazgo en el apoyo Yla form~-
ción de la producción textual. El capítulo luego pasa a consi-
derar la cuestión de los derechos de autor y cómo la introduc-
ción de las leyes de derechos de autor en la década de I 700 en
adelante cambió el modo en que se le paga a los autores Ylas
cosas que producen. Además cubriremos brevemente los efec-
AUTORES AUT f
•. R McCLEERY ' ORA y AUTORIDAD/ 12 9
128 / DAVID F1NKELSTEIN y ru,ISTAI

Estos centros podrían ser naturalmente muy . d


'a de la industrialización del siglo XIX, y los · · 1 organiza os
tos sob re Ia autorl actores (como 1os agentes 1·1teranos)
·
modos en que 1os nuevOs . eOn espac10s . , part:lcu ares reservados
. a diferentes aspectos d e'
• · t enológicas cambiaron los contextos en los 1a P roducc10n de manuscritos,
. . que
. iban desde la escn.tura a
y las mnovac10nes e , I la caligrafía y ~l trabaJo de i~ummación, y tareas específicas
I tor es A partir de esto, el cap1tu o avanza
que actuaban os au · . , . asignadas a miembros e:pec1ficos de la orden. Pero como
· b repaso de las interpretaciones enocas de la au-
hacia un reve d' d h' . Andrew Taylor y otros senala~, tales generalizaciones pueden
tona , que han s1'do centrales para los estu 10s e 1a 1stona .. del
s
l1.b ro. e concluye con observaciones sobre .. , d
las redefimc1ones
d' .
ser engañosas, ya que en realidad un scriptorium monástico
de la autoría como resultado de la apanc1on e 1a era igita1. menudo se refería a un grupo de es~ribas más que al lugar qu:
ocupaban ellos: algunos monasterios no tenían habitaciones
especiales reservadas para este tipo de trabajo, y con frecuen-
LA CULTURA DEL MANUSCRITO Y EL "AlITOR" cia los monjes que trabajaban en los manuscritos se encontra-
ban ocupando espacios individuales dispersos por el claustro
La reflexión académica ha sugerido en el pasado que la se- (Knowles, 1950, vol. 2: 520-522; Ker, 1960: 3-11; Eisenstein,
paración de la evolución de la cultur~ del manuscrito_ (y su 1979, vol. 1: 14-15; Taylor, 1999: 354).
concepción del "autor") en Europa occidental ~vo dos epocas Hay pruebas de que, a partir del siglo XI, los monasterios
distintas: la era monástica y la era secular. La pnmera va desde encargaban el trabajo a "notarios" profesionales o escribas
alrededor del año 400 d. C. hasta fines del año 1100 d. C., y contratados para tal fin. Los monjes benedictinos alemanes
la segunda se desarrolla desde fines del siglo XII hasta fines de Saint Emeric, Tegernsee, y Scheyern, por ejemplo, utili-
del siglo XV (e incluso más allá) (Thomas, 1976: 15). Desde zaban regularmente escribas profesionales para transcribir
la caída del Imperio Romano en el siglo V hasta el siglo XII tanto textos eclesiásticos como seculares, que iban desde ser-
(cuando la creación de universidades y lugares de aprendiza- mones y obras teológicas y litúrgicas hasta enciclopedias. El
je empezaron a cuestionar este tipo de centros de poder), los hecho de subcontratar partes del trabajo se aceleró en la me-
monasterios y centros religiosos mantenían casi un monopo- dida en que aumentó la demanda de textos para ser enseñados
lio sobre la producción de textos en Europa occidental. Como en la era secular por las universidades recién establecidas en
se ha señalado en los capítulos anteriores, la vida intelectual lugares como Bolonia, París, Lovaina, Basilea, Cambridge y
se focalizaba en los centros eclesiásticos, y se producían ma- Oxford. La demanda pronto superó la capacidad monástica
nuscritos en línea con el interés religioso en defensa de la au- para proporcionar textos y generó una industria comercial de
toridad de la Iglesia y sus enseñanzas. Las órdenes monásticas libros independiente, en la que las librerías proporcionaban,
reservaban partes del día para el trabajo intelectual y la copia entre muchos otros servicios, pecias o textos ejemplares ori-
Yla iluminación de los textos sagrados. Los scriptoria monásti- ginales para que los estudiantes y otros laicos interesados los
cos? scriftoriu":1, en el que se dice que tenía lugar ese trabajo, alquilaran y copiaran. .
llego a simbolizar la esencia de la cultura medieval "donde La fundación de las universidades a fines del siglo XII Y
1 . . '
os copistas, rubncadores e iluminadores se unían en una la- principios del XIII aceleró el desarrollo de un nuevo público
bor piadosa, copiando meticulosamente la palabra de Dios" lector interesado en una gama de textos más amplia que l~ p~o-
(Taylor, 1999: 353).
ducida anteriormente. Al principio, gran parte de eSt e publico
130 / OAv m F1NKELSTEIN Y AL1sTAIR McCLEERY AUTORES AUTO f
, R A y AUTORIDAD/ 131

· , l s cle' ri·gos que , vinculados ,a una universidad 0 suyos, pero los materiales compuestos por otr
lo constmuan o . os son los mat · 1 ,
importantes, mientras que los suyos se añad ena es mas
· t on los profesores, requenan textos.de autores . en con el fin d
faculta d y 1un o c . los y se dice que esta persona es el coment . [ e ac1arar-
, • i: nci·as , comentarios y glosas. Las uruvers1dades , "b arista commentat ] 1
clas1cos, re1ere autor. Otro escn e tanto sus propios material or, no e
es como los com
buscaron establecer bibliotecas para atender la demanda es- or otros, pero Ios suyos son los materiales m, . puestos
P . 1 as importantes I d
. ·1, y 1un
· to con ellas establecieron talleres basados en la los otros se me uyen para confirmar los propio ' Y os e
tud1ant1 . s, esta persona deb
llamada autor [auctor] (Wogan-Browne et al. , ¡ 999: 3).1 e ser
universidad para hacer frente a la demanda de e1emplares de
obras esenciales. .
Al mismo tiempo, el crecimiento en el siglo XIII de un pú- Los argumentos
, . de Buenaventura
, procedían de un contex-
blico lector extraído de las clases burguesas emergentes - prin- to academ1co muy esrec1fico; presentaba a los escribas como
cipalmente abogados, funcionarios del Estado, comerciantes individuos que_ tra?,ªJaban principalmente con textos parti-
exitosos, y médicos- crearon una dema~~a pa~a la_producción culares en con1unc10n con otros. Ese acto era a menudo di-
de textos en áreas como derecho, pobtica, ciencia y medici- fícil (reunir las pocas fuentes manuscritas para crear nuevas
na así como otras obras de carácter recreativo, popular y de interpretaciones de la actividad humana) y lo practicaba una
'
naturaleza edificante (obras literarias, romances, traducciones, pequeña élite. Las categorías de Buenaventura se centraban
poesía, y otras similares). El flujo resultante de obras "huma- en la reproducción mecánica del pensamiento y las ideas. No
nísticas" seculares contrastaba con el número predominante consideraban importante lo que nuestra sociedad ubica hoy
de textos reproducidos durante la era monástica, de naturaleza en el centro de la escritura -es decir, literatura imaginativa
religiosa, aunque también se incluían textos de algunos autores y creativa, fuente de información y de interpretación intelec-
latinos antiguos, como Ovidio, Virgilio, Boecio y Prisciano, a tual-. Eran un reflejo del punto de vista de la élite que veía la
los que los eruditos medievales les habían otorgado una auto- producción textual como una tarea llevada a cabo dentro de
ridad especial (auctoritas) y por eso se reproducían de acuerdo los confines de la Iglesia Católica y los establecimientos ecle-
con la lógica eclesiástica. siásticos (Minnis, 1988; Brown, 1995: 197-206; Kuskin, 1999;
Taylor, 1999: 353-365).
Otros tenían ideas diferentes sobre lo que la escritura y la
L A ALT ORIDAD Y LA FUNCIÓN DEL AlITOR producción textual podría representar en el período medieval.
Basta con considerar el famoso verso de Chaucer dirigido a su
Con respecto a la producción textual durante el siglo XIII, "escriba" Adam Scriveyn -uno de los comentarios en inglés
el franciscano San Buenaventura argumentó que el acto de es- medieval citado con mayor frecuencia sobre el papel del escri-
cribir libros (o, en este caso, textos manuscritos) podía dividir- ba y la génesis de los textos- , en el que lamenta la tendencia de
se en cuatro categorías: su copista a apresurarse y su falta de control para la reproduc-
ción precisa de los manuscritos literarios:
~ na pe~sona escribe material compuesto por otra gente, sin agregar
m cambiar nada, y se dice que es meramente el escriba [scriptor]. Otro
escribe m~teriales compuestos por otros, uniéndolos pero sin agregar 1. La traducción está adaptada de Alistair Minnis (1988: _94). U~a versión leve~
nada pro~io, Yse dice que esta persona es el compilador [compilator]. mente distinta del mismo texto es utilizada por Eliz:1beth Eisenstem (l 979, vol. l.
Otro escribe tanto los materiales compuestos por los demás como los 122), adaptada deJohn Burrow (1976: 615).
132 / D AVID F1N KELSTEIN v AL1sTAIR M cCLEERY A UTORES, AUTORÍA y AUTORIDAD/ 133

Adam m·iveyn, if ever it thee bifnlle definitiva de los textos en los que habían trabajado y que ha-
Bocee or Troylus to wryten 11ewe, bían reconfigurado.
U11de1· thy long /okkes thou most have the sea/le, Al mismo tiempo, _la "autoridad" era algo que podría residir
But afie,· my makyng thow wryte mo1"C trewe;
So ofte a daye J mot thy werke renewe,
en un texto independientemente de su relación con un "autor".
lt to eorecte and eke to 111bbe and scrape Las referenci~s medievales a _los textos de Ovidio, San Agustín
And ni is thorngh thy neglygence and rape.z y otros, por eJemplo~no asociaban o atribuían veracidad O ver-
dad a la obra del genio creador de un autor individual, sino que
Aquí la "autoridad" es Chaucer (en lug~r ~e la Iglesia), más bien asignaban "autoridad" a la verdad del texto mismo.
que le asigna a su copista/escriba el ~antemm1ento de altos Como algunos comentaristas han señalado con perspicacia:
estándares de precisión para reproducir sus palabras tal como "Ya en la modernidad temprana era la edad, la autenticidad y
él las había formulado. Por otra parte, la poesía de Chaucer la conformidad con la verdad, y no el genio individual, las que
destaca y adhiere al modelo de autoría, compartida entre sus se suponían que conferían autoridad a los textos y a los autores
contemporáneos medievales, de un participante en una tradi- (Wogan-Browne et al., 1999: 6).
ción intelectual en curso vinculado a las autoridades del pa-
sado (Boecio). Como sostienen los editores de una antología
sobre teoría literaria de inglés medio, la autoría en la época Los AUTORES EN EL RENACIMIENTO
de Chaucer, "era más probablemente entendida como una
participación en una tradición autorizada intelectual y moral- Las interpretaciones sobre qué significaba y hacía un "au-
mente, dentro de la cual [...] un escritor podía desempeñar tor" en Europa occidental cambió en el Renacimiento. Esto se
uno de varios papeles, tanto al copiar, modificar o traducir, debió principalmente a la reproducibilidad de los textos im-
como al componer" (Wogan-Browne et al., 1999: 4-5). Se presos: el cambio, a partir del siglo XV, de la circulación de un
consideraba autores (o auctors) a las personas que reconfigu- pequeño número de manuscritos transcriptos a la reproduc-
raban ciertos materiales para sus propios propósitos, creando ción impresa en grandes cantidades. La escritura se convirtió
un material que glosaba o que se vinculaba a otro dentro de en una actividad individualizada, una fuente potencial para el
la misma esfera de actividad intelectual. No eran "autores" reconocimiento y el ascenso social. Como señalan Febvre Y
en el sentido posromántico de los artistas/genios creativos, Martin (197 6): "Mientras que en la Edad Media los autores
dado que en la mayoría de los casos no tenían la propiedad habían tenido escaso interés en vincular sus nombres a una
obra, los editores fueron empujados a buscar o querían bu~car
2. Los autores transcriben aquí la traducción al inglés moderno: "Adam Scribe, la verdadera identidad de los autores de las obras que publica-
ifroer it thee befa/// Boethius or Troilus to write anew,1 Under thy long /ocks thou 11111st ran; y cuando no lo lograban, lo inventaban"-El res~ltado de
hnve the sea/e, {smly co11ditio11 of the scalpj,I B111 after my 111aking trough write 111ore · ' en'tica , el re-
tmth.l So ofte11 daily I 11111st thy work renew,/ lt to correct and also to m b rmd scrapel asociar un nombre a un texto era 1a eva1uac10n
A~d n/1 '.s through thy negligence and baste" (Benson 1988: 650). En español: "Adam, conocimiento y, en algunos casos, una mejor reputación. Est~
mi ~scnba, si alguna vez ocurriese que usted transcribe nueva mente el Boecio 0 aceleró el interés y el deseo de algunos de buscar la_ fama, si
Tro,/o, que tenga usted caspa bajo sus largos hueles a menos que copie mis líneas
cor~ectament~. A menudo, _tengo que rehacer su trabajo y corregir y limpiar y fre-
no la fortuna de este tipo de trabajo. Febvre YMartm (_!~)7 6:
gar, todo debido a su descuido y su violencia". [N. de T .] ' "Este nuevo tipo
26 1) concluyen: , lo fue tamb1en e1
. de est1mu
A UToREs AUTo r
134 / DAV ID F1NKEL STEIN v AL1sTAIR M c CLEERY ' R A y AUTORIDAD / 135

signo de una nueva época en la q~e los ar~st~s comienzan a fir- que datan de principios
. .
del año 1500 en d 1
a e ante y est' •
U lados al reconoc1m1ento legal de los d h ' . an vm-
mar sus obras, y la autoría adqUiere un s1gn~ficado to~almente c d . . erec os md· 'd
nuevo". Esta sería una idea reiterada por Ehzabeth E1senstein les a las patentes e las mvenc1ones (Ei'senstem, . IVJ ua-
1979 1 1
!20· Rose, 1993 : 16-18; Brown, 1995: 1- 8) E 'v~ · :
varios años más tarde: "El 'deseo de fama' en sí mismo", sostie- ' h d . . ntre 1os prime-
ne Eisenstein, "puede haber sido afectado por la inmortalidad ros casos ay os registrados en Francia en 1504. .
· l G ·11 C , e1prime-
surgida de la imprenta" (Eisenstein, 1979, vol. 1: 121). ro invo ucra a m aume. .op, , un conocido me' d'1co parismo
..
1 d l 1
responsab e e a comp1 ac1on de un almanaq
La imprenta involucró a los productores textuales en una- . ue anua1, que
forma que era diferente a la actividad anterior de los escribas, obtuvo, en marzo de 1504, una orden Judicial contr .
. l d' . , d a un 11-
al socavar conceptos largamente establecidos sobre la auto- brero para eVItar a expe 1c1on e copias del almana .
. ., . ., d que sm 1a
ridad colectiva. Los mismos principios de la actividad auto- autonzac1on y autent1cac1on e Cop. El fallo fue si ·fi •
. . d l . gm cativo
ral individualizada se aplicaban a aquellos cuyas obras fueron en su reconoc1m1ento e a importancia de unir la firma y el
extraídas de otros medios de comunicación. Los dramaturgos nombre de Cop a este producto textual. "En cierto sentido
británicos, por ejemplo, se beneficiaron con el activo mercado entonces", comenta Mark Rose, "lo que Cop estaba asegu~
de obras impresas, que coincidió con la profesionalización de randa era tanto un derecho que tiene que ver con el uso de
los escenarios de Londres en el año 1500: el resultado, como su nombre como un derecho a un texto" (Rose, 1993: 18-20).
argumenta Douglas Brooks, fue una mercantilización de la Dos meses_más _ta~de, el poeta André de la Vigne se aseguró el
dramaturgia que, a su vez, alimentó e intensificó la "preocu- derecho a 1mpnmir y vender una antología de obras poéticas
pación por el radio de acción del autor individual" (Brooks, suyas y de otros como resultado de un intento de un editor
2000: xiv). Los editores percibían las posibilidades comerciales de reimprimir una versión no autorizada del libro. Estos ca-
de las obras impresas que exhibían la "presencia" de un "au- sos, como advierte Cynthia J. Brown, señalaron un cambio
tor ", cuya autenticación de "los textos autorizados" podía, en- en las percepciones sobre el rol de los creadores de textos en
tonces, ser utilizada para aumentar su valor comercial. Tales un entorno comercial. "Los 'autores' se volvieron mercancías
acciones subrayaron cómo durante la modernidad temprana comercializables fuera del circuito de la corte y los benefac-
la imprenta cambió la base para posibilitar que la autoría se tores ricos", advierte Brown, "y los nuevos participantes en la
viera como una actividad individual, completando, tal como producción del libro -el editor, la imprenta y eventualmente
comenta Mark Rose, "la transformación del auctor medieval en un público lector diferente y en expansión- fueron determi-
el autor del Renacimiento" (Rose, 1993: 18). naciones cruciales en la participación del autor en el momen-
Tal transformación realineó los intereses y las actividades to de decidir la manufactura física y literaria de sus libros".
de autor. Es generalmente reconocido que el concepto de de- Brown concluye que estos y otros movimientos legales de los
recho de autor como una representación del derecho de la escritores de la baja Edad Media marcaron un cambio impor-
p_ropiedad intelectual del autor no prevaleció hasta fines del ~ante en los patrones de producción textual: "Incluso la tríada
siglo ~II y principios del XIX, cuando fue implementa- Jerárquica mecenas, poeta y escriba, que caracterizaba la cu~-
do agresivamente en Gran Bretaña, Francia y Alemania, en- tura del manuscrito, evolucionó, en la cultura impresa, hacia
t~e otros lugares. Los estudiosos, sin embargo, han señalado un mayor balance de la autoridad compartida por el mecenas,
e¡emplos de conceptos incipientes de la propiedad literaria el poeta y el editor" (Brown, 1995: 2).
A UTORES AUT f
136 / DAvm F1NKELSTEIN v AL1 s TAIR M c CLEERY ' OR A y AUTORIDAD/ 137

Por supuesto, el mecenazgo para los eser" t


Tales casos también reforzaron el hecho de que, con la lle- . . l d 1 dº . 1 ores y poetas no
r a origina e me ioevo: por eiemplo hay e •d . d , .
gada de las estructuras legales que apoyaban la explotación co- e . fu . . , V1 enc1a e eli-
mercial de las mercancías (y los textos), Y la subsecuente toma tes literanas que ncionaron baJo la protección d d
· ' · l' · e po erosas
de conciencia acerca del monopolio eclesiástico del "saber", figu ras anstocrat1cas y po 1t1cas en tiempos ro
., manos entre el
los editores y libreros de la mayor parte de ~a~ _c iudades ~ri~ci- año 250 a. C . y 200 d. C ., y tamb1en después. Est " .
,, . . H . os micro-
pales de Europa occidental estaban en posic10n de capitalizar campos hteranos, como enn-Jean Martín los denomina
la producción textual, y habitualmente buscaban mantener el podían ser ~rupos fundados alrededor de figuras como Esci~
derecho legal a explotar y comercializar el material impreso, pión el Africano (235-183 a. C.), o Precia y Lesbia (durante
que se vendía bien. Una vez que los autores entregaban su el siglo I d. C.~, o el caballero romano Mecenas, patrono de
trabajo para el proceso de producción, sin embargo, perdían Horacio (Martln, 1995: 99).
invariablemente el control sobre él. Pero, como señala Mark Los mecenas existían para comisionar, proteger, fomentar y,
Rose, un aspecto del mercado literario permanecía bajo el en muchos casos, controlar la producción literaria. Los autores
control general del autor: "Los autores podían no tener la pro- sin una fuente independiente de ingresos buscaban un víncu-
piedad de sus textos, pero sí la tenían de sus manuscritos, los lo con un mecena~ importante para avanzar en sus carreras y
objetos físicos que habían hecho con sus propias manos o que situaciones financieras. A lo largo de los siglos XIV y XV, en
mandaron a hacer, y para estos objetos tanto el librero como particular, el sistema de mecenazgo funcionaba ampliamente
las compañias de teatro proveían un mercado. El derecho del y operaba como una "economía de intercambio de regalos",
autor, sin embargo, cesó con la transferencia del manuscrito" dentro de la cual los autores dedicaban o presentaban las obras
(Rose, 1993 : 17- 18). a potenciales patrocinadores de la corte o las élites (reyes, ca-
balleros, príncipes y nobles), con la esperanza de obtener una
contribución monetaria a cambio, y/o una sinecura dentro de
MECENAZGO la casa del patrocinador o de sus círculos sociales y políticos
(Mauss, 1954; Macherel, 1983).
Antes de los cambios en el mercado producidos en el siglo El sistema también coexistía con una "economía de merca-
XVIII e instigados por el uso autoral de los derechos, el pa- do": el vínculo con un patrocinador importante garantizaba un
trón general de intercambio de los autores estuvo dentro de éxito de público para la obra de un autor, una consideración
un sistema altamente desestructurado de mecenazgo desarro- significativa, especialmente a partir del siglo XVI, cuando la in-
llado durante la Edad Media como parte de la evolución de la teracción, en Europa occidental, de los autores con los editores
c~ltura del manuscrito. Los "autores" operaban dentro de los Y libreros sobre la impresión y venta de sus te~tos im~lic~ba,
c1rculos cortesanos específicos de ciertos benefactores pudien- cada vez más, la consideración del valor y potencial economicos
tes ~• por l~ tan_t~, "a través de un complejo conjunto de tran- (Febvre y Martin, 197 6: 2 5; Davis, 1983; Macherel, 1983 : 151 i
sacciones s1mbohcas y materiales, los mecenas recibían honor Brown, 1995: 106-107). Sin embargo, todavía en la dé~_ada de
Yesta ~ s bajo la forma de un servicio de parte de sus clientes y, 1740, frente a un mercado cambiante para la produccio~ tex-
a cambio
. ,, • prove1'an u na retr1·buc1on
·, tanto matenal
. como mma-

tual, los autores seguían buscando y obteniendo beneficios de
tenal (Rose, 1993 : 16; véase también Brown, 1995: 2). los mecenas poderosos. El poeta inglés James Thomson, por
A. R M cCLEERY A UTORES AUTO f
138 / D AVID F1N KELSTEIN y ru,JST AI , R A y AUTORIDAD / 139

. b ·, d rante varios años como tutor de los hijos de la s obras de Aristóteles sobre política ' economi' a y et1ca,
, .
a1go
eiemp1o, rra ªJº u ue llevó a cabo en 1372 . El objetivo era proporc·
. · to'eraras ingleses y escoceses antes de obte- q .. tonar ma-
vanos oscuros ans , • d G ¡ teriales de lectura que le permitieran a Carlos V gu·
· , de Frederick el pnnc1pe e a es, en 1738 y . . I 1ar a sus
ner una pens1on ' •I ' asesores y fu nc1onanos
.
una smecura coi
no m · spector general de las 1s as Leeward de
, . ., . , ' , . estata
. . es para que apoyaran determ1. _
lord Lyttelton en 1744 (en esta úl~ma ?cupac~on ;ec1b1a 300 nadas reformas po1.1tlcas
, msp1radas en modelos aristote' l'ICOS. ~

La situación camb10 un poco en el siglo XVIII: muchos au-


libras anuales y prácticamente no implicaba rungun esfuerzo
tores ingleses n~t~bles (personas como Joseph Addison, Ri-
ª
de parte de Thomson). O está el caso de Jean-Baptiste-An-
toine Suard -documentado por Robert Darnton-, que llegó chard Steele, W1ll~am ~ongreve, Edward Gibbon, y Samuel 1
l
a París cuando tenía alrededor de 20 años, durante la déca- Johnson) persegman mtereses literarios independientes a
da de 1750, con la intención de hacer carrera en los círculos través de canales com~ la floreciente prensa inglesa, aun-
literarios. Durante los siguientes cuarenta años, Suard cultivó que frecuentemente su mdependencia se veía comprometida
cuidadosamente los contactos entre la élite, incluyendo al abad cuando tomaban puestos de gobierno o recibían pensiones
Raynal, los miembros de la aristocracia y los ministros con altos reales, porque, como ~eñala John Brewer, "se esperaba que
cargos políticos, y logró varias sinecuras importantes (como el la mayoría de los escntores que tenían apoyo de la corona
puesto de censor real y corresponsal literario del marqués de participaran por escrito de las polémicas políticas a favor de
Bayreuth). Fue debidamente elegido para la Academia Francesa los ministros del rey (Brewer, 1997: 163).
(un honor que venía con un generoso ingreso anual). Como Los resultados creaban tensiones entre los intereses de au-
concluye Darnton, Suard ascendió a través de los círculos cul- tor y las consideraciones materiales prácticas: los textos tenían
turales franceses a pesar de producir poco en prosa o en ver- que estar enmarcados de tal manera que pudieran atraer y
so, y vivir de prebendas y pensiones, pero no de las ventas de mantener el interés de los mecenas y su aprobación política.
libros. "De hecho, escribió poco y tenía poco que decir, nada Como concluye Cynthia Brown, a menudo los autores tenían
que ofendiera al régimen -algo que casi no necesita aclararse-. que hacer concesiones morales y creativas para ganarse la vida.
El acató rigurosamente los deberes de los philosophes y recogió "En el sistema de mecenazgo, entonces, la escritura del autor
su recompensa" (Darnton, 1982a: 7). representaba su interpretación personal de los deseos, necesi-
Estos casos apuntan a un aspecto del mecenazgo que satis- dades e imagen del patrono, y estaba inspirada por algún tipo
facía a los que no tenían ambiciones, pero que podía frustrar de encargo o por la esperanza de obtener uno" (Brown, 1995 :
a los au_tores más activos. Los vínculos de mecenazgo podían 106). Sin embargo , no todos los críticos han considerado el
~onduc1r a 1~ s~bordinación de un autor y a la pérdida de mecenazgo de manera tan negativa. Raymond Williams, por
mdependenc1~ mtelectual: con frecuencia, se les pedía a los ejemplo, sostuvo que, en contraste con el funcionamiento de
poetas Y_escm ores patrocinados que compusieran m aterial un brutal " m ercado literario" ligado a la incertidumbre del
que refle¡ara Y promoviera los intereses de sus patrocinado- "gusto popular", el sistema de mecenazgo a menudo ofrecía
res o se los comis·10 b •
cab . na a especia1mente para crear y llevar a un ambiente benigno y positivo en el cual los escritores (favo-
0
ear1ostrVabadJos
e
con ~nes particulares. En 1369, por ejemplo,
Francia
recidos, tal com o se entendía implícitamente) podrían florecer.
1e encargo, a uno de ell , q ue apoya ba a numerosos traductores, "Bajo el mecenazgo" comenta "el escritor tenía por lo menos
N' l .
os, ico e Oresme, la tarea de traducir una relación directa ~on un cí~culo inmediato de lectores, de
'f

140 / DAVID F1NKELSTEIN v AL1sTAIR McCLEERY AUTORES AUT '.


' ORU\ y AUTORIDAD / 141

los cuales, ya sea de manera discrecional o voluntaria, como .edades educativas e intelectuales así como p 1 ,
so el . . ' or os circu-
marca o cuestión de respeto, estaba acostumbrado a aceptar 1oS 11.teranos. mformales y los salones . ·
Ellos fuer on parte de
y, a veces, a considerar ciertas críticas. Es posible argumentar bios sociales y culturales en el sistema de patr · •
carn " ocm10 que
que este sistema le daba al escritor una libertad más importan- a
urnentaron hasta
.
abarcar
. .,
el apoyo
l a un escritor de part e de
te que la de aquel que lo sucedió" (Williams, 1966: 50). una persona º. mst1~c1on que ~ protege pero que espera, a
cambio, la sat1sfacc1on de neces1da_d~s culturales" (Escarpit,
1971 : 38). Incluso hoy vemos vest1g10s de tales sistemas de
PATROCINADORES, EDITORES Y PÚBLICO patrocinio en puestos patrocinados_~or el _Estado, como el
Poeta Laureado. Aunque tal patrocm10 social y orientado al
El papel del mecenas cambió en la medida en que el sur- mercado funcionó como parte de una "profesionalización" de
gimiento de la impresión mecánica favoreció el desarrollo la actividad autoral, los contemporáneos a menudo se queja-
de las obras impresas financieramente viables durante los si- ron de la sensación de alienación que experimentaban y de
glos XVI y XVII. Libreros y editores se vincularon con los la naturaleza fragmentaria del trabajo que se veían obligados
nobles y otras figuras de la corte como mecenas potencia- a emprender para ganarse la vida por medio de la escritu-
les, señalando el cambio en el patrocinio desde la comisión ra. En Gran Bretaña y en otros lugares, el escritorzuelo "de
y el control hacia la promoción, consumo y distribución. A Grub Street" (llamado así por la calle londinense en la que
fines del siglo XVIII, el desarrollo adicional de una prensa muchos escritores "por contrato" tenían cuartos y oficinas)
periódica -que se hacía oír y que operaba, con variados gra- se convirtió en una metáfora y en una imagen perdurable
dos de éxito y niveles de censura, en las principales capitales que sintetizaba la actividad impersonal de los letrados de los
europeas- ofreció una vía adicional para la producción tex- siglos XVIII y XIX, que cobraban un precio variable por el
tual. Con frecuencia, los editores que contaban con "casas" número de palabras que producían diariamente. "Sin medios
e_ditor~ales ya establecidas funcionaban como patrocinadores y sin control", como señalan John Brewer y lain McCalman,
l~teranos, patrocinando a los autores para crear obras par- el resultado fue que:
ticulares, ~~eando sa~ones literarios y sociedades en las que
la ~eputac1on profesional y social pudiera establecerse y/o Los escritores se convirtieron en fabricantes de componentes en 1 ;
me¡orarse, Y desarrollando publicaciones periódicas y diarios fábrica de la literatura. Esta fragmentación socavó la integridad de
.
1os escritores que llega ban a tener so¡o una re1aci·o'n marcrinal
o· con las
en los que pudieran aparecer artículos y obras anónimas con ' • Lo que escn"b'1an n0 era realmente de
obras que ayudaban a producir.
seudónimos
, y, de vezen cuando, fi rma dos. Un escntor
. '
compe- su propiedad: había sido diseñado por otro y tenía valor solo como
~a por la atención de figuras importantes en el mundo edito- parte de un todo más grande. E 11os carec1,an de m · terés en la obra com-
rial, con el fin de gen erar mteres
· , en su traba¡o
. y entrar en es- pleta ya que no era una cosa que podian
,
.
°d
es
eaban reconocer como
.fr s maleables cuyo va1or
tos "campos literar·ios " de act1V1
· ·dad . El mecenazgo cortesano propia. Los escritores no eran autores sino ci ª .
fu e reemplazado !entame t . . de funciones autora1es
. . . , residía en su capacidad para asumir una sene
, . n e por un patrocm10 impulsado mas (Brewer y McCalman, 1999: 206).
econom1camente y orientado hacia el me d
As" · rea o.
im1smo, durante todo el siglo XVIII h b.
trado el sigl XIX ¡ Y asta 1en en-
o ' e papel del mecen as fue asumido por las
142 / DAVID F1NKELSTEIN v A.L1sTAIR McCLEERY AcrroREs AUTo fA
' R y AUTORIDAD / 143

AUTORES, DERECHOS DE AUTOR Y REMUNERACIÓN t odo, que se ha utilizado


. desde los com·tenzos de la tm
.
consiste en que el editor o el librero direct prenta,
1 amente 1e compre
El surgimiento de un público lector a fines del siglo XVIII los derech os a autor pagando un precio fiJ. B . .
• º· ªJº este sistema
(con interés en las obras impresas y capacidad para pagar por el autor
. nob nene. acceso
, . a nuevas sumas en el caso de ree d'tcio-. '
ellas) también fue un factor en este cambio de sistema, que ge- nes s1 la o ra nene exito. Un tercer método utili· d fr
. , d l . ., za o con e-
neró las circunstancias en las que los autores pasaron de crear cuencta, despues . e a aphcac1on y la defensa de los derec~ h
obras con vistas a solicitar fondos y apoyo de ciertos mecenas de autor en el siglo XIX, fue la compra por parte del editor de
a buscar una publicación a través de esquemas de pagos por los derechos de autor durante un número convenido de años
adelantado y suscripciones. Con tales esquemas, los autores 0 una cantidad de ediciones, después de lo cual los derechos
o los impresores/editores solicitaban anticipos de los lectores volvían al autor. Por último, existió la aplicación del sistema de
interesados para cubrir los costos de publicación y producción. regalías, que se estableció durante el siglo XIX, a raíz de una
Posteriormente, esto daría paso a las prácticas editoriales ge- fuerte acción legal y presión ejercida por las partes interesadas.
nerales y comerciales asociadas con los sistemas actuales de in- El copyright, o derecho exclusivo a imprimir un texto en
teracción auroral (por ejemplo, el pago de regalías por la venta particular, se desarrolló principalmente como resultado de
de ejemplares). las batallas legales del siglo XVIII en Gran Bretaña entre los
La publicación por suscripción funcionó durante muchos libreros ingleses y escoceses. La idea de un "autor" que pu-
años como uno de los métodos más importantes (después del diera controlar su trabajo con fines de lucro fue algo que ob-
mecenazgo) para asegurar la publicación de las obras en prosa viamente cayó a fines del siglo XVIII y principios del XIX
y verso. En Gran Bretaña, el volumen de suscripciones aumen- como resultado de la relación jurídica entre derechos de autor
tó rápidamente durante la década de 1600 y hasta la década y actividad artística. Pero los derechos de autor, en el sentido
de 1730, mantuvo un nivel constante hasta la mitad del siglo, de control exclusivo sobre los procedimientos y procesos de
y luego aumentó nuevamente durante los últimos veinte años impresión de los textos, era algo que formaba parte del pro-
del siglo XVIII. Las obras suscritas de esta manera iban desde ceso de impresión desde fines del siglo XV en adelante. Feb-
poesía, sermones, historias, textos médicos y libros de ayuda vre y Martín (197 6) señalan algunos de los primeros casos de
hasta biografías, obras matemáticas, libros de música y otros demanda de derechos de autor ocurridos en Italia durante el
textos no literarios. siglo XV: hay registros legales de editores e imp~esores mila-
Otros métodos para recompensar a los autores incluyeron neses que pedían privilegios exclusivos de copyright Y, que l~s
el sistema de lucro compartido, donde los autores aceptaban fueron concedidos en 1481 (cuando Andrea De Bosns_consi-
compartir el riesgo de la publicación con el fin de recibir el gue los derechos de publicación de Sforziade, deJean Simone-
50% de los ingresos generados por las ventas del libro (des- ta) y en 1483 (cuando el duque de Milán le otorga un derechho
. . d rr. 1 n· por los derec os
pués de deducir los costos). Esto se usó habitualmente durante de cmco años a Petrus Justinus e 1.0 en n0 .
F"l lfo) Los registros
los siglos.XVIII y XIX, pero a veces dio lugar a abusos de parte para publicar Convivium, de Francesco 1 e ·. XVI
. "d d el siglo , con
?e los editores que, a través de una contabilidad engañosa y de franceses muestran una gran acovi, ª en n otorgados por el
mflar los costos de distribución y producción, podían terminar derechos que habitualmente se pedian Yera . modo
. l 1 1 s De1mismo ,
con mayores beneficios a expensas del autor. Un segundo mé- rey, el Parlamento y los tribuna es oca e ·
144 / 0Avm FtNKELSTEIN Y A.L1sTAIR M c CLEERY A UTORES AUT f
, OR A y AUTORIDAD / 145

¡ ·mprentas del siglo XVI en Alemania recibieron derechos El caso Donaldson contra Becket se centr b
a a en el dere-
i P. right de parte del emperador y las autoridades locales.
dase co cho de Alexand er D ona1dson, un librero de Ed· b
~ . l . . . . . . , . im urgo, para
Tanto en Alemania como en Francia, ta es pnVI1eg1os fueron reimprimir, a un prec10 mas baJo, ciertos textos originalmente
utilizados a menudo como un medio de control de la pro- publicados en Londres, y sobre los cuales los libreros de Lon-
ducción impresa y del tipo de mate~iales que emanaban de dres afirmaban poseer d~rechos ?e reimpresión exclusivos y
este tipo de negocios (Febvre y Martm, 1976: 241; Darnton, perpetuos (expulsando as1 cualqmer competencia posible). La
1982a, 1996). demanda legal amenazaba el monopolio de libreros/editores
La renovación de estos derechos y privilegios, en el caso ingleses (principalmente con sede en Londres) para mantener
de obras exitosas (algunas concesiones podrían durar hasta los derechos exclusivos de reimprimir las obras de los auto-
treinta años), era muy polémica y a menudo discutida. Como res que habían comprado. El monopolio se había originado
señalan Febvre y Martin: "En principio otorgaban estos pri- a partir de la organización corporativa estructurada de libre-
vilegios para la reimpresión de libros antiguos, así como para ros londinenses a mediados de la década de 1500, conocida
publicar nuevos, y los editores que disfrutaban del favor real como Compañía de Librerías. Un acta real de 1557 le otorgó
trataban, por lo tanto, de renovar sus monopolios indefinida- a la compañía el monopolio de la impresión: solo aquellos que
mente, mientras que el Gobierno, al mismo tiempo, tendía ingresaban como miembros de la compañía o que mantenían
a favorecer a los editores más ortodoxos y más manejables" patentes de impresión particulares tenían el derecho tanto a
(Febvre y Martin, 1976: 241 ). Con frecuencia, esto tuvo como imprimir libros como a copiarlos.
resultado monopolios poderosos que ponían dificultades a los Aunque, en un principio, el objetivo del acta real había sido
recién llegados para iniciarse y establecerse con credibilidad el de permitir un mayor control gubernamental de lo que se
en el negocio de la impresión, edición o venta de libros. editaba en las imprentas inglesas, las interpretaciones poste-
En Gran Bretaña, las escaramuzas legales sobre monopo- riores ampliaron el asunto hasta involucrar la exclusividad na-
lios y privilegios similares de publicación e impresión condu- cional en los derechos de reproducción (un movimiento para
jeron a la sanción del Estatuto de Anne de 171 O, que invistió a crear un "copyright perpetuo" en los textos vendibles). Lamo-
los autores y a sus representantes con el derecho de propiedad vida implicó un cambio en la interpretación del valor de los
sobre las obras impresas para períodos fijos (14 años, luego 21, textos -desde verlos como acciones, valuadas por lo que po-
o 28 si el autor aún vivía). Un mayor fortalecimiento de estos drían representar, su capacidad de exponer injusticias, o para
derechos individuales fue el resultado de una batalla histórica ser usados con el objeto de ganarse el favor del "autor", haS tª
en 1774 entre un librero escocés y un vendedor de libros in- verlos como cosas, propiedades con un mercado de valor tan-
gl~s; El caso fue discutido con la ayuda legal de James Boswell gible- . Como advierte Mark Rose: "Pensar los textos como
:-bwgrafo de Samuel Johnson y abogado escocés cuando los ·
acciones, valorarlos por lo que po d'tan h acer, estaba acorde
. . con
.
m.tereses literarios no ocupaban su tiempo- y resuelto en los un sistema de regulación en el que la censura Y los pn,VJlegws
tribunales de Londres. Estableció los precedentes legales y los .
de 1os libreros , d ·
se confundtan, e1mismo m
odo que mas tarde,
'
. b. ' ti os estaba de acuer-
conce~tos de derechos de propiedad individual de textos que considerar a los textos como o Jetos este e b d0
P.0stenormente se adoptaron en las interpretaciones interna- . ,
do con un sistema de producc10n Y regu !ación cultural asa
c10nales del copyright. en la propiedad" (Rose, 1993: 13).
146 / DAVID F1NKELSTEIN Y AL1sTAIR McCLEERY AUTORES AUT ' .
, ORL'\ y AUTORIDAD/ 147

Donaldson fue uno de los muchos libreros emprendedores LOS AUfORES DE LA ERA INDUSTRIAL
que a fines de la década de 1700 comenzó a desafiar activamen-
te el monopolio que tenían las empresas con base en Londres Los cambios en los derechos legales serían se ·d .
. . b' gw osporm-
sobre los derechos de autor. Tales desafíos venidos de los cen- mensas mnovac10nes
.
y cam 10s tecnolóoicos
. o·
y mercantt•¡es. La
tros "provinciales" de venta y publicación ?e libros aumentó cultura impresa
., del siglo XIX
, . se vio transfiormad •
a por 1a 1m-
en tanto la gente se dio cuenta de que la cmdadosa manipula- plementac10n
. , de
. nuevas tecrucas
l para la fabricación de papel y
ción y uso de materiales con copyright podría colaborar con el 1 la producc10n impresa, y os avances en los sistemas de comu-
desarrollo de un negocio rentable. Como resultado, más y más nicación (estos desarrollos y temas se cubren con más detalle
negocios de publicación y venta de libros se inauguraron en las
1 en el capítulo 5). La máquina para fabricar papel inventada
afueras de Londres: entre 1740 y 1790, por ejemplo, el número 1
por Fourdrinier en 1801, por ejemplo, sustituyó las técnicas
de estos puntos de venta aumentó desde alrededor de 400 es- de fabricación de papel a mano, aumentando la productividad
tablecimientos en 200 ciudades a 1.000 en más de 300 lugares. 1 y reduciendo los costos del papel; la implementación de má-
1
Es en este contexto que se enmarca la demanda legal de quinas de composición tipográfica rápida y de prensas rotati-
Donaldson. Su caso objetaba el hecho de que los miembros vas impulsadas a vapor acortaron los tiempos de producción;
de la compañía de los libreros tuvieran un derecho automático el desarrollo de medios de transporte cada vez más eficientes
y perpetuo sobre los derechos de textos comprados a los au- (trenes y barcos a vapor) permitieron agilizar la entrega de li-
tores, ya que esa exclusividad eliminaba la competencia y era bros y materiales impresos a través de las fronteras nacionales
intrínsecamente injusta con aquellos que habían producido los e internacionales; los avances en las redes de comunicación
textos en un principio. Los tribunales acordaron y se sentaron (servicios postales, telegráficos y cables submarinos para la co-
las bases legales con respecto a las leyes básicas que rigen los municación transatlántica e internacional) permitieron la rá-
derechos de los autores sobre sus propias obras. Inicialmente, pida transmisión y circulación de información entre autores,
se concedía a los autores, o a quien comprara los derechos, editores e imprentas y la reducción del tiempo de producción.
la reproducción exclusiva de la obra durante 14 años y lue- Los patrones de la cultura impresa industrializada se desa-
go 28. Francia siguió en 1778 con su aplicación legal de la rrollaron en sincronía con la industrialización general de Eu-
protección de copyright (derechos que se fortalecieron poste- ropa occidental. Como señala Robert Escarpit, la meca~za-
riormente en 1793 con nuevas leyes). Austria hizo lo mismo ción amplió el potencial de mercado y al mismo tiempo VIgo-
en 1832 y Alemania, en 1835. Durante los siguientes sesenta rizó el comercio de libros. "Ante un mercado en desarrollo, la
· ·, mbio importan-
años, otras naciones adoptaron lentamente leyes de copyright 1mpresión y venta de libros se somet10 a un ca . . .
. · d tria capitalista se hizo
similares (con el aumento creciente del lapso asignado para la te, en la medida en que la naciente m us .
., l presano responsa-
protec,ción del derecho de autor, de 50 años y luego de 75 años cargo del libro. El editor surg10 como e em d
.b n papel e menor
despues ~e la ~ublicación inicial). La regulación internacional ble, relegando a la imprenta y al lI rero ª u ., . ·
. d . la profeswn 11teran a
del copynght, sm embargo, solo se logró después de una gran importancia Como efecto secun ano, ¡ , u·
. . 966· 22-23). En a prac -
lucha, con la ratificación del Convenio de Berna en 1886. comenzó a organizarse" (Escarpit, 1 ·. .d d Emeroieron
• , d actIVI a es. o·
ca, esto dio lugar a una separacwn e b mo editores
. .
las prmc1pales casas ed'1tona. 1es, que actua an co
148 / DAVID F1NKELSTEIN v AusTAIR McCLEERY

generales tanto corno especializados; aquí se incluían pesos el sistema de lucro compartido l ,
' as regahas
pesados corno John Murray, Willia~ Blackwood, Longmans d
sus textos urante un período lim't d por 1as ventas de
I a o o el cob d
y Macrnillan & Co. en el Reino Um?o; Hachette ~n Francia; sobre 1as ventas), lo que les asegu b , . ro e regalías
. d , d 1 . ra a as1 tngr
Sarnuel Fischer y Bernhard Tauchrutz en Alemania; George cononuos espues e a primera publ' . , esos estables y
•, e •, 1cac1on
Putnarn, Houghton Miffiin y Harpers & Co. en Estados Uni- Nac10 una pro1es1on y, en particul d ·
. 1 XIX ar urante la s d
dos; Gyldendals en Dinamarca, y No~sted~ YAlb~:t Bonnier tad del s1g o , vemos una explosio' egun a mi-
'd n en toda Eu .
en Suecia. Algunos tenían la operatoria de 1rnpres1on unida a dental, en la cann ad de gente que em . ropa occ1-
p1eza a depend d 1
las oficinas de redacción y a las oficinas, pero, en general, las escritura para generar un ingreso anual d . er e a
a ecuado Si 1 ·
empresas tendían a consolidar su re~utaci?n co~? "editores" Podía crear algo aparentemente de la nada Y hacedo · ª guien
p bl'
depositando la mayor parte del trabaJO de 1rnpres1on sobre los con un acuerdo que lo acompañara y pe . . ~ icar,
rmitiera un ingreso
hombros de imprentas especializadas, que aprovecharon las 1
anual de ta es recursos, podía acumular sufi ·
. ciente como para
nuevas tecnologías para responder a los pedidos de varias edi- mantener ese mgreso constante. Los autores 1·
. . mportantes em-
toriales al mismo tiempo y a gran velocidad. pezaron_a ped1~ ~ltos pr~~10_s por_los derechos de sus obras:
Gran Bretaña abrió el camino en el establecimiento de tur- el ex ~nrner rnm1stro bntaruco Disraeli recibió lO.OOO libras
nos de producción industrial entre 1800 y 1850. Francia vio esterlmas de Longmans, en 1881, por la totalidad de los de-
grandes cambios en la década de 1830: con la revolución de rechos par~ publicar E~dymion, una novela que era sensación;
julio de 1830, la censura estatal se relajó y se instituyeron le- George Ehot abandono tempor~lmente a su editor de siempre
yes comerciales liberales, mientras que la enseñanza general se John Blackwood cuando el londmense George Smith le ofre-
volvía obligatoria a partir de 1833, lo que dio lugar así a un au- ció 7.000 libras esterlinas por Romo/a en 1862; George Srnith
mento en el nivel de lectores alfabetizados. Para 1848, cambios también persuadió a Wilkie Collins para que abandonara sus
industriales similares en la producción impresa (con cambios planes de serializar Armada/e con Charles Dickens, y los re-
concomitantes en las oportunidades para los autores) habían emplazara por su participación en Cornhill Magazine de Srnith
afectado a Alemania, Estados Unidos y los países nórdicos, pagándole la principesca suma de 5.000 libras esterlinas por
entre otros lugares. En sincronía con estos cambios, hubo un los derechos de esta colección. Y cruzando el canal de la Man-
crecimiento de una clase burguesa cada vez más activa y de un cha, Balzac negoció un pago inicial de 15 .000 francos por la
público lector entusiasmado por consumir los productos de la publicación y un segundo pago de otros 15.000 francos sobre
imprenta (Chartier, 1981; Gedin, 1982: 34-3 9; Hall, 1996: 44). la venta de los dos tercios de la edición inicial de la Come-
Estos cambios en los estatutos legales, la tecnología, las dia humana (Escarpit, 1971: 42-43; Laurenson y Swingewood,
prácticas empresariales y las formaciones sociales crearon las 1972: 12 O; Sutherland, 1976: 105). Estas sumas eran enormes,
circunstancias en las cuales los textos impresos, fabricados más pero como muchos han señalado eran excepcionales en una
rápidamente y con costos cada vez más baratos, podían ven- prof;sión compuesta, en general, ~or muchos ~ue trabajaban
derse a una audiencia masiva cada vez más grande, generan- duro por una recompensa relativamente pequena.
do mayores ganancias para los editores y permitiendo que los Sin embargo, hasta fines del siglo XIX Yprincipios ?el XX
. . , d l . t ma de regabas que
autores obtuvieran ganancias constantes corno resultado de no veremos la plena aphcac1on e sis e a1·1
sus trabajos (a través de los métodos ya mencionados, como . 'b
caractenza a la mayoría de los h ros pu ic bl' ados en la actu -
AUTORES AUTO '.
150 / DAVID F1NKELSTEIN Y AusTAIR McCLEERY ' RLJ\ y AUT ORIDAD / 15)

dad donde los autores reciben un porcent~je acordado sobre la Par con el desarrollo
_
de la autoría como e .,
pro1es1on. Du-
' · de ven ta de cada eJ·emplar vendido 1
te muchos anos, as personas que trabaJ·aban e , b.
e1 precio , . de su obra. . . Se ran . . ne1am 1to
. que este sis· tema , adoptado de las practicas de_publicación démico hterano trataron de explicar los te t ,
dice . aca , . x os a traves
·d
estad oun1 en ,ses se volvió común en Gran Bretana
. a partir de del análisis hermeneutico de las estructuras y sentidos inter-
la década de 1880, con la publicación de dos _hbros del editor nos, con poco recurso ~ los contextos externos en los que
estadounidense George Haven: Autores y editores de Putnam: las obras fueron producidas. A lo largo de la primera mitad
un manual de sugerencias para los principia~tes en la literatura del siglo XX, un aspecto clave en los análisis académicos de
(1883) y Las disputas legales entre a~tores y editore~ (1887), en los la producción textual fue la tendencia humanística a atribuir
que describe el sistema de regabas norteamenc_ª;1º y aboga autoridad creativa al ~utor, que era visto como la expresión,
por su adopción en Gran Bretaña y -por extensio~- en toda la intención, la creación y el control de todos los signifi-
Europa occidental (Hepburn, 1968: 13-14; Keating, 1991 : cados legibles en el texto. Para los que participaban en la
15-19, 459, nota 24). hermenéutica literaria, como resume sucintamente Andrew
Del mismo modo, no es sino hasta fines del siglo XX que Milner, "el significado relevante era aquel al que apuntaba,
vemos el desarrollo de las estrategias de marketing y promo- consciente o inconscientemente, el autor del texto literario"
ción que son habituales hoy en día -agentes literarios dedica- (Milner, 1996: 29). La tarea máxima llevada a cabo, en parti-
dos a manejar honorarios y a vender los textos al mejor postor; cular, en los círculos académicos de habla inglesa, era, como
organización de recorridos y visitas del autor; lecturas y firma acertadamente lo señaló F. D. E. Schleiermacher: "Compren-
de ejemplares para promover la venta de las obras; uso de otros der el texto en principio tan bien y luego incluso mejor que
medios de comunicación (radio, televisión y prensa) para gene- su autor" (Schleiermacher, 1985: 83). Un ejemplo de tal in-
rar interés en las obras de los autores (Bonham-Carter, 1978, terpretación se puede encontrar en las influyentes obras de
1982; West, 1985, Marek, 1995; McDonald, 1997; Finkelstein, principios y mediados del siglo XX del académico británico
2002)-. Como comenta Julieta Gardiner, los resultados lleva- F. R. Leavis, que en un momento pronunció la célebre afir-
ron a los autores a ser "biografiados en el afán por colocar su mación de que solo había seis autores en la literatura inglesa
libro en la primera fila de la mesa principal de la librería, en que eran dignos de estudio -incluyendo a Joseph Conra~,
el lenguaje británico, o 'en la pared', corno dicen los libreros Henry James, y D . H . Lawrence-. Los argumentos de LeaVIs
estadounidenses: en pote position" (Gardiner, 2000: 263).3 se basaban en la idea de que los textos mismos eran la fue~te
última de la "verdad", que las palabras producida~ por ~emos
.
creativos . de la natura1eza hurnana se mvesoan de
por encima
PARA INTERPRETAR LA FUNCIÓN DE AUTOR "autondad".
. . ¿·IVI'duos de los que brotaban
Los autores eran m . . ,
. , pura e m
textos de sab1duna . fi mta.
· (En el terreno b1bhogra- b
El desarrollo de métodos críticos para la discusión de los . d
fico, esto era entonces considera o como ª lgo que resu 1 ta a
d .,
textos, sobre todo en los contextos posindustriales, se dio a . . l so de pro ucc1on.
inevitablemente dañado durante e proce . d l
E1 resultado ha sido una verdad era m us • d tna centra a en a
. l , fiel-
3. En una posic· · · ·¡ · d . . . , de ediciones
creacion . . que tratan de reproducir o mas
• . ion pnv¡ egia a, es decir, ubicado en la vidriera o en las mesas
1
pnnc1pa es que están inmediatamente en la entrada de la librería. [N. de T.] mente posible los "ur-textos" autorales.)
152 / DAVID F1NKELSTEIN Y AL1sTAIR M c CLEERY
AUTORES, AIJTORf
A y AUT ORIDAD/ ) 53

Las reacciones a esto han evolucionado a lo largo de las lí- El lector es el espacio m ism o en que . .
. se tnscnben stn .
neas lingüísticas, semiológicas y sociológicas para desembocar ninguna, to d as l as citas que constituye ., que se pierda
, . . n una escntu . 1 .
texto n o esta en su ongen, smo en su de t" p ra, a unidad del
en movimientos críticos como el estructuralismo, el posestruc- . . d
uede seguir sien o personal: el lector es
s mo. ero este d .
h . esttno ya no
turalismo, el rr:1~terialism~ cul_tural con influ_e n~ia marxista y P , . . l , 'I un ombresinh· .
biogra f1a, sm ps1co ogia; e es tan solo ese 1 . istona, sin
. a gtuen que ·
la deconstruccion. Una historia de esos movimientos críticos nidas en un mismo campo todas las huellas . mantiene reu-
está fuera del alcance de este capítulo, pero hay varios ma- (Barthes, 1977: 148). que conSt1tuyen el escrito

nuales interesantes ya publicados que le ofrecen al lector más


detalles sobre el tema (Milner, 1996). La posición crítica contra la que batallaba Ba th
. b l . . r es era aque-
Las reacciones a la autoridad y los intereses críticos del pasado lla que mterpreta a a mtención del autor como d
. " l . d. .d . , . garante e1
surgidas del fermento de los años sesenta fueron una importante sentido,. e m IVI uo concreto e histonco a qui·en ya hemos
marca estructuralista que tiene relevancia para los que estudian aprendido a no pensar como el sujeto/tema expresivo del tex-
la autoría en el contexto de la historia del libro; específicamente to" (Gardiner, 2000: 256). Descentrar y desacoplar la auto-
el ensayo "La muerte del autor", de Roland Barthes, publicado' ridad de un autor respecto ?e
los textos no era un concepto
en 1967. El artículo de Barthes encarnó las tendencias críticas nuevo. Elevar al lector comun al rango de creador último del
contemporáneas que interpretaban y al mismo tiempo destruían sentido textual sí lo era. Pero, como señaló Michel Foucault
concepciones acerca de la "creatividad" y la "autoridad" del autor. en su famosa réplica, publicada un año más tarde ("¿Qué es un
Un autor, declaró Barthes, dejaba de existir una vez que su obra autor?"), esto no era suficiente, especialmente en el contexto
pasaba al dominio público. Al destituirlo, se abrió espacio para de la producción m aterial y la empresa capitalista. Decir que el
nuevos significados y se liberó el texto. En un intento por cambiar autor había muerto, y así eliminar su "autoridad" era ignorar el
el énfasis crítico desde un enfoque centrado en el autor hacia un hecho de que vivimos en un mundo impulsado pot la produc-
análisis basado en el lector, Barthes sostuvo de una manera espec- ción cultural y las fuerzas del mercado. Los autores y sus libros
tacular que el modo en que los lectores interpretaron los textos son mercancías. Y el nombre de un autor llevaba consigo todo
era ahora muy importante para la reflexión crítica. "El alejamien- tipo de significaciones. Como señala Foucault:
to del autor", señaló Barthes "no es tan solo un hecho histórico o
un acto de escritura: transforma de cabo a rabo el texto moderno Un nombre de autor no es simplemente un elemento en un discurso
(que puede ser sujeto u objeto, que puede ser reemplaz~~o por ~n pro-
(o - lo que viene a ser lo mismo- a partir de aquí el texto se hace nombre, etc.); ejerce un determinado papel con relac10n_al discurs~:
y se lee de manera tal que el autor se ausenta de él a todo nivel)" garantiza una funció n de clasificación; un nombre seme¡ante permi-
(Barthes, 1977: 145). En otras palabras, ya no existía la necesidad te reagrupar un determinado número de textos, delimitarlos, excluir
de pensar en los textos como una secuencia lineal del Dios/Autor algunos, oponerlos a o tros (Foucault, 1984: 107).
a1 l~ctor, a través de la cual se deslizaban rígidas verdades que ne- . . el nomb re d e1 autor, "corre en el límite
cesitaban ser desentrañadas. En su lugar, los lectores creaban sus O , como sintetiza d
'
de 1os textos, los recorta, . ·
sigue sus aristas, manifiesta su mo o
propios significados sin la ayuda de este concepto de autor -en
cierto sentido, ellos eran autores en cuanto a sus derechos. Cada de ser o al menos lo caracteriza" (Foucault, 1984: lO?). d ,
.. , l función autor po na
v~z ~ue los lectores leen algo, pueden terminar con sentidos Y Lo que Foucault sugino fue que ª t blecer
. . tr cosa para es a
sigruficaciones totalmente diferentes. Barthes continuaba: ser tan importante como cua1quier O ª '
154 / DAVID F1N KELSTEIN v AusTAIR M c CLEERY AUTORES AUTO L
, RIJ\YAUTORIDAD / )5 5

qué eran los textos y que hacíamos con ellos. Un autor pue- (de carácter práctico,
• •
jurídico, político O relioioso)
i:,•
.
que constitu-
de identificarse con su trabajo, su reuvre un punto que se ha yen la matena pnma sobre la que opera la escritura
· 1· ·b·1·d d" (Ch ·
h
y que ace
trasladado también a los productos de otros medios, como el posible su m~e tgt t _1 a a~er, 1994: 27). Otros han recu-
cine donde la función del auteur (que asigna autoridad crea- rrido al trabaJO de Pierre Bo~rd1eu sobre la sociología de la pro-
tiva 'y originalidad al director de cine) es dominante. Desde el ducción cultural para exammar las relaciones estructuradas de
punto de vista de Foucault, el autor moderno debía ser visto "campo litera~o" y las jerarquías de los valores culturales, polí-
no tanto como una "esencia" sino como una "función" surgida ticos y comerciales dentro de los cuales operan los artistas, au-
de diversas condiciones tecnológicas y sociales. El "autor" de tores y otros productores culturales (McDonald, 1997; Radway,
Foucault, en este caso, como ha sintetizado un crítico, es "un 1997). Igualmente, la función autor es un aspecto importante
nombre que circula independientemente del individuo y fun- de la cultura impresa actual y del trabajo de la historia del libro.
ciona a la vez como la certificación del derecho de propiedad, Lo que los historiadores del libro han hecho especialmente
y como vehículo para cualquier significado o reputación que bien es demostrar hasta qué punto las concepciones acerca de
el nombre haya llegado a adquirir" (Wernick, 1993; Chartier, la figura del autor (y de los sistemas de propiedad dentro de
1994: 29-59; Gardiner, 2000: 256). los cuales está incrustada la actividad autora!) se remontan a la
Uno de los resultados de las posturas antihumanísticas tanto época medieval. El autor tal como se constituye en la cultura
de Barthes como de Foucault (es decir, de su rechazo a la obra del manuscrito está muy lejos de las actuales concepciones cul-
crítica literaria humanista que buscaba develar el sentido inten- turales y criticas sobre los autores, que son vistos cada vez más
cionalmente propuesto por el autor) fue un período frenético como parte de un espacio público complejo, mercantilizado y
de teoría literaria semiótica, estructuralista y posestructuralista digital. Cada vez más publicaciones y textos forman parte de la
que, tal como dijo secamente un comentarista, "se deleitaba "integración vertical" de los productos mediáticos surgidos de
con las implicaciones teóricas de la 'muerte del autor', primero los conglomerados transnacionales multimedia, y a menudo se
anunciada por Roland Barthes y, posteriormente, legitimada venden de manera conjunta con películas, televisión y otros pro-
por Michel F oucault" (Milner, 1996: 115). Esta tendencia fue ductos (véase el capítulo 7). Los autores participan y luchan por
particularmente prominente en las batallas de la teoría crítica espacio dentro de los medios de comunicación pública (apare-
anglófona de las décadas de 1970 y 1980: disputas mordaces cen en programas de radio y televisión para promove_r sus obras,
que incluían luchas sobre la idea de que "en teoría literaria soportan apariciones en ferias del libro, firman c?~ias para los
Y cultural, la recuperación de las intenciones del autor como fans y responden correos electrónicos, cartas Ysolicitudes gen~-
parte de la práctica central para develar el significado textual rales). Es parte de lo que Juliet Gardiner ha señala~o con preci-
había sido largamente desechada" (Gardiner 2000: 274). . , como la circulación del nombre de autor, "cubierto
s1on . .con
. una
1
°~
En I u' Itl~os
· ' autor como un
años se ha visto un regreso del lectura romántica de la autoría como algo singular, mdi:1du~by
. . l . · , del autor se remscn a
factor pnmano del sentido textual, reconstituido, sin embargo, confesional que permite que a mtenc1on
como
. parte de ana-¡·1s1s
· hi stoncos
, · y culturales más amplios. Por de modos que presentan al autor como el sign
' · ificado de su texto
e
e~emplo, los promotores del New Historicism [Nuevo Hiswri- , , d rie de actos penorma-
mas allá de su escritura, a traves e una se . , . . do de
· 1 6
~i~mo], como Stephen Greenblatt, han demostrado interés en tlvos específicos en el proceso de producc1on de s1gru ca
situar la obra literana · en re1ac1on
· , con los textos 'ordinarios
· ' su libro" (Gardiner, 2000: 263).
156 / AUTORES AUTO f
D Avm F1NKELSTEIN v AL1sTAIR McCLEERY ' R A y AUTORIDAD/ 157

Los "autores" pueden igualmente encontrarse a sí mismos . , o·ca , aunque las cosas cambiaron cuando indt·VI·duos como
s1as
reinscriptos a través de los crecientes medios digitales: digitali- Chaucer llegaron para de~afiar el orden establecido. Los au-
zado, copiado, pegado, recombinado y distribuido (con atribu- tores eran generalmente_VIstos como individuos que le daban
ción O sin ella) online y a través de Internet. Los intentos actuales nueva forma a un matenal _del pasado para su uso contempo-
por frenar la piratería digital de material con copyright ilustran ráneo. Con la llegada de la imprenta, desde mediados del siglo
las dificultades inherentes al mantenimiento de concepciones XV en adelante, la autoría como función cambió, al igual que
estables y de la cultura impresa acerca de la autoría, en un medio las esrructuras económicas y sociales que apoyaron la actividad
fluido, globalizado y cambiante. Como sostiene Mark Poster, los auroral. Hemos visto cómo los editores y mecenas desempeña-
productos digitales (ya sea cine, música, o publicaciones) "tienen ron un papel importante en la vida de los autores hasta el siglo
una lógica que confunde a los principios del capitalismo en un XVIII, e incluso un poco después. Hemos observado también
nivel muy básico", complicando lo que había sido previamente cómo los cambios en las leyes de derecho de autor y el adveni-
un proceso sencillo de actividad económica y rentabilidad finan- miento de la industrialización en el siglo XIX cambió aún más
ciera (Poster, 2001 : 43). Estaríamos, en efecto, siendo testigos de los parámetros de autoría y la producción de libros. Hemos
un cambio de lo que Poster llama "autores analógicos" (es decir, examinado las interpretaciones del siglo XX sobre las funcio-
aquellos integrados y unidos a concepciones y actividades ñsicas nes de los autores para profundizar en los debates actuales so-
de la tecnología de lo impreso) a "autores digitales" (aquellos bre el tema, y hemos señalado cómo los nuevos paradigmas de
ligados a "formas de escritura quizá posmodemas, quizá futu- actividad autora! y las redefiniciones de lo que constituye la
ras, mediadas por la computadora e incluso Internet"). Poster "autoría" probablemente surjan como consecuencia de la apa-
sostiene que la cultura digital está creando un impacto sobre la rición de la tecnología digital en el siglo XXI. La autoría en la
producción cultural que, aunque no sea tan apocalíptico en sus era digital también puede estar en proceso de transformación.
e:ect?s. sobre la cultura impresa como los expertos en tecnolo- Si esto va a requerir una reinterpretación del papel de los au-
gia digital (y los que la critican) sostendrían, está cambiando las tores en la sociedad o si -como lo ha sido el caso en las pasadas
b~s~s ~~bre ~as que se monta la figura del autor. "La escritura "revoluciones" del manuscrito y de la imprenta- implicará me-
digital , sostiene Poster, "es a la vez una inscripción tecnológica ramente acomodar las superposiciones entre los métodos tr~-
del. ,aut. or Y un termino
' · para designar· una nueva constelación dicionales y los nuevos para discutir la autoría, es algo que,aun
st0
hi nca de la autoría, que es emergente pero aparentemente · , contemporanea
está por verse. Evaluar el papel de 1a fu nc10n
cada vez más predominante" (Poster, 2001 : 69). Yfutura del autor dentro de esos términos es, por lo tanto, f
desafío que los futuros académicos de la cultura_impresa Yde ª
historia del libro tendrán que enfrentar Yasuffilr.
CONCLUSIÓN

Hemos visto la forma l ,


tivid d .. en que a autona como concepto yac- CUESTIONES PARA PENSAR
1
a en as tradiciones d E . .
los últimos 1 _ e uropa occidental ha cambiado en
000 , l as reguntas a consi-
actividad li ·· d anos. · Durant
. e el med.10evo, la autoría era una Al revisar este capítulo hay aqui ª gu~ pe de progra-
mi ta a pnncipalm
ente a los centros de la élite ec1e- ,
derar. El patrocinio contemporaneo, baJO1a 1orma
158 / DAvm F1NKELSTEIN v AL1sTAIR McCLEERY

mas de residencia para escritores, la enseñanza en programas


de escritura creativa, y otras formas de apoyo ¿significan una
regresión potencial a la época en que los autores no podían
5
obtener sus ingresos exclusivamente de la escritura? La posi-
bilidad actual de la autopublicación online ¿implica el sacrifico
de la "calidad" y del ingreso que se genere a partir de ella? Editores, libreros, impresores
¿La publicación online representa algo nuevo o se trata de una
variante de un viejo tema en la publicación y la autoría? En
y agentes
un mundo donde todo tipo de información está disponible de
manera gratuita en formato digital y online, ¿pueden los auto-
res mantener su derecho al copyright y a la compensación por
parte de los lectores?

INTRODUCCIÓN

. Una de las áreas estudiadas con más profundidad en los re-


cientes estudios de historia del libro es la historia internacional
de la imprenta, los editores y diversos agentes que intervienen
en la producción, distribución y recepción de los libros y otros
te~tos. El capítulo 3 de este libro, que aborda la llegada de
la imprenta, es el que ha tomado mayor espacio hasta ahora.
ESto tiene que ver, en parte, con la fascinación por el libro
como objeto material -a menudo, la historia y las personali-
dades detrás de la fabricación de libros raros, deseables o poco
comunes ha estado ligada a la evaluación del valor material de
los ~bros- y también con el importante lugar de los libros Y~a
escritura en el desarrollo cultural y social. Como se h~ su~:n:,
do en los capítulos anteriores, el "circuito de la comumc_ac~on
de Roben Darnton ha sido de gran ayuda en el estableciffilen-
to de un modelo rápido para mapear las elaboradas redes que
apoya ron e mfluenciaron
. la prod ucc10n,
• , d'fusión
i y consumo
160 / DAVID F1NKELSTEIN Y AL1sTAJR M c CLEERY EDITORES, LIBREROS, IMPRESORES y
AGENTES / 161

de la imprenta. El ensayo de Damton _destaca una continua ros impresores combinaron las funci·ones de imp . ·,
expansión del campo de la historia del libro desde su antiguo blicación y venta de libros, al buscar text 'b res1on, pu-
· • . os pos1 les co
foco bibliográfico en la materialidad del texto has~a incluir los los derechos para impnnurlos y despue' . , mprar
. . ' s mtentar a tr , d
intereses actuales en los contextos culturales, sociales, econó- diversos med10s, beneficiarse de la prom . , ' aves e
d 'd ocion y venta d
micos y jurídicos de la producción de la cultura impresa. La textos. En la me i a en que el negocio aum , h .e es~s
respuesta de Thomas Adams y N~col~~ ~~rker a Darnton, ~ue
el comercio internacional, estos roles com ento ªstª mclmr
. . . d l . l XIX enzaron a separarse·
sugiere un "circuito de la comumcacion centrado en el ciclo a pnncipios e sig o , muchas ciudad d E ·
, • es e uropa Oc
de producción de libros más que en las fuerzas externas a los l
cidenta teman comerciantes especializado 'fi -
. b s especi camente
textos, sigue organizando, sin embargo, nues~a comprensión en pu blicar, su contratar a los impresores il d
. . l . ' ustra ores y otros
de los libros en el contexto de las preocupac10nes materiales, especialistas re ac10nados con la producción
. .1 b l . para completar el
teniendo en cuenta los imperativos económicos que rigen la rrabaJO matena so re os libros y otros textos ·
. l impresos, y pos-
producción de libros y textos. terwrmen
, te,
• ¡· da venta de los productos termi nados a ¡as libre-
Este capítulo examina cómo los historiadores del libro ca- nas especia iza as ya establecidas. El comercio d l l'b b • ,
· fu d 1 · e i ro rita-
racterizan y analizan el papel de los muchos agentes que in- ruco e uno e os pnmeros . . en transformar sus estructuras y
der las ventaJas posibles gracias a los d
tervienen en el proceso de producción del libro y de la cultura compren. , esarro¡¡os m-·
impresa. Proporciona una historia de los cambiantes modelos dustrtales. Despues de 1780 comenzaría el cambi' "d d
· d fi o, es e una
comerciales de la producción impresa de Europa occidental ser~e e rmas de venta de libros independientes pero coope-
desarrollados después de la Revolución Industrial en el siglo ?~
rativas hasta un grupo grandes corporaciones" (Hall, 1996:
XIX, retomando materiales que se describen en los capítu- 44). Las empresas familiares como Macmillan, Blackwood &
los 3 y 4. Examina cómo la cultura impresa se exportó a las Sons, John Murray, ~hambers, Smith, Elder & Co., y otras,
posesiones coloniales europeas, inicialmente concentrada en fundadas a fines del siglo XIX, se volverían preeminentes en
la producción de periódicos locales y regionales, y describe su campo durante la década de 1860, dominando el comercio
brevemente el papel de la cultura impresa en la creación de en G~an Bretaña y beneficiándose con las exportaciones a las
identidades nacionales y regionales. También pone de relieve colonias de habla inglesa en todo el mundo. A fines del siglo
el papel que los agentes culturales han desempeñado en el apo- ~ ' la estructura económica del mercado del libro en Europa
yo y la formación de la producción cultural impresa, desde los OCCJdental estaría firmemente arraigada como para incluir ele-
lectores de editoriales y agentes literarios a las intangibles pero mentos distintos pero entrelazados, como impresores, edito-
influyentes redes literarias. r~s ~ editoriales, libreros, periódicos y productores de revistas,
bibh_otecas, agentes literarios, escritores independientes, y un
creciente público lector.
CAMBIO DE LOS MODELOS DE NEGOCIO Del mismo modo, empezamos a ver el movimiento de im-
prenta en la esfera pública baJ·o la forma de productos renta-
bl.es impulsados
· por los avances en las nuevas tecnologias: , por
_Como se ha señalado en los capítulos 3 y 4, el negocio de
la impr~nta, desde la época de Gutenberg hasta el siglo XIX, e!emplo, el desarrollo de la prensa de vapor de Koenig (men-
ha seguido modelos de negocio bastante simples. Los prime- cionada en el capítulo 3), adoptada en Gran Bretaña en 181 4
A. IR McCLEERY EDITORES, LIBREROS, IMPRESORES
162 / DAVID FINKELSTEIN y ru,!STA Y AGENTES / 163

.
JUSto cuan o
d L d Byron empezaba a convertirse en un ícono
or del diario británico The Times y capaz de produc1r •
1.000 im-
.1terano,
· revolucionó la forma .en que autores como Byron po- presiones por hora, que fue utilizada por primera l 29
l .d ,,
, 11
dian al mercado literano. "Estoy convenc1 o ' 1e decía de noviembre de 1814, incorpora el vapor a la
. , b l , .
:e_zd ed d
activi a e
egar 'b' ,, e 1 h
James Brewster a Byron, "de que debe ~sen Ir a vapor , reco- la imprenta. on a 1per o e tip1ca, el momento fu 1 b d
. . "l l eaaao
nociendo cómo el poeta podría convertirse en un ben~ficiario or el diar10 como e. resu tado práctico del mayor desarro-
P
de los poderes culturales desa?1dos por el aprovechalillento de llo conectado con 1a impresión desde el descubrimient d 1
. "(B ' B oea
las nuevas tecnologías industnales (Mole, 2003: 128). Las revo- técnica misma nggs y urke, 2002: 111). No estaban muy
luciones en la producción industrializada de textos autorizaron equivocados. ~1;11to co_n los avances en la fabricación de pa-
a autores como Byron a transformar su material rápidamente pel, la impre~1?n _gracias al vapor resultó central para ubicar
de manuscrito en texto impreso, mientras que la velocidad en la comUillc_a,c1on impresa en el c~ntro de la interacción y la
los medios de transporte garantizaron que sus palabras llegaran interpretac10n cultural. Como senala James Secord, durante
más lejos y más rápido que nunca. este período el terreno estaba preparado para que la lectura
La energía de vapor (y la máquina de vapor) se convertiría se convirtiese en un aspecto clave de la cultura de masas: "La
en un símbolo clave de la reestructuración social y económica imprenta con energía de vapor, el papel hecho a máquina, las
de Europa occidental en el período posterior a la Revolución bibliotecas públicas, los grabados baratos, la estereotipia, los
Francesa y las guerras napoleónicas de la década de 1790 y prin- tratados religiosos, la educación laica, el sistema postal, el te-
cipios de 1800. El vapor dominaba el debate público como una légrafo y el ferrocarril como parte de la distribución desempe-
metáfora abreviada de los cambios sin precedentes ocasionados ñaron un papel clave en la apertura de las puertas a una mayor
por los avances industriales. Los procesos de información y de cantidad de público lector" (Secord, 2000: 30). Esto permitió
comunicación crecieron más rápido, ayudados por los ejemplos que la cultura impresa mediara con mayor rapidez, y también
visibles de la nueva tecnología y los sistemas de producción en que albergara y promoviera la rápida difusión de la informa-
masa en funcionamiento, como los sistemas postales naciona- ción en un mundo cada vez más alfabetizado y educado. El fer-
les e internacionales, las líneas telegráficas, los veloces barcos mento intelectual ocasionado por las revoluciones políticas y
revestidos en metal e impulsados a vapor, los ferrocarriles y la sus desaños se uniría, en la mente del público, a las principales
prensa de vapor, que producía periódicos para el consumo dia- revoluciones económicas gracias a su figuración y represen-
rio (Fyfe, 2012). Comentando durante la década de 1840 acerca tación en los libros y otras formas de lo impreso: "Esta fue la
de los cambios en la historia humana provocados por la inven- época que vio la invención de la prensa ilustrada, el periodismo
ción de la máquina de vapor, Karl Marx exclamó que la natura- moderno, la llamativa publicidad callejera, la exposición inter-
leza misma estaba siendo desafiada por la intervención huma- nacional, y el libro en rústica" (Secord, 2000: 24). El resultado
na: "La naturaleza no construye máquinas, ni locomotoras, ni fue que "la cultura impresa, al informar sobre sí misma, ocupó
ferrocarriles o telégrafos eléctricos. [... ] Estos son productos de un lugar central en la concientización pública acerca de la re-
la industria humana: materiales naturales transformados en ins- volución industrial" (Secord, 2000: 30). .
trume~tos de la voluntad humana" (Briggs y Burke, 2002: 111). Este éxito animó la expansión tecnológica del comercw
~a mauguración de la prensa de Koenig, una prensa de de lo impreso más allá de las fronteras nacionales. Desde la
rodillos de vapor secretamente instalada por los propietarios década de 1830, la experiencia británica se duplicaríaª través
EDITORES, LIBREROS IMPRESOR
164 / DAVID F1NKELSTEIN Y AL1sTAIR M c CLEERY ' ES y AGENTES / 165

del Atlántico y en otros países europeos ~' como ha expli- en ediciones en rústica, por primea vez en la década d 1840
, . d 1 " e con
cado David Reed, "la segunda mitad del siglo XIX _fue tes- las ediciones en rusnca e os suplementos de pen·o' dicos ,, pre-
. d e una absoluta transformación en el. comercio. de lo gonadas por los vendedores de periódicos y ofrecidas a través
ugo
· "(Reed , 1997·• 44) · En Estados Urudos, de métodos de venta por correo; y luego, durante la década de
impreso . por
. eJemplo
. ,
la prensa formó parte importante de la e~enencia colonial, !860 hasta la de 1890, cua~do los editores Beadle Brothers, con
. ada durante todo el siglo XVIII por importantes figuras sede en Boston, fueron p10neros en el desarrollo de ediciones
practlc d . .d
BenJ·amin Franklin, cuya larga y pro uct:Iva VI a labo- en rústica para el mercado masivo. Su primer libro de bolsillo
oo~ .. d .
ral comenzó por la construcción de un impeno e impresión Malaeska, the Indian Wife of the White Hunter [Malaeska, la es~
y edición en las colonias de Nueva Inglaterra (Brands, 2000; posa india del cazador blanco], publicado en el verano de 1860
Margan, 2002; Isaacson, 2003). Pero, c_om? señala Da~d D. produjo ganancias de más de 13 millones de dólares. Entre 1860
Hall la "edad de oro" de la actividad editonal estadourudense y 1865 solamente, los títulos de la empresa venderían más de 4
tuvo' lugar después de 1830 con el adv~nimiento de l~s ~~e- millones de ejemplares en rústica, con ediciones que vendían
vas tecnologías y el aumento de la capacidad de comumcacion, hasta 80.000 copias (Schneirov, 1994: 63; Milner, 1996: 69).
y surgirían empresas como Harpers en_ Nueva _York, o. Carey, Francia fue testigo de cambios radicales similares en el con-
Lea en Filadelfia, que se harían conocidas a mvel nac10nal e sumo de la comunicación impresa debido a los avances tecno-
internacional (Hall, 1996: 44). Su capacidad para dominar los lógicos; las reformas educativas que fomentaban la expansión
mercados locales también se debió al tamaño y las tasas de de las tasas de alfabetización básica, y los cambios en las leyes
producción: normalmente, las ediciones estadounidenses eran que suavizaban las normas para la publicación y la distribu-
tres o cuatro veces mayores que las británicas (que promedia- ción del material impreso. El surgimiento de una prensa de
ban entre 750 a 51.000 ejemplares por edición), y los precios, masas que abastecía a un público francés urbano cada vez más
un tercio o un cuarto más baratos. Las ediciones baratas fue- alfabetizado data de la aparición, en 1836, del diario comer-
ron posibles, en parte, debido a la "piratería" generalizada, una cial de Émile de Girardin La Presse y su rival Le Siecle. Al año
preocupación particular de las fuentes británicas de las que se siguiente, las ventas generales de diarios en todo París habían
"tomaba prestado" el material. El problema de la violación del aumentado de 70.000 a 235.000 ejemplares diarios; hacia 1870
copyright, y de las regulaciones proteccionistas estadounidenses habían llegado al millón; en 1880 habían superado los 2 mi-
contra el material que no estaba fabricado en Estados Unidos llones (Escarpit, 1966: 28; Motte y Przyblyski, 1999: 2). Las
Qustificado por la industria como una necesidad de proteger innovaciones textuales incluían novelas por entregas (rmnan
los intereses de la industria nacional de impresión), resulta- feuilleton) un método copiado de fuentes británicas. Entre los
ría endémico hasta la década de 1890, cuando Estados Unidos autores, ahora canónicos, de la literatura francesa del siglo XIX
adoptó a regañadientes algunas medidas de la legislación in- publicados inicialmente de esta forma estaban Balzac, Dumas,
ternacional sobre copyright a partir de la ley llamada ChanceAct. Zola y Flaubert. b. ,
Pero esa actividad proteccionista también fue parte de un Las fuentes de distribución francesa del siglo XIX tam ienl
• . b . , • primer lugar, en e
movimiento de la prensa estadounidense para establecer para se Inspiraron en los modelos ntarucos -en M d.
. do por C E. u ie
sus productos un mercado que se autoabasteciera. Por lo tanto, sistema de bibliotecas circulantes comenza · _
, d incuenta anos mo-
es en Estados Unidos donde vemos los primeros experimentos en L ondres en 1842 (y que durante mas e e
EDITORES, LIBREROS IM
166 / DAVID F1NKELSTEIN v AusTAIR M cCLEERY ' PRE.SORES y AGENTES/ 167

colección de reediciones . para su "bibli"oteca e1errovt. · ,,


nopolizó y dictó los términos bajo los cuales se producía y se
década de 1850. Publicó 107 títulos en l . ana , en 1a
distribuía la ficción victoriana, en particular), y también en la . e pnmer año
60 en el segundo. Se publicaron 500 títul d Y otros
prensa y la red de quioscos ferroviarios que vendían libros, de- •, os urante el · 10
de vida de la co1ecc1on. Algunos títulos exit . , cic
sarrollada por W. H. Smith. Guinevere Griest comenta sobre .k , 2 osos me1Ulan obras
los inicios de Smith: "En la primera parte del siglo XIX, Smi- de Die ens, que terua , 8 volúmenes (entre 1os cua1es David .
1
CopperfieId era e mas popular, con más de 100 000 .
th había sido el principal agente de prensa de Gran Bretaña ·d 01 · T. . · copias ven-
una posición que no abandonó cuando la empresa comenzó ~ didas, segm o por iver 1wzst, con 83 .000 e¡·emplares), Thac-
expandirse con los puestos de libros en las estaciones de tren keray, G eorge S and , Vi1ctor Hugo y Malheurs d s h • [L
. d fí e op te as
en 1848" (Griest, 1970: 31 ). En 1862, Smith había obtenido desgracias
, . , condesa de Ségur, que a 1o 1argo de
e So a], de la
el monopolio de las operaciones de venta de libros en casi la decada de 1860 vend10 una cantidad constante de 40.000
todos los ferrocarriles ingleses (un competidor menor, John ejemplares al año, y al~anzó con el tiempo un total de 1,7 mi-
Menzies, dominaría el mercado escocés), posición que seguiría llones de ventas (Gedm, 1982: 39-40). La editorial Hachette
ocupando hasta fines del siglo XX. También se aventuraría en se ~olvería cada vez más poderosa en las décadas siguientes,
el mercado editorial, publicando junto con Chapman y Hall, a abnendo puntos de venta y expandiendo el mercado más allá
partir de 1854 en adelante, reediciones de novelas populares al del océano, en lugares como Argelia y Turquía. En vísperas
bajo precio de 2 chelines, para ser vendidas específicamente en de la Segunda Guerra Mundial, su facturación anual superaría
las estaciones de ferrocarril (que se conocen como ''yellowbacks" los 60 millones de francos. Después de la guerra, sin embargo,
debido al tinte amarillo de las tapas). dejó de funcionar como una empresa familiar, y durante todo
Operadores franceses imitarían las innovaciones en la dis- el siglo XX sería sometida a una serie de reestructuraciones
tribución. El editor francés Louis Hachette, que había iniciado que terminarían en su reformulación como imperio transna-
su acti~dad en París en 1826, había convertido a su empresa, cional de conglomerados multimedia, que cubre una amplia
en 1~ decada de 1860, en la editorial más grande de Francia, área de productos de entretenimiento.
gracias a un astuto compromiso con el gobierno francés como Un éxito editorial como este, propio del siglo XIX, tam-
uno de los principales proveedores de libros de texto escola- bién se correspondía con las oportunidades de publicación
res. El año de su muerte (1864), la empresa empleaba a 165 disponibles entre una cornucopia de publicaciones masivas
personas Y generaba una facturación bruta anual de un millón que incluían revistas diarias, semanales, mensuales Y trimes-
de francos. En una visita a Gran Bretaña en 1851 Hachette trales. E l aumento en el número de revistas que aceptaban
observ0' e1extto
' · de 1os qmoscos
· contribuciones permitió que muchos autores se ganaran la
en las estaciones de 'ferrocarnl•
de W. H. Smith· Cuando regreso, a su pa1s, , negoc10 · , con eXI
' 't o vida con la escritura. La propiedad literaria resultó s~r una
mercancía cada vez más valiosa sobre todo en la medida en
los d~rechos para establecer puestos de libros similares en las
esta~1o~es francesas del ferrocarril. A medida que la red fe- que los autores ganaron derech~s legales cada vez más ~rmes
·
So bre sus textos a través de reso luc10nes acionales e mter-
rroV1b~~1a se expandió (creciendo un 600% entre 1850 y 1870), n
• · les firmados a lo
tam 1en lo hizo el impeno • d e los qmoscos
. nacionales cruciales y de acuerdos comercia
ferroviarios de H a-
eh ette, que se extend10
d ,
·, · •
ª vanos miles de puestos y tiendas por
largo del siglo
.
x:rx: Los editores se dieron cuenta de que de
. d , · pulsar las ventas e
1
matenal
to o e1 pa1s. Hachette también copió la idea de Smith de una de lectura recreanva po na im
EDITORES, LIBREROS IMP
A. R McCLEERY ' RESORES y AGENTES / 169
168 / DAVID F1NKELSTEIN y ru,!STAI

. . viºstas y también servir como publicidad útil para fBÁCflCAS DE EXPORTACIÓN DE COMUNICACIÓN IMPREsA
dianos y re , fi . , fi . ,
el sello editorial y sus coleccione~ de ccrn~ Y no ccton. El
materiales en serie a partir de la decada de 1840 se Las prácticas de .comunicación
. impresa tal como fueran re-
uso de . . . 'dº 1
modeladas tras ~s. mnovac1one~ tecnológicas del siglo XIX se
convirtió en omnipresente en pub11cac10nes ~eno teas y dia-
no,. s y durante la década de 1880 se desarrollo un.mercado en
el que los textos (adqui_ridos ~~ m~nera le~al o P,!r~tead_os) se

exportaron con extto otros patses, aprovechando la inversión
europea, su te~no~ogta y mano d~ obra calificada. Las redes y
1
serializaban y tenían ctrculacton mternac10nal: h1stonas de actividades ed1tonales prosperanan o fracasarían de acuerdo
Nueva York, la moda de Francia, la información de Australia con las necesidades específicas y los niveles de apoyo de los
llenaba las democráticas páginas de la miscelánea decimonó- poderes dominantes. La instalación inicial de una imprenta
nica" Oohnson-Woods, 2000: 355). habitualmente formaba parte de los asentamientos misione-
Los nuevos mercados periódicos para la producción lite- ros y de los requisitos de que las comunicaciones oficiales se
raria también alentaron una organización más sistemática de imprimieran por razones informativas. La cultura impresa de
la profesión literaria y de su edición; en Gran Bretaña, a fines Nueva Zelanda y su historia de la comunicación, por ejemplo,
del siglo XIX, los principales sectores de la edición y la profe- están marcadas por el encuentro, el conflicto, el alojamiento,
sión literaria habían fundado asociaciones que representaban la colonización y la maduración. Como han señalado muchos
sus intereses específicos (algo que se ha señalado brevemente comentaristas, el período comprendido entre los encuentros
en el capítulo 4). Estas incluían la Sociedad de Autores (fun- iniciales y esporádicos entre los europeos y los maoríes a par-
dada en 1884), la Asociación de Editores (fundada en 1896), y tir de la década de 1770, los asentamientos misioneros desde
la Asociación de Librerías de Gran Bretaña e Irlanda (fundada 1814 en adelante, y la marea de colonos blancos a partir de
en 1895). A continuación de la desaparición del formato de 1840 también marcó un encuentro de expresiones culturales
tres volúmenes para las primeras ediciones de ficción en In- en conflicto entre, por un lado, la cultura maorí enraizada en
glaterra en 1894, y de la creciente falta de rentabilidad debido las tradiciones orales y, por otro, la cultura europea confiada en
a un sistema feroz de precios puesto en práctica posterior- el poder de la palabra escrita y la tradición, y el marco leg~l Y
~ente por los minoristas, libreros y editores impulsaron la político asentado y construido sobre los modos de comw_uca-
implementación de un acuerdo de precios fijos consensuados ción de la cultura impresa (McKenzie, 1984; Cave YColendge,
para l~s obras nuevas. El Net Book Agreement nacería en 1899 l 985; Belich, 1996: 116; Traue, 2001). La firma del tratado
despues d_e largas negociaciones y duraría hasta 1995. En Es- de W:a1tang1
· · entre los maones, e importan
· tes pakehas' el 6 de
tados Umdos, la recientemente establecida American Publi-
febrero de 1840 que los funcionarios británicos ~eron c~~o
~hers' ~sociation [Asociación de Editores Estadounidenses]
intento introducir, en 1901 , un acuerdo similar
· · fi - un documento oficial sobre la cesión de la soberama ~aon ª ª
. de prec10s corona británica fue solo un momento de la colisión, ~nterpre-
¡os; una prolongada ·, • dº . l . ,
accion ¡u icia dio lugar trece años mas t ·, ' l ales y las impresas,
tarde, a una sente . d l S ' . acion y reconfiguración de las cu turas or .
. . , d ncia .e a uprema Corte que declaraba ile-
gal esa fi¡acion e precios ba¡o
· 1as leyes antimonopolio. cuyas ramificaciones todavía hoy siguen en dtsput~-
El . Z 1 da comtenza con 1a
patrimonio impreso de Nueva e an · d' ena
tradición del libro del misionero, impreso en la lengua m ~~ los
de la zona -en este caso, entre 1815 Y1845-, como parte
EDITORES, LIBREROS, IMPRESORE
A. McCLEERY S y AGENTES / 17)
170 / DAVID F1NKELSTEIN y ni,ISTAIR

para producir material en la lengua de los


Australia fue testigo de una curva similar ¡d
.-
esfuerzos m1s10neros ~ 1 1 d l . en e esarrollo de
nsumido por aquellos a 1os que trataban 1a l·mprenta. A o argo e siglo XIX hubo poc bli . ,
. ,
mdigenas, para ser co dº . . , ros
• 1
naciona
A li
es en ustra a, la producción ¡
ª pu cac1on .
de
• U do momento con e 1c1ones en mgles se lib ,d , d l fi mpresa nacional
de converor. n segun ' l blº · , '
desarro11a en N ueva Zelanda desde 1840 con a. pu . 1cac1on de se desarrollo , espues e a ebre. del
, . oro de la deca
, da de 1850,
•, di rr'h New Zealand Gazette and Bntannza Spectator. e centro en el mercado de penodicos y revistas •
un peno co, 1 , e . . l ., d l .. Ys . l L . . . , Junto con el
· ' di onve_;ría en la pnnc1pa expres10n e a acttvi- comercio en genera . os distnbmdores australianos de libros
El peno cose c 1 ui •
or mayor, como George Robertson de Melboum d. .
dad de 1a 1m · prenta en el desarrollo colorual de Nueva Zelanda. a1P d 'd . e, 1stn-
fu , .d h b buyeron títulos pro uci os prmcipalmente en Gran Bretaña
Como advierte]. E. Traue, el crecimiento e rapi o: a fa "28
periódicos fundados entre 1840 y 1848 para una población eu- y Améric~ del ~orte, aunque c_on un enfoque en material de
ropea de 59.000 personas; 181 periódicos fundados entrel860 probable mteres para las colomas. ~os escritores australianos
1879· 150 fundados entre 1880 y 1889" (Traue, 1997: 109). encontraron mercados para su trabaJo a través de dos rutas. La
y La interposición
' de las trad'ic10nes
. de la cultura impresa
· en primera consis_tía en la _publ~ca~ión o la serialización en diversas
Nueva Zelanda y su expresión inicial a través de la producción revistas literanas y vanos dianos locales y regionales, entre los
de periódicos, se duplica en, ?tros _t~rritorios ~olonia_les co~o cuales hubo muchos ejemplos de corta duración. La segunda
las Indias occidentales, Hawai, Tahm, Indonesia, Kerua e India era la búsqueda de publicaciones (o republicación, en el caso
(Anderson, 1982; Cave, 1986; Bayly, 1996; Finkelstein y Peers, de una serie inicialmente editada en Australia) en editoriales
2000a; Chakava, 2001; Traue, 2001). La India, por ejemplo, fue británicas, en particular después del exitoso lanzamiento, en
testigo del desarrollo de sus redes de comunicación impresa 1880, de colecciones económicas y encuadernadas en tela -las
desde mediados de 1700 en adelante. Aunque la tecnología y la "colecciones coloniales"- de Bentley, Sampson & Low, Macmi-
culnrra de los medios de comunicación era, al menos al princi- llan, y otros, orientadas a los mercados de Canadá, Australasia
pio, tomada en gran parte de Europa, su audiencia estaba mu- y la India. Los títulos australianos más vendidos o publicados
cho más fragmentada por lengua, región y raza. Curiosamente, en esas series coloniales incluían Robbery Under Amrs [Robo a
los británicos estaban entre las últimas potencias europeas en la mano armada] de Rolf Boldrewood, que vendió más de medio
India que buscaban introducir la prensa en sus enclaves. No fue millón de copias entre su primera edición en 1889, en la serie
sino hasta 1761 cuando los británicos en la India adquirieron Biblioteca Colonial de Macmillan, y 193 7 (Eggert, 2003); y My
una prensa, e incluso entonces se trató de una prensa tomada de Bri/liant Career [Mi brillante carrera] de Miles Franklin, publi-
los franceses. Su función era fundamentalmente la producción cado por William Blackwood & Sons, de Edimburgo, en 1901 Y
de los documentos y textos oficiales. La edición para el consu- reeditado en una serie colonial dirigida al mercado australiano,
mo popular vino mucho más lentamente. El primer periódico entre 1902 y 1904. .
en Calcuta apareció en 1780, seguido por uno en Madrás en En el último cuarto del siglo XIX, los libreros australianos
178_~ Y_ otro en Bombay en 1789. A mediados del siglo XIX, los comenzaron a aventurarse en la publicación, a menudoª tra-
penod1cos Ylas revistas eran elementos habituales de la vida del ves, de empresas de coedición con editores · bntaruc
· , · os· Por lo
a~glo-hindú. Como señaló un comentarista en 1851, "el perió- tanto, His Natural Life [Su vida natural], de Marcus Clark~, el
dico es un complemento en la mesa del desayuno tan necesario poderoso relato de la vida de un convicto australiano, pub~ica-
en Calcuta como en Londres" (Hobbes, 1851: 362). do por pnmera· vez como una sene· en una revista australiana,
EDITORES, LIBREROS, IMPRESORES
172 / DAVID F1NKELSTEIN Y AusTAIR M c CLEERY y AGENTES / [ 73

a Toronto en 1798. El trabajo realizado .


fue comprado por George Robertson en Melbourne en 1874 y Y " b . d . en esta primera et
era genera mente tra ªJº e impresión" (fiO ll
1 , apa
reeditado con el pie de imprenta de Bentley en 187 5, y luego se- ' l'b d b'l'd
apelena, 1 ros e conta i i ad, etc.)· otr fu
etos, articulas de
. .
f.
guido por una edición conjunta _Robertson/Bentley vendida en P .1 d ' as entes prmcipa
les incluyen matena es e estado y material rel' . , -
Australia a partir de 1882. Del rrusmo modo, el popular The Man . ., d 1 . ' d' igioso, as1 como
la pub licac10n e peno ico. Hasta fines del · 1 XIX
fr(Jl1t Sn(JWy River [El hombre del río Snowy] de A. B. Paterson , . d 1 ., sig o ' la es-
rructura economica , e a produccion de impre ·, d'
sion y 1str1bu- .
fue copublicado con grandes ventas en 1895 por Macmillan en
ción en Canad a presentaba una combinación d .
Londres y Angus y Robertson en Sídney Oohanson, 2000: 148- . . . . 'd . . e pragmatismo,
indiVIduahsmo y actIVI . , ad reg10nahzada, con m · d'IVI'duos que
149). Desde la década de 1890 hasta la de 1960, sin embargo, el
funcionaban
. en relac10n con . modelos más .anti'guos en 1os que
mercado del libro australiano estaría dominado en gran medida
se combmaban los roles vmculados a la impresió bl.
por los editores británicos, sobre todo después de la aprobación ., d' .b . , C _ n, pu 1ca-
en Australia de la ley de derechos de autor en 1912, que "garan- c10n y istn ucion. ,orno senala un comentarista: "No fue
tizaba que los editores extranjeros pudieran dictar los términos sino hasta que empezo la ~onsolidación con la llegada de las
grandes empresas no canadienses a principios del siglo XX
de las ventas y obligaba a los minoristas a obtener suministros . , ,, (M D ld que
esto camb10 ac ona , 2001: 93).
de fuentes prescritas, fijando así los precios y manteniéndolos
a un nivel alto" (Kirsop, 2001: 326). Todavía en 1961, el 40%
de los libros británicos editados ese año se destinaba a la ex-
LA IMPRENTA Y LA COHESIÓN NACIONAL
portación, y un 25% de esas exportaciones iban solamente a
Australia Oohanson, 2000: 254-282).
La prensa y la cultura impresa en Canadá se desarrollaron Es justo decir que a lo largo de toda la historia de la impren-
a un ritmo diferente y mucho más tempranamente, pero fue ta posindustrial, especialmente en su evolución en las zonas de
igualmente lento en el paso del trabajo general de la imprenta y influencia o dominio europeos, la cultura impresa se desarrolló
el periodismo a la producción literaria y narrativa local. Como inicialmente a través de la producción de periódicos, utilizados
sugiere un estudio: como un medio para informar y unir a las comunidades loca-
les. La producción a gran escala de periódicos por medios me-
La publicación en Canadá comenzó con manuscritos distribuidos en cánicos influenció y facilitó los movimientos nacientes hacia
for~a privada. Esto dio paso a la prensa y los productos generales de la cohesión nacional, dándole forma a la lengua y facilitando,
l~s Im~rentas usando tipos manuales, y luego las nuevas tecnologías como señala Robert Escarpit, "las literaturas nacionales inde-
dis~ombles. Durante los primeros años, la distribución de libros se
hacia a menudo
. a traves
, de 1a unportac10n
· · , pnvada
• .
o mediante la com-
pendientes" (Escarpit, 1966: 24). Benedict Anderson ha argu-
pra en la imprenta local, antes de que la población fuera lo suficiente- mentado convincentemente que el uso de la imprenta de esta
mente grande como para financiar las librerías independientes y demás forma -la prensa capitalista, como la llama- ha sido fundamen-
agentes de distribución (MacDonald, 2001 : 92). tal para la formación permanente de una identidad nacional de
l~s "comunidades imaginadas" que explora en el libro co~ ese
El. desarrollo
. de la imprenta
· fue progresivo , de 1as
· a traves
ti~lo. Si un libro puede estimular y comprometer emocwnal
provmcias
.f: de Canad , . 1 · ,
a, a imprenta llego por primera vez a e mtelectualmente a los individuos, de igual modo, la p~ensa
H ali ax en I 751 lue
' go a Q ueb ec en 1764, a Niágara en 1793, diaria, consumida por miles si no millones durante el mismo
A. McCLEERY EDITORES, LIBREROS, IMPRESORES y
174 / DAVID F1NKELSTEIN y ru,ISTAIR AGENTES / )75

saron a los ámbitos literarios contemp ,


·te a los individuos sentirse conectados
lapso tempora l, permi . pa . . oraneos y c
. , "que continuamente confirma que el excepciones, eran prmc1palmente "hombres de •1etras" ' on pocas
en un lenguaJe comun, . d 1 . John Morley, Andrew Lang Ed d como
• · do está visiblemente arraiga o en a VIda coti-
mun do 1magma John Forster, .th L · ' war Garnett
George Mere 1 . as mu1eres que también d
d _ Y
diana" (Anderson, 1982: 35-36). . I ., esempenaron un
apel importante en a evaluac1on del mate · ¡ •
P .h El" b na me1uyeron a
Margaret 01 ip _ant, iza eth Rigbyy GeraldineJewsbu
Con el camb10,. a fines del siglo XIX, en la relac1on
· , entre
ry.l os
LECTORES Y AGENTES
escritores y los editores
. para acompañar las negoci·aooo~caa
· d
Tales ejemplos intemac~on~les demuestran en ~ué, medida vez más compleJas sobre las fuentes de la publicación ¡ d
, d h d . 1· . , 'e pago e
la producción impresa y editorial a men~do evoluciono de for- regabas y erec os e sena 1zac10n, también cambió la función
ma similar cuando fue exportada con éxito desde Europa occi- y el lugar de los lectores editoriales. Los lectores fueron con-
dental. AJ mismo tiempo, la producción impresa internacional tratados para desempeñar funciones particulares: tanto como
y los sistemas de com~cac~ó~. también han demostrado}er alguien que,~: manera _activa: buscaba, trabajaba en y alentaba
propensos a las jerarqmas y d1vis1ones que _forman p_arte de un la incorporac10n de posibles ntulos a las listas de la editorial 0
determinado conjunto distintivo de prácncas relacionadas y a como alguien que proporcionaba evaluaciones basado úni~a-
menudo contradictorias" (Feltes, 1993: 17). El creciente valor mente en el material que le pasaba el editor o el director de una
atribuido a la propiedad literaria creó el espacio para los nue- revista. Edward Gamett, que asesoraba a Jonathan Cape, fue
vos intermediarios, como los lectores editoriales y los agentes un ejemplo del primer tipo, pues trabajaba -como señala Linda
literarios, para filtrar y promover un material "en bruto" pre- Marie Fritschner- para encontrar nuevos talentos para Cape y
parado para el consumo masivo. ofrecía un servicio integral como lector: "Revisaba manuscritos
El de lector editorial era un rol en la producción de la cul- pero a menudo el tipo de asesoramiento que hacía iba más allá
tura impresa que se desarrolló en la medida en que las po- de lo superficial y tocaba el tema, la motivación y la estructu-
sibilidades de venta decimonónicas para la actividad literaria ra de una novela" (Fritschner, 1980: 93). Geraldine Jewsbury,
impulsaban a las personas a presentar su trabajo en editoriales lectora de Bentley, encamó la segunda categoría: una perso-
y periódicos, cada vez más numerosos. El lector editorial no na que no se relacionaba con los autores, sino con sus textos,
era un fenómeno nuevo: los asesores literarios de los editores aprobando o rechazando el material por motivos comerciales
o sus predecesores (los libreros) se utilizaban y convocaban a Yestéticos, sin competencia en el seguimiento y desarrollo del
menudo cuando se necesitaba un juicio sobre una presenta- material ya evaluado. Como sintetiza Fritschner:
ción particular. Arthur Waugh destacó la figura apócrifa de es-
tos lectores informales representados en los círculos literarios Los servicios [de Jewsbury] se daban principalmente en nombre de la
de mediados de siglo, cuando dijo que "el asesor literario de editorial, solo en segundo lugar en nombre de los autores, y en último
lugar en nombre de la literatura. Ella trató de mantener los estándares
mediados de la época victoriana era [...] una suerte de miste- li~erarios dentro de la categoría de literatura como entretenimient~ 0
rioso adivino, encarcelado en alguna habitación secreta, y al distracción. En general, la aceptación o el rechazo de ~n manuscnto
que se hacía referencia de manera crítica como 'nuestro lector' dependía de la evaluación que hacía del potencial comercial del manus-
(Waugh, 1930: 139). Los lectores editoriales de fin de siglo crito (Fritschner, 1980: 94).
A. IR McCLEERY
176 / DAVID F1NKELSTEIN Y ruJSTA EDITORES , LIBREROS IMp
' RESORES
y AGENTES / J?7

.d e más gente buscaba entrar a la profe_ siglo XIX en adelante se describe con d
En la med1 a en qu , . eta11e en v . b
. . , ada vez mas que estas tareas fueran incluyend o el b reve e mnovador esrud· d anas o ras,
•, l"t ana se exig1a c
swn 1 er
r
r~a iza
'
das por eva1ua o
d
d res "expertos". Como demuestra un
.
.d se el volumen de manuscntos recibi-
f
The Author's Empty Purse and the Rise 0/ ; !ames Hepburn
billetera vacía del autor y el suroimient de tterary ~gent [La
eJemplo esta ouru en ' d' dºd e,• 0 e1agente hter · ]
. de revistas no retroce ia a me 1 a que Ciertas personas actua b an, de manera infi ano ·
dos por 1os ed1tores , d orma I, en nombre d
• sino que aumentaba de manera exponencial: los autores a traves e gran parte del siglo XIX J hn
avanzab a el s1g1o 1 d . e
. d
los editores e una
de las revistas mensua es esta oumdenses
. , .
·
Por eJemp
I d ·
o, escnpto por un crítico com ¡ h b · ° F orster'
, Century (con una orada maxima en 1897 de ., o e om re que
con mas ventas, . d ¡· b "tendto un puente entre el mecenas del siglo XVIrr ¡
· ), por eJ·emplo' vio como. se up 1ca an las pre- . . d l . l XX" y e agen-
250 000 copias te hterano e s1g o , actuaba como mediºad .
· • sando de I.700 manuscntos en 1873, a 2.000 en . or y conseJe-
sentac10nes, pa . ro de ~harles D1ckens, Tennyson, Thomas Cariyle y Robert
187 4; 2.400 en 1875, y finalmente 3.200 ~n 1876 (Schne1rov, Browmng, entre o_tro~: desde la_ década de 1830 hasta la de
1994: 11 , 66). El número de _tí~los publicados_ cad_a ~ño en 1860. Thackeray rmd10 homenaJe a las habilidades de ne 0 _
taña refleJ·Ó un crecuruento exponencial similar en ciación de F orster cuando escribió: "Cada vez que alguien :Stá
G ran Bre l XIX" d
e1merca do , en gran parte del "largo sig o y urante
, los en apuros todos vamos corriendo a donde está él en busca de
años veinte, pasando de un promedio de 580 en la decada de ayuda; él es todopoderoso y hace milagros" (Hepburn, 1968:
1820, a 2.600 en la de 1850; 6.044 en 1901; 12.3 79 en 1913, y 26). Otros que llevaban a cabo funciones similares para los
22.143 en 1958 (Williams, 1965: 185,187, 191-192). autores fueron George Henry Lewes para George Eliot en-
Como señala Fritschner, el lugar del lector en las reestruc- tre los años 1850 y 1870, yTheodore Watts-Dunton paraAl-
turadas prácticas de los editores británico~ -~ ~odelo expor- gernon Swinburne entre los años 1880 y 1890. Siendo cónsul
tado al extranjero en los años siguientes- implico rn:poderoso de Estados Unidos en Londres entre 1827 y 1854, Thomas
papel mediador entre el productor de un manuscnto f ,el del Aspinwall actuó como agente transatlántico de Washington
producto final impreso. "Aunque los patrones de relac10n en- lrving,James Fenimore Cooper y el historiador William Hic-
tre lectores, autores y editores difieren, los lector~s~ :n
aconsejaban sobre la aceptación, el rechazo y la rev1S1on de _l?s
tanto kley (autor de Fernando e Isabel y de Historia de la conquista de
México y Peru') (Barnes y Barnes, 1984).
manuscritos [... ) tenía un poder sustancial en la configurac1~n A fines del siglo XIX, el agente literario se había profesio-
de la política editorial" (Fritschner, 1980: 93-94). El cambio nalizado. En Gran Bretaña, varios individuos se distinguieron
ejemplifica un alejamiento de las relaciones "p~rsonales:•, un de esta manera. Los primeros en surgir fueron A. M. Burghes
enfoque emotivo y gentil que favorecía la cortes1a y los vmcu- (un sombrío representante que primero anunció sus servicios
los cordiales con los autores (a la vez que oculta b a su carac ' ter en 1882, y que eventualmente fue llevado a la corte por estafar
de modelo editorial inclinado a favor de los intereses de los a varios clientes), y el más confiable Alexander Pollock Watt,
editores), hacia una estructura más comercial, con fines de !u- un escocés que abrió una agencia en Londres en 1875, pe~o
cro y que lidiara con una multiplicidad de mercados de medws solo comenzó a publicitarse comercialmente como agente li-
masivos para los productos impresos. . ., terario en 1881. A Watt se le atribuye el desarrollo de las bas,es
Es en esta etapa cuando el agente literario hizo su apancwnÍ del oficio de agente literario tal como se practica hoy en dia:
' dar (del 10%) para
' · ·, estan
eI establ ecimiento de una corrus10n
El crecimiento del agente literario profesional desde fines de
EDITORES, LIBREROS, IMPRESORES
AL1sTAIR McCLEERY y AGENTES/ 179
178 / DAVID F1NKELSTEIN y

., . el desempeño como "cazatalen- dentro del "circuito


,. de, la comunicación"
. . Will'
1 1am H ememann
.
una represent~cion e;tos~?s tanto para el editor como para uno de 1os cntlcos mas vtrulentos de los a ¡· . •
, d d gentes lteranos de
tos" de matenales red itua . eu·o' en reconocer y perfeccionar la este peno o, era mor az al momento de valorarlos:
S h bTda 1 cons1s
el autor. u ªd~ . , d 1agente como árbitro y evaluador de
· , de me 1ac10n e
fu ncion - l' Mi teoría es que una vez que un autor cae en I d
. . O a's precisamente, como sena o un co- , d'd as garras e un típi
la propte · dad hterana m • agente, esta per I o para la decencia. Por lo gen 1 d co
" . ' . r y de hecho, converurse en la fuente era , a opta el punto
de vista mora1 d e1emb aucador, que el agente le ino 1
· ta en participa , . . d .
cu a con to a rapi-
mentan~ ' d valuación" (Gillies, 1993: 22). Su pnncipal dez, y e1Virus es tan venenoso que mei·or que el ed't d . e
de copyright Y e Bsu d Pinker quien abrió su agencia en enero . (Wh 1 or se esm1ecte y
evite el contagio yte, 1928: 124).
rival sería James ran ' 11 1
A p Watt había dejado su hue a a promover
A
de 1896. unque · · d R d d Ki ¡·
os como Rider Haggar , u yar p mg, Sin embargo, en 1917, la fecha de este exabrupto, los agen-
autores consagrad •nk ,
ur Conan Doyle, P1 er se concentro en tes literarios eran una parte importante del proceso de publi-
Wilkie eollinsy Arth .
arre ras de los autores emergentes -en parucu- cación, debido al deseo creciente de los autores de ahorrarse
desarroll ar las c . . . .
ll asocl .ados con el movtmtento moderrnsta, mclu- el problema de negociar los derechos de publicación. En 1894
lar, ague os
yendo a Joseph Conrad, Stephen Crane, Ford Madox Ford, había seis agentes registrados en el directorio de la oficina de
D. H. Lawrence, James Joyce y H . G . Well~. Hasta su ~uer- correos de Londres. Para el año 1914 había más de treinta
te, en 1922, se desempeñó como un negociador grand10so y agencias y sindicatos que promocionaban sus servicios litera-
reconocido de la propiedad literaria, un hombre_de cuya pa- rios en revistas especializadas.
ciencia Conrad escribió: "Ha tratado no solo rms estados de En Estados Unidos, los agentes literarios eran vistos bajo
ánimo sino incluso mis fantasías, con la mayor consideración" una luz más benévola; los editores estadounidenses eran muy
(Hepb~, 1968: 58). Otros prominentes agentes transa~ánti- aficionados a observar que estos agentes eran una beneficiosa
cos incluyen al inmensamente _exitoso agente estadourudense invención británica, y atribuían su llegada a "la cordialidad
Curtis Brown, quien comenzó a trabajar en Londres en 1899, superior y la sabiduría para hacer negocios de los autores y
y la Agencia Literaria, fundada y dirigida desde 1899 por C. F. editores de este país" (Sheehan, 1952: 74). Varias agencias
Cazenove y George Herbert Perris (Gomme, 1998). concentradas en Nueva York fueron fundadas durante la dé-
Estos agentes pronto comenzaron a negociar los derechos cada de 1880, incluyendo Athenaeum Bureau of Literature,
de reproducción de material en una serie de nuevos y descon- Nueva York Bureau of Literary Revision y Writer's Literary
certantes mercados que se extendían más allá de los límites ha- B~reau. Sin embargo, el principal agente literario estadou-
bituales del medio impreso. En 1925, por ejemplo, hubo vari~s ru?ense de este período fue Paul Revere Reynolds, que do-
casos de agentes que negociaban más de veintiséis derechos di- mi~ó el campo entre 1891 y 1916. Entre los que siguieron
ferentes para un mismo libro, incluyendo derechos para juegos se incluye la exitosa Flora May Holly, quien entre fines _de
de cartas ~ imágenes en paquetes de cigarrillos CToseph, 19~5: 1890 Y principios de 1940 sería, desde una oficina en la Quin-
92-93). Sm embargo, las actividades de los agentes literarios ta Avenida de Nueva York, la representante de figuras co~?
fu~ron inicialmente resistidas por los editores, cuyos comen- Theodore Dreiser Gertrude Atherton, Edna Ferber Y Noel
~nos sobre ellos dejaban ver la ansiedad generada por el cam- Coward. Del mis~o modo, Elizabeth Nowell trabajó incan-
bio que representaban los agentes en la distribución de poder sablemente a favor de autores como Thomas Wolfe, como
A. IR McCLEERY
180 / DAVID F1NKELSTEIN y ru,ISTA EDITORES, LIBREROS
, IMPRESORE
S y AGENTES/ 18!

miembro de la agencia literaria de Maxim Lieber durante la los franceses, británicos, estadounide
P . "bl d . . . nses, entre Otro d
década de 1930 (West, 1985 : 88 , 96). . . redes mtangi es e mdiVIduos interconectados ,
s, e esas
En la medida en que la actividad editonal tuvo un mayor den afectar la publicación y recepción te tu ' Yco~~ pue-
. 1h . 1 . x a1' ya sea dtnoi
a1cance internacional, en particular a raízd de
. , .la creación, a fines do el matena acia os editores interesad ( o·en-
d 1 . ., os como agente )
del siglo XX, de los conglomerado~ me iaticos transnaciona- modelan o a opiruon pública a través de _ s,
. . resenas y deb t
les como se ha señalado en el capitulo 4, el papel del agen- 0 defendiendo determmadas obras en los cí . ª es,
· d El · rcu1os sociocultu-
te iiterario evolucionó en escala e importancia. Ahora, por lo rales apropia os. escntor estadounidense Nath . H
. 1 , ame1 aw-
general, los agentes son los principales _" fil~?s" iniciales del thorne, por eJemp o, canto con la ayuda en la d , d d
, , eca a e 1840
material textual presentado para su pubhcacion y comerciali- de un circulo de notables de Nueva Inglaterra c b '
. on uenas co-
zación y reemplazan a los editores y a los lectores editoriales nexiones (caractenzado por Lewis Simpson como 1 " ,
,, a c1erecta
como ~rbitros iniciales del valor literario (el lector editorial, de Nueva l
Ing aterra ), cuyo juicios sobre asuntos 1·t ·
• • 1 erarios,
generalmente contratado de manera externa, todavía se utili- disemmados en mfluyentes revisas culturales -como Christian
za en áreas especializadas como las publicaciones de revistas y F,xaminer, The North American Review y The Atlantic MonthJ _
libros académicos). El agente se ha convertido en un media- resultó fundamental para la formación del canon literario :_
dor importante en la cultura impresa, así como una presencia tadounidense del siglo XIX. La carrera de Hawthorne floreció
significativa en otros medios de comunicación, que negocia con la ayuda de influyentes reseñistas contemporáneos, corno
contratos y evalúa el talento individual en deportes, cine, te- E. P Wlúpple, el apoyo editorial de William Ticknor (la mi-
levisión, radio y otras áreas del entretenimiento. La expansión tad de la editorial Ticknor y Fields) y el consejo editorial de
señala la difusión continua de la actividad de la cultura impresa William Emerson (editor de Monthly Anthology y padre de Ral-
dentro de otras redes de comunicación. ph Waldo Emerson). Por el contrario, un contemporáneo de
Hawthorne, Richard Henry Dana Senior, admirador y emula-
dor de los poetas románticos ingleses -un movimiento que no
CAMPO LITERARIO Y REDES LITERARIAS era apoyado por la élite cultural con sede en Boston-, renun-
ciaría a su carrera literaria al enfrentar el rechazo y las ásperas
Los historiadores del libro han comenzado a prestar aten- críticas de la misma élite sobre sus ensayos, cuentos, y ediciones
ción a los efectos de mediación de la redes literarias en el mo- completas de poesía y prosa.Jane Tompkins contrasta la emer-
mento de negociar el valor textual que sigue a las etapas de gente reputación literaria de Hawthorne con la menguante
publicación y difusión. Como advierte Jane Tompkins: "En la significación cultural de la escritora instalada en Nueva York
medida en que una obra literaria será percibida por un público, Sophie Warner, lo que ilustra la manera en que la reputación
lo: proces_os sociales y económicos que rigen su difusión no son del autor y lecturas textuales pueden cambiar como resulta-
mas fortmtos respecto de su reputación -e incluso de su natu- do de las funciones de bedel cultural desempeñadas por esas
raleza misma- que las concepciones culturales (de la naturale- élites culturales. Ambos autores surgieron dentro o desapare-
za de la poesía, de la moral, del alma humana) con las que esa cieron de la visibilidad cultural y el mercado literario, c~mo
obra es leída" (Tompkins, 2001 : 251). Pierre Bourdieu, Peter resultado de las circunstancias sociales, literarias Yeconomicas
McDonald YJane Tompkins, entre otros, han explorado ejem- específicas en las que fueron producidos Yleídos.
A. IR McCLEERY
182 / DAVID F1NKELSTEIN y ru.ISTA EDITORES, LIBREROS, IMPRESORES y AGENTES/ 183

, b' · tangibles en el proceso de distribución CONCLUSIÓN


Los ar 1tros m d d · •
tamb1en . , h an fu ncw · nado como bedeles e un mo o smular.
• ·ente de Janice Radway sobre el extremada- Este capítulo ha considerado a los varios agentes involucra-
El trab a¡o rec1 l d l d' . .
d e .nfluyente mode o e a isemmación del
l dos en la circulación de la cultura impresa. Ha repasado bre-
mente po eroso .. . , bd 1 .
l1.bro que, en Estados Unidos, micio . , el Clu d el Libro del emente los efectos de los avances industriales y tecnológicos
Mes, 1•1 ustra co, mo esta organizac1on basa a en . . ,a .venta por ~el siglo XIX que cambiaron los métodos de producción, dise-
20 1 mnovado-
correo y esta blecl.da en la década de 19 .utl izo . , . minación y consumo de textos y publicaciones, y ha mostrado
,
ras tecmcas · de marketing para crear una ident:1dad
, . umca y cómo las innovaciones en Europa del este se exportaron, fue-
darse a s1, misma el papel de mediadora, , darbitro. y. filtro. , de ron adoptadas y adaptada en otros países. Este capítulo tam-
1a producción literaria. Lo hizo a traves 1 1izac1on de
,, e al utl , bién exploró cómo los circuitos comunicativos que facilitaron
Om ité interno de jueces "expertos , que eian 1os textos la circulación y el consumo de lo impreso involucraron diver-
un c l . b
a su posterior recomendación y venta a os m1em ros del sos agentes culturales, cuyos roles en la promoción de los libros
~::b, y la creación de un "proceso d.e filtrado" de valor _tex- y publicaciones ahora constituyen un aspecto significativo de
tual que sirvió para definir el material de lectura apropiado los intereses de la historia contemporánea del libro, parte de
para audiencias específicas.,c~mo señala Ra~~ay (199~): "El nuestra continua exploración y estudio del papel central que la
movimiento clave en las pracncas de evaluac1on de los ¡ueces imprenta ha desempañado en la formación del discurso social
del Club del Libro del Mes no estaba basado para nada en el y las identidades nacionales durante los últimos 500 años.
juicio, sino en la actividad de categorización, la. d~, organizar
en diferentes niveles". Ver el mundo de la ed1c10n de este
modo, como "una serie de mundos discontinuos, discretos y CUESTIONES PARA PENSAR
no congruentes" continúa Radway, estableció un vínculo en-
tre el productor (autor) y el consumidor (lector) por el cual el Aquí hay algunos puntos para ~onsi?er~r cuand,o se rev~
difusor, en este caso, el Club del Libro del Mes originado en sa este capítulo. ¿Qué roles connnuaran mvol~crandose e
Estados Unidos, con sus jueces internos que ordenaban los el proceso de producción del libro y la cultura impresa en el
títulos en lugar de promover juicios estéticos, se volvió me- futuro? ¿Quiénes actúan como bedeles de los textos en la so-
nos un árbitro del valor y más un administrador de la produc- ciedad contemporánea y cómo influyen en_ lo que lee~os Y
ción textual literaria (Radway, 1996: 24). La función del Club consumimos? ¿Qué tipo de modelos comercia~es para la circu-
al crear, relacionar y reforzar una "comunidad interpretativa'' lación de los libros y las publicaciones tenderan a adoptarse 0
de lectores de clase media y de aspirantes a la clase media a producirse en el futuro?
ha visto una expresión posterior en otros medios, con el de-
sarrollo de los clubes literarios del libro que comenzaron a
organizarse alrededor de las personalidades televisivas que
funcionaban como "una marca" (Oprah Winfrey, la conduc-
tora del programa de entrevistas con sus recomendaciones
mensuales de libros es un ejemplo significativo).
6
::r
Los lectores y la lectura :1

INTRODUCCIÓN

Este capítulo discute el "eslabón perdido" en la historia


del libro: el lector. Provee una breve historia de la lectura,
discute teorías relacionadas con los lectores y la lectura, y
concluye con un brevísimo análisis del lugar de esta última
en la época de los nuevos medios. Hasta no hace mucho, es-
tudios fundacionales como los de Altick y Ginzburg sobre-
salían como algunos de los pocos dispuestos a considerar
a "los lectores y la lectura" como un componente vital del
circuito de la comunicación (Altick, 1957 ; Ginzburg, 1980).
Esto se debió, en parte, a la falta de evidencia empírica dis-
ponible o en uso, o que no fuera incompleta ni partisana.
Esto ha comenzado a cambiar, ya que, afianzados material
Y teóricamente los estudios de la historia de la lectura en
'
términos culturales han comenzado a aparecer en cantidad,
como los de Mar~ Lyons, Elizabeth McHenry,. Leah Price,
Janice Radway, Jonathan Rose, William St Clair, Towheed,
A. TAIR McCLEERY
186 / DAVID F1NKELSTEIN y ni,IS
Los LECToRE
S y LA LECTURA/ ] 87

entre otros (Radway, 1997; Rose, 2001; McHenry, 2002 ,•prt-. Tal explicación refleja, en parte el alt
. ' o va1or dad O 1
ce, 2004., St Clair, 2004; Littau, 2006; l . 2010;
d Lyons, Towheed 1
. . de la lectura•yd ad a capacidad de leer' algo ahora co a, acto
et aI., 2010,
2011). Del mismo mo
. o, as m1c1ativas
. I de .
In- todas las soc1e a es desarrolladas (el hechO d mu? en
. • 'n a gran escala como 1a mternac1ona Reading E ' d · · ' l
re fue as1 se 1scut10 en e capítulo 2) L e que no s1em-
vest1gac10 x- P . k d' fru , · ª nove1a El lector
perience Data base (<www.open.ac. ulo), la estadounidense de Bernhard Schl m 1s to de un éxito ge 1. d '
y Scottish R · · l , nera iza o tanto
What Middletown Read (<www.bsu.edu>) h' ea- en su lengua ongma , el aleman, como en sus traducc10nes .
ders Remember Project (<www.sapp Ire.~c.u~) han reunido en el resto. de Europa y Estados Unidos (Schlink, 1997). El
valiosos datos empíricos sobre las exper1enc1as y la histor·1 11.bro reflexiona sobre la responsabilidad de los alemanes,so-
.,
de la lectura. Lo que la mayona ' de e11os tienen
· en comúnª bre to_do los de la gene~ac1?n de 1: posguerra, respecto de su
es un enfoque que considera la lectura como un fenómeno histona, pero, como lo md1ca el titulo, la historia también se
social -tal como se ve, por ejemplo, en el estudio de Chartier refiere a la lectura. El más joven de los dos personajes centra-
sobre la difusión de la alfabetización, tanto en sus atributos les, Michael, le lee a una mujer mayor y analfabeta, Hanna,
de lectura como de escritura- y como una experiencia indi- con quien tiene una aventura. Que le lean le da a ella cierto
vidual -tal como se advierte en el retrato que hace Ginzburg beneficio de lo que de otro modo sería una relación construi-
del molinero Menocchio (Ginzburg, 1980; Chartier, 19896). da por él a partir del amor adolescente y el sexo. Esa ventaja
Los estudios realizados por Rose, McHenry, Radway y otros reproduce una experiencia anterior de ella como guardia en
tratan de fusionar el enfoque social y el individual: Rose, con un campo donde protegió a algunas de las prisioneras para
su detallado examen de las autobiografías, diarios y cartas de que ellas también pudieran leerle. Sin embargo, el estigma
la clase trabajadora para crear una historia de las audiencias; asociado al analfabetismo es tal que, cuando se la juzga por
McHenry, con su estudio de la formación de los hábitos y crímenes de guerra, admite ser la autora de un informe de las
gustos de lectura de los afronorteamericanos a través de las SS, en vez de revelar que no sabe leer ni escribir. Tal es la ca-
sociedades de lectura; Radway, con sus estudios detallados lidad liberadora, la sensación de empoderamiento individual
de los grupos de lectores, ya sean de ficción romántica o del y autorrealización que la lecrura trae a nuestra percepción
Club del Libro del Mes; y Towheed y sus colaboradores, a convencional que Michael, ya adulto, se alegra cuand? Han-
través de comparaciones transnacionales de experiencias de na aprende a leer y escribir en la cárcel. "El analfabetism? ~s
lectura a lo largo de varios siglos y en los siete continentes dependencia. Al tener el coraje de aprender a leer Yes~nblf,
(Radway, 1984, 1997; Rose, 2001; McHenry, 2002; Crone Y Hanna avanzó desde la dependencia a la independencia, un
Towheed, 2011). El análisis de Radway de un grupo parti- paso hacia la liberación" (Schlink, 1997: 186). d
Lo que acaba de leer es nuestra ectura"l "de la novela b'.d on-
cular de lectoras proporciona una representación empírica . ·' De 1 o a1
de lo que Stanley Fish ha denominado "comunidades inter- de "lectura" significa, claramente, mterpretacwn. h' .,
. t ción hace mcap1e
pretativas", un desarrollo de las aproximaciones de Iser a la contexto de este capítulo, nuestra mterpre ª . d E un
l emancipa or. n
naturaleza de la lectura y la interpretación (Fish, 1976; Iser, en la funcionalidad de la lectura Ysu pape . . estra
198~; Radway, 1997). Al considerar esta última, la historia , d 'ti a literana-, nu
contexto diferente -y tal vez mas e cn c d lpa O las
• dO l Ia cu
.del libro se superpone otra vez con la teona , hterana
. · en su lectura podría haber en f:anza ª nacuraleza I e La lectura es
mtento por explicar el acto individual de la lectura. circunstancias históricas concretas de la nove ª·
J
i
A. IR McCLEERY
188 / OA,·rn F1NKELSTEIN Y tu-ISTA Los LECTORES y LA LECTURA / 189

. ~ l ·gnificado a partir de la interacción la lectura en voz alta impone la necesidad de leer en s1.1enc10 .
s1' eativa 1orma e st .
en cr ' ll La forma material del texto mfluencia ·nternamente. Podemos mover los labios vocal· '
1texto y e ector. l . O izar en un su-
entre e ' . , d ignificado a la vez que nuestra indi- surro rruentras lo hacemos, pero esto es reprobado d , .
o guía la formac1on e s ' II Al . . , pe agog1-
. • sí misma en e a. nusmo tiempo camente y la ma~ona de nosotros, a menos que estemos frente
vidualidad se imprime ª 1 ¡ '
, ¡ ismo significado, ta como o hemos a un texto especialmente difícil o desconocido, aprendimos a
otros podnan crear e m Th D h
El lector De hecho, ornas oc erty no hacerlo. Hemos p~sado de la lectura en voz alta a la lectura
hecho nosotros, para · • h
(D ocherty 2003) y m nos emos pues- silenciosa. Usted esta leyendo estas palabras, probablemente
hace esto en un ensayo ' l
d · s hemos copiado los unos a os otros. Es en silencio, hacia adentro.
to de acuer o ru no · ·fi d
el resu1tado de d os fac tores·· que el rango de s1gru ca os está El domini? de la lec~a sigue siendo más avanzado que
·d I labras concretas del texto y que pertenecemos a la competencia en la escritura, pero ambos se enseñan juntos.
uru O ª as "pa uru·dades interpretativas · " d e S tanl ey F 1s
º h , lo Nos enseñan la puntuación y a separar en párrafos como for-
una de las com . . . ,
cua1subraya m enos nuestra ind1V1duahdad . y mas nuestra ,per- . mas de aclarar el sentido de lo que estamos leyendo. Aprende-
·
tenencia a un grupo más grande (F1sh, 1976).
. Como
., pract1- mos la estructura del libro, incluyendo su división en capítulos
ca individual, la lectura es una forma de mterpretac1on; como y secciones, y su índice, como una forma de recorrer su con-
· I, la lectura es parte de la historia. de la recepción.
acto socia . tenido de manera más efectiva. Todo lo que se nos transmite y
Para la mayoría de los que lean este libro, el acto nusmo que absorbemos en nuestros primeros años de educación con =
de leer parece natural e inconsciente. Si~ emb_argo, como la el fin de alfabetizarnos (en particular, para leer con cierto gra-
escritura se desarrolló como una tecnologia vemda del mundo do de fluidez) es el resultado de muchos siglos de desarrollo.
hablado, la lectura es una habilidad que se tiene que aprender
=
para utilizar la tecnología de la escritura (Monaghan, 1?89;
Mangue!, 1996). El acto individual de la lectura ha camb1~~0 HISTORIA DE LA LECTURA
a través del tiempo. Los biólogos afirman que en la evoluc10n
humana, la ontogenia recapitula la filogenia; en otras palabras, Origen =-
el desarrollo del individuo repite el desarrollo de un grupo
más amplio. Esto también es cierto respecto de la lectura. Los La historia de la lectura comenzó en el momento en que
adultos les leen en voz alta a los niños desde muy pequeños; un escriba comenzó a hacer marcas en el barro, la piedra o la
nuestra primera experiencia de lectura es anterior al momento madera para registrar información de modo tal que al menos =-
=-
en que podemos leer. A medida que crecemos, se nos enseña, una persona lo entendiera. Sin embargo, mientras la escritura =-
en la escuela o en la casa, la relación entre símbolos y sonidos; seguía siendo codificación de datos simples, como cantidades
nos enseñan a seguir los símbolos en un sentido determinado, o bienes o propiedades, la lectura no era más que una forma
por ejemplo, trazando el movimiento correcto con la punta del primitiva e instrumental de decodificación (Fischer, 2003). To-
dedo. Empezamos por escuchar al maestro leyendo y siguien- dos los códigos implican alguna forma de acceso limitado, Y la
do el texto en nuestras propias copias; leemos en voz alta todos lectura permaneció como algo restringido al pe~ueño ~~o ¡:-

juntos y al unísono. Pero, cuando comenzamos a leer textos de los que, necesitando o deseando recuperar la mformacwn
individuales, la cacofonía que podría resultar de continuar con de su registro permanente, habían dominado el significado de
190 / D,\\'10 F1xKELSTEIN Y AusTAIR M cCLEERY
Los LECTORES Y LA LECTUR.~ / I91

la escritura. Inicialmente, este grupo estaha formado por los Las inscripciones públicas, como los jeroglíficos egipcios que
escribas v los burócratas, en algunas culturas procedentes de adornaban ~ -mb_~s, colu~as, y sarcófagos, 0 aquellas del mo-
la casta s;cerdotal. La recaudación de impuestos representa un numento tnlingue de Dano I del siglo VI a. c. en Behistun
importante estímulo para la grabación, conservación, y verifi- en el oeste de Irán, pueden representar un distanciamiento d;
cación de esos datos. El lector simplemente confirma el diez- los códigos restringidos, a fin de proporcionar un acceso más
mo y, como escritor, señala su pago. amplio (aunque también servían para impresionar a los dioses
El papel del lector no era pasivo en relación con la forma supuestamente alfabetizados, y al ignorante, que supuestamen~
material de la escritura y la complejización de los mensajes te veneraba la alfabetización) (Fischer, 2003). La lectura de los
transmitidos. La preferencia de los primeros lectores cristianos más antiguos registros puede haber sido internalizada, pero
por el códice sobre el rollo, por ejemplo, condujo al eventual cuando se empezaron a registrar narrativas más complejas, estas
predomirúo del primero, tal como se ha señalado en el capítulo eran leídas en voz alta, en parte, sobre el precedente de que los
2. El códice de pergamino ofrecía la posibilidad de ir hacia atrás poetas y bardos recitaban, y en parte, debido a que la recitación
y hacia adelante, para buscar, comparar y resumir, sin el in- permitía llegar a un público más amplio que el lector individual,
conveniente de desenrollar varios rollos (Cavallo, 1999). Como una audiencia que incluía a los analfabetos. De esta manera, la
tal, era más adecuado para el dominio de los puntos más finos rareza y el gasto ocasionado por el libro no tenía por qué dar
de una nueva religión, el cristianismo, surgido -y deseoso de como resultado que su información se limitara innecesariamen-
distinguirse- de una religión, el judaísmo, cuyos textos sagra- te a un individuo en un momento dado. Los romanos ricos usa-
dos estaban en rollos (en el pasado, los rollos de papiro había ban esclavos alfabetizados para que les leyeran. Plinio el Joven
presentado una clara ventaja sobre las tabletas de arcilla o cera, escribió en una carta, en el siglo I d. C.: "En la cena, cuando
o las tiras de corteza, que no podían contener obras más largas está presente mi esposa o unos pocos amigos, hago que lean un
que los impuestos o los registros mercantiles). Las necesidades libro en voz alta" (Fischer, 2003: 45). La vida monástica en un
de los lectores menos competentes llevaron, además, a la intro- período posterior incluyó la lectura regular a cargo de un her-
ducción de espacios entre las palabras, la separación en párrafos, mano al resto de sus compañeros mientras trabajaban o comían.
y el uso de la puntuación como orientación adicional (Cavallo, A su vez, el elemento performativo de la lectura privilegiaba un
2003). En el caso de las escrituras cristianas esto también con- estilo retórico de escritura. La oralidad y la alfabetización, en
'
dujo a la eventual división de los libros en capítulos numerados relación con la lectura en voz alta a un público, no tienen por
Yversos. Después de la recaudación de impuestos, de hecho, la qué ser mutuamente excluyentes. La lectura silenciosa exisúa
religión representa la fuerza más potente en el desarrollo de en paralelo (hay evidencia de esto en las obras de Aristófanes
la lectura y la alfabetización. En muchos países islámicos y en de fines del siglo V a. C.) pero era una excepción más que la
l~s comunidades judías ortodoxas, por ejemplo, la lectura sigue norma para la mayoría en la Antigüedad (Nagy, 2003). Era su-
siendo sinónimo de lectura de obras religiosas. Como los textos ficientemente excepcional como para que, en el siglo IV d. ~-,
t
sagrados tenían autoridad, sobre todo en las culturas mono- San Agustín lo remarcara con asombro al ver a San AmbrosIO
teístas, ~ travé~ de su carácter fijo, que trasciende el tiempo Y leyendo en silencio (Manguel, 1996; Parkes, 1999). . ::
el cambw, de igual modo se consideraba que la capacidad de El desplazamiento desde lo comunal a lo indivi~ual de~e ::
::
leerlos otorgaba poder e influencia -sagrada y secular-. también haber sido visto en el aumento de las coleccwnes pn-
192 / DAVID F1NKELSTEIN Y AusTAIR M c CLEERY
Los LECTo
RES y LA LECTURA/ 193

vadas de libros así como de bibliotecas. Es:as últimas desem- libre dedicado a) los clásicos O la l't
peñaron una función clave para poner los libros al alcance de , . i eratura come ,
Las cartas d omesticas encontradas en Vi d mporanea.
aquellos que no podían comprarlos porque ?º tenían dinero. m oIanda o I fi ·
mismos sobre las paredes de Pompeya . ' os gra tls
Sin embargo, esto fue un desarrollo postenor de su función rnos la existencia de una gama mucho i::°gen q_ue reconozca-
original, que era la conservación más que la accesibilidad. La . ., d d h . as amp1ia de la alfabe-
t1zac10n -y on e ay escn tores, hay lecto .
gran biblioteca de Alejandría p~r~ce haber funcionado prin- · e· , ,
c1ada por 1ceron, su circulo y sus sucesores
res- que 1a eVIden-
1 •
cipalmente corno museo al adrrurustrar la mayor colección de 'bl' d' 'en os tiempos en
que la Repu 1ca 10 lugar al Imperio La pri· b'bl'
, · R •, · mera 1 1oteca
rollos en el mundo clásico y, en segundo lugar, como centro
Publica en orna se abno . ya en el año 39 a• e., ofrecien
·, do e
de investigación para que los académicos llevaran adelante el
1
a los romanos ,alfabetizados
. la oportunidad de lee runa sene •
cotejo, la recopilación, edición, creación de antologías y com- de obras en latm . y gnego, y de discutir y debatir estas ob ras,
pendio de textos (Canfora, 1989). No ofrecía la accesibilidad así como cuestiones generales sobre historia, literatura y gus-
característica de las bibliotecas en un período muy posterior. tos, y de asistir a las lecturas de autores contemporáneos. En
Sin embargo, su patrimonio estaba clasificado y ordenado para el _siglo II d. C ., Rom~ contenía siete de estas bibliotecas pú-
la comodidad de los usuarios académicos. A veces, cuando los blicas, lo cual proporcionaba una alternativa a las colecciones
libros (rollos y, más tarde, códices) eran raros y valiosos, las bi- privadas (Cavallo y Chartier, 1999). La existencia de múltiples
bliotecas podían ser depósitos del botín conquistado o salas de copias de las obras en bibliotecas públicas y privadas ayudó a
exhibición de la visible riqueza. Cicerón utilizaba la biblioteca su supervivencia después del final de la hegemonía romana en
personal de Fausto Sila, cuyo padre había saqueado los libros Occidente. El Imperio mismo extendió la lectura, por medio
de Atenas en el año 86 a. C.; las propias obras de Cicerón fue- tanto de su necesidad de administradores como a través de la
ron copiadas por los esclavos de Tito Ático, su "editor", y sin creación de noblezas locales deseosas de ser más romanas que
duda, vendidas a cantidad de colecciones privadas (así como los romanos a través de la adquisición de una educación en
utilizadas de manera abreviada en un sinnúmero de "manua- latín - si no era para ellos, al menos para sus hijos-. Las libre-
les" para estudiantes de retórica). El uso de Cicerón de las bi- rías existían para atender la demanda de material de lectura
bliotecas de Fausto Sila revela una red de lectores educados en no solo en la capital imperial, sino también en las provincias
donde unos y otros usaban la villas de los demás para estudiar. de la Galia y Bretaña. Plinio el Joven ronronea con autosatis-
Cicerón mismo tenía colecciones de libros en sus villas de For- facción: "No tenía idea de que hay libreros en Lugdunum [la
mia y Tusculurn, así corno en su casa de Roma (Harris, 1989). moderna Lyons] y tampoco que, como tan agradablemente lo
Dividía sus colecciones según la lengua, latín o griego, una supe por su carta, mis libros están encontrando compradores
práctica que también caracteriza a la Villa de los Papiros en ahí" (Fischer, 2003 : 72).
Herculano (Fischer, 2003). Aprender a leer, para los romanos y sus súbditos, empeza-
El nivel de esta élite de lectores/propietarios de libros cons- ba con el reconocimiento de las letras mayúsculas del alfabeto
romano. Tal aprendizaje podía tener lugar, dependiendo de las
tituye solo una parte -aunque la más destacada, en términos
?e da,tos preservados- de un público más amplio que también
circunstancias individuales, dentro de la familia, con un tutor
0 en una escuela pública. El patrón era similar al modelo es-
1~clUia lectores "profesionales", como maestros y letrados fun-
bozado anteriormente: a las formas y los nombres de las letras
CIOnales que no tenían necesariamente interés en (o tiempo
A. McCLEERY
194 / DAVID F1NKELSTEIN y IU,!STAIR Los LECTORES y LA LECTURA / 195

. . . l , l s sílabas y luego las palabras comple- Desde comienzos del siglo XIII en estas bibl"1 t ¡ .,
md1viduales e segwan ª d . . ' 0 ecas ec es1as-
, a leer en voz a1ta ca a vez con mayor ticas, la lectura s1lenc1osa se convirtió en obligat ·
tas El alumno apren ª d 1 ., , Q · •i· . d" .d ona para per-
: d d. ha tanta atenc1on, segun umti 1ano, al mitir la l.ectura m 1vi ual y la meditación·, la leetu raen voz
fluidez y se 1e e ica · ·
' ll d 1 adecuada como al reconocuruento de tex- alta contmuaba en el refectorio y en algunas áreas d b •
desarro o e a voz N d . , bt· e tra ªJº·
. (C llo y Chartier, 1999). o es e extrañar La Ig1esia comenzo a pu 1car libros para los laicos d t
tos compl eJOS ava · · ·1 • ' . l l"b evo os,
lgunas formas de escritura se privi eg1aran especialmente os 1 ros de horas, que proporcionaban infor-
por 1o tanto, que a , . 11
roximación retorica a a ectura: a la poe- mación sobre el calendario y la liturgia eclesiásticos. Sin em-
sob re otras en esta ap l •
, , • 1 ·gw·eron otros géneros en verso y uego discursos bargo, muchos de ellos estaban tan suntuosamente produci-
sia epica e si . .fi b
. · A
e h istonas. pre nder a leer también sigm
. ca .a aprender .a te- dos que alcanzaban la categoría de objeto de arte tanto como
es diferenciados de smpta continua, o escntura de almanaque. Cada vez que otras funciones requerían de la
ner 1os bloqu . · ·fi · ·
• ·
mmterrump 1·da, y eleoir

frases y oraciones
.
sigm .cativas sm. la alfabetización -por ejemplo, el gobierno y otros aspectos de
d de una puntuación sistemática. La posterior adopción la administración civil, como los tribunales-, se empleaba al
ayu ª también trajo el uso de 1a distri·buc1on
del códice · ' en 1a pagina
' · y
clero para suministrar servicios como secretarios y escribas.
lª puntuación ' que facilitaron esta dificultad para el que estaba
' bl. 1
Es importante tener en cuenta esto a la luz de la reflexión
aprendiendo. Esta educación logró crear un ~u ico ector re- de Roger Chartier acerca de la resistencia a la alfabetización
artido por todo el Imperio Romano, pequeno pero capaz de (Chartier, 19896). Ya se ha señalado en el capítulo 2 la sos-
~antener una producción de libros diversificada. pecha socrática sobre la alfabetización, y la clara sensación
de pérdida que implicaba específicamente la escritura (Ong,
Edad Media 1982). Lo que Chartier destaca es el temor del campesino
medieval respecto de la alfabetización, basado en sus vínculos
La Edad Media podría verse como la decadencia de este lo- con la autoridad -a menudo, una autoridad aparentemente
gro clásico, pero también como un importante desplazamien- arbitraria y arrogante-, con la ley -en general, no del lado
to desde la lectura como representación a la lectura como un de los campesinos- y con lo sagrado, a menudo difícilmente
ejercicio introspectivo. Hasta el siglo XIII en Europa occi- distinguido de la magia, las maldiciones y la brujería.
dental, la Iglesia cristiana enseñaba a leer y escribir como par- El comienzo del siglo XIII también marcó la fundación
te de su programa de formación del clero, y transmitía estas y el desarrollo de las primeras universidades en Europa. La
habilidades, así como el conocimiento de la lengua de la co- enseñanza adoptó el formato de la conferencia o lecturer (la
municación escrita -el latín-, a una pequeña minoría de la raíz de la palabra viene del término en latín, lectura) donde
población estable. La Iglesia gozaba casi de un monopolio en se leía en voz alta de un texto particular y se animaba a los
la producción de libros de la época, y sus edificios, catedrales estudiantes a transcribir o a poseer su propia copia. Así, cada
y monasterios contenían las únicas bibliotecas, accesibles solo estudiante comenzaría a formar una colección de libros, exi-
a los que habían tomado los hábitos. No es que esto nece- gua pero propia, a menudo -como se señaló en el capí~lo 3- ,
sariamente hubiera creado una relación de confianza, como a través de la copia y/o compra de secciones, según el_sistema
lo demuestra la existencia de "bibliotecas con cadenas" en las de pecias (Hamesse, 1999). Estos libros, o partes de hb~os,_se
que los libros se ataban a las mesas de lectura (Saenger, 1999). leerían en silencio dentro de los alojamientos comumtanos

::
A. IR M cCLEERY
196 / DAVID F1N KELSTEIN y n.LISTA Los LECTORE
-
·
,s y LA LECTURA/ 197

. ·1es, com0 se hacía con .cualquier manuscrito con- voz alta con la debida pronunciación .,
estu d 1ant1 ., . . 1 1 , , acentuac1on y ·
sultado en la biblioteca de la inst1tuc10n. Las bibliotecas ne- Dado que e atm ya no era -o no lo h b' .d ntrno.
. . a ia s1 o nunca e
cesit aban catálogos para asegurarse de encon_trar de manera forma hterana- una lengua materna los l'b 1 ros de gramat1 ~ _su
, 1 'l' · · ' c
eficiente el acervo más relevante. A fines del siglo XIV, según d
intro uc1an e ana is1s sistemático como d' ª
1 1 . me 10 para la elabo
Chartier, "la lectura silenciosa era_1~ norma, al menos, para los ración de as re aciones semánticas a través d . -
. 1 El 1 , . . e 1as re1ac1ones
lectores que también sabían escnbi~ y que pe~tenecian a los g ramat1ca es. atm sigue siendo muy en - d h
, 1 d' . sena o oy en día
t O res de la sociedad que habían sido alfabetizados durante
a traves de apren izaJe de relaciones gramat· 1
sec . . 1 . . ica es, como las
mucho tiempo" (Chartie~, ~ 989b: _125). El carte1 "S'l ·
i ~nc,io, dechnac10nes y as conJugac1ones verbales e
., . , orno pasos pre-
por favor" asociado a la biblioteca tiene un extenso pedi~n. vios a la captacion del sentido textual. Las madre b'
.b. . . . b l s que sa ian
Muchos de los estudiantes que se graduaban en las prime- leer y escn ir . micia an e proceso de la alf:abett· zac1on · , en e
1
ras universidades se convertirían en abogados. Junto con una hogar. Los ~1bros de ?oras a menudo tenían imágenes de la
creciente clase mercantil dentro de las ciudades y los pueblos virgen Mana apr~nd1endo a leer con su madre, Santa Ana.
grandes, ellos eran el ejemplo más prominente de la cre~iente Las escuelas publicas -en las ciudades- comenzaron a com-
difusión y secularización de la lectura dentro de la sociedad, plementar a las instituciones eclesiásticas en el siglo XV en la
no rural, sino urbana. La nobleza, una vez liberada de las obli- medida en que la clase de los comerciantes comenzó a afirmar
gaciones militares y de una selección darwiniana basad_a en su independencia cívica. Ambas seguían el mismo currículo
habilidades militares, también comenzó a desarrollar cierto del trivium (retórica, gramática y lógica) y asistían a ellas los
interés en la colección de libros y en la lectura; las esposas niños de ambos sexos. Sin embargo, en general solo los varo-
e hijas de los nobles comenzaron a ir más allá de los libros nes continuaban, ya a los catorce años, a la universidad para
de horas y otras obras piadosas hacia textos claramente más educarse en el quadrivium (aritmética, geometría, astronomía
seculares, como los manuales de administración del hogar. y música). Los textos contenían comentarios y glosas, y los
Sin embargo, el número total de lectores ha sido relativa y nuevos lectores no eran reacios a añadir sus propias observa-
proporcionalmente pequeño. Debe de haber aumentado des- ciones en los márgenes de los manuscritos, con lo que crea-
de el O, 1% de la población del Imperio Romano en los dos ban una forma de interacción no solo con el texto (y su au-
primeros siglos hasta menos del 5% de la población de Fran- tor putativo y comentaristas conocidos) sino también con los
cia de mediados del siglo XV, en ese entonces, posiblemente lectores posteriores de esa copia particular. Scripta continua
el país más avanzado de Europa occidental (Chartier, 1995). siguió siendo la norma para los textos, incluso en la época de
Los libros conservaban un alto valor monetario, y a menudo la imprenta. Sin embargo, el uso de la tinta roja para indicar
eran parte de los testamentos; a los estudiantes se les permitía los puntos de partida o las rúbricas, y las letras iniciales de-
incluso utilizarlos como garantía de un préstamo. coradas, junto con la introducción gradual en los manuscritos
La enseñanza de la lectura se mantuvo prácticamente sin de algunos signos de puntuación, indicaban una clara transi-
cambios desde la época clásica, aunque se centró en los textos ción desde la organización para la representación oral ~acia ~a
cristianos y, más allá de la familia, fue dirigida por la Iglesia: clarificación destinada a la interpretación interna en silencio
a las letras le seguían las sílabas y luego las palabras ente- (Saenger, 1999).
ras; frases y oraciones se separaban del texto y se leían en
Los LECTORES y LA LECTURA / 199
198 / DAvrn F1NKELSTEIN v Ar.1sTAIR McCLEERY

"iolaran
• la ley. La. restricción
. ., de la lectura se podi' a mantener
El libro impreso debido a la proh1b1c1on de material en lenguas vernác 1 1
., d l bl. . u as, a
)imitacion e as pu 1cac1ones a los idiomas (principalmen-
La invención de la imprenta, analizada en el capítulo 3, se
te el latín) del clero Y_los se~~ores educados, y a través de
basó en -y aceleró- la propagaci_ón de la lectu~a. Sin embargo,
impuestos al papel, la 1mpres1on y el producto final lo cual
no fue el único factor. La creciente prosperidad económica
aseguraba que solo los ricos pudieran darse el lujo de com-
basada en parte en el descubrimiento de nuevas tierras par~
prar libros. Estas formas de censura indirecta persistieron en
la explotación y la colonización; el redescubrimiento de los
muchos países hasta bien entrado el siglo XX. Las autorida-
textos clásicos y el auge del Humanismo, conocido como el
des estaban acertadas en sus sospechas. Los lectores laicos
Renacimiento; los cismas en la Iglesia creados por la Reforma
y la reacción de la Contrarreforma, la consolidación de los Es- comenzaron a cuestionar el dogma y redescubrir los escritos
precristianos, dando lugar a la adopción de una perspectiva
tados-nación y el deseo de crear sentidos nuevos y distintivos
acerca de la nacionalidad; el comienzo de una exploración cien- humanista que emancipaba al lector de la autoridad y produ-
ófica del mundo cotidiano paralela a la exploración física de las cía un nuevo concepto de individualidad.
Américas, Asia y África: todo contribuyó a la difusión de la lec- El auge del Humanismo, abordado en el capítulo 3, incor-
tura. Al principio, la imprenta producía más de lo mismo con poró no solo nuevas ideas en la filosofía, la religión, la juris-
mayor rapidez y de forma más económica; pero con el tiempo prudencia y la historia, sino también poesía antigua -Ovidio
permitió cambios en la naturaleza del libro para facilitar la lec- y Catulo- y contemporánea -Dante y Petrarca- (Grafton,
tura. Nuevas tipografías surgieron de la mano de manuscritos 1999). Los lectores buscaban estimular la imaginación y las
existentes. Aldo Manucio, en Venecia, desarrolló libros de un emociones así como la inteligencia. Estos fueron los libros
tamaño más pequeño y más portátiles que no requerían de un que redujeron su tamaño desde los grandes folios originales
atril o soporte de lectura, ni hacían que al lector le dolieran los para facilitar el transporte y los préstamos. Sin embargo, una
brazos por el hecho de sostenerlos (Lowry, 1979). La gama de de las ventajas de los libros impresos más grandes era que se
temas, aunque seguía dominada por las necesidades de la reli- entregaban más fácilmente a la glosa en los márgenes y entre
gión y la ley, comenzó a expandirse más rápidamente. columnas. Los ejemplos que sobrevivieron de estos libros, a
La correspondiente expansión en el número y la naturale- menudo con rastros escritos de más de un lector, ilustran una
za de los lectores alimentó la desconfianza en las autoridades, forma de lectura interactiva en la que el lector entra en un
el E~t~do Yla Iglesia. El disenso podía prosperar y propagar- diálogo en curso con el autor (y a veces con otros lectores) en
se ~acilmente si se imprimía en libros con múltiples copias. la forma de comentario añadido, preguntas y refutaciones. La
Se mtrodujeron ciertas formas de regulación no solo con el lectura puede ser más claramente entendida no como la re-
fin de co~tro_lar lo que se estaba imprimiend~, sino también cepción (y aceptación) de la autoridad, sino como una inter-
para restrmg1r a los que po d'tan comprar material · y leerse
, lo a pretación que admite ambigüedad y diferencia. El significado
1os sectores. , de la so c1e
· dad que teman
, menos que perder con puede ser la creación del lector del texto en lugar de quedar
1a subvers1on del E t dO 1 I l . . para enmarcado únicamente por el texto mismo . Sin embargo, pa-
. s a Y a g esta. Otorgar licencias
1as Imprentas fue el , d , directo
. radójicamente, tal vez, este punto de vista esté acompañado
meto o mas para controlar lo
°
que se producía ' J·un t con severas sanciones a aquellos que por la creciente insistencia en la exactitud de los textos Y la
200 / DAv m F1NKELST EJN v AL1sTAIR M c CLEERY
Los LECTORES y LA LECTURA / 201

necesidad de alguna forma de autorización de esa precisió rodas los libros adquirían algo de la reveren ·
La imprenta parecía prometer esto. Como los textos y 1~ .b c1a con 1a que se
consideraba a1L 1 ro -la Biblia-· en una rela · , •
. ' c1on casi p1ató-
textos sobre textos se multiplicaban, también lo hizo la nece- nica, la .lectura de los libros, en general, adqui·e re e¡ estatus
sidad de catálogos que trataban de dar cu~nta de todo lo que que denva de la lectura de la Palabra de Dios • La eontra-
se estaba publicando. Los lectores necesitaban la ayuda de rreforma, en su respuesta a los cambios sociales y religiosos
estos tempranos "motores de búsqueda" para ubicarse en la ahora puestos en mar~h~,. tuvo que transitar una delgada línea
proliferación de las publicaciones. entre explotar las pos1b1hdades para la comunicación de ma-
El latín comenzó, poco a poco, a dar paso a las lenguas sas del libro impreso y seguir a los reformadores en subvertir
vernáculas, como muestran los ejemplos de Dante y Petrarca. la brecha entre el clero y los laicos. Esa línea dio lugar a la
Dante sostenía que la lengua vernácula debía ser apreciada publicación de muchos ejemplares de "vidas de los santos",
por encima del latín, ya que Adán debió de haber hablado comentarios simples de la naturaleza del cristianismo y ca-
una lengua vernácula en el Edén debido a que las lenguas tecismos para reforzar la clara doctrina de la Iglesia Católica
vernáculas se aprenden orgánicamente -a diferencia del aná- Romana como descendiente directa de Pedro. Estos libros
lisis sistemático del latín mencionado anteriormente-, y de- también se produjeron en la lengua vernácula, y de por sí
bido a que las lenguas vernáculas son universales, mientras requerían la adquisición de habilidades suficientes para leer-
que el latín tenía un número limitado de usuarios. William los. La batalla de los libros puede haberse iniciado, pero sus
Caxton imprimió 74 libros en inglés de un total aproximado beneficios más pacíficos incluyeron el aumento en el número
de 90 emitidos antes de su muerte en 1491 (Feather, 1988). de lectores, en el número de publicaciones disponibles (in-
Ese movimiento a favor de la lengua vernácula se aceleró du- cluyendo obras seculares), en la lectura de material escrito en
rante la Reforma, a menudo caracterizada como una batalla lenguas vernáculas, y en el estado de la lectura como práctica
de libros. Uno de los principios de la Reforma fue la relación (Manguel, 1996).
no mediada entre los laicos y Dios, por un lado, y entre los Afirmar esto es correr el riesgo de exagerar en algunos as-
laicos y la Palabra de Dios revelada -es decir, la Biblia-, por pectos; se trataba, todavía en gran parte, de un fenómeno ur-
el otro. Los reformadores trataron de asegurar esa relación bano, y se limitaba principalmente a las clases medias Yalta~:
directa a través del aumento de la alfabetización y de la dispo- la burguesía y la nobleza. Sin embargo, uno de los casos _hab,-
nibilidad de la Biblia y otros escritos religiosos en la lengua tualmente citados sobre este período es el de Menocc~'?• un
· ·, VIVJa en
vernácula. El mismo Lutero entendió la importancia de la im- molinero en una relativamente buena pos1c10n que .
prent~ como un medio para lograr esto, donde reformadores las montañas al norte de Venecia, entre 1532 Y 1600 (Gmz-
antenores como Wycliffe y Hus habían fracasado · en cambio, burg, 1980). El registro de sus lecturas subsiS te porque fue
. . . . h ., 1583 y nuevamente
Calvino en Ginebra y Knox en Escocia crearon e~cuelas para material para los JUICIOS por erepa en
enseñar las habilidades de lectura necesarias (Gilmont, 1999). en 1599 cuando fue condenado a ser estªqueado. Ldas n~rra-
' , na mente esp1erta
Una vez aprendidas, esas habilidades no podían limitarse ciones sobre el J·uicio revelan que tema u
d' s 'Y debates con sus
solamente a los temas religiosos, y la posesión de libros en los y curiosa que lo hizo entrar en isputa I B'bl. E'1mismo
particularmente so bre eI tema de a
• 1 13 ·
hogares se convirtió en una característica típica de los país:s vecmos , la
' ., . 1 B'bl' en lengua vernacu '
del norte de Europa, donde se impuso la Reforma. Es mas, poseía una traducc10n ilegal de ª 1 ta
202 / D AVID F1NKELSTEIN v AL1s TAIR McCLEERY
Los LECTORES y LA LECT URA / 203

, 1 menos otros once libros, sagrados y seculares, in- a la J.uventud del reino erigiendo una escuela de gramauca , •
as1 como a d 'd
cluyendo el Decamerón, aunque pudo haber pe i O prestado y mientras hasta hoy nuestros antepasados no tuvieron otro~
a1gunos d e e11os. Esta ba muy orgulloso de . ser
, capaz de leer libros que la muesca y la tarja, tú eres la causa de que se
,, s· b usara
( conocer estos libros), mérito_ que le atnbma a l?s c~érigos. la imprenta . i~ em argo, ~~o Manucio producía regular-
f 1 mezcló lo aprendido en los hbro~ con su expen~ncia rural mente 1.000 copias de sus ediciones en griego de Aristóteles
para la construcción de sus cr~:ncias y sus propios pu_n tos Platón y Tucídides, y en latín, de Virgilio, Horacio y Ovidi~
de vista sobre la religió~. Tamb1en vale la pena citar el eJem- (Lowry, 1979). Publicó, además, los diccionarios y libros de
lo de Santa Teresa de Avila: a pesar de que provenía de una gramática que facilitarían la formación de nuevos lectores
tmilia burguesa en la que lo~ libros est_aba_n pr~sentes, su para sus títulos. Las nuevas ediciones en su formato portátil
educación limitada por ser muJer se restrmgia a vidas de los se publicaron desde abril de 1501 , cada dos meses durante
santos O relatos de caballería, ambos escritos en el castellano los siguientes cinco años. La rentabilidad de la empresa in-
vernáculo. Más adelante en su vida, ella se encontró en in- dica que sus libros encontraban lectores por toda Europa
ferioridad de condiciones debido a su desconocimiento del occidental. Estos compradores consideran los libros como
latín. En particular, la Biblia se le volvió un libro inaccesible objetos preciosos, no por su valor económico -ahora en dis-
ya que la Iglesia había prohibido su traducción al castellano. minución , como resultado de la imprenta-, sino como fuen-
Todas las citas que sabía de la Biblia las había memorizado de te de iluminación individual y de progreso común a través
los sermones de los demás o aprendido de memoria de las pu- del saber.
blicaciones autorizadas de la Contrarreforma. Otros todavía
más limitados que Santa Teresa en sus capacidades de lectura Los límites de la lectura
dependían de una combinación de textos simples con imáge-
nes explicativas (Manguel, 1996). Los libros eran todavía objetos con valor económico, en
Algunos estaban más preocupados por el aumento en la particular para el equivalente de Jack Cacle en el siglo XVI.
escala y la naturaleza expansiva de la lectura: las preocupa- Una copia sin encuadernar de Hamlet podía costar seis peni-
ciones iban desde la afirmación de que la lectura en sí mis- ques. Sin embargo, un artesano, zapatero, carpintero o comer-
ma -más que las condiciones de iluminación en las que se ciante ganaban un promedio de dieciséis peniques por día. Por
leía- conducía a la ceguera, hasta la creencia de que el exceso lo tanto, comprar una copia les habría costado alrededor de
de lectura de ficción, como los relatos de caballería, podían tres octavos del salario diario (Altick, 1957). Según los precios
conducir a la locura, como le había ocurrido a Don Quijote. de la época, por la misma suma se podían pagar dos cenas o ir
Las cifras sobre la cantidad de alfabetizados son m ás difíciles al Teatro del Globo y mirar seis obras en la zona de los es~ec-
de verificar que los detalles sobre los títulos y la distribución tadores de pie. Los libros, por lo tanto, se limitaban a los n eos
de los libros (Chartier, 1989b). En la segunda parte de Henry o a los que tenían pasión por aprender. La tabla 1, tomada de
VI, la obra de Shakespeare, el rebelde J ack Cacle representa Altick, muestra los precios comparados de algunos productos
anacrónicamente el punto de vista de las clases excluidas de a fines del siglo XVII.
la lectura que tratan de hacer retroceder la corriente iniciada
por Gutenberg: "Tú has corrompido muy traicioneram ente
Los LECTORES v I..A LECTt;RA / 205
204 / DAVID F1NKELSTEIN y AL1sTAIR M c CLEERY

Tabla 1 Europa protestante del ~orte, desde donde la~ c??ias volvían
Francia, España e Italia. La lengua se convirt10, como he-
Comparación de precios e ingresos de fines del siglo XVII'
a os visto, en un factor cada vez menos restrictivo a medida
mue más y más títulos se publicaban en las lenguas verná-
Libros Artículos generales Ingreso promedio -
1688 ' q las. La Compañía de Librerías de Londres, por ejemplo,
cununció a tener libros en latín entre sus existencias en 1625 .
Folios: 7 a 1O cheli- Mantequilla: 6 peniques C lérigo: aproximada- re N , .
nes. por libra. mente 1 libra semanal. Solo científicos co~o ewton, que ~u~na comu~1~arse con
Octavo: 1 a 4 cheli- Café : 3 chelines por Granjero: 16 chelines
un público internac10nal de pares, siguieron escnb1endo en
nes. libra. con 4 peniques serna- latín (Feather, 1988). ~or otro la_do, a pesa~ de_la tan _de~arro-
nales. llada piratería, el precio de los h~ros continuo r_estnng1endo
Obras de teatro inde- Azúcar: 6 peniques por Tendero: 17 chelines el acceso al conocimiento y a las ideas hasta el siglo XIX y el
pendiente: 1 chelín . libra. con 4 peniques serna- doble factor de la industrialización de la imprenta y el desa-
nales.
rrollo de las grandes adquisiciones a través de bibliotecas co-
Sermones, panfletos: Vino de Canarias: 7 che- Artesanos: 14 chelines merciales y públicas. Hasta ese momento, la lec~ra y lo que
6 peniques. lines por galón. con 7 peniques serna-
nales.
se leía reflejaba el crecimiento en el estatus y la riqueza de la
burguesía. Por otra parte, los editores no_tardaron ~n darse
Entrada a la galería
del teatro: 12 o 18 cuenta del poder adquisitivo y la influencia d_e los miembros
peniques. femeninos de esa clase, y empezaron a refle¡ar sus gustos Y
Fuente: obtenida de Altick (1957). preferencias en sus publicaciones (Flint, 1993).

El surgimiento de lo popular
En otras palabras: el precio siguió siendo un factor que
limitaba una circulación más amplia de los libros y, por lo A fines de los siglos XVII y XVIII se vio una mayor expan-
tanto, el instrumento de censura más efectivo. Dispositivos sión en el número de lectores y el desarrollo de nuevas formas
estatutarios como la necesidad de solicitar privilegio real, en de publicación para adaptarse a sus gustos y necesidades. -~n
Francia desde 1563, o de pedir autorización del Consejo Pri- Francia, se fomentó la lectura popular a través de la c~eacion
vado, en Inglaterra desde 15 38, se convirtieron en obstáculos de la Bibliotheque bleue a cargo de dinastías consecut1vas ?e
que los impresores y editores tenían que eludir ingeniosa- impresores y libreros de Troyes (Chartier, 1987). ES ta sene,
mente. La Iglesia Católica Romana publicó su primer lndex llamada así por el papel azul de las tapas, fue especi'fi_caroen-
Librorum Prohibitorum, lista oficial de libros prohibidos, en te diseñada para un amplio número de lectores. Los libros se
15 59, y al comienzo su prohibición fue generalmente eficaz · . , en un papel b arato; eran pe quen-os , a menudo
impnrruan . ' ex-
en los países católicos del sur de Europa, pero tuvo el efecto , l b
tractos de obras mucho mas argas; se a revia· ban O se editaban

imprevisto de estimular la producción de estos títulos en la . .


para simplificar o censurar. El contem·do constaba de relatos
.. )
de caballería (como los que habían afectado a D_o n Qui}ot~'
novelas románticas, cuentos de hadas, guías práct1cas, guias e
l. Un chelín es igual a 12 peniques.
206 / OAvm F1NKELSTEIN v AL1sTAIR M c CLEERY Los LECTORES v LA LECTU RA ¡ 207

etiqueta, obras religiosas y al~anaques; :ran distribuidos por onocimiento insatisfecha por las instituciones de educación
vendedores ambulantes y vendidos a traves de numerosas tien- ~onnal. El desafío implícito a la ortodoxia, a través de la difu-
das, y además eran relativamente baratos. La serie fue un gran sión de un acercamiento al saber basado en la razón -el Ilu-
éxito y se vendieron decenas de miles de ejemplares. Prefiguró minismo-, así como sus críticas más explícitas, contribuyeron
el éxito de la novela del siglo XVIII. a crear un clima de cuestionamiento a la autoridad que con-
La novela, un género que se dice que debe su existencia al dujo a las revolucio~es estad~unidense y fra~cesa, como se
ascenso de la burguesía, aumentó su popularidad desde Don ha señalado en el capitulo 3. Sm embargo, las mvestigaciones
Quijote a Robinson Crnsoe (1719) por toda Europa y América de Robert Darnton en los archivos de la Société Typographi-
del Norte. Un índice de su popularidad es el número de que- que de Neuchatel (STN), en Suiza, han puesto de relieve la
jas sobre el efecto corruptor de tanta ficción, en un eco de importancia de otro género: la pornografía. El 21 % de una
Platón que puede escucharse incluso hoy en día, o de la pér- muestra de 45 7 títulos pedidos por los libreros era porno-
dida de tiempo involucrada en una ocupación tan trivial. Leer grafía (Darnton, 1982b). Esto puede ser visto, por una parte,
en la cama, gracias a una mejor iluminación suministrada por como un desafío similar a la autoridad moral vinculado a los
la lámpara de aceite, ahora era más común, pero produjo ma- otros desafíos a la autoridad política y eclesiástica, y, por otra
yores críticas. La lectura se había convertido definitivamente parte, como la buena predisposición de la STN para satisfa-
en algo individual e introspectivo. Pamela, de Samuel Richard- cer las necesidades de los lectores. Lo más importante es que
son (1740) atrajo principalmente a un público femenino, tan- señala la elaboración de un comercio popular y subterráneo
to porque sus detalles de la vida doméstica estaban en conso- de materiales de lectura. Los coleccionistas, entre los que se
nancia con su propia experiencia como porque parecía ofrecer destacaban los abogados y los médicos, establecían bibliote-
w,a aproximación íntima a su heroína epónima. Combinaba el cas privadas en gran escala, y los libreros proliferaban para
suspenso narrativo de una telenovela contemporánea con las satisfacer sus demandas, así como las de un grupo mucho
lecciones morales de un sermón del domingo. Es decir, era a mayor de lectores fijos extraídos del resto de la burguesía.
la vez audaz y prudente. Los lectores quedaron cautivados. La Darnton llama la atención sobre el empresario francés Jean
locura por la lectura de novelas persistió: en Alemania se pu- Ranson, que compraba libros tanto del STN como de su li-
blicaron 276 nuevas novelas (Wittmann, 1999). El predominio brería local en L a Rochelle. Ranson ordenó 59 obras proce-
del género continúa hasta nuestros días. dentes de Suiza entre 177 5 y 1785 . Compró la Encyclopédie,
Si cada vez más la novela fue ocupando el tiempo libre y las obras de Rousseau y títulos religiosos y educativos. Su
contribuyendo a la superación personal a través del refina- contemporáneo, Imbert-Colomes, un fabricante de seda de
miento sentimental, luego la proliferación de enciclopedias Lyon, acumuló 10.000 libros.
y otros compendios de conocimientos alimentaron la supe- La naturaleza de la lectura pasó, durante el siglo XVIII, de
ración personal a través de la adquisición de saber. La Cyclo- ~er intensiva a extensiva (Engelsing, 1974). No se trató de una
pedia de Chambers de 1728 condujo directamente a la más revolución en la lectura" sino de un cambio constante en el
famosa Encyclopédie de Diderot, que apareció entre 17 51 Y predominio general de una norma a la otra (Wittrnann, 1999).
1772 (Darnton, 1982a). La gente leía para informarse sobre Antes de las últimas décadas del siglo XVII, los lectores solían
el mundo que los rodeaba; la lectura podía saciar una sed de leer Y releer, memorizar en su totalidad o en partes, reflexio-
ALISTAIR 'M.c, CLEERY Los LECTORES Y LA LECTU RA / 209
208 / ÜA\' ID f1NKELST EIN y

. . de un pequeño número de libros como de la necesidad de leer manuales de instrucciones u hojas de


nar y d 1scutlf acerca .
la Biblia o The Pilgrim's Progress [~I progreso del feregrmo], de edidos. En este momento, la mayoría de los países elimina-
-1684). Despues de este penado, los lec- pon ciertas restricciones a lo impreso, especialmente las cargas
Joh n Bunyan (1678 , .
t do lo que podian, promiscua y vorazmen- ~scales, y cuando los precios bajaron se produjo un auge de
tores d evora ban o ..
.t es como [a fam1ha Oudot, en Troyes, producía todo tipo de material de lectura. Si una compra directa todavía
te· 1os ed I or , .
' h de material impreso relativamente barato para no era posible o deseada, entonces había suscripciones a las
una ava 1anc a .
. e apetitos (Charuer, 1987). No solo la gente leía bibliotecas o clubes que permitían pedir libros prestados por
saus1acer sus ,
, · e también había más gente que leia. Las tasas de una pequeña cuota. En la medida en que las redes ferroviarias
mas smo qu .
alfabetización, como lo demuestra la capacidad de firmar con se expandieron, la lectura se convirtió en el método preferi-
do para sobrellevar el viaje, y se establecieron librerías en las
e1 prop1·0 nombre, iban en aumento en las . zonas rurales, así
como en los pueblos y las ciudades (Char~er, 19896). A su vez, estaciones para satisfacer esta nueva demanda. W. H. Smith
la demanda de material educativo, en particular los manuales y abrió su primer puesto de libros en la estación de Euston, en
abecedarios, aumentó, y tales libros comenzaron a reemplazar Londres, en 1848 (el ejemplo de H achette en Francia ya se
a las obras religiosas como base del catálogo de los editores. ha expuesto en el capítulo 5). La introducción del alumbra-
Desde 1686, la Iglesia Luterana de Suecia tenía una política de do de gas mejoró la iluminación. El tiempo libre, aunque en
premios y castigos para aume~ta,r las tasas de alfabetización: un primer momento solo fuera los domingos por la tarde, fue
se alentaba a las mujeres que V1V1an en el campo para que les aumentando poco a poco. La lectura en voz alta revivió en las
enseñaran a leer y escribir a sus hijos, y se les prohibía la euca- lecturas familiares y en los salones literarios, pero ahora era de
ristía v el matrimonio a las personas analfabetas. L a estrategia naturaleza predominantemente solipsista. Las lecturas públi-
ruvo éxito y el porcentaje de los que sabían leer aumentó un cas de Dickens de su propio trabajo atraían audiencias masivas
80% , aunque el número de las personas capaces de escribir era en Gran Bretaña y Estados Unidos, así como sus publicaciones
mucho más bajo. captaban una lectura masiva.
A fines de siglo, las naciones de Europa occidental y Amé-
La industrialización de la lectura rica del orte habían alcanzado una tasa de alfabetización de
aproximadamente el 90% de su población (Monaghan, 1989;
Los cambios radicales del siglo XIX, sobre todo la urbani- Fischer, 2003). Las desigualdades entre la ciudad y el campo
zación de una población al servicio de complejas necesidades eran menos pronunciadas, así como las diferencias entre los
fabriles, trajo la necesidad de una fuerza de trabajo más alfa- hombres y las mujeres. La existencia de estas últimas como
betizada, que solo podía crearse si el Estado se abocaba a la un mercado lector distintivo se reconocía más claramente en
educación pública y obligatoria para las clases más baja~. La la variedad de publicaciones dirigidas a los supuestos gustos y
industrialización de la producción de libros -el abaratarmento necesidades femeninos . La forma preferida del libro eran las
de las copias- estableció un círculo virtuoso entre productores novelas de todo tipo -desde las literarias a las descartables, des-
y consumidores -gente más pobre-. . ~e Walter Scott a las aventuras de Buffalo Bill. Algunos nove-
La lectura puede haber sido una habilidad de superviven: listas, como Scott o Julio Veme, eran capaces de trascender las
cia de las sociedades industrializadas, pero su uso fue más alla barreras de la lengua, y las muchas traducciones de sus obras
2 10 / DA,·rn F1 N KELSTEIN v AL1sTAIR McCLEERY Los LECTORES v LA LECT U RA ¡ 211

les dieron público y fama internacional. Los libros eran un recaudar un~ tasa específic~ (un impuesto local) para pagar
medio de masas. Sin embargo, competían por los lectores con sus costos directos. En Ed1mburgo, donde escribimos este
otros productos de la culrura de la imprenta, como periódicos libro, eso condujo a la creación de una sólida biblioteca cen-
y revistas. La conspiración repuso la competencia cuando las tral, con una impresionante colección de referencia y de no
series de las revistas se reimprimieron en forma de libro, como ficción, y seis bibliotecas comunitarias en una ciudad relati-
en el caso de Dickens o Victor Hugo; de todos modos, los pe- vamente compacta. El apoyo público se vio reforzado por el
riódicos y revistas rivalizaban en la oferta de una amplia gama patrocinio privado: en _el caso de Edimburgo, por la editorial
de material informativo y, desde fines del siglo XIX, también Nelsons y por Carneg1e, el magnate del acero (que hizo do-
de entretenimiento. Su diversidad les permitía focalizarse en naciones a bibliotecas, tanto en Gran Bretaña como en Esta-
grupos especiales de lectores de una manera muy eficaz, y el dos Unidos). El énfasis en la no ficción en estas bibliotecas se
uso cada vez más sofisticado de la ilustración les daba una ven- fundó, sobre todo, en el deseo de no utilizar el dinero público
taja en el mercado de masas (West, 1985). en algo trivial y potencialmente corruptor como la ficción,
Durante el siglo XIX, los editores comenzaron a ver a los y también en que las novelas eran el alimento básico de la
niños como un mercado distintivo al advertir, una vez más suscripción o de las bibliotecas privadas (Rose, 2001). No es
un crecimiento en el ingreso disponible de los padres, así' que ellos renunciaran a su derecho a no almacenar un libro
como un nicho provisto por la escuela y los premios de la que pudiera ofender y, de hecho, a participar en una censura
escuela dominical. Desde la década de 1870 en adelante, la preventiva, en relación con los editores siempre deseosos de
educación primaria obligatoria se convirtió en la norma en complacer al comprador de un volumen clave. Sin embargo,
Europa occidental. La demanda de textos educativos aumen- una fuerte tradición de autodidactisrno entre la clase trabaja-
tó, al igual que las oportunidades para la producción de otras dora inglesa y alemana permitió una combinación entre sus
publicaciones diseñadas para los niños en el h ogar. Los edi- necesidades y lo que las bibliotecas públicas estaban dispues-
tores de libros eran capaces de competir con éxito en este tas a proporcionar. Las autobiografías y otros testimonios
mercado debido a los prejuicios de los padres en favor de existentes, como los diarios, revelan el poder del deseo de
los libros -más valiosos, más sustanciales- y en contra de las aprender, de adquirir saber y comprensión. Máximo Gorki
revistas -más frívolas, más transitorias (Hunt, 2001). Sigue tituló, de manera irónica, un volumen de su autobiografía
siendo dudoso si los niños preferían el material didáctico co- lvlis universidades (I 923), ya que ellas incluían extensas jor-
múnmente encontrado en los libros, porque los recuerdos de nadas en una variedad de empleos en el curso de los cuales
los adultos dignos y sustanciales pueden ser poco fiables en él trataba de mantener su propio programa de lecturas. El
la invención de su propia infancia. Solo unos pocos escritores personaje central de The Stars Look Down [Las estrellas miran
como Verne tenían la fuerza imaginativa como para escapar hacia abajo] (I 93 5) de A. J. Cronin lee ávidamente mientras
de las cadenas de la pedagogía. ~abaja como minero hasta que escapa de la mina cuando o b-
Las bibliotecas públicas fueron particularmente claras en tiene una beca para ir a la universidad. Lee bajo condiciones
que las secciones infantiles debían alojar únicamente litera- -fatiga, poca luz, falta de privacidad- que le dan una nota de
tura edificante y moral. En Gran Bretaña, la mayor parte de autenticidad a la novela.
ellas habían sido fundadas después de I 850, cuando se podía
2 12 / DA,·10 f1NKFLSTEIN v Ar.1sTA IR M cC LEERY Los L ECTORES v l.,\ LECTU RA ¡ 213

La naturaleza de la lectura ella quieran sin límites ni restricciones. Una visión más mode-
rada acuerda con que _la lectura no es una actividad pasiva en
La aparición de nuevos medios de comunicación, como el la que el lector decodifica un texto con un único significado.
cine, la radio, y luego, a principios del siglo XX, la televisión, Esto puede haber ~id~ cierto _e n el caso de los primeros regis-
que venía a unirse a los rivales existentes a lo impreso, marcó tros, y puede seguir siendo cierto para el equivalente de hoy
no solo un aumento de la competencia, sino también la con- del recuento de!Jack Cacle, pero no es una característica de la
firmación de que el libro había perdido su condición de medio mayor parte de lo que leemos. En el pasado, la Iglesia y el Es-
de masas, mientras que la lectura seguía siendo tan importante tado (y los autores) pueden haber tratado de imponer un sig-
como siempre. Incluso las primeras películas mudas se basaban nificado particular sobre un texto, pero los textos y los lectores
en la capacidad de la audiencia para leer y llenar los vacíos en se resisten a esta conformidad. Wolfgang Iser sostiene que el
la narrativa o para explicar elementos complejos de ella. La significado surge de la interacción entre el texto y el lector
televisión contemporánea se caracteriza, por lo menos en sus (Iser, 1980). Para producir sentido, el texto trae sus palabras,
emisiones de noticias, por el uso de a veces dos o más carteles un conjunto de unidades lingüísticas, mientras que el lector
de textos estáticos o en movimiento, además de las imágenes trae un conjunto individual de experiencias que tiñen el valor
y el sonido. En decir que la alfabetización no ha cambiado, semántico dado a las unidades por separado y en conjunto. I o
pero la naturaleza de lo que se lee cambió en el transcurso del hay, por lo tanto, significado "correcto", aunque el rango de
siglo XX. El crecimiento de las ediciones económicas como sentidos posibles está limitado por la naturaleza fija del texto,
las de Reclam o Penguin, y el éxito de ciertos libros que son de las palabras que lo componen. Jerome McGann añadiría en
éxitos de ventas como la serie de Harry Potter no logra borrar este punto que el lector no interpreta un texto, sino un objeto
la disminución general en la lectura de libros como actividad material: el libro, en el que las palabras del texto están en una
si se mide por el número de participantes (McCleery, 2002). tipografía y en un tamaño en particular, sobre un papel espe-
Por otra parte, hay cierta evidencia anecdótica de que el uso cial, en un determinado libro, entre las tapas específicas, y que
de tnblets, iPads y otros dispositivos electrónicos para acceder estas particularidades del libro físico también influyen y limi-
a material textual está aumentando la demanda de material de tan la gama de significados posibles (McGann, 1991).
lectura bajo otras formas diferentes de la impresa. En todo el Stanley Fish podría, en nuestra mesa redonda imaginaria
mundo desarrollado, puede haber menos personas leyendo sobre la lectura, remarcar que esa gama se ve limitada por
obras impresas, pero más textos electrónicos. Tal vez una pre- los valores, experiencias y referencias culturales de los lecto-
gunta que debemos hacernos es si esta es una tendencia que va res individuales (Fish, 197 6). Continuaría diciendo que estos
a continuar, lo que demuestra una interacción social con los son menos singulares de lo que a veces nos atrevemos a pen-
textos similar a la que se vio durante la larga transición desde sar. El hecho de que hay muchos lectores de un texto no se
las obras escritas y manuscritas a las impresas. traduce necesariamente en una amplia gama de significados,
El acto de la lectura puede parecer más anárquico en tér- ya que nuestros valores, experiencias y referencias culturales
minos de pérdida de la autoridad textual. El ala extremista de compartidas limitan ese rango. Un significado común, como
la perspectiva del lector-como-intérprete argumentaría que el en el caso de la novela de Schlink mencionada al principio de
lector puede crear, a partir de un texto, cualquier cosa que él 0 este capítulo, señala nuestra pertenencia a las "comunidades
21-l / D.w rn F1NKELSTEI N Y A.L1sTAIR McCLEERY Los L ECTORES v I.A LECTU RA/ 215

interpretativas", grandes grupos de pers~nas con las que com- artir de estos símbolos en tinta que nosotros hemos escrito
partimos valores, experiencias y referencias culturales. Uno de P el editor ha optado por presentar en este formato- y de la
los elementos positivos de pertenecer a un gru~o de lectura, ya historia social de la recepción -por qué usted compró o pidió
sea virtual, como el de Oprah, o uno que _se r~une en una casa, prestado este libro, quién es ust~d, dónde y cuándo usted está
librería O biblioteca, es el sentido de sohdandad derivado no
1 endo esto-, que a menudo se Junta con detalles de otros lec-
solo de una actividad común, al leer el mismo libro, sino tam- e~es para crear un perfil social del lector. La historia del libro
bién de la pertenencia a una "comunidad interpretativa" expre- ~:ede hacer uso de relatos individuales de lectura y de fuentes
sada a través de puntos de vista comunes o cercanos acerca de t dísticas más amplias, así como de los libros, para crear una
ese libro (Hartley, 2001). A partir de las entrevistas de Janice ~:s:oria de lectura en sí misma que va desde la primera decodi-
Radway con los lectores de fi~ció~ rom~n?ca, es evidente que ficación de datos comerciales y administrativos hasta la ex:ensa
ahí se tiene un sentido de sohdandad smular (Radway, 1984). a menudo ecléctica naturaleza de la lectura contemporanea.
Este es el punto donde la lectura que se ha desarrollado como ~al historia proporciona una corrección necesaria al _énfa~is en
un acto interpretativo individual y la lectura como una activi- la producción de libros típicos d_e ~a_n parte de la h1stona del
dad social distintiva se cruzan y se combinan. libro anterior; ayuda a la humamzac1on del campo, sobre todo
al pedirnos que reflexionemos sobre nuestra propia experien-
cia como lectores.
Co CLUSIÓN

Usted ha finalizado la lectura de este capítulo, y al hacerlo CUESTIONES PARA PENSAR


debería estar familiari zado con algunos de los conceptos de los
estudios de lectura y la historia del compromiso social con la Lo dejamos con algunos puntos a considerar después de leer
más democrática e importante de las habilidades comunicati- sobre el cómo, el qué y el porqué de la lectura. A lo largo de
vas. Con un mayor o menor grado de facilidad, usted ha usa- la historia, algunos tipos de materiales de lectura y modos de
do una habilidad que se considera esencial, en términos tanto lectura fueron promovidos por ciertos grupos (iglesias, escue-
de su naturaleza como individuo como de su capacidad para las, bibliotecas, grupos políticos) con la intención de dirigir los
funcionar de manera efectiva en la sociedad. Esta es una ha- patrones de lectura: ¿cómo responden y respondieron los lec-
bilidad que está indisolublemente ligada a la tecnología de la tores a esas instrucciones y recomendaciones? En la era de los
escritura, pero tiende a superarla, de manera que la "alfabeti- nuevos medios, ¿cuál es el propósito de la lectura? ¿Estamos
zación" implica fundamentalmente la capacidad de leer y solo asistiendo a un cambio significativo en la forma de acceder a
secundariamente la de escribir. Sin embargo, como los textos los libros y textos, y de leerlos? Y, finalmente, ¿cuál es el valor
escritos o impresos son los que perduran, la reconstrucción de la lectura? ¿Cómo lee usted y cuál es el mayor provecho que
de la historia de la lectura presenta dificultades respecto de la se obtiene al leer?
cantidad y la naturaleza de la evidencia disponible. La historia
del libro intenta integrar la comprensión del acto individual de
lectura -cómo alguien produce significado en este momento ª
7

El futuro del libro

l vrRODt:COÓ~

La historia de la ciencia ficción está marcada por las profe-


cías fafüdas de los escritores respetados de su tiempo. Es im-
posible predecir el fururo; solo se pueden extrapolar tenden-
cias, y estas no prestan especial atención a los posibles cambios
independientes (este punto de vista está en el corazón de la
serie Fundación , de Isaac A.simov). En el momento de escribir
la primera edjción de este capírulo, no podíamos predecir el
éxito del Kindle de Amazon o el iPad de Apple y, por supues-
to, mientras usted lee esto, ambos pueden haber sido supera-
dos por otros tipos de tecnología o puede que sus modelos de
comercialización hayan sido sobrepasados por nuevas formas
de distribución y propiedad. Sabemos que una banda local se
autodenominó "We \Vere Prornised Jetpack.s" [Nos prome-
tieron mochilas propulsoras], en una referencia irónica a la
visión del futuro que se hizo popular en series de televisión
como The Jetsons [Los Supersónicos]. Tal vez la metodología em-
pleada en la consideración del "fururo del libro" posea una
218 / DAVID F1NKELSTEIN v AusTAIR M c CLEERY EL FUT URO DEL LIBR O / 21 9

mayor importancia que cualquiera de las predicciones reales La evidencia


. apoya el hecho ' en contra de las sugerencias ·
hechas como resultado de ella. de su mortalidad, de que se publican cada vez más libros t t
. d , l , ano
Sin embargo, la inclusión continua de un capítulo sobre este en térmmos e titu os como de tirada, aunque, al menos en
tema deriva de al menos dos factores: los persistentes rumores los países desar:ollados, m~c~os consumidores eligen alterna-
acerca d~ la muerte del !ibro desde prin~i~i~s del siglo XX, y tivas como los libros electromcos, ya sea para informarse O por
nuestra igualmente obstmada aunque qmza mgenua visión de place:· En ~stos países, uno: ~ocos lectores leen y compran
la historia en la que el pasado prefigura el futuro. Respecto más libros, impresos o electromcos, y grupos específicos como
del primero, escritores especulativos como Wells en When The los niños o las mujeres pueden explicar la mayor parte de esta
Sleeper Awakes [Cuando el durmiente despierta] (1899), prevé un extensiva lectura. Sin embargo, hay también cierta preocupa-
fururo en el que el libro ha. sido reemplazado por otras for- ción respecto de que la naturaleza de esa lecrura pueda con-
mas de archivo y entretenimiento audiovisual. Respecto del solidar el desarrollo de una cultura global y homogénea. Po-
segundo, las dos revoluciones anteriores en tecnología de las demos analizar tanto la producción y la distribución de libros
comunicaciones -en el pasaje de la oralidad a la tecnología de a nivel mundial y la recepción de esos bienes globales dentro
la escrirura y del manuscrito a la imprenta, analizadas en los de culturas específicas. Hay sólidos antecedentes para ambos
capírulos 2 y 3- elevan el sentido de lo que estamos viviendo análisis dentro de la historia de libro y, de hecho, también hay
a la categoría de una tercera revolución en el pasaje de lo im- ejemplos que confirman que la uniformidad de la producción
preso a los medios digitales que combinan texto, gráficos y no implica uniformidad en la recepción. Este capítulo anali-
materiales orales. Sin embargo, los libros retienen por el mo- zará cuatro aspectos relacionados con el pasado inmediato y
mento un poder de comunicación y de influencia: cada gran el presente del libro -tecnología, organización de la industria,
elección política estimula la publicación de libros para pro- público lector y papel del Estado- para identificar la dirección
mover los intereses de los candidatos o las ideas sobre las que y el motor de los cambios que van a crear el futuro del libro.
han basado sus plataformas, así como anuncios de televisión,
blogs y tweets. Ciertos grupos minoritarios, como la plétora
de obsesivos de las conspiraciones, desde los creyentes en la EL DETERMINISMO TECNOLÓGICO
Atlántida perdida hasta los partidarios del Santo Grial, siguen
produciendo libros con argumentos minuciosos para apoyar La idea de que el libro es un medio obsoleto se origina en
sus puntos de vista, así como sitios web y videos en YouTube. Y una fijación con el ritmo del cambio tecnológico y la conco-
los fundamentalistas religiosos constantemente supervisan los mitante y rápida introducción de nuevas y más nuevas formas
textos escolares en busca de infracciones morales o científicas de almacenamiento, información, recuperación y circulación
a esas creencias, como también lo hacen en el caso de estre- de la información. En particular, la palabra impresa ha sido
nos de cine y descargas de música. Esta última preocupación cuestionada por una sucesión de medios digitales, desde los
acerca de los libros de texto también debería recordarnos que discos láser para CD-ROM hasta los libros electrónicos. Ella
los libros siguen siendo las herramientas básicas de la educa- conserva cierta ventaja, ya que su tecnología facilitadora, la al-
~ión en los países en vías de desarrollo y en los desarrollados, fabetización es universal o está extendida en los países en vías
' .
mcluso tal vez más. de desarrollo que no pueden pagar por estos nuevos med10s de
220 / D AV ID F1N KF.LST EIN v AL1sTAIR McCLEERY EL FUT U RO DEI. LIBRO / 22 J

comunicación mientras que estos otros medios requieren ac- sión. En efecto, esta relación y la comercialización general de
ceso a tecnolo~ías que no son de acceso universal o que, como los derechos de propiedad intelectual, que se describen en el
en el caso de los discos láser, son obsolescentes Yplantean cues- capítulo 4, trajeron para muchos editores una renovada pros-
tiones de "edición futura". La palabra impresa sale perdiendo peridad, en el mejor de los casos, o un medio de supervivencia,
frente a la posibilidad de buscar rápidam~~te y de recuperar en el peor.
infonnación muy diversa y frente a la habilidad de los medios Duguid hace hincapié en que el atractivo de la superación
de comunicación digitales para integrar texto, sonido e imáge- reside, en gran medida, en su claro rechazo del pasado como
nes fijas y en movimiento. La capacidad de almacenamiento de un principio en sí mismo y como un medio de caracterizar o
un dispositivo como el Kindle ~horra el peso! el volumen de publicitar, como si fueran una marca, los nuevos medios de
los libros impresos. La palabra impresa aventaJa en la variedad comunicación justamente como "nuevos" y, por lo tanto, inno-
de lenguas (y alfabetos) en el que se la puede encontrar, mien- vadores, emocionantes, revolucionarios, y necesarios. Es de-
tras que la información online está principalmente en inglés cir que el libro se convierte en el modelo o la moda del siglo
(y en el alfabeto romano) y exige conocimientos de inglés de pasado, y en una sociedad de consumo somos impulsados a
parte de todos los usuarios. Puede incluso, como en el caso de rechazarlo a favor de lo "nuevo". Hay que señalar la tendencia
los mensajes de texto, convocar cada vez a la comprensión de opuesta, por ejemplo en la escritura de Sven Birkerts, es decir,
una variante particular del inglés. la idealización del pasado a través de una representación idílica
Paul Duguid (1996) introduce dos conceptos relevantes de la cultura impresa, la lectura y la educación (Birkerts, 1996).
para esta discusión: superación y liberación. El primero en- La defensa del libro ha estado a menudo en las manos de con-
carna la idea de que las nuevas tecnologías reemplazan y bo- servadores en el ámbito de la cultura, como Harold Bloom,
rran las viejas. En el caso del libro, significa que los medios que se preocupan por la preservación de ciertos libros y cier-
digitales lo han asesinado o lo están asfixiando lentamente. La tas formas de lectura que les parece que encarnan una cultura
historia del libro ayuda a poner este panorama en perspectiva. del pasado y que sus valores claros deben confrontarse con la
A principios del siglo XX, los entonces nuevos medios analó- naturaleza confusa de lo contemporáneo (Bloom, 1996, 2001).
gicos como la radio, el cine y, más tarde, la televisión, también El uso del término "cultura" aquí es clave: la preocupación no
desafiaron y finalmente revocaron la supremacía del libro y de es acerca de las enciclopedias, los libros de recetas de cocina,
lo impreso en general como medio prácticamente monopólico los manuales de ayuda, o en general, cualquier cosa que ten-
de la comunicación y la información. El libro, sin embargo, ga un valor meramente informativo. Esto deriva de un estatus
no se extinguió: como hemos señalado, los editores desarro- privilegiado que se le da a la literatura, la biografía, el ensayo
llaron nuevos formatos como el libro en rústica, extendieron académico -especialmente en las Humanidades-y, en general,
la variedad de puntos de venta y aprovecharon una relación cualquier cosa que tenga un potencial valor cultural. En parte,
simbiótica con los productores de medios analógicos, tanto al esta es una preocupación por preservar material significativo a
ofrecerles una fuente de material para la radio, el cine, Yla ~e- largo plazo, en oposición a aquel que tiene utilidad inmediata;
levisión, como al explotar la popularidad de los nuevos medws en parte, esta es también una forma de nostalgia reaccionaria.
de comunicación mediante la creación del libro basado en la Como tal, queda claro que los "revolucionarios", los defenso-
serie de radio, la película, o vinculado al programa de televi- res de la naturaleza omniconquistadora de los nuevos medios
222 / D Avm F1NKELSTEIN v AL1sTAIR McCLEERY EL FUTURO D EL L IBRO/ 223

de comunicación, y estos defensores del libro ofrecen visiones formación, en el pasado, literalmente proporcionada por el
absolutistas y simplistas de los dos extremos de lo que, de he- imprimátur del libro. También niega la importancia del libro
cho, es un espectro. . en la creación y el apoyo a las comunidades sociales, desde las
La idea de la "revolución" de los nuevos medios a menu- "comunidades imaginadas" de lo nacional, de Benedict Ander-
do deriva de la sensación de que de alguna manera liberaron son hasta la "comunidad interpretativa" de lectores de relatos
la información, en oposición al control y restricción que de amorosos de Janice Radway (Anderson, 1982; Radway, 1984).
ella ejercería el libro. El segundo concepto de Duguid, la li- Inversamente, el acceso online puede subrayar el aislamiento
beración, se basa en la idea de que las tecnologías digitales, del individuo, desintegrando en lugar de formando "comuni-
Internet en particular, empodera a todos al proporcionarles la dades virtuales". Esto se opone a la visión de McLuhan sobre
capacidad de convertirse en autores cuya obra puede ser leída la "aldea global", sin duda basada en los efectos de la televisión
y ampliamente apreciada. La computadora ha reemplazado no a mediados de la década de 1960 más que en las tecnologías
solo la máquina de escribir, sino también al editor y al librero. digitales y en Internet (McLuhan, 1962, 1964). McLuhan, una
La liberación no crea la "muerte del autor", sino la transfor- clara influencia en la caracterización de la oralidad de Ong,
mación del autor en su propio editor. La liberación también sostuvo que mientras que la alfabetización -y, en particular, su
puede implicar el relajamiento de los lazos legales de propie- adaptación a la forma impresa- promovía un pensamiento li-
dad intelectual y no solo la disponibilidad de material, sino neal y secuencial así como la lectura individual, las tecnologías
también la aparente licencia para hacer diferentes versiones de de posimpresión recreaban el diálogo socrático y llevaban al
él. Jay David Bolter, un defensor de la predestinada margina- mundo a la aldea de la cultura oral (Ong, 1982). Manuel Cas-
lidad del libro, escribe: "La computadora está reestructurando tells, nuestro McLuhan contemporáneo, cree más bien en la
nuestra actual economía de escritura. Está cambiando el esta- convergencia de los medios de comunicación digitales que da
tus cultural de la escritura así como el método para producir origen a la sociedad-red, que conduce a una experiencia cultu-
libros. Está cambiando la relación del autor con el texto y del ral compartida (Castells, 1996). Por cierto, los miembros del
autor y el texto con el lector" (Bolter, 1991: 3). Las tecnologías movimiento antiglobalización temen una homogeneización
digitales, desde el punto de vista de los revolucionarios libera- de la cultura y la creación uniforme de una aldea global esta-
cionistas, actúan como el Robin Hood de la cultura contem- dounidense, que suele presentarse en forma abreviada como
poránea, permitiendo el robo de la informatización y el poder "coca-colonización" del mundo; ellos consideran los medios
de los ricos para empoderar a las comunidades democráticas. de comunicación con sede en Estados Unidos y el dominio
Toda la información se convierte en algo a disposición de to- lingilistico de Internet por medio del inglés como motores del
dos los consumidores. proceso (Tunstall, 1994). Este es un punto al que volveremos
Una versión de este argumento subyace a la idea de que en el siguiente apartado.
el fax y la fotocopiadora trajeron aparejados el fin de la Gue- Sin embargo, hay una valiosa lección adicional que se des-
rra Fría, mientras que Internet y el correo electrónico tie~en prende de la historia del libro y su énfasis en la publicación
la capacidad de cambiar sociedades de control como Chma como un acto de socialización. Los circuitos de la comuni -
(\Virtén, 2003). Es un argumento que, aunque sea plausi~le, cación, similares al modelo de D arnton, efectivamente exis-
subestima la necesidad de algún tipo de validación de la m- ten Y están siendo desarrollados para las tecnologías digi tales
22-t / DAYrn F1NKELSTErN v AL1sTAIR McCLEERY EL FUTURO DEI. L IBRO / 225

(Darnton, 1982b). Estos pueden no ser me~amente el empo- el ritmo de la aceptación del mercado. Algunas veces, los lec-
deramiento del individuo como autor y editor, ya sea indivi- tores tendrán que aprender nuevas formas de producir sentido
dualmente O como parte de un esfuerzo colectivo y de colabo- a partir del lib~o electróni~o;_ o~r~s veces, las nuevas formas del
ración, como Wikipedia. Han aparecido nuevos empresarios libro electrómco fracasaran 1mc1almente en el mercado debi-
e instalaciones de sitios web como Smashwords o Scribd que do a la resistencia de los consumidores. Esta resistencia por
desempeñan funciones similares a las de los agentes dentro de el momento deriva de un sentido de inseguridad e inestabili-
versiones de Adams y Barker del modelo de D arnton (Adams dad atribuido a los libros electrónicos (en comparación con los
y Barker, 1993). Tiendas como Amazon Kindle Store o iBooks impresos), que incluye cierta preocupación por la propiedad,
de Apple (iTunes) han ganado un lugar predominante como transferencia y reventa. Irónicamente, estas ansiedades no pa-
intermediarios en muy poco tiempo. Sin embargo, los libera- recen ser compartidas por los editores y los minoristas, aunque
cionistas proponen una visión descentralizada, en algún lugar ambos grupos sí están preocupados por la amenaza a su propia
entre el individuo empoderado y la industria artesanal como propiedad y control, que proviene de la piratería digital.
es caracterizada por los fanzines, que subestima el poder de Los autores, editores, minoristas, y los lectores no pueden
la profesionalidad de la presentación (y el imprimátur), así ignorar los libros electrónicos, pese a todo lo que ignoren
como el instinto de supervivencia de las industrias existen- acerca de su desarrollo futuro. Para los autores, la falta de in-
tes. El contexto institucional contemporáneo de los nuevos versión por parte del editor en papel, impresión, encuaderna-
medios de comunicación, en términos de producción y dis- ción y transporte debería traducirse en una mayor proporción
tribución, sigue siendo con frecuencia el de la corporación del precio del libro electrónico que deberían recibir como pre-
transnacional, que contiene en sí una división de edición de mio por su creatividad. Los esfuerzos de autopublicación o de
libros (impresos y electrónicos) como parte de sus operacio- hacerlo a través de un facilitador tecnológico, por supuesto,
nes mediáticas globales. aumentarán los ingresos del autor aún más, pero, como hemos
El crecimiento de los libros electrónicos es paralelo al de argumentado anteriormente, esto puede implicar sacrificar
la época inicial de la imprenta, en particular durante la Re- ventas y derechos como consecuencia de la garantía de calidad
forma; y así como los primeros libros impresos reflejaban a en la edición y la profesionalidad en la comercialización que
los manuscritos en su apariencia y organización, también, los ofrece la editorial. Los editores mismos deben dejar en claro
e-books contemporáneos ofrecen meramente un análogo digi- el valor de esos servicios y al mismo tiempo invertir, como lo
tal del libro impreso. De hecho, muchos de ellos representan han hecho siempre, en la mejora de los contenidos: en el con-
la digitalización del fondo editorial con la ventaja para los con- texto de los libros electrónicos, por medio de la explotación
sumidores de que todo está disponible y nada se "agota". Sin de la plataforma técnica para agregar valor a la experiencia del
embargo, si el paralelismo con el desarrollo del libro impre- lector. Aquellos editores que se contentan simplemente con
so es válido, entonces, los experimentos actuales para mejorar crear una larga lista de libros electrónicos mediante la digita-
los contenidos se traducirán en nuevos formatos para el libro l~zación de su fondo editorial impreso no sobrevivirán mucho
electrónico que guardará apenas un parecido superficial con su tt~mpo sin innovación. El dominio de un pequeño número de
antepasado. Tales desarrollos producirán nuevas demandas ~e minoristas, sobre todo Amazon y Apple, que también diseña-
lectores (usuarios) y el potencial tecnológico tendrá que seguir ron los dispositivos en los que se leen los libros electrónicos,
A. TAIR McCLEERY EL FUTURO DEL L IBRO / 227
226 ¡ D.wrn F1NKELSTEIN v ru-I S

rdurar sin un competitivo mercado empresarial. uno y no necesaria~ente el m~s importante (el ejemplo dado
no puede p e . d fi. l era News Corporatlon, propiedad de HarperCollins). Esta
La falta de interoperabilidad, el '.ntent~ e Jar os pr~cios, la
. • · , d ¡ contenido potencial debido a las espec1ficaciu_ distinción se ha vuelto menos clara de lo que se sugería antes,
l1m1tac.:1on e
nes de los dispositivos: todos se o~onen a su doble oligopolio en tanto las empresas que habían crecido como resultado de
(vender a los lectores) y ~ligopsoruo (comprar de los editores) la integración horizontal también comenzaron a expandirse
que persiste por mucho tiempo. a través de la integración vertical de las actividades arriba y
abajo del núcleo del negocio editorial. La transición en cur-
so -impulsada en parte por las tecnologías digitales, desde las
LA GLOBALIZACIÓN DE LOS MEDIOS editoriales que producen solamente libros y, por ejemplo, los
estudios que producen exclusivamente películas y programas
En este apartado, la globalización se refiere específicamente de televisión , hasta los conglomerados que hacen las dos cosas
a tres áreas de la reciente historia del libro que podrían afec- (y más)- ha borrado la distinción entre los dos tipos de conglo-
tar nuevamente su futuro: la propiedad predominantemente merados a partir de la década de 1990. La posibilidad de explo-
transnacional del sector editorial de los medios de comunica- tar el material digital, ya sea texto, sonido o imagen, a través
ción; el creciente flujo transnacional de libros, no como obje- de una serie de medios de comunicación, ha agregado valor
tos materiales, ni siquiera como libros electrónicos, sino como al término "sinergia", frecuentemente degradado. Los conglo-
fuente de textos que pueden ser traducidos, tanto en otras len- merados originalmente editoriales comparten ciertas caracte-
guas como en otros medios de comunicación; y la supuesta rísticas de otras industrias mediáticas contemporáneas: la gran
homogeneidad de la cultura transnacional. Estas tres zonas no inversión de capital, la producción en masa para el mercado de
son elementos discretos sino aspectos· de un proceso fortale- masas, y la creación de productos comercializables que tam-
cido y cíclico al cual se le aplica el término "globalización" bién pueden constituir un bien cultural.
(Giddens, 1990). Greco registró una tendencia al alza general de las fusiones
Como se señaló al final del capítulo 3, durante la segunda y adquisiciones en Estados U nidos entre 1960 y 1989, a pesar
mitad del siglo XX, las editoriales se unieron a través de com- de que las reformas fiscales introducidas por el Congreso de
pras y fusiones para formar grandes conglomerados, a menudo Estados U nidos dieron lugar a una posterior desaceleración
transnacionales. A partir de esto parecería que la industria edi- de la actividad (Greco, 1995). En un nuevo estudio publicado
torial se ha convertido en uno de los motores de la globaliza- en 1996, localizó una impresionante reanudación de las fusio-
ción de la cultura, del mismo modo que se la había percibido nes Y adquisiciones desde 1990: contabiliza un total de 5 57
como capaz de proporcionar la fuerza motriz de la Reforma, el adquisiciones de medios entre 1990 y 199 5, que se acerca a
Renacimiento y la Ilustración. Sin embargo, también se obser- to~a la serie durante el período cubierto por el análisis an-
vó que habían surgido dos tipos de conglomerados: uno basa- terior (Greco, 1996). Esta segunda fase durante la década de
do principalmente en lo impreso y que operaba en un número l 990 creó grandes conglomerados mediáticos transnacionales
de países diferentes (el ejemplo dado fue la Bertelsmann, con q~e abarcan una amplia gama de productos y actividades. El
sede en Alemania), y otro que trabajaba con diferentes medios ª~º 2000 marcó no solo el final del siglo, sino también la fu-
de comunicación, entre los cuales la edición de libros era solo s10n de AOL -principalmente un proveedor de servicios de
228 / DAv10 F1~KELSTEtN v AL1sTAI R M cCLEERY
EL FUTURO DEL LIBRO/ 229

Internet, con Time-Warner, un conglom~rado mediático que empresas editoriales (Meier y Trappel, 1998). Los porcentajes
incluye la edición de libros, para constrmr ~a mayor de estas variaron desde 95 en los Países Bajos y el R eino U nido hasta
corporaciones en el mundo. Durante ese m1smo año, el con- 42 en Finlandia. Bagdikian recopiló una medición de la con-
glomerado francés Vivendi, que com~r~~?e tanto u~a división centración del mercado de medios analógicos en Estados Uni-
de servicios ambientales como una d1V1s1on de medios, dentro dos desde 1983 (Bagdikian, 2000). Considerando las empresas
de la cual la publicación de libros era un componente clave, predominantes de publicación de libros, periódicos y revistas,
adquirió Universal con sus amplios intereses en música, cine televisión y cine, se preguntó cuántas de ellas se necesitaban
y televisión. Muchos otros conglomerados mediáticos fueron para llegar al 50% del mercado. Sobre esta base, Bagdikian
incitados por la "manía del puntocom" de la década de 1990 a obtuvo cifras anuales acerca de la concentración del mercado
invertir en las nuevas tecnologías y productos digitales con los en el caso de los medios de comunicación: de 50 empresas en
que complementar y promocionar, de manera cruzada, los in- 1983 se pasó a 29 en 1987, 10 en 1997 y solo 6 en el año 2000.
tereses existentes en servicios y productos análogos, incluyen- La importancia de esta concentración reside en las conclusio-
do, nuevamente, la edición de libros. La sinergia buscada por nes que los críticos han sacado acerca de la elección, calidad y
estas empresas se basaba en un claro modelo de integración, "coca-colonización". Esta concentración da como resultado,
dependiente él mismo de la capacidad de trasladar el valor de se argumenta, una disminución de la posibilidad de elección
la propiedad intelectual de un medio a otro. El avatar de ese del consumidor y un aumento de la uniformidad de la cultu-
modelo era la Disney Corporation, cuya clara conciencia del ra transnacional (exagerada, a su vez, por la comercialización
valor de sus marcas, como Mickey Mouse, provocó incluso un integrada de una gama de productos mediáticos dentro de un
cambio en la ley de propiedad intelectual de Estados Unidos. mismo grupo). Esto parece contradecir evidencia como la pre-
La explotación de esas marcas incluía no solo las películas, la vista por Greco al indicar solo en Estados Unidos un incre-
televisión, los parques temáticos, CD y merchandising o comer- mento en los nuevos títulos que va desde 15 .012 en 1960 a
cialización, sino también la publicación directa o la licencia de 53.446 en 1989 (Greco, 1996).
los libros para niños basados en ellos, a la vez como forma de Una explicación a la aparente contradicción puede radicar
lanzamiento de nuevos productos y como parte del desarrollo en la falta de diversidad y en cierta dócil homogeneidad dentro
continuo de los establecidos desde hace tiempo. del aumento en el número de títulos. Hay un mecanismo par-
La consolidación de la publicación dentro de los grupos ticular que crea y refuerza constantemente el rechazo a asu-
multimediáticos a través de estos procesos de toma de pose- mir riesgos dentro de los conglomerados y que los distingue
sión, fusión e integración, ha dado lugar a una concentración de las editoriales independientes. Cuando un conglomerado
del mercado del libro (a su vez exagerada a través de ejem- toma una compañía, el énfasis cambia del subsidio cruzado
plos de integración horiwntal, como la adquisición, en el Rei- de los títulos a la idea de que cada título haga por sí solo una
no Unido, de Hodder Headline por W. H. Smith, un trato contribución determinada tanto a los gastos gen erales como a
que siguió a la compra que hizo Smith de la distribuidora de las ganancias. Cuando el conglomerado Bertelsmann se hizo
John Menzies). Meier y Trappel recopilaron estadísticas de la cargo de Random H ouse en 1998, los nuevos propietarios es-
Unión Europea para confeccionar un índice país por país de peraban que Random House diera una ganancia del 15 % y
la porción del mercado correspondiente a las cinco principales aumentara la facturación en un 10% anual. Esto habría su-
EL FUTURO DEL LIBRO / 231

2 30 / D ,wm FtNKELSTEIN Y ALrsTAIR McCLEERY

chazar "lo seguro" como positivamente, como en la recomen-


puesto un salto en las ganancias de un millón de dolares a 150 dación, mediante el boca a boca, de Captain Corelli's Mando/in
millones de dólares en ventas anuales de aproximadamente [La mandolina del c~pitán Corelli]- no deja de tener promoción
1.000 millones de dólares; esto habría implicado también un y publicidad (Gardmer, 2000).
incremento concurrente en aquellas ventas de 100 millones El pesimismo cultural que es el legado de la Escuela de
de dólares (Schiffrin, 2001). Como corolario, se hizo hincapié Fráncfort de críticos sociales de principios del siglo XX -es-
en una lista de novedades con un impacto inmediato en lugar pecíficam ente la estigmatización de la producción m asiva de la
de la construcción de un fondo editorial que podría haber au- cultura y su incorporación dentro de un proceso industrial y
mentado considerablemente las ganancias, incluyendo ahora del capitalismo moderno-, ha dado lugar a preocupaciones no
los libros electrónicos. André Schiffrin resume la siguiente solo acerca de la elección y la diversidad, sino también acerca
conclusión: "La lógica centrada en la ganancia empezó a ser de la calidad de lo que se ofrece (Adorno y Horkheimer, 1944).
contraproducente. La necesidad de que cada entidad [dentro En este sentido, hay un vínculo evidente con los conservadores
del conglomerado] alcanzase un incremento anual en las ven- culturales que defienden la superviven cia del libro impreso,
tas y las ganancias obligaba a cada parte de la editorial a dupli- sobre la base de una estrecha definición de lo que es cultu-
car los esfuerzos de los otros y a competir por los títulos más ralmente significativo. El ataque más sangriento a la calidad
lucrativos" (Schiffrin, 2001 : 76). del conglomerado editorial aparece en un estudio realizado en
Los editores llevan cuentas con pérdidas y ganancias de sus 1997 por Mark Crispin Miller. Como Schiffrin, Miller revi-
títulos, y se espera que cada editor genere una cantidad prede- sa la época en que la publicación estaba más centrada en el
terminada de ventas y ganancias anuales, la mayoría de las ve-
texto que en las ganancias. Random House (pre-Bertelsmann)
ces incluso el pago que reciben está vinculado a ese desempe-
es una de las tres editoriales estadounidenses que él acusa de
ño. La necesidad de encontrar claves de "lo seguro", conduce,
pasar de las grandes novelas y otras obras de importancia cul-
a su vez a la oferta de grandes adelantos a celebridades de todo
tural a la "bosta" vendible. Él incluye en esta última libros de
tipo, esperando que la fama aporte las ventas y las ganancias
necesarias (en 1998, HarperCollins anunció que había perdido famosos, ya sea vinculados o escritos por alguna celebridad,
270 millones en adelantos). O se les ofrecen grandes adelantos libros sobre el ocio o sobre pasatiempos, ya sea la decoración,
a autores cuya obra publicada por una editorial independiente la cocina o la jardinería. Él vitupera la puesta en march a de
ha demostrado ventas "garantizadas". O, una vez más, los libros una política que conduce a las memorias "vacías y egoístas"
se producen como parte y derivados de un paquete mediático de la duquesa de York (Miller, 1997: 116). También condena
basado en una película o incluso de un juego de computadora. l~ edición y corrección mediocre que produce un libro "a me-
Y a fin de hacer de lo seguro algo aún más seguro, los conglo- dio hacer, mal informado y toscamente escrito como To Renew
merados destinan grandes presupuestos a la publicidad, em- America [Para renovar América], de Newt Gingrich" (Miller,
plean enormes fuerzas de ventas y explotan sus conexiones con 1997: 116). Si bien hay, en esta diatriba partisana, mucho con
los demás medios (a menudo dentro de una empresa emparen- lo que personalmente podernos estar de acuerdo, en lo que
tada). Incluso si el producto del conglomerado no se vende -y respecta a los méritos de determinados títulos, hay varios pro-
el público es, en ocasiones, lo suficientemente perverso como blemas de selección y falta de rigor analítico. Comienza con su
para hacer valer sus propios gustos, tanto negativamente al re- conclusión y no logra proporcionar evidencia satisfactoria que
232 / DAVID F1NKELSTEIN y AL1sTAIR M cCLEERY
EL FUT U RO DEL 1.!BRO / 233

la sustentaría. El estudio sobre el Club del Libro del Mes, de "coca-colonización" o la homogeneización de la cultura inter-
Janice Radway presenta una mejor consideración de las rela- nacional, aunque en la tradición británica de aventuras en el
ciones entre editores y sus mercados (Radway, 1997). Aunque internado, que tiene un extenso pedigrí narrativo y nacional
su tema es anterior a la era de los conglomerados, de todos (sin embargo, ha habido pocos estudios sobre la recepción de
modos proporciona un análisis convincente,_ objetivo y deta- las novelas de Harry Potter más allá del reporte sobre la re-
llado que podría aplicarse de manera productiva a los procesos acción de los fundamentalistas cristianos en Estados Unidos).
contemporáneos de selección y encargo. Esta crítica de la globalización y las actividades de los con-
Los libros producidos por los conglomerados mediáticos glomerados mediáticos transnacionales, que se encuentra, por
efectivamente encuentran un mercado internacional que, en ejemplo, en el importante trabajo de Herman y McChesney
los siglos anteriores, era un logro solo de los libros sagrados, (1997), tiene ecos de acusaciones anteriores sobre imperialis-
particularmente de la Biblia cristiana. El ejemplo de la serie mo cultural. En esencia, esto se refiere a la imposición de va-
de J. K. Rowling sobre el joven mago Harry Potter es, en este lores y normas de los países desarrollados sobre las culturas de
caso, instructivo. Estos libros alcanzaron w1 enorme éxito in- los países en vías de desarrollo, a través de la exportación de
ternacional, primero en el mundo angloparlante y luego, a me- productos mediáticos baratos con costos de producción más
dida que la serie avanzaba, a través de más de cuarenta traduc- altos (respecto de los que se habrían producido a nivel local,
ciones (el lapso transcurrido entre la publicación en inglés y la si es que hubiera alguno). Uno de los autores se acuerda de
traducción al francés de Harry Potter y la Orden del Fénix hizo haber esperado el destacado de la semana, en Acera, Ghana, en
que, en el intervalo, la versión en inglés se convirtiera en el 1972, que incongruentemente era la serie estadounidense J\1i-
bestseller para chicos -un fenómeno que se repitió en Alemania sión imposible. Tales programas (y el western serial Bonanza era
en 2007 con la publicación de Harry Potter y las reliquias de la otro de los programas favoritos de la semana, que contrastaba
muerte). Este éxito se vio ampliado cuando las novelas se lle- con los didácticos programas locales hechos en estudio) pro-
varon al cine, con la consiguiente repromoción de los títulos; veían puntos de referencia y modelos a seguir en el lenguaje y
se vio reforzado por las ventas cruzadas entre los mercados la conducta, que parecían más glamorosos que las normas y las
para niños y adultos, alentadas por los editores del libro que, tradiciones locales. La lectura, en las escuelas africanas, de Sha-
por ejemplo, tenían diferentes tapas para cada caso; y se ha kespeare y el resto del canon de la literatura en inglés - porque
optimizado mediante el control de los calendarios de salida de eran los libros (importados) disponibles-, en el mejor de los
la edición en tapa dura y tapa blanda para garantizar la venta casos, exponía a los estudiantes a diferentes valores y destacaba
máxima del formato más caro antes de lanzar el barato con una vínculos positivos con el antiguo poder colonial y, en el peor,
nueva tanda de publicidad y expectativas. El éxito ha sido sufi- creaba un sentido de disonancia con el medio ambiente del
ciente, y la reputación de los libros se ha extendido tanto que lector y desafiaba cierto sentido firme sobre la identidad local.
Rowling se hizo cargo ella misma, sin la participación de sus (El otro autor aporta el recuerdo de ver en 1976 una emisión
editores ingleses o estadounidenses, de la venta de los libros latinoamericana de una producción de la BBC TV doblada,
electrónicos (con contenido adicional). de The Golden Bowl [La copa dorada], la novela clásica del autor
Tal proyección internacional, en particular a partir de la nacido en Estados Unidos, pero de origen británico, H enry Ja-
realización de las películas, puede constituir una prueba de la mes. Esta experiencia también pone de relieve la continua ex-
234 / DAVID F1NKELSTEIN y AL1 sTAIR M cCL EERY
ET, FUTURO D F.L LJR RO ¡ 235

plotación de los textos a través de diferentes medios y diversas reconocer a este último como agente clave en la creación de
lenguas.) Treinta años después, la acusación de imperialism sentido (Barthes, 1977). Tal como se analizó en el capítulo an-
cultural en ambos casos parece ser débil, ya que exhibe cien~ terior, teóricos como Iser y Barthes privilegiaron el papel del
incapacidad para comprender tanto la dinámica naturaleza de lector en su interacción con el texto por sobre el del autor
las culturas y la creación activa, por parte del lector, del signi- (Iser, 1980). Así, en el momento del triunfo, también puede pa-
ficado a partir de los textos - tal como se expuso en el capítulo recer que el lector está en peligro de muerte o de una gradual
anterior- en lugar de su absorción pasiva. desaparición (aquí "lector" significa lector de libros). Informes
Sin embargo, los libros han sido menos cómplices que otros de Inglaterra y Estados Unidos de la última década enfatizan
medios en la "coca-colonización": las diferencias lingüísticas la caída en el número de tales lectores. El informe del Nacional
siguen siendo respetadas por las comunidades de diferentes Endowment for the Arts de 2004, en Estados Unidos, cuanti-
lenguas, los libros suelen adaptarse a las distintas culturas fica ese declive como una caída desde el 56,9% de adultos que
como lo demuestra el ejemplo de Harlequin, y los editore~ leían ficción por placer en 1982 a un 46, 7% en 2002 (NEA,
más pequeños y locales o las editoriales de nicho pueden con- 2004). El factor central para tal declive fue la competencia con
tinuar creciendo sobre la base de los más altos niveles de crea- otras actividades en la ocupación del tiempo libre: la televisión
tividad y las más bajas inyecciones de capital (sobre todo en ya no sería el mayor rival y, de hecho, promovería la lectu-
comparación con el cine y la televisión) (Wirtén, 1998). Los ra de libros de diferentes maneras. El período considerado ha
conglomerados controlan estas empresas más pequeñas y con visto el crecimiento en el uso de Internet como una actividad
frecuencia se apoderan de ellas debido al alto valor que le dan de ocio, así como la proliferación de los juegos para consola
a la creatividad y la innovación que encuentran allí. Greco se- y computadora. El informe también señala con cierta incre-
ñaló en su estudio sobre las fusiones y adquisiciones que el dulidad que el declive llega durante un período en el que se
número de editoriales en Estados Unidos ha aumentado de multiplican los C lubes del Libro (incluyendo el espectacular
993 en 1960 a 2.298 en 1987 (Greco, 1995 : 234). La existencia éxito del Club del Libro de Oprah por televisión), las librerías,
de estas empresas más pequeñas que atienden las diversas ne- tiendas online y ventas de bestsellers. U na explicación sobre esto
cesidades de una amplia gama de lectores, también desmiente surgió del informe inglés de 2000, Reading the Situation, subsi-
el pesimismo cultural de Miller y otros. Como las empresas diado por la Comisión de Bibliotecas e Información de Ingla-
independientes o los catálogos locales de los conglomerados, terra: menos gente leía más libros. En Inglaterra, el 15% de los
ellas representan una fuente de crecimiento y vitalidad para el adultos decía leer por placer al menos once horas semanales
futuro del libro dentro de los nichos de mercado y los países (BML, 2000). Una de las preguntas sobre las que ahora nece-
en vías de desarrollo. sitaríamos información es si este grupo en declive también ha
estado comprando libros electrónicos y dispositivos para leer-
los o si la promoción del Kindle, iPad y Nook ha aumentado
LAMUERTE DEL LECTOR el número de lectores activos· (y de libros adquiridos tanto de
manera impresa como electrónica).
Cuando Roland Barthes escribió sobre "la muerte del au- La lectura como actividad general, por otra parte, sigue cre-
tor", estaba celebrando el triunfo del lector en el sentido de ciendo ya sea en papel o en la pantalla: a principios del siglo
236 / DAvm F1NKELSTE1N y AL1sTAIR McCLEERY
EL FUTURO D EI. I.IBRO / 23 7

XXJ, las altas tasas de alfabetización que se habían alcanzado inicialmente con una pequeña tirada de tapa dura). Los edito-
en Europa occidental y Estados Unidos cien años antes como res de periódicos saben que las secciones de reseñas de libros
consecuencia de una atención concertada en la escolarización son populares entre los lectores y que utilizan el juicio de los
primaria obligatoria, están a la vista en todo el mundo en el re- reseñistas como guía para potenciales compras o préstamos.
conocimiento de la función clave de la lectura en el desarrollo Los hábitos de lectura cambian en el curso de la vida del in-
económico. El principal vehículo para la alfabetización sigue dividuo. La mayoría de los hombres dejan de leer por placer
siendo el libro, sobre todo, como se ha señalado anteriormente luego de terminar la educación formal, y si reanudan la lectura
en el mundo en vías de desarrollo, donde los libros son el me-' es en la mediana edad, cuando actividades como el deporte y la
dio más rentable y, a veces, el único disponible. En el mundo socialización ocupan menos de su tiempo de ocio. Las mujeres
desarrollado, el crecimiento de "la sociedad de la información" leen más consistentemente desde la escuela en adelante, y si la
le dio también un mayor valor a la capacidad de leer como ha- lectura disminuye, lo hacen cuando tienen hijos pequeños, y la
bilidad técnica. Aunque la importancia de los medios impresos reanudan nuevamente cuando sus hijos se hacen mayores. Las
podría estar disminuyendo en estas culturas en relación con mujeres leen más ficción que los hombres y, de hecho, consti-
otras formas de comunicación, los textos que vienen a través tuyen el principal mercado para las novelas con la excepción
de otros canales de comunicación siguen compitiendo por la de algún género de ficción. Es más probable que las mujeres
atención del lector. Cualquier café en una ciudad de Europa sean miembros de grupos de lectura y no los hombres, que re-
occidental hoy contendrá a un joven ripiando un mensaje de comienden libros a sus pares y, de hecho, sean más aventuradas
texto en un teléfono móvil o leyendo los mensajes recibidos. en los libros que eligen (Hartley, 2001). El informe del Reino
Si se trata de un cibercafé, entonces habrá otros escribiendo y Unido indicaba que "aquellos que disfrutan de la lectura desde
leyendo mensajes de correo electrónico. Desde esta perspec-' la temprana edad tienden a no renunciar al hábito, y aunque
tiva, el renombramiento de Don McKenzie de la bibliografía durante algunas etapas de la vida se vean forzados por las cir-
o la historia del libro como "sociología de los textos", y la in- cunstancias a leer menos de lo que quisieran, por lo general
clusividad que esto implica, representa una ampliación de las se convierten en lectores 'intensos' no bien vuelven a tener la
perspectivas adquiridas a partir del libro y la imprenta hacia oportunidad" (BML, 2000: 10). El lector "intenso" surge en la
todas las formas de comunicación (McKenzie, 1986). Para el infancia: si se alienta a los niños a leer en el ambiente hogareño
futuro del libro, sin embargo, la cuestión fundamental ya no y tienen al menos un padre que es un lector entusiasta, enton-
es el analfabetismo, sino el no alfabetismo: los que saben leer, ces tenderán a crecer leyendo extensivamente.
pero no leerán libros. Algunos lectores usan los libros impresos -especialmente en
El perfil del lector representativo de Europa occidental rústica- como objetos desechables, tanto literalmente como en
o de Estados Unidos hoy reconocería que su lectura exten- términos de la experiencia de lectura. Entre los que respondie-
siva -incluso ecléctica- está influenciada por la publicidad y ron a la encuesta del Reino Unido, los usos y gratificaciones de
la promoción, pero también por las recomendaciones boca a la lectura de libros por placer se percibía así: el 52 % la veía como
boca (La mandolina del capitán Corelii ya ha sido citado como una forma de relajarse o aliviar el estrés, el 27 % como escapis-
beneficiario de la recomendación boca a boca así como tam- mo, y el 24% como una oportunidad de ejercitar la imaginación
bién lo fue Harry Potter y in piedra filosofal cu~ndo se publicó CBML, 2000: 12). La capacidad de estimular y relajar al mismo
"'+-

238 / DA,·m F1NKELSTEIN y AusTAIR McCLEERY


EL FUTURO DEL LIBRO / 239

tiempo puede ser una característica fuerte, tal vez, de supervi- para aut?res parti~u~ares o serie~. E~, éxito int~;nacional de
vencia del libro. El entorno en el que la lectura de libros tiene Harlequm, su domm10 de la pubhcac1on de ficc1on romántica
lugar es variado: desde la cama, por lo general justo antes de ir deriva de su conocimiento de los mercados en los diferentes
a dormir, el tren o el avión, hasta una ruidosa y multitudinaria países y de su capacidad para adaptar fórmulas básicas para
estación de trenes o aeropuerto, rodeados por el flujo y reflujo ellos -así como la economía de escala de que disfruta a través
de las multitudes. Tampoco hay una sola práctica de la lectura de este tipo de explotación global de la propiedad intelectual
sino que varía y va desde la ojeada del limitado texto dentro de' (Wirtén, 1998). Los libros electrónicos, a su vez, como hemos
los muy ilustrado libros llamados "libros de mesa " [coffee-table argumentado, ayudan al editor a servir a estos subgrupos o
books], hasta el desciframiento de una descripción compleja den- segmentos de mercado aumentando el número de títulos dis-
tro de un campo desconocido o la atención totalmente absorta ponibles, mientras se re~uce la via?ilidad financiera de cada
en las fuertes narrativas de ficción. tirada. El editor de este libro, por eJemplo, puede aprovechar
El lector ha triunfado de un modo importante como "mer- estas tecnologías para reimprimir, a pedido, un número rela-
cado" al cual la publicación y venta de libros, sobre todo se- tivamente pequeño de su fondo editorial además de ponerlos
gún las directivas de los conglomerados mediáticos, deben ser a disposición como libros electrónicos, ampliando así las elec-
subordinadas. La comercialización de los libros impresos ha ciones del consumidor.
tomado dos caminos diferentes para adaptarse a las necesida-
des y la naturaleza del lector: por un lado, la compra online de
libros a través de empresas como Amazon permite la búsque- EL PAPEL DEL ESTADO
da en las bases de datos -a menudo actualizadas por "agentes
inteligentes" que predicen las preferencias de los lectores ba- Sin embargo, si los avances tecnológicos en la producción
sándose en compras anteriores-, una selección a partir de un no son suficientes para crear libros que coincidan con las ex-
stock mucho más amplio del que podría ofrecer cualquier mi- pectativas y el presupuesto de estos pequeños grupos de lec-
norista y también algún descuento sobre el precio; y por otro, tores, o para ofrecer opciones suficientes, entonces un nuevo
las librerías contemporáneas ofrecen ambientes acogedores y actor puede entrar en escena para intervenir en lo que de otro
confortables, con áreas de lectura y cafeterías, para hacer de la modo sería un proceso impulsado por el mercado. El Estado, o
compra de libros una actividad vinculada al ocio en la que una los organismos habilitados por el Estado, pueden asegurar ~ue
determinada selección se hace más por impulso que a partir lo que por razones culturales, educativas, lingüísticas o nacio-
de la planificación previa. La lectura de libros se convierte a nales se considera un beneficio' positivo - es decir, los libros-
su vez, o bien en una función necesaria de la educación o el debe continuar a disposición de los lectores, incluso si no es fi-
empleo, más amenazada por las formas online de recuperación nancieramente viable para la producción y la venta. El E~tado
de información, o bien en una opción de ocio vinculada al ha desempeñado, tradicionalmente, el papel de ant~goms~a ª
estilo de vida, que compite con otras formas de actividad y la publicación y, hasta fines del siglo XX, a menudo m~e1:mo,
puede ser la preferencia de grupos identificables y distinti- como se ha señalado en los capítulos 3 y 6, para supnmir las
vos. Estos últimos se convierten en el objetivo de los editores publicaciones -en lugar de apoyarlas-, por motivos morales
deseosos de establecer su dominio dentro de estos subgrupos 0 políticos. El amante de Lady Chatterley, de D. H. Lawrence,
EL FUTURO DEI. LIBRO/ 241
240 / DAYIIJ F 1NKELSTEIN v Av sTAIR M cCLEERY

no estuvo ampliamente disponible en su versión no expurgada can las bibliotecas. Esto ha creado un círculo vicioso de mayor
sino hasta el juicio de Grove Press, en 1959, en Estados Unidos, declinación ya que los lectores rechazan la escasa provisión de
y de Penguin Books en el Reino Unid?, en 1960 (McCleery, libros y los ambientes desprolijos. Los Estados también pue-
2002). Los nazis organizaron ceremomas ~e quema de libros den utilizar medios fiscales o legales para apoyar la lectura (y a
para dramatizar su odio a los libros ~e qwenes, por motivos los lectores): en el Reino Unido, los libros no reciben ningún
religiosos, étnicos, o ideológicos, considera?ªº que s~ les opo- tipo de carga impositiva y en Francia la loi Lang de 1981 es-
nían. Sin embargo, la censura moral de los libros ha sido aban- tableció el mantenimiento de un precio de venta, una versión
donada en gran medida por los Estados de Europa occidental voluntaria más que obligatoria del Net Book Agreement de
y América del Norte, y el garrote ha pasado ah?ra a manos de Inglaterra que caducó en 1995.
otros grupos de presión como los fundamentahstas religiosos, Los modelos de apoyo más proactivos vienen de los países
que buscan diferentes maneras de prohibir libros, desde las interesados en proteger las lenguas locales de la hegemonía
novelas de Harry Potter a Los venos satánicos ( 1989), de Salman del inglés y/o de los interesados en salvaguardar los intereses
Rushdie. En el primer caso, los que se oponen a la brujería y y valores nacionales del dominio mercantil de la industria
a la magia operan dentro de las democracias para persuadir a editorial transnacional. A lo largo de la década de 1990 e in-
bibliotecas y escuelas sobre la compra de las novelas; en el caso cluso después, el gobierno de Canadá, por ejemplo, desarro-
del segundo, se dictó una sentencia de muerte sobre el autor lló una amplia gama de programas para apoyar el crecimiento
y cualquier persona involucrada en la publicación, traducción y desarrollo de la industria editorial en el país, con énfasis
o venta del libro. A pesar de las opiniones de los teóricos de en la igualdad de desarrollo de material en las dos lenguas
la conspiración, los Estados en el mundo desarrollado ejercen nacionales, inglés y francés. Algunos de estos programas eran
poca censura política explícita, excepto en casos de seguridad comunes al desarrollo de la industria cultural en su conjun-
nacional, e incluso allí, como en el procesamiento en Inglate- to, mientras que otros se destinaban directamente a sectores
rra de Spycatcher (1987), los resultados son nueva publicidad y específicos de la industria (Lorimer, 1996; Lorimer y Gasher,
una mayor demanda de la publicación. 2000). El apoyo iba desde subvenciones directas para apoyar
Hoy en día, la relación entre el Estado y el mundo editorial la escritura y la publicación de libros, hasta financiación para
en los países desarrollados es, en general, positiva. Al definir apoyar el crecimiento y el desarrollo de las pequeñas em-
el libro como un bien cultural, una necesidad educativa, una presas. En 2001, el gobierno federal de Ottawa invirtió 1,1
defensa contra la erosión de la lengua o la identidad nacional, millones de dólares en adelantos de emergencia para vein-
el Estado puede apoyar, tanto activa como pasivamente, su pu- tidós editoriales canadienses que estaban en crisis ante las
blicación y lectura. En este último caso, el apoyo de un fuerte ganancias (en algunos casos de entre 50 a 70%) de la cadena
sistema de bibliotecas parece ser una necesidad de infraestruc- de librerías Chapters. El impacto de estos programas y una
tura. Sin embargo, el apoyo estatal para los servicios de las amplia gama de iniciativas de comercialización y promoción
bibliotecas públicas ha ido declinando desde hace varios años, condujo al crecimiento del volumen de libros de origen na-
en parte como resultado de la disminución de los lectores, la cional, desde un 3 % y un 5 % en 1970 a casi un 30% en 2000.
transformación de las librerías y del proceso de venta de libros, Las ventas de libros en Canadá alcanzaron un total de casi
y del aumento del espectro de libros que se espera que ofrez- 1.350 millones de dólares.
242 / DAVID F1NKELSTEIN y A1.1 sTAIR M cC1xrnv
E1. FUTURO DEL LIIIRO / 243

En contraste con esto, la industria editorial de Irlanda ha un factor clave para. garantizar
. . el desarrollo de publ.1cac1ones
·
sido en gran parte independiente de los principales actores in- en una lengua m montana, ya sea una minori' a 1·n t ernac1ona ·
1
ternacionales. Los principales grupos editoriales extranjeros, como •
en el caso

de Canadá
,
e Irlanda '
o una mi· nori
' a , ·
e en termi-

principalmente los que tienen una fuerte presencia en el Rei- nas mternac1onales.
, . Mas
, del 80% del material disponibl e en
no U nido, sí compiten en el mercado irlandés, por lo gene- Inte_r~et esta en m g 1es, u n fact?r que refuerza la hegemonía
ral con base en Inglaterra, pero usando u n dedicado equi po del 1d10ma. En gen eral, a medida que disminuye el número
de ventas basado en I rlanda. Las importaciones representan de lectores y tambié~ _las t iradas de muchos libros, hay un
aproximadamente el 70% del mercado, pero hay variaciones incremento en la pres1on sobre el Estado para que introduzca
sustancial es en el tipo de material. En el sector educativo, se medidas de apoyo con el objeto de asegurar que las eleccio-
estima que el 90% de la demanda del mercado está en m anos nes de consumo no se extien dan solo a los productos de los
de los editores irlandeses, mientras que en el sector en general conglomerados transnacionales.
dominan los editores extranjeros, tomando más del 85% del En cambio, algunos títulos escritos en otros idiomas se pu-
mercado. Los editores irlandeses han aumentado el nivel de blicaron y se publican en Inglaterra y Estados Unidos, inclu-
actividad en el mercado nacional y ahora tienen aproximada- so en traducciones al inglés; nunca hubo mucho tráfico en el
mente un 14% del mercado. La edición de libros en idioma otro sentido con respecto al inglés, y los textos en esta lengua
irlandés constituye un pequeño nicho con aproximadamente afirmaron su actual hegemonía mundial (incluyendo a China,
100 títulos nuevos que se publican cada año. La mayoría de como lo demuestra el gran número de estudiantes de inglés y
los títu los literarios irlandeses reciben ayuda financiera, ya sea de textos pirateados en inglés). La fuerza motriz detrás de la
del Bo rd na Leahhar Gaeilge !Consejo del Libro Gaélicoj o globalización del inglés no es, como lo fue en el caso del latín,
Je! Consejo de las Artes de Irlanda. E l ingreso total de los el duro poder militar romano y la conquista; ni puede ser ya el
editon.:s de lengua irlandesa se estima en menos de 2 millones poder económico - ciertamente no en el caso de Inglaterra y
de dólares, con aproximadamente un tercio de estos ingresos de manera decreciente en el caso de Estados Unidos-. Se trata
recaudados a través de subvenciones. Debido a las limitaciones del impacto de las industrias culturales de Estados Unidos y
en la demanda de publicaciones en lengua irlandesa, es difícil el Reino Unido, y (dada su íntima relación con la lengua es-
que el sector logre autosuficiencia económica, y cierto nivel crita) en particular, del mundo editorial. Sin embargo -y, por
de dependencia continua respecto de las agen cias públicas de supuesto, hay una peculiar ironía aquí-, la industria editorial
financiaci ó n parece ser inevitable (PWC, 1995). anglonorteamericana ya no está dominada -en términos de sus
Los países que no hablan inglés parecen estar protegi- principales actores, sus conglomerados globalizados- por due-
dos de b penetración internacional gracias a la barrera de ños de esos países. Random House es actualmente propiedad
la len gua, aunque algunos mercados, sobre todo el acadé- de Bertelsm ann , y otras empresas europeas, como Hachette,
mico y profesional, son más vulnerables que otros a las im- tienen grandes participaciones en el mundo editorial en inglés
portaciones en idioma inglés. El problema en estos países ~s Yotros medios. Estados Unidos ejerce una gran influencia cul-
cómo conciliar un pequeño m ercado basado en el lenguaJe tural, un "poder blando", pero debido a la pérdida de poder
con precios suficientemente bajos para estimular el consu- económico ya no posee n ecesariamente los vehículos a través
mo. El continuo apoyo financiero g ubernamental parece ser de los cuales ese poder blando está mediado.
244 / DA,·m F t N KELSTEIN v Ai.1sTAIR M cCLEERY EL F UTU RO IJF.L LIBRO ; 245

Los Estados también intervienen en el plano internacional un producto


. más, aunque
., un producto que tiene u na h.1stona
para proteger intereses nacionales recíprocos. ~an participado consistente en relac1on. con la pro piedad intelecrual , a partir

en una serie de organismos internacionales - incluyendo, de de la cual se pueden diseñar
. otros productos mediáticos . pese.
manera significativa, la ley internacional de derechos de _autor a todo, l~s pe~ueños editores ejercerán la creatividad y la inno-
(el Convenio de Berna) en 1886- ~ara regular el c~mercio y la vació~, sm depr ~e _ser presa_de competidores más poderosos.
comunicación cada vez más globalizados, con el obJeto de pro- Los libros electrom cos contmuarán desarrollándose más allá
teger, en el caso de los derechos de au~or, lo_s int~reses de sus de la simple imitació n, en apariencia y fun cio nalidad, de los
creadores, propietarios y tirulares de licencias. Sm embargo, libros impresos. Su dispo nibilidad y transferencia legal serán
esto también representó una secesión gradual de la soberanía más fl exibles, y el vínculo con los dispositivos de lecrura espe-
jurídica nacional a organizaciones com o el General Agree- cíficos se irá perdiendo . Los lectores de libros han disminuido
ment 0 11 Tariffs and Trade (GATT) [Acuerdo General sobre en número, pero, como estilo de vida, la lecrura fomenta un
Aranceles y C omercio Aduaneros), World Trade Organization hábito apasionado y ávido. El Estado puede tener que interve-
(\ VfO) [Organización M undial de Comercio) y World Inte- nir cada vez m ás para promover y proteger la lectura de libros,
llecrual Property Organization (WIPO) [Organización M un- sobre todo en idiomas que no sean el inglés, tal como lo hace
dial de la Propiedad Intelecrual), lo que tal vez prefiguró la en el caso de otras actividades consideradas como recu rsos po-
pérdida de la soberanía culrural nacional, considerada como sitivos para la sociedad civil. Si usted está leyendo esto un par
un resultado de la globalización . de años después de que n osotros lo hayamos escrito, entonces
no le devolveremos su dinero si ningun a de estas declaraciones
- que parecen más dogmáticas debido a su brevedad- nunca se
CONCLUSIÓN hacen realidad.

Este capírulo no ha tratado sobre la predicción detallada del


futuro del libro. H a examinado los factores que desempeñan C UEST IONES PARA PENSAR
un papel en la formación de ese fururo e influyen en él. Los
lihros coexistirán con nuevos desarrollos en la tecnología, cuya Antes de pasar a la conclusión de este libro, hay que te-
naruraleza y efectos son muy difíciles de profetizar. Los usos ner en cuenta los siguientes puntos tratados en este capírulo.
de los teléfonos móviles son un ejemplo de ello: nadie anticipó ¿Qué cree usted q ue se avecina para el fururo del libro impre-
su uso para los mensajes de texto (SMS) y nadie puede prede- so, el libro electrónico y los lectores de libros? También podría
cir cómo será la próxima generación de teléfonos inteligentes ser útil revisar en este m omento si cualquier desar rollo en la
y cómo se desarrollarán sus usos. L os libros seguirán satisfa- historia del libro puede verse, en retrospectiva, como surgido
ciendo ciertas necesidades, aunque sus funciones se verán más consistentemente de las tendencias anteriores.
seriamente circunscritas al ocio o se retrotraerán a ser bellos
objetos para admirar, pero no necesariamente para ser leídos.
Su producción estará principalmente en manos de los conglo-
merados mediáticos transnacionales, que los consideran como
Conclusión

Los capítulos anteriores han rastreado el arco histórico del


manuscrito y la producción de libros, desde la era precristiana
hasta la actualidad, pasando por la revolución industrial. En
ese recorrido, hemos examinado:

• Cuestiones relacionadas con la autoría.


• La transferencia de la "autoridad" impresa desde el
contexto religioso al individual.
• El establecimiento de centros de impresión y el corres-
pondiente desarrollo del comercio de textos impresos,
a nivel nacional e internacional.
• La función del libro en la formación de comunidades
de lectura y en las formas de desafío de la autoridad.
• Los conceptos teóricos cada vez más utilizados para
investigar el lugar de los textos y de la cultura impresa
dentro de la comunicación cultural.

En el capítulo 1 se describieron algunos de esos concep-


tos teóricos. Se estudió la obra de los grandes teóricos que
han dado forma a la disciplina de la cultura impresa Y a los
248 / UAv11, F1 NK l•.1..,., FIN v A1.1 s-rA1tt M cC:1.1, EHY
CoNc 1.us1óN / 24'J

L:st·lldios de historia cid libro en c.:! último siglo . Se mostró El capítulo 4 examinó la autoría como . . .
. . d concepto y act1v1-
có111<> la historia libro ha pasado de las trad icion es del pa- dad en 1as tra d 1c1on es e Europa occidental s d.1 .
. · e scut1eron los
sado basadas en lo~ estudios bibliográ fi cos y textuales, a las conceptos me d1evales de autoría se trazaron ¡0 . ·
., ' -· s cam6tos en
preocupaciones actua les sobre contextos cu ltu rales y sociales. la func1on de autor con , el advenimiento de la 1·m prenta en
· e¡
' Ern1bién se ha b ló so bre cómo los intereses actua les de la his- siglo XV, y se. presento . un panorama de cambiantes estructu-
toria del libro están integr an do cada vez con m ás frecu encia ras econorn1cas y sociales que apoyan la actividad autora\ en
los estudios sobre autoría y lectura den tro <le los estudios de los tiempos modernos. La sección también cubrió brevemente
proclucc:ión textual, cuestion es que luego fueron recuperadas las interpretaciones del siglo XX acerca de las funciones <le
en los ca pítulos posteriores. los autores con e l objeto de dar una idea de los debates ac-
Fn el capítu lo 2 se exploraron los desafíos que marcaron el tuales sobre e l sujeto, y señaló que los nuevos paradigmas de
cambio el<.: lo oral a lo escrito en la cultura de Europa occiden- la actividad autora! y la redefin ición de lo que constituye )a
tal, ,m c.imliio que adoptó y superpuso los métodos y procesos "autoría" se predicen con la llegada de la tecnología digital en
de la crn111micaciún oral sobre los nuevos registros cul tura- el siglo XXI.
les. l•~I capítulo también c.:xam inc> cóm o un proceso similar de E l capítulo 5 observó los diferentes actores y agentes im-
aclopciún, acl;1ptaci6n y recon figu rnciém m arcó el paso desde la plicados en la circulación de la cultura impresa, y examinó
rnlt ura c.:scri ta a la impresa, cómo los críticos de la integración la for ma en que los avances industriales y tecnológicos en
cit.: la cultura oral a la escrita tuvieron que lidiar con la idea de la producción, difusió n y con sumo de textos e impresiones
que la difusi(m del conocim ic.:n to era igual a su "profanación", de Europa occiden tal fueron exportados, adoptados y adap-
y cc'irno tuvieron que c.:n frcntar los cambios en sus métodos tados en otros países. También llamó la atención sobre la
de procc.:sa llliento ele información. Por (rl timo, este capítu lo historia y la inserción de los diversos agentes culturales en el
aliorclú el uso de la escritura al servicio <le los intereses institu- negocio de la promoción de libros y la imprenta en la socie-
cion:11<.:s, políticos y del Esta<lo. dad contemporánea.
FI capítulo 3 continuó la exposición acerca <le la tra nsición En el capítulo 6 se definió la lectura como un acto individual
ele la cultura basada en el man uscrito a otra basada en lo im- ele interpretación en e l cual el lector crea significado a partir
preso . Se consideró el papel de la prensa como un agente ele ele un texto y, a la vez, como un a actividad social distintiva. Se
cambio durante la Reforma y el Renacimiento, y se describió trazó la historia de la lectura desde el primer desciframiento
e l desarrollo de las estructuras industriales para la selección, de información, pasando por el desplazamiento de la lccrura
producción y distribución ele los libros impresos. E l capítulo extensiva a intensiva durante el siglo XVIII, hasta llegar al pa-
aharcó los intentos de las estructuras de poder, el Estado Y pel clave de la lectura en la educación y el desarrollo personal
la Iglesia para controlar la difusión de la imprenta y sus pro- durante los siguientes 200 años. La naturaleza de la lectura se
ductos a través de licencias, restricciones legales y medidas examinó a la luz del modelo de Iser de la creación individual
fiscales. Se detalló la industrialización del libro, al igual que de significado (1980) y del de F ish, que pone el acento en la
la reducción de personal en la industria a fines del siglo XX ª "comunidad interpretativa" (1976).
m edida que se intensificó la competencia de ou·os medios de El capítulo 7 consideró el futuro del libro desde cuatro
comunicación . perspectivas inspiradas en la historia del libro: el efecto en el
250 / DA,·m FtNHLSTEt N v AL1sTAtR M cCLEERY CONCLUSIÓN/ 251

libro de la evolución de tecnologías nuevas Y existentes, y otras dades _q~e plantean la digitalización y las nuevas tecnologías
más nuevas y por descubrir; la creación de nuevas estructuras electror~1ca~,,Y los efectos ~omogeneizadores de las prácticas
de la industria en la que se encuentra la edición de libros, y los de pubhcac10n y venta de hbros de los consorcios transnacio-
efectos de estas estructuras en la diversidad, la elección y la nales que le cambian la cara a la industria.
cultura· la disminución en el número de lectores y la concomi- E~ ~turo de la historia del libro está, sin duda, ligado al des-
tante 1:ctura "intensa" de ese grupo reducido; y, por último, la cubnm1ento de respuestas a estas preguntas. A1 mismo tiem-
transformación del papel del Estado en la regulación del libro po, es importante reconocer que existen lagunas en el conoci-
para el apoyo de la publicación y la lectura. miento y la revisión de la historia de la cultura impresa. La más
Un tema importante que se desprende de nuestro estudio obvia para los que trabajan en contextos de Europa y América
es la creciente importancia en los estudios de historia del del Norte es que aún queda mucho por decir e investigar en el
libro, de la "mediación". Los historiadores contemporáneos terreno de la no eurocéntrica arena de la cultura impresa. Por
del libro y la cultura impresa se centran cada vez más en res- ejemplo, la historia de la elaboración del papel y la impresión
ponder preguntas surgidas de la función de mediación. Esas en el mundo islámico, y su influencia en la cultura occidental
preguntas incluyen: aún no se h a explorado en profundidad. D el mismo modo, los'
materiales no textuales son poco utilizados como recursos po-

¿Quiénes y qué actividades median en el complejo tenciales en la investigación de Ia cultura impresa. Las historias
camino tomado por los libros y los textos desde el orales y entrevistas, las películas y demás materiales visuales,
productor al consumidor? y otra documentación efímera, probablemente ofrezcan po-
• ¿Cuál es el lugar de las estratégicas alianzas culturales derosas fuentes con las que complementar y mejorar nuestra
y de los "campos literarios" en el modelado de la comprensión de los contextos sociales, culturales e históricos
promoción y recepción de textos particulares? de la cultura impresa y la producción y recepción del libro.
• ¿Quién desempeña un rol en ayudar a ciertos libros Otra cuestión en la que los historiadores del libro se centran
y autores a volverse elementos claves, mientras otros es en incluir el género, la clase, la raza, la migración y el lugar
durante la misma época no logran dejar una marca en de impresión en el mantenimiento y la construcción de identi-
términos culturales y económicos? dades sociales, culturales y nacionales. Como hemos señalado,
• ¿Cómo los avances tecnológicos se vuelven una parte la lectura y los hábitos de lectura son áreas de investigación de
"invisible" de las estructuras de comunicación social? las que surgen muchos trabajos nuevos, con estudios inéditos
• ¿Cuál es el papel que desempeñan los medios impresos que abarcan temas como el lugar de la lectura en la formación
masivos en la formación del discurso social? de las identidades individuales y comunales.
Es un momento emocionante para estar involucrado en el
Los estudios contemporáneos de la cultura impresa tam- estudio de la historia del libro. Se establecen nuevas conexio-
bién deben tener en cuenta (como se indica en el capítulo 7) nes en libros que han recibido premios como The lntel/ectual
cuestiones transnacionales y comparativas: los efectos que la Life of the British Working Classes [La vida intelectual de la clase
globalización de la industria del libro ha tenido tanto en té~- obrera británica] (2001 ), de J ona than Rose, y Forgotten Readers:
minos económicos y culturales como sociales; las oporcum- Recovering the Lost History ofAfrican American Literary Societies
252 / DAVID F1NKELSTEI N v AL1sTAIR M cCLEERY

(Lectores olvidados: recuperar la histori~ perdida de las sociedades


literarias afroamericanas] (2002), de Ehzabeth M ~Henry. ?tros
Glosario
han seguido en la última década con s~s abordaJes pro~1os de
la cultura impresa. Lo que estamos viendo es un movimien-
to para rastrear tanto aspectos genera_le~ ~orno específicos de
la historia del libro: desde proyectos m1c1ales que revelan las
historias nacionales del libro en Australia, Canadá, Francia,
Irlanda, Nueva Zelanda, el Reino Unido y Estados Unidos,
pasando por el análisis del mundo edito:ial poscolonial y glo-
balizado/globalizándose, hasta los estudios de casos sobre de-
terminados editores, comunidades de lectura y fenómenos de
la cultura impresa. El número de cursos que se han desarro-
llado para estudiar la historia del libro en un contexto inter-
disciplinario es una prueba del poderoso interés en el tema.
Lo que se ofrece es un mundo intelectual sin fronteras: nuevo,
todavía en proceso de definición, e infinitamente apasionante Autor analógico impresa sino que puede ser copiado,
en sus posibilidades. Comprometerse con la historia del libro Termino utilizado por Mark Pos- desarrollado, reescrito y retransmiti-
es comprometerse con nuestra humanidad y con los procesos ter en What's the Matter with the do en varios formatos digitales.
de comunicación social que han apuntalado la recopilación y Internet [¿Cuál es el problema con Bibliografía
difusión del conocimiento en toda la sociedad. Internet?], para definir la autoría Termino utilizado generalmen-
tradicional, es decir, autores como te para describir el estudio de la
individuos que producen un trabajo transmisión material de docu-
publicado a través de los límites fí- mentos literarios y de otro tipo,
sicos de la tecnología de impresión. es decir, el estudio de los medios
Autor digital materiales a través de los cuales se
Termino utilizado por Mark Poster han creado y re producido los tex-
en What's the Matte-,· with the Internet tos. Tradicionalmente, ese trabajo
[¿Cuál es el problema con Internet?], se ha dividido en zonas temáticas,
para definir la autoría en el contexto como el estudio de los métodos de
de la tecnología digital emergente; es impresión (bibliografía analítica o
decir, autores como individuos que crítica), descripciones y arreglos
producen un trabajo publicado en un de documentos primarios (biblio-
entorno digital más fluido e inesta- grafía descriptiva), y el estudio de
ble, donde el sentido no está fijado la forma física de transmisión tex-
Y reproducido a través de la página tual, tal como el papel, la tinta, la
25 4 / DAvm F1NKELSTEJN v A.L1sTAIR McCLEERY
GLOSARIO / 255

caligrafía y las formas impresas de Benedict Anderson, para referirse rra cada una, en el orden correcto y Ejemplar
textos (bibliografía texrual). a la interacción entre un sistema )as colocaba en un soporte de ma-
Texto manuscrito original oficial
Biobibliografía de producción económica (capita- dera de la longitud de una línea (el
proporcionado por las autoridades
Terminología utilizada por Tho- lismo) y la tecnología de la comu- componedor), que sostenía con la
~iversitarias en los períodos pre-
mas Adams y icolas Barker en su nicación (imprenta) que crecían otra mano. A medida que las líneas 1mprenta, a partir del cual se hacían
influyente artículo de 1993 "A new cada vez más interrelacionados en se iban completando, se ubicaban, varias copias, o pecias, para uso de
model for the history of the book" los años que siguieron a la intro- de a una, en una bandeja para gale- los estudiantes.
[Un nuevo modelo para la historia ducción de la imprenta durante la ras antes de la siguiente etapa, que Escritura cuneiforme
del libro], al argumentar en favor década de 1450, "una etapa en el consistía en dividir la galera en pá- Sistema de escritura con símbolos
de un modelo para los estudios de camino hacia nuestra actual socie- ginas y y en dejar cada una de ellas, pictográficos, en forma de cuña
la historia del libro que enfatice los tal vez junto a bloques para ilustra- '
dad de consumo de masas y estan- creado con un lápiz o instrumento
procesos centrados en los textos, darización" (Febvre y Martin, 1976: ciones, en un marco listo para im- de escritura afilado, e impreso en
en lugar de hacerlo en los procesos 259-260). primir. Véase forma. tablillas de arcilla. En u so aproxi-
centrados en el circuito de la co- Circuito de la comunicación Cultura impresa madamente entre 3500 a. C. y 100
municación, propuesto una década Modelo para los estudios de la his- Forma alternativa de describir los a. C. en toda la Mesopotamia y el
antes por Robert Darnton. toria del libro propuesto a comien- estudios de historia del libro que cercano Oriente. El término de-
Campo literario zos de la década d e 1980 por Ro- hacen hincapié en la producción, riva de la palabra latina para cuña
Termino popularizado por el teó- bert Darnton, que hacía hincapié distribución, recepción , y las rela- (cuneus).
nco social francés Pierre Bourdieu, en un abordaje de la historia social ciones sociales de la cultura impre- Escritura jeroglífica
que se utiliza para indicar los ám- del estudio de los libros y la escritu- sa, enmarcadas en particular en el Temprana forma de comunicación
bitos sociales, intelectuales e ideo- ra, y centrado e n investigar el lugar contexto de los estudios de las es- escrita basada en pictogramas y
lógicos comunes que interconectan de los libros dentro de los procesos tructuras sociales de comunicación. símbolos pictográficos de uso co-
a los productores (editoriales, edi- de comunicación social. Distribución mún en Egipto desde alrededor del
tores y autores) y productos (libros, Códice El tipo concreto que se utilizaba año 3000 a. C.
pu blicaciones periódicas, obras li- Originalmente se refería a unas ta- en la impresión representaba una Escuela de los Annales
terarias). Se han presentado como bletas chatas para escribir, de madera inversión considerable para el im- Movimiento socio histórico con
campos que existen para perpetuar o marfil, encuadernadas para formar presor. Después de imprimir cada influencia francesa, desarrollado
determinadas jerarquías literarias, hojas o páginas como las de un libro; forma (véase m ás abajo), la tarea durante la década de 1950 y di-
fonalecer a los grupos culturales pero más tarde se utiliza para refe- del aprendiz era desmantelarla y rigido p or Robert Escarpit, H en-
dominantes o crear redes para el rirse a un volumen encuadernado distribuir los tipos de vuelta en su ri-J ean Martin, Lucien Febvre y
apoyo de determinados tipos de similar, con páginas de papel vitela. correspondiente lugar, en una caja otros, que enfatiza la aplicación de
producción cultural. Componedor tipográfico para tipos de donde los habían sa- métodos cuantitativos de la histo-
Capitalismo impreso Antes de la composición mecánica, cado y de donde el compositor los ria social para el estudio de la pro-
Termino utilizado en Comunidades el compositor seleccionaba con una volvería a tomar para una nueva ducción, transmisión y recepción
imaginadas, el influyente libro de mano las piezas del tipo, de una le- disposición. de textos.
256 / DAvm FtN KELSTEIN Y ALt sTAtR M c CLEERY
G LOSARIO / 257

Estereotipia un .1ño determinado. Un gran fo n- to, científico o de o tro tipo, inicial y d .


e oveia tr:nada y recortada, el ta-
U n m étodo para super-Jr los costos do editorial que trae ingresos cons- su difusión m ediante la publicación
maño de la sección individual va-
involucrados en la posesión, alma- tantes representa el objetivo de la en la prensa.
riaba entre cuatro pági nas, st se lo
cenamiento o distribución de gran- mayoría de los editores. Libro de horas
plegaba en folios, u ocho pági nas, si
des c-antidades de tipos, que se de- Forma Libro devocional de oración , para se plegaba en cuartillas.
sa rrolló durante el siglo :>..'VID. Se La composición con tipos y bloques uso personal de los laicos, utiliza- Pergamino
hacía un molde de reso de la página para las ilustraciones se transfería a do a menudo por las damas n obles. Piel de un animal, por lo general
compuesta de tipos y actuaba como un marco llamado "cama" y quedaba Los libros de horas fueron popu- una oveja o una cabra, preparada
un molde a partir del cual se podían lista para la impresión. Esa "cama" lares entre los siglos XI y XVI, y para proporcionar una superficie
h:icer las planchas de impresión. ya fijada se conocía como "forma". recorrieron la transición entre el para la escritura, la ilustración o la
E.ra popular entre los editores que, Histoire du Livre manuscrito y la impresión. impresión. El papel vitela es una
d e otra manera, tenían que pagar a Movimiento francés de historia so- New Bibliography versión de lo mismo pero de mejor
la imprenta para mantener el con- cial que data de la década de 1980; Escuela de estudio bibliográfico que calidad, hecho de piel de becerro o
junto de tipos en esa disposición o se basa en el trabajo pionero de la surgió a principios del siglo XX, de la piel de otro animal joven.
recolocarlos si se necesitaban reim- escuela de los Annnles sobre historia dirigida por académicos angloes- Propiedad intelectuaJ
presiones. del libro y el énfasis en el valor de tadounidenses como W W Greg, Concepto de propiedad de un texto,
Fijeza tipográfica vincular el estudio del texto mate- Fredson Bowers y R. McKerrow. considerando este como una fo rma
Frase acuñada por Elizabeth Ei- rial a la historia social y a un estu- Propone un estudio científicamente de propiedad intangible a partir de
senstein para indicar la fonna en dio con base empírica sobre lecto- fundamentado de los textos y los li- la cual se pueden obtener ingresos
que la tecnología de impresión se res, lectura y recepción textual. Los bros como objetos físicos (con dife- en cada uso o representación. E l
d esarrolló en Europa occidental principales exponentes de este tipo rencias determinantes en la tipogra- capyright es una licencia para co-
durante el siglo XV, con su capaci- de trabajo incluyen a Roger Char- fía, el papel, la tinta, los métodos de piar - para reproducir- un texto. La
dad de reproducir el mismo texto, tier y Robert Darnton. impresión, y así sucesivamente). protección de estos derechos, y la
rápidamente, en grandes números Imprimátur Paratexto correspondiente asignación de res-
y con formatos idénticos, lo cual P ermiso para imprimir un título en Dispositivos liminares que contro- ponsabilidades, es la fu nción de la
modeló la recepción de la palabra particular, otorgado por el monarca lan la forma en que el lector percibe ley de propiedad intelectual.
escrita, pennitiéndole quedar fijada o la Iglesia; se indicaba con un sig- el texto, como la portada y la con- Punzón
y ser transmitida de un modo im- no o marca en e l libro. traportada, solapas, índices, notas al H erramienta utilizada para imprimir
preso y duradero. Incunables pie, tablas de contenido, prólogos y la forma de la letra en el molde, o ma-
Fondo editorial Primeros libros impresos, especial- prefacios. triz, en el cual se vertía metal fu ndido
T ítulos que un editor sigue publi- mente antes de 150 l. Pecia -una aleación de estaño, antimonio
cando y vendiendo durante una La brecha de Gutenberg Sección de un texto manuscrito y plomo- p¡1ra moldear la piez3 del
cantidad de años, en oposición a la Termino utilizado por los científi- (ejemplar) copiado po r los escribas tipo. Este último llevaba una imagen
"lista de novedades", que consiste cos de la información para describir para su uso en las universidades a en relieve, invertida, para producir la
e n los nuevos títul os publicados en el período entre un descubrimien- parti r del siglo XIII. H echo de piel im agen impresa deseada.
258 / DAvro F 1NKELSTEIN v AL1sTAJ R McCLEERY

Scriptorium Sociología del texto


Habitación o espacio en un monas- Frase acuñada por Don M cKenzie Bibliografía
terio donde estaban los manuscritos a comienzos de la década de l 980
que iban a ser producidos y copia- como parte de sus intentos por am-'
dos. pliar las competencias de los estu-
Socialización del texto dios bibliográficos contemporáneos
Frase acuñada por Jerome McGann para integrar el análisis textual con
para describir la forma en que los los intereses de la historia del libro
libros y la imprenta se abren paso de los Annales y la H istoire du Livre
desde los espacios privados a los para así abarcar los sentidos econó~
públicos, a través de procesos de micos, sociales, estéticos y literarios
producción, con énfasis en la im- de los textos.
portancia de estudiar el impacto de
los libros como artefactos sociales.

Adams, T. y Barker, N . (1993): "A new model for the study of


the book", en N . Barker, (ed.), A Potencie of Life: Books in
Society, Londres, British Library, pp. 5-43 .
Adorno, T. y Horkheimer, M . ([1944) 1977): "The culture in-
dustry: Enlightenment as mass deception", en]. Curran, M.
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,,
Indice onomástico

A Bertelsmann 124,226, 229, 231, 243


Altick, Richard 56 Biblia de Maguncia 101
Amazon 217,224,225,238 Bibliotheque bleue 205
Amberes 94, 99, 108 blogs 59, 218
América del Norte 10, 17, 51,117, Bloom, Harold 221
171,206,209,240,251 Bohemia 108
América Latina 80-1 Boswell, James 144
analfabetismo 187, 2 36 Bourdieu, Pierre 51, 52 , 119, 155,
Anderson, Benedict 20, 26, 45-6, 180
170, 173-4, 223 Bowers, Fredson 20, 25, 27, 28
Apple 217,224,225 Bracciolini, Poggio 76, l 06
Aristóteles 139, 203 Brahe, Tycho 90
Asimov, Isaac 217 Brown, Curtis 178
Asociación de Compositores 117 Buenaventura (San) 130, 131
Asociación de Editores 119, 168 Bury, Richard de 79
Asociación de Editores Byron, Lord 49, 162
Estadounidenses 168
Asociación de Librerías de Gran e
Bretaña e Irlanda 168 caballería, relatos de 202, 205
Aspinwall, Thomas 177 Cade,Jack84, 202 ,203,2 13
autobiografías 5 5, 186, 211 Calvino,Juan 105,200
capital cultural 52, 53
B capitalismo impreso 45, 173
Balzac, H onoré de 149, 165 Carlile, Richard 11 7
!84 / DAVID F 1NKELSTEI Y AL1sTAIR McCLÍ.ERY
ÍNDICE ONOMÁSTICO/ 285

D F H einemann, William 179


Carlornagno 68, 92 fanzines 224 hermenéutica 39, 15 1
Dante Alighieri 199, 200
Castells, Manuel 223 ferias del libro 94, 155 hipertexto 15, 36
Catilina la Grande de Rusia 113, 114 deconstrucción 29, 152
derechos de reproducción 145, 178 fijación de precios 168 Histoire du Livre 20, 25, 32-3
catecismos 57,201 Fish, Stanley 22, 186, 188, 213, historia de la comunicación 1O, 41,
Caxton, \Villiam 102, 109,200 derechos humanos 114
Dickens, Charles 121 , 149, 167, 249 60,86, 169
Chaucer, Geoffrey 131, 132, 157
177,209, 210 fondo editorial 124, 224, 225, 230, historia de la publicación 40
Cicerón, Marco Tulio 106, 192-3
Diderot, Denis 112, 113, 114, 206 239 H olly, Flora May 179
ciencia ficción 21 7
discurso social 183, 250 forma 99 hombres, como lectores 237
clase burguesa 77, 13 O, 148, 196-7,
Disraeli, Benjamin 149 Forster, John 175, 177 homogeneización 223, 233
201, 205 -7
clase obrera 97-9, 116-7, 211 , 251 Docherty, Thomas 188 Fráncfort 94, 95 H oracio 137, 203
clero 104-7, 194-5, 199-201 Donaldson contra Beckett 145-6 Franklin, Benjamín 164 Hugo, Victor 167,210
Club del Libro del Mes 52, 53, dramaturgia 134 Froben, Johannes 107 H umanismo italiano 107
182, 186,232 Duguid, Paul 220-2 Fust, J ohann 10 1 H ungría 108
Club del Libro de Oprah 235
"coca-colonización" 223 , 229,233, E G I
2H Eadmer de St. Albans 70 Garnett, Edward 175 iBooks 224
Collins, Wilkie 149, 178 Edimburgo 109, 145, 171,2 11 GATI (Acuerdo General identidades regionales 22, 160
compositores 29-30, 99, 116-7 El amante de Lady Chatterley 239 Sobre Aranceles y Comercio ilustraciones, reproducción de 11 8
comunidades imaginadas 173, 223 El Hobbit 13, 14, 15 Aduaneros) 244 Ilustración francesa 89
comunidades interpretativas 11 , Eliot, George 149, 177 género de ficción 237 imperialismo cultural 233, 234
182, 186, 188,214,223,249 Elseñurdei-Osanill-Os 13, 14, 15, 18 Genette, Gérard 37-9, 56 incunables, época de los 93
comunidades virruales 223 Encyclopédie 18, 90, 11 2, 113, 125, genio creativo 49 lndex Librorum Prohibitorum 204
Conrad,Joseph 151, 178 206, 207 Ginebra 105,200 influencia, zonas de 37, 173
conservadores culturales 23 1 energía a vapor 91, 11 5, 147, 162 -3 Gingrich, Newt 231 infraestructuras de impresión 57-8
contenidos generados por enfoque biobibliográfico 20, 26, 36 glosas 13 O, 197 intercambio de regalos 137
computadora 42 Erasmo, Desiderio 106-7 Gorki, Máximo 211 Internet 48, 58, 60, 87, 156, 222,
contenidos mejorados 224, 225 Escandinavia 14, 108 grabados 93, 103, 111, 163 223,228, 235, 243
Contrarreforma 105, 107, 198, Escarpit, Robert 33, 56, 147, 173 Greenblatt, Stephen 154 iPads 59,2 12, 217,2 35
201 , 202 Escocia 57, 109,200 G reg,W. W . 20,25 , 27,28 Irlanda 57, 168, 242 , 243 , 252
Convención Universal sobre escritura carolingia 68, 69, 92 grupos de lectura 116,214,237 irlandés (idioma) 242
Derechos de Autor 121 escritura uncia! 91 Guerra Mundial, Segunda 122, Iser, Wolfgang 22, 56,186, 213,
Convenio de Berna 121, 146, 244 escuela de Frankfurt 23 1 167 235,249
Cop, Guillaume 135 escuela de los Annales 31, 33, 46 guiones 76 Israel 66
Corporación Disney 228 estatus cultural 222 itálica 77, 93, 96
corporaciones transnacionales 167, Estatuto de Anne 144 H
224, 226, 241 estereotipia 116, 118, 163
correctores: y el significado textual 28 Estrasburgo 76, 10 1, 102, 103, 105
habilidades orales, valor de las 48 J
Hachette 148, 166,167,209,243 jeroglíficos egipcios 65, 66, 191
correo electrónico 222, 236 estructuralismo 152, 15 4 jesuitas l 08
H arlequin 234, 239,
cultura de clase media 52 estudios de la cultura impresa 19 J ewsbury, Geraldine 175
H arperCollins 124, 227,230
cultura maya 80, 81 estudios literarios 26, 60 Johns, Adrian 20, 26, 46-8, 89-90
Hany Potter 212, 232, 233, 236, 240
cultura textual 43 , 87 eurocentrismo 3 1, 81, 2 5 1 judaísmo 190
Hawthorne, Nathaniel 181
286 / DAVID F1NKELSTEIN y AusTAIR McCLEERY ÍNDICE ONOMÁSTICO/ 287

K Mercator, Gerard 111 periodismo 64, 163, 172 s


Mesopotamia 64, 65, 66, 80 perspectiva posimprenta 36 sacerdotes 65 , 68, 77, 103, 105
Kindle 59, 2 I 7, 220, 224, 235
micro-campos 137 Petrarca 49, 106, 199, 200 salones literarios 140, 209
Koberger 94, 99, 102
Miller, Mark Crispin 2 31, 2 34 philosophes 112, 113, 138 Schlink, Bernhard 187, 213
misioneros: y la imprenta 169-70 Pinker, James Brand 178 Schoffer, Peter 101
L
monasterios 68, 93, 128-9, 194 piratería 121 , 156,164,205, 225, Scott, Walter 2 09
La 111a11dolina del capitÁn Co1·elli
monjes 76, 85, 91 , 97, 104, 129 243 scripta continua 76, 194, 197
231,236
Montesquieu, Barón de 112, 113 Platón 71, 79, 203,206 scriptorium 102, 128, 129
Lane, Allen 121 -2
Lawrence, D . H . 151,178, 239 Moro, Tomás 107 Plinio elJoven 191, 193 Scriveyn, Adam 131 -2
mujeres, como lectoras 205-6, 209, poder institucional 21 , 64 SHARP (Sociedad de Historia
Leavis, F. R. 151
Lévi-Strauss, Claude 82- 3 237 Polonia 108 de la Autoría, la Lectura y la
mundo islámico 190, 251 Pompeya 193 Publicación) 17
ley y escritura 68
librerías contemporáneas 2 38 mundos noéticos 40, 72, 82 pornografía 207 sindicatos 100, 117, 179
Libro de Kells 92 poscoloníalismo 10, 29 sinecura 13 7-8
libros de horas 19 5, 196, 197 N posestructuralismo 152 sistema de gremios 98, 101, 116
literatura, la mercantilización de nambiquara 82 prédica 67, 103, 104 sistema de lucro compartido 142,
la 50-1 nazis 240 prensa radical 116 149
los lectores 54-5, 160, 174-80, New Bibliography 20, 25 , 27, 28, 29 producción literaria 27, 51 -2, 137, sistema de regalías 119, 121, 142,
192-3, 23 7-8 New Historicism 154 168, 172, 182 143, 149,150, 175
Los versos satánicos 240 Newton, Isaac 205 profesores 94, 106, 130 sitios web 15, 16, 59, 218, 224
Love, Harold 40, 44 Niccoli, Niccolo de 76, 106 Smith, W . H. 166,209,228
Lutero, Martín 103 -5, 200 no-alfabetismo 236 Q Sociedad de Amigos de los
Nook 235 quadrivium 197 Operadores de Prensa 11 7
M notas al pie 37, 38 quema de libros 240 Sociedad de Autores 119, 168
madres, como maestras de lectura novelizaciones 58 quipu 80 sociedad de la información 236
197 Nowell, Elizabeth 179 sociedades intelectuales 141
Manucio, Aldo 94, 96, 106, 107, R sociedad-red 223
108, 198, 203 o Random House 229, 231, 243 Sócrates 70, 71, 72
mapas 13-4, 110-1 Oresme, Nicole 13 8 redes de comunicación 81, 117, solapas 37
marginalia 38 Ortelius, Abraham 111 118, 147, 170, 180 Spycatcher 240
Marx, Karl 15, 162 Ovidio 130, 133,199,203 redes literarias 22, 160, 180 Stanhope Press 115
materialismo cultural 152 Revolución Francesa 114, 117, 162 STN (Société Typographique de
McGann,Jerome 18, 35, 38-9, 56, p Revolución Industrial 21 , 2 2, 114- Neuchatel) 90, 207
213 Paine, Tom 116 7, 160, 163 , 247 Strata, Filippo di 97
McHenry, Elizabeth 22 , 185-6, palabras sagradas 86 Reynolds, Paul Revere 179 Suard,Jean-Baptiste-Antoine 138
252 papiro 74, 7 5, 190 rollos 68, 74, 75, 76, 190, 192 superación 220-1
McKerrow, R. 27-8 paratextos 20, 26, 37-8 Rose,Jonathan 22, 185,186,251 suplementos de periódicos 165
mecenazgo 21 , 127, 136-40 patentes 135, 145 Rousseau,Jean-Jacques 112, 114,
Menocchio 186, 201 Paterson, A. B. 172 207 T
mensajes de texto 220, 236, 244 Penguin Books 121 -2, 21~ , 240 Routledge, George 119 Teresa de Ávila (Santa) 202
Mentelin, J ohann 101 pensamiento, reproducción del 131 Rowling,J. K. 232 término; visual 14, 32, 43, 49, 58,
Menzies,John 166,228 pergamino 67, 75, 76, 91,190 rubricadores 128 60, 73, 74,104
288 / DAVID F1NKELSTEIN y AL1sTA1R M c CLEERY

textos electrónicos 2 12 V
textos manuscritos 75, 130 valores culturales 57, 63 , 80
textos seculares 91 Venecia 77, 85, 94, 96, 98, 108,
Thackeray, William 167, 177 198, 201
The Times 115, 116, 163 venta ambulante 35, 94, 95, 123 ,
Thomson,James 137-8 206
Time-Warner 228 Verne,Julio 209, 210
tinta, colores diferentes de 76, 91, vidas de los santos 201, 202
197 Vigne, André de la 13 5
tipográfica, fijeza 43, 45, 46, 74 Virgilio 106, 130, 203
tipos: la evolución de los 93 vitela, papel de 7 5, 91
T ollóen, J . R. R. 13-5 Vivendi 228
T olomeo 110 Voltaire 112,114
Tomás de Aquino (Santo) 70
Tomplóns,Jane 180, 181 w
T orá 68 Warner, Sophie 181
Towheed, Shafquat 22 , 185, 186 Watt, Alexander Pollock 177, 178
trabajadores de la imprenta Weekly Political Register 116
97- 100, 116 Wells, H. G . 178, 218
tradiciones orales 20, 63 , 64, Wikipedia 125, 224
67-70, 81 , 169 Winfrey, Oprah 182
transacción, zonas de 3 7 WIPO (Organización Mundial de
Tratado de Waitangi 19, 31 , 81 , la Propiedad Intelectual) 244
116, 169 WTO (Organización Mundial de
trívium 197 Comercio) 244

u z
Unwin, Stanley 13 Zainer, Gunther 101, 102
urbanización 114, 208
ur-textos 151

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