Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
una
ra ofre� e
Como lo anuncia su título, esta ob l li b r o , en
la
d
introducción al estudio d e la historia
...
e
m p , l as
d e un individuo particular. Así, por e j e lo
este enf .� o ue
Al pone r el énfasis en los procesos, qu ie n
sobre
también evita la comp et encia pu eril
nta y qué país lo hiz o antes.
"inventó" la imp re
se encuadra
Una introducción a la historia del libro
intención de
en el conjunto de obras escritas con la
del
reunir perspectivas internacionales: la tre
n el senti do d la r elación en
poscolonialism o, e e
e
Q)
+-'
(/)
�
e
LL
-o
-�
o
21
David Finkelstein
Alistair McCleery
Una introducción
a la historia del libro
PAIDÓS
Buenos Aires - Barcelona - , léxico
. . al A11 Jnmduction to Book History /
Título ongin : . , zen 2005 (segunda edición, 2013) por Routled ge. Al[
Public.ido en inglés por primera \C
Rights Rmrved- . /ro
Authorisrd tramlatzon m t
h Enu/ish /anguage edition p11blished by Ro11tledge, a member ,r
t " º1
Indice
thr Tnylor & Francis Gro11p.
Finkelstein, David . . . • •
. t od cc,·ón a la historia del libro I David F1nkelstein y A 11sta1r M c Cleery - 1 ª ed _
Una ,n r u . ·
Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Pa1dós, 2014.
296 pp. ; 23x15 cm
1 _Historia del libro. 2. Historia de la escritura. l. Me Cleery, Alis tair 11. Cortés Roca,
Paola. trad. 111. Titulo
CDD
Reservados codos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita
de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción
parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y PREFACIO A LA SEGUNDA EDICIÓN
················································· 9
el tratamiento informático. ¡-/ Jt INTRODUCCIÓN .......... .... ............. ........ .. ........................................ 13
© 2005 , 2013, David Finkdstein y Alistair McCleery ~
© 2014, Paola Cortés Rocca (por la traducción) \.l ·)APROXIMACIONES TEÓRICAS A LA HISTORIA DEL LIBRO ............. 25
© 2014, de todas las ediciones en castellano: 2. DE LA ORALIDAD A LA ESCRITt:RA ..... ... . ... . . .... .... .. .... ... .... ..... .... 63
Editorial Paidós SAICF 3. LA APARICIÓN DE LA IMPRENTA ............................................... 89
Publicado bajo su sello PAIDós• 4. AUTORES, AUTORÍA Y AUTORIDAD ............................................ 127
Independencia 1682/J 686,
5· EDITORES , LIBREROS, IMPRESORES Y AGENTES ......... ................ 159
Buenos Aires -Argentina
E-mail: difusion@areapaidos.com.ar
6. Los LECTORES Y LA LECTURA ............................................... .... 185
www.paidosargentina.com.ar (2) EL FUTURO DEL LIBRO .... ......................................................... 217
Queda hecho el depósito que pro-iene la Ley 11 .723 CONCLUSIÓN ······ ··· · ···· ·································· ···· ···························· 247
Impreso en la Argentina - Printed in Argentina GLOSARIO ....................................................................... .............. 253
Impreso en Primera Clase,
California 1231 , Ciudad Autónoma de Buenos Aires, BIBLIOGRAFÍA ·································· ··· ·········································· 2 59
en febrero de 2014. ÍNDICE ONOMÁSTICO ............................................. .... .......... ......... 283
. , producción y recepción
.st · de la creac10n,
fonos sobre la hi oria , . S0 lo muy lentamente, algunos
de obras literarias canoruclaRs. . Unido y Estados Unidos se
Introducción
. d 1l'b en e emo .
historiadores e 1 ro . . •a para abordar un comprom1-
. d d ¡ h'stona iteran 1 d .
van ale¡an o e ª ! lio de materiales, que va des e libros
so con un rango mas amp ,
1 tlas cartograficos.
de texto esco ar~s ª ª d la historia del libro, que se ha
El desafío mas gran e para . ., d b .
. d d 1 rimera ed1c1on e este tra aJo, es
vuelto evidente es e ª P , · 1
'd d de . ser percibida como un reqmem por a
evitar
1a neces1 ª1 . t La frase "la brecha Gutenberg" usada
muerte de a 1mpren a. ¡1
. . d 1 • formación para denotar e apso que va
por la ciencia e a m , .
d b · ·ento y su publicacion, ha sido recuperada
entre un escu nrru . ., d
para descn·b·ir e1período entre la primera .pubhcac1on ., e .Gu-
tenberg y e1cambl·o contemporáneo de la 1mpres1on . .al umver-
.
so de la pantalla y de lo online. La relevancia de la h1stona del
libro tal como se describe en este volumen para los desarrollos
En 1936, el editor británico Stanley Unwin recibió un pa-
tecnológicos actuales se puede ver en los tipos de argumentos
quete de un académico de Oxford especializado en literatura
utilizados a favor y en contra de cada uno de los momentos anglosajona. Contenía un manuscrito cuidadosamente ripiado
de la innovación textual y de impresión. La interrupción y la que había surgido de los relatos que el autor le contaba a sus
absorción final por parte de la sociedad que marcó el cambio hijos a la hora de ir a dormir. Como no estaba seguro so~~e
de lo oral a lo escrito, y luego a lo impreso, parece replicar hoy qué hacer con él, Unwin le pagó un chelín a Rayner, su h1¡0
en día el cambio tecnológico de lo impreso a los medios online de diez años, para que lo leyera y le diera su opinión. "~ste li-
y basados en la pantalla. Lo valioso de la historia es que nos bro, con la ayuda de mapas, no necesita ninguna ilustración. E~
ofrece la oportunidad de volver a examinar a nuestro gusto buena [sic] y debería atraer a los niños de 5 y 9 años" (Gekos~,
los principios y valores que informan e involucran los cambios 2004: 13). El texto en cuestión era, por supuest?, El H~bbtt,
tecnológicos y sociales. Los libros todavía tienen valor, y su y Tolkien se convertiría en un académico muy neo gracias a
asimilación en los nuevos entornos mediáticos ha creado una las ventas del libro y su continuación, la trilogía El señor de los
relación más compleja entre el lector y el texto, que este li- anillos, especialmente a fines de 1960 cuando la contr~cu_l~ra
bro particular explora por primera vez. Esta relación implica ir recogió sus elementos míticos y fantásticos y los convirtio e~
más allá del estudio del caso y hacia la expresión de principios lectura de culto. El Hobbit y los libros siguientes han_ trascendi-
Y ~??el~s generales. Nuestra esperanza es que esta segunda do los años y se han convertido en la lectura preferida de mu-
edicion siga a la primera en tal expresión y consecuentemente, :
chos; por eJemplo, han ocupa d o e1primer
· ¡u gar en la encuesta
'd ,,
en la afirmación del valor de la historia d¡l libro en sí. nacional inglesa de 20 03 sobre 1as 100 "novelas prefen as •
Cada generación los ha interpretado y reevaluado, recuperan-
A1,1sTA IR McCLEERY
1-l / Ü AVID f1NK ELSTEIN y
I NTRODUCCIÓN / J5
de aprender mucho
.
cilio com0
cree la gente.
d
Se p~~ .....
1consuu~ '
idor al considerar han convertido e~ símbolos emblemáticos de generaciones,
culturas y comumdades enteras; considérese, por ejemplo, la
so tan sen eso del crea or ª ., al estudiar los efec-
1 u-ear e1proc oducc1on, 1 Carta Magna, el acta de la Declaración de Independencia de
a ras de marketing y pr L s efectos cultura es y
Estados Unidos o el Tratado de Waitangi de Nueva Zelanda.
las es~c~rasrenta sobre la culto:"\ ~nte cuantificables: los
Una introducción a la historia del libro busca abordar estas cues-
tos de ª1 imd~ los libros no son fa~ mtan a "lectores" y consu-
persona es · plo a1ec d l ·d tiones. Toma como punto de partida los fragmentos originales
libros y la imprenta, ~or ei::en distintos mornento_s e a Vl a. y los textos publicados en The Book History Reader [Manual so-
'd de manera d1feren El porte rnatenal afecta el bre la historia del libro] y expande el rango de comentarios y
nu ores . ·r esto? so ,
·C, 0 empezar a d1scut1 1 como señalo alguna vez temas originalmente incluidos en el manual. Nuestra intención
e om 1 textos, ta
do en que leemos ?s d diferentes soportes mate- es entregar un libro que explica los contextos en los cuales hoy
rno D l smo mo o, d' r
Don McKenzie. e 11ll leer un texto de 11erentes se estudia la cultura impresa y la historia del libro. Tenemos en
. d · los lectores a . d'
riales pueden m uci_r ª M Gann al sugenr un estu 10 cuenta cómo ha sido pensada la historia del libro en el pasado y
nene Jerome c b d
maneras, como sos " Ambas cuestiones se a or a- especulamos acerca de cómo se podría desarrollar en el futuro.
de la "socialización de l?s textos . Nuestro objetivo ha sido también proveer una brújula crítica a
rán en capítulos postenores. campo de preguntas donde la historia del libro y a los estudios de la cultura impresa, para
. b e un tema y un
Este libro es so r ·¡¿ naturaleza pueden ser estu- que funcionen como un punto de partida y también como una
d E l - r de los am os Ysu . .,
el valor e seno . de án los: teniendo en cons1derac1on guía sobre los temas contemporáneos que preocupan a aquellos
diados desde todo ~~o I coi! manuscrito hasta el producto que enseñan e investigan en el área. Aunque este libro se refie-
desdl e su es~adodoore1ngmd:talle la naturaleza de los que lo leen re con frecuencia a los textos primarios que se encuentran en
fina • conoc1en · d l The Book History Reader, nuestra intención general es extender el
, ~o lo leen· analizándolo desde la perspecova e a mer-
y co , mediáti~a que adopta diferentes formas para alcanzar rango de análisis y cobertura de tópicos de manera tal que Una
cancia . , d l dentro introducción a la historia del libro produzca una lectura provechosa
audiencias y mercados internacionales; comparan O d ° también por sí solo.
de los modelos comunicativos sugerido~ por Damton, ~ a~s
Uno de los temas claves del núcleo de Una introducción .. .
y Barker así como otros, tal como se discute en el _cap1tul,o .
es nuestra idea de que lo que diferencia la historia del libro
Nuestro,objetivo es resumir qué es la historia del h~ro, ~orno
de los estudios de la cultura impresa, tal como se desarrolla
los historiadores del libro abordan la tarea de estudiar hbro:,
actualmente, es su estimulante movimiento para entender la
publicaciones y textos, y qué se puede aprender al usar los me-
producción textual como parte de las estructuras de la comu-
todos de la historia del libro. Estos historiadores tratan de en- nicación social humana. Hay que hacer de esta demanda un
tender qué lugar tienen los libros y la lectura en la vida de la abordaje interdisciplinario. Una introducción a la historia 1el li-
gente y las sociedades del pasado, del presente e incluso del bro está estructurado de manera tal que enfatiza las cuestiones
futuro. Grandes proyectos como la Enryclopi:edia Britannica, la de comurúcación social que los estudiantes pueden encontrar
Encyclopédie y el Oxford English Dictionary han tenido tremendos en su recorrido por la historia de los libros en los tiempos mo-
efectos sociales y culturales, resguardando la precisión, fijando dernos. Este libro es tanto la narrativa de la historia d~ los
estándares y sintetizando importante material intelectual. Del textos en la cultura europea occidental como una síntesis de
mismo modo, hay manuscritos y documentos icónicos que se
AI,1sTAIR M c CLEERY
20 / DA,· ID F1N KELSTEIN y
Í NT RODUCC IÓN / 21
omprensión y la contextuali-
las últimas reflexio~es sobre 1a c de la imprenta. También nos ocu d ,
., pamos e como la e ·
zación de esa histona. l incipales teorías y debates críti- b
cam 10 su naturaleza debido al de 11 d , . scntura
El capítulo 1 cubre ªs prtudios sobre la historia del libro sarro O e un publico letra-
d o, pasan d o d e usarse como herramient
modelado 1os es d 1 . . . . ª cu1tura1para ser leida
,
cos que h an . _ D'scute algunas e as 1n1ciat1vas por uno a mueh os, a un proceso que hab'tu d . . ,
1 a1mente m g1a sus
, 1 . s cien anos. 1 . 1
en 1os u umo . fí tudios del libro 1mpu sacias por resu1ta d os a 1os 1ectores solitarios e individ I p·
, 1 · ua es. ma 1mente
pioner~s ~n bi~':;~ib;i[g,.:~hy y representado por el trabajo e1cap1tu o. examma brevemente cómo los cn' ti' cos h an descnp- . '
1
to a escntura al servicio · · · 1,
el moVImiento
de W ~ r Greg y re son
F d Bowers y considera las reaccio-
' , . . . , del Estado y el poder mst1tuc1ona
· · 1 enda que fijaron estos cnacos. Nos usado por la colomzac1on cultural y política de otras partes del
es subsecuentes a a ag . d, • mundo, y en el contexto de las estructuras de clases.
n , •nfluyó el trabaJo del aca em1co neoze-
reguntamos cuanto 1 El capítulo 3 marca continuidades entre esta cultura del
P d , D McKenzie en el nuevo rumbo que tomaron los
lan es on 1 d , d d 19 manuscrito y la llegada de la imprenta. Llama la atención no
. b'bl' áficos del libro durante as eca as e 60
estu d10s 1 wgr ·, d 1 " · 1 , solo sobre el proceso de producción sino también sobre las
·samas cómo esta concepc10n e a socio og1a
y 1970, y rev1 . . . l l estructuras industriales que se desarrollaron en la medida en
" se ligó al movimiento de la h1stona socia y cu -
de1 texto d' (l H . . que el libro manuscrito, una mercancía coleccionable, cedió
tural del libro que -influencia francesa me iante a 1stoire su lugar al libro impreso, una mercancía vendible. El capítulo
du Livre)- se desarrolló a partir de la década ~~ 1950. Esta resume e introduce debates sobre la relación entre el libro im-
sección también sintetiza el lugar de la formulac1on de Robert preso y los momentos claves de la Reforma, el Renacimiento,
Damton sobre el "circuito de la comunicación" como un me- el Ilumirusmo y la Revolución Industrial. La discusión sobre el
dio para el estudio de la circulación de textos en la sociedad, desarrollo de los derechos de autor rastrea aquí cuestiones de
el contraargumento de Thomas R. Adams y Nicolas Barker a autoría y propiedad cubiertos en el siguiente capítulo, mien-
favor de una aproximación más biobibliográfica, y otros mode- tras un resumen de los cambios producidos en la edición de
los teóricos que enfatizan el análisis de los paratextos de los li- libros durante el siglo XX anticipa el análisis del capítulo final
bros y promueven el estudio de la "socialización de los textos". sobre el futuro del libro.
En este capítulo se incluyen otros cuyo trabajo sobre estructu- El capítulo 4 se centra en el concepto de autoría y cómo ha
ras comunicativas orales, escritas e impresas han cambiado los cambiado y se ha desarrollado en los últimos mil años. Examina
intereses de la historia del libro, dándoles nuevas direcciones: defiruciones medievales de autoría y discute cómo la introduc-
'-''alter Ong, Marshall McLuhan, Elizabeth Eisenstein, Bene- ción de la imprenta desde 1450 en adelante redefinió la autoría
djct Anderson, y Adrian Johns, entre otros. como una actividad más creativa que podría conducir a la fama
El capítulo 2 considera la historia de la escritura y cómo esta individual y a cierta fortuna. Otros tópicos que se abordan in-
área se integra con los estudios de la historia del libro. Provee cluyen el lugar del mecenazgo, el efecto de la in_~oducción de
un resumen sobre cómo se desarrolló la escritura y se difun- los derechos de autor en la autoría como profes10n Y el rol de
. · 1es en e1proce-
los agentes literarios y los lectores d e 1as ed1tona .
dió en la cultura del este de Europa. También analiza cómo
so de publicación. Recorremos brevemente las interpretacwnes
se incorporan las tradiciones orales en la escritura temprana ,. . XX sob re 1a autona, que han sido
cnticas del siglo . centrales
Y en la cultura del manuscrito y cómo la escritura cambió en . . . d I l'b conclwmos con co-
para los estudios de la historia e 1 ro Y
estru ctura Yestilo en la medida en que se impuso la tecnología
Y AL1sTAIR McCLEERY
22 / DAVID F1NKELSTErN
INT RODUCCIÓN/ 23
Aproximaciones teóricas a la
historia del libro
INTRODUCCIÓN
licando, desde fines de los "muerte del au tor", hace hincapié en el papel d 1 .
b'1 n esta do ap h' . .
cuyos miembros a ª h o·tativos de la 1stona social librero e impresor, en la definición de la formad~ au~or, tnto con el
años cincuenta, me
' t Odos cuan
.,
. .
textual. Al mismo tiempo, Me- ausencia del lector, recu erda que el significado
. h' , .
J ªª
ª 0 ra; contra la
e un texto se produc
a la produccion Y. , recepcion . t1'gadores fu eran mas ' a 11a' de siempre en un marco 1stonco y depende de la ¡
. . .
d'
s ccturas tferentes
e
, e los mves d p 1ura 1es que 1e asignan s1gn1ficado (Chartier, 1997b: 85). Y
Kenzie propoma qu como meros pro uctos de las
· , de los textos r
la interpretac10n . luso solamente como erectos de
0 Los orígenes de la metodología de la escuela de los Anna-
intenciones del autor, . m~ as y macrohistóricas de las ten-
. . es cuanotaov . . . h . les subrayada por McKenzie se pueden encontrar en l hi ·
las exammacion. . . prentas y se d1ng1eran ac1a un . l . . d S . . a stona
. d l d1tona1es e im ' . socia cuantitativa e octologze de la littérature [Sociología de la
denc1as e as e roductos mediados en los cuales
. d los textos como P , • . literatura], de Robert Escarpit (publicado en 1958) y ta b',
estu d10 e de un sentido econom1co, social .. , d .,.__ d F , m 1en
d' encontrar trazos , d 1 ,. ' en L~ apan':,on e11tvro,_ e ebvre y Martin, publicado también
uno po ta . . "L teorías contemporaneas e a enoca
el rrusmo ano. El trabaJo de Escarpit fue notable por su inten-
, · hterano. as ·
esteoco Y ·e la historia del libro, su arqmtectura y to de separar los modelos de producción, difusión y recepción
textual mdnerentes a . d d
' . . 1 d la tipografía, son bastante ma ecua as del libro, de la acumulación de datos de una forma iniciada por
el lengua¡e visua e " l ' "S ' l
. ·, 1 on estos problemas , conc uyo. o o una Rober;it,,Damt?n (198~b) e_n su artí~o "What is the history of
para mgeruarse as c d b d ,,
d a Sociolooía del texto pue e a or arios books. [¿Que es la h1stona de los libros?] y en la respuesta de
nueva y abarca or o·
(McKenzie, 1981: 236). Thomas Adams y Nicolas Barker a Damton en "A new model
far :11e stu_dy of the book" (1993) [Un nuevo modelo para el es-
tud_10 del libro]. E l enfoque de los Annales difería, por otra parte,
HISTOIRE DU LWRE de intentos como el de Elizabeth Eisenstein para vincular el de-
sarrollo del libro impreso con los grandes movimientos sociales
La "sociología del texto" fue el reconocimiento de McKenzie Y políticos, en lo que más recientemente ha sido criticado como
de que los textos eran el resultado de un proceso de colabora- un ~nfoque excesivamente determinista y simplista, tal como se
ción y requerían métodos de análisis que le prestaran atención adVIerte en el título de su obra principal -discutida más adelan-
al objeto material y a su producción y recepción, en lugar ~e te en este capítulo- La imprenta como agente de cambio Gohns,
a sus contenidos solamente. Ella formaría parte de un moVI· 1_998). F:bvr~ y Martin son tal vez más precisos en su capítulo
miento liderado por Robert Darnton y Roger Chartier, entre tl~ado E l libro como una fuerza para el cambio". Para ellos,
otros, y dirigido hacia la nueva Histoire du Livre de las décadas la imprenta fue solo uno entre varios actores en un drama social
de 1980 y 1990, que ponía el énfasis en los lectores, la materia- Y político; Lucien Febvre propuso como título alternativo para
lidad y el sentido (McDonald y Suarez, 2002 : 7). Como Roger el trabajo, El libro al servicio de la Historia. Donde el libro fue
Chartier comentaría luego, el valor del concepto de McKenzie fundamentalmente activo en la promoción del cambio fue en el
de "sociología del texto" estaba en las enseñanzas que debían lenguaje de los textos; como sostendrán, en un punto posterior-
aprenderse y aplicarse: mente ampliado por Elizabeth Eisenstein: "La cultura europea
unificada por el latín se disolvió finalmente con el surgimiento
~ ~ntra la abstracción del texto, muestra que el estado y la interpreta· de las lenguas vernáculas, el cual se consolidó con la imprenta"
c,on de una obra depende de las consideracion es materiales; contra la (Febvre y Martín, 1976: 332).
A. R M cCLEERY
34 / D AVID F1N KELST EIN y n,,ISTAI APROXIMACIONES T EÓRICAS A LA HIST
ORIA DEL LIBRO / 35
'N
EL CIRCUITO DE LA coMlJNICACIO del libro un modo de concebir la producción d
'f: , . e textos como
una empresa mu1t1 acetlca que abarca las cond · · .
. d de Robert Damton, "What is the his- , • ,. . 1c1ones sociales
econorrucas, 1
El innova or ensayo
,,, [ ·Q , es la historia de los
lib ?] 11 ,
ros. amo la . . po 1t1cas e mtelectuales. "Los libros pertenecen'
tory of books • e ue d · · ·, a los. circuitos de la comunicación
. que operan con patrones
., b u· dad de métodos e mvest1gac1on y enfo- consistentes, por compleJos que sean", concluía D arnton. "Al
atenc1on so re 1a can l d' .
. · · , d aquellos involucrados en e estu 10 de la desenterrar esos circuitos, los historiadores pueden de
ques a d1spos1c1on e , l. , . 'b . . mostrar
historia del libro a principios de la de~ada de 1980. E mtre~1do que 1os li ros no se 1irrutan a relatar la historia, sino que la ha-
·
mvesnga · dor se enfrentaba a un desonentador entrecruzarruen- , cen" (Damton, 1982a: 22).
. ·
to d e d1sc1p ma , ¡· s "que más que un
,. campo parecia .una selva . El modelo de Damton no era de ninguna manera perfec-
·
trop1ca ... 1 [ ] la bibliografía anaho.ca
. . que apunta
. hacia esta
. di- to, como él mismo reconocía. Para empezar, se basaba en una
rección, \a sociología del conocmuento ha~1a aquella, m ientras comprensión de la producción textual propia de las condiciones
que la historia, la literatura inglesa y la literatura comparada ?e i~presión ?' publicación _de la Europa del siglo XVIII (que
delimitan territorios que se superponen [...] y queda descon- mclman cuestiones tan fascmantes e inusuales como "la venta
certado por las metodologías en competencia, que lo tienen ambulante" y el contrabando de libros a través de las fronteras
cotejando ediciones, compilando estadísticas, decodificando nacionales en tiempos de efervescencia revolucionaria, redes
leyes de derecho de autor, navegando el mundo de los manus- de impresión clandestinas, y la producción de textos ilícitos 0
critos y de la reconstrucción de la prensa, y psicoanalizando los prohibidos). Parte del modelo era adecuado para el estudio de
procesos mentales de los lectores" (Darnton, 1982a: 10). La la cultura del manuscrito preimprenta, o para explicar la in-
solución de Damton consistió en proponer un modelo general flexión de la cultura oral dentro de las tradiciones escritas. Pero
para analizar el modo en que los libros se abrieron camino en la sobre todo, marcó un intento de establecer un terreno común
sociedad, un "circuito de la comunicación" que abarcara "desde dentro de las diferentes agendas de la historia del libro que
el autor hasta el impresor (si es que el librero no asume ese pa- competían entre sí, y fue absorbido, desarrollado y utilizado
pel), el editor, el distribuidor, el librero y el lector" (Darnton, cada vez con más frecuencia durante los años siguientes.
1982a: 11). El circuito funcionaría con estos actores claves y Desde la elaboración del "circuito de la comunicación" de
entre ellos; aunque dejando lugar, por ejemplo, para demostrar Darnton como un medio de examinar el papel de los textos
la manera en que los lectores podrían influir en la producción en la sociedad, la historia del libro ha comenzado a centrarse
textual (un punto sobre el cual han llamado la atención con cada vez más en lo que McGann (1991) ha descrito como la
~ ecuencia aquellos que trabajan en las novelas episódicas del "socialización de los textos" -es decir, el impacto de los libros
siglo XIX) o la influencia de los libreros en las decision es edi- como artefactos que van desde espacios privados hacia espacios
toriales (como ha demostrado Darnton con el estudio de un públicos. En esta formulación, la producción se convierte en
caso tomado de la cultura impresa francesa del siglo XVIII, en una parte muy importante del proceso de "producir un arte-
~I que rastreab~ la contracción y la expansión del comercio del facto público y de insertarlo en un determinado circuito social"
libro en Francia a través de las órdenes de venta). El circuito (Duguid, 1996: 81). O , como sugirió un estudio clave, lo que
de Dar~to~, surgía de modelos parecidos de los estudios de la ahora se ha vuelto cada vez más importante es el modo de con-
comumcac1on' pero su mtenc1on · · , era ofrecer a los historia · d ores cebir "la actividad de producción y consumo de libros que des-
v A u sTAJ R M
cCLEERY
.- APROX IMACIONES TEÓRICAS A LA HI STORIA DEL LIBRO / 37
36 / D,\\'ID F 1NKELS I EIN
'd
tt o, este e
s un intento e medios de impugnac1on • , d e las cuerpo del texto no es exclusivamente lingüístico" (McGann,
'fi y procesos comO 1991 : 13 ). En la influyente discusión que le siguió, McGann
espec1 cos . les y las recepciones de los textos
representac10nes cu1tura esbozó su oposición al tipo de análisis que, según él, había in-
vadido el estudio textual hasta la década de 1980 -un enfoque
terminados.h 'do que el enfoque de Genette tiene un
Algunos an sugen . lingüístico que envolvía los textos literarios en una red con
. . do para los historiadores del hbro, ya que no llega
va lor l1m1ta
. , ,, de1 texto. e orno ha
. logia
l . s en la "socio
un apretado tejido de hermenéutica e interpretación textual- .
lo suficientemente eJO , "Los estudios textuales permanecen en gran medida bajo el
_ d J 1. G diner un defecto fundamental en 1a teona hechizo de la hermenéutica romántica", declaró. "Desde este
sena1a o u iet ar ' . 'b'l'
bre los aratextos es su "frecuente 1mpos1 11- punto de vista, los textos, y en particular los textos imagina-
de G enette so P .
dad de explicar la distinción entre el auto.r _Y los editores, su tivos, no se ven como actos sociales, y en la medida en que
tendencia a considerar al editor como fac1htador -de hecho, son tan imaginados, la acción del texto se concibe demasia-
una continuación de la intención del autor-y a los paratextos do subjetivamente (y demasiado abstractamente) dentro de
como vehículo, indica una fijeza de significado para el tex- sus condiciones lingüísticas". Su solución fue la propuesta
to insostenible y esencialista" (Gardiner, 2000: 258). Jerome de anclar el estudio de los textos dentro de contextos con
McGann (1991) argumenta de manera similar contra Gene- una base tanto social como material: "Uno rompe el hechizo
tte en The Textual Condition [La condición textual] . A la vez, de la hermenéutica romántica al socializar el estudio de los
advierte que el valor de la aproximación de G~nette -una textos hasta los niveles más radicales" (McGann, 1991 : 12).
respuesta a teóricos literarios anteriores cuyos mtereses e~ La "socialización del texto" de McGann resultaría un punto
la naturaleza lingüística de los textos (las palabras contendi- influyente en el desarrollo de la investigación en el área de la
das dentro de los límites del libro) habían desplazado eSWS historia del libro, junto con la "sociología del texto" de Don
aparatos extratextuales hacia los márgenes (donde estaban McKenzie, como una forma de subrayar cómo los historia-
literalmente) residía en su insistencia en que tales "paratex- dores del libro diferenciaban sus áreas de investigación res-
pecto de aquellos que trabajaban estrictamente con una base
tos" eran de un valor fundamental para el estudio del sen·
tido de los textos. Contrastar el texto con el paratexto er~ histórica o literaria.
un ejercicio útil en sí mismo, como un modo de recuperar e
• AL1s TAtR M cC1,EERY
AJ>ROXIMAC IONES TEÓRICAS A LA HISTOR IA DEL LIBRO/ 41
40 / DAVID FtNKELSTElN '
M hall McLuhan (1964), pro- ción humana. Para McLuhan, estas rupturas no eran resulta-
987
(l gS2), Jack Goody (1 ~:de ;:scomponerse en tres "fases do de la evolución de la cultura escrita, sino de la revolución
one que su desarrollo p tipográfica iniciada por Gutenberg. Como afirmaba senten-
~evolucionarias" claves: ciosamen~e: "No . fue sin? hasta la experiencia de la produc-
orales a las escritas (subdividido ción masiva de tlpos umformes y repetibles que ocurrió la
1. El cambio desde las cull~bas la adquisición del lenguaje, fisión de los sentidos y que la dimensión visual se separó del
llo del a ,a eto, . 1· .,
en e1 desarro turas de comercia 1zac1on, la resto de ellos" (McLuhan, 1964: 70). Con un vocabulario más
· · to de estroc .
el establecimien . tas de escritura -tmta, papel, contenido, Elizabeth Eisenstein reformularía y reinterpreta-
. • · , de herram1en
adq~s1c1on fi" . , de los sistemas de escritura). ría esto en su concepción de la "fijeza tipográfica" (que se
códices-y la d¡aclwnlr b u·zación a la impresión (el desarrollo discutirá más adelante en este capítulo).
2· El cambio desd e a a ra crito
e .
el desarrollo de la imprenta, su Walter Ong volvió a examinar la cuestión en su obra clá-
de la cultura e1manus ' 1 .1
. ., d 1 las instituciones cultura es y socia es, sica Oralidad y escritura, donde sostuvo que la introducción
mserc1on gra ua en •
.. , d materiales para el consumo masivo en una de la escritura y la imprenta impusieron un nuevo tipo de
la prov1S1on e . .
sociedad cada vez más industnahzada). . "conciencia" en la comunicación social; la escritura "recons-
El cambio desde la imprenta a los contemdos generados tituyó, en el espacio visual, la palabra originalmente oral y
3
· por computadora (una etapa transformadora que estamos hablada", mientras que la imprenta "incrustó, de manera más
viviendo actualmente). definitiva, la palabra en el espacio" (Ong, 1982: 121). El re-
sultado fue la imposición de la linealidad en las experiencias
Walter Ong y Marshall McLuhan son citados frecuente- cognitivas, un sentido de organización espacial que permite
mente por sus reflexiones acerca de los cambios ~aciales y la recuperación fácil de materiales y el fomento de un sentido
culturales en el pasaje de las culturas orales a las impresas. de cierre, "la sensación de que lo que se encuentra en un tex-
Las afirmaciones gnómicas de McLuhan sobre la n aturaleza to está terminado, ha alcanzado un grado de completud [.. .].
de lo impreso, en sus libros La galaxia Gutenberg. Génesis del Lo impreso condensa el pensamiento en miles de ejemplares
homo typographicus y Comprender los medios de comunicación, que de una obra con exactamente la misma consistencia visual y
fueron éxitos de venta durante la década de 1960, llamarían física" (Ong, 1982: 12 9-13 O). Comentaristas posteriores se
mucho la atención, pero luego cayeron en desgracia (hasta basarían tanto en el trabajo de M cLuhan como en el de Ong
que el mundo de la red electrónica que él había predicho se para discutir los efectos de mediación de la cultura textual e
volvió una realidad a partir de la década de 1980). En estos impresa en las formaciones sociales, las prácticas de lectura y
trabajos, McLuhan hizo hincapié en el efecto perturbador los patrones de comunicación . Como señalaría un crítico, las
de la escritura y la impresión en las formaciones culturales reflexiones de McLuhan y Ong ofrecieron una concepción
orales, al señalar la "caída del mundo mágico del oído y del de cultura como " una modalidad de la conciencia, una estruc-
m_un~o neutral del ojo, y la emergencia de un individuo des- tura de percepciones y creencias, una subjetividad constru ida
tnbah:ado, a _partir de este quiebre" (McLuhan, 1964: 32). socialmente" (Love, 2003 : 54).
El caracter
, pnvado
. de la lectura de textos y libros
. .
impresos, E l seguimiento de los cambios en la comunicación social
sostema ' cambió irrevoca bl emente los patrones de la interac- desde lo oral a lo escrito y a lo impreso, sin embargo, h a llevado
cCLEERY
y A.LJSTAI R M APROXIMACIONES TEÓRICAS A LA
44 / DAVID F1NKELSTEIN HISTORIA DEL LIBRO / 45
d fi bilidad y la corrupción
lazan contenidos y medios provenientes de mate · ¡ ·
, criticaban la falta ede ~ibros, problemas que no . na VISUa' 1
oral y escnto .
tempor:;~os roducción t~mp~a~a Como diceJohns: "El pri-
textual\ ~ a pn durante vanos s1ghobs. r sido impreso sin ningún Por o tro lado, críticos como Roger Charti' er han cuestio- ·
e reso v1ero f: de a e . d d nado el modelo tripartito del desarrollo de la comunicación
s \'b que tiene la ama Antes de eso, la vane a era la
mer ro I ·, n 1760.
eció recten e . .
1 " El pnmer
·ndividua es .
· li- social que se ha señalado más arriba (oral, escrita, impresa),
error apar d ed1c1ones 1 - l con el argumento de que no da cuenta por completo de las in-
• cluso dentro e orno muchos han sena ado,
regla, in
, del desarrollo d, e 1as, tecrucas
, .
d Sh kespeare, c novaciones particulares que produjeron transformaciones fun-
maño folio e ª
b ro ta . -os despues d damentales en la sociedad, como las herramientas para escribir
. reso más de cien an 'd tal todavía tema mas e 600
imp ., Europa occ1 en ' fí ., y la prensa (que podría, tal vez, ser considerada incluso más
de impres1on en .. , con ortogra a, puntuac1on,
compos1c1on, .i: "E importante). Sería más exacto, sostienen, sugerir que los cam-
tipos de letra en su , . ráticos y no un11ormes. n
. - de pagina er ., bios desde las culturas orales a las escritas deberían marcarse a
divisiones y diseno J
,,, ocluye o ns,
h "las cuestiones de reputac1on
d . partir de otras "invenciones" adicionales:
un mundo as1 , co estos de fijeza" . Es ecir que se
ocupaban e1 ug
1 ar de los supu . d' 'd 1
. aran los textos m 1vi ua es so- La invención del códice, que en los primeros siglos después de Cris-
le ped{a a los lectores q~~ ¡uz?t1.ca de su identidad, reputación, to permitió la transición desde el libro que se desenrolla a aquel en el
d la evaluac1on en . . que se pasan las pági nas, y así le dio al libro la forma, la estructura y
bre la base e . de la gente que participaba en
. ' d d 1 "eva1uac10nes la organización que ha conservado hasta el presente; la invención del
fiab1h a Y as . 'b . , y recepción de los libros" Qohns, "autor" en los siglos XIV y XV, que dotó a algunos autores contem-
la fabricación, d1str1 uc10n
poráneos (sobre todo a Petrarca) de la autoridad del nombre propio,
1998: 31-~2). 1 loa-ía se ha vuelto cada vez más so- que se había reservado tradicionalmente para los autores antiguos y los
A medida que a tecno o· . . . l cristianos de la época clásica; la invención de los derechos de autor que,
. 1 . d d ha desarrollado filtros mst1tuc1ona es
fisticada y a soc1e a d en el siglo XVIII, estableció el control -perpetuo e imprescriptible- del
. 1' el control y la evaluación de los pro uctos
y socia es para . . . . r autor sobre su obra, sobre la base de la teoría de la ley natural y de una
impresos (casas editoriales, personal ed1to_nal, rev1s1ones ite- nueva estética de la originalidad (Chartier, 1997a: 11).
rarias periódicas y revisores) nos hemos ido acostumbra~do
a depositar nuestra confianza en las identidades _c orporativas
y las "marcas". Nuestra dependencia del texto impreso Y la LA INTENCIÓN DEL AUTOR
~onfianza que le tenemos no ha disminuido de car a al c~e-
ciente dominio de la computadora personal en las transaccio- Uno de los legados del siglo XIX que ha dejado su marca
nes comerciales y sociales, y en la diversidad cada vez mayor especialmente en la crítica literaria ha sido la tendencia a equi-
de información y de actividad que ahora está disponible~ ~s parar la actividad autor a! con el genio creativo, invistiendo a
utilizada a través de Internet. Y las habilidades para trasmior tales individuos con el valor de ser originadores creativos, per-
información de manera oral (a la que se le ha agregado la sonas que tienen un alma creativa de la que emanan textos que
capacidad de proyectar una presencia telegénica, en caso de resuenan a través de las culturas contemporáneas y futuras. El
estar involucrado en el campo de los medios visuales como el auge del culto al autor es , en la cultura occidental, sin duda
cine Yla televisión) todavía se valoran dentro de un mu nd0 producto de la época romántica, ejemplificado o más dramáti-
cada vez más globalizado, cuyos recursos mediáticos entre- camen te tipificado en la figura de Lord Byron, cuya naturaleza
A. McCLEERY
50 / ÜAVID f1NKELSTEIN Y n .1 ,!STAl,R APROXIMACIONES TEÓRICAS A
LA HISTORIA DEL LIBRO / 5J
del publico lector, 1800- 1900], el infor~e de Ric~ard Altick cosas, el "circuito de la comunicación" de D )
. . , ,, arnton El conc
(1957) sobre la lectura en Gran Breta~a, ilustra la nqueza y la de "med tacton es esencial para apoyar 1 . · ' .epto
, b as mterpretac10
densidad que se deriva de este mater~al Y, a la vez, ~os alerta contemporaneas so re lo que es la historiad l I'b nes
· C 1· e 1 ro Y1a cultura
sobre Ja necesidad de recrear la histona de las mentalidades de impresa. orno exp 1ca Joan Shelley Rubi . "Al
· ·, d n. · rechazar
la cultura que se aborda -el "porqué" Y el _"cómo", co~o lo exi- la op1mon e que un artefacto impreso es · 1
· 1· ·' d l
materia 1zacion e as palabras de un autor el t, ·
· simp emente la
gen rigurosamente analistas como Henn-Jean Mart::m, Roger . ' ermmo se refiere
Chartier, Robert Escarpit, entre otros. a la multitud de factores que afectan la transm· · , d
. . 1s1on e1 texto"
El "cómo" de Darnton incluye tanto los elementos para- (Rubm, 2003 : 562). Michael Winship apoya esta int •,
1 - I "Al b, · erpretac1on
textuales del mundo impreso (un tema que ya se ha señalado a sena ar: . go asico para
. la historia del li.bro es enten der
en relación con el trabajo de Jerome McGann y Gérard Ge- que la literatura . es una mstitución humana , que erorma parte
nette) como la naturaleza del acto mismo de la lectura. Este de una matnz de fuerzas sociales y culturales de las que se
último tema fue el eje de la escuela crítica de la respuesta lec- desprende, en vez de ser algo puramente ideal O abstracto
tora que surgió en Alemania durante la década de 1970 y en la independie~te de ~a historia" (Winship, 1993: 95-96). Otro~
que Wolfgang Iser fue la figura predominante. Iser devolvió al se han movtdo hacia fuera, en su examen de esta matriz, desde
lector al centro del acto de la lectura, una posición de la cual las o~ras literarias hacia t~xtos tan variados como antologías,
había sido desalojado por esa atención limitada a las "inten- catecismos, manua!es y libros infantiles (Monaghan, 1989;
ciones" del autor y a la estructura del texto. En el modelo de Howsam, 1991; Pnce, 2000). Tal diversidad también sustenta
lectura de Iser, el lector era un participante activo y creativo en las multiformes iniciativas nacionales para la historia del libro
la producción de significado textual. Podría parecer, entonces, que han aparecido desde fines de la década de 1990, y de las que
que este modelo subraya la importancia de lo histórico, ya que han surgido publicaciones de varios volúmenes que tratan de
se desprende que los diferentes lectores en diferentes perío- rastrear preguntas como: ¿qué infraestructuras y mecanismos
dos producirán significados distintos a partir de la lectura. Este sustentaron los desarrollos de la cultura impresa nacional?
c~ncepto ha demostrado ser importante para permitir que el ¿Qué valor es culturales se transmitieron y se asimilaron en
histonador de la lectura pasara de la información sobre los los espacios de las comunidades locales a través de textos
individuos a las conclusiones sobre las audiencias, para tratar que circulaban en y a través de los territorios establecidos
de refutar la afirmación de Darnton de que "la experiencia de Y en desarrollo? ¿Y lo que se transmite de vuelta a través
la gran masa de lectores se encuentra más allá del alcance de la de los circuitos y las redes "imperiales"? ¿Quién manejaba
investigación histórica" (Darnton, 1990: 177). las máquinas, qué habilidades y talentos se requirieron y
desarrollaron en consecuencia, y quién creó la copia y financió
la distribución de lo impreso y de los textos en todas sus
L A HISTORIA DEL LIBRO y LA MEDIACIÓN formas (desde lo escrito y efímero al folleto, periódico, revista,
Ylibro impreso)? Estas discusiones se dan sobre todo en inglés
Con una amplia gama d t . . . Y en las investigaciones de habla inglesa correspondientes a
. . e emas e mqmetudes dispombles,
1os h istonadores del Iib d h . Australia, el Reino Unido, Canadá, Irlanda, Nueva Zelanda,
, . ro ca a vez an enmarcado sus trabaJoS
en termmos de "med· · , ,, ( . . Escocia, y Estados U nidos. Todos ellos han explorado Y nos
tacion s1gmendo las pistas de, e ntre otras
A. M cCLEERY APROXI.\IACIONES TEÓRICAS
58 / ÜA\' ID f I NKELSTEI N Y ni.,JSTATR A LA HIST OR
IA OEL Ll llRO / 5r)
De la oralidad a la escritura
INTRODUCCIÓN
. 1 .b jo desde gurúes de las relaciones zaron a requerir leyes, normas y códigos para ¡ .
diciones vrnculadasda tra ªa (una suerte de guardianes de la . 1 D h . as transacciones
comercia es. e esto, se a sugerido, surgió la .
públicas Y agentes e p~enses de bestsellers, periodistas, guio- escntura y no
información) hasta escritor como es de suponer, para grabar la lengua sino , b. ' '
.. , . ' mas ien como
· , entaristas culturales. . . dispos1ovo mnemotecmco (ayuda memoria) q
mstas) co~ 1 b d la escritura, en tanto ha sido integrada . ue se marcaba
Este capttu o a or a . b' , 1 h' . sobre superficies duras, como unas tablas de arcilla d .
. d l h' toria del ltbro y tam ten a a 1stona · 1 · · , estma-
das a registrar . . as comumcac1ones y transacciones econom , .cas
a los esmd1os e ª is • 1 D 1i , . 1
d municación socia . e nearcmos como y para inscnb1r la propiedad y demás derechos sobre biene~
de las estructuras e co ., 1 1
. d olló y se expandio en a cu tura europea ropiedades
la escnmra se esarr 'd d 1 . YP . (Schmandt-Besserat, 1982a, 1982b·, ~smann,,\ _
. d vínculos con las auton a es y as msti- 1994·· 18). Sm embargo, durante los aproximadame nt e tres
occ1denta1' marcan o fu d' d d .
. , alizados en mayor pro n 1 a en el ca- mil años del desarrollo social y político de la Mesopot •
tucwnes, que seran an 1 . . . . ' fi .e amia,
, Prestaremos atención al modo en que as trad1c1ones la escritura p1ctogra ca y cune11orme (cuneiforme deriva de la
p1tu1o 4 . d 1 ·
·
ora1es se mcorp oraron a la cultura temprana. e manuscnto ., palabra latina cuneus: cuña, lo que refleja la forma básica de
·
y 1a escnmra, y examinaremos cómo. la. escritura cambio , en los símbolos impresos en las tablillas de arcilla), junto con el
.lo con el predorruruo de la tecnologta de recitado público, se expandirían en términos de importancia
su estrucmra y eso
la imprenta. Este capítulo también recorre el modo en que la y estarían vinculados a los actos y rituales sagrados, "el pri-
escritura cambió su naturaleza debido al desarrollo de un pú- vilegio tecnológico profundamente protegido detentado por
blico lector y letrado, desplazándose desde ser us~da como una unos pocos que no eran solo académicos, sino también magos,
herramienta cultural para ser leída a muchos hacia un proceso médicos y sacerdotes" (Noegel, 2004: 134).
ue habitualmente dirigía sus resultados a lectores individua- La escritura mesopotámica fue una de muchas escrituras
~s y solitarios. Finalmente, el capí~o examina. ~revemente desarrolladas por separado en todo el mundo. Entre otras,
cómo los críticos han descripto la escritura al servicio del Esta- podemos contar los jeroglíficos egipcios, desarrollados alre-
do y el poder institucional, usada para la colonización política dedor del año 3000 a. C.; la escritura egea (llamado lineal A
y cultural de otras partes del mundo y en el contexto de las y lineal B), que data de 1650 a 1200 a. C., aproximadamente;
estructuras de clase. la escritura del Valle del Indo, de alrededor de 3000 a 2400
a. C.; la escritura china, de alrededor del año 1500 a. C.; el
alfabeto griego (precursor del alfabeto occidental) en torno al
LA COMUNICACIÓN SOCIAL A TRAVÉS DE LA ESCRITURA año 800 a 700 a. C.; la escritura maya, que se produce alrede-
dor de 50 d . C.; y la escritura azteca, que data de 1400 d. C.
Las tradiciones europeas occidentales de la comunicación (Martín, 1995: 1-42; Olivier, 2001: 197). La escritura jeroglí-
social a través de la escritura pueden rastrearse varios mile- fica egipcia demostró ser, en su concepción inicial, un sistema
nios atrás en el Cercano Oriente y la Mesopotamia. Se dice de grabación más sofisticado que la escritura cuneiforme su-
que alrededor de los años 3500 a 3300 a. C . las comunidades meria: su propósito era " la comunicación poütica, en lugar de
agricultoras sumerias empezaron a agruparse en ciudades-Es- la económica, el registro de los actos de especial significación
tado. Ellos inventaron nuevas técnicas de riego para cosechar P?lítica" (Assmann, 1994: 18). El uso egipcio de los signos icó-
las tierras secas, y las complejidades de la vida urbana comen- ntcos Y los símbolos, que ha llevado a algunos a considerar los
A. R McCLEERY
66 / D AV I D F1NKELSTEIN y ru,I STAI
DE LA ORALIDAD
A LA ESCRITURA / 67
(Ong, 1982: 13). Un aspecto particularmente importante del dernos gracias a que fueron escritos por Platón) E .
rnO . d dº , · n vanos
oralidad y del discurso oral es su dependencia de la memoria a diálogos registra os por s~s 1sc1pulos, Sócrates dedicó alguna
la repetición (entretejer la información, en particular, a pan{ cención a los efectos nocivos que creía que la escritu b
a l •d d . ra esta a
de pa~o~es recor:iocibles),_ !ª ~ue, con el objeto de retener e~ teniendo en a soc1e a griega contemporánea. Grecia .
a en la , ºd e d el cambº10, cuand o la sociedad hab ' se· si-
cusp1 .
conocnruento, la mformac1on tiene que ser transmitida por vÍ tuab ia as1m1-
oral en una forma repetitiva hasta que el oyente haya interna~ lado e incorporado. plenamente
. l l la escritura en todas las f:acetas
!! zado y retenido su signi~cado. Como explica Ong (1982: 23): de la vida po1ítica, socia y cu tural. Este fue un cambio resisti-
Los patrones de pensamiento asentados en fórmulas fijas son do por influyentes defensores _de una cultura basada en lo oral.
esenciales para la sabiduría y la administración eficaz". Se trataba de una batalla perdida, porque, como señala Ong:
Hasta el desarrollo de la imprenta, la escritura y la cultura
del manuscrito conservaron muchas de las tradiciones del dis- para la época de Platón (¿42 7?-347 a. C.) había sobrevenido
. fi h b' . . . un cam-
bio: los gne~os P?r ~ la 1dan mt~nonzado efectivamente la escritura,
curso oral: de naturaleza repetitiva y concebido con el fin de lo cual tomo vanos s1g os espues del desarrollo del alfabeto griego
entablar un diálogo en el que uno pensaba a través de su pun- alrededor de 720-700 a. C. [ ... ]. La nueva manera de almace l
l nar e
y::~~
· · · , e-
to de vista expresado en términos orales. Así, en la Inglaterra conocmuento no cons1st1a en 1onnu as mnemotécnicas sino en el t
del siglo XI encontramos a Eadmer de St. Albans comentando escrito. Ello liberó a la mente para el pensamiento más abstracto
ginal (Ong, 1982: 23-24).
que, para él, componer de manera escrita era similar a dictarse
a sí mismo, mientras que Santo Tomás de Aquino, que prescin-
día de los escribas para escribir sus propios textos, componía y Tal como lo registra Platón en la Carta VII, Sócrates te-
organizaba sus textos en "un formato cuasi oral": que incluía nía poco interés y aún menos fe en el valor de la escritura: en
en cada sección una lista de las objeciones que un interlocutor una ?,e sus frases n:1á_s, famos~s sobre el tema, Sócrates concluye
podría plantear contra las posiciones propuestas por Santo To- que una compos1c10n escnta sobre cualquier tema debe ser
más, un resumen de la propia postura de Santo Tomás, y una ~n ~an medida _una creación de fantasía [y, por lo tanto,] [ ... ]
respuesta detallada a cada pregunta y consulta planteada por el ¡amas se ha escrito nada, en prosa o verso, digno de seria con-
objetor imaginario. sideración". En Fedro, un texto que aborda la naturaleza del
Estas posiciones reflejan la adaptación a la escritura de los amor, la sabiduría, la sociedad y el arte de las letras Sócrates
estilos de declamación oral. La cultura del manuscrito "había volvi~ a coi:ita~ la leye~da del encuentro entre el rey de Egipto
conservado una sensación sobre el libro como una clase de ma- Yel dios egipc10 Teut (mventor, entre otras cosas, de la escritu-
nifestación, un enunciado en el curso de la conversación, más ra), como un comentario admonitorio sobre la escritura. Teut
que como un objeto" (Ong, 1982: 123). El cambio de las tradi- le ofreció al rey varias invenciones para que transmitiera a su
ciones orales a las escritas se fue incrementando gradualmente, pueblo, Y en el proceso conversó con él acerca de las ventaJ·as y
de . d e ca d a una, h asta que llegaron a la escritura. "Esta
. sventaJas
con personas versadas en las tradiciones orales que impugna-
ban con firmeza la validez de las tradiciones escritas. Algunos invención", ?ijo Teut, "hará a los egipcios más sabios y servirá
de los ejemplos m ás famosos de estas impugnaciones son los ª su memoria; he descubierto un remedio contra la dificultad
discursos filosóficos de Sócrates sobre la escritura, que datan de aprender y retener". E l rey de Egipto no estaba impresio-
del siglo IV a. C . (irónicamente, accesibles a los comentaristas nado Yle respondió al dios que la escritura produciría:
72 / DAvID F1NKELSTF.JN Y AL1sTAIR McCLEERY
DE LA OJl.\LJDAO
A LA ESCRITU RA/ 73
ron las técnicas de producción (por ejemplo, introduciendo el del movimiento cultural humanista caracterizado por el
Parte l . . d
proceso de fabricación de pasta, las m arcas de agua y también . •smo, la empresa y e patrocm10 e una clase burguesa
dinanu , . , . d
suavizando la superficie a partir del ~so de gelatina animal). til cada vez mas nea que emergia en cm acles italianas
mercan . . , e
Así, las fábricas de papel en pueblos y cmdades como Fabriano como
Florencia y Venecia- meJoranan y peneccionarían la es-
. • ,
Bolonia, Padua y Amalfi se hicieron famosas en toda Europa'. . de manuscritos a 1 m corporar com o estandar el uso de
entura , .
Durante el siglo XIV, surgió una mayor competencia con las . , . s comillas, comas, puntos, parentes1s y otros signos de
ita1ica ' . b' .
fábricas de Francia y Alemania, y luego, en la segunda mitad ruación para indicar cortes y cam 10s en el s1gnifica<lo tex-
punl El uso de estos meto , dos sena
, d ,
ca a vez mas común con el
del siglo XV, le siguieron otros países (se establecieron fábricas
de papel en Estrasburgo en 1445, en Inglaterra en 1490, en ~a ~nimiento de la imprenta varias décadas más tarde, lo que
Austria en 1498, en Holanda y otros países del norte en 1500). rle:aría a la estandarización de lo impreso tal como estamos
E l uso del pergamino, el papel y el formato del códice afecta- acostumbrados a verlo e interpretarlo hoy.
ron la manera en que se ha conservado la escritura. Inicialmen-
te, el material escrito se conservaba bajo la forma de oraciones
continuas (scripta continua) en rollos o códices de pergamino, LA ESCRITURA, LA AUTORIDAD Y EL INDIVIDUO
y esto servía a los que podían leer en voz alta para distinguir
entre los sonidos de las palabras y, posteriormente, interpre- A través de, e incluso mucho más allá de 1500 (cuando
tarlos. Los problemas surgieron con las consiguientes malas empezó a funcionar la impresión mecánica), la escritura y
interpretaciones de un texto debido a la falta de signos para el conocimiento de ella estaba limitado a las élites de la so-
marcar detenciones, pausas o finales (Martín, 1995: 54-59). ciedad -la corte, la ley, los laicos, religiosos y sacerdotes-.
E n los primeros textos griegos y latinos puede encontrarse El auge de las bases de poder regional con estructuras polí-
puntuación de todo tipo, pero su uso y estilo eran erráticos ticas formales requ ería individuos que pudieran interpretar
y, en Europa occidental, el uso de las formas de puntuación los códigos escritos: el decodificador, el escriba, cuyo papel
para indicar pausas en el discurso seguiría siendo igualmente en los circuitos oficiales de grabación , desciframiento, y di-
errático e irregular durante la mayor parte del medioevo. En fusión de información fue creciendo y desarrollándose hasta
algún momento después del siglo VII se desarrollaron méto- que se convirtieron en los oídos, los ojos y las voces de los
dos para indicar énfasis y detención en el fluj o textual, en este gobernantes y las élites políticas. Tal acceso les dio poder,
caso, a través de la introducción de puntos, guiones y comas. como el que tenían los g riots y los chamanes en las socie-
En el siglo IX, los monjes, ahora los principales guardianes de dades basadas en la cultura oral. Pero la escritura, pese a ser
las tradiciones escritas europeas, com en zaron a aislar partes de un proceso de transformación también mantuvo la forma de
la oración en sus transcripciones manuscritas, por medio del la cultura oral de la que surgió, a m enudo manteniendo por
agregado de más signos de puntuación y la introducción de escrito la forma d el diálogo y la conversación, con ornamen-
diferentes colores de tinta para indicar el comien zo y el final tos retóricos y repeticiones generalmente asociados con los
de las secciones. Al transcribir textos clásicos para nuevas bi- patrones del habla.
bliotecas, los innovadores italianos de comienzos del siglo XV. En este contexto, el manuscrito europeo occidental Y la
como Poggio Bracciolini y N iccolo de iccoli -que formaron producción textual resultaron comprometidos con la suposi-
- CLEERY D E LA ORALJOAl)
A• 1sTAIR MC A LA ESCRITURA/ 79
78 / DAVID FIN ){
ELSTEIN y ru,
·dades civiles o eclesiásticas que a escrita han tenido que lidiar con la ide d .
. derosas autorl tur . h a e que la d1fu . ,
te y naciones po ' . ban O se hacían circular a través de1 conocirruento se omologaba a la "pr f . , s1on
· b n y se reenvta o anac1on" ,
luego se copia ª A go del Renacimiento, las tasas de vieron que enfrentar los cambios en los , d 'Y c~mo
de redes cerradas. 10 1ar 1 · · d 1 tu 1 . e .,
ra procesar a m1ormacion. Fuentes de la é
meto os eleoido
?. s
. . , meJ·oraron pero e conoc1m1ento e a
l tu a y alfabenzac10n , l' . d l"b Pa 1 . . poca se que¡aban
ec . r d, fi do a unos pocos, una po inca e i era- d e que la cu tura impresa, al trmnfar sobre la c ltu .
escntura que o con na 1 · · 1 u ra escrita
'd
da y promovt a por
las iniciativas protestantes y uteranas en
- hl·zo mal al permltlr a. as. culturas .alfabetizadas igua ·
1 acceso
'
·glas XVII y XVIII para ensenar a todos (sin control) al conocim1ento previamente inacces1'bl e. Estas
Europa durante 1os s1 . . 1 .
ios a "ver con sus prop10s OJOS o que d
cuestiones se esvanecieron en la medida en que los individuos
a leer la pa Iabra d e D ' , 1b
Dios había ordenado y mandado a tra~es de su pa a ra sagra- y las instituciones ~provecharon las oportunidades para usar la
da
"(Ch · 19896: 118)2 (en el capitulo 6 se ahonda en el escritura con ~~ obJet~ de l_legar, a un p~blico más amplio. Este
aroer, d h" .
desarrollo de la lectura en la época moderna e 1a istona de capítulo tambien ~ª- discundo como las instituciones utilizaron
europea occidental). la escritura al serv1c10 del poder del Estado, y cómo los críticos
han descrito su uso en otras circunstancias sociales y políticas.
Tal como queda claro en otros capítulos de este libro, la histo-
CONCLUSIÓN ria de la escritura, la lectura y la producción textual ha estado
marcada constantemente por procesos de cambio, evolución e
La historia de la comunicación humana se ha caracterizado integración, que forman parte del circuito de la comunicación
por cambios radicales en las prácticas ~ultural:s, a~~ como por humana, que es una parte cada vez más importante de los estu-
procesos de resistencia, alojamiento e mternahzac1on. En este dios actuales sobre la historia.
capítulo, hemos explorado cómo, en la historia europea occi-
dental, las culturas orales se enfrentan a ciertos retos impuestos
por el desarrollo de una cultura escrita o letrada que adoptó y CUESTIONES PARA PENSAR
reemplazó muchos de sus métodos y procesos, y los impuso
como nuevos modelos culturales. Corno hemos demostrado, Aquí hay algunas preguntas a considerar al revisar este ca-
influyentes críticos como Walter Ong y Marshall McLuhan pítulo. L as principales críticas que se producen cada vez que se
han sostenido que estos procesos reformaron el discurso y la introduce una nueva herramienta de comunicación, a menudo
conciencia humana desde los modos discursivos orales a los es- se centran en su potencial perturbador y destructivo. ~í, la
critos. El capítulo examinó también cómo un proceso similar ·
escritura • a terminar con la conversac10n;
iba · , 1a im· prenta 16a a
de adopción, adaptación y remodelación marcó el paso desde multiplicar los errores. ·Se puede decir lo mismo sobre Inter-
la cultura escrita a la impresa. También se ha mostrado cómo net y los medios digital~s en términos de impresión Ycultura
los críticos de la integración de la cultura oral dentro de la cul- textua1? ¿Podemos ver nuevas med I.das para controlar . , el acce-
. . . , 1 n/ine en dialogo con
so a 1a escritura y la comurucac1on textua O • fl
. , odría segmr ore-
2 eiemplos del pasado? ; De que maneras P . d" •
. · En este texto, Ch~rtier es particularmente perspicaz e informativo acerca del . '- . a multtme ianco
lmplacto de_las mfluencias culturales sobre el cambio en las tasas de alfabetización ciendo la escritura en el cambiante panoram
en a h1stona social de Eu O 'd Id y digital?
r pa occ1 enea urante la modernidad temprana.
3
La aparición de la imprenta
INTRODUCCIÓN
'rulo 1. Sin embargo, sus respec- ible las primeras etapas de la indu rr· . . ,
.
E1senstem · Johns en el capt ~ s s ta11zacion d
Y ' . bre el gran astronomo Tycho
. d b tes por e¡emp o, so 1 El d ducción -un proceso.
que se complet , d
1 . o uranre el . I
e esa pro-
nvos e a - . te tan antinómicos. esarrollo or un lado gracias a a Introducción d I sig o XIX,
B h no son necesanamen . h. . Por el otro, de b'd e a enerví
_ra .e- e ca ítulo intenta proporc10nar una 1stona de 1 o al desarrollo de la . ?:ª a vapor, y
siguiente en est. P ta que podría no solo contextualizar los P M . 197 compos1c1on , .
la llegada de 1a impren l 1 'b'l'd (Febvre y artm, 6). Desde aproxim d mecaruca
a amente el · 1 VI
, lO 1 sino también resa tar as pos1 1 1 acles de nuestra era hasta el momento en que 1 . sig o
debates de l capttu ,
de integración.
.
b l •,
• · s de Damton so re 1a re ac1on entre la
. fi o impreso reem I ,
al manuscnto, a ne~ del siglo XV y principios del xJ azo
libros eran reproducidos por los escribas de d ' los
Las mvesngac1one . 'd d . . (C acuer o con una
· , (
Ilustrac10n en su v ersión francesa) y las actlVI a
, . es de 1mpre- serie de convenciones avallo, 2003). Amen d .
. b . u o estos escn-
•, n·cular la producción de la Encyclopedte, demuestran bas eran monJes . que . tra aJaban en talleres monasucos ,h cono-
s1on, en par , . l , l .
· n en J·uego factores mu1tlp es y mas comp eJos cidos como smptona.
. , . Parte . de su trabajo era la re d
pro ucc1on .,
que se pus1ero d l
(D amton, 1 982a , 1982b). Esta, de hecho, .es una el as áreas de obras l1turgicas necesanas para la. ,educacio'n de los prmc1- • .
en las que la historia del libro puede arro¡ar nueva ~z _sobre piantes y Pª:ª el culto: aunque tamb1en reproducían textos se-
las versiones ortodoxas acerca de estos grandes movimientos culares escntos en latm. Los textos se escribían en pergamino
sociales e intelectuales a través de la combinación de investi- 0 papel vitela, que se preparaban para ser doblados en páginas
gaciones a gran escala sobre la producción~ di~trib?ción del~- que se demarcaba~ y a las _que se les trazaban las líneas para los
bros, y detalladas microhistorias ac~rca de mst1tuc1ones para- renglones. Despues la hoJa se cortaba en páginas que se reu-
culares, como la Société Typographique de Neuchatel (STN), nían en cuadernillos. Si se requerían múltiples copias, el texto
libros específicos y lectores o grupos de lectores particulares. se repartía entre un número de escribas y cada uno hacía varias
En este capítulo se procede en un orden cronológico relativa- copias de su propia sección.
mente sencillo, desde el período de transición entre lo manus- El trabajo era supervisado por un intendente, el armarius,
crito y lo impreso hasta la industrialización de la producción que suministraba a los escribas pergaminos, plumas, tinta y re-
de libros. A pesar de su longitud, el capítulo no ofrece una glas. El copiado se hacía solo durante el día debido al riesgo
historia completa sino abreviada, con el objeto de suministrar de incendio generado por el uso de la luz artificial. El escriba
el contexto de ciertos debates internos a la historia del libro y copiaba solo el cuerpo del texto, usando tinta negra, y dejaba
de su definición de la cultura impresa. títulos, encabezados e iniciales para ser insertados en rojo por
el rubricator. Se trata de un mundo que ha sido muy bien re-
producido por Umberto Eco en su novela El nombre de la rosa
Los LIBROS ANfES DE LA IMPRENTA (publicada en 1983).
Se desarrollaron varios estilos de escritura para acelerar el
El título de este capítulo es similar a La aparición del libro, proceso, que podían asignarse a una serie de grup~s. La ca-
el título del revolucionario estudio de Febvre y Martin, pero ligrafía uncia! y medio-uncia} se desarrolló en el siglo N Y
tam~ié~ difiere de él en su preocupación por remarcar una recibió influencias del arte bizantino; se extendió por Europa
con?nmdad desde la alfabetización y la producción artesanal Yestuvo en uso hasta el s1g . Io XII, en vanas
· rrormas nacionales.
. ,
de hbros hasta el surgimiento de una tecnología que hizo po- El ejemplo más famoso de esta caligrafía es un texto irlarr<les,
,,
LA APARICIÓN D
A. M c CLEERY E LA IMPR ENTA/ 93
92 / DAVID f1NKELSTEIN Y ni-ISTAIR
producir lo máximo posible. Esto implicó la aparición de ~crip- abastecían a un merc~do local muy limitado. Sin embargo,
toria comerciales y el sistema de pectas, en el que las secciones los ideales del humamsmo y el aumento general de la alfa-
de un ejemplar se distribuían entre una serie de copistas y cada betización durante los siglos XV y XVI elevaron la impor-
uno producía varias copias de una sección (Hamesse, 1999). La tancia de la literatura en la cultura europea (Grafton, 1999).
scriptoria monástica experimentó un renacimiento en el siglo En respuesta, la imprenta dio acceso a una mayor variedad y
XV, a través del trabajo de renovadas órdenes religiosas, como cantidad de libros. A largo plazo, las empresas de impresión
Ja de los cartujos y la de los Hermanos de la Vida Común, pero más duraderas tendieron a ser centros comerciales más que
la producción comercial de manuscritos, que servía ahora tam- centros intelectuales organizados alrededor de las universi-
bién a un mercado de coleccionistas de libros de lujo, continuó dades y los monasterios. Durante el período de los incuna-
floreciendo en talleres como el de Vespasiano da Bisticci, en bles, todas las funciones de la producción de libros impresos
Florencia (Eisenstein, 1979; Grafton, 1999). solían estar unidas: la fundición y el cortado de los tipos Y
A menudo, los manuscritos particularmente importantes y punzones, la operación de la prensa y la venta del producto
los encargados por mecenas ricos eran decorados o "ilumina- terminado, todo tenía lugar dentro de la misma empresa. Los
dos" (Febvre y Martín, 1976). La iluminación consistía en tres primeros libros se parecían mucho a los manuscri~os (¿q~é
elementos principales: la inicial, el borde y la miniatura. Las otra cosa entendía el mercado?), sobre todo en su tipografía,
miniaturas no eran necesariamente pequeñas en tamaño sino ! las iniciales decoradas se seguían añadiendo a mano. Las
el elemento pictórico de la decoración. Las iniciales podrían Innovaciones del siglo XVI incluyeron el uso _de gra~ad~s _en
es~r decoradas con flores o follaje entrelazado, pero a veces cobre para las ilustraciones y el cambio de la t1pografia got1ca
teman pe quenas
- 1magenes
· , en los bucles, siendo así parte tam-
., ª los tipos romanos e itálicos en la mayor parte de Europa
bien de la miniatura. El borde podía rodear la totalidad del (Müller, 1994).
A. McCLEERY
LA APARICIÓN D
94 / DAVID F1NKELSTEIN y ru,ISTAIR E LA IMPRENTA/ 95
"dos )' las diferentes formas de una cultura Este punto de vista condujo naturalmente 1
forma dores eduC" . . , d b'bl' d . a aumento de
popular predominantemente oral y v!sual. De ~lguna ma- 1a Producc10n
,
e i ias y e literatura devot
d , . . . a en 1engua ver-
nera, esto prefiguró el impacto de la imprenta ttem~o des- ,acula as1 como e sa• ras religiosas sociales ,.
n ' . ' Y po1ttlcas. La
pués sobre las socieda_des_orales y alfabetizadas, por e!emplo, década de 1520 ~e testigo de la multiplicación por diez de la
en el subcontinente md10 (Bayly, 1996). E_~ prefacios a la producción de libros en alemán. La . imprenta, entonces, per-
B¡·b1·ia, folletas y tratados ilustrados con vmetas,
. l . sofistica-
. mitió que los reformadores sostuVI~ran un ataque a gran escala
das ideas doctrinales adoptaban el lengua¡e, a imaginería, respecto de los abusos
. de la Iglesia y, al mismo ti'empo, su-
rimas y consignas de la gente común. Desd~ el púlpito, ~os ministró el mat~nal con el cual encontrar formas alternativas
evangelistas viajeros a~mados con t:xtos uniformes podian para los ~etas p!adosos y para la construcción de una nueva
volcar las ideas reformistas en los 01dos de la gente y en las iglesia (Eisenstem, 1?:9). .
tabernas, ayuntamientos, granjas y mercados de Europa. Al El libro desempeno un papel igualmente importante en la
mismo tiempo, el pensamiento de la élite educada se refor- difusión de las ideas reformistas en el resto de Europa. Ginebra
mó y se redirigió debido a la participación en las polémicas y Estrasburgo se c_onvirtieron en puntos significativos para la
populares. publicación de las ideas de Juan Calvino, mientras que folletos
La guerra de panfletos que se desencadenó en Alemania y biblias de diversas sectas se introducían de contrabando en
entre 1520 y 1525 hizo famoso a Lutero, pero al demostrar el Inglaterra para propagar el cambio (Febvre y Martin, 1976).
tipo de apoyo que podían inspirar sus ideas, alentó al monje, Los propios reformadores eran conscientes de la importancia
antes tímido, a pensar a través de su teología radical y a co- de imprimir sus propuestas. Lutero describió a la prensa como
menzar una nueva traducción de la Biblia al alemán. La no- "el acto de gracia divina más alto y más extremo, a través del
ción luterana del "sacerdocio de todos los creyentes" animó a cual difundir el evangelio". La Reforma dividió a Europa en
los laicos a pasar por alto al clero y a interpretar las Escrituras católica y protestante, ramas que se basaban en las diferentes
por sí mismos (Gilmont, 1999). Richard Baxter escribió casi culturas literarias del cristianismo que habían formado cada
dos siglos más tarde, en 167 3: una de sus prácticas religiosas (Gilmont, 1999). La Contra-
rreforma también resultó impulsada por la prensa, ya que los
Las sagradas escrituras no son sino la prédica del evangelio dirigida
nuevos manuales católicos sobre la fe, disponibles después del
al ojo tal como la voz le predica al oído. La prédica oral se basa en la
preeminencia del movimiento de los afectos y se diversifica en función Concilio de Tren to, redefinieron la ortodoxia.
del estado de las congregaciones que asisten a ella. De este modo, la
leche que se mama está más caliente. Pero los libros tienen ventajas en
muchos otros aspectos. Uno puede ser capaz de leer a un predicador
cuando no hay posibilidad de escucharlo. Los predicadores pueden ser
EL RENACIJ\UENTO
silen~iados o desterrados, mientras que los libros pueden estar a mano.
Los Iib_ros pueden costar menos que los predicadores. Un libro, si se lo Durante el Renacimiento, los que participaron en el "es-
elige bien, es algo presente, constante, cotidiano, pertinente, poderoso tudio de la humanidad" se conocieron como 11111anisti [huma-
en sus sermones Ysiempre de gran utilidad para la salvación personal nistas] . Muchos de los primeros humanistas o bien eran sac~r-
(Chartier, 1989b: 124).
dotes o estaban vinculados a la corte papal, pero las creen,c~as
. humanista
subyacentes al estudio . abarca ban 1nás que una eltte
A. R McCLEERY LA APARICIÓN• DE LA IMPRENTA/ 107
106 / DAVID F1NKELSTEIN y tu,ISTAI
.
No todo eran hbros
f,O11 tos Durante la modernidad tem- Eisenstein, 1979). Las obras de Gerard M 1
. . Y del e nuevo
· mund o, los nuevos apren- comenzaron a hacer de los mapas algo er:atf~r _(l512-1594)
. mas ac1l de
-
prana, los descubnm1ento~ooías se combinaron para establecer incorporar d esarro11os tipográficos que f ·1· b usar, a1
diza¡·es y las nuevas tecno t,· 1979) E 1 . , d aci ita an la lectu !
.
rografía (Eisenstem,
•
• n a me- utilizar 1a proyeccion e Mercator para ra :i
una nueva era para a car 1 . , d ul d Y representar la cur 1
. fu tando la expansion e tramar e los l d b 1
vatura de mun o so re a superficie plana Ab h . - ·
d1da en que e aumen . 1 XV XVI · ' un a tlas d e l mundo, e l Theatrum · q rafuam Onelms
ublico . '
,· uropeos durante los sig os Y , tam- P . , ue e reeditado
estados mannmos e d ., d continuamente con meJoras y correcciones envia
· das por los j
., , 1 t de la producción y repro uccion e mapas. ,
bien avanzo e ar e · · d exploradores y otros cartografos.
custodiaban los conocirmentos e nave-
El ce1o con e1 que se , . 1
· , 1 d scubrimientos geograficos durante la baJa El proceso de producción de un mapa era compl ·
gac1on y os e . . .Edad . d e¡o ya que \
. ·. d. que si
· no estaban disporubles para ser copiados no había una gran vane ad de datos a incluir. La copia a
Media m ica , ' . .d I ., d mano
·t s contemporáneos -como el famoso mapa por- había perrmtl o a representacion e una amplia gama de _
1os manuscn o . l . , d d. e carac
, de Can tino- tuvieron que ser pasados terísticas y 1a me usion e 11erentes estilos y tamaños de escri-
rugues , . de contrabando . a
través de los canales de espionaje diplom~~co y comer_cia1. Los tura, pero no podía ~arantizar la exactitud de la reproducción.
subterfugios solo aumentaron la probabihda~ de la distorsión Por otro lado, los pnmeros mapas que se imprimieron, a partir
de los contenidos que ya era inherente al copiado a mano. de grabados en madera en la década de 1470, garantizaban la
Sin embargo, a medida que el nuevo mundo se fue estable- normalización, pero no podían presentar datos finos y precisos.
ciendo, se hacía más evidente la necesidad de mapas nuevos y El uso de los grabados en placas de metal y de la prensa rotati-
confiables, y los cartógrafos, que buscaban una mayor preci- va permitió imprimir líneas más precisas y delicadas, variación
sión y consistencia en la reproducción, prestaban atención al tonal y tipográfica. Este detalle hizo que los mapas se volvieran
emergente negocio editorial. La relación laboral que se desa- más útiles no solo para los viajeros, estrategas militares y admi-
rrolló entre editores y cartógrafos dio como resultado copias nistradores gubernamentales sino también para la investigación
más fiables de los mapas y una comercialización más abierta, en y el fluir de la imaginación de los nobles y eruditos. Figuras
la medida en que se fue abandonando el secreto. Como todos alegóricas, monstruos marinos, naufragios y armadas, así como
los artistas y eruditos influenciados por el humanismo en la representaciones pictóricas de acontecimientos históricos, de-
modernidad temprana, los cartógrafos regresaban a los ejem- coraban y embellecían los mapas y atlas de este período, vol-
plos clásicos y desarrollaban un método inductivo. El mapa- viéndolos algo más que una mera herramientas de referencia.
mundi de Ptolomeo se convirtió en el modelo sobre el que los
cartógrafos basaron su trabajo en el siglo XV A medida que
la colaboración con la imprenta llevó a los mapas a la esfera LA ILUSTRACIÓN
pública, sin embargo, se hizo posible un método más inducti-
vo y el mapa de Ptolomeo, que contaba con un océano Índico Los mapas y los libros habían estado restringidos a los _ri-
rodeado de tierra, fue mejorando poco a poco conforme a las cos, ya fueran individuos o instituciones, o a aquellos apasio-
apreciaciones de los exploradores. nados por el aprendizaje. Pero la prensa surge en una esfera
Durante el siglo XVI, los holandeses se convirtieron en los que superpone lo privado con lo pub , 1·ico. s·i Ia e,¡·ite_acornada-
cartógrafos más eminentes de Europa (Febvre y Martín, 1976; da terminó comprando textos, como sugiere Chart1er, para el
112 / DAVID F1NKELSTEIN v AL1sTAJR McCLEERY LA APARICIÓN D
E LA IMPRENTA / 11 3
. ·, cargo de varios ingenieros duran- conocidos como '.'ca~illas" (Feather, 1988). Esto . .
La expenmentac10n a . ros eran orgamzac1ones de ¡· ornale s protosmd1-
. XIX . •ficó que innovaciones como la prensa ca ros que cont ¡ b
te el s1g1o signt • rácticas laborales de trabajo pero ta 6 ., ro a an las
. · de entintado y estereotipos gradual- P . , m ien actuab
rotativa y 1os sistemas . 1 foco social y representantes de las que¡·a d ª? como
s e 1os traba¡ad
mente se convi·rt1'eron en algo estándar. Al igua. que . , en otras
. . 1· 1 , 1
El radica ismo a ento a as capillas a org . , ores.
• d • 1 ·no hacia una mayor mecamzac10n suscitó . anizarse mas y la d ,
m ustnas, e cami b · · · fu
cada de 1790 e testigo de la consolidación d . e-
a · ·, e1ormulada por la fuerza de tra
oposic1on , a¡o tradicional
. · . d L As · · , e organismos
1 relaciona os. a . ociac1on de Composit
La primera máquina de vapor que se uso en The Tzm_es se ., ores se iormo,
e
1
1792 y pronto e sigu10 la Sociedad de Amigos d I O en
instaló en secreto por temor a provocar a los q~e ma_ne¡aban • e os pera-
dores de Prensa. G racias a las capillas y a lo · d'
la imprenta. La estereotipia también amenazana la situación . s sm 1catos que
de los compositores. Desde la Reforma, y a l? largo de la
asumieron sus funciones, el negocio de la imp
. .
fu
renta e uno
Ilustración, la imprenta siempre había estado ligada a la di- de los pnmeros . en negociar
. con éxito acuerdos sa1ana · 1es.
fusión de ideas radicales y al surgimiento de la conciencia En un chma . , de miedo, abonado por los acontec1m1entos · ·
política. A fines del siglo XVIII, este vínculo se manifestó en de la Revolucion Francesa,
. ., Gran Bretaña fue dura en su re-
el papel de la prensa en la aparición de una cultura radical presión a la ag1tacion obrera. La legislación de 1799 (C _
'b' , l O'lll
(Lee, 1976). Folletos, publicaciones periódicas y páginas de bination A cts) pro h i 10 as asociaciones obreras, y muchos
noticias que defendían la causa de la reforma contribuyeron agi~adores ~eron encarcel~dos por conspiración política.
a la formación de la opinión pública. Los derechos del Hombre, Editores radicales, corno Richard Carlile, lucharon por la
de Tom Paine, se publicó en 1792, y la revista radical de Wi- libertad de prensa y, a menudo, ellos también fueron encar-
lliam Cobbett, Weekly Political Register, alcanzó en 1817 una celados. Los controles legales y fiscales de la prensa -estos
circulación de más de 40.000 ejemplares. Al igual que en la últimos llamados "impuestos al conocimiento"- fueron in-
Reforma, los productos de la prensa radical alimentaron una troducidos también en este momento. Sin embargo, a medi-
cultura de la comunicación oral de la que surgieron grupos da que el siglo XIX entraba en un período de estabilidad y
de lectura, sociedades de debate y talleres de discusión (esto satisfacción general, después de las guerras napoleónicas en
proporciona una perspectiva menos confrontativa de las cate- Europa y sus extensiones en América del N9rte y la India,
gorías de lo oral, lo letrado y lo impreso proporcionadas por la voluntad para hacer cumplir estos controles dismi~~yó, y
Ong - 1982-, en su teoría general, o por McKenzie - 1984-, poco a poco se fueron retirando (Lee, 1976). La vigilancia
en relación más específicamente con el Tratado de Waitangi, se había vuelto más difícil, ya que las redes de comunicación
como se explica en el capítulo anterior). se volvieron más sofisticadas. La industrialización cambió no
Debido al alto grado de alfabetización exigido por la pro- s?lo las prácticas en los talleres y la cultura en los pueblos Y
fesión, los trabajadores de la imprenta eran importantes en la ciudades, sino también significó que la imprenta se centró
transmisión de ideas radicales a los no lectores dentro de la menos en Londres en la medida en que un mejor transporte
cultura oral. La camaradería siempre había sido fuerte entre ?e mercancías y personas permitió que se establecieran las
los trabajadores del gremio, como ya se ha señalado, y las her- imprentas provi nciales.
ma~dades fundadas en los primeros negocios de imprenta se
habian desarrollado en Inglaterra en el siglo XVIII en grupos
". R McCLEERY LA APARICIÓN
l 18 / DAV ID FtNKELSTEIN v ru,)STAI DE LA IMPRENTA / 119
silla de Albatros, que eran populares en el contine~te e~opeo, y de su necesidad social. Los libros de tapa bl d .
• d • •
herranuentas e conoc1ffi!ento de haJ·o c
an a const:Jtuy
, eran
consternados por la falta de material de ~ectura d1sporuble para ., r osto que pod1an 1
el tren Lanc diseñó la colección Pengum (McCleery, 2002). A borar con esa educac1on IOrmal e informal M h co a-
. . . uc os otros ed·1t0
d
res comenzaron a pro uc1r libros en nística l d, -
pesar <le considerarse "baratos y div~rti~os", l?s libr~s de Pen- , . , Ypor a ec:1 dJ d
guin gozaban de un alto nivel de diseno y tipogr~fía p~ra su l 950 teman una presencia notoria en las bibliot .b" , e
ecas y 1I renas
precio de venta original, que era una -~oneda de seis ~eruques. de todo el mundo. Al abordar todos los temas i · bl
, . d bl magma es, los
De hecho, algunas de las primeras ed1c1on~s de Pengum se han libros en rustica eran esea es y accesibles para tod D h
convertido en artículos de colección, apreciados por la excelen- ho se dice que la proliferación de libros de tapa bl ods. e _e-
C ' . an a conVIr-
cia de su diseño. Los expertos se mostraron escépticos sobre tió a los que sacaban los, libros de las bibliotecas en com pradores
la primera publicación. Los libreros temían una reducción de de libros, creando as1 un boom en la industria editorial d 1
· ' Este nuevo pu'blico 1ector creó un mercado yp e ª
informac10n.
las ganancias, en comparación con las ediciones de tapa dura, . ' li' 1
araa
y mientras Lane apostaba sobre los gustos de los compradores, nueva escntura y revita zo muchas de las industrias conectad
las tiradas iniciales fueron altas con el fin de mantener el costo con la compra de libros: el comercio minorista, la comercia~~
unitario de producción, y por lo tanto el precio al por menor, lo zación y el diseño salieron beneficiados. Los libros en rústica se
más bajo posible. No obstante, Penguin representaba una buena abrieron camino en todos los ámbitos de la vida y se vendían en
relación calidad/precio. La apuesta de Lane dio sus frutos. Pen- nuevos contextos: farmacias (en Estados Unidos), supermerca-
guin se convirtió en casi un sinónimo de publicaciones en rús- dos, aeropuertos y venta ambulante, entre ellos (West, 1985).
tica de buena calidad. Penguin, que en la década de 1930 había Tradicionalmente, los libros de tapa blanda eran reimpresio-
representado un experimento arriesgado en la popularización nes de títulos de tapa dura que habían tenido éxito y estaban lis-
del libro, se convirtió en un negocio multimillonario dentro del tos para un público más amplio. Sin embargo, algunos editores,
grupo de empresas Pearson. en particular los de ficción literaria, publican ahora sus primeras
La revolución del libro de tapa blanda cruzó el Atlántico, ediciones en rústica, lo que mantiene bajos los costos y permite
donde las empresas estadounidenses infundieron al diseño edi- que la obra sea difundida entre la mayor audiencia posible. En
torial y a la comercialización un mayor grado de dinamismo la publicación académica, es bastante habitual que las ediciones
y energía. Penguin misma abrió una sucursal estadounidense de tapa dura y tapa blanda de un título se publiquen al mismo
poco antes de la Segunda Guerra Mundial. Este conflicto fue tiempo: la edición de tapa dura para su uso en las bibliotecas
un momento importante en la democratización de la lectura y públicas y universitarias, y la edición en rústica para los mismos
del libro, tanto de ficción como de no ficción. Los ejércitos se estudiantes.
dieron cuenta de la necesidad de una tropa alfabetizada, edu-
cada en los principios por los que estaban luchando y capaz de
asumir el papel de ciudadanos activos en el momento del cese Et FINAL DEL SIGLO XX y MÁS ALLÁ
de l~s hostilidades. La ley de reajuste para los soldados [GI Bill
ofRights] en Estados Unidos y la expansión de las universidades Durante la segunda mitad del siglo XX, las editoriales se
en el Reino Unido de la posguerra fueron una continuación de ·
reumeron a través de fusiones y adqwsicwnes
··· para formar
este reconocimiento del derecho del individuo a la educación Y grandes conglomerados, a menudo, transnacionales (Greco,
,
t: rores que están detrás de este movi- os de propiedad intelectual: todos estos fact d .
eh . . ores con u¡eron
1995, 1996). H~y tr~s d:c la naturaleza internacional de la ¡0 _ un cuesnonam1ento acerca del futuro del lib
miento· la conc1encia 1 . 1· a , ro, un tema que
. · . . 1 1 oportunidades para a comercia tzación será tratado en mas detalle en nuestro capítulo fi na.1
dustna ed1tona Y as ·d d d 1
. al d productos; la neces1 a e exp otar pro-
transnac10n e sus . d · ·, .
, d a serie de medios e comumcacion, mclu-
ductos a traves e un . fr . . .
1 . 1 televisión y en general, la m acapttahzación CONCLUSIÓN
yen do e eme Y a ' ' . . .
de las editoriales más pequeñas e mdependientes. _Han surgido
·
dos upos
de conglomerados: uno en , el que la. impresión se Este ~a ~ido -~n cap~tulo :xtenso. En sustancia, la produc-
basa en un lugar y se opera en un numero de d1fere?tes países ción y distr1buc1on de libros impresos ha estado en el corazón
-tal es el caso de Bertelsmann, con sede en Alemama-; el otro de la historia del libro y ha definido los debates sobre la rela-
opera en diferentes me?i~s de comunica,ción, ~n?, de ell_os, y ción entre la producción y distribución, y su contexto social.
no necesariamente el mas importante, sena la edic10n de libros Desde una perspectiva puramente interna, ese contexto con-
-por ejemplo, News Corporation, propiedad ~e HarperCollins-. sistió tanto en la adaptación y desarrollo de estructuras que ya
La formación de estos conglomerados no siempre es conside- existían para los manuscritos como en la creación de estruc-
rada benigna. A menudo, el ejercicio involucra poco más que la turas nuevas que se ajustaban a la rápida propagación de la
liquidación de activos de las ediciones, autores, fondo editorial imprenta. Desde una perspectiva externa, este contexto consis-
y personal. Algunos autores reaccionaron de manera adversa tió, por un lado, en la relación entre la imprenta y los grandes
frente a la pérdida de cierta intimidad en su relación con los movimientos de importancia social, cultural y política como
editores, mientras que otros le dieron la bienvenida a una ex- la Reforma, el Renacimiento y la Ilustración y, por otro, en
plotación más eficaz de su trabajo. Hubo una percepción ge- la relación entre las estructuras editoriales y las instituciones
neral de la tensión entre los aspectos creativos de la edición y de poder -el Estado y la Iglesia-. Si bien la naturaleza de esas
la necesidad, impulsada por una centralización de la dirección, relaciones sigue siendo la fuente de una animada controversia,
de cumplir con objetivos de rentabilidad comunes (Schiffrin, como vimos en el capítulo 1, son cruciales para la historia del
2001). El fracaso para lograr esto último llevó a la desaparición libro y su capacidad de proporcionar un análisis sólido acerca
de editoriales largamente establecidas o importantes editores del pasado reciente, tal como veremos en el capítulo 7.
a nivel regional o nacional. Sin embargo, el lado creativo de
la edición continuó prosperando a través de la constante fun-
dación de firmas independientes, habitualmente a cargo de ex CUESTIONES PARA PENSAR
e~pleados de los conglomerados. La venta de libros también
':º durante este período el surgimiento de cadenas interna- Estas son algunas de las preguntas claves a considerar en el
cwna_les, algunas de las cuales formaban parte de m edios más momento de reflexionar sobre los temas tratados haStª aho-
?e
ai_npho_s O conglomerados editoriales. La pérdida del domi-
010 ed1tonal su d'l ·, · · .
ra. A menudo se trazan analogías entre enciclopedias impresas
, 1 uc10n mst1tuc1onal dentro de los conglo- como la Encyclopédie o la Encydopaedia Britannica, Y en fuen:es
merados multimediáti 1 1 b . ., . ., · e on¡·me como lvvu :ki· di'a · c.•Cuáles son las pnn-
1a cu1tura, ella misma bcos, da g o a11zac1on de la mformac10n Y
de m10rmacion •,
I pe . . .
asa a en 1a explotación de firmes dere- .
Cipa Ies sim1
· ·1·1tudes y d·c · en tre las dos?· S1 la d1str1bu-
11erencias
126 / ÜAVID F1NKELSTEIN v AusTAIR M cCLEERY
INTRODUCCIÓN
· , l s cle' ri·gos que , vinculados ,a una universidad 0 suyos, pero los materiales compuestos por otr
lo constmuan o . os son los mat · 1 ,
importantes, mientras que los suyos se añad ena es mas
· t on los profesores, requenan textos.de autores . en con el fin d
faculta d y 1un o c . los y se dice que esta persona es el coment . [ e ac1arar-
, • i: nci·as , comentarios y glosas. Las uruvers1dades , "b arista commentat ] 1
clas1cos, re1ere autor. Otro escn e tanto sus propios material or, no e
es como los com
buscaron establecer bibliotecas para atender la demanda es- or otros, pero Ios suyos son los materiales m, . puestos
P . 1 as importantes I d
. ·1, y 1un
· to con ellas establecieron talleres basados en la los otros se me uyen para confirmar los propio ' Y os e
tud1ant1 . s, esta persona deb
llamada autor [auctor] (Wogan-Browne et al. , ¡ 999: 3).1 e ser
universidad para hacer frente a la demanda de e1emplares de
obras esenciales. .
Al mismo tiempo, el crecimiento en el siglo XIII de un pú- Los argumentos
, . de Buenaventura
, procedían de un contex-
blico lector extraído de las clases burguesas emergentes - prin- to academ1co muy esrec1fico; presentaba a los escribas como
cipalmente abogados, funcionarios del Estado, comerciantes individuos que_ tra?,ªJaban principalmente con textos parti-
exitosos, y médicos- crearon una dema~~a pa~a la_producción culares en con1unc10n con otros. Ese acto era a menudo di-
de textos en áreas como derecho, pobtica, ciencia y medici- fícil (reunir las pocas fuentes manuscritas para crear nuevas
na así como otras obras de carácter recreativo, popular y de interpretaciones de la actividad humana) y lo practicaba una
'
naturaleza edificante (obras literarias, romances, traducciones, pequeña élite. Las categorías de Buenaventura se centraban
poesía, y otras similares). El flujo resultante de obras "huma- en la reproducción mecánica del pensamiento y las ideas. No
nísticas" seculares contrastaba con el número predominante consideraban importante lo que nuestra sociedad ubica hoy
de textos reproducidos durante la era monástica, de naturaleza en el centro de la escritura -es decir, literatura imaginativa
religiosa, aunque también se incluían textos de algunos autores y creativa, fuente de información y de interpretación intelec-
latinos antiguos, como Ovidio, Virgilio, Boecio y Prisciano, a tual-. Eran un reflejo del punto de vista de la élite que veía la
los que los eruditos medievales les habían otorgado una auto- producción textual como una tarea llevada a cabo dentro de
ridad especial (auctoritas) y por eso se reproducían de acuerdo los confines de la Iglesia Católica y los establecimientos ecle-
con la lógica eclesiástica. siásticos (Minnis, 1988; Brown, 1995: 197-206; Kuskin, 1999;
Taylor, 1999: 353-365).
Otros tenían ideas diferentes sobre lo que la escritura y la
L A ALT ORIDAD Y LA FUNCIÓN DEL AlITOR producción textual podría representar en el período medieval.
Basta con considerar el famoso verso de Chaucer dirigido a su
Con respecto a la producción textual durante el siglo XIII, "escriba" Adam Scriveyn -uno de los comentarios en inglés
el franciscano San Buenaventura argumentó que el acto de es- medieval citado con mayor frecuencia sobre el papel del escri-
cribir libros (o, en este caso, textos manuscritos) podía dividir- ba y la génesis de los textos- , en el que lamenta la tendencia de
se en cuatro categorías: su copista a apresurarse y su falta de control para la reproduc-
ción precisa de los manuscritos literarios:
~ na pe~sona escribe material compuesto por otra gente, sin agregar
m cambiar nada, y se dice que es meramente el escriba [scriptor]. Otro
escribe m~teriales compuestos por otros, uniéndolos pero sin agregar 1. La traducción está adaptada de Alistair Minnis (1988: _94). U~a versión leve~
nada pro~io, Yse dice que esta persona es el compilador [compilator]. mente distinta del mismo texto es utilizada por Eliz:1beth Eisenstem (l 979, vol. l.
Otro escribe tanto los materiales compuestos por los demás como los 122), adaptada deJohn Burrow (1976: 615).
132 / D AVID F1N KELSTEIN v AL1sTAIR M cCLEERY A UTORES, AUTORÍA y AUTORIDAD/ 133
Adam m·iveyn, if ever it thee bifnlle definitiva de los textos en los que habían trabajado y que ha-
Bocee or Troylus to wryten 11ewe, bían reconfigurado.
U11de1· thy long /okkes thou most have the sea/le, Al mismo tiempo, _la "autoridad" era algo que podría residir
But afie,· my makyng thow wryte mo1"C trewe;
So ofte a daye J mot thy werke renewe,
en un texto independientemente de su relación con un "autor".
lt to eorecte and eke to 111bbe and scrape Las referenci~s medievales a _los textos de Ovidio, San Agustín
And ni is thorngh thy neglygence and rape.z y otros, por eJemplo~no asociaban o atribuían veracidad O ver-
dad a la obra del genio creador de un autor individual, sino que
Aquí la "autoridad" es Chaucer (en lug~r ~e la Iglesia), más bien asignaban "autoridad" a la verdad del texto mismo.
que le asigna a su copista/escriba el ~antemm1ento de altos Como algunos comentaristas han señalado con perspicacia:
estándares de precisión para reproducir sus palabras tal como "Ya en la modernidad temprana era la edad, la autenticidad y
él las había formulado. Por otra parte, la poesía de Chaucer la conformidad con la verdad, y no el genio individual, las que
destaca y adhiere al modelo de autoría, compartida entre sus se suponían que conferían autoridad a los textos y a los autores
contemporáneos medievales, de un participante en una tradi- (Wogan-Browne et al., 1999: 6).
ción intelectual en curso vinculado a las autoridades del pa-
sado (Boecio). Como sostienen los editores de una antología
sobre teoría literaria de inglés medio, la autoría en la época Los AUTORES EN EL RENACIMIENTO
de Chaucer, "era más probablemente entendida como una
participación en una tradición autorizada intelectual y moral- Las interpretaciones sobre qué significaba y hacía un "au-
mente, dentro de la cual [...] un escritor podía desempeñar tor" en Europa occidental cambió en el Renacimiento. Esto se
uno de varios papeles, tanto al copiar, modificar o traducir, debió principalmente a la reproducibilidad de los textos im-
como al componer" (Wogan-Browne et al., 1999: 4-5). Se presos: el cambio, a partir del siglo XV, de la circulación de un
consideraba autores (o auctors) a las personas que reconfigu- pequeño número de manuscritos transcriptos a la reproduc-
raban ciertos materiales para sus propios propósitos, creando ción impresa en grandes cantidades. La escritura se convirtió
un material que glosaba o que se vinculaba a otro dentro de en una actividad individualizada, una fuente potencial para el
la misma esfera de actividad intelectual. No eran "autores" reconocimiento y el ascenso social. Como señalan Febvre Y
en el sentido posromántico de los artistas/genios creativos, Martin (197 6): "Mientras que en la Edad Media los autores
dado que en la mayoría de los casos no tenían la propiedad habían tenido escaso interés en vincular sus nombres a una
obra, los editores fueron empujados a buscar o querían bu~car
2. Los autores transcriben aquí la traducción al inglés moderno: "Adam Scribe, la verdadera identidad de los autores de las obras que publica-
ifroer it thee befa/// Boethius or Troilus to write anew,1 Under thy long /ocks thou 11111st ran; y cuando no lo lograban, lo inventaban"-El res~ltado de
hnve the sea/e, {smly co11ditio11 of the scalpj,I B111 after my 111aking trough write 111ore · ' en'tica , el re-
tmth.l So ofte11 daily I 11111st thy work renew,/ lt to correct and also to m b rmd scrapel asociar un nombre a un texto era 1a eva1uac10n
A~d n/1 '.s through thy negligence and baste" (Benson 1988: 650). En español: "Adam, conocimiento y, en algunos casos, una mejor reputación. Est~
mi ~scnba, si alguna vez ocurriese que usted transcribe nueva mente el Boecio 0 aceleró el interés y el deseo de algunos de buscar la_ fama, si
Tro,/o, que tenga usted caspa bajo sus largos hueles a menos que copie mis líneas
cor~ectament~. A menudo, _tengo que rehacer su trabajo y corregir y limpiar y fre-
no la fortuna de este tipo de trabajo. Febvre YMartm (_!~)7 6:
gar, todo debido a su descuido y su violencia". [N. de T .] ' "Este nuevo tipo
26 1) concluyen: , lo fue tamb1en e1
. de est1mu
A UToREs AUTo r
134 / DAV ID F1NKEL STEIN v AL1sTAIR M c CLEERY ' R A y AUTORIDAD / 135
signo de una nueva época en la q~e los ar~st~s comienzan a fir- que datan de principios
. .
del año 1500 en d 1
a e ante y est' •
U lados al reconoc1m1ento legal de los d h ' . an vm-
mar sus obras, y la autoría adqUiere un s1gn~ficado to~almente c d . . erec os md· 'd
nuevo". Esta sería una idea reiterada por Ehzabeth E1senstein les a las patentes e las mvenc1ones (Ei'senstem, . IVJ ua-
1979 1 1
!20· Rose, 1993 : 16-18; Brown, 1995: 1- 8) E 'v~ · :
varios años más tarde: "El 'deseo de fama' en sí mismo", sostie- ' h d . . ntre 1os prime-
ne Eisenstein, "puede haber sido afectado por la inmortalidad ros casos ay os registrados en Francia en 1504. .
· l G ·11 C , e1prime-
surgida de la imprenta" (Eisenstein, 1979, vol. 1: 121). ro invo ucra a m aume. .op, , un conocido me' d'1co parismo
..
1 d l 1
responsab e e a comp1 ac1on de un almanaq
La imprenta involucró a los productores textuales en una- . ue anua1, que
forma que era diferente a la actividad anterior de los escribas, obtuvo, en marzo de 1504, una orden Judicial contr .
. l d' . , d a un 11-
al socavar conceptos largamente establecidos sobre la auto- brero para eVItar a expe 1c1on e copias del almana .
. ., . ., d que sm 1a
ridad colectiva. Los mismos principios de la actividad auto- autonzac1on y autent1cac1on e Cop. El fallo fue si ·fi •
. . d l . gm cativo
ral individualizada se aplicaban a aquellos cuyas obras fueron en su reconoc1m1ento e a importancia de unir la firma y el
extraídas de otros medios de comunicación. Los dramaturgos nombre de Cop a este producto textual. "En cierto sentido
británicos, por ejemplo, se beneficiaron con el activo mercado entonces", comenta Mark Rose, "lo que Cop estaba asegu~
de obras impresas, que coincidió con la profesionalización de randa era tanto un derecho que tiene que ver con el uso de
los escenarios de Londres en el año 1500: el resultado, como su nombre como un derecho a un texto" (Rose, 1993: 18-20).
argumenta Douglas Brooks, fue una mercantilización de la Dos meses_más _ta~de, el poeta André de la Vigne se aseguró el
dramaturgia que, a su vez, alimentó e intensificó la "preocu- derecho a 1mpnmir y vender una antología de obras poéticas
pación por el radio de acción del autor individual" (Brooks, suyas y de otros como resultado de un intento de un editor
2000: xiv). Los editores percibían las posibilidades comerciales de reimprimir una versión no autorizada del libro. Estos ca-
de las obras impresas que exhibían la "presencia" de un "au- sos, como advierte Cynthia J. Brown, señalaron un cambio
tor ", cuya autenticación de "los textos autorizados" podía, en- en las percepciones sobre el rol de los creadores de textos en
tonces, ser utilizada para aumentar su valor comercial. Tales un entorno comercial. "Los 'autores' se volvieron mercancías
acciones subrayaron cómo durante la modernidad temprana comercializables fuera del circuito de la corte y los benefac-
la imprenta cambió la base para posibilitar que la autoría se tores ricos", advierte Brown, "y los nuevos participantes en la
viera como una actividad individual, completando, tal como producción del libro -el editor, la imprenta y eventualmente
comenta Mark Rose, "la transformación del auctor medieval en un público lector diferente y en expansión- fueron determi-
el autor del Renacimiento" (Rose, 1993: 18). naciones cruciales en la participación del autor en el momen-
Tal transformación realineó los intereses y las actividades to de decidir la manufactura física y literaria de sus libros".
de autor. Es generalmente reconocido que el concepto de de- Brown concluye que estos y otros movimientos legales de los
recho de autor como una representación del derecho de la escritores de la baja Edad Media marcaron un cambio impor-
p_ropiedad intelectual del autor no prevaleció hasta fines del ~ante en los patrones de producción textual: "Incluso la tríada
siglo ~II y principios del XIX, cuando fue implementa- Jerárquica mecenas, poeta y escriba, que caracterizaba la cu~-
do agresivamente en Gran Bretaña, Francia y Alemania, en- tura del manuscrito, evolucionó, en la cultura impresa, hacia
t~e otros lugares. Los estudiosos, sin embargo, han señalado un mayor balance de la autoridad compartida por el mecenas,
e¡emplos de conceptos incipientes de la propiedad literaria el poeta y el editor" (Brown, 1995: 2).
A UTORES AUT f
136 / DAvm F1NKELSTEIN v AL1 s TAIR M c CLEERY ' OR A y AUTORIDAD/ 137
. b ·, d rante varios años como tutor de los hijos de la s obras de Aristóteles sobre política ' economi' a y et1ca,
, .
a1go
eiemp1o, rra ªJº u ue llevó a cabo en 1372 . El objetivo era proporc·
. · to'eraras ingleses y escoceses antes de obte- q .. tonar ma-
vanos oscuros ans , • d G ¡ teriales de lectura que le permitieran a Carlos V gu·
· , de Frederick el pnnc1pe e a es, en 1738 y . . I 1ar a sus
ner una pens1on ' •I ' asesores y fu nc1onanos
.
una smecura coi
no m · spector general de las 1s as Leeward de
, . ., . , ' , . estata
. . es para que apoyaran determ1. _
lord Lyttelton en 1744 (en esta úl~ma ?cupac~on ;ec1b1a 300 nadas reformas po1.1tlcas
, msp1radas en modelos aristote' l'ICOS. ~
los cuales, ya sea de manera discrecional o voluntaria, como .edades educativas e intelectuales así como p 1 ,
so el . . ' or os circu-
marca o cuestión de respeto, estaba acostumbrado a aceptar 1oS 11.teranos. mformales y los salones . ·
Ellos fuer on parte de
y, a veces, a considerar ciertas críticas. Es posible argumentar bios sociales y culturales en el sistema de patr · •
carn " ocm10 que
que este sistema le daba al escritor una libertad más importan- a
urnentaron hasta
.
abarcar
. .,
el apoyo
l a un escritor de part e de
te que la de aquel que lo sucedió" (Williams, 1966: 50). una persona º. mst1~c1on que ~ protege pero que espera, a
cambio, la sat1sfacc1on de neces1da_d~s culturales" (Escarpit,
1971 : 38). Incluso hoy vemos vest1g10s de tales sistemas de
PATROCINADORES, EDITORES Y PÚBLICO patrocinio en puestos patrocinados_~or el _Estado, como el
Poeta Laureado. Aunque tal patrocm10 social y orientado al
El papel del mecenas cambió en la medida en que el sur- mercado funcionó como parte de una "profesionalización" de
gimiento de la impresión mecánica favoreció el desarrollo la actividad autoral, los contemporáneos a menudo se queja-
de las obras impresas financieramente viables durante los si- ron de la sensación de alienación que experimentaban y de
glos XVI y XVII. Libreros y editores se vincularon con los la naturaleza fragmentaria del trabajo que se veían obligados
nobles y otras figuras de la corte como mecenas potencia- a emprender para ganarse la vida por medio de la escritu-
les, señalando el cambio en el patrocinio desde la comisión ra. En Gran Bretaña y en otros lugares, el escritorzuelo "de
y el control hacia la promoción, consumo y distribución. A Grub Street" (llamado así por la calle londinense en la que
fines del siglo XVIII, el desarrollo adicional de una prensa muchos escritores "por contrato" tenían cuartos y oficinas)
periódica -que se hacía oír y que operaba, con variados gra- se convirtió en una metáfora y en una imagen perdurable
dos de éxito y niveles de censura, en las principales capitales que sintetizaba la actividad impersonal de los letrados de los
europeas- ofreció una vía adicional para la producción tex- siglos XVIII y XIX, que cobraban un precio variable por el
tual. Con frecuencia, los editores que contaban con "casas" número de palabras que producían diariamente. "Sin medios
e_ditor~ales ya establecidas funcionaban como patrocinadores y sin control", como señalan John Brewer y lain McCalman,
l~teranos, patrocinando a los autores para crear obras par- el resultado fue que:
ticulares, ~~eando sa~ones literarios y sociedades en las que
la ~eputac1on profesional y social pudiera establecerse y/o Los escritores se convirtieron en fabricantes de componentes en 1 ;
me¡orarse, Y desarrollando publicaciones periódicas y diarios fábrica de la literatura. Esta fragmentación socavó la integridad de
.
1os escritores que llega ban a tener so¡o una re1aci·o'n marcrinal
o· con las
en los que pudieran aparecer artículos y obras anónimas con ' • Lo que escn"b'1an n0 era realmente de
obras que ayudaban a producir.
seudónimos
, y, de vezen cuando, fi rma dos. Un escntor
. '
compe- su propiedad: había sido diseñado por otro y tenía valor solo como
~a por la atención de figuras importantes en el mundo edito- parte de un todo más grande. E 11os carec1,an de m · terés en la obra com-
rial, con el fin de gen erar mteres
· , en su traba¡o
. y entrar en es- pleta ya que no era una cosa que podian
,
.
°d
es
eaban reconocer como
.fr s maleables cuyo va1or
tos "campos literar·ios " de act1V1
· ·dad . El mecenazgo cortesano propia. Los escritores no eran autores sino ci ª .
fu e reemplazado !entame t . . de funciones autora1es
. . . , residía en su capacidad para asumir una sene
, . n e por un patrocm10 impulsado mas (Brewer y McCalman, 1999: 206).
econom1camente y orientado hacia el me d
As" · rea o.
im1smo, durante todo el siglo XVIII h b.
trado el sigl XIX ¡ Y asta 1en en-
o ' e papel del mecen as fue asumido por las
142 / DAVID F1NKELSTEIN v A.L1sTAIR McCLEERY AcrroREs AUTo fA
' R y AUTORIDAD / 143
¡ ·mprentas del siglo XVI en Alemania recibieron derechos El caso Donaldson contra Becket se centr b
a a en el dere-
i P. right de parte del emperador y las autoridades locales.
dase co cho de Alexand er D ona1dson, un librero de Ed· b
~ . l . . . . . . , . im urgo, para
Tanto en Alemania como en Francia, ta es pnVI1eg1os fueron reimprimir, a un prec10 mas baJo, ciertos textos originalmente
utilizados a menudo como un medio de control de la pro- publicados en Londres, y sobre los cuales los libreros de Lon-
ducción impresa y del tipo de mate~iales que emanaban de dres afirmaban poseer d~rechos ?e reimpresión exclusivos y
este tipo de negocios (Febvre y Martm, 1976: 241; Darnton, perpetuos (expulsando as1 cualqmer competencia posible). La
1982a, 1996). demanda legal amenazaba el monopolio de libreros/editores
La renovación de estos derechos y privilegios, en el caso ingleses (principalmente con sede en Londres) para mantener
de obras exitosas (algunas concesiones podrían durar hasta los derechos exclusivos de reimprimir las obras de los auto-
treinta años), era muy polémica y a menudo discutida. Como res que habían comprado. El monopolio se había originado
señalan Febvre y Martin: "En principio otorgaban estos pri- a partir de la organización corporativa estructurada de libre-
vilegios para la reimpresión de libros antiguos, así como para ros londinenses a mediados de la década de 1500, conocida
publicar nuevos, y los editores que disfrutaban del favor real como Compañía de Librerías. Un acta real de 1557 le otorgó
trataban, por lo tanto, de renovar sus monopolios indefinida- a la compañía el monopolio de la impresión: solo aquellos que
mente, mientras que el Gobierno, al mismo tiempo, tendía ingresaban como miembros de la compañía o que mantenían
a favorecer a los editores más ortodoxos y más manejables" patentes de impresión particulares tenían el derecho tanto a
(Febvre y Martin, 1976: 241 ). Con frecuencia, esto tuvo como imprimir libros como a copiarlos.
resultado monopolios poderosos que ponían dificultades a los Aunque, en un principio, el objetivo del acta real había sido
recién llegados para iniciarse y establecerse con credibilidad el de permitir un mayor control gubernamental de lo que se
en el negocio de la impresión, edición o venta de libros. editaba en las imprentas inglesas, las interpretaciones poste-
En Gran Bretaña, las escaramuzas legales sobre monopo- riores ampliaron el asunto hasta involucrar la exclusividad na-
lios y privilegios similares de publicación e impresión condu- cional en los derechos de reproducción (un movimiento para
jeron a la sanción del Estatuto de Anne de 171 O, que invistió a crear un "copyright perpetuo" en los textos vendibles). Lamo-
los autores y a sus representantes con el derecho de propiedad vida implicó un cambio en la interpretación del valor de los
sobre las obras impresas para períodos fijos (14 años, luego 21, textos -desde verlos como acciones, valuadas por lo que po-
o 28 si el autor aún vivía). Un mayor fortalecimiento de estos drían representar, su capacidad de exponer injusticias, o para
derechos individuales fue el resultado de una batalla histórica ser usados con el objeto de ganarse el favor del "autor", haS tª
en 1774 entre un librero escocés y un vendedor de libros in- verlos como cosas, propiedades con un mercado de valor tan-
gl~s; El caso fue discutido con la ayuda legal de James Boswell gible- . Como advierte Mark Rose: "Pensar los textos como
:-bwgrafo de Samuel Johnson y abogado escocés cuando los ·
acciones, valorarlos por lo que po d'tan h acer, estaba acorde
. . con
.
m.tereses literarios no ocupaban su tiempo- y resuelto en los un sistema de regulación en el que la censura Y los pn,VJlegws
tribunales de Londres. Estableció los precedentes legales y los .
de 1os libreros , d ·
se confundtan, e1mismo m
odo que mas tarde,
'
. b. ' ti os estaba de acuer-
conce~tos de derechos de propiedad individual de textos que considerar a los textos como o Jetos este e b d0
P.0stenormente se adoptaron en las interpretaciones interna- . ,
do con un sistema de producc10n Y regu !ación cultural asa
c10nales del copyright. en la propiedad" (Rose, 1993: 13).
146 / DAVID F1NKELSTEIN Y AL1sTAIR McCLEERY AUTORES AUT ' .
, ORL'\ y AUTORIDAD/ 147
Donaldson fue uno de los muchos libreros emprendedores LOS AUfORES DE LA ERA INDUSTRIAL
que a fines de la década de 1700 comenzó a desafiar activamen-
te el monopolio que tenían las empresas con base en Londres Los cambios en los derechos legales serían se ·d .
. . b' gw osporm-
sobre los derechos de autor. Tales desafíos venidos de los cen- mensas mnovac10nes
.
y cam 10s tecnolóoicos
. o·
y mercantt•¡es. La
tros "provinciales" de venta y publicación ?e libros aumentó cultura impresa
., del siglo XIX
, . se vio transfiormad •
a por 1a 1m-
en tanto la gente se dio cuenta de que la cmdadosa manipula- plementac10n
. , de
. nuevas tecrucas
l para la fabricación de papel y
ción y uso de materiales con copyright podría colaborar con el 1 la producc10n impresa, y os avances en los sistemas de comu-
desarrollo de un negocio rentable. Como resultado, más y más nicación (estos desarrollos y temas se cubren con más detalle
negocios de publicación y venta de libros se inauguraron en las
1 en el capítulo 5). La máquina para fabricar papel inventada
afueras de Londres: entre 1740 y 1790, por ejemplo, el número 1
por Fourdrinier en 1801, por ejemplo, sustituyó las técnicas
de estos puntos de venta aumentó desde alrededor de 400 es- de fabricación de papel a mano, aumentando la productividad
tablecimientos en 200 ciudades a 1.000 en más de 300 lugares. 1 y reduciendo los costos del papel; la implementación de má-
1
Es en este contexto que se enmarca la demanda legal de quinas de composición tipográfica rápida y de prensas rotati-
Donaldson. Su caso objetaba el hecho de que los miembros vas impulsadas a vapor acortaron los tiempos de producción;
de la compañía de los libreros tuvieran un derecho automático el desarrollo de medios de transporte cada vez más eficientes
y perpetuo sobre los derechos de textos comprados a los au- (trenes y barcos a vapor) permitieron agilizar la entrega de li-
tores, ya que esa exclusividad eliminaba la competencia y era bros y materiales impresos a través de las fronteras nacionales
intrínsecamente injusta con aquellos que habían producido los e internacionales; los avances en las redes de comunicación
textos en un principio. Los tribunales acordaron y se sentaron (servicios postales, telegráficos y cables submarinos para la co-
las bases legales con respecto a las leyes básicas que rigen los municación transatlántica e internacional) permitieron la rá-
derechos de los autores sobre sus propias obras. Inicialmente, pida transmisión y circulación de información entre autores,
se concedía a los autores, o a quien comprara los derechos, editores e imprentas y la reducción del tiempo de producción.
la reproducción exclusiva de la obra durante 14 años y lue- Los patrones de la cultura impresa industrializada se desa-
go 28. Francia siguió en 1778 con su aplicación legal de la rrollaron en sincronía con la industrialización general de Eu-
protección de copyright (derechos que se fortalecieron poste- ropa occidental. Como señala Robert Escarpit, la meca~za-
riormente en 1793 con nuevas leyes). Austria hizo lo mismo ción amplió el potencial de mercado y al mismo tiempo VIgo-
en 1832 y Alemania, en 1835. Durante los siguientes sesenta rizó el comercio de libros. "Ante un mercado en desarrollo, la
· ·, mbio importan-
años, otras naciones adoptaron lentamente leyes de copyright 1mpresión y venta de libros se somet10 a un ca . . .
. · d tria capitalista se hizo
similares (con el aumento creciente del lapso asignado para la te, en la medida en que la naciente m us .
., l presano responsa-
protec,ción del derecho de autor, de 50 años y luego de 75 años cargo del libro. El editor surg10 como e em d
.b n papel e menor
despues ~e la ~ublicación inicial). La regulación internacional ble, relegando a la imprenta y al lI rero ª u ., . ·
. d . la profeswn 11teran a
del copynght, sm embargo, solo se logró después de una gran importancia Como efecto secun ano, ¡ , u·
. . 966· 22-23). En a prac -
lucha, con la ratificación del Convenio de Berna en 1886. comenzó a organizarse" (Escarpit, 1 ·. .d d Emeroieron
• , d actIVI a es. o·
ca, esto dio lugar a una separacwn e b mo editores
. .
las prmc1pales casas ed'1tona. 1es, que actua an co
148 / DAVID F1NKELSTEIN v AusTAIR McCLEERY
generales tanto corno especializados; aquí se incluían pesos el sistema de lucro compartido l ,
' as regahas
pesados corno John Murray, Willia~ Blackwood, Longmans d
sus textos urante un período lim't d por 1as ventas de
I a o o el cob d
y Macrnillan & Co. en el Reino Um?o; Hachette ~n Francia; sobre 1as ventas), lo que les asegu b , . ro e regalías
. d , d 1 . ra a as1 tngr
Sarnuel Fischer y Bernhard Tauchrutz en Alemania; George cononuos espues e a primera publ' . , esos estables y
•, e •, 1cac1on
Putnarn, Houghton Miffiin y Harpers & Co. en Estados Uni- Nac10 una pro1es1on y, en particul d ·
. 1 XIX ar urante la s d
dos; Gyldendals en Dinamarca, y No~sted~ YAlb~:t Bonnier tad del s1g o , vemos una explosio' egun a mi-
'd n en toda Eu .
en Suecia. Algunos tenían la operatoria de 1rnpres1on unida a dental, en la cann ad de gente que em . ropa occ1-
p1eza a depend d 1
las oficinas de redacción y a las oficinas, pero, en general, las escritura para generar un ingreso anual d . er e a
a ecuado Si 1 ·
empresas tendían a consolidar su re~utaci?n co~? "editores" Podía crear algo aparentemente de la nada Y hacedo · ª guien
p bl'
depositando la mayor parte del trabaJO de 1rnpres1on sobre los con un acuerdo que lo acompañara y pe . . ~ icar,
rmitiera un ingreso
hombros de imprentas especializadas, que aprovecharon las 1
anual de ta es recursos, podía acumular sufi ·
. ciente como para
nuevas tecnologías para responder a los pedidos de varias edi- mantener ese mgreso constante. Los autores 1·
. . mportantes em-
toriales al mismo tiempo y a gran velocidad. pezaron_a ped1~ ~ltos pr~~10_s por_los derechos de sus obras:
Gran Bretaña abrió el camino en el establecimiento de tur- el ex ~nrner rnm1stro bntaruco Disraeli recibió lO.OOO libras
nos de producción industrial entre 1800 y 1850. Francia vio esterlmas de Longmans, en 1881, por la totalidad de los de-
grandes cambios en la década de 1830: con la revolución de rechos par~ publicar E~dymion, una novela que era sensación;
julio de 1830, la censura estatal se relajó y se instituyeron le- George Ehot abandono tempor~lmente a su editor de siempre
yes comerciales liberales, mientras que la enseñanza general se John Blackwood cuando el londmense George Smith le ofre-
volvía obligatoria a partir de 1833, lo que dio lugar así a un au- ció 7.000 libras esterlinas por Romo/a en 1862; George Srnith
mento en el nivel de lectores alfabetizados. Para 1848, cambios también persuadió a Wilkie Collins para que abandonara sus
industriales similares en la producción impresa (con cambios planes de serializar Armada/e con Charles Dickens, y los re-
concomitantes en las oportunidades para los autores) habían emplazara por su participación en Cornhill Magazine de Srnith
afectado a Alemania, Estados Unidos y los países nórdicos, pagándole la principesca suma de 5.000 libras esterlinas por
entre otros lugares. En sincronía con estos cambios, hubo un los derechos de esta colección. Y cruzando el canal de la Man-
crecimiento de una clase burguesa cada vez más activa y de un cha, Balzac negoció un pago inicial de 15 .000 francos por la
público lector entusiasmado por consumir los productos de la publicación y un segundo pago de otros 15.000 francos sobre
imprenta (Chartier, 1981; Gedin, 1982: 34-3 9; Hall, 1996: 44). la venta de los dos tercios de la edición inicial de la Come-
Estos cambios en los estatutos legales, la tecnología, las dia humana (Escarpit, 1971: 42-43; Laurenson y Swingewood,
prácticas empresariales y las formaciones sociales crearon las 1972: 12 O; Sutherland, 1976: 105). Estas sumas eran enormes,
circunstancias en las cuales los textos impresos, fabricados más pero como muchos han señalado eran excepcionales en una
rápidamente y con costos cada vez más baratos, podían ven- prof;sión compuesta, en general, ~or muchos ~ue trabajaban
derse a una audiencia masiva cada vez más grande, generan- duro por una recompensa relativamente pequena.
do mayores ganancias para los editores y permitiendo que los Sin embargo, hasta fines del siglo XIX Yprincipios ?el XX
. . , d l . t ma de regabas que
autores obtuvieran ganancias constantes corno resultado de no veremos la plena aphcac1on e sis e a1·1
sus trabajos (a través de los métodos ya mencionados, como . 'b
caractenza a la mayoría de los h ros pu ic bl' ados en la actu -
AUTORES AUTO '.
150 / DAVID F1NKELSTEIN Y AusTAIR McCLEERY ' RLJ\ y AUT ORIDAD / 15)
dad donde los autores reciben un porcent~je acordado sobre la Par con el desarrollo
_
de la autoría como e .,
pro1es1on. Du-
' · de ven ta de cada eJ·emplar vendido 1
te muchos anos, as personas que trabaJ·aban e , b.
e1 precio , . de su obra. . . Se ran . . ne1am 1to
. que este sis· tema , adoptado de las practicas de_publicación démico hterano trataron de explicar los te t ,
dice . aca , . x os a traves
·d
estad oun1 en ,ses se volvió común en Gran Bretana
. a partir de del análisis hermeneutico de las estructuras y sentidos inter-
la década de 1880, con la publicación de dos _hbros del editor nos, con poco recurso ~ los contextos externos en los que
estadounidense George Haven: Autores y editores de Putnam: las obras fueron producidas. A lo largo de la primera mitad
un manual de sugerencias para los principia~tes en la literatura del siglo XX, un aspecto clave en los análisis académicos de
(1883) y Las disputas legales entre a~tores y editore~ (1887), en los la producción textual fue la tendencia humanística a atribuir
que describe el sistema de regabas norteamenc_ª;1º y aboga autoridad creativa al ~utor, que era visto como la expresión,
por su adopción en Gran Bretaña y -por extensio~- en toda la intención, la creación y el control de todos los signifi-
Europa occidental (Hepburn, 1968: 13-14; Keating, 1991 : cados legibles en el texto. Para los que participaban en la
15-19, 459, nota 24). hermenéutica literaria, como resume sucintamente Andrew
Del mismo modo, no es sino hasta fines del siglo XX que Milner, "el significado relevante era aquel al que apuntaba,
vemos el desarrollo de las estrategias de marketing y promo- consciente o inconscientemente, el autor del texto literario"
ción que son habituales hoy en día -agentes literarios dedica- (Milner, 1996: 29). La tarea máxima llevada a cabo, en parti-
dos a manejar honorarios y a vender los textos al mejor postor; cular, en los círculos académicos de habla inglesa, era, como
organización de recorridos y visitas del autor; lecturas y firma acertadamente lo señaló F. D. E. Schleiermacher: "Compren-
de ejemplares para promover la venta de las obras; uso de otros der el texto en principio tan bien y luego incluso mejor que
medios de comunicación (radio, televisión y prensa) para gene- su autor" (Schleiermacher, 1985: 83). Un ejemplo de tal in-
rar interés en las obras de los autores (Bonham-Carter, 1978, terpretación se puede encontrar en las influyentes obras de
1982; West, 1985, Marek, 1995; McDonald, 1997; Finkelstein, principios y mediados del siglo XX del académico británico
2002)-. Como comenta Julieta Gardiner, los resultados lleva- F. R. Leavis, que en un momento pronunció la célebre afir-
ron a los autores a ser "biografiados en el afán por colocar su mación de que solo había seis autores en la literatura inglesa
libro en la primera fila de la mesa principal de la librería, en que eran dignos de estudio -incluyendo a Joseph Conra~,
el lenguaje británico, o 'en la pared', corno dicen los libreros Henry James, y D . H . Lawrence-. Los argumentos de LeaVIs
estadounidenses: en pote position" (Gardiner, 2000: 263).3 se basaban en la idea de que los textos mismos eran la fue~te
última de la "verdad", que las palabras producida~ por ~emos
.
creativos . de la natura1eza hurnana se mvesoan de
por encima
PARA INTERPRETAR LA FUNCIÓN DE AUTOR "autondad".
. . ¿·IVI'duos de los que brotaban
Los autores eran m . . ,
. , pura e m
textos de sab1duna . fi mta.
· (En el terreno b1bhogra- b
El desarrollo de métodos críticos para la discusión de los . d
fico, esto era entonces considera o como ª lgo que resu 1 ta a
d .,
textos, sobre todo en los contextos posindustriales, se dio a . . l so de pro ucc1on.
inevitablemente dañado durante e proce . d l
E1 resultado ha sido una verdad era m us • d tna centra a en a
. l , fiel-
3. En una posic· · · ·¡ · d . . . , de ediciones
creacion . . que tratan de reproducir o mas
• . ion pnv¡ egia a, es decir, ubicado en la vidriera o en las mesas
1
pnnc1pa es que están inmediatamente en la entrada de la librería. [N. de T.] mente posible los "ur-textos" autorales.)
152 / DAVID F1NKELSTEIN Y AL1sTAIR M c CLEERY
AUTORES, AIJTORf
A y AUT ORIDAD/ ) 53
Las reacciones a esto han evolucionado a lo largo de las lí- El lector es el espacio m ism o en que . .
. se tnscnben stn .
neas lingüísticas, semiológicas y sociológicas para desembocar ninguna, to d as l as citas que constituye ., que se pierda
, . . n una escntu . 1 .
texto n o esta en su ongen, smo en su de t" p ra, a unidad del
en movimientos críticos como el estructuralismo, el posestruc- . . d
uede seguir sien o personal: el lector es
s mo. ero este d .
h . esttno ya no
turalismo, el rr:1~terialism~ cul_tural con influ_e n~ia marxista y P , . . l , 'I un ombresinh· .
biogra f1a, sm ps1co ogia; e es tan solo ese 1 . istona, sin
. a gtuen que ·
la deconstruccion. Una historia de esos movimientos críticos nidas en un mismo campo todas las huellas . mantiene reu-
está fuera del alcance de este capítulo, pero hay varios ma- (Barthes, 1977: 148). que conSt1tuyen el escrito
qué eran los textos y que hacíamos con ellos. Un autor pue- (de carácter práctico,
• •
jurídico, político O relioioso)
i:,•
.
que constitu-
de identificarse con su trabajo, su reuvre un punto que se ha yen la matena pnma sobre la que opera la escritura
· 1· ·b·1·d d" (Ch ·
h
y que ace
trasladado también a los productos de otros medios, como el posible su m~e tgt t _1 a a~er, 1994: 27). Otros han recu-
cine donde la función del auteur (que asigna autoridad crea- rrido al trabaJO de Pierre Bo~rd1eu sobre la sociología de la pro-
tiva 'y originalidad al director de cine) es dominante. Desde el ducción cultural para exammar las relaciones estructuradas de
punto de vista de Foucault, el autor moderno debía ser visto "campo litera~o" y las jerarquías de los valores culturales, polí-
no tanto como una "esencia" sino como una "función" surgida ticos y comerciales dentro de los cuales operan los artistas, au-
de diversas condiciones tecnológicas y sociales. El "autor" de tores y otros productores culturales (McDonald, 1997; Radway,
Foucault, en este caso, como ha sintetizado un crítico, es "un 1997). Igualmente, la función autor es un aspecto importante
nombre que circula independientemente del individuo y fun- de la cultura impresa actual y del trabajo de la historia del libro.
ciona a la vez como la certificación del derecho de propiedad, Lo que los historiadores del libro han hecho especialmente
y como vehículo para cualquier significado o reputación que bien es demostrar hasta qué punto las concepciones acerca de
el nombre haya llegado a adquirir" (Wernick, 1993; Chartier, la figura del autor (y de los sistemas de propiedad dentro de
1994: 29-59; Gardiner, 2000: 256). los cuales está incrustada la actividad autora!) se remontan a la
Uno de los resultados de las posturas antihumanísticas tanto época medieval. El autor tal como se constituye en la cultura
de Barthes como de Foucault (es decir, de su rechazo a la obra del manuscrito está muy lejos de las actuales concepciones cul-
crítica literaria humanista que buscaba develar el sentido inten- turales y criticas sobre los autores, que son vistos cada vez más
cionalmente propuesto por el autor) fue un período frenético como parte de un espacio público complejo, mercantilizado y
de teoría literaria semiótica, estructuralista y posestructuralista digital. Cada vez más publicaciones y textos forman parte de la
que, tal como dijo secamente un comentarista, "se deleitaba "integración vertical" de los productos mediáticos surgidos de
con las implicaciones teóricas de la 'muerte del autor', primero los conglomerados transnacionales multimedia, y a menudo se
anunciada por Roland Barthes y, posteriormente, legitimada venden de manera conjunta con películas, televisión y otros pro-
por Michel F oucault" (Milner, 1996: 115). Esta tendencia fue ductos (véase el capítulo 7). Los autores participan y luchan por
particularmente prominente en las batallas de la teoría crítica espacio dentro de los medios de comunicación pública (apare-
anglófona de las décadas de 1970 y 1980: disputas mordaces cen en programas de radio y televisión para promove_r sus obras,
que incluían luchas sobre la idea de que "en teoría literaria soportan apariciones en ferias del libro, firman c?~ias para los
Y cultural, la recuperación de las intenciones del autor como fans y responden correos electrónicos, cartas Ysolicitudes gen~-
parte de la práctica central para develar el significado textual rales). Es parte de lo que Juliet Gardiner ha señala~o con preci-
había sido largamente desechada" (Gardiner 2000: 274). . , como la circulación del nombre de autor, "cubierto
s1on . .con
. una
1
°~
En I u' Itl~os
· ' autor como un
años se ha visto un regreso del lectura romántica de la autoría como algo singular, mdi:1du~by
. . l . · , del autor se remscn a
factor pnmano del sentido textual, reconstituido, sin embargo, confesional que permite que a mtenc1on
como
. parte de ana-¡·1s1s
· hi stoncos
, · y culturales más amplios. Por de modos que presentan al autor como el sign
' · ificado de su texto
e
e~emplo, los promotores del New Historicism [Nuevo Hiswri- , , d rie de actos penorma-
mas allá de su escritura, a traves e una se . , . . do de
· 1 6
~i~mo], como Stephen Greenblatt, han demostrado interés en tlvos específicos en el proceso de producc1on de s1gru ca
situar la obra literana · en re1ac1on
· , con los textos 'ordinarios
· ' su libro" (Gardiner, 2000: 263).
156 / AUTORES AUTO f
D Avm F1NKELSTEIN v AL1sTAIR McCLEERY ' R A y AUTORIDAD/ 157
Los "autores" pueden igualmente encontrarse a sí mismos . , o·ca , aunque las cosas cambiaron cuando indt·VI·duos como
s1as
reinscriptos a través de los crecientes medios digitales: digitali- Chaucer llegaron para de~afiar el orden establecido. Los au-
zado, copiado, pegado, recombinado y distribuido (con atribu- tores eran generalmente_VIstos como individuos que le daban
ción O sin ella) online y a través de Internet. Los intentos actuales nueva forma a un matenal _del pasado para su uso contempo-
por frenar la piratería digital de material con copyright ilustran ráneo. Con la llegada de la imprenta, desde mediados del siglo
las dificultades inherentes al mantenimiento de concepciones XV en adelante, la autoría como función cambió, al igual que
estables y de la cultura impresa acerca de la autoría, en un medio las esrructuras económicas y sociales que apoyaron la actividad
fluido, globalizado y cambiante. Como sostiene Mark Poster, los auroral. Hemos visto cómo los editores y mecenas desempeña-
productos digitales (ya sea cine, música, o publicaciones) "tienen ron un papel importante en la vida de los autores hasta el siglo
una lógica que confunde a los principios del capitalismo en un XVIII, e incluso un poco después. Hemos observado también
nivel muy básico", complicando lo que había sido previamente cómo los cambios en las leyes de derecho de autor y el adveni-
un proceso sencillo de actividad económica y rentabilidad finan- miento de la industrialización en el siglo XIX cambió aún más
ciera (Poster, 2001 : 43). Estaríamos, en efecto, siendo testigos de los parámetros de autoría y la producción de libros. Hemos
un cambio de lo que Poster llama "autores analógicos" (es decir, examinado las interpretaciones del siglo XX sobre las funcio-
aquellos integrados y unidos a concepciones y actividades ñsicas nes de los autores para profundizar en los debates actuales so-
de la tecnología de lo impreso) a "autores digitales" (aquellos bre el tema, y hemos señalado cómo los nuevos paradigmas de
ligados a "formas de escritura quizá posmodemas, quizá futu- actividad autora! y las redefiniciones de lo que constituye la
ras, mediadas por la computadora e incluso Internet"). Poster "autoría" probablemente surjan como consecuencia de la apa-
sostiene que la cultura digital está creando un impacto sobre la rición de la tecnología digital en el siglo XXI. La autoría en la
producción cultural que, aunque no sea tan apocalíptico en sus era digital también puede estar en proceso de transformación.
e:ect?s. sobre la cultura impresa como los expertos en tecnolo- Si esto va a requerir una reinterpretación del papel de los au-
gia digital (y los que la critican) sostendrían, está cambiando las tores en la sociedad o si -como lo ha sido el caso en las pasadas
b~s~s ~~bre ~as que se monta la figura del autor. "La escritura "revoluciones" del manuscrito y de la imprenta- implicará me-
digital , sostiene Poster, "es a la vez una inscripción tecnológica ramente acomodar las superposiciones entre los métodos tr~-
del. ,aut. or Y un termino
' · para designar· una nueva constelación dicionales y los nuevos para discutir la autoría, es algo que,aun
st0
hi nca de la autoría, que es emergente pero aparentemente · , contemporanea
está por verse. Evaluar el papel de 1a fu nc10n
cada vez más predominante" (Poster, 2001 : 69). Yfutura del autor dentro de esos términos es, por lo tanto, f
desafío que los futuros académicos de la cultura_impresa Yde ª
historia del libro tendrán que enfrentar Yasuffilr.
CONCLUSIÓN
INTRODUCCIÓN
de la imprenta. El ensayo de Damton _destaca una continua ros impresores combinaron las funci·ones de imp . ·,
expansión del campo de la historia del libro desde su antiguo blicación y venta de libros, al buscar text 'b res1on, pu-
· • . os pos1 les co
foco bibliográfico en la materialidad del texto has~a incluir los los derechos para impnnurlos y despue' . , mprar
. . ' s mtentar a tr , d
intereses actuales en los contextos culturales, sociales, econó- diversos med10s, beneficiarse de la prom . , ' aves e
d 'd ocion y venta d
micos y jurídicos de la producción de la cultura impresa. La textos. En la me i a en que el negocio aum , h .e es~s
respuesta de Thomas Adams y N~col~~ ~~rker a Darnton, ~ue
el comercio internacional, estos roles com ento ªstª mclmr
. . . d l . l XIX enzaron a separarse·
sugiere un "circuito de la comumcacion centrado en el ciclo a pnncipios e sig o , muchas ciudad d E ·
, • es e uropa Oc
de producción de libros más que en las fuerzas externas a los l
cidenta teman comerciantes especializado 'fi -
. b s especi camente
textos, sigue organizando, sin embargo, nues~a comprensión en pu blicar, su contratar a los impresores il d
. . l . ' ustra ores y otros
de los libros en el contexto de las preocupac10nes materiales, especialistas re ac10nados con la producción
. .1 b l . para completar el
teniendo en cuenta los imperativos económicos que rigen la rrabaJO matena so re os libros y otros textos ·
. l impresos, y pos-
producción de libros y textos. terwrmen
, te,
• ¡· da venta de los productos termi nados a ¡as libre-
Este capítulo examina cómo los historiadores del libro ca- nas especia iza as ya establecidas. El comercio d l l'b b • ,
· fu d 1 · e i ro rita-
racterizan y analizan el papel de los muchos agentes que in- ruco e uno e os pnmeros . . en transformar sus estructuras y
der las ventaJas posibles gracias a los d
tervienen en el proceso de producción del libro y de la cultura compren. , esarro¡¡os m-·
impresa. Proporciona una historia de los cambiantes modelos dustrtales. Despues de 1780 comenzaría el cambi' "d d
· d fi o, es e una
comerciales de la producción impresa de Europa occidental ser~e e rmas de venta de libros independientes pero coope-
desarrollados después de la Revolución Industrial en el siglo ?~
rativas hasta un grupo grandes corporaciones" (Hall, 1996:
XIX, retomando materiales que se describen en los capítu- 44). Las empresas familiares como Macmillan, Blackwood &
los 3 y 4. Examina cómo la cultura impresa se exportó a las Sons, John Murray, ~hambers, Smith, Elder & Co., y otras,
posesiones coloniales europeas, inicialmente concentrada en fundadas a fines del siglo XIX, se volverían preeminentes en
la producción de periódicos locales y regionales, y describe su campo durante la década de 1860, dominando el comercio
brevemente el papel de la cultura impresa en la creación de en G~an Bretaña y beneficiándose con las exportaciones a las
identidades nacionales y regionales. También pone de relieve colonias de habla inglesa en todo el mundo. A fines del siglo
el papel que los agentes culturales han desempeñado en el apo- ~ ' la estructura económica del mercado del libro en Europa
yo y la formación de la producción cultural impresa, desde los OCCJdental estaría firmemente arraigada como para incluir ele-
lectores de editoriales y agentes literarios a las intangibles pero mentos distintos pero entrelazados, como impresores, edito-
influyentes redes literarias. r~s ~ editoriales, libreros, periódicos y productores de revistas,
bibh_otecas, agentes literarios, escritores independientes, y un
creciente público lector.
CAMBIO DE LOS MODELOS DE NEGOCIO Del mismo modo, empezamos a ver el movimiento de im-
prenta en la esfera pública baJ·o la forma de productos renta-
bl.es impulsados
· por los avances en las nuevas tecnologias: , por
_Como se ha señalado en los capítulos 3 y 4, el negocio de
la impr~nta, desde la época de Gutenberg hasta el siglo XIX, e!emplo, el desarrollo de la prensa de vapor de Koenig (men-
ha seguido modelos de negocio bastante simples. Los prime- cionada en el capítulo 3), adoptada en Gran Bretaña en 181 4
A. IR McCLEERY EDITORES, LIBREROS, IMPRESORES
162 / DAVID FINKELSTEIN y ru,!STA Y AGENTES / 163
.
JUSto cuan o
d L d Byron empezaba a convertirse en un ícono
or del diario británico The Times y capaz de produc1r •
1.000 im-
.1terano,
· revolucionó la forma .en que autores como Byron po- presiones por hora, que fue utilizada por primera l 29
l .d ,,
, 11
dian al mercado literano. "Estoy convenc1 o ' 1e decía de noviembre de 1814, incorpora el vapor a la
. , b l , .
:e_zd ed d
activi a e
egar 'b' ,, e 1 h
James Brewster a Byron, "de que debe ~sen Ir a vapor , reco- la imprenta. on a 1per o e tip1ca, el momento fu 1 b d
. . "l l eaaao
nociendo cómo el poeta podría convertirse en un ben~ficiario or el diar10 como e. resu tado práctico del mayor desarro-
P
de los poderes culturales desa?1dos por el aprovechalillento de llo conectado con 1a impresión desde el descubrimient d 1
. "(B ' B oea
las nuevas tecnologías industnales (Mole, 2003: 128). Las revo- técnica misma nggs y urke, 2002: 111). No estaban muy
luciones en la producción industrializada de textos autorizaron equivocados. ~1;11to co_n los avances en la fabricación de pa-
a autores como Byron a transformar su material rápidamente pel, la impre~1?n _gracias al vapor resultó central para ubicar
de manuscrito en texto impreso, mientras que la velocidad en la comUillc_a,c1on impresa en el c~ntro de la interacción y la
los medios de transporte garantizaron que sus palabras llegaran interpretac10n cultural. Como senala James Secord, durante
más lejos y más rápido que nunca. este período el terreno estaba preparado para que la lectura
La energía de vapor (y la máquina de vapor) se convertiría se convirtiese en un aspecto clave de la cultura de masas: "La
en un símbolo clave de la reestructuración social y económica imprenta con energía de vapor, el papel hecho a máquina, las
de Europa occidental en el período posterior a la Revolución bibliotecas públicas, los grabados baratos, la estereotipia, los
Francesa y las guerras napoleónicas de la década de 1790 y prin- tratados religiosos, la educación laica, el sistema postal, el te-
cipios de 1800. El vapor dominaba el debate público como una légrafo y el ferrocarril como parte de la distribución desempe-
metáfora abreviada de los cambios sin precedentes ocasionados ñaron un papel clave en la apertura de las puertas a una mayor
por los avances industriales. Los procesos de información y de cantidad de público lector" (Secord, 2000: 30). Esto permitió
comunicación crecieron más rápido, ayudados por los ejemplos que la cultura impresa mediara con mayor rapidez, y también
visibles de la nueva tecnología y los sistemas de producción en que albergara y promoviera la rápida difusión de la informa-
masa en funcionamiento, como los sistemas postales naciona- ción en un mundo cada vez más alfabetizado y educado. El fer-
les e internacionales, las líneas telegráficas, los veloces barcos mento intelectual ocasionado por las revoluciones políticas y
revestidos en metal e impulsados a vapor, los ferrocarriles y la sus desaños se uniría, en la mente del público, a las principales
prensa de vapor, que producía periódicos para el consumo dia- revoluciones económicas gracias a su figuración y represen-
rio (Fyfe, 2012). Comentando durante la década de 1840 acerca tación en los libros y otras formas de lo impreso: "Esta fue la
de los cambios en la historia humana provocados por la inven- época que vio la invención de la prensa ilustrada, el periodismo
ción de la máquina de vapor, Karl Marx exclamó que la natura- moderno, la llamativa publicidad callejera, la exposición inter-
leza misma estaba siendo desafiada por la intervención huma- nacional, y el libro en rústica" (Secord, 2000: 24). El resultado
na: "La naturaleza no construye máquinas, ni locomotoras, ni fue que "la cultura impresa, al informar sobre sí misma, ocupó
ferrocarriles o telégrafos eléctricos. [... ] Estos son productos de un lugar central en la concientización pública acerca de la re-
la industria humana: materiales naturales transformados en ins- volución industrial" (Secord, 2000: 30). .
trume~tos de la voluntad humana" (Briggs y Burke, 2002: 111). Este éxito animó la expansión tecnológica del comercw
~a mauguración de la prensa de Koenig, una prensa de de lo impreso más allá de las fronteras nacionales. Desde la
rodillos de vapor secretamente instalada por los propietarios década de 1830, la experiencia británica se duplicaríaª través
EDITORES, LIBREROS IMPRESOR
164 / DAVID F1NKELSTEIN Y AL1sTAIR M c CLEERY ' ES y AGENTES / 165
del Atlántico y en otros países europeos ~' como ha expli- en ediciones en rústica, por primea vez en la década d 1840
, . d 1 " e con
cado David Reed, "la segunda mitad del siglo XIX _fue tes- las ediciones en rusnca e os suplementos de pen·o' dicos ,, pre-
. d e una absoluta transformación en el. comercio. de lo gonadas por los vendedores de periódicos y ofrecidas a través
ugo
· "(Reed , 1997·• 44) · En Estados Urudos, de métodos de venta por correo; y luego, durante la década de
impreso . por
. eJemplo
. ,
la prensa formó parte importante de la e~enencia colonial, !860 hasta la de 1890, cua~do los editores Beadle Brothers, con
. ada durante todo el siglo XVIII por importantes figuras sede en Boston, fueron p10neros en el desarrollo de ediciones
practlc d . .d
BenJ·amin Franklin, cuya larga y pro uct:Iva VI a labo- en rústica para el mercado masivo. Su primer libro de bolsillo
oo~ .. d .
ral comenzó por la construcción de un impeno e impresión Malaeska, the Indian Wife of the White Hunter [Malaeska, la es~
y edición en las colonias de Nueva Inglaterra (Brands, 2000; posa india del cazador blanco], publicado en el verano de 1860
Margan, 2002; Isaacson, 2003). Pero, c_om? señala Da~d D. produjo ganancias de más de 13 millones de dólares. Entre 1860
Hall la "edad de oro" de la actividad editonal estadourudense y 1865 solamente, los títulos de la empresa venderían más de 4
tuvo' lugar después de 1830 con el adv~nimiento de l~s ~~e- millones de ejemplares en rústica, con ediciones que vendían
vas tecnologías y el aumento de la capacidad de comumcacion, hasta 80.000 copias (Schneirov, 1994: 63; Milner, 1996: 69).
y surgirían empresas como Harpers en_ Nueva _York, o. Carey, Francia fue testigo de cambios radicales similares en el con-
Lea en Filadelfia, que se harían conocidas a mvel nac10nal e sumo de la comunicación impresa debido a los avances tecno-
internacional (Hall, 1996: 44). Su capacidad para dominar los lógicos; las reformas educativas que fomentaban la expansión
mercados locales también se debió al tamaño y las tasas de de las tasas de alfabetización básica, y los cambios en las leyes
producción: normalmente, las ediciones estadounidenses eran que suavizaban las normas para la publicación y la distribu-
tres o cuatro veces mayores que las británicas (que promedia- ción del material impreso. El surgimiento de una prensa de
ban entre 750 a 51.000 ejemplares por edición), y los precios, masas que abastecía a un público francés urbano cada vez más
un tercio o un cuarto más baratos. Las ediciones baratas fue- alfabetizado data de la aparición, en 1836, del diario comer-
ron posibles, en parte, debido a la "piratería" generalizada, una cial de Émile de Girardin La Presse y su rival Le Siecle. Al año
preocupación particular de las fuentes británicas de las que se siguiente, las ventas generales de diarios en todo París habían
"tomaba prestado" el material. El problema de la violación del aumentado de 70.000 a 235.000 ejemplares diarios; hacia 1870
copyright, y de las regulaciones proteccionistas estadounidenses habían llegado al millón; en 1880 habían superado los 2 mi-
contra el material que no estaba fabricado en Estados Unidos llones (Escarpit, 1966: 28; Motte y Przyblyski, 1999: 2). Las
Qustificado por la industria como una necesidad de proteger innovaciones textuales incluían novelas por entregas (rmnan
los intereses de la industria nacional de impresión), resulta- feuilleton) un método copiado de fuentes británicas. Entre los
ría endémico hasta la década de 1890, cuando Estados Unidos autores, ahora canónicos, de la literatura francesa del siglo XIX
adoptó a regañadientes algunas medidas de la legislación in- publicados inicialmente de esta forma estaban Balzac, Dumas,
ternacional sobre copyright a partir de la ley llamada ChanceAct. Zola y Flaubert. b. ,
Pero esa actividad proteccionista también fue parte de un Las fuentes de distribución francesa del siglo XIX tam ienl
• . b . , • primer lugar, en e
movimiento de la prensa estadounidense para establecer para se Inspiraron en los modelos ntarucos -en M d.
. do por C E. u ie
sus productos un mercado que se autoabasteciera. Por lo tanto, sistema de bibliotecas circulantes comenza · _
, d incuenta anos mo-
es en Estados Unidos donde vemos los primeros experimentos en L ondres en 1842 (y que durante mas e e
EDITORES, LIBREROS IM
166 / DAVID F1NKELSTEIN v AusTAIR M cCLEERY ' PRE.SORES y AGENTES/ 167
. . viºstas y también servir como publicidad útil para fBÁCflCAS DE EXPORTACIÓN DE COMUNICACIÓN IMPREsA
dianos y re , fi . , fi . ,
el sello editorial y sus coleccione~ de ccrn~ Y no ccton. El
materiales en serie a partir de la decada de 1840 se Las prácticas de .comunicación
. impresa tal como fueran re-
uso de . . . 'dº 1
modeladas tras ~s. mnovac1one~ tecnológicas del siglo XIX se
convirtió en omnipresente en pub11cac10nes ~eno teas y dia-
no,. s y durante la década de 1880 se desarrollo un.mercado en
el que los textos (adqui_ridos ~~ m~nera le~al o P,!r~tead_os) se
,ª
exportaron con extto otros patses, aprovechando la inversión
europea, su te~no~ogta y mano d~ obra calificada. Las redes y
1
serializaban y tenían ctrculacton mternac10nal: h1stonas de actividades ed1tonales prosperanan o fracasarían de acuerdo
Nueva York, la moda de Francia, la información de Australia con las necesidades específicas y los niveles de apoyo de los
llenaba las democráticas páginas de la miscelánea decimonó- poderes dominantes. La instalación inicial de una imprenta
nica" Oohnson-Woods, 2000: 355). habitualmente formaba parte de los asentamientos misione-
Los nuevos mercados periódicos para la producción lite- ros y de los requisitos de que las comunicaciones oficiales se
raria también alentaron una organización más sistemática de imprimieran por razones informativas. La cultura impresa de
la profesión literaria y de su edición; en Gran Bretaña, a fines Nueva Zelanda y su historia de la comunicación, por ejemplo,
del siglo XIX, los principales sectores de la edición y la profe- están marcadas por el encuentro, el conflicto, el alojamiento,
sión literaria habían fundado asociaciones que representaban la colonización y la maduración. Como han señalado muchos
sus intereses específicos (algo que se ha señalado brevemente comentaristas, el período comprendido entre los encuentros
en el capítulo 4). Estas incluían la Sociedad de Autores (fun- iniciales y esporádicos entre los europeos y los maoríes a par-
dada en 1884), la Asociación de Editores (fundada en 1896), y tir de la década de 1770, los asentamientos misioneros desde
la Asociación de Librerías de Gran Bretaña e Irlanda (fundada 1814 en adelante, y la marea de colonos blancos a partir de
en 1895). A continuación de la desaparición del formato de 1840 también marcó un encuentro de expresiones culturales
tres volúmenes para las primeras ediciones de ficción en In- en conflicto entre, por un lado, la cultura maorí enraizada en
glaterra en 1894, y de la creciente falta de rentabilidad debido las tradiciones orales y, por otro, la cultura europea confiada en
a un sistema feroz de precios puesto en práctica posterior- el poder de la palabra escrita y la tradición, y el marco leg~l Y
~ente por los minoristas, libreros y editores impulsaron la político asentado y construido sobre los modos de comw_uca-
implementación de un acuerdo de precios fijos consensuados ción de la cultura impresa (McKenzie, 1984; Cave YColendge,
para l~s obras nuevas. El Net Book Agreement nacería en 1899 l 985; Belich, 1996: 116; Traue, 2001). La firma del tratado
despues d_e largas negociaciones y duraría hasta 1995. En Es- de W:a1tang1
· · entre los maones, e importan
· tes pakehas' el 6 de
tados Umdos, la recientemente establecida American Publi-
febrero de 1840 que los funcionarios británicos ~eron c~~o
~hers' ~sociation [Asociación de Editores Estadounidenses]
intento introducir, en 1901 , un acuerdo similar
· · fi - un documento oficial sobre la cesión de la soberama ~aon ª ª
. de prec10s corona británica fue solo un momento de la colisión, ~nterpre-
¡os; una prolongada ·, • dº . l . ,
accion ¡u icia dio lugar trece años mas t ·, ' l ales y las impresas,
tarde, a una sente . d l S ' . acion y reconfiguración de las cu turas or .
. . , d ncia .e a uprema Corte que declaraba ile-
gal esa fi¡acion e precios ba¡o
· 1as leyes antimonopolio. cuyas ramificaciones todavía hoy siguen en dtsput~-
El . Z 1 da comtenza con 1a
patrimonio impreso de Nueva e an · d' ena
tradición del libro del misionero, impreso en la lengua m ~~ los
de la zona -en este caso, entre 1815 Y1845-, como parte
EDITORES, LIBREROS, IMPRESORE
A. McCLEERY S y AGENTES / 17)
170 / DAVID F1NKELSTEIN y ni,ISTAIR
.d e más gente buscaba entrar a la profe_ siglo XIX en adelante se describe con d
En la med1 a en qu , . eta11e en v . b
. . , ada vez mas que estas tareas fueran incluyend o el b reve e mnovador esrud· d anas o ras,
•, l"t ana se exig1a c
swn 1 er
r
r~a iza
'
das por eva1ua o
d
d res "expertos". Como demuestra un
.
.d se el volumen de manuscntos recibi-
f
The Author's Empty Purse and the Rise 0/ ; !ames Hepburn
billetera vacía del autor y el suroimient de tterary ~gent [La
eJemplo esta ouru en ' d' dºd e,• 0 e1agente hter · ]
. de revistas no retroce ia a me 1 a que Ciertas personas actua b an, de manera infi ano ·
dos por 1os ed1tores , d orma I, en nombre d
• sino que aumentaba de manera exponencial: los autores a traves e gran parte del siglo XIX J hn
avanzab a el s1g1o 1 d . e
. d
los editores e una
de las revistas mensua es esta oumdenses
. , .
·
Por eJemp
I d ·
o, escnpto por un crítico com ¡ h b · ° F orster'
, Century (con una orada maxima en 1897 de ., o e om re que
con mas ventas, . d ¡· b "tendto un puente entre el mecenas del siglo XVIrr ¡
· ), por eJ·emplo' vio como. se up 1ca an las pre- . . d l . l XX" y e agen-
250 000 copias te hterano e s1g o , actuaba como mediºad .
· • sando de I.700 manuscntos en 1873, a 2.000 en . or y conseJe-
sentac10nes, pa . ro de ~harles D1ckens, Tennyson, Thomas Cariyle y Robert
187 4; 2.400 en 1875, y finalmente 3.200 ~n 1876 (Schne1rov, Browmng, entre o_tro~: desde la_ década de 1830 hasta la de
1994: 11 , 66). El número de _tí~los publicados_ cad_a ~ño en 1860. Thackeray rmd10 homenaJe a las habilidades de ne 0 _
taña refleJ·Ó un crecuruento exponencial similar en ciación de F orster cuando escribió: "Cada vez que alguien :Stá
G ran Bre l XIX" d
e1merca do , en gran parte del "largo sig o y urante
, los en apuros todos vamos corriendo a donde está él en busca de
años veinte, pasando de un promedio de 580 en la decada de ayuda; él es todopoderoso y hace milagros" (Hepburn, 1968:
1820, a 2.600 en la de 1850; 6.044 en 1901; 12.3 79 en 1913, y 26). Otros que llevaban a cabo funciones similares para los
22.143 en 1958 (Williams, 1965: 185,187, 191-192). autores fueron George Henry Lewes para George Eliot en-
Como señala Fritschner, el lugar del lector en las reestruc- tre los años 1850 y 1870, yTheodore Watts-Dunton paraAl-
turadas prácticas de los editores británico~ -~ ~odelo expor- gernon Swinburne entre los años 1880 y 1890. Siendo cónsul
tado al extranjero en los años siguientes- implico rn:poderoso de Estados Unidos en Londres entre 1827 y 1854, Thomas
papel mediador entre el productor de un manuscnto f ,el del Aspinwall actuó como agente transatlántico de Washington
producto final impreso. "Aunque los patrones de relac10n en- lrving,James Fenimore Cooper y el historiador William Hic-
tre lectores, autores y editores difieren, los lector~s~ :n
aconsejaban sobre la aceptación, el rechazo y la rev1S1on de _l?s
tanto kley (autor de Fernando e Isabel y de Historia de la conquista de
México y Peru') (Barnes y Barnes, 1984).
manuscritos [... ) tenía un poder sustancial en la configurac1~n A fines del siglo XIX, el agente literario se había profesio-
de la política editorial" (Fritschner, 1980: 93-94). El cambio nalizado. En Gran Bretaña, varios individuos se distinguieron
ejemplifica un alejamiento de las relaciones "p~rsonales:•, un de esta manera. Los primeros en surgir fueron A. M. Burghes
enfoque emotivo y gentil que favorecía la cortes1a y los vmcu- (un sombrío representante que primero anunció sus servicios
los cordiales con los autores (a la vez que oculta b a su carac ' ter en 1882, y que eventualmente fue llevado a la corte por estafar
de modelo editorial inclinado a favor de los intereses de los a varios clientes), y el más confiable Alexander Pollock Watt,
editores), hacia una estructura más comercial, con fines de !u- un escocés que abrió una agencia en Londres en 1875, pe~o
cro y que lidiara con una multiplicidad de mercados de medws solo comenzó a publicitarse comercialmente como agente li-
masivos para los productos impresos. . ., terario en 1881. A Watt se le atribuye el desarrollo de las bas,es
Es en esta etapa cuando el agente literario hizo su apancwnÍ del oficio de agente literario tal como se practica hoy en dia:
' dar (del 10%) para
' · ·, estan
eI establ ecimiento de una corrus10n
El crecimiento del agente literario profesional desde fines de
EDITORES, LIBREROS, IMPRESORES
AL1sTAIR McCLEERY y AGENTES/ 179
178 / DAVID F1NKELSTEIN y
miembro de la agencia literaria de Maxim Lieber durante la los franceses, británicos, estadounide
P . "bl d . . . nses, entre Otro d
década de 1930 (West, 1985 : 88 , 96). . . redes mtangi es e mdiVIduos interconectados ,
s, e esas
En la medida en que la actividad editonal tuvo un mayor den afectar la publicación y recepción te tu ' Yco~~ pue-
. 1h . 1 . x a1' ya sea dtnoi
a1cance internacional, en particular a raízd de
. , .la creación, a fines do el matena acia os editores interesad ( o·en-
d 1 . ., os como agente )
del siglo XX, de los conglomerado~ me iaticos transnaciona- modelan o a opiruon pública a través de _ s,
. . resenas y deb t
les como se ha señalado en el capitulo 4, el papel del agen- 0 defendiendo determmadas obras en los cí . ª es,
· d El · rcu1os sociocultu-
te iiterario evolucionó en escala e importancia. Ahora, por lo rales apropia os. escntor estadounidense Nath . H
. 1 , ame1 aw-
general, los agentes son los principales _" fil~?s" iniciales del thorne, por eJemp o, canto con la ayuda en la d , d d
, , eca a e 1840
material textual presentado para su pubhcacion y comerciali- de un circulo de notables de Nueva Inglaterra c b '
. on uenas co-
zación y reemplazan a los editores y a los lectores editoriales nexiones (caractenzado por Lewis Simpson como 1 " ,
,, a c1erecta
como ~rbitros iniciales del valor literario (el lector editorial, de Nueva l
Ing aterra ), cuyo juicios sobre asuntos 1·t ·
• • 1 erarios,
generalmente contratado de manera externa, todavía se utili- disemmados en mfluyentes revisas culturales -como Christian
za en áreas especializadas como las publicaciones de revistas y F,xaminer, The North American Review y The Atlantic MonthJ _
libros académicos). El agente se ha convertido en un media- resultó fundamental para la formación del canon literario :_
dor importante en la cultura impresa, así como una presencia tadounidense del siglo XIX. La carrera de Hawthorne floreció
significativa en otros medios de comunicación, que negocia con la ayuda de influyentes reseñistas contemporáneos, corno
contratos y evalúa el talento individual en deportes, cine, te- E. P Wlúpple, el apoyo editorial de William Ticknor (la mi-
levisión, radio y otras áreas del entretenimiento. La expansión tad de la editorial Ticknor y Fields) y el consejo editorial de
señala la difusión continua de la actividad de la cultura impresa William Emerson (editor de Monthly Anthology y padre de Ral-
dentro de otras redes de comunicación. ph Waldo Emerson). Por el contrario, un contemporáneo de
Hawthorne, Richard Henry Dana Senior, admirador y emula-
dor de los poetas románticos ingleses -un movimiento que no
CAMPO LITERARIO Y REDES LITERARIAS era apoyado por la élite cultural con sede en Boston-, renun-
ciaría a su carrera literaria al enfrentar el rechazo y las ásperas
Los historiadores del libro han comenzado a prestar aten- críticas de la misma élite sobre sus ensayos, cuentos, y ediciones
ción a los efectos de mediación de la redes literarias en el mo- completas de poesía y prosa.Jane Tompkins contrasta la emer-
mento de negociar el valor textual que sigue a las etapas de gente reputación literaria de Hawthorne con la menguante
publicación y difusión. Como advierte Jane Tompkins: "En la significación cultural de la escritora instalada en Nueva York
medida en que una obra literaria será percibida por un público, Sophie Warner, lo que ilustra la manera en que la reputación
lo: proces_os sociales y económicos que rigen su difusión no son del autor y lecturas textuales pueden cambiar como resulta-
mas fortmtos respecto de su reputación -e incluso de su natu- do de las funciones de bedel cultural desempeñadas por esas
raleza misma- que las concepciones culturales (de la naturale- élites culturales. Ambos autores surgieron dentro o desapare-
za de la poesía, de la moral, del alma humana) con las que esa cieron de la visibilidad cultural y el mercado literario, c~mo
obra es leída" (Tompkins, 2001 : 251). Pierre Bourdieu, Peter resultado de las circunstancias sociales, literarias Yeconomicas
McDonald YJane Tompkins, entre otros, han explorado ejem- específicas en las que fueron producidos Yleídos.
A. IR McCLEERY
182 / DAVID F1NKELSTEIN y ru.ISTA EDITORES, LIBREROS, IMPRESORES y AGENTES/ 183
INTRODUCCIÓN
entre otros (Radway, 1997; Rose, 2001; McHenry, 2002 ,•prt-. Tal explicación refleja, en parte el alt
. ' o va1or dad O 1
ce, 2004., St Clair, 2004; Littau, 2006; l . 2010;
d Lyons, Towheed 1
. . de la lectura•yd ad a capacidad de leer' algo ahora co a, acto
et aI., 2010,
2011). Del mismo mo
. o, as m1c1ativas
. I de .
In- todas las soc1e a es desarrolladas (el hechO d mu? en
. • 'n a gran escala como 1a mternac1ona Reading E ' d · · ' l
re fue as1 se 1scut10 en e capítulo 2) L e que no s1em-
vest1gac10 x- P . k d' fru , · ª nove1a El lector
perience Data base (<www.open.ac. ulo), la estadounidense de Bernhard Schl m 1s to de un éxito ge 1. d '
y Scottish R · · l , nera iza o tanto
What Middletown Read (<www.bsu.edu>) h' ea- en su lengua ongma , el aleman, como en sus traducc10nes .
ders Remember Project (<www.sapp Ire.~c.u~) han reunido en el resto. de Europa y Estados Unidos (Schlink, 1997). El
valiosos datos empíricos sobre las exper1enc1as y la histor·1 11.bro reflexiona sobre la responsabilidad de los alemanes,so-
.,
de la lectura. Lo que la mayona ' de e11os tienen
· en comúnª bre to_do los de la gene~ac1?n de 1: posguerra, respecto de su
es un enfoque que considera la lectura como un fenómeno histona, pero, como lo md1ca el titulo, la historia también se
social -tal como se ve, por ejemplo, en el estudio de Chartier refiere a la lectura. El más joven de los dos personajes centra-
sobre la difusión de la alfabetización, tanto en sus atributos les, Michael, le lee a una mujer mayor y analfabeta, Hanna,
de lectura como de escritura- y como una experiencia indi- con quien tiene una aventura. Que le lean le da a ella cierto
vidual -tal como se advierte en el retrato que hace Ginzburg beneficio de lo que de otro modo sería una relación construi-
del molinero Menocchio (Ginzburg, 1980; Chartier, 19896). da por él a partir del amor adolescente y el sexo. Esa ventaja
Los estudios realizados por Rose, McHenry, Radway y otros reproduce una experiencia anterior de ella como guardia en
tratan de fusionar el enfoque social y el individual: Rose, con un campo donde protegió a algunas de las prisioneras para
su detallado examen de las autobiografías, diarios y cartas de que ellas también pudieran leerle. Sin embargo, el estigma
la clase trabajadora para crear una historia de las audiencias; asociado al analfabetismo es tal que, cuando se la juzga por
McHenry, con su estudio de la formación de los hábitos y crímenes de guerra, admite ser la autora de un informe de las
gustos de lectura de los afronorteamericanos a través de las SS, en vez de revelar que no sabe leer ni escribir. Tal es la ca-
sociedades de lectura; Radway, con sus estudios detallados lidad liberadora, la sensación de empoderamiento individual
de los grupos de lectores, ya sean de ficción romántica o del y autorrealización que la lecrura trae a nuestra percepción
Club del Libro del Mes; y Towheed y sus colaboradores, a convencional que Michael, ya adulto, se alegra cuand? Han-
través de comparaciones transnacionales de experiencias de na aprende a leer y escribir en la cárcel. "El analfabetism? ~s
lectura a lo largo de varios siglos y en los siete continentes dependencia. Al tener el coraje de aprender a leer Yes~nblf,
(Radway, 1984, 1997; Rose, 2001; McHenry, 2002; Crone Y Hanna avanzó desde la dependencia a la independencia, un
Towheed, 2011). El análisis de Radway de un grupo parti- paso hacia la liberación" (Schlink, 1997: 186). d
Lo que acaba de leer es nuestra ectura"l "de la novela b'.d on-
cular de lectoras proporciona una representación empírica . ·' De 1 o a1
de lo que Stanley Fish ha denominado "comunidades inter- de "lectura" significa, claramente, mterpretacwn. h' .,
. t ción hace mcap1e
pretativas", un desarrollo de las aproximaciones de Iser a la contexto de este capítulo, nuestra mterpre ª . d E un
l emancipa or. n
naturaleza de la lectura y la interpretación (Fish, 1976; Iser, en la funcionalidad de la lectura Ysu pape . . estra
198~; Radway, 1997). Al considerar esta última, la historia , d 'ti a literana-, nu
contexto diferente -y tal vez mas e cn c d lpa O las
• dO l Ia cu
.del libro se superpone otra vez con la teona , hterana
. · en su lectura podría haber en f:anza ª nacuraleza I e La lectura es
mtento por explicar el acto individual de la lectura. circunstancias históricas concretas de la nove ª·
J
i
A. IR McCLEERY
188 / OA,·rn F1NKELSTEIN Y tu-ISTA Los LECTORES y LA LECTURA / 189
. ~ l ·gnificado a partir de la interacción la lectura en voz alta impone la necesidad de leer en s1.1enc10 .
s1' eativa 1orma e st .
en cr ' ll La forma material del texto mfluencia ·nternamente. Podemos mover los labios vocal· '
1texto y e ector. l . O izar en un su-
entre e ' . , d ignificado a la vez que nuestra indi- surro rruentras lo hacemos, pero esto es reprobado d , .
o guía la formac1on e s ' II Al . . , pe agog1-
. • sí misma en e a. nusmo tiempo camente y la ma~ona de nosotros, a menos que estemos frente
vidualidad se imprime ª 1 ¡ '
, ¡ ismo significado, ta como o hemos a un texto especialmente difícil o desconocido, aprendimos a
otros podnan crear e m Th D h
El lector De hecho, ornas oc erty no hacerlo. Hemos p~sado de la lectura en voz alta a la lectura
hecho nosotros, para · • h
(D ocherty 2003) y m nos emos pues- silenciosa. Usted esta leyendo estas palabras, probablemente
hace esto en un ensayo ' l
d · s hemos copiado los unos a os otros. Es en silencio, hacia adentro.
to de acuer o ru no · ·fi d
el resu1tado de d os fac tores·· que el rango de s1gru ca os está El domini? de la lec~a sigue siendo más avanzado que
·d I labras concretas del texto y que pertenecemos a la competencia en la escritura, pero ambos se enseñan juntos.
uru O ª as "pa uru·dades interpretativas · " d e S tanl ey F 1s
º h , lo Nos enseñan la puntuación y a separar en párrafos como for-
una de las com . . . ,
cua1subraya m enos nuestra ind1V1duahdad . y mas nuestra ,per- . mas de aclarar el sentido de lo que estamos leyendo. Aprende-
·
tenencia a un grupo más grande (F1sh, 1976).
. Como
., pract1- mos la estructura del libro, incluyendo su división en capítulos
ca individual, la lectura es una forma de mterpretac1on; como y secciones, y su índice, como una forma de recorrer su con-
· I, la lectura es parte de la historia. de la recepción.
acto socia . tenido de manera más efectiva. Todo lo que se nos transmite y
Para la mayoría de los que lean este libro, el acto nusmo que absorbemos en nuestros primeros años de educación con =
de leer parece natural e inconsciente. Si~ emb_argo, como la el fin de alfabetizarnos (en particular, para leer con cierto gra-
escritura se desarrolló como una tecnologia vemda del mundo do de fluidez) es el resultado de muchos siglos de desarrollo.
hablado, la lectura es una habilidad que se tiene que aprender
=
para utilizar la tecnología de la escritura (Monaghan, 1?89;
Mangue!, 1996). El acto individual de la lectura ha camb1~~0 HISTORIA DE LA LECTURA
a través del tiempo. Los biólogos afirman que en la evoluc10n
humana, la ontogenia recapitula la filogenia; en otras palabras, Origen =-
el desarrollo del individuo repite el desarrollo de un grupo
más amplio. Esto también es cierto respecto de la lectura. Los La historia de la lectura comenzó en el momento en que
adultos les leen en voz alta a los niños desde muy pequeños; un escriba comenzó a hacer marcas en el barro, la piedra o la
nuestra primera experiencia de lectura es anterior al momento madera para registrar información de modo tal que al menos =-
=-
en que podemos leer. A medida que crecemos, se nos enseña, una persona lo entendiera. Sin embargo, mientras la escritura =-
en la escuela o en la casa, la relación entre símbolos y sonidos; seguía siendo codificación de datos simples, como cantidades
nos enseñan a seguir los símbolos en un sentido determinado, o bienes o propiedades, la lectura no era más que una forma
por ejemplo, trazando el movimiento correcto con la punta del primitiva e instrumental de decodificación (Fischer, 2003). To-
dedo. Empezamos por escuchar al maestro leyendo y siguien- dos los códigos implican alguna forma de acceso limitado, Y la
do el texto en nuestras propias copias; leemos en voz alta todos lectura permaneció como algo restringido al pe~ueño ~~o ¡:-
juntos y al unísono. Pero, cuando comenzamos a leer textos de los que, necesitando o deseando recuperar la mformacwn
individuales, la cacofonía que podría resultar de continuar con de su registro permanente, habían dominado el significado de
190 / D,\\'10 F1xKELSTEIN Y AusTAIR M cCLEERY
Los LECTORES Y LA LECTUR.~ / I91
la escritura. Inicialmente, este grupo estaha formado por los Las inscripciones públicas, como los jeroglíficos egipcios que
escribas v los burócratas, en algunas culturas procedentes de adornaban ~ -mb_~s, colu~as, y sarcófagos, 0 aquellas del mo-
la casta s;cerdotal. La recaudación de impuestos representa un numento tnlingue de Dano I del siglo VI a. c. en Behistun
importante estímulo para la grabación, conservación, y verifi- en el oeste de Irán, pueden representar un distanciamiento d;
cación de esos datos. El lector simplemente confirma el diez- los códigos restringidos, a fin de proporcionar un acceso más
mo y, como escritor, señala su pago. amplio (aunque también servían para impresionar a los dioses
El papel del lector no era pasivo en relación con la forma supuestamente alfabetizados, y al ignorante, que supuestamen~
material de la escritura y la complejización de los mensajes te veneraba la alfabetización) (Fischer, 2003). La lectura de los
transmitidos. La preferencia de los primeros lectores cristianos más antiguos registros puede haber sido internalizada, pero
por el códice sobre el rollo, por ejemplo, condujo al eventual cuando se empezaron a registrar narrativas más complejas, estas
predomirúo del primero, tal como se ha señalado en el capítulo eran leídas en voz alta, en parte, sobre el precedente de que los
2. El códice de pergamino ofrecía la posibilidad de ir hacia atrás poetas y bardos recitaban, y en parte, debido a que la recitación
y hacia adelante, para buscar, comparar y resumir, sin el in- permitía llegar a un público más amplio que el lector individual,
conveniente de desenrollar varios rollos (Cavallo, 1999). Como una audiencia que incluía a los analfabetos. De esta manera, la
tal, era más adecuado para el dominio de los puntos más finos rareza y el gasto ocasionado por el libro no tenía por qué dar
de una nueva religión, el cristianismo, surgido -y deseoso de como resultado que su información se limitara innecesariamen-
distinguirse- de una religión, el judaísmo, cuyos textos sagra- te a un individuo en un momento dado. Los romanos ricos usa-
dos estaban en rollos (en el pasado, los rollos de papiro había ban esclavos alfabetizados para que les leyeran. Plinio el Joven
presentado una clara ventaja sobre las tabletas de arcilla o cera, escribió en una carta, en el siglo I d. C.: "En la cena, cuando
o las tiras de corteza, que no podían contener obras más largas está presente mi esposa o unos pocos amigos, hago que lean un
que los impuestos o los registros mercantiles). Las necesidades libro en voz alta" (Fischer, 2003: 45). La vida monástica en un
de los lectores menos competentes llevaron, además, a la intro- período posterior incluyó la lectura regular a cargo de un her-
ducción de espacios entre las palabras, la separación en párrafos, mano al resto de sus compañeros mientras trabajaban o comían.
y el uso de la puntuación como orientación adicional (Cavallo, A su vez, el elemento performativo de la lectura privilegiaba un
2003). En el caso de las escrituras cristianas esto también con- estilo retórico de escritura. La oralidad y la alfabetización, en
'
dujo a la eventual división de los libros en capítulos numerados relación con la lectura en voz alta a un público, no tienen por
Yversos. Después de la recaudación de impuestos, de hecho, la qué ser mutuamente excluyentes. La lectura silenciosa exisúa
religión representa la fuerza más potente en el desarrollo de en paralelo (hay evidencia de esto en las obras de Aristófanes
la lectura y la alfabetización. En muchos países islámicos y en de fines del siglo V a. C.) pero era una excepción más que la
l~s comunidades judías ortodoxas, por ejemplo, la lectura sigue norma para la mayoría en la Antigüedad (Nagy, 2003). Era su-
siendo sinónimo de lectura de obras religiosas. Como los textos ficientemente excepcional como para que, en el siglo IV d. ~-,
t
sagrados tenían autoridad, sobre todo en las culturas mono- San Agustín lo remarcara con asombro al ver a San AmbrosIO
teístas, ~ travé~ de su carácter fijo, que trasciende el tiempo Y leyendo en silencio (Manguel, 1996; Parkes, 1999). . ::
el cambw, de igual modo se consideraba que la capacidad de El desplazamiento desde lo comunal a lo indivi~ual de~e ::
::
leerlos otorgaba poder e influencia -sagrada y secular-. también haber sido visto en el aumento de las coleccwnes pn-
192 / DAVID F1NKELSTEIN Y AusTAIR M c CLEERY
Los LECTo
RES y LA LECTURA/ 193
vadas de libros así como de bibliotecas. Es:as últimas desem- libre dedicado a) los clásicos O la l't
peñaron una función clave para poner los libros al alcance de , . i eratura come ,
Las cartas d omesticas encontradas en Vi d mporanea.
aquellos que no podían comprarlos porque ?º tenían dinero. m oIanda o I fi ·
mismos sobre las paredes de Pompeya . ' os gra tls
Sin embargo, esto fue un desarrollo postenor de su función rnos la existencia de una gama mucho i::°gen q_ue reconozca-
original, que era la conservación más que la accesibilidad. La . ., d d h . as amp1ia de la alfabe-
t1zac10n -y on e ay escn tores, hay lecto .
gran biblioteca de Alejandría p~r~ce haber funcionado prin- · e· , ,
c1ada por 1ceron, su circulo y sus sucesores
res- que 1a eVIden-
1 •
cipalmente corno museo al adrrurustrar la mayor colección de 'bl' d' 'en os tiempos en
que la Repu 1ca 10 lugar al Imperio La pri· b'bl'
, · R •, · mera 1 1oteca
rollos en el mundo clásico y, en segundo lugar, como centro
Publica en orna se abno . ya en el año 39 a• e., ofrecien
·, do e
de investigación para que los académicos llevaran adelante el
1
a los romanos ,alfabetizados
. la oportunidad de lee runa sene •
cotejo, la recopilación, edición, creación de antologías y com- de obras en latm . y gnego, y de discutir y debatir estas ob ras,
pendio de textos (Canfora, 1989). No ofrecía la accesibilidad así como cuestiones generales sobre historia, literatura y gus-
característica de las bibliotecas en un período muy posterior. tos, y de asistir a las lecturas de autores contemporáneos. En
Sin embargo, su patrimonio estaba clasificado y ordenado para el _siglo II d. C ., Rom~ contenía siete de estas bibliotecas pú-
la comodidad de los usuarios académicos. A veces, cuando los blicas, lo cual proporcionaba una alternativa a las colecciones
libros (rollos y, más tarde, códices) eran raros y valiosos, las bi- privadas (Cavallo y Chartier, 1999). La existencia de múltiples
bliotecas podían ser depósitos del botín conquistado o salas de copias de las obras en bibliotecas públicas y privadas ayudó a
exhibición de la visible riqueza. Cicerón utilizaba la biblioteca su supervivencia después del final de la hegemonía romana en
personal de Fausto Sila, cuyo padre había saqueado los libros Occidente. El Imperio mismo extendió la lectura, por medio
de Atenas en el año 86 a. C.; las propias obras de Cicerón fue- tanto de su necesidad de administradores como a través de la
ron copiadas por los esclavos de Tito Ático, su "editor", y sin creación de noblezas locales deseosas de ser más romanas que
duda, vendidas a cantidad de colecciones privadas (así como los romanos a través de la adquisición de una educación en
utilizadas de manera abreviada en un sinnúmero de "manua- latín - si no era para ellos, al menos para sus hijos-. Las libre-
les" para estudiantes de retórica). El uso de Cicerón de las bi- rías existían para atender la demanda de material de lectura
bliotecas de Fausto Sila revela una red de lectores educados en no solo en la capital imperial, sino también en las provincias
donde unos y otros usaban la villas de los demás para estudiar. de la Galia y Bretaña. Plinio el Joven ronronea con autosatis-
Cicerón mismo tenía colecciones de libros en sus villas de For- facción: "No tenía idea de que hay libreros en Lugdunum [la
mia y Tusculurn, así corno en su casa de Roma (Harris, 1989). moderna Lyons] y tampoco que, como tan agradablemente lo
Dividía sus colecciones según la lengua, latín o griego, una supe por su carta, mis libros están encontrando compradores
práctica que también caracteriza a la Villa de los Papiros en ahí" (Fischer, 2003 : 72).
Herculano (Fischer, 2003). Aprender a leer, para los romanos y sus súbditos, empeza-
El nivel de esta élite de lectores/propietarios de libros cons- ba con el reconocimiento de las letras mayúsculas del alfabeto
romano. Tal aprendizaje podía tener lugar, dependiendo de las
tituye solo una parte -aunque la más destacada, en términos
?e da,tos preservados- de un público más amplio que también
circunstancias individuales, dentro de la familia, con un tutor
0 en una escuela pública. El patrón era similar al modelo es-
1~clUia lectores "profesionales", como maestros y letrados fun-
bozado anteriormente: a las formas y los nombres de las letras
CIOnales que no tenían necesariamente interés en (o tiempo
A. McCLEERY
194 / DAVID F1NKELSTEIN y IU,!STAIR Los LECTORES y LA LECTURA / 195
. . . l , l s sílabas y luego las palabras comple- Desde comienzos del siglo XIII en estas bibl"1 t ¡ .,
md1viduales e segwan ª d . . ' 0 ecas ec es1as-
, a leer en voz a1ta ca a vez con mayor ticas, la lectura s1lenc1osa se convirtió en obligat ·
tas El alumno apren ª d 1 ., , Q · •i· . d" .d ona para per-
: d d. ha tanta atenc1on, segun umti 1ano, al mitir la l.ectura m 1vi ual y la meditación·, la leetu raen voz
fluidez y se 1e e ica · ·
' ll d 1 adecuada como al reconocuruento de tex- alta contmuaba en el refectorio y en algunas áreas d b •
desarro o e a voz N d . , bt· e tra ªJº·
. (C llo y Chartier, 1999). o es e extrañar La Ig1esia comenzo a pu 1car libros para los laicos d t
tos compl eJOS ava · · ·1 • ' . l l"b evo os,
lgunas formas de escritura se privi eg1aran especialmente os 1 ros de horas, que proporcionaban infor-
por 1o tanto, que a , . 11
roximación retorica a a ectura: a la poe- mación sobre el calendario y la liturgia eclesiásticos. Sin em-
sob re otras en esta ap l •
, , • 1 ·gw·eron otros géneros en verso y uego discursos bargo, muchos de ellos estaban tan suntuosamente produci-
sia epica e si . .fi b
. · A
e h istonas. pre nder a leer también sigm
. ca .a aprender .a te- dos que alcanzaban la categoría de objeto de arte tanto como
es diferenciados de smpta continua, o escntura de almanaque. Cada vez que otras funciones requerían de la
ner 1os bloqu . · ·fi · ·
• ·
mmterrump 1·da, y eleoir
o·
frases y oraciones
.
sigm .cativas sm. la alfabetización -por ejemplo, el gobierno y otros aspectos de
d de una puntuación sistemática. La posterior adopción la administración civil, como los tribunales-, se empleaba al
ayu ª también trajo el uso de 1a distri·buc1on
del códice · ' en 1a pagina
' · y
clero para suministrar servicios como secretarios y escribas.
lª puntuación ' que facilitaron esta dificultad para el que estaba
' bl. 1
Es importante tener en cuenta esto a la luz de la reflexión
aprendiendo. Esta educación logró crear un ~u ico ector re- de Roger Chartier acerca de la resistencia a la alfabetización
artido por todo el Imperio Romano, pequeno pero capaz de (Chartier, 19896). Ya se ha señalado en el capítulo 2 la sos-
~antener una producción de libros diversificada. pecha socrática sobre la alfabetización, y la clara sensación
de pérdida que implicaba específicamente la escritura (Ong,
Edad Media 1982). Lo que Chartier destaca es el temor del campesino
medieval respecto de la alfabetización, basado en sus vínculos
La Edad Media podría verse como la decadencia de este lo- con la autoridad -a menudo, una autoridad aparentemente
gro clásico, pero también como un importante desplazamien- arbitraria y arrogante-, con la ley -en general, no del lado
to desde la lectura como representación a la lectura como un de los campesinos- y con lo sagrado, a menudo difícilmente
ejercicio introspectivo. Hasta el siglo XIII en Europa occi- distinguido de la magia, las maldiciones y la brujería.
dental, la Iglesia cristiana enseñaba a leer y escribir como par- El comienzo del siglo XIII también marcó la fundación
te de su programa de formación del clero, y transmitía estas y el desarrollo de las primeras universidades en Europa. La
habilidades, así como el conocimiento de la lengua de la co- enseñanza adoptó el formato de la conferencia o lecturer (la
municación escrita -el latín-, a una pequeña minoría de la raíz de la palabra viene del término en latín, lectura) donde
población estable. La Iglesia gozaba casi de un monopolio en se leía en voz alta de un texto particular y se animaba a los
la producción de libros de la época, y sus edificios, catedrales estudiantes a transcribir o a poseer su propia copia. Así, cada
y monasterios contenían las únicas bibliotecas, accesibles solo estudiante comenzaría a formar una colección de libros, exi-
a los que habían tomado los hábitos. No es que esto nece- gua pero propia, a menudo -como se señaló en el capí~lo 3- ,
sariamente hubiera creado una relación de confianza, como a través de la copia y/o compra de secciones, según el_sistema
lo demuestra la existencia de "bibliotecas con cadenas" en las de pecias (Hamesse, 1999). Estos libros, o partes de hb~os,_se
que los libros se ataban a las mesas de lectura (Saenger, 1999). leerían en silencio dentro de los alojamientos comumtanos
::
A. IR M cCLEERY
196 / DAVID F1N KELSTEIN y n.LISTA Los LECTORE
-
·
,s y LA LECTURA/ 197
. ·1es, com0 se hacía con .cualquier manuscrito con- voz alta con la debida pronunciación .,
estu d 1ant1 ., . . 1 1 , , acentuac1on y ·
sultado en la biblioteca de la inst1tuc10n. Las bibliotecas ne- Dado que e atm ya no era -o no lo h b' .d ntrno.
. . a ia s1 o nunca e
cesit aban catálogos para asegurarse de encon_trar de manera forma hterana- una lengua materna los l'b 1 ros de gramat1 ~ _su
, 1 'l' · · ' c
eficiente el acervo más relevante. A fines del siglo XIV, según d
intro uc1an e ana is1s sistemático como d' ª
1 1 . me 10 para la elabo
Chartier, "la lectura silenciosa era_1~ norma, al menos, para los ración de as re aciones semánticas a través d . -
. 1 El 1 , . . e 1as re1ac1ones
lectores que también sabían escnbi~ y que pe~tenecian a los g ramat1ca es. atm sigue siendo muy en - d h
, 1 d' . sena o oy en día
t O res de la sociedad que habían sido alfabetizados durante
a traves de apren izaJe de relaciones gramat· 1
sec . . 1 . . ica es, como las
mucho tiempo" (Chartie~, ~ 989b: _125). El carte1 "S'l ·
i ~nc,io, dechnac10nes y as conJugac1ones verbales e
., . , orno pasos pre-
por favor" asociado a la biblioteca tiene un extenso pedi~n. vios a la captacion del sentido textual. Las madre b'
.b. . . . b l s que sa ian
Muchos de los estudiantes que se graduaban en las prime- leer y escn ir . micia an e proceso de la alf:abett· zac1on · , en e
1
ras universidades se convertirían en abogados. Junto con una hogar. Los ~1bros de ?oras a menudo tenían imágenes de la
creciente clase mercantil dentro de las ciudades y los pueblos virgen Mana apr~nd1endo a leer con su madre, Santa Ana.
grandes, ellos eran el ejemplo más prominente de la cre~iente Las escuelas publicas -en las ciudades- comenzaron a com-
difusión y secularización de la lectura dentro de la sociedad, plementar a las instituciones eclesiásticas en el siglo XV en la
no rural, sino urbana. La nobleza, una vez liberada de las obli- medida en que la clase de los comerciantes comenzó a afirmar
gaciones militares y de una selección darwiniana basad_a en su independencia cívica. Ambas seguían el mismo currículo
habilidades militares, también comenzó a desarrollar cierto del trivium (retórica, gramática y lógica) y asistían a ellas los
interés en la colección de libros y en la lectura; las esposas niños de ambos sexos. Sin embargo, en general solo los varo-
e hijas de los nobles comenzaron a ir más allá de los libros nes continuaban, ya a los catorce años, a la universidad para
de horas y otras obras piadosas hacia textos claramente más educarse en el quadrivium (aritmética, geometría, astronomía
seculares, como los manuales de administración del hogar. y música). Los textos contenían comentarios y glosas, y los
Sin embargo, el número total de lectores ha sido relativa y nuevos lectores no eran reacios a añadir sus propias observa-
proporcionalmente pequeño. Debe de haber aumentado des- ciones en los márgenes de los manuscritos, con lo que crea-
de el O, 1% de la población del Imperio Romano en los dos ban una forma de interacción no solo con el texto (y su au-
primeros siglos hasta menos del 5% de la población de Fran- tor putativo y comentaristas conocidos) sino también con los
cia de mediados del siglo XV, en ese entonces, posiblemente lectores posteriores de esa copia particular. Scripta continua
el país más avanzado de Europa occidental (Chartier, 1995). siguió siendo la norma para los textos, incluso en la época de
Los libros conservaban un alto valor monetario, y a menudo la imprenta. Sin embargo, el uso de la tinta roja para indicar
eran parte de los testamentos; a los estudiantes se les permitía los puntos de partida o las rúbricas, y las letras iniciales de-
incluso utilizarlos como garantía de un préstamo. coradas, junto con la introducción gradual en los manuscritos
La enseñanza de la lectura se mantuvo prácticamente sin de algunos signos de puntuación, indicaban una clara transi-
cambios desde la época clásica, aunque se centró en los textos ción desde la organización para la representación oral ~acia ~a
cristianos y, más allá de la familia, fue dirigida por la Iglesia: clarificación destinada a la interpretación interna en silencio
a las letras le seguían las sílabas y luego las palabras ente- (Saenger, 1999).
ras; frases y oraciones se separaban del texto y se leían en
Los LECTORES y LA LECTURA / 199
198 / DAvrn F1NKELSTEIN v Ar.1sTAIR McCLEERY
"iolaran
• la ley. La. restricción
. ., de la lectura se podi' a mantener
El libro impreso debido a la proh1b1c1on de material en lenguas vernác 1 1
., d l bl. . u as, a
)imitacion e as pu 1cac1ones a los idiomas (principalmen-
La invención de la imprenta, analizada en el capítulo 3, se
te el latín) del clero Y_los se~~ores educados, y a través de
basó en -y aceleró- la propagaci_ón de la lectu~a. Sin embargo,
impuestos al papel, la 1mpres1on y el producto final lo cual
no fue el único factor. La creciente prosperidad económica
aseguraba que solo los ricos pudieran darse el lujo de com-
basada en parte en el descubrimiento de nuevas tierras par~
prar libros. Estas formas de censura indirecta persistieron en
la explotación y la colonización; el redescubrimiento de los
muchos países hasta bien entrado el siglo XX. Las autorida-
textos clásicos y el auge del Humanismo, conocido como el
des estaban acertadas en sus sospechas. Los lectores laicos
Renacimiento; los cismas en la Iglesia creados por la Reforma
y la reacción de la Contrarreforma, la consolidación de los Es- comenzaron a cuestionar el dogma y redescubrir los escritos
precristianos, dando lugar a la adopción de una perspectiva
tados-nación y el deseo de crear sentidos nuevos y distintivos
acerca de la nacionalidad; el comienzo de una exploración cien- humanista que emancipaba al lector de la autoridad y produ-
ófica del mundo cotidiano paralela a la exploración física de las cía un nuevo concepto de individualidad.
Américas, Asia y África: todo contribuyó a la difusión de la lec- El auge del Humanismo, abordado en el capítulo 3, incor-
tura. Al principio, la imprenta producía más de lo mismo con poró no solo nuevas ideas en la filosofía, la religión, la juris-
mayor rapidez y de forma más económica; pero con el tiempo prudencia y la historia, sino también poesía antigua -Ovidio
permitió cambios en la naturaleza del libro para facilitar la lec- y Catulo- y contemporánea -Dante y Petrarca- (Grafton,
tura. Nuevas tipografías surgieron de la mano de manuscritos 1999). Los lectores buscaban estimular la imaginación y las
existentes. Aldo Manucio, en Venecia, desarrolló libros de un emociones así como la inteligencia. Estos fueron los libros
tamaño más pequeño y más portátiles que no requerían de un que redujeron su tamaño desde los grandes folios originales
atril o soporte de lectura, ni hacían que al lector le dolieran los para facilitar el transporte y los préstamos. Sin embargo, una
brazos por el hecho de sostenerlos (Lowry, 1979). La gama de de las ventajas de los libros impresos más grandes era que se
temas, aunque seguía dominada por las necesidades de la reli- entregaban más fácilmente a la glosa en los márgenes y entre
gión y la ley, comenzó a expandirse más rápidamente. columnas. Los ejemplos que sobrevivieron de estos libros, a
La correspondiente expansión en el número y la naturale- menudo con rastros escritos de más de un lector, ilustran una
za de los lectores alimentó la desconfianza en las autoridades, forma de lectura interactiva en la que el lector entra en un
el E~t~do Yla Iglesia. El disenso podía prosperar y propagar- diálogo en curso con el autor (y a veces con otros lectores) en
se ~acilmente si se imprimía en libros con múltiples copias. la forma de comentario añadido, preguntas y refutaciones. La
Se mtrodujeron ciertas formas de regulación no solo con el lectura puede ser más claramente entendida no como la re-
fin de co~tro_lar lo que se estaba imprimiend~, sino también cepción (y aceptación) de la autoridad, sino como una inter-
para restrmg1r a los que po d'tan comprar material · y leerse
, lo a pretación que admite ambigüedad y diferencia. El significado
1os sectores. , de la so c1e
· dad que teman
, menos que perder con puede ser la creación del lector del texto en lugar de quedar
1a subvers1on del E t dO 1 I l . . para enmarcado únicamente por el texto mismo . Sin embargo, pa-
. s a Y a g esta. Otorgar licencias
1as Imprentas fue el , d , directo
. radójicamente, tal vez, este punto de vista esté acompañado
meto o mas para controlar lo
°
que se producía ' J·un t con severas sanciones a aquellos que por la creciente insistencia en la exactitud de los textos Y la
200 / DAv m F1NKELST EJN v AL1sTAIR M c CLEERY
Los LECTORES y LA LECTURA / 201
necesidad de alguna forma de autorización de esa precisió rodas los libros adquirían algo de la reveren ·
La imprenta parecía prometer esto. Como los textos y 1~ .b c1a con 1a que se
consideraba a1L 1 ro -la Biblia-· en una rela · , •
. ' c1on casi p1ató-
textos sobre textos se multiplicaban, también lo hizo la nece- nica, la .lectura de los libros, en general, adqui·e re e¡ estatus
sidad de catálogos que trataban de dar cu~nta de todo lo que que denva de la lectura de la Palabra de Dios • La eontra-
se estaba publicando. Los lectores necesitaban la ayuda de rreforma, en su respuesta a los cambios sociales y religiosos
estos tempranos "motores de búsqueda" para ubicarse en la ahora puestos en mar~h~,. tuvo que transitar una delgada línea
proliferación de las publicaciones. entre explotar las pos1b1hdades para la comunicación de ma-
El latín comenzó, poco a poco, a dar paso a las lenguas sas del libro impreso y seguir a los reformadores en subvertir
vernáculas, como muestran los ejemplos de Dante y Petrarca. la brecha entre el clero y los laicos. Esa línea dio lugar a la
Dante sostenía que la lengua vernácula debía ser apreciada publicación de muchos ejemplares de "vidas de los santos",
por encima del latín, ya que Adán debió de haber hablado comentarios simples de la naturaleza del cristianismo y ca-
una lengua vernácula en el Edén debido a que las lenguas tecismos para reforzar la clara doctrina de la Iglesia Católica
vernáculas se aprenden orgánicamente -a diferencia del aná- Romana como descendiente directa de Pedro. Estos libros
lisis sistemático del latín mencionado anteriormente-, y de- también se produjeron en la lengua vernácula, y de por sí
bido a que las lenguas vernáculas son universales, mientras requerían la adquisición de habilidades suficientes para leer-
que el latín tenía un número limitado de usuarios. William los. La batalla de los libros puede haberse iniciado, pero sus
Caxton imprimió 74 libros en inglés de un total aproximado beneficios más pacíficos incluyeron el aumento en el número
de 90 emitidos antes de su muerte en 1491 (Feather, 1988). de lectores, en el número de publicaciones disponibles (in-
Ese movimiento a favor de la lengua vernácula se aceleró du- cluyendo obras seculares), en la lectura de material escrito en
rante la Reforma, a menudo caracterizada como una batalla lenguas vernáculas, y en el estado de la lectura como práctica
de libros. Uno de los principios de la Reforma fue la relación (Manguel, 1996).
no mediada entre los laicos y Dios, por un lado, y entre los Afirmar esto es correr el riesgo de exagerar en algunos as-
laicos y la Palabra de Dios revelada -es decir, la Biblia-, por pectos; se trataba, todavía en gran parte, de un fenómeno ur-
el otro. Los reformadores trataron de asegurar esa relación bano, y se limitaba principalmente a las clases medias Yalta~:
directa a través del aumento de la alfabetización y de la dispo- la burguesía y la nobleza. Sin embargo, uno de los casos _hab,-
nibilidad de la Biblia y otros escritos religiosos en la lengua tualmente citados sobre este período es el de Menocc~'?• un
· ·, VIVJa en
vernácula. El mismo Lutero entendió la importancia de la im- molinero en una relativamente buena pos1c10n que .
prent~ como un medio para lograr esto, donde reformadores las montañas al norte de Venecia, entre 1532 Y 1600 (Gmz-
antenores como Wycliffe y Hus habían fracasado · en cambio, burg, 1980). El registro de sus lecturas subsiS te porque fue
. . . . h ., 1583 y nuevamente
Calvino en Ginebra y Knox en Escocia crearon e~cuelas para material para los JUICIOS por erepa en
enseñar las habilidades de lectura necesarias (Gilmont, 1999). en 1599 cuando fue condenado a ser estªqueado. Ldas n~rra-
' , na mente esp1erta
Una vez aprendidas, esas habilidades no podían limitarse ciones sobre el J·uicio revelan que tema u
d' s 'Y debates con sus
solamente a los temas religiosos, y la posesión de libros en los y curiosa que lo hizo entrar en isputa I B'bl. E'1mismo
particularmente so bre eI tema de a
• 1 13 ·
hogares se convirtió en una característica típica de los país:s vecmos , la
' ., . 1 B'bl' en lengua vernacu '
del norte de Europa, donde se impuso la Reforma. Es mas, poseía una traducc10n ilegal de ª 1 ta
202 / D AVID F1NKELSTEIN v AL1s TAIR McCLEERY
Los LECTORES y LA LECT URA / 203
, 1 menos otros once libros, sagrados y seculares, in- a la J.uventud del reino erigiendo una escuela de gramauca , •
as1 como a d 'd
cluyendo el Decamerón, aunque pudo haber pe i O prestado y mientras hasta hoy nuestros antepasados no tuvieron otro~
a1gunos d e e11os. Esta ba muy orgulloso de . ser
, capaz de leer libros que la muesca y la tarja, tú eres la causa de que se
,, s· b usara
( conocer estos libros), mérito_ que le atnbma a l?s c~érigos. la imprenta . i~ em argo, ~~o Manucio producía regular-
f 1 mezcló lo aprendido en los hbro~ con su expen~ncia rural mente 1.000 copias de sus ediciones en griego de Aristóteles
para la construcción de sus cr~:ncias y sus propios pu_n tos Platón y Tucídides, y en latín, de Virgilio, Horacio y Ovidi~
de vista sobre la religió~. Tamb1en vale la pena citar el eJem- (Lowry, 1979). Publicó, además, los diccionarios y libros de
lo de Santa Teresa de Avila: a pesar de que provenía de una gramática que facilitarían la formación de nuevos lectores
tmilia burguesa en la que lo~ libros est_aba_n pr~sentes, su para sus títulos. Las nuevas ediciones en su formato portátil
educación limitada por ser muJer se restrmgia a vidas de los se publicaron desde abril de 1501 , cada dos meses durante
santos O relatos de caballería, ambos escritos en el castellano los siguientes cinco años. La rentabilidad de la empresa in-
vernáculo. Más adelante en su vida, ella se encontró en in- dica que sus libros encontraban lectores por toda Europa
ferioridad de condiciones debido a su desconocimiento del occidental. Estos compradores consideran los libros como
latín. En particular, la Biblia se le volvió un libro inaccesible objetos preciosos, no por su valor económico -ahora en dis-
ya que la Iglesia había prohibido su traducción al castellano. minución , como resultado de la imprenta-, sino como fuen-
Todas las citas que sabía de la Biblia las había memorizado de te de iluminación individual y de progreso común a través
los sermones de los demás o aprendido de memoria de las pu- del saber.
blicaciones autorizadas de la Contrarreforma. Otros todavía
más limitados que Santa Teresa en sus capacidades de lectura Los límites de la lectura
dependían de una combinación de textos simples con imáge-
nes explicativas (Manguel, 1996). Los libros eran todavía objetos con valor económico, en
Algunos estaban más preocupados por el aumento en la particular para el equivalente de Jack Cacle en el siglo XVI.
escala y la naturaleza expansiva de la lectura: las preocupa- Una copia sin encuadernar de Hamlet podía costar seis peni-
ciones iban desde la afirmación de que la lectura en sí mis- ques. Sin embargo, un artesano, zapatero, carpintero o comer-
ma -más que las condiciones de iluminación en las que se ciante ganaban un promedio de dieciséis peniques por día. Por
leía- conducía a la ceguera, hasta la creencia de que el exceso lo tanto, comprar una copia les habría costado alrededor de
de lectura de ficción, como los relatos de caballería, podían tres octavos del salario diario (Altick, 1957). Según los precios
conducir a la locura, como le había ocurrido a Don Quijote. de la época, por la misma suma se podían pagar dos cenas o ir
Las cifras sobre la cantidad de alfabetizados son m ás difíciles al Teatro del Globo y mirar seis obras en la zona de los es~ec-
de verificar que los detalles sobre los títulos y la distribución tadores de pie. Los libros, por lo tanto, se limitaban a los n eos
de los libros (Chartier, 1989b). En la segunda parte de Henry o a los que tenían pasión por aprender. La tabla 1, tomada de
VI, la obra de Shakespeare, el rebelde J ack Cacle representa Altick, muestra los precios comparados de algunos productos
anacrónicamente el punto de vista de las clases excluidas de a fines del siglo XVII.
la lectura que tratan de hacer retroceder la corriente iniciada
por Gutenberg: "Tú has corrompido muy traicioneram ente
Los LECTORES v I..A LECTt;RA / 205
204 / DAVID F1NKELSTEIN y AL1sTAIR M c CLEERY
Tabla 1 Europa protestante del ~orte, desde donde la~ c??ias volvían
Francia, España e Italia. La lengua se convirt10, como he-
Comparación de precios e ingresos de fines del siglo XVII'
a os visto, en un factor cada vez menos restrictivo a medida
mue más y más títulos se publicaban en las lenguas verná-
Libros Artículos generales Ingreso promedio -
1688 ' q las. La Compañía de Librerías de Londres, por ejemplo,
cununció a tener libros en latín entre sus existencias en 1625 .
Folios: 7 a 1O cheli- Mantequilla: 6 peniques C lérigo: aproximada- re N , .
nes. por libra. mente 1 libra semanal. Solo científicos co~o ewton, que ~u~na comu~1~arse con
Octavo: 1 a 4 cheli- Café : 3 chelines por Granjero: 16 chelines
un público internac10nal de pares, siguieron escnb1endo en
nes. libra. con 4 peniques serna- latín (Feather, 1988). ~or otro la_do, a pesa~ de_la tan _de~arro-
nales. llada piratería, el precio de los h~ros continuo r_estnng1endo
Obras de teatro inde- Azúcar: 6 peniques por Tendero: 17 chelines el acceso al conocimiento y a las ideas hasta el siglo XIX y el
pendiente: 1 chelín . libra. con 4 peniques serna- doble factor de la industrialización de la imprenta y el desa-
nales.
rrollo de las grandes adquisiciones a través de bibliotecas co-
Sermones, panfletos: Vino de Canarias: 7 che- Artesanos: 14 chelines merciales y públicas. Hasta ese momento, la lec~ra y lo que
6 peniques. lines por galón. con 7 peniques serna-
nales.
se leía reflejaba el crecimiento en el estatus y la riqueza de la
burguesía. Por otra parte, los editores no_tardaron ~n darse
Entrada a la galería
del teatro: 12 o 18 cuenta del poder adquisitivo y la influencia d_e los miembros
peniques. femeninos de esa clase, y empezaron a refle¡ar sus gustos Y
Fuente: obtenida de Altick (1957). preferencias en sus publicaciones (Flint, 1993).
El surgimiento de lo popular
En otras palabras: el precio siguió siendo un factor que
limitaba una circulación más amplia de los libros y, por lo A fines de los siglos XVII y XVIII se vio una mayor expan-
tanto, el instrumento de censura más efectivo. Dispositivos sión en el número de lectores y el desarrollo de nuevas formas
estatutarios como la necesidad de solicitar privilegio real, en de publicación para adaptarse a sus gustos y necesidades. -~n
Francia desde 1563, o de pedir autorización del Consejo Pri- Francia, se fomentó la lectura popular a través de la c~eacion
vado, en Inglaterra desde 15 38, se convirtieron en obstáculos de la Bibliotheque bleue a cargo de dinastías consecut1vas ?e
que los impresores y editores tenían que eludir ingeniosa- impresores y libreros de Troyes (Chartier, 1987). ES ta sene,
mente. La Iglesia Católica Romana publicó su primer lndex llamada así por el papel azul de las tapas, fue especi'fi_caroen-
Librorum Prohibitorum, lista oficial de libros prohibidos, en te diseñada para un amplio número de lectores. Los libros se
15 59, y al comienzo su prohibición fue generalmente eficaz · . , en un papel b arato; eran pe quen-os , a menudo
impnrruan . ' ex-
en los países católicos del sur de Europa, pero tuvo el efecto , l b
tractos de obras mucho mas argas; se a revia· ban O se editaban
etiqueta, obras religiosas y al~anaques; :ran distribuidos por onocimiento insatisfecha por las instituciones de educación
vendedores ambulantes y vendidos a traves de numerosas tien- ~onnal. El desafío implícito a la ortodoxia, a través de la difu-
das, y además eran relativamente baratos. La serie fue un gran sión de un acercamiento al saber basado en la razón -el Ilu-
éxito y se vendieron decenas de miles de ejemplares. Prefiguró minismo-, así como sus críticas más explícitas, contribuyeron
el éxito de la novela del siglo XVIII. a crear un clima de cuestionamiento a la autoridad que con-
La novela, un género que se dice que debe su existencia al dujo a las revolucio~es estad~unidense y fra~cesa, como se
ascenso de la burguesía, aumentó su popularidad desde Don ha señalado en el capitulo 3. Sm embargo, las mvestigaciones
Quijote a Robinson Crnsoe (1719) por toda Europa y América de Robert Darnton en los archivos de la Société Typographi-
del Norte. Un índice de su popularidad es el número de que- que de Neuchatel (STN), en Suiza, han puesto de relieve la
jas sobre el efecto corruptor de tanta ficción, en un eco de importancia de otro género: la pornografía. El 21 % de una
Platón que puede escucharse incluso hoy en día, o de la pér- muestra de 45 7 títulos pedidos por los libreros era porno-
dida de tiempo involucrada en una ocupación tan trivial. Leer grafía (Darnton, 1982b). Esto puede ser visto, por una parte,
en la cama, gracias a una mejor iluminación suministrada por como un desafío similar a la autoridad moral vinculado a los
la lámpara de aceite, ahora era más común, pero produjo ma- otros desafíos a la autoridad política y eclesiástica, y, por otra
yores críticas. La lectura se había convertido definitivamente parte, como la buena predisposición de la STN para satisfa-
en algo individual e introspectivo. Pamela, de Samuel Richard- cer las necesidades de los lectores. Lo más importante es que
son (1740) atrajo principalmente a un público femenino, tan- señala la elaboración de un comercio popular y subterráneo
to porque sus detalles de la vida doméstica estaban en conso- de materiales de lectura. Los coleccionistas, entre los que se
nancia con su propia experiencia como porque parecía ofrecer destacaban los abogados y los médicos, establecían bibliote-
w,a aproximación íntima a su heroína epónima. Combinaba el cas privadas en gran escala, y los libreros proliferaban para
suspenso narrativo de una telenovela contemporánea con las satisfacer sus demandas, así como las de un grupo mucho
lecciones morales de un sermón del domingo. Es decir, era a mayor de lectores fijos extraídos del resto de la burguesía.
la vez audaz y prudente. Los lectores quedaron cautivados. La Darnton llama la atención sobre el empresario francés Jean
locura por la lectura de novelas persistió: en Alemania se pu- Ranson, que compraba libros tanto del STN como de su li-
blicaron 276 nuevas novelas (Wittmann, 1999). El predominio brería local en L a Rochelle. Ranson ordenó 59 obras proce-
del género continúa hasta nuestros días. dentes de Suiza entre 177 5 y 1785 . Compró la Encyclopédie,
Si cada vez más la novela fue ocupando el tiempo libre y las obras de Rousseau y títulos religiosos y educativos. Su
contribuyendo a la superación personal a través del refina- contemporáneo, Imbert-Colomes, un fabricante de seda de
miento sentimental, luego la proliferación de enciclopedias Lyon, acumuló 10.000 libros.
y otros compendios de conocimientos alimentaron la supe- La naturaleza de la lectura pasó, durante el siglo XVIII, de
ración personal a través de la adquisición de saber. La Cyclo- ~er intensiva a extensiva (Engelsing, 1974). No se trató de una
pedia de Chambers de 1728 condujo directamente a la más revolución en la lectura" sino de un cambio constante en el
famosa Encyclopédie de Diderot, que apareció entre 17 51 Y predominio general de una norma a la otra (Wittrnann, 1999).
1772 (Darnton, 1982a). La gente leía para informarse sobre Antes de las últimas décadas del siglo XVII, los lectores solían
el mundo que los rodeaba; la lectura podía saciar una sed de leer Y releer, memorizar en su totalidad o en partes, reflexio-
ALISTAIR 'M.c, CLEERY Los LECTORES Y LA LECTU RA / 209
208 / ÜA\' ID f1NKELST EIN y
les dieron público y fama internacional. Los libros eran un recaudar un~ tasa específic~ (un impuesto local) para pagar
medio de masas. Sin embargo, competían por los lectores con sus costos directos. En Ed1mburgo, donde escribimos este
otros productos de la culrura de la imprenta, como periódicos libro, eso condujo a la creación de una sólida biblioteca cen-
y revistas. La conspiración repuso la competencia cuando las tral, con una impresionante colección de referencia y de no
series de las revistas se reimprimieron en forma de libro, como ficción, y seis bibliotecas comunitarias en una ciudad relati-
en el caso de Dickens o Victor Hugo; de todos modos, los pe- vamente compacta. El apoyo público se vio reforzado por el
riódicos y revistas rivalizaban en la oferta de una amplia gama patrocinio privado: en _el caso de Edimburgo, por la editorial
de material informativo y, desde fines del siglo XIX, también Nelsons y por Carneg1e, el magnate del acero (que hizo do-
de entretenimiento. Su diversidad les permitía focalizarse en naciones a bibliotecas, tanto en Gran Bretaña como en Esta-
grupos especiales de lectores de una manera muy eficaz, y el dos Unidos). El énfasis en la no ficción en estas bibliotecas se
uso cada vez más sofisticado de la ilustración les daba una ven- fundó, sobre todo, en el deseo de no utilizar el dinero público
taja en el mercado de masas (West, 1985). en algo trivial y potencialmente corruptor como la ficción,
Durante el siglo XIX, los editores comenzaron a ver a los y también en que las novelas eran el alimento básico de la
niños como un mercado distintivo al advertir, una vez más suscripción o de las bibliotecas privadas (Rose, 2001). No es
un crecimiento en el ingreso disponible de los padres, así' que ellos renunciaran a su derecho a no almacenar un libro
como un nicho provisto por la escuela y los premios de la que pudiera ofender y, de hecho, a participar en una censura
escuela dominical. Desde la década de 1870 en adelante, la preventiva, en relación con los editores siempre deseosos de
educación primaria obligatoria se convirtió en la norma en complacer al comprador de un volumen clave. Sin embargo,
Europa occidental. La demanda de textos educativos aumen- una fuerte tradición de autodidactisrno entre la clase trabaja-
tó, al igual que las oportunidades para la producción de otras dora inglesa y alemana permitió una combinación entre sus
publicaciones diseñadas para los niños en el h ogar. Los edi- necesidades y lo que las bibliotecas públicas estaban dispues-
tores de libros eran capaces de competir con éxito en este tas a proporcionar. Las autobiografías y otros testimonios
mercado debido a los prejuicios de los padres en favor de existentes, como los diarios, revelan el poder del deseo de
los libros -más valiosos, más sustanciales- y en contra de las aprender, de adquirir saber y comprensión. Máximo Gorki
revistas -más frívolas, más transitorias (Hunt, 2001). Sigue tituló, de manera irónica, un volumen de su autobiografía
siendo dudoso si los niños preferían el material didáctico co- lvlis universidades (I 923), ya que ellas incluían extensas jor-
múnmente encontrado en los libros, porque los recuerdos de nadas en una variedad de empleos en el curso de los cuales
los adultos dignos y sustanciales pueden ser poco fiables en él trataba de mantener su propio programa de lecturas. El
la invención de su propia infancia. Solo unos pocos escritores personaje central de The Stars Look Down [Las estrellas miran
como Verne tenían la fuerza imaginativa como para escapar hacia abajo] (I 93 5) de A. J. Cronin lee ávidamente mientras
de las cadenas de la pedagogía. ~abaja como minero hasta que escapa de la mina cuando o b-
Las bibliotecas públicas fueron particularmente claras en tiene una beca para ir a la universidad. Lee bajo condiciones
que las secciones infantiles debían alojar únicamente litera- -fatiga, poca luz, falta de privacidad- que le dan una nota de
tura edificante y moral. En Gran Bretaña, la mayor parte de autenticidad a la novela.
ellas habían sido fundadas después de I 850, cuando se podía
2 12 / DA,·10 f1NKFLSTEIN v Ar.1sTA IR M cC LEERY Los L ECTORES v l.,\ LECTU RA ¡ 213
La naturaleza de la lectura ella quieran sin límites ni restricciones. Una visión más mode-
rada acuerda con que _la lectura no es una actividad pasiva en
La aparición de nuevos medios de comunicación, como el la que el lector decodifica un texto con un único significado.
cine, la radio, y luego, a principios del siglo XX, la televisión, Esto puede haber ~id~ cierto _e n el caso de los primeros regis-
que venía a unirse a los rivales existentes a lo impreso, marcó tros, y puede seguir siendo cierto para el equivalente de hoy
no solo un aumento de la competencia, sino también la con- del recuento de!Jack Cacle, pero no es una característica de la
firmación de que el libro había perdido su condición de medio mayor parte de lo que leemos. En el pasado, la Iglesia y el Es-
de masas, mientras que la lectura seguía siendo tan importante tado (y los autores) pueden haber tratado de imponer un sig-
como siempre. Incluso las primeras películas mudas se basaban nificado particular sobre un texto, pero los textos y los lectores
en la capacidad de la audiencia para leer y llenar los vacíos en se resisten a esta conformidad. Wolfgang Iser sostiene que el
la narrativa o para explicar elementos complejos de ella. La significado surge de la interacción entre el texto y el lector
televisión contemporánea se caracteriza, por lo menos en sus (Iser, 1980). Para producir sentido, el texto trae sus palabras,
emisiones de noticias, por el uso de a veces dos o más carteles un conjunto de unidades lingüísticas, mientras que el lector
de textos estáticos o en movimiento, además de las imágenes trae un conjunto individual de experiencias que tiñen el valor
y el sonido. En decir que la alfabetización no ha cambiado, semántico dado a las unidades por separado y en conjunto. I o
pero la naturaleza de lo que se lee cambió en el transcurso del hay, por lo tanto, significado "correcto", aunque el rango de
siglo XX. El crecimiento de las ediciones económicas como sentidos posibles está limitado por la naturaleza fija del texto,
las de Reclam o Penguin, y el éxito de ciertos libros que son de las palabras que lo componen. Jerome McGann añadiría en
éxitos de ventas como la serie de Harry Potter no logra borrar este punto que el lector no interpreta un texto, sino un objeto
la disminución general en la lectura de libros como actividad material: el libro, en el que las palabras del texto están en una
si se mide por el número de participantes (McCleery, 2002). tipografía y en un tamaño en particular, sobre un papel espe-
Por otra parte, hay cierta evidencia anecdótica de que el uso cial, en un determinado libro, entre las tapas específicas, y que
de tnblets, iPads y otros dispositivos electrónicos para acceder estas particularidades del libro físico también influyen y limi-
a material textual está aumentando la demanda de material de tan la gama de significados posibles (McGann, 1991).
lectura bajo otras formas diferentes de la impresa. En todo el Stanley Fish podría, en nuestra mesa redonda imaginaria
mundo desarrollado, puede haber menos personas leyendo sobre la lectura, remarcar que esa gama se ve limitada por
obras impresas, pero más textos electrónicos. Tal vez una pre- los valores, experiencias y referencias culturales de los lecto-
gunta que debemos hacernos es si esta es una tendencia que va res individuales (Fish, 197 6). Continuaría diciendo que estos
a continuar, lo que demuestra una interacción social con los son menos singulares de lo que a veces nos atrevemos a pen-
textos similar a la que se vio durante la larga transición desde sar. El hecho de que hay muchos lectores de un texto no se
las obras escritas y manuscritas a las impresas. traduce necesariamente en una amplia gama de significados,
El acto de la lectura puede parecer más anárquico en tér- ya que nuestros valores, experiencias y referencias culturales
minos de pérdida de la autoridad textual. El ala extremista de compartidas limitan ese rango. Un significado común, como
la perspectiva del lector-como-intérprete argumentaría que el en el caso de la novela de Schlink mencionada al principio de
lector puede crear, a partir de un texto, cualquier cosa que él 0 este capítulo, señala nuestra pertenencia a las "comunidades
21-l / D.w rn F1NKELSTEI N Y A.L1sTAIR McCLEERY Los L ECTORES v I.A LECTU RA/ 215
interpretativas", grandes grupos de pers~nas con las que com- artir de estos símbolos en tinta que nosotros hemos escrito
partimos valores, experiencias y referencias culturales. Uno de P el editor ha optado por presentar en este formato- y de la
los elementos positivos de pertenecer a un gru~o de lectura, ya historia social de la recepción -por qué usted compró o pidió
sea virtual, como el de Oprah, o uno que _se r~une en una casa, prestado este libro, quién es ust~d, dónde y cuándo usted está
librería O biblioteca, es el sentido de sohdandad derivado no
1 endo esto-, que a menudo se Junta con detalles de otros lec-
solo de una actividad común, al leer el mismo libro, sino tam- e~es para crear un perfil social del lector. La historia del libro
bién de la pertenencia a una "comunidad interpretativa" expre- ~:ede hacer uso de relatos individuales de lectura y de fuentes
sada a través de puntos de vista comunes o cercanos acerca de t dísticas más amplias, así como de los libros, para crear una
ese libro (Hartley, 2001). A partir de las entrevistas de Janice ~:s:oria de lectura en sí misma que va desde la primera decodi-
Radway con los lectores de fi~ció~ rom~n?ca, es evidente que ficación de datos comerciales y administrativos hasta la ex:ensa
ahí se tiene un sentido de sohdandad smular (Radway, 1984). a menudo ecléctica naturaleza de la lectura contemporanea.
Este es el punto donde la lectura que se ha desarrollado como ~al historia proporciona una corrección necesaria al _énfa~is en
un acto interpretativo individual y la lectura como una activi- la producción de libros típicos d_e ~a_n parte de la h1stona del
dad social distintiva se cruzan y se combinan. libro anterior; ayuda a la humamzac1on del campo, sobre todo
al pedirnos que reflexionemos sobre nuestra propia experien-
cia como lectores.
Co CLUSIÓN
l vrRODt:COÓ~
comunicación mientras que estos otros medios requieren ac- sión. En efecto, esta relación y la comercialización general de
ceso a tecnolo~ías que no son de acceso universal o que, como los derechos de propiedad intelectual, que se describen en el
en el caso de los discos láser, son obsolescentes Yplantean cues- capítulo 4, trajeron para muchos editores una renovada pros-
tiones de "edición futura". La palabra impresa sale perdiendo peridad, en el mejor de los casos, o un medio de supervivencia,
frente a la posibilidad de buscar rápidam~~te y de recuperar en el peor.
infonnación muy diversa y frente a la habilidad de los medios Duguid hace hincapié en que el atractivo de la superación
de comunicación digitales para integrar texto, sonido e imáge- reside, en gran medida, en su claro rechazo del pasado como
nes fijas y en movimiento. La capacidad de almacenamiento de un principio en sí mismo y como un medio de caracterizar o
un dispositivo como el Kindle ~horra el peso! el volumen de publicitar, como si fueran una marca, los nuevos medios de
los libros impresos. La palabra impresa aventaJa en la variedad comunicación justamente como "nuevos" y, por lo tanto, inno-
de lenguas (y alfabetos) en el que se la puede encontrar, mien- vadores, emocionantes, revolucionarios, y necesarios. Es de-
tras que la información online está principalmente en inglés cir que el libro se convierte en el modelo o la moda del siglo
(y en el alfabeto romano) y exige conocimientos de inglés de pasado, y en una sociedad de consumo somos impulsados a
parte de todos los usuarios. Puede incluso, como en el caso de rechazarlo a favor de lo "nuevo". Hay que señalar la tendencia
los mensajes de texto, convocar cada vez a la comprensión de opuesta, por ejemplo en la escritura de Sven Birkerts, es decir,
una variante particular del inglés. la idealización del pasado a través de una representación idílica
Paul Duguid (1996) introduce dos conceptos relevantes de la cultura impresa, la lectura y la educación (Birkerts, 1996).
para esta discusión: superación y liberación. El primero en- La defensa del libro ha estado a menudo en las manos de con-
carna la idea de que las nuevas tecnologías reemplazan y bo- servadores en el ámbito de la cultura, como Harold Bloom,
rran las viejas. En el caso del libro, significa que los medios que se preocupan por la preservación de ciertos libros y cier-
digitales lo han asesinado o lo están asfixiando lentamente. La tas formas de lectura que les parece que encarnan una cultura
historia del libro ayuda a poner este panorama en perspectiva. del pasado y que sus valores claros deben confrontarse con la
A principios del siglo XX, los entonces nuevos medios analó- naturaleza confusa de lo contemporáneo (Bloom, 1996, 2001).
gicos como la radio, el cine y, más tarde, la televisión, también El uso del término "cultura" aquí es clave: la preocupación no
desafiaron y finalmente revocaron la supremacía del libro y de es acerca de las enciclopedias, los libros de recetas de cocina,
lo impreso en general como medio prácticamente monopólico los manuales de ayuda, o en general, cualquier cosa que ten-
de la comunicación y la información. El libro, sin embargo, ga un valor meramente informativo. Esto deriva de un estatus
no se extinguió: como hemos señalado, los editores desarro- privilegiado que se le da a la literatura, la biografía, el ensayo
llaron nuevos formatos como el libro en rústica, extendieron académico -especialmente en las Humanidades-y, en general,
la variedad de puntos de venta y aprovecharon una relación cualquier cosa que tenga un potencial valor cultural. En parte,
simbiótica con los productores de medios analógicos, tanto al esta es una preocupación por preservar material significativo a
ofrecerles una fuente de material para la radio, el cine, Yla ~e- largo plazo, en oposición a aquel que tiene utilidad inmediata;
levisión, como al explotar la popularidad de los nuevos medws en parte, esta es también una forma de nostalgia reaccionaria.
de comunicación mediante la creación del libro basado en la Como tal, queda claro que los "revolucionarios", los defenso-
serie de radio, la película, o vinculado al programa de televi- res de la naturaleza omniconquistadora de los nuevos medios
222 / D Avm F1NKELSTEIN v AL1sTAIR McCLEERY EL FUTURO D EL L IBRO/ 223
de comunicación, y estos defensores del libro ofrecen visiones formación, en el pasado, literalmente proporcionada por el
absolutistas y simplistas de los dos extremos de lo que, de he- imprimátur del libro. También niega la importancia del libro
cho, es un espectro. . en la creación y el apoyo a las comunidades sociales, desde las
La idea de la "revolución" de los nuevos medios a menu- "comunidades imaginadas" de lo nacional, de Benedict Ander-
do deriva de la sensación de que de alguna manera liberaron son hasta la "comunidad interpretativa" de lectores de relatos
la información, en oposición al control y restricción que de amorosos de Janice Radway (Anderson, 1982; Radway, 1984).
ella ejercería el libro. El segundo concepto de Duguid, la li- Inversamente, el acceso online puede subrayar el aislamiento
beración, se basa en la idea de que las tecnologías digitales, del individuo, desintegrando en lugar de formando "comuni-
Internet en particular, empodera a todos al proporcionarles la dades virtuales". Esto se opone a la visión de McLuhan sobre
capacidad de convertirse en autores cuya obra puede ser leída la "aldea global", sin duda basada en los efectos de la televisión
y ampliamente apreciada. La computadora ha reemplazado no a mediados de la década de 1960 más que en las tecnologías
solo la máquina de escribir, sino también al editor y al librero. digitales y en Internet (McLuhan, 1962, 1964). McLuhan, una
La liberación no crea la "muerte del autor", sino la transfor- clara influencia en la caracterización de la oralidad de Ong,
mación del autor en su propio editor. La liberación también sostuvo que mientras que la alfabetización -y, en particular, su
puede implicar el relajamiento de los lazos legales de propie- adaptación a la forma impresa- promovía un pensamiento li-
dad intelectual y no solo la disponibilidad de material, sino neal y secuencial así como la lectura individual, las tecnologías
también la aparente licencia para hacer diferentes versiones de de posimpresión recreaban el diálogo socrático y llevaban al
él. Jay David Bolter, un defensor de la predestinada margina- mundo a la aldea de la cultura oral (Ong, 1982). Manuel Cas-
lidad del libro, escribe: "La computadora está reestructurando tells, nuestro McLuhan contemporáneo, cree más bien en la
nuestra actual economía de escritura. Está cambiando el esta- convergencia de los medios de comunicación digitales que da
tus cultural de la escritura así como el método para producir origen a la sociedad-red, que conduce a una experiencia cultu-
libros. Está cambiando la relación del autor con el texto y del ral compartida (Castells, 1996). Por cierto, los miembros del
autor y el texto con el lector" (Bolter, 1991: 3). Las tecnologías movimiento antiglobalización temen una homogeneización
digitales, desde el punto de vista de los revolucionarios libera- de la cultura y la creación uniforme de una aldea global esta-
cionistas, actúan como el Robin Hood de la cultura contem- dounidense, que suele presentarse en forma abreviada como
poránea, permitiendo el robo de la informatización y el poder "coca-colonización" del mundo; ellos consideran los medios
de los ricos para empoderar a las comunidades democráticas. de comunicación con sede en Estados Unidos y el dominio
Toda la información se convierte en algo a disposición de to- lingilistico de Internet por medio del inglés como motores del
dos los consumidores. proceso (Tunstall, 1994). Este es un punto al que volveremos
Una versión de este argumento subyace a la idea de que en el siguiente apartado.
el fax y la fotocopiadora trajeron aparejados el fin de la Gue- Sin embargo, hay una valiosa lección adicional que se des-
rra Fría, mientras que Internet y el correo electrónico tie~en prende de la historia del libro y su énfasis en la publicación
la capacidad de cambiar sociedades de control como Chma como un acto de socialización. Los circuitos de la comuni -
(\Virtén, 2003). Es un argumento que, aunque sea plausi~le, cación, similares al modelo de D arnton, efectivamente exis-
subestima la necesidad de algún tipo de validación de la m- ten Y están siendo desarrollados para las tecnologías digi tales
22-t / DAYrn F1NKELSTErN v AL1sTAIR McCLEERY EL FUTURO DEI. L IBRO / 225
(Darnton, 1982b). Estos pueden no ser me~amente el empo- el ritmo de la aceptación del mercado. Algunas veces, los lec-
deramiento del individuo como autor y editor, ya sea indivi- tores tendrán que aprender nuevas formas de producir sentido
dualmente O como parte de un esfuerzo colectivo y de colabo- a partir del lib~o electróni~o;_ o~r~s veces, las nuevas formas del
ración, como Wikipedia. Han aparecido nuevos empresarios libro electrómco fracasaran 1mc1almente en el mercado debi-
e instalaciones de sitios web como Smashwords o Scribd que do a la resistencia de los consumidores. Esta resistencia por
desempeñan funciones similares a las de los agentes dentro de el momento deriva de un sentido de inseguridad e inestabili-
versiones de Adams y Barker del modelo de D arnton (Adams dad atribuido a los libros electrónicos (en comparación con los
y Barker, 1993). Tiendas como Amazon Kindle Store o iBooks impresos), que incluye cierta preocupación por la propiedad,
de Apple (iTunes) han ganado un lugar predominante como transferencia y reventa. Irónicamente, estas ansiedades no pa-
intermediarios en muy poco tiempo. Sin embargo, los libera- recen ser compartidas por los editores y los minoristas, aunque
cionistas proponen una visión descentralizada, en algún lugar ambos grupos sí están preocupados por la amenaza a su propia
entre el individuo empoderado y la industria artesanal como propiedad y control, que proviene de la piratería digital.
es caracterizada por los fanzines, que subestima el poder de Los autores, editores, minoristas, y los lectores no pueden
la profesionalidad de la presentación (y el imprimátur), así ignorar los libros electrónicos, pese a todo lo que ignoren
como el instinto de supervivencia de las industrias existen- acerca de su desarrollo futuro. Para los autores, la falta de in-
tes. El contexto institucional contemporáneo de los nuevos versión por parte del editor en papel, impresión, encuaderna-
medios de comunicación, en términos de producción y dis- ción y transporte debería traducirse en una mayor proporción
tribución, sigue siendo con frecuencia el de la corporación del precio del libro electrónico que deberían recibir como pre-
transnacional, que contiene en sí una división de edición de mio por su creatividad. Los esfuerzos de autopublicación o de
libros (impresos y electrónicos) como parte de sus operacio- hacerlo a través de un facilitador tecnológico, por supuesto,
nes mediáticas globales. aumentarán los ingresos del autor aún más, pero, como hemos
El crecimiento de los libros electrónicos es paralelo al de argumentado anteriormente, esto puede implicar sacrificar
la época inicial de la imprenta, en particular durante la Re- ventas y derechos como consecuencia de la garantía de calidad
forma; y así como los primeros libros impresos reflejaban a en la edición y la profesionalidad en la comercialización que
los manuscritos en su apariencia y organización, también, los ofrece la editorial. Los editores mismos deben dejar en claro
e-books contemporáneos ofrecen meramente un análogo digi- el valor de esos servicios y al mismo tiempo invertir, como lo
tal del libro impreso. De hecho, muchos de ellos representan han hecho siempre, en la mejora de los contenidos: en el con-
la digitalización del fondo editorial con la ventaja para los con- texto de los libros electrónicos, por medio de la explotación
sumidores de que todo está disponible y nada se "agota". Sin de la plataforma técnica para agregar valor a la experiencia del
embargo, si el paralelismo con el desarrollo del libro impre- lector. Aquellos editores que se contentan simplemente con
so es válido, entonces, los experimentos actuales para mejorar crear una larga lista de libros electrónicos mediante la digita-
los contenidos se traducirán en nuevos formatos para el libro l~zación de su fondo editorial impreso no sobrevivirán mucho
electrónico que guardará apenas un parecido superficial con su tt~mpo sin innovación. El dominio de un pequeño número de
antepasado. Tales desarrollos producirán nuevas demandas ~e minoristas, sobre todo Amazon y Apple, que también diseña-
lectores (usuarios) y el potencial tecnológico tendrá que seguir ron los dispositivos en los que se leen los libros electrónicos,
A. TAIR McCLEERY EL FUTURO DEL L IBRO / 227
226 ¡ D.wrn F1NKELSTEIN v ru-I S
rdurar sin un competitivo mercado empresarial. uno y no necesaria~ente el m~s importante (el ejemplo dado
no puede p e . d fi. l era News Corporatlon, propiedad de HarperCollins). Esta
La falta de interoperabilidad, el '.ntent~ e Jar os pr~cios, la
. • · , d ¡ contenido potencial debido a las espec1ficaciu_ distinción se ha vuelto menos clara de lo que se sugería antes,
l1m1tac.:1on e
nes de los dispositivos: todos se o~onen a su doble oligopolio en tanto las empresas que habían crecido como resultado de
(vender a los lectores) y ~ligopsoruo (comprar de los editores) la integración horizontal también comenzaron a expandirse
que persiste por mucho tiempo. a través de la integración vertical de las actividades arriba y
abajo del núcleo del negocio editorial. La transición en cur-
so -impulsada en parte por las tecnologías digitales, desde las
LA GLOBALIZACIÓN DE LOS MEDIOS editoriales que producen solamente libros y, por ejemplo, los
estudios que producen exclusivamente películas y programas
En este apartado, la globalización se refiere específicamente de televisión , hasta los conglomerados que hacen las dos cosas
a tres áreas de la reciente historia del libro que podrían afec- (y más)- ha borrado la distinción entre los dos tipos de conglo-
tar nuevamente su futuro: la propiedad predominantemente merados a partir de la década de 1990. La posibilidad de explo-
transnacional del sector editorial de los medios de comunica- tar el material digital, ya sea texto, sonido o imagen, a través
ción; el creciente flujo transnacional de libros, no como obje- de una serie de medios de comunicación, ha agregado valor
tos materiales, ni siquiera como libros electrónicos, sino como al término "sinergia", frecuentemente degradado. Los conglo-
fuente de textos que pueden ser traducidos, tanto en otras len- merados originalmente editoriales comparten ciertas caracte-
guas como en otros medios de comunicación; y la supuesta rísticas de otras industrias mediáticas contemporáneas: la gran
homogeneidad de la cultura transnacional. Estas tres zonas no inversión de capital, la producción en masa para el mercado de
son elementos discretos sino aspectos· de un proceso fortale- masas, y la creación de productos comercializables que tam-
cido y cíclico al cual se le aplica el término "globalización" bién pueden constituir un bien cultural.
(Giddens, 1990). Greco registró una tendencia al alza general de las fusiones
Como se señaló al final del capítulo 3, durante la segunda y adquisiciones en Estados U nidos entre 1960 y 1989, a pesar
mitad del siglo XX, las editoriales se unieron a través de com- de que las reformas fiscales introducidas por el Congreso de
pras y fusiones para formar grandes conglomerados, a menudo Estados U nidos dieron lugar a una posterior desaceleración
transnacionales. A partir de esto parecería que la industria edi- de la actividad (Greco, 1995). En un nuevo estudio publicado
torial se ha convertido en uno de los motores de la globaliza- en 1996, localizó una impresionante reanudación de las fusio-
ción de la cultura, del mismo modo que se la había percibido nes Y adquisiciones desde 1990: contabiliza un total de 5 57
como capaz de proporcionar la fuerza motriz de la Reforma, el adquisiciones de medios entre 1990 y 199 5, que se acerca a
Renacimiento y la Ilustración. Sin embargo, también se obser- to~a la serie durante el período cubierto por el análisis an-
vó que habían surgido dos tipos de conglomerados: uno basa- terior (Greco, 1996). Esta segunda fase durante la década de
do principalmente en lo impreso y que operaba en un número l 990 creó grandes conglomerados mediáticos transnacionales
de países diferentes (el ejemplo dado fue la Bertelsmann, con q~e abarcan una amplia gama de productos y actividades. El
sede en Alemania), y otro que trabajaba con diferentes medios ª~º 2000 marcó no solo el final del siglo, sino también la fu-
de comunicación, entre los cuales la edición de libros era solo s10n de AOL -principalmente un proveedor de servicios de
228 / DAv10 F1~KELSTEtN v AL1sTAI R M cCLEERY
EL FUTURO DEL LIBRO/ 229
Internet, con Time-Warner, un conglom~rado mediático que empresas editoriales (Meier y Trappel, 1998). Los porcentajes
incluye la edición de libros, para constrmr ~a mayor de estas variaron desde 95 en los Países Bajos y el R eino U nido hasta
corporaciones en el mundo. Durante ese m1smo año, el con- 42 en Finlandia. Bagdikian recopiló una medición de la con-
glomerado francés Vivendi, que com~r~~?e tanto u~a división centración del mercado de medios analógicos en Estados Uni-
de servicios ambientales como una d1V1s1on de medios, dentro dos desde 1983 (Bagdikian, 2000). Considerando las empresas
de la cual la publicación de libros era un componente clave, predominantes de publicación de libros, periódicos y revistas,
adquirió Universal con sus amplios intereses en música, cine televisión y cine, se preguntó cuántas de ellas se necesitaban
y televisión. Muchos otros conglomerados mediáticos fueron para llegar al 50% del mercado. Sobre esta base, Bagdikian
incitados por la "manía del puntocom" de la década de 1990 a obtuvo cifras anuales acerca de la concentración del mercado
invertir en las nuevas tecnologías y productos digitales con los en el caso de los medios de comunicación: de 50 empresas en
que complementar y promocionar, de manera cruzada, los in- 1983 se pasó a 29 en 1987, 10 en 1997 y solo 6 en el año 2000.
tereses existentes en servicios y productos análogos, incluyen- La importancia de esta concentración reside en las conclusio-
do, nuevamente, la edición de libros. La sinergia buscada por nes que los críticos han sacado acerca de la elección, calidad y
estas empresas se basaba en un claro modelo de integración, "coca-colonización". Esta concentración da como resultado,
dependiente él mismo de la capacidad de trasladar el valor de se argumenta, una disminución de la posibilidad de elección
la propiedad intelectual de un medio a otro. El avatar de ese del consumidor y un aumento de la uniformidad de la cultu-
modelo era la Disney Corporation, cuya clara conciencia del ra transnacional (exagerada, a su vez, por la comercialización
valor de sus marcas, como Mickey Mouse, provocó incluso un integrada de una gama de productos mediáticos dentro de un
cambio en la ley de propiedad intelectual de Estados Unidos. mismo grupo). Esto parece contradecir evidencia como la pre-
La explotación de esas marcas incluía no solo las películas, la vista por Greco al indicar solo en Estados Unidos un incre-
televisión, los parques temáticos, CD y merchandising o comer- mento en los nuevos títulos que va desde 15 .012 en 1960 a
cialización, sino también la publicación directa o la licencia de 53.446 en 1989 (Greco, 1996).
los libros para niños basados en ellos, a la vez como forma de Una explicación a la aparente contradicción puede radicar
lanzamiento de nuevos productos y como parte del desarrollo en la falta de diversidad y en cierta dócil homogeneidad dentro
continuo de los establecidos desde hace tiempo. del aumento en el número de títulos. Hay un mecanismo par-
La consolidación de la publicación dentro de los grupos ticular que crea y refuerza constantemente el rechazo a asu-
multimediáticos a través de estos procesos de toma de pose- mir riesgos dentro de los conglomerados y que los distingue
sión, fusión e integración, ha dado lugar a una concentración de las editoriales independientes. Cuando un conglomerado
del mercado del libro (a su vez exagerada a través de ejem- toma una compañía, el énfasis cambia del subsidio cruzado
plos de integración horiwntal, como la adquisición, en el Rei- de los títulos a la idea de que cada título haga por sí solo una
no Unido, de Hodder Headline por W. H. Smith, un trato contribución determinada tanto a los gastos gen erales como a
que siguió a la compra que hizo Smith de la distribuidora de las ganancias. Cuando el conglomerado Bertelsmann se hizo
John Menzies). Meier y Trappel recopilaron estadísticas de la cargo de Random H ouse en 1998, los nuevos propietarios es-
Unión Europea para confeccionar un índice país por país de peraban que Random House diera una ganancia del 15 % y
la porción del mercado correspondiente a las cinco principales aumentara la facturación en un 10% anual. Esto habría su-
EL FUTURO DEL LIBRO / 231
la sustentaría. El estudio sobre el Club del Libro del Mes, de "coca-colonización" o la homogeneización de la cultura inter-
Janice Radway presenta una mejor consideración de las rela- nacional, aunque en la tradición británica de aventuras en el
ciones entre editores y sus mercados (Radway, 1997). Aunque internado, que tiene un extenso pedigrí narrativo y nacional
su tema es anterior a la era de los conglomerados, de todos (sin embargo, ha habido pocos estudios sobre la recepción de
modos proporciona un análisis convincente,_ objetivo y deta- las novelas de Harry Potter más allá del reporte sobre la re-
llado que podría aplicarse de manera productiva a los procesos acción de los fundamentalistas cristianos en Estados Unidos).
contemporáneos de selección y encargo. Esta crítica de la globalización y las actividades de los con-
Los libros producidos por los conglomerados mediáticos glomerados mediáticos transnacionales, que se encuentra, por
efectivamente encuentran un mercado internacional que, en ejemplo, en el importante trabajo de Herman y McChesney
los siglos anteriores, era un logro solo de los libros sagrados, (1997), tiene ecos de acusaciones anteriores sobre imperialis-
particularmente de la Biblia cristiana. El ejemplo de la serie mo cultural. En esencia, esto se refiere a la imposición de va-
de J. K. Rowling sobre el joven mago Harry Potter es, en este lores y normas de los países desarrollados sobre las culturas de
caso, instructivo. Estos libros alcanzaron w1 enorme éxito in- los países en vías de desarrollo, a través de la exportación de
ternacional, primero en el mundo angloparlante y luego, a me- productos mediáticos baratos con costos de producción más
dida que la serie avanzaba, a través de más de cuarenta traduc- altos (respecto de los que se habrían producido a nivel local,
ciones (el lapso transcurrido entre la publicación en inglés y la si es que hubiera alguno). Uno de los autores se acuerda de
traducción al francés de Harry Potter y la Orden del Fénix hizo haber esperado el destacado de la semana, en Acera, Ghana, en
que, en el intervalo, la versión en inglés se convirtiera en el 1972, que incongruentemente era la serie estadounidense J\1i-
bestseller para chicos -un fenómeno que se repitió en Alemania sión imposible. Tales programas (y el western serial Bonanza era
en 2007 con la publicación de Harry Potter y las reliquias de la otro de los programas favoritos de la semana, que contrastaba
muerte). Este éxito se vio ampliado cuando las novelas se lle- con los didácticos programas locales hechos en estudio) pro-
varon al cine, con la consiguiente repromoción de los títulos; veían puntos de referencia y modelos a seguir en el lenguaje y
se vio reforzado por las ventas cruzadas entre los mercados la conducta, que parecían más glamorosos que las normas y las
para niños y adultos, alentadas por los editores del libro que, tradiciones locales. La lectura, en las escuelas africanas, de Sha-
por ejemplo, tenían diferentes tapas para cada caso; y se ha kespeare y el resto del canon de la literatura en inglés - porque
optimizado mediante el control de los calendarios de salida de eran los libros (importados) disponibles-, en el mejor de los
la edición en tapa dura y tapa blanda para garantizar la venta casos, exponía a los estudiantes a diferentes valores y destacaba
máxima del formato más caro antes de lanzar el barato con una vínculos positivos con el antiguo poder colonial y, en el peor,
nueva tanda de publicidad y expectativas. El éxito ha sido sufi- creaba un sentido de disonancia con el medio ambiente del
ciente, y la reputación de los libros se ha extendido tanto que lector y desafiaba cierto sentido firme sobre la identidad local.
Rowling se hizo cargo ella misma, sin la participación de sus (El otro autor aporta el recuerdo de ver en 1976 una emisión
editores ingleses o estadounidenses, de la venta de los libros latinoamericana de una producción de la BBC TV doblada,
electrónicos (con contenido adicional). de The Golden Bowl [La copa dorada], la novela clásica del autor
Tal proyección internacional, en particular a partir de la nacido en Estados Unidos, pero de origen británico, H enry Ja-
realización de las películas, puede constituir una prueba de la mes. Esta experiencia también pone de relieve la continua ex-
234 / DAVID F1NKELSTEIN y AL1 sTAIR M cCL EERY
ET, FUTURO D F.L LJR RO ¡ 235
plotación de los textos a través de diferentes medios y diversas reconocer a este último como agente clave en la creación de
lenguas.) Treinta años después, la acusación de imperialism sentido (Barthes, 1977). Tal como se analizó en el capítulo an-
cultural en ambos casos parece ser débil, ya que exhibe cien~ terior, teóricos como Iser y Barthes privilegiaron el papel del
incapacidad para comprender tanto la dinámica naturaleza de lector en su interacción con el texto por sobre el del autor
las culturas y la creación activa, por parte del lector, del signi- (Iser, 1980). Así, en el momento del triunfo, también puede pa-
ficado a partir de los textos - tal como se expuso en el capítulo recer que el lector está en peligro de muerte o de una gradual
anterior- en lugar de su absorción pasiva. desaparición (aquí "lector" significa lector de libros). Informes
Sin embargo, los libros han sido menos cómplices que otros de Inglaterra y Estados Unidos de la última década enfatizan
medios en la "coca-colonización": las diferencias lingüísticas la caída en el número de tales lectores. El informe del Nacional
siguen siendo respetadas por las comunidades de diferentes Endowment for the Arts de 2004, en Estados Unidos, cuanti-
lenguas, los libros suelen adaptarse a las distintas culturas fica ese declive como una caída desde el 56,9% de adultos que
como lo demuestra el ejemplo de Harlequin, y los editore~ leían ficción por placer en 1982 a un 46, 7% en 2002 (NEA,
más pequeños y locales o las editoriales de nicho pueden con- 2004). El factor central para tal declive fue la competencia con
tinuar creciendo sobre la base de los más altos niveles de crea- otras actividades en la ocupación del tiempo libre: la televisión
tividad y las más bajas inyecciones de capital (sobre todo en ya no sería el mayor rival y, de hecho, promovería la lectu-
comparación con el cine y la televisión) (Wirtén, 1998). Los ra de libros de diferentes maneras. El período considerado ha
conglomerados controlan estas empresas más pequeñas y con visto el crecimiento en el uso de Internet como una actividad
frecuencia se apoderan de ellas debido al alto valor que le dan de ocio, así como la proliferación de los juegos para consola
a la creatividad y la innovación que encuentran allí. Greco se- y computadora. El informe también señala con cierta incre-
ñaló en su estudio sobre las fusiones y adquisiciones que el dulidad que el declive llega durante un período en el que se
número de editoriales en Estados Unidos ha aumentado de multiplican los C lubes del Libro (incluyendo el espectacular
993 en 1960 a 2.298 en 1987 (Greco, 1995 : 234). La existencia éxito del Club del Libro de Oprah por televisión), las librerías,
de estas empresas más pequeñas que atienden las diversas ne- tiendas online y ventas de bestsellers. U na explicación sobre esto
cesidades de una amplia gama de lectores, también desmiente surgió del informe inglés de 2000, Reading the Situation, subsi-
el pesimismo cultural de Miller y otros. Como las empresas diado por la Comisión de Bibliotecas e Información de Ingla-
independientes o los catálogos locales de los conglomerados, terra: menos gente leía más libros. En Inglaterra, el 15% de los
ellas representan una fuente de crecimiento y vitalidad para el adultos decía leer por placer al menos once horas semanales
futuro del libro dentro de los nichos de mercado y los países (BML, 2000). Una de las preguntas sobre las que ahora nece-
en vías de desarrollo. sitaríamos información es si este grupo en declive también ha
estado comprando libros electrónicos y dispositivos para leer-
los o si la promoción del Kindle, iPad y Nook ha aumentado
LAMUERTE DEL LECTOR el número de lectores activos· (y de libros adquiridos tanto de
manera impresa como electrónica).
Cuando Roland Barthes escribió sobre "la muerte del au- La lectura como actividad general, por otra parte, sigue cre-
tor", estaba celebrando el triunfo del lector en el sentido de ciendo ya sea en papel o en la pantalla: a principios del siglo
236 / DAvm F1NKELSTE1N y AL1sTAIR McCLEERY
EL FUTURO D EI. I.IBRO / 23 7
XXJ, las altas tasas de alfabetización que se habían alcanzado inicialmente con una pequeña tirada de tapa dura). Los edito-
en Europa occidental y Estados Unidos cien años antes como res de periódicos saben que las secciones de reseñas de libros
consecuencia de una atención concertada en la escolarización son populares entre los lectores y que utilizan el juicio de los
primaria obligatoria, están a la vista en todo el mundo en el re- reseñistas como guía para potenciales compras o préstamos.
conocimiento de la función clave de la lectura en el desarrollo Los hábitos de lectura cambian en el curso de la vida del in-
económico. El principal vehículo para la alfabetización sigue dividuo. La mayoría de los hombres dejan de leer por placer
siendo el libro, sobre todo, como se ha señalado anteriormente luego de terminar la educación formal, y si reanudan la lectura
en el mundo en vías de desarrollo, donde los libros son el me-' es en la mediana edad, cuando actividades como el deporte y la
dio más rentable y, a veces, el único disponible. En el mundo socialización ocupan menos de su tiempo de ocio. Las mujeres
desarrollado, el crecimiento de "la sociedad de la información" leen más consistentemente desde la escuela en adelante, y si la
le dio también un mayor valor a la capacidad de leer como ha- lectura disminuye, lo hacen cuando tienen hijos pequeños, y la
bilidad técnica. Aunque la importancia de los medios impresos reanudan nuevamente cuando sus hijos se hacen mayores. Las
podría estar disminuyendo en estas culturas en relación con mujeres leen más ficción que los hombres y, de hecho, consti-
otras formas de comunicación, los textos que vienen a través tuyen el principal mercado para las novelas con la excepción
de otros canales de comunicación siguen compitiendo por la de algún género de ficción. Es más probable que las mujeres
atención del lector. Cualquier café en una ciudad de Europa sean miembros de grupos de lectura y no los hombres, que re-
occidental hoy contendrá a un joven ripiando un mensaje de comienden libros a sus pares y, de hecho, sean más aventuradas
texto en un teléfono móvil o leyendo los mensajes recibidos. en los libros que eligen (Hartley, 2001). El informe del Reino
Si se trata de un cibercafé, entonces habrá otros escribiendo y Unido indicaba que "aquellos que disfrutan de la lectura desde
leyendo mensajes de correo electrónico. Desde esta perspec-' la temprana edad tienden a no renunciar al hábito, y aunque
tiva, el renombramiento de Don McKenzie de la bibliografía durante algunas etapas de la vida se vean forzados por las cir-
o la historia del libro como "sociología de los textos", y la in- cunstancias a leer menos de lo que quisieran, por lo general
clusividad que esto implica, representa una ampliación de las se convierten en lectores 'intensos' no bien vuelven a tener la
perspectivas adquiridas a partir del libro y la imprenta hacia oportunidad" (BML, 2000: 10). El lector "intenso" surge en la
todas las formas de comunicación (McKenzie, 1986). Para el infancia: si se alienta a los niños a leer en el ambiente hogareño
futuro del libro, sin embargo, la cuestión fundamental ya no y tienen al menos un padre que es un lector entusiasta, enton-
es el analfabetismo, sino el no alfabetismo: los que saben leer, ces tenderán a crecer leyendo extensivamente.
pero no leerán libros. Algunos lectores usan los libros impresos -especialmente en
El perfil del lector representativo de Europa occidental rústica- como objetos desechables, tanto literalmente como en
o de Estados Unidos hoy reconocería que su lectura exten- términos de la experiencia de lectura. Entre los que respondie-
siva -incluso ecléctica- está influenciada por la publicidad y ron a la encuesta del Reino Unido, los usos y gratificaciones de
la promoción, pero también por las recomendaciones boca a la lectura de libros por placer se percibía así: el 52 % la veía como
boca (La mandolina del capitán Corelii ya ha sido citado como una forma de relajarse o aliviar el estrés, el 27 % como escapis-
beneficiario de la recomendación boca a boca así como tam- mo, y el 24% como una oportunidad de ejercitar la imaginación
bién lo fue Harry Potter y in piedra filosofal cu~ndo se publicó CBML, 2000: 12). La capacidad de estimular y relajar al mismo
"'+-
tiempo puede ser una característica fuerte, tal vez, de supervi- para aut?res parti~u~ares o serie~. E~, éxito int~;nacional de
vencia del libro. El entorno en el que la lectura de libros tiene Harlequm, su domm10 de la pubhcac1on de ficc1on romántica
lugar es variado: desde la cama, por lo general justo antes de ir deriva de su conocimiento de los mercados en los diferentes
a dormir, el tren o el avión, hasta una ruidosa y multitudinaria países y de su capacidad para adaptar fórmulas básicas para
estación de trenes o aeropuerto, rodeados por el flujo y reflujo ellos -así como la economía de escala de que disfruta a través
de las multitudes. Tampoco hay una sola práctica de la lectura de este tipo de explotación global de la propiedad intelectual
sino que varía y va desde la ojeada del limitado texto dentro de' (Wirtén, 1998). Los libros electrónicos, a su vez, como hemos
los muy ilustrado libros llamados "libros de mesa " [coffee-table argumentado, ayudan al editor a servir a estos subgrupos o
books], hasta el desciframiento de una descripción compleja den- segmentos de mercado aumentando el número de títulos dis-
tro de un campo desconocido o la atención totalmente absorta ponibles, mientras se re~uce la via?ilidad financiera de cada
en las fuertes narrativas de ficción. tirada. El editor de este libro, por eJemplo, puede aprovechar
El lector ha triunfado de un modo importante como "mer- estas tecnologías para reimprimir, a pedido, un número rela-
cado" al cual la publicación y venta de libros, sobre todo se- tivamente pequeño de su fondo editorial además de ponerlos
gún las directivas de los conglomerados mediáticos, deben ser a disposición como libros electrónicos, ampliando así las elec-
subordinadas. La comercialización de los libros impresos ha ciones del consumidor.
tomado dos caminos diferentes para adaptarse a las necesida-
des y la naturaleza del lector: por un lado, la compra online de
libros a través de empresas como Amazon permite la búsque- EL PAPEL DEL ESTADO
da en las bases de datos -a menudo actualizadas por "agentes
inteligentes" que predicen las preferencias de los lectores ba- Sin embargo, si los avances tecnológicos en la producción
sándose en compras anteriores-, una selección a partir de un no son suficientes para crear libros que coincidan con las ex-
stock mucho más amplio del que podría ofrecer cualquier mi- pectativas y el presupuesto de estos pequeños grupos de lec-
norista y también algún descuento sobre el precio; y por otro, tores, o para ofrecer opciones suficientes, entonces un nuevo
las librerías contemporáneas ofrecen ambientes acogedores y actor puede entrar en escena para intervenir en lo que de otro
confortables, con áreas de lectura y cafeterías, para hacer de la modo sería un proceso impulsado por el mercado. El Estado, o
compra de libros una actividad vinculada al ocio en la que una los organismos habilitados por el Estado, pueden asegurar ~ue
determinada selección se hace más por impulso que a partir lo que por razones culturales, educativas, lingüísticas o nacio-
de la planificación previa. La lectura de libros se convierte a nales se considera un beneficio' positivo - es decir, los libros-
su vez, o bien en una función necesaria de la educación o el debe continuar a disposición de los lectores, incluso si no es fi-
empleo, más amenazada por las formas online de recuperación nancieramente viable para la producción y la venta. El E~tado
de información, o bien en una opción de ocio vinculada al ha desempeñado, tradicionalmente, el papel de ant~goms~a ª
estilo de vida, que compite con otras formas de actividad y la publicación y, hasta fines del siglo XX, a menudo m~e1:mo,
puede ser la preferencia de grupos identificables y distinti- como se ha señalado en los capítulos 3 y 6, para supnmir las
vos. Estos últimos se convierten en el objetivo de los editores publicaciones -en lugar de apoyarlas-, por motivos morales
deseosos de establecer su dominio dentro de estos subgrupos 0 políticos. El amante de Lady Chatterley, de D. H. Lawrence,
EL FUTURO DEI. LIBRO/ 241
240 / DAYIIJ F 1NKELSTEIN v Av sTAIR M cCLEERY
no estuvo ampliamente disponible en su versión no expurgada can las bibliotecas. Esto ha creado un círculo vicioso de mayor
sino hasta el juicio de Grove Press, en 1959, en Estados Unidos, declinación ya que los lectores rechazan la escasa provisión de
y de Penguin Books en el Reino Unid?, en 1960 (McCleery, libros y los ambientes desprolijos. Los Estados también pue-
2002). Los nazis organizaron ceremomas ~e quema de libros den utilizar medios fiscales o legales para apoyar la lectura (y a
para dramatizar su odio a los libros ~e qwenes, por motivos los lectores): en el Reino Unido, los libros no reciben ningún
religiosos, étnicos, o ideológicos, considera?ªº que s~ les opo- tipo de carga impositiva y en Francia la loi Lang de 1981 es-
nían. Sin embargo, la censura moral de los libros ha sido aban- tableció el mantenimiento de un precio de venta, una versión
donada en gran medida por los Estados de Europa occidental voluntaria más que obligatoria del Net Book Agreement de
y América del Norte, y el garrote ha pasado ah?ra a manos de Inglaterra que caducó en 1995.
otros grupos de presión como los fundamentahstas religiosos, Los modelos de apoyo más proactivos vienen de los países
que buscan diferentes maneras de prohibir libros, desde las interesados en proteger las lenguas locales de la hegemonía
novelas de Harry Potter a Los venos satánicos ( 1989), de Salman del inglés y/o de los interesados en salvaguardar los intereses
Rushdie. En el primer caso, los que se oponen a la brujería y y valores nacionales del dominio mercantil de la industria
a la magia operan dentro de las democracias para persuadir a editorial transnacional. A lo largo de la década de 1990 e in-
bibliotecas y escuelas sobre la compra de las novelas; en el caso cluso después, el gobierno de Canadá, por ejemplo, desarro-
del segundo, se dictó una sentencia de muerte sobre el autor lló una amplia gama de programas para apoyar el crecimiento
y cualquier persona involucrada en la publicación, traducción y desarrollo de la industria editorial en el país, con énfasis
o venta del libro. A pesar de las opiniones de los teóricos de en la igualdad de desarrollo de material en las dos lenguas
la conspiración, los Estados en el mundo desarrollado ejercen nacionales, inglés y francés. Algunos de estos programas eran
poca censura política explícita, excepto en casos de seguridad comunes al desarrollo de la industria cultural en su conjun-
nacional, e incluso allí, como en el procesamiento en Inglate- to, mientras que otros se destinaban directamente a sectores
rra de Spycatcher (1987), los resultados son nueva publicidad y específicos de la industria (Lorimer, 1996; Lorimer y Gasher,
una mayor demanda de la publicación. 2000). El apoyo iba desde subvenciones directas para apoyar
Hoy en día, la relación entre el Estado y el mundo editorial la escritura y la publicación de libros, hasta financiación para
en los países desarrollados es, en general, positiva. Al definir apoyar el crecimiento y el desarrollo de las pequeñas em-
el libro como un bien cultural, una necesidad educativa, una presas. En 2001, el gobierno federal de Ottawa invirtió 1,1
defensa contra la erosión de la lengua o la identidad nacional, millones de dólares en adelantos de emergencia para vein-
el Estado puede apoyar, tanto activa como pasivamente, su pu- tidós editoriales canadienses que estaban en crisis ante las
blicación y lectura. En este último caso, el apoyo de un fuerte ganancias (en algunos casos de entre 50 a 70%) de la cadena
sistema de bibliotecas parece ser una necesidad de infraestruc- de librerías Chapters. El impacto de estos programas y una
tura. Sin embargo, el apoyo estatal para los servicios de las amplia gama de iniciativas de comercialización y promoción
bibliotecas públicas ha ido declinando desde hace varios años, condujo al crecimiento del volumen de libros de origen na-
en parte como resultado de la disminución de los lectores, la cional, desde un 3 % y un 5 % en 1970 a casi un 30% en 2000.
transformación de las librerías y del proceso de venta de libros, Las ventas de libros en Canadá alcanzaron un total de casi
y del aumento del espectro de libros que se espera que ofrez- 1.350 millones de dólares.
242 / DAVID F1NKELSTEIN y A1.1 sTAIR M cC1xrnv
E1. FUTURO DEL LIIIRO / 243
En contraste con esto, la industria editorial de Irlanda ha un factor clave para. garantizar
. . el desarrollo de publ.1cac1ones
·
sido en gran parte independiente de los principales actores in- en una lengua m montana, ya sea una minori' a 1·n t ernac1ona ·
1
ternacionales. Los principales grupos editoriales extranjeros, como •
en el caso
•
de Canadá
,
e Irlanda '
o una mi· nori
' a , ·
e en termi-
principalmente los que tienen una fuerte presencia en el Rei- nas mternac1onales.
, . Mas
, del 80% del material disponibl e en
no U nido, sí compiten en el mercado irlandés, por lo gene- Inte_r~et esta en m g 1es, u n fact?r que refuerza la hegemonía
ral con base en Inglaterra, pero usando u n dedicado equi po del 1d10ma. En gen eral, a medida que disminuye el número
de ventas basado en I rlanda. Las importaciones representan de lectores y tambié~ _las t iradas de muchos libros, hay un
aproximadamente el 70% del mercado, pero hay variaciones incremento en la pres1on sobre el Estado para que introduzca
sustancial es en el tipo de material. En el sector educativo, se medidas de apoyo con el objeto de asegurar que las eleccio-
estima que el 90% de la demanda del mercado está en m anos nes de consumo no se extien dan solo a los productos de los
de los editores irlandeses, mientras que en el sector en general conglomerados transnacionales.
dominan los editores extranjeros, tomando más del 85% del En cambio, algunos títulos escritos en otros idiomas se pu-
mercado. Los editores irlandeses han aumentado el nivel de blicaron y se publican en Inglaterra y Estados Unidos, inclu-
actividad en el mercado nacional y ahora tienen aproximada- so en traducciones al inglés; nunca hubo mucho tráfico en el
mente un 14% del mercado. La edición de libros en idioma otro sentido con respecto al inglés, y los textos en esta lengua
irlandés constituye un pequeño nicho con aproximadamente afirmaron su actual hegemonía mundial (incluyendo a China,
100 títulos nuevos que se publican cada año. La mayoría de como lo demuestra el gran número de estudiantes de inglés y
los títu los literarios irlandeses reciben ayuda financiera, ya sea de textos pirateados en inglés). La fuerza motriz detrás de la
del Bo rd na Leahhar Gaeilge !Consejo del Libro Gaélicoj o globalización del inglés no es, como lo fue en el caso del latín,
Je! Consejo de las Artes de Irlanda. E l ingreso total de los el duro poder militar romano y la conquista; ni puede ser ya el
editon.:s de lengua irlandesa se estima en menos de 2 millones poder económico - ciertamente no en el caso de Inglaterra y
de dólares, con aproximadamente un tercio de estos ingresos de manera decreciente en el caso de Estados Unidos-. Se trata
recaudados a través de subvenciones. Debido a las limitaciones del impacto de las industrias culturales de Estados Unidos y
en la demanda de publicaciones en lengua irlandesa, es difícil el Reino Unido, y (dada su íntima relación con la lengua es-
que el sector logre autosuficiencia económica, y cierto nivel crita) en particular, del mundo editorial. Sin embargo -y, por
de dependencia continua respecto de las agen cias públicas de supuesto, hay una peculiar ironía aquí-, la industria editorial
financiaci ó n parece ser inevitable (PWC, 1995). anglonorteamericana ya no está dominada -en términos de sus
Los países que no hablan inglés parecen estar protegi- principales actores, sus conglomerados globalizados- por due-
dos de b penetración internacional gracias a la barrera de ños de esos países. Random House es actualmente propiedad
la len gua, aunque algunos mercados, sobre todo el acadé- de Bertelsm ann , y otras empresas europeas, como Hachette,
mico y profesional, son más vulnerables que otros a las im- tienen grandes participaciones en el mundo editorial en inglés
portaciones en idioma inglés. El problema en estos países ~s Yotros medios. Estados Unidos ejerce una gran influencia cul-
cómo conciliar un pequeño m ercado basado en el lenguaJe tural, un "poder blando", pero debido a la pérdida de poder
con precios suficientemente bajos para estimular el consu- económico ya no posee n ecesariamente los vehículos a través
mo. El continuo apoyo financiero g ubernamental parece ser de los cuales ese poder blando está mediado.
244 / DA,·m F t N KELSTEIN v Ai.1sTAIR M cCLEERY EL F UTU RO IJF.L LIBRO ; 245
L:st·lldios de historia cid libro en c.:! último siglo . Se mostró El capítulo 4 examinó la autoría como . . .
. . d concepto y act1v1-
có111<> la historia libro ha pasado de las trad icion es del pa- dad en 1as tra d 1c1on es e Europa occidental s d.1 .
. · e scut1eron los
sado basadas en lo~ estudios bibliográ fi cos y textuales, a las conceptos me d1evales de autoría se trazaron ¡0 . ·
., ' -· s cam6tos en
preocupaciones actua les sobre contextos cu ltu rales y sociales. la func1on de autor con , el advenimiento de la 1·m prenta en
· e¡
' Ern1bién se ha b ló so bre cómo los intereses actua les de la his- siglo XV, y se. presento . un panorama de cambiantes estructu-
toria del libro están integr an do cada vez con m ás frecu encia ras econorn1cas y sociales que apoyan la actividad autora\ en
los estudios sobre autoría y lectura den tro <le los estudios de los tiempos modernos. La sección también cubrió brevemente
proclucc:ión textual, cuestion es que luego fueron recuperadas las interpretaciones del siglo XX acerca de las funciones <le
en los ca pítulos posteriores. los autores con e l objeto de dar una idea de los debates ac-
Fn el capítu lo 2 se exploraron los desafíos que marcaron el tuales sobre e l sujeto, y señaló que los nuevos paradigmas de
cambio el<.: lo oral a lo escrito en la cultura de Europa occiden- la actividad autora! y la redefin ición de lo que constituye )a
tal, ,m c.imliio que adoptó y superpuso los métodos y procesos "autoría" se predicen con la llegada de la tecnología digital en
de la crn111micaciún oral sobre los nuevos registros cul tura- el siglo XXI.
les. l•~I capítulo también c.:xam inc> cóm o un proceso similar de E l capítulo 5 observó los diferentes actores y agentes im-
aclopciún, acl;1ptaci6n y recon figu rnciém m arcó el paso desde la plicados en la circulación de la cultura impresa, y examinó
rnlt ura c.:scri ta a la impresa, cómo los críticos de la integración la for ma en que los avances industriales y tecnológicos en
cit.: la cultura oral a la escrita tuvieron que lidiar con la idea de la producción, difusió n y con sumo de textos e impresiones
que la difusi(m del conocim ic.:n to era igual a su "profanación", de Europa occiden tal fueron exportados, adoptados y adap-
y cc'irno tuvieron que c.:n frcntar los cambios en sus métodos tados en otros países. También llamó la atención sobre la
de procc.:sa llliento ele información. Por (rl timo, este capítu lo historia y la inserción de los diversos agentes culturales en el
aliorclú el uso de la escritura al servicio <le los intereses institu- negocio de la promoción de libros y la imprenta en la socie-
cion:11<.:s, políticos y del Esta<lo. dad contemporánea.
FI capítulo 3 continuó la exposición acerca <le la tra nsición En el capítulo 6 se definió la lectura como un acto individual
ele la cultura basada en el man uscrito a otra basada en lo im- ele interpretación en e l cual el lector crea significado a partir
preso . Se consideró el papel de la prensa como un agente ele ele un texto y, a la vez, como un a actividad social distintiva. Se
cambio durante la Reforma y el Renacimiento, y se describió trazó la historia de la lectura desde el primer desciframiento
e l desarrollo de las estructuras industriales para la selección, de información, pasando por el desplazamiento de la lccrura
producción y distribución ele los libros impresos. E l capítulo extensiva a intensiva durante el siglo XVIII, hasta llegar al pa-
aharcó los intentos de las estructuras de poder, el Estado Y pel clave de la lectura en la educación y el desarrollo personal
la Iglesia para controlar la difusión de la imprenta y sus pro- durante los siguientes 200 años. La naturaleza de la lectura se
ductos a través de licencias, restricciones legales y medidas examinó a la luz del modelo de Iser de la creación individual
fiscales. Se detalló la industrialización del libro, al igual que de significado (1980) y del de F ish, que pone el acento en la
la reducción de personal en la industria a fines del siglo XX ª "comunidad interpretativa" (1976).
m edida que se intensificó la competencia de ou·os medios de El capítulo 7 consideró el futuro del libro desde cuatro
comunicación . perspectivas inspiradas en la historia del libro: el efecto en el
250 / DA,·m FtNHLSTEt N v AL1sTAtR M cCLEERY CONCLUSIÓN/ 251
libro de la evolución de tecnologías nuevas Y existentes, y otras dades _q~e plantean la digitalización y las nuevas tecnologías
más nuevas y por descubrir; la creación de nuevas estructuras electror~1ca~,,Y los efectos ~omogeneizadores de las prácticas
de la industria en la que se encuentra la edición de libros, y los de pubhcac10n y venta de hbros de los consorcios transnacio-
efectos de estas estructuras en la diversidad, la elección y la nales que le cambian la cara a la industria.
cultura· la disminución en el número de lectores y la concomi- E~ ~turo de la historia del libro está, sin duda, ligado al des-
tante 1:ctura "intensa" de ese grupo reducido; y, por último, la cubnm1ento de respuestas a estas preguntas. A1 mismo tiem-
transformación del papel del Estado en la regulación del libro po, es importante reconocer que existen lagunas en el conoci-
para el apoyo de la publicación y la lectura. miento y la revisión de la historia de la cultura impresa. La más
Un tema importante que se desprende de nuestro estudio obvia para los que trabajan en contextos de Europa y América
es la creciente importancia en los estudios de historia del del Norte es que aún queda mucho por decir e investigar en el
libro, de la "mediación". Los historiadores contemporáneos terreno de la no eurocéntrica arena de la cultura impresa. Por
del libro y la cultura impresa se centran cada vez más en res- ejemplo, la historia de la elaboración del papel y la impresión
ponder preguntas surgidas de la función de mediación. Esas en el mundo islámico, y su influencia en la cultura occidental
preguntas incluyen: aún no se h a explorado en profundidad. D el mismo modo, los'
materiales no textuales son poco utilizados como recursos po-
•
¿Quiénes y qué actividades median en el complejo tenciales en la investigación de Ia cultura impresa. Las historias
camino tomado por los libros y los textos desde el orales y entrevistas, las películas y demás materiales visuales,
productor al consumidor? y otra documentación efímera, probablemente ofrezcan po-
• ¿Cuál es el lugar de las estratégicas alianzas culturales derosas fuentes con las que complementar y mejorar nuestra
y de los "campos literarios" en el modelado de la comprensión de los contextos sociales, culturales e históricos
promoción y recepción de textos particulares? de la cultura impresa y la producción y recepción del libro.
• ¿Quién desempeña un rol en ayudar a ciertos libros Otra cuestión en la que los historiadores del libro se centran
y autores a volverse elementos claves, mientras otros es en incluir el género, la clase, la raza, la migración y el lugar
durante la misma época no logran dejar una marca en de impresión en el mantenimiento y la construcción de identi-
términos culturales y económicos? dades sociales, culturales y nacionales. Como hemos señalado,
• ¿Cómo los avances tecnológicos se vuelven una parte la lectura y los hábitos de lectura son áreas de investigación de
"invisible" de las estructuras de comunicación social? las que surgen muchos trabajos nuevos, con estudios inéditos
• ¿Cuál es el papel que desempeñan los medios impresos que abarcan temas como el lugar de la lectura en la formación
masivos en la formación del discurso social? de las identidades individuales y comunales.
Es un momento emocionante para estar involucrado en el
Los estudios contemporáneos de la cultura impresa tam- estudio de la historia del libro. Se establecen nuevas conexio-
bién deben tener en cuenta (como se indica en el capítulo 7) nes en libros que han recibido premios como The lntel/ectual
cuestiones transnacionales y comparativas: los efectos que la Life of the British Working Classes [La vida intelectual de la clase
globalización de la industria del libro ha tenido tanto en té~- obrera británica] (2001 ), de J ona than Rose, y Forgotten Readers:
minos económicos y culturales como sociales; las oporcum- Recovering the Lost History ofAfrican American Literary Societies
252 / DAVID F1NKELSTEI N v AL1sTAIR M cCLEERY
caligrafía y las formas impresas de Benedict Anderson, para referirse rra cada una, en el orden correcto y Ejemplar
textos (bibliografía texrual). a la interacción entre un sistema )as colocaba en un soporte de ma-
Texto manuscrito original oficial
Biobibliografía de producción económica (capita- dera de la longitud de una línea (el
proporcionado por las autoridades
Terminología utilizada por Tho- lismo) y la tecnología de la comu- componedor), que sostenía con la
~iversitarias en los períodos pre-
mas Adams y icolas Barker en su nicación (imprenta) que crecían otra mano. A medida que las líneas 1mprenta, a partir del cual se hacían
influyente artículo de 1993 "A new cada vez más interrelacionados en se iban completando, se ubicaban, varias copias, o pecias, para uso de
model for the history of the book" los años que siguieron a la intro- de a una, en una bandeja para gale- los estudiantes.
[Un nuevo modelo para la historia ducción de la imprenta durante la ras antes de la siguiente etapa, que Escritura cuneiforme
del libro], al argumentar en favor década de 1450, "una etapa en el consistía en dividir la galera en pá- Sistema de escritura con símbolos
de un modelo para los estudios de camino hacia nuestra actual socie- ginas y y en dejar cada una de ellas, pictográficos, en forma de cuña
la historia del libro que enfatice los tal vez junto a bloques para ilustra- '
dad de consumo de masas y estan- creado con un lápiz o instrumento
procesos centrados en los textos, darización" (Febvre y Martin, 1976: ciones, en un marco listo para im- de escritura afilado, e impreso en
en lugar de hacerlo en los procesos 259-260). primir. Véase forma. tablillas de arcilla. En u so aproxi-
centrados en el circuito de la co- Circuito de la comunicación Cultura impresa madamente entre 3500 a. C. y 100
municación, propuesto una década Modelo para los estudios de la his- Forma alternativa de describir los a. C. en toda la Mesopotamia y el
antes por Robert Darnton. toria del libro propuesto a comien- estudios de historia del libro que cercano Oriente. El término de-
Campo literario zos de la década d e 1980 por Ro- hacen hincapié en la producción, riva de la palabra latina para cuña
Termino popularizado por el teó- bert Darnton, que hacía hincapié distribución, recepción , y las rela- (cuneus).
nco social francés Pierre Bourdieu, en un abordaje de la historia social ciones sociales de la cultura impre- Escritura jeroglífica
que se utiliza para indicar los ám- del estudio de los libros y la escritu- sa, enmarcadas en particular en el Temprana forma de comunicación
bitos sociales, intelectuales e ideo- ra, y centrado e n investigar el lugar contexto de los estudios de las es- escrita basada en pictogramas y
lógicos comunes que interconectan de los libros dentro de los procesos tructuras sociales de comunicación. símbolos pictográficos de uso co-
a los productores (editoriales, edi- de comunicación social. Distribución mún en Egipto desde alrededor del
tores y autores) y productos (libros, Códice El tipo concreto que se utilizaba año 3000 a. C.
pu blicaciones periódicas, obras li- Originalmente se refería a unas ta- en la impresión representaba una Escuela de los Annales
terarias). Se han presentado como bletas chatas para escribir, de madera inversión considerable para el im- Movimiento socio histórico con
campos que existen para perpetuar o marfil, encuadernadas para formar presor. Después de imprimir cada influencia francesa, desarrollado
determinadas jerarquías literarias, hojas o páginas como las de un libro; forma (véase m ás abajo), la tarea durante la década de 1950 y di-
fonalecer a los grupos culturales pero más tarde se utiliza para refe- del aprendiz era desmantelarla y rigido p or Robert Escarpit, H en-
dominantes o crear redes para el rirse a un volumen encuadernado distribuir los tipos de vuelta en su ri-J ean Martin, Lucien Febvre y
apoyo de determinados tipos de similar, con páginas de papel vitela. correspondiente lugar, en una caja otros, que enfatiza la aplicación de
producción cultural. Componedor tipográfico para tipos de donde los habían sa- métodos cuantitativos de la histo-
Capitalismo impreso Antes de la composición mecánica, cado y de donde el compositor los ria social para el estudio de la pro-
Termino utilizado en Comunidades el compositor seleccionaba con una volvería a tomar para una nueva ducción, transmisión y recepción
imaginadas, el influyente libro de mano las piezas del tipo, de una le- disposición. de textos.
256 / DAvm FtN KELSTEIN Y ALt sTAtR M c CLEERY
G LOSARIO / 257
Ascher, M. y Ascher, R. (1981): "El quipu como lenguaje visible" Bland, M. (2 O1O): A Guide to Early Printed Books and Manuscripts
en H. Lechtman y A.-M. Soldi (eds.), La, tecnowgía m el mundo' Oxford, Wiley-Blackwell. '
andino, México, Universidad Nacional Autónoma, pp. 407-431. Bloom, H. (1996): The Western Canon, Londres, Macmillan.
Assmann,J. (1994): "Ancient Egypt and the materiality of the [Hay versión en castellano: El canon occidental, Barcelona,
sign", en H. U . Gumbrecht y K. L. Pfeiffer (eds.), Ma- Anagrama, 1997 .]
terialities of Communication, Stanford, Stanford University -(2001): How to Read and Why, Londres, Fourth Estate. (Hay
Press, pp. 15-30. versión en castellano: Cómo leer y por qué, Barcelona, Anagra-
Bagdikian, B. H. (2000): The Media Monopoly, Boston, Beacon ma, 2005.]
Press, 6º edición. BML (Book Marketing Ltd.) (2000): Reading the Situation: Book
Barnard,J. y McKenzie, D. F. (eds.) (2002): The Cambridge Histary Reading, Buying and Borrowing Habits in Britain, Londres,
ofthe Book in Bri"tain, vol. 4, Cambridge, Cambridge University BML.
Press, pp. 1557-1695. Bolter,J. D . (1991): Writing Space: The Computer; Hypertext, and
Barnes,J. J . y Barnes, P B. (1984): "Thomas Aspinwall: First tran- the History of Writing, Hillsdale, Erlbaum Associates.
satlantic literary agent'', en The Papers of the Bibliographical So- Bonham-Carter, V. (1978): Authors by Profession, vol. 1, Londres,
ciety ofAmerica, vol. 78, nº 321-332 . Society of Authors.
Baron, D. (2009): A Better Pencil: Readers, Writers and the Digi"tal - (1982): Authors by Profession, vol. 2, Londres, Society of Au-
Revolution, Oxford, Oxford U niversity Press. thors.
Barthes, R. (1977): lmage, Music, Text, Londres, Fontana Press. Bourdieu, P. (1993): "Field of power, literary field and habitus",
[Hay versión en castellano: "La muerte del autor", en El su- en R.Johnson (ed.), The Field of Cultural Production: Ersays on
surro del lenguaje. Más allá de la palabra y la escritura, Barcelona, Art and Literature, Nueva York, Columbia University Press,
Paidós, 1987.] pp. 2 7-7 3. [Hay versión en castellano: "Campo de poder,
Bayly, C. A. (1996): Empire and lnforma,tion: lntelligmce Gathe- campo intelectual y habitus de clase", en Campo de poder, cam-
ring and Social Communication in India 1780-1870, Cambridge, po intelectual, Buenos Aires, Montresor, 2002, pp. 97-118.]
Cambridge University Press. Bowers, F. (1950a): "Current theories of copy-text, with an illustra-
Belich, J. (1996): Making Peoples: A History of the New Zealanders, tion from Dryden", en Modero Phiwwgy, vol. LXVIII, P~· 19-36.
Londres, Allen Lane, Penguin. - (1950b): Principies of Bibliographical Description, Pnnceton,
Bell, B. (ed.) (2007): The Edinburgh H istory of the Book in Scot- Princeton University Press.
land, vol. 3: Ambition and lndustry 1800-1880, Edimburgo, Brack, O. M.,Jr. y Barnes, W. (eds.) (1969): Bibliograpby nndTex-
Edinburgh University Press. tual Criticism: English andAmerican Literature, 1700 to the Pre-
Benson, L. D. (ed.) (1988): The Riverside Chaucer, Oxford, Oxford smt, Chicago y Londres, Chicago University P~ess.
University Press. Brake, L., Bell, B. y Finkelstein, D. (eds.) (2_0~0): N~netemth-~::
Biriotti, M. y Miller, N . (eds.) (1993): What Is an Author?, Man- tury Media and the Construction ofldmtt.ttes, Basmgstoke,
chester, Manchester University Press. grave Macmillan. .
Birkerts, S. (1996): The Gutenberg Elegies: The State ofReading in an Brands H.W. (2000): The FirstAmerican:The LifeandTmiesofBen-
ElectronicAge, Londres, Faber & Faber. ' Franklin, Nueva York, Bantam Dell Publi5hing Group·
jarnin
262 / DAVID F1NKELSTEIN v AL1sTAIR McCLEERY
BIBLIOGRAFÍA ¡ 263
Brewer, J. (1997): The Pleasures ofthe lmagination: English Culture _ (2003): "Lire, écrire et mémoriser les Saintes Écritures" en
in the Eighteenth Centmy, Londres, HarperCollins. C. Jacob (ed.), Des Alexandries 11: Les métamorphoses du 'lec-
Brewer,J. y McCalman, l. (1999): "Publishing", en l. McCalman teur, París, Bibliotheque Nationale de France, pp. 87-102 .
(ed.), An Oxford Companion to the Romantic Age: British Cul- Cavallo, G . y Chartier, R. (eds.) (1999): A History of Reading
ture 1776-1832, Oxford, Oxford University Press, pp.197- in the West, Cambridge, Polity Press, trad. de L. G. Co-
206. chrane.
Briggs, A. y Burke, P. (2002): A Social History of the Media, from Cave, R. (1986): Printing and the Book Trade in the West lndies,
Gutenberg to the Internet, Londres, Polity Press. Londres, Pindar.
Brooks, D . (2000): "From Playhouse to Printing House: Cave, R. y Coleridge, K. (1985): "For Gospel and wool tra-
Drama and Authorship in Early Modern England", en de: Early printing in New Zealand", en Printing History,
Cambridge Studies in Renaissance Literature and Culture, 36, vol. 7, nº 1, pp. 15-27.
Cambridge, Cambridge University Press. Chakava, H. (2001): "The origins and development of publi-
Brouillette, S. (2007): Postcolonial Writers in the Global Literary shing systems in English speaking Africa: In search of an
Marketplace, Basingstoke, Palgrave Macmillan. independent model", en J. Michon y ].-Y. Mollier (eds.)
Brown, C. J. (1995): Poets, Patrons, and Printers: Crisis of Au- (2001): Les Mutations du livre et de l'édition dans le monde
thority in Late Medieval France, lthaca, Cornell University du XVllle siecle a l'an 2000, L'Harmattan: Les Presses de
Press. l'Université Laval, pp. 339-349.
Brown, S. y McDougall, W. (eds.) (2011): The Edinburgh His- Chartier, R. (1981): "L'ancien régime typographique: ré-
tory of the Book in Scotland, vol. 2: Enlightenment and Expan- flexions sur quelques travaux récents", en Annales E.S. C.,
sion, 1707-1800, Edimburgo, Edinburgh University Press. vol. 36, pp. 191-209.
Burrow,J. (1976): "The Medieval Compendium", en Times Li- - (1987): The Cultural Uses of Print in Early Modern Euro-
terary Supplement, 21 de mayo, p. 615 . pe, Princeton, Princeton University Press, trad. de L. G.
Canfora, L. (1989): The Vanished Library, Londres, Hutchin- Cochrane.
son, trad. de M. Ryle. - (ed.) (1989a): The Culture of Print, Oxford, Polity Press.
Casper, S. E., Groves,J. D., Nissenbaum, S. W. y Winship, M. - (1989b): "The practica! impact of writing", en R. Chartier
(eds.) (2007): A History of the Book in America, vol. 3: The In- (ed.), A History ofPrivate Life 111: Passions of the Renaissance,
dustrial Book, 1840-1880, Chapel Hill, University ofNorth Cambridge, Harvard University Press. . . .
Carolina Press. - (1994): The Order of Books: Readers, Authors, and Ltbranes m
Castells, M. (1996): The Rise of the Network Society, Oxford, Europe between the Fourteenth and Eighteenth Centuries, Stan-
Blackwell. [Hay versión en castellano: La sociedad red. Una ford, Stanford University Press, trad. de L. G . Cochrane.
visión global, Madrid, Alianza, 2006.] - (ed.) (1995): Histoires de la lecture: Un hilan des recherches,
Cavallo, G . (1999): "Between Volumen and Codex: Reading París, IMEC. [Hay versión en castellano: Historia de la lec-
in the Roman world", en G . Cavallo y R. Chartier (eds.), A tura en el mundo occidental, Madrid, Taurus, 1998.]
1-listory of Reading in the West, Cambridge, Polity Press, PP· - (1997a): "The end of the reign of the book", en SubStance,
64-89, trad. de L. G . Cochrane. vol. 82, pp. 9-11.
264 / DAVID F1NKE.LSTEIN v AL1sTAIR McCLEERY BIBLIOGRAFÍA / 265
- (1997b): On the Edge ofthe Clijf: His:ory, _Language, and Prac- Docherty, T. (2003): "On reading", en Critica/ Quarterly, vol.
. Ba1t1mor
. e , Johns Hopkins Umvers1ty Press, trad. de L. 45, nº 3, pp. 6-19.
tices, Duguid, P. (1996): "Material matters: The past and futu-
G . Cochrane. . .
1993): Litermy Publishing mAmenca, 1790-1850, rology of the book", en G. Nunberg (ed.), The Future
Charvat, W. ( U . . p of the Book, Berkeley, University of California Press, pp.
·
U ruvers1·ry Park, Pennsylvania State mvers1ty
.. ress.
Christin, A.-M. (ed.) (2001): A History _of Writmg: From Hiero- 63-101.
glyph to Multimedia, París, Flammanon. Eggert, P. (2003): "Robbery under arms: The colonial market,
eope1and, R., Lawton, D. y Scase, W (eds.) (1999): New Me- imperial publishers, and the demise of the three-decker no-
vel", en Book History, vol. 6, pp. 127- 147.
dieval Literatures 3, Oxford, Clarendon Press.
Crone, R. y Towheed, S. (eds.) (201_1): The_ History of Reading, Eisenstein, E. (1979): The Printing Press asan Agent of Change:
vol. 3: Methods, Strategies, Tactzcs, Basmgstoke, Pal grave Communications and Cultural Transformations in Early-Mo-
Macmillan. dern Europe, vols. 1 y 2, Cambridge, Cambridge University
Damton, R. (1982a): The Literary Underground of the O/d Regi- Press. [Hay versión en castellano: La imprenta como agente de
me, Cambridge, Harvard University Press. cambio. Comunicación y transformaciones culturales en la Europa
- (1982b): "What is the history of books?", en Daedalus, pp. moderna temprana, México, FCE, 2010.]
65-83 . - (1983): The Printing Revolution in Early Modern Europe,
- (1990): "First steps toward a history of reading", en The kiss Cambridge, Cambridge University Press.
ofLamourette, Londres, Faber and Faber, pp. 154-190. ~ay - (2002a): "AHR Forum: An unacknowledged revolution re-
versión en castellano: El beso de Lamourette, Buenos Aires, visited", en American Historical Review, vol. 107, nº 1 (febre-
FCE, 2010.] ro), pp. 87-105.
- (1996): The Forbidden Best-Sellers of Pre-Revolutionary Fran- - (20026): "AHR Forum: Reply", en American Historical Re-
ce, Nueva York, Norton. [Hay versión en castellano: Los view, vol. 107, nº 1 (febrero), pp. 126-128.
best-sellers prohibidos en Francia antes de la revolución, Bue- Eliot, S. y Rose, J. (eds.) (2009): A Companion to the History of
nos Aires, FCE, 2008.] the Book, Oxford, Wiley-Blackwell.
- (2001): "Literary surveillance in the British Raj: The con- Engelsing, R. (1974): Der Bürger als Leser: Lesergeschichte in
tradictions of liberal imperialism", en Book History, vol. 4, Deutschland, 1500-1800, Stuttgart, Metzler.
pp. 133-176. Escarpit, R. (1966): The Book Revo/ution, Londres y París,
- (2003): "The heresies of bibliography", Nueva York Review George G . Harrap & Co. y Unesco.
ofBooks, vol. 50, nº 9, pp. 43-45. - (1971 ): The Sociology ofLiterature, Londres, Cass, trad. de E.
Davidson, C. (ed.) (1989): Reading in America: Literature Pick. [Hay versión en castellano: Sociología de la literatura,
and Social History, Baltimore, Johns Hopkins University Buenos Aires, Los libros del Mirasol, 1962.]
Press. Ezell, M .J. M. ( 1999): Socia/Authorship and the Advent ofPrint,
Davis, N. Z. (1983): "Beyond the market: Books as gifts in s~- Baltimore,Johns Hopkins University Press.
teenth-century France", en Transactions of the Raya/ Histort- Feather, J. (1988): A History of Bn'tish Publishing, Londres,
cal Society, vol. 33, pp. 69-88. CroomHelm.
266 / DAvrn F1NKELSTEIN y AL1sTAIR M cCL EERY BrnuoGRAFÍA / 267
Febvre, L . y Martin, H .-J. (1958): L'Apparition du livre, París, "What is an author?", en D. F. Bouchard (ed.) (l 9 77 ) Lan-
Albin Michel. [Hay versión en castellano: La aparición del <111.age, Counter-memory, Practice. : Ithaca , Cornell u rnvers1ty
6·-
·' ·
libro, Barcelona, FCE, 2005.] Press, pp. 113-13. 8. [Hay vers1on en castellano·. e.Que, es un
- (1976): The Coming of the Book: The lmpact ofPrinting, 1450- autor?, Buenos Aires, Cuenco de Plata, 2010.]
1800, Londres, Verso, trad. de D . Gerard. [Hay versión en -(1984): The Foucault R~ader, Ithaca, Cornell University Press.
castellano: La aparición del libro, Barcelona, FCE, 2005 .] Fox,A. (2000): Oral and Ltterature Culture in England, 1500-1 700
Feltes, N . N . (1986): Modes of Production of Victorian Novels, Oxford, Oxford University Press. '
Chicago, University of Chicago Press. Fraser, R. (2008): Book History through Postcolonial Eyes: Rewriting
_ (1993): Literary Capital and the Late Victorian Novel, Madi- the Script, Londres, Routledge.
son, University ofWisconsin Press. Fraser, R. y M. Hammond (eds.) (2008): Books Without Borders,
Finkelstein, D. (2002): The House ofBlackwood: Author-Publisher vol. 1: The Cross-National Dimension in Print Culture, Basings-
Relations in the Victorian Era, University Parle, Pennsylvania toke, Palgrave Macmillan.
State University Press. Fritschner, L. M. (1980): "Publishers' readers, publishers, and
Finkelstein, D. y McCleery, A. (eds.) (2006): The Book History their authors", en Publishing History, vol. 7, pp. 45-100.
Reader, Londres, Routledge, 2º edición. Fyfe, A. (2 012): Steam-Powered Knowledge: William Chambers and
- (eds.) (2007): The Edinburgh History of the Book in Scotland, the Business of Publishing 1820-1860, Chicago, University of
vol. 4: Professionalism and Diversity, 1880-2000, Edimburgo, Chicago Press.
Edinburgh University Press. Gimeson, R. (ed.) (2011): The Cambridge History of the Book in
Finkelstein, D. y Peers, D. (2000a): "'A great system of circula- Britain, vol. 1: c. 400-1100, Cambridge, Cambridge Univer-
tion': Introducing India into the nineteenth-century media", sity Press.
en D. Finkelstein y D. Peers (eds.), Negotiating India in the Girdiner, J. (2000): "Recuperating the author: Consuming fic-
Nineteenth-Century Media, Basingstoke, Macmillan, pp. 1-23. tions in the 1990s", en Papers of the Bibliographical Society of
- (eds.) (2000b): Negotiating India in the Nineteenth-Century America, vol. 94, nº 2, pp. 255-274.
Media, Basingstoke, Macmillan. Gedin, P. (1982): Literature in the Marketplace, Londres, Faber &
Fischer, S. R. (2 003): A History of Reading, Londres, Reaktion Faber, trad. de G . Bisset.
Books. Gekoski, R. (2004): Tolkiens Gown and Other Stories ofGreatAu-
Fish, S. (1976): "Is there a text in this class?", en Critica/ En- thors and Rare Books, Londres, Constable.
quhy, vol. 2, nº 3, pp. 465-486. . Genette, G . (1997): Paratexts: Thresholds of lnterpretation, Cam-
Fleming, P. L., Gallichan, G . y Lamonde, Y. (eds.) (2004): Hts- bridge, Cambridge University Press, trad. de J. E. Lewin.
tory ofthe Book in Canada, vol. 1: Beginnings to 1840, Toronto, [Hay versión en castellano: Umbrales, Buenos Aires, Siglo
University ofToronto Press. XXI, 2001.]
Flint, K. (1993): The Woman Reader, 1837-1914, Oxford, Oxford Gerson, C . y Michon,J. (eds.) (2007): History ofthe Book in Gana-
University Press. da, vol. 3: 1918-1980, Toronto, University ofToronto Press.
Foucault, M . (1969): "Qu'est-ce qu'un auteur?", en Bultetin de Ghosh,A. (2003): "An uncertain 'conúng of the book': Early print
la Société franfaise de Philosophie, vol. 63, nº 3, PP· 73-104; culture in colonial India", en Book History, vol. 6, pp. 23-56.
268 / D,wm FINKELSTEIN Y AusTAIR McCLEERY BIBLIOGRAFÍA/ 269
Hellinga, L. yTrapp,J. B. (eds.) (1999): The Ca~dge History of Johnson-Woods, T. (2000): "The virtual reading communi-
the Book in Britain, vol. 3, 1400-1557, Cambridge, Cambridge ties of the LondonJoumal, the Nueva York Ledger d th
. J l" an
Austral ian ourna , en L. Brake, B· Bel] y D. F'mke¡stem ·e
University Press.
Hepburn, J. (1968): The Authar's Empty Purse and the Rise of the (eds.), Ni~eteenth-Century Media and the Construction ofJden-
Literary Agent, Londres, Nueva York y Toronto, Oxford Uni- tities, Basmgstoke, Palgrave Macmillan, pp. 350-362 .
versity Press. Jordan, J. O . Y Patten, R. L. (eds.) (1995): Literature in the
Herman, E. S. y McChesney, R. W. (1997): The Global Media, Mar~etplace: ~ineteenth-C~ntury British Publishing and
Londres, Cassell. Readmg Practtces, Cambridge, Cambridge University
Hobbes, R. G. (1851): "Calcutta", en Bentley's Miscellany, vol. Press.
30, pp. 361-368. Joseph, M. (1925): The Commercial Side of Literature, Lon-
Howsam, L. (1991): Cheap Bibles: Nineteenth-Century Publi- dres, Hutchinson & Co.
shing and the British and Foreign Bible Society, Cambridge, Joshi, P. (2002): In another Country: Colonialism, Culture, and
Cambridge University Press. the Development of the English Novel in India, Nueva York,
- (2006): O/d Books and New Histories: An Orientation to Studies in Columbia University Press.
Book and Print Culture, Toronto, University ofToronto Press. Justice, G . L. y Tinker, N . (eds.) (2002): Women's Writing and
Hunt, P. (2001): Children's Literatu1·e, Oxford, Blackwell. the Circulation of Ideas: Manuscript Publication in Engiand,
lnnis, H. y Watson, A. J. (2007): Empire and Communications, 1550-1800, Cambridge, Cambridge University Press.
Toronto, Dundum Press. Kaestle, C . F. y Radway, J. (eds.) (2009): A History of the Book
Isaacson, W. (2003): Benjamín Franklin: AnAmerican Life, Nue- in America, vol. 4: Print in Motion: The Expansion of Publi-
va York, Simon & Schuster. shing and Reading in the United States, 1880-1940, Chapel
Iser, W. (1980): "Interaction between text and reader", en S. K. Hill, University of North Carolina Press.
Suleiman e I. Crosman (eds.), The Reader in the Text: Essays Keating, P. ( 1991 ): The Hazmted Study: A Social History of the
onAudience and Interpretation, Princeton, Princeton Univer- English Novel 1875-1914, Londres, Fontana Press.
sity Press, pp. 106-119. Ker, N . R. (1960): English Manuscripts in the Century after the
Jackson, H. J. (2001): Marginalia: Readers Writing in Books, Norman Conquest, Oxford, Clarendon Press.
Nueva Haven, Yale University Press. Kernan, A. (1987): Printing Technology, Letters and Samuei
Jacob, C. (ed.) (2003): Des Alexandries 11: Les métamorphoses du Johnson, Princeton, Princeton University Press.
lecteur, París, Bibliotheque Nationale de France. Kirsop, W (2001 ): "From colonialism to the multinationals: The
Johanson, G. (2000): Colonial Editions in Australia, 1842-1972, fragile growth of Australian publishing and its contribution
Wellington, Elibank Press. to the global Anglophone reading community", en]. Michon
Johns, A. (1998): The Nature ofthe Book: Print and Knowledge in YJ.-Y. M ollier (eds.), Les Mutations du livre et de l'édition dans
the Making, Chicago, University of Chicago Press. le monde du XV/lle siecle al'an 2000, París, L'Harmattan: Les
- (2002): "AHR Forum: An unacknowledged revolution revi- Presses de l'Université Laval, pp. 324-329.
sited", en American Historical Review, vol. 107, nº 1 (febrero), Knowles, D . (1950): The Religious Orders in England, vols. 1 y
pp. 106-125. 2, Cambridge, C ambridge University Press.
272 / DAVID F1NKELSTEIN y AL1sTAIR McCLEERY BJBLJOGRAFfA / 273
McGann, J. (1991): The Textual Condition, Princeton, Princeton Meier, W. A. ,, J. (1998): "Media
. .y Trappel, . concentration and
University Press. th e pu611c mterest , en D. McQuail y K. Si une (eds.), Media
McHenry, E. (2002): Forgotten Readers: Recovering the Lost His- Policy, Londres, Sage, pp. 38-59.
tory of African Amet-ican Literary Societies, Durham, Duke Michon,J. y Mollier,J.-Y. (eds.) (2001): Les Mutations du Hure et de
University Press. l'edition dans le monde du XVIlle siecle al'an 2000, París, L:Har-
McKenzie, D . F. (1969): "Printers of the mind: Sorne notes mattan: Les Presses de l'Université Laval.
on bibliographical theories and printing-house practices", Miller, M.C. (1997): "The publishing industry'', en P. Aufderhei-
en Studies in Bibliography: Papers ofthe Bibliographical Society de et al. (eds.), Conglmnerates and the Media, Nueva York, The
of the University of Virginia, vol. 22, pp. 1-7 5. New Press, pp. 107-134.
- (1981): "Typography and meaning: The case of William Milner, A. (1996): Literature, Culture and Society, Londres, UCL
Congreve", en P. McDonald y M . F. Suarez (eds.) (2002): Press.
Making Meaning: "Printers of the Mind" and Other Essays, Minelli, L. (ed.) (1992): I regni preincaici e il monclo inca, Milán,
Amherst, University of Massachusetts Press, pp. 198-236. Jaca Books.
- (1984): "The sociology of a text: Orality, literacy and print in Minnis, A (1988): Medieval Theory ofAuthorship: Scholastic Literary
early New Zealand", en The Library, vol. 6, nº 4, pp. 333-365. Attitudes in the Later Middle Ages, Aldershot, The Scolar Press.
- (1986): The Panizzi Lectures, 198 5: Bibliography and the So- Mitchell, W. (1995): City of Bits: Space, Place, and the Infobahn,
ciology ofTexts, Londres, British Library. Cambridge, MIT Press.
- (2002): "What's past is prologue"; en P. McDonald y M . F. Modiano, R., Searle, L. F. y Shillingsburg, P. (eds.) (2004): Voice,
Suarez (eds.), Making Meaning: "Printers of the Mind" and Text, Hypertext: Emerging Practices in Textual Studies, Seattle y
Other Essays, Amherst, University of Massachusetts Press, Londres, University ofWashington Press.
pp. 259-275 . Mole, T. (2003): "Byron's 'Ocle to the Framers of the Frame Bill':
McKerrow, R. B. (1927): An Introduction to Bibliography far The embarrassment of industrial culture", en Keats-Shelley
Literary Students, Oxford, Clarendon Press. Journal, vol. 52, pp. 111-129.
McKitterick, D. (2003): Print, Manuscript and the Search far Or- Monaghan, E.J. (1989): "Literacy instruction and gender in Co-
der, 1450-1830, Cambridge, Cambridge University Press. lonial New England", en C. Davidson (ed.), Reading inAme-
-(ed.) (2009): The Cambridge History ofthe Book in Britain, vol. rica: Literature and Social History, Baltimore, Johns Hopkins
6: 1830-1914, Cambridge, Cambridge University Press. University Press, pp. 53-80.
McLuhan, M. (1962): The Gutenberg Galaxy: The Making of Morgan, E. S. (2002): Benjamin Franklin, New Haven, Yale Uni-
Typographic Man, Toronto, University of Toronto Press. versity Press.
[Hay versión en castellano: La galaxia Gutenberg. Génesis del Morgan, N . y Thompson, R.M. (eds.) (2008): The Cambridge
homo typographicus, Madrid, Aguilar, 1969.] History of the Book in Britain, vol. 2: 1100-1400, Cambridge,
- (1964): Understanding Media: The Extensions of Man, Nueva Cambridge University Press.
York, McGrawHill; Cambridge, MIT Press, 1994. [Hay Motte, D . de la y Przyblyski,J. M. (eds.) (1999): Making the News:
versión en castellano: Comprender los medios de comunicación. Modernity and the Mass Press in Nineteenth-Century France,
La extension del ser humano, Barcelona, Paidós, 1996.] Amherst, University of Massachusetts Press.
276 / DAVID F1NK.ELSTEIN v AL1sTAIR McCLEERY tl!BLIOGRAFÍA / 277
Mueller-Vollmer, K (ed.) (1985): The Henneneutics Reader: Texts From Hieroglyph to Multimedia, París, Flamrnarion .
of the Gennan Tmdition from the Enlightenment to the Present, 197-202 . 'pp
Nueva York, Continuum. On~, W. J. ([1982] 2002): Orality and Literacy: The Technologi-
Müller, J .-D. (1994): "The body of the book: The media tran- zmg of the Word, Londres, Methuen. [Hay versión en cas-
sition from manuscript to print", en H. U . Gumbrecht y K. tellano: Oralidad y escritura. Tecnología de la palabra, Buenos
L. Pfeiffer (eds.), Materialities of Communication. Stanford, Aires, FCE, 2006.]
Stanford University Press. Parkes, M . B. (1999): "Reading, copying and interpreting a
Munns, J . (ed.) (1993): A Cultural Studies Reader, Londres, text in the Early Middle Ages", en G . Cavallo y R. Chartier
Longman. (eds.), A History of Reading in the West, Cambridge, Polity
Murphy, J. (ed.) (2011): The Oxford History of the lrish Book, Press, pp. 90-102, trad. de L. G . Cochrane.
vol. 4: The lrish Book in English, 1800-1891, Oxford, Oxford Pollard, A. W. (1909): Shakespeare's Folios and Quartos, Londres,
University Press. Methuen.
Nagy, G . (2003): "Lire la poésie grecque a haute voix", en C . Poster, M. (2001): What's the Matterwith the Internet?, Londres
Jacob (ed.), Des Alexandries 11: Les métamorphoses du lecteur, y Minneapolis, University of Minneapolis Press.
París, Bibliotheque Nationale de France, pp. 131-144. Price, L . (2000): The Anthology and the Rise of the Novel: From
NEA (Nacional Endowrnent for the Arts) (2004): Reading at Risk: Richardson to George Eliot, Cambridge, Cambridge Univer-
A Survey ofLitemry Reading i1l America, Washington, NEA. sity Press.
Nile, R. y D . Walker (2001): "The 'paternoster row machine' - (2002): "The tangible page", en London Review of Books, 31
and the Australian book trade, 1890-1945", en M. Lyons y de octubre, pp. 36-39.
J.Arnold (eds.),A History ofthe Book in Australia, 1891-1945: - (2004): "Reading: The state of the discipline", Book History,
A National Culture in a Colonised Market, St. Lucia, Queens- vol. 7, pp. 303-320.
land, University of Queensland Press, pp. 3-18. PWC (PriceWaterhouseCoopers) (1995): The Strategic Futu-
Noegel, S. B. (2004): "Text, script and media: New observa- re of the lrish Publishing Industry, Dublín, Coopers and Ly-
tions on scribal activity in the Ancient Near East", en R. brand.
Modiano, L. F. Searle y P. Shillingsburg (eds.), Voice, Text, Radicati de Primeglio, C . (1992): "L'interpretazione del qui-
Hypertext: Emerging Practices in Textual Studies, Seattle y pu", en L. Minelli (ed.), I regni preincaici e il mondo inca, Mi-
Londres, University ofWashington Press, pp. 133-143 . lán, Jaca Books, pp. 190-192.
Nord, D . P., Rubin,J. S. y Schudson, M. (eds.) (2009): A His- Radway,J. (1984): Reading the Romance: Women, Patriarchy, and Popu-
tory of the Book in America, vol. 5: The Enduring Book: Print /a,r Literature, Chapel Hill, University ofNorth Carolina Press.
Culture in Postwar America, Chapel Hill, University of - (1996): "Books and reading in the age of mass production",
North Carolina Press. en The Adams Helms Lecture 1996, Estocolmo, The Swedish
Norton, D . F. y Norton, M. J. (1996): David Hume Library, Publishers' Association and the Stockholm University Library.
Edimburgo, Nacional Library of Scotland. - ( 1997): A Feeling for Books: The Book-ofthe-Month ~lub, _Lite-
Olivier, J.-P. (2001): "Aegean scripts of the second millen- rary Taste, and Middle Class Desire, Chapel Hill, Umversity of
nium BCE", en A.-M. Christin (ed.), A History of Writing: North Carolina Press.
278 / DAVID F1NKELSTEI N v AL1sTAIR M cCLEERY BrnuoGRAFL\ / 279
Reed, D . (1997): The Rise of the Popular Magazine in Britain Secor?,J. A. (20?0): Victorian Sensation.: The Extraordinary PubLi-
and the United States, 1880-1960, Toronto, University of catton, Receptwn, and SecretAuthorsh1p of Vestiges of the Natural
Toronto Press. History of Creation, C hicago, University of Chicago Press.
Rose, J. (1992): "Re-reading the English Common Reader: A Sheahan-Bright, R. y Munro, C. (eds.) (2006): A History of the
preface to a history of audiences", en Journal of the History Book inAustralia, vol. 3: Paper Empires, Queensland, Univer-
of Ideas, vol. 53, pp. 47-70. sity of Queensland Press.
- (2001 ): The lntellectual Life of the British Working Classes, Sheehan, D. (1952): This Was Publishing, Bloomington, Indiana
New Haven, Yale University Press. University Press.
Rose, M . (1993): Authors and Owners: The lnvention of Copyri- St Clair, W (2004): Th e Reading Nation in the Romantic Period,
ght, Cambridge, H arvard University Press. Cambridge, Cambridge University Press.
Ross, T. (1992): "Copy1·ight and the invention of tradition", en Suarez, M.F. yTurner, M. L. (eds.) (2009): The Cambridge His-
Eighteenth-Century Studies, vol. 26, pp. 1-2 7. tory ofthe Book in Britain, vol. 5: 1695- 1830, Cambridge,
Rubin,J. S. (2003): "What is the history of the history ofbooks?", Cambridge University Press.
en The]ournal ofAmerican History, vol. 90, nº 2, pp. 555-575 . Suarez, M .F. y Woudhuysen, H . R. (eds.) (2010): The Oxford
Saenger, P. (1999): "Reading in the La ter Middle Ages", en Companion to the Book, 2 vols., Oxford, Oxford University
G. Cavallo y R. Chartier (eds.), A History of Reading in the Press.
West, Cambridge, Polity Press, pp. 120-148, trad. de L. G . Sutherland, J. (1976): Victorian Novelists and Publishers, Lon-
Cochrane. dres, Athlone Press.
Schiffrin,A. (200 1): The Business ofBooks: How the International - (1988): "Publishing history: A hole at the centre of literary
Conglomerates Took Over Publishing and Changed the Way We sociology", en Critica/ Enquiry, vol. 13, nº 3, pp. 574-589.
Read, Londres, Verso. Tanselle, G . T. (1979): Selected Studies in Bibliography, Char-
Schleiermacher, F. D. E. (1985): "General hermeneutics", en lottesville, University Press ofVirginia.
K. Mueller-Vollmer (ed.), The Hermeneutics Reader: Texts of - (1991): "Textual criticism and literary sociology", en Studies
the Gennan Tradition from the Enlightenment to the Present, in Bibliography, vol. 44, pp. 83-143 .
Nueva York, Continuum, pp. 72-97. Taylor, A. (1999): "Authors, scribes, patrons and books", en J.
Schlink, B. (1997): The Reader, Londres, Phoenix House, trad. Wogan-Browne, N . Watson, A. Taylor y R. Evans (eds.), The
de Ca rol Brown Janeway. [Hay versión en castellano: El lec- Idea of the Vernacular: An Anthology ofMiddle English Litermy
tor, Barcelona, Anagrama, 200 3.] Theory 12 80-1520, Exeter, U niversity of Exeter Press.
Schmandt-Besserat, D. (1982a): "The emergence of recor- Thomas, M. (1976): "i\tlanuscripts", en L. Febvre y H .-J. Mar-
ding", en AmericanAnthropologist, vol. 84, pp. 871-878. tin (eds.), The Coming of the Book: The Impact of Printing,
- (1982b): "How writing carne about", en Zeitschrift fur Pa- 1450-1800, Londres, Verso, trad. de D . Gerard de L'Appari-
pyrologie und Epigraphik, vol. 4 7, pp. 1-5. tion du livre.
Schneirov, M. (1994): The Dream ofa New Social Order: Popular Thompson, J. B. (20 10): Merchants of Culture: The Publishing
Magazines in America, 1893-1914, Nueva York, Columbia Business in the Twent,y-First Century, Cambridge, Polity
University Press. Press.
280 / DAV ID F1NKELSTEIN v AusTAIR M cCLEERY BIBLIOG RAFÍA / 28 1
Tompkins, J. (2001): "Masterpiece Theate~: The _politics of - (1966): Culture and Society 1780-1950, Londres, Pelican
Hawthome's literary reputation", en D. Fmkelstem y A. Mc- Books. [Hay versión en castellano: Cultura y sociedad, Bue-
Cleery (eds.), Tbe Book History Reader, Londres, Routledge, nos Aires, Nueva Visión, 2001.]
pp. 250-258. . Win:hip, ~- (1993_): "Afterword", en W. Charvat, Literary Pu-
Towheed, S., Crone, R. y Halsey, K (eds.) (2010): The History of bltshmg znAmerzca, 1790-1850, University Park, Pennsylva-
Reading, Londres, Routledge. . nia State University Press, pp. 91-102 .
Towheed, S. y Owens, W. R. (eds.) (2011): The History of Rea- Wirtén, E. H. (1998): Global Infatuation: Explorations in Transrza-
ding, vol. 1: Inteniational Perspectives, c. 1500-1990, Basings- tional Publishing and Texts, Uppsala, Literature Department
toke Palgrave Macmillan. University of Uppsala. '
J.
Traue, E. (1997): "But why Mulgan, Marris and Schroder? - (2003): No Tresp°:sing: Authorship, Intellectual Property Rights,
The mutation of the local newspaper in New Zealand's co- and the Boundarzes of Globalisation, Toronto, University of
lonial print culture", en Bibliographical Society ofAustralia and Toronto Press.
New Zeala11d Bulletin, vol. 21, nº 2, pp. 107-115. Wittmann, R. (1999): "Was there a reading revolution at the
- (2001): "The two Histories of the book in New Zealand", e?d of the eighteenth century?", en G . Cavallo y R. Char-
en Bibliogra,phical Society ofAustralia and New Zealand Bulletin, tier (eds.), A History ofReading in the West, Cambridge, Poli-
vol. 25, nº 1, pp. 8-16. ty Press, pp. 284-312, trad. de L. G. Cochrane.
Tunstall,J. (1994): The Media Are American, Londres, Constable. Wogan-Browne, J., Watson, N ., Taylor, A. y Evans, R. (eds.)
Van der Vlies, A. (2007): South Afiican Textual Cultures: White, (1999): The Idea of the Vernacular: An Antholog;y of Middle
Black, Read ni/ Over, Manchester, Manchester University Press. English Literary Theory 1280- 1520, Exeter, University of
Walsh, P. y Hutton, C. (eds.) (2011): The Oxford History ofthe Iri- Exeter Press.
sh Book, vol. 5: The Irish Book in English, 1891-2000, Oxford, Woudhuys~n, H . (1996): Sir Philip Sydney and the Circulation of
O:xford University Press. Manuscnpts, 1558-1640, Oxford, Oxford University Press.
Waugh, A. (1930): A Hundred Years ofPublishing, Londres, Cha-
pman and Hall.
Wernick, A. (1993): "Authorship and the supplement of promo-
tion", en M. Biriotti y N . Miller (eds.), What Is an Author?,
Manchester, Manchester University Press, pp. 85-103 .
West, J. L. W., III (1985): American Authors and the Literary
Marketplace since 1900, University Park, Pennsylvania State
University Press.
Whyte, F. (192 8): William Heinemann, a Memoir, Londres, Jo-
nathan Cape.
\\'illiams, R. (1965): The Long Revolution, Harmondsworth,
Penguin. [Hay versión en castellano: La larga revolución,
Buenos Aires, Nueva Visión, 2003 .]
,,
Indice onomástico
textos electrónicos 2 12 V
textos manuscritos 75, 130 valores culturales 57, 63 , 80
textos seculares 91 Venecia 77, 85, 94, 96, 98, 108,
Thackeray, William 167, 177 198, 201
The Times 115, 116, 163 venta ambulante 35, 94, 95, 123 ,
Thomson,James 137-8 206
Time-Warner 228 Verne,Julio 209, 210
tinta, colores diferentes de 76, 91, vidas de los santos 201, 202
197 Vigne, André de la 13 5
tipográfica, fijeza 43, 45, 46, 74 Virgilio 106, 130, 203
tipos: la evolución de los 93 vitela, papel de 7 5, 91
T ollóen, J . R. R. 13-5 Vivendi 228
T olomeo 110 Voltaire 112,114
Tomás de Aquino (Santo) 70
Tomplóns,Jane 180, 181 w
T orá 68 Warner, Sophie 181
Towheed, Shafquat 22 , 185, 186 Watt, Alexander Pollock 177, 178
trabajadores de la imprenta Weekly Political Register 116
97- 100, 116 Wells, H. G . 178, 218
tradiciones orales 20, 63 , 64, Wikipedia 125, 224
67-70, 81 , 169 Winfrey, Oprah 182
transacción, zonas de 3 7 WIPO (Organización Mundial de
Tratado de Waitangi 19, 31 , 81 , la Propiedad Intelectual) 244
116, 169 WTO (Organización Mundial de
trívium 197 Comercio) 244
u z
Unwin, Stanley 13 Zainer, Gunther 101, 102
urbanización 114, 208
ur-textos 151