Está en la página 1de 58

COLECCIÓN CIENCIA JOVEN~ ~

La "revolución urbana"
en América precolombina

Marcelo Campagno
BIBLIOTECA DIGITAL

TEXTOS SOBRE BOLIVIA

ARQUEOLOGIA DE LAS CULTURAS FORMATIVAS

FICHA DEL TEXTO

Número de identificación del texto en clasificación filosofía: 1758


Número del texto en clasificación por autores: 2061
Título del libro: El origen de los primeros Estados. La revolución urbana en América
precolombina
Autor (es): Marcelo Campagno
Editor: Eudeba - Editorial Universitaria de Buenos Aires
Derechos de Autor: ISBN: 978-950-23-1581-2
Año: 2017
Ciudad y País: Buenos Aires – Argentina
Número total de páginas: 57
Fuente: http://es.scribd.com/doc/154972568/Campagno-Marcelo-El-origen-de-los-primeros-
Estados-La-revolucion-urbana-en-America-precolombina-pdf
Temática: Arqueología del Estado
El origen de los
primeros Estados
La "revolucion urbana"
en América"precolombina

Mareelo. Campagno

.Weudeba
-
l. Introducción

~
-

ampagno, Murcelo ·
El origc1.1 de los primeros Estad~s : lu "revolución urbanu" eh América
ecülombum. - 1a e d. -Bueno:; Atrcs : Eudeba1 2007.
12~ p.; 20xl4 cm, (Ciencia joven)

L
ISflN 978-950-23-1581-2
L Historia Universal. L Titulo
:DD 909

')·
Podríamos decir que la colección Ciencia joven de la editorial Eudeba encie-
:: rra, en el segundo ténnino de su nombre, 1os significados. Es joven porque está
''.i orientada a w1 público en plena formación educativa. Y es joven porque le
proporciona a ese público las novedades guc van forjando los especialistas en
cada campo de estudios. La importan da del contacto entre ambos sentidos de la
palabra no podría sér mayor: se trata de (Lue los est\tdiantes accedan a las
Eudeb~
Universidad de Buenos Aires
novedades de cada disciplina y de que, por ·e.lla vía, no sólo tomen contacto con
las nuevas faéetas de los objetos de conopimiento sino también que adqui;ran
l" .edición: abril de 2007 los nuevos modos de pensmmento que se generan en los ámb1tos académicos.
La conexión entre estos últimos ámbitos y esos públicos más amplios suele
fallar, especialmente cuaJ1do los cient!ficos creen que divulgar sólo puede impli-
© 2007 Editorial Universítaría de Buenos Aires car degradar su objeto de estudio. Nada hay más equivocado que esta subes-
Sociedad de Economía Mixta thnapión: Jo que se investiga sólo tiene sentido si es socialmente relevante, y no
Av. Rivadavia 1571173 (1 033) Ciudad de Buenos Aires hay mejor modo de alcanzar esa relevan¿ia que dando a conocer a la sociedad
Tel.: 4383'8025/ Fax: 4383-2202 aquello que se produce en los centros de investigación.
www.eudeba.com.ar En este marco, el presente volumen parte de un viejo problema, que requiere
nuevas respuestas. Ese problema es el de uno de los más profw1dos procesos
-~,:t de cambio que se registran históricamente: el de la aparición del Estado. Se trata
' de un proceso cuyo pensamiento dispara toda unaserie de preguntas. ¿En qué
Diseño de tapa: Silvina St~mondet condiciones surgen los primeros Estados? ¿Cuándo ocurrió? ¿Dónde aparecie-
Iiustraciones: Augusto Gayubos (A. G ); Grup d'Estudis Precolombíns, Universilat ron esos Estados iniciales? ¿Qué sucedió para que unas sociedades con escasa.
Autónoma de Barcelona (GEP-UAB); Maree/o Campagno (M. C.) diferenciación social devinieran en unas organizaciones sociales fuertemente
Diagramación general! Félix C. Lucas jerarquizadas? Y por otra parte, ¿por qué algunos autores se refieren a tales.
Corrección y diagrarnadón general: Eudeba · procesos en. términos de "revolución urbana"? ¿Cuál es la relación entre las
primeras ciudades y los primeros Estados? ¿El mundo urbano conduce al Esta-
ISBN 978-950-23-1581-2 do, o es el Estado el que p'roduce el mundo urbano? Vivimos en un mundo de
Impreso en Argentina. ciudades y de Estados, y nos parece casi natural que ambos existan. Sin embar·
Hecho el depósito que establece la ley 11.723 go, tanto unas como otros son construcciones sociales, y ha habido razones
No se permite la reproducción tOtal o p~rclttl de este libro, 11i su
para que, en su momento, aparecieran. La pregunta por esas razones es la cues-
almacenamiento en un sistema informático, ni su transmisión en cualquier tión de este libro.
forma o por cualquíer medio, electrónico, mecánico) fotocopia u otros Quizá va)ga la pena especificar un poco más el alcance de este volumen, para
~étodos, sin el: pem1iso previo del editor. delimitar, desde el inicio, de qué trata y de qué no trata, El foco central del

5
análisis se halla en los orígenes del mbanísmo y del Estado en el mundo ameri-
cano, Esto significa que el énfasis principal de la obra se concentra en la apari- forja del dispositivo conceptual: cada uno de ellos sabe de mi gratitud. Sólo me
ciól? de las prinwras formas estatales y urbanas, tanto en Mesoamérica co.mo en concentro aqu! en algunas personas que han proporcionado un aporte especí-
el Area Andina, Es por e!lo que el libro considera aquellas sociedades cuyo fico a este libro. Vaya mi agradecimiento, pues, a José Xavier Martini, por la
estatus estatal es objeto de controversias -el ámbito olmeca en Mesoamérica y confianza editorial; a JavierNastri y a Samanta Casareto, que leyeron las últimas
las sociedades establecidas en la porción septentrional del Área Andina entre los versiones del manuscrito y me han devuelto valorables comentarios; a Linda
periodos Precerámico Tardlo y el Horizonte Temprano- y se detiene luego en las Manzanilla (UNAM), que me resolvió ciertas dudas relacionadas con
tres grandes experiencias estatales mesoamericanas, en el paso del período ¡ Teotihuacan; a Walburga Wiesheu (El Colegio de México), que me aportó una
importante bibliografía para la situación china; a Mariana Cantarelli y a Marcos
Preclásico al Clásico-:MonteAlbán, Teotihuacan, y los núcleos mayas-, y en los ,
tres grandes centros estatales del mundo andrno, entre el período Intermedio Í Cabobianco, que leyeron los primeros borradores, para atender a la coherencia
de las ideasy a su legibilidad por parte del público joven de la colección; a
Temprano y el Horizonte Medio: Moche, Tiwanaku y Wari. Pero, :dado que se .,!
Augusto Gayu9as, que, con reveladora pericia cartográfica, elaboró los mapa$ de
pregunta por los odgenes, el volumen no aborda el problema del colapso de estas
fom1acwnes estatales. Y, dado que se pregunta por los primeros Estados, el volu- l este libro. Un agradecimiento especial para Victoria Solanilla, directora del Centre
men no consider~ otras organizaciones estatales posteriores, tales como las más · ~.· ,
d'Estudis Preccilombins de la Universitat Auh'Jnoma de Barcelona, y a Miquel
Carceller, por el generoso aporte de ilustraci6'nes.Tambiéri agradezco a los inte-
~onocidas sociedad~s de los aztecas, los mayas del periodo Posclás.ico y los •·
J~hs. Tanto la cuestión de las, crisis deJos primeros Estados comD la de los que f grantes (illvestigadores,.docentes y adscriptos) de .los equipos de trabajo que
vm¡eron después SOn de wan Importancia para la elaboración de Una historia del ~
dirijo, en el marco del Proyecto Ubacyt "Prácticas de organización soci!il en el
Mundo Antiguo: parentesco, patronazgo y Estado en el Antiguo Egipto y sus
mundo precolombino. Pero nuestro objetivo es más modesto o, si se quiere, mis .1 periferias", y en el de la cátedra de "Elementos de Prehistoria y de Arqueología
·especifico. Es por ello que es lícito que esas cuestiones no se incluyan aquí. .~~
Americana (para Historiadores)", ambos de la Facultad de Filosofia y Letras de la
En cambio, dado el mencionado objetivo, s! resultaba de interés incluir un M
capítulo sobre los procesos que condujeron a los primeros Estados y ·a las mis f Universidad de Buenos Aires. El agradecimiento mayor, en todo caso, va para
temprana~ formas urbanas en el Viejo Mundo. Por una parte, porque esos pro ce- i José Antonio Pérez Gol!án, director del Museo Histórico Nacional, que ha sido el
propiciador, en todos los sentidos posibles, de la concreción de este trabajo.
sos acaec1dos en Egtpto, la Mesopotamia, el valle del Indo y China -más ami- .~·
guos desde, el punto de vista de la cronología absoluta- proporcionan un J Marcelo Campagno
Íl~portantfsimo conjunto de recursos para el contrapunto comparativo, que per- 1
Buenos Aires, marzo de 2007
mite establecer similitudes y diferencias entre procesos genéricamente if
homólogos, Y por otra.parte, porque la disponibilidad de mayores 'recursos 'es ~
siempre útil para la reflexión teórica, una reflexión teórica que no pretende esta- . ~
blecer ningún tipo· de leyes universales sino pensar unos procesos con otros ·~
determinar regularidades, divergencias, rupturas; en fin, una reflexión que bLJS:
ca conceptual! zar para hacer de cada concepto una herramienta más para conti-
nuar la tarea de pensar las sociedades antiguas. En este sentido, sumar en un
mismo libro situaciones. del Viejo y del Nuevo Mundo es completamente admisi-
ble, porque las nne algo más potente que el mero escenario geográfico: las une
una continuidad conceptual. ·
Para finalizar esta breve nota, sólo me resta expresar mi agradecimientó a las
pers?D·as que, de diversos modos, han contribuido a la forma final de este libro.
La lista sería larga -y por ello mismo inexpresiva- si nombrara aqüí a todos
aquellos que, a partir de tempranas discusiones de ideas, han colaborado· en la

6
7
2.1 La lista de Childe
2 . Algunas consideraciones teóricas ~ 1

F ¿Qué hay de nuevo cuando surgen los primeros Estados y sus ciudades? La
1 respuesta no es sencilla y depende, en buena medida, de las posiciones teóricas
:ii. · desde las que los investigadores se aproxjman al problema. De hecho, se trata de
~ · procesos que· han recibido nombres su!namente diversos. En efecto, rótulos
~ tales como revolución urbana, o~igen de la civilización, surgimiento del Esta-
,¡,, do, remiten a procesos de cambio que son básicamente los mismos, aun cuando
Si tuviéramos que definir qué es una ciudad; una de las primeras caracterís-
.W . los énfasis recaigan sobre aspectos distintos de tales procesos, de acuerdo con
ticas a las que segurrunente se haría referencia casi de inmediato seria la aglon1e·
~ los criterios asumidos por los especialist~s. Durante todo el transcurso del siglo
~-

.
ración de población. Pero no se trata simplemente de eso. Por una parte, esas
XX, ese. proceso ha convocado la aten,ción de un sinnúmero de estudiosos.

'~.:.
aglomeraciones implican una enorme multiplicación de diferencias
•. Dentro de ese 'ampllsimo conjunto, un!:> de los estudiosos que sin dudas se
socioeconómicas, una vasta diversificación de actividades, una concentración
~ destacan más es el arqueólogo australiano V~re Gordon Childe. Promediando el
de grandes construcciones de todo tipo, una inmensa .vai\eda¡:! de sistemas de
siglo pasado; Childe 'propuso un .listado ·aldiez indicadores que, según su

l
comunicación y de expresión. Por otra parte, las ciudades se integran en siste-
.. opinión, caracterizaban el proceso al que él denominó "revolución urbana". Su
mas po!fticos de cuyas autoridades suelen ser sedes, y esas autoridades gobier-
nan el conjunto social mediante la extracción de impuestos, las prácticas admi-
y
·.·.' , ·. · propuestatuvo un eco muy importante, pronto se habló de eUa ~om~ la "lista
de Childe". ¿Cuáles eran esos diez indicadores que pe¡m¡tfan dJstmgu¡r·eJ con-
nistrativas, el ejercicio de ía ley y el convol del aparato coercitivo. Enunciada en
. '.: junto de transfori:naciones que conducían al urbanismo y al Estado?
estos términos tan generales, y contrapuesta a Jos ámbitos ruraJ·es, esta caracte-
Planteados de manera sintética, los diez criterios de Chílde (1950, 272-275)
rización serviría para cualquier medio urban{); desde pequeñas ciudades de al-
podrlan ser enunciados del siguiente modo: 1) la aparición de las primeras ciuda-
gunos miles de pobladores hasta megalópolís de varios miltones de habitantes.
des, diferenciables ,de los poblados previos por extensión y densidad; 2) la
Ahora bien, en los comienzos;del siglo XXI, y por primera vez desde ·que
división del trabajo, .con la aparición de,especialistas a tiempo completo; 3) la
existe la especie humana en el planeta, más del50%-de la población mundial se
concentración del excedente de producción como tributo impuesto a los pro-
concentra en ciudades. En el mundo occidental,. esa cifra es mucho mayor y en
ductores; 4}la construcción de edificaciones públicas monumentales; 5) la divi-
países como la Argentina supera el 89% de sus habitantes. En tales condicio-
sión de la sociedad en clases con una "clase gobernante" receptora de la mayor
parte del ~cedente;:6) la ap;rición de la ~scritura como sistema de registro; '/) la
nes, la percepción espontánea podría encontrar que el mundo urbano, con su
cotidiana multitud de gentes y de diferen.cias, es un dato "natural", algo que ha
elaboraci.ón de ciencias exactas y predicti!vas, tales como la aritmética, la geome-
1 •

estado allí desde siempre. En un plano poético, nadie lo ha expresado mejor que ' . .
tria o la astronomía;; 8) la elaboración y expansión de nuevos y más homogéneos
Jorge Luis Borges, cuando decía que "a mi se me hace cuento que empezó
estilos artlsticos; 9) la importación por vía comercial de materias primas no acce-
Buenos Aires: la juzgo tan eterna como el agua y el aire".
sibles localmente y 1O) una organización estatal que se b~sa más en la residencia
Y sin embargo, desde un punto de vista histórico, y tomando en cuenta
que ·en el parentesco. 1 ·

nuevamente el tiempo de existencia de la especie humana, el fenómeno urbano


Si la lista de Childe ha sido objeto, a lo largo de más de cinco décadas, de
es un proceso reciente. S.i nos situáramos unos 4000 afias antes de Cristo, no
todo tipo de consideraciones, aquí interesa destacar una cuestión en particular.
habría nada en ninguna parte del globo terráqueo que pudiera recibir el nombre
Los diez indicadores propuestos por el investigador australiano corresponden a
de ciudad. Luego, en un arco temporal que abarca desde el IV milenio a.C., hasta
dos grandes.tipos ·de variaciones: las de índole cuantitativa, y las de índole
ell milenio d.C., en distintas partes de ese globo, sucederían unos procesos que
cualitativa.. En e(ecto, por una parte, aparece un conjunto de criterios en Jos·que
conducitían a unas transformaciones sociales sin precedentes. Era el origen de
lo decisivo .parece ser el tamaño y las dimensiones de lo que se registra en una
las primeras ciudades. Y con ellas, era también el origen de los primeros Estados.
sociedad estatal y urbana respecto dell mundo previo: mayor concentración
poblacional que la correspondiente a una aldea (criteriv 1), mayor especialización
• • 1 •

9
S
·¡
'
laboral, que, en menor escala, puede advertirse en contextos no-estatales (crite-
rio 2), constmcciones públicas de mayor porte, n·o del. todo desconocidas en las. implica la presencia de funcionarios que dependen de esa "clase" Y que dispo-
sociedades aldeanas (criterio 4), estilo.~ artLsticos más homogéneos, aunque nen de nuevos mecanismos de registro escrito, todos esto? elementos poseen
frecuentemente anclados en los patrones iconográficos y simbólicos pre-exis- un común denominador: la existencia de lo que Max Weber identificó en 1922, en
tentes (criterio 8), mayor volumen de los intercambios de larga distancia (criterio su caracterización del Estado, como el monopolio legitimo de la coerción.
9}. Y por la otra parte, aparece una serie de novedades cualitativas: la tributación Ciertamente, es a través de la disponibilidad de los medios de coerción que
en tanto práctica regular ·i obligátoria de cesión de excedentes (criterio 3), la un secto¡· minoritario, de la sociedad es capaz de imponer su voluntad·a.la mayo-
emergencia de una clase gobernante, apropiadora del tributo, y diferente por ría de la población, de extraer un tributo regular y permanente, de reg¡r:'entar Y
ello de las eventuales é!ites no-estatales, como las que se reconocen en las sostener los cuerpos de burócratas y especialistas a su,servicio. Y, por c1erto, de
sociedades,dejefatura (criterio 5), la aparición de un sístema,de registro como la dirigir los procesos de índole cuantitativa, tales como los qu~ refieren a la_con-
escritura y su influencia sobre las "ciencias exactas" (criterios 6 y 7), la constitu- centración poblacional, elmantenimiento de una gran d!Verstdad de espec.ahs-
ción de un nuevo tipo de lógica sócial que no depende de los principios sociales tas, la construcción de obras de gran porte, la elaboración de est!los a~ísticos,
propios del parentesco (criterio 10). ' la realización de los intercambios de larga distancia. Así, la ex1stencm de tal
Esta distinción entre características cuantitativas y cualitativas en referen- monopolio:de la coerción en mano·s de una m,inorfa es algo radicalmente_nue;-?,
cia al proceso en que se originan la,s ciudades y los Estados puede ser de algún con una extraordinaria capacidad para reforroular los modos de orgalilzacwn
interés, en tanto y en cuanto permite jerarquizar tales indicadores respecto de la social preexistentes. Una vez que existe, las cosas ya no son las f!lÍSmas. ~lli
pregunta por las novedades que fundan el mundo estatal y urbano. Es que, en radica el carácter más propiamente revolucionario del proceso al que Ch!lde
efecto, por un lado' aparecen cambios cuantitativos que básicamente indican llamó "revolución urbana".
que, al final del proceso, bay más de lo que antes había menos y por otro lado
hay cambios cualitativos, que implican que ahora hay algo que antes no había.
Dicho de otro modo, para que tenga lugar una revolucMn urbana, no basta con 2.2 Antes del urbanismo y del Estado
que baya más gente viviendo junta y haciendo cosas similares a las que se
hacían antes aunque en mayores proporciones: es necesario que sucedan cosas Ahora bien, para comprender más profundamente el sentido los cambios
nuevas. Esas cosas nuevas son fundamentales para comprender el proceso de que introduce en la sociedad la existencia del monopolio de la co~rción, es necesa-
cambió, porque pe1miten establecer la especificidad del nuevo tipo de sociedad. rio considerar cómo eran las sociedades que anteceden al urbamsmo Y al Estado.
Entiéndase bien, no se trata de que los criterios cuantitativos carezcan de impor- Aquí, nuevamente, la distinción entre características cuanti~vas y c~al~tativas
tancia para la caracterización del proceso: las magnitudes del mundo urbano puede ser de utilidad. En efecto, por un lado, en una comparación cuant1tatlva con
son, por lo general, mayores respecto de las del mundo preexistente, pero esas las sociedades estatales, las organizaciones sociales no-estatales, que usua~en·
magnitudes obedecen a otra escala. Las primeras ciudades no eran simplemente te se recon~cen con el nombre de comunidades, suelen caracterizarse por mveles
aldeas de gran tamaño; las primeras ciudades eran algo cualitativamente nuevo. sensiblemente más bajos de cantidades de habitantes y de nucleamiento
En este sentido, los criterios cualitativos de la lista de Chílde resultan de poblacional, por una limitada especialización del trabajo -que_ básicamente. se
importancia crucial, en tanto indican el advenimiento de nuevos elementos, que· produce siguiendo criterios de sexo y edad-,,por la menor ':'agn1tnd de sus edl~­
no preexistían en menor medida en la·sociedad precedente. Si bien los criterios caciones y demás emprendimientos colectivos, y por u~ tlpo de d1ferenc:acwn
cualitativos apuntados par el estudioso son de diverso rango (el carácter nove' social que, si bien puede admitir la presencia de c1ertas éhtes, no produce d!V!Slo-
doso de las "ciencias exactas", por ejemplo, depende de la existencia de especia- nes en grupos sociales con prerrogativas profundamente destguales. . .
. listas de tiemJ?o completo y de un nuevo sistema de registro), hay algo que Sin embargo, más allá de estas características que tienden a descnb1r las
subyace a todos ellos. En efecto, la constitución de un nuevo modo de organi- organizaciqnes sociales comunales en términos negati:os,. por aq~ello que está
zación social no basado en el parentesco, la existencia de una "clase gobernan- "ausente" o se dispone en menor cuantía, existe un entena cuahtativo central
te;, que acapara el excedente por medio de la tributación, la cual ~a su turno- para establecer la especificidad de las sociedades que preexisten al mun?o urba-
no y estatal: se trata de la importancia decisiva del parentesco como pracllca de
lO
11
¡i
articulación sociaL La vfa etnográfica resulta especialmente informativa acerca ~· con el proceso que implica el advenimiento del Estado. Como diría el
de esta posición dominante del parentesco en las comunidades no-estatales. . H~·.·l· ·. ar1trop6logo Pien·e Clastres, las sociedades sin Estado son S(>ciedades contra
Desde un punto de vista político, el liderazgo en este tipo de sociedades suele n el Estado. Parentesco y Estado organizan situaciones radicalmerltc diferentes
definirse en fllllción.de la posición generacional de los jefes, o bien de la descen- porque la norma de la reciprocidad resplta pler:¡arr¡ente incompatible con las
dendaque los conecta de manera directa con el ancestro fundador. de la coma- l relaciones de dominación sustentadas en el monopolio de la fuerza. Planteado
nidad. Desde un punto de vista económico, las prácticas asociadas a la circula- li' en estos términos, el asunto r.esulta Ufl tanto paradójico: si las sociedades
ción de bienes suelen ser de indole sensiblemente diversa si esas transacciones anteriores al Estado estaban organizadas por el parentesco, y el parentesco
tienen lugar entre parientes, entre' quienes, en !.os términos del antropólogo impide la aparición• de lazos sociales como los que implica el Estado, ¿cómo
JYlarshall Sahlins, predominarán formas de reciprocidad generalizada o equili- pudo originarse la :sociedad estatal? ' ··
brada, o entre individuos de comunidades diferentes, entre quienes predomina-
rán diversos modos de reciprocidad negativa. Y, desde· un 'punto de vista ideo-
lógíco,la posición dominante delparentescópuecle'advertirse tanto· en la creen· 2.3 Hipótesis sóbre los orígenes:
cia de que todos los integranteS: actuales de la comunidad destíenden ..de un 1 ';

antepasado común como en fa definición de Tos lazos que las entidades sobre- Las respuestas que, a lo largo del !Íf'm¡lo, han ofrecido los investigadores
. naturales (dioses; héroes y otros persott~es míticos) tTazan entre si o con la ante este interrogante constituyen un coltjuntó sumamente extenso, y no habrfa
comunidad en términos de relaciones parentales. suficiente espacio en este libro para refer\r a todas ellas;incluso si sólo se tratara
En las sociedades articuladas por el parentesco, el principio básico que orga- de hacer una lista con cada h.ipótesis y cada variante e¡u e ha habido al respecto.
niza la trama spcial es la norma moral de la reciprocidad, la cual, de acuerdo con En lugar de eso, qqizá sea posible agrupar. esas respuestas 'en función de dos
el sociólogo Alvin Gouldner, "plantea dos exigencias mlnimas relacionadas entre grandes parámetros, de dos grandes matrices conceptuales, a partir de las cua-
sí: 1) la gente debe ayudar a quien le ha ayudado, y 2) ta·gente no debe perjudicar Jes 1os estudiosos han generalmente pensado el probiema de la aparición del
a quien le ha ayudado" (1973, 232), En función de talnonna recíproca, la práctica Estado. Esos dQs parámetros son el. consenso y la violencla. En efecto; para
del parentesco implica un deber de generosidad, de ayuda mutua entre los inte- muchos investigadores, el Estado surge én el marco def acuerdo social;. para
gJ·antes de la sociedad cuyaexistenciaregula. E implica también un tipo de limites: muchos otros, en cambio, resulta de la bnposición de unos grupos sobre otros.
allí donde el parentesco organíza; no hay espacio para que se entablen prácticas . No se trata de que :no haya también qc¡ienes indican que ambas variables se
1
contrarias a tal noima de larecíprocidad. Esto es especialmente visible imrelací6n encuentran presentes en el marco del pn;>ceso, pero vale la pena analizarlas por
con el ámbito de la gestión política de las comunidades no-estatales: la posición separado, pará consjderar más de cerca 1as características de cada una de ellas.
dominante del parentesco implica la presencüi. de un límite que .:.si bíenno se ... Por un lado, en las hipótesis que enfatizan la vía consensual, el Esta<;lo surge
opone a toda forma delíderazgo- impide la estructuraCión de Una diferenciación porque, a fln de cuentas, efectúa algo qu~ es útil para la sociedad. Cfaro está, la
social fuerte en el interior de cada comunidad:En. efecto, éxiste una vasta gama de . utilidad especifica del Estado y las .condiciones en que éste puede ser útil de-
1 socíedadesque suele agniparse con el notnbre genétiCo dé "íefatúras?', en las que penderán de cada una de las hipótesis pr,opuestas. Esquematizando al máximo,
1
existe un líder, asociado a posiciones de prestigio sociál. Sin embargo, en' la medí· . podrfa . decirse que un numeroso conju4\o de. hipótesis consensuales sobre el
1 da en que, corno indica Sah!íns, "la organización de la autoridad no se diferencia surgimiento del Estado suponen que l?s Uderes no-estatales y sus entornos
1
del orden del parentesco" (1983 [Í974]:149),tal líder no )luede atravesar el limite pueden realízaruna,serie de tareas que benefician al conjunto de la comunidad.
que el parentesco impone a la estructuración de una desigualdad social plena. Es y es la realización de esas tareas la que les conferiría una creciente legitimidad,
por ello que no es posible que es~ tipo de lideres acceda, eli el interior de sus que los líderes disppndrían estratégicamente con el objetivo más o menos evi-
sociedades, al monopolio de la coerción fisíca, dente de acumular unas dosis de pocter c¡,¡da vez mayores, hasta convertirse a sí
Ahora bien, dado que tal diferenciaéión y tal monopolio d.e la coerción . mismos en reyes ..Por su parte, otro conj,unto, de hipótesis asociadas al consen-
constituyen condiciones sine qua non para la existencia deí Estádo, esto signi- so también subray<\n que un grupo pu~de admitir voluntariamente su propia

l¡ . ficaque la posición dominante del: parentesco se halla en abierta co~tradicción

l2
subordinación a otr:o .grupo,. pero sólo cuando existen condiciones tales que
1 .

13
l
~
'
f
¡, 1
otros ,qubs istencia se toman ímtpc,sil)!cs. en de 1as de tierras insuficien!eme•1te
posíciOtles que destacan una> L""'"'''"''"n~> en las que un acce- segn'"''"' buscada alcanzar su
so de,;ig•LJal a recursos, modo tal que ucceden a menos recursos qurer1es teníaJ' acceso a las
necesarios para <nh"•"ivlr someterse a aquellos que tienen recur- Cediem<Jio su autonom fa a carnbi o de su subsi:stemc,ia, esos sectores se sometc-
sos en demasía:. Se ",¡,,,;,..rt,. pues, que esta fom1a de consenso es muy dií'enen1:e rlan a quienes, a partir de entonces, un a elite de estataL
la que no de tener un hipótesis también han estas fonnas
to consensual: bien una fonna de consenso lfmíte. principal eje del proceso de anEtnc:tnn del. E!lta<:!o, mueve otras
Como del de las hip,óte,sis cor•seJJsuale,s, cír•cur¡statnciias, ligadas no ya con de expansión deroo¡(ráflca
derarse la afamada ''+•'"'•hklrá1Jli<:a", init:ialmente pnlpttes:ta- ·-- Wílttfo,gel
T)' - " '
misma sino con rélaC'iDntes
a mediados del s1g,1o :pasad•~. Lo decisivo de su pr<lpues1:a en ambientes Se tratarla aquí de la sulJordírJacíón
dc1:errninad(JS por la de ríos y en de pobla- de sus tierras por desastre CC<) Jó,gíc:o
ción la solución al problema de la nece- otros .o que buscar protección
complejas obras aceptarían someterse al grupo a carnhiq
''
de reg1tdlo destin<tdas entonces poco ante detem1inados !><'u¡;~os.
Y, por otro aparecen las " destacan la ví<)lenci,a
que
productivas. para irotp l<~m•entar requer,irla que un gn1po
reducido de la so<;ie<lad org;anizar !as tareas. En componente del proceso <m el que adviene el Esta<lo.
control acc;ed<~rla a un
de•1ornir•adcr apunta al hecho de que, de un acto las
existencíía sería beneficiosa relaciones de a una sociedad e• tata! son el re-
han des- sultado de otros por Lo que
de curso, pero a origina este tipo
ejcmr•lo, se """""''~la importancia y """"rl''~ conjuntos de po,síc:iones
hí¡lót:es'IS tintas en Jos "'"'fl::,.,,,.
no-estatales en la organizadón
so<~ieda<ies no est.auüe,s, que tenderfan a generar una polaríZl11-
las tareas vinculadas con la en la la vía de los
que la sociedad no cí6n social tal que, en momento, uno de los se ímpond1ia
snl)si:ste•¡¡cía; en la resolucíón de conflict¡)s sobre el otro de mane:rn sentando asilas bases 1m nuevo rmr>rle
ciertas dotes como mediador; en . sociedad, Y por la otra parte, se encuen:tran otras asociadas a la vio-
cornun.idad, en fur1cíém de un de bélico; en la ot>l:em:íón lencia, que la cuestión conflíctos externos entre so-
bi•ent~veontunm<'a para la como resultado de su condición de interme- ciedades como el punto de vínculo de
diario entre ésta y Puede notarse que estas características del so:mc,tinliento que dé L"''""""''u a .una
líd<~ra;~go no son y existen hí~>ót¡:sis que las com· · Veamos alg,umls e.ierntpJc,s, La h ipótesís mztrxíista
binan con el objeto de cuenta del proceso en el que ,u, .J."''" Friedr·ich tón¡~els en Rl delafamilía, la pro,piedad '"'"mi~
con la de la sociedad a la que nro,nto sorneterán. el C010lli1Ctó
bá~:ícame:nte era de un proceso de ilif¡,r.nl'iiol'ihn socioecotlónlica
En cuanto al de las hipótesis las relacionadas
NA··~--'-~ cada vez más cmno'breckla
con el límite, la más es la del acceso
a recursos enunciada por Morton Fried en los años '60. Este imrestiga-
dor destacaba que, allí donde se pr<)dtljeJm
suceder que sectores crecientes en Dado que este pm,ce;;o P<)ler,ci~trfa
zenas que tienden a ser menos pn)dt!Ctíivas. e cmto;rme esta tendencia se exacer- entre ambos la clase enríqueclda buscati<t mcmc>pc¡liJmr
bara, un se!l.rrlerJto coerc:~o•n. de manera de sus y mantener sometida a la mBtvor!a

!5
de la sociedad. A diferencia de esta posición, otras hipótesis que también se que es necesario explicar la capacidad ele obligar tanto como la legitimidad para
· - ·,:,~ntran en los conflictos internos de la sociedad s·ubrayan las dinámicas ejcrcerta. Lo que sucede es que los énfasis puestos por los investigadores suelen
sociopollticas. En esta línea resulta especialmente significativa la presencia de recaer más en uno que en otro de estos parámetrós. Dicho de Ul) modo sencillo,
t>tcciones en el interior de la comunidad, definidas a partir de algún criterio de mientras que, para los que adhieren al primer conjunto, la legitimidad del liderazgo
identidad (religioso, étnico, ciánico) o en func.ión de constituir clientelas de precede al uso efectir'o de la coerción por;parte de los líderes, para quienes adhie..
individnos en competencia por el liderazgo sociaL En un sentido similar, también ren al segundo conjunto, primero se halla el acto violento y luego vienen los
existen otras posiciones teóricas que destacan que alll donde existen líderes y procedimientos tendientes a legitimare! orden surgido por la fuerza. Mientras que,
éUtes no estatales, éstas tienden a maximizarlos beneficios·de su posición social -;' para unos, la sociedad acepta el orden estatal a pesar de la coerción, para los otros,
en detrimento del resto de la sodedad y en aras de alcanzar un poder cada vez la sociedad admite e.se orden sólo porque' le ha sido impuesto.
mayor. Lo decisivo en estas interpretaciones es que el Estado resulta de los Por Jo demás, el) las explicaciones de cada estudioso, estos elementos que
conflictos en el seno de'la sociedad, pero las razones de estos conflictos no· se -por rázones de espacio-- aqui han sido presentctdos de modo muy simplificado,
. centran· en las diferencias socioeconómícas sino en los intentos por acceder a pueden combinarse de muy diversas maneras. En rigor, aun cuando en la actua-
una supremacla más específicamente polltica.
1
lidad constitnyen ur¡a minoría, hay autores~que se centran sólo en uno de estos
En cuanto a las hipótesis que destacan principalmente el papel del conflicto • . elementos y confieren '
una
'
irnportanciambctro
1
menor a cualquier oiro: se trata de
• •
externo en el proceso de aparición del Estado, la guerra se presenta como el factor explicaciones a las que puede llamarse rnonocausales. En oposic.ión a ello, la
decisivo. Por cierto, no toda guerra sino la qne se produce,en condiciones espe- mayoría de Jos investigadores contemp~ráneos própone la posibilidad de que
1
ciales, variables de acuerdo con las distintas propnesta.S de los investigadores. múltiples elementos intervengan en el proceso en el que aparece el Estado: se
Así, porejemplo,nna de las explíéacionés de este tipo qne ha tenido amplia reper- trata de explicacionés pluricausales. Así, por ejemplo; un líder no estatal podría
cusión es la llamada "hipótesis de la circunscripción", elaboi'ada por Robert ..'¡ disponer de prestigio en su .comunidad por su papel en la organización de la
Carneiro a principios de los afias '70. De acuerdo con esta posldón, en ambientes producción, la representación de los suyos frente a los dioses y la dirección de
caracterizados por lúnites relatívaínente abruptos (mares, rnontaflas, desie1tos) y la defensa ante algún peligro exterior; al mismo tiempo, ese Jlder podría em pren-
erÍ condiciones de creciente ptesión demográfica, 'las sociedades que habitaban der una política exterior agresiva e intentar someter a otras comunidades veci-
esos :inedias deberían necesariamente entrar en colisión, en disputa por acceder a nas; lo que probablymente fortalecería su legitimidad en el seno de su propia
Jos medios requeridos para. abastecer a una población.en aumento. Esos conflic- .1. comunidad. Si bien,se trata de Ulla situafión virtual, tal ejemplo permite notar
tos producirían vencedores y vencidos, y estos últimos, dado que no podrían cómo pueden articularse, ene[ proceso Clj el. que aparece el Estado, la dimensión
. f :,
migrar hacia otros ter:ritorios debido al carácter circunscripto del ambiente, se del consenso con la de la violencia.
. 1

verían forzados por los v.encedores a aceptar unas condiciones de subordinación . En todo caso, si algo unifica a la mayor parte de las actuales hipótes.is sobre
permanentes. En otras aproximaciones, las razones .del conflicto son diferentes,
pero también. se confiere relevancia central a las guerras de conquista: desde la
tradicional proposición de la supremacía de las sociedades pastorale~sobre las
agrícolas hasta 'Otras más recientes, en las que la gúerra se'·origina en la búsqueda
11
'
el origen del Estad~, ese algo es la creehcia en 'que el proceso constituye una
especie de desarrollo gradualdesde forn¡~as embrionarias hacia formas plenas,
de manera taLque. !9s jefes pro-estatales .Se van transformando lentamente en
poderosos reyes, como si la "semilla" dejlo estatal ya estuviera sembrada en las
por c.ontrolar rutas de intercambio o el acceso aregiones productoras de determi- ~. sociedades anteriores, de modo que sólo se requiriera de tiempo y algunas
nados bienes, Jo central es el hecho de que el Estado snrge como consecuencia de condiciones para que el Estado florezca. No es dificil advertir los postulados

1
la imposición violenta de unas sociedades sobre otras. centrales de la doctrina evolucimüsta en tales expectativas. De hecho, el evolu-
Ciertamente, no se trata de que las hipótesis que enfatizan el consenso nie- .;;ionismo era la cor;iente hegemónica d~ pensamiento en la segunda mitad del
guen que éste pueda estar acompañado de ciertas dosis de violencia, o de que los síglo XIX, cuando la problemática del origen del Estado comenzó a ser abordada
'~
i partidarios de las hipótesis asociadas al conflicto resten tóda importancia a la .
YJ
no sólo desde un punto de vista filosófico sino también sociológico y antropo-
lógico. Yvolvió a ser una corriente de pedsamiento dominante Juego de la segun-
~
1
generación de mecanismos de consenso. Casi por definición, si se interpreta la
1 existencia del Estado a partir. del mqnopolio legítimo de la coerción, se advierte da posguerra m.undi¡tl, cuando la cuestión cobró nuevo auge. Si actualmente el
~
~~
16 17

!
,¡.,.
~'
.evolucionismo parece estar en cierto repliegue, está claro que la problemática · 1:•'
aún sigue !muncíada en Jos términos en que aquella ha planteado. El problema
central de las proposiciones evolucionistas sobre el surgimiento del Estado es
que, al postular un "crecimiento" gradual desde las sociedades no-estatales
hacia las estatales, suelen no tomar en cuenta el modo en que las primeras están
organizadas. Como se indicaba más arriba, el parentesco constituye allí la prác-
tica que produce la articu !ación sociaL Y el parentesco no puede devenir lenta-
mente estatal, porque sus principios se contraponen muy abiertamente respecto ";
de los que son propios del Estado. La pregunta, entonces, retorna: ¿cómo pudo
originarse la sociedad estatal? .
. Se podría continuar con el análisis en el plano teórico, pero quizá sea más
productivo considerar. ahora las situaciones hist61icas específicas en las que
tiene luga1· este proceso al que Childe denominó revolución urbana. Una vez
vistas las evidencias, se podrá retomar la reflexión teórica en condiciones de un . "
mayor volumen de información. Los primeros focos en los que sucederían esas
transfonnaciones tan profundas no constituyen un conjunto demasiado vasto. 1'
De hecho, es posible limitarlo a seis grandes .áreas, que corresponden, en el
Viejo Mundo, al valle del Nilo, la Mesopotamia, el valle del Indo y la cuenca del }
río Amarillo y en el Nuevo Mundo, a Mesoaméricay el Área Andina. Desde un J¡
punto de vista tem.poral, los primeros procesos comienzan hacia mediados del :•.
IV milenio a.C. en Egipto y Mesopotamia,y los últimos culminan ex¡ la segunda : ·
. mitad dell milenio d. C. en Mesoamérica y los.Andes. Si bien el énfasis central de ~
este volumen recae en los procesos acontecidos en la América precolombina, tal '·:,
vez convenga iniciar.el análisis de !.as situaciones históricas con unas conside- ·.¡·.~·.
raciones someras sobre los procesos en Jos que se originan las cíudades y los ,
Estados en el Viejo Mundo: por Ún lado, por una cuestión de simple precedencia :' •:
cronológ,ica y, por otro lado, porque proporcionará buenos puntos de compara- ,~ ....·
,ción para el abordaje de las experiencias acaecidas en el Nuevo Mundo. :1
JI
ll
1
J¡¡.
·~
~
'l
~{.
:~

'

18
19
3. El Viejo Mundo En ese marco, dos regiones se advierten nítidamente: una de ellas es In del valle
de un ancho promedio cercano a los 1Okm, que se conoce como Alto Egipto;.ll:~
otra corresponde al delta, que comienza en las ·inmediaciones de.la actual ciudad
y
capital (El Cairo) .Y!culmina ~11 el mar, lleva el nombre de Bajo Egipto. Los
pmcesos de camb¡o,que aquí mteresa co¡1Slderar tJencn su ep1centro en el Alto
Egtpto, au~queluego desembocan en la tlnificación política de ambas regiones.
1
A com1enzos de' IV milenio a.C. (perfoclo Predinástico, fase Nagada l, ca.
Ciertamente, comoquiera que se definan, las ciudades y los Estados más anti- 390?-%00 a; C.), el Alto Egipto ~especialmente, el área en tomo de la curva que
guos se originaron en el Viejo M1mdo. Tal afirmación no implica que las formas .el Nilo .efectua en Qena~ estaba caracterdado por la presencia de un conjunto de
urbanas y estatales del Nuevo Mundo d~pendan en algún sentido de las que se comumdades aldeanas que practicaban la agricultura -trigo, .cebada, lino~ y la
constituyeron en el Oriente Antiguo, pues· no se. registrail influencias de éstas .ganadería -bovinos, ovinos, porcinof~ desde el milenio an·terior (fase.
sobre aquellas. Pero, entérminos de cronología absoluta, el urbanismo y el Estado Badanense. ca: 4500~3900 a.C.), aun cuando conservabanut>ímportante compo-
son fenómenos que han sucedido primero en el Viejo Mundo. Las más tempranas nente económ¡c~ ligado a la caza, la pesca¡( la recolección de especies silves-
de esas experiéncias son las que acontecieron en el valle del Nilo y en la , : tres. La evtdencm acerca de tales comJni<'lades ~que es, principalmente, de
Mesopotamia delimitada por los rios Tigris y Éufrates: állí esos procesos se re-· . ' f~dole funeraría~pennite notar ciertos rabgos de la organización social compa-·
montan al IV milenio a.C. Con posterioridad, durante el Jll y elll milenio a.C., otras tibies con el modelo'antropológico de las sociedades de jefatura. P'or una parte,
transformaciones de similar magnitud sucederían en los valles de los ríos Indo y ~través de la exist~~cia de ciertos .objetof en la~ tumbas y, especialmente, de la
Amarillo. ¿Cómo se. produjeron esas transforrna,cíones? ¿Setr¡¡ta, en cada escena- '. ¡conografla, se advierte la presencia de personaJeS destacados en la comunidad
rio, de las mismas razones? Un breve recorrido porlaseuatrosituaCiones permitú·á probablemente relacionados de modo prirlcipal con actividades rituales. y milita:
advertir cuánto tienen en común -pero también en cuánto difieren~ los procesos res, 'en los que es posible reconocer la presencia de líderes· aldeanos. Por otra
que conducen a las organizaciones urbanas y estatales más ántiguas del mundo. :• parte, las diferencias en las composiciot'\es de los ajuares funerarios, con una .
mmoria de tumbas que dispone de mayores cantidades y variedades de bienes
que las que presenta la mayorfa, sugiere la'existencia de élites en las organizacio-
3.1.Egipto nes comunales. Y aun por otra parte, una serie de indicios relacionados con el
modo de distr~b~ción deJas tumbas en los[ cementerios y con las analogías entre
La famosísima expresión de Heródoto acerca de Egipto como un "don del ,¡ ' formatos de.v¡v¡endas y de sepulcros pem1ite inferir la impo1tancia del parentes·
Nilo" define, en buena medida, las características ecológicas del medio en el que > :. co como eje central de la articulación social. En este contexto, ya desde la fase
tendria lugar una de las .más tempranas experiencias es tata) es conocid'!-5.· En ·: ·, ' Nagada I pero especialmente a partir de tal fase Nagada II (3 600-3200 a. C'.), tres
efecto, los últimos 1.360 km del Nilo, que se extienden entre la prín;¡era catarata (a ; . núcleos sobr~salen p'rincipalmente, en fuhción de los cambios que se registran
tanto en el pl~no f~nerar~o como en el resi,dencial. se'trata, de sur a norte, de los
la altura de la actual ciudad de Aswan) y el Mar Mediterráneo> determinan una \
superfici~ irrigada de unos 37.000 km', de una enorme fertilidad. como· canse.· '1
cuencia de la crecida anual del. rlo, en la que tenddan lugárno sól.ó elpro. ceso. de ~:
centros de Hteracompohs, Nagada y Abi~os.
En relación con Hieracómpolis, apa1tir de la fase Naaada II se advierte un
• . D
aparición del Estado sino, en general, todos los aspectos más. deCisivos de la ~ Importante proceso de expansión demogr'á.t1ca, que parece acentuar la diferen-
historia antigua de Egipto. Esto no implica que los desiertos adyacentes a cada ·~: ciación social y la especialización laboral (apreciable a partir deJa existencia de
lado del valle y del. delta del Nilo carecieran de importancia; tanto i.especto de la ....
•• sitios espedficos para la producción de pah, cerveza y cerámica)y que coincide
provisión de materias primas como en tanto vías de comunicación con áreas más : : también con la época en que se construye un notable recinto de adobe y madera,
.. distantes, pero el gran ?roceso. de. cambio que in.vo:ucrarfaunas dináqlic~ aso- ,~ . de más de 40 m de largo, interpretado como pn gran complejo ceremonial (Hk29a) .
c:¡adas a la concentraclón.Poblacwnal y al surgnmento de nuevas pract¡cas de.,,
·. organización social sucedería invariablemente con el Nilo como telón de fondo. •l Y por otra parte, en cuanto a la evidencia funeraria, existe un conjunto de tumbas
notables, entre las que sobresale la recientemente excavada Tumba 23 (Nacrada
l o

20 . 1~¡
21
·~
'~~
llb), de 5,50 m largo y 3, !O m de ancho y, en patticular, la llamada Thmba lOO o
Tumba Decorada (Nagada Ilc} Esta última es notoria no sólo por sus dimensio-
nes (5,85 m de largo, 2,85 m de ancho y 1,50 m de profundidad) sino también por
la utilización de. adobe y por la decoración que presenta uno de los muros: un
conjunto de representaciones iconográficas que testimonian conflictos (esce-
nas de lucha, masacre de enemigos) y escenas íntimamente relacionadas con la
posterior i,conografía faraónica, en las que se destacan las proezas del líder, que
1 efectúa carreras rituales, domina poderosos animales y ejecuta prisioneros. En
semejante contexto, parece lícito considerar la Tumba 100 como el enterramiento
de un monarca predinástico y a laHieracómpolis de la época como el núcleo de
un Estado inicialmente extendido por una peque!la p·orción del valle del Nilo.
En cuanto a Nagada, las prácticas funerarias que corresponden a·la fase
Nagada U sugieren una considerable diferenciación social, tanto por la existen-
cía de áreas de enterramiento diferenciales para la élite (Cementerio T) como por
la presencia de una serie de tumbas (T23, T15, T20) cuyas dimensiones (en torno .,
a los 5 m de largo y 2 m de ancho) y elementos de construcción (muros
perimetrales y tabiques de adobe) coinciden con las de la Tumba 100 de
Hieracómpo!is. Al mismo período parecen corresponder un muro de 2 m d,e
espesor, una serie de construcciones residenciales y ciertas improntas de sellos .
sobre arcilla que podrían indicar alguna actividad de tipo administrativo. Por ·r:
último, en Jo que refiere a la localidad de Abidos, la principal información proce- · ·.;· .·.· Fig, 2. Egipto, (Diseño: A Q.)
de del Cemenierio U -en cuyas cercanías se emplazaría una de las posteriores
!leCrópolis reales egipcias- que también presenta un conjunto de sepulturas (U- • .-·, ¿En qué circunstancias se producirían esas transformaciones? Dos tipos de
127, U-210)que alcanzanhasta4,70m de largo, 2m de ancho y 2,50 m de profun-
didad con indicios de revestimientos de madera, uso de sarcófagos y nutridos
ajuar~s funerariM, entre los que cabe destacar algunos objetos de marfil deco- . ~
1 evidencias procedentes del Alto Egipto de aquella época permiten que nos
formemos una idea. Por un lado, aparece una importante cantidad de objetos y
materiales provenientes de lejanas regiones (desde el África subsahariana hasta
radas con escenas de "portadores de· dones" y de desfiles de animales -que .j la Mesopotamia e incluso más lejos) que indudablemente constituían bienes de
rem¡'ten a los cánones de la iconografía faraónica-así como diversas improntas· ·:l prestigio para las éHtes meridionales. Por el otro lado, se dispone de cierta evi-
de sellos que, como en Nagada, podrían implicar alguna finalidad administrativa. l•·W dencia acerca de la existencia de conflictos entre las diversas comunidades del
La relativa compatibilidad de las evidencias pr.ocedentes de Hieracómpo!is, de ?, Alto Egipto. Habida cuenta de que otros modelos acerca de las rázones de Jos
.~
Nagada y de Abidos durante la segunda mitad de 1a fase N agadda Ildpe':"idte ·~ conflictos (guerras entfe nómades y sedentarios, guerras por escasez de recur-
pensar en una época en la que el modo de organización estata1.pu o a vemr e ., sos productivos) no parecen viables en el valle del Nilo, es muy probable. que
manera más o menos simultánea en las tres localidades, mediarite un proceso de l esas luchas hayan estado vinculadas a las disputas intercomunitarias por aque-
emulaci.ón y de transmisión de novedades entre .tales centros, que profundizaba .j llos bienes de prestigio apetecidos por las élites comunales. Y es igualmente
el proceso de cambio a escala regional. · ;J probable que, en el marco de esas luchas, algnnas comunidades vencedoras en
.,.rr los .conflictos decidieran mantener la dominación sobre las vencidas en busca
de evitar que, tras la guerra, las derrotadas volvieran a competir por l~s codicia-
Jt dos. bienes de prestigio. Tal escenario parece haberse entablado en torno de la
~f
,::! fuse Nagada He, asistiéndose así a la aparición de un primer tipo de lazos sociales
.;-¡
:~
f;
permanentes sustentados en el monopolio de la coerción, lo cual caracteriza :' experiencia egipcia, estaban teniendo lugar en el área mcsopotámica. Veamos de
cualitativamente a los lazos sociales de Indo le estataL · qué se trata esta forma poUtica alternativa.
Con posterioridad, esos núcleos parecén haber entrado en conflicto entre si (
y, a comienzos de la fase Nagada !U (3200-3000 a.C.), los testimonios indican el
colapso de Nagada y la probable uniticacióo de la región bajo la hegemonía de· 3.2 Mesopotamia
Hieracómpolis, cuya importancia no decrece, y de Abidos, en donde se destaca ; ,
la llamada Tumba U-j, de 9,1 Om de largo, 7,30 m de ancho Y 1,55 m de profundi- o. _ Si Egipto ha sido un "don del Nilo", algo ~inülar podría decirse d. e la Antigua
dad, con doce cámaras internas, gran cantidf.ld de' cuencos importados, insig- ' ·., Mesopotamia respecto, de los dos grandes dos que delimitan la región y ]e
nías de mando y Jos primeros testimonios de escritura, que parecen aludir a la ;e. 'aportan Jos recursos hictricos que han determinado el alto potencial productivo
identificación de las ofrendas. La unidad polftica del sur parece haber trasladado ,• de sus tienas. En efecto', los ríos Tí gris y Éufrates (del.850 y 2.430 km de largo,
el conflicto hacia sus periferias y ya hacia el 3000 a.C., con el comienzo de la' , 'respectivamente), que nacen en el este de la ¡¡ctual Turquía y atraviesan e.lactual
Dinastía I, toda el área comprendida entre la primera catarata del Nilo Y el Mar f ¡ Irak, hasta desembocar: en el Golfo Pérsico,! demarcan un extenso tenitorio de
MediteiTáneo quedaría sometida al mismo Estado egipcio. Para entonces, los,' i unos 270.000 ktn 2 que -junto con las área~ •adyacentes- ha sido otrÓ de Jos
indicadores de Childe acerca de larevolución urbana se verifican con nitidez. En · · escenarios primordiales para los procesos d'f«~ambio que condujeron a la a parí-
especial, se destacan !'os testimonios acetca de cierto urbanismo (incluyendo a' ción del urbanismo y el Estado. Desde el pun\o.de vista geográfico, J14esopotamia
Hieracómpolis, en donde pudieron residir hasta 10.000 habitantes, y a Menfis, la; •abarca dos grandes sub•regiones -la Alta y.!!' Baja Mesopotamia- separadas en
nueva capital, en el punto de unión del valle y el delta); las edificaciones monu- · , el área en que ambos ríos se aproximan entre sí hasta una distancia de 35 km. La
mentales (en especial, los grandes complejos sepulcrales de la élite del periodo.~ Alta Mesopotamia es una planicie ondulada; surcada por los valles que formar.
Dinástico Temprano [ca. 3050-2700 a. C.] en Abidos y Saqqara, con tumbas de. Jos dos grandes rfos y sus afluentes, a una aitjtud de !50 a 300m, con un clima
hasta630 m' y 2405 m', respectivamente, y re¡:;intos funerarios aún mayores, que '. • 'semiárido y lluvias invernales, que alcanzan ~ntre 250 y 500 mm anuales. La Baja
implican una importantísima capacidad en materia de conocimiento.s arquitectó- ; .· ,Mesopotamia, en cambio, es un área prácticamente plana, a unos 45 m de altitud,
nicos, de organización logística y de extracción de tributo en trabajo de la mayo-·: · 'de clima desértico y precipitaciones inferior~sa los 45 mm anuales,en la que los
ría campesina); los nutridos ajuares funerarios (cuyos objetos no sólo denotan', rlos -en· especial, el Éufrates- producen una serie de meandros y pantanos
· la existencia de especialistas a tiempo completo sino también la codificación de · . ·antes de su,desembocadura. Si bien la primera·de estas sub-regiones llevaría la
tradiciones con cánones propiamente estatales y la capacidad ·para obtener : primacía en materia de adopción de la agrfcultura y la ganadería, seria en la
materias primas y bienes terminados de lejanas regiones); y el uso articulado·de · '"segunda de ellas en la que tendría lugar el surgimiento de las ciudades y,. con
iconografia y escritura (que permite reconocer la existe¡¡c..ia de una gran div.ersi- ~. ellas, de los primeros Estados. ·
dad de funcionarios y sirvientes, y que se consolida como .un recurso para la·~··' . A lo largo del periodo Ubaid (hacia 55\)0-4200 a.C.), l¡cregión de la Baja
ídentifica,~ión de bienes e. individuos y p:onto támbién como un modo central 1 Mesopotamia (étnicamente conocida como ~umeria), as! como también las re-
parar.efenr a la,potencm sm par del rey-dws). · ~ "giones contiguas del Juzistán y la Alta Mesopotamia, presentimun paisaje
En todo caso, en los comienzos del )II milenio a.C,, Egipto constituiría no .~ 'caracterizado por la existencia de comunidades aldeanas que practicaban la
sólo una de las dos únicas exp~riencias estatales de la época: sino también, por ~ 'agricultura -trigo, cebada, lino- y la ganadería -ovinos y caprinos, bovinos,
largo tiempo, la única que implicaba que zonas ·que se hallaban a centenares de ~~ ;porcinos-, así como: en algunas regiones, la' arboricultura (palmera datilera); la
ldlómetros de distancia se hallarán unificadas en el mismo dispositivo pol!tico. t 'horticu'ltura y la pesca. Entre tales aldeas, s~ destacan las de Eridu, Ur, Ubaid y,
Elarqueólogo Bruce Trigger ha denominado Es!~ dos territoriales a este tipo de ¡¡ un poco más al norte, las de Tel) 'Uqair, Ras el-'Amiyay Tell Madhur. Dos tipos
organizaciones, que implican un.mismo centro de control político para vastas ~ de eniprendimíentos colecth:os se destacan notablemente: son los relacionados
B,reas geográficas. De acruerdo col) el mismo ¡tut~r, tales org:i.nizacione.s consti" ~ con la construcción de acequias de irrigacióJ1 y drenaje para regular y ampliar la
t 1¡yen nna de las dos form&S posibles que adqmeren los ~stad~s antiguos: la! capacidadproductivade!astierrasylaedificacióndetemplosdehasta20mxl2m,
. .
otra es,la de las·llamadas ciudadescEstcrdo, como las ·que, Slmllltaneam~nte a la 1 con una sala central, varios compartimentos perimetrales y muros con entrantes y
~H'
24 1
25
:~

l
:!
'\!
I

::~¡~~:~ i~¿;~:t1~:e~:¡~~:~:c~::::~~:::!:;~~~~r~~~~a~:~~~~ !~:¡ e:~~~i=ll~~ ~ .. es su t¡unaílo: de acuerdo con estimaciones recíentes, el área más densamente

1
. ocupada abarcaba, durante la fase tardía, un área no menor a los 2,5 km'. Se trata
dioses estaba incidiendo en una mayor centralización de las prácticas económi- · de u~a aglomeración poblacional sin precedentes no sólo en la reglón sino en
cas y politicas a nivel comunal. La existencia de producción artesanal especlali- · ' térmmos absolutos para su época: se calcula que pudo haber en Uruk una cifra
zada -incluyendo los pómeros indicios de producción en serie, a partir del uso superior a los 20.000 habitantes. De hecho, no se trata únicamente de mayor
del torno- y de cierta concentración de bienes a manera de ofi·endas en los :, · cantidad de población o de superficie ocupada. Por un lado, se aprecia un coll-
templos también apunta a la presencia de alguna instancia de liderazgo relacio~ ·' . junto de edificaciones de características indiscutidamente monumentales: el lla-
nada con el ritual tanto como con la organización de la producción. Por último, mado recinto de Eanna constituía un área de alrededor de 900 m", con una serie
las diferencias en la composición de los ajuares funerarios de los difuntos tam- de edificios sobreele,ados, de
que superaban los 30m lado y que probablemen-
bién sugieren la existencia de una é\ite aldeana, que completa un cuadro social te hayan alcanzado 10m de altura. En el cercano distrito de Anu, una plataforma
compatible con el modelo de las sociedades de jefatura. sobreelevada de 1 1 m de alto contenía otra edificación, de unos 6 6 7 m de altura.
Tales construcciones, así como las murallas que rodeaban el <!entro urbano
. debieron requerir de una cuantiosa fuerza de trabajo, que seguramente era obte:
nida por medio de prácticas de tributación.''0
Esas grandes edificaciones eran la sede de prácticas asociadas al culto tanto
como a la gestión política y económica de Uruk. Precisamente en ·relación con
este tipo de prácticas, en Uruk se ha recuperado una gran cantidad de cilindros-
sellos Y tablillas de arcilla con escritura que, en su gran mayoría, refieren a
activida?es administrativas y señalan un vínculo indisoluble entre la escritura y
los <¡om1enzos de la gestión organizativa a escala estatal. De hecho, uno de los
primeros ·testimonios escritos que pr.ocede de Uruk proporciona una "lista de
profesiones", en las que, por debajo del rey, se enumeran los líderes de la ciu-
dad, d.el arado, de los corderos, así como sacerdotes, cocineros, joyeros,
ceram1stas y otros. Se puede advertir así la existencia de un personal especiali-
zado al serv1c10 del Estado, quetambiénse infiere de la profusa presencia de un
tipo de cerámica estandarizada de bordes biselados (beveled-rim bowls), produ-
Cida en sen e Y probablemente utilizada como cuencos para recibir raciones. La
producción de tal cerámica implica así no sólo la existencia de un artesanado
encargado de elaborarla, sino también la de un personal que cumplía funciones
al s~rvicio de la élite y recibía su mantenimiento a través del dispositivo adminis-
. trat¡v? estatal. Por su parte, también la iconografia -especialmente la glíptica-
Fig. 3. klesopotan.1ia. (Disei'\o: A~ Si·> pennrte notar la presencia de diversos personajes asociados a monarcas 0 a
grandes sacerdotes, en actividades bélicas, rituales o de caza y en vinculación
Ahora bien, la Baja Mesopotamia ingresada en una época de transformacio- con los~randes edificios, así como la representación de filas de personajes que
nes decisivas durante el período Uruk (aproximadamente 4200-3100 a.C;), espe- portan b1enes hacia tales edificios, lo que probablemente implica.algún tipo de
cialmente en sus fases Media y Tardía (3800-3100 a.C.), cuando todos los crite- tributación en especie.
rios propuestos por Childe para identificar una "revolución urbana" se advier- Por lo demás, las transfonnaciones que suceden en Uruk tendrían efectos no
.ten con suficiente claridad. La información procede, en su gran mayorJa, del sólo en el propio centro urbano. Por un lado, dado que una población en torno
vasto sitio de Uruk-Warka. Ciertamente, lo primero que llama la atención del sitio de los 20.000 habitantes no podría haberse sustentado únicamente con la

26 27
producción primaria do los campos que circundaban el núcleo urbano, se supo- 1.1·'. ¿Cómo se produj.O. semejante ~oncentración poblacional en Uruk y, proba-
1
no que Uruk debió tener algún control sobre rus aldeas de su periferia, para ::1, blcmente: en o~ os s1t1os de la BrDa Mesopotamia durante cllV milenio a.C.?
canalizar el excedente allí producido hacia la ciudad, lo que involucra el ejercicio ~ Algunos mve~trgadores subrayan el hecho de que la expansión de la población
de la coerción por parte de la ciudad hacia su hinterland. Ypor el otro lado, '· urb~na. de Ulllk se. pr~duce paralelamente al despoblamiento'de sus áreas

1
frecuentemente se señala la escasez de metales, madera, piedras duras Y precio- :¡1. ·. penféncas, lo que tnd!Ca que la población urbana de Uruk no se constituyó '
sas y otras materias prima~ en el área mesopotámica, lo que forzaba a las élites símpl~~ente a t1·avés del cre?imien.to vegetativo. Los factores que condujeron a
locales a procurar esos bienes en el exterior. En relación con ello; el período de ·¡.,; q~e d<stmtos grupos po~lac1?nalcs abandonaran sus antiguas aldeas y se diri-
Ul1lk Medio-Tardío conoce un fenómeno -la llamada ';expansión Uruk"- que ( < gtera(l a la cmdad en expanstón pueden haber sido de muy diversa índole. Por
implica la aparición de sitios en zonas alejadas del sur mesopotámico (Habuba una parte, se ha destacado que los templos de Uruk podrían haber constituido
Kabira y Tel Brak en Siria, Arslan Tepe en el sur de Turqnla), cuya cultura '; núcleo~ de ~tracd6n. religiosa, que habrían. inducido en Jos pobladores de las
material·ofrece características asociadas al horizpnte cultural de Uruk. Tales ·: ; penfenas latdea de Vtvrr más cerca de la protección que ofrecían las divinidades.
sitios son corrientemente interpretados como avanzadas o "enclaves" estable- ,: : Esa proteccJón podría interpretarse enténnincls más materiales, como necesidad
cidos por migrantes procedentes de Uruk, con el propósito principal de garantí- .:, : de buscar Sltto~ más seguros para afrontar aro,enazas de tipo bélico. Por otro
zar el acceso a -las materias primas demandadas en la Baja.Mesopotamia por· · lad~, la postb¡hdad de lotercrunbiar bienes ql¡,los diversos nichos ecológicos
medio de la interacción directa con las poblaciones locales de las regiones en (productos agrícolas de las cercanías de los r1os, ganado de las áreas de estepa
que esos bienes podían ser obtenidos. 'j recursos salvajes de las zonas pantanosas) podría haber contribuido al
Por cierto, si bien -en el estado actual de la documentación-las dítnensio- nuclean;¡ento poblacional. También se ha des,tacado que la concentración de la
nes de Uruk s<;>n únicas para toda la Mesopotamia, tal situación no implica que ·, · poblacwn podría ser un efecto buscado por:los líderes locales para disponer
no hayan aparecido otros núcleos urbanos, a partir de los cuale~ se constituí· más eficazmente de la mano de obra necesaria para la realización ymantenimien-
r!an Juego las ciudades-Estadodel periodo Dinástico Tempráno (290Ú-2350 a.C.). ·t m de l'!s obras de regadío. Por último, se h~ propuesto que las migraciones hacia

~e u~a
De acuerdo con el arqueólogo Hans Nissen, "podemos estar seguros de que .; los centros urbanos se relacionan con ciertas variaciones climáticas de laroo
otros asentamientos que se sabe que se hallaban habitados a finales del IV plazo (com? resultado la subida de la cota marítima del golfo Pérsico y de
milenio a, C., tales comoKish, Nippur, Girsu (Telloh) y Ur, se hallaban organiza- menor cantidad de lluvtas), que habrían ocasionado un posible abandono deJas
dos de modo similar. Aunque se conoce démasiado poco de estos lugares, :; : zona: menos favore.cJdas Y una consecuente relocalización de su población en
probablemente serian de igual importancia a Uruk-Warka y habrían actuado los nucleos de la BaJa Mesopotarnia. En cualquier caso, como habrá ocasión de
como centros locales" (2001, 158). A juzgar por las conflictivas relaciones entre : , n~tar también a propósito de algunas situaciones precolombinas la concentra-
las ciudades-Estado súmeras del posterior período Dinástico Temprano, Ycon· · • ; cJón ~obl~cional
produciría una decisiva novedad desde el punt¿ de vista de )a
siderando el carácter amurallado de algunos sitios, los frecuentes abandonos de · . orgamzactón soctal: l~ dJo cohstituirun medio pára la convergencia de tramas de
asentamientos y la glíptica del período Uruk Tardío-que dispone de representa- '1·· parentesco antesdesvrncu.\adas entres!. Y entre no-parientes no necesariamen-
ciones de prisioneros, de soldados en marcha y enpleno conflicto-, la guerra · , te n~en los mismos printipi~s que articulan las comunidades parentales, Jo que
. entre esos núcl~osurbanos no debió estar ausente e.n el marco de los ~recesos , . lmphca un .contexto pr.op1c10 para la aparición de otro tipo de lazos sociales,
en que tales nucleo. s est.aban devmtendo centros. estala.les. Comoqlllera que ~.. como los que el Estadomtroduce. Retengamos por ahora esta reflexión. Volvere-
hayasido, en los comienzos del ITI milenio a.. C. y a diferencia de lo que sucedería ~'m os sobre ella en el capi¡ulo final de este libro.
en el valle del Nilo, en la Mesopotamia se consolidaría un patrón político frag- i . ·
·ni entado, compuesto probablemente por más de treinta ciudades,Estado in de- ~ ,
pendientes entre sí y en competencia por Jos recursos hldricos y el acceso a los Ji. 3.3 El valle del Indo
bienes procedentes de regiones lejanas. Ese patrón policéntrico estaba llamado ·~
a perdurar por largo tiempo y sólo tenninarla con la primera unificación regional ~ Hacl~. ~edmdos
. . .
del Jllmilenio a.C., el valle del río Indo seria el escenariÓ central
dirigida por S argón de Akkad, hacia 2350 a.C. . · ·~~ de una dmamrca de cambios sociopolíticos. que conducirían
.. a la organización de
. un

•:'~1}
.
29
28 ~
i~
·~.

tipo de soci~dad no idéntica pero sí equiparable a las que se hablanconstituid~ aparición de Josgrandes centros urbanos. ~o~ núcleos de Harappa (0,65 km' de
previamente en Egipto y la Mesopotmma. En efecto, es en. el .valle de tal ~·[o-; superOcie), Kaltbai1gan (con una cmdadela de 260 x 130m) y Dholavira (casJ 1
donde se encuentran los dos principales centros urbanos conocidos: Mor.enJo. :. km') se extienden a partir de aldeas del período previo; en cambio, las otras
Daro (a la altura dellndo inferior, en la actual pr~vi~cia pakistanl d? Sind)j •. ciudadesmayores-Mohenjo-Daro (0,83 km'), Ganweriwala(0,81 km'), Rakhigarhi
Harappa (en el rio Ravi, afluente dellndo, en la pro_vmcm de P~ya?). S m embar : (0,80 km>)-parecen constituirse más recientemente. Se calcula que en cada uno
go, la "civilización" del valle del Indo se extendemt por un terr~tono mucho má' de estos centros urbanos mayores pudo residir una población cercana a los
vasto de alrededor de 1.200.000 km', que abar-ca el actual Pakistán Y oeste d~l' 0.000 ó 40.000 habitantes. En el interior de estas grandes ciudades, se adv.ierte
3
India: y que se extiende desde la costa oriental de Irá~ hasta las Mcientes d~ , un importante grado de planificación, que en general incluye la disposición de
Ganges, y desde Afg'anistán hasta la penfnsula de Katluav:ar. SemeJante exte~J¡. unmonticulo ("ciudadela") en el que se emplazaban losediílcios de mayor porte
sión geográfica comprende muy diversas zonas ecológicas entre las que s.~ · (en Mohenjo-Daro se han hallado evidencias de un complejo con un recinto
destaca, en el centro, la llanura aluvial del Indo Y del actualment': extmto rl, · hundido de 83 rq> que pudo ser un Gran Baño, y otro edificio de 45 m. de largo x
Sarasvati (o Ghaggar-Hakra); hacia el sur, el desierto de Thar, Y hacJa el noroef ' 23 m de ancho, que suele ser interpretado como un gran graneró), y una ciudad
te la meseta de Baluchistán (entre 600 Y 1.200 m de altura) Y las cadenas mont~. baja, con estructuras domésticas y talleres P.ara el artesanado'; las ciudades
ñ~sas de Sulaiman y Kirthar (con alturas que llegan casi a los 3.500 m). Eldirir contnban, además, con calles demarcadas, sistemas de drenaje y de eliminación
es mayorme~te seco, con escas,as precipitaciones (entre 125 Y 250 mm anuales \, de residuos y muros de ladrillos de adobe cocido.
aunque éstas son más abundÍmtes en las áreas montañosas. En todo caso, ~.: Por otra parte, los testimonios procedentes de los grandes centros urbanos
núcleo central de esta vasta región parece haber estado en tomo del valle d~ i. permiten notár la existencia de un artesanado especializado en la elaboración de
Indo y especialmente del antiguo río Sarasvati, donde se conc~ntra~ alre?edS · objetos de cerámica, cobre, bronce, piedras semipreciosas y otros materiales,
de 1.000 de los casi 1.400 sitios que se conocen para esta expenencia socm.L ':. ·, entre Jos que sobresale una estatuilla de esteatita que representa a un hombre
Con anterioridad al2600 a.C. (período Preurbano, 3200-2600 a.C.), el parsaJ ; barbado y fmamente.ataviado, usualmente denominada como la estatua del "rey
social de la región aparece defmido a partir de la presencia de una multip!icid~ . sacerdote", que se~uramente evoca a un personaje de elevado rango· social. Por
de aldeas que practicaban la ganadería (ovejas, cabras, cebú_e:) Y l~ agncult~r . lo demás, en el marco de las actividades especializadas, es necesario destacar la
(trigo, cebada) y elaboraban objetos de cerán:'ca Y cobre. El SltlO meJor conoci~ : presencia de una gran cantidad de pequeños sellos rectangulares (5 cmx 5 cm),
es el de Mehrgarh, en el río Bola~ (BeluchJstán), con un área ocupada que sJ. probablemente utílizados com.o dispositivos de identificación en los íntercam-
extiende por 2 km' y que fue utJ!Izada a lo largo de ~.000 añoo, donde se J1:1.. bios de bienes, que incluyen más de 400 signos de una escritura probablemente
hallado testimon~os de arquitectura doméstic~ Y P.~cticas fur:erarms que mclJJlogosilábica que no se encuentra.descifrada y la existencia de un sistema ~e
yen el uso de ladnllos de adobe. En cambio, otws Sltlos del pen~do, de los que~~ pesos y med1das de gran prec¡swn, que no tiene precedentes y que seguma
conocen 463, son, en general, de dimensiones mucho m~s reducida~ (el promediJ. siendo utilizado durante los siguientes milenios. Tanto el sistema de escritura
es de 0,05 km 2 ), y sólo tres de ellos presentan muros de Circunvala~tón. Lacultm:¡¡ como el de pesos y medidas pudieron ser de gran utilidad en las dinámicas
material de estos sitios deja ver ciertas diferencias estiHsticas relacwnadas con la~ a~ociadas a los intercambios. Si bien buena parte de las materias primas utiliza-
diversas sub-regiones, pero no permite advertir distinciones pronunciadas er¡i das por Jos artesanos podían ser obtenidas localm~nte, otras procedían de te-
materia de diferenciación social. Con este escenario aldeano poco dtferencia~ giones más lejanas: el lapislázuli procedía de Badakshan, en el actualAfganistán,
corno punto de partida, el siguiente periodo Urbano (aproximadamente 2600~ y el oro, posiblemente del sur de la India; existía también un tráfico maritímo que
2100 a.C.) constituiría una época de grandes transformaciOnes, tar: profund~~ conectaba al ámbito del Indo con la Mesopotamia (de donde· probablemente se
por sus implicancias como vertiginosas en cuanto al ntmo del cambto. . '~ importaban tejidos). Varías ciudades, como Lothal a! sur, y asentamientos meno-
En efecto, en torno de 2600-2500 a.C. comwnza •. registrarse u~a sene d~ res como Shortughai, al norte, en el valle del Oxus, pueden haber debido su
significativas novedades. Por una parte, no sólo se advlerte un noto no aum~ni* existencia a tales dinámicas de intercambio. .
en la cantidad de sitios documentados -que supera el doble de los conocJdo~
con anterioridad y que se extienden hacia zonas más alejadas- sino también 1~

30 31
dit1Cl1 tQlll(H lJUIUI..l~/ t'.Hl.ll.. v,HI.l...:l Vj.!V>V,<AVv 1 J ...,, ~ .. - .. ~- ~ .•• .-.

términos comparativos- en el lndo hay menos testimonios de desigualdad


•,\
·,. social que los conocidos para Egipto o la Mcsopotamia, no es sencillo imagi-
. nar la existencia de concentraciones poblacionales de 30.000 o.40.000 indivi-
.,duos, ca~aces de llevar a cabo obras monumentales, de sostener especialistas
yde regirse, en alguna medida, por sistemas comunes de registro, sin alguna
•instancia política que organizara y articulará el conjunto. Y si bien es claro que
. no debió haber habido una élite que enfatizara un rol guerrero o que llevara a
"· cabo enterramientos monumentales, esto no implica necesariamente la ausen-
cia de toda élite sino más bien la de una forma frecuente de ostentación: quizá
, se encuentre allí el carácter excepcional de la "civilización'' surgida en el valle
:del Indo,
En todo caso, más allá de la presencia o no de Estados, es evidente que el
·urbanismo que se advierte a partir de mediados del!II milenio a.C. constituye un
decisivo proceso de cambio. Entre las princ'l'pales razones de esta "revolución
·. urbana... en el valle del Indo, los investigadores subrayan el perfil ceremonial de
, algunos núcleos (Mohenjo-Daro, Kalibangan) y la importancia en el plano de
los intercambios que se advierte respecto 'de múltiples centros principales y
· secundarios: un salto en la intensidad de los intercambios podr[a haber implica-
do una tendencia a la concentración poblacional, como una fonna de acceder a
tales dinámicas; esa co'ncentración, a su vez, pudo potenciar una mayor hamo-
' geneidad en el plano cultural. Algunos autores han indicado que, en el comien- ·
' zo de la "civilización" del Indo, debió producirse una rápida fusión de tres
Fig. 4. El valle del Indo. (Diser.o: A. G.). tradiciones o "grupos étnicos" (Bagor, Hakray KotDiji). La aflrtnación es inte-
resante: en la medida en que, en los medios urbanos, hubieran entrado ·en con-
¿Hubo un Estado en !asegunda mitad dellliirlilenio a.C. en el valle del Indo?: , .tacto.pen:nanentegrupos étnicos antes diferenciados, esto podría haber impli-
Los especialistas se encuentran sumamente· divididos en este punto. Por mil·, cado la aparición de nuevas fon:nas de interacción, en exceso respecto de las
lado, aquellos investigadores que subrayan los indicadores que hemos cansí? :. ., formas reguladas por el parentesco.Y, comÓ en las ciudades mesopotámicas, las
derado hasta iu¡ui -la )lresencia de grímdes ciudades, de cierta pJanificacióri ; prácticas de. tipo estatal podrían haber encontrado alll un ámbito propicio para
w·bana, de obras monumentales, de especialización ¡utesanal; de un sistema di .: su emergencia ..De hecho, quizá se podría considerar la experiencia social e¡;1 el
escritura, pesos y medidas, de intercambios sistemáticos de larga distancia"' .· Indo a partir del modelo inesopotámico: aúnque desprovisto de las característi-
afin:nan que debió haber tma organización de. tipo estatal, aunque difieren res:· i . ~as guerreras y de ostentación propias de las ciudades-Estado del Tigris y el
pecto .de la existencia de. un único Estádci o dé varios Estados en la región. Por' · · Eufrates, es posible pensar en Mohenjo-Daro, Harappa y las otras grandes
el otro lado, se hallan los estudiosos qüe destacan la ausencia de evidencia ciudades del Indo como núcleos estatales autónomos en el marco de un hori-
directa de prácticas coercitivas -militares otributari(lS-Y que tainbién indican·· zonte cultural común..
que no existen testim.onios fehacientes de una fUerte e;;tratificación social :.tale~;,¡¡¡.
·como grandes palaCios o sepulcros monumentales equipados con cuantiosos;i
ajuares ~unerarios-, q~e condu~e ~·concluí:
lo los. que la sÓciedad del Indo debé·l·'
caractenzarse como un sistema de mult1ples sociedades de Jefatura, o en térini~~
nos excepcionales, como la única "civilización sin Estado" conocida. Si bien d.~

32
. 1
··~
33

. ;s:
'!i
.i
3.4China pertniten suponer la existencia de conflictos entre las comunidades aldeanas de
la época, que probablemente compartían un modo de organización compatible
Corresponde ahora considerar el proceso en,el que aparece el más tardío de '
con el modelo de las sociedades de jefatura.
los Estados primarios del Viejo Mundo: se trata del Estado chino, que emero·e en Los inicios del subsiguiente periodo Erlítou (2000-1500 a.C.) coinciden con
el valle medio del río Amarillo (HuangHe), en la primera mitad del II mileni;a.C ··• la época en la que podría haber existido la que -de acuerdo con los relatos
Si bien, en el transcurso de los dos milenios previos, se constituyen diversa~ J ':.
tradicionales-· seria lá primera dinastia china, la Dinastía Xia. Si bien es dificil de
socJedades de base económica agraria, con ciertas formas de diferenciación '• hacer coincidir la información de los cronistas chinos con la que procéde del
social y la presencia de complejos rituales, en varias regiones del actual territo- · . registro arqueológico, lo cierto es que este último indica que durante el periodo
río .chino -Hongshan en el noreste, Dawenkou en el este, Lianghzu en el sur-, .~ é Erlitou aparecen testimonios que implican una serie de profundos cambios so··
sena sólo en el foco cultural Longshan situado en la llanura central del norte ciales. En primer lugar, el sitio de Erlítou, una pequefia aldea ocupada desde el
(Zhongyuan) donde se producirían las transformaciones que desemboéarlan en .· . perlada Yangshao a orillas del río Yiluo (afluente del ríoAmarillo), parece haber- ·
el adv:enimiento del urbanismo y el Estado. ~~r~ada por el cu:so medio del rfo ':U·: .. se convertido en el centro más importante de la región. Allí se construye un
Amanll.~ -que corre pnmero de norte a sur, d1v1dJendo las provmcias de Shaanxi j:
y Shamo, y luego de oeste ~ es;e, mgresando en la provincia de Henan, para '.
luego desembocar en la provmc1a de Shandong-, lá llanura central del norte es : '.
1'• recinto monumental de 108m de largo x lOO.m de ancho, que incluye una plata-
fauna rectangular de 30 m x 25 m, que poct.ría haber constitnido el palacio del
gobernante. Otro gran recinto de Erlitou mide 73 m de largo x 58 m de ancho y
una vasta región demás de4GO.GOO km2 yunaaltitud promedio inferior a los 50 '•'' también ha sido interpretado como una estructura palatina. Cerca de este recin·
m, caract~rizada por un clima seco y frfo con precipitaciones de ritmo irregular . ;, : to, se halló una tumba de 5 m x 4 m, con una segunda cámara más profunda, que
(por ~ebaJo. de los 70,0 mm anu,ales) y por un suelo compuesto de loess ( mia ·~ pudo constitnir un enterramiento real; otras tumbas de la élite "n Erlitou conte-
espec1e d~ !.uno amanllento), que resulta de una gran aptitud para los cultivos, .·~ , nían objetos rituales de bronce, laca, jade y turquesa; además, se han encon-
por su fac1hdad para ser roturado y por su capacidad de absorción de agua. '~ ' trado enterramientos, asociados al palacio mayor, que parecen haber conteni'
Con anterioridad al ~1 milenio a.C., la región de la llanura central del norte .~.
do individnos sacrificados. Por otra parte, se han detectado áréas para la
conoce dos grandes penados: Yangshao (5000-2700 a.C.) y Longshan (2600- l:
elaboración de bienes de bronce, cerámica y hueso, que sugieren la existencia
2000 a.C.). Ya en el primero de ellos se advierte la presencia de diversos núcleos , de un artesanado sumamente especializado, así como una serie de casas de
aldeanos, que practican la agricultura (mijo, sorgo, cáfiamo; durante 'el período ·~' planta rectangular (probables residencias de élite) y chozas semisubterráneas
~ongshan se in~orporaril el trigo y el arroz), disponen de cerdos y perros domes- '' (posiblemente utilizadas por la población general). El sitio parece haber alcan-
tl?ados Y practJCan la caza y la recolección de diversas especies. También se zado 0,4 km' de extensión y se ha calculado que pudieron residir en.él más de .
dtspone de diversos artefactos cerámicos y -desde el3000 a.C.- de objetos í:le
30.000 habitantes. ·
cobre y ?ronce: ~n algunos cementerios de ambos periodos (Banpo, Jiangzhai, Más allá del núcleo de Erlítou, se advierte una notoria influencia de este
Chengz¡) se disnnguen dos o más agrupamientos de tumbas, lo que ha sido ·JÍ centro sobre sus áreas peritericas. En el valle de! río Yiluo, se constituye un
mterpretado en el sentido de diferencias entre subgrupos parentales. Par· su
.., .
1
i . patrón de asentamientos que reconoce cuatro niveles jerárquicos, siendo Erlitou
pa rt. ~, 1~ d Jterenc¡as existentes en los ajuares funerarios parecen indicar los ,~ el único de priii1.er tipo, y con varios centros secundarios (Shaochai, Huizu,.
~~m1ehnzos de cdie.rta, diferenciación social. En las aldeas, desde el period:> *{ · Nanzhai) en un radío de 25 km desde tal centro, dotados de una cultura material'
,angs ao, se a. v1erte ·Un patrón <)e viviendas semisubterráneas, organizadas \~ compatible cpn la de Erliton y sitnados sobre ríos que permitían el acceso a
en _tomo de recmtos de mayor temaño, que podrían haber sido lugares de re- f'
umones comunales o residencias de los líderes aldeanos. Durante el mismo .¡~ dlversas materias primas de la región (piedra, kaolín, carbón, hierro, madera).

período, existen alde~s con fosos perimetrales, modo de protección que en el '~ Más allá de la cuenca del Yiluo, se advierten sitios que también presentan testi-

período Longshan deJa paso a la constrncción de muros de piedra y tierra apiso- ;~ monios relacionables con Erlitou en regiones más distantes y desde las cuales
.podia obtenerse otru serie de materiales demanda4os por el centro y no disponi-
¡:¡adaen los llamados "sitios-fortaleza", que alcanzan basta O, 1 km 2 : ambos dispo- ')
:1~1vos, sumados a las armas conocidas en mayor escala durante el Ill milenio a.C., ;i bles localmente: Dongxiafengy_Nanguan hacia el norte, en la provincia de Shanxi,
desde donde podía obtenerse cobre y sal; Donglongshan hacia el oeste, en la

jl;¡ 35
¡·
Provincia de Shaanxi, de donde también provenfa cobre y jade y Panlongcheng ·~'1
bélicos que se infieren de la existencia de armas y de las posteriores referencias
hacia el sur, en la provincia de Hubei (curso medio del rlo Yangzi), de donde podía de Jos cronistas acerca de las guenas en tiempos de las primeras Dinastlas. De
proceder cobre, estaño y plomo. La influencia de Erlitou sobre estas regiones ,;J hecho, se ha querido ver en este cambio el final de la Dinastia Xia y el ascenso
contrasta con lo que sucede hacia el este, donde se constituyen otras sociedades '·.¡ '. al poder de !a Dinastla Shaog. Comoquiera que baya sido, la segunda mitad del
(Xiw¡ijuan en las provincias de Henan y Hebeí; Yueshi en la provincia de. Shandong) ' · JI milenio a.C. seria el escenario para la consolidación de unas dinámicas estata-
que, según algunos investigadores, podrían corresponder a entidades políticas ,f : les centradas en el liderazgo polltico, militar y religioso de los monarcas Shang y
independientes. Con la información disponible es dificil de ponderar el alcance ·¡; su élite, que monopolizaban el acceso a los bienes exóticos y, especialmente, a
exacto de la supremacía de Erlítou, aunque es verosimil suponer que ésta haya ·~: Jos objetos de bronce utilizados en las prácticas rituales y bélicas. Tal élíte sería
sido nlás intensa en el.valle del Yiluo que en las regiones más alejadas. .~ : secundada por un considerable artesanado especializado y un aparato adminis-
.trativo en posesión de un calendario lunar-solar y un sistema de escritura, cu-
·~,. yos propósitos iniciales parecen haber estado relacionados con la identifica-

·~.· .•
ción de linajes especializados en diversos oficios y con usos oraculares.
·)i: ·: Asl,pues, en tiempcis de la Dinastia Sha!lg, todos los indicadores pro pues- •
tos por Childe para su "revolución urbana" s¡¡, aprecian o se infieren a partir de
. ~
]os testimonios disponibles: concentración poblacional en las llamadas "ciuda-
) ·'
des-palacio", con 'construcciones monumentales; especiaUzación del trabajo;
constitución de una élite palatina, en condiciones de extraer tributo del resto de
la población; obtención de bienes desde lejanas regiones; homogeneización
' ·~
cultural; disposición de sistemas de calendario y escritura; existencia de un
aparato estatal diferenciado del ámbito aldeano. El momento crucial, sin embar-
go, debió acontecer cor¡ anterioridad, a principios del período Erlitou, cuando
comenzarla a alterarse el patrón organizativo de las sociedades de jefatura del
.período Lóngshan.
¿Cómo sucedió ese proceso? Los especialistas .suelen subrayar los sitios
amurallados :y la profusión de armas del periodo Longshan para indicar que
debió existir una fuerte .competencia entre las diversas jefaturas de la región, sea
por motivos faccionales, sea por el accesh a rccúrsos. A esto se afiade· un
probable movimiento inmigratorio desde las zonas costeras, como efecto de
alteraciones en el curno inferior del río Amarillo, que habríadetenninado que.los
Ftg. 5. China. (Diseflo: A 0.) conflictos se entablaran en un marco dé una creciente interacción multiCultural.
El carácter "palatino" de los primeros núcleos urbanos, así coní.o sus lugares de
. Hacía 1600 a.C., con el inicio del periodo Erligang (1600-1400 a.C.), la impor- emplazamiento y murallas, parecen afirmar la posibilidad de un lidera~go básica-
. tancia. de Erlitou comienza a disiparse y el centro del dinamismo político se mente ligado a la guerra. Es difícil de .establecer si la rápida concentración
traslada más hacia el este. Aparecen entonces dos grandes centros doblemente .poblacional en sitios .como Erlitou fue forzada por los líderes militares o fue el
amurallados: Yanshi (0,8 km 2 ) y especialmente Zhengzhou, cuya muralla exterior resultado de la búsqueda de protección, pero lo cierto 'es que los nuevos esce-
detennínauna superficie de 2,5 km2 , que abarca un área palatina, una zona des- narios urbanos podían potenciar el proceso de cambio, a partir de la interacción
tinada a las actividades rituales, diversos cementerios y tallerés para la fundi- •entre grupos no .emparentados entre sí. En cualquier caso, los conflictos po-
c.ión de bronce. Si bien no se conoce el modo preciso en que el predominio de drían haber tenido alguna contrapartida más consensual: tomando en cuenta la
Erlitou se trasladó hacia Zbengzhou,se podría relacionar con los conflictos . importancia .del.parentesco .en Ia estructuración de las élites chinas, algunos

37
36
autores han sugerido que los linajes superiores de los grupos ciánicos pudieron , 4. Mesoamérica
entablar alianzas entre sí, en desmedro de los linajes inferiores de sus propios'
clanes, fortaleciendo as! la constitución de una é!ite diferenciada del resto de la''
población de la cuenca del río Amarillo. ·

...
Promediandoelllmilenio a.C., en el Viejo Mundo habían aparecido ya cuatro:· Mesoamérica constituye una región de cerca de un millón de km>, que abarca
grandes focos primarios de urbanismo y Estado. En efecto los valles del Nilo ' ,, todo el centro y el sur del actual México, así como Be!ice; Guatemala, El Salvador
del Ti gris y el Éufrates, del Indo y del Amarillo habían sido ;scenarios para uno~; ; y parte de Honduras. No se trata, en rigor, de una región natural· sino de un área
proces~s que, con sus similítu'des y "con sus cliferencias, habían generado una: . sociocultural: es el ámbito en que tuvieron lugar. unas sociedades que, más allá
serie de transfom1aciones sociopolíticas sin precedentes. Esas transformacio-'1 ' • · de sus especificidades, han compartido una serie de características culturales
nes, sin embargo, no se limitarían al Viejo Mundo. Dos m! evas áreas se agrega-!, comunes en materia de formas de subsistencia, modos de organización social y
rían a esa selecta lista, y éstas se hallarían emplazadas en el Nuevo Mundo: se,; representaciones ideológicas. En efecto, deslíe el punto de vista natural, "el área
trnta de Mesoamérica y de los Andes centro-meridionales. Es tiempo ahora de', : presenta una gran diversidad. En especial, sobresale el contraste entre las "tie-
considerar qué.sucedió en ellas. ·· rras altas", asociadas a las cadenas montañosas que·se extienden grosso modo
de norte a sur, más próximas a las costas del Océano Pacífico y las "tierras
bajas", que refieren a las áreas de llanura que se despliegan particularmente en
tomo del vasto Golfo de México aunque, en una franja estrecha, también a la
costa del Pacifico. Pero tanto unas como otras encierran una gran variedad
interior: en relación con las primeras, las tres grandes cadenas montañosas -que
llevan el nombre de Sierra Madre Occidental, Oriental y del Sur, con altitudes
promedio mayores a 2.000 m y estribaciones superiores a \os 5.000 m-, se hallan
interrumpidas por diversas cuencas y valles, entre Jos que sobresalen los de
México y Oaxaca; en cuanto a las segundas, se destacan las diferencias ·entre la
llanura costera del Golfo-con Jos principales ríos de la macro región y abundan-
tes lluvias- y la península de Yucatán, desprovista de ríos y con un clima seco
y escasas precipitaciones en el litoral norte.

38
elmalz, y también frUolcs, calabazas, ajles, aguacates y amarantos. La domesti-
cación de animales fue muy reducida en la macro región si se la compara cou el
Viejo Mundo e· incluso con el área andinir-(sólo se utilizaron perros, pavos y
. patos con propósitos alimenticios), y l.as prácticas qe caza (ciervos, conejos) y
-recolección ele especies salvajes como el magUey mantuvieron cierta importan-
cía. Con todo, la reorientación creciente de las estrategias de subsistencia en
. tomo de los cultivos domésticos traerla importantes consecuencias tanto en la
adopción de nuevas tecnologías (especialmente, la cerámica) como en los pro-
' cesos de sedentarismo. Por su parte, la búsqueda de bienes no disponibles
]ocahnente (básicamente, piedras como la obsidiana y una diversidad de plan-
tas) estímularon los contactos entre las distintas regiones mesoamericanas,
potenciando también la circulación de ideas y produciendo cierta homogenei-
dad cultural en el marco de la pronuncü¡,da diversidad natural del ámbito
mesoamericano. :o
Comoquiera que sea, a lo largo del Ilmilenio a, C., y con más int~nsidad en su
· segunda mitad, este patrón sedentario y centrado en el cultivo del maíz se con-
solídarla por el área, especialmente desde Chiapas (Chiapa de Corzo, lzapa)
hasta el Valle c!e México (Tiatilco, El Arbolillo) pasando por el valle deOaxaca
Fig. 6. MesoilmtirtcCt. (Diseilo: A. G.)
(Tierras Largas, San José Mogote). En la zona de la costa del Golfo de México,
sin embargo, no sólo se atlrmarla esta forma de organización aldeana: tamblén
Desde un punto de vista histórico, Jos especialistas han subdividido el pa- tendría lugar una serie de transformaciones decisivas en el escenario sociaL En
sado precólombirlo del área en una serie de cinco grandes épocas: el perfodo de efecto, es la época en que hace su aparición· la llamada cultura o hueca,
·los Primeros Cazadores o Paleoindio (desde los inicios del poblamiento del área
hasta comienzos del VII milenio a.C.); el período Arcaico (desde el VII milenio
hasta comienzos del II mileiÜo a.C., caracterizado prirlcipahnente por la adopción 4.1 Los olmecas
de la agricultura); el peiíoc!o Preclásico o Formativo (desde el U milenio hasta
mediados d~l siglo 1! d. C., en el que suceden las transform:aciones iniciales que . La región costera .que comparten los mo demos Estados' mexicanos ele Veracruz
conducen al urbanismo y aÍ Estado en diversas sub-regiones); ·el período Clási- y Tabasco constituye una extensa llanura, sólo alterada, hacía el oeste., por la
éo (desde el siglo II al X c!.C., en el que se consolidan los centros estatales de cordillera de Tuxt]a, Se trata de una de las regiones más húmedas de Mesoamérica,
Teotihuacan, Monte Albán y el área maya) y el período Posclásico (desde el . con un ·significativo nivel de precipitaciones y con ríos que desbordan en la
siglo X al XVI, en el que surgen nuevos centros toltecas, aztecas y mayas, hasta temporada más lluviosa y depositan una capa de limo fertilizante, todo lo cual
la conquista espallólá). En este volumen, el interés recae sobre el periodo hace que el área sea de un gran potencial agrícola y facilite una población
Preclásico y comienzos del Clásico: en efecto, es por entonces que Mesoamérica numerosa. Es en esta región en la que se registran los principales centros de la
atraviesa un proceso de cambio social sirl precedentes, equiparable-a las trans· sociedad olmeca, cuyo nombre -"gente del país del hule"- deriva del que Jos
formaciones acaecidas en el Viejo.Mundo, que venimos ele ver, posteriores aztecas haoían dado a los habitantes de esas zonas. En .los centros
¿Cuál es la situación a comienzos del período Preclásico? La principal carac- o huecas, y especialmente en los tres principales: San Lorenzo, La Venta y Tres
terística del escenario social de la época probablemente haya sido la de una . Zapotes, se producirían, por primera vez en el ámbito mesoamericano, varias ue
dispersión de pequeñas aldeas con un patrón de subsistencia centrado en el las transformaciones que Gorc!on Childe agrupó con el rótulo de "revolución
cultivo de las especies domesticadas durante e] periodO anterior: principahnente ·urbana".· ¿Cuándo. y cómo se proctuceu esos .cambios tan r.elevantes? ·
40 41
.'.·
l.
¡

'
'•

' TuJ<tla. Tres Zapotes sería el último de los grandes centros olmecas conocidos,
situándose cronológicamente en tom9 del Preclásico Tardfo, en los llltimos
sia]os dell milenio a.C. · · . ·. .
Ahora bien, ¿qué caraoterfsticas son las que hacen. que estos núcleos olmecas
sean tan diferentes respecto de los modos de organízací6n social preexistentes?
. '.• En primer lugar,. sobresale un conjunto de construcciones de grandes magnitu-
su
des. El centro de San Lorenzo, en fase de supremacía, estaba constituido por
una serie de plataformas, que seguramente eran la base de ·edificaciones de
. '
madera y otros materiales perecederos, que se hallaban sobre una enorme expla- .
nada de 1,25 km de longitud y 45 m de altitud, parcialmente-rellenada en forma
. ártifioial, lo que 'debió hnplicar el iras lado de más qe dos millones deJ11' de tierra.
La explanada pos;:ía un sistema de drenaje de unos 170m de. largo, probable-
mente relacionado con algún tipo de estanqu~_c.eremonial. En La Venta existe un
complejo de construccior¡és que se.extiende p¡;¡r 19 km; entre los que sobresalen
. ' los restos de una pirámide artificial de 34m de altura, construida con arcilla, así
'
como otros montículos, una plaza rectangular rodeada de columnas'de basalto,
, una serie de pavimentos de serpentina y un gran sepulcro rodeado y techado
con planchas de basalto. En Tres Zapotes, por su parte, también se registra una
seri'e de 50 montículos, que se extienden a lo largo de 3,2 km. Más allá de este
· tipo de construcciones, lo que quizá res uIta más emblemático del mundo olmeca
es la talla de colosales cabezas de piedra, de hasta 2,85 m de altura y hasta 20
Fig. 7. Ambilo olmeca. (Diseño: A. G.)
toneladas de peso, halladas en los tres sitios, que probablemente representan
imágenes de sus lfderes, provistos de una suerte de cascos, y que no sólo
Desde el punto de vista cronológico, en general se admite que pudo ha':>er ·• .
implican una notable especialízación artesanal, sinotambién un notorio disposi"
cierto escalonamiento temporal en cuanto a los períodos de mayor actividad de '
tivo logístico para trasladar los bloques de basalto y andesita desd.e las canteras
los principl\les centros -de hecho, podrían haber sido abandonados luego de ::' ·
en las montañas de Tuxtla, a decenas de kilómetros de los centros olmecas..
procesos de destmcción-, como si cada centro hubiera cedido la primacía al ;
siguiente. El primero'de los grandes núcleos olmecas es el de San Lorenzo\
Tenochtitlan, ubicado en las cercanías de un afluente del río Coatzacoalcos ·•J'
cuya población se remonta a los comienzos del período Preclásico (hacia 180Ó ) ·:
a.C.), aunque el período de grandes cambios en lo que inicialmente debió ser un ~11
ámbito aldeano sobrevino luego del 1500 a.C. Con posterioridad al1200 a.C., el ~
centro ing~e~ó en ~~a fase de declive y pu,do sufrir algún tipo de crisis violenta. '1
El predommw pohtrco paso entonces.al nucleo de La Venta, s1tuado más al este, .·~ .
en una zona pantanosa formada por el río Tonalá . .Si bien el sitio pudo estar 11
poblado desde co':"~enzos dd Preclásico, su época de mayor e. xpansión se sitúa

:.J.,_'

en tomo del Preclastco Med10, especmlmente en tomo de la primera mitad del I


milenio a.C. El centro parece haber sido destruido haciael400 a.C., y para enton- :¡,
..ces comienza la fase de mayor actividad de Tres Zapotes, situado en dirección ~ · ·
opuesta a La Venta, unos 160 km al oeste, en las cercanías de las montañas de. j. ·
j.
' ' 43
42 JI)
-·~ calendario de la "cL¡enta larga" en Tres Zapo les, y el reciente hallozgo de la
estela de Cascajal, que testimonia la existencia de una escritura olmeca (aún no
descifrada), son claros indicios de la presencia de especialistas en el uso de
dispositivos de registro, asociados a la esfera ritual pero tal vez también a algu-
na forma de administración.
- En función de todos estos testimonios, ¿es posible hablar de la existencia de
un Estado ol!1leca? Las opiniones de los especialistas están divididas en este
punto. Es cierto, por un lado, que no existe evide~cia direct~ del mon?polio de la
. coerción en manos de los lideres olmecas, y- es cterto tamb1ért que -s1 se compa·
:- ra con centros posteriores como Monte Albán o Teotihuacan- los procesos de
concentración poblacionar y de construcciones "urbanas" son de una escala
menor. Sin embargo, por un lado, las figL!ras de liderazgo olmeca -terrenal o
divino- no se hallan carentes de connotacipnes bélicas, como puede inferirse
de los cascos y las armas que ostentan en sus representaciones, y las probables
destrucciones de San Lorenzo y La Venta podríru1 indicar escenarips asociados
al conflicto. En el mismo sentido, tomando en cuenta la magnitud de las edifica-
ciones y de las esculturas, se puede coincidir con el arqueólogo Richard Adams.
cuando observa que "claramente, el grupo de élite que lideraba la sociedad
olmeca tenía suficiente poder para reclutar fuerza de trabajo para los proyectos
de c'Onstrucoión, .los rituales y otras actividades que requerían un uso intensivo
de trabajo" ( 1997, 33). Y por otro lado, no es posible interpretar una determinada
Fig. 8. Altar olmeca (probable Trono). (Foto: GEP-UAB.) organización social·por las caracterlsticas de otras sociedades posteriores, pues
de tal modo se pierde de vista la especificidad de la propia sociedad analizada.
-Por cierto, la importancia de la especialización artesamil y de las capacidades ;'' ' Tal perspectiva es afln a las estrategias evolucionistas, en la medida en que, al
log!sticas· olmecas también se advierte de otros·modos. Por un lado, la pericia'·· postular un proceso de desan·ol!o casi constante, se colige que los olmecas
escultórica de los artesanos olmecas se aprecia tanto en los grandes bloques de ' deberían hallarse en un estadio inferior al de Teotibuacarr o de Monte Albán, Y
basalto con tallas antropomórficas -probablemente utilizados como tronos para . estos, a sn vez, deberian estarlo en relación·cortlós posteriores aztecas. Pero, si
los gobernantes- como en un considerable conjunto de peguef!as esculturas, .. se prescinde de tal postulado, toda la secuencia resulta irrelevante.
figurillas y máscaras finamente elaboradas mediante la talla de piedras tales '
como el basalto, el jade y la serpentina; Por otro lado, la notable expansión del
área en que se han hallado· objetos o grabados de estilo olmeca -que alcanza ~ '
Tlatilco (México D.F.), Chalcatzingo (Morelos), Juxtlahuaca (Guerrero) y hasta el ·)
lago Amatitlan y Abaj TakaUk (Guatemala)- son indicativos de la circulación de
bienes de prestigio e ideas procedentes de los núcleos olmecas. De hecho, es
probable que, al menos en parte, tales influencias estén en relación con la bús·
queda de determinados bienes no originarios del área olmeca central -jade,
ob~idiana, mineral de hierro (utilizado para la elaboración de espejos cóncavos),
qmzá cacao-, que debían ser trasladados desde las tierl'as altas y las costas del '_l·. í ·.
Pacííico de México y Guatemala. Por último, las evidencias acerca de uso del ~,

44
i ••
45

1
estatal del mundo olmeca es materia de comroversias, las razones que llevaron
a él no han alcanzado una gran sistematicidad. La índole ritual de "las grandes
construccion~s y las escenas iconográficas olmecas, así como la influencia de
estas representaciones en áreas muy distantes de los núcleos centrales, sugie-
ren que, al menos, la élite basaba buena parte de su legitimidad en el plano
religioso. La búsqueda de las materias primas que no se hallaban localmente
pudo estimular la organización de expediciones, as[ como la necesidad de dispo-
ner de excedentes para realizar Jos intercambios. Si.se.admite la posible existen-
a
cia de conflictos, estos pudieron aglutinar la población local en tomo de sus
líderes, así como también pudieron abrir las puertas al ejercicio de alguna forma
de coerción sobre los vencidos. Comoquiera que haya sido, el umbral de un
nuevo modo de organización social pudo cruzarsp en el momento en que, esas
élites, legitimadas por su prestigio ritual, estuvieron en condiciones de extraer
de la población grandes cantidades de exct!dentes, tanto en especie, para la
reproducción de la propia élite, de los especialistas y de la realización de inter-
cambios, como en trabajo, para llevar a cabo las obras monumentales y, even-
tualmente, la guerra. Con las evidencias actualmente disponibles, todo ·esto
parece haber sucedido. Es razonable, entonces, ver el mundo olmeca como una
experiencia social sin acusados niveles de urbanismo pero con las principales
,fig. 9, Cabeza olmeca. caratterísticas inherentes a una sociedad estataL
AhQra bien, los procesos de cambio social que suceden en el ámbito olmeca
Si se contrasta la infonnación existente sobre la sociedad olmeca con los a partir de mediados del II milenio a.C. -<lS decir, desde el período Preclásico
criterios incluidos en.la lista de.Childe, es posible notar que, por un lado, no hay temprano- conducen a un tipo de sociedad que, en sus primeros siglos de
suficientes testimonios para afmnar que ha habido una gran concentración existencia y en el estado actual de la documentacíqn, no encuentra parangón en
poblacional, como corresponde a los procesos de urbanismo. Pero, por otro otras sociedades del área mesoamericana~ que continúan un modo de vida bás~-.
·lado, .se puede verificar ,-o al menós sospechar-la mayor parte de Jos restantes camente aldeano, centrado en la producción agrícola y con escasa diferencia-
indicadores propuestos por Childe para señalar la existencia del proceso "revo- ción social. En cambio, las transformaciones que tienen lugar durante la fase
lucionario". En efecto, la presencia de especialistas a tiempo completo, obras final del periodo Preclásico (aproximadamente, entre el400 a.C. y e1150 d.C.),
moÍmmentales, sistema de escritura, estilos artísticos homogéneos e importa- acontecerán en varias sub-regiones casi al mismo tiempo. En efect~, esa será la
ción de materias pr.imas no disponibles localmente se aprecian con claridad. El época en la que comenzarán las experiencias estatales en Jos valles de Oaxaca y
uso de calendarios también sugiere algo acerca de la existencia de "ciencias de México, así como en las tierras altas y bajas del ámbito maya.
predictívas". La presencia de una clase gobernante se infiere de las representa-
ciones iconográficas, y la de la tributación, a partir de la fuerza de trabajo que
debió canalizarse en las grandes construcciones. Si los centros olmecas fueron 4.2 Los iapotecas de Monte Albán
el lugar de residencia de las élites, hay también allí un r¡wdo de inferir la distancia
social entre éstas y la mayoria campesina: si esa distancia se expresó en térmi- A diferencia de las condiciones de la fértil llanura costera en laque advendrían
nos estatales, es ·dificil de saber, pero se trata de una sólida posibilidad. los cambios que caracterizan la situación olmeca, el escenario en el que sucede-
¿Qué sucedió para que se produjeran tales cambios tan significativos en la rían las transformaciones qne darían Jugar al Estado de Monte Albán era un
co~ta del Golfo de México, entre el II y ell milenio a.C.? Si el propio carácter territorio principalmente montañoso, rodeado por la Sierra Madre del Sur y las

46 47

Sierras de Juárez. Se trata del valle de Oaxaca, en el moderno Estado mexicano ·.~ Desde comienzos del período Preclásico, el valle de Oaxaca registra la exis-
que lleva el mismo nombre. En rigor, el valle de Oaxaca está confonnado por tres ·.·1·' .• · tencia de url' conjunto de aldCas agríCOlas, asentadas en los márgenes de los
sub-valles snrcados por el río Atoyac y su afluente, el rlo Salado. Al norte, en las 1 , principales rfos que surcan Jos tres sub-valles. En especial, el subvallc de Etla
nacientes del Atoyac, se halla el valle de Etla; por el este se extiende el valle de . , parece haber concentrado una población mayor, .debido al hecho de la mayor
tlaco lula, atravesado por el Salado y hacia el sur se encuentra el valle Grande. · fertilidad de sus tierras en comparación cori las de lbs otros sub-valles, A partir
En conjunto, el valle de Oaxaca se halla a una altitud promedio de 1.500 m, con un ~f· · · ·
.·. de la fase Tierras Largas (1450-1150 a.C.), se destaca alll el asentamiento de San
clima mayOlmente templado, y con condiciones muy varía das para la práctica de José Mogote, el cual probablemente concentraba dos centenares de pobladores
la agricultura. Para la época del periodo Preclásico final, se cree que el grueso de y constitula la aldea más grande de todo ~1 válle. En la fase inmediatamente
la población del valle y'a estaba constituido por habitantes de lengua zapoteca, ·' · posterior (San José, 11 ~0·850 a.C.), en el m,afcode un sensible crecimiento domo-
la misma que encontraron los espaf\oles en la región en el siglo XVI. De al!!, el ¡ , , gráfico que afectarla a todo el valle de Oaxa~, San· José Mogotemultiplicarfa su
nombre que generahnente recibe la sociedad en la que acontecieron los cambios . : '), . población, que pudo superar largamente ell)lillar d~ habitantes. En ese contexto,
que desembocarían en la aparición del Estado. De crucial importancia paraeste , · 1' diversos indicios arqueológicos -la constn¡cción de edificios públicos (ausen-
proceso parece haber sido la fundación del nÚcleo poblaciona! de Monte Albán~ ·· tes én las aldeas periféricas), el tratamienia·.funetariá' diferencial para ciertos
unos 500 afios a.C., en una estratégica ubicación desde la que se controlaba el individuos, la confección de figurillas antrbpomórficas en posiciones sedentes
acceso a Jos tres sub-valles. Pero ¿por qué' se fundó este asentamiento? ¿Cuál ., (que podrlan denotar.t,tna postura de autoridad), la distribución diferencial de
era la situación social del valle de Oaxaca en la época inmediatamente anterior,· bienes de prestigi<r ~puntan a la aparición de ,ciertas diferencias sociales y
esto es, en las etapas previas al período Preclásico? formas de Jíderazgo dentro del ámbito aldeano. De hécho,. este tipo de diferen-
.cias se advietietambiéiJ. en otras aldeas del ¡yalle durante esta fase: por ejemplo,
en el cementerio de Tomaltepec, en el subvalle de Tlaco lula, una reducida mino-
'' f
ría de individuos concentraba la mayor parte de las cuentas de jade y de las
;,' vasijas con ciertos motivos iconográficos. ·
Las fOlmas de diferenciación y liderazgo que se aprecian en el valle de Oaxaca
a partir de la fase San Jos6 coinciden grosso mpdo con el modelo al gue los
~ntropólogos suelen d~nominar "sociedades de jefatura", es decir, sociedades
organizadas a partir de lazos de parentesco, en las que existe un tipo de pos.icio-
nes de prestigio clíferencial, asociadas .a lqs jefes y su entorno inmediato. La
• tendencia a la consolidación de este tipo de organiz.aciones sociales en Oaxaca
MonleAibán
parece afirmarse en las fases siguientes (Guadalupe y Rosario, 850-500 a.C} En
primer Jugar, continuaría el crecimiento demográfico, al punto de tener que recu-
rrir al uso de tierras de menor potencial agrícola, probablemente a partlr de
técnicas de regadío. En segundo lugar, se expandiría el número y las dimensio-
nes de los .edificios públícos: en particular, un recinto de San José Mogote
durante la fase Rosario, probablemente utilizado como templo, alcanzaría21,7 x
28,5 m y dispondría de grandes bloques de piedra caliza para su construcción.
En tercer lugar, el vaciamiento poblacional de ciertas zonas intermedias entre los
asentamientos mayores, algunos testimonios sobre incendios probablemente
-intencionales y la iconografla de un personaje que muy posiblemente ·represen-
,/ J. ta un prisionero sacrificado {Monumento 3 de San José Mogote), todo, ello
Fig. lO, Monte Albán. (Diseño: A. G.} . parece indicar la existencia de hostilidades. entre .los 'diversos centros de la

48 49

~>) ·~
".
,j'·:
región. Por último, cabe destac~rque el referido Monumento 3 incluye dos
signos jeroglíficos, relacionados con el calendario, ritual zapoteca, que consti-
luyen las pnmeras referencias conocidas a la escntura y el calendario en el
valle de Oaxaca. :
'
!
:! ,
:t
notoria redistribución de los habitantes del valle de Oaxaca, que incluye una
sensible merma de población en el subvalle de Etla, el más poblado durante la
fase anterior, que sufre el abandono de su principal centro, San José Mogote. Para
la faseMonteAibánl Tardío, el cen\To de :MonteAlbán abarcaría 0,65 km', no sólo
0
oncentrand9 un tercio de la población total del valle de Oaxaca sino también
constituyendo el escenario para un notable conjunto de trimsforrnaciones.
· En efecto, durante la fase Monte Albán l y con mayor fuerza aún a partir de
'
Ja fase Monte Albán Il (150/100 a.C.-200 d.C.), se llevarían a cabo una serie de
construcciones de gran porte. Tal política de construcciones incluyó la nivela-
.,t, ción de una enorme superficíe de 300m de largo y 200m de ancho, con edificios
·de más de 1Om de lado probablemente utilizados como templos yun.recinto de
' ' 41 m de largo para el juego de pelota. Se registra también una serie de significa-
tivos enterramientos ;;ubterráneos, con escal)patas y diversas cámaras para la
\• .i
colocación de ofrendas. Además, ya desde la fase Monte Albán 1, existen testi-
_i~' . monios de un sistema de canales de riego, así como de una muralla defensiva de
··.·;·
3 km en el perímetro occidentaL Ahora bien, más allá de las consirucciones
t monumentales -que, en menor escala, también se advierten en centros de se-

·~.
'1'
>-. gunda jerarquía, tales como el repoblado San José Mogote (Etla), Dainzú
'i .:
(Tlacolula) y tal vez Cuilapan (Valle Grande)-, durante las fases Monte Albán ·¡.
D tienen lugar otras significativas novedades, relacionadas con una producción
·¡' .
,;
cerámica estandarizada, con una extensión en el uso de la escritura jeroglífica, y.
·~·... con la generalización de un mismo cuerpo iconográfico a la escala de todo el
" Valle de Oaxaca y aún más allá. En particular, la iconografía incluye profiJsas
'l'
\l!
representaciones de individuos ejecutados -indicativas de un uso sistemático
de la violencia- así como de efigies que podrían representar divinidades, gober-

Fig. 11. Monte Albán. (Foto: GEP-UAB.)



nantes o ancestros.
.J ¿Por qué se produjo semejante concentración poblacional en un sitio antes

deshabitado? ¿Por qué ese nucleamiento sería escenario para tantas transforma-
En este marco, a comienzos de la fase Monte Albán I (hacia el ~00 a.C.), se ciones? Entre las razones p:ixa que se produjera el proceso de concentración de
produciría una transformación decisiva: se trata de la fundación y súbita ex pan- . población en Monte Albán, se ha destacado, por una parte, la situación estraté-
sión del centro de Monte Albán, en una montaña que no registra población con .¡¡
-~.
gica del sitio, en la zona central del valle de Oaxaca y, por ello, en un'área que
anterioridad y en un área que en la fase previa parecía constituir una especie de facilitaba el acceso a bienes, proporcionando ventajas administrativas y meno-
"tierra de nadie" entre los tres subvalles del Valle de Oaxaca. En efecto, de tll
res costos de transporte. Por otra parte, se ha sugerido un escenario ligado al
acuerdo con los cálculos de Joyce Marcus y Kent Flarmery, durante la fase ';, conflicto entre los habitantes de cada subvalle, desde la fase anterior. En tal
Monte Albán I Temprano (500-300 a.C.), el sitio pasa de estar deshabitado a sentido, el despoblamiento relativo del subvalle de Etla y elrápído poblamiento
tener una población superior a los 5.000 habitantes y esa población sería de más 1:.
de la cima antes deshabitada del Monte Albán, podría haber correspondido a
de 17.000 habitantes en la fase MonteAlbán 1 Tardío (300-150/100 a.C.), Jo que una estrategia de las élites de San José Mogote para enfrentar a las poblaciones
implícaba que el asentamiento habría devenido en "una de las ciudades más · • · de los sub-valles de Tlacolula y Grande desde un sitio defendible y ocupando
grandes del Nuevo Mundo durante su tiempo" (2001 [!996], 170). De hecho, la ·.e· · un área que anterionnente habría operado como una fronteriza "tierra de nadie".
expansión poblacíonal en Monte Albán parece suceder en el marco de una
51
so
Complementariamente, se ha subruyado un componente ideológico en tal
ceso, en la medida, en que un traslado hacia Monte Albán de las élltcs d><.J~<auas
al áml¡ito de la religión y el ritual podrla haber inducido un movimiento más
menos voluntario hacia el mismo sitio de sectores más amplios de la poor<tCl<~n.
en busca de acceder a la protección supranatural provista por esas élites
dispuestos, a cambio, a so,meterse al pago de tributo.
Cualesquiera que hayan sidb las razones, todo indica que, una vez co:nc,, 11•
trada en Monte Albán, esa población debió quedar subordinada a una élite
ejercería sobre aquellas prerrogativas· de tipo estatal. La reproducción materiar
de esa élite, sumada a la poHtica de grandes construcciones en materia de
cacíones,'defensa y riego reqnerla de la extracción de tributo en especie y
trabajo a la mayoría campesina de la sociedad, establecida en ·
ald.,anas en las periferias del núcleo central. Por otra parte,la es¡andarizacíón , ......
la producción artesanal, la homogeneización iconográfica y el uso de laeisc1rih''r"':
-con propósitos conmemorativos y 'calendáricos-:- sugieren la existencia de 1

importante conjunto de especialistas al servicio del grupo 'gobernante. Pot Fig. 12. Motile Albán: "Lápidas de conquwta" en el Edificio J.
demás, la construcción de templós y obras de defensa, as! como
ción de prisioneros sacrificados, permiten delinear las principales carac:te¡·ísl:i-/ En estas condiciories, todos los criteriok propuestos por Cbilde para consi-
cas de esa élite, muy probablemente asociada a las prácticas religiosas y mrma:•' derar la existencia de una "revolución urbana" -incluido aqul, a diferencia del
res. Tales prácticas pudieron conducir a esa élite a una supremacía no sólo -mundo olmeca, el primer criterio, referido ·a la concentración de la población-
sino a la escala de todo el vall<; de Oaxaca, como se infiere de la llorno¡~entei<:actón parecen verificarse razonablemente a partir de las fases MonteAlbán J.!J_ Por
cultural del valle y la ·inexistencia de otros centros' que' pudieran .rivalizar . . .. · cierto, los testimo¡Jioside]
1
carácter
'
estatal del centro

de Monte

Albán se hacen
Monte Albán en cantidad de población o en magnitud de las obras públicas. '', aún más visibles durante la Siguiente fase (Monte Alhán lll, 200-7001750 d. C., ya
Incluso más, algunos especialistas sugieren, sobre la_'base de las "lápidas de· en el periodo Clásico del área mesoamericana), cuando tienen' lugar las principa-
conquista" en el Edificio J de M011te Albán (que se interpretan como símbolos·· les edificaciones, tumbas y murales en el núcleo urbano y cuando se entablan
de territorios reclamados por el Estado), asi corno por la difusióil de la cerlírnk:o \ relaciones con el üijano centro de Teotihuacan. Sin embargo, para entonces, el
y de la arquitectura zapoteca en las periferias del valle de.Oaxaca, que la élite de . período de cambio más dramático ya había'quedado atrás. En efecto, el umbral
Monte Albán habrla conquistado o colo11lzaqo un territorio dé trtás de 20.000 que introducía al nuevo orden había sk\o traspasado durante la segunda mitad
km2 , incluyendo desde la caftada de Cuicatlan ál rtorté; hasta la zona deTututepec , del I milenio a.C., con la aglomeraclón de población en la anteriormente
al sudoeste, y la de Nexapa al sudeste. . . . . · deshabitada colina de Monte Albltn, y con los procesos de cambio que tendrían
su epicentro allí..

52 53
4.3 Teotihuacan La cuenca del valle de México constituye una región de unos 7.800 km', a
una altura promedio superior a los 2.200 m, con cm clima mayormente templado,
Si la súbita concentración de población es una de las características más·,, rnás seco hacia el nm1e y más húmedo hacia el sur, que en la actualidad corres-
llamativas de los cambios registrados en el ámbito zapoteca, quizá una de las ·'' ponde políticamente al Distrito Federal Y. al Estado de México, en la pa1te central
más notorias respecto del proceso que, casi al mismo tiempo, tendría lugar en el , . · del pafs homónimo. En tiempos precolombinos, el centro del valle estuvo ocupa-
valle de México sea el hecho de que esa concentración de habitantes alcanzaría do por un sistema de cinco grandes lagos que ocupaba una superficie total de
niveles superlativos. En efecto, con unas dimensiones cercanas a Íos 20 km' y :. unos 2.000 km', que fue casi completamente i:lrenado en los últimos siglos. En el
con una población que .hacia Jos siglos V-VIl d.C. pudo alcanzar cifi·as entre ;·,. marco de la cuenca, el valle de Teotihuacan constituye una sub-región al norte
125.000 y 200.000 habitantes, la ciudad de Teotihuacan constituirla no sólo el , del sistema lacustre, en torno del rlo San Juan. Durante el período Preclásico
núcleo urbano más grande y poblado de toda América precolombina sino tam- temprano, las periferias de los lagos, especialmente las del sur, se víeron ocupa-
bién üna de las ciudades mayores de to.do el Mur1do Antiguo. ¿Cómo se llegaría das por una serie de aldeaS agrícolas, ·de las cuales la mayor sería la de Tlatilco,
a semejantes niveles de aglomeración poblacional? ¿Qué cambios traería apare- con unos 1.500 habitantes. A medida que avanza el periodo Preclásico, se regis-
jados esa concentración? tra tm crecimiento demográfico cadavezína)«lry en los cornlen.Zos del Preclásico
tardío (a partir del 500 a.C., correspondiS'nte a la fase Cuanalan del valle
teotihuacario), la cuenca de México pudo contar con cerca de 75.000 habitantes,
dispersos en una gran cantidad de aldeas de diversa jerarquía, con un patrón de
subsistencia principalmente agrícola (aunque con un componente importante
de caza) y probablemente con ciertos conocimientos en materia de irrigación
artificial (los primeros sistemas de canalización datan del900-750 a.C.). La articu-
lacion social en tales aldeas debió basarse en el parentesco, como se infiere de
los agrupamientos de recintos en Loma ToJTemote, quepodrian sugerir la exis-
tencia de diversos grupos ciánicos. Varios asentamientos superaban los 1.000
pobladores, y disponían de templos con plataformas de más de 5 m de alto. Entre
estos asentamientos, probablemente organizados al modo de las llamadas so-
ciedades de jefatura, se destaca sin dudas el de Cuicuilco, al sudoeste de la zona
lacustre, que alcanzaría una población estimada entre 5000 y 10.000 habitantes.
Sería, sin embargo, a partir del siglo II a.C., durante la fase teotihuacana de
Teioyuca-Patlachigue, que $C iniciarían las grandes transformaciones que con-
ducirían al predominio absoluto de Teotihnacan ·en la región. En efecto, para
· ·entonces, la población de la cuenca mexicana pudo alcanzar los 14:5.000 habitan-
tes, repartiéndose en centros de cuatro jerarquías diferentes. Entre tales cen"
tros, dos superarían los 20.000 pobladores: se trata de Cuicuilco, al sudoeste, y
del nuevo asentamiento de Teotihuacan, situado al noreste del sistema de lagos,
en una zona poco poblada con anterioridad. Por un lado, Cuicuilco alcanza en
esta época su mayor extensión (4lan.Z), presentando una plataforma de 118m de
diámetro y 23m de alto sobre la que seguramente se emplazaba un templo. Por el
otro lado, los inicios de Teotihuacan parecen guardar relación, de acuerdo con !á
arqueóloga Linda Manzanilla, con su situación estratégica respecto del acceso
Fig. 13. Teotihuacan. (Diseño: A. G.) a los cercanos depósitos de obsidiana y a {a ruta hacia el Golfo de México. Su

54 55
la aílmmda Pirámide del Sol, la primera y la mayor de las grandes cdificaciond
vertiginosa expansión, en cambio, podr[are!acionarse con un conjunto de túne- '. - teotihuacanas, de 64 m de altura, 215m' de base y más de un millón de m' de
les y cuevas excavadas para extraer minerales -posterionnente cubierto por la: : relleno de sedimentos y piedras, en cuya cima probablemente haya habido un
Pirámide del Sol.:..., que podrlan'haber alcanzadotm temprano significado re ligio-' pequcfto templo. En sus cercanías, se construyó un edificio similar, aunque de
so, asociado a las concepciones· acerca del origen cósmiéo y del axis mundi. No: menores proporciones, al que suele denominarse Pirámide de la Luna. Algo
es fácil de saber sí la súbita expansión poblacional se debió a un traslado espon~ después se construyó la tercera gran editicación teotihuacana, el Complejo de la
táneo o dirigido desde los otros centrosregionales, y si tal dinámica se produjo: · Ciudadela (que contiene el llamado "Templo de Quetzalcoatl") y que pudo cons-
de un modo pacífico o en el marco de cierta inestabilidad política. En todo tituir el lugar de residencia de la élite gobernante. Por lo demás, a lo 'largo de la
el vertiginoso incremento poblacional de Téotihuacan pronto colocarla· al avenida principal de la ciudad, se edificaron para la época más de veinte comple-
tamiento en condiciones de competir con el más antiguo centro de Cuicuilco. , . · jos de plazas con tres templos y, más allá ~e tal eje, se hallaban las estructuras
domésticas .utilizadas por la mayor parte cte la población.
Con posterioridad, hacia los siglos lli-IV d.C.(fase 'Ilarnimilolpa), la ciudad
profundizarla su carácter planificado no sól(\ por medio de modificaciones a las
estructuras existentes sino a través de la c);eación de un conjunto de recintos
compartimentados con trazado en cuadrícula, que podrían haber sido utilizados
como residencias de hasta lOO habitantes, quizá vinculados por lazos de paren-
tesco. Las dimensiones variables de tales recintos podrían estar en relación con
las. diferencias socioeconómicas de sus ocupantes. Los recintos formaban en-
sambles diferenciados (llamados "barrios"), distinguidos-unos de otros por las
acti;vidades principales desarrolladas en ellos (trabajo <\e. la obsidiana, elabora-
ción de cerámica) o por su procedencia; a juzgar por las evidencias predominan-
tes, uno d~ tales "barrios" parece haber sido ocupado por un grupo directamen-
te conectado con la sociedad zapoteca de Monte Albán. Por lo demás, también
se registrau indicios, en el área sudoeste del valle, de la realización de obras de
Fig. 14. Pírámide del Sol desde .el Tempo d~ QúetZalcoatl. GEP-UAB. regadío artificiaL Hacía los siglos V-VII d.C. (fase Xolalpan), Teotihuacan alcan-
zarla su mayor población (de 125.000 a 200.000 habitantes, según diversos. cál-
Ahora bien, uri fenómeno natural par¿ce haber tenido aquf conseéuenci~s .·· culos), y su influencia se harla sentir no sólo en la cuenca de México sino más
sociales decisivas. Laérupciónhacia ellSO a.C .. delvólcán Xitle, en las · ' allá, en el núcleo de Cholula (en el valle de Puebla) y en centros tan alejados
de Cuicuilco, afectaría a este centro y a &us tierras agrícolas, y si bien no sería: ' como Kaminaljuyú, en las tierras altas mayas -en donde se registra una serie de
completamente abandonado -tal cosa pareée haber ocurrido luego de una nue- , edificaciones similares a las teotihuaéanas, "así como tumbas equipadas con
va erupéión del Xitle, hacia el 300 d.C.-:-, perdería todo el dinamismo registrado · cerámica procedente de la gran ciudad-, y Tikal, en las tierras bajas mayas, en
hasta en~onces. Comoquiera que haya sido, con el eclipsamiento de Cuicuilco,.. donde la iconografia presenta diversos personajes caracterizados como repre-
Teotihuacan ya no tendría rival, y durante la siguiente fase (Tzacualli, en . · sentantes teotihuacanos. Es probable que, para entonces, Teotihuacan contro-
del siglo Id. C., que corresponde afines del periodo Preclásico tardio), a pesar de ; lara directamente un territorio de unos 25.000 km' en tomo del centro y ejerciera
· que !¡¡población general de la cuenca de México parece haber disminuido, la de : · una influencia política y cultural sobre las regiones circundantes, en tanto cons-
Teotihuacan se triplicaría, alcanz.ando los 60.000 habitantes y un área · · tituía el núcleo urbano más importante de toda Mesoamérica.
de 20 km2 • A partir de entonces, comenzaría una política de construcciones en .
gran escala, precisamente planificadas en torno de dós ejes que se intersectaban.
y
·perpendicularmente determinaban la cuadriparticlón de la ciudad. Hada el200 ;
· d. C. (fase Miccaotli, en los comienzos mismos del período Clásico) se concluirla .· ·
57
56
:,

excedentes, el Estado teotihuacano no sólo estaba en condiciones de garanti-


zarlas condiciones de reproducción material y si\nbólica de la élite, smo tam-
bién de sostener a un heterogéneo cuerpo de especialistas, entre los que hay
que incluir a artesanos, cuya producción en materia de frescos, esculturas Y
cerámica se destaca notoriamente; arquitectos, encargados· de plantficar Y
dírígír la política de construcciones y expertos en el uso de la escritum, que Jos
teotíhuacanos conocían, si bien su uso parece más acotado que el que tuvo en
el mundo maya e incluso en el zapoteca. Por lo demás, la búsqueda de bienes
faltan tes en el ámbito local-cacao, plumas de aves, sal- pudo propulsar Jos
intercambios de larga distaucia y tal vez también cierto militarismo, como se
desprende de la representación de guerreros teotihuacanos en la contemporá-
nea iconografía maya. . .
Ahora bien, como se observaba a propó,s-ito de Monte Albán, el punto de no
retomo en la constitución del orden estatal ¡¡J,ebió ocurrir en una época senstble-
mente anterior respectb del escenario conocido durante el periodo Clásico. En
efecto, la vertiginosa expansión poblacional de Teotihuacan luego de su funda-
ción hacia el siglo II a.C., que rápidamente equiparó a este núcleo con el centro
preexistente de Cuicuilco y que posiblemente se debió a. la condición s~grada
del área teotihuacana, es indicativa de las transforrnacwnes que habnan de
venir. y si bien es difícil de determinar el estatus sociopolítico de Cuicuilco Y de
Teotihuacan en ~sa época, luego del cuasi-colapso del primero, el segundo
continuarla su expansión exponencial y devendría rápidamente estatal. E~tre las
Fig. 15. Teotihuacan: la pirámide del Sol. (Foto: M. C.) razones para qne se constituyera nna élite capaz de ejercer el monopoho de la
-coerción seguramente hay que considerar su prestigio religioso, la neces1dad de
El carácter estatal de la sociedad teotilmacana en el período Clásico se ad- disponer de pautas administrativas para una población tan numerosa, Yquizá la
vierte o se infiere de múltiples maneras. La concentración de decenas de miles de existencia de conflictos entre los centros del valle de México desde temprano.
habitantes en el núCleo .urbano debió implicar que una proporción mayoritaria Por otro lado, la expansión poblacional de Teotihuacan no pudo se_r ónicamente
de la poblacióncampesina residiera en la ciudad y se trasladara a la periferia rural propulsada por el crecimiento vegetativo, sino por la llegada de foraster~;- En
para las actividades agrlcolas. Sin embargo, es difícil que la capacidad producti- tal sentido, hay que tener especialmente en cuenta que, luego de la cnsJS de
va de esas periferias -incluso si hubiera sido expandida mediante posibles for- Cuicuilco y ]a menna en la productividad de la zona que este centro contt:olaba
mas de irrigacíón artificial- fuera suficiente para sustentar a la totalidad de la como resultado de la erupción del Xitle, al menos una parte de la poblacwn del
población urbana: es más probable que la élite teotihuacana extrajera exceden- sur de ]a cuenca de México pudo buscar instalarse en el norte .controlado por Jos
tes de un entorno tnás amplio. De hecho, luego del lOO d.C., parece haber tenido teotihuacarios. Así, el ámbito urbano podía haber sido un escenario para la
lugar cierta poliÜca de repoblamiento rural en aldeas planificadas y administra- interacción directa y permanente entre grupos no articulados a partir de los
das desde el centro, que habrían actuado como comunidades satélites _destina· mismos vínculos de parentesco, lo que implicaba la posibilidad de otras formas
das al abastecimiento de Teotihuacan. Más allá del tributo en especie que podría de relación no necesariamente sujetas a los límites que el parentesco pone a la
obtenerse de este modo, la descomunal política de constmcciones en el núcleo dominació~. Se hacia presente as! un requisito crucial para la reconfiguración de
urbano habrla sido imposible sin una instancia capaz de planificar, organizar y la sociedad en función de los nuevos parámetros de organización soctal que
canalizar efectivamente el tributo en trabajo. Por medio de la extracción de establece el Estado.

58 59
4.4 El mundo maya. En cJ:Ccto, la región que conicntcmentc se reconoce como maya es una vasta
extensión de cas.i 390.000 km', que abarca los Estados mexicanos de Yucatán,
Las regiones en las que advienen las transformaciones que han sido consi~ ,Campeche, Quintana Roo y el este ele Chiapas, asl como las repúblicas de Gua·
deradas hasta aquí -las tierras bajas de Veracruz·Tabasco, el valle de Oaxaca, el tema la, Belíce y el oeste deHonduras )'de El Salvador. EiJ semejante territorio es
1 . . ' '
valle de México- constituyen áreas relativatrtente acotadas y geogJráfica.m<~nte · posible reconocer tres grand~s áreasgeográficas. Háre.a sur comprende la cos·
homogéneas. En cuanto a los procesos de cambio, en cada área, parece haber : · ta del Océano Pacífico yjlas tierrasaltas de Ja CotdílleraCentroamericana, que
1
predominado un solo foco estatal (incluso en el área olmeca, donde ~ada uuo de.,· alcanza alturas de hasta 3.960
1
m. Se trata de un· área de clíma promedio modera-
los tres centros m~s itnportantes prevalece en épocas consecutivas).. A di(eren. ' do, con abundantes prec ipitaciories en· veranh;y con vados lagos, rtumerosos
cia de ello., el ámbito al que suele denominarse "maya" abarca una región geo- ,. · ríos y tierras fértiles para el despliegue de una vegetación boscosa y' para la
gráfica mucho más amplia, en la que se advierten notables contrastes· entre · práctica de la agricultura. Más al norte, Se h~l!a el área central, que abarca las
diversas áreas, de modo queJo que unifica a tal "región" no son sus caracterfs· ·. tierras bajas del noreste de Chiapas, el sur de:la península de Yucatán, el Petén
ticas naturales sino cierta homogeneidad cultural de ·las sociedades que allí.· Guatemalteco, Belice y e] norte de Honduras: El área posee gran cantidad de ríos
habítaban. Y por su parte, los procesos de cambio que aquf interesa analizar que desembocan en el Golfo de México y el}Vfar Caribe, ·que incrementa1.1 la
suceden en un único núcleo sino en" varios a la vez. Conviene considerar toda , . fertilidad de las tierras, )'j el clíma es aquf caJu¡oso y húmedo, permitiendo una
esta diversidad más de cerca. · vegetación de tipo selvático. Finalmente, el ~rea norte comprende la porción
septentrional de la península de Yucatán, de clima.muy seco (especialmente en
la costa norte), yegetación arbustiva y auseqcia de rlos y lagos, aunque con
afloramientos de aguas subterráneas en los llamados cenotes. Los cambios so-
ciales que conducen a ll\ aparicióri del Esta~o durante el periodo Preclásico
tardío tienen su principalifoco en las tierras bajas del áreaeentral, pero también
en las tierras altas del áre~ sur. El área norte; eri.cambio, presenta transfonnacicr
nes más acotadas, y constituirá el principal esc~nario estatal maya con posterio·
. ridad, a finales del período Clásico y durante el Posclásico (Río Bec, Cobá,
· Uxmal, Chichén Itzá, Mayapan), épocas que quedan por fuera del interés central
de este libro.
Call>lkrm)! o ¿Qué se puede decir, en el plano de la organización social, acerca del ámbito
E:l MiiadQI' 8 maya durante el periodo Preclásico? Las primeras aldeas agrlcolas de la región
q,.Na.kbe
0\Ji!J<:ai<\Üri
se advierten, a comienzos del Preclásico (hacia 1800 a.C.), en el extremo sur de la
-. Tik-ale
región, en las costas del Océano Pacifico. PrÓnto parecen haberse establecido
$De&Pllas
ciertas jerarquías en el ámbito aldeano, compatibles con el modelo antropológi-
co de las sociedades de jefatura. Las comunidades parecen articularse en torno
. de centros mayores, que podrían haber reunjdo hasta 1.000 habitantes y, de
hech.o, en uno de estos centros, se ha hRJlado ·una estructura residencial de 122
&copán
m2 , que podría asociarse a la residencia del líder local. Ahora bien, sería recién
IJc Ka·miriilijuyü durante el Preclásico medio (lOOOcJQO a.C.) que el modo de vida agrlcola se
extenderla hacia elnorte, y con él, que toda la región devendría.propiamente
maya, tanto desde un pu~to d~ vista lingUístico como cultural. Si bien, durante
esta subfase, la mayor parte de Jos sitios conocidos constituyen pequeí\as
.
aldeas, en algunos asentamientos aparecen indicios de construcciones en mayor
'
Fig. 16. Ámbito maya. (Diseño: A G.)

60 61
provistos de una gran variedad de bienes de prestigio. Por lo demás, tanto en las
escala, que al menos sug,ieren alguna forma de liderazgo en la coordinación
grandes máscaras de estuco de los edificios, como en las estelas y en los fres-
las tareas. Tal es el caso del úúcleo de Nakbe, donde se registra un conjunto
cos, se puede apreciar una proft1sa iconograffa centrada en las representaciones
edificios de piedra y argamasa y una plataforma de 18 m de altura. Desde ·
religiosas mayas. Para fines del Preclásico, estos grandes centros estaban row
punto de vista sociopolítico, sin ·embargo, los cambios mayores habrían'
deados de una multiplicidad de comunidades aldeanas periÚricas, desde las
aguardar a la siguiente subfase, correspondiente al período Preclásico r-.·rlt.\¡;¡;1:.
cuales se extraería la fuer.za de trabajo necesaria para las grandes edificaciones,
(300 a.C.-250 d. C.). En efecto, detm modo más o menos simultáneo, tanto en
así como para la construcción de obras hidráulicas (las de Edzna incluyen 22 km
tierras altas como en las tie1Tas bajas centrales comenzarla a registrarse una
de canales) y de fortificaciones (Tlkal, Calakmul), que son .indicio de la existencia
de novedades que alterarían drásticamente las formas organizativas pr<,exjstenlce;
de tempranos conflictos entre esos grandes centros.
El Preclásico tardío en las tierras altas con-esponde a un gntpo de
que se conocen genéricamente como "culturas de lzapa", por el nombre de
de los sitios ..El principal de.ellos es Kamínaljuyú, en las cercanías de la
ciudad de Guatemala. El sitio presenta alrededor de 200 montículos de ten~plos i
otras edificaciones, obras de regadío artificial desde un lago po,sterio•IJJ1tentl\~>I
extinto, así como un sepulcro monumental que consiste en varias pl,ata.form:Jlfl
superpuestas a la manera de una pirámide escalonada que alcanza las 18m
altura, equipado con más de 300 objetos elaborados por un artesanado es¡oec,ia-]~.1
!izado. La pericia del artesanado se observa también en una serie de estelas
las que se representan divinidades, gobernantes y prisioneros, y en las
tambi~n aparecen non1bres y textos jeroglíficos. Similares montículos~ iccmc•gn¡~,il
fía y jeroglíficos aparecen en otros sitios de las tí erras altas, tales como l7'm• ""'''
Abaj Takalik, sobre el que Karninaljuyú pudo tener algún predominio. Es v'v'""'"
que la destrucción moderna de Kaminaljuyú, corno resultado de la expansión
la ciudad de Guatemala, impide establecer un cuadro exacto de su or:gruot2:acJórt~l
política. Pero es cierto también que, al menos en materia de nucle:ano!ent(>JH
poblacional, construcciones monumentales, artesana,do especializado, y uso
la escritura y del calendario, el centro tiene que haber sido, como mínimo, Fig. 17. Tikal: Templo i. (Foto: M. C.)
importante como los centros olmecas de las épocas previas.
Por su parte, las tierras bajas del Petén serían escenario de un proceso ~u'n"'"·' A partir del período Clásico (250-900 d,C.), los cambios acaecidos a finales
lelo de transfonnaciones. En efecto, para el período Preclásico tardfo (fase
del Preclásico se profundizarían sensiblemente, Si bien esos cambios álcanzan a
Chikanel) se registran los cmnienzos de la arquitectura monumental en voriA,,n
todo el ámbito maya, desde las tierTas altas del sur(especialmente en K~minaljuyú,
centros, incluyendo núcleos preexistentes -Nakbe- y nuevos-Tikal, Uztxa.ctétn!lft
que registra una sensible presencia teotihuacana) hasta las tierras bajas del
El Mirador, Calakmul-, varios de los cuales se expandirán aún más a partir norte (por ejemplo, Rlo Bec, Acanceh, y otros núcleos que continuarán en el
siguient~ período. Tal política de construcciones, de fm·ma.más aislada, se
período Posclásico),Jos centros más importantes del mundo mayaclá.•ico serian
fica también en la costa de Belice -Cerros- y en el norte yucateco, en los de las tierras bajas del sur. En efecto, allí se constituiría un nutrido conjunto
como Edzha y Ya.xuna. Las edificaciones -asociadas a templos, residencias ·
de ciudades-Estado independientes entre sí, entre las que se destacan Tikal,
tumbas de la élite- incluyen principalmente estructu.ras piramidales, recintos Uaxactún y Calakmul en torno del Petén, Dos Pilas, Yaxchilan, Piedras Negras y
platafom1as de piedra caliza y' mampostería, entré las que indudablemente
Palenque en la cuenca del rlo Usumacirita, y Copán y Quiriguá en la cuenca del
. salen las erigidas en El Mirador, con pirámides de hasta 70 m de altura.
Motagua. Esos grandes núcleos -algunos de los cuales, coma· Tikal, pudieron
algunos de tales sitios, como Tikai, también se registran enterramientos de
63
62
concentrar varias decenas de miles de habitantes- tcnfan control sobre centros:: P,cro retornando al periodo Preclásico tardio, es entonces cuando suceden
circundantes de menor jerarquía y estos, a su vez, sobre las aldeas campe:smas.,:~U las transformaciones más criticas, aquellas que conducirlan hacia la sociedad
·Las dificaciones en Jos grandes centros se expanden tanto en cantidad cn• . . -'''il: estatal en el mundo maya. Concentración poblacional, especialización del traba-
en magnitud: la más alta de las seis pirámides de Tikal, por ejemplo, alcanzarla jo, tributación en especie y en trabajo hacia unas élites apropiadoras del exce-
70 m de altura; el palacio.de Palenque media 91 X 73 111, con nnm"·m••n~· dente, construcciones monumentales, uso sistemático de la escritura y del ca-
compartimentos y una torre cuadrangular de cuatro pisos y 15m de altura. lendario, existencia de estilos artfsticos homogéneos, intercambios de larga dís-
mismo modo, también se destaca la talla de bajorrelieves y frescos con unág•m<'$ .tancia para la obtención de bienes no disponibles localmente,. diferenciación
de divinidades y gobernantes, y escenas funerarias, rituales -que u' '"'u"on ,entre centros de élite y aldeas campesinas; todos los indicadores propuestos
autosacrificíos- y comnemoraciones de victorias militares. El uso del caleni3ario por Gordon Childe para scflalar la emergencia del urbanismo y el Estado se
y de la escritura se expande notablemente. De hecho, el desciftan1iento de hallan presentes en el mundo maya de finales del Preclásico. En este· sentido,
última ha permitido conocer que-lejos de constituir una especie de gran c[vi además de ser .casi simultáneo, el proceso de cambio en el ámbito maya es
zación pacífica, como alguna vez se supuso,- los gobernantes mayas de homologable a los que suceden en Monte Albán y Teotihuacan. De hecho, no
distintas ciudades-Estado se hallaban en constantes coMlictos mHítares se trata sólo de la constitución de modos de organización social genéricamente
sus vecinos. Más allá del área propiamente maya, las·ciudadés de las · equivalentes sino también de unos mismos' rasgos comunes de los núcleos
bajas se hallaban en contacto con regiones muy distantes, tanto enrnateria , urbanos -<:>entrados en una serie de edificlciones destinadas a las prácticas
intercambiOS (en bUSCá de jade, ObSidiana, plumas de UVeS) C0nl0 en Un OOllUClO . rituales, residenciales y funerarias de las élites-, de una serie de concepciones
más específicamente político, como parece haber sucedido con Jos vlt¡culos. del cosmos y de convenciones artísticas y de registro comparables, y de unos
entablados entre Tikaly.Teotihuacanhacia el siglo Vd. C., que han sidoíl)tel:¡:ir<~;': criterios para la existencia de esas éJites -basados en la religión y la guerra-
tados en el sentido de nn periodo de predotniiliomilitar .,:O, al menos, de fm,rte'i~U . globalmente similares. Sin embargo, el curso que toma el proceso en las tierras
influencia- de Jos. teotihuacanos en .las tien:ás bajas mayM. mayas se diferencia del que es seguido en los valles de Oaxaca y de México,
especialmente, por el hecho de que -tal como se ha considerado para la sitna-
. ción de la Antigua Mesopotamia- el advenimiento de lo estatal no desemboca
en la constitución de una entidad politica unificada sino que se consolida en
. una pluralidad de centros. independientes.
Ese carácterpolicéntrico de la experiencia estatal maya es sumamente signi-
ficativo porque, más allá de atribuirle al proceso su condición distintiva, indica
que los procesos de surgimiento del Estado pueden acontecer en ámbitos geo-
gráficos mayores que aquellos que luego quedarán .unificados desde el punto
de vista políti><o. Como ha planteado el arqueólogo Colín Renfrew, las innova·
. ciones tendientes a producir un orden estatal pueden surgir en diversas comu-
nidades autónomas dentro de una misma región, y transmitirse de unas a <?tras,
a través de prácticas de emulación, competencia (que incluye conflictos bélicos)
· e intercambios (de bienes y de informacíón),El resultado de este tipo de proce-
sos, que el autor denomina "interacciones entre unidades sociopolJticas equi·
valentes" ( 1986, 1-18), es que, simultáneamente, emergen distintos núcleos es-
-tatales, independiente~ entre sí aunque equivalentes en términos de organiza-
ción social y rasgos culturales específicos. Situaciones no demasiado distintas
podrían haberse dado en los valles de Oaxaca y de México, pero otras circuns-
Flg. 18. Tikal: Templo 11. (Fotó: M. C;) tancias (la situación estratégica de Monte Albán; el temprano colapso de

65
64
·r.,..
.
·} '::-
" '

Cuicuilco, el competidor de Teotihuacan) habrfan impedido la consolidación de···~;· 5. El mundo andino


distintos núcleos estatales. En cambio, en las tierras mayas, cualesquiera que :; .·
hayan sido las razones iniciales que estimularon el proceso -entre h1S que se ha 'j· '.
sugerido cierta c.ompetencia intercomunal por los bienes exóticos o por los f. i
recursos product1vos, que pod.rfan haber desencadenado conflictos- una vez .·• ·,
comenzado, los diversos núcleos urbanos mayas habrian devenido es~atales de :01:
forma paralela, fortaleciendo sus similitudes socioculturales y, a la vez, profun- . .:lf
dizando sus diferencias pollticas. Volveremos sobre estas cuestiones en el capí- '~.; La región que genéricamente recibe el nombre de" Área Andina" abarca las

·. 'l·il'·.~
porciones central y meridional de la Cordillera de los Andes, un vasto espacio
. -~' ;; .
tul o fioal de este volumen. '
. --~;
: ..· ·de más de un millón y medio de Jan' que se extiende a Jo. largo de Ecuador, Perú,
.Bolivia y el norte de· Chile y de la Argentina. Como stiéede con.Mesoamérica, se
' . -~~ trata de una región en sentido cultural más que natural. Y aun asl, CQ!!1o ha
planteado el arqueólogo Charles Stanish, es probable que esa unidad cultural se
. ' .
'1';
';~:: advierta más en Jos tardíos tiempos inkas -Z11ando toda el área quedarla unifica-
da en un mismo Estado-- que en las épocas más tempranas. Desde. el punto de
' ···\',._':
.;•·.:...·.
.••••
vista geográfico, si bien la Cordillera de los Andes recorre todo el territorio de
;-' -,
e
norte a sur con estribaciones que alcanzan los 6.700 m), la macro región com-
/~! prende una notable variedad de áreas naturales. En especial, se destaca la re-
-~¡~
c:\ilf; , gión árida de la costa del Océano Pacifico, que se encuentra surcada por una
'•''$2
:~j- serie de ríos que forman fértiles valles en su porción septentrional, y que es
''!' extremadamente árida bacía el sur; la región de las tierras altas, que articula una
~1l! gran diversidad de pisos altitudinales en función del encadenamiento entre
·;i, cordones montañosos y cuencas fluviales y lacustres, Jo que determina una
notable variabilidad ecológica, y la región de la selva, en la.ladera exterior de la
>:r~
.,,
';lJ.·•
cordillera oriental. En términos altitudinales, se advierten cuatro grandes zonas:
la de yunga (5 00-23 00 m), de clima tropical, en la que principalmente se practica-
~~
_.:~
ba el cultivo de la coca; la de quechua (2300-3500 m), más templada y la de mayor

l
aprovechamiento agrlcola, especialmente maicero;'la de suni (3500-4000 m), más
árida y utílizada para la plantación de tubérculos y la cría de llamas y alpacas, y
:!!• la depuna(4Cl00-4800 m), que constituye una faja de pastos naturales, destinada
~
·~ al pastoreo de camélidos.
.ir.~:.
!1.
1
·.'~.·
'Jj
'·lf
~;

·:~- ·· ..•--~
·_

66
.
•....
67
_,,
llamada cultura Chavln; el perlado lntermcdio Tcmprano(200 a.C.-600 d.C.), en el
que surgen los grandes centros de Moche y Tiwanaku; el Horizonte Medio
(600-1 000 d. C.), que marca la mayorcxpausió~ de Tiwanaku y de Wari; el período
Intermedio Tardlo ( 1000·1470 d.C.), caracterizado por centros regionales entre
los que sobresale el Estado de Chimú y el Horizonte Tardío (1470·1532 d. C.),
cuando los inkas unifican políticamente todo el territorio. Aquí nos centraremos
especialmente en el periodo Intennedio Temprano, cuando suceden las transfor-
maciones más decisivas, sin descuidar los cambios que ocurren desde el perlo·
do Precerámico Tardlo, así como los efectos de los primeros grandes Estados
durante el Horizonte Medio.
Si se comienza el análisis hacia finales del período Precerámico Medio, unos
3000 afios a.C., el mundo andino aparece qásicamente caracterizado por una
notoria variedad de modos de subs.istencia. En,los valles costeros, existe un tipo
de comunidades sedentarias (la principal déj,llas es La Paloma) fuertemente
especializadas en la obtención de recursos marinos. En las zonas de yunga y
quechua comienza a extenderse el cultivo de hortalizas, tubérculos, "raíces, fru-
-tas y granos; en el sitio de Asana, de hecho, se advierte una fase de ocupación
con arquitectura residencial, que implica prácticas asociadas a cierto
sedentarismo, probablemente estacional. En las áreas de puna, en cambio, el
patróu de subsistencia parece haber estado principalmente centrado en Ji caza
y la domesticación de camélidos. Es probáble que los habitantes de estas distin-
tas zonas ecológicas hayan estado en contacto entre sí, en busca de obtener
una mayor gama de productos de subsistencia que la disponible localmente.
También debió haber cierta circulación de otro tipo de bienes, como indica la
aparición de obsidiana en La Paloma, a más de 400 km de sus fuentes. Con la
información disponible, especialmente la procedente de los contextos funera-
rios, todo indica que no existía una diferenciación social acet1tuada en las comu:.
Fig 19. El Area Andina. (Diseño: A. G.), nidades de esta época. En la fase final del período Precerámico, sin embargo,
suceded~ una serie de imp01tantes transformaciones, que alterarlan sensible-
En cuanto' a la periodización histórica, Ja.época anterior a la conquista espa- mente las formas de orgatdzación social preexistentes, y que están actualmente
'flola se suele dividir en siete grandes segmentos temporales. La secuencia se · en el centro del debate entre diversos investigadores.
inicia con el período Precerámico o Arcaico, subdividido en las fases Inicial (ca,
11.000-6000 a.C.,) en el que se registra la presencia de los primeros cazadores-
recolectores; Medía (6000-3000 a.C.), en la que aparecen testimonios de
sedentarismo y domesticación de plantas y animales, y Tardía (3000-1800 a.C.),
cuando aparecen las evidencias más ternpranas. acerca de construcciones de A partir de comienzos del IIl milenio a.C ..• tanto la región costera que se
gran porte. Luego siguen el período Inicial o Formativo (1800-800 a.C.), con la extiende especialmente alnotte de la actual ciudad de Lima por unos 500 km,
introducción de la cerámica, de fonnas de Ílrigación artificial y edificios de mayores como la adyacente región cordillerana, sufrirían una serie de notables cambios
diuiensiones; el Horizonte Temprano (800-200 a.C.), cuando surge y se expande la sociales. En efecto, en ambas regiones se registra la presencia de una grao

68 69
Dos cuestiones acerca de estos núcleos y otros asentamientos de las mis-
cantidad de sitios con grandes ediJicaciones de piedra y barro, que exceden
mas regiones resultan de interés aqui. Po·r un lado, la base de subsistencia de los
largamente Jos usos asociados a las prácticas domésticas. En la región costera,·
sitios costeros y los cordiUeranos permanecía -como en épocas antenores"-
se destacan especialmente los sitios de Aspero, en el valle del rlo Supe, de
fuertemente divergente, orientada en los primeros a la utilización de recursos
alrededor de 0,15 km' de ocupación, con una pirámide trunca (Huaca de los
marinos (aunque recurriendo, en menor escala, al cultivo de tubérculos y frutos)
y en los segundos a la explotación de plantas domésticas .(incluyendo irrigaci~n
Ídolos) de 1.500 m', con numerosas cámaras sepultadas bajo los niveles de'
construcción más recientes; Car:al, en las cercanías del mismo valle> con
en pequefía escala) y camélidos. Más allá de que se adv1erte la profundrzacron
ocupación de 0,66 km' y un conjunto de edi'ficaciones piramidales, '¡a mayor de
de los contactos entre ambas regiones, )o que implica cierta circulación de bre-
las cuales !'llcanza 170m de ancho x 150m de largo y29,9 m de altura y El Paraíso, . nes e ideas, estas divergencias en las formas de subsistencia ind.ican que los
en el valle de Chillón, con casi·0,60 km' de ocupación y una enorme c~n<•·rn•-c•A" comienzos de la arquitectura monumental en el mundo andino no se relacionan
en forma de U, en torno de una vasta plaza central, que incluye un templo
· con un único tipo de base productiva. Y por otro lado, es importante notar que
cuatro niveles, dieciséis cámaras y dos escalinatas. En las tierras altas, por su
]a construcción de estos grandes recintos -invariablemente interpretados como
parte, sobresalen principalmente los sitios de Kotosh, sobre el valle del templos por los especialistas- no viene acor.r¡pañad.a de·'otras transform_acion_es
Higueras, con una serie de estructuras superpuestas de hasta 14 m de altura, significativas en el registro arqueológico, en4'Ilatena de estructuras res¡dencra-
entre las que sobresale e\ llamado Templo de las Manos Cruzadas y La Galgada, les o prácticas funerarias. En efecto, si bien se advierte cierta poblac1ón en las
en el valle del río Tablachaca, en donde se registra la presencia de una serie ce.
cercanías de las grandes edificaciones, nunca parece superar una cifra de pocos
grandes montículos y un. recinto·circular hundidn de 17m de diámetro. miles de habitantes. En cuaúto a las prácticas funerarias, se aprecian tumbas con
ajuares básicamente integl'!'ldos por objetos de uso cotidiano, en mayores can-
tidades que en épocas anteriores, pero sin que se registren grandes disparidades,
lo i¡ue sugiere una diferenciación social poco acentuada.
¿Cómo es. posible interpretar la aparición de estos primeros testimonios de
arquitectura monumental en el período Precerámicd Tardío? Algunos especialis-
tas, como Ruth Shady Salís, destacan especialmente la capacidad para movilizar
<>randes contingentes de trabajadores para construir las edificaciones, y -en
:;,inoría- concluyen que la organización de estos· asentamientos debió ser de
tipo estatal. La mayor parte de los investigadores, sin embargo, tiende a subra-
yar, como lo hace Richard Burger, la ausencia de indicadores taxativos de una
fnerte diferenciación social, y proponen que la organización social durante esta
época debió orbitar en torno de comunidades aldeanas, estructuradas a través
de lazos parentales, y con ciertas figuras de liderazgo, encargadas de coordmar
la< obras. En este sentido, es necesario notar qu·e -desde las construcciones
merra!íticas de las sociedades prehistóricas europeas hasta las grandes platafor"
ma~ de las jefaturas hawaianas- existe una vasta gama de sociedades que han
emprendido obras de gran porte sin estar organizadas al modo estataL Es cierto
que las ediJicaciones del Precerámico Tardio son sorprendentes por su tamaño,
pero es posible ver en ello un rasgo que caracteriza a estas sociedades en su
especificidad -si se quiere, por su excepcionalidad- más que una confirmación
de su condición estatal. De hecho, esas construcciones pudieron ser llevadas a
Fig. 20. AreaAndina septentrional, del Pre.cgrámico al Horizonte Temprano. cabo a lo largo de generaciones, sin involucrar el esfuerzo intensivo de una
(Diseño: A. G)
71
70
Es difícil tomar partido enh·e estas posiciones. Es cierto, por un lado, que los subsistencia agro ganadero -con la utilización de tecnología de regadío artifi-
indicadores del período Inicial superan, en el plano cuantitativo, a los conoci- cial- y el acceso a bienes de distantes regiones (caparazones de moluscos,
dos para el período previo (especialmente en materia de construcciones) y abar- obsídianá) a través de caravanas de llamas. Hacia e\400 a.C., todo indica que
can elementos muy poco visibles con anterioridad, como las evidencias de alma- .. · Chavín se había transformado en el centro religioso más importante de los
cenamiento, las tumbas suntuarias y las representaciones de conflictos. Tam- Andes Centrales y su influencia cultural y artísticase haría sentir ampliamente
bién es cierto, por otro lado, que la totalidad de Jos indicadores no se advierte en por la cordillera centro-norte tanto como por los valles costeros.
un solo sitio sino considerando el conjunto y que, si se compara las évidencias Es indudable que, hacia mediados del I milenio a.C., Cbavin de Huántar
de este período con las que se dispone para épocas posteriores, el cuadro constituía un centro de unas magnitudes desconocidas con anterioridad en e!
·general que emerge de las sociedades andinas del JI milenio a C. es menos mundo andino. Ahora bien, ¿cómo puede caracterízarse ese centro en términos
complejo. Pero; como se advertía respectodel árnbito olmeca en Mesoamérica; de organización sociopolítica? Como en las situaciones que venimos de consi-
no es posible determinar la especificidad de una sociedad en función de lo que . derar, se trata de un terreno en el que también se hallan divididos los especialis-
habría de suceder en los siguientes períodos. Con lostestimoníos actualmente tas: !as opiniones varian desde las que proponen que Chavín debió ser el núcleo
disponibles, no es imposible pensar en la aparición -siquiera por breves perío- de una jefatura teocrática hasta las que CQlJSideran que tal núcleo debe ser
dos- de pequeños Estados en Jos valles costero·s, principalmente en los de reconocido como un Estado. En tren de dilucidar la cuestión, el primer indicador
Casma y Moxeke, capáces de concentrar excedentes y organizar a la población que salta a la vista es el referido a las edificaciones, que alcanzan enormes
circundante en tareas colectivas como las construcciones monumentales y la dimensiones y complejidad; sin embargo, como se ha visto hasta aquí, la política
guerra. Pero no hay modo de afinnar taxativamente tal posibilidad. Tal vez la de construcciones monumentales no alcanza, por sí sola, para definir el tipo de
· continuada labor arqueológica apmte en el futuro más evidencias a partir de las sociedad que las llevaba a cabo. Otros criterios, procedentes de la "lista de
cuales se pueda inclinar la balanza en una u otra dirección. Por lo pronto, ::ún bas Childe", pueden ser de ayuda en este punto. La rápida acreción poblacional, que
alternativas resultan verosímiles: por ello, ambas permanecen, lícitamente, en el en unos siglos, como mínimo cuadrnplica la población del asentamiento; indica
terreno de lo posible, de lo que pudo haber sucedido. que tal expansión no pudo ser ·efecto del. crecimiento vegetativo sino de la
¿Qué sucede, entonces, durante el siguiente periodo, el llamado Hórizonte llegada de nuevos pobladores, que debió poner en contacto a grupos antes no
Temprano (800-200 a.C.)? Esta es la época en que uno de los sitios de las emparentados entre sí: aunque en pequeña escala, podrían haberse entablado
tierras altas que había surgido en el período anterior, cobrará un decisivo vínculos que se sustrajeran a las normas que el parentesco impone. La existen-
protagonismo: Chavín de Huántar. En efecto, ubicado a más de 3.000 m de cia de especialistas a tiempo completo parece ínferirse de la refinada producción
altura, en la conjunción de los ríos Mosna y Huachesca, y con un acceso· de esculturas y de objetos de oro, y es dable pensar -dadas las características
equidistante a la costa y a la selva oriental, Chavfn es un sitio importante pór de las edificaciones- enla presencia de l!l1a élite asociada al culto a las divinidades.
las construcciones e iconografía que al!! se registran pero también por consti- No se han eilcontrado enterramientos de élite en el centro de Chavín, aunque Jos
tuir el epicentro del primer estilo artístico panandino, extendido por las tierras que se han hallado en sitios influidos cultural mente por Chavín (Kuntur Wasi,
altas y la costa centro-norte del Perú. En la primera fase de ocupación (fase valle del Lambayeque, Karwa) presentan ornamentos de oro, cerámicas decora-
Urabarríu, 1000-500 a.C.), el sitio presenta una enorme edificación en forma de das, textiles y cuentas que sugieren una importante estratificación social.
U con complejas galerías interiores y esculturas de divinidades, gue abarca Más allá del centro, los. contactos entre Chavín y las áreas circundantes pare-
unos 70 x 110 1n y delimita un recinto central en el que se halla una plaza cen haber sido fluidos, lo que se advierte tanto a partir de las evidencias de tráfico
circular hundida de 21m de diámetro. Ya para entonces, Chav!n debla haberse caravanero como de las influencias culturales ala escala regional. No hay indicadores
constítuido 'como un prestigioso centro de peregrinaje regional. Sin em bar.go, que conecten dírectamente a Chavin con el ámbito de la guerra, aunque los cerca-
en las dos fases siguientes (Chakinani, 500·400 a.C. y Janabarriu, 400-200 a.C.), nos valles costeros de· Santa, Nepeña y Ca.sma presentan una notable serie de
el centro conocerla no sólo una nueva fase de grandes construcciones y elabo- . fortalezas: es difícil de saber si tales esfuerzos defensivos obedecían a disputas
raciones artísticas sino también un decisivo.crecimiento po]Jlacional-pasando puramente locales o si el gran centro cordillerano tenía alguna injerencia en los
. de.500 a unos 2.000 6 3.000 habitantes-, la consoiidación de un patrón de conflictos. Ciertamente, la incidencia de Chavín en sus periferias no parece haber

74 75
sido especialmente polftica ~in o cultural, en función del prestigio ritual del centro. ·~!. ellas, la Huaca del Sol, constituye la pirámide de adobe más grande de todo el
En todo caso, es en ese centro donde las formas de organíz.a~íón social podrfan·.r~· . ,Nuevo Mundo, disponiendo actualmente de una base de 160 x 340m y una altura
haber ido más allá de las que establecen las prácticas de parentesco. Si ese presti- ,if.~· de 40 m (pero siendo estas medidas aproximadamente un tercio de las originales,
gio pud~ propulsar l~ .rápida concentración de población en Cha;rn, 1~ cierto es··:¡ dado el proceso destructivo a que fue sometida ]a edificaCión en el período colo-
que la elite local-legrtllllada a través de su rol rehg10so- pronto cvrdenc mrfa elotes·."'!'·:, . nial), y habiendo utilizado, durante las ocho fases de su construcción, 143 millo-
suficíentes·como para extraer excedentes de esa población y de los peregrinos;}:• ;·. nes de ladrillos. La Huaca de la Luna, por su parte, es de menor tamaño (se utiliza-
destinándolos .a las grandes .construcciones, a la manutención de especialistas, 'l..,\~{ . ron 50 millones de ladrillos .durante sus cuatro fases de construcción), pero pre- ·
los mtercambJos de. larga d1stancra y a su propro consumo. En este senttdo, la ·¡lí'!( senta una gran cantidad de cámaras interiores con decoraciones murales policro-
opinión de Richard Burger no carece de verosimilitud, cuando plantea que ''la·~~ mas. Entre ambas pirámides se hallaban las residencias de la élite y sus áreas
participación diferencial de esta gente en actividades no relacionadas con la subc./!1'' sepulcrales, diferentes respecto de las de otros segmentos de la población. Hacia
sistencia ni basadas en el parentesco, condujo a la formación de clases y, con tod¡¡' :i:¡~ e1600 d. C., el núcleo urbano de Moche se hallaba dotado de calles, plazas, canáles
probabilidad, a la emergencia del Estado" (1992, 181 ). · ' ~~· y áreas para la producción especializada del artesanado, que.i:ubre una superficie
. . . . .·. . ~.,j .. de aproximadamente ll<m'·Y que contieneaiJ;ededoi de 15.000 habitantes, todo lo
cual hacfa de Moche uho de los centros urbanos más grandes del mundo andino.·
5.2 M oc. he . · ., · . · ~:.·.f~f.· ·.·•·
>l.:i¡·"
Si las características de la organización sociopolítica en los valles de la costtf.·.?·i~:··.·:.·.· .
c,entro-norte del Perú y las tierras altas adyacentes desde el Precerámico Tardlo:·;l, :: ··
hasta el Horizonte Temprano son un terreno de controvérsias, e.xiste cierto con<:i~~· ·
senso entre los especialiStas acerca del cará.cter estatal de las sociedade's que se'.-.:.·;·.!r<~,!l),· .•.·.·...
constituirían en los valles costeros en el siguiente periodo Intermedio Temprano>'..(·lé·
(200 a.C.-600 d. C.). Se trata de la experiencia social que lleva el nombre de Moche;){~;
uno de los sitios del valle homónimo, en las cercanías de la actual ciudad de )•:)~·
Trujillo, que sería el epicentro del dispositivo pol!tico regional. Ya desde los .i:l\
inicion del período, se registran testimonios de residencias de· élite, obras de)~' ,
irrigación artificial y sistemas de caminos en varios sitios de los valles costeros¡.';,j!\t.
especiah~.e.nte entre los de C~i.c ama y C~sm. a. Tanto en este ú.ltirrio v.al. le como en+·;·.'·:.~ .·.·.•.•

..
el de Vtru, se hallan, ademas, evtdencws de forttficaciOnes, lo que md1ca una ··,~·
época signada por los conflictos. En todo caso,. hacia fines del I milenio a.C., se ¡.":¡\!
presencia de cuatro estilos culturales correspondientes a cuatro áreas , ·j¡ff
advierte la ..

diferentes·
nomo -Sal~1ar,
.. soc1edades
de las. G. a.llin.azo, Moche valles.
de los diversos y Vicús-,.lo que. sugiere
Para entonces, carácter
Galhmtzo e!
autó-.·•. ,¡ , ...
y Mo.che, ·.·.'.·.····'·1·;
.... ··;··.·

con sus grandes platafomias de ladrillos de adobe y sus estructuras residencia- :.:;; : .
les, parecen constituir los principales centros regionales. · .;} •.
Hacia el200 d. C., sin embargo, el núcleo de Moche inicia un proceso.expansi-,\);,;;
vo sin parangón, que se aprecia tanto en las transformaciones en el asentamiento ·:~~;:. · Fig. 22. Area i\1oclle. tDLseJ)o: !\. G.)
como en la extensión de su estilo artístico y cultural, y de su probable presencia·· ..~,·
política más allá del valle de Moche. En efectu; por un lado, en el centro de Moche ·:;;,/ Por otro lado, la e.xpansión cultural moché se registra a lo largo de unos 600
tendría lugar la construcción de dos enormes pirámides de adobe. La mayor de. :¡. km de costa desde el valle de Huarmey, al sur, hasta el valle de Piura, cerca de la
:,11-: 77
76
actual frontera entre Perú y Ecuador. La mayor homogeneidad cultural que muestra De un interés particular resulta el hecho de que .los ladrillos de adobe utiliza-
toda la región costera a. partir del siglo lll d. C., sumada a la iconografía moche en dos para lás grandes construcciones del Estado moche solieran llevar una serie
.la que se enfatiza el carácter guerrero de los personajes representados,. ayudó a. de marcas diferenciadas (se registra más de. un centenar) y que los ladrillos con
cimentar la interpretación tradicional acerca de una conquista militar de toda la !as mismas marcas fueran colocados en los mismos sectores de las edificacio-
región por el Estado moche. Sin embargo, actualmente, y tomando en cuenta nes: los arqueólogos Michael Moseley y Charles Bastings. han propuesto que
ciertas diferencias en materia de construcciones, y de cierta diversidad en mate- tales marcas debían constituir identificaciones de las diversas comunidades que
ria de estilos artísticos y de uso de los metales, predomina entre l!:>s investigado- enviaban a. sus integrantes para realizar la tributación en trabajo. Si tal fuera el
res la opinión de que los valles norteños (Piura, Lambayeque, Jequetepeque), caso, esas marcas en los ladrillos serían indicativas -al mismo tiempo-- de la
no formaban parte de una entidad estatal única, y que sólo en los valles del sur organización comunal del campesinado (a la manera de los ayllus andinos), de
pudo haber cie11a unificación temporaria can la hegemonía de Moche. En todo las prácticas de extracción de tributo y de la disponibilidad de un dispositivo de
caso, permanece claro el hecho de que, entre los siglos IIJ y VI d. C., el disposi- registro e identificación al servicio del Estado moche. Más allá de estos
tivo estatal moche debió ser el primero que, en el ámbito regiol\al, pudo ejercer indicadores, otros ériterios "que componen la "lista de Childe" se verifican con
un control político de zonas a una distancia de algunos cientos de kilómetros ititidez: la existencia de cierto urbanismo y d~· obras monumentales, visible en
respecto del núcleo polltico central. En el ámbito del territorio bajo control moche, Moche y en los centros administrativos regionales; la existencia de especialis-
no .sólo se registra una producción artesanal sumamente especializada en la . tas a tiempo completo, tanto a nivel de la élite conectada-a juzgar por!a icono-
producción de objetos cerámicos decorádos y otros adornos de oro, plata, co- grafía~ con. el plano ritual y guerrero, como de la diversificada producción
bre, turquesa, con chillas, madera y cuero, sino también la construcción de cen- . artesanal; la existencia de una clase gobernante, claramente distinguible del
tros administrativos y ceremoniales (tales comoPañamarca, en el valle de Nepeña) · grueso de la población campesina y visible no sólo en las residencias diferencia-
y obras hidráulicas (como un canal de 120 lcrn en el valle de Chicama). Más allá de das y en las representaciones iconográficas sino también en los enterramientos
esos territorios, se registran contactos -a través de los centros culturalmente , entre los que sobresalen las llamadas tumbas reales de Sipán, en el valle de
moche de los valles septentrionales-- hacia el norte, que permitían acceder al oro Lambayeque: en tales tumbas, no sólo se documenta el uso de sarcófagos y másca-
y el cobre procedente de Ecuador, y hacia el sur, hasta "las islas de Chincha, ras, collares, péndientes, cetros y otros ornamentos de oro, plata, cobre y.turquesa,
desde las que se extraía el guano utilizado como fertilizante. sino también un tipo de indumentaria que coincide con el de las representaciones
iconográficas de la escena ritual conocida como "Ceremonia del Sacrificio", lo
que indica una conexión directa entre la élite estatal y las prácticas rituales.

F}g. 24. Escena de sacrificio moche.

¿Por qué se constituyó un Estado en el valle de Moche y por qué se expandió


Fiif. 23. Sípán. (Foto: GEP-UAB.) más allá de ese valle? La primera cuestión debe ser considerada en el marco de las

78 79
•:.¡'
dinámicas ya en curso. desde el periodo Inicial en el área, que implicaban la cons. ·' reconoce especialmente por sus sotisticados textiles, cerámicas y otros bienes
titución de centros de cierta importancia en tornq de estructuras monumentaleS; : · de prestigio, que sugieren la cxist~ncia de sociedades de jefatura basadas eh la
algunas de las cuales pudieron constituir experiencias estatales, como se ha ···· · explotación de recursos marinos, entre los siglos Vi y li a.C. Ya en el período
más arriba. En este sentido, no sólo el valle de Moche sino otros valles Intermedio Temprano, el espacio sociocultural asociado a Paracas desemboca-
vecinos, como el valle de Virú, pudieron ser escenario para la emergencia inicial ría en la constitución de la sociedad nas ca, continuadora dé aquel en materia de
prácticas de tipo estataL De hecho, la temprana datación de las tumbas reales ·textiles y cerámica, aunque más conocida por sus famosos geoglifos y líneas
Sipán (siglo Il d.C:) sugiere la posibilidad de que también haya surgido en el (probables senderos rituales). Si bien el ámbito de N asea contó con un centro
de Lambayeque un núcleo estatal autónomo, genéricamente contemporáneo. ceremonial de gran envergadura en Cahuachi, con algunos centros de hasta 2
que se había formado en el valle de Moche y que pronto iniciarla una km' (Ventilla)y con obras de irrigación artificial para los sembradfos a partir del
expansiva. Habida cuenta de la importancia de los templ,os y los rítnales, . uso de aguas subterráneas, la ausencia de indicadores acerca de una élite domi-
indica que la é!ite moche basó su legitimidad en su importancia en el plano refigicl~: nante eri el plano residencial y el funerario, así como de dispositivos de tipo
so. Esa importancia pudo trascender' el valle de Moche e hndiar las· priicti1oas:: administrativo y de cua)quier indicio acerca de prácticas coercitivas, parecen
culturales lo~ales por tóda la región, parangonando, en cierto m¡¡do, la situa,oióJl. indicar que las sociedades del ámbito nasc¡¡ podrfan haber continuado las for- .
de Chavín de Huántar en el período previo. Sin embargo, ese despliegue mrer:t mas de organización sociopolltica de las jefaturas de la época previa ..
haber sido acompañado de un militarismo que se halla ausente -o al menos,
visible- en el anterior centro cordillerano. El carácter ritual pero también guernm\
de. las representaciones iconográficas del ámbito moche puede proporcionar
clave para comprender una expansión que no sólo seria cultural sino también, ·
los valles vecinos, política. Si esa expansión hubiera involucrado cierta dosis
coerción, también podtía haber implicado una capacidad mayor para extraer
dentes destinados a las construcciones en gran escala y al abastecimiento de
élite moche y de los especialistas a su servicio,-reiroalimentando as! el pn!stigi'o'
simbólico y la capacidad militár del'centro moche.
En todo caso, a mediados del per!ocio IntermedlciTempratio, los valles ~,.,.,,.,m,
del norte peruano serian un escenario para las primeras prácticas estatales
expansivas rlel mundo andino. Un escenario, pero no el único; én la cuenca
lago Titicaca, en la actual frontera entré Perú y Bolivia, estaba teniendo lugar
proceso similar de transfonnaciones. En ese proceso, baria su aparición uno
los gigantes del mundo andino: el Estado tiwanakota.

5.3 Tiwanalku

Si durante el IIy el Imilenio a.C. se advierte una serie.de sensibles .i Fig. 25. nwanaku.
.
(DiscJ\o; A 'G.)
. . '
maciones sociales en la porción septentrional de los Andes Centcales, tanto
la costa como en las tierras altas, también en el área meridional sucedería un A difer~ncia d~ ello; en las tien-as altas de la cordilléra centrocsur, los proce-
conjunto de significativos cambio.s. En Ja costa, en una zona extra,orc!inariam.en-: sos de cambio condl\Cirlan a la configuració¡¡ de .modos de organización
te,seca, el principal exponente de esos cambios sería el que se registra en Paracas, · sociopolítica.sin precei:lentes a la escala regionaL El epicentro de tales procesos
abarcando unos 200 km de costa entre los valles de Cañete y Nazca, que estar! a en la cl1enca del lago Titícaéa, Úri enorme cuerpo de agua de úrios 8:500

80 81
km', enclavado a más de 3 800 m de altura, lo que lo convjerte en e llago navega- centrada especialmente en las actividades rituales nevadas a cabo en los ptlnci-
ble más alto del mundo. Desde temprano, las sociedades del altiplano produje- . pales recintos del centro. Del otro lado de la cuenca, Tiwanaku, a unos 15 km del
ron un modo de subsistencia agro ganadero, centrado en el cultivo de tubércu- lago y en e\ valle del l'ÍO homónimo, emergería C0\110 una aldea cuyo núcleo
los y el pastoreo de camélidos. A comienzos delll milenio a.C., existía al sudeste original debió quedar sepultado por las grandes construcciones que se edifica-
del lago Titicaca una sociedad llamada Wankarani, que practicaba la agricultura rían allí en las fases siguientes. El arqueólogo AJan Kolata señala que, en esos
y la ganad e da, así como también elaboraba objetos de cobre y practicaba ínter- tiempos iniciales, es posible reconocer dos estilos cerámicos eh el sur de la
cambios por medio de caravanas de llamas hacia regiones distantes; la organiza- cuenca distribuidos en espacios diferenciados y asociados a Chiripa, a lo largo
ción de las viviendas de formato circulá1; agrupadas dentro·de muros también de la costa sur del lago, y a Tiwanaku, en las zonas interiores o cerca de la
circulares, ha sugerido que cada agrupamiento deb!a representar un ámbito planicie aluvial del rlo Tiwanaku. Esos estilos diferenciados podrfan implicar la
socia\ mticulado por prácticas de parentesco. existencia de grupos socioétnicos diferentes, quizá especializados en la explota-
Con posterioridad al 1300 a.C.,. surge en el s¡¡deste, pero más cerca de la ción de distintas 'Zonas ecológicas. Con posterioridad, especialmente.apartir del
costa de llago, una nueva organización social en torno del núcleo de Chiripa. Si. 100 d. C., el sitió de TiwanalctÍ conoce una súbita expansión que no sólo implicará
bien, en líneas generales, el ámbito chiripa continuarla las principales dinámicas la expansión del territorio Ujbano y de la p,ol:Ílación allí concentrada, sino el
sociales establecidas en la fase Wankarani, aparecen dos innovaciones signific control polltico de las zonas circundantes y uña influencia económica y cultural
cativas. Por un lado, la sociedad chiripa integl'a la explotación intensiva de los en una es~ala aún mucho más vasta.
recursos lacustres (pesca, caza y recolección) al patrón agroganadero, expan"
diendo y fortaleciendo el modelo básico de subsistencia. Al misrn,o tiempo, es ·
probable que, para esta época, ~e iniciara la construcción, de los primeros cam-
pos elevados para la práctica de la agricultura. Y por otro lado·, comienza a
registrarse la edificación de pequellOs recintos rectangulares, que incluyen pro-
bables templos, residencias de élite y depósitos de almacenamiento en tomo de
una plaza hundida, que sugieren la existencia de ciertas formas de diferencia-
Ción, y que plantean problemas de interpretación similares a los que han sido
considerados para el norte costero y cordillerano en los períodos precedentes.
Por lo demás, las transformaciones no alcanzan sólo a la margen sur del lago: la
presencia de otros sitios hacia el norte (Qaluyu) y al oeste (Sillimocco) podría
indicar, según algunos autores) un posible mosaiCo de jefaturas:en conflicto por
el control de la región.
Hacia el 400 a.C., tienen ·lugar los primeros testimonios de lo que serán los
dos principales centros de la cuenca del Titicaca por los siguientes 500 años;
Pukara, en la costa n9roeste, y Tiwanaku, en la costa sudeste. En el sitio de
Pukara, situado a unos 60 km del lago, se advierte una serie de plataformas f<'ig 26. llwan.aku: Ka/asa:·/t!)/0. (Foto: M. C.)
escalonadas y recintos hundidos de formato rectangular, rodeados por proba-
bles residencias de élíte y estructuras para almacenamiento, en un área de unos· En efecto, a partir de la fase local Tiwanaku lll (1 00-400 d. C.) se inicia una
4 km'. A través del tráfico caravanero, Pukara parece haber ejercido una notable activa política de construcciones monumentales, que transformarían a Tiwanaku
a
influencia sobre el cuadrante occidental del lago, desde Cuzco hasta el norte e . en un centro de altísimo prestigio ritual y meta de las peregrinaciones macro
Chile. La evidencia no parece suficiente para determinar con precisión las· regionales, Entre las grandes edificaciones, sobresalen principalmente dos gran-
característkas de la organización so dopo lítica de Pukara, pero es razonable . des estructuras piramidales, la de Akapana (de 200m' de base y 17 metros de
pensar que debió existir una élite diferenciada del resro de la población, ·. altura) y la más tardía de Puma Punku (de 150m2 de.basey 5 metros de altura),

83
. 1)-..

dotadas de recintos centrales hundidos y sistemas de drenaje. Tumbién se de~- ··:i; to, Iapislázuti). El tráfico cm1lvtmcro que conectaba estas regíoncs con el ~entro se
taca el Templete Semisubtcrránco, con una gran estela antropom<:irtica en su ·'{:e extcndla a áreas aún más lejanas, del mismo modo que lo hacia el prestigio simbó-
centro y una serie de cabezas de piedra incrustadas en sus paredes perimetrales; ,-.~_;K, lico de Tiwanaku, y los objetos tiwanakotas a influidos por los estilos del centro
el templo de Kalasasaya, una enorme platafonna de 130 x 120m, con otra estela '.::;(,.. se extenderían por una vasta macro región que abarcarla el sur de Perú, Bolivia y
antropomórfica y la famosa Puerta del Sol (actualmente en un lugar excéntrico),;·:::~ el norte de Argentina y de Chile. ·
que incluye la representación de la principal divinidad tiwanakota, elllamadollJ'
Dios de!Báculo y el adyacente recinto del Putuni, probable palacio de la élite, en.::·:¡¡;;
el que se han hallado los enterrmnientos de algunos de sus integrantes. Haci~ e(;i.¡lt ,
siglo V d.C., el conjunto urbano abarcaba unos 6,5 k.m' y pudo albergar uriá'''~~;.'
población de 30.000 h~bita~1tes, quizá repartida en dístínt.os sectores de acuerd·o· <·S.,'l\1·',
con el lugar de provemenc1a de los pobladores. l'vl;ás allá de la ciudad, existlar,';¡·~~. ;·
otros centros administrativos periféricos, :ales como Lukw:nata, Pajchiri, Oje Y.~~V''
Khm:lm Wankané, todos dotados de. arqUitectura cer-:momal compatible con la,;¡~~~ '
de T1wanaku, aunque en menor escala, que, en conjunto, debieron albergar a'!r,':~i:'; '·
varias decenas de miles de habitantes más, Por lo demás, el paisaJe rural se~!:';;,.' .
hallaba caracterizado por otro tipo de construcciones, los campos elevados o'J,i?,t:
camellones, un sistema que permitía cosechas mucho más abundantes co.mo\'liif,
consecuenciade'la preparación de franjas de tierra sobi·eelevadas (lp·que penni.'·;:fft~:
. . ' =~·*
tia una may¡)r aireación) Yrodeadas de canales, abastecidos a través de diques ·~~!lii'
y reservorios de agua ~lo que protegía a los· sembrad los de las heladas). . . . '-~~¡/ ,
A partir dé la fase T¡wanaku IV (400-800 p.C.), ~l. proceso deprofu¡¡das trans-,¡:(i1:í\• :·.
formacion,~s que tenía lugar al. sur de lÚuenca de llago Titi9aca se'extendería:· '?!: . ·
ampliamente y. de diversos modos.P~runa parte, tó_do el á!nbito circuntiticaca .YJfi,¡fif( '.
algunas_ :w~ geográficamente más ?1stantes (p¡:¡r eJe~pJo;p~ro);ofrecenal~u"~;ií!!)'! .·· .· Fig. 27. Tiwanaku: Puerta del Sol. (Foto: M. C.)
nos testuno¡:uos dchaber quedado baJüel9ontrol pollt1co. deT1wanalru:La u,mfi-''''11' ..
cación er¡ fuateda de pautas arquitectóniéa.s, ~imbúlismoreligloso)wt<ÍdÚ.cción;¡~¡~ ' Si bien algunas perspectivas tradicionales han tendido a ver en Tiwanaku un .
de objetos. cerálnicps .enrelación con los. cánqnes tiY~,~akótas.argumentatlá favor ~i:jJ, · centro ritual sin un estatus político específico, existe actualmente un amplio
de la tuerte gravitación del centro en sus_pe~iferias ~ercanas. belmistn,;i'Jnó~o, el,$~~: . consenso entre los especialistas acerca del carácter estatal de la experiencia •.
probable t;aslado de huacas de las penfenas a T¡wanaku -<:omo parece haber i:j~'t '.: tiwanakota. En efecto, aunque algunos de Jos indica(lores propuestos por Childe
sucedido con una estela originaria de A rapa (en las cercan!as de Puno) y qui<:á con: z'&1,· . no se hallen presentes (la existencia de ~lgtma forma de escritura) o se hallen
algunas cabezas de piedra del Templete Semi subterráneo- sugieren cierta actitud,·:;¡~, poco representados en' la evidencia disponible (por ejemplo, en cuanto a los
coactiva de la élite tiwanakota sobre .las poblaciones vecinas. Más allá de las<\liif · enterramientos de élite), todos los testimonios "Convergen respecto de la percep-
zonas cercanas al lago Titicaca, la presencia de Tiwanaku se registra claramente eni,i~·, ', -ción de Tiwanaku como centro estatal: el conglomerado poblacional en torno
sitios tan distantes como el valle de Cochabamba al este, el valle de Moquegua al :f%~' · del núcleo central y de los centros menores; la capacidad para realizar
oeste y el vall~ coster~ de A~pa ¡¡l sudoeste .. No hay raz?nes para s_upo~er un\jWJ: emprendimientos de gran envergadura (los campos elevados, las construccio-
control temtonal contmuo desde el. centro hasta estas regwnes a vanos c¡entos[,i'!,í~· nés monumentales); !a· existencia de un artesanado fuertemente especializado,
de kilómetros y, en general, se admite que !a presenciatiwanakota.en esas ár"as:J;,;j¡ ejecutor de trabajos. en piedra, en cerámica y en metal, a partir de criterios
debió cob;ar la forma de "en~l_aves" des,tinadosa la obtención de mate;ias rrlmas ;,)¡.f¡, estilísticos de una gran homogeneidad; la presencia de sectores residenciales
no d1spombles en tomo del T!ltcaca (ma¡z, c.oca, algodón, recursos marmos, basal-:::)~ .. para la élíte; las capacidades coercitivas que se infieren del referido traslado de

84 ~~ 85

·a~-·"

huacas, de la existencia de a1·mas y de la iconografía de cierta indumentaria relaciones intercomunales entre: los dlversos grupqs que poblaban la cuenca
g\le.rrera y de las llamadas "cabezns-trofeo"; la probable disponibilidad de un sur del lago Titicaca a fines del período Intermedio Temprano, que,. según se
sistema de calendario (sugericlo a partir de la iconografía de la estela Bennett); la veía mAs aniba, podrinn haber practicado diversas foánas de ~ubsistencia y
obtención de materias primas de lejanas regiones a través del tráfico caravanero. haber pertenecido a diversos grupos socioétnicos; el otro es el que proporciona
No es fácil de establecer detalles específicos dentro de este cuadro, pero es el propio medio urbano de Tiwanaku, cuya concentración poblacional segma-
claro que la imagen general que ernerge de todos estos indicadores es la de una mente se debió más a la convergencia de grupos de procedencia diversa que al
sociedad de tipo estataL simple crecimiento vegetativo. En ambos contextos, podía haber espacio para el
Ahora bien, ¿cómo surgió el Estado en la cuenca del lago Titicaca? Los conflicto y el predominio de unos grupos sobre otros, lo que, a su vez, podía
itwestigadores han ofrecido consideraciones de diversa índole pero, en general, generar las condiciones para la aparición del monopolio de la ·coerción. Estas
predo1;;inan aquellas que destacan principalmente ias dinámicas económicas y posibilidades son difícilmente documentables; sin embargo, no por ello resultan
las ideológicas. Por un lado, aquellos autores que, comoAlan Kolata, subrayan menos verosímiles. Como se sabe, ausencia de .eVidencia no ·es evidencia de
principalmente los aspectos económicos del proceso, tienden a enfatizar eJ S\lr- ausencia .. En un plano hipotético, se trata de posibilidades que proporcionan un
~imiento de formas de liderazgo. capaces de articular
Q .
las diferentes actividades'
' margen para pensar el lugar de la víolencí:;t, en el proceso en el que surge el
de subsistencia (ganadería, agricultura, caza, pesca y recolección) nsí como, Estado en el lago Titicaca. ~
especialmente, de liderar las tareas vinculadas con las construcciones iniciales
de campos elevados para su l\tilización agr!cola. Aun dentro del ámbito econó-
mico, otros investigadores, como David Browman, han remarcado la importan- . 5.4Wari
cia de Tíwanaku como centro de intercan1bíos interregioriales, de manera tal que,
en buena medida, la primacía política· de los líderes locales procedería de su En los comienzos del Horizonte Medio (600- 1000 d.C.), el Estado de Jiwanaku
capacidad para regular el tráfico caravanero y los intercambios celebrados en el se hallaba en su época más expansiva: toda la zona circuntiticaca y algunas
centro. Por el otro lado, otros estudiosos -entre .ellos, Juan Albarracín Jordán- zonas aledaf\as se encontraban bajo su control directo y territorios mucho más
. han privilegiado en sus análisis la importancia de los aspectos ideológicos ba- extensos estaban bajo su influencia económica y cultural. Sin embargo, Tiwanaku
sándose especialmente en el prestigio ritual del centro tiwanakota, incluso en no seria la única experiencia estatal del período. En el valle de Ayacucho, en la
épocas muy posteriores. En tal sentido, tienden a subrayar la escasa evidencia porción centro-sur de los Andes Centrales, tendda su centro principal el otro
disponible acerca de la existencia de conflictos en relación con el proceso en el gran Estado de la época: Wari. Al norte de la actual ciudad peruana deAyacucho,
que surge el Estado, y enfatizan la posibilidad de que la organización política en la región de Huamanga, el sitio de Warí se constituyó hacia e]600 d.C. como
tiwanakota haya sido el resultado de una convergencia pacífica entre los diver- tm vasto centro urbano -uno de los más grandes de todo el ·mundo andino-,
sos segmentos que la componían, en función. de creencias ideológicas compar- .con una poblac'ión que, un siglo después, llegaría a unos 25.000 habitantes,
tidas más que como resultado de la fuerza coercitiva. ocnpando una superficie total de unos 15 km', en torno de unos 2 km' de recin-
Es posible que el predominio de este tipo de modelos consensuales acerca tos ceremoniales (que incluye templos, palacios y grandes cámaras sepulcrales
del surgimiento del Estado tiwanakota se deba más a los azares de los testimo- de la élite estatal) y de otros 3 km' de residencias domésticas. Si bien los recintos
nios preservados (las evidencias de violencia suelen ser escasas, y en esta . de la ciudad de Wari no tienen las dimensiones monumentales de las edificacio-
situación lo son particularrn.ente) que a una reflexión teórica en profundidad. Es nes en Tiwariaku, se organizan con una marcada regularidad en torno de un
que, sí los factores económicos e ideológicos pueden haber jugado un papel de patio central rodeado de tres o cuatro edificios delimitados por muros perimetrales
relevancia en la constitución de liderazgos (no necesariamente estatales) y en de hasta 6 m de altura. La ciudad contaba además con un sistema de irrigación
su legitimación, es dificil de suponer que el advenimiento de lo estatal baya sido subterráneo y era abastecida a partir de la producción que se obtenia en los
esencialmente consensual y no haya involucrado cierta dosis de violencia. En campos aterrazados de las periferias rurales.
part.icular, hay dos escenarios en los que podrían haberse entablado prácticas ·
divergentes de las reguladas por el parentesco: uno de ellos corresponde a las

36 87
modo de ·~enclaves" e11la rcgióu. Hacia el norte, la presencia wari se baria scntlr,
-
en el gran centro ceremonial de l'achacamac, en la costa central; en Honco
Pampa, en el Callejón de Huay]as; y aún más al norte, en Viracochapampa, en la
región de Huamachuco, en donde es probable que la actividad w¡rri se limitara al
propio sitio, sin control de la población local, quizá replicando asl el modelo de
"enclaves" implementado por Tiwanaku.

Fi¡;. 28: Wari;(Disetlo: A. G.)

Los grandes cambios que serían experimentados en el valle de Ayacuého on ••:.:·:::•


los siglos VI y VII d. C., de hecho, tendrían repercusiones en regiones
más alejadas. En efect6;.Jadinámicasociopolítica que tenía su epicentro en w,";c;•Yi Fig. 29: Cerámica wari. (Foto: GEP-UAB.)
pronto se expandiría a partir de la fundación de centrosdecontrol adtrtitJis;tra:ti-.':'01
vo fuera del núcleo central.wa~i-con edificaciones ilrquitect6nicamentesnrl!la"· ·. · ¿Cómo se ·origina todo este proceso de transformaciones que conduce al
res a las de .la capital;- y de una extensa red de caminos que facilitaba la co1~e~dót1 advenimiento del Estado de Wari y a su rápida expansión territorial? Si bien es
entre tales centros. Hacia el sur, el dominio wari se advierte·en sitios tales como· poco lo que se conoce de los comienzos del proceso, durante el·siglo VJ d.C.
Pikillacta, en él valle de Cuzco, en el que se constituiría un centro de 2 km',que parece haber existido un conjunto de aldeas en la zona en la que posteriormente
incluye edificaciones ceremoniales y residenciales para los admirüstradores y se emplazarla la ciudad de Wari. En determinado momento, la población de tales
en
las guarniciones militares del núcleo wari; Jincamocco, en el va!lede Sondando,· aldeas comenzaría a reubicarse en tomo de la más oriental de ellas, la más baja en
tétminos altitudinales, y desde all1 se daría la gran expansión urbana. Los espe-
donde la población aldeana local fue relocalízada en áreas altitúdinales ·
bajas, para destinarlas al cultivo de] maíz; en Pacheco, en la región de Nazca; cialistas han propuesto diversas hipótesis acerca de estos tr'aslados de pobla-
ene] valle de Moquegua, donde el dispositivo politico wari edificaría n';cirJto ción. Por 1m lado, se ha sella!ado que la aldea que concentrarla la población se
fortificado en la cima del Cerro Baúl. Tal construcción implica cierta Hci·ivirlB,~S: hallaba'enclavada en un terreno más fácilmente defendible ante un ataque, Jo que.
militarwari, seguramente indicativa del hecho de que la región se hallaba en dispu- implica la posibilidad de considerar un contexto caracterizado por el conflicto. Por
. ta con Tiwanaku, que, corno se ha mencionado más arriba, tenía umi presencia otro, se ha sugerido que esa aldea.habrla sido, desde temprano, un importante

88 89

foco ceremonial de la zona, lo que habr!a estimulado un flujo creciente de nuevos era un centro ceremonial desprovisto de connotaciones es lata les~ destacaban la
pobladores. Aun por otro, se ha destacado que el período de concentración · procedencia sureña de estas influencias culturales, al tiempo que indicaban que
poblacional en el asentamiento de Wari corresponde a un período de crisis climática las di'námicas estatales ligadas a la conquista eran específicas del ámbito wari.
que habría impulsado la necesidad de reorientar el sistema productivo en tomo de Otros especialistas han propuesto que, entre las influencias de Tiwanaku sobre
la arrricultnra de in·igación artificial y de realizar obras de mayor envergadura que Wari, no sólo habría que contar las culturales sino las específicamente politicas,
las ~onocidas hasta entonces, lo que, a su vez, habrfa requerido la concentración .:· de manera que el Estado originado en la cuenca de llago Ti ti caca habría operado
de la füer'Za de trabajo y la aparición de mrevas instancias de organizaCión y · como inductor o como modelo del Estado que surgiría en e! valle de Ayacucho.
coordinación de las tareas hidráulicas. Cualesquiera que hayan sido las razones Recientemente, la investigadora Anita Cook ha planteado que las influencias
específicas, vale la pena destacar que-<:omo en otras situaciones ya co~si~era­ tiwanakotas sobre Wari son tardías, quizá de la época en que ambos Estados
das- una conce11traci6n de población que no es el producto del mero crecrmrento confluirían en la regiól). del valle de Moquegua; ha sugerido, .en cambio, que en
vegetativo pondría en contacto a grupos no articulados por los mismos principios los comienzos del Estado de Wari debieron ser de mayor impori:ar1cia las influen-
de parentesco, lo que podía abrir las puertas al advenimiento de nuevas formas de cias culturales procedentes del ámbítci moche.
interacción social como las que el Estado implica. Estas controversias resultan de interés aq!fí, en tanto implican diversas po-
Ahora bien, a posteríorí de su consolidación en el valle de Ayacucho, el siciones sobre el estatus primario o secundarion:lel Estado de Wari. En efecto, de
Estado de Wari iniciaría un notable proceso expansivo, por medio del cual que- acuerdo con la distinción originalmente propuesta por el antropólogo Morton
darían integradas al centro regiones situadas a varios centenares de kilómetros Fried, un Estado primario es aquel que surge en contextos donde no existe
de distancia. Las razones de tal proceso no están suficientemente c?mprendi- · ninguna otra referencia estatal previa; un Estado secundario, por lo contrario, es
das. Por lo general, se ha apuntado a modelos que destacan cierto componente aquel que surge en el marco de algún tipo de interacción con otros Estados
religioso y militarista de la expansión, o ·a otros que enfatizan el aspecto econó- preexistentes. En términos teóricos, se trata de una distinción no menor: en los
mico, especialmente en relación con la demanda de materias primas para el cen- contextos secundarios, la idea de lo estatal precede a su implementación efecti-
tro, y particularmente, de maíz para e!' consumo de las élites, de los tributarios en va; en los primarios, lo estatal adviene como una novedad socio política especí-
trabajo y para las ofrendas rimales durante las festividades. En cualquier caso,· fica. En Jos ténninos que plantea la situación del Estado de Wari, sin embargo, tal
el proceso de expansión del Estado de Wari sería de una escala sin precedentes distinción es difícil de establecer de modo taxativo. Tomando en cuenta el inten-
para la época y sólo superada por la que alcanzaría el posterior Estado Inka. so tráfico caravanero que convergía en Tiwanaku y el prestigio ritual de este
Algunos estudiosos prefieren caracterizar este. tipo de experiencias estatales centro en regiones sumamente distantes, no es imposible suponer que los habi~
expansivas con el non1bre"- de ·~imperios',, entendiendo por tales a cierto tipo tantes del valle deAyacucho en el siglo VI d. C. tuvieran algún conocimiento de
.Estados que -a través de variadas estrategias de dominio- acceden al rAnn·,-,l.t'tt: las dinámicas sociopolíticas que tenían lugar en tomo del lago Ti ti caca. Pero no
pol!t\co-militar y económico de vastos territorios de unagrar¡ variedad ecológica: es posible ponderar con exactitud cuánto conocimiento tendrían y cómo podría
y poblado's por sociedades de diversa raigambre étnica y cultural, reorganizan-' haber influido en la situación sociopolítica local. Quizá convenga dejar abierta la
do las estructuras sociales preexistentes en función de los objetivos poLíticos, cuestión. La retomaremos brevemente en el siguiente capíiulo.
eco;,ómicos e ideológiéos de la élite central. No todos los autores coinciden,
pero aquellos que reconocen en Wari .estas características, consideran que se .
trata del primer imperio del mundo andino, y quizá de todo el Nuevo Mundo. ·'
Un párrafo aparte merece la cuestión de los nexos que vinculan a Wari con
Tiwanaku. Desde la época de los primeros hallazgos correspondientes al ámbito
wari, los jnvestigadores _han destaca de;¡ las relaciones entre ambos espacios
socioculturales, particularmente en referencia a la definida presencia en la íco-
nografia wari de la principal divinidad tiwanakota, el denominado Dios del Bácu-
lo. Algunos autores, especialmente aquellos que han considerado que Tiwanaku.

90 91

6. Consideraciones teóricas f1nales analizadas. La escasa disponibilidad de materias primas -especialmente subm-
yada para el área n:csopotámicar- ha sido t·elacionada con la necesidad de poten-
ctar los mtercambJOs Ysu control; sin embargo, la búsqueda de bienes exóticos
se da _en todas las situaciones en las que surge el Estado, incluso en aquellas
que d1sponen localmente de mayor variedad de bienes. Quizá el principal rasgo
ecológ1co compartido sea el que refiere a la disponibilidad de agua: desde los
grandes rlos del Viejo Mundo (Nilo, Ti gris, Éufrates, Inqp, Amarillo) hasta los
Retomemos ahora el interrogante que quedó planteado en el capitulo 2: m~nos caudalosos ríos y las áreas lacustres del Nuevo Mundo, sólo las tierras
¿cómo se constituyó la sociedad estatal, aquella que resulta del proceso al que "bajas del nort~ maya carecen de grandes cuerpos de agua, compensados aquí
Chi!de llamó "revoluCión urbana"?'Si nos situamos con la suficiente perspectiva 0
por la ex1stenC1a de corrientes subterráneas que.afloran en los llamados cenotes.
como para poder notar de modo simultáneo las situaciones históricas que he- . La disponibilidad de agua, de hecho, se conecta con el ámbito de las condi- \-1-(~\l\i~
mos re1:orrido en los anteriores capitulas, surge·una notable série de similitudes ClOnes tecnológ1cas. En efecto, los recursos hldricos eran de fundamental im-
y diferencias, que puede ser de gran utilidad para continuar la reflexión en .eL portancia para el sostenimiento de las principales estrategias productivas de las
plano teórico. En principio, la cuestión por el cómo. puede precisarse un poco soc1edades en" las que surgen los Estados, basiWas en la agricultura y la ganade-
más sí nos preguntamos en qué condiciones surgen los Estados antiguos del ría. Sólo quedaría por fuera de esta observación, la discutible situación de los
Viejo y del Nuevo Mundo. ¿Se trata invariablemente de las mismas condici•~n•'87 núcleos de la .costa peruana durante. el período Precerámico Tardfo ·los cuales
Esas condiciones ¿proporcionan unmarco para el proceso, o determinan altá
basaban su. subsistencia en la obtención de recursos marinos. Más de cómo
proceso tenga lugar inevitablemente? A partir de las situaciones analizadas, es se considere esta situación, parece haber cierta correlación entre la existencia de
posible reconocer un conjunto diverso de condiciones, entre las que parecen ·una economía agroganadera y la posibilidad de generar un amplio margen de
distinguirse las de tipo ecológico,tecnológico, demográfico, externo e interno. · exc~d<;ntes, como los que demanda e!' dispositivo estatal. En cambio, no parece
Considerémoslas más de cerca. pos1ble estable~er uila correlación estricta entre la disponibilidad de algún tipo
de tecnologfa h1dráulica y la aparición ,de prácticas de tipo estatal, como anti-
guamente se enfatizaba: en algunas situaciones, como en el valle del Nilo las
6.1. Condiciones obras hidráulicas se mantendrian dentro del ámbito".comunítario, sin inte~en­
ción del Estado; en otras situaciones, como por ejemplo en el ámbito maya, los
¿Existe algún tipo de condiciones ecológicas comunes para las emprendtmlentos h1dráulicos conocidos son de tiempos estatales, sin que pue-
en las que surgen los primeros Estados? En rigor, la diversidad predomina '''"''· ,.. da establecerse una precedencia de tales obras sobre ia constitución de una
sobre la homogeneidad. Desde los valles fluviales del Nilo y de la Mesopotamia, élite estatal; por último, en el valle del río Amarillo, la fertilidad de la tierra como
a escasa altura sob¡-e el nivel del mar, con altas temperaturas y muy escasas co~secue~cia de la capa de loess, parece no haber requerido degrandesobras
precipitaciones, hasta los valles montañosos de la cuenca de Méxicci Y de Oaxaca, . de lrngac¡ón en los tiempos en que emergen las dinámicas estatales; Por cierto
de clima y precipitaciones moderados y desde las tiérras bajas del Golfo de en otms situaciones, el papel de los llderes podría haberse fortalecido median!~
México y e 1 Petén, muy húmedas y con alto nivel de precipitaciones hastq la dirección de tales obras,pero tal posibilidad -<)Ira vez-no parece oeneralizab]e
altiplano andino, extremadamente seco y a 3.800 m sobre el nivel del mar,. la a todas las situaciones aquf consideradas. · · "
variedad ecológica de las situaciones en las que surgen los primeros Estados es Desde el punto de vista demográfico, no es posible alcanzar conclusiones ~ ,
de una gran notoriedad. En algunas regiones, las variaciones climáticas de largo tenni?antes, debido a la fragilidad de los cálculos poblacionales. Por una parte, ')~f' ¡
plazo -creciente aridez en el valle del Nilo, elevación de la cotamaritima del es ev1dente que las socwdades estatales poseen mayores cantidades. de habi- .¡;~ "
Pérsico, modificaCiones en el curso inferior del río Amarillo- pudieron implicar !antes que las que no lo son; sin embargo, la escala de aquellas es también
movimientos migratorios y cíerta concentración poblacional, si bien no parece mucho más grande Y no necesariamente expresa un crecimiento sostenido del
que estos procesos puedan ser generalizados a todas las situaciones número total de habitantes de la época previa a la escala del territorio total que

92 93
,,
'
~'.'

quedara luego st1bordinado al Estado. Otro tanto pnede decirse de la presión . Por último, con respecto a Ias condiciones internas~ interesa destacar aquí
demógrftf¡ca, frecuentemerlte sei'lalada como motivo de las transfonnaciones ·.: una importante regularidad: en la mayor pa1te de las situaciones consideradas
estatales, por la vfa de la necesidad de ocupar tierras poco productivas, ée . las organizacíones sociales de las épocas inmediatamente previas ai pmceso et~
inlToducir obras hidráulicas o de expandirse hacia el exterior de manera violenta:: el que surge el Estado presentan indicios de cierto tipo de diferenciación social
es posible que, en algunas situaciones, cierto crecimiento poblacional hubiera· y de especialización funcional, como puede sospecharse de fa existencia d~
impulsado la puesta en uso de tierras menos aptas para la agricultura y/o qt1e .. ajuares funerarios diferenciales, edificaciones no residenciales de cie11o tama-
hubiera estimulado 4> realización de ciertas obras de regadío; pero es dificil,; ño, o representaciones iconográficas de personajes caracterizados de un modo
establecer un encadenamiento causal entre tales procesos Y la aparición deL' . distintivo. Ese tipo de diferenciación social parece compatible con el modelo
Estado, y es posible pensar que es precisamente el Estado el que, una vez qu~··;' '·. antropológico correspondiente a las llamadas sociedades de jefatura, tal como
emerge; introduce una presión sobre l~s r~cursos an.tes desconocida. Pero, pot·,·:~:.,.: .veíamos en el capítulo 2. Por cierto, no hay razones para colegir, a partir de esta
constatación, que las sociedades de jefatura deban senonsideradas como una . ¡~...;
· ó'tra pmte, hay una cuestión de¡nográfica que tiene un mayor alcance respecto.;;:··
de las situaciones que hemos .considerado: la tendencia a derta concentración::}<./ "etapa" que Inevitablemente debe conducir hacia el Estado, como proponía la %re
poblacional en medíos "proto-urbanos". Las razones propuestas·para tales pro::}'~:;. doctrina evolucionista, pero es posible infedr que los Estados primarios no
cesas son de muy diverso tipo (ecológicas, económicas, ideológicas, defensi~~;/ emergen en sociedades "igualitarias", comoc]¡,iiera que éstas se definan, sino.en
vas) y la cantidad de población nucleada es también muy variada (desde algt:i;':~:? . . situaciones en las que existen ciertas posiciones de liderazgo comunal que atri-
x.,nos miles hasta varias. decenas de ·miles); en algunas situaciones, incluso, la:~;::.c buyen un especifico prestigio social a guieries las ejercen y a sús entornos
(/::;'¡ ·u" expansión urbana podría ser consecuencia :;'ás que causad~ l.as politicas esta:0.~~· cercanos. De este modo, la existencia de un tipo de sociedad compatible con la
\2), -~ tales. Pero ex1ste al menos, una correlac10n entre la apanm6n del Estado)'·!'·· que propone el modelo de las jefaturas puede ser considerada en el marca de·Ias
\J,JJ"" ciertos niveles de~ucleamiento poblacional. Retomaremos el asunto más abajo;f,:;;~.;' pondiciones sodapglític:u; que se requieren para que tenga lugar el proceso en
La cuestión de las condiciones externas ha de plantearse en dos planos. Des-,;'~~;: el qu~ adviene el Estado.
>C'JI<·
de el punto de vista cornunai, es decir, de cada ámbito organizado a artir de la·'¡¡~:· · La presencia de este tipo de condiciones en la situación previa a la emergen-
práctica del parentesco, e extenor es el es acio ocupado por las comunidades::;¡¡ ·. cia del Estado, sin embargo, no garántíza que el Estado emerja forzosamente. La
vecinas. e trata de un espado que es decisivo para la existencia misma de láf:~:/: · existencia de una sociedad de jefatura, con una base productiva agro ganadera y
comunidad: por una parte, porque por contraste, le permite afirmar su propia uó:i:S~!;.: · con suficientes contactas con lejanas regiones desde las que se obtienen bie-
dad y, por otra parte, porque constituye un escenario para diversas formas déii)l,:... nes exóticos no tiene· por qué implicar un cambio automático hacia otra forma de
iJ1teracción, ligadas, especialmente, a los in terca':" bies y a la guerra: No hay Est~~r , organización social y, de hecho, quizá lo más probable es que, en ausencia de
do que surja en la pura interioridad de una cornumdady, en este sentJ.do, el exteru¡¡;:,*Í' . otros indicadores, esa sociedad de jefatura permanezca organizada como tal. En
comunal es condición para la emergencia de lo estatal. El otro plano en elque::Jf;; •.. este sentido, estas caracteristicas constituyen, de cara al proceso en. el que
pueden considerarse las condiciones externas es el del exterior de la región en la_.,;.,: .. surge el EstadO, condiciones nBceSai-ias pero no fn¡ficienús: su presencia es
que surue el Estado. También aquí se verifica una regularidad: tódas las situacio:·;; · requisito para que tal proceso tenga Jugar, pero su sola presencia no lo torna
nes en las que se.originan 1-os Est~dos primarios implican regiones en contact~\i.;t , inevitable. De hecho, tal cosa. se advierte claramente -como notábamos en el
con otras regiones, especialmente en materia de intercambios de larga distanda;~ J~:
1
· capítulo 2- respecto de los límites que encuentran !as forn1as de liderazao del
tipo de las jefaturas: hasta cierto punto, esa diferenciación puede ser consen~uada,
que permiten la obtención de bienes. no disponibles localmente. Tales bJene~.;\7(
pueden ser materias. primas o manufacturas y,.si bien pueden tener usos máS::J¡,~ en la medida en que las prácticas que vinculan al jefe con la comunidad se
amplios, en general se relacionan con la demanda de bienes exóticos por a .<.'i~ entablan en fonna de un intercambio recíproco, esto es, en una forma c~mpatible
las élites locales. Una vez que emerge lo estatal, esa eman a puede cobrar fonna(fic. · con los principios del parentesco. Pero si sejuzga que el jefe está violando sus
mas agres1vas tales como la conquista de territorios, la instalación de "enclaves:W(c' •· obligaciones de reciprocidad, las sociedades no-estatales conocen diversas
.,en regiones lejanas o una mayor gravitación económico-ideológica del ce;·n~o._:ig>: prácticas -desobediencia, críticas públicas y ridiculización de los líderes, aban-
estatal sobre los ámbitos periféricos. F.\}1 dono de la comunidad, deposición o ejecución de los Jefes- que tienden a
.
~~ ~K 95
94
mantener la cou'figuración social existente Y> por ello, u impedir la aparición de
relac:iones de dominación y de explotación en su interior. Es que la condición
prácticas, r-egidas a partir ele cntcnos sociales mvergcmcs. 1 aae~o que ncccsna ·
de una relación negativa con el exterior para afianzar su posición dominante en
-
diferencial de los jefes comunales se basa en el prestigio. Y el prestigio no puede :, el interior, el parentesco no puede extenderse inde!1nidamentchacia el exterior y,
deve,nir naturalmente en poder porque las normas que operan según la lógica por ello, no puede irnpedir allf la emergencia de prácticas que contradigan los
del parentesco lo impiden. Asf, el Estado no puede deducirse del régimen del;·.':·, principios sobre los que aquel se apoya. As! pues, es pósíble proponer que la
parentesco. La pregunta, por enésima vez, retorna: ¿cómo pudo entonces surgir:.'\ · · fonna primera que adopta lo estatal en sus inicios es la de una relación entre
el Estado? ''''\(. extranjeros, esto es, Úna práctica entre sujetos no vinculados por lazos de
;, ::·:,;¡{ . . parentesco, que se entabla en espacios intersticiales entre diferentes tramas
.;::!;ii: · parentales. Pero ¿qué Cllfacterlsticas tienen esos espacios intersticiales? En prin-
6.1. En los intersticios . ... cipio, la .condición específica de esos ámbHos puede variar considerablemente
. ,;,i:,:t en función de las situaciones históricas en' las que se ha originado el Estado .
. Hay una cuestión que aqul merece ser enfatizada: los limites que el parentes:.{~:.· ·. Pero, a partir de los análisis que venimos de realizar, es posible pensar -,al me-
co pone a la diferenciación social operan respecto de quienes son parientes, eii.fr.:;; nos.,- en dos grandes :escenarios, muy diversos entre sf, en los que podrla
decir, de quienes :forman parte de la mism·a trama sociaL .Si una comunidad est~SJ~i:. advertirse esta cuestión. Uno de ellos éorres-gonde a las relaciones que pueden
organizada por el parentesco, esto implic¡¡ que, en su interior, el parentesco"\~~; · j' ser entabladas entre dos o más comunidades aldeanas situadas en áreas geo-
0
arti,<;ula, expresa, permite, impíd_e: Sin embargo, m~ aliáde 1~ com~nidad ~~~fJ:~ r· gráficas relativament e distantes, en los que cada trama parental se halla
1

a
extiende su red de relacwnes pOSitivas. Por lo contrano, la relac¡ón tfpJca de un;¡i:;f.lt: 'territorialmente separada de las otras. El otro corresponde las relaciones entre
comunidad con el exterior es-en los térmÚws del parentesco-- una no-relació~;·~~. ), diversas tramas parentales concentradas en un mismo ámbito: los procesos de
es unarelación sostenida en la desconfianza frente al extranjero, al extraño, a1;~4~~ . urbanismo están aquí en el céntro de la escena. Veamos ambos escenarios con
otro. Se trata de una desconfianza que opera frente a aquellos que son nQ;:·k~~~ un poco más de detalle.
parientes: ~'Incluso la categoría de 'no pariente' --Sefíala Marshall Sahlins- esr~fX~ ·.:·; Por un lado, pues, !os intersticios entre tramas de párentesco pueden ser
definida por e! parentesco, es decir, como el límite lógico de la clase. [ ...] Mi!S'i~"l;:: señalados respecto de los ámbitos intercomunales. Ciertamente, si se parte de
para ellos el no parentesco es, ordinariamente; la negación de la comunidad:o'}¡¡~ asumir teóricamente que. cada comunidad constituye una trama parental, los
tribalismo, y, por lo tanto, es a menudo sinónimo de 'eXtranjero; y 'enernigo.'~J.•;~;f ., espacios extraoomunales son, por fuerza, espacios extraparentales, Se trata de
(1978, 245). Es más, esa relación negativa con e[ exterior es necesaria para i~·j~( .~ una asunción llcita, pues no implica suponer que la comunidad constituya una
reproducción de la posición dóminante del parentesco en el interior de las comrl~i~f!•·:i; 'única gran familia sino una trama social que se rige por una misma lógica. O
ni dades, en tanto límite que; a la vez, refuerza la identidad de sus integtantes, 1?*~!'} · dicho de otro modo, .. de lo que .se trata es de asumir que el parentesco opera
"parientes", y excluye a los que no lo son, los "otros". De acuerdo con Piemiil~.:n. · como.práctica dominante a la esc~la de la cornunidaq, lo cual no significa que
Clastres, "es justamente este Otro considerado .como un espeja, los grupoifi~Y~i;·,, tqdas las prácticas de la comunidad sean prácticas de parentesco sino que
vecinos, el que devuelve a la: comunidad su imagen de·unidad y de totalidad. [.:.'):0~t), :. _todas son compatibles con los principios que sustentan las práctíClls parentales.
Cada coniunidad, en tanto es indivisa, puede pensarse como un Nosotros: Esiei·.y~; : ·, Ahora bien, ¿qué tipos de prácticas pueden ser entabladas en los espacios
Nosotros, a su vez se piensa como totalidád en la relaCión que sostiene con los:~~·, Jntercomunales? Cada situación histórica ofrecesupropia especificidad. Sin
Nosotros equivalentes, constituidos por los otros poblados, tribt~s, bandai$;~,, ; · embargo, una mirada de conjunto sobre todos los escenarios de aparición del
etc." (1981, 202-203). '"'2\)i;i: · Estado que he.q:J.Os considerado permite advertir dos tipos de práctica que so-
Ahora bien, si el Estado no puede Sllrgir ene.l interior de una trama parentru;¡N.:;.. ; :·. bresalen con cierta nitideZ: los intercambios y los conflictos. y ambaoado..
como las que suelen constituir las comunidades .aldeanas, se abre la posibilidad!1l!í':'.' { · En cuanto a las prác;ticas de intercambio, se trata dé una forma de interacción
de pensar en el exterior de esas tramas, en los espacios intersticiales entre~;/( entre comunidades, sustancialmente pacifica, a través de laque esas coro unida-
tramas parentales, puesto que alll no rigen los principios que sustentan al parelifJ¡{;> . . des podían acceder a diversos bienes no disponibles localmente. En latotalídad
tesco y, por· ende, no existe ese tipo de limites para la configuración de nuevas,;':l\,·;, . de las situaciones que hemos considerado, se registra la búsqueda de bienes del
,'-rWI:.:-::
96 97

exterior por esta vía, y en algunas de ellas (por ejemplo, Mesopotamia, el ámbito miles de habitantes, se registran procesos de concentración poblacional que no
olmeca, Tiwanaku) se recurría a "enclaves,: situados en el exterior, desde ios qu~ corresponden al simple crecimiento vegetativo de la sociedad sino a la agrega·
los bienes obtenidas eran probablemente enviados haci'" los centros proto- ción de nueva población proveniente de otros lugares, lo que implica la· compo-
estatales. Si bien no parece posible que este tipo de prácticas pacíficas desem- sición de un tipo de aglomeraciones de gran hete,rogeneidad. Y tal heterogenei-
boque perse en la imposición del monopolio de la coerción que caracteriza a lo dad en la composición social implica que losnú~leos urbanos iniciales pudieron
estatal, vale la pena destacar qtte los principales bienes en circulación -tanto constituir ámbitos de convergencia de tramas parentales antes desvinculadas
materias primas como objetos manufacturados- constituían bienes de prestigio entre sí. En efecto, tanto si las migraciones se hubieran producido a nivel indivi-
demandados por las élites locales para subrayar su .condición diferencial res- .... dual o de modo colectivo, los recién llegados serían -,al menos, en principio- no-
pecto del resto de los integrantes de las comtmidades. En particular, es necesa- .· · parientes respecto de la trama parental preexistente en el área de acogida.
río enfatizar la condición escasa de tales bienes, que es lo que los inviste en Por cierto, especialmente en lo que refiere' a migran tes individuales, las comu-
objetos útiles para re~altar el prestigio de quienes los ostentan, y que puede ser nidades· podrían disponer de diversos procedimientos de homologación de los ·
un motivo más que suficiente para que una comunidad entrara en conflicto con · forasteros por la vía de la adopción. Sin embargo, tales procedi:mientos no terr-
sus vecinas, que también los apetecían. y
dí'!iin por que operar de manera automática prqbablemente hubierán sido ele más
Precisamente, las prácticas. de conflicto constituyen el otro tipo aestacacJo difícil implementación si se trataba de la llegada de grupos numerosos -por
de práctica intercomunal, que puedeinferirse de Jos·testimoriios de casi ejemplo, de familias extensas-, máxime si tales procesos migratorios estaban
las situaciones analizadas, con la excepción de la del valle del Indo. No es fácil produciéndose simultáneamente y desde diversas regiones, de modo tal que ya
de establecer fehacientemente y en cada situación cuáles eran las ·razones de los no se tratara de una comunidad parental que integra un nuévo in.dividuo (o un
conflictos. Los investigadores, en general, suelen proponer desde disputas por pequeño grupo) a su seno; sino de la llegada de múltiples grupos, quizás numé-
recursos básicos o por el acceso a bienes exóticos hasta rivalidades más propia- ricamente superiores respecto de la comunidad autóctona. La situación sería
mente politicas o mandatos de Jndole ideológica. Cualesquiera que hayan sido. aún más compleja si se tratara -como sucede en Monte Albán- de la creación ex
las r.zones específicas, para que esas guerras se conectaran con el proceso novo del núcleo urbano, pues entonces no podrJa plantearse la primacla de una.
el que surge el Estado, debian divergir del modelo "tradicional" de guerra en las trama parental preexistente sobre nnos forasteros recién llegados y, por ende, la
sociedades no-estatales -que suele asumir la forma del ataque y la retirada, con· estabilización de vinculas entre los diversos grupos .podría haber resultado de
la consecuente restauración del statu quo previo- involucrando la posibilidad las relaciones de fuerza establecidas entre sí o. del predominio simbólico ejercido
de la conquista del enemigo. En efecto, en tales condiciones, el vínculo transito-. por alguno de ellos.
río entre vencedores y vencidos resultante del conflicto podría serrecategorizado ¿Qué tipo de prácticas podrfan entablarse en el medio urbano entre distintas
como un vinculo permanente entre dominadores y dominados. Y aunque esto" tramas parentales o entre grupos de parentesco y forasteros? No es posible
solo no implica la constitución automática de una· sociedad estatal, puede in die responder tal cuestión de un modo taxativo. En relación con los forasteros que
car su preludio: el vinculo a entablar con los nuevos dominados, en tanto no-. eventualmente se agregaran de modo individual, en caso de que Jos dispositi-
parientés, no tendría por qué regirse por la lógica parental que organiza la trama vos de adopción no hubieran operado, se podrla pensar en modos de .subordi-
social de cada comunidad. En ese espacio intersticial, este tipo de conflictos··· naCión afines a las prácticas de patronazgo; esto es. un tipo de jntegrayión a la
podría abrir las puertas para Ja, instauración de otra lógica, ya no basada en los. trama parental preexistente, pero no·por ]ª yf;:¡ de una iocorporación de pleno
principios de la reciprocidad parental sino en aquellos de la coerción estatal. derecho, comq un ariente más sino desde s .· i n de e i nte. n cuan-
Pero, según se sugería más arriba, los espacios intercomunales podrían cons-. to a as reladones entre grupos, es alÍn más dificil de formular una respuesta.
tituir uno de los escenarios para pensar la cuestión de Jo' intersticial. El otro· Esas relaciones también podrían haber convocado un elemento de patronazgo,
remite a la ,aparición del propio fenómeno an ·En ué sentido uede el· si el líder de una de las tramas admitiera su condición de cliente de otro líder, de
ur amsmo m1cm ser un escenario intersticial que pennita la emer encía de un modo que la práctica de patronazgo entre líderes de .tramas parentales implicara
nueva og1ca social? En todas as situacwnes que hemos analizado, incluso en. cie¡1a subordinación de una trama de parentesco a la otra. Pero Jos vínculos
aq~ellas que-éomo Chavin- imp1ican concentraciones poblacionales de pocos. entre tales tramas también podrían haber alcanzado ríbetes más asociados al con-

98' r,O~~~
o . . 99

llicto, de modo de constituir un escenario más proclive a ~cr interprclauo en ser reconocidos entre comunidades asentadas en lugares distantes tanto como
términos de disputasfaccionales. El eventual predominio de una facción sobre > en el más compacto medio. urbano, Porque Jo determinante no es la distancia
otra podría haber desembocado en otro tipo de lazos sociales, Si ese predominio · geográfica sino la distancia social y por .ello, aun conviviendo e11 el·mismo
se Jmbiera instituido de modo perman.ente, quizás estarfan dadas las condiciones ámbito urbano, la distancia entre dos individuos podr!a ser tan ainplia como la
para la emergencia de una práctica estatal en el corazón mismo del mundo urtJano.::.;c que podía separar a quienes vivlan en dos alejadas aldeas, Es que aqul, lejos y
Lo que aquf resulta decisivo es la poslbllldad·de considerar los procesos cerca se dicen socialmente. Y está cerca el pariente, y está lejos el que no lo es,
urbanismo inicial no como la mera expansión cuantitativa de una coi:nu:ni<lat!:,·Y!' Si lo decisivo de los nuevos lazos estatales está en la conexión penn¡¡nente entre
aldeana -organizada cómo una única trama social-' sino como el punto de c 011 .:<;~·: grupos parentales anterionnente desvinculados, las interacciones entre comu-
fluencia de diversos grupos y, por ende, como uri conglomerado de tramas nidades en una escala regional pueden apo11ar un escenario propicio. Pero un
sólo en un momento posterior accederían a una forma de unificación por la ·escenario igualmente propicio puede producirse -como si de un microcosmos
estataL Asl, el campo itltersticial podría presentar dos grandes modalidades: se tratara- en el contexto de los procesos de concentración poblac.ional que
unlado, pódrla ser indicado en el plano regional, en el marco de las int,era.ccion1 es:'~~:· -conducen a la constitución de los primeros ,núcleos urbanos. Una razón más, a
entre éomunidades; emendidas ~ada una de ellas como uná'trama parental; fin de cuentas, para sostener la preciosa.lntuic¡ión de Gordon Cbílde al estable-
otro, podría presentarse en el espacio muc]1ó más acotado de un medío.r:rl:~r1 ~~¡~:~¡ cer que la aparición de lo urbano merecla efJ'Wm bre de revolución. .
entendido este último no como .una entidad socialrhente·homogénea sino
un ámbito de composición heterogénea, a partir de la convergencia de
(de tramas parentales) de procedencia diversa. 6.3 Lo parental y lo estatal en la nueva sociedad
Por cierto, estas· dos modalidades de lo .intersticial no tienén por qué ·
sido históricamente incompatibles o excluyentes. En algunas situaciones ¿Qué sucede con la importancia del parentesco, una vez que emerge el Esta-
ejemplo, en el valle del NUo, quizá en el· ámbito moche-, las relaciioneS:(; do? ¿Se disipa, se mantiene, se fortalece?¿ Y qué sucede con la práctica estatal?
intercomunitarias pueden haber sido más decisivas, En otras -eso<,cialnne11 te éiJ · .~·¿Cómo alcanza a organizar un nuevo tipo de sociedad? ¿Lo hace de un modo
las que registran grandes centros urbanos, como Uruk en MleSC>PC>ta1:ni:1, · invariable en todas las situaciones, o lo que impera es la diversidad? En esta
Teotibuacan en Mesoamérica-, podrla haber habido un .:mayor prcJta:;;orüsrnO.~ última sección del libro, podemos ensayar algunas respuestas para éstas cues-
del fenómeno urbano, Sin embargo, aunque alguna lo hiciera de modo >ucm<ll~-~~i !iones, que son centrales para establecer las principales características del nue-
rio, ambas posibilidades· po¡lrían haber. operado .en diversos procesos · . vo modo de organización social que se constituye en tomo de la consolidación
que surge el Estado, de.modo tal que arn.bos contextos se retroalimentaran de la práctica estataL 1
t11amente. Así, por ejemplo, la constitución de lazos estatales en los nú<:le<ls' Veamos, en primer lugar, qué es lo que sucede con el parentesco. Por una
urbanos de Uruk o de TeotibÚacan podrlahaberfortalecido la capacidad de parte, considerando el modo en que, por Jo:genen;l, se estructuran las socieda-
ciudades para someter al modo estatal a las aldeas rurales periféricas; la obllen·iii des estatales antiguas -no sólo las iniciales,: como las que analizamos aquf, sino
ción de tributación de las aldeas, por su parte, reforzarla la capacidad de gesti.!illt ·. un conjunto mucho más vasto· de sociedades a las que suele denominarse
y el poderlo de la élite urbana-estataL En cmmto a Egipto o. a Moche, Jasa:;;~~:i~:~i~ J¡ · "tributarlas"-, puede notarse que el campesinado, que constituye la vasta m a-
de conquista de los núcleos periféricos podrían haber conducido al e · y orla social, se organiza en comunidades aldeanas. N o es fácil aislar testimonios
mieilto de vinculas de tipo estatal entre la élitevencedora y Jasperiferias · directos acerdÍ de los criterios que articulaban internamente esas' comunidades,
das; al mismo tiempo, lo·s nuevos recursos procederrtes de las áreas pero nuestra. mejor hipótesis se orienta hacia el parentesco, éomo puede
podrían potenciar la capacidad de lá élíte vencedora para ~jercer. practicas .. advertirse, en todo caso, en el ayl/u andino.·Como ha planteado el arqueólogo
patronazgo en el interior de su propia comunidad.. · · · Thomas Patterson:, "las comunidades organizadas por el parentesco continúan
Comoquiera que hayan sido Ías combinatorias específicas, lo que siendo las unidádes de producciórt dominantes en la sociedad [estatal]. Míen-
destacar aquí es que las práctiéas no-parentales no emergen en el seno de .tras que el Estado ·es capaz de intervenir en la producción y reproducción de
tramas de parentesco sino en sus intersticios. Y que estos iriterstíeios las comunidades parentales locales, su [¡:>ropia] supervivencia depende de la

101
100
continuidad de su existencia" (1991, 25). En el ámbito de las sociedades estala- comunidades regionales o de facciones urbanas: si esos grupos hubieran cHs-
Jes iniciales, tal posibilidad no sorprende en Jo absoluto: las comunidades su- . puesto de :fuerzas equivalentes, quizá lo que aquí denominamos práctica estatal,
bordinadas al nuevo orden estatal mantendrían el modo de articulación interna - nunca hubiera podido instituir una sociedad estatal. ,Por lo contrario, allí donde
que disponían pteviamente. Por supuesto, ahora ya no dispondrían de su anti- existiera algún tipo de desequilibrios -demográficos, económicos, ideológicos,
gua autonomía: en la nueva situación, se hallarían inmersas en un todo mayor militares-, es posible que las ventajas iniciales comenzaran a consolidarse.
articulado por la práctica estatal y, en función de ello, deberían aceptar las impo. , · Esos acontecimientos iniciales -por difíciles que sean de documentar- son
·", siciones que provendrían del Estado, tales como la entrega regular' de tributo. cruciales para la formación de una sociedad estatal> la práctica estatal-sí bien
, . Pero, de hecho, la persistencia de las organizaciones de base parental resultaba . por si misma constituye la condición de posibilidad .absoluta del nuevo orden:-
fc{;;cional a la dominación estatal, que de esta manera podía ejercer unas foimas , ,, sólo podrá implicar la organización de una nueva sociedad si los sucesos poste-
de-dominación más globales, sin necesidad de disponer de un modo de control , . riores a su irrupción permiten que aquella práctica perdure. Precisamente, uno
social exl1au~tivo a escala individual. de tales sucesos estará· vinculado a la posibilidad de que el predominio del
Ahora bien, la práctica del parentesco no sólo continuaría siendo de grupo dominante pueda hallar alguna forma de expresión simbólica, que legitime
importanciapara la articulación de la mayoría subordinada:. también seria funda:. , el nuevo estado de cosas. En efecto, la práctica estatal-en tanto monopolio de
mental en la oraanización interna de la propia élite estatal. Ciertamente, en aque~ . '- · la fuerza física por parte de un grupo socí~l;- resulta algo impensable en las
!las sociedade; que han dejado testimonios escritos, esta cuestión se ve clara"::•>.t.. situaciones que 'regula el parentesco; sin embargo, una vez que ha emergido, es
mente, de un modo que sólo puede intuírse donde este tipo de evidencias no s~•. R< necesario que se produzca algún sentido, alguna forma de representación, para
hallan disponibles. Si se consideran documentos procedentes de Egipto, o df•':f:;: lo nuevo que ha surgido. Cüalquiera sea su contenido específico -los principa-
China, o del mundo maya, es posible advertir la importancia del parentesco, por,''·.'/ . les expedientes parecen haber orbitado en tomo de la condición religiosa (sa·
ejemplo, en la constitución de las dinastías de gobernantes. Del mismo modo, e\";;ic: grada) y militar (protectora) de la élíte-, la legitimidad conferidaal nuevo orden
parentesco podía operar como mecanismo de ingreso a la élite estatal, por la vía/,}'; implicará la "naturalización" de la práctica estatal, esto es, la admisión de la
de .la adopción, o com:O modo de concreción de alianzas con élites de otrá~::,;:¡~-: . existencia de relaciones de· dominación sustentadas en el monopolio de la caer-
sociedades. Por lo demás, las relaciones de la élite con las divinidades podían•!;it•: · ción allí donde, con anterioridad, tales relaciones no existían. Y habiendo sido
ser expresadas en términos parentales, en la medida en que los miembros de 1~·::~1['. · legitimado; ese orden ya no necesitará sostenerse exclusiva y permanentemente
élite fueran concebidos como descendientes terrenales de los dfoses; inchiso'·'¡~,( · . en el ejercicio de la violencia física. Por cierto, el grupo dominante conservará su
las relaciones de los dioses entre sí podían ser formalizadas a partir de criterio~}~~;,;. : monopolio, pero ya no será el único sostén de su posición social.
· de parentesco. En todo caso, el lugar donde el parentesco se hallará .a.usen~~.\.j~;'t ·,, Sustentada en ese monopolio de la coerción y ,en esa legitimidad, la élite
será el más decisivo pará comprender el funcionamiento de la nueva socredad: el;;¡§¡¡':f•.. '· dominante estada en condiciones de atraer una corriente de tributo -en espécie
de la relación entre la élite y las comunidades. Ese será el territorio clave de la·;~:; • ·· o en fuerza de trabajo-desde los grupos dominados, lo que le pennitiría dispo-
práctica estatal, que será la dominante a la escala del nuevo conjunto sociaJ..:,·?:¡~j: · ner de una concentración de recursos a partir de la cual podría consolidar aún
¿Cómo llega la práctica estatal a constituirse ·como el eje central de una:.:p;f m~s su posición y legitimidad social. En efecto, la disponibilidad de un tributo
nueva forma ele sociedad? Los escenarios intersticiales que hemos considerado·,:;<íé.· · regular haría que la élite disponga de los medios necesarios, por un lado, para
aquí son los contextos aparentemente más propicios para su aparición. Sitl em;;¡j~J:'· · fortalecer el dispositivo de control político-administrativo y, por otro, para que
bargo, del hecho de que surja un tipo de práctica que no se ajusta a los críterio~;'0f.': se afirmen los mecanismos de aceptación social de la nueva situación, tanto a
que establece el .parentesco no se deduce la constitución automática de U()a 1~:, ·,. través de prácticas de ostentación de riquez.a y poderío como a través 'cte tareas
sociedad estatal. Para que ello ocurra, en primer lugar, es necesario que se).]\1:.} ·• . redistributivas, religiosas o de protección militar, beneficiosas para las comuni-
estabi!ice la situación en la que surge la práctica estatal: esto es, que la imp~si;. ~~'\ ... ' dad es subordinadas.De tal modo, la práctica estatal comenzaría a transformarse
cióncle lazos coercitivos por parte ele! grupo dominante no pueda ser revertrda:)"¡¡¡.\,.o, n el centro de un nuevo tipo de sociedad.
por los dominados. Ciert~mente, esto dependerá de la relación de fuerzas que¡.~~·~~./. ··.
exista entre los grupos mvolucrados en el proceso conflJctrvo, se trate de,•:•:. ''\. ·

1m . . . t~·.

6.4 JLas formas de lo cstntal Allf donde, en cambio, esa fusión no sucedió, se afirmó un patrón poli céntrico
de ciudades-Estado. Todo parece indicar que -a diferencia de la lógica de paren-
Almra bien, la consolidación de las sociedades estatales antiguas 11o se:·. tesco, que es eminentemente local y no tiende a una expansión indefinida sino
produjo siempre del mismo modo. Si se consideran las situaciones que analiza- es
más bien a J¡¡ reproducción del propio grupO-la lógica estatal intrínsecamen-
mos a lo largo de este volumen en conjunto, puede notarse que, por un lado, en .•J• '.. ·. te expansiva: su tendencia es a desplegarse hasta encontrar sus limites. Por
un grupo de ellas -Egipto, China, Monte Albán, Moche, Tiwanaku, Wari- se;':'' cierto, en las condiciones tecnológicas de los Estados antiguos, hay limites de
constituyó un Estado que tendió a una expansión telativamenterápida,lo que ;· ,. índole ecológica y de loglstica. Pero donde prevaleció un único núcleo estatal,
-salvando las distancias entre cada situación- implicó el control territorial ciertamente, esos l!rnites estaban más lejos que en las situaciones dónde se
áreas situadas a cientos de kilómetros de los núcleos estatales iniciales. Por el consolidó más de uno, porque en estas últimas, a las limitaciones loglsticas se
otro lado, en otro grupo de situaciones -Mesopotamia, quizá el valle del1ndo·, . '
aliad iría otro tipo de limites, de índole específicamer1te política.
mundo maya- se produjo la consolidación de un patrón ¡Jolicéntrico de Ahora bien, si el policentrismo detennina un tipo de situaciones en las que la
dos, en el marco de un mismo ámbito cultural, al que algunos autores -com:o f, expansión de la práctica estatal se ve bloqueada, su extensión en los Estados
Norman Yoffee- refieren a través del concepto de ''éivilización" (redefi.nído re's'.i~:,¡;.'t territoriales tampoco'se da un modo neces,ariamente unifotrrú:. En algunos de
pecto de su original connotación evolucionista). En la consideración de e."'" ·''·'''' . ellos, como en Egiptq, el medio ecológico 4ll Nilo como vía rápida- permitiría
diferencias, quizá valga la pena recordar aqullo dicho en'el Capítulo 4 acerca una mayor homogeneidad pol!tica y cuJtural del territorio sujeto al ¡jominio esta-
modelo de intenicciones entre unidades sociopolíticas equivalentes, pla:nt<lado/" tal. Pero, por regla general, la dominación debió ser más intensiva en las cerca-
por Co.lin Renfrew. En líneas generales, la mayor parte de las situaciones co:rrsi~J( nías de. los núcleos urbanos que operaban como cabeceras del dispositivo po-
deradas (y para las restantes, quizá no habría que descartar la posibilidad) . lftico-administrativo 'del Estado, y más la.xa en las zonas más alejadas, donde
. cen constituirse a partir de varios núcleos "proto-estatales" (o al m'""'"• pudieron darse otras estrategias de control y donde, a fin de cuentas, la supre-
múltiples sociedades de jefatura) y no de uno solo: Hieracómpolis, N~tgadá maela del núc.leo estatal.podía basarse más en el prestigio simbólico del centro
Abidos en el valle del Nilo; Uruk; pero también Kish, Nippur, Girsu, que en su capacidad efectiva de ejercer hi coerción. Con todo; esas formas de
Mesopotamia; Harappa, Mohenjo-Daro, Ganweriwalayotros núcleos en. el .. influencia del centro sobre sus periferias siempre serian más fuertes que las que
lle del Indo; diversas jefaturas en los "sitiosCfortaleza" chinos; los centros ·. las periferias podrlan ejercer sobre el ce~tro: aunque se limitara a un tipo de
los sub-valles de Etla, Tlaco lula y Grande en el valle de Oaxaca; . · '· influencia básicamente cultural, el predominio simbólico del centro estatal en las
Cuicuilco en el valle de Méxko; Kaminaljuyú, Tikal, Uaxactún, EL mu."u'",' periferias lejanas podía ser una herramienta eficaz para que las élites centrales se
Calakmul y otros núcleos en el ámbito maya; Gallinazo, Moche y otros asezuraran el acceso a los bienes procede)1tes de aquellas regiones, lo que, a su
costeros peruanos; Tiwan11ku, Pukara y otros centros en la cuenca del vez, fortalecía el prestigio y el poderío ideológico de las élites estatales.
Titicaca; diversos .núcleos aldeanos en el valle de Ayacucho .. En el marco de lks influencias que los Estados podrían ejercer sobre sus
Sin embargo, las relaciones de fu<;rza entre esos núcleos parecen haber periferias, hay una que quizá es la más a
decisiva de cara los posteriores proce-
terminado diversos escenarios: en alzunos de ellos (Chin.a, Wari, Monte sos históricos: la posibilidad de transmitir la id~ a de lo estatal o, en otros té1mi-
se asistió a.una rápida fusión; en otros (Egipto, Teotihuacán, Tiwanaku, nruccíitl; . nos, la capacidad de ~mular el Estado demostrada por las sociedades no estata-
mente Moche) se daria una fase inicial. en la· que coexistirlan dos o más núcJe,o: les que se hallaban en contacto .con sociedades estatales. Esta es la cuestión
''proto-estatales", aunque, en un plazo mayor, uno solo prevalecerla sobre central que, como hemos visto en el capitulo anterior, permite la distinción ana-.
' .
demás; fmalmente en otros (M,esopotamia, el ámbito ¡naya, quizá el valle lítica entre Estados primarios y Estados secundarías. Desde el punto de vista
Indo), los núcleos "proto-estatales" se consolidarían paralelamente, sin · teórico, tal distinción es de gral1 importancia, pues existe tina gran diferencia
tuviera lugar un proceso de unificación. l)onde la fusión -antes o de:sptrés'-~ eJ1tre los contextos en los que el Estado es el resultado imprevisto de un tipo de
prodtúo, siguió a ella un proceso de expl!ÍÍ.sión política de magnitudes vru.·iat>les interacciones entre tJ;amas parentales en las que el significado de lo estatal no
que implicó que extensas regiones quedaran subordinadas a umnisino núcleo . estaba disponible aprloriy los contextos en los que el Estado es un modelo que
tal: es el tipo de situaciones a las que Bruce Trigger llamaba Estados terrr'tor.lal~>$: · preexistfa y que sólo demandaba ser implementado. Desde el punto de vista

104 105

empfrico) sin embargo, Ias situaciones suelen presentar aristas dificiles de deter- referir a continentes diferentes, las categorías de Viejo Mundo Y Nuevo Mun·
minar. Por.ejemplo, si existió un Estado entre Jos ohnecas, ¿pud.o su influencia, a · do podrlan ser utilizadas para caracterizar lo que está antes y después de estos
lo largo del r milenio a.C., ser decisiva para el surgimiento de los posteriores decisivos procesos de cambio: después de todo -gué duda cabe-, con el
Estados mesoamericanos? No es fácil de tomar partido.¿ Y el Estado de Wari? urbanismo y el Estado, el mundo sería otro. Para bien o para maí, se habían
¿Cuánto le debe a su vecino Tiwanal~, constituido como Estado con anteriori· abierto las puertas de un mundo nuevo.
dad, y con el que comparte ciertos rasgos culturales? Quizá haya un "modelo
tiwanakola" en el origen del Estado de Wari, pero tampoco pÓdemos descartar
que haya habido una invención local de lo estatal en el valle de Ayacucho ..
Comoquiera que haya sido en estas y otras situaciones, lo cierto es que lo
estatal ha demostrado una enorme potencia de transmisión en muy diversos
escenarios históricos. No hace falta abundar en esta dirección: vivimos b'\io los
efectos de ello.

•••
Antes de los procesos que hemos considerado en este libro, el mundo era
de las aldeas y del parentesco; después de estos procesos, el mundo seria de
las ciudades y del Estado. ·Las ·aldeas, por cierto, no desaparecerían en los ·
nuevos escenarios. Tampoco desaparecerían las tramas parentales y su capa·
cidad para la articulación de lazos sociales. Pero ahora se hallarían implicadas
en relaciones de subordinación respecto de los centros urbanos y de los
núcleos de decisión estatal. En el campo, el campesinado CE>ntinuaría.su anti- .
guo modo de vida comunal, centrado en la lógica del parentesco, aunque·.
forzado ahora a producir cuantiosos excedentes en especie y en trab~o para
satisfacer las demandas .estatales ..En la ciudad, en cambio, todo sería nove-
dad: detrás de sus habituales murallas, se podrían divisar enormes edificacio-:
nes destinadas a albergar a las élites -en la vida y en la muerte- y a adorar a las
divinidades. Se podría notar también una concentración inusitada de pobla-
ción, espeéializada en la administración, el culto y la guerra, en la obtención de
una diversidad de bienes procedentes del exterior, en la elaboración artesanal
de esos bienes, en la servidumbre de las élites. Tanto estas élites como todos
los especialistas dependían, para su propia supervivencia, del acceso a los
bienes primarios producidos por el campesinado. El dispositivo estatal, pro'
visto del monopolio de la coerción, se encargaba de asegurar esa superviven'
cia y también de organizar obras y guerras a una escala que las sociedades no
estatales desconocían. En los medios urbanos se concentraba así una dinámi·
ca de cambios cuyos efectos se dejaban sentir en.ámbitos mucho más amplios.
Y esa dinámica de cambios no sucedió en un solo sitio, sino en diversas
regiones·, tanto del Viejo corrio del Nuevo Mundo. En rigor, antes que para
107
106

7. Bibliografía sugerida Brurnficl, E. y Eal'le, T. (cds.): Specialization, Exchangc, and Complex Societi':¡¡,
Cumbdclgc, C¡¡mbridge Univcrsity Prcss, 1987.
Brumficl, E. y Fox, J. (eds.):Factional Competition andPolil(cal Development
in theNew Wor/d, Cambridge, Cambridge Univcrsity Press, 1994.
Burger, R. L.: Cha~ín and the Origin ofAndean Civilization, London, Thames
& Hudson, 1992.
La presentación de una bibliografla completa -<:lásica y moderna- sobre la Campagno, M.: "Hacia un uso no evolucionista del concepto de 'sociedades de
cuestión de los origen es del urbanismo y los Estados primarios ocuparla, indu- jefatura"', Boletín de Antropología Americana 36,2000, pp. 137-147.
dabkmente, más espacio que el que abarca todo este volumen. Es por ello que el Campagno, M.: "Gdrdon Childe en Egipto. La Revoh¡ción Urbana en la Civiliza-
presente listado bibliográfico no pretende la exhasutívídad. El centenar de tltu-. ción sin Ciudades", Cuicuilco 22,2001, pp.
207-227.
los que lo componen se limita a reunir las obras que han sido refel'idas en este;
Campagno, M.: De los jefes-parientes aílos reyes-dioses. Surgimiento y conso-
libro, así como tln conjunto de importantes textos de referencia sobre estas
lidación del Estado en el antiguo Egipto;Aula iEgyptiaca-Studia 3, Barcelona,
temáticas, tanto en sus aspectos teóricos como en relación con [as m>:cmcms
AulaJEgyptiaca, 2002. ¡ " ·
situaciones históricas que aquí han sido consideradas. Se podrfan ve!' como
puertas que, para aquel que busque, abrirán nuevas pue¡tas de una biblioteca Campagno, M.: "Una consideración sobre el surgimiento del Estado y los mode-
que tal vez no sea infinita, pero al menos corresponde al dominio de lo vasto, los consensuales. A propósito de Tiwanaku", Revista Española de A'nlropolo-
gía Americana 33, 2003, pp. 59-lll.
Adams, R. E. W.: Ancient Civilizations of the New World, Essays in World Campagno, M. (ed.): Estudios.sobre parentesco y Estado en el Antiguo Egipto,
History, Boulder, Colorado 1 Oxford, Westview Press, 1997. · BúenosAires, Universidad de Buenos A¡ires 1Ediciones del Signo, 2006.
Albarracln-Jordán, J. V.: T11e Archaeology ofTiwanank:u: The Myths, History, Cameiro,R.: "A Theory oftheOriginoftheState", Science 169, 1970; pp. 733-738.
and Science ofan Ancient Andean Civilization, La Paz, Impresión P.A. P., 1
Cervelló Autuori, J.: Egipto y África. O~igen de la civilización y la monarquia
Algaze, G.: "The Uruk Expansion. Cross-Cultural Exchange in Early faraónicas en sucontexto africano, Sabadell, Ausa, 1996.
; • 1 • ' '
Mesopotamian Civilization", CurrentAnthropology 30, 1989, pp. 571-608. ·
Chang, K C.: TheArchaeology ofAncie;nt China, Cambridge, New Haven, Y ale
Bard, K.: From Farmers to Pharaohs. Mortuary Evidencefor the Rise ot<Co.mplex University Press, 1986.
Society in Egypt, Sheffield, SheffieldAcademic Press, 1994.
Claessen H. y Oosten, J. (eds.): Jdeology a11d the Formation of Early States,
Bawden, G.: TheMoche, Cambridge, Blackwe!IPublishers, 1996. Leiden, E. J. Brill, 1<)96.
Blanton, R.; Feinman, G.; Kowalewski, S. y Peregrine, P.: "A Dual-Procesual Claessen; H:y Ska1ník, P. (eds.): The Ea.dy State, The Hague, Mouton, 1978.
theory for the Evolutíon ofMesoamerican Civilization", C•tmeni'AI1ihro,oo,1ogy
Clastres,P.: investigaciones enAntropoÍogia Política, Bárcelona, Gedisa, 198 l.
37, 1996, pp. 1-86.
Cae, M. D.: The Maya, New York, Thames & Hudson, 2005 [1966] (séptima
Boehm de Lameiras, B.: Formación del Estado en el México prehispánico,
edición, revisada y expandida). ' ·
Za111ora, El Colegía de Michoacán, 1986. 1 . .
Cae, M. D. y Koontz, R.: Mexico. From the o/mecs to the aztecs, London, Thames
Bray, W. y Manzanilla, L. (eds.): TheArchaeo/ogy ofMesoamerica. M<<xi<:an,?
& Hudson, 2002 [1 962](quinta edición,'revisada y expandida).
and EuropeanPerspectives, London, British Museum Press, 1999. . . 1 .
Cohen, R. y Service, E.: Origins oftheSiate,Philadelphia, Institute forthe Study
Brq)vman, D.: "Tiwanaku expansion and Altiplano economic patterrís", Eslu"'
ofHumanlssues, 1978.
dios Arqueológicos 5, 1980, pp. 321-349.

109
. 108

Cook,A. G.: "Wari Art and Sociely", en: Silvennan (ed.), ap. cit., 2004, pp. 146-166. lnomata, 1: y Houston, S. D. (eds.): Royal Courts ofAncient Maya. Vol. 1: Theory,
Comparison and Synthesis, Boulder, C'?Iorado 1 Oxford, Westview Press, 200 l.
D'Altroy, 1: N. y Schreiber, K.: "Andean Empires", en: Silverman (ed.), ap. cit.,
Jsbell, W.: "El origen del Estado en el valle de Ayacucho", Revista Andina 3,
2004, pp. 255-279. •
1985,pp. 57-106.
DeMarrais, E.; Castillo, L. y Eafle T.: "Ideology, Materialization, and Power
Janusek, J.W.: Jdentity and Power ín the Ancíent Andes: Tiwanaku Cities
Strategies", CurrentAnthropology, 37, 1996, pp. 15-3 J. ·
t!Jrough 1lme, Critica) Perspectives in Jdentity, Memory & the Built Environment,
Earle, T,: How Chieft Cometo Power. The Politícal Economy in the Prehistory,. New York, Routledge, 2004.
Stanford, Stanford University Press, 1997.
Jennings, J .. : "'Understanding Midq!e Horizon Peru: Hermeneutic Spirals,
Engels, F.: El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado, Buenos Interpretativa Traditions; and Wari Admi.nistrative Centres", Latín American
Aires,Cartago, 1988 [1884]. Antíquity 17,2006, pp. 265-285.
Feinman, G. y Marcus, J. (eds.): Archaic States, Santa Fe, School of American Jones, G. y IZautz, R:: The Transition to thé Statehood.in the' New World,
Research Press, 199ll. Cambridge, Cambridge University Press, 19)l l.
Fiedel, S.: Prehistoria de Améric;,, Barcelona, Crítica, 1996. Joyce, A. y Winter, M.: "Ideology, Power, 'and Urban Society in Pre-Hispanic
Frangipane, M.: La nascita delloStato nel Vicino oriente. Daí lignaggi alla. Oaxaca", Current Anthropology37, 1996, pp. 33-47.
burocrazia nella Grande Mesopotamia, Roma, Laterza, 1996. Kolata,A.: The Tiwanaku. Portrait ofanAndean Civilization, Cambridge MA,
Fríed, M.: The Evolution ofPolitícal Society, Nueva York, Random House, 1967. Blackwell, 1993.
Gledhill, J.; Bender, B. y Larsen, M. (eds.): State and Society. The Emergence · Kowalewski, S.: "The Evolution ofComplexíty in the Valle y ofOaxaca", Annual
and Development of the Social Híerarchy and Palitícal Centralization,_ Revtew ofAnthropology 19, 1990, pp. 39-58.
London, UnwínHyman, 1988. · Liu, L. y Chen, X.: State Formatían inEarly China, London, Duckworth, 2003.
· Godelier M.: '~Chefferies etÉtats, uneapproche anthropologique", en: Ruby,P. Liverani, M.: Uruk. La prima citta, Roma /Bari, Laterza, 1998.
(ed.) Le; princes de /aprotohistoíre et I'émergimce de l'État, Naples, École
Lumbreras, L G.; Chavin deHuantar en el nacimiento de la Civilización Andina,
FranyaisedeRome, 1999,pp.l9-30. ··
Lima, Instituto Andino de Estudiós Arqueológicos·, 19 89.
Gotdon Childe, V.: "La revolución urbana", en: Pérez, J. (ed.) Presencia de Vere
-··"Formación de las sociedades urbanas;,, en: Lumbreras, L. G. (ec!.), Historia.
Gordon Childe,México, INAH, 1981 [1950],pp. 265-277. ·
de América andina, Val. 1: Las sociedades aborígenes, Quito, Universidad
-Los orígenes de la civílízaci6n, México, Fondo de CultutaEconómica, 1989 ·Andina Simón Bolívar, 1999,pp.223-281.
[1936].
Maisels, Ch.: The Emergence o/Civflization. From Hunting and Gathering to·
Gouldner,A.: Lasociologfa actual. Renovacfóny crítica>.Madrid;Alianza, 197~- ·. Agriculture, Cities, and the State in the Near East, London, Routledge, 1990.
Grube, N:(ed.): Los Mayas. UnaCivi/izaci6nMílenaría, Koln, Konemann, 2000. Early Civilizations of the World. The Formative Histories ofEgypt, The
Haas, J.: The Evolution ofthe Prehistoríc S( ate, New York, Columbia University Levant, Mesopotamia, India and China, London, Routledge, 1999.
Press, 1982. Manzanilla, L.: La ConstituCión de !a Sociedad Urbana en Mesopotamia, Méxi-
Haas, J.; Pozorski, Sh. y Pozorski, Th. (eds.): The Origins and Developme(ll of co, Universidad NacionalAutónoma de México, 1986.
the Andean State, Cambridge, Cambridge University Press, 1987. · -"Estados .corporativos arcaicos. Organizaciones .de excepción en escenarios
Hen<;ion, J. A. y Joyce, R. A (~ds.): Mesoamerican ArchaeÓlogy. Theory and excluyentes", Cuicuilco 13,2006, pp. 13-45.
Practice
. '
Blackwe!l Studies in GlobalArchaeology
. l, Oxford, Blackwell, 2004.

110 111.
Manzanilla, L. (ed.): V Coloquio Gordon Childe: Estudios sob1;e las revolucio-
nes neoliticayurbana, México, UniveridadNaGiona!Aut6nomadeMéxico, f988 ..
Rothman, M. (ed.): Uruk Mesopotamia & lis Neighbors. Cross-Cultura',
'
-
lnteractions in the Era of State Formation, Santa Fe, Scbool of American
-Emergence and Change in Early Urban Societíes;Néw York, Plenum Press, Research Press, 200 l.
. 1997. Sahlins, M.: "Economía tribal", en: Godelier, M. (ed.) Antropología y Economía,
Manzanilla, L. y LópezLuján, L. (coords.): HistoriaAntigúa de México, 4 vals., Barcelona,Anagram~, l978,pp. 233-259.
México, Instituto Nacional deAntropologfae Historia, 2000. -Economía en la Edad de Piedra, Madrid,Akal, 1983 [1974].
Marcus, J. y Flannery, K.: La ctvilización zapoteca. Cómo evolucionó lasocie- Savage, S.: "Sorne Recent Trends in the Archaeology ofPredynastic Egypt",
dadurbana en el valle de Oaxoca, México, Fondo de Cultura Económica, 2001 Joumal ofArcheologica/ Research 9, 2001, pp. 101-155.
[1996].
Service, E.: Los orígenes del Estado y la Civilización, Madlid,Alianza, 1984 [1975].
Medína,A.; t,ópezAustín, A. y Serra, M. C. (eds.): Origen y formación del Estado
en Mesoamérica, México, Universidad NacionaiAutónoma de Jv!éxico,.1986. Shady, R.: Cara!, Supe. La civilización mas antigua de América, Lima, Instituto
Nacional de Cultura, 2003.
1 •
Midant-Reynes, B.: Aux origines del 'Égypte. DuNéolithique al' émergence
1'État, Paris, Fayard; 2003. Sha,er, R: La Cívilización Maya, México, Rondo de Cutlura EconótÍlica, 1998.
Silva Santísteban, F.: Desarrollo politicd en las sociedades de la Civilización
· Níssen, H.: ''Cultural and Political Networks in the Ancie11t Near East dm·in¡~;~1
Andina, LÍilla, Universidad de Lima, 1997.
Fourth and ThirdMillennia B.C.", en: Rothman(ed.), op. cit., 2001, pp.
Sílverman, H. (ed.): Andean Archaeology, Blackwell Studies in Global
Patterson, T)J.: Thelnca Emplre. The Formarían and Disintegration of a
Archaeology 2, Malden/ Oxford, Blackwell, 2004.
CapítalistState, New York, Berg, 1991.
Pon ce Sanginés, C.: Tiwanaku y su fascinante desarrollo cultural: ensayo Smith, M.: "New.World Complex Societies: RecentEconomic, Social, andPolitical
· Studies", Journal ofArchaeological Rese,arch 1, 1993, pp. 5•41. ·
síntesis arqueológica, 4 Tomos, La Paz, Universidad Americana 1 "'"'"''"'o'
CIMA,2003. Spencer, Ch.: "On the Tempo and Mode of State Formation: Neoevolutionism
Reconsidered", Journal o.fAnthropo/ogical Archaeology 9, 1990, pp. 1-30.
Possebl, G L.: "Revolution in the Urban Revolution: The Emergenceof
Urbanization",Annua/RevieW ofAnthropol?gy !9, 1990, pp.261-282 .. Stanish, Ch.: ''The·Origín ofState Societíes in SouthAmerica",Annual Review
ofAnthropology 30,2001, pp. 41-64.
Price, D. y Feinrnan, G.: foundations ofSociallnequality, New York, "'""IH
Press, 199 5. Stanish, Ch.: Ancient Titicaca: The Evolution ofComplex Society in Southern
Peru andNorthern Bolivia, Berkeley,.Uníversíty ofCalifomía Press, 2003.
Quílter, J.: "The Narrative A¡iproach to Moche Iconography", L:citin Am•er,·cai
Antiquity 8, 1997, pp. 113-133. .. Steín, G.: "Heteogeneity, Power, andPolitlcal Economy: Sorne CurrentResearch
Issues in the Archaeology of Old World Complex Societies", Journal of
R.atnaga;, Sh ..: Understanding Harappa. Ctvílizationin the(Jreater Inrlus ·
Archaeological Research 6, 1998, pp. 1-44.
New Delhi, Tulil<a, 2001. ·
Stein, G. y Rothman, M. (eds.): Chiefdoms and Early States in the Near East.
Redman, Ch.: Los orígenes de la civilización, Barcelona, Crítica, 1990
The Organizational Dynamics ofComplexity, Madison, Prehistory Press; 1994.
Renfrew, C. y Cherry, J.: Peer polity Interaction andSo•c/<1-Politic,¡l.(;n,,n¿¡e
Trigger, B.: Early Civilizations. Ancient tgypt in Context, Cairo, The American
Cambridge, Cambridge University Press, 1986. ·
Universíty in Cairo Press, 1993.
Richardsoni!I, J. B.: People oftheAndes, Exploring theAncient World
Trigger, B.: Understanding Early Civilizatir:ms, Cambridge, Cambridge University
Montreal/Washíngton DC, St. Remy Press 1Smithsonian Books, 1994. Press, 2003. ·

112 113
-
"
Sobre el autor
Web erj M_... Economía y Sociedad, México, Fondo de Cultura Económica, 1992
[1922]. .
Wengrow, D.: TheArchaeo/ogyofEarly Egypt. S~cial'JJ·a;"fo~mations inNoth-
East Africa, 10,000-2650 BC, Cambridge, Cambndge Umversity Press, 2006.
Wiesheu, W.: Cacicazgo y Estado arcaico: la evo:ució~ de las sociedades
complejas, México, Instituto Nacional de Antropologtae Htstona, 1996.
Marcelo Campagno es doctor en Historia por la Universidad de Buenos
Wíesheu, w.: Religión y polftica en la transformación urbana, México, Institu- Aires y se ha especializado en el estudio de los Estados primarios y en Egipto-
to Nacional deAntt·opología e Historia, 2002. logía. Fue becario de la UBA, del CONICET y de la Fundación AÚtorchas. En
Wilkinson; T: Early Dynastic Egypt, London, Routledge, 1999. 2001 recibió un premio Basler Nachwuchspreis del Agyptologisches Seminar
·de la Universidad de Basi!ea. En 2006 obtuvo la beca Fritz Saxl Fe'llowship del
Wittfogel,.:K.: Oriental Despotism, New Haven,Yale University Press, 1957 ... ·'
Instituto Warburg de la Universidad de Lü1Jdres. Actualmente es profesor de la
Yoffee, N.: Myths ofthe Archaic State. Evolution oftheEar/iest Citie~, States, .· Universidad de Buenos Aires, la Universi¡jad Nacional de Formosa, investiga-
and Civilizations, Cambridge, Cambridge University Press, 2005. · .· dor del CONICETy forma parte del plantel docente del Master en Egiptología de
la Universidad Autónoma de Barcelona. Entre sus obras, se destacan Surgi-
miento del Estado en Egipto (Buenos Aires, 1998), La historia sin objeto (con
T. Lewkowicz, Buenos Aires, 1998), De los jefes-parientes a los reyes-dioses
(Barcelona, 2002), Antiguos contactos ( ed. con A. Daneri, Buenos Aires, 2004),
· Una lectura de "Lo contienda entre Horus y Seth" (BuenosAi.res, 2004), Estu-
dios sobre parentesco y Estado en el Antiguo Egipto (como editor, Buenos
Aires, 2006). Asimismo, es autor de alrededl)r de cincuenta artículos en publica-
ciones especializadas nacionales e internacionales.

115

También podría gustarte