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La neuropatía periférica es un conjunto de síntomas causado por el daño a los nervios que se encuentran fuera del
cerebro y la médula espinal. Estos nervios distantes se llaman nervios periféricos.
La neuropatía periférica, una consecuencia del daño a los nervios fuera del cerebro y la médula espinal (nervios
periféricos), a menudo causa debilidad, entumecimiento y dolor, generalmente en las manos y los pies. También
puede afectar a otras áreas y funciones corporales, como la digestión, la orina y la circulación.
El sistema nervioso periférico envía información desde el cerebro y la médula espinal (sistema nervioso central) hacia
el resto del cuerpo. Los nervios periféricos también envían información sensorial al sistema nervioso central.
La neuropatía periférica puede ser el resultado de lesiones traumáticas, infecciones, problemas metabólicos, causas
hereditarias y exposición a toxinas. Una de las causas más comunes es la diabetes.
Las personas con neuropatía periférica, por lo general, describen el dolor como punzante, urente u hormigueante. En
muchos casos, los síntomas mejoran, especialmente la causa es una afección que se puede tratar. Los
medicamentos pueden reducir el dolor de la neuropatía periférica
Síntomas
Cada nervio del sistema periférico tiene una función específica, por lo que los síntomas dependen del tipo de nervios
afectados. Los nervios se clasifican de la siguiente manera:
Nervios sensoriales que reciben sensaciones a través de la piel, p. ej., la temperatura, el dolor, la vibración o el
tacto
Nervios autónomos que controlan funciones como la presión arterial, la traspiración, la frecuencia cardíaca, la
digestión y el funcionamiento de la vejiga
Inicio gradual de entumecimiento, hormigueo o cosquilleo en los pies o las manos, que puede extenderse hacia
arriba hasta las piernas y los brazos
Dolor durante las actividades que no deberían causar dolor, como el dolor en los pies al poner peso sobre ellos
o cuando están debajo de una manta
Debilidad muscular
Sensación de estar usando guantes o calcetines cuando no es así
Si los nervios autónomos están afectados, los signos y síntomas pueden incluir los siguientes:
Intolerancia al calor
La neuropatía periférica puede afectar a un nervio (mononeuropatía), a dos o más nervios en diferentes áreas
(mononeuropatía múltiple), o a muchos nervios (polineuropatía). El síndrome del túnel carpiano es un ejemplo de
mononeuropatía. La mayoría de las personas con neuropatía periférica tienen polineuropatía.
Causas
La neuropatía periférica es el daño a los nervios causado por una serie de distintas afecciones. Las afecciones
médicas que pueden causar neuropatía periférica incluyen las siguientes:
Diabetes. Esta es la causa más común. Entre las personas con diabetes, más de la mitad desarrollará algún
tipo de neuropatía.
Infecciones. Estos incluyen ciertas infecciones virales o bacterianas, que comprenden la enfermedad de Lyme,
herpes zóster, virus de Epstein-Barr, hepatitis B y C, lepra, difteria y VIH.
Otras enfermedades. Estas incluyen enfermedad renal, enfermedad hepática, trastornos del tejido conectivo y
una tiroides hipoactiva (hipotiroidismo).
Exposición a venenos. Las sustancias tóxicas incluyen productos químicos industriales y metales pesados,
como el plomo y el mercurio.
Medicamentos. Ciertos medicamentos, especialmente los que se usan para tratar el cáncer (quimioterapia),
pueden producir neuropatía periférica.
Lesión o presión sobre el nervio. Las lesiones, como las que se producen a raíz de accidentes
automovilísticos, caídas o lesiones deportivas, pueden seccionar o dañar los nervios periféricos. La presión
sobre el nervio puede ser el resultado de tener un yeso, usar muletas o hacer movimientos repetitivos como el
uso del teclado.
Deficiencias de vitaminas. Las vitaminas B (incluidas las B-1, B-6 y B-12), la vitamina E y la niacina son
fundamentales para la salud de los nervios.
Tratamiento
esteroides por un periodo corto de tiempo hasta que se establezca un plan de tratamiento a largo plazo
medicamentos antidepresivos, a menudo en dosis más pequeñas que las que se usan para tratar la
depresión
medicamentos anticonvulsivos, los cuales se usan para aliviar muchos tipos de dolor neuropático
Otros tratamientos que han ayudado a algunas personas con dolor neuropático y sus efectos incluyen:
terapia ocupacional
fisioterapia
terapia de relajación
visualización guiada
distracción
acupuntura
biorretroalimentación
La actividad física puede mejorar su equilibrio, aumentar su fuerza, mejorar su estado de ánimo y ayudar a controlar
condiciones médicas como diabetes, cardiopatías, osteoporosis y depresión. También puede reducir su riesgo de
presentar algunos tipos de cáncer.
Los expertos recomiendan los siguientes cuatro tipos de ejercicio para los adultos mayores:
1. Los ejercicios de resistencia tales como caminatas enérgicas y el baile mejoran la salud del corazón, los
pulmones y el sistema circulatorio. Estos ejercicios pueden hacer que le resulte más fácil hacer cosas
como cortar el césped y subir escaleras.
3. Los ejercicios de equilibrio pueden ayudar a prevenir caídas que son un riesgo importante de salud para
los adultos mayores. Pruebe pararse sobre un pie o tomar una clase de tai chi.
La enfermedad isquémica del corazón en general se refiere a las condiciones que implican el estrechamiento o
bloqueo de los vasos sanguíneos, causada por daño al corazón o a los vasos sanguíneos por aterosclerosis. Una
acumulación de placa grasosa que se espesa y endurece en las paredes arteriales, que puede inhibir el flujo de
sangre por las arterias a órganos y tejidos y puede conducir a un ataque al corazón, dolor de pecho (angina) o
derrame cerebral. Otras condiciones del corazón, como las que afectan a los músculos, las válvulas o ritmo, también
se consideran formas de enfermedades del corazón
Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de la muerte en el mundo (17 millones el año pasado,
según datos de la Fundación Española del Corazón) y es un tema que a todos nos afecta y a todos nos debería de
preocupar. No son pocos los problemas de salud mental, como la depresión, que tienen su origen en problemas
cardiovasculares.
Los cálculos hablan que el número de muertes por dolencias cardíacas en el año 2030 superará los 23 millones si la
población no mejora su estilo de vida reduciendo el consumo de tabaco, mejorando la comida y bebida poco
saludables, aumentando el ejercicio físico, reduciendo el estrés, etc.
A día de hoy hay un gran número de pacientes con trastornos del corazón que antes estaban en el mercado laboral
y trabajaban de forma activa, y que en el presente no pueden desarrollar esa labor diaria o que «no pueden
desarrollar ningún tipo de actividad laboral con la continuidad, dedicación, eficacia y profesionalidad que exige el
mercado laboral», según Alejandro García, jurista de Tribunal Médico.
Este año la campaña del «Día Mundial del Corazón tiene como lema «Da Poder a tu Vida», lema con el que se
pretende poner el énfasis en la importancia y necesidad de cuidar nuestro corazón y evitar y ser conscientes de los
factores de riesgo que juegan en contra de ese cuidado.
Muchas personas con problemas cardiovasculares o cuyos problemas cardiovasculares derivaron en otras
enfermedades no pueden ejercer un trabajo diario remunerado, por lo que son personas que necesitan un certificado
de discapacidad que les ayude a conseguir los medios para poder vivir dignamente.
El New York Heart Association (NYHA), organismo estadounidense de cardiología, ha realizado una clasificación
englobando a las personas en ciertos grupos según el nivel de sus dolencias cardíacas.
Las enfermedades cardiovasculares son aquellas que afectan al corazón y a todas las arterias del organismo.
Su principal causa es la “aterosclerosis”, que es el depósito de placas de colesterol en el interior de las paredes de las
arterias, provocando su obstrucción y comprometiendo la llegada de la sangre a órganos vitales como el corazón, el
cerebro y el riñón. Por esta razón, la enfermedad arterial aterosclerótica es la principal causa del infarto agudo de
miocardio (IAM), del accidente cerebrovascular (ACV) y de los aneurisma -que son la dilatación anormal y progresiva
de una arteria, por ejemplo, la aorta.
Cuando se produce la obstrucción de una arteria y no hay flujo sanguíneo, se produce isquemia; si la arteria se rompe
y hay pérdida de sangre, se produce hemorragia.
La enfermedad coronaria es el compromiso aterosclerótico de las arterias que irrigan el corazón (las coronarias),
pudiendo ocasionar un IAM.
La enfermedad cerebrovascular, por su parte, tiene un comportamiento similar pero la obstrucción se produce a
nivel de las arterias del cuello (las carótidas) y sus ramas, comprometiendo el flujo sanguíneo cerebral y pudiendo
causar un ACV isquémico, principal motivo de discapacidad en nuestro país. Otras veces, las arterias cerebrales
pueden romperse y producen ACV hemorrágico. Además, la enfermedad cerebrovascular es la principal causa de
deterioro cognitivo y demencia (demencia vascular).
Tabaquismo
Diabetes
Sobrepeso y obesidad
Estrés crónico
En el caso de la enfermedad coronaria, los síntomas se caracterizan por dolor fuerte en el centro del pecho, que
puede irradiarse a uno o ambos brazos, la espalda, la boca del estómago o el cuello; y falta de aire.
Cuando el compromiso afecta a las arterias que irrigan el cerebro suele aparecer pérdida súbita de fuerza o
sensibilidad en alguna parte del cuerpo, dificultades para hablar o entender lo que otros están diciendo.
¿Cómo se previenen?
Revisar periódicamente los niveles de presión arterial, el colesterol y el azúcar en la sangre (glucemia) y
mantenerlos bajo control con el tratamiento indicado por el médico.
Mantenerse físicamente activo la mayor parte de los días de la semana (o todos los días, de ser posible).
¿Cuál es el tratamiento?
Dejar de fumar.
Tomar a diario los medicamentos para la hipertensión arterial, el colesterol y/o la diabetes.
Estas condiciones no se curan pero sí pueden controlarse efectivamente. Si los valores de presión arterial, colesterol
o glucemia son normales, quiere decir que el tratamiento es el adecuado y no debe ser suspendido ni modificado.
El examen completo de todos los aparatos y sistemas resulta fundamental para detectar los efectos periféricos y
sistémicos de las cardiopatías y los signos de enfermedades no cardíacas que pueden involucrar el corazón. El
examen incluye los siguientes elementos:
La auscultación cardíaca se analiza en otro apartado. A pesar de la cada vez mayor utilización de la imagen
cardíaca, la auscultación en la cama sigue siendo útil, ya que siempre está disponible y se puede repetir tantas
veces como se desee sin costo.
El examen también incluye la recolección de otros datos del paciente.
Signos vitales
Tensión arterial
Frecuencia y ritmo cardíaco
Frecuencia respiratoria
Temperatura
Los datos adicionales que a menudo se obtienen junto con los signos vitales incluyen el peso del paciente y la
saturación periférica de oxígeno (SpO2).
La presión arterial se mide en ambos brazos y, cuando se sospechan cardiopatías congénitas o enfermedades
vasculares periféricas, también debe medirse en ambas piernas. El procedimiento consiste en rodear el 80% de la
circunferencia del brazo y el 40% de su ancho con un manguito de tamaño apropiado. El primer ruido auscultado
mientras desciende la columna de mercurio (Hg) es la presión sistólica; la desaparición de los ruidos es la presión
diastólica (quinto ruido de Korotkoff). Hasta 15 mmHg de diferencia de presión entre los brazos derecho e izquierdo
es normal, pero una mayor sugiere una alteración vascular (p. ej., disección de la aorta torácica) o un trastorno
vascular periférico. La presión en la pierna suele ser 20 mmHg mayor que en los brazos. Para obtener una
medición precisa de la tensión arterial, el paciente debe
Sentado en una silla (no en una mesa de exploración) durante más de 5 minutos, con los pies apoyados en
el piso y la espalda apoyada
Con el brazo apoyado al nivel del corazón sin ropa que cubra el área donde se coloca el brazalete
Abstenerse de hacer ejercicio, consumir cafeína o fumar durante al menos 30 minutos antes de tomar la
medición
La frecuencia y el ritmo cardíaco se evalúan a través de la palpación del pulso carotídeo o radial o de la
auscultación cardíaca si se sospecha una arritmia; durante las arritmias, pueden auscultarse algunos latidos que no
generan un pulso palpable.
La frecuencia respiratoria anormal puede indicar una descompensación cardíaca o una enfermedad pulmonar
primaria. La frecuencia aumenta en los pacientes con insuficiencia cardíaca o ansiedad y disminuye o se torna
intermitente en el paciente agonizante. Las respiraciones rápidas y superficiales pueden indicar dolor pleurítico.
La temperatura puede aumentar en la fiebre reumática aguda o en una infección cardíaca (p. ej., endocarditis).
Después de un infarto de miocardio , la febrícula es muy frecuente. Si la fiebre persiste durante > 72 horas, deben
buscarse otras causas.
Se evalúa el peso en cada consulta clínica con el paciente en una balanza de pie y, en forma ideal, con una
cantidad similar de ropa. En pacientes con insuficiencia cardíaca, el aumento de peso puede indicar hipervolemia,
mientras que la pérdida de peso puede indicar caquexia cardíaca (pérdida de peso no edematosa ni intencional >
5% en los últimos 12 meses) 1). Anmnesis y hallazgos adicionales del examen físico (venas yugulares, exámenes
pulmonares y de los miembros) para determinar si los cambios de peso están relacionados con cambios en el
estado del volumen y/o la cantidad de músculo o grasa.
Se mide la saturación arterial periférica de oxígeno (SpO2). La oximetría de pulso mide la saturación de oxígeno
de la hemoglobina en la sangre arterial (SpO2) y sirve como una estimación rápida y no invasiva de la oxigenación
tisular. La oximetría de pulso se obtiene si se coloca un dispositivo sensor en un dedo o el lóbulo de la oreja. El
consenso general indica que la SpO2 ≥ 95% es normal, mientras que los valores < 95% sugieren hipoxemia. Una
excepción notable a este valor de corte es en pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica ; en ellos, la
SpO2 objetivo oscila entre 88 y 92%. Cuando hay hipoxemia, las posibles etiologías cardíacas incluyen edema
pulmonar en pacientes con insuficiencia cardíaca y cortocircuitos intracardíacos de derecha-izquierda (foramen
oval permeable en pacientes con hipertensión pulmonar, cardiopatía congénita que incluye tetralogía de Fallot ).
Índice tobillo-brazo
El índice tobillo-brazo es la relación entre la presión arterial sistólica en el tobillo y en el brazo. Con el paciente en
decúbito dorsal, se mide la tensión arterial en el tobillo tanto en la arteria pedia dorsal como en la tibial posterior, y
en ambos brazos en la arteria braquial. El índice se calcula para cada miembro inferior dividiendo la tensión más
alta en la arteria pedia dorsal o en la tibial posterior de ese miembro por la más alta de las 2 tensiones arteriales
sistólicas en la arteria braquial. Esta relación es normalmente > 1. Si los pulsos pedios no se palpan fácilmente,
puede usarse un transductor de ecografía Doppler para medir la presión arterial en el tobillo.
Un índice tobillo-brazo bajo (≤ 0,90) sugiere una enfermedad arterial periférica , que puede clasificarse en leve
(índice 0,71 a 0,90), moderada (0,41 a 0,70) o grave (≤ 0,40). Un índice alto (> 1,30) puede indicar vasos en las
piernas no compresibles, como puede ocurrir en condiciones asociadas con calcificación de los vasos sanguíneos,
por ejemplo, diabetes, enfermedad renal terminal , y arteriosclerosis de Mönckeberg . Un índice alto puede sugerir
que se necesitan más estudios vasculares (índice dedo del pie-braquial o estudios dúplex arteriales).
Cambios ortostáticos
La presión arterial y la frecuencia cardíaca se miden en el paciente en decúbito supino, sentado y de pie a
intervalos de 1 minuto para cada cambio de posición. Una diferencia en la tensión arterial ≤ 10 mmHg y un cambio
en la frecuencia cardíaca ≤ 20 latidos por minuto es normal; la diferencia en la tensión arterial tiende a ser algo
mayor en los adultos mayores como resultado de la pérdida de la elasticidad vascular.
Pulso paradójico
En condiciones normales, durante la inspiración la presión arterial sistólica puede disminuir hasta 10 mmHg y la
frecuencia del pulso puede aumentar a modo de compensación. Una exageración de esta respuesta normal con un
descenso mayor en la tensión arterial sistólica o el debilitamiento del pulso durante la inspiración se diagnostica
como pulso paradójico. El pulso paradójico se asocia con
El pulso paradójico se mide a través del inflado de un manguito de un tensiómetro hasta un valor justo por encima
de la tensión arterial sistólica, para luego desinflarlo muy lentamente (p. ej., ≤ 2 mmHg/latido cardíaco). La presión
se registra cuando se ausculta el primer ruido de Korotkoff (al principio, sólo durante la espiración) y cuando los
ruidos de Korotkoff se escuchan en forma continua. La diferencia entre las presiones constituye la “magnitud” del
pulso paradójico.
10 Consejos para prevenir enfermedades del corazón y accidente cerebrovascular (apoplejía o derrame
cerebral)
El riesgo comienza a aumentar a partir de una presión de 115/70 mmHg y se duplica por cada aumento de 10 mmHg
en la presión sistólica (el número más grande) y el aumento de 5 mmHg en el diastólica (el número más pequeño). La
herencia y el aumento de la edad aumentan los riesgos. Revisarse la presión arterial en casa podría ser un mejor
indicador para medir la presión arterial que en la oficina del doctor. Un tensiómetro para medir la presión arterial es
una buena inversión para su salud.
` Lo mejor es no depender sólo de las lecturas de presión arterial en el
consultorio de su médico ya que algunas personas sufren de hipertensión "de bata blanca" – es decir, su presión
arterial sólo es alta cuando están en el consultorio del médico. Otros han "ocultado" la hipertensión ya que
normalmente es más alta cuando están fuera del consultorio. El pronóstico es mejor en relación con el medir la
presión arterial en casa. Sin embargo, es importante que solo mida la presión arterial en la parte superior del brazo ya
que los dedos o las muñecas no le darán una lectura precisa.
¿Alguna vez prescribimos medicinas alternativas? En ocasiones lo hacemos! El mayor riesgo con muchos
medicamentos alternativos es que el paciente piensa que está haciendo algo para mejorar la salud, cuando en
realidad no es el hecho. Aunque se han mostrado algunas vitaminas para posiblemente ayudar a algunas
condiciones, hasta la fecha ninguna ha demostrado que en verdad disminuya el riesgo de enfermedad cardiovascular.
Hay algunas raras excepciones, como los aceites y la niacina (vitamina B) de pescado. También es importante tener
en cuenta que las dosis altas de algunas vitaminas pueden interferir o contrarrestar los efectos de beneficio de
algunos medicamentos recetados.
9. Reducir el estrés.
El estrés contribuye a las enfermedades cardiovasculares y, si es grave, puede causar un ataque cardíaco o muerte
súbita. Hay varias opciones que ayudan a reducir el estrés, tales como el ejercicio regular, dormir lo suficiente, una
buena relación con su pareja, riendo, servir como voluntario, o asistir a los servicios religiosos. Ver la televisión en
general no es buena forma de relajarse y podría hasta agravar el estrés. Además, trate de evitar las situaciones y las
personas que lo hagan ansioso o enojado.
La valoración de la discapacidad en los pacientes con enfermedades respiratorias está regulada por el Ministerio de
Trabajo y servicios Sociales, al igual que las discapacidades de cualquier otro sistema; sin embargo, creemos que su
evaluación es especialmente complicada, ya que, al tratarse de procesos crónicos, interrelacionan con otros sistemas
y además en ocasiones cursan en brotes, por lo que pueden alternar períodos de normalidad con otros de limitación
funcional importante.
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica o EPOC es una discapacidad orgánica que afecta a la capacidad
respiratoria.
La enfermedad se desencadena por la obstrucción de los bronquios y el desgaste del pulmón. Suele estar asociada a
bronquitis crónica y enfisema provocados por la aspiración de diversos humos o contaminantes.
Síntomas
La creación de moco de forma excesiva, debido a la inhalación de agentes contaminantes, hace que las personas con
EPOC tengan dos características principales, característica que enseguida se observa en los fumadores, que
desarrollan bronquitis crónica:
Esas dos características hacen que los bronquios dejen de funcionar correctamente, su capacidad se estrechará y
aumentará cada vez más la dificultad de la capacidad para respirar.
Otros de los síntomas que experimentan las personas con EPOC son:
Dificultad respiratoria, que será mayor o menor según cada persona, y que se presenta ante diversos tipos de
actividad. Se presenta en muchas ocasiones en forma de disnea, sensación de ahogo.
Silbido al respirar
En menos ocasiones también aparecen otra serie de características como es la hinchazón de pies o tobillos, o la
cianosis (que es cuando aparece color azulado en la piel y se debe a que la sangre no oxigena correctamente).
Ante síntomas más graves no dude en pedir asistencia sanitaria de emergencia, como por ejemplo, si nota
taquicardia, le cuesta mucho volver a respirar tras un leve esfuerzo o sin esfuerzo o si pese a tomar correctamente el
tratamiento no surte efecto.
Causas
Entre las causas que se detallan en estudios y análisis figura:
En un porcentaje muy bajo, en torno al 1 o 2%, la patología se desarrolla por una alteración genética que afecta a la
proteína alfa-1-antitripsina, que puede provocar enfisema pulmonar. Esta proteína protege a los tejidos de las células
inflamatorias.
También se encuentran entre la población de riesgo que puede llegar a desarrollar EPOC las personas con asma
activa.
Niveles de EPOC
Los especialistas diferencian varios Estadios, desde el leve al grave o muy grave.
Los niveles se diferencian por la capacidad que tiene la persona para respirar.
EPOC leve. Estadio I. En este caso las pruebas respiratorias son casi normales.
El paciente tiene tos y moco, pero no de forma habitual. Respira con normalidad.
EPOC moderado. Estadio II. La capacidad respiratoria se reduce y las pruebas salen con valores intermedios.
Cuando el paciente realiza ejercicio le cuesta respirar. La tos ya aparece como más cotidiana.
EPOC grave. Estadio III. La disnea y dificultad para respirar aparecen hasta en las tareas del día a día (ducharse,
vestirse…). La tos y el moco son frecuentes. Los niveles de capacidad respiratoria siguen bajando.
EPOC muy grave. Estadio IV. En este caso, es el estadio más grave, el paciente puede precisar oxígeno. Existe
insuficiencia respiratoria. La persona con EPOC tiene poco oxígeno en sangre o mucho nivel de dióxido de carbono
en la sangre, que no se ha eliminado. Ambas situaciones son vitales para poder respirar. La persona presenta
problemas para poder respirar incluso sentado o en reposo. En este caso pueden aparecer incluso otros síntomas o
patologías asociadas a la EPOC.
No confundir asma con EPOC
A veces, pueden confundirse estas dos enfermedades respiratorias, pero es necesario diagnosticarlas de forma
diferenciada para su correcto tratamiento.
Por otra parte, pueden ser crónicas o temporales, por algún hecho o enfermedad concreta, que luego pasa a
revertirse y curarse.
En el caso de estas dos enfermedades, asma y la EPOC, son enfermedades respiratorias inflamatorias de tipo
crónico.
El asma es una patología de la vía aérea. La persona con asma experimenta una obstrucción de tipo variable en su
flujo respiratorio. Los síntomas provocados por el asma no aparecerán siempre, y un elemento que ayuda al
diagnóstico diferenciador, es que las personas con asma mejoran su flujo respiratorio en las pruebas
broncodilatadoras.
En cambio, en la EPOC, aunque es una patología de la vía aérea también afecta a los pulmones, la persona no
mejora en ese tipo de prueba. Se trata de una patología inflamatoria que provoca desgaste tanto en la vía aérea
como en el pulmón. El asma iría solo desde la tráquea a los bronquios.
Diagnóstico
No existe ninguna prueba específica para identificar el síndrome de dificultad respiratoria aguda. El diagnóstico se
realiza sobre la base de una la exploración física, una radiografía de tórax y los niveles de oxígeno. También es
importante descartar otras enfermedades y afecciones como, por ejemplo, algunos problemas del corazón, que
pueden producir síntomas similares.
Radiografía de tórax. Una radiografía de tórax puede revelar qué partes de los pulmones contienen líquido, y en qué
proporción, y si el corazón está agrandado.
Tomografía computarizada. Una tomografía computarizada combina imágenes de rayos X tomadas desde diferentes
ángulos en vistas transversales de los órganos internos. Las tomografías computarizadas pueden brindar información
detallada acerca de las estructuras internas del corazón y de los pulmones.
Análisis de laboratorio
Es posible medir el nivel de oxígeno mediante un análisis de sangre de una arteria de la muñeca. Otros tipos de
análisis de sangre pueden utilizarse para controlar los signos de infección o de anemia. Si el médico sospecha la
presencia de una infección pulmonar, pueden analizarse las secreciones de las vías respiratorias para determinar la
causa de la infección.
Estudios cardíacos
Debido a que los signos y síntomas del síndrome de dificultad respiratoria aguda son similares a los de ciertos
problemas del corazón, tu médico podría recomendarte que te hagas estudios cardíacos, como los siguientes:
Electrocardiograma. Esta prueba no provoca dolor y hace un seguimiento de la actividad eléctrica del corazón.
Supone adherir varios sensores conectados por cable al cuerpo.
Ecocardiograma. Es una ecografía del corazón. Esta prueba puede revelar problemas en las estructuras y en el
funcionamiento del corazón.
Tratamiento
El primer objetivo del tratamiento para el síndrome de dificultad respiratoria aguda es mejorar los niveles de oxígeno
en la sangre. Sin oxígeno, los órganos no pueden funcionar correctamente.
Oxígeno
Para que ingrese más oxígeno al torrente sanguíneo, es probable que el médico use lo siguiente:
Oxígeno complementario. Para síntomas más leves o como medida temporal, el oxígeno puede enviarse a través de
una máscara que se ajusta herméticamente alrededor de la nariz y de la boca.
Ventilación mecánica. La mayoría de las personas que tienen el síndrome de dificultad respiratoria aguda necesita la
ayuda de una máquina para respirar. Un respirador artificial lleva el aire hacia los pulmones y expulsa parte del
líquido por los sacos de aire.
Líquidos
El control cuidadoso de la cantidad de líquido intravenoso es fundamental. Una cantidad excesiva puede aumentar la
acumulación de líquido en los pulmones. Una cantidad insuficiente de líquido puede sobrecargar el corazón y otros
órganos, y provocar un trauma.
Medicamentos
Las personas con el síndrome de dificultad respiratoria aguda, por lo general, reciben medicamentos para lo
siguiente:
Sedar
Si te estás recuperando del síndrome de dificultad respiratoria aguda, las siguientes recomendaciones pueden
ayudarte a cuidar los pulmones:
Deja de fumar. Si fumas, busca ayuda para dejar de hacerlo e intenta evitar el humo de segunda mano.
Vacúnate. La vacuna anual contra la influenza (gripe), así como la vacuna contra la neumonía cada cinco años,
puede reducir el riesgo de sufrir infecciones pulmonares.
La recuperación del síndrome de dificultad respiratoria aguda puede ser un proceso largo, y necesitarás mucho apoyo
para transitarlo. Si bien la recuperación de cada persona es diferente, puede ser útil conocer los desafíos más
frecuentes que atravesaron otros pacientes con este trastorno. Ten en cuenta los siguientes consejos:
Pide ayuda. Asegúrate de recibir ayuda con las tareas diarias, en especial, cuando te den el alta del hospital, hasta
que sepas qué cosas puedes hacer solo.
Asiste a un programa de rehabilitación pulmonar. En la actualidad, muchos centros médicos ofrecen programas de
rehabilitación pulmonar, que incorporan entrenamiento con ejercicios, educación y asesoramiento para ayudarte a
regresar a tus actividades normales y a alcanzar tu peso ideal.
Únete a un grupo de apoyo. Existen grupos de apoyo para personas con problemas pulmonares crónicos. Averigua
qué opciones hay en tu comunidad o en Internet y considera reunirte con otros que viven experiencias similares.
Busca ayuda profesional. Si tienes síntomas de depresión, como sentimientos de desesperanza y pérdida de interés
en tus actividades habituales, coméntalo con tu médico o contacta a un profesional de la salud mental. La depresión
es común en las personas que han padecido el síndrome de dificultad respiratoria aguda, y existen tratamientos que
pueden ayudar.