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“Para 2019-2020: ¿Crisis económica con ascenso del nacionalismo, despliegues

imperialistas y cambios en la regionalización de Las Américas?” *

Dr. Alejandro Alvarez Béjar


Profesor Titular de Tiempo Completo
Facultad de Economía, UNAM

*Ponencia al Seminario Geopolítica de la Crisis Mundial. Mesa 4. Crisis Mundial,


Geopolítica de la Violencia. Retos para América Latina. IIEc-UNAM, 25 al 27 de
Marzo de 2019

Introducción

Tras la Gran Crisis Global de 2008-09 hoy caracterizamos la etapa actual que viven el
capitalismo y el neoliberalismo como una transición con grandes redefiniciones
estratégicas, esto es, cambios de naturaleza y alcance global y de largo plazo,
económicos, políticos, sociales, que afectan directa o indirectamente a América Latina en
su conjunto, pero con mayor fuerza a ciertos países, México entre ellos. Vamos a presentar
entrelazadas, esas grandes redefiniciones estratégicas para explicar el panorama de crisis
que incuba la economía internacional para los próximos dos años; y los problemas de la
coyuntura mexicana a propósito de los giros en la relación EU-América Latina.1

A diferencia de la expansión global que se vivió en 2017, con una recuperación que
en EU duró 8 años consecutivos, en 2019 y para 2020, la economía internacional ha
entrado en una clara desaceleración asimétrica: en 2019, los países desarrollados bajarán su
crecimiento a 2.0%, mientras que EU bajará de 3.5 a 2.5% de 2018 a 2019 y la Euro zona

1
Aquí reformulamos alguno de los rasgos de la coyuntura económica y política que presentamos en una
primera versión a la plenaria de la Coalición Trinacional en Defensa de la Educación Pública, Orizaba, 10-12
de Noviembre de 2018. (Alvarez, “La Coyuntura Política de 2018”, 2018)
lo hará de 1.8 a 1.6%. La combinación de tensiones comerciales (sobre todo EU-CHINA)
que no cesan de escalar y factores geopolíticos ( las tensiones entre EU y la UE, la
formalización del BREXIT, la posición italiana de incumplir las metas de presupuesto, las
elecciones al Parlamento Europeo en mayo próximo), están impactando la inversión global
y el PIB. (IMF, WEO-Update,2019) Y las economías emergentes de Asia, Africa y AL
también han visto reducidos sus pronósticos de manera significativa. En 2018, sus monedas
sufrieron agudas sacudidas básicamente debido al uso extendido del dólar estadounidense
como moneda de reserva y por tanto, por estar sujetas a los vaivenes de la política
monetaria en esa economía, que pasó de la expansión a un retorno paulatino a la
“normalidad”. Y en 2019, la incertidumbre sobre la colocación de sus exportaciones y el
freno de los mercados internos por deterioro salarial, hacen prever un crecimiento también
lento.

La política monetaria expansiva de EU se fue traduciendo en aumento de las deudas


de hogares y empresas, por un lado y luego, por otro, en aumento de la deuda externa de los
países en desarrollo, pero también en el aumento de la financiarización y la formación de
burbujas en los activos financieros. Según el Instituto de Finanzas Internacionales, a finales
de 2018, la deuda global subió por encima de 247 trillones (miles de millones de dólares),
lo que equivale al 318% del PIB global. (IFI, Global Debt Monitor, 2019). El retorno a
una política monetaria normal, está amenazando con afectar los flujos de capital hacia las
economías emergentes. La desaceleración de las economías avanzadas, afectará el futuro de
las emergentes.

Las vulnerabilidades específicas de América Latina y México

Así, América Latina tiene varias ventanas de vulnerabilidad: el alza de las tasas de interés
en EU, la caída del precio de las materias primas, el peso de las deudas, la resistencia a las
políticas neoliberales y el uso creciente de esquemas de violencia contra ellos, la ausencia
de mecanismos de impulso a los mercados internos, pero sobre todo, está el problema de
que ahora regresa EU con una agresiva política de dominio neocolonial, queriendo quitar y
poner gobiernos a propósito de la ambición de explotar recursos energéticos (Venezuela) y
contener la presencia de competidores de fuera de la región (China) EU apuesta a disolver
UNASUR y anular el ALBA, formando un bloque a su favor con las economías más
abiertas como Brasil, Chile, Colombia, Perú, Argentina y México. En los esquemas de
poder, es notable el peso que quieren dar a la Iglesia Evangélica, cuya presencia ha crecido
fuerte en Brasil y en México, lo que indica la intención de restar peso a la Iglesia Católica
en el Bloque en el Poder.

México, está más atrapado que antes en las garras del TLCAN, que ahora tiene
reglas que prohíben firmar acuerdos comerciales con “economías de no-mercado” (es decir,
China y Cuba). La economía no crecerá arriba de 1% en 2019 y está en la senda de 4 años
seguidos de recortes presupuestales, en 2018 cayó la Inversión Bruta Fija en -6.4% y la
inversión pública está en su mínima expresión. Con una deuda total que está ligeramente
debajo del 50% del PIB, el problema más serio para México en 2019 es que el gobierno
destinará 725 mil millones de pesos del presupuesto (del orden de 37 mil millones de
dólares) para cubrir el servicio de la deuda. Como consecuencia, dominan la austeridad
presupuestal, el pago del servicio de la deuda y los aumentos al gasto militar, cuando la
economía está prácticamente en recesión. Aunque respecto a Venezuela se ha mantenido
una postura de no intervención, la visita secreta reciente del yerno de Trump, Jared Kushner
a México no augura buenas condiciones para resistir a EU en sus planes de militarizar las
economías latinoamericanas, pues apunta a colaborar en la reelección de Trump.

Rasgos de la economía internacional en la 2da década del siglo XXI

Coincidimos con Ugarteche y otros (Nuevas Pistas, alainet, 2019,), en que los países
desarrollados (PDs) viven hoy en la senda de una tendencia de largo plazo a un menor
crecimiento y una insuficiente generación de empleos. De acuerdo con la información que
él recoge, se trata propiamente de una onda larga que va de 1950 a 2016 con dos grandes
etapas muy marcadas, 1950-74 y 1975-16, en donde el quiebre se encuentra en la primera
recesión internacional sincronizada de 1974-75. Esa onda larga, derivó de un lado, en el
deterioro de EU como potencia hegemónica y del otro, en el ascenso de las Economías
Emergentes (EEs) en la producción, las inversiones y el comercio mundiales, configurando
un nuevo entorno multipolar que es rasgo clave en la economía mundial.

En 2009, América del Norte y Europa representaban el 15% de la población


mundial, el 57% de la actividad económica y el 61% de la inversión total, alrededor del
50% de la manufactura y el 61% del gasto de los consumidores. Hoy en día, fuera de esas
áreas, se concentra arriba del 60% de la producción, el comercio, la manufactura y la
inversión globales. (Brown, Globalization, 2019, p.31) Especialmente notables los giros en
el peso relativo dentro de las exportaciones globales: ya en 2017, las economías emergentes
representaron el 47.8 del total de las exportaciones. Los países desarrollados, sólo tenían el
52.2%. (WTO, database, 2019)

Los retrocesos económicos, político-militares de EU en regiones con reservas de


hidrocarburos, o de minerales, o con peso demográfico y cultural, han provocado un vuelco
en la relación EU-América Latina. que en los últimos diez años ha visto crecer el peso y la
importancia de las relaciones con China.

Costos de la prolongación de los problemas de la Gran Crisis de 2008-09

Distintos expertos sostienen que el malestar social y la gran complejidad de la situación


actual se debe a la no resolución de problemas claves de la crisis de 2008-09 (aumentos de
la volatilidad financiera, de la desigualdad de la riqueza y el ingreso, carencia de
crecimiento económico alto y sostenido, pendiente la mejora en las condiciones de vida y
de trabajo), todo lo cual atiza el rechazo y recrudecimiento de las resistencias sociales a los
programas de austeridad neoliberales que ahora imponen autoritariamente el
desmantelamiento de las instituciones del Estado de Bienestar (educación, salud y
seguridad social) que preocupan especialmente en EU , en Inglaterra, en la UE).

También el malestar se recrudece porque poderosos gobernantes ignoran la creciente


gravedad del cambio climático (los últimos 4 años fueron los más calurosos desde que se
lleva registro; las temperaturas en el Artico han subido 3 grados, el nivel del mar se está
elevando, después de un ciclón tropical Mozambique quedó ahogándose, pero en EU
Nebraska resultó anegada y las aguas inundaron este año a porciones muy grandes de
Kansas, Minnesota, Missouri, Wisconsin y Iowa). (Rivers, Mozambique, 2019) En
América Latina, lo más sorprendente ha sido descubrir que con pretexto del CC, algunos
estados han querido sacar ventaja de la destrucción causada por huracanes, inundaciones,
sequías y sismos, para eliminar apoyos para reconstrucción de escuelas, hospitales, centros
comunitarios y mercados públicos, como en Puerto Rico y México.
Y en Europa persisten las resistencias sociales contra el alza de precios de la energía
(los “chalecos amarillos llevan meses protestando en Francia) como falsa salida al CC; pero
también ese malestar profundo se expresa en otros movimientos sociales como el de los
jóvenes reclamando acciones efectivas contra el CC, así como de aquellos que cuestionan la
pertinencia de las reformas de los mercados laborales, pues sólo han aumentado la
precarización del trabajo, el deterioro de los salarios y la extensión de las jornadas de
trabajo. Las luchas de las Mujeres a favor de una agenda de equidad, contra la violencia de
género y los feminicidios son factores políticos muy claros en medio de confusiones
deliberadas promovidas desde el poder. (León, 8M, 2019)

Aunque también, los expertos destacan la volatilidad de los mercados financieros ya


no sólo debido a cambios en la rentabilidad y la continuidad de la desregulación, sino
ligada a factores geopolíticos (incluyendo el riesgo disolvente de las tendencias electorales
encabezadas hoy en día por la ultraderecha en Europa) y la persistencia del “stop-go” en la
ruta a la normalización de la política monetaria en EU; también específicamente en EU,
preocupa la reducción creciente de la brecha entre tasas de interés a 10 y 2 años. (Guillén,
Economía Mundial, 2019, pp. 2-4)

Impulso multimillonario al ascenso de la ultraderecha, populista y fascistizante

La no resolución de las secuelas de la crisis de 2008-09, alienta un malestar social


creciente (entre trabajadores urbanos y rurales, profesionales y empresarios pequeños y
medianos) que hemos dicho que hoy se expresa ambivalentemente: como protesta social
progresista lo mismo en Gran Bretaña que en Alemania y EU; pero también se está
explotando como desorden político marcado por el nacionalismo, el racismo, la homofobia,
el anticomunismo, el antisemitismo y el anti-islamismo, al punto de que nacionalistas
recalcitrantes (encabezados por el estadounidense Steve Bannon y el belga Mischael
Modrikamen han formado The Movement, una fuerza cuya primera meta es ganar las
elecciones al Parlamento Europeo en mayo de este año), protagonizan el proyecto global de
crear una Internacional Derechista.

Como parte de eso y buscando cerrar el paso a la emergencia de una izquierda


social-demócrata, en 2018, asistimos a la irrupción electoral de la extrema derecha
manipulando lo mismo en EU y GB o Alemania, que en India, Israel, Polonia, Hungría,
Francia, Brasil y Colombia, ofreciendo una falsa agenda de cambios, confrontando a
grupos religiosos o étnicos, a clases sociales entre sí. Pero sobre todo, tratando de copar y
segmentar el espacio electoral global, popularizando emociones y sentimientos negativos
de temor al diferente, usando diferencias étnicas, religiosas, ideológicas, sembrando
semillas de odio para normalizar la polarización e intolerancia religiosa, étnica, de género o
de clase contra migrantes y/o refugiados, llamado a la violencia anticomunista.

Por todo ello, es especialmente preocupante, el intento de explotar el nacionalismo,


el repudio a la izquierda y a los migrantes, amenazándolos de muerte. No están lejos de
abrir la puerta a la formación de paramilitares, pues ya están justificando eventuales
acciones violentas.

Cuatro redefiniciones estratégicas en la transición mundial

Así: cuatro grandes cambios se han vuelto permanentes y se agravan en la economía


mundial: el cambio climático; un estado de guerra prolongada y multiforme que ha
aumentado las tensiones internacionales y las crisis humanitarias; la evolución económica
formando periódicamente graves burbujas financieras (2001, 2008-09, 2017-19); y la
profundización del parasitismo financiero por el creciente endeudamiento de gobiernos,
empresas, hogares y consumidores, que ya va junto con la tendencia al bajo crecimiento
con pocos empleos.

El cambio climático es tal vez la señal más grave de lo que hemos definido como
una crisis civilizatoria, (Alvarez, Como el Neoliberalismo, 2018) pues con la economía
mundial basada en el consumo de hidrocarburos, la aglomeración atmosférica de GEI´s está
provocando eventos climáticos fuera de serie: heladas en espacios geográficos lejanos a los
polos, pero de alcance equivalente, sequías prolongadas afectando a pobladores campesinos
y la producción rural, lluvias de gran intensidad desquiciando entornos urbanos, incendios
devastadores que consumen millones de hectáreas de bosques.

Pero lo peor ha sido el asentamiento en el poder político global, de una oligarquía


energética que niega el CC, desarticula instituciones e instrumentos para combatirlo y
reduce recursos para investigación sobre sus tendencias y para la generalización y
despliegue de las energías renovables (ER´s), con lo cual el problema amenaza con
volverse catastrófico. Una parte importante de los movimientos sociales globales,
regionales y nacionales, tienen hoy la preocupación por el desborde de la economía de los
hidrocarburos y la falta de cooperación urgente contra el CC.

La guerra sin fin ¿nos puede llevar a una guerra mundial?

Hemos dicho que otro de los cambios cruciales es brutal el asentamiento de un estado de
guerra prolongada, permanente y multiforme: apenas desde 2018 asistimos a la guerra
comercial (de EU vs China, de EU vs. UE) (Negrete, Huawei, 2019, pp.6,8,9); pero ya
llevan casi dos décadas las guerras contra fuerzas irregulares [ de EU en Afganistán, de
una coalición en Nigeria]; de EU en coalición con países de la UE y de Latinoamérica,
guerras de baja intensidad para derribar gobiernos nacionales [Iraq, Siria, Venezuela];
está también el impulso a devastadoras guerras civiles [ de Arabia Saudita y EU contra
fuerzas guerrilleras en Yemen, de EU y Ucrania contra Rusia] y hasta guerras religiosas
[Congo]).

Y en el caso de Latinoamérica se vive todavía la guerra contra las drogas, que ha


derivado, en la muerte de centenares y hasta miles de activistas y luchadores sociales, asi
como en la criminalización de las resistencias sociales al proyecto neoliberal. Otro
fenómeno que ha estado repitiéndose por diversos rincones, es el de la “ciberguerra”
( ataque a sistemas de seguridad de EU, intervención de actores externos manipulando
procesos electorales como supuestamente hizo Rusia en EU, EU en las elecciones de
México y en las Brasil a través de la empresa “Cambridge Analytica”, el sabotaje reciente a
la central eléctrica más importante de Venezuela, etc.).

A todo ello ahora hay que sumar el aumento de los riesgos de una confrontación
armada entre potencias nucleares (de EU vs. Rusia y China), tras el abandono unilateral
por EU del Acuerdo sobre Misiles Balísticos de Alcance Intermedio (Klare,“War with
China?”, 2019). El asunto es clave porque se ha dicho que un intenso conflicto regional en
una zona estratégica (por ejemplo una invasión de Venezuela por EU, para quedarse con
sus recursos petroleros) eventualmente podría llevar a intervenciones de Rusia y China en
defensa de sus intereses ya plasmados con el Gobierno de Nicolás Maduro; para
responderles, EU podría intentar el despliegue de nuevos misiles de EU en Europa,
apuntando contra Rusia y a menos de 10 minutos de su capital, lo que provocaría una grave
crisis como la de los misiles en Cuba en 1962.

Coincidimos con Ugarteche y otros ( Saxe Fernández, etc), en que casi todas las
guerras desde hace más de una década, se dan en espacios con HC´s (petróleo o gas) y
siempre aparece involucrado EU (economía aquejada por el lento crecimiento, altos déficits
comercial y de pagos, baja productividad, rezago tecnológico en áreas críticas, enorme
presupuesto militar, déficit fiscal) y el poder en manos de poderosas trasnacionales de la
energía y las tecnologías de la información y la comunicación.

Y aunque posiblemente sean resultado de más factores que las guerras por
hidrocarburos, (por ejemplo, las presiones del cambio climático sobre las poblaciones
rurales y la destrucción de empresas asociadas a los acuerdos de libre comercio que se van
generalizando en el mundo), ahora tenemos migraciones masivas globales y regionales: el
total de migrantes pasó de 173 millones en 2000 a 258 m en 2017. Pero mientras
aumentan las manipulaciones políticas contra los migrantes y los refugiados en los países
receptores, del otro lado se enfatiza que el asunto de las remesas es una clave en la
disponibilidad de recursos para los países de origen de migrantes, como India, México, El
Salvador y otros. El caso es que mucho de ese flujo de hecho es complemento para
consumo y poco es fondo para micro-inversiones.

Por si fuera poco y aunque tienden a exagerarse o trivializarse sus impactos


inmediatos y de largo plazo, cada vez son más claros los contornos de una nueva revolución
tecnológica asociada a la combinación, profundización y mayor complejidad de las TIC´s
(OECD, 4Th Industrial Revolution, 2018) sobre todo, la batalla por mercados para el
despliegue de la red 5G que implica una nueva generación de Internet, conectividad de
objetos y de telecomunicaciones, mayor conectividad, autonomización de los objetos, etc.
De aquí sale en claro que la disputa comercial entre EU y China, tiene como fondo la
batalla por el liderazgo tecnológico y militar. Pero además, está pesando otro preocupante
componente de la crisis civilizatoria, que ya lo tenemos presente en la pérdida acelerada de
peso específico del trabajo en los procesos productivos por la precarización, la destrucción
de empleos bien pagados y la creación de empleos peor remunerados, especialmente en el
sector público.. Por eso la pérdida de peso del trabajo amenaza con ser una fuerza de
enormes implicaciones en las próximas décadas. (Puyana, “IA y trabajo”, 2019)

También asistimos a la judicialización de la vida política, precedida de campañas de


medios de comunicación para destruir imágenes públicas de individuos de la izquierda
(contra Lula Da Silva, Dilma Rousseff, Cristina Kirchner, Andrés Manuel López Obrador,
Nestóra Salgado, Gustavo Petro) y contra Partidos de Izquierda ( especialmente contra el
Partido de los Trabajadores, en Brasil, acompañado de un discurso de odio fuertemente
anticomunista).

El desborde del parasitismo financiero y del aumento de los gastos militares sobre
las finanzas públicas, especialmente el peso creciente de las deudas soberanas, en varios
países hoy constriñe a las finanzas nacionales, estatales y municipales, agravando los
impactos de las políticas de austeridad, el desempleo y la devastación de los bienes
comunes, tanto en medios urbanos como rurales, con especial virulencia en Latinoamérica.

Entramos a la fase profunda del desmantelamiento del Estado de Bienestar


explorando nuevas dinámicas de austeridad presupuestal y recurriendo al peso creciente del
militarismo y los estados de excepción, con pretextos diversos pero buscando resultados
similares: control de la protesta social, uso de medios militares frente a problemas de salud,
eliminación subrepticia de opositores al neoliberalismo.

La combinación fatal: crisis económica, nacionalismos y guerra mundial

Puede resultar una anticipación sombría, pero muchos discuten hoy esta peligrosísima
combinación de crisis prolongada, agravamiento de las desigualdades, lenguajes políticos
agresivos exacerbando el nacionalismo, el racismo, la xenofobia y la intolerancia religiosa,
sin que tengan visos de terminar, más bien que parecen acentuarse. A ello se suma la
amenaza de que otras tres burbujas financieras estallen al filo de otra recesión internacional
sincronizada: dos de ellas formadas en los países desarrollados (los precios de las viviendas
ya están 8% arriba del nivel que tenían en 2006, mientras que la relación precio/ingresos
de los activos financieros está más alta que donde estaba en 2008) y una tercera sería la
crisis de pagos de las sobre-endeudadas economías en desarrollo.
Después de una década de políticas monetarias no-convencionales y de una última
ronda de concesiones fiscales al sector más rico en EU que funcionaron como estímulo
efímero en lugar de ser base de una expansión robusta, se evidencia que hay nuevas
limitaciones (fiscales y monetarias) para enfrentar otra crisis financiera como la de 2008-09
o una peor, corregida y aumentada. Sin ambiente de cooperación multilateral y abrumados
por la retórica nacionalista y chauvinista, los peligros de una guerra mundial pueden
concretarse con enorme rapidez (Jomo and Popov, Economic Crisis, 2019). Necesitamos
acciones colectivas, movilizaciones conjuntas en defensa de la paz y de la cooperación
internacional y multilateral sobre todos estos temas. La lucha antiimperialista está ya en el
orden del día.

Fuentes bibliográficas, hemerográficas y de internet

Alvarez Béjar, Alejandro, “La coyuntura política de 2018: irrupción electoral de la extrema
derecha neoliberal y su nueva agenda nacionalista, xenofóbica, neo-fascista, global y
regionalmente militarista”, Ponencia a la Coalición Trinacional en Defensa de la
Educación Pública, Orizaba, Veracruz, 10-12 de noviembre de 2018.
Alvarez Béjar, Alejandro, Cómo el Neoliberalismo enjauló a México, Facultad de
Economía, UNAM, 2018, cap. 7.
Brown, Gordon, “Globalization at Crossroads”, en The Great Disruption, Project
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Guillén, Arturo, “La Economía Mundial en la Cuerda Floja”, en Boletín Nuestra
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Klare, Michael, “War with China?”, en https://www.alainet.org/es/print/198302
Kuame Sundaram, Jomo and Popov, Vladimir, “Economic Crisis can trigger World War”,
February, 2019 https://ipsnews.net/
León T, Magdalena, “8M: transforma el mundo”, en
https://www.alainet.org/es/articulo/198733
Negrete, Armando, “Huawei y la guerra comercial EU-China”, América Latina en
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Puyana, Alicia, “Inteligencia Artificial y trabajo en América Latina”, en América Latina
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Rivers, William, “Mozambique is drowning. Nebraska has flooded. We need a Green New
Deal”, Truthout, USA, March 23, 2019
The Institute of International Finance and Global Markets, Global Debt Monitor, January
2019, Washington, D.C., USA, 2019, https://www.iif.com/
Ugarteche, Oscar, “Perspectivas al final de la 2da década del siglo XXI”, en Nuevas Pistas
de la Economía Mundial, América Latina en Movimiento num.540, marzo de 2019, pp.
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