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15 Diciembre, 2011
Entre 1980 y 2003 América Latina sufrió 38 crisis financieras que afectaron en distintos
momentos y de manera diferente a casi todos los países de la región. México, Brasil,
Argentina, Perú, Venezuela, fueron estremecidos por esos terremotos. De esas sacudidas se
extrajeron lecciones muy importantes.
opinan los foristas
Fue llegándose progresivamente a la conclusión de que era necesario reducir el tamaño del
Estado empresario, ampliar la participación del sector privado en la economía, poner en orden
las finanzas públicas, elaborar presupuestos equilibrados con el fin de minimizar el déficit
fiscal, incrementar los mecanismos de control del gasto público –especialmente del social-
para aumentar su eficiencia, perseguir y castigar la corrupción, controlar la inflación por medio
de la disciplina fiscal, incrementar la fiscalización del sistema financiero para evitar las crisis
en esta área, promover las inversiones extranjeras mediante el fortalecimiento del Estado de
Derecho, promover acuerdos permanentes con los sindicatos para que los aumentos
salariales estuviesen ligados al aumento de la producción y la productividad .
Los cambios introducidos en Latinoamérica en las últimas décadas le han permitido enfrentar
la crisis de 2008 y la que anda en curso actualmente, con relativa comodidad y sin verse
sometida a los desajustes que afectan, por ejemplo, a Grecia. Naciones como Brasil, Chile y
Colombia son capaces de sostener políticas fiscales equilibradas, sin ceder a las demandas y
presiones de los grupos populistas que reclaman reivindicaciones que el Estado y la sociedad
no pueden satisfacer de forma sostenible.
En la actualidad el sistema financiero en el continente goza de tan buena salud, que Juan
José Ruiz, economista jefe del Banco Santander, sostiene que América Latina cuenta con el
sistema financiero más sólido del mundo.
Los países del continente adoptaron, en diversos grados, esas medidas. La Venezuela
posterior al arribo de Hugo Chávez al poder en febrero de 1999, tal vez sea, junto a Cuba, la
única excepción de la regla. Su Gobierno ha seguido el camino contrario a las reformas
estructurales acometidas por la mayoría de naciones.
Venezuela ocupa un lugar muy especial en América Latina. Por casi un siglo ha sido el
principal productor de petróleo de la región, aunque esa posición predominante estará
amenazada por Brasil en poco tiempo. La condición de petro nación le permite al país encarar
la crisis internacional de forma diferente al resto de las sociedades.
Debido al empuje de China y la India, y a las tenues tendencias de recuperación de Estados
Unidos, el promedio de la cesta venezolana en 2011 ha girado alrededor de $100 el barril, lo
cual le ha permitido al Gobierno contar con ingentes recursos financieros.
En estricto sentido, la onda expansiva del terremoto en Europa no se ha sentido en
Venezuela. A las arcas del Gobierno han entrado suficientes recursos para resolver los
problemas más importantes de la nación. Todo indica que esta corriente se mantendrá en el
futuro previsible.
Los graves problemas económicos que confronta el país no tienen nada que ver con la crisis
internacional, sino con el irracional modelo estatista e intervencionista aplicado por el
comandante a partir de diciembre de 2006, cuando se declara públicamente socialista.
El socialismo del siglo XXI constituye una mezcla de socialismo con populismo. Este modelo
persigue, en el plano político, destruir la democracia, y en el económico, acabar con la
economía de mercado.
Con el fin de llevar adelante su plan, el Gobierno acorrala la propiedad privada, confisca y
expropia bienes particulares, crea controles y regulaciones asfixiantes, mantiene instituciones
represivas que hostigan a los productores privados. Los efectos económicos de estas políticas
perniciosas han sido devastadores.
Venezuela importa más de 60% de los alimentos que consume, mientras los productores
agrícolas se arruinan; y la inversión privada, tanto foránea como endógena, es la más baja de
Sur América, a pesar de las evidentes ventajas que proporciona la riqueza petrolera.
El régimen desechó las reformas estructurales que le permitieron a América Latina superar la
crisis de los años 80 y encarar en excelentes condiciones los estragos que provoca el
remezón actual. Persiste en aplicar políticas generadoras de pobreza y destructoras del
aparato productivo.
Este cuadro podrá cambiar en las elecciones de octubre de 2012, cuando será posible
rescatar la libertad y recuperar la senda del crecimiento económico sano.
En principio se estudió utilizar para estos sectores las llamadas licencias no automáticas de
importación. Son permisos que otorgan los gobiernos y que pueden demorar hasta 60 días
para ser autorizados. De hecho, están legalizados por la Organización Mundial del Comercio.
Pero los industriales brasileños temen que esas demoras «se amplíen y se conviertan en una
barrera al comercio». En este contexto de crisis mundial, un déficit comercial de 5.000
millones de dólares «se vuelve insostenible para mantener la industria nacional».
El año 2009 ha sido especialmente difícil para la economía mexicana. Al iniciar el año, las
expectativas oficiales pronosticaban un crecimiento exiguo a lo largo de 2009. Sin embargo, al
pasar los meses las expectativas fueron tomando derroteros más pesimistas y en ocasiones
contradictorios, por ejemplo, entre los pronósticos de la Secretaría de Economía y el Banco de
México. Después de la epidemia de gripe A(H1N1), se comenzó a hablar de una afectación de
la actividad económica en el país, especialmente en el caso del sector turístico que es la
tercera fuente de divisas para el país. El titular de la Sectur apuntaba en mayo de 2009 que la
ocupación de los hoteles en los principales destinos turísticos del país oscilaba entre 10 y 30%
a lo que se sumaba la cada vez más frecuente cancelación de vuelos. Ante ese panorama el
secretario Rodolfo Elizondo Torres pronosticaba una pérdida de más de 100 mil empleos en el
sector.45
Por otro lado, desde 2008 el peso mexicano entró en una serie de depreciaciones frente
al dólar estadounidense que lo llevaron a perder alrededor del 25% de su valor hacia 2009. Si
en 2006 el dólar se compraba en 10,77 MXN, en enero de 2009 se compraba en las
ventanillas bancarias al precio de 13,48 pesos por dólar. 46 Entre las medidas que se tomaron
para contener la devaluación del peso se aplicó la subasta de una parte de la reserva de
divisas internacionales, lo que llevó al país a disminuir dichas reservas extranjeras en más de
20 mil millones de dólares estadounidenses. 47
La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) apuntó en su reporte anual que México
sería el país más afectado por la crisis económica en la región al presentar una contracción de
7% en su producto interno bruto (PIB).48
Crisis en Europa[editar]
Véase también: Crisis de la deuda soberana europea
El Banco Central Europeo (BCE) fue incapaz de prever la crisis, tomó las primeras medidas
con retraso, y básicamente ha impuesto medidas de austeridad y contención del gasto
público, que parte han hecho el crédito escaso y han dificultado el acceso a financiación de
consumidores y productores.
El fenómeno se expandió rápidamente por diversos países europeos, y algunos sufrieron
graves efectos. Dinamarca entró en recesión (seis meses consecutivos de crecimiento
económico negativo) en el primer trimestre de 2008. En el segundo trimestre de 2008, el
conjunto de la economía de la eurozona se contrajo en un 0,2%, 49 encabezada por los
retrocesos en Francia (-0,3%) y Alemania (-0,5%).50 Otras economías importantes, como
la española, evitaron la contracción (+0,1%) pero sólo crecieron muy débilmente en el mismo
periodo,51 52 con fuertes incrementos en el desempleo.
El 7 de octubre de 2008, la reunión del ECOFIN, organismo del Consejo Europeo compuesto
por los Ministros de Economía y Hacienda de los Estados miembros, así como por los
Ministros de Presupuesto si se debaten cuestiones presupuestarias, decidió que todos los
Estados miembros proporcionarán, por un periodo inicial de al menos un año, una protección
garantizada a los depósitos personales para los particulares por una cantidad de al menos
50.000 euros.
En la misma jornada, el Ejecutivo español anunció que elevaba la garantía mínima de los
depósitos en bancos y cajas de ahorro españolas desde los 20.000 euros actuales por titular y
entidad a 100.000. También anunció la creación de un fondo con cargo al Tesoro de 30.000
millones de euros, ampliables a 50.000, para adquirir activos de máxima calidad a las
entidades financieras españolas para garantizar la financiación de empresas y ciudadanos.
En el último trimestre de 2012 el PIB de la eurozona retrocedió un 0,9% con respecto a igual
período del año anterior y del 0,6% con respecto al tercer trimestre de 2012. Incluso retrocedió
0,6% el PIB de Alemania, pues está sintiendo las políticas de austeridad impuestas a otros
países, que han debilitado el comercio exterior. 54 Hay que señalar que en la zona euro hay
economías muy divergentes, con intereses encontrados. Por un lado la economías del norte
con Alemania a su cabeza, que deseaban un recorte en el gasto público para así hacer bajar
la prima de riesgo que pagan los países por financiarse en los mercados. Por otro lado se
encontraban los países que deseaban políticaskeynesianas que hicieran repartir la creación
de empleos. Alemania (mayor economía de la zona euro) impuso su visión.
Una de las principales consecuencias que durante el año 2008 tuvo sobre la economía
española es un fuerte crecimiento deldesempleo. Durante el 2008 un gran número de
empresas presentaron expedientes de regulación de empleo (EREs), entre
otras,Bridgestone (2.463 empleos), Burberry (250), Delphi (800), Iveco (1.000
empleos), Marina d'Or (214), Nissan (1.500), Viajes Marsans (1.800 empleos, año 2010 y
cierre de la compañía), Ono (1.300 empleos), Opel, Pirelli (460), Porcelanas Lladró y Arte y
Porcelanas (275), Renault, Roca (1.900), Ryanair (800 empleos),55 Seat, Sony España
(275), Torras Papel (500),56 T-Systems Iberia (550) y Telefónica Móviles (700 empleos).
El sector de la construcción es uno de los más perjudicados por la crisis debido al fin del
«boom» inmobiliario y a la posterior caída de las ventas. Durante 2008 numerosas empresas
constructoras presentaron suspensión de pagos entre las que destacan:Martinsa-Fadesa con
un pasivo de 4.000 millones de euros, es la mayor suspensión de pagos de la historia de
España, Hábitat(2.300 millones), SEOP, Grupo Contsa y San José entre otras.
Hay una discusión latente sobre las razones de que el paro haya aumentado mucho más en
España: incremento de la población activa o excesiva rigidez laboral. Otros buscan las causas
del crash financiero en los salarios de los altos ejecutivos o la ausencia de eficacia de
los organismos reguladores.58 Los efectos de la crisis económica también han tenido un fuerte
impacto en el sistema financiero español. Los impagos de numerosas empresas y particulares
junto a la mala gestión ha llevado a la intervención de algunas entidades financieras por parte
del Estado. Entre las entidades financieras más perjudicadas por esta situación
encontramos: Caja Castilla-La Mancha, la cual tuvo que ser intervenida por el Banco de
España en marzo de 2009 para evitar su desaparición. [4] Parece urgente, por tanto, poner en
marcha cuanto antes el Fondo de Reestructuración de Ordenación Bancaria (FROB). En esta
línea el Banco de España ha contactado con 15 bancos de inversión para poner en marcha un
protocolo de actuación para, en caso necesario, rescatar a las cajas intervenidas en menos de
48 horas.59
Pese al estímulo fiscal, las medidas han tenido un efecto limitado pues gran parte del dinero
se destinó al ahorro y no al gasto.60
El 2012 terminó en España con una tasa de desempleo de 26%. 61 El PIB español del cuarto
trimestre de 2012 se redujo 0,7% con respecto al trimestre anterior y 1,8% con respecto al
último trimestre de 2011. 62 Según datos del INE el PIB cayó un 0.5% en el primer trimestre del
2013, siendo en términos interanuales una caída del 2% respecto a 2012 63 y el desempleo
rebalso el 27.3% con más de 6.202.700 parados. 64
Grecia es el país de la Unión Europea que ha sufrido más duramente la crisis económica. El
gobierno griego había emitido una gran cantidad deuda pública para financiar
susdéficits públicos. El nivel de deuda empezó a resultar preocupante en las primeras
semanas de 2010. La situación se agravó al descubrir que el gobierno conservador
deKaramanlís ocultó durante dos legislaturas los verdaderos datos macroeconómicos, entre
ellos el verdadero valor de la deuda. La incapacidad de seguir financiando la deuda provocó
importantes recortes en el sector público, que fueron respondidas con manifestaciones
públicas y disturbios desde el comienzo de la crisis.
Introducción
1Tras dos décadas caracterizadas por el recrudecimiento de las crisis monetarias y financieras y
un crecimiento mediocre y volátil, América Latina ha experimentado en los años 2000 un fuerte
dinamismo de la actividad económica y ha reducido su vulnerabilidad financiera. Esto ha
permitido que la región resista bien frente a la crisis económica internacional desatada en 2007,
que la afectó más por el canal comercial que a través del canal financiero (Ocampo, 2009). Así,
tras la recesión – moderada a fin de cuentas – de 2009, se ha producido una recuperación
bastante sólida y, en 2010, la región latinoamericana ha registrado un crecimiento superior al
6 %.
2Nuestro objetivo aquí es abordar los efectos que ha tenido en América Latina el agravamiento
de la crisis económica internacional en 2008-2009. En términos generales, la región se ha
mostrado mejor preparada que en el pasado para afrontar situaciones adversas y ha resistido
relativamente bien frente a la crisis internacional. Pero más allá de las características comunes al
conjunto de la región, la crisis ha puesto de manifiesto una gran diversidad de situaciones
nacionales. Así, pueden distinguirse los países que han mostrado una gran capacidad de
resistencia frente a las perturbaciones y otros, por el contrario, cuyas debilidades y fragilidades
han sido reveladas por la crisis.
1 Es el caso de Argentina y Brasil en los sectores agrícola y agroalimentario, de Chile, en el sector (...)
Gráfico 1 : América Latina : PIB real (% interanual, eje horizontal) y saldo corriente ( % del
PIB, eje vertical)
2 Esta cifra está subestimada si se incluye la inversión de sectores cuya producción está orientada a (...)
5Si bien en los años 2000 es incuestionable la incidencia de un entorno internacional favorable
en la recuperación de las economías latinoamericanas, no hay que obviar el peso de la dinámica
interna. Si abordamos esta cuestión desde la perspectiva de la contribución al crecimiento de los
distintos componentes del PIB (consumo privado de los hogares, gastos de consumo de las
administraciones públicas, inversión, exportaciones), vemos cómo el peso de la demanda
exterior (bruta) explica al menos el 40 % del crecimiento económico de países como México,
Chile, Bolivia o Brasil en el ciclo de crecimiento 2003-2008, considerando únicamente los efectos
« directos »2. En otros países como Argentina o Venezuela, que entre 2003 y 2008
experimentaron un incremento bastante notable del PIB real (49,8 % y 62,8 %
respectivamente), el crecimiento estuvo ligado en gran medida a la recomposición de la
demanda interna tras las severas crisis que vivieron estos países a principios de la década de los
2000 (Tabla 1 y Gráfico 3).
8Los efectos negativos de la crisis internacional se hicieron sentir igualmente, y sobre todo, en el
ámbito comercial. Así, en América Latina la crisis se tradujo en una fuerte degradación de los
intercambios comerciales tanto en términos de volumen como de valor. En volumen, la CEPAL
evalúa la disminución de las exportaciones regionales en un 9 % en 2009. Fruto principalmente
del hundimiento de la demanda internacional (sobre todo de los países industrializados), se
registró una fuerte caída de las cantidades exportadas, especialmente en los países exportadores
de bienes manufacturados que tenían a Estados Unidos como cliente principal (México,
Centroamérica). En cuanto a los países exportadores de productos básicos, la caída del volumen
exportado fue menor gracias, sobre todo, al mantenimiento de la demanda china. Con respecto
al comercio en valor, entre finales de 2008 y principios de 2009, los importes facturados se
vieron mermados por una brutal corrección a la baja de los precios de los productos básicos,
afectando directamente a los países exportadores netos de materias primas. En cambio, para los
países importadores netos, la bajada de precios permitió reducir las tensiones en el saldo
corriente en un contexto de restricción crediticia internacional. Pese a todo, el precio de ciertas
materias primas clave para algunas economías latinoamericanas (petróleo, cobre y algunos
productos agrícolas) registró una notable subida a partir de principios de 2009. El aumento de
estos precios supuso un alivio para los países exportadores de materias primas que tienen un
acceso limitado a los mercados internacionales de capitales (Venezuela, Argentina) y cuyas
finanzas públicas dependen considerablemente de estos productos (México y Ecuador, por
ejemplo). Por tanto, a pesar de que los términos del intercambio empeoraron durante todo el
año 2009, el deterioro fue menos severo de lo previsto inicialmente. Por otra parte, la
disminución de las exportaciones en valor registrada a lo largo del año no provocó un deterioro
considerable de los saldos de las balanzas comerciales de las principales economías de la región
dado que las importaciones cayeron debido a la recesión.
9La crisis también ha afectado a América Latina deteriorando el saldo de otras partidas de la
balanza por cuenta corriente. Es el caso de las remesas de los emigrantes, que representan una
parte no desdeñable del PIB de algunos países de la región (en particular, de México, los
pequeños países de Centroamérica y el Caribe o Ecuador) (Gráficos 7a y 7b). Pese a que estas
transferencias son menos volátiles que otros flujos financieros , los efectos de la crisis en los
países desarrollados (sobre todo en Estados Unidos y España) y las consecuencias en sus
mercados de trabajo provocaron la caída de estos envíos realizados por los inmigrantes
latinoamericanos a sus países de origen. Según estimaciones del Banco Interamericano de
Desarrollo, estos flujos cayeron en un 15 % en 20093.
11Mientras algunos países como Brasil registraban un fuerte crecimiento antes de la crisis
internacional o han resistido bien frente a la misma, otros se han visto severamente afectados.
Es el caso de México, que con un crecimiento que ya era bajo antes de la crisis (inferior a la
media regional desde principios de los años 2000), se mostró especialmente vulnerable a las
perturbaciones de 2008-2009 debido a la intensidad de sus relaciones económicas con Estados
Unidos. México, que representa casi el 30 % del PIB latinoamericano y que en 2009 vivió la
mayor recesión de la región (- 6,2 %), ha empañado los resultados económicos de la zona. Si
excluimos a México, las consecuencias de la crisis en América Latina son mucho menos
dramáticas : el crecimiento regional es nulo en 2009 y su desaceleración, mucho menos
significativa (poco más de 5 puntos porcentuales).
12Pese a que los shocks externos han tenido un alcance comparable a las que sufrió América
Latina durante la crisis de la deuda externa de principios de los 80 (OCDE, 2009), la región ha
resistido bien frente a la crisis económica internacional desatada en 2007. Asimismo, ha logrado
impedir una recesión aún más profunda y ha podido hacer frente a las turbulencias
internacionales sin sufrir – como en el pasado – crisis monetarias o financieras.
13Esta capacidad de resistencia a la crisis viene dada por varios factores. Por una parte, el
impacto y la importancia de los shocks desfavorables. México, por ejemplo, acusó de lleno los
efectos negativos de un shock comercial desfavorable : la contracción de sus exportaciones
hacia Estados Unidos – epicentro de la primera fase de la crisis internacional – que constituye,
de lejos, su principal mercado, contrasta con una menor disminución de las exportaciones de
Brasil, que tiene relaciones comerciales mucho más diversificadas. Además, México se vio muy
afectado por la disminución de los ingresos generados por el turismo y las remesas de los
emigrantes, como ya hemos señalado.
14Por otra parte, la capacidad de respuesta de cada país para contrarrestar las perturbaciones
externas depende del grado de libertad del que disponen los poderes públicos. Dado que, como
hemos visto, la mayoría de países de la región ha reducido sus fuentes de vulnerabilidad a
través de la disminución de los ratios de endeudamiento público y el refuerzo de la posición
financiera exterior gracias a un aumento considerable de las reservas de divisas y una mayor
solidez de los sistemas bancarios nacionales, los márgenes de maniobra de cada país en el
terreno presupuestario han sido decisivos para frenar los efectos recesivos generados por los
shocks desfavorables.
La importancia decisiva de los
márgenes de maniobra a nivel
presupuestario
15El buen estado de las finanzas públicas y los márgenes de maniobra de los que disponían los
gobiernos de los distintos países de América Latina para aplicar medidas de reactivación
anticíclica han sido factores determinantes para atenuar los efectos de los shocks negativos.
16En general, los países cuyas finanzas públicas estaban más saneadas han logrado
contrarrestar mejor los efectos negativos de la crisis en la economía real (Gráfico 10).
4 Con un retroceso global de América Latina que, como vimos, fue de casi – 2 %, Bolivia registróen 20 (...)
17El caso de Bolivia merece especial mención. Este pequeño país (menos del 1 % del PIB de la
región) registró en 2009 el crecimiento más dinámico y la desaceleración menos pronunciada 4.
Entre 2003 y 2008, como la mayoría de países de la región, Bolivia se vio favorecida por un ciclo
de fuerte crecimiento (alrededor de 5 % de promedio anual ) y un entorno internacional
favorable. Sus exportaciones, constituidas sobre todo por hidrocarburos (gas, principalmente) y
minerales, se beneficiaron del boom de los precios de los productos básicos. Esta fase de
crecimiento estuvo acompañada de una mejora en el superávit de la balanza por cuenta
corriente, un importante aumento de las reservas internacionales y una disminución de los
indicadores de endeudamiento (externo y público), que permitieron reducir la vulnerabilidad
financiera del país y resistir mejor frente a la crisis. En cuanto a la economía real, el elevado
nivel de gasto público es lo que explica principalmente el sólido crecimiento de Bolivia. El fuerte
aumento del gasto presupuestario (tabla 2) se financió gracias a un importante aumento de los
ingresos fiscales, sobre todo tras las reformas del sector de los hidrocarburos de 2005 (que se
tradujeron principalmente en aumentos de las tasas de impuestos y royalties percibidos por el
Estado) y 2006 (renacionalización del sector de los hidrocarburos, cedido a compañías
extranjeras en los años 80-90). Los ingresos presupuestarios, que en 2005 sólo representaban
poco más del 30 % del PIB, rozaron el 45 % del PIB entre 2007 y 2009. Así, gracias a las
reservas fiscales acumuladas durante el periodo de crecimiento económico y de aumento de
precios de los productos exportados, Bolivia fue el único país de la región en registrar un
superávit presupuestario en 2009 (equivalente al 0,1 % del PIB), y ello a pesar del plan de
reactivación lanzado por el gobierno.
18Contrariamente a Bolivia, Venezuela es buen ejemplo del fuerte deterioro del estado de las
finanzas públicas tras la corrección a la baja de los ingresos del petróleo, que representan
alrededor del 50 % de los ingresos fiscales totales. En el marco de un régimen de crecimiento
especialmente dependiente del gasto público, la actividad económica acabó acusando
notablemente dicha corrección.
19Por otra parte, otros países como Chile o Perú trataron de contrarrestar las tensiones
recesivas gracias a los fondos anticíclicos creados previamente. Estos países dedicaron alrededor
del 3 % del PIB a políticas presupuestarias expansionistas (Gráfico 11). Pese a todo, Chile, que
se caracteriza por tener una economía muy abierta, ha vivido una recesión muy severa.
Gráfico 11 : Estimación de los costos de los planes anticrisis adoptados en 2009 (% PIB)
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21En el caso de Brasil, que no había constituido un fondo anticíclico importante, las medidas de
estímulo se financiaron con la disminución moderada del excedente primario. El refuerzo del Plan
de Aceleración del Crecimiento (PAC) – lanzado en 2007 con el objetivo de aumentar las
inversiones en infraestructuras –, la dependencia limitada de los ingresos fiscales con respecto a
los precios de las materias primas y el bajo grado de apertura de una economía cuyo dinamismo
reside sobre todo en la demanda interna, se conjugaron para atenuar el impacto recesivo de la
crisis internacional.
22En el caso de México, como hemos visto, los shocks externos fueron especialmente virulentos,
aunque a ello se unieron también unas políticas públicas anticíclicas de alcance limitado.
Ciertamente, en los años 2000 mejoraron las cuentas públicas, pero dicha mejora tuvo una base
precaria : en efecto, los ingresos y los gastos del Estado siguen siendo fuertemente pro-cíclicos
debido a su dependencia de los ingresos del petróleo, lo cual disminuye los márgenes de
maniobra de la política fiscal. Es indispensable poner en marcha reformas cuyo objetivo sea
reducir la dependencia respecto del petróleo de los ingresos presupuestarios. Sin embargo, estas
reformas se enfrentan a una fuerte resistencia .
Conclusión
23La región latinoamericana ha resistido bien en las primeras fases de la crisis económica
internacional desatada en 2007 : así, durante el periodo de empeoramiento de la crisis en 2008-
2009, los países de América Latina no han vivido crisis bancarias o financieras y han sufrido una
recesión más bien moderada.
24Este hecho se explica en buena parte por la disminución de la vulnerabilidad financiera
durante la fase de expansión del crecimiento entre 2003-2008, así como por la solidez creciente
de los sistemas bancarios. Por otra parte, la buena salud de las finanzas públicas ha permitido la
rápida puesta en marcha de estímulos presupuestarios. Pese a que dichos estímulos han tenido
un alcance menor en comparación con los de los países desarrollados, han contribuido
– combinados a menudo con políticas monetarias expansionistas – a atenuar las consecuencias
de la recesión.
26Sin embargo, esta evolución general abarca una gran variedad de situaciones nacionales. Si
bien las crisis que se han producido en América Latina debido a los shocksexternos de 2008-
2009 pueden considerarse « coyunturales », no es menos cierto que dichas crisis han puesto de
manifiesto la diversidad de trayectorias económicas nacionales que caracteriza a la región.
27Así, como lo hemos visto, dos economías extremadamente dependientes de los ingresos
deriviados de exportaciones de hidorcarburos, Bolivia y Venezuela, tuvieron comportamientos
extremadamente diferentes. Mientras que en Bolivia el incremento de la captación de la renta
proveniente de los hidrocarburos va de la mano con una mejora significativa de la situación de
las finanzas públicas que ha acrecentado el margen de maniobra para la política contra-cíclica
del gobierno, en el caso de Venezuela la economía cayó en la recesión. La crisis internacional ha
revelado el carácter pro-cíclico de las finanzas públicas y la fragilización de la economía
venezolana, la única entre las grandes economías de la región que no experimentó una
reactivación en 2010.
28Entre los grandes países de la región, la distinción parece muy clara, como hemos visto, entre
Brasil y México. En el caso de Brasil, la diversificación de sus relaciones económicas externas, la
baja dependencia de los ingresos fiscales con respecto a los precios de las materias primas y el
bajo grado de apertura de la economía han permitido limitar los efectos negativos de las
perturbaciones externas. Y lo que es más : dichas perturbaciones se han producido en un marco
no sólo de disminución de la vulnerabilidad financiera sino también de mayor crecimiento, el
cual, durante el periodo 2003-2008, ha progresado a un ritmo bastante superior al de los años
90. Si bien el entorno internacional favorable ha sido un factor de crecimiento, éste ha estado
respaldado sobre todo por el dinamismo de la demanda interna. Así, antes de que los efectos de
la crisis económica se dejaran sentir, Brasil registraba una fase de expansión de la demanda
interna que volvió a surgir en 2010, coincidiendo con una nueva aceleración del crecimiento. Más
allá de la importancia del aumento del crédito al consumo, todo ello es el reflejo sobre todo de
una dinámica de impulso de la demanda interna puesta en marcha desde hace varios años,
acompañada del aumento de la renta per cápita, la evolución favorable del mercado de trabajo y
el desarrollo de la clase media. A todo ello se añaden otros factores como el papel y la influencia
crecientes de la diplomacia económica brasileña en espacios como el G20 o los BRICS donde
defiende, junto a otros países, la necesidad de reformar la arquitectura financiera internacional.
Todo ello permite plantear que Brasil ha vivido una « crisis buena » en 2008-2009.
29Sin embargo, los retos a los que debe hacer frente el régimen de crecimiento brasileño son
considerables (Miotti, Quenan y Torija-Zane, 2012). Tras la fuerte depreciación sufrida por el
real brasileño entre fines de 2008 y comienzo de 2009 la tendencia a la apreciación de la
moneda nacional se ha afirmado. Esto, junto con el aumento de los costos salariales y las
insuficiencias de la infraestructura física, – en especial a nivel de puertos y aeropuertos – supone
el gran desafío de implementar una considerable reestructuración de la oferta. Tras el rebote
producido en 2010, estos factores, aunados a la debilidad relativa de la inversión y del ahorro
nacional, explican el debilitamiento del crecimiento a partir de 2011. A su vez, la pérdida de
dinamismo de la industria nacional – amenazada por la creciente competencia china –, revela el
problema de competitividad que aqueja la economía brasileña.
30En el caso de México, la crisis internacional ha puesto de manifiesto algunas de las debilidades
más evidentes de su régimen de crecimiento. Como hemos visto, el país se ha mostrado
especialmente vulnerable a los shocks desvaforables resultantes sobre todo de sus intensas
relaciones económicas con Estados Unidos, epicentro de la fase inicial de la crisis. Pese a todo,
es preciso señalar que la solidez del sistema bancario y la mejora de la gestión macroeconómica
que se ha producido en México desde los años 90 han contribuido a reducir las fuentes de
vulnerabilidad y han impedido que dichos shocks hayan originado una crisis financiera.
32La primera fase de la crisis económica internacional ha servido, por tanto, para poner de
relieve no sólo los principales rasgos comunes de la región sino también la diversidad de
trayectorias económicas de los países latinoamericanos.
Grecia no termina de salir aún a flote y la posibilidad de que entre en una moratoria de pagos
cobra fuerza, lo que hace temer por un efecto dominó en todo el sistema bancario de Europa.
Cuando se gasta más de lo que se produce, también se afecta la confianza. Europa hizo un
esfuerzo inmenso para que Grecia cumpliera sus compromisos y atendiera a sus acreedores a
cambio de reformas institucionales y contribuciones directas de sus ciudadanos que implican
nada menos, una merma significativa de las políticas de bienestar social y un cambio radical en
las erogaciones de los entes públicos.
Grecia ha recibido ciertos auxilios financieros del Fondo Monetario Internacional (FMI) para
poder paliar su crisis, aunque las ha recibido con retardo. Se espera que reciba el sexto tramo
de ayuda, siempre y cuando Grecia cumpla con todos los compromisos y medidas de austeridad
que ha asumido. Dicho país está dispuesto a intensificar sus esfuerzos y a poner en práctica
nuevas y dolorosas medidas para cumplir plenamente con los objetivos y, según su ministro de
Finanzas, descartó escenarios de un posible incumplimiento de pagos en cualquiera de sus
formas a través de un amplio recorte de su presupuesto estatal. Lo cierto es que ya hace tiempo
el Parlamento Griego tuvo que aprobar una Ley que permite aplicar de forma inmediata un
plan de ajuste, que implica aumento de impuestos, límite de gastos y privatizaciones, a fin de
garantizar que el país helénico siga recibiendo ayuda externa y así evitar la quiebra.
Estas medidas han hecho que el país entre en una turbulencia social, donde se han
incrementado las manifestaciones, enfrentamiento de los ciudadanos contra las autoridades,
protestas ante las oficinas gubernamentales, etc. Es preocupante esta situación, pero para no ir
a la bancarrota el costo social es inmenso a corto plazo. Todos los recortes y demás ajustes
suponen un enorme esfuerzo para crear un ahorro, de tal manera poder aspirar para los
próximos cinco años un apoyo millonario de la Unión Europea, el FMI, y otros países que
estarían dispuestos ayudar.
Todo esto ocurre porque el gobierno de turno, una vez adoptado el euro como moneda en
Grecia, recurrió a medidas poco sensatas como solicitar grandes préstamos, aumentar el gasto
público y prácticamente duplicar el salario de los funcionarios del Estado en la última década.
Mientras el dinero salía a un mayor ritmo del tesoro, el ingreso por la cobranza de impuestos se
vio afectado por la evasión tributaria y los niveles de crecimiento económicos eran
insuficientes. Cuando la economía griega sintió el golpe de todas estas medidas, se vio obligada
a solicitar un préstamo de salvamento de alrededor 110 mil millones de euros para superar la
crisis en mayo del 2010.
Adicionalmente, y para poder ser admitidos en la moneda europea, los sucesivos gobiernos
griegos suministraron datos distorsionados de sus cuentas públicas, ocultando parcialmente el
importante déficit presupuestario a la Oficina Europea de Estadísticas. Esto abre la puerta a un
procedimiento de infracción que podría imponer a Grecia multas millonarias por no hacer lo
suficiente para controlar sus cuentas públicas.
Como Grecia cuenta con tantas deudas que lo convierten en una nación que tendría que pagar
demasiado dinero por cada préstamo, este país se vio obligado a pedir un rescate financiero a la
Unión Europea y al FMI. La intención era amortiguar la crisis griega hasta que la economía se
estabilice y el país se convierta otra vez en un sujeto de préstamo viable, pero esto no ha
sucedido e incluso ha sido calificado como uno de los menos cualificados para acceder a
créditos financieros en los mercados internacionales.
Lo cierto es que Grecia dependerá, según estimaciones, de ingentes ayudas financieras por
unos diez años. No podrá volver en 2012 a los mercados de capitales como se había previsto en
el 2010. Se estima una década para recuperar buena parte de la competitividad de ese país, y al
mismo tiempo es imperioso rescatar a Grecia en aras de la estabilidad de la Eurozona.
Es importante que Grecia siga formando parte de la zona del euro pero sobre todo se ajuste a
los compromisos monetarios y fiscales que requiere la eurozona. Una salida conllevaría
consecuencias considerables para Grecia, pero también mucho más allá. En este sentido no se
deben subestimar los peligros que encierra la situación para el sector bancario de Europa.
La confianza es el activo intangible más importante, pero también el más escaso en los tiempos
que corren. Sin embargo, se maneja también la posibilidad de que Grecia estaría preparándose
para salir del euro, reintroducir una moneda nacional y preparar una masiva reestructuración
de deuda. Su escenario sería lamentable: una devaluación del 50% de la nueva moneda, más
una subida del 200% del déficit y un alto riesgo de impago de su deuda. A pesar de esta última
posibilidad, varios gobiernos europeos, entre ellos el griego, ha desmentido tal situación.
Por los momentos se delibera sobre ampliar el Fondo Europeo de Estabilización Financiera
(FEEF), donde 10 de los 17 países, están de acuerdo y Alemania decidiría en los próximos días
en acordar o no a su ampliación. En caso afirmativo, duplicaría su aporte a dicho fondo. Esta
reforma es fundamental para evitar una mayor crisis en caso de que naciones, no solamente
Grecia, sino también Portugal, Irlanda, España e Italia enfrenten más problemas con sus
finanzas. Si los 17 países del euro la aprueban, el FEEF ampliará a 440.000 millones de euros
sus fondos para dar créditos a países en crisis. Para eso tendrá que sumar garantías estatales
por 780.000 millones de euros.
@moisesbittan
Se ha dicho que Europa debe crecer no sólo en cuanto a su superficie sino en relación
con su dinamismo interno,9 la actual crisis financiera global ha encontrado a los
europeos en un profundo proceso de reflexión interna sobre su propia identidad como
Unión.10 En el momento de escribir estas líneas, acaban de tener lugar las últimas
elecciones al Parlamento europeo y la nueva Comisión Europea está a punto de ser
nombrada para los siguientes cinco años. La prioridad es y —durante algún tiempo
debe seguir siendo— salir de la actual crisis económica, manteniendo los principios que
fundamentan la Unión Europea: el riesgo político más real en la Europa del 2010 es
que la crisis crediticia y la recesión den lugar a actitudes miopes y de aislamiento entre
los gobiernos. El futuro depende de que Europa sepa mantener sus instituciones,
idiosincrasia y mercado abiertos entre sus miembros y hacia todo el mundo.
Buena parte de la crisis actual gira o se relaciona con las actividades generadas por y
para entidades y productos financieros. La UE trabaja coordinadamente con sus socios
de todo el mundo en el marco del G–20,19pero además, el 25 de febrero de 2009, un
grupo de expertos presididos por el antiguo presidente del Banco de Francia y
gobernador del FMI hizo públicas una serie de recomendaciones contra la crisis en
Europa. Las recomendaciones del Grupo Larosière pasan por reforzar la supervisión de
las instituciones financieras europeas en los 27 Estados miembros, poner límite a las
retribuciones de los altos ejecutivos, proteger más a los accionistas e inversores en
sociedades mercantiles que se rijan por el derecho europeo. 20
A partir de mediados de 2008, han sido múltiples las iniciativas aprobadas en todo el
mundo para apoyar a determinados sectores productivos y financieros considerados
particularmente vulnerables a la crisis. En Europa este fenómeno también se ha
evidenciado, afectando muy directamente a la aplicación de la política europea de libre
competencia.
Las bases del mercado común europeo han girado desde los años cincuenta en torno al
control de las prácticas empresariales o estatales que puedan perjudicar a la libre
competencia, pero ante la actual situación de crisis financiera, se temió que los
Estados miembros cayesen en la tentación de actuar de forma individual y entraran en
una carrera de subsidios para apoyar a sus respectivas empresas. La experiencia
pasada demuestra que este tipo de acción individual no es efectiva y que además
perjudica seriamente el funcionamiento del mercado interior. Por ello es fundamental
tanto garantizar unas reglas de juego equitativas para las empresas europeas, como
evitar que los Estados miembros se lancen a carreras de subsidios que no son
sostenibles y que acaban perjudicando a la Comunidad en su conjunto. Un importante
reto actual es evitar intervenciones públicas que vayan en detrimento del objetivo de
conseguir reducir y dirigir mejor la ayuda estatal.
Por otro lado, las normas sobre ayudas estatales se han simplificado y perfeccionado
mediante el Reglamento (CE) núm. 800/2008 de la Comisión, de 6 de agosto de 2008,
por el que se declaran determinadas categorías de ayuda compatibles con el mercado
común en aplicación de los artículos 87 y 88 del Tratado. Se trata de un reglamento
general de exención por categorías, un elemento central de las normas sobre ayudas
estatales, muy relevante como instrumento operativo frente a la crisis, pues simplifica
el procedimiento de aprobación y reorienta las ayudas hacia objetivos prioritarios
comunitarios. Todas las exenciones por categorías existentes hasta ese momento se
han concentrado junto con otras (innovación, medio ambiente, investigación y
desarrollo para grandes empresas y medidas de capital riesgo para las pequeñas y
medianas empresas), en una única norma jurídica que permite —para todos los casos
contemplados en ella— que los Estados miembros concedan ayuda sin notificarlo
previamente a la Comisión.
El acceso a una financiación suficiente y asequible es una condición sine qua non para
la inversión, el crecimiento y la creación de empleo del sector privado. Sin embargo, la
crisis económica está afectando gravemente a la disponibilidad de capital para la
inversión empresarial.25 Es por ello que determinadas acciones comunitarias como las
relativas al capital riesgo ocupan un papel preponderante en la actual lucha contra la
crisis.
Existe otro tipo de fuentes de financiación para la industria y empresas, como son
los inversores institucionales,instituciones financieras, como compañías de seguros,
fondos de pensiones, bancos y sociedades de inversión, que captan ahorros (en
general) de inversores privados y los invierten en los mercados financieros. Sus activos
son considerables y cuentan con experiencia y con gestores profesionales. En
ocasiones, estos inversores invierten a través de la colocación privada de valores, un
método que permite celebrar transacciones exentas de muchas o todas las
obligaciones legales que se aplicarían a las oferta públicas. En general, los regímenes
de colocación privada especifican los criterios que deben cumplir las entidades para
poder realizar transacciones. Es el régimen que se suele aplicar a las inversiones
realizadas por inversores institucionales (que por definición son expertos) en los
fondos gestionados por las sociedades de capital riesgo.
2. Relación del plan de recuperación con las libertades económicas que fundamentan el
mercado interior europeo
El actual proceso de integración europeo se gestó a partir de los años cincuenta como
un proceso eminentemente económico de puesta en común y de intercambios: bienes,
servicios, trabajadores, capitales, etcétera. Según el artículo 3, 1o., c), del Tratado
Constitutivo de la Comunidad Europea (TCE), la construcción de un mercado interior se
sitúa entre las actividades comunitarias, siendo éste "un espacio sin fronteras
interiores en el que la libre circulación de mercancías, personas, prestaciones y capital
quede garantizada". Pero este concepto no se agota con la desaparición de los
obstáculos al tráfico, sino que alcanza a la eliminación de toda barrera relevante del
mercado entre los Estados miembros, y a la necesaria armonización de los
condicionamientos de la competencia, con el fin de asegurar un sistema de
competencia no falseado. Se aspira, pues, a "una eliminación de todos los obstáculos
en el mercado intracomunitario con el objetivo de una fusión de los mercados
nacionales con vistas a un mercado único".29 Para conseguir este objetivo de
integración del mercado se abren vías diferentes30 entre ellas:
Esta variedad de mecanismos da lugar a varios niveles para la aplicación del derecho
de mercado, lo que hace que ésta sea muy compleja. Los diferentes actores, cada uno
con objetivos divergentes, se comportan de manera relativamente autónoma dando
lugar a resultados diferentes en la creación del derecho: los derechos privados
nacionales responden aún a la idea de conseguir un intercambio justo, en el derecho
privado comunitario es prioritaria la seguridad en el funcionamiento del mercado
interior...,32 y la crisis ha venido a complicar más si caben los difíciles equilibrios
precisos para seguir profundizando en el mercado interior europeo. Por ello, resulta
pertinente verificar la relación entre las medidas del plan de recuperación y las
correspondientes a las libertades económicas europeas que se sitúan en la base de ese
mercado.
A. Libre circulación de servicios
• Juegos de azar,49 aunque los juegos de habilidad, las máquinas de juego que no dan
premios o que sólo recompensan en forma de juegos gratis o promocionales cuyo
propósito exclusivo es promover la venta de bienes o servicios, no son objeto de la
exclusión.
• Servicios sociales relativos a la vivienda social, atención a los niños y el apoyo a las
familias y personas temporal o permanentemente necesitadas.54 En cambio, no están
excluidos los servicios de atención a la infancia y los demás servicios específicos (como
los campamentos de verano) a cargo de cuidadores u operadores privados. Del mismo
modo, los servicios sociales relativos al apoyo a familias y personas temporal o
permanentemente necesitadas debido a la insuficiencia de sus ingresos familiares o a
la falta parcial de independencia, así como los prestados a las que corren el riesgo de
marginación, como los servicios de cuidado de personas de edad avanzada o los
prestados a desempleados, se excluyen del ámbito de aplicación de la directiva,
únicamente en la medida en que sean prestados por cualquiera de los prestadores
antes mencionados (es decir, el Estado, los prestadores encargados por éste o las
asociaciones de beneficencia reconocidas como tales por el Estado). Así, por ejemplo,
los servicios domésticos privados no se excluyen de la directiva y han de ser objeto de
las medidas de transposición.
Si fue en este ámbito donde más rápidos avances de integración se consiguieron en los
años sesenta, en la actualidad sigue planteando retos e imperfecciones. Los principales
trabajos comunitarios relativos a los intercambios de mercancías parten de un trabajo
de la Comisión que vio la luz en 2007 como consecuencia de estudios y análisis
previos, y que conforman el llamado "paquete sobre mercancías". 58 En él, esa
institución subrayó que el mercado interior de mercancías ha creado lazos estrechos
entre las economías europeas y ha servido para expandir el comercio entre los Estados
miembros que en la actualidad representa dos tercios del comercio total, por lo que es
importante continuar mejorando en los mecanismos de interrelación, armonización y
sobre todo de simplificación que sigan eliminando barreras a los intercambios. Por ello
realiza una serie de propuestas que se concretan en un nuevo reglamento por el que
se establecerán procedimientos relativos a la aplicación de normas técnicas nacionales
a productos comercializados en otro Estado miembro,59 otro reglamento sobre
acreditación y actividades de vigilancia de mercado y una propuesta de decisión para
alcanzar un marco jurídico común para productos industriales. Se prevé además
redactar una comunicación explicativa sobre procedimientos y matriculación de
vehículos de motor procedentes de otro Estado miembro.60
Ante la crisis actual, el gran reto es restablecer la confianza en los mercados, fortalecer
la resistencia del sector financiero y atenuar el impacto negativo de la crisis sobre la
economía real. A estos efectos y para dotar de más solidez al sistema financiero, el
grupo de alto nivel Larosière realizó en 2009 propuestas sobre la supervisión del
mercado financiero europeo y el reparto de responsabilidades entre los Estados
miembros y la UE,63 y la Comisión adoptó medidas para consolidar el marco legislativo
de la UE, entre las que destacan las modificaciones en los comités de Reguladores
Europeos de Valores,64 del Comité de Reguladores Europeos de Entidades Bancarias 65 o
del Comité sobre Reguladores de Entidades Aseguradoras y de Pensiones; 66 de las
directivas sobre requisitos de capital, de la directiva sobre los regímenes de garantía
de los depósitos, de las normas de contabilidad (Reglamento sobre las NIC), una
propuesta de reglamento sobre las agencias de calificación crediticia, 67 otras
destinadas a mitigar los riesgos de los derivados y los swaps de incumplimiento de
crédito, o a limitar las retribuciones de consejeros y administradores particularmente
en el ámbito financiero.68
La libre circulación de trabajadores se recoge en los artículos 39–32 del Tratado CE.
Puede definirse como el derecho de los trabajadores europeos de acceder a puestos de
trabajo disponibles en toda la Comunidad y poder ser contratados en cualquier Estado
miembro sin que su nacionalidad de otro Estado de la UE ejerza influencia
negativa.69 El Tratado reconoce ciertas excepciones en el artículo 39.3, TCE (orden
público, seguridad y salud pública), excepciones que no pueden ser utilizadas para
justificar un interés económico,70 pero que la jurisprudencia permite aplicar a
cuestiones de interés público.71
Buena parte de los trabajos de la EEE se desarrollan en el marco del Comité de Empleo
que está formado por representantes de los Estados miembros y de la Comisión
Europea y sirve de foro de intercambio de datos, experiencias, así como para la
coordinación de los objetivos en materia de empleo para toda la UE. Cada Estado
miembro presenta un informe anual sobre empleo en el que aporta información
detallada sobre las medidas adoptadas en el año anterior, y un balance por un periodo
plurianual —generalmente de dos años—. El Consejo de la UE emite
recomendaciones73 y la Comisión realiza evaluaciones periódicas de los planes
estatales en relación con las recomendaciones del Consejo.
Hoy en día se dice que la libre circulación del conocimiento constituye una auténtica
"quinta libertad" europea, es decir a un nuevo instrumento básico en el camino hacia la
integración. Para avanzar en esta libertad, incluso en momentos difíciles, el Consejo
puso en funcionamiento en mayo de 2008 el llamado "Proceso de Liubliana",79con el
objetivo de relanzar y consolidar un verdadero espacio europeo de investigación que
fortalezca la educación, la investigación y la innovación, conocidos conjuntamente
como "triángulo del conocimiento". 80
3. Relación del plan de recuperación con otras políticas europeas para la cohesión y la
competitividad
La política europea de cohesión se basa en el artículo 158, TCE, que establece que la
Comunidad Europea se orienta a promover un desarrollo armonioso, y que con tal
propósito desarrollará sus acciones para desarrollar sus acciones conducentes a
reforzar la cohesión económica y social. La solidaridad entre los pueblos y territorios de
la Unión Europea constituye la espina dorsal del edificio comunitario,81 y precisamente
en épocas de crisis, estas políticas adquieren un papel particularmente relevante.
Los artículos 158 a 162 del Tratado constitutivo de las Comunidades Europeas
establecen que la Unión Europea debe promover un desarrollo global armonioso, y
reforzar la cohesión económica y social, reduciendo las diferencias entre los niveles de
desarrollo de las diversas regiones. Dotada con unos recursos financieros de 347,000
millones de euros para el periodo 2007–2013, la política europea regional o de
cohesión apoya la inversión pública en los Estados miembros y las regiones de la UE.
Constituye una pieza fundamental del plan europeo de recuperación económica.
Para el periodo 2007–2013, los instrumentos con los que se han de perseguir estos
objetivos tienen su base jurídica en un conjunto de reglamentos adoptados por el
Consejo y el Parlamento Europeo en julio de 2006, un Reglamento de ejecución
aprobado por la Comisión,88 y unas directrices redactadas por el Consejo:89
Frente a la actual crisis económica, la Comisión revisó, conjuntamente con los Estados
miembros, el contenido de la programación de la política regional para analizar si es
necesario introducir algún cambio en estos programas, y abordar los nuevos retos a los
que se enfrentan las regiones europeas, simplificar y acelerar la ejecución de los
programas. La consecuencia fue que desde octubre de 2008, la Comisión ha propuesto
medidas para acelerar la aplicación de los programas de la política de cohesión
europea para el periodo 2007–2013, para apoyar los esfuerzos de recuperación. Estas
medidas se basan en recomendaciones a los Estados miembros, y en disposiciones
específicas, encaminadas a acelerar la inversión95 y simplificar la aplicación de los
programas de la política europea de cohesión. Además, también desde 2008, ha
puesto en marcha medidas para ayudar a los Estados miembros a acelerar el
desarrollo de grandes proyectos (aquellos cuyo coste total supera los 50 millones de
euros, o los 25 millones en el caso de proyectos medioambientales): incrementar en
un 25% los recursos disponibles para el programa Jaspers (Joint Assistance in
Supporting Projects in European Regions, o Ayuda conjunta en apoyo de proyectos en
regiones europeas), que contribuye a que los Estados miembros preparen y ejecuten
grandes proyectos a partir de 2009; y ayudar a los Estados miembros y a las regiones
a aprovechar al máximo la iniciativa Jeremie para las pyme (Joint European Resources
for Micro to Medium Enterprises, Recursos europeos conjuntos para las microempresas
y las pyme), incluyendo instrumentos de garantías, deuda y capital en acciones, y
mejorando el entorno empresarial para los microcréditos. Por otra parte, la nueva
iniciativa Jasmine (JointAction to Support Microfinance Institutions in Europe, Acción
común en apoyo de las instituciones de microfinanciación en Europa) canaliza,
diferentes formas de asistencia técnica y financiera a las entidades no bancarias que
conceden microcréditos, con el fin de mejorar la disponibilidad de este tipo de créditos
para las empresas de la UE.
B. Política energética
Esta actual tendencia se abre en 2005, cuando la Comisión redactó un Libro Verde 97 y
después un Plan de Acción Europeo para la Eficiencia Energética, 98 que fue renovado en
2007 y en 2009. La primera Revisión Estratégica desembocó en el acuerdo alcanzado
en el Consejo Europeo de marzo de 2007 sobre los objetivos políticos europeos en esta
materia. El resto de las revisiones se basan en datos preocupantes como que "Los
precios de la energía en la Unión Europea han aumentado una media del 15% en el
último año (2008).... 'que' se importa un 54% de la energía de Europa, lo que
representa un coste de 700 euros por cada ciudadano de la UE";99 o que se hace cada
vez más evidente que la seguridad energética exige que la UE preste mayor atención a
este asunto en sus relaciones internacionales y establezca asociaciones sólidas y
fiables con los países proveedores de energía, países de tránsito y los principales
consumidores.
Es importante señalar que buena parte de las medidas europeas a favor de la energía
tienen un fuerte componente medioambiental. El Consejo Europeo de Bruselas de
diciembre de 2008, en relación con medidas contra la crisis, aprobó el incremento por
parte del Banco Europeo de Inversiones de 30 mil millones de euros entre 2009 y
2010, en particular destinados a las pequeñas y medianas empresas, para la energía
renovable y para el transporte limpio104 en beneficio del sector del automóvil, así como
la creación del Fondo Europeo 2020 para la energía, el cambio climático y las
infraestructuras ("Fondo Marguerite") en sociedad con los inversores institucionales
nacionales. Algunas de estas medidas están además expresamente contempladas en
las nuevas directrices sobre ayudas estatales en materia de medio ambiente. 105 El
propio plan europeo de recuperación de la Comisión Europea incluye entre sus
objetivos el energético–medioambiental:
Acelerar la transición hacia una economía con bajo nivel de emisiones de carbono. De
esta forma, Europa estará en buenas condiciones para aplicar su estrategia de lucha
contra el cambio climático y fomento de la seguridad energética: una estrategia que
fomentará el uso de nuevas tecnologías, creará nuevos empleos "verdes" y abrirá
nuevas oportunidades en los mercados mundiales que se encuentran en rápida
expansión, mantendrá a raya el coste de la energía para los ciudadanos y las
empresas, y reducirá la dependencia de Europa del suministro energético del exterior.
Con todo, son muchas las voces que señalan que la estrategia de Lisboa en su
conjunto no ha conseguido el éxito que se propuso originalmente. Entre estos críticos
destaca el ex presidente del gobierno español Felipe González, quien lidera el Grupo de
Trabajo sobre el Futuro de Europa; en declaraciones públicas realizadas el 25 de marzo
de 2009, señaló que dicha estrategia había fracasado y que ahora correspondía
reactivar un pacto social acorde con los retos el siglo XXI.
¿Por qué se produjo la crisis?
La crisis de la deuda europea se desencadenó por una serie de acontecimientos en el sector bancario de Estados Unidos.
Cuando la ralentización de la economía de los Estados Unidos impidió a gran número de propietarios americanos
reembolsar sus hipotecas, bancos de todo el mundo que tenían inversiones relacionadas con esas hipotecas empezaron a
perder dinero.
Lehman Brothers, el cuarto banco de inversiones más importante de ese país, se hundió bajo el peso de sus inversiones
desacertadas, alarmando a otros bancos e inversores con los que había hecho operaciones comerciales.
El temor de que pudieran quebrar más bancos hizo que inversores y banqueros llevaran al extremo las precauciones. Los
bancos dejaron de prestarse dinero entre sí, poniendo en graves dificultades a los que dependían de los préstamos.
Los bancos europeos que habían hecho grandes inversiones en el mercado hipotecario estadounidense sufrieron un duro
golpe. Para evitar la quiebra de algunos bancos, los gobiernos de muchos países acudieron en su ayuda: Alemania,
Francia, Reino Unido, Irlanda, Dinamarca, Países Bajos y Bélgica. Pero el coste del rescate resultó ser muy elevado. En
Irlanda, casi provocó la quiebra del gobierno hasta que intervinieron otros países de la UE con ayuda financiera.
En 2009, cuando Europa entró en recesión, el problema, que al principio afectaba a los bancos, empezó a extenderse a los
gobiernos, pues los mercados temían que algunos países no lograran rescatar a los bancos en dificultades.
Los inversores empezaron a observar más detenidamente las finanzas estatales. Grecia fue objeto de especial atención ya
que su economía se encontraba en muy malas condiciones y los gobiernos sucesivos habían acumulado deudas
equivalentes a casi el doble del volumen de la economía.
La amenaza de quiebra de los bancos significaba que la salud de las finanzas públicas era más importante que nunca.
Los gobiernos, que se habían acostumbrado a pedir prestadas grandes cantidades cada año para financiar sus presupuestos
y que de ese modo habían acumulado deudas enormes, se encontraron de repente con un mercado menos dispuesto a
conceder préstamos.
Lo que empezó como una crisis bancaria se convirtió en una crisis de la deuda soberana.
¿Por qué se extendió la crisis?
En varios países, los gobiernos se vieron atrapados por los problemas del sector bancario cuando los bancos en
dificultades empezaron a pedirles ayuda. El elevado coste de los rescates a los bancos hizo que los mercados financieros
se preguntaran si los gobiernos podían realmente permitirse apoyar al sector bancario. Cuando la recesión empezó a
sentirse en Europa, el estudio de la situación de las finanzas públicas reveló que desde hacía algunos años varios
gobiernos de la zona del euro se habían endeudado considerablemente para financiar sus presupuestos. Se disponía de
dinero fácil porque los inversores hacían la vista gorda a las señales de alarma sobre la salud de la economía y no
prestaban la atención suficiente a los riesgos que suponía dar préstamos cada vez mayores.
Una de las razones por la que los gobiernos dependían de la deuda era que sus economías llevaban perdiendo
competitividad desde hacía mucho tiempo porque no habían conseguido seguir el ritmo de las reformas económicas en
otros países.
Los gobiernos de algunos países habían permitido el desarrollo de burbujas inmobiliarias y otros desequilibrios
económicos dañinos. Por último, habían hecho caso omiso de las normas de funcionamiento del euro y no habían hecho
mucho para coordinar sus políticas económicas después de acordar compartir una moneda común con una política
monetaria única.
En un número cada vez mayor de países se formó un círculo vicioso: la inestabilidad financiera ahogaba el crecimiento
económico, que a su vez hacía descender los ingresos fiscales y aumentar la deuda pública. El aumento de la deuda
incrementaba el coste de los préstamos a los gobiernos, alimentando así la inestabilidad financiera. Todo esto suscitó
dudas sobre si la estructura institucional de la Unión Económica y Monetaria era adecuada en tiempos de crisis.
La crisis puso de relieve diversas deficiencias del sistema de gobernanza económica de la UE.
Excesivo énfasis en los déficits: la vigilancia de las finanzas públicas de los países se había
centrado en los déficits presupuestarios anuales, y no suficientemente en el nivel de la deuda
pública. Sin embargo, una serie de países que habían respetado las normas de la UE y
registraban bajos déficits anuales o incluso superávits experimentaron dificultades financieras
durante la crisis financiera mundial debido a sus elevados niveles de deuda. Por ello, se hizo
necesario hacer un seguimiento más riguroso de este indicador.
Insuficiente vigilancia de la competitividad y los desequilibrios macroeconómicos: en la
labor de vigilancia de las economías de la UE no se prestó suficiente atención a una evolución
insostenible de la competitividad y del aumento del crédito, que acarrearon la acumulación de
deuda del sector privado, la fragilidad de las entidades financieras y una inflación del mercado
de la vivienda.
Deficiente control de la observancia: el control de la observancia no fue suficientemente
riguroso en lo que atañe a los países de la zona del euro que incumplían las normas. Se
necesitaba un mecanismo sancionador más estricto y creíble.
Lenta capacidad de decisión: con demasiada frecuencia, la debilidad institucional llevó a
postponer la adopción de decisiones difíciles con respecto a una preocupante evolución
macroeconómica. De este modo, tampoco se prestó suficiente atención a la situación económica
desde la óptica de la zona del euro en su conjunto.
Financiación de emergencia: cuando estalló la crisis, no existía ningún mecanismo de ayuda
financiera a los países de la zona del euro que se hallaron repentinamente en dificultades
financieras. La ayuda financiera era necesaria no solo para hacer frente a los problemas de
países concretos, sino también como «escudo protector» para evitar que los problemas se
contagiaran a otros países en riesgo.
Como consecuencia, Grecia y, posteriormente, Irlanda, Portugal, España y Chipre dejaron de poder obtener préstamos en
los mercados financieros a tipos de interés razonables. Al solicitarse la intervención de la UE, se crearon un mecanismo de
resolución de crisis y mecanismos de protección, esto es, grandes fondos contingentes a los que puedan recurrir en caso de
emergencia los países que atraviesen dificultades financieras.
Para evitar el colapso total del sistema bancario, los gobiernos europeos rescataron a sus bancos. La ayuda de emergencia
alcanzó una cifra sin precedentes: 1,6 billones de euros. Esta cantidad equivale al 13 % del PIB anual de la UE y fue
asignada entre 2008 y 2011. Además, la UE lanzó un programa coyuntural a nivel europeo para asegurar puestos de
trabajo y la protección social, y para apoyar las inversiones en la economía. De esta forma se evitaron los pánicos
bancarios y se protegieron los ahorros europeos. En general, el euro mantuvo su valor y protegió a los países de la Zona
Euro de las peores consecuencias. Ofreció a las empresas de la UE un terreno de juegoentorno estable para las
inversiones y el comercio internacional. Pero todo tiene un precio, sobre todo si la mayoría del dinero es prestado.
La crisis económica y financiera ha demostrado que el sistema bancario de la UE es vulnerable. Los problemas de un
banco pueden propagarse rápidamente a otros y afectar a depósitos e inversiones y a todos los aspectos de la economía.
Frente a esa situación, la UE y sus Estados miembros han tomado medidas para fortalecer la supervisión del sector
financiero Una de las reformas consistió en la creación de tres autoridades europeas de supervisión para coordinar el
trabajo de los reguladores nacionales y garantizar que las normas de la UE se aplican de manera coherente
Autoridad Bancaria Europea (ABE): se ocupa de la supervisión bancaria, incluida la supervisión
de la recapitalización de los bancos.
Autoridad Europea de Valores y Mercados (AEVM): se ocupa de la supervisión de los mercados
de capitales y lleva a cabo una supervisión directa respecto de las agencias de calificación
crediticia y los registros de operaciones.
Autoridad Europea de Seguros y Pensiones de Jubilación (AESPJ): se ocupa de la supervisión de
los seguros.
En segundo lugar, se ha intensificado la supervisión financiera europea para que los bancos estén capitalizados, actúen
con responsabilidad y puedan prestar dinero a empresas y privados. Esto facilita una unión bancaria que protegerá los
ahorros y evitará que los contribuyentes paguen por los errores de los bancos.
La Unión Bancaria, complemento natural de la Unión Económica y Monetaria, corrige las insuficiencias puestas de
manifiesto por la crisis. En breve, los bancos de todos los países que utilizan el euro tendrán un supervisor común: el
Banco Central Europeo. Además, las decisiones sobre la manera de gestionar un banco en dificultades se adoptarán de
forma centralizada, con arreglo a un conjunto de normas comunes pensadas para reducir al mínimo el coste para el
contribuyente. Los depositantes de toda Europa también estarán mejor protegidos. Con estas medidas y otra treintena más,
la UE se esfuerza por conseguir un sector financiero más eficaz, basado en entidades más fuertes y resistentes y sometido
a una regulación y supervisión más sólida.
En su calidad de autoridad monetaria independiente de la zona del euro, el Banco Central Europeo (BCE) ha
desempeñado un papel importante para contener la crisis con políticas innovadoras. Su decisión de préstamo ilimitado a
los bancos, a bajos tipos de interés y durante un máximo de tres años, garantizando la cobertura de sus necesidades a corto
plazo, contribuyó a calmar los mercados. Cuando la disfunción de los mercados financieros los llevó a exigir
rentabilidades excesivas en sus préstamos a los Estados, el BCE concibió su programa de operación monetaria de
compraventa (OMC). Por él accedía a comprar bonos de los países en dificultades, garantizando así unos tipos razonables,
a condición de que estos también se comprometieran con el Mecanismo Europeo de Estabilidad (fondo de ayuda de la
zona del euro) en la aplicación de un programa de reformas económicas. Aunque ningún Estado ha llegado a solicitar la
activación del programa OMC, el mero hecho de su existencia ha contribuido a apaciguar los mercados financieros.
Desde finales de 2009 y comienzos de 2010, algunos países de la eurozona empezaron a tener problemas para financiar su
deuda. La incertidumbre reinante en los mercados hizo que las operaciones normales de empréstito de los gobiernos
nacionales adquirieran un coste muy elevado y resultaran, en última instancia, insostenibles.
En ese momento, los países de la UE reaccionaron rápidamente, aplicando los denominados «cortafuegos», es decir,
medidas que generaran confianza para ayudar a financiar la deuda de los países que estaban teniendo problemas pasajeros
para pedir dinero prestado en los mercados financieros.
Respuesta inmediata
Los mecanismos de financiación para países de la zona del euro con graves problemas financieros se establecieron con
una celeridad considerable. Cuando Grecia dejó de tener acceso a una financiación asequible en los mercados, la UE
acudió rápidamente en su ayuda, creando un fondo de préstamos bilaterales de los Gobiernos europeos con la Comisión
Europea. A continuación, se crearon dos fondos temporales: el Mecanismo Europeo de Estabilización Financiera (MEEF)
y el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), con una capacidad total de préstamo de 500.000 millones de euros.
La creación de estos instrumentos es testimonio de la voluntad de solidaridad por parte de los Estados miembros de la
zona del euro y la UE.
Como estos dos mecanismos de apoyo financiero se habían concebido como medidas de carácter temporal, en otoño de
2012 los países de la eurozona crearon un nuevo mecanismo permanente: el Mecanismo Europeo de
Estabilidad (MEDE), piedra angular del sistema de cortafuegos europeo y parte integral de la estrategia global de la UE
para
garantizar la estabilidad financiera en la eurozona. Su capacidad de préstamo se ha fijado actualmente en 500 000
millones de euros. Podrán disponer de la ayuda financiera condicionada los países que hayan ratificado el tratado sobre
estabilidad, coordinación y gobernanza. De esta manera el MEDE complementa la vigilancia reforzada al ofrecer la
posibilidad de proporcionar ayuda financiera condicionada a los países de la eurozona cuando la necesiten. Estos
mecanismos «cortafuegos» no solo han resuelto las dificultades inmediatas experimentadas por algunos países para saldar
las deudas contraídas, sino que también han generado confianza en los mercados financieros y han contribuido a
garantizar la estabilidad financiera de la eurozona en su conjunto.
La ayuda de la UE también se extiende a los Estados no pertenecientes a la zona del euro que se enfrentan a graves
dificultades o problemas para obtener financiación internacional. Los Estados que recurren a los 50.000 millones de euros
del fondo de asistencia para la balanza de pagos de la UE también deben comprometerse a realizar reformas para superar
sus problemas económicos.
Desde finales de 2009 y comienzos de 2010, algunos países de la eurozona empezaron a tener problemas para financiar su
deuda. La incertidumbre reinante en los mercados hizo que las operaciones normales de empréstito de los gobiernos
nacionales adquirieran un coste muy elevado y resultaran, en última instancia, insostenibles.
En ese momento, los países de la UE reaccionaron rápidamente, aplicando los denominados «cortafuegos», es decir,
medidas que generaran confianza para ayudar a financiar la deuda de los países que estaban teniendo problemas pasajeros
para pedir dinero prestado en los mercados financieros.
Los países europeos han unido sus fuerzas para crear el mayor fondo de asistencia financiera del mundo. La Comisión
Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo colaboran para ayudar a los gobiernos que lo
necesitan a elaborar programas de ayuda para estabilizar las economías frágiles y hacer frente a los problemas económicos
más arraigados.
Para más información
Grecia
Cuando los inversores internacionales dejaron de prestar al gobierno griego el dinero del que dependía, los ministros de
finanzas de la zona del euro y el Fondo Monetario Internacional (FMI) aunaron sus esfuerzos. El 2 de mayo de 2010, se
destinaron 110.000 millones de euros para apoyar al gobierno griego a realizar las reformas necesarias para sanear la
economía. La Comisión desembolsó ese importe, del cual 80.000 euros procedían de socios de la zona del euro, en varios
pagos entre mayo de 2010 y junio de 2013, a medida que Grecia aplicaba satisfactoriamente las reformas prometidas.
El 14 de marzo de 2012, los ministros de finanzas de la zona del euro y el FMI aprobaron un segundo tramo de asistencia
económica para Grecia de 164.500 millones de euros. Esta vez los demás países de la zona del euro contribuyeron con
144.700 millones de euros mediante un fondo de rescate creado en agosto de 2010, el Fondo Europeo de Estabilidad
Financiera. Se llegó también a un acuerdo con inversores financieros para reducir en al menos 200.000 millones de euros
la abrumadora deuda griega.
La entrega de los fondos se dividió en tramos para ser abonados entre marzo de 2012 y diciembre de 2014, al tiempo que
se realizaban las reformas esenciales para la recuperación de la economía griega.
En noviembre de 2012 los ministros de finanzas de la zona del euro y el FMI acordaron ayudar más a Grecia mediante la
reducción del coste de sus préstamos y la concesión de más tiempo para reembolsarlos.
Irlanda
Entre diciembre de 2010 y diciembre de 2013, los fondos de rescate europeos, el Fondo Monetario Internacional, el Reino
Unido, Suecia y Dinamarca prestaron a Irlanda 85.000 millones de euros para sanear sus finanzas nacionales y reparar su
economía tras el hundimiento de los principales bancos del país.
Las profundas reformas emprendidas por Irlanda para restaurar sus finanzas y fortalecer su economía dieron sus frutos. En
enero de 2014, Irlanda se convirtió en el primer país de la zona del euro en aplicar con éxito un programa de asistencia
macroeconómica. Ya no depende de la ayuda financiera internacional y se espera que su economía crezca un 4,6 % en
2014, con un superávit por cuenta corriente del 5,5 %.
Portugal
Cuando los inversores financieros empezaron a pedir intereses cada vez más elevados por conceder préstamos a los
gobiernos, Portugal se vio incapaz de pagarlos. El 17 de mayo de 2011, los ministros europeos de finanzas y el Fondo
Monetario Internacional acordaron prestar a Portugal 78.000 millones de euros para financiar su déficit presupuestario,
reducir la deuda pública, reparar el sector bancario y financiar reformas para impulsar el crecimiento económico y la
creación de empleo. Portugal ya ha recibido más de 71.000 millones de euros y a mediados de 2014 habrá recibido el
resto. A pesar de la difícil situación, las reformas han mejorado significativamente las finanzas y la economía de Portugal.
El año pasado el gobierno consiguió un superávit presupuestario y la economía debería volver a crecer este año.
España
Después del estallido de la burbuja inmobiliaria, el sector bancario español se encontró con préstamos por valor de miles
de millones de euros que los deudores no podían ya reembolsar. Los países de la zona del euro recurrieron a los fondos de
asistencia financiera, al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera y al Mecanismo Europeo de Estabilidad para ayudar a la
recuperación del sector bancario, poniendo a disposición de España hasta 100.000 millones de euros. Los préstamos se
abonaron entre julio de 2012 y diciembre de 2013. La ayuda europea y el asesoramiento del Fondo Monetario
Internacional permitieron a España financiar a los bancos solventes para que empezaran a dar préstamos otra vez y cerrar
en condiciones seguras aquellos que no tenían futuro.
Chipre
Tras ser golpeado por la grave recesión de Grecia y por un accidente en una importante central eléctrica, además de estar
debilitado por un sector bancario sobredimensionado, Chipre pidió ayuda a sus socios de la zona del euro. El 24 de abril
de 2012, los gobiernos de la zona del euro y el Fondo Monetario Internacional acordaron prestar a Chipre 10.000 millones
de euros para reestructurar el sector bancario, restaurar las finanzas públicas e invertir en una economía más equilibrada y
sana. Los fondos, de los que 9.000 millones de euros proceden del fondo de rescate del Mecanismo Europeo de
Estabilidad de la zona del euro, se están abonando en tramos, paralelamente a la aplicación de las reformas, hasta 2016.
Tradicional
Graduado en Economia por la Universidad de Pinar del Rio, Cuba. Master in Public Affairs de la Universidad de Texas,
Austin, EE.UU. Analista de Políticas Publicas para el CADTM en Bruselas. Asesor del Ministerio de Relaciones Exteriores
del Ecuador en Inversión Extranjera Directa.
La crisis internacional impacta en América latina por su rol de proveedora de materias primas para el resto
del mundo. Para superar la situación, es necesario proteger la demanda agregada interna y mantener así las
altas tasas de crecimiento económico.
El presente texto está basado en el Documento de Discusión Nº 2 del Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer
Mundo, noviembre de 2011.
Un mundo en recesión
A lo largo de las tres últimas décadas, se ha venido operando una gran transformación de las economías
tanto de países del centro como de la periferia. Esta tuvo lugar como respuesta a la caída de la tasa de
ganancia en las principales economías del mundo entre los años ’60 y principios de los ’80. Así, desde los
años ’80 se ha venido dando una caída sostenida de la participación de los salarios en el ingreso a nivel
global, producto directo de la implementación de políticas económicas neoliberales, la cual permitió la
recuperación y crecimiento de la citada tasa de ganancia.
En el caso de las economías de Estados Unidos y Europa, en un entorno caracterizado por la caída en los
ingresos de los trabajadores, el crecimiento económico fue sostenido gracias al rápido incremento del crédito
a hogares y corporaciones.
La crisis del 2008 puso de relieve los límites de dicho sistema de crecimiento basado en el crédito, toda vez
que la capacidad de los hogares de acumular deudas tiene un límite.
En los países del centro, el mayor crecimiento de la deuda de los hogares tuvo lugar en el sector de crédito
inmobiliario, especialmente en Estados Unidos, el Reino Unido y España. En dichos países el rápido
incremento del crédito indujo a una fuerte alza en los precios de la vivienda, lo que les permitió a los hogares
refinanciar de forma regular sus hipotecas para así financiar el consumo. Sin embargo, una vez que
empezaron a caer los precios de las viviendas entre los años 2006 y 2008, los hogares en este grupo de
países se vieron incapaces de continuar con lo que básicamente representaba un esquema de financiamiento
que requería adquirir nuevas deudas para cubrir compromisos financieros pasados.
La recesión que tuvo lugar en el 2008 fue entonces consecuencia directa de la caída del gasto de hogares y
corporaciones producto de la implosión de la burbuja de crédito al sector privado. En este sentido es muy
importante resaltar que la actual crisis económica poco o nada tiene que ver con el crecimiento de la deuda
pública previo al 2008. De hecho es todo lo contrario. Una vez que golpea la crisis, y cae el gasto privado, el
incremento del déficit fiscal y con ello de la deuda pública, a través de la caída de impuestos e incremento de
las transferencias, actúa como mecanismo para reducir el impacto negativo de la reducción del gasto privado
en las economías. Así, la caída en la actividad económica permite explicar más del 70 por ciento del
incremento de la deuda pública en los países del centro. La deuda pública entonces no es el origen de los
problemas económicos por los cuales atraviesan los países del centro, como se escucha de forma insistente
en los medios de comunicación, sino la consecuencia directa de la implosión del modelo de crecimiento
económico basado en la represión salarial y el crecimiento en el crédito al sector privado.
Esto deja a China, país especialmente importante teniendo en cuenta las esperanzas que se cifran en su
rápido crecimiento económico y desarrollo de su mercado interno, como mecanismo compensatorio en
términos de demanda agregada global. Sin embargo es poco probable que China pueda ejercer en el corto
plazo este rol de motor principal del crecimiento económico a nivel mundial, ya que no fue ajena al modelo de
represión salarial que ha imperado a nivel global a lo largo de las últimas tres décadas. En el caso especifico
del país asiático, la participación de los salarios en el ingreso se redujo en un 15 por ciento del PIB entre 1980
y 2005. La consecuencia directa de esta situación fue una caída en un volumen similar del consumo de los
hogares y un incremento de la dependencia del crecimiento económico de las exportaciones e inversiones, las
cuales incrementaron en forma significativa su peso en el PIB.
En un escenario de recesión prolongada en los países del centro, principales fuentes de demanda final a
nivel global, China no cuenta con un mecanismo para incrementar el consumo final de su producción. El
desarrollo de su mercado interno pasa necesariamente por un significativo incremento de la participación de
los salarios en el ingreso, el cual permita el crecimiento sostenido del consumo.
El exceso de capacidad productiva combinada con la caída de demanda por exportaciones de China tendrá
un impacto sumamente negativo sobre el nivel de crecimiento económico, llevándolo a tasas cercanas al 3 por
ciento en los próximos años. Este efecto se verá magnificado por el rápido crecimiento de los créditos,
apoyado en el alza de los precios de las viviendas, pero sin el correspondiente crecimiento de los ingresos y
por ende capacidad de pago de los hogares. Es importante resaltar que este tipo de rebalanceo, el cual
ocurrirá muy probablemente a través de una dramática reducción de los niveles de inversión observados en
China, tendrá un impacto significativo sobre la demanda y los precios de materias primas.
Este rápido panorama global deja en claro que el colapso del modelo de crecimiento económico basado en la
represión salarial y el incremento del crédito que ha sido implementado a escala global desde los años ’80
está cambiando de manera profunda las relaciones económicas internacionales y las perspectivas de futuro
crecimiento. Se vislumbra al menos una década de recesión económica global, toda vez que los principales
centros de consumo global como Estados Unidos, Japón y China experimentarán una sensible reducción de
sus niveles de crecimiento. Inclusive para el caso de Europa, una profunda depresión. Dado este sombrío
contexto la pregunta que es necesario hacerse es: ¿cuáles son los efectos de la transformación económica
que está ocurriendo a escala global en América latina?
En forma paralela a la dinámica de represión salarial que tuvo lugar a lo largo de las últimas décadas, los
procesos de reducción de barreras arancelarias y expansión de corporaciones han causado una
transformación significativa de la estructura del comercio internacional. Mientras a principios de los años ’80 el
70 por ciento del comercio global se concentraba en los países del G7, para el año 2008, los países
desarrollados y Asia representaron el 85% de las exportaciones a nivel mundial, con una participación del
30% de los países asiáticos.
En este esquema, América latina representa el último vagón del tren del comercio global y por ende el último
en sentir los efectos de la desaceleración, al ejercer el rol de proveedor de materias primas para el resto del
mundo con una participación total en dicho comercio equivalente al 4,4% en el 2008.
Durante la última década tuvo lugar un proceso de reprimarización de las exportaciones con un incremento
en la participación de materias primas en las exportaciones regionales creciendo en cerca de 15 puntos. El
elemento clave que permite explicar dicho incremento viene dado por la favorable evolución de los precios de
las materias primas a lo largo de los últimos años.
Por su parte el crecimiento de los volúmenes de exportaciones tuvo como destino principal los países
asiáticos, y especialmente China, toda vez que las exportaciones hacia esta región pasaron de representar un
5% del total en el 2000, a cerca del 20% en 2010. Es importante señalar que en forma paralela a este proceso
de reprimarización y crecimiento de las exportaciones con destino a Asia, y a pesar de los esfuerzos para
fortalecer la integración regional, el comercio regional ha mostrado poca dinámica manteniendo una
participación estable del 20 por ciento.
A su vez, los altos precios de las materias primas son producto, no de un cambio estructural en la demanda
por este tipo de bienes y por ende un fenómeno de largo plazo, sino en gran medida debido a la especulación
en los mercados de futuros de dichos bienes.
Desde un punto de vista estadístico, la desviación de los precios de las materias primas respecto de su
evolución histórica no tiene precedentes: los precios de 13 productos básicos durante el último ciclo muestran
más de tres desviaciones estándar respecto de la media histórica. La probabilidad de que un solo evento de
estos tenga lugar es menos de una en cien mil años. En forma conjunta, es imposible.
En el contexto actual, dos factores pueden precipitar la caída de los precios de las materias primas. El
primero de ellos es el recrudecimiento de la crisis financiera por la cual atraviesa Europa, que amenaza a las
principales entidades financieras del viejo continente a través de su exposición tanto a créditos a la periferia
europea como a activos tóxicos comprados a lo largo de la última década. De este modo el efecto significativo
de la especulación financiera en los precios implica que en momentos en los cuales se incrementa la
volatilidad en los mercados los precios de las materias primas tienden a caer debido a que los agentes
financieros deben liquidar sus posiciones.
Entonces el escenario que se vislumbra desde el punto de vista comercial es uno de fuerte caída de precios,
donde los volúmenes exportados de productos agrícolas seguirán creciendo, mientras la demanda por
metales, y en menor medida energía, reducirán en forma significativa su ritmo de crecimiento. Es decir que el
impacto de la crisis vía comercial tendría a los países de la región a puertas de volver a caer en el conocido
ciclo de deterioro de los términos de intercambio, donde mayores volúmenes exportados implican menor
capacidad adquisitiva en términos de bienes industriales debido a la caída de los precios de las materias
primas.
Tal situación pone de relieve el serio desacierto en términos de política económica que se ha cometido en
varios países de la región como Colombia, Perú, la Argentina y varios otros, donde la estrategia de desarrollo
se fundamenta en la extracción de recursos naturales. De esta forma, las políticas de subsidios, reducción de
impuestos y otras medidas tales como la creación de incentivos para la atracción de inversión extranjera
directa en el sector extractivo que están siendo implementadas, tendrán un impacto negativo sobre la
capacidad de responder a este escenario, toda vez que limitan la capacidad de reorientar la política
económica para hacer frente a la crisis.
En un entorno caracterizado por un lento crecimiento de los ingresos salariales y altos niveles de
informalidad, el crecimiento del consumo en América latina ha estado asociado al impacto que ha tenido el
incremento de los flujos de capital externos sobre el crédito al sector privado.
Es importante anotar que el crecimiento en los flujos de capital también vino acompañado de una
transformación en su estructura. Mientras que en el período previo a la crisis los flujos de inversión extranjera
directa (IED) representaban el 76% del total, a partir del 2009 su participación cae a un 46%. Al mismo tiempo
se produce una mayor concentración de la IED en el sector de materias primas. Los cambios en la
composición del financiamiento externo son significativos ya que ponen de relieve dos elementos. En primer
lugar muestran que los altos precios de las materias primas no sólo afectan los ingresos vía exportaciones,
sino que también tienen una influencia notable sobre los flujos de IED que entran a la región. Ello implica que
una caída en los precios de materias primas también tendría el potencial de reducir en forma importante la
IED. En segundo lugar, el crecimiento de la participación de los flujos de cartera indica que el financiamiento
externo regional ha cambiado hacia una estructura más frágil dada la alta volatilidad de los mismos.
El impacto del incremento de los flujos de capital hacia los países de América latina, en un entorno
caracterizado por bajas tasas de interés a nivel global, se ha dejado sentir a su vez con fuerza sobre la
evolución de los tipos de cambio. En forma paralela a este proceso de apreciación de las monedas, varios
bancos centrales han incrementado progresivamente las tasas de interés en un intento de controlar las
presiones inflacionarias producto del alza de los precios internacionales de las materias primas. La
combinación de ambos factores sólo ha acrecentado el atractivo de la región a flujos especulativos de corto
plazo que buscan aprovechar los diferenciales de tasa de interés e incremento en la valuación de activos
financieros vía apreciación.
De esta forma el ciclo de capitales global ha inducido al crecimiento del crédito privado en América latina. Los
mayores niveles de liquidez asociados a la entrada de capitales han inducido a los bancos a incrementar en
forma significativa el crédito al sector privado a las tasas más altas a nivel global, financiando así la expansión
del consumo interno.
Como es de esperar, la creciente disponibilidad de crédito está teniendo efectos apreciables sobre los
precios de los activos en las economías en la región. En el caso de los precios de la vivienda se tiene que a
nivel regional durante el periodo 2008-2010 han incrementado a un ritmo anual del 15%. Dicha tasa de
crecimiento es la más alta comparada con los mercados emergentes de Asia y Europa del Este (IMF 2011).
No es sorprendente encontrar que en aquellos países donde ha crecido más rápido el crédito se registra
también el crecimiento más rápido en los precios de la vivienda.
El colapso reciente de los mercados inmobiliarios en Estados Unidos, el Reino Unido y España muestra la
fragilidad y peligros que implica una rápida alza de los precios de la propiedad cuando esta se da en un
contexto de ampliación del crédito, como ocurre actualmente en la región.
Sin embargo, los efectos no se circunscriben tan sólo a la vivienda. Se puede observar cómo, tras el impacto
de la crisis, la capitalización bursátil en la región también ha seguido creciendo a un ritmo vertiginoso. Con la
excepción de México y la Argentina, la capitalización de las bolsas de valores medida en dólares se ha
duplicado durante los dos últimos años en el resto de los países. Como en el caso de los flujos de capital, es
interesante observar los cambios en la composición de la capitalización bursátil. Casi todo su crecimiento se
concentró en la valuación de corporaciones financieras y de materias primas. La participación de ambos
sectores pasó de un 18% a un 59% del total de la capitalización bursátil en la región. En cierta forma este es
uno de los indicadores más claros de la creciente dependencia del crecimiento económico de la región
respecto del crédito para el sector privado y las materias primas.
Es claro entonces que varias economías de la región presentan todos los elementos que caracterizan este
esquema de financiamiento: alta dependencia de exportaciones de materias primas junto a IED dirigida en
forma creciente a dicho sector; fuerte apreciación de las monedas aunada a rápido incremento de precios de
activos financieros; crecimiento del financiamiento externo en corto plazo vía dólares a través de flujos de
cartera. De la misma forma que estos elementos se han combinado para impulsar el crecimiento de la región
a lo largo del último periodo, haciendo parecer que los riesgos han disminuido, en la siguiente etapa del ciclo
económico se combinarán para causar un rápido deterioro de la situación económica y financiera.
Los eventos que pueden activar esta trampa inherente a la actual estructura de financiamiento regional ya
fueron señalados anteriormente: un deterioro de la crisis financiera en Europa o una desaceleración
significativa del crecimiento en China.
Cualquiera de estos escenarios se manifestaría a través de la caída de los precios de las materias primas. El
deterioro en los términos de intercambio causaría un incremento de las necesidades de financiamiento
externo, debido al incremento del déficit de cuenta corriente, justo en el momento en el cual dicho
financiamiento se haría más costoso y escaso. Como se ha mostrado, los flujos de capital que han entrado a
la región tanto en el caso de la IED como los flujos de cartera están directamente vinculados al sector de
materias primas, por lo que una caída en los precios de estas disminuiría también el financiamiento externo
disponible a la región.
En un escenario de este tipo, el manejo que se le ha dado a la deuda pública en los países de la región
durante los últimos años tiene la capacidad de reducir el impacto negativo de la estructura de financiamiento
anteriormente descrita. En la medida en que la composición de la deuda pública se ha transformado en forma
significativa, donde la participación de porción interna se ha incrementado hasta alcanzar alrededor del 75%
del total, esto permitiría actuar al financiamiento público de forma contracíclica.
Dicha situación se ve agravada por el hecho de que la especialización productiva basada en el sector
extractivo y el sector financiero también tiene efectos negativos sobre la estructura del mercado laboral, toda
vez que ambos sectores tienen poca capacidad de generación de empleo y propician el incremento de la
desigualdad debido a que presentan ingresos por encima del promedio laboral. De esta forma el modelo
económico no está propiciando las mejoras en el empleo e ingreso vía salarios que permitieran crear las
condiciones para una reducción de los niveles de endeudamiento del sector privado en el mediano plazo.
Los países de la región se enfrentan entonces a un escenario sumamente complicado. Factores que han
propiciado el crecimiento de la región a lo largo de la última década, en la forma de términos favorables de
intercambio y rápida expansión del crédito al sector privado, desaparecerán sin que exista un elemento que
permita remplazarlos.
De esta forma queda claro que, en su conjunto, se ha desaprovechado una oportunidad histórica para reducir
la dependencia al financiamiento externo y el fortalecimiento de la capacidad industrial doméstica. En esta
siguiente etapa de la economía global,caracterizada por una fuerte caída de la demanda agregada final, la
capacidad de proteger la demanda agregada interna será clave a la hora de determinar qué países estarán en
capacidad de mantener tasas altas de crecimiento económico.
Debido al carácter extremadamente complicado de los escenarios a los cuales hace frente la región se hace
necesario y apremiante tomar medidas que busquen reducir el impacto de la crisis sobre los países de
América latina y el Caribe. Una lista básica de tales medidas debería incluir:
* Implementación de regulación al crédito otorgado al sector privado por entidades financieras, con miras a
controlar el rápido crecimiento de las deudas de hogares y corporaciones.
* Coordinar la creación de un sistema de control de capitales a nivel regional que permita reducir la entrada de
capitales especulativos a la región, con el objetivo de reducir el impacto negativo de tales flujos sobre el valor
de las monedas y el crédito local. Este sistema podría venir acompañado de la creación de un impuesto
regional a las transacciones financieras, que sirva a su vez para financiar las actividades del Banco del Sur.
* Acelerar la implementación del Banco del Sur con el objetivo de financiar programas regionales para el
fortalecimiento de la capacidad productiva regional, para así reducir la dependencia de las exportaciones de
materias primas que sufre actualmente la región. El fortalecimiento de la integración regional permitiría
asimismo crear las economías de escala requeridas para el desarrollo de un sector manufacturero en los
diferentes países de América latina.
* Organización de comités de auditoría de la deuda a nivel regional que permitan la supervisión y vigilancia del
manejo de los mecanismos de endeudamiento público. El objetivo de la auditoría es implementar un
mecanismo para controlar en forma preventiva la socialización de las pérdidas del sector financiero asociadas
en un escenario de pánico financiero regional e internacional.
http://www.portafolio.co/especiales/crisis-en-europa