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Resumen

El documento está dirigido tanto a creyentes como a no creyentes, entocnes esto hace una pregunta
¿por qué incluir un capítulo referido exclusivamente a convicciones creyentes?

A partir de eso el capítulo se divide en 7 apartados

I. La luz que ofrece la fe


Básica indica que ninguna ciencia ni sabiduría debe ser dejada de lado para construir una ecología
que nos permita sanar todo lo que hemos destruido. Forma parte de la fe cristiana, alabar a Dios y
cuidar la naturaleza.

II. La sabiduría de los relatos bíblicos


Refiriéndose al libro del Génesis, dice que cada ser humano es creado por amor, hecho a imagen y
semejanza de Dios y que ello nos muestra la inmensa dignidad de cada persona humana. Que no
solamente es algo sino alguien.

A su vez indica que la existencia humana se basa en 3 relaciones fundamentales:


1. Con Dios
2. Con el prójimo
3. Con la tierra
Y la ruptura de cualquiera de esas relaciones es lo que conocemos como pecado.

También nos recuerda que nosotros los humanos no somos Dios, no podemos tratar a la creación
como si nos perteneciera. La iglesia católica nos enseña que no podemos dispones de las criaturas a
voluntad porque tienen un valor a si mismas y no están subordinadas al bien del ser humano.
Además no solo hay que cuidar la relación con la naturaleza sino también entre humanos.

Básicamente teniendo a Dios como referencia de padre creador, el ser humano deja de pensar que es
el único dueño del mundo.

III. El misterio del Universo


Aqui habla que la tradición judío-cristiana desmitificó la naturaleza. Dejo de atribuirle un carácter
divino.

Cuando reconozcamos el valor y la fragilidad de la naturaleza, podremos terminar con el mito


moderno del progreso material sin límites.

La fe nos permite interpretar el sentido y la belleza misteriosa de lo que ocurre en el universo.

A partir de los relatos bíblicos consideramos al ser humano como sujeto y no como objeto. Pero eso
si, tampoco el resto de los seres vivos son objetos que debamos dominar.

La visión del mas fuerte ha propiciado: desigualdades, injusticias, y violencia para la mayoría de la
humanidad. Porque los recursos del primero que llega o del que tiene más poder, pero las enseñas
de Jesús son el extremo opuesto de este pensamiento.

IV. El mensaje de cada criatura en la armonía de todo lo creado


En resumen dice que Dios escribió un libro precioso cuyas letras son la multitud de criaturas
presentes en el universo. El ser humano aprende a reconocerse a sí mismo en la relación con las
demás criaturas, que existen en dependencia unas de otras para complementarse y servirse
mutuamente.

El descubrimiento de la presencia de Dios en la naturaleza estimula en nosotros el desarrollo en la


virtudes ecológicas.

V. Una comunión universal


Dios nos ha unida tan estrechamente al mundo que nos rodea que la desertificación del suelo es
como una enfermedad para casa uno.

También nos habla sobre la coherencia de las actitudes humanas. La defensa de los animales o la
naturaleza no puede ignorar las desigualdades entre nosotros. Nosotros seguimos admitiendo, en la
práctica, que unos, se sienten más humanos que otros, como si hubieran nacido con mayores
derechos.

Se requiere una preocupación por el ambiente unida al amor sincero hacia los seres humanos y a un
constate compromiso ante los problemas de la sociedad. Por eso se dice que “como tratemos a la
naturaleza se reflejara en cómo tratemos a otros seres humanos”.

VI. Destino común de los bienes


Todo planteamiento ecológico debe incorporar una perspectiva social que tengan en cuenta los
derechos fundamentales de los más abandonados

También nos explica algunos aspectos de la doctrina social de la iglesia relacionados con la
propiedad privada. Es decir que el rico y el pobre tiene la misma dignidad, pero quien se apropia de
algo es solo para administrarlo para el bien de los demás.

VII. La mirada de Jesús


Aquí se engloba todo lo anteriormente visto. Jesús le recordaba a sus discípulos como cada criatura
era importante ante los ojos de Dios, cómo las plantas, las aves, etc.

Jesus vivía en armonía con la creación y no apartado de ella, santificó el trabajo y le otorgó un
peculiar valor para nuestra maduración.

Y para temrinar también nos recuerda que después de la resurrección Jesús impregna con su luz a
toda la creación. De ahí viene el título del capítulo “ el evangelio de la creación”

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