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Universidad Pontificia Comillas

1 Educación Primaria + Infantil

Educación Inclusiva

Paula Rodríguez Hernández

16/11/2021

EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO


G. ECHEITA
En primer lugar, me gustaría decir que el libro ha superado mis expectativas, ya que por el
título imaginaba una historia que simplemente tratase uno de los muchos temas que la
educación inclusiva abarca. Sin embargo, al leerlo he podido descubrir un gran libro que me
ha enseñado a ver esta educación de una mejor forma y a entender que, aunque es muy difícil
lograrla, a lo mejor yo misma soy capaz de ello.
Prácticamente todo lo que he leído me resuena gracias al contenido y las actividades que
realizamos en la clase de inclusiva, pero lo que más ha refrescado mí memoria han sido las
menciones al modelo de Ainscow y, gracias a los ejemplos que se describen en el vídeo, he
podido ver aún más claro de qué se trata.
Una de las cosas que este libro me ha enseñado es que, a pesar de que se llame “educación
inclusiva”, no es suficiente que esta se dé simplemente en el contexto de las escuelas, sino
que debe extenderse fuera de estas. Junto a esto, también he podido darme cuenta y, a su vez,
aprender sobre todas esas barreras que existen y limitan a esas personas que el autor
denomina con (di≠) Capacidad, principalmente, pero que afectan también a todos esos niños
considerados “normales”. Dentro de estas lo que ha llamado la atención es el hecho de que no
se trata de factores personales (los déficits, la salud, etc.), sino del contexto en el que se
encuentran como la cultura o la escuela.
Además de lo ya mencionado, “El sueño de una noche de verano” ha conseguido hacerme
reflexionar a lo largo de casi toda la lectura, puesto que mi idea sobre lograr una educación
inclusiva como debería ser era la de una utopía imposible. Sin embargo, gracias a todos los
ejemplos, propuestas, a la descripción de los problemas que hay presentes, entre otros, ahora
mi visión es completamente distinta y veo posible conseguir alcanzar el ideal de dejar a un
lado la exclusión por completo, aunque, por supuesto, esto no sea una tarea simple para
nadie.
Otra de las cosas que debo agradecer al hecho de haber leído el libro es la gran cantidad de
métodos que presenta, las posibles soluciones a los problemas. A pesar de que el libro está
plagado de estrategias distintas, sin duda alguna, cuando ejerza como profesora, seguiré el
ejemplo de esos docentes que describe el último capítulo: docentes que crean oportunidades,
que intentan conectar con sus alumnos, que son conscientes de que todo puede tener una
influencia, que escuchan la voz del alumnado, que empatizan y brindan confianza, entre
muchas otras cosas.
Quería destacar los dos capítulos finales, que han logrado captar mi atención. El capítulo 6,
que habla sobre denunciar la exclusión, ha conseguido conmoverme no solo con la
descripción de lo que la exclusión provoca, sino también con la frase “denunciemos la
exclusión con fuerza sabiendo que la inclusión es posible”. Dentro del último capítulo, está
una de las frases más bonitas y que se ha convertido en una de mis favoritas: “quién sabe si
alguno consigue ver, con mayor rotundidad y extensión, uno de estos días, lo que ahora unos
cuantos solo estamos soñando”.
Sin duda y bajo mi punto de vista, esta lectura es una de las que más va a acompañarme a mí
y a todos los que hayan tenido el gusto de leerla por mucho tiempo o incluso para toda la
vida. Transmite uno de los mensajes más importantes (por no decir el que más) que la
educación necesita. Espero convertirme en esa docente que Echeita describe.

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