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EDUCACION-· · ACTUAL
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y a todas las horas.
Pero esto son casos extremos. Entre las dos situaciones aludi
das, la del estímulo que desaparece de nuestra consciencia y la
del que queda enterizo como una unidad que en todo momento
puede llamar nuestra atención o puede ser evocada, existe un mun
do intermedio de estímulos que n i desaparecen del todo n i quedan
individualizados, sino que se unen entre sí para constiuir como
un haz de experiencias que configura en nosotros una determi
nada disposición en cierto modo permanente. Estos grupos de es
tímulos generalmente proceden de una comunidad en la cual
vivimos durante un cierto tiempo, y que influye en nosotros, con
figurando, como antes decía, un peculiar modo de ser. Tal es el
caso, por ejemplo, de los influjos que se reciben en una familia.
Quizá no nos acordamos de las palabras particulares que los pa
dres dicen ; de las palabras, a veces insultos, que los hermanos
se dicen entre sí. Tal vez no nos acordemos tampoco de las distin
tas situaciones económicas concretas, por las que los azares de la
vida quizá, bacen pasar a la familia, pero en conjunto tenemos
consciencia de que , en la familia, hemos vivido contentos o desdi
chados, de que hemos estado en una situación de estabilidad emo
tiva o de inestabilidad ; de que allí hemos aprendido que lo más
importante de la vida, es tal cosa o tal otra, es la honradez o es
el · dinero. Es decir : no tenemos conocimiento de la existencia de
un estímulo aislado, pero sí tenemos consciencia de que hay un
haz de estimulaciones contínuas, que han dejado poso en nuestra
existfmcia.
· ¿ Quién no recuerda, tal vez, el grupo de camaradas, con el
cual convivió a lo largo de un período de estudio s ?
Grupo de amigos d e los que tal vez no s e acuerde y a en de
talle, pero de los que permanece como el regusto y el recuerdo de
que en ese pequeño grupo, libre de las coacciones-y conste que
aquí no empleo esta palabra en sentido peyorativo-familiares
o escolares, se empezó a vivir la independencia personal. Y se
empieza también a saber apreciar la camaradería y la amistad, y
aún . .quizás la enemistad. Y a saber enfrentarnos con las dificul
tades, sin tener detrás una persona adulta en la cual apoyarnos.
He aquí otra cpaidocenosis » : el grupo de camaradas.
Después, el ambiente profesional. ¿ Por qué es tan frecuente
oír :. <dos obreros piensan ash, « los curas hablan de lo de más
allb �· <dos militares han adoptado tal actitud » ? ¿ Por qué tiene sen
tido que se digan estas palabra s ? ¿ E s porque hay un obrero que
VÍCTOR GARCÍA Hoz : Caracteres de la. educaci6n actual 253
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ayuda personal al sujeto para que sea capaz de resolver los pro
blemas que su vida, la vida de él y no la de otros, le puede plantear.
La orientación, de algún modo, es acción docente. Cuando orien
tamos a alguien, le decimos algo, le enseñamos algo.
Ahora bien, la enseñanza en la cual consiste la orientación di
fiere de la enseñanza sistemática j ustamente en que no es una
enseñanza cientifica.
Dice nuestro viejo Aristóteles que « de lo particular no hay
ciencia >, y en la orientación se trata de estimular un conocimiento
muy concreto y muy particular : el conocimiento de sí mismo.
Si se intenta preparar a alguien para que sea capaz de reaccio
nar lo más adecuadamente frente a una situación, se ha de em
pezar por hacerle consciente de sus propias posibilidades y de
sus propias limitaciones. He aquí un objeto de enseñanza que
está muy olvidado, hemos de reconocerlo tristemente, en n uestras
instituciones escolares. « Conocerse a sí mismo.> Porque al es
colar se le suele enseñar Aritmética, Algebra o Topologia, se
gún el nivel docente en que se encuentra. Pero . . . ¿ quién le en
seña a conocerse a sí mismo ?
Hay, por supuesto, en la orientación, otro obj eto de conoci
miento : el mundo en torno del sujeto, el mundo circundante, que
es igualmente un contenido particular, porque el mundo circun
dante de un niño de Córdoba no es el mundo circundante de un
niño d e Bilbao, ni mucho menos el mundo circundante de un niño
finlandés.
Y j ustamente hacia estos dos objetos de conocimiento, el propio
escolar y el mundo que le rodea, se proyecta la acción orientadora.
La acción orientadora es fundamentalmente educativa., y de
hecho se encuentra orientación en todo maestro y en toda escuela
dignos de este nombre. Porque siempre se encuentra la ocasión de
gastar o de emplear unos - minutos en hablar �on un mucha'cho
acerca de sus p reocupaciones, de sus ambiciones, de sus alegrías ,
de sus tristezas, de sus interrogantes. Y eso es orientar.
Enseñanza y orientación llenan asi el contenido de la escuela,
el cometido de una institución escolar. Pero no como partes in
dependientes, sino como partes que mutuamente se apoyan.
La orientación, he dicho antes, es una cierta clase de enseñan
za. Y, reciprocamente, el proceso mismo de aprendizaje se revalo
riza, se hace más eficaz, cuando hay una ayuda personal orienta
dora del sujeto.
En virtud de esta concepción duncionab de la educación, la
educación de nuestro tiempo, además de introducir al hombre en
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