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Universidad Yacambú

Vicerrectorado Académico
Facultad de Humanidades
2022-1

ENSAYO

Asignatura: Psicología de la Niñez y la Adolescencia


Sección ED01D0V
Carrera: Psicología
Facilitador: Prof. Elba Orozco
Participante: Marinela Figueroa Rodríguez
HPS-211-00290I
La identidad personal es un proceso que vive todo ser humano de forma
ineludible y que se suscita desde la niñez hasta finales de la vida. La mayoría de
las investigaciones se han enfocado en estudiar el proceso sobre cómo se
desarrolla la identidad durante la adolescencia dejando de lado la etapa de la
niñez donde verdaderamente se inicia un proceso de reconocimiento individual
que continúa hasta la adolescencia donde empieza a consolidarse y en el que
intervienen elementos socio culturales aportados por las vivencias de cada
individuo. Diversos autores postularon teorías relacionadas con el desarrollo social
como parte del proceso de alcance de la identidad entre las que cabe mencionar
las teorías conductistas que consideraban el desarrollo social como un proceso
rígido que se controlaba a través de refuerzos; la teoría innatista que postulaba
que el desarrollo social era algo innato con lo que se nace y así otras que fueron
perdiendo vigencia, en la actualidad predomina otra teoría. Erikson es un
investigador que ha generado aportes significativos en este sentido a través de su
teoría psicosocial quien, a partir de los estudios de Freud sobre el Yo, añadió el
papel de la sociedad en el desarrollo de la personalidad de los individuos.
Bordignon (2005) señala al respecto lo siguiente:

Erikson reinterpretó las fases psicosexuales elaboradas por Freud y


enfatizó, según Engler los aspectos sociales de cada una de ellas en
cuatro aspectos principales: a) incrementó el entendimiento del ‘yo’
como una fuerza intensa, vital y positiva, como una capacidad
organizadora del individuo…b) explicitó profundamente las etapas de
desarrollo psicosexual de Freud, integrando la dimensión social y el
desarrollo psicosocial; c) extendió el concepto de desarrollo de la
personalidad para el ciclo completo de la vida, de la infancia a la vejez;
d) exploró el impacto de la cultura, de la sociedad y de la historia en el
desarrollo de la personalidad. (p.51)

Eric Erikson fue más allá de lo propuesto por Freud quien limitó su concepto
del yo a aspectos meramente psicológicos, incluyendo aspectos de orden
sociocultural que creyó participan en la formación de la identidad y de la
personalidad. La teoría del desarrollo psicosocial de Erikson intenta explicar lo que
ocurre con la personalidad del ser humano a través de toda su vida, reconociendo
y valorando cómo influyen los aspectos sociales y culturales sobre el yo. Esto lo
hace gracias a unas etapas y al concepto de crisis que incorporó, para él cada
etapa del desarrollo gira en torno a una crisis en la personalidad que desencadena
un conflicto de mayor complejidad que si se supera el individuo desarrolla una
virtud.
Las ocho etapas o crisis de la teoría psicosocial de Erikson que intentan
explicar el proceso de desarrollo de la personalidad son: 1.- Confianza básica
versus desconfianza básica, que va desde el nacimiento hasta los 18 meses,
etapa en la que los bebitos desarrollan el sentido de qué tan confiables son las
personas, en ella se desarrolla la confianza y la desconfianza y la virtud que se
desarrolla es la esperanza; 2.- Autonomía versus vergüenza y duda, que va de los
18 meses de edad a los 3 años, en esta etapa el niño alcanza un equilibrio entre la
duda y la pena, y desarrolla la virtud del deseo, los niños necesitan aprender lo
que pueden y lo que no pueden hacer, empiezan a desarrollar cierto nivel de
autonomía; 3.- Iniciativa versus culpabilidad, que va desde los 3 años hasta los 6
años, en esta etapa el niño siempre está intentando hacer cosas nuevas y le da
poca importancia al fracaso y la virtud que desarrolla es el propósito.
Ya en esta etapa de la vida del individuo, que es parte de la niñez, se
empieza a evidenciar según la teoría de Erikson, algunos rasgos de personalidad
e identidad, donde el niño empieza a manifestar claramente deseos, intentan sin
descanso alcanzar su propósito, empieza a ganar confianza en sí mismo,
comienzan a manejar sus propias escogencias y decisiones por sencillas que
parezcan.
Continuando con las etapas de la Teoría Psicosocial de Erikson se tiene que:
4.- Destreza versus inferioridad que va desde los 6 años hasta la pubertad, donde
se aprenden destrezas culturales o enfrentar sentimientos de inferioridad, la virtud
que se desarrolla es la habilidad. En esta etapa o crisis el niño debería aprender a
hacer tareas con resultados, aprender habilidades necesarias para vivir lo que les
hace sentirse útiles; 5.- Identidad versus confusión, que va desde la pubertad
hasta la adultez temprana, en esta etapa el adolescente debe determinar su propio
sentido del yo y la virtud a desarrollar es la fidelidad, ya en esta etapa las
habilidades que desarrolla el individuo no son solo para vivir sino que se adquieren
otras que permiten que se adapte a las exigencias de la sociedad, se busca el
reconocimiento social, se empieza a definir ya un concepto sólido de identidad
basado en valores, ideologías con las que empieza a identificarse, siente la
necesidad de sentirse amado, de pertenecer a un grupo de amigos, tener
compañeros con quien compartir, le comienza a dar mayor valor a su apariencia;
todos estos aspectos que forman parte de la personalidad y sobre todo forman
parte de su identidad considerando aspectos culturales, sociales, religiosos,
ideológicos y más.
La superación satisfactoria de cada una de estas crisis de forma efectiva y el
alcance de las diferentes virtudes van moldeando al individuo de tal forma que les
permita tener calidad de vida al poder dar respuesta a las demandas individuales y
sociales, satisfaciendo sus necesidades y aportando a la sociedad. Las crisis van
apareciendo según el nivel de maduración del individuo en un momento
determinado, no están ligadas a edades específicas, estas son sólo referenciales.
Si el individuo responde a las exigencias de cada crisis, avanzará a la siguiente; si
no responde satisfactoriamente, el individuo continuará en ella y mientras más
dure en responder a las exigencias de esa etapa más posibilidades de interferir
con el desarrollo saludable del yo hay.
Estas etapas o crisis no terminan en la adolescencia, continúan hasta el final
de la vida y Erikson las describe así: 6.- Intimidad versus aislamiento, que ocurre
en la adultez temprana, en ella el individuo comienza a vivir lo que es el
compromiso con otras personas experimentando muchas veces el fracaso
llevándolo al aislamiento, la virtud que se desarrolla es el amor; 7.- Productividad
versus estancamiento, ocurre en la edad intermedia y en ella el individuo
comienza a interesar por guiar a la siguiente generación, a servirles de guía, la
virtud a desarrollar es el cuidado; 8.- Integridad versus vejez, que ocurre en la
vejez y en ella el individuo acepta su propia vida, lo que ha alcanzado durante el
transcurso de ella, entiende a la muerte como parte la vida y puede vivir a su vez
episodios de desesperanza, la virtud es la sabiduría.
El caso es que, es la adolescencia el período de la vida en la que más
importancia cobra el desarrollo de las etapas de la teoría psicosocial de Erikson en
la consolidación satisfactoria del proceso de identidad personal que se inicia en la
niñez, y que le permitirá tener y promover calidad de vida dentro de los diferentes
contextos en los que se desenvuelva. Para ello, la familia juega un papel
protagónico al propiciar los diferentes escenarios donde el individuo experimentará
experiencias de orden social, cultural, religiosas, entre otras que complementan el
yo psicológico definido por Freud. Así lo expresan Bellido y Villegas (1992) en su
afirmación

La familia es el ámbito en que se inicia el proceso de socialización que


va a condicionar de forma radical las conductas y los comportamientos
del menor. En ella, va a ser testigo de situaciones de crisis y cambio, de
conflictos de diversa naturaleza, así como también de modos de
afrontarlos y resolverlos. Esta experiencia, conjuntamente con el trato
de que sea objeto y el mayor o menor grado de protección y seguridad
que viva van a configurar su autocomprensión como persona y su forma
de interrelacionarse con otros en la época adulta. (p.124)

Es decir que la familia es para el adolescente el medio idóneo para su


socialización e integración en la comunidad, sin restar importancia a la escuela,
los grupos de pares, los medios de comunicación. Si ese adolescente se forma en
una familia que socializa poco, escasamente integrada a la sociedad, a su
contexto cultural, es posible que este crezca como una persona desadaptada
siendo propenso a repetir estas conductas y comportamientos socialmente
rechazados. Esta situación dificultaría la integración satisfactoria del individuo
como ciudadano en contextos educativos y comunitarios, y como consecuencias
en su vida personal estaría la poca calidad de vida que disfrutaría al no alcanzar
autonomía, independencia, no poder garantizar el cuido de su salud inclusive al no
contar con una identidad propia que le permita identificarse y reconocerse a sí
mismo. Esto guarda estrecha relación con los estilos parentales de crianza
Y es que la importancia de una identidad consolidada se hace evidente en
diferentes contextos, lo que hace afirmar que la identidad tiene un carácter
multidisciplinar al intervenir aspectos cognitivos, emocionales propios de cada
individuo y que guardan relación en fenómenos como las relaciones de poder que
pueda ejercer un individuo, la cohesión social que puede alcanzar, el cómo le
afecta el reconocimiento social, cuan capaz es de seguir patrones y tendencias
sociales. En los escenarios educativos como espacios sociales, los estudiantes
bien sean niños o adolescentes deben tener la oportunidad de incorporarse de
forma satisfactoria, donde su identidad y personalidad sean respetadas, que así
mismo esas particularidades sean aprovechadas en beneficio de su proceso de
enseñanza y aprendizaje, que les sean garantizadas sus libertades y derechos
ciudadanos sin menoscabo precisamente de su identidad personal y social siendo
esto parte de la calidad de vida de una persona y que a través del ejemplo
contribuye a ser ejemplo para otros.
Este respeto de la identidad en los espacios educativos contribuye a la
consolidación de la personalidad del individuo y de igual forma favorece una
integración comunitaria satisfactoria del mismo al lograr alcanzar las herramientas
que le permitan la toma de decisiones positivas en cuanto a opciones de estudio,
de trabajo, elección de amistades, escogencia de pareja sentimental y/o sexual
pudiendo superar si esta relación se termina en determinado momento. Esto
gracias al alcance de las virtudes logradas en el transcurrir por cada una de las
etapas o crisis propuestas por Erikson. Intervienen en este proceso una mezcla
del temperamento, de la capacidad para manejar su vulnerabilidad y de los
diferentes talentos desarrollados, haciendo que ese adolescente o joven se
encuentre a sí mismo gracias a contar con una identidad consolidada.
De igual forma ese joven o adolescente, es consciente de su cuerpo, de la
necesidad de cuidado, de protección, estando preparado para asumir con
responsabilidad el cuido del mismo garantizando siempre velar por un óptimo
estado de salud que le permita tener calidad de vida personal y colectiva al servir
de ejemplo y guía para las otras personas con las que convive en los diferentes
contextos de su vida. Es importante señalar que tal como se explicó anteriormente
con respecto a los momentos en los que se supera cada crisis, que no todos los
adolescentes, adultos temprano logran alcanzar la consolidación de su identidad
personal en esa etapa. Pérez (2006) explica al respecto lo siguiente:

La edad adolescente no siempre culmina en la adquisición de la


identidad personal y de la independencia social. Circunstancias
externas, como el aplazamiento cada vez más dilatado del acceso a la
posición de adulto en forma de un puesto estable de trabajo, y
circunstancias personales en la historia de la propia identidad
(moratoria, de difusión de identidad) pueden alargar considerablemente,
mucho más allá de los años de maduración fisiológica, la ambivalente
situación de independencia/dependencia que caracteriza a la
adolescencia psicosocial. (p.25)

Y es que se asume que, en la adolescencia, adultez temprana el individuo ya


posee un proyecto de vida amplio que perfila lo que será su vida futura en el que
ha considerado sus intereses, valores éticos, capacidades, pero no siempre es
así, y son esos casos de adultos cronológicamente hablando, que son eternos
adolescentes atascados en la vivencia de alguna de las etapas o crisis y que no
logran superar afectando su calidad de vida y muchas veces las de las personas
con las que cohabita. De allí la importancia del papel de la familia, ejerciendo
patrones de crianza democráticos que se desplace entre el ser padres exigentes y
sensibles que contribuyan a que ese adolescente se sienta amado y respetado
como todo ser humano, estar claro sobre quién es y la valoración que tienen los
adultos significativos de él. Es así como el adolescente podrá tener un proceso
exitoso de identificación, de reconocer sus características individuales, así como
sus diferencias con el resto, siendo capaz de utilizar todo esto para adaptarse y
dar respuestas satisfactorias a las demandas de la sociedad sin que esto
represente una violación a sus principios, valores, deseos y necesidades.
Es importante acotar que, en este proceso de consolidación de la identidad
en los adolescentes, ellos están en una constante búsqueda y es normal que se
presenten diferencias entre los padres y los hijos, diferencias que deben servir
para enriquecer ese proceso y no para favorecer conflictos inertes que dificulten el
entendimiento entre las partes. De esta forma se está labrando un camino idóneo
para que este adolescente llegue a la etapa adulta siendo capaz de integrarse a
los diferentes escenarios (educativos, comunitarios, laborales, entre otros) de
forma satisfactoria, siendo capaz de aportar para sí mismo y para la sociedad,
habiendo vivido cada una de las etapas superando las crisis respectivas y
acumulando virtudes para la vida.
REFERENCIAS CONSULTADAS

Bellido, A y Villegas, E. (1992). Influencia de la familia en el desarrollo de


pautas inadecuadas de conducta. Alternativas. Cuadernos de Trabajo
Social, [S.l.], n. 1, p. 123-133, dic. 1992. ISSN 1989-9971. Disponible:
https://alternativasts.ua.es/article/view/1992-n1-influencia-de-la-familia-en-el-
desarrollo-de-pautas-inadecuadas-de-conducta

Bordignon, N. (2005). El desarrollo psicosocial de Eric Erikson. El diagrama


epigenético del adulto. Revista Lasallista de Investigación, vol. 2, núm. 2,
julio-diciembre, 2005, pp. 50-63. Disponible:
https://www.redalyc.org/pdf/695/69520210.pdf

Pérez, M. (2006). Identidad y Relaciones Sociales. Antología de Lecturas.


Disponible:
http://www.biblioteca.cij.gob.mx/Archivos/Materiales_de_consulta/Drogas_de_
Abuso/Articulos/Libros_Adolecencia.pdf

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