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TEMA 3. Novecentismo o Generación del 14.

Características de la novela y el ensayo

3.1. El Novecentismo o Generación del 14: definición y características

Introducción

Varios acontecimientos políticos protagonizan las primeras décadas del siglo


XX. En Europa, la Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa; en España, el
final de la Restauración, la dictadura de Primo de Rivera y el advenimiento de la
Segunda República.
Se vive un periodo de efervescencia cultural y artística que se manifiesta en
los movimientos de renovación llamados vanguardias: una nueva forma de
entender el arte basada en una ruptura, la originalidad y la deshumanización.

3.1.1. Definición

El Novecentismo es un movimiento cultural y artístico extendido por España


en el primer tercio del siglo XX que se asocia genéricamente a las vanguardias. El
grupo de autores que se vinculan a esta tendencia alcanza su máximo esplendor a
partir del año 1914, de ahí el término Generación del 14, que también se les
aplica. El ensayo de Ortega y Gasset Meditaciones del Quijote (1914) está
considerado uno de los manifiestos de la generación, junto con La
deshumanización del arte.
El término Novecentismo fue acuñado en catalán por Eugenio D'Ors
(“Noucentisme”) como un juego de palabras ya que “nou” en catalán es tanto
“nuevo” como “nueve”, con lo que quiso denominar el primer movimiento cultural
específico del siglo XX (novecientos) al estilo del quattrocento italiano, basado en
una total novedad.

Se trata de autores nacidos en los años 80 del s. XIX, que buscan reafirmar lo
propio del nuevo siglo rechazando lo característico del anterior: Romanticismo,
Realismo e incluso el Modernismo.

Los componentes de esta generación defienden el papel político que debe


desempeñar la élite intelectual. Para ello, creen que la creación artística debe
desdramatizar su reflexión. Esto lo consiguen mediante una elegante prosa y el
recurso del humor, que elimina el pesimismo noventayochista.
En La deshumanización del arte (1925), de Ortega y Gasset, la creación estética
se plantea desde una postura intelectual y práctica que debe alejarse del
sentimiento. Esta defensa del hecho artístico como un fin en sí supone una
profundización en la idea de “el arte por el arte”.
Por último, 1914 es también el inicio de la I Guerra Mundial, considerada por
los historiadores el acontecimiento que liquida el siglo XIX.

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3.1.2. Características

- Gusto por un arte racional, riguroso y analítico. Desprecian todo lo que


recuerde los excesos románticos, incluidas las nostalgias noventayochistas o
el escapismo modernista.

- Defienden el arte puro, que Ortega llamará “deshumanizado”, desprovisto


de sentimentalismo, válido por sí mismo. Un arte que será además
minoritario, dirigido a una élite que lo comprende y disfruta, lejos del arte
para el gran público.

- Los novecentistas poseen un estilo cuidado, elegante, que aspira a “la obra
bien hecha” mediante un lenguaje riguroso, sin dejar por ello de ser
brillante. Se habla de un “lenguaje pulcro”. En este sentido vuelven la
mirada a veces hacia los clásicos griegos y romanos.

- El arte ha de ser imaginativo y debe romper con las visiones apegadas a la


realidad (rechazo del realismo). Es importante el papel del humor.

- Renovación de los géneros con nuevas técnicas: en la novela pierde


importancia el argumento y tiende a la digresión o al lirismo; la poesía
pretende ser creación absoluta, sin referencias a la realidad. Todo ello
contribuye a crear una literatura eltista,“para minorías”, con intención
vanguardista.

- Se aborda el tema de España con un interés desprovisto de patriotismo o


exaltación. Es el suyo un talante europeísta. Así, frente al ruralismo de la
generación de 1898 (que buscaba en el paisaje y el paisanaje, especialmente
el de Castilla, la esencia de lo español), la atención se vuelve hacia la ciudad
y los valores urbanos.

- Otros rasgos destacables de la concepción novecentista de la literatura son


pulcritud, equilibrio y «deshumanización» (Ortega), búsqueda de la
autonomía de la obra artística. A los escritores les interesa el orden y la
perfección (para ellos ésa es la belleza). El artista ha de huir de lo vulgar, de
lo fácil y ha de romper con las formas tradicionales.

- El género más abundante y cultivado es el ensayo, vehículo de sus ideas,


que se extiende a los otros géneros. La novela se hace más ensayística que
en el 98 (ejemplo: Belarmino y Apolonio, de Ramón Pérez de Ayala).

La nómina de esta generación es muy extensa. Todos son de una sólida


formación intelectual ampliada a veces en universidades extranjeras, muchos de
ellos son profesores de universidad. El líder generacional es el filósofo José Ortega
y Gasset; en novela destacan Pérez de Ayala y Gabriel Miró; en poesía Juan
Ramón Jiménez; en medicina Santiago Ramón y Cajal y Gregorio Marañón, en
política destaca Manuel Azaña. También hubo historiadores como Salvador de
Madariaga y Américo Castro, filólogos como Menéndez Pidal, y pintores como
Ignacio Zuloaga.

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3.2. La novela y el ensayo novecentistas. Características y autores más
representativos

Introducción

El Novecentismo o G. del 14 es un movimiento cultural que surge en


España a principios del siglo XX con el afán de hacer tabla rasa con el siglo
anterior. Se trata de un grupo de intelectuales de sólida formación
universitaria y espíritu europeísta, abiertos a las nuevas corrientes
artísticas, cuyas ideas abonan el terreno para la entrada del vanguardismo.
Defienden el hecho artístico como un fin en sí, tesis central del ensayo La
deshumanización del arte (Ortega y Gasset, 1914) considerado el pistoletazo
de salida de la generación. Llevaron a cabo una nueva forma de narrar, pero
sobre todo una gran labor ensayística.

3.2.1. La novela

Los novelistas del 14 tienen en común el deseo de renovar el género


aportando diferentes estrategias narrativas, ya que, según Ortega, era “un género
condenado a morir”.

Las novelas de Gabriel Miró (1876-1930), Nuestro padre San Daniel y El obispo
leproso transcurren en Oleza (trasunto literario de Orihuela). Son una muestra de
novela lírica que enlaza con Azorín. La trama cede terreno a una elaborada
descripción de ambientes y a un exquisito tratamiento de la psicología de los
personajes. El estilo de Miró destaca por su capacidad para captar sensaciones,
Dámaso Alonso lo llamó “poeta en prosa”.

Cabe mencionar en este punto a Ramón Gómez de la Serna (1888-1963),


prolífico autor que introdujo el espíritu vanguardista en nuestro país. Con obras
como El caballero del hongo gris y Automoribundia aporta a la novela una visión
sumamente personal e inclasificable.

Lo característico de Wenceslao Fernández Flórez (1885-1964) es el humor


irónico y la fantasía en novelas como Volvoreta y El bosque animado.

Ramón Pérez de Ayala está considerado el novelista más importante de la


generación. Se caracteriza por intercalar en el hilo narrativo largas digresiones, a
modo de expresiones ensayísticas que unas veces dispersan y otras detienen la
acción.

Nacido en Oviedo, estudió Derecho y fue discípulo de Leopoldo Alas 'Clarín'.


Realizó estudios en Inglaterra, Alemania e Italia. Durante la I Guerra Mundial fue
corresponsal en Buenos Aires. Estuvo vinculado con Ortega y Gasset y con
Gregorio Marañón. Al estallar la Guerra Civil se exilió a Argentina, regresó en 1954
y falleció en 1962.

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En su obra se distinguen dos etapas:

A. En la primera, el protagonista de varias novelas, Alberto Díaz de Guzmán,


aparece como un pesimista; es el alter ego del autor. Estas novelas,
agrupadas en una tetralogía, son: Tinieblas en las cumbres. La pata de la
raposa, A. M. D. G. y Troteras y danzaderas, esta última es una descripción
de la vida bohemia de Madrid. En ellas ya encontramos experimentos
narrativos, como la alternancia de puntos de vista.

B. Con Belarmino y Apolonio (1921) empieza su segunda etapa, donde


abandona el realismo en favor del simbolismo caricaturesco y la novela se
acerca al ensayo. Pertenecen también a esta etapa Luna de miel, luna de
hiel (1923) y su segunda parte, Los trabajos de Urbano y Simona (1923)1.
Tigre Juan (1926) es considerada su mejor novela y coloca a Pérez de Ayala
en la cima de la narrativa psicológica en castellano.

El estilo renovador de Ramón Pérez de Ayala se caracteriza por la ironía y un


lenguaje donde abundan las alusiones y la intertextualidad, así como, en
ocasiones, las técnicas deformantes del esperpento. También se sirve del
contrapunto (varios puntos de vista de un mismo hecho). Su afán innovador dio
lugar a la llamada novela intelectual donde la acción no es lo más importante,
sino los diálogos y el carácter alegórico de los personajes.

Pérez de Ayala cierra su obra narrativa en 1929. A partir de entonces se dedica a


asuntos públicos, y escribe preferentemente ensayos, género en el que destaca
como uno de los escritores más cultos de su tiempo. Pero el gran ensayista de la
generación será José Ortega y Gasset.

3.2. El ensayo. Ortega y Gasset

Es el género por excelencia en este periodo. Pérez de Ayala, Eugenio D’Ors,


Manuel Azaña, Américo Castro, Salvador de Madariaga o Gregorio Marañón son
ensayistas relevantes. Cabe destacar a:

- Eugenio D’Ors tras unos comienzos modernistas, rechazó el


sentimentalismo propio de esa estética y propuso renovar la sociedad
mediante un proyecto esencialmente educativo que denominó noucentisme
(“novecentismo” en castellano).

- Manuel Azaña (1880-1940), político y escritor, sobrio, sagaz, dado a la


polémica intelectual y a la crítica (Plumas y palabras).

- Sobresale la figura de Ortega y Gasset, “guía” indiscutible del grupo


(“generación de Ortega”, se llegó a llamar). Es el máximo representante de la
filosofía española del siglo XX y un analista agudo de la vida, las artes y la
cultura.

 Literariamente destaca por su estilo claro y elegante, en el que las


metáforas y los símiles hacen más plástica la idea.

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Se trata de la historia de dos jóvenes educados tan estrictamente que no saben qué es el sexo
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 Desde el punto de vista filosófico, se opuso al irracionalismo; sus teorías se
sitúan entre el racionalismo y el vitalismo. Ensayos ilustres son:
“Meditaciones del Quijote”, donde habla de los géneros literarios, “La rebelión
de las masas”, análisis sociológico de su época, “La España invertebrada”,
donde encontramos su teoría sobre el problema de los nacionalismos.
 “La deshumanización del arte” es su obra sobre estética más importante. En
ella describe el arte joven como difícil, despojado de emociones frente al
anterior arte naturalista, características que vio con lucidez en las
vanguardias. El arte moderno divide al público entre la minoría que lo
entiende y una mayoría incapacitada que prefiere el arte referencial del XIX.

Estos planteamientos lo vinculan con el poeta de la generación, Juan Ramón


Jiménez, que dedicó una antología de su obra “a la inmensa minoría”.

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